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El retorno de la derecha latinoamericana…

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Por Immanuel Wallerstein

america-latina001 Algo extraño está ocurriendo en América latina. Las fuerzas de derecha en la región están emplazadas de tal modo que pueden desempeñarse mejor durante la presidencia de Barack Obama que durante los ocho años de George W. Bush. Este encabezaba un régimen de extrema derecha que no tenía ninguna simpatía por las fuerzas populares en América latina. Por el contrario, Obama encabeza un régimen centrista que intenta replicar la “política del buen vecino” que proclamara Franklin Roosevelt como forma de anunciar el fin de la intervención militar directa de Estados Unidos en América latina.

Durante la presidencia de Bush, el único intento serio de golpe de Estado con respaldo de Estados Unidos ocurrió en 2002 contra Hugo Chávez en Venezuela y tal asonada falló. Fue seguida de una serie de elecciones por toda América latina y el Caribe, donde los candidatos de centroizquierda ganaron en casi todos los casos. La culminación fue una reunión en 2008 en Brasil –a la que Estados Unidos no fue invitado y donde el presidente de Cuba, Raúl Castro, recibió trato de héroe virtual—.

Desde que Obama asumió la presidencia, se ha logrado perpetrar un golpe de Estado: en Honduras. Pese a la condena que expresó el mandatario, la política estadounidense ha sido ambigua y los líderes del golpe ganaron su apuesta de mantenerse en el poder hasta las próximas elecciones para presidente. Hace apenas muy poco, en Paraguay, el presidente católico de izquierda Fernando Lugo pudo evitar un golpe militar. Pero su vicepresidente, Federico Franco, de derecha, está maniobrando para obtener de un Parlamento nacional hostil a Lugo un golpe de Estado que asume la forma de un enjuiciamiento. Y los dientes militares se afilan en una serie de otros países.

Para entender esta aparente anomalía debemos mirar la política interna de Estados Unidos, y cómo afecta a su política exterior. El Partido Demócrata es la misma coalición amplia que siempre ha sido, pero el Partido Republicano se ha desplazado más a la derecha. Esto significa que los republicanos tienen una base menor. Lo lógico sería que esto significara bastantes problemas electorales. Pero, como lo estamos viendo, esto no funciona exactamente de ese modo.

Las fuerzas de la extrema derecha que dominan el Partido Republicano están muy motivadas y son bastante agresivas. Buscan purgar a todos y cada uno de los políticos republicanos a quienes consideren demasiado “moderados” e intentan forzar a los republicanos en el Congreso a una actitud negativa uniforme hacia todas y cada una de las cosas que proponga el Partido Demócrata y en particular el presidente Obama. Los arreglos políticos de compromiso ya no son vistos como políticamente deseables. Por el contrario. A los republicanos se los presiona para marchar al ritmo de un solo tamborilero.

Entretanto, el Partido Demócrata opera como siempre ha operado. Su amplia coalición va de la izquierda a una cierta derecha del centro. Los demócratas en el Congreso invierten casi toda su energía política en negociar unos con otros. Esto implica que es muy difícil aprobar legislaciones significativas, como lo vemos actualmente con el intento de reformar las estructuras de salud estadounidenses.

Entonces, ¿qué significa esto para América latina (y de hecho para otras partes del mundo)? Obama tiene una base diversa y una agenda ambigua. Su postura pública se bambolea entre una firme posición centrista y unos moderados gestos de centroizquierda. Esto vuelve su posición política esencialmente débil. Obama desilusiona a los votantes de izquierda y la realidad de una depresión mundial hace que algunos de sus votantes centristas se aparten de él por miedo a una deuda nacional creciente.

Para Obama, al igual que para Bush, América latina no está en la cúspide de las prioridades. Está muy preocupado por las elecciones de 2010 y 2012. Y esto no es algo insensato. Lo que la derecha latinoamericana hace es sacarles ventaja a las dificultades políticas internas de Obama para forzarle la mano. Se percatan de que no cuenta con la energía política disponible para atajarlos. Además, la situación económica mundial tiende a redundar en contra de los regímenes en el cargo. Y en la América latina de hoy son los partidos de centroizquierda los que están en el cargo. Si Obama lograra triunfos políticos importantes en los próximos dos años, esto mellaría, de hecho, el retorno de la derecha latinoamericana. ¿Pero logrará tales triunfos?

Traducción: Ramón Vera Herrera.

Página/12

EE.UU en Honduras: la forma de blanquear el regreso del golpismo…

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honduras_militares226 Por Eduardo Febbro

Desde París

Nadie puede dudar de que Estados Unidos sea un irreductible promotor de la democracia en el mundo. En los últimos ocho años la impuso con bombas y una ocupación en Irak, la forzó con más bombas y otra invasión en Afganistán y acaba de recomponerla con camisa de fuerza y a su medida en Honduras mediante el inédito y payasesco blanqueo de un golpe de Estado que dejó al país con tres presidentes simultáneos: el depuesto Manuel Zelaya, el de facto Roberto Micheletti y el electo Porfirio Lobo. El imperio ha cambiado de dirigentes, pero sigue guardando en su corazón la iconografía de los santos redentores de la democracia y el bien, cuyos principios devastaron las democracias latinoamericanas a lo largo del siglo XX: no importa quién venga después, ni cuántas personas mueran, ni cuánto se degrade la institucionalidad o la dignidad, el derecho y la constitución.

Barack Obama le ha ofrecido a América latina el peor perfil de las administraciones norteamericanas: el apoyo al golpismo, el respaldo a la violación de todos los derechos. “No vine a discutir del pasado, vine a pensar en el futuro”, dijo Obama en la Cumbre de las Américas de abril en Trinidad y Tobago. Hoy podemos constatar que esa alianza es un pacto con el futuro apoyado en la reiteración obsesiva del pasado. Washington no ha cambiado. Durante los juicios a los represores latinoamericanos, en las entrevistas concedidas por los ex generales, a la pregunta “¿por qué tanto horror?” la respuesta fue invariable: “Porque eran comunistas, porque eran terroristas”. En los argumentos de los halcones de Bush la misma frase se repitió a lo largo de años. ¿Cómo una democracia como la norteamericana podía secuestrar, trasladar en secreto, encarcelar y torturar a miles de individuos en el mundo? “Porque eran terroristas islámicos.” La guerra contra el terror siguió los mismos pasos que la guerra contra el socialismo, el comunismo y los movimientos insurgentes en América latina.

El reconocimiento del proceso electoral hondureño responde a la misma abyección. La amenaza de un brazo de contornos chavistas en América Central justificó la invención de un golpe de Estado de nuevo tipo y su posterior legitimización: el golpe horizontal. Violencia presente pero gradual, asfixia paulatina de los actores políticos, desgaste de las discusiones, tenaza en cámara lenta sobre los pulmones de la sociedad. La debilidad del sistema multilateral latinoamericano contrasta con las valientes posiciones tomadas en los años ‘80 por los países que, en plena confrontación entre Estados Unidos y la Unión Soviética, osaron levantarse para frenar un conflicto armado generalizado en América Central. En enero de 1983, cuando los países de América Central estaban estrangulados por sus conflictos armados internos y se encaminaban al abismo de la guerra externa, los cancilleres de Colombia, México, Panamá y Venezuela se reunieron en la isla de Contadora con la meta de proponer una iniciativa de paz al conflicto centroamericano.

Así nació el grupo de Contadora. Dos años más tarde, con la legitimidad de las urnas, Argentina, Uruguay, Brasil y Perú se unieron a Contadora para conformar el Grupo de Apoyo. Esos ocho países no sólo consiguieron evitar una guerra sino que pusieron en marcha uno de los procesos de pacificación regional más ambiciosos y complejos que hay en la historia, mientras Washington y Moscú dirimían sus diferendos y sus conquistas con la sangre derramada por inocentes de la periferia, entre ellas América Central. El actual presidente de Costa Rica, Oscar Arias, es un heredero del grupo de Contadora. Los acuerdos de Esquipulas I y Esquipulas II –por los cuales Arias recibió el Nobel de la Paz en 1987– no habrían nunca existido sin la fuerza concentrada de Contadora. Veinticinco años después no se puede sino constatar la ausencia de un multilateralismo eficaz y, más triste aún, la paradoja hiriente de ver a quienes fueron actores destacados de Contadora, a imagen y semejanza de Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica y El Salvador, convertidos en obedientes reconocedores de las elecciones hondureñas.

Alan García era presidente de Perú cuando, con acentos de una combatividad juvenil, su país se sumó al grupo de Contadora. Oscar Arias fue el portador del montaje que salió del corazón de Contadora para pacificar América Central. El actual presidente de El Salvador, Mauricio Funes, pertenece al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, el FMLN, el partido que, en los años de Contadora, era una guerrilla proscrita. Washington, estos tres actores y Colombia fueron ahora los primeros en darles un sello de legitimidad a las urnas hondureñas. ¡Qué oprobio para los demócratas y los descendientes de las decenas y decenas de miles de víctimas que dejaron los conflictos armados en Centroamérica! Un pozo negro nos acecha, y no sólo porque Washington no ha cambiado.

Los adversarios de Washington también son prisioneros de lógicas del pasado. Cuando Hugo Chávez trata de “gladiador del antiimperialismo” al presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, o cuando elogia en público a un dictador con las manos y la sombra llenas de sangre como el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, incurre en la misma tentación. Ahmadinejad fue reelecto con un fraude tan masivo como la improbable tasa de participación de las elecciones hondureñas. Robert Mugabe, el héroe de la independencia de Zimbabwe, transformó su mandato liberador en una vertiginosa autocracia que dejó decenas de miles de muertos. Las mismas conductas prevalecen en uno y otro lado de la frontera. No todos los enemigos del imperio son amigos nuestros, ni todos los adversarios de mis enemigos son aliados en el juego tramposo de una democracia renovada al compás de botas y fusiles.

Página/12

Written by Eduardo Aquevedo

1 diciembre, 2009 at 22:42

Obama y Lula colisionan por la crisis de Honduras: EE.UU del lado de la dictadura…

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La crisis hondureña

EE UU y Brasil discrepan sobre la validez de las elecciones en Tegucigalpa

JUAN ARIAS – Río de Janeiro – 26/11/2009

image El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha sido claro y explícito en una larga carta enviada a su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva: Washington ha decidido cerrar la crisis hondureña aceptando el resultado de las elecciones del próximo domingo, aunque el depuesto Manuel Zelaya no haya vuelto a la presidencia. Lula ha sido igualmente explícito y claro: Brasil no aceptará el resultado de las elecciones e insiste en que Zelaya tiene que ser restituido, por considerar que su expulsión, el pasado junio, fue un golpe de Estado.

Según el asesor de Asuntos Internacionales de Lula, Marco Aurelio García, que fue quien informó de la carta de Obama, Estados Unidos presiona a los países latinoamericanos para que reconozcan las elecciones como un acto institucional que serviría para "empezar desde cero" en el país centroamericano. García dijo que la decisión de EE UU es un regalo a los golpistas de Honduras y aseguró que, para Brasil, la presencia de Zelaya en su Embajada de Tegucigalpa no supone ningún engorro diplomático.

Honduras no es el único punto de fricción: Irán también suscita diferencias entre Washington y Brasilia. La Casa Blanca envió la carta el pasado domingo, víspera de la visita del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, a Brasil. Obama le recordaba a Lula su posición respecto al programa nuclear iraní y le pedía que expresara su apoyo a los esfuerzos occidentales para lograr un compromiso con Teherán. Lula respaldó el lunes el derecho de Irán a desarrollar "la energía nuclear con fines pacíficos" y pidió a Ahmadineyad que dialogara con la comunidad internacional.

Es la primera vez que Obama y Lula se enfrentan públicamente. Los dos líderes mundiales con mayor peso popular (de Lula dijo el mismo Obama que era el político por antonomasia) se encuentran en posiciones difíciles de conciliar. La sangre no llegará al río, pero, según los analistas, ésta puede ser la primera vez que Lula se vea contra las cuerdas en un conflicto internacional, él, que ha sido considerado un gran conciliador.

Brasil se encontró con la papeleta de la entrada de Zelaya en su Embajada de Tegucigalpa sin haberla buscado. Quizás nunca se sabrá si Lula quiso jugar esa baza para conseguir ser el mediador en el conflicto, desbancando al costarricense Óscar Arias, o si cerró los ojos para no contrariar a su amigo el presidente Hugo Chávez, que según los expertos fue quien organizó el enredo. Lo cierto es que Brasil acabó asumiendo los riesgos y se ha mantenido firme en su apoyo a Zelaya.

Es verdad, como ha confiado a este diario un buen conocedor de Lula, que las cosas se han ido complicando y el presidente brasileño, que tiene un gran olfato político, preferiría no verse de protagonista en la trama, sobre todo cuando la intransigencia y el histrionismo de Zelaya, abusando de su acogida en la Embajada brasileña, han dificultado la situación.

Brasil, sin embargo, difícilmente podrá dar marcha atrás. Tanto el ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim, como el poderoso asesor García son hombres de la izquierda del Partido de los Trabajadores y mantienen una postura inflexible. "Un golpe es un golpe y todo lo demás es jugar con la legalidad democrática", habría dicho García, y a ese principio se ha acogido siempre Lula.

Los expertos en derecho internacional, sin embargo, discuten si en realidad se ha tratado de un verdadero golpe, dado que la Constitución de Honduras permite la destitución del presidente que intente violarla, algo que habría hecho Zelaya. Lo discutible, en todo caso, fue la forma en la que Zelaya fue retirado del cargo (por la fuerza y sin proceso legal).

Ahora que Obama ha tomado una decisión definitiva y se la ha comunicado a Lula, el presidente brasileño va a necesitar de toda su intuición para salir del atolladero sin enfrentarse con Washington. La solución sólo se la podría brindar Zelaya, aceptando salir de escena en un gesto de generosidad, para contribuir a devolver la paz al país. La duda es si Lula será capaz de convencerle. Zelaya ha declarado que la posición de EE UU divide a América y sienta un peligroso precedente.

En Honduras, mientras, continúan los preparativos para la elección presidencial del día 29. El mandatario interino, Roberto Micheletti, se retiró ayer del cargo hasta el 2 de diciembre, día en que el Congreso se pronunciará sobre la restitución de Zelaya. Hasta entonces, informa France Presse, el país estará dirigido por el Consejo de Ministros.

EL PAIS.COM

Lula responde a Obama que no aceptará el resultado de las urnas en Honduras

El presidente brasileño insiste en que no puede avalar un golpe de Estado

JUAN ARIAS – Río de Janeiro – 28/11/2009

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha respondido a la carta que le había enviado el presidente estadounidense, Barack Obama, en la que éste le anunciaba que Estados Unidos está dispuesto a aceptar el resultado de las elecciones hondureñas del próximo domingo. Según el ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim, Lula ha respondido que Brasil no va a aceptar el resultado de las urnas, porque no puede avalar un golpe de Estado.

Según Amorim, el tono de la carta de Lula a Obama, en la que tocó otros temas de conflicto entre Brasilia y Washington, fue "amistoso". La carta fue precedida por una conversación de más de una hora entre el ministro Amorim y la secretaria de Estados de EE UU, Hillary Clinton. Según informaciones del diario O Globo, la conversación del ministro con Clinton tuvo como finalidad que se agudizasen las divergencias entre ambos paises".

Según Amorim, en la conversación con Clinton "se discutió educadamente". Afirmó que ambos sostuvieron posturas divergentes y que "ahora hay que esperar a ver cómo se desarrollan las cosas".

Brasil se mantiene, a pesar de la carta de Obama a Lula, firme y compacto en su decisión de no aceptar al presidente que salga elegido de las urnas el domingo en Honduras. Para el asesor de la Presidencia de la República para asuntos internacionales Marco Aurelio García, ello favorecería que hubiera otros intentos de golpes de Estado en América Latina si los golpistas saben que, al final, acabarán siendo asimilados por la comunidad internacional.

"Divergencias" con EE UU

Para García y Amorim no existe un conflicto entre Brasil y Estados Unidos. Existen sólo "divergencias y diferentes puntos de vista". El ministro de Exteriores ironizó ayer al afirmar que "Brasil tiene obsesión. Si no concuerda en algo con los Estados Unidos es como si un rayo fuese a caer sobre nuestra cabeza. No es así".

Para García, a quien Lula escucha siempre con mucha atención, "si la comunidad internacional y Honduras quieren legitimizar estas elecciones, van a ser responsables, como mínimo, de lo que pase en aquel país. Vamos a tener un periodo de larga inestabilidad en un país que estaba tranquilo", dijo ayer. Según García, no hay posibilidades, por el momento, de que Brasil armonice sus posiciones con Washington. "El tiempo está contra nosotros", confesó, con tono de cierta resignación.

Colombia, Costa Rica y Perú comparten con EE UU la decisión de aceptar los resultados electorales en Honduras. Venezuela, Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador y Nicaragua están, de momento, con Brasil.

Preguntado ayer Lula sobre si Brasil estaría dispuesto a reconocer bajo alguna circunstancia el resultado electoral, respondió que, "del modo en que se están desarrollando las cosas, Brasil no reconocerá el resultado de las elecciones y seguirá sin mantener relaciones con Honduras".

Lula afirmó también que no se trata de que Brasil sea "más radical, más guapo o más feo que los otros países", sino que, al haber vivido 21 años de dictadura militar, "sabe muy bien lo que es un régimen autoritario" y que por eso sigue defendiendo al depuesto Manuel Zelaya, elegido en las urnas, como presidente legítimo de Honduras.

Por su parte, el presidente de Costa Rica y ex mediador del conflicto hondureño, Óscar Arias, llamó a la comunidad internacional a la "cordura" y la instó a reconocer los resultados de las elecciones "si todo transcurre bien", informa Efe. En una entrevista con la cadena de televisión CNN desde Israel, donde se encuentra en visita oficial, Arias manifestó que desconocer al ganador de los comicios sería aun más dañino para Honduras. "¿Por qué los vamos a castigar con un segundo huracán Mitch, que es [lo que significaría] no reconocer al nuevo Gobierno, aislarlo, quitarle la cooperación?", cuestionó el mandatario costarricense y Premio Nobel de la Paz 1987.

EL PAIS.COM

"Brasil no reconocerá las elecciones"

Paulo Cabral, BBC, Manaos

Celso Amorim / Foto de archivo

Amorim aseguró que un golpe de Estado no puede ser legitimado.

El canciller de Brasil, Celso Amorim, aseguró este jueves que su país no va a reconocer los comicios presidenciales que se celebrarán en Honduras el próximo domingo.

"Un golpe de Estado no puede ser legitimado", dijo Amorim, refiriéndose a la realización de los comicios sin que el depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, haya sido repuesto en su cargo.

El ministro de Relaciones Exteriores brasileño aseguró que aunque la posición de su país sea contraria a la de Estados Unidos, no existe confrontación entre los dos países.

Washington defiende que el reconocimiento de los comicios del 29 de noviembre puede ayudar a poner fin a la crisis política que estalló en la nación centroamericana con el golpe de Estado del pasado 28 de junio.

"Es cierto que en principio los estadounidenses condenaron el golpe, pero quizás por haber sufrido tantos (en América Latina), sea diferente", señaló Amorim.

"Blanqueamiento" de un golpe

Marco Aurélio Garcia

Según el asesor presidencial en las actuales condiciones Brasil no va a reconocer los comicios en Honduras.

Por su parte, el asesor especial para asuntos internacionales de la presidencia brasileña, Marco Aurélio García, aseguró que la solución defendida por EE.UU. para poner fin a la crisis hondureña –el reconocimiento de los comicios- supone el "blanqueamiento" de un golpe de Estado preventivo.

"No deberían reconocerlas como legítimas (las elecciones del domingo) porque eso sería una tentativa de blanqueamiento de un golpe de Estado. Para nosotros eso es extremadamente grave, sobre todo si viene acompañado de la idea de un golpe preventivo", aseguró Garcia.

Según el asesor presidencial en "estas condiciones" Brasil no va a reconocer los comicios del domingo.

"Brasil no va a legitimar el blanqueamiento de un golpe", dijo.

"Periodo de inestabilidad"

Si la comunidad internacional y Honduras quieren legitimar estas elecciones van a ser responsabilizados, como mínimo, de lo que acontezca en el país. Podemos tener un largo periodo de inestabilidad en un Estado que era tranquilo

Marco Aurélio García, asesor de la presidencia brasileña

"Si la comunidad internacional y Honduras quieren legitimar estas elecciones van a ser responsabilizados, como mínimo, de lo que acontezca en el país. Podemos tener un largo periodo de inestabilidad en un Estado que era tranquilo", aseguró.

Pese a las divergencias con EE.UU., García también negó que haya una "crisis" o "confrontación" entre los gobiernos de Washington y Brasilia.

"Lo que hay son divergencias en algunos puntos, como en la cuestión de Honduras", señaló.

clic Lea: Honduras entre realidades polarizada

García no cree que haya muchas posibilidades de que Brasil y EE.UU. acerquen sus posiciones en relación a lo que acontece en la nación centroamericana.

"El tiempo ahora está contra nosotros", aseguró el asesor presidencial.

Amorim y García realizaron estas declaraciones desde la ciudad brasileña de Manaos, donde se encuentra para asistir a una cumbre de los países amazónicos, en la que debían discutir una posición común de cara a la cumbre de Naciones Unidas sobre cambio climático, que comenzará a principios de diciembre en Copenhague, Dinamarca.

BBC MUNDO

EU rompe el consenso de AL, abandona a Zelaya y apuesta por la legitimidad de comicios

Obama justifica el giro de postura; tras la elección, Honduras partirá de cero, afirma

David Brooks Corresponsal

Periódico La Jornada

Nueva York, 25 de noviembre. El gobierno de Barack Obama ha decidido abandonar al presidente constitucional Manuel Zelaya y apostar a la legitimidad de las elecciones en Honduras realizadas bajo el gobierno golpista, rompiendo así con el consenso de la mayoría de los países de América Latina, incluso con aliados como Brasil.

Inicialmente, Obama había declarado ilegal el golpe de Estado, y junto con la Organización de Estados Americanos había rechazado, entre titubeos y señales contradictorias, la legitimidad del gobierno de facto y exigió la restitución del gobierno constitucional. Al frustrarse las negociaciones mediadas por Óscar Arias, Estados Unidos amenazó, a la par del resto del hemisferio, con no reconocer los resultados de las elecciones del 29 de noviembre.

Pero esta posición cambió a partir del 30 de octubre, cuando después de intensas negociaciones con enviados del Departamento de Estado, se proclamó un acuerdo entre el gobierno de facto de Roberto Micheletti y el presidente constitucional Manuel Zelaya. A pesar de que el gobierno golpista no cumplió el acuerdo, pocos días después el gobierno de Obama declaró que reconocería los resultados de las elecciones si éstas son calificadas de imparciales, aun sin la reinstalación de Zelaya.

Ayer, Obama reiteró la nueva postura estadunidense en una carta enviada al presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en la cual justificó el apoyo estadunidense a la elección en Honduras, ya que con eso la situación después de los comicios partiría de cero, según filtró un funcionario brasileño. O sea, algo así como borrón y cuenta nueva.

La actual postura estadunidense fue expresada esta semana por el recién instalado secretario adjunto de Estado, Arturo Valenzuela, en una sesión a puerta cerrada del Consejo Permanente de la OEA. Aunque recordó que “Estados Unidos, junto con el resto de los estados miembros, emitió un veredicto unánime al considerar que el presidente debidamente elegido en Honduras… fue derrocado de su cargo en un golpe de Estado”, afirmó que la solución a la crisis, bajo lo estipulado por el acuerdo del 30 de octubre, es proceder con las elecciones.

Sin embargo, Valenzuela condicionó la realización del proceso al aclarar que si bien una elección realizada de manera compatible con las normas internacionales es una condición necesaria para que Honduras vuelva a ser miembro de la OEA, no es una condición suficiente… Para que eso ocurra, las partes en Honduras deben aplicar plenamente los acuerdos de Tegucigalpa y San José. Esto significa que se ha de constituir un gobierno de unidad nacional que represente a todos los sectores de la sociedad y del Congreso. A su vez, el Legislativo debe votar con toda prontitud la restitución del presidente Zelaya.

Valenzuela justificó el proceso electoral como mecanismo legítimo que se atiene al calendario electoral normal que estipula la Constitución hondureña, y había estado en camino varios meses antes del golpe. Subrayó que “ésta no es una elección inventada por un gobierno de facto en busca de una estrategia de salida, ni una manera de esconder un golpe de Estado”, sino un proceso que permite que el pueblo hondureño ejerza su voluntad soberana.

A la vez, reconoció que nos preocupan los informes de violaciones de derechos humanos y esfuerzos deliberados de incitar a la violencia y el enfrentamiento en ambos lados políticos de Honduras y que podrían afectar el proceso electoral. Por lo tanto, afirmó que recurriremos a los observadores internacionales de la sociedad civil y a nuestros propios observadores para determinar si las elecciones han cumplido con las normas internacionales.

El Departamento de Estado está financiando misiones de observación electoral del Instituto Republicano Internacional (IRI) y por su contraparte el Instituto Democrático Nacional, ambas vinculadas al Fondo Nacional para la Democracia. Algunos críticos acusan que el IRI en particular fue inmiscuido en el golpe de Estado contra Hugo Chávez en Venezuela.

Por otra parte, este miércoles unas 175 mujeres defensoras de derechos humanos y feministas, incluidas tres premios Nobel de la Paz, enviaron una carta abierta a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, instándole a condenar las violaciones de derechos humanos en Honduras. Con base en lo documentado por organizaciones de derechos humanos, escriben que “el régimen de facto ha participado en una campaña sistemática de intimidación, abuso físico y sexual, además de tortura. Cada vez más, las mujeres han sido el blanco de esta campaña. Le instamos a condenar la violencia desatada contra la gente de Honduras, y en particular contra las mujeres hondureñas”.

Agregan que “fue la ruptura del orden democrático en el país lo que dio lugar a la crisis actual en derechos humanos de las mujeres en Honduras. Por lo tanto, solamente el retorno del gobierno constitucional puede parar el rápido deterioro de los derechos de la mujer. Unas elecciones precipitadas e improvisadas –sin la participación completa de la sociedad hondureña, el reconocimiento internacional o el restablecimiento del presidente constitucional– no pueden ser consideradas libres ni justas, y no garantizan una vuelta al Estado de derecho”.

LA POSICION OFICIAL DEL GOBIERNO DE OBAMA:

Secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental

Arturo Valenzuela dice que la OEA se juega su credibilidad en Honduras

"Lo que nos jugamos en Honduras es nada menos que la credibilidad de la OEA y de sus miembros en cuanto a mantenerse fieles al llamamiento a la defensa colectiva de la democracia consagrado en la Carta", dijo en su discurso ante la OEA.

SANTIAGO, 25 de noviembre.-A cuatro días de las elecciones presidenciales que se realizarán en Honduras, en la página web de la Embajada de Estados Unidos en Chile se publica hoy una traducción del discurso de Arturo Valenzuela, secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, tal como fue pronunciado ante una reunión del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos, el 23 de noviembre de 2009:

Es un verdadero honor para mí presentarme hoy ante el Consejo Permanente como secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de los Estados Unidos para hablar en nombre de mi gobierno sobre la situación en Honduras. Si sus excelencias me lo permiten, me gustaría mencionar dos amplios puntos antes de dar comienzo a mi discurso. Les agradezco al presidente Barack Obama y a la secretaria de Estado Hillary Clinton la confianza que han depositado en mí. Mi vocación de por vida ha sido el mundo académico. Cuando comencé casi por accidente en el Departamento de Estado en la primera administración de Clinton, lo hice porque la Guerra Fría había terminado; nos encontrábamos ante un mundo nuevo y más prometedor en el que esperábamos que las grandes divisiones del pasado se pusieran de lado en favor de un proyecto de mayor colaboración, que cruzara las fronteras nacionales para crear un mundo más justo y mejor.

Regreso a prestar servicio en esta administración porque tengo fe en que ese continúe siendo nuestro objetivo cardinal, a pesar de los problemáticos desafíos del siglo XXI. Como el presidente Obama dejó claro en Trinidad y Tobago, Estados Unidos intenta forjar una nueva y genuina alianza con todos los países de las Américas basada en nuestras historias y valores en común. Una alianza basada en el respeto y la confianza mutuos y en la consulta verdadera cuyo propósito es buscar maneras de crear un futuro mejor y mejorar las condiciones para los pueblos de las Américas.

En las últimas dos décadas desde que finalizó el amargo capítulo de regímenes autoritarios y conflictos civiles abiertos en varios países, se ha hecho mucho progreso en las Américas. Sin embargo, todavía hay grandes desafíos. Nuestro diálogo y compromiso para trabajar juntos deben estar fundamentados en el hecho de que nos enfrentamos a desafíos comunes: superar la pobreza y la desigualdad, fortalecer las instituciones de gobierno, proporcionar protección y seguridad a nuestros pueblos, aumentar la competitividad de nuestras sociedades en un mundo en constante evolución, y fortalecer nuestras instituciones multilaterales, incluyendo los mecanismos de defensa colectiva de la democracia que se contemplan en la Carta democrática de esta organización.

Quisiera subrayar que entiendo muy bien que este diálogo y esta tupida agenda que tenemos por delante no pueden estar exentos de un reconocimiento de las a veces difíciles relaciones históricas entre los Estados Unidos y muchos países del continente americano. Entendemos que en otras épocas a menudo la política exterior del país se guiaba en función de grandes intereses económicos. O que durante la guerra fría el imperativo de seguridad nacional conllevó a que la política exterior estadounidense privilegiara el orden y la seguridad por encima de la consolidación de democracias más justas y representativas. No se puede tener un diálogo genuino si no asumimos nuestras historias.

Es un honor para mí, Señor Presidente, estar aquí en este salón histórico. Al celebrar el centenario de la fundación de la Unión Panamericana debemos enorgullecernos de este logro. Las repúblicas de las Américas crearon la primera organización regional del mundo, sentando así un precedente para las futuras asociaciones internacionales y contribuyendo a la evolución del derecho internacional. Esta iniciativa fue el fruto de una empresa colectiva. Cuando se crearon las Naciones Unidas, los países miembros de América Latina insistieron en que la OEA fuera reconocida como una organización regional propiamente constituida bajo la Carta de las Naciones Unidas.

La historia de la OEA ha tenido sus momentos tristes, pero también sus momentos de grandeza. Algunas de sus instituciones, como la Comisión de Derechos Humanos, han demostrado ser instrumentos eficaces para fomentar y proteger valores esenciales. En fechas más recientes, la adopción de la Carta Democrática Interamericana como manifestación del compromiso de los países del hemisferio para afirmar y defender la democracia ha sido uno de los logros más significativos de la OEA. El origen de la Carta Democrática Interamericana radica en la resolución 1080 adoptada en Santiago, Chile, en 1991 y el documento surgió del consenso firme respecto a que las frecuentes interrupciones de los procedimientos democráticos constitucionales de los países tenían que convertirse en cosa del pasado.

Lo que nos jugamos en Honduras es nada menos que la credibilidad de la OEA y de sus miembros en cuanto a mantenerse fieles al llamamiento a la defensa colectiva de la democracia consagrado en la Carta. Estados Unidos, junto con el resto de los estados miembros, emitió un veredicto unánime al considerar que el presidente debidamente elegido en Honduras, que se encontraba al final de su mandato, fue derrocado de su cargo en un golpe de estado. No hay otra palabra que describa el abrupto y forzado exilio de un jefe de Estado. Lo que es más, si se alega que cualquier ciudadano, incluyendo a un jefe de Estado, ha transgredido la ley, el exilio forzado sin el proceso de derecho debido es una violación de uno de los principios fundamentales de la gobernabilidad democrática cuyos orígenes llegaron hasta nosotros desde la Carta Magna de 1215. Cuando el gobierno de facto se negó a retornar al presidente Zelaya a su cargo, Estados Unidos formó parte de la determinación unánime de que Honduras debía ser suspendido como miembro de la Organización de los Estados Americanos, de conformidad con lo que estipula la Carta Democrática Interamericana.

Esta acción refleja la convicción de todos los estados miembros de que un golpe de Estado o una seria perturbación del orden democrático en un estado miembro podría sentar un precedente perjudicial que correría el riesgo de retornar un modelo político pretoriano que ha probado ser tan dañino para la consolidación de las instituciones democráticas de las Américas.

La Organización de los Estados Americanos y los gobiernos individuales han trabajado arduamente para asistir a Honduras a que encuentre una vía para la reconciliación nacional y el restablecimiento del orden democrático y constitucional, incluyendo la restitución del presidente Zelaya. Este ha sido un proceso continuo en el que ha habido diferentes iniciativas, notablemente las contribuciones extraordinarias del presidente de Costa Rica Oscar Arias, que al trabajar junto con los funcionarios de la Organización de los Estados Americanos propuso el Acuerdo de San José que inicialmente ambas partes aceptaron. Lamentamos que las autoridades de facto en Honduras no estuvieran dispuestas a firmar el acuerdo, lo que ofreció la apariencia de que estaban interesadas en ganar tiempo.

El acuerdo que se firmó finalmente el 30 de octubre en Tegucigalpa, y al que se dio el nuevo nombre de Acuerdos de Tegucigalpa y San José para reconocer el trabajo y los esfuerzos de Arias y la OEA, es un logro significativo del que podemos estar orgullosos. Establece un marco para la resolución de la crisis con cuatro elementos clave: la formación bajo los auspicios de la OEA de una Comisión Internacional de Verificación, la creación de un gobierno interino de unidad nacional, la creación de una Comisión de la Verdad y la votación del congreso hondureño en cuanto a si el presidente Zelaya debe o no reincorporarse al cargo antes de que finalice su mandato constitucional. Es indispensable destacar que ambas partes, tanto las autoridades de facto como el presidente Zelaya, se comprometieron a estas condiciones como la mejor manera de resolver la crisis. Aunque lamentamos el retraso en la formación del gobierno de unidad nacional, quiero felicitar a la OEA y a la Comisión de Verificación por su trabajo incansable en continuar intentando que los acuerdos se apliquen.

Nos complace que Roberto Micheletti haya abierto un espacio prometedor para el compromiso, al declarar que piensa retirarse como líder del gobierno de facto, tomando licencia para facilitar lo que él mismo caracterizó de “un período de reflexión nacional”. Acogemos con beneplácito ese paso e instamos a que facilite la formación expedita de una autoridad de gobierno de “unidad nacional” tal como lo estipula el acuerdo del 30 de octubre, una autoridad que pueda inspirar confianza en todos los sectores de la sociedad hondureña.

Permítame que comente acerca de las elecciones por realizarse en Honduras. Es importante considerar esta elección en su contexto apropiado. Éste es un proceso electoral que se atiene al calendario electoral normal que estipula la Constitución hondureña, y había estado en camino varios meses antes del golpe. Las primarias se efectuaron con altos niveles de participación de votantes, los candidatos renunciaron de otros puestos de acuerdo con la ley hondureña para postularse para la presidencia, y las autoridades electorales del país emprendieron preparativos extensos, entre ellos comisionar la observación internacional. A pesar de las difíciles circunstancias, candidatos de todo el amplio espectro ideológico y político de Honduras –Felícito Ávila, César Ham, Pepe Lobo, Bernard Martínez y Elvin Santos– han participado en una enérgica campaña para ser el próximo presidente de Honduras. Sus campañas han de concluir mañana.

A pesar de la crisis profunda que interrumpió las bases legales del orden democrático en Honduras, ese orden podrá ser mejor restaurado en Honduras cuando todos los principales actores políticos convengan en un principio fundamental. Ese principio es que ninguna autoridad del gobierno puede considerarse legítima si el pueblo soberano no le ha otorgado el derecho de gobernar. Sin embargo, el pueblo soberano sólo puede manifestar su voluntad si las elecciones son libres, justas, pacíficas y fidedignas.

Quiero subrayar que ésta no fue una elección inventada por un gobierno de facto en busca de una estrategia de salida, ni como medio de esconder un golpe de estado. Al contrario, es una elección acorde con la renovación constitucionalmente dispuesta de los mandatos congresional y presidencial que permite que el pueblo hondureño ejerza su voluntad soberana.

No obstante, sí nos preocupan los informes de violaciones de derechos humanos y esfuerzos deliberados de incitar a la violencia y el enfrentamiento en ambos lados políticos de Honduras y que podrían afectar el proceso electoral. Para que la voluntad popular se pueda expresar claramente, las elecciones deben realizarse en un entorno que permita a los candidatos –a todos– hacer campaña en un ambiente de paz y seguridad. Deben poder presentar sus puntos de vista libremente. Y el día de las elecciones, los votantes deben poder emitir su voto en un ambiente de orden y sin intimidación, con la certeza plena de que sus votos serán contados imparcialmente. Recurriremos a los observadores internacionales de la sociedad civil y a nuestros propios observadores para determinar si las elecciones han cumplido con las normas internacionales.

Permítanme ser muy claro, sin embargo, que si bien una elección realizada de manera compatible con las normas internacionales es una condición necesaria para que Honduras vuelva a ser miembro de la Organización de los Estados Americanos, no es una condición suficiente. Es una condición necesaria, pero no suficiente. Para que eso ocurra, las partes en Honduras deben aplicar plenamente los Acuerdos de Tegucigalpa y San José. Esto significa que se ha de constituir un gobierno de unidad nacional que represente a todos los sectores de la sociedad y del Congreso. A su vez, el Congreso hondureño debe votar con toda prontitud en cuanto a la cuestión de la restitución del presidente Zelaya.

El acuerdo contempla también otros elementos cruciales. La OEA debe reforzar la Comisión de Verificación para darle las herramientas necesarias para que informe cabalmente a este organismo en lo que respecta a hasta qué grado las partes en Honduras ha cumplido con sus compromisos. Al mismo tiempo, el acuerdo propone el establecimiento de una Comisión de la Verdad para investigar las circunstancias que derivaron en la disolución del orden institucional en Honduras y proporcionar ayuda en lo que los líderes del país deben hacer para fortalecer las instituciones, reglas y procedimientos democráticos y las prácticas constitucionales.

Este ha sido un momento difícil para el pueblo de Honduras. Confiamos en que los líderes del país se apresten a enfrentar los desafíos que este momento crítico en la historia ha colocado sobre sus hombros. Es hora de que dejen de lado las disputas amargas y se unan en la necesidad de recrear el orden democrático del país y establecer las bases del civismo, a la vez que emprenden la tarea de atender los graves desafíos sociales y económicos que el pueblo de Honduras enfrenta.

Espero con interés trabajar con todos ustedes y con los países de las Américas para ayudar a Honduras a resolver esta crisis de manera tal que el pueblo hondureño pueda recorrer un camino llano, pacífico y oportuno, a la vez que se deja bien sentado, sin vacilaciones, que la interrupción del orden democrático y constitucional en un país miembro es inaceptable a la luz de nuestros valores comunes como los expresa la Carta Democrática. Por último, espero trabajar con todos ustedes en este recinto y con los países que ustedes representan para avanzar nuestra agenda común en lo que espero que sea una nueva era de cooperación con respeto mutuo.

http://www.terra.cl

Written by Eduardo Aquevedo

26 noviembre, 2009 at 22:56

Carta del presidente Zelaya a Barack Obama

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José Manuel Zelaya Rosales

Tribuna Popular

PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA
Tegucigalpa, 14 de Noviembre de 2009
S. E.
BARACK OBAMA
PRESIDENTE EEUU
Washington D. C.
Estimado Presidente Obama:

Cuando nos reunimos por primera vez el 8 de julio con la Secretaria de Estado Clinton después del Golpe de Estado se dejo claro ante mi y ante el mundo la posición de la administración Obama de condenar el Golpe de Estado, desconocer sus autoridades y exigir el retorno del estado de derecho con la restitución, al cargo de Presidente electo por el pueblo .

La posición oficial de su gobierno y sus representantes que patrocinaron y firmaron las resoluciones de la ONU, OEA. En el que el tercer punto exige mi restitución inmediata y segura.

A partir del 28 de junio de 2009 mi secuestro por los militares y destierro a Costa Rica.

El Congreso de la República emitió un decreto ilegal donde ordena "Separar al ciudadano José Manuel Zelaya del cargo de Presidente Constitucional de la República" sin facultades constitucionales para hacerlo, y sin el debido procesos sin ser citado a ningún juicio.

Desde la primera reunión con la secretaria Hillary Clinton me propusieron la mediación del Presidente de Costa Rica Óscar Arias a pesar de que considero que es contraproducente dialogar con personas que tienen un arma en sus manos, acepté considerando el auspicio de EE.UU y de la comunidad internacional.

En un comunicado de fecha 04 de septiembre del presente año la Secretaria de Estado Hillary Clinton expresaba a lo siguiente: »La conclusión positiva del proceso iniciado por Arias sería la base adecuada para proceder con una elección legítima»

De todos es conocido que el Régimen de Facto sin la visita a Honduras del sub. Secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, Daniel Restrepo y Craig Kelly no hubieran firmado el Acuerdo. Todos sabemos por qué se rompió el acuerdo, Tegucigalpa – San José.

El propio Presidente Óscar Arias en aras de la verdad declaró que:

"Micheletti nunca tuvo voluntad de colaborar y que por el contrario se estaba burlando de la comunidad internacional y sólo buscaba dilatar el tiempo para nunca entregar el poder a quien corresponde" .

El Ex Presidente Ricardo Lagos, miembro prominente de la Comisión Internacional de Verificación en sus declaraciones confirmó esto, al manifestar: "El Señor Micheletti lo rompió", » Micheletti hizo cosas que no debía haber hecho como decir ‘yo formaré un gobierno de unidad sin Zelaya" lo que hizo fracasar este acuerdo negociado.

El propio día en que se instalaba en Tegucigalpa la Comisión de Verificación del acuerdo, sorprendieron las declaraciones de funcionarios del Departamento de Estado donde modifican su posición e interpretan el acuerdo unilateralmente con las declaraciones siguientes "… las elecciones serían reconocidas por Estados Unidos con o sin restitución …"; El régimen de facto celebró este cambio y utilizaron estas declaraciones para sus objetivos, e inmediatamente terminaron por incumplir y violar el Acuerdo

Por lo anteriormente expuesto nos manifestamos de la siguiente manera :

Que el Acuerdo Tegucigalpa-San José queda sin valor ni efecto por incumplimiento unilateral del gobierno de facto. Este fue concebido para implementarse en forma integral y simultánea; pues no se contemplaron como doce acuerdos separados, fue un solo acuerdo con doce puntos el cual tenía un solo propósito, restaurar el orden democrático y la paz social, y con esto se revirtiera el golpe de estado, lo que implica el seguro retorno del Presidente de República elegido legítimamente por voto popular. Y con esto, propiciar un clima de reconciliación nacional y un siguiente proceso electoral constitucional, limpio, con garantías de participación igualitaria y libre para todos los ciudadanos de Honduras

Que las próximas elecciones se debían desarrollar en un marco de legalidad y respaldo internacional especialmente de la OEA y NNUU, y que fuera de esas condiciones políticas y de derechos ciudadanos mínimos para garantizar un resultado apegado a la libertad y a la transparencia.

En esto, quiero anotar que la nueva posición de los funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos esquiva el objetivo inicial del diálogo de San José, relegando un acuerdo con el Gobierno legítimamente reconocido hacia un segundo plano, y tratando de trasladar este acuerdo hacia un nuevo proceso electoral sin importar las condiciones en que se desarrolle. Entre otras, con recursos públicos están siendo autorizados por funcionarios públicos no reconocidos legalmente e imputados a un documento de Presupuesto que no ha sido autorizado por Presidente legítimamente reconocido.

En estas condiciones, este proceso, y por lo tanto sus resultados serán sujetos de impugnación y no reconocimiento; lo cual pone en grave riesgo la estabilidad futura de las relaciones entre Honduras y el resto de naciones que reconozcan sus resultados.

Como lo ha señalado el Secretario General de la OEA José Miguel Insulza, no existe un ambiente político, para elecciones, como lo ha observado y apuntado la Congresista Norteamericana Jane Sharkorky en su visita a Honduras, se observa un ambiente comprobado de violación a los derechos humanos en Honduras.

El 6 de noviembre pasado, hemos comunicado nuestra negativa a continuar con el dialogo falso, y por lo tanto al expirarse el plazo el texto constituye letra muerta que pierde vigencia, porque un acuerdo se cumple en tiempo y forma, la violación de este por el régimen de facto es para nosotros la condición que determina que el acuerdo dejo de existir.

Indudablemente se perdió tiempo precioso en este intento fallido.

La elección presidencial esta actualmente prevista para la última semana de noviembre. En este caso, como Presidente Constitucional de Honduras, y como ciudadano que representa y fue elegido por voto democrático del pueblo de Honduras, me veo en la obligación de informar que bajo estas condiciones no podemos respaldarla y procederemos a impugnarlo legalmente en nombre de millares de hondureños y de cientos de candidatos que sienten que esta competencia es desigual y no se presentan las condiciones de participación en libertad.

En Honduras por la represión a que hoy está sometido el pueblo Hondureño, donde no se respeta ni la mas alta autoridad el Presidente de la república donde no se ha considerado que en tres años logré los mejores indicadores económicos y la más grande reducción de la pobreza de los 28 años de vida democrática, donde fui derrocado por la fuerza de las armas, nunca fui sometido a un juicio ni al proceso debido y tengo hoy 24 acusaciones y órdenes de captura por narcotráfico corrupción y terrorismo, entre otros, y donde la mayor parte de los Ministros de mi gabinete son objeto de persecución política y se encuentran huyendo del régimen en diferentes partes de América.

3500 personas detenidas en cien días, mas de 600 personas heridas y golpeadas en los hospitales, más de un centenar de asesinatos y una incontable cantidad de personas sometidas a torturas cometidas contra ciudadanos que se atreven a oponerse y manifestar sus ideas de libertad y justicia, en manifestaciones pacíficas, todo esto convierten las elecciones de noviembre en un ejercicio anti-democrático, por estado de ilegitimidad, por la incertidumbre y la intimidación militar, para grandes sectores de nuestro pueblo.

Realizar elecciones, en las que el Presidente electo por el pueblo de Honduras, a quien reconoce su Gobierno y la Comunidad Internacional, está prisionero, rodeado por militares en la sede diplomática de Brasil, y un Presidente de Facto, que impusieron los militares, rodeado por los poderosos en el palacio de gobierno, será una vergüenza histórica para Honduras y una infamia para los pueblos Democráticos de América.

Este proceso electoral es ilegal porque oculta el golpe de estado militar, y el estado de facto en que vive Honduras no brinda garantías de igualdad y libertad en la participación ciudadana, a todos los Hondureños, es una maniobra electoral antidemocrática repudiada por grandes sectores del pueblo para encubrir los autores materiales e intelectuales del Golpe de Estado.

Las Elecciones son un proceso no son sólo un día donde se va elegir, es un debate, es exposición de ideas es igualdad de oportunidades.

En mi condición de Presidente electo por el pueblo Hondureño, reafirmo mi decisión que a partir de esta fecha cualquiera que fuera el caso, YO NO ACEPTO, ningún acuerdo de retorno a la presidencia, para encubrir el golpe de estado, que sabemos que tiene un impacto directo por la represión militar sobre los derechos humanos de las habitantes de nuestro país.

Sr. Presidente.

En la Cumbre de Países del Continente Americano celebrada en Trinidad y Tobago a principios de este año, donde estuve presente Usted manifestó

"Que dejáramos de acusar a Estados Unidos por lo que hizo en el pasado en el continente y que viéramos hacia el futuro". El futuro que hoy nos muestran al alterar su posición en el caso de Honduras y favorecer así la intervención abusiva de las castas militares en la vida cívica de nuestro Estado, (causa histórica del atraso y estancamiento de nuestros países en el siglo XX) no es más que el ocaso de la libertad y un desprecio a la dignidad humana, es una nueva guerra contra los procesos de reformas sociales y democráticas tan necesarios en Honduras.

Presidente Obama.

Cada vez que se derroca un Gobierno legítimamente electo en América la violencia y el terrorismo nos gana una batalla y la Democracia sufre una derrota.

Todavía nos resistimos a creer que este golpe de estado militar en ejecución en Honduras, es ya el nuevo terrorismo de estado del siglo XXI. Y será el futuro para América Latina que nos habló en Trinidad y Tobag.

Estamos firmes decididos a luchar por nuestra democracia sin ocultar la verdad y cuando un pueblo se decide a luchar pacíficamente por sus ideas, no hay arma, no hay ejército ni maniobra capaz de detenerlo.

En espera de su pronta respuesta, le reitero mi más alta consideración,

JOSE MANUEL ZELAYA ROSALES

Presidente de Honduras


Fuente: http://www.pcv-venezuela.org/index.php?option=com_content&task=view&id=6007&Itemid=1

Written by Eduardo Aquevedo

17 noviembre, 2009 at 21:48

Honduras: las maniobras que arruinaron el crédito de Obama en América Latina… Entrevista a M. Zelaya

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EU fortaleció la dictadura en Honduras al cambiar de postura: Manuel Zelaya

HONDURAS-MILIT3 No acepto acuerdos para legitimar el golpe, sostiene el mandatario en entrevista con La Jornada

Arturo Cano, Enviado Periódico La Jornada

Tegucigalpa, 16 de noviembre. ¿Cuánto tiempo le da usted al próximo presidente de Honduras? ¿No le parece una burla que llamen a elecciones para que las fuerzas armadas lo quiten cuando quieran, como hicieron con el anterior? Habla así el presidente José Manuel Zelaya, en entrevista con La Jornada, en su día número 57 como huésped de la embajada de Brasil.

Desde ahí pide que le sean leídos los comentarios de Ian Kelly, vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, quien poco antes ha afirmado, en Washington: No hemos cambiado nuestra política.

Se ríe Zelaya y pregunta: ¿Fue todo lo que dijo de Honduras?

“Tenemos a altos responsables aún involucrados, intentando, no que ambas partes se pongan de acuerdo, sino que implementen lo que ya se acordó.

Aún se pueden hacer cosas, se completa la lectura del despacho con las declaraciones de Kelly, respuesta provisional a la carta que el sábado Zelaya envió al presidente Barack Obama para reprochar a Estados Unidos haberlo dejado a mitad del río.

–¿Dijo no hemos cambiado nuestra política?

–Eso dijo.

La risa de Zelaya es un asomo de humor luego de la lúgubre respuesta que sigue a ¿Cómo está, presidente? No tan bien como usted, que está en libertad.

Nos dejaron a la mitad del camino

Y le responde a Kelly: Qué contesta a la realidad entonces, porque habíamos hecho un acuerdo de que las elecciones se iban a dar en forma pacífica, en forma concertada, con un acuerdo político, que se implementara y que se ejecutara. No se ha implementado el acuerdo, que venció el 5 de noviembre, que se venció porque ellos cambiaron su posición; ellos empezaron a expresar que se podían hacer elecciones sin mi restitución.

–La multicitada declaración del subsecretario Thomas Shannon.

–El senador (James) De Mint (republicano) dijo que habían hecho un trato, republicanos y demócratas, para reconocer las elecciones, con o sin mi restitución. Después la administración Obama repitió lo mismo. Nos dejaron a la mitad del camino, en medio de la corriente, han debilitado, han dividido la opinión pública internacional. Además, desacataron las resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA)y la Organización de Naciones Unidas (ONU), y desconocieron el espíritu del acuerdo que se firmó.

El acuerdo, sigue Zelaya, tiene “12 puntos, pero es uno solo, integral y global: si uno de los puntos no se cumple el acuerdo no tiene validez, porque no hemos firmado 12 acuerdos.

Ellos (Estados Unidos) cambiaron la política y además tienen que responder ante el derecho internacional, porque yo soy el presidente de los hondureños que ellos reconocen y estoy expresando que apoyar una actividad (las elecciones del 29 de noviembre) de un gobierno ilegal, como ellos lo tratan; apoyar una actividad de un gobierno ilícito que dio un golpe de Estado, es violentar el acuerdo.

–Muchos medios interpretaron la parte sustancial de su carta al presidente Obama como una renuncia a toda posibilidad de restitución. ¿Es así?

–Las personas que saben leer no pueden expresarse así. Fui totalmente claro y enfático: yo no acepto acuerdos para legitimar golpes de Estado. El acuerdo que me están proponiendo es que (Roberto) Micheletti dirija el gobierno de unidad; eso es un golpe de Estado más. Y es lo que he dicho en la carta. Ahí nadie habla de renuncia, nadie habla de restitución, sino lo que dije fue que no acepto el acuerdo de retorno a la Presidencia para legitimar un golpe de Estado.

–Líderes de la resistencia se preguntan en voz alta: ¿por qué se firmó un acuerdo que permitió tantas escapatorias al gobierno de facto? ¿Había un compromiso no escrito de que usted sería restituido y por eso firmó?

–El que diga eso no entiende la conflictividad en que estábamos negociando. Si yo en ese documento pusiera todo lo que quiero decir del gobierno de facto, de los golpistas, o ellos todo lo que tienen que decir, el documento no se firma. Es un documento que habla de propósitos, de objetivos, y sólo para introducir un párrafo vino Thomas Shannon, sólo para introducir un párrafo que dice dentro del espíritu del plan Arias. Y el espíritu era el restablecimiento del orden democrático, es decir, mi restitución.

Zelaya se refiere a la letra del acuerdo firmado por sus representantes y los de Roberto Micheletti el 30 de octubre, específicamente al punto cinco, donde se establece dejar la decisión al Congreso nacional para que resuelva en el espíritu del acuerdo de San José, el cual, efectivamente, preveía su restitución. El texto plantea que el Congreso “resuelva en lo procedente respecto ‘a retrotraer la titularidad del Poder Ejecutivo a su estado previo al 28 de junio’” y también que su decisión deberá sentar las bases para alcanzar la paz social, la tranquilidad política y gobernabilidad democrática.

Sigue Zelaya: “(el acuerdo dice que) el Congreso debe resolver, no dice que debe complicar, atrasar o confundir. Entonces a quién le caben dudas. La maquinaria de los que apoyan a Micheletti a nivel internacional empezó a decir que el documento no decía que había que restituirme, y eso es falso: el documento dice que hay que solucionar con la restitución y el espíritu del plan Arias. Es un documento para la reconciliación. ¿Podrá haber reconciliación si sólo una de las partes ejerce su voluntad? El documento está bien hecho, totalmente, eso es claro. Como es claro que Estados Unidos cambió su postura a la mitad del camino y fortaleció la dictadura.

–¿Espera todavía un cambio de postura de Estados Unidos?

–Reclamo el incumplimiento de la palabra y el desacato a todas las resoluciones que ellos mismos habían firmado en la OEA y en la ONU, igual que la violación al derecho internacional al venir a reconocer una actividad de un gobierno que ellos mismos llaman ilegítimo.

Foto

El presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, captado hace unos días en la embajada brasileña en Tegucigalpa, donde se encuentra en calidad de huésped desde el 21 de septiembreFoto Ap

He expresado claramente que se han alejado del discurso del presidente Obama en Trinidad y Tobago, cuando dijo que en Estados Unidos iba a venir una nueva época. Pensé que era una época de paz y de democracia, no que era una época de golpes de Estado, ni de triquiñuelas. Se han alejado de los principios de la democracia estadunidense. Abraham Lincoln detuvo la guerra cuatro meses y firmó un acuerdo de paz para hacer elecciones. Y éstos quieren hacer elecciones tipo Afganistán, sin acuerdo político. No son herederos de Lincoln si aquí promueven unas elecciones con represión, con persecuciones, con censura mediática, con intimidación de los militares para los grupos de la resistencia, los grupos que me apoyan a mí. La intromisión de los militares en la vida política del país es un atentado en contra de la paz, y lo que está fomentando es el terrorismo de Estado. Ése es mi reclamo.

Desde el diálogo de San José, dice Zelaya, aceptó sentarse a negociar con los golpistas porque Estados Unidos estaba detrás. Pensé que iban a mantenerse firmes hasta el final, y a mitad del camino me dejaron en la corriente.

Micheletti va al cine y se asusta

–¿Tiene espacio para dar la batalla dentro del Partido Liberal (PL) o se plantea una tercera fuerza política para romper el bipartidismo?

–El liberalismo hondureño tiene 117 años y siempre nos hemos opuesto a la intervención de las fuerzas militares en la vida cívica. Nunca hemos tenido un acto tan vergonzoso como el que protagonizaron Micheletti y Elvin Santos (candidato a la presidencia del PL), de promover un golpe de Estado, derrocando un presidente legítimamente electo por el pueblo. Es una vergüenza internacional y lógicamente no habla bien de los dirigentes de ahora. La historia tendrá que juzgar los actos.

–¿Seguirá en el Partido Liberal?

–Yo soy liberal porque creo en su historia, creo en la doctrina. El partido me llevó a la Presidencia de la República y sigo respetando su idiosincrasia. Quien se ha alejado del liberalismo es el señor Micheletti, que de liberal no tiene absolutamente nada, más que los recuerdos tristes que le deja a este país.

Esta mañana, Roberto Micheletti celebra todavía su nombramiento como vicepresidente de la Internacional Liberal, dado a conocer el fin de semana por el holandés Hans Van Baalen, quien vino a tirarle golpes al presidente nicaragüense Daniel Ortega y a llamar al presidente de facto libertador de las Américas.

En un programa de televisión habla Christian Luth, director para Centroamérica de la fundación Naumann, órgano de los liberales alemanes que asesora al candidato Elvin Santos. Lo hace al lado de la viceministra de Relaciones Exteriores de Micheletti, Martha Lorena Alvarado, quien celebra cuando Luth dice que un día que Zelaya regrese al poder basta para que convierta a Honduras en una nueva Cuba.

Micheletti llama para agradecer las flores que le echan en el programa y aprovecha para contar su día domingo. Estuvo en Intibucá, que se supone que es reducto de la izquierda, pero donde le ofrendaron un recibimiento apoteósico. Luego fue a su tierra, Yoro, donde se reunió con sus socios de una empresa de transportes. Por la noche, con su esposa, “fuimos al mall, a ver (la película) 2012, que nos asusta mucho pero ojalá no pase nada”. Gran día para el libertador de las Américas.

Palo, plomo y plata

–¿Va a insistir en que los candidatos que han estado contra el golpe se retiren del proceso electoral? –se pregunta a Zelaya.

–He instado a impugnar este proceso por ilegal, y por el futuro de nuestros hijos. Cuando aceptan un yugo, simplemente por el uso de la fuerza o por intereses materiales, están alejándose de los principios democráticos.

–¿Llamará a César Ham, de Unificación Democrática, a retirar su candidatura presidencial?

–Estoy tratando de que la conciencia del pueblo no se preste a legitimar un golpe de Estado. Las elecciones son para elegir presidente. ¿Los elige el pueblo o las fuerzas armadas? ¿Para qué quieren elegir un presidente para que lo quiten las fuerzas armadas? ¿Cuánto tiempo le da usted al próximo presidente? ¿No le parece una burla? Llamar a elecciones para que lo quiten las fuerzas armadas, si al anterior lo quitaron cuando se les ocurrió. Claro, las fuerzas armadas fueron el instrumento, no planificaron ni financiaron el golpe. Revertir el golpe antes de las elecciones era para garantizar el respeto a la soberanía popular. ¿Qué sentido tiene llamar al pueblo para que decida si ellos son los que deciden? Es una burla. El que participe en una farsa como esta, significa que es un instrumento, para prestarse a que este país siga siendo manoseado por quien quiera. Y yo no participo en farsas ni en fraudes de esta naturaleza.

Insiste Zelaya en que quería su retorno al poder para llegar a elecciones en democracia, libertad, con igualdad de participación. Y remata: “Pero aquí se aplica la política de las ‘tres pes’, que es muy conocida en la historia de los golpes de Estado: palo y plomo para los enemigos y plata para los amigos”.

Este viernes, Zelaya cumple dos meses en la embajada de Brasil. Hoy lo deja el sacerdote Andrés Tamayo, de origen salvadoreño, a quien el gobierno de facto ha amenazado un día sí y otro también por sus declaraciones contra el fraude electoral. Tamayo sale bajo la protección del cónsul de El Salvador, para abandonar también el país donde ha encabezado luchas en defensa de los bosques durante veinte años. El domingo Zelaya ya no tendrá quien le diga misa.

Written by Eduardo Aquevedo

17 noviembre, 2009 at 16:14

Manuel Zelaya lidera el boicot, después del fracaso…

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FRUSTRADAS LAS NEGOCIACIONES PARA SU RESTITUCION, AVANZA LA CAMPAÑA ELECTORAL

En las últimas horas ya no se habla de negociaciones, plazos o acuerdos. La dictadura parece atornillada al poder y las elecciones son un hecho. Los candidatos progolpe se lanzaron a aprovechar las últimas dos semanas de campaña.

Por María Laura Carpineta

Faltan exactamente dos semanas para las elecciones hondureñas y la dictadura no sólo consiguió dividir a la comunidad internacional, sino también a los zelayistas y sus aliados. Perdido el apoyo del gobierno de Barack Obama, las fuerzas democráticas del pequeño país centroamericano tienen que decidir entre boicotear los comicios del 29 de noviembre y hacer una declaración política ante el mundo –que en su mayoría sigue apoyándolos– o participar en la elección e intentar mantener aunque sea algunos espacios de poder los próximos cuatro años. El Frente de Resistencia Popular y el presidente derrocado Manuel Zelaya llamaron a retirar las candidaturas y no votar, pero no todos están seguros. “La lucha no termina el 29 de noviembre. Si les entregamos todos los cargos va a ser mucho más difícil recuperar nuestra democracia”, se justificó el candidato del principal partido progresista, Carlos Ham.

En las últimas horas ya no se habla de negociaciones, plazos o acuerdos en las calles hondureñas; toda esa adrenalina quedó atrás. La dictadura parece atornillada al poder y las elecciones son un hecho. “El presidente Zelaya no va a aceptar ser restituido si es para legitimar un fraude electoral”, garantizó Rasel Tomé, uno de los asesores de confianza del presidente legítimo. En diálogo telefónico con Página/12, advirtió que ya es muy tarde para esperar una votación del Congreso, que según el acuerdo firmado por zelayistas y golpistas hace dos semanas, es el encargado de aprobar la restitución del presidente derrocado el 28 de junio pasado. “Las elecciones no serán una salida a la crisis, más bien van a ahondarla”, pronosticó.

Hasta ahora la campaña había quedado sepultada por la crisis política, las manifestaciones diarias, la represión descarnada de los golpistas y las constantes visitas de misiones de negociadores y diplomáticos extranjeros. Pero gracias al apoyo de la Casa Blanca, los candidatos pro-golpe se lanzaron, sin miedo, a aprovechar las últimas dos semanas de campaña. Tegucigalpa, la capital, está empapelada con propaganda de los dos principales partidos, el Liberal de Micheletti y el Nacional del favorito para quedarse con la Presidencia, Porfirio Lobo.

Según las encuestas, nada puede evitar que se repartan el poder. Lobo será el próximo presidente y los hombres de Micheletti aspiran a arrebatarle la mayoría en el Congreso y garantizar un buen número de alcaldes. La única carta que le queda por jugar a Zelaya es el boicot. “El 60 por ciento de los hondureños está en contra del golpe y no quiere legitimar un fraude electoral”, sentenció, convencido, Tomé. Pero para un país con un nivel histórico de abstencionismo de cerca del 50 por ciento, la idea de un boicot masivo no es sinónimo de triunfo asegurado.

Desde que se rompió el acuerdo, hace casi diez días, dos reconocidos líderes se retiraron de la contienda electoral. Primero el candidato presidencial independiente Carlos Reyes, y esta semana el actual alcalde de la segunda ciudad más importante del país, San Pedro Sula, el liberal pro-zelayista, Rodolfo Padilla. “La gente del presidente Zelaya está llamando a sus aliados para que se retiren”, confió a este diario una fuente zelayista. “Pero hay muchos que no estamos de acuerdo. ¿Qué vamos a conseguir? ¿Impresionar a Estados Unidos? No, simplemente regalarles el poco poder que nos queda”, agregó.

El candidato presidencial de Unión Democrática, la principal fuerza política progresista de Honduras, piensa igual. “Honestamente no hay capacidad de boicot de las elecciones. Si no se participa, hay miedo de que los que legitiman el golpe acaparen todos los espacios de poder y entonces, ¿qué hacemos en los próximos cuatro años?”, se quejó el líder que mantuvo una férrea alianza con Zelaya desde el golpe. Su partido aún no decidió qué harán. La semana que viene se reúnen para discutirlo.

Actualmente cuentan con seis diputados. No es mucho, reconoce, pero sumado a los 20 diputados liberales que apoyan a Zelaya podrían armar una bancada antigolpista en el próximo Congreso Nacional. El argumento del respetado dirigente no convence a sus compañeros en la dirección de la resistencia. “En primer lugar, ¿qué cuota de poder es para no-sotros 10 o 20 diputados de los 128? Si realmente fuera una cuota de poder ya hubiéramos revertido el golpe en el Congreso”, cuestionó el líder sindical y referente de la resistencia, Juan Barahona. “En segundo lugar, las condiciones que hay para ganar cuotas de poder son adversas. El Tribunal Supremo Electoral juega para los golpistas, los medios juegan para los golpistas y los militares que resguardan las urnas juegan para los golpistas”, agregó.

Ham acepta todos los cuestionamientos, pero no ve otra salida, al menos no dos semanas antes de las elecciones. “No logramos aprovechar la oportunidad histórica que tuvimos. Construir desde la resistencia una candidatura única de centroizquierda que nos permitiera derrotar a los golpistas y avanzar hacia un verdadero proyecto progresista. Era el mejor camino para revertir el golpe desde adentro. Le planteamos a Zelaya la idea, pero él siempre quiso esperar. Ahora ya es muy tarde”, se lamentó el dirigente.

