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Crisis del sistema de acreditación de la educación superior chilena…

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Contraloría emite demoledor informe

A días de la inédita formalización del ex presidente de la entidad encargada de acreditar a las universidades, Eugenio Díaz, el organismo fiscalizador asesta un nuevo revés a la credibilidad de la institución, criticando duramente los los procedimientos internos,la fiscalización e incluso la composición de sus miembros, y los vínculos de éstos con instituciones de educación superior.

La Contraloría General de la República dio a conocer este lunes un informe sobre el funcionamiento de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) a pocas horas que la Fiscalía Oriente formalizara al ex presidente de ese organismo, Luis Eugenio Díaz, por cohecho, soborno y lavado de dinero en medio del escándalo de pagos por acreditaciones.

El documento -que consta de 50 páginas- asesta un nuevo revés a la credibilidad de la institución, criticando duramente los procedimientos internos, la fiscalización e incluso la composición de sus miembros, destacando el riesgo de posibles conflictos de interés, lo que se hace extensivo a las agencias acreditadoras debido a los vínculos de los miembros del directorio o quienes conforman dichas sociedades y las instituciones que imparten educación, citando una serie de casos.

Para la entida dirigida por Ramiro Mendoza esto adquiere relevancia porque la CNA carece de un reglamento que regule los conflictos de interés en relación a las Agencias y sus miembros, no obstante estar dotada de potestades autorizatorias, normativas, de supervisión y sancionatorias.

Entre otros puntos se destaca que el organismo no cuenta con manuales de procedimientos internos, no realiza seguimiento de las acreditaciones realizadas. Como asimismo, efectuó “acreditaciones extendidas” en magíster y doctorados, y entregó regalos de despedida por $382 millones a los comisionados del período 2007-2010.

De igual modo, hace mención de la preocupación que manifestaron los propios miembros de la comisión “porque existen constancia que en varias ocasiones las decisiones adoptadas son conocidas por los afectados antes que se efectúe la comunicación oficial”.

Conflictos de Interés

En el documento, el organismo fiscalizador atacó el corazón del funcionamiento de la CNA, ya que advierte que “algunos de los integrantes son representantes de las propias entidades involucradas en los procesos de acreditación, de las cuales se puede aludir al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas; al Sector Productivo Nacional; las Asociaciones Disciplinarias o Profesionales; las Universidades Privadas; los Centros de Formación Técnica; los Institutos Profesionales; la CONICYT; y lasFederaciones de Estudiantes”.

Frente a esto, se destaca que ” las aludidas entidades, además, en la práctica son las mismas que nominan a los miembros de la Comisión Nacional de Acreditación, sin que exista un marco normativo que establezca limitaciones, condiciones y procedimientos sobre la materia”.

Según el informe, esto “adquiere relevancia por cuanto ello aumenta el riesgo de posibles conflictos de interés, dado que la Comisión cumple una función pública y, por ende, debe desempeñar sus labores con sujeción al principio de probidad, es decir, considerando la preeminencia del interés general por sobre el particular”. A modo de ejemplo”cabe mencionar la renuncia del Comisionado representante de las Universidades Privadas, don Eugenio Díaz, quien a través de una Empresa Consultora efectuó asesorías al proceso de re-acreditación institucional de la Universidad del Mar, durante su período como Presidente de la CNA, situación que actualmente se encuentra en proceso de investigación sumarial por parte de este Organismo Fiscalizador”.

Debilidades en la fiscalización

La Contraloría recalca que pese a que la CNA por ley es una institución fiscalizadora, “la Comisión no ha efectuado controles deliberados o seguimiento a las acreditaciones realizadas tanto por la propia CNA como por las Agencias Acreditadoras, impidiendo con ello, la continuidad del trabajo desarrollado con la Institución ya acreditada”. Lo anterior, permite eventualmente, un aumento del riesgo respecto de los niveles de avance de las observaciones determinadas en los acuerdos”.

Además “a falta del ejercicio de las potestades fiscalizadoras respecto de las acreditaciones efectuadas por las Agencias de Acreditación, impiden obtener la necesaria retroalimentación que pueda dar origen a nuevas normativas y regulaciones, a fin de aplicar criterios comunes en pro de emitir certificaciones apegadas a la norma y, por ende, cautelar
la calidad de la educación impartida por esas entidades”.