Zelaya acusa a EE.UU de apoyar golpismo en Honduras… Entrevista.

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Entrevista a Manuel Zelaya, presidente constitucional de Honduras

HONDURAS-PRESID1 "El cambio de moral del gobierno estadounidense está afectando la democracia y el espíritu de los pueblos de Latinoamérica"

Manola Romalo

Neues Deutschland

Señor Presidente, ¿cómo aprecia usted este segundo golpe a la democracia que está dando el régimen de facto encabezado por Roberto Micheletti?

Ellos se han burlado de la sociedad hondureña desde el 28 de junio. Ahora están burlándose de la comunidad internacional: estoy derrocado desde hace 4 meses. Se trata de revertir el golpe de estado que rompió el orden constitucional. Lo que podemos sacar como lección, es que la solicitud que hizo la secretaria Hillary Clinton, lo único que ha conseguido es fortalecer el régimen de facto y la dictadura. Se ha demostrado que la comunidad internacional, y el propio Estados Unidos, son inofensivos para la dictadura que se ha establecido en Honduras.

Además de las medidas sociales para la población de bajos recursos económicos, usted bloqueó la privatización de compañías de telecomunicaciones, promovió una legislación para preservar los bosques depredados y revocó concesiones de compañías mineras que dañaban el medio ambiente. Las última medidas incomodaron tanto a las empresas hondureñas como a las multinacionales del petróleo.

Nosotros ordenamos una exploración petrolera del Caribe hondureño que ya se estaba realizando. Nuestro único interés era tomar el control de las posibles, digo posibles, reservas petroleras del Caribe, donde estaban interesadas las compañías petroleras internacionales. Ésta es una de las razones del conflicto. La otra razón es que ellos querían retomar la fórmula del combustible que yo cambié con el fin de darle transparencia a la comercialización internacional del petróleo.

¿Cómo es la situación ahora en Honduras?

Han retornado las castas militares que atrasaron todo el desarrollo de América Latina, se están disfrazando otra vez a través de un Terrorismo de Estado, cuyos factores más preponderantes son el retorno de los Escuadrones de la Muerte, los fraudes electorales, la captura de los medios de comunicación, persecución política contra los opositores y violaciones de todos los derechos humanos.

Nos preocupa que el gobierno de Estado Unidos se aleje de los valores democráticos al cambiar de posición con respecto a la estrategia inicial y las maniobras de la dictadura de llevarnos a unas elecciones tipo Afganistán. Esto nos preocupa porque el cambio de moral del gobierno estadounidense está afectando la democracia y el espíritu de los pueblos de Latinoamérica.

¡Urge Mel!”, clama la Resistencia desde el principio del robo de la democracia en Honduras, durante sus largas marchas de protesta. Usted ha juntado siempre su voz a la del pueblo …

Levanto la voz en nombre de la verdad, en nombre de aquello que estaba supuestamente oculto, como si las elecciones fueran una manifestación democrática. Pero eso no es verdad, sino que las elecciones serán simplemente como una máscara que se está colocando a estos poderes fácticos que tienen todo el control del poder.

Todo régimen golpista es antidemocrático, no se puede dialogar con ellos, si no, no se empeñarían en volver al poder. Por eso dan golpes, para quedarse en el poder. Por lo tanto, es difícil para un Presidente dialogar con la mentira y no con la verdad, dialogar con la guerra y no con la paz. No se puede. Jamás voy a doblegarme ante alguien que quiere quitar el derecho que me dio el pueblo. Prefiero ser detenido, ser encarcelado o morir.

Las elecciones, con esta constitución, son como una trampa del gobierno, una trampa política del gobierno al que no le interesa el pueblo sino que defiende los intereses de la oligarquía. Esa verdad que descubrí, que desenmascaré, me llevó a buscar una forma democrática, una nueva forma de preguntar al pueblo: “¿Está de acuerdo usted con una Constitución?”. Solamente ese fue el “delito”, eso fue todo. Estaba entregando al pueblo lo que le corresponde: dignidad, justicia y democracia. Ellos no lo aceptaron y dieron el Golpe de Estado.

Entrevista publicada en el diario Neues Deutschland, Berlin (Alemania) ,

Fuente: http://www.neues-deutschland.de/artikel/159041.ich-werde-mich-niemals-maechten-beugen-die-dem-volk-sein-recht-auf-demokratie-entreissen.html

Written by Eduardo Aquevedo

13 noviembre, 2009 at 4:28

Honduras: conclusiones sobre la crisis actual y lo que sigue…

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Por Santiago O’Donnell

honduras-militares Aunque la crisis hondureña está lejos de resolverse, no es demasiado pronto para sacar algunas conclusiones.La situación es más o menos así: el martes pasado los representantes de la OEA habían tirado la toalla porque no conseguían que el dictador Micheletti diera un paso al costado. Al día siguiente llegó una comitiva estadounidense encabezada por el subsecretario de Estado Thomas Shannon y en menos de un día logró un acuerdo casi milagroso que todo el mundo festejó. Según el acuerdo, el Congreso debía “decidir” la restitución del presidente legítimo, Manuel Zelaya, que sigue exiliado en la embajada brasileña en Tegucigalpa. Claro, ningún acuerdo puede ordenarle a un Congreso soberano lo que tiene que votar. Por eso, en lo formal, la decisión quedaba en manos del Congreso. Era obvio que si el Congreso no votaba la restitución, el acuerdo se caía. Eso fue lo que pasó. Zelaya no consiguió los votos necesarios, algo previsible, dado que ese mismo Congreso había avalado el golpe hace menos de cuatro meses.

En lo formal, en el cuidado lenguaje diplomático que se había utilizado para no ofender a los usurpadores, el acuerdo sólo exigía la formación de un gobierno de “unidad nacional”. Entonces el dictador Roberto Micheletti se agrandó y anteayer anunció su nuevo gabinete de “unidad nacional” sin la participación de los zelayistas. Mientras tanto, el presidente daba por muerto el diálogo, Brasil movilizaba la enésima condena regional al golpe y llamada a la restitución de Zelaya, esta vez en el ámbito del Grupo Río, y Estados Unidos daba señales de “hasta acá llegué” y se mostraba dispuesto a aceptar el resultado de las elecciones programadas para dentro de tres semanas, con lo cual terminaría de legitimar el golpe. Descartada la ingenuidad de Shannon, es dable pensar que Clinton engañó a Zelaya, no tanto porque quisiera perjudicarlo, sino porque quería terminar la crisis de la manera más rápida y menos costosa.

¿Qué sacamos en limpio de todo esto? Primero resulta evidente que durante la presidencia de Bush se ha producido una notoria pérdida de poder e influencia de Estados Unidos en Latinoamérica. Está claro que el gobierno de Obama no promovió ni apoyó el golpe. Por el contrario, desconoció y sancionó al gobierno golpista y acompañó todas las condenas y pedidos de restitución que surgieron de los foros internacionales. Es la primera vez que Washington no apoya un golpe de la derecha en la región, y más allá de cierta tibieza y ambigüedad en su respuesta, es difícil negar que hubo un cambio de actitud.

Durante más de 30 años la política de Estados Unidos hacia la región estuvo signada por la lógica de la Guerra Fría y centrada en el enfrentamiento con Cuba y los conflictos en Centroamérica, lo cual dio lugar a la generación de una burocracia reaccionaria y conservadora en las oficinas regionales del Pentágono y el Departamento de Estado, ni hablar de la CIA y otras bellezas. Entonces por más que Obama piense diferente, la región está llena de esos burócratas siempre dispuestos a alentar y cobijar golpistas como Micheletti. Pasado el primer año de gobierno de Obama, esos sectores conservadores no exentos de racismo están haciendo sentir su presión en varios frentes.

En ese contexto, Honduras se ha convertido en un dolor de cabeza para el presidente norteamericano, que no obstante apostó fuerte al mandar a la gremialista combativa Hilda Solis, el miembro más progresista de su gabinete, a hacer cumplir el acuerdo de Tegucigalpa. Pero el acuerdo se cayó igual por la intransigencia del dictador, la complicidad tácita del Departamento de Estado y la falta de apoyo en el Congreso para la restitución de presidente legítimo.

Dada la pérdida de poder de Washington y el surgimiento de nuevos actores, como el bloque Unasur, la OEA de Insulza o el mismo Brasil, potencia emergente, Obama decidió que ahora son los latinoamericanos quienes deben resolver sus propios problemas y apoyó la política de Clinton de lavarse las manos.

Entonces, una primera conclusión podría ser que así como el apoyo de una potencia hegemónica es fundamental para el éxito de un golpe de Estado, en la ausencia de una potencia hegemónica es muy difícil revertir un golpe, por más que suceda en un país supuestamente débil. El gobierno de Obama podrá estar a favor de la vuelta de Zelaya más allá de la desconfianza que le genere su alineamiento con el chavismo –de hecho, el viernes el Departamento de Estado emitió un comunicado que dice “creemos que Zelaya debe ser restituido”–, pero Washington ya no tiene ni el poder ni la voluntad de imponer sus políticas unilateralmente en la región.

Otra conclusión podría ser que, a la hora de la verdad, organismos multilaterales como la OEA, el Grupo Río y la Unasur parecen estar dibujados. Así como existe un organismo con poder coercitivo para tratar problemas de seguridad, que es el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no existe un organismo semejante para la defensa de la democracia. Lo más parecido es la Carta Democrática de la OEA, que como máxima sanción sugiere un rompimiento de relaciones diplomáticas, instrumento que ha demostrado ser insuficiente aun en el caso de un país pequeño y dependiente como es Honduras.

Una tercera conclusión podría ser que en Honduras se ha estrenado con éxito evidente una nueva modalidad de golpe de Estado, la del golpe correctivo. Esto es, un golpe a plazo fijo para encarrilar un proceso político que derive en elecciones. O sea, el dictador ya no aspira a entronizarse en el poder, sino simplemente a despojar de sus atributos al enemigo político que ocupa la presidencia y a dictar las reglas de juego para una salida a través de un proceso electoral, con el nivel de exclusión necesario para evitar el retorno del presidente derrocado. Se trata de un modalidad peligrosa por la pátina de “continuidad constitucional” con que lo disfraza y porque los tiempos juegan en contra del presidente derrocado, haciendo más difícil su vuelta. Así, a medida que avanza el proceso, los potenciales participantes en las elecciones, movidos por sus ambiciones políticas, terminan sirviendo de agentes legitimadores de lo actuado por la dictadura.

Una cuarta conclusión podría ser que Brasil ha emergido de esta crisis como una actor regional de indudable peso, pero sus movimientos tácticos han sido confusos, por lo que nadie sabe bien a qué juega. Desde hace un tiempo a esta parte, y especialmente desde la asunción de Obama, la actitud de Brasilia es oscilante. Hay momentos en que se constituye en polo alternativo a Washington, en otros se constituye en polo complementario para ayudar a gestionar los intereses de Estados Unidos en la región. Un día apoya a Estados Unidos en la Organización Mundial de Comercio, rompiendo el bloque de países desarrollados, otro día recibe al presidente iraní con todos los honores. Un día les compra armas a los franceses para defender la Amazonia de la presencia militar norteamericana en Colombia, otro día se reparte con Washington el mercado mundial de biocombustibles. “No queda claro si son autonomistas o complementarios”, apunta un veterano diplomático latinoamericano con asiento en Washington.

Una quinta conclusión podría ser que, en la coyuntura actual, los principales actores del conflicto han llegado a la conclusión de que convalidar el golpe es el mal menor. Estados Unidos parece haber decidido que no le conviene que el conflicto se estire indefinidamente, desnudando su debilidad. Los países latinoamericanos parecen haber decidido que no les conviene romper lanzas con Obama para salvar a Honduras porque estarían fortaleciendo a los sectores de derecha que hoy acosan al presidente negro. Esto incluye a los gobiernos moderados, pero también al denominado bloque bolivariano. La clase política hondureña parece haber decidido que no le conviene que Honduras sea el campo de batalla de un conflicto internacional y también apuesta a una salida rápida por la vía de las elecciones. Y Zelaya parece haber decidido que no le conviene asumir el rol de líder revolucionario que no siente y se muestra dispuesto a aceptar todos los condicionamientos que le imponen con tal de recuperar parte del poder que le usurparon, aunque éste se haya reducido a un reconocimiento simbólico de la comunidad internacional.

Una última conclusión, quizá la más preocupante, podría ser que los efectos del golpe hondureño ya se hacen sentir en la región. La situación en Paraguay es por lo menos preocupante. El gobierno de Fernando Lugo se ha visto jaqueado en los últimos días por una confabulación de militares desleales, guerrilleros truchos, un vice que imita a Cobos y una constelación de corporaciones económicas y mediáticas que se salen de la vaina por frenar en seco la expansión del modelo populista-progresista en la región. Con un vice traidor como Yoyo Franco, que garantizaría la “continuidad constitucional” con un pronto llamado a elecciones ante la eventual remoción de Lugo, el modelo de golpe correctivo made in Honduras encaja a la perfección con las aspiraciones de la derecha golpista, que ya no se esconde, sino que recorre la región con simposios y seminarios, en busca de nuevas oportunidades.

sodonnell@pagina12.com.ar

PAGINA/12

Honduras: un fracaso anunciado…

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La Jornada.mx

HON-MICH-ZEL11  A una semana de que se suscribió el acuerdo entre el régimen de facto encabezado por Roberto Micheletti y el gobierno constitucional de Manuel Zelaya para restituir la institucionalidad democrática en Honduras, y luego de que el Congreso de ese país se negara a ratificar la restitución del legítimo mandatario, los usurpadores formularon ayer un enésimo intento para preservar su aventura: la creación de un gobierno de unidad –como en efecto lo planteaba el denominado acuerdo Tegucigalpa-San José–, pero encabezado por el propio Micheletti, sin la participación de Zelaya. Ante ello, el presidente constitucional dijo que el referido convenio es letra muerta, y dio por fracasado el proceso de negociación, lo que vuelve a plantear un callejón sin salida para la crisis que se vive en ese infortunado país centroamericano.

El beneplácito mostrado inicialmente por la comunidad internacional ante la firma del acuerdo –pese a que éste resultaba sumamente benévolo con los golpistas– se vio eclipsado por el nuevo disparate del régimen de facto. Desde Washington, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Miguel Insulza, deploró los planteamientos de Micheletti, mientras que el Departamento de Estado de Estados Unidos se dijo decepcionado por la situación, y urgió a ambas partes a trabajar en el mejor interés del pueblo hondureño y regresar a la mesa inmediatamente para alcanzar un acuerdo en la formación de un gobierno de unidad.

HONDURAS-MILIT3El llamado de Estados Unidos encierra un despropósito mayúsculo, toda vez que fue el propio gobierno de Washington el que supervisó y avaló la suscripción del acuerdo Tegucigalpa-San José, y que el incumplimiento de éste debería ser motivo suficiente para reconocer lo que es evidente a los ojos de la opinión pública internacional: a los golpistas hondureños no les interesa negociar ni mucho menos restablecer la legalidad y el orden constitucional en Honduras, sino perpetuar su proyecto y garantizarse impunidad mediante las elecciones presidenciales del 29 de noviembre próximo, con la imposición de un candidato a modo.

La tibieza y ambigüedad iniciales del gobierno estadunidense hacia los participantes en la asonada oligárquico-militar, y su actual convocatoria a restablecer un diálogo que sería tan infértil como el anterior, refuerzan la percepción de que, pese al rechazo expresado en reiteradas ocasiones por el presidente Barack Obama hacia el golpe hondureño, éste es visto con buenos ojos por algunos grupos políticos y empresariales al interior de ese país y por el propio Departamento de Estado.

El incumplimiento del acuerdo abre, así, un escenario desastroso para la diplomacia internacional en general, y para la ejercida por Washington en particular, y plantea nuevas perspectivas de sufrimiento y penurias para los habitantes del país centroamericano, quienes han resentido la aplicación de unas medidas de aislamiento económico a todas luces insuficientes para persuadir a los golpistas, pero devastadoras en términos sociales para la segunda nación más pobre de la región, sólo por detrás de Haití.

En suma, el fracaso de las negociaciones en Honduras acerca la posibilidad de que la camarilla empresarial y castrense que se hizo del poder hace más de cuatro meses en aquel país logre su propósito de mantenerse en él hasta la realización de los comicios al cabo del presente mes. Si ese escenario logra concretarse, el mundo asistirá, así sea con repulsión, a la consolidación de un régimen ilegítimo y criminal, se asestará un golpe demoledor a la vigencia de las incipientes democracias latinoamericanas y se enviará un mensaje de aliento a los sectores retrógradas y antidemocráticos de Honduras y de toda la región.

 

MICHELETTI FORMO GABINETE DE “UNIDAD” SIN ZELAYA ANTE EL SILENCIO DE EE.UU. Y SE ROMPIO EL ACUERDO

Sin acuerdo en Honduras sigue la dictadura

Envalentonada por algunas señales de que EE.UU. podría reconocer las elecciones del 29 de noviembre aun si Zelaya no es restituido, la dictadura logró escabullirse en los grises del texto negociado, ignorando las presiones.

Menos de una semana; eso fue lo que duró la esperanza en Honduras. Ayer a la madrugada el presidente legítimo Manuel Zelaya anunció, con bronca y frustración, el fracaso del acuerdo que sus negociadores habían firmado con la dictadura de Roberto Micheletti el viernes pasado. Otra vez el régimen de facto había logrado esquivar las presiones internacionales y escabullirse en los grises del texto negociado bajo los ojos del gobierno norteamericano y la cúpula de la OEA. Minutos antes de que se cumpliera el plazo de la medianoche, Micheletti había anunciado la creación de un gabinete de unidad y reconciliación nacional, sin Zelaya ni sus aliados. Los dos miembros extranjeros de la Comisión Verificadora, la secretaria de Trabajo norteamericana, Hilda Solís, y el ex presidente chileno, Ricardo Lagos, no emitieron palabra. El mandatario derrocado había quedado arrinconado otra vez. Sólo le quedaba una movida, romper el acuerdo. “Yo no tengo ya compromiso con el diálogo”, sentenció desde su bunker en el medio de la noche.

A la luz del día, la bronca había amainado dentro de la embajada brasileña y comenzaba a ser reemplazada por la cautela y el formalismo extremo, una cualidad poco común entre los zelayistas. “Entendemos que el acuerdo es letra muerta; fue incumplido por una de las partes. Por eso ahora hemos elevado el tema al seno de un lugar donde sí hay democracia, el Consejo Permanente de la OEA”, explicó a este diario uno de los hombres de confianza del mandatario derrocado, Rasel Tomé. Después de unas horas de sueño, el abogado zelayista hablaba pausado, cuidando cada una de sus palabras. “No existe un presidente electo democráticamente que pueda avanzar y reconocer un presidente electo por una dictadura. Más de 30 personas han sido asesinadas, miles resultaron heridos y la represión continúa. Ningún gobierno democrático puede reconocer eso”, señaló.

Más que una afirmación parecía que se estaba autoconvenciendo. En las últimas 24 horas el gobierno norteamericano dio algunas señales de que podría reconocer las elecciones generales del próximo 29 de noviembre, aun si Zelaya no es restituido en el gobierno (ver recuadro). Ayer la voz cantante desde Washington la llevó el vocero del Departamento de Estado, Ian Kelly. “Estamos decepcionados con ambas partes por no seguir este camino bien delineado. Necesitan sentarse y dialogar de nuevo. Deben dejar de hacer pronunciamientos extremos como que el acuerdo está muerto”, aseguró el funcionario, en alusión a la sentencia anunciada por Zelaya ayer a la madrugada.

Kelly fue el primer miembro del gobierno norteamericano que reconoció ayer que la dictadura hondureña tampoco había cumplido con su parte. “Un gobierno decidido unilateralmente no es un gobierno de unidad”, agregó el vocero. Pero sus críticas no afectaron a los golpistas, que ayer se felicitaban mutuamente por haber sido los únicos que cumplieron al pie de la letra el llamado acuerdo de Tegucigalpa-San José.

“Los que rompieron el acuerdo fueron ellos –se apuró a explicar César Cáceres, vocero del régimen de facto–. Nosotros ya anunciamos que se va a integrar el gabinete de unidad nacional.” Pero ayer, más de doce horas después de vencido el plazo del acuerdo, Micheletti aún no había entregado la lista con los nombres de los ministros elegidos ni había programado una ceremonia para tomarles juramento. A la noche, cuando ya era evidente la ausencia de cambios, el dictador propuso postergar la asunción hasta la semana próxima. “Para darle tiempo a Zelaya”, explicó, con un tono gentil, el hombre que consiguió mantenerse en el poder casi cuatro meses y medio.

Según explican en el Palacio de Gobierno, la dictadura tiene planeado seguir adelante con el acuerdo, o al menos con la versión que eligieron de él. “Si el Congreso vota a favor de la vuelta de Zelaya entonces será restituido y encabezará el nuevo gabinete de unidad nacional”, explicó el vocero del régimen de facto. En la embajada brasileña preferían evitar esa opción. “Por ahora lo que podemos adelantar es que se abra el debate dentro de la OEA. Si hay una lección que aprendimos en estos cuatro meses de lucha es que con los golpistas no se puede dialogar, no entienden el lenguaje de la democracia”, señaló el asesor Rasel Tomé.

En los seis días que duró el acuerdo, los zelayistas no consiguieron sellar el apoyo de la bancada del Partido Nacional, la fuerza que responde al candidato presidencial favorito en todas las encuestas, Porfirio Lobo. Según confió una fuente cercana a las negociaciones entre los diputados hondureños, los nacionalistas habrían propuesto restituir a Zelaya más cerca de las elecciones. “De esa manera se aseguran que mantendrán la ventaja electoral que tienen ahora. Hay muchos liberales (Zelaya pertenece al Partido Liberal) que ya adelantaron que no participarán de las elecciones si la democracia no es restituida antes”, explicó el dirigente, quien pidió no revelar su nombre. Lo que aún no está claro es si el mandatario derrocado aceptaría una vuelta sobre la fecha de los comicios.

PAGINA/12

Written by Eduardo Aquevedo

7 noviembre, 2009 at 13:00

El "pacto secreto" de Honduras para restituir a Zelaya…

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Cecilia Barría, BBC

Enviada especial a Tegucigalpa

En las calles de Tegucigalpa hay incertidumbre. La gente se pregunta qué va a pasar cuando el Congreso Nacional decida si restituye en el poder al depuesto presidente Manuel Zelaya.

Zelaya (izq.), Thomas Shannon (cen.) y Dan Restrepo

Shannon es el principal artífice del acuerdo firmado entre los representantes de Micheletti y Zelaya.

¿Será que hubo un pacto secreto con los estadounidenses para que el Congreso le devuelva el cargo a Zelaya? ¿Estará todo negociado para que parezca que son los legisladores los que deciden el futuro de Honduras? ¿O habrá sorpresas?

Hay distintas respuestas. Según la vicepresidenta del Congreso, Lizzy Flores, los legisladores deberían votar contra el regreso de Zelaya, siguiendo lo que ella considera como la "voluntad mayoritaria".

"Un 87% de la población hondureña está a favor y avala el gobierno de Roberto Micheletti, por tanto nosotros como diputados, deberíamos atender los intereses de la población".

Flores espera que la Corte Suprema emita una resolución contraria a Zelaya y que el Congreso ratifique esa misma postura, de tal forma que el mandatario depuesto sea alejado de su cargo, ya no por la fuerza de las armas, sino con la legitimidad del acuerdo firmado por las partes en conflicto bajo la tutela de Estados Unidos.

Sin embargo, otros congresistas aseguran que existe un pacto secreto entre los negociadores y el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos de América Latina, Thomas Shannon, el principal artífice del acuerdo firmado en la madrugada del viernes entre los representantes de Micheletti y Zelaya.

"Hay un pacto secreto, un acuerdo tácito con los gringos para que el Congreso restituya en el poder a Zelaya", le dijo a BBC Mundo Marvin Ponce, diputado por el Partido de la Unificación Democrática (UD).

El acuerdo no escrito

Si bien Ponce reconoce que no está completamente asegurada la restitución de Zelaya, cree que es "altamente probable".

Hay un pacto secreto, un acuerdo tácito con los gringos para que el Congreso restituya en el poder a Zelaya

Marvin Ponce, diputado por el Partido de la Unificación Democrática

El pacto secreto con los estadounidenses es tan real, dice Ponce, que hasta incluye fechas.

"Según este acuerdo no escrito, antes del 10 de noviembre Zelaya debería estar de regreso en el poder y las elecciones deberían llevarse a fin de mes como estaba previsto".

Aunque en varias mesas negociadoras paralelas a la oficial se discutieron distintas fórmulas posibles para asegurar la gobernabilidad del país.

Una de ellas fue que Zelaya volviera a la Presidencia de Honduras el 10 de noviembre, pero que no ejerciera plenamente el cargo hasta después de los comicios.

clic Lea: Dos presidentes y seis candidatos

El poder de Porfirio Lobo

La frase de moda hoy en Honduras es que el futuro del país está en manos del Congreso.

Porifirio Lobo (izq.) y Manuel Zelaya

Según el "pacto", Lobo llamaría a diputados del Partido Nacional a votar por la restitución de Zelaya.

Son 128 los diputados que deberán pronunciarse a favor o en contra de la restitución de Manuel Zelaya en el poder, luego de que fuera removido del cargo y sacado en pijama de su casa por el ejército el pasado 28 de junio, hace ya cuatro meses.

La correlación de fuerzas está dividida de la siguiente manera: 62 son del Partido Liberal (el partido al que pertenecen Micheletti y Zelaya), 55 del Partido Nacional, 5 del Partido Unificación Democrática (UD), 4 del Partido Demócrata Cristiano y 2 del Partido Innovación y Unidad (PINU).

Por el lado de los liberales, las estimaciones indican que habrían 17 votos a favor de la restitución de Zelaya, a los cuales se sumarían los cinco de la UD. Pero lo que definirá la balanza será el voto del Partido Nacional.

Por eso, todos los ojos están puestos en el candidato presidencial de ese partido, Porfirio Lobo, quien hasta ahora lleva la delantera en la carrera presidencial.

Fuentes cercanas a la negociación le dijeron a BBC Mundo que el pacto secreto entre Lobo y Shannon consiste en que Lobo llamará a los diputados del Partido Nacional a votar por la restitución de Zelaya.

Pero si algunos de los legisladores de Lobo no se comportan de manera obediente y votan contra Zelaya, Shannon se habría comprometido a aceptar -de todos modos- el resultado de las elecciones presidenciales del 29 de noviembre.

clic Lea: La "intervención pasiva" de EE.UU.

Así las cosas, Porfirio Lobo es, en estos momentos, el hombre clave de Honduras.

¿Qué sigue ahora?

Para que los puntos del acuerdo se cumplan, lo primero que tiene que ocurrir es que el Congreso vuelva a sesionar.

Un 87% de la población hondureña está a favor y avala el gobierno de Roberto Micheletti, por tanto nosotros como diputados, deberíamos atender los intereses de la población

Lizzy Flores, vicepresidenta del Congreso

Lleva casi dos semanas en receso y es el presidente del Poder Legislativo, José Alfredo Saavedra, quien tiene que convocar a los congresistas a sesión.

Cuando esto ocurra, la Comisión de Dictamen del Congreso deberá enviar un documento a la Corte Suprema, para que ésta emita una recomendación respecto a la restitución de Zelaya.

Se cree que la Corte Suprema se pronunciará contra Zelaya, como lo ha hecho hasta ahora, pero que como su recomendación no es vinculante, tendría el poder de influir pero no de determinar la votación del Congreso.

Cuando la Corte Suprema haya emitido su recomendación, entonces el pleno del Congreso deberá votar y definir si Manuel Zelaya vuelve a ser presidente de Honduras.

Y todo este proceso debería producirse en los próximos días.

Lula celebró pero con cautela

El desenlace provisorio de la crisis hondureña prueba que Brasilia leyó acertadamente la situación cuando decidió concederle refugio a Zelaya el 21 de septiembre. Pero las corporaciones mediáticas descalificaron el papel de Lula.

Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

Si el refugio concedido a Manuel Zelaya en la embajada de Tegucigalpa puede ser entendido como el gesto más osado de la diplomacia brasileña contemporánea hacia Centroamérica, la aún incierta restitución del presidente depuesto demostraría además que Brasilia le propinó una amable derrota política a Washington.

En Venezuela, en el marco de una visita a su colega Hugo Chávez, el presidente Luiz

Inácio Lula da Silva celebró con cautela el viernes el entendimiento entre Zelaya y el mandatario de facto Roberto Micheletti. “Ocurrió lo que debía ocurrir, prevaleció el sentido común que era llegar a un acuerdo, convocar a elecciones y volver a la normalidad, queda como lección que nadie acepta un golpe militar, todo el mundo defiende el fortalecimiento de la democracia, hubo un acuerdo y espero que sea cumplido.”

“Estamos haciendo fuerza para que el Congreso de Honduras adopte una posición favorable a Zelaya”, completó, sin disimular sus reservas hacia el Legislativo hondureño que el 28 de junio bendijo la deposición del gobierno democrático.

El desenlace provisorio de la crisis hondureña prueba que Brasilia leyó acertadamente la situación cuando decidió concederle refugio a Zelaya el 21 de septiembre. Con Mel y 60 militantes establecidos en la legación diplomática de Tegucigalpa, la resistencia al golpe ganó aliento y el régimen se vio obligado a negociar, algo que difícilmente hubiera hecho si Zelaya permanecía Nicaragua o El Salvador.

Fue una decisión tomada al filo del vértigo mientras Lula volaba hacia Nueva York para participar en la Asamblea de la ONU. Después de cobijar al presidente derrocado Zelaya, Lula da Silva, a través de su asesor Marco Aurelio García, le recomendó a Barack Obama que actuara con más vigor para desalojar a los golpistas.

El brasileño se conduce generalmente con realismo, sin romper lanzas con Washington. Y ese realismo brasileño vale especialmente para el caso hondureño. La intransigencia calculada de Lula ante el gobierno “ilegítimo” (así lo llamó) de Micheletti parece haber sido más eficaz que los gestos por momentos contemporizadores de Washington y la OEA. Finalmente el dictador Micheletti tuvo que entender que el subsecretario para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Thomas Shannon, enviado por Washington a negociar un acuerdo, no se iba a ir de Honduras con las manos vacías.

Aunque las tesis diplomáticas de Brasilia hayan probado ser correctas, aún son objeto de descalificación por parte de las corporaciones informativas brasileñas, que adhieren casi al unísono al “gobierno interino” de Micheletti.

Al frente mediático se sumó la previsible derecha brasileña representada por el Partido Demócrata que cobija a los herederos políticos de la dictadura brasileña y los socialdemócratas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, quienes llegaron a definir (durante sesión del Senado brasileño) a la dictadura de Micheletti como un “contragolpe” para frenar el “golpe” de Zelaya e impedir el afianzamiento del chavismo en Centroamérica.

Es un dato que merece ser registrado, pues Brasil realizará elecciones presidenciales en 2010 y su política externa podrá dar un giro si se alza con la victoria el frente socialdemócratasdemócratas, que lidera las encuestas con holgura.

PAGINA/12

Zelaya y el Frente de Resistencia califican este hecho de "victoria popular"

En unas horas congreso hondureño decidirá sobre la restitución de Zelaya

Gonzalo Sánchez

Tercera Información

El Congreso de Honduras, el mismo que falsificó la firma de Zelaya para "legalizar" su "renuncia", designó a Micheletti como "presidente" y durante los últimos 4 meses ha estado aprobando decretos que han permitido la violación constante de los derechos humanos del pueblo de Honduras además de aprobar concesiones de obras a empresarios vinculados a los golpistas, decidirá en unas horas si restituye a Zelaya en el cargo o no.

Esta situación se ha dado por la aceptación, por parte de Micheletti de la propuesta de Zelaya, la cual exigía que fuera el congreso hondureño el que decidiera si se le debería restituir en el cargo que perdió al ser secuestrado el pasado 28 de junio.

Al anunciarse este acuerdo y sin que se haya confirmado la restitución de Zelaya la OEA ya ha anunciado su reconocimiento a las próximas elecciones del 29 de noviembre y ha expresado su deseo de que su Asamblea General vuelva a admitir a Honduras en su seno.

Contrariamente, el embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chandertón expresó que su gobierno no festejará nada hasta ver al presidente Zelaya restituido en el poder y se posicionó en contra de hacer "borrón y cuenta nueva" olvidando los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Roberto Micheletti, "creemos que no es la mejor solución para la crisis que continúa viviendo Honduras, ha habido mucho dolor, muertes, represión, (…) a lo largo de estos meses".

Mientras tanto el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado ha denunciado que la represión sigue igual que en los días pasados, ya que en una masiva manifestación que se celebró ayer en Tegucigalpa la polícia volvió a reprimir con fuego real a los manifestantes. Juan Barahona, Coordinador General del Frente expresó el sorpresivo ataque de la policía y los militares al tener los permisos exigidos por la dictadura para manifestarse, sacados por el candidato presidencial de la Unificación Democrática César Ham.

El Frente llama en su último comunicado a sumarse a las medidas de presión pacíficas que se van a desarrollar para lograr que finalmente este acuerdo se firme en el congreso para conseguir la restitución de Zelaya y afirma que la lucha por la Asamblea Nacional Constituyente no se va a detener hasta realizarla.

El Frente que según sus dirigentes tendrá futuro político, podría presentarse a las elecciones del 29 de noviembre si Zelaya retoma el poder, aglutinando a las dos candidaturas de izquierdas, la encabezada por César Ham, del Partido Unificación Democrática y la candidatura independiente de Carlos H. Reyes.

Además el Frente le ha recordado a Zelaya que esta situación ha sido propiciada por la lucha que el pueblo ha liderado durante los últimos 4 meses contra la dictadura, presionando por la restitución y la asamblea constituyente.

Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article10896

Micheletti y Zelaya acuerdan poner fin a la crisis de Hondura

Las comisiones de diálogo pedirán al Congreso que decida sobre la restitución del mandatario depuesto

AGENCIAS – Tegucigalpa – 30/10/2009

Manuel ZelayaLas comisiones de diálogo del presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, y del gobernante depuesto, Manuel Zelaya, han llegado a un acuerdo para que el Congreso decida sobre la restitución de este último, derrocado por un golpe de Estado el pasado 28 de junio. Ambas partes firmarán en las próximas horas un acuerdo para poner fin a la crisis política en el país centroamericano, ha anunciado Zelaya a la prensa al término de la reunión con la delegación estadounidense que trata de impulsar el diálogo.

"Mi Gobierno ha decidido apoyar una propuesta que permite un voto en el Congreso Nacional con una previa opinión de la Corte Suprema de Justicia para retrotraer todo el Poder Ejecutivo de nuestra nación antes del 28 de junio del año 2009", ha dicho Micheletti en una declaración ante la prensa en la Casa Presidencial. "Hace unos minutos -ha agregado- he autorizado a mi equipo negociador a firmar un acuerdo que marque el inicio del final de la situación política del país".

"Exhorto al señor Zelaya y a su comisión negociadora a apoyar este acuerdo y acompañarnos a firmar; basta ya de excusas, basta ya de retórica que nos divide, basta ya de juegos políticos; el pueblo hondureño reclama un acuerdo final y esta es la oportunidad para lograrlo", ha subrayado.

"Posible" vuelta de Zelaya al poder

Diálogo en HondurasEl acuerdo aprobado por Micheletti contiene ocho puntos, entre ellos la creación de un Gobierno de reconciliación, el reconocimiento a las elecciones presidenciales del 29 de noviembre y la "posible" vuelta de Zelaya, si así lo decide el Congreso Nacional previo dictamen de la Corte Suprema de Justicia. Otros puntos en la negociación son el rechazo a la amnistía política, la verificación internacional y una comisión de la verdad.

Micheletti emitió su declaración diez horas después de que se reanudara el diálogo entre ambas partes, tras casi una semana de suspensión por desacuerdos sobre la restitución de Zelaya, derrocado por los militares el 28 de junio.

Zelaya -que permanece refugiado en la Embajada de Brasil en la capital hondureña- había dado por fracasado el diálogo el viernes pasado, después de que ambas partes no lograsen pactar qué órgano debía decidir sobre su restitución en el poder, si el Congreso Nacional, como exigía él, o la Corte Suprema de Justicia, como pedía Micheletti.

Las delegaciones se han reunido para que los representantes de Micheletti presentaran a los de Zelaya la propuesta relacionada con trasladar al Congreso Nacional la decisión sobre el regreso del depuesto gobernante a la presidencia.

La reanudación del diálogo fue auspiciada por una delegación de Estados Unidos, encabezada por el secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, y por la Organización de Estados Americanos (OEA). La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha aplaudido el fin de la crisis política de Honduras. "Fuimos muy claros en la restauración del orden constitucional", ha dicho la jefa de la Diplomacia estadounidense desde Pakistán, donde se encuentra de visita oficial. Clinton, que ha seguido de cerca la crisis política del país centroamericano, ha manifestado siempre su intención de que el Gobierno interino reconozca a Zelaya como presidente legítimo.

Cronología de la crisis

– 24 de marzo. Zelaya convoca para junio un referéndum sobre una reforma constitucional que permitiría su reelección.

– 20 de mayo. El presidente del Congreso, Roberto Micheletti, denuncia un plan para asesinarlo y acusa a Zelaya de pretender perpetuarse en el poder.

– 29 de mayo. Las elecciones son convocadas para el 29 de noviembre.

– 24 de junio. Cuatro días antes de que se celebre la consulta, Zelaya destituye al más alto jefe militar, Romeo Vásquez, por su negativa a instalar las urnas.

– 25 de junio. La Corte Suprema ordena la restitución de Vásquez.

– 28 de junio. Unos soldados detienen a Zelaya de madrugada en la casa presidencial y lo trasladan, en pijama, a Costa Rica. El Congreso designa a Micheletti como presidente interino.

– 30 de junio. La Asamblea General de la ONU pide a sus 192 miembros que sólo reconozcan al Gobierno de Zelaya.

– 1 de julio. La Organización de Estados Americanos (OEA) da al Gobierno de hecho 72 horas para restablecer la democracia, a lo que se niega y asegura que Zelaya será detenido si regresa al país.

– 4 de julio. La OEA suspende a Honduras, una sanción que influye en el otorgamiento de créditos internacionales.

– 5 de julio. El Gobierno de hecho impide el aterrizaje en el aeropuerto de Tegucigalpa de una aeronave en la que viajaba Zelaya. Un hombre muere de un tiro en los enfrentamientos entre el Ejército y seguidores de Zelaya.

– 7 de julio. Zelaya y Micheletti aceptan la mediación de Óscar Arias, presidente de Costa Rica, en el conflicto.

– 8 de julio. Estados Unidos suspende temporalmente la ayuda no humanitaria.

– 20 de julio. La UE suspende la ayuda presupuestada a Honduras.

– 24 de julio. Zelaya llega a la frontera de Honduras y Nicaragua y permanece dos horas en zona neutral.

– 1 de agosto. El Gobierno de hecho levanta el toque de queda.

– 11 de agosto. España suspende un acuerdo militar con Honduras.

– 31 de agosto. Comienza la campaña electoral en Honduras.

– 3 de septiembre. Estados Unidos endurece las sanciones y bloquea con carácter permanente el envío de ayuda no humanitaria.

– 10 de octubre. La misión de la OEA llega a Honduras para forzar una solución a la crisis.

– 26 de octubre. Zelaya pone fin al diálogo con Micheletti por desacuerdos entre las partes negociadoras.

EL PAIS.COM

Puntos clave de acuerdo político en Honduras

Photo

TEGUCIGALPA (Reuters) – Los negociadores del Gobierno de facto de Honduras y del presidente depuesto Manuel Zelaya llegaron a un acuerdo para poner fin a cuatro meses de conflicto político.

Honduras entró en una profunda crisis que la aisló de la comunidad internacional desde que militares sacaron a Zelaya del Gobierno a fines de junio a punta de pistola y lo expulsaron del país, acusándolo de violar la Constitución.

Los principales puntos del acuerdo, al que tuvo acceso Reuters, son:

* El Congreso deberá decidir, tras conocer la opinión de la Corte Suprema, si restaura el estado de situación anterior al golpe del 28 de junio, lo que puede permitir el regreso de Zelaya a la presidencia hasta fines de enero. El acuerdo no establece fecha para la votación.

* Las partes solicitarán a la comunidad internacional la derogación de las sanciones que se han aplicado a Honduras a raíz del golpe, y el envío de observadores y reconocimiento de las elecciones presidenciales del 29 de noviembre.

* El acuerdo considera la creación de un Gobierno de unidad nacional con secretarios y subsecretarios de distintos partidos y organizaciones sociales, que debe entrar en funciones antes del jueves.

* Las partes reconocerán las elecciones presidenciales del 29 de noviembre.

* Renuncia de las partes a convocar a una asamblea nacional constituyente y a reformar la Constitución.

* Creación de una comisión de la verdad que investigue los hechos previos y posteriores al golpe de Estado del 28 de junio.

* Transferencia de la autoridad de las Fuerzas Armadas al Tribunal Supremo Electoral.

El cumplimiento del acuerdo será verificado por una comisión coordinada por la Organización de Estados Americanos

(OEA).

(Reporte de Edgard Garrido. Escrito por Javier López de Lérida. Editado por Pablo Garibian)

Micheletti y Zelaya logran acuerdo

Redacción, BBC Mundo

Roberto Micheletti

Micheletti dijo que su propuesta es una "concesión significante".

Las delegaciones del presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti, y del mandatario depuesto, Manuel Zelaya, lograron un acuerdo para poner fin a la crisis política en el país centroamericano, generada a partir del golpe de Estado del pasado 28 de junio.

El pacto establece que será el Congreso el que decida el regreso de Zelaya, propuesta largamente solicitada por este último como solución al conflicto.

También instituye un gobierno compartido, tal como se diseñó en la iniciativa presentada en su momento por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias.

"Mi gobierno ha decidido apoyar una propuesta que permite un voto en el Congreso Nacional, con una previa opinión de la Corte Suprema de Justicia, para retrotraer todo el poder ejecutivo de nuestra nación previo al 28 de junio", aseguró Micheletti.

"Concesión"

La iniciativa fue aceptada por el presidente depuesto: "Mañana (este viernes) será el día que se firme el plan de restauración de la democracia en el país", dijo Zelaya a una radio local.

Mañana (este viernes) será el día que se firme el plan de restauración de la democracia en el país

Manuel Zelaya

Micheletti dijo al leer un comunicado que la iniciativa representaba una "concesión significante" que, según dijo, busca pasar la página y resolver la crisis en el país centroamericano.

Si el Congreso y la Corte Suprema dan el visto bueno, esto produciría el regreso al poder de Zelaya, quien permanece en la embajada de Brasil desde que regresó al país el pasado 21 de septiembre.

DETALLES DEL ACUERDO

  • Apoyar propuesta que permite voto en el Congreso previa opinión de la Corte Suprema para restituir a Zelaya en el poder.
  • Creación de un gobierno de unidad y reconciliación nacional.
  • Renunciar a convocar una Constituyente o reformar la Constitución en artículos irreformables.
  • Reconocer y apoyar las elecciones del 29 de noviembre y el traspaso de gobierno.
  • Crear una comisión de la verdad que investigue los hechos antes y después del 28 de junio.
  • Solicitar a la comunidad internacional la normalización de las relaciones con Honduras.

La propuesta de Micheletti se produce en el marco de la presencia en Tegucigalpa de una delegación de Estados Unidos, encabezada por el secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, quien junto a la Organización de Estados Americanos (OEA) lograron la reactivación del diálogo.

El secretario de Estado para el Hemisferio Occidental anunció que su país respaldará los comicios generales tras la firma del acuerdo para que el Congreso decida sobre la restitución del depuesto Manuel Zelaya.

"EE.UU. va a acompañar a Honduras en sus elecciones del 29 noviembre", expresó Shannon a la prensa luego de anunciarse la firma de un acuerdo entre las comisiones de Zelaya y de Micheletti.

Este jueves, en una rueda de prensa, Shannon aseguró que las gestiones que realiza desde el miércoles en Honduras al frente de una delegación de alto nivel del gobierno estadounidense buscaban crear un ambiente para que la comunidad internacional pueda "acompañar el proceso (…) y asegurar que las elecciones puedan darse en un ambiente de paz".

Clinton aplaude el pacto

Desde Islamabad, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, aplaudió la concreción del acuerdo entre Micheletti y Zelaya.

Zelaya aceptó la propuesta que parece poner fin a la crisis política hondureña.

"Quiero felicitar al pueblo de Honduras, así como al presidente Zelaya y el señor Micheletti por lograr este histórico acuerdo", dijo Clinton a los periodistas que la acompañan en su visita a Pakistán.

"Nosotros estábamos claramente del lado de la restauración del orden constitucional y eso incluye las elecciones", agregó.

Por su parte, el secretario de Asuntos Políticos de la OEA, Víctor Rico, dijo que el pacto beneficia a Honduras y a la democracia hondureña.

Aunque no dio detalles del acuerdo, aseguró que deja abierto el camino para el retorno de Zelaya al poder.

La crisis hondureña había generado divisiones en EE.UU.

Como informó el corresponsal de BBC Mundo en Washington, Carlos Chirinos, mientras la Casa Blanca ha apoyado todas las iniciativas y condenas contra el gobierno interino nombrado por el Congreso, que encabeza Micheletti, los republicanos han defendido lo que consideran la salida legal del presidente Zelaya del poder.

Written by Eduardo Aquevedo

31 octubre, 2009 at 20:27

Honduras: frente al golpe nuestra misión es multiplicar la resistencia.

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Que no crean los golpistas que nosotros olvidamos fácilmente

FotoA pesar de que ha estado claro por mucho tiempo que los golpistas son unos embusteros de gran vuelo, la gente creyó en la opción del dialogo como una vía para solventar una crisis que ya ha impactado todas las esferas de la sociedad hondureña, y lo que conocíamos como “vida normal” ha dejado de existir.

Muchos ven con estupor el avance de lo que consideran una burla de los golpistas con los que el presidente se muestra o benévolo o ingenuo. Darles tiempo a los golpistas es caer en su trampa, afirman con mucha convicción e impaciencia compañeros que ya se han curtido en la resistencia a base de marchas y represión.

No quiero caer en conformismo ni en ingenuidad, pero creo que el presidente Zelaya entiende la naturaleza, y la gravedad de la situación; en Honduras no se enfrentan dos fuerzas equilibradas, ni los números sobre las fueras armadas son los que entendíamos antes del golpe. Por eso un paso en falso puede ser catastrófico y desembocar en una tragedia para el pueblo hondureño.

Vale la pena que nos detengamos a pensar un poco sobre algunos aspectos torales que deben tomarse en cuenta para analizar la situación en el campo de las acciones. El primero es la capacidad de movilización que las fuerzas armadas han demostrado por mas de 100 días. Si bien es cierto que la resistencia ha prolongado sus acciones heroicas por este periodo de tiempo, también es cierto que se debe evaluar esa capacidad de despliegue de los militares.

La cantidad de efectivos, pertrechos, combustible, alimentos; el costo de armamentos modernos (solamente el “cañón del dolor” fue estrenado por los gringos en Irak no hace mas de dos años). También debe llamar la atención la ferocidad con que reprimen, la que parece salida de una novela de terror. La brutalidad parece venir de algo mas intenso que el odio mismo. Sin lugar a dudas hay algo que debemos descubrir y ver con la objetividad que requiere el caso.

Muchos fijamos nuestros ojos en Micheletti como el objeto de todo este asunto. Sin embargo, es difícil darle tanto crédito, mas parece el idiota bravucón que acepto ser la cara visible de algo mucho mas grande. Gracias a valoraciones apasionadas nos hemos olvidado (o al menos obviamos con mucha facilidad) quienes son los verdaderos instigadores del golpe de estado y las razones que tuvieron para hacerlo.

Quienes prepararon el golpe contaban de antemano con el apoyo de un gran sector de la derecha continental. Este soporte les garantizaba el “poder de fuego” que ahora tienen. La planificación interna de las acciones, aunque parece torpe, en realidad refleja la visión fascista de los que creen que este continente es suyo y lo deben conservar a toda costa.

Fijémonos en las cosas que parecen parte de un rompecabezas macabro y cuales son sus piezas: Jorge Canahuati Larach es dueño de diario La Prensa, Laboratorios Finlay, y se dedica también al trafico de armas; Carlos Flores Facussé, dueño de diario La Tribuna y del Partido Liberal de Honduras (desconocemos su participación en otros negocios); Ricardo Maduro Joest, representante del capital salvadoreño en nuestro país, con vínculos con medios de comunicación, bancos, inmobiliarias y otros intereses en honduras y Centroamérica. Sumemos a otros ilustres caballeros, Elías Asfura, con intereses en los sectores farmacéutico y de comunicaciones; José Rafael Ferrari, capo de los medios y la desinformación, conectado con el sector bancario, asegurador y otros; Camilo Atala, banquero ex asesor financiero de Maduro Joest en su periodo presidencial.

Estamos aquí en presencia de los representantes mas importantes del capital transnacional en el país. Las conexiones financieras y de negocios de estos tipos con las burguesías continentales son múltiples. Esta misma burguesía que ve amenazados sus intereses en todos los países del continente donde ahora se promueven cambios populares importantes.

Es difícil concluir que esta conspiración se fraguó sin la participación de todo este poder y sus recursos. Por el contrario, resulta obvio que el desafío constante de Micheletti y su banda frente al mundo, están respaldados por ese “gobierno” privado que funciona en paralelo a los estados legítimos de América Latina y que conspiran y bombardean a diario a los gobiernos populares en nuestra región.

En el caso del combustible, las transnacionales han ido perdiendo terreno en todos los países ricos en este recurso, por lo que no tienen inconveniente en dar su decidido apoyo al que perfectamente puede convertirse en un modus operandi en todo el hemisferio.

Resulta que el Pentágono, controlado por los halcones, representantes de los intereses petroleros y farmacéuticos, ha funcionado únicamente como coordinador de una iniciativa mas amplia surgida de la derecha que no esta en posición de ceder una pulgada de terreno.

Ahora sí, podemos explicarnos la arrogancia y capacidad demostrada por el régimen de facto; su impertinencia desafiante frente a la comunidad internacional; su total desinterés en el respeto a los derechos humanos o a la libertad de expresión, su capacidad de movilizar recursos para moldear la opinión publica mundial; su habilidad para encontrar las personas e instituciones ideales para llevar adelante su plan.

Aquí podemos también explicarnos porque, desde el principio, los Estados Unidos movieron a Oscar Arias para que este metiera en el mismo saco a los criminales golpistas con las autoridades legítimas del país. Desde el principio, de forma velada, reconocieron el golpe y el régimen resultante de él. La OEA desde entonces se inclinó mas por el pacto de San José que por ejecutar las resoluciones propias de fines de junio donde se exigían la restitución inmediata e incondicional del presidente Zelaya.

La ONU también se ha hecho eco de este famoso pacto, ignorando su resolución del 30 de junio, que contempla las mismas exigencias que la de la OEA. El mismo gobierno gringo ha evadido la responsabilidad de declarar los eventos del 28 de junio como un golpe militar, aunque incluso el mismo vocero de la policía hondureña lo admite.

Por otro lado, es interesante ver como periodistas extranjeros de agencias como AFP, AP, Reuters, Notimex, y otras, aun presenciando los hechos de cerca publican notas completamente distorsionadas de la realidad que han atestiguado. Es posible que sus notas sean re escritas por sus casas editoriales. El hecho es que existe una percepción mundial de que aquí lo que tenemos es un encuentro de dos grupos de igual condición, fanatismo, y peligrosidad. A nosotros nos llaman zelayistas. Ojo que este termino no sale de las estériles mentes de Rodrigo Wong Arévalo, Renato Álvarez o Armando Villanueva, viene de profesionales de la desinformación contratados por la CEAL (Consejo de Empresas de América Latina)

Es también interesante como la SIP se muestra tibia, y tolerante con el cierre de medios y la represión de periodistas, cuando todos hemos visto la ferocidad con que atacan a otros gobiernos del área por acciones mas bien soberanas.

En conclusión, este golpe de estado no fue obra de un grupo aislado de cavernícolas hondureños; ellos son los autores materiales; para encontrar a los autores intelectuales hay que seguir la pista del dinero. En Honduras se libra una lucha de intereses muy fuerte con una derecha decidida a todo, y un pueblo latinoamericano obligado a resistir y pasar a la ofensiva.

Al régimen fascista solo lo podremos sacar si lo hostigamos desde el frente interno, y ejercemos suficiente presión sobre la comunidad internacional para que juegue un papel decisivo en este caso. Es importante mantener e incrementar los niveles de denuncia. Tenemos que encontrar una manera de que se sepa la verdad; que sea esta verdad que haga que los pueblos presionen a sus gobiernos a ser mas determinantes en sus acciones.

Es importante, cuando hablamos de participación internacional, no confundir presión con intervención militar. La derecha apuesta a esta intervención militar. Las experiencias previas demostraron que las fuerzas “liberadoras” se convertían rápidamente en fuerzas de ocupación, que culminaban la tarea represiva dejada inconclusa por el ejército local.

La opción mas conveniente para la presión internacional para nuestro pueblo es un bloqueo comercial, financiero que cierre toda posibilidad de acceso a recursos y equipamiento para los fascistas. El bloqueo comercial representaría sin lugar a dudas un impacto demoledor para el régimen. Hoy, por ejemplo, todos los días, especialmente por las noches, hay actividad de aviones de carga en los aeropuertos de honduras. Los golpistas se preparan a resistir, con el bloqueo esto cesaría.

Esto no quiere decir que debemos dejar a otros la tarea histórica que nos corresponde solo a nosotros. La resistencia debe multiplicar sus esfuerzos en todos los campos: organización, educación, planificación, ejecución. Hoy necesitamos multiplicar esfuerzos para mantener la resistencia activa de forma permanente.

Hasta la fecha, los golpistas y sus simpatizantes duermen placenteramente, sin perturbación. Debemos emprender acciones diversas, no violentas, para expresar nuestro descontento. Recordarles a todos que no hay ningún momento en que olvidemos los crímenes de que hemos sido victimas. Si hemos de boicotear las elecciones debemos comenzar a trabajar en la resistencia permanente ya. Ese es el llamado del presidente Zelaya, pronunciado anoche.

El presidente constitucional y legítimo entiende todas las variables que afectan la compleja situación hondureña. Nosotros debemos integrarnos con entusiasmo, valor, disciplina y creatividad a la resistencia. Debemos de dejar atrás divisiones provocada por los intereses de la oligarquía y pasar a asumir nuestra posición como el “pueblo de Morazán”.

Seguimos firmes hacia delante, hacia la victoria. No debemos dejar que nos desmoralice la campaña de los asesinos!!

Somos mas que ellos, muchos, muchos, somos un gran pueblo que no se deja engañar. Ni la acción de los traidores detendrá nuestra marcha inexorable.

Hasta la victoria siempre!!

Ricardo Salgado

17/octubre/2009

Marco A. Gandásegui, hijo
Visite la Sala de Estudios Latinoamericanos en la Biblioteca "Simón Bolívar"

Entre a http://marcoagandasegui.blogspot.com

Rota la negociación con el régimen de facto, afirma la canciller zelayista Patricia Rodas

Micheletti boicotea el diálogo en Honduras, acusa Manuel Zelaya

El dictador quiere sostenerse arbitrariamente en el poder, asegura el presidente constitucional

Las pláticas continuaban anoche en Tegucigalpa en busca de una salida de última hora a la crisis

Afp, Dpa y Reuters

Tegucigalpa, 16 de octubre. El presidente constitucional hondureño, Manuel Zelaya, acusó esta noche al gobernante de facto Roberto Micheletti de boicotear el diálogo que busca una salida a la crisis política para sostenerse arbitrariamente en el poder, y rechazó su propuesta de que sea la Corte Suprema la que decida su restitución en lugar del Congreso.

Tras señalar que es absolutamente inaceptable la propuesta del régimen de facto, Zelaya dio un nuevo plazo hasta el lunes para que Micheletti reconsidere su posición, luego de que seguían empantanadas las negociaciones, a pesar de que ya vencieron todos los plazos para cerrar el diálogo que él mismo había establecido.

En declaraciones a Radio Globo, que ahora sólo transmite en Internet después de ser silenciada por el régimen golpista, Zelaya pidió que se tomen las medidas ante la burla y la bofetada que el señor Micheletti ha inferido hoy al pueblo hondureño y a la comunidad internacional boicoteando el diálogo y usándolo como método de dilación para sostenerse arbitrariamente en el poder.

“Resolvemos convocar de manera inmediata a los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) y a todo el sistema interamericano con el fin de aumentar las medidas comerciales y económicas que condenan al régimen de facto”, expresó Zelaya. Además, llamó a sus seguidores a continuar con las movilizaciones.

Ministros del régimen de Micheletti y de Zelaya afirmaron este viernes que el diálogo continúa en busca de una salida de última hora a la crisis política, pese a la fuerte tensión y los rumores de una ruptura de las negociaciones, ante la intransigencia de los golpistas que seguían resistiéndose a los reclamos internacionales para reinstalar al mandatario.

La negociación no se ha roto, están en consultas, y todavía no se ha aceptado ningún arbitraje para que decida sobre la restitución de Zelaya, afirmó su ministro de Turismo, Ricardo Martínez, en el hotel sede del diálogo.

La vicecanciller del gobierno de facto, Martha Lorena Alvarado, afirmó también que el punto del retorno de Zelaya al poder se está negociando en este momento.

Estamos sentados en la mesa de diálogo el tiempo que sea necesario. Se busca que sean hondureños los que opinen sobre el tema, no un arbitraje internacional, afirmó Alvarado, al referirse a si debe ser el Congreso el que decida sobre el conflicto, como propone la delegación zelayista, o la Corte Suprema de Justicia, como quiere la representación de Micheletti.

Es una propuesta absurda. Nosotros propusimos que fuera el Congreso, que previa opinión de las instancias pertinentes, incluyendo la Corte Suprema de Justicia, emita la decisión, dijo el negociador zelayista Víctor Meza. Insistió en declararse optimista de que hoy sí lleguemos a un arreglo por el bien de Honduras.

La canciller de Zelaya, Patricia Rodas, declaró en Bolivia que el diálogo se había roto. Esta tarde, el proceso de diálogo iniciado por la OEA ha sido definitivamente roto y la intransigencia de la dictadura lo hizo fracasar, afirmó ante la cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), reunida en la ciudad de Cochabamba.

Pero el ministro de la presidencia del régimen de facto, Rafael Pineda, rechazó la afirmación de Rodas al apuntar que el diálogo seguirá el tiempo que sea necesario. El gobierno ofrece todas las disposiciones y garantías para que la mesa de diálogo se prolongue.

En la sede de las negociaciones –supervisadas por una misión de la OEA– se percibía un clima de crispación, ya que se cumplieron tres plazos dados por Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, para llegar a un acuerdo, el último a las 15 hora local.

El retorno de Zelaya a la presidencia es el único punto que falta por firmarse, del llamado Acuerdo de San José que propuso el presidente costarricense Óscar Arias para solucionar la crisis.

Mientras, la organización Human Rights Watch (HRW) denunció en Washington que las autoridades hondureñas de facto han estado obstruyendo la investigación sobre abusos contra los derechos humanos que una unidad de la fiscalía lleva a cabo desde el golpe de Estado de junio pasado.

El trabajo de la unidad de fiscales de derechos humanos, que también ha instado al régimen golpista a revocar el decreto que restringe las libertades civiles, es entorpecida por sus propios superiores y por los cuerpos de seguridad, señaló HRW en un comunicado.

En tanto, se informó que una misión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas viajará a Honduras el próximo domingo para elaborar un informe sobre las violaciones contra los derechos humanos ocurridos en el país centroamericano tras el golpe de Estado, donde permanecerá hasta el 7 de noviembre para recopilar la información requerida.

Written by Eduardo Aquevedo

17 octubre, 2009 at 9:51

Honduras: un partido de ajedrez cercano a un desenlace (¿tablas o mate?)…

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  • Seguimos en Honduras

  • Negocia el embajador estadunidense una solución a la crisis hondureña

Por Santiago O’Donnell

HONDURAS-MILIT3 Seguimos en Honduras. Metidos en la embajada brasileña junto al presidente legítimo Manuel Zelaya. Con Doris García Paredes, ministra de la Mujer del gobierno zelayista, al teléfono, haciéndonos sentir que estamos ahí. Cercados. Con militares en la vereda, con militares ocupando todas las casas que nos rodean. Pero sintiendo la hospitalidad de Brasil, el apoyo de Estados Unidos, el apoyo del mundo, sintiendo la resistencia en las calles de Honduras, esa resistencia que crece día a día a pesar de y por causa de la represión. Con esperanza, pero también con miedo. Miedo a lo que pueda pasar porque al señor dictador no se le mueve un pelo y no parece entender lo que está haciendo. Todo eso nos transmite García Paredes, una de las siete mujeres y cincuenta y tres hombres que viven en la embajada desde el lunes de la semana pasada. Veinte minutos que dura la comunicación. Hasta que se corta.

“Estamos a la expectativa, como siempre que hay avances en el diálogo en el marco de las relaciones internacionales, aunque a algunos sectores nacionales que quisieran estar no se les ha permitido participar”, dice la ministra, horas después de recibir la visita de una delegación de legisladores brasileños, mientras aguarda la llegada de una comisión de la OEA. “Esperamos que pronto se resuelva esta crisis, que el régimen de facto recapacite.”

Dice que la vida en la embajada es llevadera. Que está llena de actividades, que se festejaron varios cumpleaños con mucha alegría, incluyendo el de Zelaya, que celebran misas en el patio y que están llenos de actividades políticas que empiezan temprano a la mañana con las reuniones de los distintos equipos de crisis, y que sigue con las actividades del presidente, las de la primera dama Xiomara Castro, la atención a la prensa internacional, que siempre hay algo para hacer.

“También hay momentos tristes. Los ataques de los gases se sienten en muchos cuerpos todavía hoy. Sufrimos una invasión electrónica. Tenemos las comunicaciones interceptadas, muchas veces interrumpidas. Tenemos un cerco militar. Las casas de los frentes y los laterales fueron desocupadas y los militares tienen el control. Cada día es incierto, cada noche también. A partir de las seis de la tarde nos apuntan con un faro y nos encandilan toda la noche. Hay una tensión latente. Nos amenazan con mensajes que nos llegan por celular.”

Dice que está optimista porque el presidente Zelaya se muestra dispuesto al diálogo, recibe a la gente que lo viene a visitar, busca acuerdos, habla con el obispo, habla con todos.

Pero ése nunca fue el problema, contestamos. Desde que lo sacaron de su casa en pijamas, Zelaya siempre se mostró predispuesto al diálogo. El que no cede es el dictador.

“El siempre ha dicho que no va a renunciar, lo ha dicho reiteradas veces, Pero tiene que reconocer el entorno internacional. Si nos llevamos por lo que dicen los medios que apoyan a la dictadura y que nos llaman para darnos noticias, la verdad es que ellos van a continuar en su posición, cerrados, a pesar de lo que dice la comunidad internacional y de la resistencia que lleva 97 días en la calle, manifestándose de forma pacífica. Nos dicen que se están colocando bombas en el exterior de la embajada, en puntos estratégicos, preparándose para un día desalojar la embajada. Pero no les damos entero crédito a las versiones, ya que la Convención de Viena dice que las embajadas deben ser respetadas por las autoridades.”

¿Pero se siente segura?

“No, segura no, porque la fuerza militar es muy dura. Nos tiraron bombas lacrimógenas. Atacaron a los manifestantes que estaban frente a la embajada. Pero el pueblo ha despertado y ha reaccionado firme contra este golpe.”

¿Y en la embajada de Brasil se siente más segura que en otras embajadas?

“Claro, es la sexta potencia en el mundo y para nosotros es fundamental. Yo siento empatía por el pueblo brasileño. En mi caso estoy muy contenta de conocerlos y de compartir las actividades cotidianas, desde el aseo a la mañana hasta las conversaciones tarde en la noche. La visita de los congresistas brasileños ha sido muy provechosa, muy importante, han reiterado el apoyo de Brasil al sistema democrático en America latina. Nos contaron que han tenido encuentros con otros sectores del régimen de facto y que les expresaron su compromiso con la defensa plena del sistema democrático, después vinieron acá y nos dijeron que querían conocer las condiciones en que vivíamos en la embajada. Fueron muy cordiales. Tener esa relación estrecha nos animó mucho, para el pueblo hondureño que lucha es muy importante Brasil.”

¿Y Estados Unidos los apoya?

“Claro. Entiendo que hay un vínculo directo del señor presidente (Zelaya) con ese país y con todo el concierto de naciones. Están muy comunicados. Estados Unidos tiene una influencia muy grande y ha estado apoyando en un nivel muy importante.”

Dejamos la embajada por un momento. La semana pasada un diplomático que participa en las negociaciones había advertido: “Ahora se le va a hablar a Micheletti de otra manera”. El caso hondureño había llegado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la amenaza del uso de fuerza estaba implícita en el texto leído por la embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice. Estados Unidos no se va a meter ni loco, menos una administración demócrata, menos Obama, menos con un frente abierto en Afganistán.

Pero Brasil asoma como potencia. Brasil mundialista, Brasil olímpico, Brasil dueño de grandes reservas petroleras, Brasil pilar del BRIC. Brasil quiere hace mucho un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Brasil acaba de hacer una megacompra de armamento francés que incluye tanques y cazas de última generación y varios submarinos, entre ellos uno de propulsión nuclear. Lula tuvo que salir a decir el mes pasado que no estaba entrando en una carrera armamentista. Micheletti dijo la semana pasada que si invadía el país “una fuerza latinoamericana” le ordenaría a su ejército que no disparara ni un tiro contra sus “hermanos”. Casi una invitación para intervenir. Folha de Sao Paulo informó que ya hay planes trazados. El canciller Celso Amorim tuvo que salir el martes a desmentir que Brasil fuera a invadir. Pero esto es como en el fútbol: cuando un presidente sale a ratificar a su entrenador, quiere decir que el entrenador está en la cuerda floja.

Si Micheletti aborta o estira indefinidamente la negociación mientras fuerza las elecciones, quedará demostrado que las amenazas no sirvieron de nada. Ni hablar si asalta la embajada para detener a Zelaya. Ahí sí se pudre todo. No suena razonable, pero Micheletti ya dijo que está jugado, que está como Galtieri con las Malvinas.

Entonces Lula podría justificar su gasto militar. Más allá de las vagas amenazas que se ciernen sobre Amazonia y la bases militares que su aliado Estados Unidos ha instalado en la vecina Colombia. Y Brasil se convertiría en el gendarme de la democracia en América latina. Y la Carta Democrática de la OEA por fin tendría dientes. Y la región pasaría a tener una potencia dominante, algo muy parecido a lo que en el siglo pasado se llamaba “imperio”.

Pero falta. Podría no ocurrir en Honduras, pero sí en la próxima crisis. La realidad es que Brasil sólo intervendría bajo mandato del Consejo de Seguridad y no está ni cerca de conseguir los votos necesarios. Pero bueno, la situación es fluida y no se puede descartar nada.

Volvemos a la embajada. La ministra es consciente del peligro. No quiere sangre. No quiere más muertos.

“Hay un marco de referencia que es el acuerdo de San José. Ahora hay que firmarlo y acordar los medios de ejecución y las garantías. El presidente está aquí, vino con un plan pacífico y de apertura plena al diálogo. Si no hubiera regresado al país, otra hubiera sido la referencia y otras las condiciones. Pero él ha llamado al diálogo. Ha mostrado su filosofía en contra de la violencia y se ha mostrado totalmente a favor de una política de Estado de mantener una actitud pacífica. Las determinaciones las dará el tiempo. En agosto fue un tiempo, en septiembre fue otro y ahora que estamos casi a las puertas de las elecciones el tiempo es otro. Este es un tiempo positivo. El pueblo hondureño ha demostrado que está vivo y que está unido. Mientras el presidente esté aquí en actitud pacífica y el acuerdo esté sobre la mesa, seguiremos insistiendo con el diálogo. Cuando no esté, o si pasamos las elecciones y todo sigue igual, entonces otro será el análisis. Reconocemos que la comunidad internacional ha reaccionado y sigue reaccionando, y que el hilo conductor diplomático-jurídico no se puede interrumpir, se tiene que respetar, y Zelaya siempre ha sido respetuoso del orden internacional.”

Queda picando lo del pueblo hondureño, que la ministra menciona a cada rato. ¿Por qué dice que el pueblo ha reaccionado?

“Porque ahora está organizado en cada uno de los municipios de los dieciocho departamentos que tiene el país. La resistencia se ha reorganizado y tiene una estructura organizativa a nivel nacional. En julio y agosto no se tenía ese nivel de coordinación. Recién en el mes pasado empezamos a tenerla. Ha habido una maduración de la situación a medida que el pueblo tomó conocimiento de lo que estaba pasando.”

Entonces seguimos en Honduras, metidos en la embajada de Brasil, con el presidente legítimo, cercados, esperanzados, con un pueblo que reacciona, respetando los tiempos del orden internacional.

sodonnell@pagina12.com.ar

La jefatura del ejército participó en la reunión OEA-Micheletti, revela la resistencia

Negocia el embajador estadunidense una solución a la crisis hondureña

Es imposible la vuelta a la democracia bajo el estado de sitio, dice editorial del diario Tiempo

Divididos, los partidarios del régimen dictatorial; empresarios, por el retorno con condiciones

Foto

Zelaya, su mamá y seguidores cantan y bailan en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.Foto Reuters

Arturo Cano, Enviado de La Jornada

Tegucigalpa, 3 de octubre. Los golpistas se dividen, en medio de una maraña de versiones sobre el desenlace que el diálogo, auspiciado por la Organización de Estados Americanos (OEA), tendrá la semana próxima. Hay un montón de propuestas y contrapropuestas luego de que la mediación de Óscar Arias fracasó y todo apunta a que la solución resultará de una combinación entre mecanismos internacionales y lo que se ha llamado el diálogo hondureño, resume el diputado Marvin Ponce, del Partido Unificación Democrática. A eso hay que añadir la negociación subterránea que encabeza el embajador estadunidense Hugo Llorens.

La salida negociada tuvo un momento clave la noche del martes 29 de septiembre, en la base aérea de Palmerola, a 70 kilómetros de esta ciudad, donde se reunieron el presidente de facto, Roberto Micheletti, y José Miguel Insulza, secretario general de la OEA.

Según fuentes de la resistencia al golpe, en la reunión participó también el comando conjunto de las fuerzas armadas hondureñas y la cita fue auspiciada por Estados Unidos, lo cual no es ningún secreto, pues ese país mantiene en el lugar una fuerza de 400 soldados que releva cada tres meses.

En dicha reunión se establecieron las bases de un diálogo que sería convocado por el gobierno de facto y aceptado por el presidente Manuel Zelaya Rosales, según han dicho funcionarios de la OEA.

La negociación ha dividido a las fuerzas que organizaron y apoyan el golpe de Estado, pues no se ponen de acuerdo sobre los términos del acuerdo, comenzando, claro, con la restitución de Zelaya en el poder político del país.

Mientras poderosos empresarios aceptan el retorno del presidente con poderes limitados, el régimen golpista de Micheletti ha abandonado el no definitivo para sustituirlo por la siguiente fórmula: no puede darse ningún acuerdo al margen de la Constitución. Empresarios y líderes políticos que hasta hace poco apoyaban el golpe han mostrado sus diferencias la semana que termina.

“Sólo un ex presidente y uno de los candidatos no se quieren convencer y siguen fuerceando por el regreso de Zelaya”, dice una de las columnas institucionales de El Heraldo. El ex presidente es, según la resistencia, Carlos Flores Facussé, dueño además de La Tribuna, competencia del primer periódico citado. Y el candidato Porfirio Lobo, aspirante a la presidencia por el Partido Nacional.

Cambiar de golpista

La Cámara de Comercio e Industrias del departamento de Cortés pide, en planas enteras de los periódicos, derogar el decreto que restringe los derechos humanos básicos y el proceso electoral actual. El dato destacable es que la capital de Cortés es San Pedro Sula, la única ciudad del país donde realmente hay industria.

Los empresarios del norte están con un acuerdo que implique el retorno de Zelaya, mientras que los del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (el organismo cúpula empresarial) están en contra, dice Ponce.

Entre los políticos hay quienes no sólo quieren dejar fuera a Zelaya, sino también a Micheletti. Hace días, el candidato a la presidencia del Partido Liberal, Elvin Santos, envió a su representante, Mauricio Villeda, a Alemania. Un día se publicó que andaba por allá y al siguiente, el presidente de la Fundación Friedrich Naumann, de corte liberal, envió una carta a Micheletti y Zelaya.

En la misiva, firmada por Wolfgang Gerhardt, se propone que un tercero asuma la presidencia, que la mediación no sea latinoamericana y que los dos se comprometan a no realizar actividades políticas durante cinco años: Una relección de Micheletti o Zelaya no debería ser negociable.

Foto

Un payaso antigolpista se manifiestaFoto Reuters

La propuesta es leída aquí como la postura de Elvin Santos quien, sin aprender la lección mexicana, se presenta en campaña como el presidente del empleo.

La propuesta alemana es sólo cambiar de golpista, dice Ponce. Claro, también deja ver el temor del sector dominante liberal de un retorno de Zelaya a la política activa con un tercer partido que dispute el poder a los dos tradicionales.

El enjambre de Facussé

Hace un mes no quería saber nada de Zelaya, pero hoy el empresario Miguel Facussé –tío de Adolfo Facussé y fundador del clan que lleva su apellido– se pone negociador: “Dentro de este enjambre hay que poner a Micheletti y a Mel Zelaya a hablar, de ahí va a salir algo, creo que positivo”. Algo ha cambiado para que Miguel Facussé hable así, después de haber prestado el avión, dicen aquí, para sacar a la canciller Patricia Rodas del país.

El que no ha variado su posición es el también poderoso empresario Jaime Rosenthal, quizá el único, en la lista de los más ricos de Honduras, que está con Zelaya.

Hoy dice a través del editorial del diario Tiempo, de su propiedad: ¿Cómo es posible entablar un diálogo para solucionar la crisis política si la nación está bajo total estado de sitio, con todas las libertades y las garantías individuales suspendidas y todos los poderes del Estado confabulados con los militares para mantener a sangre y fuego el régimen dictatorial?

Según Tiempo, no puede haber elecciones en un escenario en el que todos los poderes son partícipes de la conspiración contra la democracia que pretende perpetuarse en el poder público, aumentando sus privilegios e impunidad y asegurándole a los militares el control absoluto de nuestro país.

El gobierno de facto habla a través del octogenario ministro de la presidencia Rafael Pineda Ponce, quien deja ver las objeciones de Micheletti y algunos de los sectores golpistas: “Se habla de armonía y de paz, de entendimiento… pero hay una tendencia marcada a obviar la vía de la legalidad, se camina por la vía de un arreglo que deje a un lado la Constitución y eso naturalmente no podemos admitirlo. Cualquier arreglo debe estar enmarcado necesariamente en lo que establece la Constitución”.

Pineda Ponce dice también que Honduras está a pocos días de una solución, sólo para después afirmar que la salida real, constitucional, sería la que se puede disputar dentro de 57 días que faltan para las elecciones.

En una entrevista mañanera con la televisión, el ministro Pineda se porta generoso sobre el decreto que estableció el estado de sitio: “Los sectores de la sociedad han comprendido que es mejor el respeto y la tolerancia que la confrontación y el tumulto… el decreto será derogado en el consejo de ministros el próximo lunes”.

El decreto se ha traducido en el cierre de Radio Globo y el Canal 36, en la disolución de varias marchas de la resistencia, en detenciones arbitrarias y el desalojo de las instalaciones del Instituto Nacional Agrario. Los 38 campesinos presos están en huelga de hambre desde el jueves por la tarde.

El conductor del noticiero más visto de la televisión, Jorge Zelaya, se deshace en halagos a la larga carrera política del ministro, quien agradece: Gracias, Jorgito, por sus expresiones tan cordiales y tan finas, las valoro y las interiorizo en lo profundo de mi corazón.

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Written by Eduardo Aquevedo

4 octubre, 2009 at 21:23

Honduras: la alianza Brasil-EE.UU para reinstalar Zelaya…

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Hundidos en Honduras

 

Por Santiago O’Donnell

HONDURAS-MILIT3 Seguramente Manuel Zelaya nunca imaginó que un día su país ocuparía un lugar central en la agenda internacional. Honduras ya es no sólo una referencia obligada en las reuniones de la OEA y las cumbres de Unasur. Importantes presidentes se han ocupado del tema esta semana en la Asamblea General de Naciones Unidas, en el Consejo de Seguridad y, aunque no lo hicieron en público, también en la cumbre del G-20. Hasta los presidentes africanos podrían sumar su condena al golpe en la cumbre sur-sur que empezó ayer en la Isla de Margarita.

Pero a pesar de las presiones de la comunidad internacional, que a partir de esta semana incluye la amenaza del uso de fuerza, la dictadura sigue en pie, sin fisuras aparentes y sin ceder ni un ápice en su postura negociadora. La única concesión que está dispuesta a hacer es la misma de siempre: ofrece la renuncia del dictador Micheletti para que sea reemplazado por un títere del régimen hasta que el nuevo presidente electo asuma en enero. A cambio exige nada menos que la legitimación de las elecciones de noviembre para así dar por terminada la crisis. Por suerte la comunidad internacional no compró. Entonces la dictadura juega a estirar la situación para acortar el mandato de Zelaya, el presidente derrocado hace ya tres meses, ante la eventualidad de una improbable restitución.

Aunque la situación política de Honduras en lo sustancial no ha cambiado, o no todavía, hubo dos novedades importantes esta semana que aumentaron de manera significativa la presión sobre el régimen golpista. La primera, claro, es la aparición de Zelaya en la embajada brasileña. La segunda es la intervención del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas exigiendo respeto por la integridad territorial de esa sede diplomática.

La versión oficial que difundió Itamaraty dice que Zelaya se apareció en la embajada sin aviso y golpeó la puerta. La realidad es muy distinta. Lo dice el sentido común y lo confirman dos fuentes muy bien informadas, una en Washington y otra en Brasilia. En realidad se trató de una iniciativa brasileña para torcer el rumbo de una situación que se le escapaba de las manos. Zelaya, asegura una de esas fuentes, se mantuvo en contacto permanente con autoridades brasileñas, desde que inició su retorno hasta que llegó a la embajada. Incluso algunas de esas comunicaciones habrían sido interceptadas y no sería extraño que se den a conocer en un futuro no muy lejano.

Tampoco parece probable que la movida brasileña sea una respuesta política a la instalación de bases estadounidenses en Colombia, o el tan mentado relanzamiento de la IV Flota de la Armada norteamericana. Estados Unidos tenía conocimiento previo y había aprobado la movida brasileña, confirman las fuentes. Ambos países han coordinado sus movimientos a lo largo de toda la crisis y esa coordinación se hizo aún más evidente desde la vuelta de Zelaya.

El de Washington fue uno de los primeros gobiernos en reclamar respeto por el santuario diplomático brasileño. Además, la embajada estadounidense fue la primera en mandar víveres cuando los golpistas le cortaron el agua y la luz al refugio del presidente derrocado, informa una fuente hondureña instalada en la embajada brasileña. Además, para no dejar dudas, el canciller brasileño Celso Amorim se apuró en aclarar que Brasil no asumiría un rol de mediador en el conflicto, sino que ese rol quedaba en manos del delegado de Estados Unidos, Oscar Arias, presidente de Costa Rica. También negocian el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza; el embajador estadounidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens, y últimamente se han sumado a la mesa representantes del Centro Carter, la ONG liderada por el ubicuo ex presidente estadounidense. Todos ellos tienen línea directa con el Departamento de Estado.

La movida de Zelaya es más bien fruto de un acuerdo entre Brasilia y Washington en sintonía con los principales discursos de política exterior pronunciados por Obama desde que llegó a la Casa Blanca. Tanto en la cumbre del G-20 en Londres como en la cumbre de la OTAN en Estrasburgo, el presidente estadounidense dijo que su país ha perdido influencia y ya no puede ser la policía del mundo, por lo que la nueva política de seguridad internacional consiste en forjar alianzas estratégicas con potencias afines en las distintas regiones del mundo.

Pero la alianza estratégica Estados Unidos-Brasil no empezó con Honduras ni tampoco con Obama. Según documentos recientemente desclasificados, ya en la década de los ’70 Kissinger lo instaba a Nixon a apoyar a la dictadura brasileña para que coordinara la lucha antiguerrillera en toda la región. Y fue Lula quien consoló en su tierra a George W. Bush después de la paliza que éste recibiera en la cumbre de Mar del Plata del 2005. Y fue Lula quien dos años más tarde volvió a recibir a Bush para acordar un reparto del incipiente mercado mundial de biocombustibles.

Lo que nadie discute es que Brasil dio un paso importante esta semana para reafirmar su rol de potencia emergente y líder regional. “Esto es Brasil potencia, Brasil interlocutor mundial, Brasil marcando un rol predominante que consolida su esfera de influencia en América latina”, dice admirada la fuente diplomática con sede en Washington.

En realidad, el proyecto de integración regional liderado por Brasil en la última década terminaba en el estrecho de Panamá, ante la evidencia de que México, Centroamérica y el Caribe habían caído irremediablemente bajo la esfera de dominio hegemónico de Estados Unidos. Siendo Estados Unidos el destinatario casi exclusivo de las exportaciones y los flujos migratorios de esos países, y fuente de las remesas y la asistencia crediticia que sostienen a sus economías, era difícil imaginarse cómo países como Honduras podrían sumarse a un bloque regional con pretensiones autonómicas, como el que soñaba Lula. Por eso Brasil privilegió a la Unasur sudamericana como instrumento de integración en desmedro del Grupo Río latinoamericano.

Pero tal como sucedió en los ’80, cuando Brasil integró el Grupo Contadora, ahora vuelve a intervenir en Centroamérica por la sencilla razón de que los acontecimientos que ocurren allí afectan irremediablemente a sus vecinos sudamericanos, por causa de las raíces políticas y culturales compartidas. Algo similar ocurre en el Caribe, donde en la década pasada Brasil aceptó, a pedido de Washington, asumir el mando de la misión militar multilateral que aún interviene en Haití. Brasil no aceptó la misión para extender su influencia sobre el país más pobre de las Américas, sino para evitar el pésimo ejemplo de otra invasión yanqui en la región, aunque sea para pacificar a un país en estado de guerra civil, como era entonces Haití.

La segunda novedad de la semana con respecto a Honduras es consecuencia de la primera: el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tomó el tema a pedido de Lula e intimó a los golpistas a que cesen las agresiones contra la embajada brasileña. El dato no es menor. “Al entrar en el Consejo de Seguridad, el tema entró en la habitación del capítulo séptimo”, graficó la fuente diplomática, haciendo referencia a la cláusula que habilita una intervención militar bajo el paraguas de la ONU, que sólo puede ser invocada por un acuerdo del Consejo.

Para el veterano diplomático afincado en Washington, esto significa pasar del intento de convencer a los golpistas invocando principios democráticos, a la amenaza lisa y llana de una invasión. Fidel Castro lo entendió más rápido que nadie y un día antes de la resolución del Consejo, disparó un editorial en Cubadebate argumentando en contra de la solución militar.

Semejante desenlace suena descabellado pero no habría que descartarlo. El regreso de Zelaya tenía dos objetivos posibles. El primero sería provocar una pueblada que derrumbe el régimen. Pero si no lo pudo hacer el mes pasado, cuando fue a la frontera, cerca de las zonas rurales donde Zelaya tiene su principal base de apoyo, difícilmente lo logre en la capital, donde los golpistas cuentan con la simpatía de buena parte de la población, y donde se concentran las fuerzas encargadas de reprimir a los manifestantes.

El otro objetivo posible es provocar un ataque golpista a la embajada brasileña, que a su vez provoque una respuesta militar de fuerzas extranjeras que despejarían el camino para la restitución de Zelaya. No es la estrategia ideal, como dice Fidel, pero parece estar funcionando mejor que el operativo clamor, al menos en el plano discursivo. De ahí la importancia del pronunciamiento del Consejo de Seguridad. Atacar una embajada bancada por la máxima instancia de la ONU parecería una actitud suicida, pero la torpeza de los golpistas no tiene límites. Alguien debería explicarle al dictador Goriletti que ningún gobierno, mucho menos el suyo, tiene derecho a bombardear una embajada con gases tóxicos. Eso se llama pasarse de rosca, cruzar la raya. Cuando los nenes del Consejo de Seguridad salgan de su estupor, seguramente harán algo para que Goriletti no se la lleve de arriba.

Probablemente será una nueva amenaza, una amenaza más explícita. Pero el problema con las amenazas es que no suelen surtir efecto si quienes las lanzan no están dispuestos a concretarlas. Estados Unidos no ha tenido intervenciones militares unilaterales en la región desde la invasión de Panamá en 1989, si por intervención militar se entiende tirar tiros y no ocupar bases, armar flotas, realizar ejercicios militares, apoyar golpes, etc., etc. Según una fuente del Departamento de Estado consultada el mes pasado, esa no intervención militar directa y unilateral es una política de Estado que todos los presidentes estadounidenses han respetado, de Bush padre a esta parte.

La Organización de Estados Americanos sirvió de pantalla para los Marines que invadieron Santo Domingo en 1965, pero en la actualidad no existe ninguna disposición en el sistema de la OEA que contemple el uso de la fuerza. Si algo demostró este golpe es que la Carta Democrática del organismo interamericano no sirve para restituir a un gobierno constitucional derrocado por un golpe de Estado, justamente porque la Carta carece de capacidad coercitiva. En cambio el consejo de la ONU sí la tiene, el famoso capítulo séptimo, pero cuando la usó lo hizo para intervenir en conflictos armados, no para resolver crisis institucionales, mucho menos en un pequeño país como Honduras. Por lo tanto, llegado el caso, el Consejo tendría que desarrollar mecanismos de aplicación para el uso de fuerza que se adapten a la presente situación y que tengan en cuenta que ni Estados Unidos ni la Unasur aceptarían el despliegue de tropas extrarregionales en América latina.

Que hoy se esté hablando y, peor, pensando seriamente en una opción militar para Honduras demuestra hasta qué punto Goriletti y sus secuaces han logrado despertar a los fantasmas del pasado. Ya no hay espacio para soluciones buenas. Si llegan a las elecciones, los golpistas habrán triunfado. El golpe correctivo a plazo fijo se habrá convertido en un golpe clásico que se prolonga en el tiempo indefinidamente a través de un gobierno avalado por una elección ilegítima. Si se negocia un acuerdo que no incluye la vuelta de Zelaya con plenos poderes, también ganaron los golpistas. Si vuelve Zelaya por la fuerza, la opción militar volverá a ser viable en la región más pacífica del mundo.

Lo menos peor que puede pasar es que las amenazas del Consejo funcionen y que Zelaya vuelva por las buenas, por así decirlo. Pero aun así, el costo será inmenso: hundido en Honduras, el pomposamente nombrado “sistema interamericano”, las instituciones que lo integran y la Carta Democrática que lo gobierna habrán demostrado su patética debilidad.

sodonnell@pagina12.com.ar

Written by Eduardo Aquevedo

27 septiembre, 2009 at 8:36

Honduras: cómo cambió el escenario…

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Desde la izquierda, el diputado Marvin Ponce afirma que Zelaya volvió a causa del desgaste de la dictadura y desde el tradicional Partido Liberal, el legislador Eric Rodríguez exhorta a Micheletti a dialogar.

honduras-militares Por Mercedes López San Miguel

Manuel Zelaya necesitaba una vuelta de alto impacto tras dos intentos frustrados y tres meses en el exilio. Desde aquellos intentos, Estados Unidos canceló las visas a los golpistas, pero nunca condenó como “golpe” a la asonada militar, lo que habría significado una fuerte sanción económica a la dictadura y el Nobel Oscar Arias se reunió con los candidatos a presidente en una mediación destinada a fracasar. Nada parecía modificar la nueva realidad de los hondureños. Ayer, el escenario cambió radicalmente.

Para el político Marvin Ponce, que forma parte del colectivo Frente Nacional por la Resistencia, Zelaya no se lanzó a la aventura. “Creemos que había avanzado en un acuerdo con los militares. Este acuerdo incluye que el Congreso dé una amnistía a los golpistas y que se negocie un gobierno de reconciliación nacional”, dijo a Página/12 el diputado de la izquierdista Unificación Democrática. Y lo justificó: “El gobierno de Roberto Micheletti está debilitado porque una parte de los militares le retiró el apoyo y los partidos tradicionales han expresado que quieren volver al acuerdo de San José de Costa Rica”. Además, Ponce subrayó la importancia de la última reunión del Nobel con los candidatos hondureños: “Arias planteó que las elecciones debían realizarse con la restauración del orden democrático”.

El mandatario derrocado propone un diálogo con todos los sectores, incluyendo su partido, el Liberal, que en gran parte le dio la espalda. Eric Rodríguez, diputado de esa formación, afirmó a este diario que él apoyaba la vuelta de Zelaya. “Significa la restitución del proceso democrático. Sería importante iniciar un diálogo nacional.” Se le preguntó por qué siguió en funciones de legislador para un gobierno ilegítimo. Y su respuesta no despejó las dudas: “Vigilamos al gobierno de Micheletti y seguimos en contacto con Mel Zelaya. Creíamos que ésa era la mejor posición. ¿Qué esperamos? Bueno, que la OEA y la ONU apoyen al presidente legítimo y que Micheletti dé muestras de querer dialogar”.

Al optar primero por negar la presencia de Zelaya y callar después, los golpistas parecen haber sido tomados por sorpresa. Más tarde, respondieron con un toque de queda. Por eso el gremio de maestros, el más organizado de Honduras, adelantó que comienza hoy un paro indefinido. “La gente está muy entusiasmada –dice, mimetizado con la efervescencia en las calles, Lorenzo Sánchez, del sindicato docente–. La resistencia y el pueblo en general esperamos que se revierta el golpe”, coincidió Berta Oliva, de la comisión de familiares de víctimas de la represión. Ponce sintetizó el momento político que vive Honduras por estas horas: “Falta claridad”.

Página/12

¿EL PRINCIPIO DEL FIN?

Atilio A. Boron, Rebelión

Zelaya ya está en Tegucigalpa y su ingreso a Honduras, burlando las “medidas de seguridad” instaladas a lo largo de la frontera, debería marcar el comienzo del fin del régimen golpista. Son varias las razones que fundamentan esta esperanza, que sucintamente se exponen a continuación.

Primero, porque los gorilas hondureños y sus instigadores y protectores en Estados Unidos (principalmente en el Comando Sur y el Departamento de Estado) subestimaron la masividad, intensidad y perseverancia de la resistencia popular que día tras día, sin desmayos, manifestaría su oposición al golpe de estado. En realidad tamaño rechazo no estaba en los cálculos de nadie, si nos atenemos a la historia contemporánea de Honduras. Pero el nuevo rumbo decidido por Zelaya: su positiva respuesta ante largamente postergados reclamos populares y la reorientación de su inserción internacional en el marco del ALBA tuvieron un efecto pedagógico impresionante y desencadenaron una reacción popular inesperada para propios y ajenos.

Segundo: el régimen golpista demostró ser incapaz de romper un doble aislamiento. En el frente interno, quedando cada vez más en evidencia que su base social de sustentación se reducía a la oligarquía y algunos grupos subordinados a su hegemonía, incluyendo los medios de comunicación dominados sin contrapeso por el poder del capital. Además, el paso del tiempo lejos de debilitar la resistencia popular lo que hizo fue acotar cada vez más el apoyo social al régimen. En el flanco internacional el aislamiento de Micheletti y su banda es casi absoluto: salvo poquísimas excepciones toda la América Latina y el Caribe retiró sus embajadores, y lo propio hicieron varios de los países más gravitantes de Europa. La misma OEA adoptó una línea dura en contra del régimen y, a poco andar, el único apoyo externo con que contaba el gobierno provenía de Estados Unidos. Este sin embargo, siguió una trayectoria declinante que se fue acentuando con el paso del tiempo: desde la negación de visados al personal diplomático acreditado en Washington hasta medidas cada vez más exigentes en contra del propio Micheletti y sus colaboradores.

Tercero, porque las ambiguas políticas del gobierno de Estados Unidos -producto de la puja interna dentro de la administración- que facilitaron la perpetración del golpe de estado fueron lentamente definiéndose en una dirección contraria a los intereses de los usurpadores. Si el inicial rechazo al golpe manifestado por Obama fue luego atenuado y entibiado por su antigua (¿y actual?) rival, la Secretaria de Estado Hillary Clinton, el carácter indisimulablemente retrógrado de Micheletti y su entorno así como la interminable sucesión de exabruptos e insultos dirigidos a Obama cada vez que la Casa Blanca expresaba alguna crítica a Tegucigalpa y su manifiesta incapacidad para construir una base social, fueron lentamente inclinando el fiel de la balanza en contra de las posturas amadrinadas por la Secretaria de Estado y creando una atmósfera cada vez más antagónica en relación a los golpistas.

Cuarto y último: el régimen instaurado el 28 de Junio constituye un serio dolor de cabeza para Obama. En primer lugar, porque desmiente enfáticamente sus promesas de fundar una nueva relación entre Estados Unidos y los países del hemisferio. El apoyo inicial al golpe, puesto de manifiesto en la obstinada resistencia de Washington a caracterizarlo como un “golpe de estado”, la tibieza de la respuesta diplomática y la indiferencia ante las gravísimas violaciones a los derechos humanos perpetrada por Tegucigalpa dañó seriamente la imagen que Obama quería establecer en América Latina y el Caribe. La continuidad del régimen golpista haría aparecer a Obama como un político irresponsable y demagógico o, peor aún, como alguien incapaz de controlar lo que hacen y dicen sus subordinados en el Pentágono, el Comando Sur y el Departamento de Estado. Y esto se liga con otro asunto, el segundo, sumamente importante y que excede el marco de la política hemisférica: su credibilidad en la arena internacional. Al demostrar su impotencia para controlar lo que ocurre en su “patio trasero” los gobernantes de otros países –especialmente la China, Rusia y la India- tienen razones para sospechar que tampoco será capaz de controlar a los sectores más belicistas y reaccionarios de Estados Unidos, para quienes sus promesas de alentar el multilateralismo equivalen a una capitulación incondicional ante sus odiados enemigos.

Esto es particularmente grave en momentos en que Obama está negociando con Rusia un nuevo acuerdo para reducir el arsenal nuclear de ambos países, algo que Washington necesita tanto o más que Moscú debido a la hemorragia económica producida por las guerras en Irak y Afganistán y al incontenible déficit fiscal norteamericano. El fracaso de este acuerdo tendría un costo económico enorme sobre el presupuesto público en momentos en que ese dinero se necesita para aventar los riesgos de una profundización de la crisis económica estallada en el 2008. Pero para persuadir a los rusos de que su plan de reducción de armamentos es viable tiene primero que demostrar que está en control de la situación y que sus halcones dentro del Pentágono no le quebrarán la mano. Cada día que permanezca Micheletti en el poder equivale a un mes más de difíciles conversaciones con Medvedev y Putin para convencerlos de que sus promesas se traducirán en hechos. Porque, si no puede controlar a los suyos en Honduras, ¿podrá hacerlo cuando se trate de una cuestión estratégica y vital para la seguridad nacional de Estados Unidos?

Clinton saluda el retorno de Zelaya

El depuesto presidente regresa sorpresivamente a su país y es albergado por la embajada de Brasil, que pide a la Casa Blanca y la OEA ayuda para su seguridad; en tanto, Micheletti exige sea entregado.

Tegucigalpa.- La secretaria de Estado estadunidense Hillary Clinton calificó el regreso clandestino del depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya a Tegucigalpa como “la mejor oportunidad” para terminar con la crisis política en ese país, en declaraciones ayer a la prensa en Nueva York. “Ahora que el presidente Zelaya volvió, sería oportuno devolverle su puesto” y “seguir adelante con las elecciones previstas para noviembre, tener una transición pacífica de presidentes y devolver a Honduras el orden democrático y constitucional”, dijo Clinton tras reunirse con el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, mediador en el conflicto surgido tras el golpe de Estado.

Clinton y Arias, premio Nobel de la Paz, coincidieron en que el regreso de Manuel Zelaya, expulsado por el ejército hondureño a Costa Rica la madrugada del 28 de junio, es una oportunidad para terminar con la crisis política. “Pienso que ésta es la mejor oportunidad, el mejor momento, ahora que Zelaya volvió a su país”, declaró Arias a la prensa.

En tanto, el presidente de facto Roberto Micheletti exigió a Brasil que entregue a Zelaya, quien a mediodía de ayer pidió refugio en la embajada brasileña en esta capital, luego de “casi 15 horas de recorrido”, según dijo el depuesto presidente a la cadena Telesur.

Poco después, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, confirmó la presencia de Zelaya en Honduras, tras hablar con él por teléfono.

En respuesta a Micheletti, el canciller Celso Amorim, presente también en Nueva York, advirtió de cualquier intento de “violar la sede diplomática” de Brasil en Honduras y confió que su retorno sirva para “una solución rápida, basada en el derecho constitucional”.

El retorno de Zelaya, tras dos intentos fallidos en julio, tomó por sorpresa a Micheletti, quien primero atribuyó los rumores al “terrorismo mediático”. Al confirmarse la noticia con imágenes de Zelaya saludando desde la embajada brasileña, Micheletti impuso el toque de queda, cuando miles de personas se congregaban ante las oficinas de la ONU, donde inicialmente se había dicho que estaba el mandatario depuesto. Estados Unidos, la Unión Europea y los países latinoamericanos han aislado a Micheletti, y siguen considerando a Zelaya como presidente legítimo.

Interrogado por la prensa, Amorim aseguró que su país “no tuvo ninguna participación” en el retorno y sólo le dio permiso para entrar en la sede.

“El presidente dijo que llegó a Honduras por medios propios y pacíficos”, indicó Amorim. También precisó que se había comunicado con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y con el gobierno de EU para que se aseguren de que no haya amenazas contra la seguridad de Zelaya ni contra el personal de la embajada.

En sesión extraordinaria en Washington, los 33 embajadores de la OEA exigieron al gobierno de facto “plenas garantías” para la integridad física de Zelaya y su retorno a la presidencia del país.

En tanto, la embajadora hondureña en Guatemala, Bessy Valenzuela, dijo que Zelaya “está dispuesto a no dormir” hasta resolver la crisis, luego de que Zelaya propusiera en Tegucigalpa “un diálogo nacional e internacional que permita a los hondureños volver por los fueros del respeto a la soberanía del pueblo” e insistió en que “pacíficamente vamos a buscar el diálogo por la democracia”.

Realizó escala en El Salvador: Funes
El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que ayer apareció sorpresivamente en Tegucigalpa, hizo una escala técnica en un avión en El Salvador el domingo en la noche antes de ir a su país, dijo el presidente Mauricio Funes.

“A nosotros, él (Zelaya) y su canciller (Patricia Rodas) no nos hicieron ninguna solicitud como gobierno, mas que la de permiso para aterrizar. Eso es lo único que hemos hecho. ¿Por qué no lo hizo? Eso lo tendrá que explicar él”, declaró Funes en una rueda de prensa en la casa de gobierno.

“Yo me enteré que venía (Zelaya) porque claro toda nave que incursiona en espacio aéreo salvadoreño necesita autorización y tiene que informar quiénes son los tripulantes y quiénes son las personas que vienen acompañando la tripulación”, declaró. (San Salvador/Agencias)  http://www.milenio.com

Written by Eduardo Aquevedo

23 septiembre, 2009 at 2:17

La OEA aplaude la vuelta de Zelaya a Honduras como una "acción de valentía"

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Insulza viaja este martes a Tegucigalpa.- Hillary Clinton pide diálogo y Óscar Arias se ofrece como mediador

HONDURAS-PRESID1 AGENCIAS – Nueva York / Tegucigalpa – 22/09/2009

El inesperado regreso este lunes a Honduras del depuesto presidente Zelaya, que se encuentra refugiado en la Embajada brasileña en Tegucigalpa rodeado de cientos de seguidores pese al toque de queda decretado por el Gobierno de facto de Roberto Micheletti, ha movilizado a la comunidad internacional, preocupada por la posibilidad de que se produzcan altercados en el país. La Organización de Estados Americanos (OEA) ha celebrado una reunión extraordinaria en la que se ha apoyado por unanimidad la "acción de valentía" que implica la vuelta de Zelaya y ha acordado el viaje a Tegucigalpa este martes del presidente de la OEA, José Miguel Insulza, junto con otros cancilleres.

    La resolución del organismo exige además al Gobierno de facto que garantice la seguridad necesaria a Zelaya, insta a la población a mantener la calma y se remite al Acuerdo de San José, redactado gracias a la mediación del presidente de Costa Rica, como la mejor vía para volver a instaurar el orden democrático.

    Mientras, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha recomendado a Zelaya y Micheletti que inicien un diálogo para evitar nuevos brotes de violencia. La jefa de la Diplomacia realizó estas declaraciones tras mantener un encuentro en Nueva York con el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, precisamente mediador en la crisis política de Honduras. Arias, que se encuentra en EE UU para asisitir a la Asamblea General de la ONU, también expresó su deseo de que la calma persista y se ofreció incluso para ir a Tegucigalpa para mediar entre las dos partes implicadas.

    Según Clinton, "ahora que el presidente Zelaya ha regresado sería oportuno devolverle a su puesto bajo las condiciones apropiadas, seguir adelante con las elecciones previstas para noviembre, contar con una transición pacífica de la autoridad presidencial y llevar de nuevo a Honduras al orden constitucional y democrático".

    Por su parte, el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, que igualmente se encuentra en Nueva York, abogó desde allí por el diálogo y evitar los enfrentamientos y reconoció que, aunque la vuelta de Zelaya "abre oportunidades, también puede crear dificultades". Moratinos ha informado de que ha hablado con su homólogo de Brasil, Celso Amorim, así como con otras autoridades de la Unión Europea y de Estados Unidos, con la finalidad de coordinar "posiciones y gestiones".  EL PAIS.COM

    “NADIE NOS VUELVE A SACAR”, DIJO DESDE LA CAPITAL HONDUREñA

    Zelaya sorprendió con su vuelta

    El presidente se asiló en la Embajada de Brasil, recibido por una multitud. Los golpistas pidieron a Brasilia que lo entregue. EE.UU. lo vio como una oportunidad para salir de la crisis.

    Manuel Zelaya volvió a Honduras. De manera clandestina y en horas de la madrugada, el presidente constitucional burló los controles, regresó a Tegucigalpa y habló refugiado desde la embajada de Brasil. “He vuelto por la voluntad del pueblo para construir la democracia”, aseguró. “Que todos los hondureños vengan para aquí a protegernos, a evitar cualquier malentendido”, lanzó enseguida. De inmediato, miles de hondureños se movilizaron y coparon los alrededores de la sede diplomática. “Sí se pudo, sí se pudo”, empezó a corear la multitud. “A partir de ahora nadie nos vuelve a sacar de aquí: patria, restitución o muerte”, clamó el mandatario. Rápido, helicópteros del gobierno de facto comenzaron a surcar el cielo para supervisar los movimientos en la embajada mientras el despliegue policial crecía por las calles de la capital y voceros golpistas, a pesar de los hechos, seguían negando que el presidente constitucional se encontrase en el país.

    Pero Zelaya, de camisa blanca, pantalón negro y sombrero de ala ancha, ya estaba adentro. “He venido a dialogar de frente; abriremos contactos con diferentes organizaciones de la sociedad para que la paz y la tranquilidad vuelvan a Honduras”, anunció, tras lo cual aseguró que buscará entablar negociaciones cuanto antes. Su apuesta, para ello, es traer al secretario general de la OEA de inmediato sobre el terreno. “Mañana (por hoy) el secretario general José Miguel Insulza está aquí. Me ha dicho que se quería venir hoy mismo, pero llega mañana”, afirmó. Sin embargo, la dictadura decretó un toque de queda desde las 16 hora local de ayer hasta la madrugada de hoy para desmovilizar a los manifestantes y por la noche anunció el cierre de los aeropuertos. Lejos de mostrarse dispuesto a la negociación, el régimen le pidió a la embajada de Brasil que lo entregue. “Hago un llamado al gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes de Honduras”, señaló Micheletti en un mensaje leído en la Casa Presidencial.

    Sin precisar cómo había entrado en su país, Zelaya aseguró que hizo “mil proezas” y un periplo de unas 15 horas para ingresar en territorio hondureño. “Se tuvieron que realizar diferentes movimientos en varios países, se tuvo que cambiar de transportes, hacer planificaciones para poder evadir retenes militares, postas policiales y los círculos de control que existen”, precisó el hondureño. “El presidente Zelaya atravesó montañas y ríos para llegar a estar junto a su pueblo”, detalló su canciller, Patricia Rodas.

    Sobre la llegada a la embajada brasileña en Tegucigalpa, Celso Amorim, canciller brasileño, fue el encargado de brindar los detalles. “Una hora antes de la llegada de Zelaya, una diputada hondureña llamó a la Embajada de Brasil en Honduras diciendo que la esposa del presidente, Xiomara Castro, quería hablar con el encargado de Negocios en nuestra sede diplomática para pedir si Zelaya podía refugiarse allí”, precisó el canciller desde la sede de la ONU en Nueva York. Amorim explicó entonces que, en ese momento, el diplomático Francisco Catunda se comunicó con Itamaraty y él mismo, previa consulta con Lula, dio la luz verde. Aún más, Amorim aseguró que en la reunión que mantendrán en los próximos días Lula y el presidente estadounidense Barack Obama en el marco de la ONU, el asunto será abordado (ver aparte).

    La postura de Estados Unidos, primero, fue cautelosa. “Instamos a que las partes hagan un ejercicio de prudencia y eviten cualquier acción que pueda derivar en un brote de violencia”, señaló Ian Kelly, vocero del Departamento de Estado. No obstante, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, definió más tarde una posición y afirmó que la vuelta de Zelaya “era una oportunidad para terminar con la crisis”. “Ahora que el presidente Zelaya ha regresado sería oportuno devolverlo a su puesto bajo las condiciones apropiadas, seguir adelante con las elecciones previstas para noviembre, contar con una transición pacífica de la autoridad presidencial y llevar de nuevo a Honduras al orden constitucional y democrático”, señaló Clinton desde la sede de la ONU en Nueva York.

    Zelaya afirmó, en declaraciones a la prensa, que todas las acusaciones que se vertieron en su contra desde el golpe de Estado eran “calumnias y difamaciones sin ninguna clase de fundamento”, y dejó en claro que no teme afrontar posibles procesos en su contra. “No tengo ningún temor a la Justicia. Estoy preparado para responder de forma honesta a cualquier cuestionamiento”, sostuvo. “Nunca he violado ninguna ley, nunca he cometido ninguna falta”, insistió el presidente constitucional hondureño, quien ayer tuvo reuniones con ministros y líderes de la resistencia al golpe.

    El mandatario depuesto ya había intentado volver a Honduras en al menos dos ocasiones: el 5 de julio pasado, vía aérea, y el 24 de julio, vía terrestre a la altura del paso fronterizo de Las Manos. Ayer, cuando comenzaron a circular los rumores acerca de su vuelta, las principales figuras del gobierno de facto optaron por negar los hechos. “Zelaya está tranquilo en una suite de un hotel de Nicaragua”, había dicho el dictador Micheletti cuando faltaban sólo minutos para que Zelaya empezara a hacer declaraciones desde la embajada brasileña. “Son mentiras, no está aquí”, agregaba, a su turno, el coronel golpista Ramiro Archaga, vocero del ejército.

    Los hechos devorarían sus palabras. Juan Barahona, dirigente sindical del Frente de Resistencia Popular, afirmó que con Zelaya en Honduras, la dictadura no resistiría ni 24 horas. Se iniciaba un nuevo capítulo. (Página/12)

     

    Zelaya está en Honduras y plantea diálogo de frente

    “Yo he regresado con el fin de buscar un arreglo pacífico de frente, para que el diálogo sea en mi propia tierra y en mi propio pueblo”, manifestó el presidente depuesto desde la embajada de Brasil, en Tegucigalpa.

    La Jornada en línea
    Publicado: 21/09/2009 14:56

    México, DF. El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, dijo que se encuentra en su tierra para encontrar, de frente, una solución al problema, ya que en el camino se han encontrado con muchos mediadores que al final los han traicionado en el camino.

    En entrevista telefónica, Zelaya dijo,“Yo he regresado con el fin de buscar un arreglo pacífico de frente, para que el diálogo sea en mi propia tierra y en mi propio pueblo”.

    Zelaya se encontraba este lunes en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde llamó a un diálogo nacional, causando alegría entre sus seguidores y sorpresa en el gobierno de facto de Roberto Micheletti.

    Declaró que el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, viajará a Honduras para propiciar un diálogo que permita superar la crisis política desatada por el golpe de Estado del 28 de junio, que lo derrocó y envió al exilio, y pidió a los militares que no repriman al pueblo hondureño.

    Reiteró que en la búsqueda de reconstruir la democracia, su posición es pacífica y enfatizó que: “un presidente electo por el pueblo no se puede quitar por las armas”.

    Tras casi tres meses de estar fuera de su país, después de que un grupo de militares lo capturó y expulsó del país el presidente Zelaya dijo que el presidente de Brasil, Lula Da Silva ofreció el edificio de la embajada de Brasil, como un sitio de protección y que será desde ese lugar donde comenzarán la organización de las actividades.

    Mencionó que ha recibido apoyo de la comunidad internacional, de los gobiernos de Centroamérica, la OEA, Estados Unidos y que Venezuela, al igual que otros, se ha mantenido firme en el apoyo, como nunca se había visto en la historia.

    "Esta mañana (lunes) Insulza me ha anunciado que se quiere venir hoy mismo para iniciar el diálogo", dijo Zelaya en conferencia de prensa en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.

    "Las fuerzas armadas deben apuntar sus rifles a los enemigos del pueblo y no contra el pueblo", dijo Zelaya.

    El mandatario depuesto pidió "iniciar un diálogo nacional e internacional que permita a los hondureños volver por los fueros del respeto a la soberanía del pueblo" e insistió en que "pacíficamente vamos a buscar el diálogo por la democracia".

    Millares de personas se congregaron hacia el mediodía frente a las oficinas de la ONU en Tegucigalpa para darle la bienvenida a Zelaya, luego de que medios hondureños y extranjeros anunciaran que había vuelto a Honduras y que se encontraba en ese lugar.

    Sin embargo, poco después su esposa, Xiomara Castro, dijo que no estaba en la sede de la ONU, sino en la embajada de Brasil, a dos cuadras de allí.

    El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, general Romeo Vásquez, manifestó que desconocía que Zelaya había vuelto a Honduras.

    "Estamos investigando cualquier tipo de información dado que, según la gente de Migración, no ha habido ningún ingreso por ninguna de las fronteras, sea áreas, terrestres o navales", declaró Vásquez a la radioemisora HRN.

    Las primeras versiones del retorno de Zelaya fueron difundidas por la cadena multiestatal Telesur y poco después el mandatario venezolano Hugo Chávez confirmó la presencia del presidente depuesto en Tegucigalpa, tras hablar con él por teléfono.

    "La entrada a nuestra patria del presidente Zelaya ha sido exitosa, los hondureños podrán verlo con sus propios ojos y podrán escucharlo con sus propios oídos", dijo el ministro de la Presidencia del gobierno depuesto, Enrique Flores Lanza.

    Zelaya volvió secretamente a su país tras dos intentos fallidos en julio, mientras arreciaban las presiones de la comunidad internacional para aislar al régimen de facto de Micheletti.

    (Con información de Afp)

     

    Written by Eduardo Aquevedo

    22 septiembre, 2009 at 0:39

    Zelaya, Presidente de Honduras: “Nunca voy a renunciar a mi vuelta”…

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    DIALOGO EXCLUSIVO CON MANUEL ZELAYA, PRESIDENTE LEGITIMO DEPUESTO DE HONDURAS

    Moderando sus palabras a pedido de los negociadores estadounidenses, sostiene que “los usurpadores se van a ir por las buenas o por las buenas”, y llama a aumentar la presión local e internacional contra el régimen golpista.

    HONDURAS-PRESID1 Por María Laura Carpineta

    Eran casi las 22, acababa de cenar y estaba cansado; había empezado su día en Washington y lo terminaba en Guatemala. Al día siguiente partiría a Managua, la ciudad que eligió para su exilio forzado. Manuel Zelaya está cansado de tanto viajar. Pide disculpas por su voz gastada y por el tono serio que no puede terminar de sacudir. Después de dos meses de recorrer el continente en busca de apoyo para recuperar la presidencia de Honduras, el estanciero de 56 años que hizo de su sonrisa y su buen humor una marca registrada parece estar perdiendo el optimismo.

    Siempre correcto y amable, Zelaya atendió por teléfono el viernes por la noche a Página/12 y habló hasta que el cansancio lo venció. Ya no lanza amenazas y advertencias como en su última aventura en la frontera entre Nicaragua y Honduras, cuando por segunda vez intentó, sin éxito, volver a pisar su tierra.

    Casi un mes después, Mel, como lo bautizó su familia y el pueblo hondureño, moderó sus palabras, sus formas y sus demandas. Según confió a este diario una fuente de su entorno, lo hizo por pedido de los negociadores estadounidenses que lideran el diálogo con los golpistas. “Los usurpadores se van a ir por las buenas o por las buenas”, aseguró el mandatario, que hace apenas un mes amenazaba con entrenar una guerrilla para enfrentar al régimen de facto.

    Zelaya acaba de recibir de Washington el espaldarazo que buscaba y no hará nada que pueda incomodar a su más importante aliado en esta cruzada por recuperar el poder. Pero aunque consiguió que Hillary Clinton rechazara las próximas elecciones hondureñas, prometiera suspender todas las visas y cortar los fondos a la dictadura, no suena emocionado. Su cautela y su negativa a imponer nuevos plazos o ultimátums son la mejor prueba de que los golpistas no cederán rápido, y él lo sabe.

    –¿Lo desilusionó no conseguir la declaratoria de golpe del gobierno norteamericano?

    –La declaración que se dio va más allá que una simple clasificación de la crisis de Honduras. El documento que la secretaria de Estado emitió fue aún más fuerte. Dice que en Honduras, además de haber habido un golpe de Estado, hubo una alianza entre los poderes fácticos, el congreso, la Justicia y los militares. Eso era más de lo que nosotros esperábamos, porque significa que Estados Unidos comprende que lo que hubo fue una conspiración contra mi gobierno, contra la democracia hondureña. Para nosotros la declaración de Washington fue sin dudas satisfactoria.

    –¿Cuál es el próximo paso?

    –A nivel internacional se está haciendo bastante. Hay declaraciones muy contundentes. Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea, el Banco Mundial, el BID y el FMI están tomando acciones específicas. Se han parado préstamos, levantado las visas, retirado embajadores. El régimen de facto está bloqueado, rodeado y con fuertes problemas internos. Dentro del país, además, las manifestaciones son continuas y de a poco se ven señales de una creciente crisis económica.

    –Pero aun así los golpistas no dan ni un paso atrás. ¿Lo sorprendió este nivel de intransigencia?

    –Entiendo que estas actitudes sean nuevas para la comunidad internacional, pero yo he sufrido esa intransigencia y esa soberbia de la elite económica que monopoliza todas las actividades económicas de mi país –petróleo, alimentos, los bancos, el comercio, los medios– durante los tres años y medio que estuve en el gobierno. Estamos lidiando con una elite que no permite el libre mercado ni la competencia, que desde siempre estuvo protegida por leyes para no pagar impuestos y para ser intocable. Esa intransigencia cultivada durante décadas hoy se manifiesta a través de las armas. Las elites buscaron ayuda en un reducto de la época de los ’80 para poder reprimir, asesinar e instalar un gobierno de terror sin limitaciones ni cuestionamientos.

    –Entonces, ¿cuál es el próximo paso para ustedes, ahora que cuentan con un apoyo contundente de todo el continente?

    –Nosotros continuaremos presionando a los que usurparon el poder hasta que lo devuelvan. Necesitamos un bloqueo internacional, político y económico total y, también, aumentar la presión de la resistencia en Honduras. Al mismo tiempo estamos impulsando métodos alternativos.

    –¿Qué son métodos alternativos?

    –Son estrategias de resistencia efectivas con el fin de desalojar a los usurpadores del poder. Pueden ser estrategias políticas, sociales, una forma de trabajo del pueblo, el boicot al sistema del Estado. En otras palabras, acciones contundentes que van a hacer que los usurpadores se vayan por las buenas o por las buenas.

    –¿Eso incluye también un nuevo intento de volver al país por la frontera o por avión?

    –Por supuesto. Nunca voy a renunciar a mi aspiración a volver a mi país a recuperar la misión que me encomendó en las urnas el pueblo hondureño por cuatro años, ni un día más ni un día menos.

    –¿Qué sanciones deberían tomar los países de la región para garantizar ese bloqueo total que usted reclama?

    –Aún quedan medidas por tomar, especialmente sanciones contra el comercio y la economía. Tanto Europa como Estados Unidos podrían asestarle un fuerte golpe a la dictadura allí.

    –¿No teme las consecuencias que ello podría producir en un país tan pobre como Honduras?

    –Sé que hay un peligro, de hecho hay bastante riesgo. Pero estoy decidido a hacerlo aunque tenga que pagar los costos. Está en juego la democracia y el futuro de mi país.

    –Si los golpistas accedieran al Plan Arias y usted volviera al poder, ¿aceptaría las elecciones de noviembre, a pesar de que la campaña ya comenzó bajo censura y represión?

    –Mi país está viviendo en la ilegalidad. Un régimen ilegal no puede garantizar la libertad de elección, mucho menos cuando hay represión contra el pueblo y persecución política contra los candidatos. La sucesión presidencial está ahora seriamente cuestionada tanto en Honduras como en el exterior. Pero mi retorno garantizaría la reconstrucción del pacto social y el proceso electoral revitalizaría la confianza en el país y sus líderes.

    –Y en ese proceso electoral, ¿apoyaría a algún candidato?

    –Tengo muchos candidatos. Soy un dirigente político con 30 años de lucha. Apoyo a candidatos a alcaldes, diputados y corporaciones regionales, en varios partidos, no sólo en uno.

    –¿Tiene un candidato presidencial? Tanto el de su partido como el favorito apoyaron abiertamente el golpe desde el primer día…

    –Ningún ciudadano que haya colaborado o participado en el golpe va a gozar alguna vez de mi apoyo o mi amistad. El que estuvo con el golpe es también responsable de los asesinatos, torturas y violaciones a los derechos humanos. Estoy convencido de que esos candidatos serán condenados por el pueblo y humillados en las urnas.

    –Pero son los dos candidatos con posibilidades reales de ganar, antes y después del golpe.

    –Piensa unos segundos antes de responder. Si el próximo gobierno colaboró, participó o simpatizó con el golpe le aseguro que será un gobierno débil, totalmente vulnerable. De todas formas, no quiero hacer pronósticos. El pueblo será el juez de los golpistas.

    –¿Cree que fue un error no juzgar durante su gobierno a los represores de la guerra sucia de los ‘80, que hoy sostienen y asesoran a la dictadura?

    –Por lo menos puedo decir que lo intentamos. Precisamente ésas son las raíces del odio de la elite más reaccionaria. Vieron un peligro para su impunidad y nos sacaron de la escena. Mi gobierno siempre sostuvo que no debe haber olvido para que no repitan los vergonzosos y cavernarios hechos que ahora lamentablemente están reviviendo los hondureños. Pero es importante destacar que es mucho más que Honduras. Los grupos más reaccionarios del continente, desde Washington hasta América del Sur, se han reactivado y creen que pueden detener a los movimientos sociales y los cambios progresistas con un golpe de Estado. Estamos en una nueva época y éste no es un golpe fundamentado en una ideología, sino el intento desesperado de un grupo de poder que solamente quiere recuperar sus beneficios, y para ello se esconde detrás de las armas y de un grupo de políticos corruptos.

    –El Plan Arias, que usted aceptó, incluye una amnistía general. ¿Eso no favorecería nuevamente la impunidad?

    –Hay algo que quiero aclarar. En Honduras el presidente no tiene inmunidad, y aun así nunca fui procesado, demandado. Fueron todas mentiras, falsedades que se inventaron después del golpe para ensuciar mi nombre y la gestión de mi gobierno. Los otros dos poderes, el Congreso y la Justicia, siempre estuvieron en mi contra. Pero aun así nunca me llevaron a juicio. La amnistía que se incluyó en el Plan Arias fue solicitada por los golpistas, no por mí.

    –Exactamente. Volverán a quedar libres los responsables de las violaciones a los derechos humanos…

    –La verdad que ustedes, en Argentina, saben de esto mejor que nosotros. Menem dio un indulto y muchos años después la Corte lo anuló. No hay que tener miedo de ese tipo de amnistía; es una amnistía para crímenes conexos con el golpe y con una situación política particular, pero nunca, repito, nunca se puede amnistiar crímenes de lesa humanidad, como son las violaciones de los derechos humanos que está cometiendo esta dictadura. Eso jamás.

    Página/12

    Honduras: el Opus Dei a favor del golpe militar…

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    23 August, 2009, Crónica Digital

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    Escribir sobre el Opus Dei es una tarea urgente para dar a conocer quienes son miembros activos del Gobierno golpista de Roberto Micheletti. Por esta razón nos piden publicar este documentado artículo y cada lector, en conciencia, sacará sus propias conclusiones.

    El Opus Dei (Obra de Dios) formalmente es una Prelatura Personal (dirigida por una persona a la que se le denomina “Prelado”) aprobada por la Iglesia Católica en 1950 siendo Papa Pío XII y reconocida oficialmente en 1982 con Juan Pablo II. Fue fundada en Madrid, España, desde 1928 por su primer prelado Josemaría Escrivá de Balaguer quién fue canonizado también por Juan Pablo II en el 2002, haciéndolo Santo oficial de la Iglesia Católica.

    El Opus Dei es solamente una parte, una agrupación que tiene sus propios estatutos y su propio escalafón de miembros: Prelados, Vicarios Regionales, Consejos (Para los hombres), Asesoras (Para las mujeres), Supernumerarios, Numerarios, Numerarios Auxiliares, Agregados, Cooperadores y Aspirantes.

    El objetivo formal del Opus Dei (descrito en sus documentos internos) es el de la búsqueda de la “santidad” a través del apostolado del trabajo y la caridad. Actualmente cuenta con unos 85,000 miembros y se encuentra oficialmente en unos 65 países. Se ha convertido desde su fundación en una de las ramas de mayor crecimiento e influencia dentro de la Iglesia Católica.

    Su funcionamiento como organización religiosa está definida por la filosofía contenida en las 999 Máximas del libro: “El Camino”, redactado y revisado a través de varias décadas por su fundador Escrivá de Balaguer. Aún cuando otros escritos tales cómo las disposiciones, edictos y decretos de sus Prelados se han convirtiendo en documentos regulatorios de obligatorio cumplimiento para sus miembros.

    Administrativamente el Opus Dei funciona como una sociedad informal. Técnicamente la organización no aparece en escrituras públicas y no tiene bienes, sino que invierte a través de personas naturales o jurídicas que forman parte de sus estructuras. Todos los miembros del Opus Dei entregan a la congregación diezmos y parte de sus ingresos, dependiendo de sus compromisos con la organización. Dichos compromisos son secretos y manejados algunos de ellos como contratos privados. El nivel de compromisos corresponde con el nivel de jerarquía de las personas con la institución. Sus colaboradores más importantes alrededor del mundo trabajan en lo que la Prelatura considera estratégico: Educación, Medios de Comunicación, Sistemas de Información o de Comunicaciones, Banca y Finanzas y Actividades Políticas.

    El Opus Dei en España creció, después de la guerra civil y bajo la protección del régimen del Generalísimo Franco, quién les confió la relación con el Vaticano y gran parte del control del sistema educativo en sus diferentes niveles, (después del asesinato, exilio y expulsión del sistema educativo de muchos de los intelectuales Españoles contrarios al régimen).

    En América Latina el Opus Dei se consolidó bajo la protección de Pinochet en Chile, Videla en Argentina y Fujimori en Perú. En este último país ha tenido fundamental importancia la participación del Cardenal Juan Luis Cipriani, miembro del Opus Dei, directamente implicado por la justicia Peruana en los negocios sucios de Fujimori y su lugarteniente Vladimiro Montesinos ambos hoy condenados y reos por delitos de corrupción y otros en el país.

    El Opus Dei es considerado por sus detractores y estudiosos (algunos de los cuales son exmiembros) como una “sociedad secreta” o una “logia” con fines oscuros. Lo cierto y comprobado es que muchos de sus miembros han estado ligados directamente escándalos internacionales de corrupción, tales como el vivido por el Banco Ambrosiano en Roma, operación en la que según informes de diversas fuentes el Opus Dei obtuvo el control de las finanzas del Vaticano a cambio de pagar un “hueco financiero de cercas de mil doscientos millones de dólares, causado por corrupción y pésimas inversiones hechas desde este Banco Vaticano. Esta situación dejó al Opus Dei en una posición que seguramente tuvo mucha influencia para el reconocimiento por parte del Vaticano de el Opus Dei como Prelatura Personal y la posterior canonización del Rev. Escrivá de Balaguer y obtener otras las prebendas que han fortalecido a la organización desde el Vaticano.

    Debemos indicar que el escándalo del Banco Ambrosiano fue relacionado en su momento con la muerte “sospechosa” de Juan Pablo I y la misma elección de Juan Pablo II. Otros actos importantes de conocer del Opus Dei es el que la organización ha sido ligada por la policía alemana y francesa con el grupo juvenil neo fascista “Joven Europa”.

    Pero sin duda alguna, son las mismas “máximas” y pensamientos del Rev. Escrivá de Balaguer y sus sucesores, lo que permite explicar la verdadera naturaleza de la organización y el porqué de sus actuaciones a nivel mundial. Acá señalo y comento algunos ejemplos:

    Escrivá: “La Obra siempre triunfa y sale airosa porque Dios así lo quiere”. Esta es una muestra de su creencia firme y ciega de que todo lo que ellos hacen (sin importar que sea), está bendecido por Dios y es por lo tanto el camino a la salvación y la santidad. Escrivá: “Irse de su Obra es romper con Dios”. De manera que no hay nada fuera del Opus Dei que sea obra de Dios o que pueda llevar a una persona a Dios. Ellos son la verdad y el instrumento de Dios para alcanzar la salvación y la santidad.

    Escrivá: “Dios se dignó en iluminarme, tuve una visión mística sobre el Opus Dei y lo que el señor quería con la obra”. Por supuesto todo lo que hace el Opus Dei es obra de iluminación divina y está destinado a la Salvación. El pensar que se está iluminado o predestinado ha sido una característica típica de socio patas y otras enfermedades mentales. Escrivá: “Mujeres; deberían ser como alfombras donde la gente pueda pisar”. El menosprecio de la mujer no sólo es un asunto de derechos humanos, sino también es una desviación de la personalidad.

    Escrivá: “Ellas no hace falta que sean sabias: Basta con que sean discretas.” Refuerzo a la discriminación de género. Escrivá: La oración para los Hombres después de cada reunión es: “Santa María, esperanza nuestra, asiento de la sabiduría, ruega por nosotros.”; la oración para las mujeres es “Santa María, esperanza nuestra, esclava del señor, ruega por nosotras.” Una sustancial diferencia en la concepción teológica. Echavarría (Sucesor inmediato de Escrivá): “Ellos nacen discapacitados debido a prácticas sexuales pecaminosas de los padres”. Un claro ejemplo del desprecio por la ciencia y menosprecio por las personas discapacitadas mentales y físicas.

    Doctrinariamente el Opus Dei fue diseñado para “Crear un movimiento capaz de lograr el dominio mundial para alcanzar a través de él la salvación y la santidad”. Para ello sus miembros establecen la necesidad de convertirse en una organización financieramente poderosa, con muchos adeptos, con control e influencia en los medios de comunicación y participando en los más altos cargos y puestos públicos.

    Sus reglas morales están muy bien definidas en las máximas de Escrivá 166, 181 y 188 en las que el fundador ordena superar “los sentimientos” y actuar según la voluntad de Dios.

    Para lograr los objetivos y las metas finales (Salvación y Santidad) los miembros del Opus Dei tienen la posibilidad de recurrir a CUALQUIER acción. Esto significa en términos prácticos para ellos que al final de todo proceso originado desde la organización: “La Obra siempre triunfa” por lo que todos los actos realizados “de cualquier naturaleza” serán parte del proceso de salvación y santificación. Lo importante es mantener la disciplina en el trabajo continuo, cumplir las reglas de la organización y hacer lo que se necesite hacer, porque el fin justifica los medios.

    El Opus Dei, según algunos de sus estudiosos, se ha alejado de la Biblia, de la Iglesia Católica y de la moral cristiana. Esta organización No cree en el pecado, porque está dispuesta ha hacer cualquier cosa para lograr sus resultados, de manera que todo acto será perdonado debido a que se alcanza la obra de Dios. No les importa mentir, ser corruptos o corromper con tal de lograr lo que se ha establecido como la meta de la organización. Ellos creen en algo que llaman la “Santa Coacción”, de manera que están perdonados de extorsionar, chantajear, ocultar y falsear, con tal de lograr lo que se han propuesto.

    Como un detalle final debo mencionar que el Rev. Escrivá de Balaguer, estuvo, durante su juventud recluido en un Hospital psiquiátrico durante más de cinco meses. Los miembros de la organización dicen que refugiado de la persecución de los republicanos anti franquistas. Sus detractores señalan que fue como paciente y que su cuadro clínico estaba relacionado con sus “alucinaciones y visiones” del más allá.

    En Honduras el Opus Dei está encabezado por el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, quién a pesar de haber sido sacramentado dentro de la congregación Salesiana, desde hace dos década es cooperante y miembro activo de la organización.

    La influencia en el Estado hondureño ha estado encabezada por el Cardenal, Elvin Santos; Marta Lorena Alvarado de Casco (actual Vice-Canciller golpista y diputada al Congreso Nacional); la familia Villeda Bermúdez: Mauricio Villeda, Leonardo Villeda, Ramón Villeda; La Familia Villeda Toledo (Emisoras Unidas y Televicentro), Antonio Tavel Otero (Tigo); Ricardo Álvarez (Alcalde de Tegucigalpa), Carlos López Contreras (Canciller Golpista) y su esposa Armida de López Contreras (Organizadora de la Camisas Blancas) entre otros.

    La oposición constante de Manuel Zelaya y parte de su equipo de trabajo a la injerencia de esta rama fundamentalista de la Iglesia Católica, hizo que este grupo se convirtiera en parte de los golpistas, después de que Zelaya los había considerado como parte de su fórmula política. Recordemos que Marta Lorena Alvarado entró al congreso como parte de la planilla de diputados propuesta por Mel y que Leonardo Villeda fue colocado como parte del ejecutivo en el Foro Nacional de Convergencia FONAC. Por cierto que la intromisión del Opus Dei dentro del Gobierno de Zelaya fue algo que denunciaron algunas organizaciones de la sociedad civil cómo una muestra del debilitamiento del Estado laico en Honduras, que debe entenderse como la intromisión de la Iglesia y principalmente este grupo en la toma de decisiones del gobierno.

    Un ejemplo importante para entender porqué el Opus Dei entró en choque con la política del Gobierno de Zelaya fue sin duda alguna el veto presidencial hecho por el ejecutivo al decreto legislativo que proponía la prohibición de la píldora del “día después”. Medicamento que la Organización mundial de la Salud califica de anticonceptiva (evita o previene la concepción) y que el Opus Dei califica (en una posición anti-científica) como abortiva.

    Otro ejemplo es la enorme cantidad de obstáculos que el Ministerio de Educación ha enfrentado para impulsar programas de educación sexual. En un país dónde miles de adolescentes y niñas son violadas y abusadas sexualmente diariamente. Tema que para el Opus Dei debe ser tratado no de manera científica, sino desde el punto de vista de su moral. Este enfrentamiento se ha hecho desde el propio Congreso de la República, fuertemente influenciado por la visión fundamentalista de Marta Lorena Alvarado y su grupo de apoyo y por un grupo de Católicos y Protestantes que se han convertido en un grupo de choque contra la educación sexual en Honduras, demostrando una vez más un alejamiento total con la realidad del país.

    De manera directa el Cardenal Rodríguez Maradiaga y Marta Lorena Alvarado como parte de una comisión del Opus Dei han sido los instigadores para evitar que una Agencia de Cooperación de la Iglesia Católica Irlandesa en Honduras siga apoyando programas de educación y efectiva igualdad de la mujer en el país. Sus lastimosas intervenciones ante el Vaticano y ante la jerarquía de la Iglesia irlandesa han afectado varios programas que son promovidos por organizaciones de las Naciones Unidas y apoyados por esta agencia, en un nuevo y claro ejemplo de la intervención de la Iglesia en el Gobierno. Las acciones del Cardenal y del Opus Dei en Honduras, están perfectamente documentadas.

    Adicionalmente no puedo dejar de indicar que las escuelas MACRIS (María y Cristo) y ALDEBARAN (En Árabe, estrella más luminosa la de la constelación de Tauro), son los centro dentro de los cuales ellos forman a sus futuros y más comprometidos miembros de la obra.

    Por lo que podemos concluir asegurando que el Opus Dei aspira a anular “el estado laico” y crear en Honduras un Estado regido por su propia moral y fundamentalista visión del mundo. Una visión anti-científica, fuera de la razón, alejada de la realidad y sólo parecida a los ideales formados en sus propias y atrofiadas imaginaciones perversas, y que para lograrlo tiene a su disposición los recursos económicos de muchos de las empresas privadas en las que trabajan sus principales colaboradores, tiene una estrategia definida que incluye su participación dentro de la política nacional y el apoyo del Cardenal Rodríguez Maradiaga (también presidente de Caritas Internacional con sede en Roma) y parte de sus seguidores y lo más importante de señalar es que están dispuesto a apoyar “todas las formas y acciones” para lograr sus oscuros objetivo.

    Para “Crónica Digital” y “Reflexión y Liberación” / Chile.

    Por Marco Burgos.
    Ciudad de Guatemala, Agosto 2009.

    Written by Eduardo Aquevedo

    29 agosto, 2009 at 1:48

    Honduras: autopsia (de una democracia asesinada)…

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    Por Santiago O’Donnell

    honduras_militares226 Primero vino la muerte, después el entierro y después el olvido. Y después, un mes y medio después, llegaron los especialistas para desenterrar el cadáver y hacer la autopsia. Los especialistas, en este caso, son cuatro de los siete integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la relatora especial para la Libertad de Expresión de ese organismo.

    Esta semana estuvieron en Honduras para auscultar el cuerpo social y preparar un informe sobre la muerte de su democracia. No fue un trabajo difícil para veteranos acostumbrados a escuchar a familiares de desaparecidos argentinos, a indígenas bolivianos en condición de servidumbre y a sobrevivientes de las masacres de los paramilitares colombianos.

    La causa de muerte de la democracia hondureña estaba cantada: golpe de Estado. Hace un mes y medio militares hondureños secuestraron al presidente electo y lo echaron del país. Así, fulminante, como un ataque al corazón.

    La comisión lo explica en términos clínicos:

    “Los órganos del sistema interamericano de derechos humanos han sostenido en reiteradas oportunidades que el sistema democrático es la garantía principal para la vigencia de los derechos humanos. En ese sentido, la Comisión considera que únicamente el retorno a la institucionalidad democrática en Honduras permitirá que se den las condiciones para el efectivo cumplimiento de los derechos humanos de todos los habitantes de Honduras”.

    Después de un golpe, lo demás es casi automático. El gobierno de facto nace sin legitimidad y sin posibilidades de legitimarse por la vía natural de las urnas. Entonces debe hacerlo a través de la represión, suprimiendo los anticuerpos democráticos. A medida que la resistencia va muriendo, la represión afloja un poco y entonces es posible acercarse al cadáver, que luce desgarrado y deformado, y que huele a putrefacción.

    Después de cuatro días de viajes y reuniones por todo el país, en combi y helicóptero, después de abrir una oficina para recabar denuncias en el Hotel Intercontinental, después de hablar con golpistas y golpeados, represores y reprimidos, los especialistas informaron lo que vieron con la asepsia propia del lenguaje diplomático:

    “La Comisión confirmó la existencia de un patrón de uso desproporcionado de la fuerza pública, detenciones arbitrarias y control de la información dirigido a limitar la participación política de un sector de la ciudadanía. La Comisión constató la represión ejercida contra las manifestaciones a través de la colocación de retenes militares, la aplicación arbitraria de toques de queda, detenciones de miles de personas, tratos crueles, inhumanos y degradantes, y malas condiciones de detención. De particular gravedad es la muerte de cuatro personas (foto) y varios heridos de arma de fuego… La Comisión recibió información que podría vincular estas muertes con el accionar de agentes del Estado”.

    Jamás lo pondrá en sus informes, pero hasta el forense más curtido se conmueve ante un cuerpo tan mutilado. Este cronista habló con dos miembros de la delegación antes de que partiera de Tegucigalpa. ¿Quieren saber lo que vieron? Vieron a una mujer de 25 años que fue detenida el 14 de agosto en medio de una manifestación en San Pedro Sula y llevada a un baldío, donde fue violada consecutivamente por cuatro policías.

    Vieron que los policías golpeaban a los manifestantes hombres pero manoseaban a las manifestantes mujeres, mientras les gritaban qué estaban haciendo ahí, en vez de estar cocinando o cuidando a sus hijos.

    Vieron a un hombre con la cara deformada que dijo que se había arrodillado con las manos en la nuca en señal de rendición en una marcha en El Paraíso, y que en esa posición lo molieron a culatazos.

    Pudieron comprobar la militarización de la sociedad hondureña, especialmente de las alcaldías y las escuelas de los pueblos del interior, donde el gremio docente encabezó la resistencia. Vieron los retenes militares donde fueron fusiladas tres de las cuatro víctimas fatales del golpe. Vieron a jueces cobardes que avalaron lo actuado y a jueces valientes que intentaron, hablar con los prisioneros de los militares, pero fracasaron en el intento.

    Vieron a decenas de personas que fueron golpeadas y torturadas en el sótano del Congreso, y que luego fueron juzgadas por “terrorismo”. Vieron que los militares prestaron apoyo a las fuerzas policiales en tareas represivas, y que las de elite Cobra fueron la fuerza de choque utilizada para romper las manifestaciones.

    Vieron a periodistas amenazados por el régimen, que contaron cómo los militares tomaron una antena de televisión y cortaron el cable para censurar las transmisiones de Telesur y CNN en las horas cruciales que siguieron al golpe.

    Vieron que miles de personas fueron detenidas arbitrariamente con la excusa del toque de queda, que ya no rige en la capital porque ya no hace falta. Vieron aparecer a un desaparecido, de apellido Armendáriz, que no había sido visto desde que la policía se lo llevó después del golpe.

    Vieron que la presión económica y diplomática funciona pero no alcanza, y vieron que la restitución del presidente legítimo Manuel Zelaya para lo que queda de su mandato es casi una utopía. Vieron que en dos semanas empieza la campaña electoral y que la participación popular en esa campaña servirá para legitimar al régimen que la promueve.

    “La Comisión considera fundamental que el gobierno de facto adopte medidas urgentes para garantizar el derecho a la vida, integridad personal y libertad personal de todas las personas”, advierten los comisionados.

    ¿Tiene sentido pedirle a un asesino que no siga matando? ¿Vale la pena hacer la autopsia, si la autopsia no lleva a la cárcel a los culpables de esa muerte?

    El comisionado argentino Víctor Abramovich dice que sí. Además de los liberados, del aparecido, de los retenes que se levantaron para no empañar la visita, de las manifestaciones que no fueron reprimidas por la misma razón, además de los que hicieron fila en el hotel para que finalmente alguien los escuche, el especialista citó otra razón. “Acá todos los medios dicen que no hubo golpe, sino una sucesión constitucional. Que vengamos nosotros y digamos que hubo un golpe es muy importante”, señaló.

    La muerte de una democracia es una muerte contagiosa. Primero infecta a los organismos multilaterales que no pudieron impedirla ni revertirla, después el virus suele prender en el vecindario.

    Primero la muerte, después el olvido, después el lamento tardío. Hay gente dentro y fuera de Honduras que sigue luchando para mantener vivos la memoria del fallecido y el sueño de su resurrección. Otros apenas cumplen con el ritual de masajear el corazón del muerto, sabiendo que no servirá de nada. Otros dan vuelta la cara para no espantarse.

    La semana que viene llega a Honduras una delegación de seis cancilleres en representación de la OEA. Su objetivo de máxima parece ser la remoción del dictador Goriletti y su reemplazo con un títere del régimen, lo que ellos llaman “la solución intermedia” al Plan Arias. El Plan Arias, vale recordar, se había vendido como “la solución intermedia” a la vuelta de Zelaya. Pero la restitución del presidente legítimo es la única cura posible, la única medicina que receta ese vademécum de la OEA que se llama Carta Democrática.

    Por eso, por más que lleguen llenos de bríos y cargados de buenas intenciones, los cancilleres ya lo saben, o lo deberían saber. El muerto está frío, la autopsia está hecha y sólo les queda cumplir con el trámite de firmar el certificado de defunción.

    sodonnell@pagina12.com.ar

    Written by Eduardo Aquevedo

    23 agosto, 2009 at 22:48

    Otto Reich y el golpe de Estado en Honduras: el provocador, su discípulo y el presidente derrocado…

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    Machetera

    Traducido por Manuel Talens y Paloma Valverde. Edición de Atenea Acevedo.

    honduras_militares226 El mismo día en que se inició el golpe de Estado en Honduras, Roy Chaderton, el embajador venezolano ante la Organización de Estados Americanos (OEA) habló con ira contenida durante una sesión extraordinaria mientras miraba directamente a Héctor Morales, el también embajador usamericano ante la OEA.

    “Hay una persona que ha sido muy importante dentro de la diplomacia usamericana; una persona que ha restablecido sus contactos con antiguos amigos y colegas para ayudar y animar a quienes han perpetrado el golpe”, dijo. “El nombre del caballero es Otto Reich, ex asesor del Secretario de Estado para Asuntos de Occidente durante el gobierno de George [W] Bush. Nosotros sufrimos a este hombre cuando fue embajador en Venezuela, como intervencionista; luego lo hemos padecido desde su puesto de asesor del Secretario de Estado… Hemos tenido el Primer Reich, después el Segundo Reich y ahora, por desgracia, nos enfrentamos al Tercer Reich que se mueve en el ámbito latinoamericano gracias a una ONG para avivar las llamas del golpe”.

    Tras la furibunda denuncia de Chaderton, Reich entonó un extraño non mea culpa en un artículo de opinión que servicialmente le publicó el Miami Herald, y que terminaba con la deliberada confusión de Reich al deletrear el nombre de Chaderton. Dijo que él no era el “arquitecto” del golpe, lo que dista bastante de ser una negativa tajante.

    Poco después, empezaron a circular nuevas informaciones sobre un inusual turista que andaba por Tegucigalpa haciendo visitas; se alojó en el Hotel Plaza Libertador bajo el seudónimo de Armando Valladares y se le vio ir con frecuencia al palacio presidencial y al Congreso nacional. Armando Valladares es el prisionero cubano que fingió una parálisis para ganar el apoyo del mundo y conseguir su puesta en libertad, y no paró hasta convertirse en presidente de una organización tapadera sin ánimo de lucro relacionada con la CIA en Nueva York, la Human Rights Foundation[Fundación por los Derechos Humanos], hasta que dimitió el pasado mes de julio, irritado porque la Fundación no había apoyado el golpe. El hombre que viajaba bajo ese nombre era en realidad Roberto Carmona Borjas, un discípulo de Reich y figura notoria en otro grupo tapadera “sin ánimo de lucro”: la Fundación Arcadia, que es la ONG a que se refirió Chaderton. Hasta ahora, fuera de Latinoamérica, no se ha publicado una información detallada sobre las actividades de Arcadia en Honduras.

    La historia que se ha dado a conocer fuera de Honduras sobre la insistencia de Zelaya en realizar una encuesta de opinión como motivo del golpe de Estado es solo parcial, porque el esfuerzo para debilitar a Zelaya se inició en diversos frentes a lo largo de varios años, hasta desembocar en el golpe. Uno de ellos fue una campaña de rumores soterrados sobre corrupción. Favorecida por los contactos de Reich en las más altas instancias del gobierno usamericano, la Fundación Arcadia coordinó una absurda y tendenciosa campaña mediática contra Hondutel, la compañía telefónica estatal hondureña, campaña que pretendía crear la percepción pública —similar a las acusaciones que varios años antes se habían lanzado contra Jean-Bertrand Aristide, el depuesto presidente de Haití— de que el gobierno de Zelaya era completamente corrupto desde el primero hasta el último de sus miembros y Zelaya un hombre inadecuado para la presidencia.

    La historia de Reich en las relaciones de Usamérica con Latinoamérica es repulsiva. Trabajó sin descanso en apoyo del bloqueo económico contra Cuba; ayudó a Orlando Bosch, el terrorista anticubano, a encontrar refugio en el imperio y creó propaganda nacional antisandinista para la Casa Blanca conOtto Reich y George W. Bush Reagan desde la Oficina de Diplomacia para Latinoamérica del Departamento de Estado. En aquel puesto, trabajó con un grupo sin ánimo de lucro denominado Citizens for America (Ciudadanos por Usamérica) para divulgar esta propaganda a través de la prensa imperial. A su último puesto de trabajo en el Departamento de Estado llegó con tal cantidad de polémicas, debido a esas actividades y a otras muchas por el estilo, que Bush hijo se vio obligado a retrasar un año su nombramiento, hasta 2001, para evitar el proceso de ratificación del Congreso que probablemente iba a ser contrario, por no mencionar que se pudieran sacar a relucir hechos desagradables. Una vez instalado, Reich se entretuvo en apoyar el fracasado golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez en Venezuela, así como el golpe que sí tuvo éxito en Haití contra Jean-Bertrand Aristide en 2004.

    Carmona Borjas es un abogado venezolano que redactó el decreto Carmona, así llamado no por él, sino por Pedro Carmona, con quien el primero no tiene relación familiar alguna. Pedro Carmona tomó el poder en Venezuela durante los dos días del fracasado golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez. El decreto Carmona fue el documento que, durante aquellos dos días, abolió la Constitución, el Congreso y el resto de las instituciones democráticas en Venezuela. Tras su implicación en el fallido golpe, Carmona Borjas buscó y obtuvo con facilidad asilo político en Usamérica.

    Al igual que hubo extraordinarias similitudes en los secuestros del presidente Aristide en 2004 en Haití y del presidente Zelaya en Honduras —ambos fueron metidos en aviones con las persianas bajadas y volaron hacia destinos desconocidos—, también hubo similitudes en el uso de las telecomunicaciones como una herramienta propagandística para poner en contra de ambos a la opinión pública y crear las condiciones para eliminarlos de sus puestos antes de tiempo y, una vez fuera, mantenerlos alejados.

    Breve historia de las relaciones de Washington con las compañías de telecomunicaciones

    Desde un punto de vista neoliberal, una propaganda ofensiva centrada en la corrupción de las compañías de telecomunicaciones tiene dos ventajas. La primera es evidente: si se puede establecer una relación directa entre la corrupción de las compañías de telecomunicaciones y el dirigente que no sigue los dictámenes de Washington, se provoca el apoyo público al derrocamiento de dicho dirigente. La segunda es menos obvia, pero igualmente importante, ya que sostiene el argumento de que las compañías de telecomunicaciones no deben estar bajo control del Estado, sobre todo en los países en vías de desarrollo, y de que estarían mejor privatizadas.

    Para llegar a este razonamiento se deben ignorar, desde luego, las abundantes pruebas sobre la corrupción en las compañías de telecomunicaciones en Usamérica, donde hombres como Bernie Ebbers y Joseph Nacchio, que se convirtieron en magnates de las telecomunicaciones gracias a la privatización (allí denominada “desregulación”), cumplen condena en prisiones federales por fraude y operaciones realizadas con información privilegiada. El hecho es que las telecomunicaciones, como servicio esencial en el mundo moderno, siempre han sido una especie de máquina de fabricar dinero y la lucha entre el control estatal y el control privado es la lucha por quién controlará la máquina y lo que se hará con las ganancias.

    ITT, que pertenecía a la compañía telefónica cubana en el momento de la revolución, en 1959, fue la primera propiedad extranjera que se nacionalizó en Cuba, en 1961. En 1973, ITT tenía tanto miedo de que se repitiera la experiencia en Chile que John McCone, un miembro de la directiva y antiguo hombre de la CIA, prometió a Henry Kissinger un millón de dólares para evitar la elección de Salvador Allende. Según Edward Korry, embajador de Usamérica en Chile en aquel momento, ITT pagó 500.000 dólaresa un miembro del comité de compensación por propiedades expropiadas en Chile, hasta que Allende averiguó el asunto de los pagos y prohibió terminantemente las compensaciones.

    En 2007, la privatización en Venezuela también fue revertida y Verizon recibió 572 millones de dólares por sus acciones en Cantv, la compañía telefónica venezolana. Esto heló la sangre de todos los políticos y ejecutivos de las telecomunicaciones o asesores usamericanos (como Reich), que habían invertido en expandir la privatización de las telecomunicaciones fuera del territorio nacional. Y el terror se extendió a los dos partidos. Tanto demócratas como republicanos se habían beneficiado por igual de la privatización global de la “fábrica de moneda” de las telecomunicaciones.

    Como alguien que contaba con AT&T y Bell Atlantic (Verizon) entre sus antiguos (y reconocidos) clientes y una demostrada antipatía por los gobiernos de izquierdas, Reich tenía muchos motivos. Un grupo tapadera encubierto como fundación le daría la oportunidad.

    Breve historia de los grupos tapadera en Washington

    Los grupos políticos que sirven de tapadera son un fenómeno relativamente nuevo en Washington, al menos de forma abierta. La CIA, por supuesto, ha estado mezclada en asuntos de este tipo desde sus inicios. Sin embargo, durante los años de Reagan empezaron a florecer grupos públicos de esta índole, con bonitos nombres y sin ánimo de lucro. The National Endowment for Democracy (Fondo Nacional para la Democracia o NED por sus siglas en inglés), el mayor de los grupos tapadera sin ánimo de lucro de ámbito nacional, se estableció para insuflar enormes cantidades de dinero al International Republican Institute (Instituto Internacional Republicano o IRI por sus siglas en inglés) y al National Democratic Institute (Instituto Nacional Democrático o NDI por sus siglas en inglés). Allan Weinstein, uno de los fundadores del NED, afirmó una vez: “Mucho de lo que hoy hacemos [en el NED] lo hizo la CIA hace 25 años de forma encubierta”. El NED se creó en 1983, el mismo año que la organización sin ánimo de lucro Citizens for America (Ciudadanos por Usamérica), la cual recibió donaciones de Northrup, Shell Oil, Chase Manhattan y de una variedad de magnates de derecha para llevar a cabo sus proyectos anticomunistas.

    El IRI y el NDI aportaron dinero y recursos a los grupos tapadera extranjeros que apoyaban la política exterior de Usamérica, lo cual significa básicamente que en países no capitalistas o en aquellos que no tienen tendencias capitalistas, financian a cualquiera que esté en la oposición. Por otro lado, el colectivo apoyado por el grupo tapadera normalmente tiene planes nacionales y es, por encima de todo, una herramienta de propaganda, utilizada para facilitar la cobertura de la prensa favorable, que a su vez dirige la política. Relativamente liberados de los requisitos gubernamentales sobre la información, estos grupos son bastante más ágiles y pueden ser comparativamente opacos, cualidades ambas muy útiles en el negocio de la propaganda. En Latinoamérica, donde la prensa se concentra fundamentalmente en manos de una pequeña oligarquía, el grupo tapadera presenta una oportunidad única. Cuando un oligarca desea derrocar a un presidente izquierdista, un grupo tapadera puede ser tanto la tercera fuente de útiles acusaciones —que se pueden reproducir sin cuestionamientos— como una fuente independiente, aunque falsa, de comentarios distanciados sobre la reacción a tales acusaciones, y todo ello para echar más leña al fuego. Ésa es la única razón de ser que justifica la existencia de Arcadia, y ese es exactamente el papel que Arcadia ha desempeñado en Honduras.

    Lo único que este tipo de grupo tiene que hacer es tener un estatuto de organización no lucrativa en Usamérica. Por otra parte, deben hacer por lo menos un intento para formar un equipo de dirección aceptable y una declaración de principios creíble, así como cumplir con los impuestos y otros requisitos de divulgación pública. La Fundación Arcadia tiene una declaración de principios —un enmarañado tratado sobre democracia y sociedad civil—, pero poco más. Carmona Borjas comparte importancia en el grupo con Betty Bigombe, una asesora del World Bank ugandés que, según parece, sólo ha prestado a Arcadia su nombre. A pesar de que Carmona Borjas ha insistido en que las actividades del grupo son completamente legales, ha ocultado los documentos que deben estar a disposición del público y se dice que es hostil a quienes solicitan verlos.

    Tanto Reich como Carmona Borjas han negado la relación de Reich con el grupo, ya que una relación laboral podría ser tanto innecesaria como inconveniente. Reich podría haber trabajado con Arcadia del mismo modo que trabajó con Ciudadanos por Usamérica, sin una relación contractual con el grupo y, basándonos en las pruebas disponibles, parece que eso es exactamente lo que ha hecho.

    El lanzamiento

    En el otoño de 2007, el diario El Universal de México publicó una historia basada en un informe que había recibido de la Fundación Arcadia. Curiosamente, el informe no está disponible en el sitio web de Arcadia, pero hay claves sobre su contenido y objetivos en los artículos subsiguientes que publicó el periódico.

    Obviamente, el informe contiene acusaciones sobre la corrupción en la compañía telefónica de Honduras, salpicadas de insinuaciones, lo cual constituye la marca de Reich. En él se afirma que los beneficios de Hondutel, la compañía telefónica hondureña, disminuyeron entre 2005 y 2006 cerca de un 50 por ciento. De las docenas, si no de las cientos de compañías implicadas en las telecomunicaciones en Honduras, Arcadia sólo se centra en una: Cable Color —propiedad de los Rosenthal, una rica e influyente familia hondureña—, por desviar llamadas de Hondutel, privando así a la compañía telefónica de beneficios.

    Se trata de una vieja patraña que ya se utilizó antes en Haití contra Aristide.

    La interconexión y el caso de Haití

    Todo el tráfico internacional de las telecomunicaciones está sujeto a tarifas de interconexión con la compañía telefónica en el país en que finaliza la llamada. Estas tarifas de interconexión se dividen al 50 por ciento entre la compañía que hace la llamada y la compañía que la recibe, de forma que sólo se paga si hay un exceso de tráfico en una dirección o en otra.

    En países subdesarrollados, como Honduras o Haití, existe un extraordinario exceso de tráfico en un sentido debido a los emigrantes en Usamérica o en otros países occidentales que llaman a sus familias. Es precisamente en esos países extremadamente pobres, en los que las compañías telefónicas no han sido privatizadas, donde esos establecimientos de interconexión suponen una fuente de ingresos vital para el Estado. Hasta hace poco, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés) intervino en nombre de múltiples compañías que habían aparecido como resultado de la privatización (desregularización) en Usamérica, para negociar las tarifas de interconexión con otros países que se podrían aplicar igualmente a todas las compañías telefónicas. En 2004, la intervención de la Comisión Federal de Comunicaciones empezó a desaparecer progresivamente y desde 2006 ha desaparecido por completo salvo en el caso de una pequeña lista de países, que no incluye a Haití ni a Honduras.

    Durante los años en que las tarifas eran fijas, algunas compañías usamericanas todavía intentaron llegar a un mejor acuerdo extraoficial, y mientras compañías estatales como la Teleco de Haití o la Hondutel de Honduras eran libres para ofrecer tarifas más bajas de interconexión que las que había establecido la Comisión Federal, se suponía que estaban ofreciendo las mismas a todas las compañías, no sólo a unas cuantas privilegiadas, para no burlarse del sistema de la Comisión Federal. Si los pagos hechos por las compañías usamericanas tenían asegurados unos descuentos, eso también podría suponer una infracción de la Ley usamericana de prácticas corruptas extranjeras (U.S. Foreign Corrupt Practices Act, FCPA por sus siglas en inglés).

    Esto parece ser lo que ocurrió con IDT, una compañía de telecomunicaciones de Nueva Jersey, que negoció una tarifa especial para interconectarse con Teleco de Haití. En aquel momento, la tarifa de la Comisión Federal se suponía que era de 23 centavos por minuto para las conexiones con Haití, pero IDT negoció y recibió un contrato de 9 centavos por minuto. Cuando un ex trabajador de IDT afirmó que parte de esas tarifas eran un soborno para Aristide, el grupo de presión contra Aristide enloqueció.

    Mary Anastasia O’Grady, del Wall Street Journal, y después Lucy Komisar, que escribía para otro grupo tapadera sin ánimo de lucro financiado por un oligarca haitiano, el Haiti Democracy Project, afirmó que Aristide lo sabía y que se había beneficiado personalmente del soborno. Antes, las acusaciones de corrupción contra Aristide se habían ido desvaneciendo, al igual que las insinuaciones nunca demostradas de tráfico de drogas, como las que Reich contó a O’Grady cuando se reunió con ella para una entrevista en 2002.

    Ninguna de las acusaciones difamatorias sobre la implicación de Aristide en cualquiera de esos asuntos se pudo demostrar y un juicio —muy publicitado— que organizó contra Aristide el gobierno títere haitiano (usamericano) fue discretamente archivado. Pero demostrar la imputación era secundario al hecho de extender las acusaciones como una táctica de propaganda contra Aristide y de intimidación política contra quienes lo apoyaban en el Congreso usamericano.

    Tráfico gris

    En Honduras, Arcadia carecía de “soplón interno” en quien confiar, como Michael Jewett, el antiguo empleado de IDT, que había calumniado a Aristide y cuyo caso por despido improcedente aportó gran parte del material para las disparatadas acusaciones de O’Grady y Komisar. Carmona Borjas se vio obligado a ser un poco más creativo. La información con la que azuzó a El Universal afirmaba que Cable Color, la compañía de los Rosenthal, había desviado los beneficios de las llamadas internacionales y las había convertido en un “tráfico gris”.

    Tráfico gris significa que una llamada se desvía a una red de Internet (red IP) en lugar de a la de intercambio correspondiente. Las llamadas de voz en IP (VoIP), que son esencialmente telecomunicaciones mediante conexión de banda ancha, funcionan así. Tanto Skype como Vonage son variantes de este tipo de servicio.

    Teóricamente, un proveedor de servicios de Internet puede comprar líneas [de Internet] a una compañía telefónica estándar, como Hondutel. Sin embargo, después utiliza esas líneas para vender más baratas las llamadas internacionales a sus propios clientes [de Internet], ofreciendo un servicio telefónico internacional a unos precios muchísimo más baratos. Se dice que es una práctica que arrasa en África. El único problema con esta práctica es que para un proveedor de servicios de Internet es ilegal ofrecer tal servicio. Cuando esto sucede, el Estado o la compañía telefónica titular, lógicamente, prefieren llegar a un acuerdo de interconexión con la compañía que le compra las líneas para ofrecer servicios de voz, de forma que la pérdida de las ganancias no sea absoluta.

    Carmona Borjas no sostuvo que Cable Color iba a acabar con las tarifas sobre las llamadas recibidas, puesto que eso habría sido imposible. Él, sencillamente, mencionó que el tráfico de Hondutel disminuyó, señaló a Cable Color, dijo “tráfico gris” y dejó el resto a la imaginación del lector. Y añadió unos cuantos detalles extra.

    “Según el informe”, afirmó El Universal, “la compañía Cable Color pertenece a la prominente familia Rosenthal, que posee fuertes intereses políticos y económicos y, según el documento, está dirigida actualmente por Jaime Rosenthal, propietario del periódico El Tiempo, el Canal 11 de televisión y padre de Yani Rosenthal, ministro de la presidencia y alguien considerado en Honduras como posible candidato presidencial”.

    Probablemente, la información fue proporcionada en primer lugar al periódico mexicano en vez de a los diarios hondureños porque, con excepción de El Tiempo, todos son propiedad de férreos oponentes a Zelaya: la familia Canahuati Larach (Roberto Micheletti, el presidente del Congreso Nacional hondureño, que más tarde se convertiría en el dictador con el golpe de 2009, es propietario de La Tribuna) y su interés en publicar tal información era demasiado evidente. Una vez que la historia se divulgó en México, El Heraldo, La Prensa y La Tribuna estuvieron encantados de continuarla y, durante los dos años siguientes siguieron publicando las acusaciones de Carmona Borjas cada vez que (con frecuencia) se producían y siempre lo describían como el “vicepresidente de una ONG con sede en Washington”, sin sacar a la luz su financiación u otros proyectos “anticorrupción”.

    Jaime Rosenthal envió una carta a El Universal en la que afirmó que el informe Arcadia había sido “fabricado” por alguien “interesado en divulgar en Honduras lo que no podía o no era conveniente publicar directamente [en Honduras]”. Rosenthal señaló que la caída de los beneficios de Hondutel entre 2005 y 2006 estaba directamente relacionada con el fin del monopolio de la [tarifa de] recepción de llamadas internacionales, que desapareció el 31 de diciembre de 2005, cuando Hondutel firmó contratos con dos proveedores internacionales de servicios de telefonía móvil. Las llamadas internacionales costaban 16 centavos de dólar el minuto, afirmó, “pero los proveedores inalámbricos no pagan nada a Hondutel”.

    En un debate radiofónico posterior entre Carmona Borjas y los Rosenthal, éstos explicaron además que Cable Color vendía líneas telefónicas a los proveedores de Internet y que cada vez que se enteraba de que el proveedor de Internet estaba vendiendo ilegalmente el servicio como telefónico en lugar de como un servicio de Internet, sin un acuerdo previo de interconexión, notificaba a Hondutel, que tenía obligación de tomar medidas.

    Arcadia contra Rosenthal

    En ese debate radiofónico del 12 de septiembre de 2007, Yani Rosenthal preguntó por qué, si Otto Reich no tenía relación alguna con la Fundación Arcadia, su nombre había aparecido en la página web de la fundación hasta el 10 de septiembre y despareció el 11 de septiembre. En un principio, Carmona Borjas evitó responder a la pregunta, insistió en que la fundación estaba legalmente establecida en Usamérica y en que no tenía nada contra Yani personalmente —“¡Caramba! Lo felicitamos [por su campaña] y le deseamos lo mejor”—, tras lo cual retomó su acusación de que las 340 líneas que Cable Color tenía conectadas a Hondutel estaban causando grandes pérdidas a la compañía telefónica debido a que se utilizaban para tráfico gris.

    Yani respondió: “Ayer, cuando Roberto Carmona habló en Canal 5, afirmó inequívocamente que el honorable Otto Reich, a quien respeta y admira profundamente por ser un luchador por los principios democráticos en la región, no tenía nada que ver con la Fundación Arcadia. Ésas fueron sus palabras. Aquí se puede ver lo que dijo anoche en el Canal 5 y ahora voy a mostrarle lo que figuraba en la web de Arcadia hasta el 10 de septiembre, donde aparece Otto Reich. Y ahora voy a mostrarle que aquí, el 11 de septiembre, empieza el borrado de la lista de miembros de la Fundación Arcadia, así como del informe que el propio Roberto Carmona firmó y envió a Hondutel el 14 de julio de 2006, con copia al embajador Otto Reich. Por lo tanto, si el Sr. Carmona miente tan descarada y obviamente sobre algo tan sencillo como esto, que fácilmente se puede ver que miente, ¿sobre qué más mentirá? Además, puedo enseñar las comunicaciones entre Cable Color y Hondutel y demostrar que Cable Color cooperó con Hondutel, así como que se castigó a los clientes de Cable Color que se dedicaron a estas operaciones [de tráfico gris ilegal]. Hondutel incluso lo sabe, porque hubo dos compañías a las que se les confiscaron los números y los equipos.”

    Carmona Borjas insistió una vez más en que Arcadia no tenía absolutamente nada que ver con Reich y calificó su afirmación al añadir “desde un punto de vista legal”, y dijo que cualquier columna que aparezca en el sitio web de Arcadia no tenía por qué estar relacionada necesariamente con Arcadia, que más o menos eran un equipo abierto en el que incluso Rosenthal podría expresar sus ideas si así lo deseaba. (Las únicas informaciones en el sitio web de Arcadia desde entonces, y hasta ahora, son las generadas por Carmona Borjas).

    Los Rosenthal dijeron que se vieron obligados a ir a la embajada de Usamérica en Tegucigalpa para explicar la situación, puesto que Carmona Borjas, un ciudadano venezolano-usamericano, había ido allí amablemente en primer lugar para entregar en la embajada una copia de su informe Arcadia.

    Rasel Tomé, el presidente de CONATEL, la autoridad hondureña reguladora de las telecomunicaciones, intervino y añadió que en CONATEL no había ningún registro de quejas presentadas contra Hondutel o Cable Color por tráfico gris, a lo que Carmona Borjas repitió que el tráfico gris era la única explicación posible para una caída tan grave de los beneficios, e insinuó que la postura de Tomé se debía al hecho de que había sido el abogado de los Rosenthal durante muchos años.

    Más tarde, el propio Tomé averiguó el origen de los exclusivos contactos de Carmona Borjas dentro del sistema judicial hondureño cuando poco antes del golpe de Estado, el 28 de junio de 2009, se le ordenó que no saliera del país debido a una investigación promovida por Carmona Borjas y un hombre de negocios llamado Eldi, que se había quejado de que Tomé, junto con otros dos comisionados, había concedido ilegalmente licencias para el Canal 12 de televisión a los Rosenthal en lugar de a Eldi.

    Además, a fines del año anterior, Carmona Borjas presentó una queja ante el ministerio fiscal contra Tomé por enriquecimiento ilegal, sobre la base de que él [Carmona Borjas] creía que la campaña publicitaria de Tomé para un escaño en el Congreso nacional era tan desproporcionada que Tomé no hubiera podido permitírsela.

    En otro debate radiofónico, Tomé definió a Carmona Borjas como “un extorsionador internacional, un mercenario que había sido investigado por lavado de dinero y a sueldo de poderosos grupos”. Tomé se presentaba al Congreso por el grupo de Micheletti en el Partido Liberal.

    Tiburones al acecho

      “¿Qué va a ocurrir en este país si el gobierno deja de percibir los importantes ingresos que se van a generar a través de Hondutel? Hemos venido a esta compañía con una misión del presidente Manuel Zelaya Rosales: tenemos que defender esta compañía, porque quieren comérsela como tiburones, y lo que estamos haciendo es defenderla con uñas y dientes y sólo con la ayuda de unos cuantos amigos que nos están abriendo este espacio.”

      Marcelo Chimirri, director de Hondutel, 13 de septiembre de 2007 (durante una entrevista concedida cinco días después de que se publicasen por primera vez las acusaciones de corrupción de Arcadia)

    Arcadia ha librado su cruzada de “tráfico gris” en Honduras desde septiembre de 2007 hasta la actualidad. Carmona Borjas se centró primeramente en la familia Rosenthal, propietaria de medios de comunicación, pero pronto pasó a ocuparse con pasión del fértil territorio que le ofrecía el director de Hondutel, Marcelo Chimirri Castro.

    Si hubiera que buscar la representación pintoresca de un personaje de telenovela latinoamericana, sería difícil encontrar a un candidato mejor que Marcelo Chimirri. Nacido en Sicilia de padre italiano y madre hondureña, que regresó a Honduras después, tiene un cierto parecido con Antonio Banderas y adora los caballos de pura sangre, los coches de lujo, las Harley Davidson y las mujeres hermosas. El informe original de Arcadia lo mencionó de manera profundamente difamatoria: “A pesar de haber sido declarado inocente, [Chimirri] sigue estando en la mira del Fiscal General de Honduras por la muerte de su ex novia, Yadira Miguel Mejía, y por sus amenazas y comportamiento agresivo contra periodistas”. Otro hombre fue condenado por ese crimen y no existe indicio alguno de que haya nuevas pruebas, pero Arcadia no tuvo reparo alguno en tratar de vincularlo a un homicidio brutal. Chimirri es también sobrino de la esposa de Zelaya, Xiomara Castro.

    Al igual que Zelaya, habla claro y parece tener sentido del humor. Tras muchos meses de acoso por parte de Carmona Borjas, Chimirri declaró a El Heraldoque, en el fondo, la razón de la insistencia de Carmona Borjas es que está perdidamente enamorado de él.

    Es posible que los contactos de Arcadia en el sistema judicial hondureño fuesen anormales, pero eso no era nada en comparación con sus conexiones en el Departamento de Justicia, Inmigración y Aduanas de Usamérica. Carmona Borjas declaró a La Prensa que dos pequeñas compañías usamericanas de telecomunicaciones que tenían contratos de interconexión con Hondutel habían transferido 70.000 dólares a la cuenta bancaria de una compañía propiedad de Chimirri, Inversiones Chicas o Inverchicas, y oportunamente proporcionó las fechas de las trasferencias y el número de cuenta bancaria. El periódico no hizo ninguna pregunta a Carmona Borjas sobre cómo pudo obtener una información tan específica, que Chimirri negó, añadiendo que Inverchicas había dejado de existir mucho antes de la fecha de las supuestas transferencias de dinero.

    Carmona Borjas insistió en que Chimirri no solamente había supervisado el desvío del tráfico gris, lo que supuso un robo de unos 48 millones dólares a Hondutel, sino que también los pagos a Inverchicas eran la prueba de algún tipo de soborno.

    Micheletti, que en aquel momento era el presidente del Congreso hondureño y había ocupado el importante puesto de Chimirri como director de Hondutel a finales de los noventa, no tardó en insistir en las acusaciones de Carmona Borjas: “Los responsables del tráfico gris, sean funcionarios públicos o empresarios del sector privado, se merecen la cárcel como cualquier otro delincuente”, dijo.

    Los allanamientos de los Cobra y las escuchas telefónicas

    La campaña de insinuaciones de Arcadia no tardó en dar fruto y, a principios de noviembre de 2007, los Cobra, grupos paramilitares auspiciados por el Estado, perpetraron espectaculares y salvajes allanamientos de morada en las oficinas de Hondutel y en el domicilio de Chimirri. Éste declaró que a sus hijos les habían apuntado con armas de fuego en la cabeza. Año y medio después, Andrés Izarra, el presidente de TeleSUR, identificó al escuadrón Cobra como la fuerza responsable de las escuchas y las amenazas contra periodistas de la televisora de Caracas tras el golpe de Estado, es decir, antes de su expulsión del país.

    La justificación de los allanamientos fue que Chimirri estaba acusado de “abuso de poder, tenencia ilegal de armas y revelación de secretos”. Zelaya se enfureció y los calificó de agresión brutal, digna de una película de terror, contra la familia de Chimirri y añadió que habría bastado con una simple citación judicial de los funcionarios de Hondutel.

    Un par de semanas antes, el 22 de octubre, el presidente Zelaya había presentado una denuncia por espionaje telefónico cuando su teléfono fue intervenido ilegalmente sin su conocimiento, lo cual permitió la grabación de sus conversaciones con sus subordinados, entre ellos Chimirri, sobre las estrategias para controlar la cobertura de la prensa hostil y los problemas iniciales con Micheletti. Otros dos empleados de Hondutel fueron acusados de la intervención de los teléfonos: Óscar Danilo Santos y Luis Alejandro Arriaga.

    Arcadia colgó oportunamente en YouTube las grabaciones obtenidas de manera ilegal.

    Se intensifican las acusaciones

    La embajada usamericana en Tegucigalpa no esperó que el caso contra Chimirri hiciera su camino en el sistema judicial hondureño. Hacia el 24 de enero de 2008 anunció que Chimirri tenía prohibida la entrada en Usamérica debido a sus vínculos con “casos graves de corrupción pública”. Con pasaporte italiano, Chimirri nunca había necesitado una visa, pero ahora ni siquiera eso le ayudaría a atravesar las aduanas del imperio. Las visas han sido siempre una de las especialidades de Reich.

    Fue entonces cuando aparecieron los cadáveres. El viernes, 8 de febrero, cuatro personas fueron encontradas muertas en el interior de un camión con placas guatemaltecas, bajo un puente. Habían sido tiroteadas y luego quemadas.

    De nuevo, Carmona Borjas propuso una explicación. Dos de los cuerpos eran de guatemaltecos, un tercero era imposible de identificar y el último sería el de un técnico en computación llamado Alejandro Laprade Rodríguez. Según Carmona Borjas, Laprade había ido a Washington hacia el 27 de marzo de 2007 para entregar una grabación magnetofónica de 49 minutos como prueba de un intento de extorsión por parte de empleados de Hondutel. Laprade afirmaba que habían allanado su compañía sin razón alguna y le habían exigido 100.000 dólares si no quería ir a la cárcel. Arcadia también colgó esto en YouTube.

    Para Carmona Borjas, el hecho de que la escena del crimen se pareciese mucho a una venta de drogas que terminó mal era la prueba de lo contrario e insistió en que se trataba de un montaje. Dado que el fiscal a cargo del supuesto caso de extorsión no podía obligar a Carmona Borjas a que viniese a Honduras y que éste (al igual que su mentor) se negó a ir a causa de lo que calificó de “imperante clima de inseguridad en el país”, comunicó su intención de viajar a Washington para entrevistarse con Carmona Borjas.

    A finales de marzo, La Prensa publicó un informe, según el cual médicos forenses habían identificado sin la menor duda uno de los cuerpos quemados como Laprade, con 21 comparaciones entre los dientes de uno de los cadáveres y un molde que el dentista de Laprade tenía a mano. Pero varios días después, el jefe de la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC) de Honduras, Francisco Murillo López, dijo que tenía sus reservas. “Un dictamen odontológico es creíble cuando se coincide en 75 puntos, no 21”, dijo, “y que es realizado por un odontólogo forense… Yo como investigador respeto la posición del Ministerio Público, pero creo que hay que profundizar un poco más sobre este caso y como investigador policial tengo mis reservas”, añadió. Asimismo, solicitó ver los resultados preliminares del ADN de los cuatro cadáveres.

    Carmona Borjas volvió a la carga desestimando los comentarios de Murillo y añadiendo más información. Afirmó que apenas unos días antes de que Laprade fuese asesinado, había llamado de nuevo a Carmona Borjas para decirle que tenía una cinta en la que Marcelo Chimirri confesaba su implicación en el tráfico gris. Por desgracia, las capacidades informáticas de Laprade no parecían suficientes para ocuparse de las descargas en YouTube y Carmona Borjas no tenía una copia de la cinta porque, según él, Laprade estaba buscando la manera de hacérsela llegar sin levantar sospechas cuando desapareció.

    Con su apego por el plural mayestático combinado con la insinuación estratégica, Carmona Borjas declaró: “Le dijimos que tuviese mucho cuidado porque… entre 1997 y 1998 Marcelo Chimirri estuvo vinculado al crimen de la joven Yadira Mejía. Después ya no tuvimos más noticias de Laprade”. La existencia de la cinta nunca ha sido probada.

    Durante la segunda mitad de 2008, Carmona Borjas siguió acechando a Chimirri, pero también empezó a ocuparse del auténtico objetivo de Arcadia. A finales de julio presentó una denuncia formal contra el presidente Zelaya en la embajada hondureña en Washington, acusándolo de actuar contra el orden legal de Honduras y contra los principios democráticos. Fue una muestra de que iba en serio.

    A Arcadia no le interesa la corrupción

    De repente, a principios de abril de 2008 la tensión entre la Fiscalía hondureña y el Congreso nacional estalló de manera extraordinaria. Cuatro fiscales iniciaron una huelga de hambre el 6 de abril en la planta baja del edificio del Congreso. La huelga se debió a 14 casos de supuesta corrupción que implicaban a “figuras conocidas e influyentes de la política y la economía del país” y que habían permanecido archivados durante años sin ningún seguimiento ni investigación ni revelación pública de sus nombres.

    Conforme avanzaba, la huelga de hambre fue ganando simpatizantes y en menos de un mes 22 huelguistas adicionales, procedentes de una gran variedad de organizaciones, se habían unido a los cuatro fiscales iniciales, entre ellos dos sacerdotes y el pastor evangélico Evelio Reyes.

    Tras la intervención del pastor Reyes, el Congreso hondureño nombró una comisión mediadora, constituida por Ramón Custodio, comisionado para los derechos humanos y Juan Ferrera, secretario ejecutivo del Consejo Nacional Contra la Corrupción. Los fiscales en huelga de hambre rechazaron la idea de la mediación. Un año después, tanto Ferrera como Custodio apoyaron el ilegal golpe de Estado de Roberto Micheletti.

    La proposición de Micheletti para resolver el enfrentamiento suponía llevar la queja a la Organización de Estados Americanos (OAS), propuesta que también fue rechazada por los fiscales, los cuales insistieron en que el problema debía solventarse en Honduras. Los fiscales también exigieron que el Fiscal General, Leónidas Rosa Bautista, y el Ayudante del Procurador General, Omar Cerna, renunciasen por haber participado en actividades ilegales.

    El presidente Zelaya apoyó al grupo y fue a visitarlos al Congreso nacional; también pidió la renuncia de Cerna tras afirmar que “el verdadero problema en Honduras es que la ley no se aplica a quienes la infringen”.

    La prensa hondureña y los aliados del Fiscal General describieron la huelga como un intento del presidente para reemplazar al fiscal y a su ayudante con personas de su propio Partido Liberal, en vez del Partido Nacional, al que ambos pertenecían. Los fiscales rechazaron estas acusaciones e insistieron en que sólo buscaban que se investigasen las razones de la debilidad del Ministerio Público y se revisasen los casos impunes de crimen organizado, la corrupción y los abusos medioambientales y de derechos humanos.

    Cerna se negó a dimitir con el pretexto de que sería un precedente terrible y, con argumentos que los golpistas repetirían un año después, añadió que su decisión de rechazar la petición del presidente buscaba realmente “fortalecer las instituciones y la democracia [en Honduras]”.

    Por su parte, el asombrosamente altanero Rosa Bautista negó haber cometido falta alguna y añadió que, de todos modos, de haberla cometido habría sido en su práctica privada de abogado defensor, no como administrador, por lo cual el Decreto 49-2008, aprobado por el Congreso un año antes para castigar las faltas administrativas, no se le podía aplicar. Además, dijo que se estaba enmarañando el asunto, ya que en realidad él era una especie de juez, no un administrador ordinario y, por lo tanto, dependía de la Corte Suprema, no del Congreso nacional. Amenazó con pedir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que tomase medidas preventivas para garantizar sus libertades y las del Ministerio Público.

    A pesar de tales declaraciones, estaba claro que las manifestaciones públicas a favor de los huelguistas empezaban a poner nervioso a Rosa Bautista, que comenzó a desplazarse en automóviles proporcionados por el Secretario de Defensa. “Si las protestas con fines mediáticos hubieran tenido lugar dentro de la Constitución, hace mucho tiempo que se habría hecho algo”, dijo. “Pero estas amenazas a la paz, a la libertad de prensa, las manifestaciones, las acusaciones irresponsables de todos… debemos regresar a paz y a tranquilidad”.

    Fue sin duda una magnífica oportunidad para que el luchador anticorrupción de Washington interviniese y Carmona Borjas terminó por hacerlo. Estaba convencido de que la huelga de hambre no era más que teatro y acusó a los huelguistas de holgazanear sobre cómodos colchones Coleman, de mantenerse con bebidas y barras energéticas y agua Evian. ¿Por qué tanto escándalo por unos casos de corrupción si había tráfico gris del que ocuparse y Chimirri andaba suelto?

    Carmona Borjas dirigió su ira contra el pastor Reyes, un objetivo interesante si se considera que éste apoyaría el golpe de Estado un año después, pero es bien sabido que, en Honduras, la relación de los evangelistas y de otros muchos sectores con la política es algo complicado y no puede analizarse en términos de derecha-izquierda. Incluso si él mismo ha sucumbido al encanto de los trajes costosos, Carmona Borjas arremetió contra el pastor en un “debate” radiofónico por sus lujosos atuendos de “cientos de miles de dólares” [sic] y sus Rolex de oro.

    La respuesta de Reyes a Carmona Borjas fue un insulto mucho más mordaz: dijo que nunca había oído hablar de él.

    La huelga de hambre concluyó mes y medio después de su inicio, cuando se nombró una comisión de representantes del Congreso para que investigase a Rosa Bautista y Cerna. Pero sus conclusiones no llevaron a ninguna parte. Jari Dixon Herrera, uno de los cuatro huelguistas, dijo que el informe de la comisión “no nos llena de sorpresa, esto es lo que iban a hacer, no iban a permitir nunca que se revisaran esos casos”. Sobre Rosa Bautista y Cerna añadió: “No iban a permitir nunca exponer a sus dos mejores trabajadores dentro del Ministerio Público, como son los fiscales generales que han protegido a muchos”.

    Latinode

    En abril de 2009, las acusaciones de Arcadia contra Hondutel terminaron por dar fruto cuando la Corte Federal Usamericana del distrito sur de Florida impuso una multa de 2 millones de dólares a Latinode, una compañía de telecomunicaciones, por haber infringido la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) al pagar más de un millón dólares en sobornos a “terceros”, los cuales debían entregar “una parte o la totalidad de tales fondos” a empleados de Hondutel con vistas a obtener un descuento en sus porcentajes de interconexión. (Por otra parte, IDT fue sancionada por la FCC en el caso de las telecomunicaciones de Haití, pero nunca se la ha acusado de infringir la FCPA).

    Latinode había sido investigada por el FBI y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Miami (ICE). Según el comunicado de prensadel Ministerio de Justicia (DOJ), Latinode también sobornó a funcionarios en Yemen para obtener descuentos de interconexión. Fuentes del Ministerio de Justicia comunicaron que Latinode recibió descuentos de interconexión entre 2004 y 2007, y que los pagos estaban destinados a cinco empleados de Hondutel. Los nombres de los “beneficiarios” de tales pagos no se publicaron, pero el “subgerente general (que luego pasó a ser gerente general)” no podía ser otro que Chimirri.

    Hondutel lo negó y dijo que una auditoría interna llevada a cabo entre el 1 de enero de 2005 y el 31 de diciembre de 2007 había revelado discrepancias en el tráfico de Latinode, que adeudaba 4,6 millones de dólares a Hondutel. Pagar una multa de 2 millones en Miami (durante un período tres años, según el DOJ) y cerrar Latinode era lo obvio, sobre todo para eLandia, la compañía de telecomunicaciones de Coral Gables, que había pagado 25 millones para comprar Latinode en 2007.

    Pero el comunicado de prensa del DOJ incluía otra nota curiosa: “La investigación penal de Latinode refleja, en gran medida, las acciones de la compañía propietaria de Latinode, eLandia International Inc. (ELandia), pues para el Ministerio de Justicia pone de manifiesto las potenciales infracciones de la ley FCPA tras la adquisición de Latinode y el descubrimiento de pagos ilegales de eLandia después de su clausura”.

    Al igual que el caso de Arcadia, que se originó en Washington, el de Latinode parece haberse originado en Miami. A pesar del comunicado de prensa en inglés del DOJ, ni Arcadia ni Latinode tienen relevancia informativa alguna en Usamérica, pero sí son políticamente importantes en Honduras. Incluso si el dictamen del DOJ con respecto a Latinode no demuestra la culpabilidad de ningún empleado de Hondutel, tanto Arcadia como el gobierno golpista así lo han interpretado y difundido a través de los medios. Cuando Chimirri y otros funcionarios del gobierno de Zelaya fueron detenidos el 2 de julio de 2009, las únicas pruebas citadas por la prensa favorable al golpe de Estado se basan en las acusaciones contra Latinode publicadas por la corte usamericana, la misma corte federal de Miami que juzgó a los cinco héroes cubanos y el reciente “escándalo de la maleta”, lo cual demuestra que el DOJ no está por encima de la política y sí al servicio de los objetivos de la derecha pura y dura en Latinoamérica.

    El nuevo Tercer Reich

      “[Esta] inmensa red va buscando las comunicaciones, no solo en Honduras sino en Centroamérica. Son los mismos que lograron su objetivo en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, donde se las arreglaron para desnacionalizar totalmente el sector de telecomunicaciones sin ningún beneficio para el pueblo… Así que ya tienen un plan perfectamente planeado para quedarse con toda la telecomunicación en América Central.”

    Saliendo de las sombras, Reich no pudo resistir la oportunidad de comentar el caso de Miami: “El presidente Zelaya ha permitido o apoyado este tipo de prácticas y ahora veremos que también está detrás de esto”, declaró a El Nuevo Herald. También mencionó a Chimirri por primera vez en la prensa usamericana, aludiendo de pasada a su relación familiar con los Zelaya y al hecho de que había sido acusado en Honduras de una serie de ilegalidades en la gestión de Hondutel. Pero no mencionó al denunciante de Chimirri.

    Para Zelaya esto fue la gota que colmó el vaso. Envió a dos miembros de su gabinete y su secretario personal a Usamérica para contratar a un abogado que demandase a Reich por difamación. El secretario, Enrique Reina, dijo que Reich estaba disgustado porque Hondutel había cancelado el contrato de interconexión de una compañía que él representaba.

    Carmona Borjas intervino de nuevo, acusando a Zelaya en los medios hondureños de haber actuado “inconstitucionalmente”.

    Pero Zelaya dispuso de poco tiempo para llevar el caso adelante. Dos meses después fue despertado por la fuerza por los paramilitares del escuadrón Cobra, que entraron a tiros en su casa y lo trasladaron por aire a Costa Rica en piyama.

    En su extraña declaración al Miami Herald, Reich se burló de Zelaya y afirmó que una insignificancia como un golpe de Estado no era razón suficiente para no proseguir con su demanda judicial por difamación y, continuando con las acusaciones contra Chimirri, exageró la cantidad de fondos faltantes de Hondutel, de 48 a 100 millones de dólares.

    El vínculo con el ALCA

    El vínculo con el ALCALa explicación de esta exageración de las cifras puede que tenga menos que ver con la tendencia de Reich a la hipérbole que con el ALCA, el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. Las presiones para desnacionalizar a Hondutel no se materializaron hasta que se puso en marcha el ALCA. Se trata de una pieza clave del puzzle neoliberal, que incrementa los derechos de las compañías multinacionales en Centroamérica y les permite poner pleitos por “pérdidas” o ausencia de “futuros beneficios” mediante una cláusula que las protege de “medidas equivalentes a la expropiación”. (ALCA, artículo 10.7)

    El ALCA establece claramente que medidas estatales legítimas tales como las leyes de protección medioambiental o del consumidor podrían contravenir el artículo 10.7 y permitir que sociedades anónimas usamericanas demandasen a los países signatarios por el dinero quepodrían haber ganado sin ellas. Actos gubernamentales ilegítimos como la corrupción quedan así cubiertos y basta con simples acusaciones de corrupción para poder presionar a los gobiernos y que éstos lleguen a un arreglo con los tribunales secretos de arbitraje del CIADI(Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones), del Banco Mundial. Pero eso no sería necesario, ya que Reich es un experto en el manejo de “actividades anticorrupción, en el análisis de riesgo político y en acuerdos extrajudiciales” para multinacionales usamericanas en Latinoamérica. Su capacidad para actuar bajo cuerda puede lograr que las multinacionales nunca tengan que exponerse públicamente a estas disputas que tanto perjudican su reputación.

    Lanny DavisTeniendo en cuenta los vínculos de Reich con la industria de las telecomunicaciones, por no mencionar los del Cormac Group y los de Lanny Davis, el amigo de Hillary Clinton, que arregló para los golpistas hondureños una campaña de prensa y una visita de cabildeo al Congreso en Washington, la posibilidad de una futura demanda judicial de este tipo no puede descartarse. Los reglamentos del ALCA con respecto a tales demandas judiciales van más allá del infausto Capítulo 11 del TLC (Tratado de Libre Comercio) y tales amenazas ya están siendo utilizadas por algunas multinacionales para presionar a los gobiernos de El Salvador y Guatemala, agobiados por la falta de liquidez, para obtener millones.

    Las consecuencias

    Reich confesó haber participado en “señalar a Zelaya como el impulsor de la corrupción en Honduras” y añadió: “Si yo hubiese sido el ‘arquitecto’ de la destitución de Zelaya, habría aconsejado que se lo acusara de los casi 20 delitos de los que la judicatura hondureña lo ha acusado ahora y que las autoridades civiles lo detuviesen. Habría instado a que persistiese el proceso constitucional con el acceso a la presidencia del siguiente en el orden de la lista, el presidente del Congreso, Roberto Micheletti, y la continuación del proceso electoral, que culminaría en las elecciones de noviembre”.

    Excepto por la omisión del traslado forzoso del presidente a Costa Rica, así fue como se desarrolló el golpe de Estado, punto por punto, aunque Reich esquivamente insistió en que tales acontecimientos se desarrollaron “sin mi participación”.

    En La Prensa de Honduras, Reich negó de nuevo cualquier relación legal con Arcadia. “No soy miembro de la Fundación Arcadia. Conozco muy bien la Fundación Arcadia y el trabajo que ha hecho”. Era exactamente la clase de declaración que podía haber hecho hace 25 años con respecto a Ciudadanos por Usamérica.

    Por su parte, Carmona Borjas despotricó en lo que aún queda de la prensa hondureña sobre cómo la expulsión de TeleSUR fuera de Honduras no limita la libertad de expresión y criticó aCNN en Español por no haber censurado completamente las manifestaciones favorables a Zelaya y, por supuesto, a Chimirri.

    En Honduras, una vez desplazado Zelaya, los nuevos dirigentes golpistas iniciaron la cacería de brujas, deteniendo a Chimirri y a otros funcionarios de Zelaya y enviándolos directamente a la penitenciaría nacional, pero no sin presentar personalmente a Carmona Borjas durante una manifestación a favor del golpe, elogiándolo por haber sido el primero en incriminar a Hondutel y agradeciéndole la detención de Chimirri.

    Se emitió una orden a través de Interpol para la búsqueda y captura de los empleados de Hondutel implicados en el caso de Latinode: Jorge Alberto Rosa, Julio Daniel Flores y Oscar Danilo Santos. Se inventaron cargos contra Rixi Moncada, una de las personas que Zelaya había enviado a Miami para contratar a un abogado que demandase a Reich y que representaría un papel muy visible en las conversaciones de mediación con Óscar Arias, organizado por Hillary Clinton. Rebeca Santos y Arístides Mejía, antes relacionados con la compañía eléctrica estatal, también fueron objeto de persecución.

    A pesar de que el papel de Arcadia no ha sido denunciado y, por lo tanto, se desconoce fuera de Honduras, los venezolanos y los hondureños lo comprendieron de inmediato. El embajador Chaderton prometió enviar un informe sobre el caso a la misión usamericana en la OAS y en una entrevista con La Jornada tras sus comentarios, dijo que “no les cabe la menor duda sobre eso”.

    En América Latina hay muchas compañías estatales más importantes ya escogidas para su privatización y, si no, muchos más dirigentes izquierdistas a los que convencer o derrocar. Mientras tanto, en Washington, la fundación de Arcadia todavía existe, como una célula durmiente, a la espera de recibir órdenes de la voz de su amo.

    * Con información adicional de Revolter.
    Fuente: http://machetera.wordpress.com/2009/07/30/otto-reich-and-the-honduran-coup-detat-the-provocateur-his-protege-and-the-toppling-of-a-president-part-one/,

    http://machetera.wordpress.com/2009/08/02/otto-reich-and-the-honduran-coup-d%E2%80%99etat-the-provocateur-his-protege-and-the-toppling-of-a-president-%E2%80%93-part-two/

    y http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=8275&amplg=en

    La autora, Machetera, es editora del blog http://machetera.wordpress.com y miembra de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. La caricatura de Otto Reich es del dibujante hondureño Allan McDonald. Atenea Acevedo, Allan McDonald, Manuel Talens y Paloma Valverde son miembros de Rebelión y Tlaxcala.

    http://machetera.wordpress.com y Tlaxcala

    REBELION.ORG

    Honduras: se cocina en Washington una negociación al margen de Óscar Arias…?

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    Altos mandos militares pueden ser los primeros sacrificados: Meza

    Arturo Cano, Enviado/La Jornada.mx

    HONDURAS-MILIT3 Tegucigalpa, 6 de agosto. Hay una negociación paralela, al margen de Óscar Arias, dice Víctor Orlando Meza, ministro de Gobernación y Justicia del presidente en el exilio Manuel Zelaya. Esa negociación se cocina en Washington y no precisamente en la sede de la Organización de Estados Americanos.

    Dos coroneles hondureños permanecieron 12 días en Washington, enviados por los generales, claro, aunque los cuatro integrantes del estado mayor conjunto de las fuerzas armadas hondureñas podrían ser los primeros sacrificados en uno de los escenarios que prevé Meza como desenlace de la crisis: Que sean los coroneles los que echen a sus superiores y traigan al presidente Zelaya de vuelta. Ese es el escenario ideal para Estados Unidos, que no quería allá a los generales.

    El segundo escenario es que los actuales jefes militares den un contragolpe, retirando su respaldo al gobierno del presidente de facto Roberto Micheletti y a la vuelta de Zelaya ellos se pongan bajo las órdenes del Tribunal Superior Electoral dada la proximidad de los comicios.

    La salida internacional es el tercer escenario que dibuja Meza, un prestigiado académico que no había tenido cargos públicos antes de ser llamado al gabinete a la mitad del mandato de Zelaya. Es el escenario del Acuerdo de San José, que todavía puede funcionar. En este último, México podría desempeñar un papel crucial que tendría un momento cumbre este fin de semana, dado que Zelaya le pidió al presidente Felipe Calderón que solicitara a Barack Obama una declaración explícita contra el golpe de Estado.

    HOND-ZELAYAPara empujar la salida internacional, una delegación de alto nivel de la OEA visitará Honduras la próxima semana. Según el ministro de Zelaya, podría estar integrada por los cancilleres de Costa Rica, Chile, Brasil y Perú o Panamá.Espero que venga también la canciller mexicana, porque el peso de México es muy grande, en tanto puente con Centroamérica y dado su carácter de socio especial de Estados Unidos.

    El gobierno de facto dice que la misión, por muy de alto nivel que sea, sólo podrá hacer sugerencias, al mismo tiempo que rechaza que los cancilleres de los países miembros de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba) formen parte del grupo visitante.

    Meza, quien hace dos días fue anfitrión de una reunión de secretarios y subsecretarios del gobierno constitucional de Zelaya, donde acordaron declarar en sesión permanente, tampoco piensa que la intervención directa de la Venezuela de Hugo Chávez sea lo mejor para Zelaya:Un tanto para neutralizar esa influencia Meza pidió al mediador Óscar Arias invitar a España a ejercer un papel más activo en la solución de la crisis. Meza contrasta la actitud de Venezuela con la posición absolutamente moderada de Cuba, que ha desempeñado su papel sin estridencias.

    Al margen de ese jaloneo en los terrenos de la diplomacia, los militares han intervenido en la negociación paralela: Los coroneles participaron en la redacción del comunicado en que las fuerzas armadas dan su respaldo al Acuerdo de San José.

    Entre los mandos militares, dice Meza, se impone la idea de que los políticos y los empresarios los metieron en este lío y ahora no los acompañan.

    Meza se refiere a recientes declaraciones de empresarios que hablan de que los militares que sacaron al país deben ser castigados. Uno de los negociadores de Micheletti en Costa Rica, Arturo Corrales, también ha asegurado que echar a Zelaya del país fue ilegal.

    Entre converso y pragmático

    –¿Zelaya es un converso o simplemente un pragmático?

    –Una combinación. Cuando toma el poder, cree que puede gobernar con los dos partidos tradicionales. Dos años más tarde se convence de que para cambiar Honduras es necesario romper el bipartidismo tradicional. Su cambio de opinión tiene que ver, por un lado, con su contacto con la gente, que es intenso; y, por otro, con los obstáculos que las cúpulas partidistas y los intereses económicos ponen a las reformas que propone. Convencido de que son imposibles las reformas, así sean mínimas, con los partidos tradicionales, le apuesta a crear otro partido.

    –¿Hacia allá iba la famosa cuarta urna?

    –Yo se lo pregunté una vez: Presidente, ¿la cuarta urna es el tercer partido? Y me respondió que sí. Entonces yo y otros le dijimos que primero era preciso crear un movimiento político y social, sobre la base de las organizaciones de la sociedad civil que crecieron como hongos después del huracán Mitch, que mostró la vulnerabilidad ambiental y social de Honduras, puso de relieve la pobreza (el país está, con Nicaragua y Haití en el piso de la pobreza latinoamericana), y exhibió la fragilidad de las instituciones del Estado.

    Cumplidos los dos años de Zelaya en el poder, “esa sociedad organizada después de Mitch, encuentra un espacio de sintonía con el presidente Zelaya”.

    Ya para entonces, sigue Meza, Zelaya es un convencido de que si quiere que su propia ruta prospere, necesita romper, abrir el sistema.

    Zelaya comienza entonces a darle a su gobierno, para decirlo esquemáticamente, un giro populista, de más contacto con la gente al margen de su militancia política, de si son liberales o nacionalistas. Y descubre que tiene una conexión natural.

    Ese giro de Zelaya es anterior a su relación con Hugo Chávez, y coincide con el agravamiento de la oposición de los medios de comunicación, que se tornan cada día más hostiles.

    Así que es falso, como dice el régimen de facto, que todo obedece a la influencia de Chávez, porque el conflicto había comenzado antes de la aparición del venezolano en el escenario.

    En el primer año del gobierno de Zelaya, Meza coordina, todavía desde la academia, el libro Honduras, poderes fácticos y sistema político, una sugerente radiografía de las relaciones entre los grupos económicos y los políticos tradicionales hondureños, que no pocas veces son los mismos.

    Para ilustrar la guerra de las diez familias dueñas de Honduras, Meza relata las penurias económicas del gobierno de Zelaya y cuenta que a mitad del mandato su ministra de Finanzas, Rebeca Santos, acude a Washington a negociar posibles ayudas. Una de las opciones que baraja es la emisión de bonos gubernamentales por unos 50 millones de dólares para sortear las urgencias del gobierno.

    “En el avión de Miami a Tegucigalpa se encuentra a un banquero poderoso que le suelta: ‘Decíle a tu jefe que no le vamos a comprar ni un bono’”.

    Entonces Zelaya acude a Chávez y Chávez le pone 100 millones de dólares.

    En ese escenario, sigue Meza, el ingreso de Honduras a la Alternativa Bolivariana de las Américas fue casi natural.

    Antes, el Congreso Nacional le había puesto un candado legal a Zelaya, obligándolo a crear fideicomisos para hacer transparente el manejo de los recursos de Petrocaribe.

    Al momento del golpe de Estado, dice Meza, había en el Banco Central137 millones de dólares ahorrados y esta semana sacaron 44 millones para el Congreso Nacional, lo que debe tener doblemente arrecho (enojado) a Chávez.

    Tras la firma de la Alba, el gobierno hondureño recibió 50 millones de dólares más para el financiamiento de diversos proyectos; 30 millones para relanzar un programa de producción agropecuaria; 10 millones para un programa dirigido a pequeñas empresas y dos millones para atender la emergencia de un huracán. En suma, 292 millones de dólares que están en las arcas del Banco Central, porque la misma burocracia había frenado la transferencia.

    A partir de la firma de Petrocaribe Zelaya se va radicalizando, y endurece su lenguaje de condena contra los grupos económicos a los que acusa de egoístas. Es un lenguaje donde mezcla ese discurso con una visión clerical.

    –Como Chávez.

    –Pero más auténtico, porque Zelaya ha sido discípulo de los salesianos. El caso es que sus referencias a la solidaridad de Chávez son cada vez mayores, por lo que ahora se magnifica esa supuesta resistencia de los grupos económicos a la intervención del venezolano en Honduras.

    No quería continuar, sino volver

    –¿Zelaya quería seguir en el poder, para eso era la cuarta urna?

    –No, Zelaya quería volver. (Los golpistas) hablan de un supuesto decreto de disolución de los poderes y convocatoria de la Constituyente que estaba listo, pero yo dirigía la gaceta oficial, donde debería haberse publicado, y puedo decir que nunca existió.

    Con la encuesta, que en realidad era una consulta popular, Zelaya pretendía decir a los partidos tradicionales aquí está un millón de votos, aquí está el tercer partido, no pueden hacer caso omiso de esto y tienen que aprobar la cuarta urna.

    Es decir, Zelaya pretendía que el gobierno que resultara electo el próximo 29 de noviembre estuviera obligado a convocar a una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la Constitución y abrir el paso a la reelección cuatro años después. Ese era el plan, aunque quién sabe si en la Constituyente hubiéramos tenido mayoría.

    No es la primera vez que los políticos hondureños que ahora se desgarran las vestiduras en defensa de los intocables artículos pétreos de la Constitución, han soñado con reformarla para permitir la reelección. En 1985, Roberto Micheletti, ahora presidente de facto, y otros diputados, intentaron presentar una iniciativa para abrirle paso a un nuevo mandato de Roberto Suazo Córdova. Las pistolas que sacaron otros legisladores en la sesión del Congreso los pararon en seco.

    El ex presidente Carlos Flores Facussé, también cabeza de un fuerte grupo económico, ha soñado con reelegirse. El problema es que se le atravesó Zelaya, con mucha más popularidad, así que Flores dijo: si no soy yo, no es nadie, dice Meza. Esa postura de Flores acelera el golpe. La otra es el orgullo herido de los militares, y no por las ofensas de Hugo Chávez, sino porque acompañado de algunos seguidores, Zelaya irrumpe en la sede de la Fuerza Aérea para sacar el material destinado a la consulta de la cuarta urna.

    Luego, anuncia la destitución del general Romeo Vásquez en un acto público, con sus huestes más radicales que corean su alegría.

    El golpe de los empresarios

    –¿Quién decide dar el golpe de Estado?

    El plan del golpe lo arrancan los empresarios, los financieros y los mediáticos, suman a los políticos a medio camino y al último a los militares.

    Primero, el golpe iba a ser parlamentario, es decir, el Congreso iba a destituir al presidente, aunque no tenga facultades para ello.

    Pero ese plan se cae por una disputa intrapartidista ramplona. Roberto Micheletti quiere que su sucesor al frente del Legislativo sea José Saavedra, mientras el ex presidente Carlos Flores Facussé promueve a su hija. Flores se lleva a sus 20 diputados y acaba con el quórum.

    El viernes 26 de junio los militares se incorporan a una acción ya planificada, aunque ninguno de los autores había calculado el aislamiento internacional.

    Dos días antes, por la noche, Víctor Meza había sacado sus papeles de su oficina de ministro.

    Written by Eduardo Aquevedo

    8 agosto, 2009 at 2:55

    Honduras: razones del golpe…

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    Ignacio Ramonet, Le Monde Diplomatique

    HONDURAS-GOLPEEE1 Con inmenso gozo (1) recibieron la noticia del golpe de Estado en Honduras, los grupos conservadores del mundo y sus propagandistas habituales (2). Aunque éstos criticaron retóricamente el golpe, avalaron y justificaron los argumentos de los golpistas, repitiendo que "el Presidente Manuel Zelaya había incurrido en múltiples violaciones de la Constitución al querer organizar un referéndum para mantenerse en el poder" (3).

    Tales afirmaciones son falsas. El Presidente Zelaya no vulneró un sólo artículo de la Constitución (4). Ni organizó ningún referéndum. Ni deseaba prolongar su mandato que termina el 27 de enero de 2010. Su intención era organizar una consulta, no vinculante (es decir un simple sondeo o una encuesta de opinión), preguntándoles a los ciudadanos: "¿Está usted de acuerdo que, en las elecciones generales de noviembre de 2009, se instale una cuarta urna (5) para decidir sobre la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que emita una nueva Constitución de la República?". O sea, se trataba de una pregunta sobre la eventualidad de hacer otra pregunta. Ningún artículo de la Constitución de Honduras le prohíbe al Presidente la posibilidad de consultar al pueblo soberano.

    Es más, suponiendo que una mayoría de hondureños hubiese contestado positivamente a esa demanda, la "cuarta urna" sólo se hubiese instalado el 29 de noviembre de 2009, día de la elección presidencial, a la cual -en virtud de la Constitución vigente- Manuel Zelaya no puede de ningún modo presentarse.

    Entonces, ¿por qué se dio el golpe? Porque Honduras sigue siendo la "propiedad" de una quincena de familias acaudaladas que lo controlan todo: poderes ejecutivo, legislativo y judicial, principales recursos económicos, jerarquía de la Iglesia católica, medios de comunicación de masas y fuerzas armadas. La mayoría de sus gobiernos han sido tan corruptos y tan sumisos a los intereses de las empresas extranjeras que, para designar a Honduras, el humorista estadounidense O. Henry acuñó el término "República bananera" (6). En 1929, queriendo explicar lo fácil que era comprar a un congresista, Samuel Zamurray, alias "Banana Sam", presidente de la Cuyamel Fruit, empresa rival de la United Fruit, afirmó: "Un diputado en Honduras cuesta menos que una mula". Al final de los años 1980, el Presidente José Azcona del Hoyo admitió el sometimiento de Honduras a la estrategia de Estados Unidos confesando: "Un país tan pequeño como Honduras no puede permitirse el lujo de tener dignidad". Y un grupo de empresarios llegó a proponer que pasara a convertirse en un Estado Libre Asociado de Estados Unidos, como Puerto Rico…

    La relación económica con la gran potencia norteamericana es de dependencia casi absoluta; hacia allí va el 70% de sus exportaciones (plátanos, café y azúcar); y de allí llegan unos 3.000 millones de dólares que envían a sus familias 800.000 hondureños emigrados. Y el capital principal (40%) de las fábricas maquiladoras (de mano de obra barata) en zonas francas es estadounidense.

    Hace 30 años, al vencer la revolución sandinista en Nicaragua, Washington decidió convertir Honduras en una suerte de portaaviones para combatir militarmente a las guerrillas revolucionarias en Guatemala y El Salvador, y apoyar a la "Contra" antisandinista. Una de las primeras medidas consistió en implantar una "democracia controlada" en Tegucigalpa. En 1980, hubo por primera vez "elecciones libres"; un año después fue elegido Roberto Suazo Córdova quien dio paso a una era siniestra de terror, "escuadrones de la muerte", "desapariciones" y eliminación de activistas de izquierdas. En tales circunstancias se promulgó la Constitución de 1982, actualmente vigente.

    Una Constitución redactada por los principales grupos económicos que desean mantener para siempre a su favor uno de los repartos de riqueza más inequitativos del mundo, con el 60% de los habitantes por debajo de la línea de pobreza y más de un tercio por debajo de la línea de pobreza extrema. Un país empobrecido, en el que la tasa de desempleo se sitúa en torno al 30%.

    Eso es lo que ha querido transformar el Presidente Manuel Zelaya. Perteneciente a una de las grandes familias latifundistas de Honduras y miembro del Partido Liberal, el mandatario trató de reducir las desigualdades. Aumentó el salario mínimo un 50%; detuvo la privatización de empresas públicas (energía eléctrica, puertos, sistema de salud) y se pronunció a favor de una mayor participación ciudadana en las políticas públicas. Y esto, aun antes de acudir a Petrocaribe en 2007 y de integrar el ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) en 2008.

    La poderosa oligarquía se escandalizó y trató a Zelaya de "traidor a su clase". Aunque él afirma: "Yo pensé hacer los cambios desde dentro del esquema neoliberal. Pero los ricos no ceden un penique. (…) Todo lo quieren para ellos. Entonces, lógicamente, para hacer cambios hay que incorporar al pueblo" (7).

    El itinerario intelectual de Manuel Zelaya y su "conversión" a una concepción progresista de la sociedad son ejemplares. En el ejercicio del poder, constata que "el Estado burgués lo componen las elites económicas. Están en las cúpulas de los ejércitos, de los partidos, de los jueces; y ese Estado burgués se siente vulnerado cuando yo empiezo a proponer que el pueblo tenga voz y voto" (8). Y viene a descubrir esta idea revolucionaria: "La pobreza no se acabará hasta que las leyes no las hagan los pobres" (9).

    Es mucho más de lo que pueden soportar los "dueños" de Honduras. Con el apoyo de viejos "halcones" estadounidenses -John Negroponte, Otto Reich- traman entonces el golpe del 28 de junio que ejecutan las Fuerzas Armadas. Todas las cancillerías del mundo lo han condenado. Porque la época de los "gorilas" ya ha acabado. Y ha llegado la hora de los pueblos.

    Notas:
    (1) "Con inmenso gozo" se titulaba el mensaje de Pío XII, el 16 de abril de 1939, en el que se congratulaba por la victoria de Franco en la Guerra Civil.
    (2) Mario Vargas Llosa, "El golpe de las burlas", El País , 12 de julio de 2009; y Álvaro Vargas Llosa, "Zelaya, el gran responsable del golpe", CNN en español , 1 de julio de 2009.
    (3) El País , 1 y 5 de julio de 2009.
    (4) Francisco Palacios Romeo, "Argumentos de derecho constitucional primario para una oligarquía golpista primaria", Rebelión , 3 de julio de 2009.
    (5) En las elecciones generales se colocan tres urnas: la primera para designar al Presidente, la segunda a los diputados y la tercera a los alcaldes.
    (6) En su novela Cabbages and Kings , 1904.
    (7) El País , 28 de junio de 2009.
    (8) Ibídem .
    (9) Ibídem .

    Cual es la causa del golpe hondureño

    Vicenç Navarro

    El Plural

    Varios medios de información en España han reproducido los argumentos dados por los propios golpistas hondureños para explicar el golpe de estado en aquel país. Tales medios han señalado que el Presidente Zelaya había violado la Constitución, convocando ilegalmente un referéndum para “perpetuarse” en el poder. Se acepta así, la explicación dada por los golpistas, que señalan que la expulsión del Presidente Zelaya ocurrió para impedir que éste convocara un referéndum a fin de alargar su mandato. Un ejemplo de ello es el reportaje del corresponsal de El País en Tegucigalpa, que indicaba que “Zelaya fue derrotado y expulsado el 28 se junio pasado, después de intentar organizar un referéndum para abrir la vía a la reelección, que había sido declarada ilegal por las instancias judiciales” (04.08.09). Según tal reportaje, el golpe tenía por objetivo, pues, evitar que Zelaya se perpetuara en el poder.

    Esta explicación ha aparecido en los cinco diarios de mayor tiraje del país. De todos ellos, La Vanguardia ha sido el periódico que ha promovido con más intensidad esta explicación. Su corresponsal en América Latina ha entrevistado nada menos que a Romeo Vásquez, General que realizó el golpe militar, el cual niega en la entrevista que lo que ocurrió en Honduras hubiera sido un golpe militar pues la detención y expulsión del Presidente respondía a principios constitucionales. El entrevistador, el Sr. Ibarz, de cuyos reportajes hablé ya en otro artículo (“Las falsedades sobre Honduras”, Público, 23.07.09) también entrevistó al Cardenal de Honduras, el Sr. Rodríguez Maradiaga, que alegó los mismos argumentos. Por cierto, ninguno de los dirigentes del movimiento en defensa del Presidente Zelaya ha sido entrevistado por La Vanguardia.

    La causa principal del golpe, sin embargo, no fue impedir que Zelaya se perpetuara en el poder. El mal llamado referéndum (en realidad fue una encuesta popular gestionada por el Instituto Nacional de Estadística) no hablaba de la reelección del Presidente. En tal encuesta se consultaba a la población si ésta creía aconsejable que se eligiera a una Asamblea Constituyente que permitiera cambiar la Constitución. Y ahí está el meollo de la cuestión. Lo que motivo el golpe fue el deseo de la oligarquía hondureña de mantener intacta la Constitución instaurada por la última dictadura militar. Tal Constitución otorga gran número de privilegios a la oligarquía del país, incluyendo a las fuerzas armadas y a sus aliados en EE.UU. Eran estos privilegios los que la oligarquía y sus fuerzas armadas querían mantener a toda costa. Existía el temor, entre la oligarquía, de que una nueva Constitución pudiese, por ejemplo, pedir la eliminación de bases militares extranjeras en territorio hondureño. Hoy, el Pentágono de EE.UU. tiene una base militar en Honduras, la única existente en Centroamérica, una región de gran importancia estratégica para las fuerzas armadas de EE.UU. Éstas y las fuerzas armadas hondureñas eran conscientes del intento de los progresistas hondureños de cerrar la base, una base que ha sido el centro de actividades militares y represivas llevadas a cabo por las fuerzas militares estadounidenses en toda la región. Las fuerzas armadas hondureñas y sus aliados estadounidenses no desean cambios en la situación actual. De ahí que una de las primeras condiciones que puso el nuevo gobierno golpista al Presidente de Costa Rica (Sr. Óscar Arias) en su mediación fue precisamente que no se cambiara la Constitución.

    Las fuerzas progresistas hondureñas querían, también, el enjuiciamiento de los militares que aterrorizaron a la población durante la horrible dictadura que se estableció con el apoyo del Gobierno Federal de EE.UU. También pedían que (como en España) se encontraran a los desaparecidos durante la dictadura y periodos posteriores, en actos de represión política, cuando miles de hondureños y ciudadanos de otros países de Centroamérica fueron asesinados debido a su defensa de la libertad y de los derechos civiles y sindicales de las clases populares. El Presidente Zelaya había aprobado el inicio de tal investigación.

    La respuesta de EE.UU.

    En EE.UU. la administración Obama está dividida sobre como responder a esta situación. El Partido Republicano apoya a los golpistas y sus argumentos son semejantes a los propuestos por el corresponsal de La Vanguardia, el Sr. Ibarz. El Sr. Zelaya –según ellos- no es ya el Presidente de Honduras, pues, ha sido sustituido por un nuevo gobierno que es el legal. Es interesante señalar que hace setenta años, La Vanguardia (llamada entonces La Vanguardia Española), propiedad de la familia Godó (que apoyó el golpe militar del General Franco en 1936 y la enormemente represiva dictadura que estableció), promovió argumentos legitimadores del golpe militar español, utilizando argumentos casi idénticos a los que su corresponsal utiliza ahora para apoyar a los golpistas hondureños. En España, el gobierno del Frente Popular, en 1936, había violado -según los golpistas- la Constitución española. Se sublevaban –según ellos- para defender la legalidad.

    Este apoyo al nuevo gobierno golpista hondureño aparece también entre sectores conservadores del Partido Demócrata. La Administración Obama, sin embargo, considera al Presidente Zelaya como el Presidente legal de Honduras. Este reconocimiento es un paso positivo y marca una distancia con administraciones anteriores. Ni que decir tiene que adoptar una postura distinta habría significado enfrentarse a la gran mayoría de gobiernos de América Latina, así como a la opinión mundial. Ahora bien, la vía de la mediación, propuesta por la Administración Obama y por la OEA, y dirigida por el Presidente de Costa Rica, Óscar Arias, ha abierto la posibilidad de que el Presidente Zelaya vuelva a Honduras como Presidente y a la vez se cancele el intento de cambio de la Constitución. El proceso de mediación, al reconocer a los golpistas, sentándolos en la mesa de mediación al mismo nivel que al gobierno legítimo de Honduras, dio gran poder de veto a los golpistas con lo cual, si se elimina cualquier intento de cambio de la Constitución, se habrá conseguido lo que los golpistas deseaban, es decir que no se cambie la Constitución. De ahí el gran riesgo que supone el proceso de mediación, promovido por la Administración Obama, y liderado por el Presidente de Costa Rica. Tal proceso puede conseguir lo que los golpistas deseaban. De ser así, el proceso habrá alentado a que se produzcan otros golpes de estado en América Latina, pues mostrará que dar golpes de estado es rentable, al conseguirse a través del golpe lo que no se puede obtener a través de las urnas.

    Una última observación. El argumento de evitar que dirigentes políticos de América Latina “se perpetúen en el poder” se utiliza constantemente para intentar parar los intentos de aquellos presidentes latinoamericanos, democráticamente elegidos, de cambiar el sistema electoral permitiéndoles presentarse de nuevo, convirtiendo sus sistemas electorales en sistemas semejantes a los sistemas europeos. En la mayoría de países europeos no existen límites en el mandato del Presidente. En Cataluña, el Presidente Pujol gobernó durante 23 años y el Presidente Erlander en Suecia, también, 23 años, sin que los sistemas electorales catalán o sueco pudieran considerarse dictatoriales, pues siguieron las reglas del proceso democrático. El hecho de que los candidatos puedan ser elegidos tantas veces como el electorado desee, no convierte el proceso en dictatorial.

    Que un proceso sea democrático o no depende del proceso electoral en si y sobre todo de la pluralidad de partidos y opiniones existentes en el proceso electoral sin limitaciones en la presentación de alternativas. Y es ahí donde el centro del análisis debiera fijarse y no en que sea o no el mismo candidato el que se presente. El sistema electoral bipartidista, no proporcional, que existe en muchos países de América Latina, limita enormemente las posibilidades democráticas de aquellos países, lo cual se debe, no al número de veces que los Presidentes pueden presentarse de nuevo a las elecciones, sino a la escasa representatividad proporcional de sus sistemas electorales y limitada posibilidad de participación popular en sus sistema político. Fijarse en lo primero (la posibilidad de repetir mandato), ignorando lo segundo (la escasa diversidad de sensibilidades políticas y limitada participación ciudadana), es el punto flaco de la mayoría de críticas a la mal llamada “perpetuación en el poder”, argumentación que se hace en nombre de la defensa del sistema democrático.

    Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Policy Studies and Public Policy. The Johns Hopkins University

    La crisis de Honduras: el doble juego de EE.UU. y Arias…

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    • La defección de Óscar Arias, La Jornada

    • EEUU aprieta a Gobierno de facto de Honduras un mes después del golpe (Reuter)

    honduras_militares226 Editorial de La Jornada

    A casi un mes del golpe de Estado perpetrado en Honduras, resulta clara la existencia de una fractura en el entorno democrático internacional: mientras que, por una parte, diversos gobiernos latinoamericanos han exigido el retorno al cargo del presidente constitucional de ese país centroamericano, Manuel Zelaya, la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, y el presidente costarricense, Óscar Arias, por la otra, han tenido diversas expresiones de complacencia hacia los golpistas y el régimen espurio que encabeza Roberto Micheletti.

    Son de sobra conocidas las contradicciones en materia de política exterior del nuevo gobierno estadunidense y las discordancias entre el presidente Barack Obama y diversos estamentos del poder, en particular las agencias de inteligencia, sectores del Departamento de Defensa y, por supuesto, la propia Clinton. Es sabido, también, que ésta mantiene añejos vínculos políticos con individuos afines al cuartelazo que hace un mes interrumpió el orden democrático hondureño e implantó una dictadura cada vez más desembozada y abiertamente represiva. Por ello, es claro –aunque resulte exasperante– que una de las pistas fundamentales por las que transcurre la crisis del país centroamericano se encuentra en Washington, y de lo que se negocie en las oficinas ejecutivas y legislativas estadunidenses dependerá, en buena medida, la posibilidad de restituir la institucionalidad y la legalidad quebrantadas en Honduras.

    A estas alturas se ha hecho evidente, también, el papel de Óscar Arias como parapeto diplomático del régimen de facto implantado en esa nación, ya que cuando las diplomacias latinoamericanas confiaron al mandatario costarricense una tarea de gestión para negociar los términos del retorno de Zelaya a la presidencia hondureña, éste fue mucho más allá de sus atribuciones y formuló un plan –al que denominó Declaración de San José– que otorgaba beneficios políticos injustificados e inmerecidos a quienes son, de acuerdo con el derecho internacional y el hondureño, delincuentes: su participación en un gobierno de unidad nacional y la suspensión definitiva de la consulta que el mandatario constitucional pretendía realizar en torno a la reelección, lo cual fue una bocanada de oxígeno al entonces cercado régimen espurio, cuyos cabecillas se envalentonaron y rechazaron la propuesta.

    Debe considerarse, a este respecto, que más allá de la inadmisible perpetuación del gobierno espurio hondureño, el que se otorgue cualquier clase de premio político e institucional a los golpistas sentaría un precedente nefasto para el futuro de las democracias en el hemisferio; es indispensable, por tanto, impedir que proliferen sectores políticos tentados a usar la fuerza militar institucional para la obtención de cuotas de poder.

    Ayer, Arias cometió el grave dislate de descalificar a Zelaya por su reciente –y breve– incursión en suelo hondureño y por su decisión de apostarse en un punto de la frontera entre Nicaragua y su país, medidas que, dijo, no ayudan a la reconciliación. Por añadidura, el político costarricense criticó a su homólogo depuesto por haber incorporado a Honduras a la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), decisión soberana sobre la que no le corresponde pronunciarse.

    En contraste con las inconsecuencias y extravíos de Arias, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, quien no se ha caracterizado en su gestión por posturas radicales, señaló que la determinación de Zelaya de retornar a Honduras es absolutamente legítima.

    Con estos hechos, sumados al rechazo de los golpistas a su propuesta, Arias ha dejado en claro que busca otorgar márgenes de acción a quienes quebrantaron el orden constitucional y la democracia en Honduras y que no es capaz de ostentar la necesaria imparcialidad para gestionar una solución a la crisis política de ese país. De esa forma ha reducido las posibilidades de la diplomacia latinoamericana para buscar una salida al conflicto y ha firmado su propia defección del bando democrático.

    En esa circunstancia, con una gestión internacional debilitada por la defección de Arias y por las soterradas disputas en la administración de Obama, cabe esperar que tenga éxito la lucha de los propios hondureños por restituir su sistema democrático y reponer en el cargo a su presidente constitucional.

    http://www.jornada.unam.mx/2009/07/27/index.php?section=edito

    EEUU aprieta a Gobierno facto Honduras un mes después del golpe

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    Por Sue Pleming y Marco Aquino

    WASHINGTON/TEGUCIGALPA (Reuters) – Estados Unidos aumentó el martes su presión sobre el Gobierno de facto de Honduras un mes después del golpe que sacó del poder a Manuel Zelaya, quien sigue instalado en la frontera reclamando su retorno mientras las autoridades interinas hacen oídos sordos.

    Washington anunció el martes que revocó cuatro visas diplomáticas a miembros del Gobierno de facto de Honduras y estudia cancelar más, un gesto de apoyo a Zelaya luego de que el derrocado mandatario pidiera medidas más firmes del presidente Barack Obama contra los "golpistas".

    "Estos son contragolpes, estamos recibiendo victorias de Dios y del pueblo frente a ellos que están recibiendo derrotas todos los días", dijo Zelaya tras el anuncio de Washington.

    "A los 30 días del golpe debemos de agarrar más fuerzas hasta seguir luchando hasta obtener la victoria total", acotó en declaraciones transmitidas por una radio hondureña.

    Estados Unidos había apoyado la suspensión de Honduras de la Organización de Estados Americanos (OEA) tras el golpe de Estado, pero no ha retirado a su embajador en Tegucigalpa.

    "Esto es parte de nuestra política general hacia el régimen de facto", dijo el portavoz del Departamento de Estado norteamericano Ian Kelly al anunciar la revocación de visas, que se sumó a la suspensión de ayuda militar estadounidense por 16,5 millones de dólares.

    La crisis política en Honduras, la peor en dos décadas en Centroamérica, representa un desafío para el Gobierno de Obama, que protagoniza una pulseada por la influencia regional con el mandatario venezolano, Hugo Chávez, uno de sus mayores críticos y el más cercano aliado de Zelaya.

    España anunció que pedirá a la Unión Europea que tome medidas como la de Estados Unidos y revoque las visas a miembros del Gobierno de facto de Honduras.

    "Como España vamos a instar a la Unión Europea a que se tomen medidas similares", dijo el canciller español, Miguel Angel Moratinos, luego de una reunión con su par venezolano, Nicolás Maduro, en Caracas.

    Desde que Zelaya fue sacado de su residencia a punta de fusil el 28 de junio y expulsado a Costa Rica -lo que desató la condena de la comunidad internacional-, tres infructuosas rondas de negociaciones con el presidente costarricense, Oscar Arias, como mediador llevaron a un aparente callejón sin salida.

    Mientras el Gobierno interino de Roberto Micheletti, que también sufre algunas sanciones de organismos multilaterales, se niega a reinstaurar a Zelaya en el poder, el derrocado presidente ha sentado base en la frontera de Nicaragua con Honduras para reclamar su restitución.

    MANIFESTANTES NO SE RINDEN

    Simpatizantes de Zelaya llegaron a la zona fronteriza del lado de Nicaragua, pero muchos otros no pudieron avanzar por los retenes militares luego de que el mandatario depuesto cruzara el viernes la frontera unos pasos dentro de territorio hondureño y volviera a tierra nicaragüense.

    Su jugada -un gesto visto como simbólico- despertó las críticas de Estados Unidos, que calificó su presencia en la frontera de irresponsable por temores de que eso avive la violencia en la dividida Honduras.

    Las protestas en Tegucigalpa, que hasta ahora han causado un muerto, continuaban el martes con algunos bloqueos en carreteras y partidarios del depuesto mandatario preparaban un paro de actividades para el jueves y viernes.

    "A un mes del golpe no nos rendimos, seguiremos adelante con las movilizaciones en contra de los golpistas", dijo a Reuters Juan Barahona, uno de los líderes del Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado.

    Mientras tanto, Zelaya convocó a una reunión cerca de la localidad fronteriza nicaragüense de Ocotal -donde desde hace cinco días hizo base- para reunir más simpatizantes.

    "No es sostenible el apoyo de la gente en la frontera y creo que esos factores contribuirán al debilitamiento de esto", opinó Vicki Gass, analista de Washington Office on Latin America. "Nuestra preocupación es que (Zelaya) está perdiendo impulso", agregó.

    La frontera entre Honduras y Nicaragua se encuentra reforzada por soldados y policías, que esperan que Zelaya vuelva a intentar cruzar para llevarlo detenido.

    Sobre Zelaya pende una orden de arresto en Honduras impulsada por el Gobierno interino bajo cargos de supuestamente violar la Constitución por intentar hacer un referendo que abriría camino a la reelección, un argumento utilizado por sus opositores para justificar el golpe de Estado.

    Pero también Zelaya se había ganado enemistades en la tradicional Honduras cuando dio un giro en sus políticas conservadoras y se alió al izquierdista Chávez.

    El Congreso de Honduras -que respaldó el golpe junto a la Corte Suprema- pospuso hasta el jueves su decisión sobre la propuesta del mediador Arias de que vuelva Zelaya para cumplir con los seis meses de mandato que le quedan y de otorgarle una amnistía.

    De todas maneras, todo indica que el acuerdo propuesto por Arias, premio Nobel de la Paz, sería rechazado.

    (Con reporte adicional de Gustavo Palencia, Claudia Parsons y Esteban Israel; Iván Castro en Ocotal; Tim Gaynor en Washington y Fabián Cambero en Caracas; escrito por Pablo Garibian. Editado por Silene Ramírez)

    La crisis de Honduras: todo se decide en Washington…?

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    LA CRISIS HONDUREÑA ENTRA EN TIEMPO DE DESCUENTO

    Made in Washington

    HONDURAS-INSULZA Más allá del alto drama que se vive en Honduras y de la cuidada puesta en escena que lució San José de Costa Rica, la suerte de Honduras se decide en Washington. Lo dijo el canciller de Lula, lo dijo Fidel, lo dice cualquiera que siga con atención los acontecimientos. Y por cómo se viene jugando el partido en ese escenario, no es difícil aventurar que el gobierno de facto de Roberto Micheletti tiene los días contados y que el presidente legítimo, Mel Zelaya, volverá al poder pero a plazo fijo y condicionado.

    ¿Por qué? Porque Honduras es lo más cercano a lo que puede ser una colonia de los Estados Unidos en el siglo XXI.

    Allí tiene la base militar de Soto Cano, plataforma para sus operaciones antiinsurgentes en todo Centroamérica durante la Guerra Fría, a través de la cual ha tejido sólidos vínculos con las fuerzas armadas hondureñas, cuyos jefes son instruidos en instituciones estadounidenses.

    Allí tiene a una oligarquía sumisa y trasnacionalizada con casa de verano en Miami, que defiende los intereses de las empresas y gobiernos estadounidenses como propios.

    Allí tiene en vigencia un Tratado de Libre Comercio que garantiza el libre acceso a bienes estadounidenses y relega al empobrecido país centroamericano al rol de proveedor de bienes primarios en la periferia del capitalismo global. Hasta allí llegan las remesas de Florida y New York que mantienen viva a la economía local.

    Allí tiene la Constitución y el sistema electoral más conservador de la región, prácticamente a prueba de experimentos populistas y/o progresistas, como el que súbitamente decidió encarnar Zelaya durante la segunda mitad de su mandato.

    Por todo eso, el Departamento de Estado sabía que se venía gestando un golpe. Se lo venía contando su embajador. Pero el burocratizado Departamento de Estado había cometido un error que terminaría pagando muy caro. Tegucigalpa no es lo que se dice un destino diplomático apetecible. Antes de la conversión de Zelaya, parecía un lugar lo suficientemente inofensivo como para cumplir con la cuota de embajadores republicanos. Entonces había mandado a Hugo Llorens, un clásico ejemplo del diplomático-empresario que usa sus destinos para asegurarse trabajos bien pagos para su retiro, mimetizándose con los sectores más prebendarios de la oligarquía local, donde sus servicios son más útiles.

    Como reveló Ernesto Semán en estas páginas, cuando Llorens estuvo destinado acá en Argentina fue lobbista de Ciccone Calcográfica. O sea, trabajó para una empresa especializada en colonizar distintos estamentos del Estado, ya sea aliada con Yabrán, ya sea aliada con Cavallo, siempre cerca de los sectores más retrógrados de la Iglesia que se referencian en políticos como Cacho Caselli, para copar los mejores negocios de impresión de dinero, cuasidinero, billetes de lotería, patentes de autos, pasaportes, cédulas y documentos de los últimos años.

    Según fuentes de la diplomacia y de los organismos multilaterales, en Honduras las fuerzas golpistas tenían bastante persuadido a Llorens de que un golpe más o menos prolijo podía funcionar. Que era la mejor manera de prevenir que Zelaya forzara su reelección y Honduras cayera bajo la órbita chavista.

    O sea, un disparate: por más que lo intentara, y probablemente lo intentaría, Zelaya no tenía ni los votos ni el poder legal ni el poder institucional ni el poder militar para forzar su reelección, y debía entregar el mando sí o sí en seis meses. La Corte Suprema, la Corte Electoral, el Congreso, los generales, la embajada norteamericana, la Iglesia Católica y las protestantes, dos de las tres principales cámaras empresariales, los diarios nacionales, las cadenas de televisión y hasta su propio partido, el Liberal, se habían manifestado en contra de la reelección y la Carta Magna vigente consideraba un delito siquiera intentarlo. Encima, en las encuestas Zelaya ni siquiera alcanzaba a arañar el cincuenta por ciento de la intención de voto.

    Pero Llorens no hacía esa cuenta por afinidad ideológica sino por intereses compartidos. Llorens compraba el análisis paranoico-revanchista de los golpistas y en sus comunicaciones con Washington advertía que Zelaya era un peligro. Mientras tanto, en sus conversaciones con los golpistas a Llorens le costaba bajar la línea trazada por Obama en la última Cumbre interamericana: no más golpes, no más intervencionismo, todos somos socios.

    Tom Shannon, subsecretario para la región, tuvo que viajar a Tegucigalpa para transmitir el mensaje a Micheletti y al general golpista Romeo Vázquez con el énfasis que a Llorens tanto le costaba encontrar. Pero en algo coincidieron los norteamericanos y los golpistas: Mel Zelaya no podía seguir más allá de su mandato. Sí o sí había que pararlo. Llorens, Shannon, los militares norteamericanos de la base hondureña, los militares hondureños, los civiles golpistas, todos estaban de acuerdo.

    Había que contener la expansión chavista que supuestamente representaba la reelección de Zelaya. Una peligrosa expansión, no sólo a nivel territorial hacia el corazón del poder militar estadounidense en la región sino también a nivel ideológico: si a los aliados de Chávez se les permitía reformar sus constituciones a su antojo para perpetuarse en el poder, el equilibrio regional se perdía y los intereses de Washington quedaban desprotegidos.

    Entonces pasó lo que pasó y antes de que Obama pudiera reaccionar, los cancilleres del hemisferio se habían reunido en Washington en el marco de la OEA para pedir el retorno “inmediato e incondicional” de Zelaya, resolución que Estados Unidos no tuvo más remedio que acompañar, atento a los compromisos que Obama había asumido con los demás presidentes de la región. Pero había una palabra que incomodaba a los norteamericanos, “incondicional”. Foggy Bottom, como le dicen allá al Departamento de Estado, no quería un retorno “incondicional”. Aceptaba que vuelva, pero no que se quede.

    Shannon seguramente recomendó hacer lo que se viene haciendo en la región en cada crisis desde que él se hizo cargo en el tramo final del gobierno de George W. Bush: bajarle los decibeles a la pelea con Chávez y negociar con Brasil una posición común que contenga a los demás países de la región. Como Lula quería que Zelaya volviera y Obama quería que no se quedara, consensuaron en Moscú que Zelaya volvería pero no se quedaría.

    Para pasar de “vuelve sin condiciones” a “vuelve pero se va”, Shannon, Hillary o algún cráneo de Foggy Bottom tuvo la idea de convocar al presidente de Costa Rica, Oscar Arias, para que haga valer el acuerdo entre Obama y Lula.

    El anuncio de la mediación fue un baldazo de agua fría para la OEA. “Veníamos invictos y de repente nos dejaron afuera”, graficó una fuente del organismo. Ni lerdo ni perezoso, Arias puso en la mesa su versión light de “vuelta incondicional”: amnistía para todos, gobierno de “unidad nacional”, adelanto de las elecciones, fuerzas armadas bajo las órdenes de la Corte electoral, promesa pública de Zelaya de irse sin tocar la Constitución. Así la OEA quedó rehén de Costa Rica: si había acuerdo, tendría un rol estelar en la puesta en marcha y verificación de los acuerdos; si fracasaba el acuerdo quedaba pintada, a merced de su creciente coro de críticos.

    Los países del ALBA tampoco quedaron muy contentos y a través de Fidel Castro acusaron a Arias de querer perpetuar el golpe. En cambio Chávez hizo saber sus reparos, pero después acompañó con sonoros silencios los editoriales rabiosos del comandante cubano. Había decidido bajar el perfil en Costa Rica para jugar fuerte en Washington.

    Zelaya aceptó la propuesta de Arias enseguida, Micheletti no. Pensaba que podía dar vuelta a los norteamericanos. Pasaban los días y Arias se mostraba nervioso porque los golpistas no se bajaban del caballo. Cuando el plazo se acabó, el Premio Nobel costarricense reiteró su oferta más algunos chupetines que venían pidiendo los golpistas: elogios para el “profesionalismo” de los militares hondureños, “Comisión de la Verdad”, moratoria por seis meses de cualquier juicio político. Micheletti volvió a decir que no.

    ¿Y qué estaba pasando en Washington? Pasaba que el lobby anticastrista, con epicentro en Miami, había recobrado los bríos de antaño y había hecho del golpe de Honduras su nueva causa patriótica. Bajo la batuta de los dinosaurios Otto Reich y Roger Noriega, los referentes de Llorens, este pequeño y marginal grupo de presión, que alguna vez fue influyente pero cuya imagen ante la opinión pública norteamericana quedó por el piso tras el caso del balserito Elián González, este lobby invadió despachos y redacciones de los diarios con publicistas y asesores caros que venían a presentar “el caso hondureño” ante los decision-makers de la capital norteamericana. “Si vas al Congreso está lleno de hondureños y gente paga por los hondureños haciendo lobby a favor del golpe”, cuenta Héctor Timerman, el embajador argentino en Washington.

    Al mismo tiempo, la atención de Obama estaba en otro lado. El presidente buscaba desesperadamente los votos moderados que necesitaba para el pasaje de su reforma del sistema de salud, un tema decisivo en su pulseada con los republicanos. Lo último que quería era perder votos por una discusión sobre si hubo o no hubo golpe en Honduras. Por eso había un bando muy marginal que hacía mucho ruido contra otro bando con todo el poder que no contestaba, generando un microclima que algún analista confundió con “interna feroz” en el seno del gobierno norteamericano.

    Así las cosas, fueron los diplomáticos argentinos y venezolanos quienes llevaron el peso de la campaña a favor de Zelaya, combatiendo en inferioridad de condiciones al lobby anticastrista en las horas decisivas que sucedieron al golpe, armando la agenda de la delegación zelayista cuando ésta finalmente llegó, una semana más tarde.

    Esa gestión habría producido el mayor acercamiento diplomático entre Venezuela y Estados Unidos que se haya conocido hasta el momento, según confió una fuente que presenció el trabajo conjunto, acercamiento que ambos gobiernos prefieren ocultar por razones obvias de política doméstica: Chávez es mala palabra en Estados Unidos y Estados Unidos es mala palabra en la Venezuela chavista.

    Más allá del ruido que generaron, a la hora de contar los porotos, la cosecha de los golpistas fue más bien exigua: dieciocho votos de los más de 400 congresistas norteamericanos para condenar los intentos reeleccionistas de Zelaya, algún editorial favorable en los diarios influyentes y la demora por un par de semanas de las confirmaciones de Arturo Valenzuela (subsecretario para América latina) y Shannon (embajador en Brasil). No mucho más.

    Brasil jugó como venía jugando en la región, ya con el tema de las FARC, ya con el intento de golpe en Bolivia: sereno, confiado, sin correr detrás de la pelota, sabiendo que tarde o temprano le iba a llegar. Dejó hacer a Arias como antes había acompañado en la OEA y recién se puso en movimiento el lunes pasado, dos días antes de que venza el plazo de la mediación. Entonces el canciller Celso Amorin llamó a Hillary Clinton y le dijo que era tiempo de apretar a Micheletti para que agarre viaje. Washington tiene juego. Su as de espadas es la facultad de cancelar las visas de los golpistas. Según pudieron constatar una variedad de negociadores, ésa es la pena más temida. De concretarse, los golpistas no podrían visitar por un largo tiempo sus condominios en Miami.

    Al día siguiente de hablar con Amorim, Hillary apretó por teléfono a Micheletti. Pero el dictador le juró a la prensa hondureña que el tema de las visas ni siquiera se mencionó. Si Micheletti no miente, Hillary se guardó la carta.

    Los tiempos se estiraban y el lobby anticastrista enrarecía el ambiente en Washington. Uribe, el presidente colombiano, envalentonado por las dos bases militares que los norteamericanos le acababan de enchufar, se animaba a tirarleS una soga a los golpistas, rompiendo el consenso en la OEA. Entonces Zelaya decidió que había llegado la hora de presionar a Washington para que acelere el desenlace, y se trasladó a la frontera. Lula le deseó suerte. La Unión Europea pidió “serenidad”. Mercosur apoyó a Zelaya con una fuerte declaración, pero como no había querido invitarlo a la cumbre, Chávez faltó a la cita.

    La movida obligó a Washington a usar toda su influencia para evitar que los militares hondureños cumplieran con la orden de Micheletti de meter preso a Zelaya no bien pisara suelo hondureño. Cuando lo pisó, un coronel lo mandó de vuelta a Nicaragua. En sintonía con el coronel, los norteamericanos usaron todo su poder de seducción para lograr que Zelaya retrocediera. Lo invitaron a Washington, le prometieron reuniones top, le juraron que esto se resuelve sin sangre y en cuestión de días. Si lograba entrar sin Arias y sin la OEA, ya no lo podrían controlar.

    Y Zelaya quedó ahí, en la frontera, a la espera de que los militares hondureños lo dejen volver. Y los muy profesionales militares hondureños, que antes desobedecieron a Zelaya y ahora desobedecen a Micheletti, también quedaron ahí, mudos y acuartelados. A la espera de que sus verdaderos patrones, los comanders de Soto Cano, les digan lo que tienen que hacer. Al cierre de esta edición, los militares norteamericanos esperaban órdenes de Washington, donde el partido entraba en tiempo de descuento.

    sodonnell@pagina12.com.ar  Página/12

    Los halcones sobrevuelan a Hillary

    Los golpistas cuentan con influyentes representantes en Washington con vínculos con la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton. La mediación de Arias ha sustituido a la OEA como el canal de Washington para abordar la crisis.

    Por David Brooks *

    Desde Nueva York

    HONDURAS-GOLPEEE1 El gobierno de Barack Obama apostó todo, en público, al proceso de mediación de Arias. Pero hay críticos que señalan que esta apuesta no incluyó pasos más firmes del propio mandatario, como imponer una suspensión del comercio o congelar las cuentas en Estados Unidos de golpistas. Además, los golpistas cuentan con influyentes representantes en Washington con vínculos con la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton.

    Lanny Davis, ex consejero legal del presidente Bill Clinton y cercano asesor de la campaña proselitista de Hillary Clinton, ha sido contratado para representar en Washington a una asociación de empresarios hondureños que apoyan el golpe contra Zelaya y ha argumentado su caso ante el Congreso en público y en privado. Otro cabildero influyente en la capital, Bennett Ratcliff, también con una relación cercana con Clinton, ha sido un asesor clave de los golpistas durante el proceso de mediación, reportó The New York Times.

    A su vez, políticos estadounidenses conservadores continúan proyectando el golpe como un rescate de Honduras de las garras de Hugo Chávez y Fidel Castro. Esta semana el senador republicano Jim DeMint empleó una maniobra parlamentaria para posponer la ratificación de Arturo Valenzuela como próximo secretario asistente de Estado y de Thomas Shannon como embajador a Brasil, y así expresar su desacuerdo con la política del gobierno de Obama frente a Honduras.

    DeMint es uno de los diecisiete senadores que enviaron una carta a Clinton para solicitarle que revaluara la política de Estados Unidos hacia Honduras.

    Varios legisladores conservadores en ambas cámaras han rechazado que lo sucedido en Honduras sea un golpe, al argumentar que fue una acción legal contra las maniobras políticas de Zelaya para lograr su reelección, inspirado y apoyado por Chávez.

    En repetidas ocasiones, legisladores como Ileana Ros-Lehtinen y Dan Burton, entre otros, han criticado que el gobierno de Obama ahora esté alineado con Chávez y Castro en torno de la crisis en Honduras.

    “El presidente Obama se apresuró al ponerse del lado de Chávez y Castro antes de tener los hechos. Ahora queda claro que el pueblo de Honduras estaba defendiendo el imperio de la ley”, afirmó DeMint en una declaración esta semana.

    A la vez, el gobierno de Obama reiteró su posición de buscar una “restauración del orden constitucional” a través de la mediación de Arias, proceso que, todo indica, ha sustituido a la Organización de los Estados Americanos como el canal favorecido por Washington para abordar la crisis hondureña.

    * De La Jornada de México. Especial para Página/12.

    El golpe en Honduras: las derechas que apoyan a Micheletti…

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    RESPALDO DE URIBE, CARMONA Y LUCIA PINOCHET

     

    honduras_militares226 Disfrazada en fundaciones, escondida detrás de bancas parlamentarias o refugiada en apenas un puñado de gobiernos nacionales, la derecha latinoamericana acompaña a la dictadura hondureña. Desde reconocidos golpistas como la hija de Augusto Pinochet, la concejal chilena Lucía Pinochet, y Pedro Carmona, el empresario venezolano que sacó del poder a Hugo Chávez durante 48 horas, hasta funcionarios como el canciller panameño, Juan Carlos Varela, y uno de los líderes apristas del Congreso peruano, Jorge del Castillo, apoyaron o justificaron públicamente el golpe del 28 de junio contra el presidente hondureño Manuel Zelaya. Esta semana la dictadura liderada por Roberto Micheletti anunció triunfante un nuevo aliado: el presidente colombiano Alvaro Uribe. Bogotá lo matizó, pero reconoció que se encontró en secreto con una delegación golpista.

    Son los voceros del régimen de facto en la región y en el mundo; su voz para sortear el cerco de la comunidad internacional. Los ayudan aliados extrarregionales como el ex subsecretario del Departamento de Estado para América latina, Otto Reich, o el paladín del liberalismo, el ex presidente español José María Aznar. Este último echó mano de su fundación FAES para dar un aire de academia a los argumentos golpistas. “Lo que se ha puesto en juego en Honduras en particular, y en América latina en general, no es el regreso de los golpes militares, sino el futuro de la democracia y la libertad. El verdadero peligro para la región es el proyecto totalitario del socialismo del siglo XXI”, escribió la fundación en un artículo que difundió por los medios internacionales.

    Ese es el mensaje que repiten una y otra vez. El peruano Del Castillo lo explicó sin medias tintas. “Más que un golpe fue un contragolpe para evitar el golpe que preparaba Zelaya”, sentenció uno de los hombres fuertes del APRA, el partido del presidente Alan García. El gobierno peruano condenó el golpe el mismo día en que los militares expulsaron del país a Zelaya, pero nunca exigió formalmente su restitución, ni sancionó en manera alguna al régimen de facto hondureño.

    Colombia y Panamá comparten esa posición ambigua. El vecino centroamericano tampoco retiró a su embajador en Tegucigalpa y fue aún más lejos, felicitó a las fuerzas armadas hondureñas. “En Honduras he visto un ejército responsable acatar decisiones de la Corte Suprema de Justicia y estar metidos en la mitad de una crisis que ellos no formaron”, dijo el canciller, dando por cierta una orden judicial que nunca se hizo pública.

    Panamá es la prueba viviente de que las ideologías no murieron, como muchos gobiernos aseguraban en los ’90. El día del golpe, el gobierno pañameno de Martín Torrijos, el hijo del mítico general Omar Torrijos, fue uno de los primeros en condenarlo. Unos días después entregó el poder al magnate textil Ricardo Martinelli, un cruzado neoliberal que en su ceremonia de asunción, con Zelaya presente, prometió “desafiar el péndulo ideológico” en la región.

    Uribe, en cambio, siempre mantuvo un perfil bajo frente al golpe de Honduras. Retiró a su embajador, pero esquivó las condenas contundentes. Los hombres de Micheletti entendieron eso como una señal y la semana pasada decidieron visitar al mandatario. “Acudimos al gobierno colombiano porque ambas naciones son víctimas de agresores externos comunes, como Hugo Chávez”, contó hace unos días el canciller de facto Carlos López.

    Acostumbrado a las denuncias y los escándalos, el presidente colombiano conservó el perfil bajo y contestó con un breve comunicado de la Cancillería. La reunión existió, fue secreta, pero se dio en el marco de la mediación del presidente Oscar Arias. El texto dejó afuera el supuesto apoyo, anunciado con bombos y platillos en Tegucigalpa.

    Según Washington, “No hubo un golpe de Estado en Honduras”… ?

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    Washington: “No hubo un golpe de Estado en Honduras”, pero espero que el “episodio” sirva de “lección” a Zelaya y otros que siguen el modelo venezolano

    Eva Golinger, Rebelión

    Revisado por Caty R.

    HONDURAS-GOLPEEE1 Después de tres semanas de un discurso ambiguo por parte de Washington sobre el golpe de Estado en Honduras, finalmente la diplomacia estadounidense ha declarado que no considera lo ocurrido en Honduras como un golpe. Así lo confirmó ayer el vocero del Departamento de Estado, Phillip Crowley, en una rueda de prensa en Washington. Un periodista le preguntó si el gobierno estadounidense ha calificado los sucesos de Honduras como un “golpe de Estado” y el vocero del Departamento de Estado respondió con un rotundo “No”.

    A lo largo de estas semanas, desde que ocurrió el nefasto golpe de Estado del pasado 28 de junio, el Departamento de Estado se ha negado a responder con claridad sobre su determinación interna de los hechos. Desde el primer día, la Secretaria de Estado Hillary Clinton no ha reconocido los hechos como un “golpe” y tampoco ha exigido claramente la restitución del presidente Zelaya en el poder. Adicionalmente, en todas sus declaraciones, siempre se ha referido a “las dos partes” del conflicto, legitimando así a los golpistas y haciendo responsable públicamente al presidente Zelaya.

    Y desde entonces, a pesar de diversas referencias al “golpe” de Honduras, el Departamento de Estado se negaba a calificarlo de golpe de Estado, lo que le obligaría a suspender toda clase de apoyo económico, diplomático y militar al país. El 1 de julio, los voceros del Departamento de Estado lo explicaron de esta manera: “En referencia al propio golpe, lo mejor sería decir que fue un esfuerzo coordinado entre los militares y algunos actores civiles.”

    Al principio, los voceros del Departamento de Estado decían que sus abogados estaban “analizando” los hechos para llegar a una determinación sobre si realmente había ocurrido un golpe en Honduras. Pero después de la reunión entre la Secretaria de Estado Clinton y el presidente Manuel Zelaya, el pasado 7 de julio, la diplomacia estadounidense se negaba a opinar sobre el asunto para no “influir” en el proceso de “negociación” puesto en marcha por Washington.

    Sin embargo, el lunes 20 de julio fue un día de claridad. Admitieron ante el mundo que Washington no consideraba que había ocurrido un golpe de Estado en Honduras. Si asume esta postura, el gobierno de Estados Unidos se une solamente al régimen golpista de Honduras y sus aliados, la mayoría de los cuales son antiguos golpistas o agentes de la inteligencia estadounidense. La Unión Europea, las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y todos los países de América Latina han rechazado los acontecimientos de Honduras como un golpe de Estado. Pero la administración de Obama se queda sola con los golpistas al insistir en que no hubo un golpe y legitimando de esta forma la remoción del poder del presidente Zelaya.

    Que sirva de lección para Zelaya y los demás

    Durante la misma rueda de prensa en el Departamento de Estado, el 20 de julio, el vocero Phillip Crowley dijo algo todavía más revelador sobre la posición de Washington frente a los sucesos de Honduras. Al preguntarle sobre una supuesta ruptura entre el gobierno venezolano y el presidente Zelaya debido al proceso de negociación en Costa Rica, Crowley dijo lo siguiente: “ Nosotros creemos que si tuviéramos que elegir un gobierno modelo y un líder modelo en la región para que los demás países lo siguieran, el actual liderazgo de Venezuela no sería ese modelo. Si esa es la lección que ha aprendido el Presidente Zelaya de este episodio, bueno, entonces sería una buena lección .”

    Esa declaración de Washington confirma que el golpe de Honduras es un esfuerzo para atentar contra el ALBA y el bolivarianismo que crece y se expande por toda la región. También afirma que el golpe contra Zelaya es un mensaje a otros gobernantes de América Latina que están estrechando sus relaciones con Venezuela. Es como decirles: “si se acercan a Venezuela, podrían ser derrocados por un golpe u otra agresión”, que sería respaldada por Washington y justificada como una medida para liberar a la región de la “amenaza chavista”.

    Un periodista insistió en el asunto y le preguntó al vocero del Departamento de Estado: “Cuando dice que el gobierno venezolano no debe ser un ejemplo de gobierno para otros líderes…” Y Phillip Crowley respondió cínicamente, “Creo que he dicho las cosas con claridad…”

    Debido a las implicaciones de estas declaraciones, insistió el periodista, “¿Puede repetirlo? (se ríe) es como justificar el golpe de Estado, porque está diciendo que si algún gobierno intenta seguir el modelo socialista del gobierno de Venezuela, sería justo derrocar a ese gobierno. ¿Puede explicar su declaración sobre Venezuela?”

    Crowley respondió a la pregunta del periodista con un silencio de complicidad. Y luego aprovechó el momento para agredir a Venezuela, “Tenemos preocupaciones sobre el gobierno del presidente Chávez, no solamente sobre lo que ha hecho en su propio país –el acoso a la prensa, por ejemplo-, y los pasos que ha dado para limitar la participación y el debate dentro de su propio país. También estamos preocupados por los pasos que ha dado con algunos de sus vecinos… y la intervención que hemos visto por parte de Venezuela con respecto a las relaciones con otros países, Honduras por un lado o Colombia por el otro. Y cuando tenemos diferencias con el presidente Chávez, siempre lo decimos de manera muy clara.”

    Sin duda, estas últimas declaraciones de Washington confirman su apoyo al golpe de Estado de Honduras y su motivación detrás de los sucesos. La lección que está dando Washington con este golpe es una declaración de guerra contra el ALBA y en especial contra Venezuela.

    Sus ataques se intensifican, tanto contra Venezuela como contra Ecuador y Bolivia. Con el acuerdo entre el presidente Obama y el presidente Uribe de Colombia para aumentar, de forma masiva, la presencia militar estadounidense en América Latina, la nueva administración de Washington reafirma que la batalla entre la paz y la guerra continúa, y la lucha por la liberación de los pueblos latinoamericanos de la bestial mano imperial, apenas ha comenzado.

    Honduras: crisis en punto limite y Zelaya anuncia regreso inminente a su país … Entrevista a Insulza.

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    EL PRESIDENTE LEGITIMO DE HONDURAS DIO POR TERMINADA LA MEDIACION DE ARIAS

    Zelaya dice que cruzará la frontera

    HONDURAS-PRESID1 Ante la inminente vuelta del mandatario legítimo, crece la tensión en Honduras y se multiplican las marchas en contra y a favor de la dictadura. El gobierno de facto quiso echar a diplomáticos venezolanos, pero no le hicieron caso.

    Las horas pasan y, sin solución diplomática a la vista, el derrocado mandatario Manuel Zelaya anunció ayer que su regreso está en marcha aun a riesgo de su propia vida. “El general Romeo Vásquez Velásquez –jefe de las fuerzas armadas– ha dicho que me va a mandar asesinar, así que tengo que cuidarme”, reveló Zelaya en conferencia de prensa desde una hipercustodiada embajada hondureña en Managua.

    “Vivo el momento más difícil de mi vida, pero tengo que regresar. Tenemos fronteras con El Salvador, Guatemala y Nicaragua. La vía puede ser aérea, terrestre o marítima, y el momento está abierto a partir del día jueves, cuando termina la prórroga que pidió el mediador”, explicó. El plazo de 72 horas solicitado por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, para que los golpistas hondureños recapaciten se acaba hoy.

    Las declaraciones del presidente electo fortalecieron las versiones que indican que Zelaya cruzaría las fronteras del país centroamericano apoyado por una caravana multitudinaria que recorrería varios pueblos del interior de Honduras en dirección a la capital.

    Zelaya, asimismo, descartó que las sanciones económicas anunciadas por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos hagan caer al gobierno encabezado por el dictador Roberto Micheletti, ya que, según él, los golpistas se sostienen por otros medios. “La base de ellos es el poder militar, se sostienen a pura represión, con censura de prensa, control mediático, restricción de libertades públicas y atemorización”, denunció.

    Casi en simultáneo con las palabras de Zelaya, desde Tegucigalpa Micheletti le dijo a la comunidad internacional que sigue firme en su postura. “Vamos a demostrarle al mundo que tenemos la fortaleza necesaria para resistir hasta el último momento”, desafió el legislador devenido en dictador.

    En una demostración de esa fuerza, el gobierno de facto anunció ayer que le ordenó a la delegación diplomática venezolana abandonar el país por supuesta intromisión en asuntos internos. “Se le ha pedido a la embajada de Venezuela el retiro de todo su personal diplomático, administrativo, técnico y de servicio en un plazo de 72 horas”, precisó la vicecanciller de facto, Martha Alvarado.

    “Se tomó la decisión a raíz de las amenazas al uso de la fuerza, la intromisión en nuestros asuntos exclusivos, así como el irrespeto a la integridad territorial de las autoridades venezolanas en la crisis hondureña”, agregó la funcionaria.

    Pero desde Caracas subieron la apuesta y le ordenaron a su personal en Tegucigalpa resistir la medida. “No nos iremos de aquí porque la orden fue dictada por un gobierno golpista que mi país no reconoce”, lanzó Uriel Vargas, encargado de negocios y primer secretario de la misión en Tegucigalpa.

    “Que nos vengan a echar por la fuerza, sería lo único que les faltaría, luego de violar todas las normas internacionales”, ironizó el diplomático, tras lo cual el propio presidente venezolano, Hugo Chávez, volvió a referirse a la situación interna de Honduras. El golpe, dijo Chávez, tuvo como fin desestabilizar a los países del ALBA y las fuerzas progresistas de la región.

    “El golpe no es sólo contra el pueblo de Honduras y el presidente Zelaya, es contra los pueblos de nuestra América, contra Venezuela, contra el ALBA y contra la esperanza de redención que ha renacido en estas tierras”, señaló el líder bolivariano.

    Mientras tanto, las calles de Honduras volvieron a convertirse ayer en un foco de resistencia contra las autoridades de facto. Centenares de personas cubiertas con paraguas para protegerse del sol del mediodía marcharon en la capital para exigir el retorno de Zelaya y repudiar al gobierno de Micheletti. “Arriba, abajo, golpistas al carajo”, coreaban los manifestantes. “Que se vayan, que se vayan…”, se escuchaba.

    Juan Barahona, secretario de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH), señaló que para hoy está prevista una nueva movilización en Tegucigalpa para la que se espera la adhesión de grupos de estudiantes de colegios secundarios que se mantienen en paro por tiempo indeterminado. El sindicalista aclaró que la manifestación, como desde el 28 de junio, tendrá consigna única: la vuelta de Zelaya. “Lo único que esperamos es no encontrarnos con la marcha de los camisas blancas”, como se llama en el país centroamericano a los sectores de la sociedad que apoyan a Micheletti.

    Los camisas blancas, sin embargo, estarán cerca: Jimmy Dacarett, de la Unión Cívica Democrática (UCD), coalición de partidos que apoyan a Micheletti, anunció que hoy esperan reunir a entre 40 mil y 50 mil personas en una movilización que partirá desde una zona al oriente de Tegucigalpa hasta las cercanías del Estadio Nacional.

     

    Insulza: "EE.UU. no es árbitro"

    Carlos Chirinos, BBC Mundo, Washington

    En la Organización de Estados Americanos (OEA) no creen que el diálogo hondureño esté muerto, ni que el Comando Sur deba ocuparse del tema.

    osé Miguel Insulza, junto a Manuel Zelaya y Jorge Taiana.El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, no considera que las negociaciones que promueve el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, puedan darse por terminadas todavía.

    Sin embargo, en entrevista exclusiva con BBC Mundo, Insulza reconoció que su organización "no puede hacer más" de lo que están haciendo y que en caso de que el diálogo no prospere las sanciones adoptadas harán sentir su efecto sobre Honduras.

    Insulza rechaza que el organismo necesite de algún "disuasivo militar" para acompañar sus acciones diplomáticas y descarta también que Estados Unidos deba aumentar la presión sobre el gobierno de facto hondureño, que encabeza el presidente nombrado por el Congreso, Roberto Micheletti.

    "Los que han vivido condenando el Comando Sur toda su vida no querrán que se ocupe en esta ocasión" afirmó Insulza este martes en su oficina en Washington en una entrevista con el corresponsal de BBC Mundo, Carlos Chirinos.

    ¿Qué se está haciendo para resucitar el diálogo en Costa Rica? Digo resucitar porque todo parece indicar que está muerto.

    INTERVENCIÓN MILITAR

    HONDURAS-GOLPE222Es un poco prematuro decir eso (…) Lo que estamos es haciendo presión para que una propuesta que es equilibrada sea aceptable. Se ha puesto mucho énfasis en que la propuesta de Arias es la vuelta de Zelaya. Sí, pero es la vuelta de Zelaya teniendo en cuenta un montón de temas que había planteado también la oposición, como el gobierno de unidad nacional, como la postergación de cualquier discusión sobre reforma constitucional, etc.

    Pero el gobierno de Micheletti parece ser muy tenaz en el tema de que la vuelta de Zelaya está descartada, no importa cuáles sean las otras cosas en el menú.

    Entonces van a tener que seguir actuando las sanciones, y las sanciones, mientras más tiempo más duras son. Ayer EE.UU. lo mencionó, la Unión Europea (UE) lo hizo, se está suspendiendo la cooperación internacional con un país que necesita ese dinero.

    Pero la experiencia internacional indica que hay países que han estado bajo sanción y los cambios que se han buscado con esas sanciones no han funcionado.

    Con grandes sufrimientos, claro.
    ¿Honduras puede entonces mantenerse desafiando a la comunidad internacional?

    No estoy muy seguro. Creo que es muy difícil.
    ¿A usted le frustra que un país pequeño como Honduras mantenga ese desafío ante la comunidad internacional?

    Nosotros no queremos imponerle nada a Honduras, lo que queremos es que funcione la democracia. Que el presidente elegido termine su mandato y que se elija otro.
    ¿Y cómo va a hacer la OEA para lograr eso?

    Mire, lo que nosotros podemos hacer es todo lo que estamos haciendo. Se ha tomando una medida de suspensión, se han adoptado una serie de sanciones y tenemos una mediación encabezada por un estadista centroamericano que por tanto debería darle garantías a todas las partes. Vamos a seguir haciendo eso hasta que consigamos resultados.
    Y pasado el tiempo, ¿no podría interpretarse como que la comunidad internacional se ensaña con un país tan pobre como Honduras, cuando existe un plazo para la posible solución de la crisis política que es el de las elecciones de noviembre?

    La escena que se vivió el 28 de junio en Tegucigalpa se ha vivido muchas veces en América Latina. No la queremos más y no va a volver a ocurrir, aunque haya que adoptar sanciones, que son dolorosas por cierto.

    Pero el pueblo de Honduras es víctima. Sí. Es víctima de quienes dieron el golpe de Estado.

    VUELTA DE ZELAYA

    Además, que en seis meses más nada va a cambiar. La elección no va a cambiar las cosas porque una elección hecha bajo un régimen dictatorial no la van a reconocer los países de América Latina.
    ¿Podría pasar como con la crisis de Haití, cuando el presidente Jean Bertrand Aristide fue sacado del poder? Pasaron casi dos años para que se solucionara.

    Y volvió finalmente Aristide.
    Pero volvió por una amenaza militar, ¿será que a la OEA le está haciendo falta un disuasivo militar?

    No. Eso no me gusta a mí. Yo no soy partidario de las intervenciones militares. Confío en que los pueblos puedan resolver sus problemas sin que nadie les meta un ejército al lado.
    Pero esa amenaza fue importante en Haití en su momento.

    En su momento fue importante la amenaza que al final no se llevó a cabo. (Raoul) Cedrás se fue. Yo diría que casi voluntariamente, porque se dio cuenta de que no podía resistir la presión internacional.
    clic Zelaya, ¿otro Aristide?
    ¿Que le parece la posibilidad de que el presidente Zelaya regrese esta semana a Honduras, aunque no haya un acuerdo?

    Roberto Micheletti

    Yo no soy partidario del regreso prematuro. Yo diría que hay resolver el asunto por vía política y diplomática primero.
    Usted parece sugerir que una renuncia del señor Micheletti podría dinamizar las negociaciones.

    Sería una alternativa en la medida de que ese otro presidente que reemplazara a Micheletti sería más flexible en el tema del retorno del presidente Zelaya.
    ¿Usted cree que Micheletti es la piedra de tranca en la negociación?

    No digo que sea él necesariamente. Usted me pregunta qué pasaría si lo cambiaran y lo cambiaran por algo más flexible. Si él cambiara, mejor.
    ¿Quizá para que el trabajo de la OEA tenga más eficacia en Honduras haría falta que EE.UU. presionara más al gobierno hondureño?

    EE.UU. creo que ha presionado como todos los demás pero va a presionar hasta el punto que corresponda, porque tampoco es EE.UU. el llamado a ser el árbitro del tema.
    Pero su poder puede hacer la diferencia.

    El poder de todos hace la diferencia. También la UE ha suspendido la cooperación. El presidente Obama dijo claramente en Trinidad y Tobago que él quería ser parte del grupo.

    Todos lo festejaron mucho. Entonces, que no le pidan que sea como el jefe que va a arreglar las cosas cuando las debe arreglar el grupo. (…) Los que han vivido condenando el Comando Sur toda su vida no querrán que se ocupe en esta ocasión.
    Pero allí volvemos a la experiencia de Haití. Y el Comando Sur podría hacer una diferencia.

    Estamos en otra época. El presidente Obama ha propuesto una política distinta que cuenta con la aprobación de todos los latinoamericanos. El tiempo de la intervención en América Latina, para bien o para mal, se ha terminado.

    ZELAYA AGRADECE APOYO DE GOBIERNO DE BACHELET

    Depuesto mandatario expresó "respeto" al "pueblo chileno y la Presidenta Bachelet" y consideró "irrenunciable" su intención de volver al mando.

    HONDURAS-PRESID1 Un reconocimiento a Chile y la Presidenta Michelle Bachelet por la condena al gobierno golpista de Roberto Micheletti en Honduras expresó el depuesto mandatario de ese país, Manuel Zelaya.

    "Chile ha sido uno de los países con su Presidenta y todas las demás organizaciones más definido en la condena a este golpe, no reconocer sus autoridades y pedir inmediata restitución del sistema democrático hondureño", declaró.

    En conversación telefónica con la radio chilena Cooperativa, el gobernante destacó que amerita "en ese caso mi reconocimiento, agradecimiento, mi respeto y mi consideración para el pueblo chileno y la Presidenta Bachelet".

    Zelaya reiteró que insistirá en su interés de vivir y ejercer el mando en Honduras porque no hacerlo "es como renunciar al derecho a la vida y a la justicia, eso es irrenunciable" y apuntó que los golpistas "están llenos de soberbia, de deseos del poder, de avaricia".

    "Hay procesos democráticos de diferentes formas en diferentes países y eso no puede cambiar, así que creo que el retroceso que quiere imponerle el sistema de Honduras no es aceptado por nadie", complementó desde Nicaragua.

    La comunidad internacional ha aumentado la presión sobre el presidente interino hondureño, Roberto Micheletti, para que acepte la propuesta de Costa Rica encaminada a resolver la crisis política, en medio de advertencias sobre el riesgo de una confrontación. /LA NACION.CL

    Written by Eduardo Aquevedo

    21 julio, 2009 at 15:54

    Honduras: Presidente Zelaya acepta plan Arias, golpistas los rechazan y crisis alcanza punto crítico…

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     Manuel Zelaya.(Foto: Archivo teleSUR).

    Arias pide 72 horas para reconducir el diálogo en torno a Honduras

    La delegación del gobierno de facto rechazó su hoja de ruta y le entregó una contrapropuesta en la que acepta el regreso del depuesto mandatario Manuel Zelaya, pero para que se someta a la justicia.

    AFP
    Publicado: 19/07/2009 12:02

    Tegucigalpa. El mediador de la crisis de Honduras, el presidente costarricense, Oscar Arias, pidió este domingo 72 horas más a los protagonistas de la crisis política para reconducir la negociación, tras la negativa de la delegación del gobierno de facto de Roberto Micheletti de aceptar su hoja de ruta.

    La delegación del gobierno de facto hondureño presentó este domingo al mediador de la crisis, Oscar Arias, una contrapuesta en la que acepta el regreso del depuesto mandatario Manuel Zelaya, pero para que se someta a la justicia, según una copia difundida a los medios.

    "El retorno del peticionario señor José Manuel Zelaya Rosales con las garantías necesarias para que pueda ejercer su derecho debido al proceso ante los órganos jurisdiccionales competentes del Poder Judicial", dice la propuesta del jefe de la delegación, Carlos López, en respuesta a la hoja de ruta de siete puntos que presentó el mandatario costarricense Arias el sábado.

    En Tegucigalpa, la vicecanciller del gobierno de facto, Martha Lorena Alvarado, declaró este domingo que "el señor Zelaya puede regresar (a Honduras) pero para ser entregado a los tribunales de justicia, para proceder a un juicio" en su contra.

    El punto innegociable de Arias para salir de la crisis es la restitución de Zelaya en el poder del que fue derrocado por un golpe de Estado el 28 de junio.

    La delegación de Micheletti sí acepta la conformación de un gobierno de "unidad y reconciliación nacional, compuesto por los partidos políticos y sectores sociales", tal y como propuso Arias, pero también la de una "comisión de la verdad" para que se "identifiquen los actos, hechos evidentes y notorios que condujeron a la actual situación".

    López, en su carta dirigida al mediador y fechada en San José este domingo, pide que se "devuelvan" los fondos públicos que "hubiesen sido sustraídos y utilizados ilegalmente", en referencia a una supuesta sustracción de 70 millones de lempiras (unos 3,7 millones de dólares) del Banco Central por el secretario de la Presidencia, Enrique Flores Lanza.

    Según López, también están de acuerdo en adelantar las elecciones generales si así se decidiera, fijadas para el 29 de noviembre, y poner desde ahora a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional bajo el mando del Tribunal Supremo Electoral para asegurar su transparencia.

    Por último, propone la creación de una comisión de verificación compuesta por hondureños notables que vigile el cumplimiento de estos acuerdos.

    Dichos acuerdos deberán ser "sometidos a la consideración" de los poderes Judicial, Legislativo, el Tribunal Supremo Electoral y otras instancias públicas competentes.

    La vicecanciller Alvarado reconoció en Tegucigalpa que las conversaciones de San José enfrentan momentos difíciles, pero dijo que el mediador Oscar Arias "no puede permitir que esto se rompa".

    "El señor Arias tendrá que jugar un papel equilibrado (…) tomar una decision o de prolongar las negociaciones (…) en fin, él tendrá que usar otros recursos (…), como mediador no puede permitir que esto se rompa", dijo Alvarado a la televisión hondureña.

    NEGOCIACIONES EN PUNTO MUERTO

    »Estamos de acuerdo, pero siempre y cuando todos los poderes del Estado estén integrados en el nuevo Gobierno», dijo Zelaya en declaraciones a Radio Globo, al tiempo que añadió que su regreso a Honduras es cuestión de horas y podría tener lugar este mismo lunes.

    TeleSUR

    El presidente constitucional hondureño, Manuel Zelaya, aceptó este sábado los puntos acordados en la mesa de diálogo instalada en Costa Rica, de acuerdo con lo declarado a la emisora Radio Globo, mientras que el gobierno de facto liderado por Roberto Micheletti rechazó este documento propuesto por el mandatario Óscar Arias.

    Zelaya, en declaraciones a la estación, dijo estar de acuerdo con los puntos propuestos por Arias, que contemplan la formación de un Gobierno de conciliación nacional encabezado precisamente por él hasta 2010, cuando se culmina el mandato para el que fue elegido democráticamente en las urnas.

    "Estamos de acuerdo, pero siempre y cuando todos los poderes del Estado estén integrados en el nuevo Gobierno", dijo Zelaya, al tiempo que añadió que su regreso a Honduras es cuestión de horas y podría tener lugar este mismo lunes.

    El primer punto de este texto, divulgado este sábado, es precisamente el de la legitimación de Zelaya en el poder hasta la realización de las elecciones pautadas el próximo 29 de noviembre.

    Otra de las propuestas es "la conformación de un gobierno de unidad y reconciliación nacional compuesto por representantes de los principales partidos políticos".

    También la "renuncia expresa" de Zelaya a instalar una cuarta urna en las elecciones del próximo noviembre.

    Arias también propuso anticipar las elecciones hondureñas del 29 de noviembre al último domingo de octubre, así como adelantar la campaña electoral un mes.

    El traslado del comando de las Fuerzas Armadas hondureñas del Poder Ejecutivo al Tribunal Supremo Electoral un mes antes de las elecciones "para garantizar la transparencia y la normalidad" de los comicios, es el sexto punto expuesto por el mediador.

    La última idea de Arias es la conformación de "una comisión de verificación compuesta por hondureños notables y miembros de organismos internacionales, en especial de la OEA, que vigile el cumplimiento de estos acuerdos y supervise el correcto retorno al orden constitucional" en el país.

    Gobierno de facto rechaza acuerdo

    Por su parte, el gobierno de facto de Honduras, encabezado por Roberto Micheletti, rechazó un acuerdo inmediato para la restitución del presidente legítimo, Manuel Zelaya, propuesta por el mandatario de Costa Rica, Óscar Arias, en el marco de la segunda jornada de diálogo que se lleva a cabo este sábado.

    "No vamos, por ningún punto, a realizar ningún acuerdo sin respeto a nuestras instituciones y sin respeto a la Constitución de la República", afirmó Vilma Morales, ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) e integrante de la comisión de Micheletti en el diálogo que se celebra en Costa Rica.

    Morales señaló que hay que "ir discutiendo punto por punto" y "hay que analizar" todo lo que significa la propuesta de Arias.

    "Hay diversos temas que son parte de este diálogo, desde el adelanto a las elecciones, desde el retorno del presidente Zelaya, desde lo que corresponde a que las Fuerzas Armadas pasen bajo la dependencia absoluta del TSE", refirió la ex magistrada.

    Defendió que algunos planteamientos implican a instituciones del Estado hondureño y por tanto se requiere la consulta con ellas.

    Morales aclaró que sigue "en curso el diálogo" y que "no hay ningún acuerdo sobre ninguno de los puntos", al referir que, tras un receso, la reunión con Arias y los representantes de Zelaya se reanuda este mismo sábado.

    Puntos del documento

    • Legitimar restitución de José Manuel Zelaya Rosales en la Presidencia de la República hasta el fin del período del que fue electo.
    • Conformación de un Gobierno de unidad y reconciliación nacional compuesto por representantes de los principales partidos políticos.
    • Declaración de una amnistía general, exclusivamente para todos los conflictos del golpe de Estado.
    • Renuncia del presidente José Manuel Zelaya Rosales y de su gobierno a la pretensión de colocar una cuarta urna en el proceso electoral.
    • Adelantamiento de las elecciones nacionales del 29 de noviembre al último domingo de octubre.
    • Traslado del comando de las Fuerzas Armadas del poder ejecutivo al Tribunal Supremo Electoral un mes antes de las elecciones para garantizar la transparencia y normalidad del sufragio
    • Integración de una comisión de verificación compuesta por hondureños notables y miembros de organismos internacionales especialmente de la Organización de Estados Americanos, que vigile el cumplimiento de estos acuerdos y supervise el correcto retorno al orden constitucional.

    El golpe de estado en Honduras: el contexto crítico de la democracia…

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    11 de julio de 2009[1]

    Leticia Salomón[2]

    HONDURAS-GOLPE2 Mientras la sociedad hondureña se debate entre los que están a favor y los que están en contra del retorno del presidente constitucional de la República, se escuchan voces diferentes y hasta contradictorias, a nivel nacional e internacional, que claman por el respeto a la Constitución de la República y el restablecimiento de la paz y la democracia en nuestro país, luego del golpe de Estado que sacudiera la vida nacional y el contexto internacional en los últimos días; inclusive, han llegado a plantear que la solución de la crisis política de Honduras se soluciona adelantando las elecciones o, en último caso, haciendo que el gobierno de facto se mantenga hasta el día de las elecciones generales programadas para el último domingo de noviembre del presente año. El anterior es un cuadro confuso porque mientras todos hablan de los mismos términos, le otorgan significados diferentes: No es lo mismo que un empresario, un jerarca de las iglesias del país o un Comisionado Nacional de los Derechos Humanos hable de democracia y respeto a la constitución, a que lo haga un sindicalista, un académico, un campesino o un defensor de los derechos humanos. Cada quien utiliza los términos y los significados de manera distinta y con propósitos distintos, incluidos los que creen que la democracia es simplemente un asunto electoral.

    La crisis política asociada al golpe de Estado del domingo 28 de junio ha puesto en evidencia profundas grietas en el sistema político hondureño, una enmarañada red de relaciones cercanas y cuestionables entre políticos, cúpulas religiosas, militares y empresarios, un sinnúmero de debilidades institucionales y una red de intereses personales disfrazados de intereses nacionales. También se han dado a conocer detalles que explican de mejor manera esa extraña asociación entre personas y grupos vinculados a la política, la religión, los medios de comunicación y la empresa privada, y comienzan a aflorar los síntomas evidentes de una democracia deteriorada y amenazada por un Estado de Derecho en crisis, unos partidos políticos cada vez más deslegitimados y unos cuerpos represivos que han demostrado sus renovadas habilidades para enfrentar viejos fantasmas y sacar provecho de las crisis provocadas por los civiles.

    Un cuadro lleno de informaciones y reacciones, difundido por diversos medios de comunicación, nos presenta el siguiente escenario: una erogación presupuestaria de cien mil lempiras mensuales (un poco más de cinco mil dólares) otorgada al máximo jerarca de la iglesia católica por el ex presidente liberal Carlos Flores (2002-2006), una de las figuras señaladas detrás del golpe de Estado, para atender necesidades del cardenalato en un Estado que supuestamente es laico desde fines del siglo XIX; rescate histórico de las declaraciones de un sacerdote obligado a salir de Honduras por la represión de los años ochenta, en las que señalaba al obispo de ese entonces y actual jerarca de la iglesia católica, de parecer “más un coronel que un pastor”; una iniciativa de ley presentada y frustrada en 1985 en el Congreso Nacional, en la que se proponía convertir ese Congreso en una Asamblea Nacional Constituyente para prorrogar el gobierno del ex presidente liberal Roberto Suazo Córdova (1982-1986), firmada, entre otros, por el actual presidente de facto Roberto Micheletti Bain; difusión de la reforma constitucional del año 2003 (Decreto legislativo 175-2003 de fecha 28 de octubre del 2003 y publicado en el Diario Oficial La Gaceta No. 30,269 de fecha 19 de diciembre del 2003) con la cual se elimina la atribución del Congreso Nacional de declarar “si ha lugar o no a formación de causa contra el presidente”, misma que fue aprobada durante el gobierno del Presidente nacionalista Ricardo Maduro (2002-2006), cuando fungía como presidente del Congreso Nacional el Sr. Porfirio “Pepe” Lobo, actual candidato presidencial por el opositor Partido Nacional; conocimiento de una circular de la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa, con fecha 25 de junio (fecha del primer intento de golpe de Estado), en la que pide a sus afiliados donaciones de mil, dos mil y tres mil dólares, que serían deducibles del impuesto sobre la renta, las cuales se destinarían a la defensa de la democracia y la paz en Honduras.

    La prolongación de la situación de crisis derivada del golpe de Estado permite la estabilización precaria del gobierno del presidente de facto, aspecto que favorece a los golpistas, pero también permite que afloren las contradicciones y debilidades de los mismos, que crezca el rechazo interno y que se sumen personas y sectores que observan preocupados este peligroso retroceso en el avance del desarrollo democrático del país. Varios  elementos clave se están posicionando en el escenario político- social del país, lo que debe llamar a la reflexión sobre las consecuencias del golpe de Estado en la vida nacional:

    a. Publicación y participación ciudadana activa en el señalamiento de los diputados golpistas por departamento y por partido al que pertenecen, con el respectivo llamado a no votar por su reelección en las elecciones de noviembre próximo y la reacción de algunos de ellos denunciando que no fueron convocados a la sesión del Congreso en la que se consumó el golpe de Estado, porque sabían de su oposición al mismo;

    b. Creciente fastidio ciudadano con la política, lo que vaticina desde ahora el abstencionismo más grande en los 28 años de democracia electoral, situación que no parece preocupar a los políticos del país, porque están acostumbrados a manipular los resultados electorales e inflar los resultados de uno y otro partido, previo acuerdo entre los mismos partidos políticos tradicionales, a los cuales se ha sumado siempre el partido Demócrata Cristiano de Honduras, para controlar y manejar a su antojo el Tribunal Supremo Electoral;

    c. Identificación creciente de los personajes que fraguaron el golpe de Estado y su señalamiento directo en las paredes de la capital y de las principales ciudades del país, y en la comunicación electrónica que no ha podido ser controlada por la alianza golpista;

    d. Señalamiento mutuo de periodistas a favor y en contra del golpe de Estado, precisando que la investigación a unos debe extenderse a la investigación de otros, para ver de donde provienen sus grandes fortunas;

    e. Demanda creciente de investigar actos de corrupción y cuantiosas fortunas a todos los ex presidentes del país, dueños de medios de comunicación, empresarios y ex funcionarios de gobiernos anteriores, como respuesta a la investigación y persecución política del presidente constitucional y sus allegados.

    f. Creciente expresión de las diferencias existentes entre la cúpula de la iglesia católica, las diócesis y los sacerdotes, en virtud de las cuales, los más atrevidos sacan pronunciamientos y participan en las marchas que condenan el golpe de Estado.

    g. Cuestionamiento cada vez más generalizado sobre la necesidad de mantener la existencia de las Fuerzas Armadas hondureñas, en particular de la fuerza ejército, señalando que para lo único que han servido en toda su historia institucional es para defender los más fuertes intereses políticos y económicos, y para reprimir a la sociedad.

    h. Creciente señalamiento nacional e internacional al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos por su posición pública a favor de los golpistas y por su defensa de los militares cuando dispararon contra los manifestantes desarmados.

    i. Marginamiento y auto marginamiento de los candidatos presidenciales de los dos partidos tradicionales que apoyan el golpe de Estado, con relación al escenario político nacional; un discurso ligero a favor de la democracia, la paz, el orden y el diálogo, y un alejamiento cada vez mayor de quienes decidirán su triunfo o fracaso en las elecciones de noviembre.

    j. Síntomas de quiebre de la férrea articulación de la alianza política, económica, militar, mediática y eclesiástica, por presiones internas de los más afectados por la crisis económica y financiera derivada del golpe de Estado, entre los que se encuentran sectores vinculados al comercio, servicios turísticos (bares, restaurantes, agencias de viajes, hoteles) y bancos (crecen los rumores de retiros cuantiosos vinculados al congelamiento de cuentas por parte del actual gobierno). Todo ello a pesar del intento de impedir que las diferencias partidarias, religiosas o sociales produzcan el quiebre de una alianza que es mantenida de forma cada vez más precaria.

    Todo este cuadro político social, muchas veces confuso, incoherente e improvisado, anuncia una situación de peligro y crisis del contexto de la democracia hondureña. En el plano internacional continúan los debates acerca de la responsabilidad estadounidense en el golpe de Estado, dividiendo opiniones entre los que creen que fue una participación premeditada, sin aportar elementos de juicio que trasciendan la vieja polarización ideológica, muchas veces anquilosada y ahistórica, y los que la posicionan en la etapa posterior al golpe, entre los que perfilan al Presidente de los Estados Unidos y su Secretaria de Estado, por un lado, y, por otro, a la derecha republicana salpicada de personajes conservadores con raíces cubanas y venezolanas. Estos nuevos actores de la coyuntura golpista, mantienen una clara identificación con los conservadores hondureños, particularmente con el partido Nacional de Honduras, cómplice del partido Liberal en su aventura golpista; plantean que la situación de la crisis hondureña se resuelve adelantando las elecciones, en una salida oportunista que pretende capitalizar el golpe a favor del partido Nacional, cuyo candidato sería el seguro triunfador en esos comicios. El partido Liberal, fuertemente fraccionado en sus adhesiones políticas y tratando de ignorar el rechazo del voto ciudadano que le dio el triunfo al presidente Zelaya en las elecciones de 2005, se expone a una derrota electoral que no podrá revertir su candidato en los pocos meses que faltan para las elecciones, pues su perfil golpista y profundamente conservador mantendrá alejando al voto independiente que es el que ha definido los triunfos electorales en los últimos años. La apuesta oportunista del partido Nacional por el adelanto de las elecciones generales, pone en peligro la aceptación ciudadana de su candidato, obtenida desde los meses anteriores al golpe, y se expone a una identificación negativa con los sectores más conservadores de su partido y los sectores conservadores de los Estados Unidos.

    La crisis política de Honduras, expresada en el golpe de Estado del 28 de junio, no se resuelve adelantando las elecciones ni proclamando vencedor al candidato de uno u otro de los partidos golpistas, porque seguirían manteniéndose las amenazas a la estabilidad política que se abrieron con el golpe y que no se cerrarán con un proceso electoral que desde ya se vislumbra deslucido, cuestionado y rechazado por un fuerte sector de la ciudadanía. Lo que parecen ignorar los partidos tradicionales y sus respectivos candidatos, es que para superar la legitimidad precaria derivada de un proceso electoral inserto en un golpe de Estado, es que el candidato ganador tendrá que hacer concesiones a la alianza golpista y esto significa el otorgamiento de cuotas de poder a los militares, los diputados, la empresa privada y las cúpulas religiosas, para evitar un posible veto al desempeño presidencial y ahuyentar la posibilidad de un nuevo golpe de Estado.

    La solución a la crisis política derivada del golpe de Estado pasa y debe pasar por la restitución del presidente constitucional de la república y esto es necesario para la democracia hondureña, para la gobernabilidad política y social del país e, inclusive, para los mismos sectores de la alianza golpista que se resisten a valorar en su justa dimensión el contexto crítico de la democracia que dicen defender y que se expresa en los siguientes hechos:

    1. Presidentes sin seguridad de terminar su gobierno

    Los que hoy se juntan para aplaudir la salida del presidente constitucional de la república, minimizando el hecho de que ningún poder del Estado puede atribuirse esa función que no está incluida en la Constitución de la República, mañana lamentarán que otro presidente de su simpatía se encuentre en la misma situación porque el golpe rompió los límites de contención de las emociones e intereses personales, grupales o partidarios, imperando la ley de la selva y no los preceptos de un auténtico Estado de Derecho. A partir de ahora, cuando un presidente sea juramentado en su cargo para un período de cuatro años, comenzarán las apuestas sobre el tiempo que durará en sus funciones, repitiendo la vieja historia golpista de nuestro país cuando llegamos a tener hasta dos presidentes en un solo año.

    2. Fuerzas Armadas con poder arbitral

    Al restablecer el viejo poder arbitral de las Fuerzas Armadas, se abrió la puerta de su politización y de su poder de veto sobre cualquier desempeño político y social que se salga de su concepción del orden, la seguridad y la democracia. A partir de ahora cobrarán fuerza los viejos fantasmas que tanto ayudaron a las Fuerzas Armadas hondureñas a convertirse en centro del sistema político del país durante los casi diecinueve años que transcurrieron de 1963 a 1982, y de nuevo volverán a militarse el Estado, la sociedad y la cultura política del país. La persecución ideológica, la intolerancia, el irrespeto de los militares al poder civil y la intromisión del Estado en la vida privada afectando los derechos y garantías individuales, serán apenas un indicio de lo que nos espera en el futuro cercano a todos los ciudadanos y ciudadanas de este país, incluidos los que desconocen la historia cercana y que hoy marchan de blanco clamando por la democracia y declarando héroe nacional a un militar.

    3. El Congreso Nacional  como  amenaza a la estabilidad política

    El Congreso Nacional se ha caracterizado por su escasa transparencia en el uso de los recursos públicos, por un reglamento interno que concentra un poder autoritario en su presidente, una ausencia de rendición de cuentas sobre su desempeño y por ser un poder paralelo que se origina en el lanzamiento de sus presidentes a la competencia electoral por la presidencia de la república, a pesar de una reforma constitucional que les prohíbe hacerlo mientras ostenten el cargo. La manipulación partidaria del sistema de justicia ha hecho que dos protagonistas de la actual coyuntura golpista hayan lanzado sus candidaturas presidenciales en ese contexto: a) el Sr. Porfirio “Pepe” Lobo Sosa, actual candidato presidencial por el partido Nacional, quien logró ganar las elecciones primarias de su partido en el 2004 y perdió las generales ante el candidato liberal José Manuel Zelaya Rosales en el 2005, y b) el Sr. Roberto Micheletti Bain, quien no pudo ganar las elecciones primarias de su partido en el 2008. El año más crítico de la confrontación de los poderes Legislativo y Ejecutivo es siempre el último de cada gobierno, debido a que en él se definen las adhesiones de los diputados a los candidatos de sus partidos y a la utilización electoral de los recursos que maneja ese poder del Estado, sujeto a la discrecionalidad de su presidente. A partir de ahora, presidente de la república que se atreva a pelear el presupuesto del poder Ejecutivo en su último año y evitar la adjudicación de presupuesto nacional para el financiamiento de campañas electorales desde el poder legislativo, puede irse preparando para enfrentar otro golpe de Estado similar al que se produjo el 28 de junio: El Congreso Nacional se ha convertido desde esa fecha en una verdadera amenaza a la estabilidad política del país.

    4. Institucionalidad  débil y con escasa credibilidad

    Una característica central de las instituciones estatales hondureñas, incluidas las del sistema de justicia, es el fuerte control que ejercen las cúpulas partidarias sobre su desempeño. Lo que en otros países más desarrollados se asume con una gran naturalidad (la independencia institucional para tomar decisiones con estricto apego a la ley), en nuestro país constituye la excepción y se pierde la majestuosidad de la ley en los oscuros laberintos de la componenda política. De ahí la importancia partidaria que se da en el Congreso Nacional al nombramiento de las personas que dirigirán estas instancias clave, distribuyéndose las cuotas correspondientes, como en el caso de la Corte Suprema de Justicia cuyos magistrados se reparten 8 a 7 los dos partidos tradicionales y cuyo presidente corresponde al partido de gobierno, todo ello como producto de los acuerdos políticos que conduce el presidente del poder legislativo. Una situación similar se produce con el Tribunal Supremo Electoral, la Procuraduría General de la República, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos y el Tribunal Superior de Cuentas: todos ellos son nombrados por acuerdos políticos negociados directamente por el presidente de ese poder del Estado y los nombrados guardan una subordinación extrema a la cúpula de su partido, a su bancada en el Congreso y al presidente del mismo, a quien guardan lealtad hasta que llega su reemplazo. De ahí la indefensión ciudadana (y en este caso del presidente constitucional) ante una justicia que es manipulada por los dirigentes políticos y ante instituciones como esas, cuyos máximos representantes atienden velozmente los requerimientos políticos de quienes los favorecieron con tales cargos, aunque estos contraríen los más elementales preceptos de un Estado de Derecho.

    5. Sistema político desacreditado

    Honduras presenta un cuadro de deslegitimación creciente de los partidos políticos, instancias electorales e instituciones del Estado. A la clásica incapacidad de éste para responder a las más elementales demandas sociales, se suman los vicios de la corrupción y la manipulación partidaria de las instituciones estatales, característica general de los partidos Liberal y Nacional, y de los partidos minoritarios que aprendieron rápidamente de los vicios y deformaciones de aquellos. Los partidos políticos del país se han ido desdibujando ideológicamente y hoy se presentan sin mayores diferencias entre sí, al grado que, en momento de crisis como la golpista, tienden a identificarse y aparecer ante la ciudadanía como un solo partido conservador. El más afectado con este proceso ha sido el partido Liberal, otrora líder de reformas sustanciales y protagonista de los mejores avances en la subordinación de los militares al poder civil. Sus más connotados representantes dieron rienda suelta a sus intereses personales y grupales, se asociaron al partido Nacional para derrocar a un presidente constitucional, de un solo golpe hicieron retroceder al país a la oscura década de los ochenta y tiraron por la borda importantes avances realizados en estos veintisiete años de transición y construcción democrática. Actualmente existe en sectores crecientes de la ciudadanía un fuerte desencanto político que todavía no llega a convertirse en desencanto democrático, pero hay que reconocer que los partidos políticos, particularmente los tradicionales, realizan su mejor esfuerzo para lograrlo.

    6. La empresa privada con poder de veto sobre el Poder Ejecutivo

    Por todos es conocido el cuestionamiento creciente de los empresarios a los políticos de oficio, a quienes acusan de incapaces de enfrentar los retos que plantea el desarrollo económico, particularmente el apoyo que el Estado debe proporcionar a los grupos empresariales que siempre han vivido bajo su tutela y protección. Su visión instrumental de los gobiernos les ha llevado a financiar campañas electorales de candidatos presidenciales, diputados y alcaldes liberales y nacionalistas, con el propósito de contar con ellos para obtener contratos del Estado, introducir leyes, reformarlas o suprimirlas, de acuerdo a sus intereses particulares. La situación ha ido evolucionando hasta negociar la colocación de sus hombres de confianza en puestos clave del Estado e inclusive, a lanzar sus propias candidaturas y las de sus familiares, para superar la barrera de las intermediaciones y llegar a controlar directamente el rumbo del Estado. Los empresarios hondureños se disputan los favores oficiales para obtener beneficios directos e indirectos, negocian apoyos electorales a cambio de una mayor cuota de poder para intervenir en las grandes decisiones públicas y cuando sienten que no logran controlar todo lo que han controlado en los anteriores gobiernos, arman complots, propician alianzas intersectoriales, financian manifestaciones y acuden a los viejos fantasmas y sus viejos instrumentos (las Fuerzas Armadas) para romper un orden constitucional que sólo es bueno cuando beneficia sus intereses corporativos. En relación a la crisis que degeneró en golpe de Estado, sectores incómodos con el gobierno, como los vinculados a los combustibles, corte y comercialización de madera, y productores de harina y pan, sumaron su descontento por los controles crecientes que limitaban sus ingresos y obstaculizaban su impunidad para afectar los intereses nacionales, y se unieron a los señores de la industria que, con excepción de las maquilas, se vieron afectados por el incremento al salario mínimo, decretado por el gobierno ante la incapacidad empresarial de negociarlo con los sindicalistas y la Secretaría del Trabajo. Los empresarios hondureños aparecen en el escenario político como golpistas y se evidencian ante la sociedad con un poder de veto sobre los presidentes que se atrevan a señalarlos, limitarlos y contrariarlos. Para conseguir sus propósitos acudirán a todos los fantasmas que puedan capitalizar apoyos, movilizar creyentes y destituir presidentes, aún sabiendo que son sólo eso: fantasmas cuya sombra asusta, aglutina y radicaliza a una ciudadanía desinformada, sin cultura política democrática y sumamente vulnerable ante quienes controlan y manipulan organizaciones socializadoras clave como las iglesias y los medios de comunicación.

    7. Comisionado de los Derechos Humanos golpista

    Uno de los avances más notables de este período de construcción democrática fue la creación de la figura del Ombudsman hondureño, conocida con el nombre de Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. Durante muchos años llenó el vacío institucional de una instancia estatal que se encargara de velar por la protección de los derechos humanos y complementara los esfuerzos que desde la sociedad civil realizaban organismos defensores de los derechos humanos como CODEH, COFADEH, CPTRT y CIPRODEH. El primer período del actual Comisionado estuvo lleno de autoritarismo, confrontación y deformación del papel del Ombudsman en relación al tratamiento de las violaciones a los derechos humanos, situación que empeoró con su reelección legislativa, producto de cabildeos y negociaciones con los diversos partidos políticos, en particular con el entonces presidente del Congreso Nacional Roberto Micheletti Bain, a quien el Comisionado le debe su reelección. Su confrontación con el poder Ejecutivo fue evidente desde el inicio, al grado que no extrañó a nadie su posicionamiento al lado de la alianza golpista. Esta situación, inusual en la vida política del país, y de cualquier otro, deja a la ciudadanía hondureña en una total indefensión por la anulación de esta instancia estatal llamada a ser la garante de la defensa de los derechos humanos de cualquier persona en nuestro país. De nuevo la politización partidaria de las instancias estatales las utiliza, manipula y neutraliza, en perjuicio de la ciudadanía.

    8. Cúpula religiosa abiertamente politizada

    Desde hace varios años se observa un involucramiento creciente de las iglesias en la vida pública del país, que va desde el aparecimiento de pastores evangélicos como candidatos a diputados, hasta insólitas pretensiones legislativas de dedicar unos minutos de la jornada escolar pública a la lectura y discusión de la biblia, pasando por las conocidas invocaciones a Dios en los actos oficiales, prácticas religiosas en instituciones del Estado y construcción de capillas e iglesias en las Secretarías de Defensa y de Seguridad. La presencia de los jerarcas de la iglesia católica ha sido menos evidente pero más persistente, evidenciando una articulación estrecha entre el poder político y la cúpula religiosa. A su principal iglesia acuden los recién nombrados presidentes constitucionales de la república, a rendir honores a la virgen de Suyapa, oficialmente nombrada capitana de Honduras, como un rezago de la histórica vinculación entre los militares y la iglesia. Los pastores evangélicos han intentado manipular a sus feligreses en las preferencias electorales, convirtiendo sus centros de reunión, canales y radios, en lugares de presentaciones de programas de gobierno, con las respectivas invocaciones a Dios y la consecuente clericalización del discurso político. En la coyuntura golpista, el papel de las iglesias católica y evangélica ha estado claramente definido en contra del presidente constitucional, para lo cual se han valido de la utilización maniquea del bien y el mal, Dios y el diablo, comunismo y democracia. La influencia de los pastores y de la jerarquía católica en sus feligreses ha alimentado la polarización social, la confrontación entre ricos y pobres, y ha llevado al límite la idea de paz, democracia, orden y seguridad, atribuyéndose el monopolio de la verdad y la capacidad para juzgar como enemigos a los que piensan diferente. La intromisión de las iglesias en el ámbito público representa una amenaza directa a la democracia y una peligrosa manipulación de la fe religiosa para apoyar a los candidatos de su preferencia, cuestionar a los otros e ir construyendo una base de legitimidad para lanzar sus propias candidaturas políticas, en el caso de los evangélicos, y, en el caso de la jerarquía católica, para ganar privilegios, beneficios económicos y fortalecer su poder arbitral ante los partidos políticos. Estos, a su vez, desconocen las raíces históricas que separaron a la iglesia del Estado a fines del siglo XIX, ignoran los límites que les impone un Estado laico y tratan de capitalizar las preferencias políticas de pastores y sacerdotes para obtener la legitimidad que tanto necesitan. La polarización social estimulada desde las iglesias ha impregnado de intolerancia la vida cotidiana y saturado los espacios religiosos de mensajes políticos que acercan peligrosamente las iglesias a un mundo de conflictos, confrontación y luchas que pertenecen al ámbito público y no al ámbito privado de la religión.

    9. Polarización y manipulación de los medios de comunicación

    El periodismo hondureño ha dejado de lado el profesionalismo que clama la objetividad de la noticia y la consecuente separación de intereses entre el que informa y el que es sujeto de información, entre el periodista y el Estado, y, al igual que las iglesias, se van acercando tanto que se convierten en voceros de quien les paga y detractores de los opositores del que les paga. La situación se vuelve compleja desde el momento en que reciben un beneficio económico para que defiendan al gobierno o una orden de los dueños de medios para que lo ataquen. No se trata de evadir el tema diciendo que los medios no regalan la publicidad, el punto crítico es que se deja de pagar la información y se paga al periodista para que hable a favor o en contra del pagador. La polarización de los medios de comunicación entre los que defendían y defienden al gobierno del presidente constitucional y aquellos que apoyaron y apoyan el golpe de Estado, puso en evidencia la crisis en que se encuentran los medios de comunicación para informar objetivamente sobre lo que ocurre en el país y atender el derecho ciudadano a ser informado con responsabilidad, objetividad y respeto. De lo anterior se salvan unos pocos periodistas que se mantienen fieles a la verdad, la objetividad y el profesionalismo, pero hasta ellos sucumben a la polarización del país y les cuesta diferenciar entre lo que es defender a una persona y defender la institucionalidad. El derecho de los periodistas a informar, oscurecido por su derecho particular a opinar, debe complementarse con el derecho de la ciudadanía a ser informada con la verdad, aunque ésta incomode a los que se encuentran en el poder.

    10. Una sociedad fuertemente dividida

    Uno de los saldos más negativos del golpe de Estado del 28 de junio es la polarización extrema de la sociedad entre los que están a favor y los que están en contra del mismo. La polarización partidaria, mediática y religiosa ha impregnado la vida cotidiana y obligado a los más cautelosos a guardar silencio y posicionarse en uno u otro extremo, cuando no les queda otra alternativa. La polarización se expresa también en los sectores que apoyan el golpe (los perfumados, según el criterio popular) y los que lo cuestionan (la chusma, según los otros) y va dando lugar a una nueva polarización (ricos y pobres) que desplaza a las polarizaciones más conocidas y mejor manejadas por la sociedad (liberales y nacionalistas, católicos y evangélicos, nacionales y extranjeros, jóvenes y mayores, motaguas y olimpistas). La polarización social, fuertemente estimulada desde los medios de comunicación y las iglesias, constituye una profunda grieta en la vida democrática porque ha socavado valores esenciales de la democracia como el pluralismo, la tolerancia, la solidaridad y el respeto a la diversidad. Reconstruir la cohesión social es una tarea urgente para el país que pasa por la exigencia de cuentas a los que propiciaron esta situación, el rechazo al autoritarismo manifiesto en los golpistas y la reflexión sobre el papel negativo que han jugado en este proceso todos los que provocaron, propiciaron y estimularon la confrontación, para construir colectivamente la memoria histórica y sacar las lecciones que nos ha dejado a todos esta experiencia golpista.

    Reflexión final

    Si después de evaluar el contexto crítico en que se debate nuestra democracia con los aspectos que han sido señalados, alguien se atreve a decir -y otros a escuchar- que la crisis golpista se solucionará anticipando las elecciones generales, podemos irnos preparando, como país y como sociedad, para enfrentar una de las etapas más oscuras de nuestro proceso político y podemos sentarnos a esperar en la puerta de nuestra casa, nuevos, frecuentes e intensos pasos militares anunciando que la irracionalidad, el fanatismo, la represión y la manipulación llegaron para quedarse.


    [1] Este artículo es el tercero de una serie que se difundió en días anteriores: “Honduras: Políticos, empresarios y militares: protagonistas de un golpe anunciado”, del 29 de junio y “El golpe de Estado en Honduras: Caracterización, evolución y perspectivas”, del 3 de julio de 2009.

    [2] Socióloga y economista hondureña, investigadora asociada del Centro de Documentación de Honduras (CEDOH), profesora y Directora de Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), especialista en temas de gobernabilidad, defensa y seguridad.

    A propósito de Honduras: neogolpismo en América Latina…

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    Por Juan Gabriel Tokatlian *

    honduras_militares226 El golpe de Estado convencional –la usurpación ilegal, violenta, preconcebida y repentina del poder por parte de un grupo liderado por los militares y compuesto por las fuerzas armadas y sectores sociales de apoyo– fue una nota central de la política latinoamericana y del Tercer Mundo durante el siglo XX. El fin de la Guerra Fría, la ola democratizadora de los años noventa, el avance de la globalización, la gradual reducción de las disputas fronterizas entre países, la creciente interdependencia mundial y las promesas de la integración económica regional parecieron presagiar el ocaso del golpismo en la periferia. Sin embargo, el espectro golpista sigue intacto. Desde 2000 a la fecha se han llevado a cabo 24 golpes de Estado, unos exitosos y otros fallidos, en Africa, Asia y América latina y el Caribe. Los dos últimos, en 2009, se han producido en Madagascar y Honduras.

    Con el tiempo, se fue gestando un neogolpismo: a diferencia del golpe de Estado tradicional, el “nuevo golpismo” está encabezado más abiertamente por civiles y cuenta con el apoyo tácito (pasivo) o la complicidad explícita (activa) de las Fuerzas Armadas, pretende violar la constitución del Estado con una violencia menos ostensible, intenta preservar una semblanza institucional mínima (por ejemplo, con el Congreso en funcionamiento y/o la Corte Suprema temporalmente intacta), no siempre involucra a una gran potencia (por ejemplo, Estados Unidos) y aspira más a resolver un impasse social o político potencialmente ruinoso que a fundar un orden novedoso.

    En Latinoamérica ha existido una suerte de “aprendizaje” en materia de golpismo. Por ejemplo, los que se efectuaron en Ecuador –contra Abdalá Bucaram en 1997 y Jamil Mahuad en 2000– fueron ganando en efectividad y sofisticación, al punto de que los “putchs” cívico-militares fueron, a regañadientes, tolerados y aceptados en la región. No existió una virulencia desproporcionada y las sucesiones presidenciales se encargaron de darles visos de cuasi constitucionalidad. Washington y Brasilia (en especial, en el caso de Mahuad) no cuestionaron seriamente lo ocurrido y el Grupo de Río y la Organización de Estados Americanos se desentendieron.

    Tiempo después, en 2002, se produjo la fracasada remoción forzada de Hugo Chávez en Venezuela. La región –particularmente Argentina, Brasil y Chile– reaccionó de inmediato, repudiando lo ocurrido y definiendo lo sucedido con el calificativo de golpe de Estado. La Casa Blanca no deploró el golpe; más aún lo justificó (lo mismo hicieron España, Colombia y el Fondo Monetario Internacional). La administración del presidente George W. Bush actuó como si se tratase de un “golpe benévolo”; es decir, le dio la bienvenida al intento de derrocamiento de un gobierno electo democráticamente, ya que los golpistas actuaban en consonancia con las preferencias ideológicas de Estados Unidos. La coalición cívico-militar venezolana terminó consumando un golpe ortodoxo y autoritario que, no obstante, resultó fallido: el detenido Hugo Chávez retornó a la presidencia.

    Dos años más tarde, en 2004, se produjo la salida forzada de Jean-Bertrand Aristide en Haití. Tal como en Venezuela, en el ejemplo haitiano los golpistas insistieron en que Aristide fue el que provocó, con su comportamiento, la crisis institucional que lo llevó a su remoción del gobierno: de ese modo se justificó la destitución del presidente. De hecho, se producía –al igual que en el caso de Chávez pero esta vez con éxito– una inversión de valores, pues se terminó responsabilizando a la víctima en lugar del victimario. La coalición golpista y Washington aprendieron de un error previo en el caso venezolano: en vez de detener temporalmente a Aristide, el embajador de Estados Unidos puso al depuesto mandatario haitiano en un avión y lo envío a República Centroafricana; donde se había producido un golpe de Estado exitoso en 2002 y el golpista François Bozizé hizo redactar una nueva Constitución y resultó electo presidente en 2003.

    Así llegamos al primer golpe de Estado exitoso en Centroamérica en el siglo XXI: el 28 de junio fue derrocado el presidente de Honduras, Manuel Zelaya. El presidente del Congreso, Roberto Micheletti, asumió como mandatario de facto. Los militares irrumpieron en la residencia oficial de Zelaya, lo detuvieron y lo trasladaron a Costa Rica. Los golpistas de la poderosa coalición cívico-militar aprendieron las lecciones de Venezuela y Haití: preservando el funcionamiento del Legislativo y del Judicial, expulsaron del país al mandatario constitucional. Sin embargo, en esta oportunidad el rechazo y repudio general fueron elocuentes. Todo el hemisferio, sus organizaciones políticas, las Naciones Unidas, la Unión Europea, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, ONG de derechos humanos y gobiernos de diversa orientación ideológica se manifestaron masiva y unánimemente contra el golpe de Estado.

    La coincidencia de voces fuertemente críticas es muy alentadora. Sin embargo, si el golpe resulta victorioso –y esto significa que Zelaya no es restituido siquiera temporalmente en la presidencia– entonces la tentación del neogolpismo regional crecerá. Los golpistas entonces habrán aprendido una nueva lección: deponer y ejecutar el mandatario en el gobierno, simular que la crisis era de tal envergadura que no había otra opción que remover al Ejecutivo, mantener formalmente las instituciones y esperar hasta que las políticas antigolpe de la comunidad internacional resulten improductivas.

    El caso de Honduras es muy trascendental: el futuro de la democracia en América latina está en juego. Y eso lo saben todos, en Washington, en Caracas y en Buenos Aires.

    * Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Di Tella y miembro del Club Político Argentino.

    Página/12

    La Embajada de EE.UU. en Honduras: su rol en el golpe de Estado…

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    HUGO LLORENS, EMBAJADOR DE EE.UU. EN HONDURAS

    • El rol de La Embajada

    • Desestabilización, Honduras y Cía.

    • Washington y el golpe de Estado en Honduras: aquí están las pruebas

    Desde hace casi un año, un diplomático que fogoneó el golpe contra Chávez e hizo lobby en Buenos Aires se sienta en la principal delegación en Tegucigalpa. Y cómo se está notando.

    honduras-militares Por Ernesto Semán, Desde Nueva York

    Una de las primeras cosas que podría hacer Barack Obama para mejorar su capacidad de maniobra en Honduras es prescindir de los servicios de su embajador en Tegucigalpa, Hugo Llorens. Aliado interno de Otto Reich y Roger Noriega en el Departamento de Estado, Llorens fue el director de Asuntos Andinos en el Consejo de Seguridad Nacional durante el golpe contra Hugo Chávez en el 2002, intentona en la que recién ahora Estados Unidos acepta haber colaborado. El actual embajador en Honduras salió de ese cargo para ocupar un sillón en la embajada norteamericana en Buenos Aires, desde donde hizo lobby sobre el gobierno argentino a favor de la empresa Ciccone Calcográfica, que a esa altura acumulaba un verdadero record de problemas con el Estado argentino.

    Si, como es probable y razonable, el gobierno de Obama espera que su política permee de a poco las capas geológicas de golpismo acumuladas en la burocracia del Departamento de Estado, los sucesos de Honduras deberán cargarse a la cuenta del aprendizaje de Llorens. A primera vista, su reacción inmediata ante el golpe contra el presidente Manuel Zelaya fue sorprendente, haciendo un enérgico repudio y un pedido por la restitución inmediata del “presidente legítimo”. El líder golpista Roberto Micheletti hizo saber por todos lados que estaba sorprendido por la reacción mundial en su contra, pero en particular por la de Estados Unidos. En verdad, razones no le faltaron para la sorpresa; el subtexto obvio de su comentario era que creía contar con algún guiño de parte del gobierno norteamericano. Punto en el que queda claro que Llorens la pifió fiero en algo y lo dejó a Micheletti en ascuas: o sobreestimó su propia capacidad de maniobra dentro del Departamento de Estado para motorizar una acción contra un aliado de Chávez, o subestimó el cambio de rumbo de la actual administración.

    Las analogías con el golpe contra Chávez del 2002 son múltiples. Los militares venezolanos junto con los hombres de negocio que participaron del golpe recibieron asesoramiento y empuje de Estados Unidos. Cuando el golpista Pedro Carmona anunció que era el nuevo presidente, el subsecretario para América latina, Otto Reich, reunió en Washington a todos los embajadores de la región para afirmar que Estados Unidos apoyaba el derrocamiento de Chávez. Con Llorens al frente de la dirección de Asuntos Andinos del Consejo de Seguridad Nacional, Reich había enfatizado ante el Congreso de su país que en la remoción de Chávez se jugaba mucho más que la democracia en ese país. Estados Unidos no condenó el golpe hasta varios días después, cuando las fuerzas armadas venezolanas se realinearon detrás de Chávez y éste reasumió el cargo.

    Meses después, Llorens dejó el Consejo de Seguridad Nacional para ser el segundo en la embajada en Buenos Aires, debajo de Lino Gutiérrez. Desde allí fue la cara visible de un lobby en favor de la empresa norteamericana Cogent que, en sociedad con Ciccone, aspiraba a un negocio de la digitalización de huellas dactilares y la seguridad informática. Para entonces, Ciccone tenía una extensa ristra de deudas con el Estado, con el que empezó a trabajar durante la última dictadura, cuando imprimió las entradas para el Mundial de 1978.

    En Tegucigalpa, Llorens está desde hace menos de un año. Si el embajador les hizo un guiño de antemano a los golpistas (al menos, seguro que no se desesperó por evitar el golpe), la reacción de su propio gobierno lo obligó a rectificar el rumbo (quizá la mayor diferencia con el caso venezolano es que las fuerzas armadas hondureñas son mucho menos permeables a la opinión pública, interna o externa). Pero aun así, muestra la resilencia de la burocracia pública y los formidables obstáculos que cualquier gobierno puede tener para imponerle una nueva dirección. Para una camada de funcionarios formados en la cruzada de combatir a Chávez y cualquiera de sus aliados en la región bajo el escudo de la amenaza a la seguridad nacional, los gestos del gobierno de Obama son leídos con el escepticismo de quien se reconoce como parte de un poder permanente.

    Y en eso, el Departamento de Estado es un gran ejemplo. Los estados son lentos para cambiar, pero a la vanguardia de la pereza están los ministerios de Relaciones Exteriores. Regla de la que no está exenta la Argentina, por ejemplo, donde seis años de kirchnerismo no impidieron la supervivencia de especímenes fosilizados en la estructura de la Cancillería. Incluso algunos lograron avances inesperados, como el embajador Juan Carlos Kreckler. Acorde con el modesto poder de un embajador argentino en Viena, Kreckler no tuvo chances de promover un golpe de Estado como Llorens, así que se conformó con calificar en el 2000 al líder neonazi austríaco Joerg Haider como “un demócrata”. Este año, fue premiado con la misma dirección de ceremonial que supo ocupar durante la gestión de Carlos Menem. Si en la dimensión casera de la Cancillería argentina el sistema de premios y castigos es tan esquivo, la burocracia del Departamento de Estado le opone toda la resistencia imaginable de la materia a la penetración de nuevos elementos.

    Es probable que los hechos de estos últimos días hubieran sido distintos si otro hubiera sido el embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa. Lo cierto es que, nombrado por George Bush, Llorens estaba haciendo sus primeros palotes como jefe de misión en un lugar menor dentro de la estructura de la cancillería norteamericana comparado con casi cualquier otro país en la región. El tipo de cargo frente al cual un secretario de Estado, si lo recuerda, puede pensar que tendrá más problemas promoviendo un cambio que absorbiendo la herencia. Una verdad irrefutable, hasta que deja de serlo.

    PAGINA/12

     

    Otto Reich y el Instituto Internacional Republicano

    Desestabilización, Honduras y Cía.

    Nikolas Kozloff, CounterPunch

    Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

    Cuando se trata de maquinaciones e intervencionismo de EE.UU. en Latinoamérica, no soy ingenuo: durante los últimos cinco años he escrito dos libros sobre el funcionamiento interno de la política exterior estadounidense al sur de la frontera, así como docenas y docenas de artículos publicados en Internet y en mi blog. Como resultado, el que el gobierno de Obama afirme que sabía que se preparaba una tormenta política en Honduras pero que se sorprendió cuando efectivamente tuvo lugar un golpe militar, va más allá de mi credibilidad.

    Sin embargo, a falta de hechos innegables y objetivos, todavía no puedo dar una opinión sobre si Obama se ha convertido en un imperialista que se propone blandir el Gran Garrote en Centroamérica. Además, el hecho de que Hugo Chávez de Venezuela diga que el imperialismo norteamericano está detrás del golpe en Tegucigalpa no significa que sea así. Típicamente, Chávez no ha presentado una pizca de evidencia para apoyar sus provocativas afirmaciones.

    Instituto Internacional Republicano

    Hay, sin embargo, una serie de pistas desconcertantes que apuntan a una participación de EE.UU. – no en un golpe per se sino en una desestabilización indirecta. Eva Golinger, autora de “El código Chávez”, acaba de publicar un artículo interesante en su blog sobre los vínculos entre el Instituto Internacional Republicano (IRI) y los grupos conservadores en la sociedad hondureña. Golinger ha dado seguimiento a mis amplios escritos que documentan las actividades del IRI, un grupo presidido por el senador John McCain (republicano por Arizona). Aunque McCain habla poco del tema, ha obtenido gran parte de su experiencia en política exterior en su trabajo en dicha operación, financiada por el gobierno de EE.UU. y dinero privado. El grupo, que recibe decenas de millones de dólares de dineros públicos cada año, afirma que promueve la democracia en todo el mundo.

    Golinger revela que el IRI ha entregado cientos de miles de dólares a think tanks en Honduras para tratar de influenciar a partidos políticos. Lo que es más, da a conocer que la Agencia de Desarrollo Internacional de EE.UU. (USAID) ha suministrado decenas de millones de dólares para “promover la democracia” en Honduras. Fue particularmente interesante saber que uno de los receptores de la ayuda fue el Consejo Hondureño de la Empresa Privada, conocido por su acrónimo COHEP, un antiguo adversario del gobierno de Zelaya.

    Otto Reich

    Otro dato interesante proviene de Bill Weinberg, un periodista cabal y tenaz, fundador del sitio en Internet World War 4 Report y presentador del inteligente programa Moorish Orthodox Radio Crusade en Nueva York. El domingo, Weinberg publicó un fascinante artículo en su sitio en Internet intitulado “¿Otto Reich tras el golpe en Honduras?” En el texto, Weinberg revela que la Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH, ha afirmado que el ex diplomático estadounidense Otto Reich, y la Fundación Arcadia, basada en Washington, estuvieron involucrados en el golpe.

    En mi primer libro, documenté en cierto detalle las hazañas de Otto Reich en América Latina. Nativo de Cuba, Reich abandonó la isla en 1960. En 1973, mientras estudiaba en Georgetown, encontró a un sujeto llamado Frank Calzon. Según La Prensa de Honduras, Calzon era un experto “en desinformación de la CIA” quien reclutó a Reich. Más adelante, cuando Reich sirvió como Embajador de EE.UU. en Venezuela bajo Ronald Reagan, hizo contacto con Gustavo Cisneros, magnate de los medios, multimillonario y destacado personaje futuro en la oposición a Chávez.

    Después de su primer período como embajador, Reich pasó a ser un lobista corporativo para Bacardi y Lockheed Martin, una compañía que quería suministrar aviones caza F-16 a Chile. En 2002, llegó a ser secretario adjunto de estado para Asuntos del Hemisferio Occidental bajo Bush mediante un nombramiento durante un receso del Senado. Aunque Reich ha desmentido que EE.UU. haya jugado algún papel en el breve golpe de Estado contra el presidente venezolano Hugo Chávez en abril de 2002, se ha informado que el veterano diplomático se reunió regularmente en la Casa Blanca con el presunto conspirador del golpe Pedro Carmona. En el apogeo del golpe en Venezuela, Reich llamó dos veces a su antiguo amigo Cisneros. Según el magnate mediático, Reich llamó “como amigo” porque partidarios de Chávez protestaban contra los medios noticiosos de Caracas.

    Reich también ha servido en el consejo de visitantes de WHINSEC, conocida anteriormente como Escuela de las Américas, una institución del ejército de EE.UU. que adiestró a los militares latinoamericanos en las técnicas de tortura. Como miembro del consejo, la tarea de Reich era revisar y asesorar “áreas como currículo, instrucción académicas, y asuntos fiscales del instituto.” Después de abandonar el gobierno de Bush en 2004, Reich fundó Otto Reich Associates en Washington, D.C. En el sitio del grupo en Internet, se puede ver una foto de Reich y John McCain dándose la mano. Una leyenda de McCain dice: “El embajador Reich ha servido a EE.UU. con distinción representando nuestros valores fundamentales de libertad y democracia en todo el mundo, y le agradezco su apoyo.”

    El negocio de Reich suministra servicios en “Relaciones gubernamentales Internacionales/Anti-corrupción,” y “Inteligencia empresarial/pronósticos políticos.” Específicamente el grupo se propone “diseñar e implementar estrategias diplomáticas políticas y de negocios para compañías de EE.UU. y multinacionales para competir sobre una base de actuación igualada en países con complejos desafíos éticos y legales,” así como “asesorar a grandes y medianas corporaciones de EE.UU. en relaciones gubernamentales para apoyar objetivos comerciales y de inversiones en países sur y centroamericanos y del Caribe,” aparte de identificar y procurar inversiones extranjeras y “oportunidades de privatización” en Latinoamérica.

    Otto Reich y el caso ardiente de Hondutel

    En la campaña de 2008, Reich sirvió como asesor en política exterior para el republicano John McCain. En una entrevista con La Prensa de Honduras, Reich atacó al presidente hondureño Zelaya por cultivar lazos con Hugo Chávez. Reich mostró un desdén particular por la Alternativa Bolivariana para las Américas, ALBA, un pacto contrario al libre comercio que incluye a Venezuela, Honduras, Cuba, y Bolivia. “Honduras," señaló Reich, “debiera tener mucho cuidado porque el problema del petróleo y de Chávez es muy similar al de los que venden drogas. Primera regalan drogas para que las víctimas se conviertan en adictos y luego tengan que comprar esa droga al precio que exige el vendedor.”

    Reich pasó a decir que estaba muy “desilusionado” con Zelaya porque el presidente hondureño era “enormemente corrupto desde un punto de vista financiero y moral.” En otra entrevista con los medios hondureños, Reich fue más lejos, diciendo descaradamente que “si el presidente Zelaya quiere ser aliado de nuestros enemigos, déjenlo pensar en lo que podrían ser las consecuencias de sus acciones y palabras.”

    Al hablar de corruptas trasgresiones de Zelaya, Reich acostumbra citar el caso de la compañía hondureña de telecomunicaciones de propiedad estatal, Hondutel. En un explosivo artículo, el periódico de Miami El Nuevo Herald informó que una compañía llamada Latin Node sobornó a tres funcionarios de Hondutel para obtener contratos preferenciales y tasas reducidas. Zelaya, señaló Reich a El Nuevo Herald, “ha permitido o alentado ese tipo de prácticas y pronto veremos quién está detrás de eso.”

    Reich no suministró detalles pero recordó a los lectores que el sobrino de Zelaya, Marcelo Chimirri, fue un alto funcionario en Hondutel y había sido acusado por una serie de prácticas ilícitas respecto a contratos de Hondutel. “Después de una protesta clamorosa en Honduras,” escribe Bill Weinberg de World War Four Report, " Reich dijo que estaba dispuesto a hacer una declaración jurada sobre el asunto ante las autoridades hondureñas – pero dijo que no viajaría a Honduras para hacerlo, porque su seguridad personal estaría en peligro en ese país.” Los pronunciamientos de Reich al periódico de Miami enfurecieron a Zelaya quien habló en la radio y la televisión nacional para anunciar que demandaría a Reich por difamación. “Procederemos con una acción judicial por calumnia contra ese individuo, Otto Reich, quien ha estado conduciendo una campaña de dos años contra Honduras,” anunció el presidente.

    Aumentando la presión contra Chimirri, la embajada de EE.UU. en Tegucigalpa negó una visa de ingreso a EE.UU. al funcionario de Hondutel, citando “serios casos de corrupción.” Zelaya debe haber tomado a pecho la prohibición de EE.UU. contra su sobrino. Zelaya se quejó a Washington recién en diciembre sobre el tema de la visa, instando a funcionarios de EE.UU. a “revisar el procedimiento mediante el cual se anulan o niegan visas a ciudadanos de diferentes partes del mundo como medio de presión contra aquellos que tienen diferentes creencias o ideologías que no posan una amenaza para EE.UU.”

    El embajador de EE.UU., Charles Ford, nombrado por Bush, también presionó a Zelaya. Hablando con el periódico hondureño La Tribuna, Ford dijo que el gobierno de EE.UU. estaba investigando a compañías de telecomunicaciones estadounidenses por haber supuestamente pagado sobornos a funcionarios hondureños para involucrarse en el así llamado “tráfico gris” o evasión ilícita de canales legales de telecomunicaciones. La mejor manera de combatir el tráfico gris, dijo Ford, es mediante mayor competencia que por su parte reduciría las tarifas de llamados a larga distancia.

    Tal vez el gobierno de EE.UU. estaba utilizando las acusaciones de corrupción como munición contra Hondutel, una compañía estatal que Reich probablemente preferiría ver privatizada. La elite hondureña había querido hace tiempo fraccionar la compañía. A fines de los años noventa, ningún otro que Roberto Micheletti, el actual presidente golpista de Honduras, era gerente de Hondutel. Entonces, Micheletti estaba a favor de privatizar la firma. Después Micheletti pasó a ser presidente del Congreso Nacional de Honduras. En esa capacidad, tuvo problemas con el régimen de Zelaya que se opuso a la así llamada “reforma telecom” que abriría la puerta a una privatización total.

    El misterioso caso de Arcadia y de Robert-Carmona Borjas

    El caso contra Hondutel y Chimirri fue estructurado por ninguna otra que la Fundación Arcadia, un organismo de control sin fines de lucro contra la corrupción que promueve “el buen gobierno y las instituciones democráticas.” Para ser una organización que supuestamente defiende la transparencia, no suministra mucha información sobre sí misma en su sitio en Internet. Los dos fundadores son Betty Bigombe, mediadora por la paz ugandesa e investigadora del Banco Mundial, y Robert-Carmona Borjas, experto venezolano en asuntos militares, seguridad nacional, corrupción, y buen gobierno. El sitio en Internet no menciona a otros miembros del personal en su filial en Washington. Fuera de EE.UU., la organización tiene oficinas en España, México, República Dominicana, Argentina, y Guatemala.

    En sus artículos publicados en el periódico conservador venezolano El Universal, Borjas ha pasado a atacar a Chávez. En los últimos meses, había expresado escepticismo sobre la apertura en la política exterior de Obama, particularmente si significaba tratar con personalidades “totalitarias” como el presidente venezolano. Según su biografía, Borjas se fue de Venezuela después del golpe de 2002 contra Chávez y buscó asilo político en EE.UU.

    ¿Le interesa saber de dónde proviene el financiamiento de Arcadia? El sitio en Internet no le dirá gran cosa. Sin embargo, haga clic en "In The Media" y encontrará una interminable lista de artículos de Borjas y vínculos con noticias relacionadas con Hondutel (y digo interminables: vi unos 70 artículos antes de cansarme y dejar de contar). No hay otra investigación publicada en el sitio de Arcadia, lo que lleva a preguntarse si el único objetivo de la organización es ir en pos del caso Hondutel. No hay evidencia de que Borjas conozca a Reich, aunque considerando su interés común (o más bien obsesión) por el affaire Hondutel parece que los dos podrían haber cruzado sus caminos.

    En los últimos meses, Borjas puso su campaña contra Zelaya a todo lo que da. Como dice Weinberg: “Los periódicos hondureños El Heraldo (Tegucigalpa) y La Prensa (San Pedro Sula) señalaron el 11 de junio que Carmona-Borjas había iniciado acciones legales contra Zelaya y otras personalidades en su gobierno por desafiar un dictamen judicial que prohibía los preparativos para el referendo constitucional programado para el día en el que expulsaron a Zelaya. Un vídeo en YouTube de fecha 3 de julio muestra secuencias de Carmona-Borjas, transmitidas por el Canal 8 TV de Honduras, dirigiéndose a un mitin contra Zelaya en la Plaza la Democracia de Tegucigalpa recibiendo aplausos entusiastas. En sus comentarios, acusa a Zelaya de colaboración con narcotraficantes.”

    Ahí lo tenemos: el Instituto Republicano Internacional, una enigmática organización basada en Washington, D.C. decidida a rechazar a Hugo Chávez, un inflamatorio ex político con conexiones empresariales y un esfuerzo de alto perfil por desacreditar a Zelaya y a la compañía estatal de telecomunicaciones hondureña. ¿Qué significa? No hay una prueba concreta que demuestre la participación de EE.UU. en el golpe. Pero, si se consideran en conjunto, estas historias sugieren esfuerzos de desestabilización de ciertos elementos en EE.UU. – no el gobierno de EE.UU., pero la extrema derecha más aliada a Bush y McCain. Tal vez si los medios dominantes pudieran apartase de Michael Jackson y Sarah Palin, podríamos obtener una visión más completa de las tensiones políticas entre Washington y el gobierno de Zelaya.

    Nikolas Kozloff es autor de “Revolution! South America and the Rise of the New Left” (Palgrave-Macmillan, 2008)

    http://www.counterpunch.org/kozloff07092009.html

    Washington y el golpe de Estado en Honduras: aquí están las pruebas

    Eva Golinger, Rebelión

    Revisado por Caty R.

    • El Departamento de Estado tenía conocimiento previo del golpe.

    • El Departamento de Estado y el Congreso de EEUU financiaron y asesoraron a los actores y organizaciones hondureñas que participaron en el golpe.

    • El Pentágono entrenó, capacitó, financió y armó al ejército hondureño que perpetró el golpe y sigue reprimiendo al pueblo de Honduras.

    • La presencia militar estadounidense en Honduras, que ocupa la base militar de Soto Cano (Palmerola), autorizó el golpe de Estado con su complicidad tácita y la negativa a retirar su apoyo a los militares hondureños.

    • El embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, coordinó la expulsión del poder del presidente Manuel Zelaya, junto con el subsecretario de Estado Thomas Shannon y John Negroponte, quien trabaja actualmente como asesor de la Secretaria de Estado Hillary Clinton.

    • Desde el primer día del golpe, el gobierno de Washington ha hablado de las “dos partes” involucradas y la necesidad de un “diálogo” para restituir el orden constitucional, legitimando de esta forma a los golpistas.

    • El Departamento de Estado se ha negado a calificar legalmente los sucesos de Honduras como un “golpe de Estado”, no ha suspendido ni congelado su apoyo financiero y el comercio con el país, ni ha tomado medidas para presionar eficazmente al gobierno de facto.

    • Washington manipuló a la Organización de Estados Americanos para alargar el tiempo de debate sobre lo que había que hacer y así no apoyar el regreso inmediato del presidente Zelaya al poder, como parte de una estrategia que sigue en pie y simplemente busca legitimar al gobierno de facto y desgastar al pueblo hondureño que todavía se resiste al golpe.

    • La Secretaria de Estado Clinton y sus voceros dejaron de hablar del regreso del presidente Zelaya al poder luego de la designación de Oscar Arias, presidente de Costa Rica, como “mediador”, y ahora califican al dictador que asumió el poder ilegalmente durante el golpe, Roberto Micheletti, como “presidente interino”.

    • La estrategia de “negociar” con los golpistas fue impuesta por el gobierno de Obama como una manera de desacreditar al presidente Zelaya –culpándolo por los hechos que provocaron el golpe– y legitimando a los golpistas.

    • Congresistas estadounidenses –demócratas y republicanos– organizaron una visita de unos representantes de los golpistas de Honduras a Washington, a los que recibieron con honores en diferentes instituciones de la capital estadounidense.

    • A pesar de que fue el senador republicano John McCain quien coordinó la visita de los golpistas a Washington a través de un bufete de lobby, The Cormac Group, actualmente es el abogado de Bill Clinton y amigo cercano de Hillary, Lanny Davis, a quien se ha contratado como “lobbista” para lograr la aceptación pública de Washington del gobierno de facto en Honduras.

    • Otto Reich y el venezolano Robert Carmona-Borjas, quien fue abogado del dictador Pedro Carmona durante el golpe de Estado de Venezuela en Abril de 2002, ayudaron desde Washington a preparar el escenario para el golpe contra el presidente Zelaya en Honduras.

    • El equipo de diseño del golpe de Estado en Honduras designado por Washington también incluía a un grupo de embajadores de Estados Unidos recientemente nombrados en Centroamérica, expertos en la desestabilización de la revolución cubana, y a Adolfo Franco, ex encargado del programa de Cuba de la USAID.

    Nadie duda de la implicación de Washington en el golpe de Estado de Honduras contra el presidente Manuel Zelaya que comenzó el pasado 28 de junio. Muchos analistas, dirigentes, e incluso presidentes, lo han denunciado. Sin embargo, la mayoría coinciden en disculpar a la administración de Barack Obama de algún papel en el golpe hondureño, haciendo responsables en su lugar a los rasgos del gobierno de George W. Bush y a los halcones que todavía andan por los pasillos de la Casa Blanca. La evidencia demuestra que sí, que es cierto que los halcones y los protagonistas de siempre de los golpes y sabotajes en América Latina también han participado esta vez, y además existen amplias pruebas que señalan el papel del gobierno de Obama.

    [PARA QUIENES QUIERAN LEER MÁS SOBRE LOS DETALLES DE LA PARTICIPACIÓN DE WASHINGTON EN EL GOLPE, SIGUE ABAJO]

    El Departamento de Estado

    La nueva diplomacia estadounidense, denominada “smart power” (poder inteligente) ha jugado un papel principal antes, durante y después del golpe de Estado en Honduras. Los voceros del Departamento de Estado, admitieron en una rueda de prensa el 1 de julio, que tenían conocimiento previo del golpe y habían estado trabajando con los sectores que lo planificaban para buscar “otra solución”.i También admitieron que dos altos funcionarios del Departamento de Estado, el subsecretario de Estado para América Latina Thomas Shannon y el subsecretario de Estado James Steinberg, estuvieron en Honduras la semana anterior al golpe para mantener reuniones con los grupos civiles y militares que lo llevaron a cabo.

     

    Dicen que su propósito era “frenar” el golpe, sin embargo su presión verbal no concuerda con su respaldo a los sectores golpistas. Después del golpe, la Secretaria de Estado Hillary Clinton publicó una declaración, el domingo 28 de junio, que no reconocía los sucesos como un “golpe” y tampoco exigía la restitución del presidente Zelaya en el poder. Adicionalmente, siempre hacía referencia a “las dos partes” del conflicto, legitimando a los golpistas y haciendo responsable públicamente al presidente Zelaya desde el primer día: “La acción contra el presidente hondureño Mel Zelaya viola los principios de la Carta Democrática de la OEA y debe ser condenado. Llamamos a todas las partes en Honduras a que respeten el orden constitucional y el Estado de derecho, que reafirmen su vocación democrática y se comprometan a resolver las disputas políticas de manera pacífica a través del diálogo. Honduras debe abrazar a los mismos principios de la democracia que ratificamos hace un mes en la reunión de la OEA celebrada en ese país.”ii

     

    Y desde entonces, a pesar de diversas referencias al “golpe” de Honduras, el Departamento de Estado se negaba a calificarlo de golpe de Estado, lo que le obligaría a suspender toda clase de apoyo económico, diplomático y militar al país. El 1 de julio, los voceros del Departamento de Estado lo explicaron de esta manera: “En referencia al propio golpe, lo mejor sería decir que fue un esfuerzo coordinado entre los militares y algunos actores civiles. Obviamente, los militares fueron quienes condujeron la remoción forzada del presidente y han actuado para asegurar el orden público durante este proceso. Pero para que el golpe sea más que una insurrección o una rebelión, hay que ver una transferencia del poder a los militares. Y en ese sentido el Congreso –la decisión del Congreso de juramentar a su presidente Micheletti, como presidente de Honduras, indica que el Congreso y miembros claves de éste han desempeñado un papel importante en esta situación.”iii

    Esta posición ambigua, que condena los sucesos de Honduras como una ruptura del orden constitucional pero no llega a calificarlo como golpe de Estado ni exige la restitución del presidente Zelaya, se ratificó luego de la reunión que sostuvo la Secretaria de Estado Hillary Clinton con el presidente Zelaya el 7 de julio: “Acabo de celebrar una reunión productiva con el presidente Zelaya. Discutimos los sucesos de los últimos nueve días y el camino a seguir. Le reiteré que Estados unidos apoya la restitución del orden constitucional en Honduras. Seguimos apoyando los esfuerzos regionales a través de la OEA para lograr una resolución pacífica según las normas de la Carta Democrática. Llamamos a todas las partes a no cometer actos de violencia y a buscar una solución pacífica, constitucional y estable a las serias divisiones en Honduras, por medio del diálogo. Para ese fin, hemos trabajado con nuestros socios en el hemisferio para establecer una negociación, un diálogo que podría desembocar en una resolución pacífica de esta situación.”iv

    Ya estaba claro, después de esa reunión, que Washington no iba a seguir abogando por el regreso del presidente Zelaya al poder, sino que buscaba “una negociación” con los golpistas que, al final, favoreciera los intereses estadounidenses. Fuentes cercanas a la Organización de Estados Americanos (OEA) afirman que una alta delegación estadounidense presente en la reunión del 4 de julio en la sede del organismo multilateral intensificó la presión hacia otros Estados para que aceptaran una salida “negociada” que no implicase necesariamente la restitución de Zelaya como presidente de Honduras.

    Esta manera de desviar el tema, manipular el asunto y aparecer asumiendo una posición cuando en realidad las actuaciones demuestran lo contrario, forma parte de la nueva doctrina de Obama denominada “smart power” (poder inteligente), que pretende lograr los objetivos imperiales sin satanizar al gobierno de Washington. “Smart Power” es “la capacidad de combinar el ‘poder duro’ con el ‘poder suave’ para lograr una estrategia victoriosa. El ‘Smart Power’ utiliza estratégicamente la diplomacia, la persuasión, la construcción de capacidades, la proyección del poder militar, económico y político y la influencia imperial, de manera efectiva, con una legitimidad política y social.” Esencialmente, es una mezcla de la fuerza militar con todas las formas de la diplomacia, con énfasis en el uso de la “promoción de la democracia” como táctica para influir en el destino de los pueblos, en vez de perpetrar una invasión militar.

    El embajador

    El periodista Jean-Guy Allard ha revelado los orígenes del actual embajador de Estados Unidos en Honduras, Hugo Llorensv. Según Allard, Hugo Llorens, un cubano de nacimiento que llegó a Estados Unidos como parte de la Operación Peter Pan, es “especialista en terrorismo… La Casa Blanca de George W. Bush captó al astuto Llorens en 2002, nada menos que como Director de asuntos andinos del Consejo Nacional de Seguridad de Washington D.C., lo que lo convirtió en el principal asesor del presidente sobre Venezuela. El golpe de Estado de 2002 contra el presidente Hugo Chávez se produjo mientras Llorens se encontraba bajo la autoridad del subsecretario de Estado para Asuntos hemisféricos, Otto Reich, y del muy controvertido Elliot Abrams. En julio de 2008, Llorens fue nombrado embajador en Honduras.”
    El pasado 4 de junio, el embajador Llorens declaró a la prensa hondureña que “…Uno no puede violar la Constitución para crear una Constitución, porque si uno no tiene Constitución vive la ley de la jungla.”vi Esas declaraciones se emitieron en referencia a la encuesta popular sobre la convocatoria de una posible asamblea constituyente, que debería haber tenido lugar el 28 de junio si no hubiera ocurrido el golpe de Estado contra el presidente Zelaya. Los comentarios de Llorens no sólo ponen en evidencia su posición contra la encuesta, sino, además, su total injerencia en los asuntos internos de Honduras.

    Pero Llorens no estaba solo en la región. Luego de su nombramiento como embajador en Honduras –cargo que obviamente se le asignó debido a la necesidad de neutralizar la creciente presencia de gobiernos izquierdistas en la región y la potencia regional del ALBA–, se nombraron varios embajadores más de Washington en los países vecinos, todos expertos en la desestabilización de la revolución cubana y operaciones psicológicas.

    Primero llegó el diplomático Robert Blau a la embajada de Estados Unidos de El Salvador, el 2 de julio de 2008, como el segundo de la diplomacia estadounidense. En enero de este año, Blau asumió la embajada como encargado de negocios. Antes de su envío a El Salvador, Blau fue subdirector de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, luego de haber estado dos años en la Sección de Intereses de Washington en La Habana como asesor político. Fue tan eficiente en su trabajo en Cuba con la disidencia, que el Departamento de Estado le concedió el Premio James Clement Dunn a la Excelencia, debido a su labor con la oposición contrarrevolucionaria en Cuba. Llorens y Blau eran viejos amigos, luego de trabajar juntos en el equipo de Otto Reich en el Departamento de Estado.

    Después fue nombrado Stephen McFarland como embajador de Estados Unidos en Guatemala, el 5 de agosto de 2008. McFarland, graduado de la Universidad de Guerra de Estados Unidos y ex miembro del equipo de combate número dos de los marines en Iraq, era el segundo en la Embajada de Estados Unidos en Venezuela bajo William Brownfield, quien incrementó de manera alarmante el apoyo financiero y político a la oposición contra Chávez. Luego, McFarland estuvo en la embajada de Estados Unidos en Paraguay, apoyando la construcción de la base militar del Pentágono en ese país. McFarland también fue director de Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado y su perfil lo destaca como un experto “en transiciones democráticas, derechos humanos y seguridad.”

    El embajador Robert Callahan llegó a Managua, Nicaragua, también a principios de agosto. Ha trabajado en las embajadas en La Paz, Bolivia, y San José, Costa Rica, y ha sido profesor en la Universidad Nacional de Guerra de Estados Unidos. En 2004 fue enviado a Iraq como agregado de prensa de la embajada en Bagdad. A su regreso, estableció la oficina de prensa y propaganda de la recién creada Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) de Washington, que en la actualidad es el órgano más poderoso de la inteligencia estadounidense.

    Juntos, estos embajadores –expertos en golpes de Estado, desestabilización y propaganda– han preparado el terreno para el golpe contra el presidente Zelaya en Honduras.

    Financiamiento a los golpistas

    Justo en el mes anterior del golpe contra el presidente Zelaya se formó una coalición entre diferentes organizaciones no gubernamentales, empresarios, partidos políticos, la iglesia católica y los medios de comunicación, denominada “la unión cívica democrática”. Su único propósito era derrocar al presidente Zelaya para impedir que abriera el camino a una asamblea constituyente que permitiría al pueblo alzar su voz y participar en su proceso político.

    La “unión cívica democrática” de Honduras esta compuesta por organizaciones como el Consejo Nacional Anticorrupción, el Arzobispado de Tegucigalpa, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), el Consejo de Rectores de Universidades, la Confederación de Trabajadores de Honduras (CTH), el Foro Nacional de Convergencia, la Federación Nacional de Comercio e Industrias de Honduras (FEDECAMARA), la Asociación de Medios de Comunicación (AMC), el Grupo Paz y Democracia y el grupo estudiantil Generación X Cambio.

    La mayoría de estas organizaciones han sido beneficiarias de los más de 50 millones de dólares que anualmente invierten la USAID y la NED en el “desarrollo democrático” en Honduras. De hecho, un informe de la USAID sobre su financiamiento y trabajo con COHEP, destaca que “el perfil bajo de la USAID en este proyecto ayudó a asegurar la credibilidad de COHEP como una organización hondureña y no un brazo de la USAID.”

    Los voceros de la unión cívica democrática de Honduras en representación, según ellos, de la “sociedad civil”, declararon a la prensa hondureña el 23 de junio –cinco días antes del golpe contra el presidente Zelaya– que “confían en que las fuerzas armadas cumplirán con su deber de defender la Constitución, el Estado de Derecho, la paz y la democracia.” Cuando sucedió el golpe, el día 28 de junio, fueron los primeros que salieron a decir que no hubo un golpe de Estado, sino que habían “rescatado su democracia” de las manos del presidente Zelaya, cuyo crimen fue querer dar al pueblo voz, visibilidad y participación. También en representación de los sectores de clase media y alta, la unión cívica democrática ha calificado a los sectores que apoyan al presidente Zelaya de “turbas”.

    El Instituto Republicano Internacional, que recibe fondos de la National Endowment for Democracy (NED), obtuvo más de 1,2 millones de dólares en 2009 para trabajar con los sectores políticos en Honduras. Su trabajo se ha dedicado a apoyar los “centros de pensamiento” y “grupos de presión” en Honduras, para influir en los partidos políticos y “apoyará iniciativas para implementar posiciones políticas durante las campañas de 2009.” Ésta es una clara intervención en la política interna de Honduras y evidencia del financiamiento de la NED a los sectores golpistas del país.

    El lobby de Washington

    El senador republicano John McCain, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos, ayudó coordinar la visita de la delegación golpista de Honduras a Washington durante la semana pasada. McCain es conocido por su dura postura contra Venezuela, Bolivia y otros países de la región considerados “anti imperialistas” y por sus estrechos vínculos con la mafia cubana en Miami. McCain también es jefe del Instituto Republicano Internacional (IRI), ente financiero de los golpistas de Honduras. McCain ofreció los servicios de su empresa de lobby, The Cormac Group, que organizó una rueda de prensa de los golpistas en el National Press Club el 7 de junio.

    Pero más allá de la conexión republicana con los golpistas hondureños, hay un vínculo más comprometedor con la actual administración demócrata de Barack Obama. El abogado Lanny Davis fue contratado por la sede hondureña del Consejo de Empresarios de América Latina (CEAL) para hacer lobby a favor de los golpistas y convencer a los poderes de Washington de que deben aceptar y reconocer al gobierno de facto de Honduras. Lanny Davis fue abogado del ex presidente Bill Clinton cuando estaba en la Casa Blanca, y es un conocido amigo y asesor de la actual Secretaria de Estado Hillary Clinton. Davis está organizando una ofensiva diplomática y mediática a favor de los golpistas, incluida la compra de publicidad en periódicos estadounidenses, y organizando reuniones entre los representantes golpistas y diferentes congresistas, senadores y funcionarios del gobierno de EEUU. CEAL esta compuesto por los empresarios latinoamericanos que más han promovido atentados contra los movimientos populares en la región. Por ejemplo, el actual representante de Venezuela en el CEAL es Marcel Granier, presidente de RCTV, la cadena de televisión que promovió e intentó legitimar el golpe de Estado contra el presidente Chávez.

    Como parte de este esfuerzo, lograron una audiencia especial ante el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos, con la participación de congresistas demócratas y republicanos, y los testimonios de personajes promotores del golpe, como Michael Shifter del Diálogo Interamericano de Washington, Guillermo Pérez-Cadalso, ex Canciller y Magistrado de la Corte Suprema de Honduras, y el famoso Otto Reich, cubano-americano conocido por su papel en la mayoría de las actividades de desestabilización contra gobiernos izquierdistas en América Latina desde los años ochenta. Como resultado de este encuentro, el Congreso de Estados Unidos está promoviendo una resolución que reconozca como legítimo al gobierno de facto de Honduras.

    Otro resultado del lobby de Lanny Davis fue la reunión convocada en el Consejo de las Américas el 9 de junio, en donde participó Jim Swigert, director de los programas de América Latina y el Caribe para el Instituto Demócrata Nacional (NDI), que recibe su financiamiento de la NED, Cris Arcos, antiguo embajador de EEUU en Honduras y Adolfo Franco, ex administrador de la USAID para América Latina y el Caribe y encargado del programa de “transición” en Cuba. Estos tres personajes han trabajado como asesores del gobierno de Obama frente a la crisis en Honduras. Franco, quien también fue asesor de política exterior para el senador John McCain durante su campaña presidencial en 2008, ha sido acusado de corrupción por su mal manejo de los fondos de la USAID para el programa de “promoción de la democracia” en Cuba, gran parte de los cuales se dieron a grupos de Miami, como el Comité para una Cuba Libre y el Instituto para Estudios Cubanos en Miami, sin pasar por ningún proceso transparente de revisión.

    Negroponte y Reich, de nuevo

    Muchos han especulado sobre el papel del antiguo embajador de Estados Unidos en Honduras, John Negroponte, quien dirigió la fuerza paramilitar denominada “la contra” y los escuadrones de muerte contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica durante los años ochenta. Negroponte tuvo varios cargos durante la administración de George W. Bush: embajador de EEUU en Iraq, embajador ante las Naciones Unidas, director nacional de Inteligencia y, por último, subsecretario de Estado bajo Condoleezza Rice. A su salida del Departamento de Estado, Negroponte pasó al sector privado. Le ofrecieron un trabajo como vicepresidente de la firma consultora más influyente de Washington, McLarty Associates. Negroponte aceptó. McLarty Associates fue fundada por Thomas “Mack” McLarty, ex jefe de gabinete del presidente Bill Clinton y enviado especial a América Latina durante su presidencia. Actualmente, McLarty maneja la consultora más poderosa de Washington. Hasta el año 2008, McLarty Associates se llamaba Kissinger-McLarty Associates debido a la unión entre Thomas McLarty y Henry Kissinger, que evidencia la unión política entre los sectores demócratas y republicanos en Washington.

    En su nuevo cargo, John Negroponte trabaja como asesor sobre política exterior del Departamento de Estado bajo Hillary Clinton. Recordemos que el embajador estadounidense en Honduras, Hugo Llorens, trabajaba bajo el comando de Negroponte durante la mayoría de su gestión.

    Otto Reich lleva unos años trabajando en una campaña contra el presidente Zelaya. Fue demandado por Zelaya en abril 2009 por haberlo acusado públicamente de robar 100 millones de dólares de la empresa estatal de telecomunicaciones, Hondutel. Resulta que Reich hacía lobby para una empresa privada de telecomunicaciones que quería privatizar Hondutel. Ahora, con Zelaya destituido y un empresario en el poder, lo más probable es que Reich consiga su negocio multimillonario.

    Reich fundó una organización en Washington, llamada Arcadia Foundationvii junto a un venezolano, Robert
    Carmona-Borjas, abogado especialista en temas militares, vinculado al golpe de abril de 2002 en Venezuela, según su propio perfil. Robert Carmona-Borjas supuestamente estuvo en Miraflores con Pedro Carmona durante el golpe de abril de 2002 y escapó, junto a Carmona, del palacio cuando fue tomado por la guardia de honor presidencial. Desde entonces vive en Washington, DC. Desde el año pasado, Reich y Carmona-Borjas han llevado una campaña contra Zelaya por asuntos de corrupción, con una serie de micros que hablan de corrupción, libertad de expresión y cambio en Honduras.viii
    Carmona-Borjas ha viajado con frecuencia a Honduras durante los últimos meses, incluso hablando de golpe de Estado “técnico” junto con otros actores, como el defensor del pueblo hondureño, Ramón Custodia, quien declaró a comienzos de junio que “Los golpes son una posibilidad que puede ocurrir en cualquier escenario político”. Luego del golpe, el 3 de julio, Robert Carmona-Borjas apareció en Honduras en la concentración de los golpistas en Tegucigalpa, y fue reconocido como un actor importante que hizo posible la salida de Zelaya y la llegada al poder de Micheletti.ix

    El poder militar

    Estados Unidos mantiene una presencia militar muy grande en la base de Soto Cano (Palmerola), ubicada a 97 kilómetros de la capital, que ha estado operativa constantemente desde el año 1981, cuando fue activada por el gobierno de Estados Unidos durante la administración de Ronald Reagan.

    En los años ochenta, Soto Cano se utilizó por el coronel estadounidense Oliver North, como una base de operaciones para la “Contra”, las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), encargadas de ejecutar la guerra contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica, y particularmente contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Desde Soto Cano, la “Contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de muerte y misiones especiales que dieron como resultado miles de asesinatos, desaparecidos, torturados, lisiados y aterrorizados en Centroamérica.

    John Negroponte, entonces embajador de EEUU en Honduras, junto a Oliver North y Otto Reich, dirigían estas operaciones sucias.

    La base de Soto Cano es la sede de la Fuerza de Tarea Conjunta “Bravo” (JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el primer batallón-regimiento Número 228 de la aviación estadounidense. Son 600 personas en total y 18 aviones de combate, incluidos helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Soto Cano también es la sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Más de 650 ciudadanos hondureños y estadounidenses viven en las instalaciones de la base.

    La Constitución de Honduras no permite legalmente la presencia militar extranjera en el país. Un acuerdo “de mano” entre Washington y Honduras autoriza la importante y estratégica presencia de los cientos de militares estadounidenses en la base, en un acuerdo “semipermanente”. El acuerdo se realizó en 1954 como parte de la ayuda militar que Estados Unidos ofrecía a Honduras. La base primero fue utilizada por la CIA para lanzar el golpe contra Jacobo Arbenz en Guatemala.

    Cada año, Washington autoriza cientos de millones de dólares en ayuda militar y económica a Honduras, que es el tercer país más pobre del hemisferio. Este acuerdo que permite la presencia militar de Estados Unidos en el país centroamericano puede retirarse sin aviso.

    El 31 de mayo de 2008, el presidente Manuel Zelaya anunció que Soto Cano (Palmerola) se utilizará para vuelos comerciales internacionales. La construcción del terminal civil se financió con un fondo del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas).

    Los dos generales con mayor participación en el golpe contra Zelaya son graduados de la Escuela de las Américas y mantienen lazos estrechos con los militares estadounidenses en Honduras. El comandante de la Aviación de Honduras, general Luis Javier Prince Suazo, estudió en la famosa Escuela de las Américas de Estados Unidos en 1996. El jefe del estado mayor conjunto, general Romeo Vásquez, destituido por el presidente Zelaya el 24 de junio por desobedecer sus órdenes, y luego actor principal en el golpe militar sólo días después, también es graduado de la Escuela de las Américas. Los dos altos oficiales hondureños mantienen relaciones muy estrechas con el Pentágono y las fuerzas militares estadounidenses en Soto Cano.

    El embajador de Estados Unidos en Honduras que cambió en septiembre 2008, Charles Ford, fue transferido al Comando Sur en Miami para encargarse de la asesoría para el Pentágono sobre América Latina.

    Los militares hondureños están financiados, entrenados, adoctrinados y comandados por el ejército estadounidense sobre la base de la doctrina anti izquierdista y anti socialista. Por eso era tan fácil actuar contra el presidente Zelaya, su comandante en jefe, porque lo veían como parte de la “amenaza izquierdista”, contra la que llevan combatiendo desde hace decenios.x

    De todas estas evidencias –y habrá más en el futuro– se comprueba el inconfundible papel de Washington en el golpe de Estado en Honduras contra el presidente Zelaya.

    i http://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2009/july/125564.htm

    ii http://www.state.gov/secretary/rm/2009a/06/125452.htm

    iii Ver nota 1.

    iv http://www.state.gov/secretary/rm/2009a/july/125753.htm

    v http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?28366

    vi http://www.elheraldo.hn/País/Ediciones/2009/06/05/Noticias/Lo-que-se-haga-debe-ser-legal-y-constitucional

    vii www.arcadiafoundation.org

    viii http://www.arcadiafoundation.org/videos.html

    ix http://www.youtube.com/watch?v=ukacM-77lXs.

    x http://www.aporrea.org/actualidad/n138264.html

    EE.UU, el Pentágono y el Golpe Militar en Honduras…

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    • El Pentágono y el golpe militar en Honduras, M. Freytas
    • Cuestiones Imperiales, A. Argumedo

    La importancia clave de Honduras para la estrategia geopolítica y militar continental de EEUU, su entrelazamiento económico, político y militar ultradependiente de Washington, torna imposible el desconocimiento previo del golpe de Estado contra Manuel Zelaya por parte del Pentágono y del Departamento de Estado.

    honduras_micheletti_226x Por Manuel Freytas

    Luego de su concreción, hay muchas hipótesis girando sobre el golpe de Estado hondureño pero claramente resaltan aquellas que tienen que ver con la participación encubierta de EEUU en calidad de incitador y de beneficiario principal.

    Por estas horas, sobresalen dos lecturas disímiles que se hacen del objetivo golpista:

    A) Una maniobra interna de los halcones conservadores contra Obama utilizando a Honduras como teatro de operaciones.

    B) Una operación de "doble cara" orientada a posicionar la estrategia de Obama en la región, principalmente en relación con los presidentes izquierdistas aglutinados en el bloque del ALBA.

    En el primer punto, se habla de un golpe interno contra Obama protagonizado por los sectores ultraconservadores del Pentágono y del Departamento de Estado con el objetivo de boicotear (por medio del derrocamiento de Zelaya) sus políticas de acercamiento con Chávez, Cuba y los presidentes del ALBA.

    En el segundo punto, se señala a la propia administración Obama como la impulsora del golpe con el objetivo de formular una advertencia velada a Chávez sobre un posible "efecto dominó" de la asonada militar en otros países gobernados por el staff presidencialista de izquierda en América Latina.

    Otra hipótesis habla de una operación programada originalmente por la CIA y el Pentágono para impedir que Zelaya -a través de su inserción en el ALBA- aumente el poder de influencia regional de Chávez.

    En cualquiera de estas hipótesis, se señala al Comando Sur de EEUU y a las agencias de inteligencia estadounidenses como el centro planificador del golpe que destituyó a Manuel Zelaya de su cargo como presidente de Honduras.

    A ningún experto le cierra por estas horas que las fuerzas armadas de Honduras, que actúan como un virtual apéndice de la estrategia del Pentágono en Centroamérica, hayan concretado la detención y la expulsión de Zelaya sin consultar con los mandos militares y políticos de EEUU.

    Al respecto dice James Petras: "Las hondureñas son las fuerzas armadas más subordinadas al Pentágono, reciben entrenamiento, armas y financiación en EEUU. Oficiales del Comando Sur de EEUU tienen delegaciones en el ejército, la policía y los servicios de seguridad hondureños. Los oficiales de Estado Mayor reciben cursos en el Comando Sur. Todo lo que deciden las cúpulas militares hondureñas es consultado con las delegaciones norteamericanas".

    "Hace tiempo Honduras era trampolín para el golpe contra Arbenz en el 54, era la punta de lanza para la invasión de Cuba en el 61, era la caza de los contras con 20 mil soldados mercenarios lanzados desde Honduras", añade Petras.

    El Comando Sur estadounidense realiza periódicos ejercicios conjuntos con el ejército hondureño, adiestra a sus oficiales intermedios y de Estado Mayor, mantiene convenios de ayuda militar en el marco de la guerra contra el "terrorismo", y sus fuerzas de elite, así como la CIA y el FBI, entrenan a la policía y a los servicios de inteligencia hondureños.

    En marzo de 2008, el ministro de Defensa de Honduras resaltó el apoyo de Estados Unidos a su país y dijo que ambos trabajan en un programa común de lucha contra el "terrorismo", el crimen organizado, el narcotráfico y el tráfico ilegal de personas.

    Recientemente, el actual jefe del ejército hondureño, ejecutor del derrocamiento de Zelaya, Romeo Vázquez, participó de varios encuentros en Washington con el actual jefe del Comando Sur, general Douglas Fraser, donde se profundizaron los lazos militares para una acción conjunta en el escenario centroamericano.

    En abril de este año, en oportunidad de varios ejercicios combinados de las fuerzas estadounidenses y hondureñas, el embajador estadounidense en Honduras, Charles Ford, señaló que los ejercicios fueron auspiciados por el Comando Sur de su país.

    Añadió que "ese impulso lo vamos a mantener como política de Estado", y que Estados Unidos y Honduras trabajan en un "común propósito por la paz en la región centroamericana".

    La delegación diplomática de EEUU en Tegucigalpa fue la embajada clave de la "guerra antisubversiva" en Centroamérica durante la época de Reagan, dirigida entonces por el embajador John Negroponte, de largo historial en la represión regional.

    Lo ejercicios conjuntos incluían, en una primera fase, la realización de operaciones de información y contrainformación, y la llegada de los efectivos militares de EEUU en un escenario simulado de acciones "terroristas" o de catástrofes naturales en el área centroamericana.

    La segunda fase comprendía entrenamientos modulares de operaciones terrestres, marítimas y aéreas conjuntas, en un escenario simulado de guerra convencional.

    EEUU mantiene en Honduras una presencia militar efectiva de al menos 600 hombres acantonados en la base local de Palmerola, construida por el Ejercito norteamericano a inicios del decenio de los años 80 del siglo pasado.

    Además, el Comando Sur participa junto a Honduras en el grupo conjunto de trabajo "Bravo" en la base militar de Soto Cano, donde se coordinan maniobras militares conjuntas orientadas a combatir el "terrorismo", el narcotráfico y el "crimen organizado" en la región.

    ¿Cómo puede pasar desapercibido por las jerarquías del Pentágono un golpe militar en Honduras?

    Por otra parte, Honduras, el tercer país más pobre del continente, detrás de Haití y Nicaragua, depende para sobrevivir de sus lazos comerciales, políticos y militares con EEUU.

    El país es "socio" comercial de EEUU dentro del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y la República Dominicana (CAFTA-DR), participa en el programa de desarrollo de la Cuenta del Milenio, y decenas de miles de sus ciudadanos se benefician del Status de Protección Temporal (TPS) que EEUU concede a personas que huyen de conflictos o desastres naturales.

    ¿Cómo puede la estructura oligárquica hondureña instrumentar un golpe de Estado al margen de la voluntad y del conocimiento de Washington?.

    Tras el golpe contra Zelaya, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo que la meta de EEUU es trabajar con sus socios para que se restablezca el orden democrático, pero no precisó cuáles serían los siguiente pasos de Washington respecto a la suspensión de la ayuda o el retiro de su embajador.

    Simultáneamente, la secretaria de Estado Hillary Clinton señaló que EEUU no suspenderá la ayuda económica a ese país, que incluye partidas para la financiación operativa de las fuerzas armadas, la policía y los servicios de inteligencia hondureños.

    En otras palabras, la importancia clave de Honduras para la estrategia geopolítica y militar continental de EEUU, su entrelazamiento económico ultradependiente de Washington, torna imposible el desconocimiento previo del golpe de estado contra Manuel Zelaya por parte del Pentágono y del Departamento de Estado.

    Ensayo de "democracia blindada"

    En cuando a las características del derrocamiento de Zelaya, en Honduras no hubo un golpe militar tradicional donde los militares ocupan los espacios administrativos que antes ocupaban los políticos dentro del orden institucional.

    Los militares hondureños no ejecutaron un golpe castrense para asumir todo el poder, no crearon una junta de comandantes para manejar el país, sino que tomaron el control de las calles obedeciendo ordenes del poder civil golpista.

    Puede decirse en todo caso que los militares no se apoderaron del poder, sino que se convirtieron en guardianes armados del golpe constitucional que derrocó a a Zelaya.

    Este detalle es fundamental para entender las nuevas señales que se emitieron en Honduras.

    El derrocamiento de Zelaya implica un nuevo experimento en América Latina conformado por la conjunción del poder civil y del poder militar para cambiar a un presidente, sin romper el orden constitucional.

    Se trata de lo que las usinas del poder norteamericano definen como "democracia blindada" en América Latina, donde las fuerzas armadas adquieren un nuevo rol represivo obedeciendo órdenes del poder político.

    Los think tank o tanques de pensamiento norteamericanos estudian desde hace mucho tiempo alternativas de "gobernabilidad" (control político y social) proyectadas para futuros escenarios de crisis en el marco de la debacle económica global.

    Las consideraciones se basamentan en la neutralización de un posible "efecto dominó" regional de las huelgas y conflictos sociales que comenzarán a desarrollarse como consecuencia de la recesión económica y los conflictos laborales.

    En ese escenario se plantea un cuadro creciente de "perdida de gobernabilidad" de los gobiernos y un requerimiento del uso de la fuerza militar para evitar el desmadre de los conflictos y neutralizar posibles "focos subversivos" que se monten en los mismos, según los sostenedores de la estrategia de control político y social con la "democracia blindada"

    En relación con la antigua doctrina predominante de los golpes de Estado militar (la "doctrina de seguridad nacional"), la "democracia blindada" es una instancia perfeccionada y corregida de control militar sin romper el orden constitucional.

    Dicho de otra manera, en situaciones de crisis (como la que se proyecta con la recesión económica) la democracia se "blinda" (utiliza el poder militar represivo) manteniendo toda la fachada de la "gobernabilidad" constitucional y preservando la vigencia del orden que se basa en las "libertades públicas" y el sistema electivo democrático.

    Lo que está sucediendo en Honduras, al margen de la estrategia y del objetivo del golpe contra Zelaya, es un modelo experimental de "democracia blindada" ensayada en el ámbito latinoamericano.

    La "democracia blindada", como señalan los expertos, es una síntesis gerencial político militar conjugada dentro de una nueva estrategia de control político y social orientado a preservar el sistema de dominio imperial capitalista en América Latina.

    http://www.cherada.com

    Cuestiones imperiales

    Por Alcira Argumedo *

    La historia enseña que los imperios, antes de caer, tienden a mostrar sus rostros más oscuros. La actuación del imperio francés posterior a la Segunda Guerra Mundial es un ejemplo que debiéramos tener presente ante la actual situación en Honduras. Al finalizar la guerra, Francia se resiste a aceptar las nuevas realidades del esquema bipolar liderado por Estados Unidos y la Unión Soviética, así como los inicios de la Revolución del Tercer Mundo, con las luchas de liberación nacional, los procesos de descolonización, las revoluciones o los gobiernos de corte popular en Asia, Africa y América latina, que cuestionan duramente la hegemonía de las potencias imperial-capitalistas y sus dominios coloniales o neocoloniales. No obstante haber firmado en 1948 la Declaración de los Derechos del Hombre en las Naciones Unidas –reivindicando la gloria de la Resistencia ante la ocupación genocida nazi– en un intento por evitar su desintegración, el imperio francés lanza al año siguiente una guerra colonial genocida contra Indochina. Derrotado en 1954, lanza otra guerra colonial genocida en Argelia: cuando comienza a hacerse evidente una nueva derrota –y en el frente interno intelectuales como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir condenan al colonialismo–, el presidente Charles de Gaulle se asume como el liquidador del Imperio para salvar a Francia: en 1962 los argelinos obtienen su independencia, al costo de un millón de muertos. Francia será desde entonces una gran nación, pero ya no el imperio colonial de los siglos anteriores.

    La crisis que estalla en Wall Street y golpea las economías de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón no es meramente económica o financiera. Se trata de una crisis que marca un cambio de época y da cuenta de una decisiva reformulación en el equilibrio de poder internacional, con la declinación de Estados Unidos como primera potencia y el diseño de un esquema multipolar en el cual emergen nuevos polos como India y China, que le disputan la hegemonía. En este contexto, las áreas de repliegue de Estados Unidos, ante una hipótesis de derrota en Irak y el pantano de Afganistán, sólo pueden ser Africa o América latina: Honduras sería entonces una prueba piloto para evaluar la posibilidad de reproducir la ola sincrónica de golpes cívico-militares con terrorismo de Estado, que fuera la respuesta ante la derrota norteamericana en Vietnam. Al igual que lo sucedido en Francia, todo indica que en Estados Unidos existe una feroz confrontación entre los “halcones” del establishment junto con un sector de los republicanos, que se resisten a aceptar la declinación imperial, y quienes pretenden cumplir el papel de De Gaulle: revertir las políticas imperiales con el fin de salvar la nación, ante la amenaza de una decadencia aún más grave. La orientación del gobierno de Barack Obama, con sus avances y retrocesos, indicaría la decisión de seguir el ejemplo gaullista –acuerdo sobre armas nucleares con Moscú, desautorización de un eventual ataque de Israel a Irán, repudio al golpe en Honduras, designación en el área de Derechos Humanos del crítico a las intervenciones en el continente Mike Posner–, mientras la OEA y los países de la Unión Europea, incluyendo a Sarkozy o a Berlusconi, se pliegan a la posición de Obama.

    Con el lanzamiento del proyecto neoliberal-conservador de Reagan en los años ochenta, Honduras cumplió un papel paradigmático como sede y retaguardia de los “contras” que acosaban a la revolución sandinista triunfante en 1979, del mismo modo que Saddam Hussein fuera el instrumento de Estados Unidos y los países europeos para hostigar la revolución islámica, también triunfante en Irán en 1979: en ambos casos la agresión militar, sea bajo la forma de la guerra Irak-Irán entre 1981 y 1988 o las incursiones en territorio nicaragüense durante esa década, estuvo incondicionalmente apoyada por el gobierno norteamericano como parte de su estrategia de restauración conservadora. También en esos años se promueve la lucha de los talibán, liderada entre otros por Osama bin Laden, contra la ocupación soviética en Afganistán. Eran épocas de un predominio supuestamente inapelable y de una poderosa ofensiva a nivel mundial –sustentada en el monopolio de las tecnologías y conocimientos de avanzada de la Revolución Científico-Técnica en el campo civil y militar– que culminara con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la euforia del “fin de la historia”, el “triunfo final del liberalismo” y la globalización neoliberal.

    El gobierno de George Bush hijo marca un punto de inflexión histórica para Estados Unidos, que será víctima del efecto boomerang de sus estrategias agresivas: las Torres Gemelas con el inesperado protagonismo de Osama bin Laden; la guerra en Irak y el juicio a Saddam Hussein que concluye con su condena a la horca, aunque la derrota se manifiesta tanto en el campo de batalla como en el frente interno; en Afganistán las tropas de ocupación escasamente pueden moverse a pocos kilómetros de Kabul. La globalización neoliberal y el crecimiento especulativo de la economía basado en papeles pintados sin respaldo real implosionan con la crisis de Wall Street y sus graves secuelas para las principales economías centrales, demostrando la debilidad de sus bases de sustentación: la quiebra de la General Motors es el símbolo más elocuente de la decadencia como primera potencia mundial y del fracaso de los halcones neoliberales. En este marco, Honduras pareciera ser un manotazo de ahogado; el ensayo de un posible repliegue sobre América latina capaz de compensar esa supremacía mundial herida de muerte. Cuentan allí con sus antiguos aliados, con graduados en la Escuela de las Américas y oscuros personajes vinculados con el Plan Cóndor, dispuestos a no aceptar el profundo cambio que se está procesando en la arena internacional; pero los antiguos aliados suelen transformarse en peligrosos enemigos al cambiar las definiciones estratégicas. De este modo, al margen de la situación interna de Honduras, la verdadera pelea de fondo es la que se libra entre “halcones” y “gaullistas” en el corazón de los grupos más poderosos de Estados Unidos y en los distintos espacios políticos de ese país, donde también intelectuales encabezados por Noam Chomsky condenan las políticas imperiales. El resultado de esta pugna necesariamente habrá de influir en las perspectivas futuras de América latina; por ello, Honduras adquiere una especial relevancia para nuestras naciones.

    * Socióloga y diputada electa nacional por Proyecto Sur./ PAGINA/12

    El golpe militar en Honduras: las implicaciones de EEUU…

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    Honduras en clave de capital

    José Steinsleger, en La Jornada

    honduras_militares226 El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, otorgó legitimidad a un gobierno latinoamericano derrocado por un golpe de Estado, y contrario a sus intereses. El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, líder máximo de este gobierno, fue recibido por el Departamento de Estado en Washington. Y una organización desacreditada por su rancia tradición golpista, la Organización de Estados Americanos (OEA), condenó el cuartelazo, pronunciándose a favor de Zelaya.

    Algo no cierra. ¿A cuento de qué tanto frenesí democrático? Leer para creer: en Moscú, frente a un grupo de universitarios, Obama afirmó que su gobierno no señala a otros países quiénes deben ser sus gobernantes, y que no apoya a Zelaya por estar de acuerdo con él. “Lo hacemos –dijo– porque respetamos el principio universal de que los pueblos deben elegir sus propios líderes, coincidamos con ellos o no.” ¡Ay!…

    Con argumentos muy bien documentados, varios comentaristas centraron sus análisis en el ethos por antonomasia: Estados Unidos urdió el golpe del 28 de junio en Tegucigalpa. La lectura simultánea de las luchas políticas internas de Washington, y las de Honduras, permiten concluir que, en efecto, los gringos sabían.

    El economista hondureño Miguel Cáceres Rivera da cuenta de una reunión en la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa, celebrada la noche del 21 de junio, y auspiciada por el anfitrión Hugo Llorens (La Prensa, Tegucigalpa, 22/6/09).

    ¿Quién es el embajador Llorens? Nombrado por el gobierno de George W. Bush (abril de 2008), fue consejero para asuntos económicos en Honduras y Bolivia, agregado comercial en Paraguay, coordinador de asuntos para el narcotráfico en El Salvador y funcionario consular en Filipinas.

    Cáceres apunta: De 2002 a 2003, años del golpe de estado y golpe petrolero en Venezuela, el embajador Llorens ostentó el cargo de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad, siendo el principal asistente del presidente Bush y del director del Consejo sobre asuntos relacionados con Colombia, Venezuela, Bolivia, Perú y Ecuador.

    En la reunión de marras participaron el presidente Zelaya, el actual monigote golpista Roberto Micheletti, el liberal Elvin Santos, el ex candidato presidencial Porfirio Lobo Sosa (conservador) y el general Romeo Vásquez Velásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto.

    Punto único de la agenda: que Zelaya desistiera de la encuesta destinada a indagar entre los hondureños la modificación de algunas leyes constitucionales calificadas de pétreas. Zelaya se negó. Como es sabido, el general Vásquez secuestró las urnas, y el jueves 25 el presidente convocó al pueblo y recuperó el material electoral de una base militar.

    Abortado el golpe técnico, el diario El Tiempo de Honduras publicó la noticia con un titular maravilloso: “Militares y hasta Hillary Clinton habrían evitado el golpe a Mel” (apodo popular de Zelaya). Es decir, que el golpe se iba a efectuar el jueves 25, no el domingo 28. Un golpe que, al parecer, habría sido causa de agrias disputas en Washington.

    ¿Qué sectores intervinieron en el golpe? Desde su conversión en enclave de la United Fruit Company (UFC, 1899-1970), Honduras y las naciones de América Central merecieron el despectivo mote de repúblicas bananeras, expresión acuñada por O. Henry (seudónimo del popular escritor William Sydney Porter, 1862-1910) en el libro de relatos Cabbages and Kings, ambientados en el puerto hondureño de Trujillo.

    La primera importación de banano hondureño a Estados Unidos (1902) se dio en un marco jurídico semicolonial, administrado por una suerte de burguesía consular, ligada al sector terrateniente. El sociólogo brasileño Helio Jaguaribe diferenciaba esta burguesía de la nacional (empresarial, industrial, urbana).

    En la segunda mitad del siglo pasado, la economía hondureña dejó de ser meramente bananera, y la minería cobró cierto auge. La UFC fue comprada en 1969 por Zapata Corporation (empresa petrolera de los Bush) y en 1984 cambió su desprestigiado nombre por United Brands, conocida hoy como Chiquita Brands.

    Sin una burguesía propiamente dicha, Honduras apenas consigue sostenerse con el sector de maquila y el agroindustrial, las remesas de los inmigrantes, la cooperación externa, la ayuda financiera, y el arrendamiento del territorio para bases militares del Pentágono. Mas poco y nada se habla del lavado de dinero, así como de los empresarios, políticos y militares coludidos con el narcotráfico.

    ¿Qué otro sector de una nación paupérrima podría tener un poder económico y político capaz de desafiar a Wahington, las Naciones Unidas, el Vaticano, la Unión Europea, y el conjunto de los países de la OEA? ¿Un régimen narcomilitar como el de Myanmar en América Central?

    Es una hipótesis. Aunque sin ella, el súbito desgarre de vestiduras made in USA por la democracia hondureña, a más de la tenaz obcecación de los golpistas ofendidos por laincomprensión internacional, se tornan inexplicables.

    http://www.jornada.unam.mx/2009/07/08/index.php?section=opinion&article=017a2pol">http://www.jornada.unam.mx/2009/07/08/index.php?section=opinion&article=017a2pol

    Las lecciones de Honduras, por Th. Dos Santos

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    Theotonio Dos Santos

    Alai-amlatina

    HONDURAS002 Se cuenta un revelador chiste entre los presidentes latinoamericanos:

    "- ¿Sabes por qué no hay golpes de Estado en Estados Unidos?

    – ¡No!

    – Porque en EE.UU. no hay embajada de EE.UU."

    Además, sabemos que los golpes en Estados Unidos se dan a través del asesinato, puro y simple de sus presidentes (como en el caso de John Kennedy) o con la ayuda de la Suprema Corte para impedir el recuento de los votos (como en el caso de Bush).

    A pesar de estos y muchos otros precedentes, vemos ahora a los líderes del Partido Demócrata indignarse con la negativa a recontar los votos en Irán, acusado de ser una tremenda dictadura.

    ¿Pero cual es la lección de Honduras? Por primera vez en la historia, los Estados Unidos apoyan la condena de un golpe de Estado en América Latina permitiendo que se realice una condena unánime de un acto de fuerza militar en todas organizaciones internacionales.

    ¿Esto quiere decir que de esta vez la embajada americana no participó del acto de fuerza? Desgraciadamente no. De manera indiscreta, un diputado de la derecha hondureña reveló públicamente la conspiración que mantenían los golpistas con la embajada de EE.UU.

    Él lo hizo en la memorable sección de primitivo disfraz democrático en la cual se realizó la “elección” del “sucesor” del presidente Zelaya, que había renunciado según la carta falsa leída por este bisoño “sucesor”, que se olvidó de forjar una carta de renuncia del vice-presidente, a quien cabría suceder al presidente secuestrado. Esta sesión fue transmitida por la Radio Globo de Honduras, última en ser silenciada por los “demócratas” del “gobierno provisorio”.

    Según este diputado, el embajador de Estados Unidos, que aprobaba la movilización golpista, había estado en contra de realizar el golpe antes de la consulta popular no vinculante, llamada “referéndum” por la Corte Suprema hondureña y por la gran prensa internacional que busca desesperadamente justificar el golpe.

    Sería muy difícil creer que el gobierno de Estados Unidos estuviera ausente de la conspiración en un país que sirvió de base a sus organizaciones militares mercenarias que desestabilizaron al gobierno legítimo de los sandinistas. En este mundo de contra información en el cual vivimos, escuché al locutor de la TV Globo News en Brasil decir que las organizaciones militares de los “contras” hondureños luchaban contra los “guerrilleros” nicaragüenses.

    Sabemos todos los altos costos de estas operaciones de guerra de baja intensidad, las cuales pueden servir de modelo de corrupción para las organizaciones de defensa de los derechos humanos y transparencia. El Congreso de Estados Unidos se ocupó de revelarnos los detalles tenebrosos de la operación triangular en contra del gobierno sandinista, comandada por el entonces vice-presidente de Estados Unidos, George Bush: El gobierno de Estados Unidos expandió las operaciones del narcotráfico a partir de Colombia a través de los “contras” asentados de Honduras, Costa Rica y El Salvador. Sus ganancias servían para financiar sus operaciones y, al mismo tiempo, para comprar armas para el eterno “enemigo” público de EE.UU.: el gobierno del Irán.

    A pesar de sus diferencias, los líderes religiosos iraníes habían acordado con el entonces candidato George Bush prolongar el secuestro de los norteamericanos prisioneros en su embajada en Teherán para desmoralizar a Carter y permitir la victoria electoral de Reagan a cambio de esta ayuda militar secreta.

    Inmediatamente surgen las acusaciones de que este tipo de información hace parte de teorías “conspirativas”. Sin embargo, nos estamos refiriendo a los hechos revelados por las investigaciones del Congreso de Estados Unidos, el que, todo indica, sí cree en las conspiraciones, exitosas o fracasadas.

    Estas conclusiones se refuerzan con los planteamientos de Ramsey Clark y el Obispo Filipe Teixeira de la Diócesis de San Francisco de Asís, en su mensaje urgente al Presidente de Estados Unidos:

    “Tomando en consideración:

    “1. La cercana colaboración de los militares de Estados Unidos con el ejército hondureño manifestado por el entrenamiento y los ejercicios comunes;

    “2. El papel de la base militar Soto Cano, ahora bajo el comando del coronel Richard A. Juergens, quien era Director de Operaciones Especiales durante el secuestro en febrero del 2004 del Presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide;

    “3. Que el jefe del Estado Mayor del ejército hondureño, general Romeo Vásquez, fue entrenado en la Escuela de las Américas de los EE.UU.;

    “4. Que el Secretario Adjunto de Estado Thomas A. Shannon Jr. y el Embajador de los EE.UU. en Honduras, Hugo Llorens estaban plenamente enterados de los conflictos que conducían al golpe militar,

    “Concluimos que el gobierno de Estados Unidos tiene responsabilidad del golpe y está obligado a exigir que el ejército hondureño regrese al orden constitucional y evite acciones criminales contra el pueblo hondureño.

    “Por lo tanto insistimos, por de la paz en la región, que el presidente Barack Obama corte inmediatamente toda la ayuda y las relaciones con el ejército de Honduras y suspenda todas las relaciones con el gobierno de Honduras hasta que el Presidente constitucional regrese a su puesto”.

    En resumen, el currículo estadounidense en Honduras muestra la dificultad de confiar en sus designios democráticos en la región. Quizás la vuelta de los sandinistas y de los revolucionarios salvadoreños al gobierno después de años de brutal represión en sus países haya enseñado algo a la diplomacia estadounidense, aún vacilante en condenar definitivamente el golpe de Estado hondureño.

    La prensa internacional expresa estas vacilaciones al llamar a Zelaya Presidente “depuesto” y al golpista Roberto Micheletti Presidente “interino”; al llamar a la consulta no vinculante, propuesta por Zelaya para crear una Constituyente, “referéndum” para perpetuarse en el poder. Cosas que no se ha podido escuchar sobre el presidente asesino de Colombia que busca el tercer período presidencial, ni se escuchaba sobre las pretensiones reeleccionistas de Fujimori, Menen o Fernando Henrique Cardoso.

    Es también revelador entre sus motivaciones la ausencia de referencia en la prensa a la falsa carta de renuncia del presidente Zelaya leída en el parlamento para justificar la elección de su sucesor. Es cómico que se afirme que este señor fue elegido por unanimidad cuando no comparecieron a esa sesión los diputados gobiernistas amenazados con prisión. Por fin, entre otras insidiosas tergiversaciones, se pretende que hay una confrontación más o menos igual entre los defensores armados del golpe y los desarmados manifestantes en contra del mismo.

    Todo esto y las declaraciones de la secretaria Hilary Clinton sobre el necesario respecto de las instituciones hondureñas que tienen acuerdos con EE.UU. nos muestran que hay divergencias dentro del gobierno de EE.UU. Con el fantástico apoyo internacional con el cual cuenta el presidente Zelaya, se está buscando obligarlo a una negociación espuria con los golpistas. Hasta hoy la justicia venezolana no acepta definir como un golpe de Estado lo que realizaron sus gorilas locales en 2002. Imagínese lo que van a proponer en Honduras…

    Zelaya y el pueblo hondureño tienen muchas dificultades por delante pero no deben acobardarse frente a ellas. No tiene por qué bajar la cabeza frente a los mercenarios y sus jefes, ni frente a los golpistas que son despreciados por toda la humanidad, a pesar de los apoyos abiertos o incluso disfrazados de los grandes medios de comunicación.

    – Theotonio Dos Santos es Presidente de la Cátedra y Red sobre Economía Mundial y Desarrollo Sostenible de la UNESCO y la UNU. Profesor emérito de la Universidad Federal Fluminense (UFF) de Río de Janeiro. http://theotoniodossantos.blogspot.com

    Honduras: “EE.UU. apoya la restitución de Zelaya”

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    HILLARY CLINTON RECIBIO A ZELAYA Y OBAMA RECLAMO SU RESTAURACION

    La intervención de Washington en favor del derrocado presidente derivó en una mediación que se iniciará mañana cuando en Costa Rica se vean la cara Zelaya y Micheletti. El anfitrión será Oscar Arias.

    HONDURAS-MANIF. El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el legislador que lo derrocó, Roberto Micheletti, se verán las caras mañana por primera vez desde el golpe de Estado. La cita será en Costa Rica y Oscar Arias, presidente de ese país y Premio Nobel de la Paz, será el anfitrión. Figura reconocida en la región tanto por los sectores progresistas como por el establishment liberal, Arias aceptó poner en juego su prestigio y anunció que recibirá a ambos en su propia casa. “Es muy honroso para mí en lo personal y para Costa Rica como nación poder ayudar a solventar el conflicto que se ha dado en Honduras”, aseguró ayer el mandatario en conferencia de prensa desde San José. “Costa Rica será el mejor lugar para el diálogo. Es un oasis de paz y ese clima perfecto es lo que el país puede ofrecer”, agregó.

    A su vez, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió ayer a pronunciarse sobre la situación en el país centroamericano y respaldó a fondo la restitución de Zelaya, a pesar de que, según él, tenga diferencias con el derrocado mandatario. “Estados Unidos apoya ahora la restauración del presidente democráticamente electo de Honduras, incluso aunque él se haya opuesto firmemente a políticas norteamericanas”, aclaró Obama en un discurso desde la Nueva Escuela de Economía de Moscú, en el marco de su visita a Rusia.

    Y es que según el mandatario norteamericano, Estados Unidos defiende la restitución de Zelaya en su cargo ya que, hoy en día, la Casa Blanca acepta la democracia en otros países. “No lo apoyamos porque estemos de acuerdo con él. Lo hacemos porque respetamos el principio universal de que los pueblos deberían poder elegir a sus propios líderes, estemos nosotros de acuerdo o no con éstos. Dejémoslo claro: no siempre hemos hecho lo correcto sobre este punto, pero Estados Unidos no debería intentar imponer ningún sistema de gobierno a ningún país”, admitió Obama.

    Las negociaciones que desembocaron en el nombramiento de Arias como mediador se desarrollaron durante buena parte de la jornada de ayer y la capital estadounidense, precisamente, sirvió como punto de apoyo.

    Zelaya estuvo allí y, por primera vez desde que fue enviado en pijamas a Costa Rica –donde fue el mismo Arias quien lo recibió–, Hillary Clinton, la secretaria de Estado, le concedió una reunión. El encuentro duró más de dos horas y al terminar, Clinton sólo declaró en un primer momento que la charla había sido productiva y que ella, como jefa de la diplomacia estadounidense, le había reiterado a Zelaya que su país respaldaba la restauración democrática en Honduras.

    Sin embargo, luego de algunos minutos en que las partes involucradas estaban dando el sí tras bambalinas, la mediación se anunció y, según precisó el propio Arias, la movida habría sido iniciativa del dictador Micheletti. “Efectivamente, esta mañana (por ayer) recibí una llamada de don Roberto Micheletti para pedir la mediación”, reveló el costarricense, aunque después aclaró que ambas partes lo habían invitado a ser el facilitador. Cada uno de los actores coincidió en elogiar al Premio Nobel. “Por supuesto que acepto la mediación del presidente Arias”, se apuró a decir Zelaya. “Queremos que se nos escuche y el señor Arias, presidente de la hermana república de Costa Rica, es la persona indicada”, expresó a su turno Micheletti.

    Pero el cara a cara no será fácil. Más allá de que el régimen de facto comenzó a barajar algunas opciones para encontrar una salida institucional a la crisis desatada tras el golpe (ver aparte), Micheletti subrayó ayer que negociar no significa que las nuevas autoridades hondureñas vayan a permitir el regreso de Zelaya al poder. “De ninguna manera, él cometió delitos y tiene que pagar”, lanzó el golpista.

    Por eso, consciente del desafío, Arias buscó ayer comenzar a transmitir confianza. “Hasta el día de hoy la OEA no ha podido sentar a las partes; tampoco el gobierno de facto en Honduras ha aceptado el retorno del presidente Zelaya, así que a mí me parece que, al igual que hace veinte años, sólo sentándose alrededor de una mesa, creando la confianza necesaria, mirándose a los ojos, podrán las diferentes partes llegar a un acuerdo satisfactorio para todos”, expresó.

    Arias es reconocido como el artífice de la paz en Centroamérica por impulsar, en la década de los ‘80, un proceso de negociaciones que culminó con la firma de los acuerdos para poner fin a los conflictos armados en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1987. De este modo, será la segunda ocasión en que el mandatario costarricense intente ofrecer sus buenos oficios para solucionar conflictos en la región. (PAGINA/12)

    Honduras: restituir la legalidad

    Editorial de La Jornada

    El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Honduras, Jorge Rivera, dejó entrever ayer, en el décimo día transcurrido desde la asonada militar contra el orden democrático en ese país, una posibilidad de que el presidente constitucional, Manuel Zelaya Rosales, pueda regresar sin temor a ser detenido: que el Congreso –el mismo que el pasado 28 de junio avaló el cuartelazo en Honduras, presentó una apócrifa carta de renuncia de Zelaya e invistió como presidente interino a Roberto Micheletti– otorgue, si lo considera oportuno, una amnistía política al mandatario destituido.

    La declaración se produjo poco antes de que la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, anunciara desde Washington que el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, se desempeñaría como mediador en el diálogo entre el gobierno constitucional de Zelaya y el régimen de facto encabezado por Micheletti. Más tarde, tras una reunión con Clinton, el propio Zelaya dijo que lo acordado con la canciller estadunidense y con el mandatario costarricense no es una negociación, sino la planificación de la salida de los golpistas.

    La postura del funcionario del Poder Judicial hondureño es improcedente por partida doble: por un lado, porque omite señalar que la instancia que él encabeza es partícipe, junto con otros sectores políticos, empresariales y clericales reaccionarios de Honduras, de una conjura delictiva que ha subvertido la institucionalidad democrática y el estado de derecho en el país centroamericano; por el otro, porque soslaya que, al día de hoy, la única salida para la crisis política por la que atraviesa esa nación pasa por el fin de la aventura golpista de la oligarquía hondureña y la restitución inmediata del orden constitucional.

    Más que una muestra de voluntad política para resolver el conflicto, lo dicho por Rivera constituye un signo de debilidad del régimen espurio ante la profundización de las medidas de aislamiento político y económico en el plano internacional, y ante el recrudecimiento mundial de las condenas en su contra: significativamente ayer, desde Moscú, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reiteró su rechazo al golpe hondureño y su apoyo a la presidencia de Zelaya, al tiempo que defendió el principio universal de que los pueblos deben elegir a sus líderes, estemos nosotros de acuerdo o no con éstos.

    A lo anterior debe añadirse, como muestra de la inviabilidad del proyecto golpista, la admirable resistencia popular que sigue desarrollándose en las calles de Honduras, a pesar de la brutalidad represiva puesta en práctica por el ejército y la policía –que hasta el momento arroja un saldo de al menos un muerto, decenas de heridos de bala y centenares de detenidos–, no obstante la brutal desigualdad de fuerzas entre éstos y los manifestantes.

    Los elementos que se comentan, en suma, pueden ser indicios de agotamiento en el régimen espurio de Honduras, y deben ser aprovechados por la comunidad internacional para incrementar presiones diplomáticas, económicas e institucionales, para terminar, de ese modo, con un episodio que ha significado un retroceso histórico lamentable para la nación centroamericana, para América Latina y para el mundo. Más que negociar, el gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti tiene que fijar, cuanto antes, las condiciones y la fecha del retorno de Manuel Zelaya al cargo presidencial.

    http://www.jornada.unam.mx/2009/07/08/index.php?section=edito

    Honduras, EEUU y la mediación de O. Arias: ¿qué salida a la crisis?

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    EE UU apoya la mediación de Óscar Arias en la crisis de Honduras

    Las conversaciones para solucionar el conflicto comienzan mañana en San José

    YOLANDA MONGE / PABLO ORDAZ – Washington / Tegucigalpa – 08/07/2009

    honduras_militares226 EE UU se convirtió ayer en el epicentro de los esfuerzos diplomáticos para zanjar la crisis hondureña. El destituido presidente Manuel Zelaya se reunió con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, en el encuentro de mayor nivel hasta el momento con la Administración Obama. A la salida de la reunión, Clinton declaró que existía un entendimiento entre todas las partes para "evitar la violencia" y dijo haber recomendado a Zelaya hacer todo lo posible para evitar una situación como la del domingo, cuando el mandatario sobrevoló el país. Los disturbios causaron un muerto.

    "Tiene que haber un mejor camino", manifestó Clinton a las puertas del Departamento de Estado en Washington. "Instamos a todas las partes a evitar actos de violencia y a buscar una solución constitucional pacífica y duradera a las serias divisiones de Honduras a través del diálogo", declaró Clinton.

    Insistió en que había llegado la hora de iniciar "el diálogo" y manifestó su apoyo a que el presidente costarricense y premio Nobel de la Paz, Óscar Arias, sea el mediador. El arbitraje de Arias fue aceptado tanto por el Gobierno de hecho de Roberto Micheletti como por Zelaya, que viajó a Costa Rica desde Washington. [Como mediador, el presidente costarricense anunció anoche que las conversaciones para solucionar el conflicto hondureño comenzarán mañana en San José con la presencia de Zelaya y de Roberto Micheletti, informa Efe].

    HONDURAS-MANIF. Horas antes de la entrevista, un alto funcionario de la Administración Obama declaró que una opción era tratar de forjar un compromiso entre Zelaya, el presidente de hecho Micheletti y las Fuerzas Armadas para que el depuesto mandatario pudiera retornar y terminar los seis meses de Gobierno que le quedan con poderes limitados y claramente definidos. A cambio, Zelaya abandonaría sus aspiraciones de reformar la Constitución con el fin de lograr la reelección. Ayer, tras la reunión con Clinton, Zelaya dijo que no descartaba un adelanto de las elecciones como posible solución a la crisis, aunque dejó claro que el actual Gobierno de hecho "no está legitimado para convocarlas".

    Mientras tanto, en Tegucigalpa, Xiomara Castro, la esposa del presidente Zelaya, que permanecía escondida desde que los militares secuestraron a su marido y lo expulsaron del país, se puso ayer al frente de una gran manifestación de condena al golpe de Estado. En un momento de la marcha, los manifestantes se toparon con una barrera de policías que había recibido la orden de no dejarlos pasar. La multitud los dejó a un lado sin que se produjeran enfrentamientos y la primera dama se acercó a ellos para abrazarlos y agradecerles su actitud pacífica.

    No fue la única manifestación que ayer recorrió las calles de Tegucigalpa. Los partidarios del Gobierno de facto también hicieron notar su fuerza y volvieron a ocupar el Parque Central. La noticia más comentada tanto en una como en otra marcha fue la propuesta formulada ayer mismo por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera: "El Congreso podría conceder una amnistía a Manuel Zelaya por los delitos de que se le acusa y así él podría volver al país sin temor a ser detenido".

    EL PAIS.COM

    Reunión con presidente de facto es para "planificar salida de los golpistas": Zelaya

    "Hay cosas que no se van a negociar de ninguna manera: el restablecimiento del orden democrático y del presidente depuesto", enfatizó el presidente depuesto de Honduras.

    AFP
    Publicado: 07/07/2009 19:44

    Washington. El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, aseguró este martes en Washington que cuando se reúna en San José con el gobernante de facto Roberto Micheletti no será para negociar, sino para planificar "la salida de los golpistas".

    "No se trata de una negociación, se trata de la planificación de la salida de los golpistas del país", dijo Zelaya en rueda de prensa.

    El derrocado gobernante, que al igual que Micheletti aceptó una invitación el jueves a la casa del presidente costarricense, Óscar Arias, para intentar resolver y superar la crisis política en Honduras, descartó negociar su reintegro al poder.

    "Hay cosas que no se van a negociar de ninguna manera: el restablecimiento del orden democrático y del presidente depuesto", enfatizó.

    En ese sentido, Zelaya deploró el operativo que lo arrancó del poder el 28 de junio, tras lo cual el Congreso hondureño nombró a Micheletti para sustituirlo en la presidencia.

    "Si a los presidentes los van a poner los militares, estaríamos retrocediendo cien años (…) No podemos volver a ese tiempo en que los presidentes debían dormir vestidos y con las maletas hechas", afirmó.

    LA JORNADA.COM

    Honduras: golpistas atrincherados y lucha por restauración democrática continúa… gestión clave en Washington…

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    • Golpistas atrincherados
    • Zelaya regresa a Washington
    • Dispersa el ejército marcha de apoyo al presidente Zelaya; dos muertos

    Mientras la barbarie represiva de los golpistas cobraba las primeras vidas de opositores en Tegucigalpa, el presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, vio frustrado su intento de volver a su país y hubo de aterrizar en El Salvador, luego que las autoridades espurias hondureñas negaron a su avión permiso para aterrizar en el aeropuerto de Tocontín.

    FotoTras la expulsión de Honduras de la Organización de Estados Americanos (OEA), las gestiones internacionales para restablecer el orden constitucional en la nación centroamericana parecen haber llegado a un punto muerto. El intento de Zelaya por volver a su país reflejó, por añadidura, malas decisiones políticas: el secretario general de la OEA y los tres mandatarios latinoamericanos que habrían de acompañar al presidente legal (Cristina Fernández, de Argentina; Rafael Correa, de Ecuador, y Fernando Lugo, de Paraguay) en realidad viajaban en otra aeronave, lo que facilitó al régimen cuartelario denegar la autorización de aterrizaje al avión del solitario Zelaya. Por añadidura, éste aceptó viajar en un aparato facilitado por el gobierno venezolano, lo que da argumentos –así sean falsos e improcedentes– a sus detractores hondureños en el sentido de que el presidente constitucional es un peón de Hugo Chávez.

    Es posible que esos signos de descoordinación e impotencia de la comunidad internacional, y en especial de la latinoamericana, ante el golpe de Estado del pasado 29 de junio, hayan alentado la decisión de los gobernantes de facto de pasar a una nueva fase de la violencia policial y militar contra las expresiones de resistencia al cuartelazo. El hecho es que ayer, en las inmediaciones del aeropuerto de Tocontín, dos manifestantes, opositores al régimen espurio fueron asesinados a balazos y un número indeterminado resultaron lesionados.

    En resumen, el régimen golpista no sólo está dispuesto a resistir el aislamiento internacional, sino que ha decidido cruzar, en el ámbito interno, la línea de la violencia represiva letal. Es claro que la apuesta de los gobernantes cuartelarios consiste en realizar, a finales de este año, unas elecciones que, de antemano, carecen de toda legitimidad y credibilidad, y que de ninguna manera significarían el restablecimiento de la normalidad democrática aplastada por la fuerza bruta.

    Sin duda lo deseable sería que los sectores populares hondureños que rechazan a las autoridades impuestas lograran, por medio de movilizaciones nacionales masivas y pacíficas, imposibilitarles la permanencia en el poder. Desgraciadamente tal perspectiva parece poco probable, dado el abrumador desequilibrio de fuerzas –mediáticas, institucionales y no se diga militares– que obra en favor del régimen oligárquico instaurado manu militari.

    En tales circunstancias, la acción de los organismos y gobiernos del hemisferio se enfrenta a una disyuntiva del todo indeseable: emprender un férreo embargo económico que pudiera disuadir a los golpistas de su idea de permanecer en el poder, pero que resultaría enormemente doloroso para la población hondureña, dos tercios de la cual viven en una situación de pobreza agravada por la actual crisis mundial; enviar una fuerza militar internacional que desaloje a las autoridades ilegítimas, lo cual resulta groseramente incongruente con los principios de no intervención y de resolución pacífica de los conflictos, o bien aceptar, a regañadientes, la persistencia de un gobierno surgido de una asonada militar, lo que sentaría un precedente nefasto para el conjunto de los débiles e incipientes regímenes democráticos en América Latina.

    EDITORIAL DE LA JORNADA, MEXICO.

    Zelaya regresa a Washington

    Redacción, BBC Mundo

    Tropas en el aeropuerto de Tegucigalpa

    El aeropuerto de Tegucigalpa fue cerrado después de los incidentes del domingo.

    El Departamento de Estado de EE.UU. confirmó que espera reunirse esta semana con el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, quien podría llegar a esa capital en las próximas horas.

    El portavoz Ian Kelly señaló que aún esperan saber cuál es la agenda de Zelaya en Washington, aunque indicó que se producirá una reunión de "alto nivel".

    En todo caso aún no se ha confirmado si el encuentro será con la propia secretaria de Estado, Hillary Clinton.

    El corresponsal de BBC Mundo en Washington, Carlos Chirinos, asegura que "altos funcionarios" del gobierno de Barack Obama han expresado la conveniencia de centrar en Washington la ofensiva diplomática encabezada por la Organización de Estados Americanos (OEA) que permita el regreso del depuesto presidente.

    Nuestro corresponsal destaca que aunque la Casa Blanca reconoce a Zelaya como el presidente legítimo de Honduras, hasta ahora no ha organizado una entrevista con el presidente Obama en la Oficina Oval, el despacho presidencial.

    Sin embargo, Chirinos aclara que esa distancia podría empezar a reducirse si Zelaya se entrevista en Washington con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton.

    En la Casa Blanca no ha habido reacción todavía a la sugerencia que hizo el presidente depuesto la víspera de que EE.UU. debería usar "todo su poder" para garantizar su regreso a Tegucigalpa.

    ¿Delegación de Micheletti?

    Algunos medios locales en Tegucigalpa estuvieron informando este lunes que representantes del gobierno interino de Roberto Micheletti habrían viajado este lunes a Washington para iniciar un

    diálogo con los países miembros de laOEA, después de que la nación centroamericana fuera suspendida del bloque regional.

    Los miembros de la OEA adoptaron esta medida en la madrugada del domingo al entender que el gobierno interino encabezado por Roberto Micheletti ha violado la institucionalidad a través de un golpe de Estado.

    Según informan medios locales, fuentes del gobierno de Micheletti confirmaron el viaje de la comisión de diálogo, aunque no dieron detalles sobre quienes la integran ni las actividades que llevarán a cabo en la capital de EE.UU.

    La comisión habría viajado en avión privado desde el aeropuerto de Tegucigalpa, pese al cierre de 48 horas del aeródromo decretado después de los incidentes de este domingo protagonizados por seguidores del depuesto presidente Manuel Zelaya y las fuerzas de seguridad, que dejaron al menos dos muertos y una decena de heridos.

    El domingo el propio Micheletti dijo que su gobierno está dispuesto a dialogar con representantes de la OEA, aunque no explicó los términos de la negociación. Sin embargo, su canciller señaló que el regreso de Zelaya "no es negociable".

    Proteger la vida humana

    Mientras, este lunes el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki- moon, dijo al ser preguntado sobre los incidentes en el aeropuerto de Tegucigalpa, que los hondureños "deben poder expresar su voluntad libremente, sin intimidación ni ser amenazados con el uso excesivo de la fuerza".

    Ban señaló que es responsabilidad del gobierno interino hondureño "proteger la vida humana y la seguridad de todos sus ciudadanos".

    Manuel Zelaya en El Salvador

    Desde el Departamento de Estado de EE.UU. confirmaron que se entrevistarán con Zelaya.

    El secretario general afirmó que "ningún cambio inconstitucional de gobierno es aceptable".

    Por otro lado, en entrevista exclusiva con la BBC, el presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, dijo estar preocupado por la posibilidad de que la crisis política en Honduras se torne más violenta.

    El mandatario afirmó que "no se puede aceptar" que el gobierno interino de Honduras se valga de la violencia para reprimir a los simpatizantes del presidente depuesto Manuel Zelaya.

    "Los golpistas tienen que entenderlo: no es posible que aceptemos más golpes en América Latina", dijo.

    "Bajen sus rifles"

    Este domingo, el gobierno interino hondureño negó autorización para aterrizar en el aeropuerto de Tegucigalpa al avión en el que viajaba de regreso Manuel Zelaya.

    clic Lea: Honduras: Lula teme que violencia se dispare

    Cientos de personas esperaban al depuesto mandatario en las inmediaciones del aeródromo. Enfrentamientos entre seguidores de Zelaya y las fuerzas de seguridad habrían causado al menos dos muertos y una decena de heridos.

    Ante la imposibilidad de aterrizar, el depuesto presidente se dirigió a El Salvador, donde se reunió con los presidentes de Ecuador, Argentina y Paraguay, además del secretario general de la OEA y el presidente de la Asamblea General de la ONU.

    "Yo llamo a las fuerzas armadas de Honduras a que bajen sus rifles", señaló Zelaya en rueda de prensa.

    "En nombre de Dios soldados de la patria hondureña les pido, les suplico y les ordeno que no repriman más al pueblo hondureño".

     

    Zelaya busca apoyo Washington para volver a Honduras

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    Por Enrique Andrés Pretel y Anahí Rama

    TEGUCIGALPA (Reuters) – El derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, buscará apoyo en Washington para intentar retornar al poder en su país, donde el domingo el Gobierno interino le prohibió aterrizar en medio de violentas protestas que dejaron al menos un muerto.

    Zelaya, que el 28 de junio fue sacado de su casa a punta de rifle por militares y llevado a Costa Rica, se entrevistará el martes con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, mientras el Gobierno interino trata de iniciar un diálogo con la OEA para exponer sus planteamientos.

    En las calles de Tegucigalpa, unos dos mil manifestantes marcharon indignados después de que al menos una persona muriera en el aeropuerto el domingo cuando grupos de simpatizantes de Zelaya trataron de ingresar a la pista y militares que la custodiaban abrieron fuego.

    No había detalles disponibles sobre el encuentro entre Zelaya y Clinton, que sería un gesto significativo de apoyo por parte del Gobierno de Barack Obama.

    Washington ha dicho que el golpe de Estado "no fue legal", en contraste con las épocas de la Guerra Fría, cuando el país apoyó este tipo de acciones en Centroamérica.

    "Nuestro objetivo continúa siendo la restauración de (…) el orden democrático en Honduras, renovamos nuestro llamado a todos los actores políticos en Honduras para hallar una solución pacífica a esta crisis", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly.

    Estados Unidos no suspendió aún la ayuda a Honduras y ha dicho que prefería esperar al desarrollo de los acontecimientos. El Departamento de Estado tiene programados 68.2 millones de dólares en ayuda para este año, frente a los 43.2 del año fiscal previo.

    Pero el Gobierno interino encabezado por el ex jefe del Congreso, Roberto Micheletti, ha dicho que el retorno de Zelaya no es materia de discusión.

    "Eso es innegociable", dijo el domingo el canciller interino, Enrique Ortez, reiterando una posición que deja la crisis política en la pequeña nación exportadora de café y textiles en un callejón sin salida.

    Ortez dijo a una radio de Chile que dos personas habían muerto en la protesta, aunque la Cruz Roja, la morgue y el principal hospital de Tegucigalpa sólo registraba uno.

    Los simpatizantes de Zelaya marcharon el lunes por la mañana con un maniquí cubierto por la bandera azul y blanca de Honduras gritando "¡Asesinos, asesinos!" a militares y policías que vigilaban los alrededores de la casa presidencial.

    "Llamo a las Fuerzas Armadas de Honduras a que bajen sus rifles", dijo la noche del domingo el depuesto líder hondureño desde El Salvador, adonde regresó luego de que las autoridades provisionales le prohibieran aterrizar en el aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa.

    TENSIONES Y EL FACTOR CHAVEZ

    Zelaya estuvo acompañado en El Salvador por los presidentes de Argentina, Cristina Fernández; de Ecuador, Rafael Correa; de Paraguay, Fernando Lugo, así como del presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Miguel D’Escoto y del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.

    "Lo que queremos es paz y que vuelva nuestro presidente", dijo durante la marcha Gerson Aranda, un estudiante de 25 años quien aseguró que no podía asistir a clases debido al toque de queda, que fue endurecido el domingo.

    El golpe de Estado fue el punto culminante de días de tensión en el empobrecido país de casi 8 millones de habitantes, donde Zelaya intentaba realizar una consulta popular que abriría el camino a la reelección presidencial, a pesar de que había sido prohibida por un juez.

    Zelaya irritó a grandes empresarios, líderes políticos incluso de su propio partido y a buena parte de la población con la consulta, en la que muchos veían la mano oculta de su aliado venezolano, Hugo Chávez.

    El Gobierno interino insiste en que no se trató de un golpe, pero mientras tanto el país empieza a quedar aislado internacionalmente, después de que préstamos vitales quedaron suspendidos y la Organización de Estados Americanos (OEA) dejó a Honduras fuera del organismo en castigo por romper el sistema democrático.

    El lunes, el embajador hondureño en Washington -designado por Zelaya pero que luego siguió con el nuevo Gobierno interino pese a que no es reconocido por Estados Unidos- dijo que se estaba integrando una misión para dialogar con la OEA sobre la crisis política en el país.

    "Hay una expresión de voluntad política (de la OEA) de que a través de la apertura de un diálogo podamos avanzar para encontrar soluciones a esta situación", dijo el embajador, Roberto Flores, a la radioemisora local HRN.

    El Gobierno de Chile, que ocupa la presidencia temporal de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), dijo el lunes que estaba haciendo contactos con mandatarios de la región para colaborar en la solución de la crisis, ahora que se veían algunos indicios de diálogo por parte del Gobierno de facto.

    (Reporte adicional de Gustavo Palencia y Mica Rosenberg en Tegucigalpa, Arshad Mohammed en Washington y Conrado Hornos en Montevideo; Editado por Hernán García/Juana Casas)

    Dispersa el ejército marcha de apoyo al presidente Zelaya; dos muertos

    • Un contingente vitorea a la policía mientras grita ¡asesinos! a los militares
    • El gobierno de facto adelanta el toque de queda
    • La televisión oficial difunde programas en contra de Chávez

    Arturo Cano, Enviado

    Tegucigalpa, 5 de julio. El anciano tiene las manos tintas de sangre, rabia en los ojos y cuatro dientes. Hace cinco minutos un muchachito cayó a su lado, herido de muerte. Yo lo levanté, yo lo levanté y está muerto, repite a todos Juan Angel Antúnez Antúnez, cuya ropa toda es una mancha de sangre. Y lo dice ahí, detrás de la malla ciclónica de la base de la fuerza aérea Hondureña, con los soldados que acaban de disparar a unos pasos: ¡Tengo 73 años, pero los güevos bien puestos!

    Quince minutos antes de las cuatro de la tarde, hora anunciada para el arribo del presidente José Manuel Zelaya Rosales, varias decenas de miles de sus partidarios lo esperan, repartidos en todo el perímetro del aeropuerto internacional de Toncontín, concentrados sobre todo en las entradas.

    Cae un jovencito

    La policía nacional les ha permitido llegar hasta ahí. Una parte de los manifestantes se pega a la malla ciclónica y comienza a zarandearla. De pronto, un tiro. Y comienzan a volar latas de gas lacrimógeno que los zelayistas devuelven, acompañadas de piedras y botellas. Más tiros, primero espaciados y luego continuos, de fusiles M-16. La gente corre para alejarse de la valla, con excepción de jóvenes osados que se parapetan en la barda del mirador para seguir lanzando piedras a los soldados. Juan Ángel Antúnez está en un mirador donde, en días normales, los hondureños miran despegar y aterrizar las aeronaves. Ahí cae el jovencito a su lado, con un tiro en la cabeza. Varios testigos al lado del anciano dicen que francotiradores dispararon desde los edificios aledaños, especialmente de uno de oficinas de la fuerza aérea. Por eso le dieron el tiro por atrás, porque él estaba de frente a los soldados, dice un muchacho.

    Apenas hace una hora, grupos de manifestantes refugiados en los restaurantes aledaños han visto al presidente de facto, Roberto Micheletti, decir en cadena nacional de radio y televisión que su gobierno ofrece al mundo un diálogo de buena fe, además de denunciar movimientos de tropas de Nicaragua hacia su país. “No quiero que se derrame una sola gota de sangre del pueblo hondureño… hay soldados en las calles para evitar esas confrontaciones.”

    A los primeros tiros, en medio de la corretiza, algunos gritan: ¡Son salvas, son salvas, no corran! La gente trata de ocultarse detrás de los autos estacionados frente a un restaurante de comida rápida. Ahí comienzan a llegar los heridos, las ambulancias, los gritos de desesperación. Con un joven desvanecido a sus pies, una mujer clama con la mirada al cielo: Padre santísimo, ten misericordia de este pueblo que está en una lucha justa.

    Andrés Pavón, defensor de los derechos humanos, trata de reanimar a un jovencito desmayado, cuando llega hasta él un hombre bañado en lágrimas: ¡Le pegaron un tiro, un tiro en la cabeza a un cipotillo que yo traía!

    El hombre de las lágrimas y Pavón intercambian datos: el joven muerto era de Catacamas, en el departamento de Olancho, de donde es originario Zelaya, y tenía 17 años. Terror, lo que quieren es crear terror, dice Pavón.

    Se habla de dos, tres muertos, aunque más tarde la Cruz Roja confirma un fallecido, el cipotillo, y una decena de heridos. Un oficial de la policía nacional, de apellido Mendoza, quien ha negociado con los manifestantes desde el sábado, confirma dos muertos y dos heridos y también que la policía no ha disparado, han sido los militares.

    En el asfalto quedan la sangre y restos de masa encefálica, pero los jóvenes zelayistas no se van del lugar. Van de un lado a otro mostrando casquillos y mentando madres a los soldados que los miran a unos 20 metros de distancia.

    José Antonio Reyes muestra el esqueleto calcinado de su motocicleta. Siete impactos de bala la hicieron arder. A su alrededor los jóvenes se reagrupan y comienzan un nuevo coro dirigido a los militares: ¡Asesinos, asesinos!

    En medio de la confusión, de los gritos y el olor a gas lacrimógeno, un contingente de la policía se acerca desde el fondo de la calle. La gente se abre y comienzan los gritos: ¡La policía está con nosotros! ¡Vayan a poner orden! Por difícil que sea de creer, los policías son héroes para los zelayistas. Hay una lluvia de aplausos. Y más gritos: ¡Tenemos muertos, tenemos muertos! ¡La policía está con el pueblo! Es de suponerse a qué escenas se refería el Wall Strert Journal cuando calificó de extrañamente democrático el golpe de Estado hondureño.

    Miles de personas marcharon por segundo día consecutivo al aeropuerto Toncontín de la capital hondureña para apoyar el regreso del presidente constitucional Manuel Zelaya, pero soldados dispersaron la concentración por la fuerza.

    Hace menos de dos horas Roberto Micheletti había presumido: No hemos reprimido absolutamente a nadie. Y ha vuelto a congratularse de su gran logro con el toque de queda: Nos ha alegrado mucho que la violencia ha disminuido en las calles.

    Después de la balacera, de los muertos y heridos, los medios del país son encadenados otra vez: sólo para repetir la rueda de prensa del presidente de facto y sus funcionarios, y también el mensaje del cardenal Andrés Rodríguez, quien pidió el sábado a su amigo José Manuel Zelaya no regresar a Honduras.

    Repartidos en todo el perímetro del aeropuerto, muchos de los miles de manifestantes no se percatan del tiroteo. Se enteran por radio Bemba o Radio Globo, la única estación que transmite, cuando no la sacan del aire, la versión de los zelayistas.

    Entonces, andar por la manifestación es escuchar por todos lados rezos y gritos de indignación, pero también de rabia: ¡Qué movimiento pacífico ni que mierda, así nos van a matar a todos!, se desgañita un hombre montado en una motocicleta.

    La señal de cable, donde los hondureños pueden ver los canales internacionales que difunden información e imágenes que los locales ocultan, desaparece intermitentemente mientras dura el episodio del aeropuerto.

    Lo que resulta imposible de ocultar es el avión que sobrevuela durante largos minutos, en círculos, el cielo de Tegucigalpa. En la aeronave, de matrícula venezolana, viaja el presidente Zelaya. Al ver el avión, los miles de simpatizantes del presidente que permanecen en las inmediaciones del aeropuerto estallan en júbilo. ¡Viene Mel, viva Mel!, gritan.

    Para entonces, sin embargo, la pista de aterrizaje ha sido ocupada por camiones militares.

    No volverá, pase lo que pase

    He ordenado que no se le permita regresar, pase lo que pase. No podemos permitir esta temeridad, que muera un presidente de la república, que resulte herido un presidente de la república, que muera cualquier persona, había dicho, desde temprana hora, el canciller del gobierno de facto, Enrique Ortez.

    Desde el aire y antes de llegar al espacio aéreo hondureño, José Manuel Zelaya habla con la cadena Telesur: Están impidiendo al aterrizaje, están amenazando con enviar aviones de la fuerza aérea.

    El avión, donde también viaja el presidente de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, Miguel D’Escoto, se va rumbo a Managua. “Si tuviera un paracaídas…”, dice Zelaya antes de despedirse en la entrevista desde el aire.

    Acto seguido, el gobierno de Micheletti encadena nuevamente radio y televisión, primero con imágenes bucólicas de Honduras, acompañadas de música garífuna. Luego, con la bandera de fondo, una voz grave informa que el gobierno ha decidido adelantar el toque de queda para las seis y media de la tarde. La cadena ocurre al filo de las seis, lo cual deja escasa media hora a los manifestantes para abandonar las inmediaciones del aeropuerto y encerrase en sus casas.

    No nos vamos, el hombre tiene que regresar en las próximas 48 horas, dice uno de los dirigentes de la resistencia quien define a los zelayistas, como expertos en la toma de carreteras y afirma que no les dejan otra salida que intensificar sus acciones.

    Las televisoras y las radios encadenadas repiten la rueda de prensa del gobierno de facto, y también la ofrecida ayer por los obispos hondureños, en apoyo a los golpistas.

    Terminada la repetición, en el 8 de televisión, gubernamental, se da paso a un programa de una organización venezolana llamada Fuerza Solidaria, que no sólo destroza a Hugo Chávez, sino también a su oposición, a la que acusa de hacerle el juego electorero al presidente venezolano: “No ha habido ni habrá salida electoral mientras Chávez siga en el poder… ¡El comunismo jamás triunfará en Venezuela!”

    Hacia las ocho de la noche, cuando la ciudad se vacía y la cadena CNN informa en vivo desde esta ciudad, su señal se esfuma nuevamente. Se da paso a una nueva cadena, esta vez a cargo de Héctor Iván Mejía, vocero de la policía nacional: dice que las manifestaciones de apoyo a Zelaya se volvieron agresivas y derivaron en un enfrentamiento con resultados no constatados. También hace un enérgico llamado, a nacionales y extranjeros, de abstenerse de promover el desorden. Finaliza el comisionado de policía: Dios bendiga a Honduras.

    AL: profundización del antineoliberalismo o restauración conservadora…

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    Emir Sader, CLACSO

    AMERICADELSUR América Latina se ha caracterizado en esta década por un viraje espectacular que la ha trasformado de territorio privilegiado de políticas neoliberales en el eslabón más frágil de la cadena neoliberal. Gobiernos que de distintas formas enfrentan los modelos neoliberales han proliferado, pudiendo llegar a 10. A pesar de que la revista británica The Economist anunció que con la crisis esos gobiernos no se extenderían más en el continente –porque la crisis impondría la agenda de la derecha, centrada en el ajuste fiscal y en el combate a la violencia–, desde entonces triunfó el gobierno de Mauricio Funes y del Frente Farabundo Martí en El Salvador.

    A partir de la elección de Hugo Chávez, en 1998, la derecha ha intentado, de distintas maneras, recobrar fuerza, tumbar a esos gobiernos y recuperar la apropiación del Estado en sus manos: el golpe de 2002 en Venezuela, el intento de impeachment de Lula, en 2005, las sucesivas ofensivas de los grandes agricultores en Argentina, del separatismo en Bolivia. Actualmente el golpe en Honduras, la derrota electoral del gobierno en Argentina y la elección de Pepe Mujica como candidato del Frente Amplio en Uruguay son otras tantas de las últimas escaramuzas entre las dos fuerzas que ocupan el campo político en América Latina a lo largo de esta década.

    América Latina se debate entre profundizar las trasformaciones progresistas operadas por esos gobiernos o la restauración de la derecha. Donde se debilitan esos gobiernos, no gana ningún sector de izquierda, sino que se fortalece la derecha. Las primeras corrientes que fracasaron en la lucha antineoliberal fueron las provenientes de la llamada ultraizquierda, sean grupos políticos de corte doctrinario u organizaciones sociales que no han roto con la visión corporativa de la autonomía de los movimientos sociales. El campo político ha quedado polarizado entonces entre esos gobiernos –más moderados o más radicales– y la derecha.

    La elección de Mujica como candidato del Frente Amplio representa más claramente el intento de profundización de las trasformaciones antineoliberales. Su condición de favorito en las encuestas apunta en esa dirección. Por el contrario, la derrota del gobierno argentino representa el intento de frenarlas y de construir un recambio de derecha. El golpe de Honduras, conforme a su desenlace, puede terminar con un gobierno que daba pasos en la dirección antineoliberal o permitir que el retorno de Zelaya recobre con más fuerza esa dinámica. Lo mismo se puede decir de Brasil: las elecciones presidenciales de 2010 pueden hacer que el gobierno de Lula sea un largo paréntesis en la dominación de la derecha o la profundización de las transformaciones iniciadas, con la victoria de Dilma Rousseff, que crece rápidamente en las encuestas, apoyada en 80 por ciento del respaldo popular y solamente 6 por ciento de rechazo del gobierno de Lula. Todo apunta hacia una gran victoria de Evo Morales y el MAS en las elecciones de diciembre de este año, garantizando la continuidad y la profundización del proceso de fundación del nuevo Estado boliviano.

    Los efectos de la crisis sobre los países del continente estrechan los márgenes de las políticas de conciliación de clases desarrollada por gobiernos como los de Argentina, Brasil, Uruguay, entre otros, obligándolos a definiciones entre seguir con las concesiones al gran empresariado –en particular al capital financiero– o la intensificación de las políticas sociales como eje obligado de un gobierno antineoliberal.

    Hay visiones que nunca han considerado a esos gobiernos como diferenciados de sus antecesores neoliberales, pero que en la práctica corren a saludar la posibilidad de su sustitución por la derecha. En ésas –que combinan catastrofismo y derrotismo– no habría ningún cambio significativo: una derecha sustituiría a la otra. Cambalache, ninguno es mejor, todo es igual. Las visiones que se limitan al plano de la crítica están al margen de los procesos reales de enfrentamiento al neoliberalismo en el continente.

    El futuro de América Latina se decide entre la profundización de las trasformaciones apenas empezadas o procesos de restauración conservadora en que serán derrotados el campo popular y las izquierdas en su totalidad. El futuro sigue abierto, la disputa hegemónica frente al agotamiento del neoliberalismo y las alternativas, entre lo viejo que insiste en sobrevivir y lo nuevo que encuentra dificultades para nacer, es lo que marca el presente latinoamericano.

    LA JORNADA.COM

    La lección hondureña: América Latina, militares e Iglesia Católica…

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    Por Mercedes López San Miguel

    HONDURAS-PRESID1 El devenir de los acontecimientos en Honduras tendrá un efecto indudable en las democracias latinoamericanas. El golpe de Estado ocurre en tiempos en que la región vive una etapa política caracterizada por la instalación de gobiernos de nuevo signo respecto a la década del ‘90. En muchos países existe una fuerte tensión a la que le cuesta resolverse. Por dar un ejemplo, la pulseada entre Oriente y Occidente en Bolivia. La Media Luna secesionista eligió vías poco democráticas al llevar adelante referéndum autonómicos sin el aval del gobierno central. Sin embargo, el presidente Evo Morales recibió sendos espaldarazos en las urnas.

    El golpe en Honduras puede leerse como un aviso para otra empobrecida nación, El Salvador, en donde recientemente ganó el candidato Mauricio Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. El mensaje para los gobiernos que adscriben a ideas y programas políticos que buscan recomponer algunos de los más agudos efectos del neoliberalismo sería el siguiente: “hay cosas que no se tocan”. El presidente Manuel Zelaya quiso tocar una constitución refractaria al cambio y eso desató el vendaval. A los ojos de la oligarquía hondureña, Zelaya se tornó un líder peligroso. Esperaban de él que acentuara las relaciones amistosas que tan bien había fomentado su predecesor (Ricardo Maduro) con Estados Unidos, pero se incorporó al ALBA y acentuó sus vínculos con Venezuela.

    El caso de Hugo Chávez fue paradigmático. Luego del efímero golpe que lo apartó del poder en abril de 2002, el presidente bolivariano salió fortalecido y logró darles impulso a las reformas de las instituciones políticas. Esa fue la ola a la que se subieron Bolivia y Ecuador para poner en marcha sus propias reformas constitucionales.

    Sigue sonando muy llamativo que estos gobiernos, a los que se cuestiona por las aspiraciones “reeleccionistas” de sus líderes, tengan enfrente gente dispuesta a llevar adelante golpes de estado, censurar a los medios, imponer el estado de sitio y reprimir. Que Chávez no le haya prorrogado la licencia al canal RCTV resulta un hecho nimio frente al accionar de los opositores. En Honduras, los principales medios, la Iglesia, las Fuerzas Armadas, la Corte Suprema y el Congreso continúan, más que nunca, empecinados en tirar la institucionalidad por la borda.

    El desenlace del capítulo hondureño sentará un precedente para los gobiernos que aspiran a profundizar sus proyectos políticos.

    mercelopez@pagina12.com.ar

    La Iglesia y el golpe

    Por Rubén Dri *

    La Iglesia Católica hondureña, a través de su órgano superior, la Conferencia Episcopal, ha dado su pleno apoyo al golpe militar que destituyó a la autoridad constitucional y militarizó el país, en acciones que nosotros demasiado conocemos. En el comunicado en el que da su aprobación al golpe cita la orden de captura de la Suprema Corte en la cual se acusa al gobierno constitucional de “traición a la patria, abuso de autoridad y usurpación de funciones en perjuicio de la Administración Pública y del Estado de Honduras”. Ello quiere decir que en Honduras todo se ha hecho de acuerdo con las normas constitucionales.

    Después de esta clara aprobación del golpe, la máxima jerarquía eclesiástica reproduce en lenguaje meloso e hipócrita los llamados al “diálogo, el consenso y la reconciliación” que harían posible la paz de acuerdo con la recomendación de Jesús, según la cita del evangelio de Juan con la que termina el documento eclesiástico: “Les dejo mi paz, les doy mi paz; la paz que yo les doy no es como la que les da el mundo. Que no hay entre ustedes angustia ni miedo”.

    Ahora bien, ¿cuál es la paz que da el mundo? ¿Qué se entiende aquí por “mundo”? “Mi reino no proviene de este mundo”, dice Jesús, traducido normalmente por “mi reino no es de este mundo”. “Este mundo” es el que está en manos de Satanás, o sea, del imperio romano. De él, de sus valores, de sus principios, no proviene el reino de Jesús. Proviene de otros principios, con otro concepto del poder, el poder que es servicio, que fue simbolizado en la escena del lavatorio de los pies que Jesús realiza con sus discípulos.

    Ese nuevo mundo, el de Jesús, da la verdadera paz, no como la da el mundo. Claro y contundente el enfrentamiento entre dos concepciones de la paz. La que da el mundo, es decir, el imperio, la paz del cementerio, la que propone la Jerarquía eclesiástica hondureña, y la que propone Jesús, la paz que se construye entre hermanos, enfrentando al imperio. Frente a la pax romana basada en la aniquilación de los que no se someten, la paz que se construye entre pueblos hermanos.

    La tergiversación de la paz que propone Jesús, interpretándola como la paz que propone el poder de dominación, tiene la misma larga historia de los poderes dominadores. Ya en el siglo IV Eusebio de Cesarea sintetizaba la visión teológica de la Iglesia en tres principios, un solo Dios, una sola Iglesia, un solo Imperio, que dio pie a la afirmación de Pablo Orosio, según la cual “la paz de Cristo es la paz del imperio”, la célebre “pax romana”.

    La jerarquía eclesiástica es coherente. Siempre está en contra de los movimientos populares y de los gobiernos que los expresan cuando éstos plantean determinadas reformas a las que las grandes corporaciones se oponen. Así sucede en Venezuela, en Bolivia y en Ecuador, por citar los casos más significativos. Así es también en nuestro país.

    * Filósofo. Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

    EN HONDURAS, EL REGIMEN DE FACTO FRUSTRO EL RETORNO DEL MANDATARIO Y REPRIMIO

    A Zelaya no le dieron pista para volver

    Una gran manifestación esperaba recibir al presidente derrocado en las cercanías del aeropuerto. El gobierno militar mató al menos a dos personas. La nave terminó desviándose a El Salvador, donde están los mandatarios que lo apoyan.

    A pesar de la marea humana de más de 50 mil hondureños que se agolpó ayer en el aeropuerto de Tegucigalpa para recibir a su presidente legítimo, el operativo retorno de Manuel Zelaya no pudo terminar su misión con éxito. Antes bien, el asunto concluyó con el avión desviado hacia El Salvador, los golpistas firmes en tierra y un pueblo con sangre derramada. “Le pido que detenga una masacre”, le dijo Zelaya por radio desde la nave al comandante golpista Romeo Vázquez al enterarse de que, en tierra, la gente se enfrentaba con las fuerzas de seguridad que habían cercado las instalaciones y bloqueado con vehículos militares las pistas de aterrizaje. Sin embargo, los soldados y sus fusiles no se contuvieron y, al cierre de esta edición, al menos dos personas habían perdido la vida en el aeropuerto internacional del país centroamericano.

    Zelaya había partido desde Washington, a bordo de un jet venezolano y acompañado por el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D’Escoto, con el objetivo de aterrizar en Tegucigalpa y retomar el mandato constitucional que el pueblo le otorgó y que los militares interrumpieron hace una semana. “Nadie puede impedirme regresar. Yo soy el presidente constitucional y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Les pido a los generales que cumplan con su deber, despejen la pista y nos permitan aterrizar. Voy a reunirme con mi pueblo”, había declarado el depuesto mandatario todavía dentro de la aeronave.

    Pero la escena fue como en las películas. El avión, luego de algunas horas de vuelo, entró en el espacio aéreo hondureño y, a partir de ese momento, tuvo que dar vueltas por el aire mientras desde la cabina de mando se negociaba con las torres de control un visto bueno que nunca llegó. Al mismo tiempo, en vivo y en directo, Zelaya hacía declaraciones a la cadena venezolana Telesur, condenando a los golpistas y llamando al pueblo a resistir pacíficamente. “Si tenía un paracaídas, me lanzaba del avión”, llegó a decir el hondureño cuando ya se había decidido el desvío rumbo a Managua para cargar combustible, discutir con su homólogo Daniel Ortega y luego retomar el vuelo hacia El Salvador, donde lo esperaban los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa; de Paraguay, Fernando Lugo, y de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quienes junto al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, se habían desplazado hasta ese lugar como eventual misión de apoyo en caso de aterrizaje (ver aparte).

    Horas antes, el gobierno de facto había exhibido sus cartas. Por un lado, el presidente de facto Roberto Micheletti, junto a la vicenciller Marta Alvarado, buscaron mostrar una voluntad de diálogo con la comunidad internacional tan sólo 24 horas después de ser expulsados de la OEA y, para ello, se sentaron a una mesa, sonrieron, y, rodeados de dos helechos a ambos extremos, le propusieron al mismo organismo interamericano comenzar un diálogo “de buena fe”. “La clase de diálogo que queremos implicaría la participación de funcionarios del Estado de Honduras y una delegación de representantes de los Estados miembros de la OEA. Confiamos en que de ese modo podremos hallar una solución a la situación desatada tras la destitución del presidente Zelaya”, explicó la vicecanciller Alvarado, precisando que la iniciativa ya había sido comunicada por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera, al representante de la entidad interamericana en Tegucigalpa, Jorge Miranda.

    Y, por el otro, luego de denunciar supuestas maniobras militares de Nicaragua en la frontera –desmentidas por el mandatario Ortega de inmediato– e instar tanto a este país como a Venezuela a cesar con sus “indebidas” interferencias en los asuntos internos hondureños, se dejó en claro que no pensaban de ningún modo dejar aterrizar el avión que transportaba a Zelaya. “Lo hacemos para evitar un derramamiento de sangre completamente innecesario. La orden de captura sigue vigente, por lo que esperaremos a que el presidente Zelaya se entregue de forma correcta. Pero no queremos disturbios internos”, precisó Micheletti.

    Más allá de los deseos del legislador que ocupa el puesto de presidente, el país centroamericano vivió ayer la jornada de protestas más importante desde que se consumara el golpe de Estado. Desde muy temprano, la marcha se había convocado con el doble propósito de repudiar la dictadura y movilizar a la mayor cantidad de gente posible hasta el aeropuerto de Toncontín para recibir al depuesto Zelaya y brindarle apoyo popular. La gente respondió de forma masiva y, de a pie, acudió a la cita. Según sus organizadores, lo que finalmente sucedió superó todas las expectativas. “Esto es impresionante. En Honduras nunca se vio algo así. Aquí hay por lo menos 200 mil personas”, le dijo a este diario vía telefónica Angel Alvarado, dirigente de los Círculos Bolivarianos Morazánicos, al tiempo que explicaba que las principales avenidas estaban colapsadas por gente que recorría pacíficamente los 10 kilómetros desde el centro hasta el aeropuerto. “Esta es la resistencia pacífica del pueblo. Los medios pasan conciertos de música y no dicen nada. Pero Honduras está en la calle”, agregó.

    El interior del país, a su turno, no se quedó atrás y, según contó el dirigente del Bloque Popular Erasto Reyes desde San Pedro Sula, la gente también está comenzando a manifestarse allí donde antes no lo hacía. “Aquí en el Parque Central hay unas 20 mil personas, lo que significa mucho en un lugar donde no existe la costumbre de salir a protestar. La resistencia no afloja, esto es un éxito”, aseguró. Por lo pronto, el aislamiento internacional contra los golpistas, si bien aumenta, no los detiene.

    Informe: Martín Suaya.

    PAGINA/12

    Honduras: régimen golpista excluido de la OEA y Zelaya confirma que regresa este domingo…

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    La OEA suspendió a Honduras

    Redacción, BBC Mundo

    Asamblea General Extraordinaria de la OEA.

    Los miembros de la OEA tomaron la decisión, tras escuhar el informe de su secretario general. La Organización de Estados Americanos (OEA) suspendió este sábado a Honduras del organismo, en respuesta al golpe que el pasado domingo depuso al mandatario Manuel Zelaya.

    La decisión, con 33 votos a favor de los miembros del organismo, se tomó ante la negativa del "régimen de facto" encabezado por el presidente interino, Roberto de Micheletti, de restituir a Zelaya.

    La suspensión tendrá efecto inmediatamente.

    En sesión extraordinaria celebrada en Washington, la Asamblea General del organismo resolvió aplicar el artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana que establece la suspensión de un Estado miembro cuando se "constate que se ha producido la ruptura del orden democrático".

    La mencionada carta establece además que "el Estado miembro que hubiera sido objeto de suspensión deberá continuar observando el cumplimiento de sus obligaciones como miembro de la organización, en particular en materia de Derechos Humanos".

    El corresponsal de BBC Mundo en Washington Carlos Chirinos, quien siguió las deliberaciones de la Asamblea de la OEA, explicó que la decisión se produjo horas después de que el Secretario General, José Miguel Insulza presentara el informe de su viaje a Honduras en el que no logró un compromiso del gobierno interino para permitir el regreso de Zelaya al poder.

    Según explicó Chirinos, mientras se negociaba la resolución algunos embajadores han estado haciendo gestiones ante el depuesto presidente Zelaya para que suspenda su planificado viaje a Honduras este domingo.

    Fuentes diplomáticas que participan en la Asamblea Extraodrinaria aseguraron a BBC Mundo que hasta ahora esas gestiones han fracasado.

    Honduras es la segunda nación en ser excluida de la OEA (la primera fue Cuba en 1962), pero es la primera vez que se recurre a la Carta Democrática firmada en 2001 en Perú.

    Paradójicamente fue en la ciudad hondureña de San Pedro Sula, en junio pasado, donde se dejó sin efecto la sanción contra La Habana, recordó nuestro corresponsal.

    Informe de situación

    Previamente, el plenario de la OEA escuchó el informe presentado por el secretario general del organismo, quien expuso los detalles de las gestiones que realizó este viernes en Tegucigalpa.

    Al hablar ente presidentes y representantes de los países miembros del organismo, Insulza dijo que tanto el gobierno interino como la Corte Suprema de Justicia del país centroamericano "no tienen ninguna disposición a modificar su conducta" y restituir a Zelaya.

    Insulza dijo que en Tegucigalpa se evidencian signos de que la presión internacional ha tenido algunos efectos.

    A juicio de Insulza, en Tegucigalpa se evidencian signos de que la presión internacional ha tenido algunos efectos.

    "Ellos (el gobierno interino) entienden el riesgo de las eventuales sanciones, especialmente en el plano económico", relató Insulza.

    En ese sentido, agregó que "el régimen de facto no lo declara pero existen indicios que la falta de reconocimiento por nadie en el mundo provoca preocupación".

    El secretario general de la OEA indicó también que en la reunión que mantuvo con el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Honduras, Jorge Rivera, recibió documentación sobre los actos ilegales atribuidos al mandatario depuesto.

    Antes de la sesión en Washington, la vicecanciller interina, Martha Alvarado, anunció desde Tegucigalpa que "(Honduras) denuncia la Carta de la OEA de conformidad con lo previsto en el artículo 143 de la misma, con eficacia inmediata".

    Alvarado dijo que la decisión se debe a que el organismo "cree que en su seno ya no existe espacio para Honduras, para los Estados que aman su libertad y defienden su soberanía", pese a que "Honduras ha participado en el sistema interamericano desde sus primeros pasos, en 1889".

    Tras el anuncio, el propio Insulza dijo que esta renuncia "no tiene efecto jurídico" pues se trata de una decisión emitida por un gobierno no reconocido.

    clic Lea: Honduras anuncia retiro de la OEA

    Denuncia nicaragüense

    En la asamblea de la OEA, el representante de Nicaragua, Denis Moncada, denunció “planes macabros de los sectores golpistas de Honduras” que pueden tener "efectos altamente delicados y peligrosos y que pueden poner en una situación muy difícil la seguridad y estabilidad de la región centroamericana y más allá”

    Moncada añadió en que los "golpistas están preparando planes encaminados a responsabilizar y acusar a los gobiernos de Managua, La Habana y Caracas de promover una agresión armada a Honduras desde Nicaragua".

    El embajador nicaragüense indicó que "son los golpistas los que suministrarán armas a las fuerzas tenebrosas de Micheletti, los que, haciéndose pasar por simpatizantes del presidente Zelaya, dispararán contra las fuerzas policiales, militares y simpatizantes del mismo Micheletti para responsabilizar del baño de sangre al mandatario Zelaya al momento de su llegada".

    Peligro del regreso

    Mientras, el secretario general de la OEA advirtió que un retorno del depuesto presidentehondureño a su país lo pondría en peligro.

    "Existen riesgos, desde luego. Si me pregunta si es un regreso seguro, por supuesto que no lo es", señaló el titular de la OEA.

    Insulza indicó, no obstante, que la Constitución de Honduras es explícita al respecto, al establecer que "ningún hondureño puede ser extraditado" y por ello, agregó, Zelaya "tiene el derecho de volver" a su país cuando lo vea conveniente y lo decida.

    Sin embargo, afirmó que no puede recomendar al depuesto presidente hondureño que regrese o no regrese a Honduras.

    "Es una decisión de él", agregó el diplomático.

    Zelaya confirmó que volverá este domingo a Honduras. Poco después, la Iglesia Católica del país centroamericano pidió al depuesto presidente que recapacite en su decisión, pues teme que su regreso desate un derramamiento de sangre.

    Miles de seguidores de Zelaya marcharon en Tegucigalpa hacia el aeropuerto Toncontín para esperar el regreso del depuesto presidente.

    El gobierno interino dijo que si regresaba sería arrestado.

    Nicaragua advierte en la OEA sobre »planes macabros» de golpistas en Honduras

     Denis Ronaldo Moncada, embajador de Nicaragua ante la OEA.(Foto: teleSUR)

    Denis Ronaldo Moncada, embajador de Nicaragua ante la OEA.(Foto: teleSUR)

    Moncada alertó que los golpistas que sacaron del poder al presidente constitucional Manuel Zelaya »están planificando y organizando hacer uso de los medios de comunicación controlados por los golpistas para generar estados en la opinión pública que tiendan a culpar de antemano a los seguidores de Manuel Zelaya por los hechos sangrientos que piensan realizar».

    El representante de Nicaragua ante la Organización de Estados Américanos (OEA), Denis Ronaldo Moncado, informó este sabado desde la sede del organismo de la existencia de "situaciones particulares que se están gestando y que son altamente delicadas y peligrosas" en Honduras.

    "Nuestro gobierno denuncia que hay planes macabros de los sectores golpistas de Honduras que están encaminados hacia aspectos delicados y peligrosos y que pueden poner en una situación difícil la seguridad y estabilidad en la region centroamericana y mas allá", alertó Moncada.

    Detalló que "los golpistas están preparando planes encaminados a responsabilizar y acusar a los gobiernos de Nicaragua, Cuba y Venezuela de promover una agresión armada a Honduras desde Nicaragua".

    Alertó que los golpistas que sacaron del poder al presidente constitucional Manuel Zelaya "están planificando y organizando hacer uso de los medios de comunicación  controlados por los golpistas para generar estados en la opinión pública que tiendan a culpar de antemano a los seguidores de Manuel Zelaya por los hechos sangrientos que piensan realizar".

    "Nicaragua denuncia que parte de este plan que orquestan es precisamente acusar a nuestro gobierno del suministro de armas a simpatizantes del presidente Zelaya con las que se atacarían a las fuerzas de Micheletti tanto policiales como militares. Nicaragua quiere desmentirlo. No es cierto, es falso que nuestro país, Cuba y Venezuela estén  suministrando  armas a ningún grupo irregular de cualquier tipo que sea", agregó.

    Moncada dijo ante la OEA que "son los golpistas los que suministrarán armas a fuerzas tenebrosas de Roberto Micheletti y haciéndose pasar por simpatizantes de Zelaya. Dispararán contra los simpatizantes de Micheletti para responsabilizar a Manuel Zelaya al momento de su llegada".

    "Los hechos sangrientos planificados por los golpistas pueden ser ejecutados el día de hoy o mañana antes de la llegada de Manuel Zelaya, durante su arribo o en las horas inemediatas a su llegada", cometó.

    Reiteramos que no queremos conflictos, dijo Moncada. Agregó que "somos hermanos del pueblo hondureños y hemos apoyado a Zelaya para restituir el orden constitucional en Honduras y al Gobierno legítimo de Zelaya. Nos preocupa el reintegro de la institucionalidad en Honduras".

    El 37 período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) se reanudó este sábado tras vencerse el plazo de 72 horas dado por el organismo al gobierno de facto liderado por Roberto Micheletti para que suelte el poder en Honduras, y dé paso a la  restitución del presidente constitucional Manuel Zelaya.

    El Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, informó al comienzo de la sesión sobre sus gestiones en Honduras tras las reuniones sostenidas el viernes con los sectores golpistas en el país. Detalló en el informe que presentó ante el organismo que "queda claro que no existe de parte del gobierno de facto ninguna disposición a modificar la conducta asumida".

    Agregó que en las reuniones sostenidas con miembros del gobierno de facto "se les comunicó claramente la decisión de la OEA de no reconocer a las autoridades surgidas tras el golpe y solidificar la restauración del orden democrático, así como el retorno de Zelaya el ejercicio de su cargo".

    "En Tegucigalpa se vive una situación de extrema tensión que se evidencia en la presencia militar (…) no hay normalidad pero tampoco hay violencia en la calle", dijo.

    Agregó que "existe un riesgo de que se deriven hechos violentos. Hay temor e incertidumbre en lo que podría ocurrir con el retorno de Zelaya".

    Honduras se aísla tras romper con la OEA

    sábado 4 de julio de 2009 13:24 CEST

    Photo

    TEGUCIGALPA (Reuters) – La Organización de Estados Americanos se preparaba el sábado para suspender a Honduras, después de que el Gobierno interino se negara a restituir al derrocado presidente Manuel Zelaya y anunciara su decisión de romper con el organismo, desafiando la presión internacional.

    El movimiento profundiza el aislamiento diplomático de la empobrecida nación centroamericana, sumida en una crisis política que parece no tener salida tras los infructuosos intentos del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, para que las autoridades devuelvan el poder a Zelaya.

    "La ruptura del orden constitucional persiste y los que hicieron esto no tienen por el momento ninguna intención de revertir esta situación", dijo el viernes Insulza a periodistas, tras entrevistarse con representantes de la justicia, la iglesia y organizaciones civiles.

    El Gobierno interino, secundado por la Corte Suprema de Justicia, reiteró que la salida del mandatario es irreversible pese al amplio rechazo externo generado por el golpe de Estado contra Zelaya, secuestrado por militares en su casa el domingo pasado y expulsado del país a punta de rifle.

    Honduras, un pequeño país exportador de café y textiles, se convertiría en el segundo país sancionado por el principal organismo diplomático regional desde que la Cuba comunista fuera suspendida en 1962 por incumplir la carta democrática.

    "Es mejor pagar ese caro precio a vivir en la ignominia y en la indignidad y haber agachado nuestra cabeza frente a exigencias foráneas que de momento nos están mal interpretando", dijo el presidente interino, Roberto Micheletti, poco después de la visita de Insulza.

    La peor crisis en Centroamérica desde la invasión de Panamá por Estados Unidos en 1989 estalló por la insistencia de Zelaya en realizar una consulta que abriera el camino a la reelección presidencial, pese a que fue declarada ilegal por un juez y rechazada por la mayoría del Congreso.

    DECIDIDO A REGRESAR

    El líder hondureño – cuya creciente alianza con el presidente socialista de Venezuela, Hugo Chávez, atemorizó a empresarios y políticos de la vieja guardia – ha asegurado que retornará al país el domingo como "presidente legítimo" pese a la amenaza de que será encarcelado por traición a la patria.

    "El está decidido a regresar a Honduras, (…) el día domingo a mas tardar, el estaría ingresando a territorio hondureño", dijo el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

    Sin embargo, el punto muerto en las negociaciones políticas y la eventual llegada de Zelaya podrían aumentar la tensión en una población dividida que ha protagonizando multitudinarias protestas a favor y en contra del derrocado mandatario durante toda la semana.

    "No ha habido en este, como en muchos golpes militares, víctimas fatales que lamentar. Pero yo no puedo descartar que pueda existir enfrentamiento (militar)", respondió Insulza cuando se le preguntó sobre si la OEA contempla la posibilidad de una confrontación armada.

    Algunos de los líderes izquierdistas en la región podrían acompañar a Zelaya en su regreso a Honduras, aunque no está claro que esto ocurra tras el fracaso de la OEA.

    Mientras, el congelamiento de los créditos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la decisión de Chávez de no mandar más petróleo podrían poner en jaque a la golpeada economía hondureña, que depende de la ayuda exterior y las remesas de los emigrantes.

    Estados Unidos, que ha rechazado el golpe, decidirá la próxima semana si suspende la ayuda económica al país más pobre de la región tras Haití y Nicaragua, donde más del 70 por ciento de sus casi 8 millones de habitantes vive en la pobreza y sufre de una alta tasa de desempleo.

    Respaldado por el Congreso, el Poder Judicial y los empresarios, el Gobierno de Micheletti insiste en que la sucesión fue forzosa pero legal y asevera que prefiere la condena internacional a permitir que Zelaya regrese al poder para seguir los pasos de Chávez.

    Honduras: régimen militar anuncia retiro de la OEA, y ésta decidirá su exclusión…

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    Honduras anuncia retiro de la OEA

    Cecilia Barría, Enviada especial a Tegucigalpa

    Roberto Micheletti habla a sus seguidores

    Este sábado la asamblea general de la OEA debe decidir sobre la suspensión de Honduras. El gobierno interino de Honduras anunció este viernes su intención de retirarse de la Organización de los Estados Americanos (OEA), poco después de que el secretario general de la organización, José Miguel Insulza, concluyera sin éxito una visita a la nación centroamericana que tenía como objetivo la restauración en el poder al depuesto presidente Manuel Zelaya.

    Adelantándose a una posible suspensión de la organización, que debe ser discutida este sábado en Washington, la vicecanciller interina, Martha Alvarado, acompañada por el presidente interino, Roberto Micheletti -designado por el congreso después del golpe de Estado contra Zelaya- anunció que "(Honduras) denuncia la Carta de la Organizacion de los Estados Americanos de conformidad con lo previsto en el artículo 143 de la misma, con eficacia inmediata".

    Sin embargo, en declaraciones a Radio Cooperativa de Chile este sábado, Insulza dijo que esta renuncia "no tiene efecto jurídico" pues se trata de una decisión emitida por un gobierno no reconocido.

    En cualquier caso, el 143 de la Carta de la OEA artículo establece que la denuncia de la Carta no será efectiva hasta que transcurran dos años a partir de su notificación a la Secretaría General del organismo.

    Alvarado dijo en una intervención televisada que la decisión se debe a que "la OEA cree que en su seno ya no existe espacio para Honduras, para los estados que aman su libertad y defienden su soberanía", pese a que "Honduras ha participado en el sistema interamericano desde sus primeros pasos, en 1889".

    La funcionaria afirmó que "el Gobierno de Honduras repudia las pretensiones de imponerles medidas unilaterales, reafirma la plenitud de su soberanía y el ejercicio de sus competencias internas de acuerdo a su constitución".

    La declaración de Alvarado se produjo pocas horas antes antes de que se cumpla el plazo de 72 horas otorgado por la OEA al gobierno interino hondureño para la restitución de Zelaya.

    clic Lea: Supremo hondureño dice no a la OEA

    Insulza dijo este viernes al finalizar su visita a Tegucigalpa que no existe disposición por parte del gobierno de facto de ceder el poder al presidente elegido democráticamente.

    "No tienen ninguna intención de revertir esta situación", señaló Insulza.

    Este sábado, en Washington, la asamblea general de la OEA debe decidir sobre la suspensión de Honduras por haber violado el orden institucional.

    Está previsto que, desde la 13:00 GMT los mandatarios y cancilleres de los 34 países miembros de la OEA escuchen un informe sobre las gestiones realizadas por José Miguel Insulza y luego tomen una decisión.

    Suspensión inminente

    José Miguel Insulza

    “No intervenimos en los países. No podemos decirles qué hacer”, advirtió Insulza.

    Insulza explicó este viernes en rueda de prensa que se reunió con representantes de la Corte Suprema, dirigentes políticos, autoridades eclesiásticas y líderes sociales para recibir información respecto a la crisis política que vive el país desde que el domingo pasado fuerzas militares removieron de su cargo a Zelaya.

    "No hay indicios de que la situación puede cambiar", señaló Insulza, dejando en claro que la suspensión de Honduras de la OEA es inminente.

    Uno de los efectos más fuertes que puede tener la suspensión de un país del organismo es el congelamiento de créditos, algo que podría afectar gravemente a Honduras, el tercer país más pobre de América Latina.

    Insulza hizo un llamado a la prudencia porque, a su juicio, en los próximos días podrían registrarse enfrentamientos debido a la inestabilidad y la polarización del país.

    Al ser consultado sobre qué otras medidas de presión podría ejercer la OEA, dijo que entre las atribuciones del organismo no está actuar contra gobiernos de facto.

    "No intervenimos en los países. No podemos decirles qué hacer", advirtió.

    "Mal ejemplo"

    Según el jefe de la OEA, la situación que se vive en Honduras rompe con la tradición democrática de los últimos años en América Latina. "Es un muy mal ejemplo para la región", le dijo a BBC Mundo.

    "Esto tiene que ver con un golpe militar en una región donde pensábamos que nunca más iba a haber un golpe militar. Ese golpe en realidad es muy lamentable".

    Respecto a una eventual solución a la crisis que vive el país, el representante de la OEA fue enfático en decir que para entablar un diálogo político es necesario restablecer la institucionalidad.

    Insulza declinó referirse a lo que hará el presidente derrocado Manuel Zelaya en los próximos días y se limitó a decir que "si Zelaya me pregunta la opinión, yo se la daré, pero no es algo que voy a comentar aquí".

    La incógnita, por lo pronto, es saber qué hará Zelaya. Muchos se preguntan si volverá a Tegucigalpa este fin de semana, como lo había anunciado, o si cambiará de estrategia luego que el ultimátum de la OEA no lograra su objetivo.

    Precisamente este viernes medios de Ecuador informaron que el presidente Rafael Correa planea viajar a Honduras desde Washington para acompañar en su retorno a Zelaya, junto a la presidenta de Argentina, Cristina Fernandez, y José Miguel Insulza.

    Negativa de la Corte

    Partidarios de Zelaya en Honduras

    A Insulza le preocupa la polarización que se vive en Honduras.

    El viaje de Insulza este viernes a la capital hondureña respondía al cumplimiento del mandato de la resolución emitida por la OEA esta semana en la que se le instruía para que, "junto a representantes de varios países, realice las gestiones diplomáticas dirigidas a restaurar la democracia y el Estado de derecho, y la restitución del Presidente José Manuel Zelaya Rosales".

    Pero la Corte Suprema de Justicia de Honduras rechazó este viernes el pedido de Insulza de permitir el retorno al poder del depuesto presidente.

    El vocero de la presidencia de la Corte, José Danilo Izaguirre, relató a BBC Mundo que el presidente de la Corte hondureña, Jorge Alberto Rivera, le dijo al representante de la OEA: "Hagan lo que quieran. La decisión está tomada. Nuestras leyes no se manosean, ni se regresan, ni se devuelven".

    Honduras sin la intención de revertir el golpe: Insulza

    “Lamento decir que en mis gestiones no se vio la disposición para revertir esta situación”, expuso el secretario general de la OEA al informar lo abordado con diferentes sectores hondureños en la visita que realizó hoy al país.

    honduras_militares226 Agencias
    Publicado: 03/07/2009 08:02

    Tegucigalpa. El secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, informó este viernes desde Honduras que luego de reunirse con diferentes sectores del país no halló disposición para revertir la situación del golpe de Estado ejecutado contra el presidente Manuel Zelaya Rosales.

    “Lamento decir que en mis gestiones no se vio la disposición para revertir esta situación”, dijo Insulza durante una rueda de prensa en Tegucigalpa.

    “Al contrario recibí una cantidad de documentos demostrando de qué manera habría cargos pendientes en contra del Presidente de la República y que justificarían la medida tomada”, informó.

    Subrayó que el resultado claro es que la ruptura del orden constitucional persiste y que “los que hicieron esto no tienen ninguna intención de revertir esta situación”.

    Señaló que informará con mayores detalles a la Asamblea General que ésta adoptará las decisiones que estime convenientes.

    Reiteró que "la OEA quiere que (la medida de fuerza) sea revertida", aunque admitió que el nuevo gobierno "por el momento" no tiene la intención de reinstalar en su cargo a Zelaya Rosales.

    Previamente, Insulza habría asegurado que el organismo se encamina hacia la suspensión de Honduras, según fuentes coincidentes que asistieron a una reunión del secretario general con diplomáticos.

    El secretario  de la OEA llegó  al aeropuerto de Tegucigalpa, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Brasileña,  Manuel Zelaya.

    Insulza viajó este viernes a Honduras para tratar de restituir en el poder a Manuel Zelaya y anunció que su papel no sería el de negociar, sino el de reclamar la restitución del depuesto presidente, quien fue expulsado del país por militares el domingo pasado.

    "No vamos a Honduras para negociar. Vamos a pedir que se deje de hacer lo que se ha estado haciendo hasta ahora", dijo el secretario de la OEA desde Georgetown, capital de Guyana.

    Sin embargo, el anuncio que realizó la Corte Suprema de Honduras la tarde de este mismo viernes a Insulza, al informarle que es "irreversible" el regreso de Zelaya al poder, llevaría a la OEA a aplicar el ultimátum, que expira el sábado, y consiste en expulsar al país del organismo interamericano.

    Su agenda en Tegucigalpa incluía una reunión con la Corte Suprema de Justicia y con la Fiscalía General de Honduras, pero no tenía previsto un encuentro con Micheletti, cuyo gobierno no es reconocido por el organismo regional.

    La tarde del jueves, Micheletti aseguró que no tendría reparos en adelantar la fecha de los comicios, inicialmente previstos para el 29 de noviembre.

    "Siempre y cuando el Tribunal (Supremo de Elecciones) haya hecho algún arreglo con el Congreso Nacional, enmarcado dentro de la ley, cualquier día es bueno para nosotros", declaró.

    La entrega del poder al mandatario electo en dichos comicios está fijada para el 27 de enero, pero Micheletti no precisó si estaría dispuesto a adelantar también esa fecha.

    Horas antes Zelaya, quien estuvo el jueves en Panamá y este viernes el El Salvador para reunirse con el presidente Mauricio Funes, anunció su intención de retornar a su país el domingo y desde allí hizo un llamado a sus compatriotas para que "no se amilanen" y que marchen a Tegucigalpa para protestar "pacíficamente" contra el golpe de Estado.

    El presidente derrocado anunció que será acompañado en su regreso por los presidentes de Argentina, Cristina Kirchner, y de Ecuador, Rafael Correa, además de premios Nobel de la Paz como la guatemalteca Rigoberta Menchú.

    Este viernes se realizaron nuevas manifestaciones en Honduras por parte de sus partidarios, pero también de las organizaciones que respaldan al gobierno surgido tras el golpe de Estado.

    Mientras tanto, organismos de derechos humanos han denunciado una ola de represión con decenas de detenciones por parte del gobierno de Micheletti, que ha suspendido garantías constitucionales y que mantiene un toque de queda vigente hasta este viernes.

     

    Insulza pedirá la suspensión de Honduras en la OEA

    El secretario general de la OEA no logra desbloquear la crisis en su viaje a Tegucigalpa para restituir al presidente Zelaya.- Este sábado concluye el plazo del ultimátum lanzado por el organismo al nuevo Gobierno de Micheletti

    AGENCIAS – Tegucigalpa – 04/07/2009 /EL PAIS.COM

    Las gestiones del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Honduras no ha logrado desbloquear la crisis política que atraviesa el país. José Miguel Insulza, que viajó este viernes a Tegucigalpa para pedir la restitución del presidente Manuel Zelaya, derrocado el pasado domingo por los militares, ha asegurado que quienes rompieron el orden constitucional "no tienen intención de revertir esa situación".

    "Informaré de esto con bastantes más detalles a la Asamblea General (…) y la Asamblea General adoptará la decisión que estime pertinente", declaró Insulza en conferencia de prensa tras mantener varias reuniones en la capital hondureña, recordando que la decisión que corresponde es la que faculta a la OEA "para suspender a un Estado en el cual se mantenga la rotura del orden constitucional".

    La OEA dio el miércoles por la noche un ultimátum de 72 horas al nuevo Gobierno de Honduras para que se restablezca el orden constitucional bajo la amenaza de que, de no hacerlo, el país podría ser suspendido como miembro del organismo, una decisión que en toda su historia sólo ha tomado una vez, en 1962 en contra de Cuba, que aún no ha regresado. Este sábado, justo cuando concluye el plazo del ultimátum, el organismo ha convocado en Washington la segunda parte de una Asamblea General extraordinaria para escuchar el informe sobre las gestiones diplomáticas realizadas por Insulza.

    El secretario general de la OEA, que aterrizó en la capital hondureña entre fuertes medidas de seguridad, en una jornada en la que los seguidores y detractores de Zelaya protagonizaron las manifestaciones más numerosas desde el comienzo de la crisis, se entrevistó nada más llegar con el presidente de la Corte Suprema de Justicia del país, Jorge Rivera, quien le advirtió de que la salida del poder del mandatario depuesto "es irreversible". Después Insulza se reunió también con el cardenal Oscar Andrés Rodríguez, dirigentes sindicales y agrupaciones sociales, candidatos a la presidencia y representantes diplomáticos, pero no con el presidente nombrado el domingo, Roberto Micheletti, a pesar de que éste había mostrado su disposición a mantener un encuentro. Micheletti está completamente aislado internacionalmente, pero es respaldado por los poderes judicial y legislativo, por las Fuerzas Armadas y un sector de la población.

    Insulza evitó pronunciarse sobre los planes del depuesto presidente de viajar a Honduras. "El presidente Zelaya decidirá él lo que va a hacer", dijo. Mientras, el presidente depuesto, que partió este viernes de El Salvador con rumbo desconocido, se propone regresar a Honduras una vez que concluya el plazo de la OEA, aunque no ha concretado la fecha. Su secretario privado, Eduardo Enrique Reina, afirmó por teléfono desde "un lugar seguro" que el depuesto presidente volverá a Honduras independientemente del resultado de la visita del secretario general de la OEA.

    Según han informado fuentes del Gobierno argentino, Zelaya regresará este mismo domingo acompañado de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, y el presidente de la Asamblea General de la ONU, el nicaragüense Miguel D’Escoto.