Según la Contraloría entre las debilidades en las fiscalizaciones de la CNA se encuentra la referida a publicación incompleta por parte de algunas entidades de educación relativa a los proceso de acreditación. Por ejemplo la Universidad San Sebastián y el Instituto Prodesional Diego Portales no están acreditadas, pero no lo mencionan en su portal. Incluso hay instittuciones que entregan información ‘No ajustada a la realidad’, como la Universidad de Los Lagos, que en su página web sindica como acreditadas las carreras de Pedagogía en Inglés y Traducción “situación que no es efectiva”.

Con respecto a las Agencias de Acreditación, en 2011 la CNA efectuó 34 evaluaciones a las Agencias de Acreditación “de cuyo análisis se advierte que, en general, éstas se basan, únicamente, en el cumplimiento de procesos, sin acotar temas de análisis de operaciones relacionadas con lo académico, dado que esa Entidad no ha incorporado a las supervisiones la evaluación relacionada con tales temas, así como tampoco ha considerado en su reglamento, instrumentos que permitan medir la evaluación de forma y fondo de las acreditaciones que efectúan las referidas entidades, así como, los efectos de las mismas”.

Información y Transparencia

El ente fiscalizador también advierte que “el actual organigrama de la Comisión no se condice con la información presentada a través del sitio web “Gobierno Transparente”. Por ejemplo el sitio “presenta la existencia de una Unidad de Auditoría Externa, la cual, en la práctica, no existe”. Tampoco se describen las “facultades, funciones y atribuciones de cada Unidad u Órganos Internos, por cuanto lo informado corresponde a las funciones que señala la ley respecto de los Comités Consultivos que debe crear la Comisión, y no de las Unidades o Departamentos Internos de ésta”.

Ausentismo

A su turno, se determinaron ausencias por partes de los miembros de la Comisión “a las sesiones completas, donde, en general, se sancionan como promedio tres acuerdos relacionados con la acreditación de educación superior”.

Pero independiente de la cantidad efectiva de acuerdos en los que se participe por cada sesión, “los integrantes que asisten a la sola constitución de ésta, igualmente cobran el pago de la dieta íntegra correspondiente”.

Acreditaciones extendidas

Respecto de las “acreditaciones extendidas” correspondientes a los programas de magíster y doctorados, el informe indica que la Comisión, en abril del 2009, creó una modalidad de acreditación -para los que debían renovar esta calidad- que omite el proceso de evaluación.

“Podían seguir con la calidad de acreditados siempre y cuando la institución ingresara la solicitud de renovación antes del vencimiento del período de acreditación. Se determinó la existencia de 31 contratos de este tipo que se mantienen en calidad de acreditados sin que hayan sido sometidos al trámite previo de evaluación”, explicita la Contraloría.

“Este procedimiento -repara la auditoría- no permite resguardar la calidad de los programas de educación superior, puesto que continúan como acreditados programas que en la práctica no han sido evaluados”.

En esa línea, analizó los 34 contratos que hay entre la CNA y los planteles en esta materia. Al respecto, hace hincapié en que la CNA “no ha efectuado los mencionados procesos de evaluación a fin de conceder la calidad de institución acreditada, sin embargo, ha recibido los pagos por tales funciones”.

Además, el informe del órgano fiscalizador detectó una ausencia de manuales de procedimientos internos, relativos a la acreditación institucional (pregrado y postgrado) “situación que no se ajusta al principio de transparencia institucional e incrementa la exposición al riesgo, lo cual afecta su estructura de control interno, además de sus objetivos”.

Written by Eduardo Aquevedo

26 noviembre, 2012 at 23:00

Profundizando el «apartheid» educativo chileno, por Mario Waissbluth

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Apr. 26 , 2012

 

 

Los anuncios presidenciales de reforma tributaria no trajeron mayores novedades respecto a lo preanunciado en la semana.  Vamos primero al monto total: entre US$ 700 y US$ 1000 millones anuales adicionales de recaudación. Suena harto… pero es poco. En suma, aumenta la carga tributaria total de Chile desde aproximadamente el 20.0% al 20.3% del PIB. Como referencia, la carga tributaria total de Uruguay es 23%, la de USA es 27%, Canadá 32%, y la de Noruega mejor ni se la cuento no sea cosa que le dé un soponcio.

Se dijo que esta inyección de recursos  es la que resolverá los problemas de la educación. En la Fundación Educación 2020 hemos hecho bastantes esfuerzos por calcular en detalle el costo total de la reforma educativa. Hemos sumado la necesaria ampliación de cobertura y calidad en jardines infantiles (no mencionados hasta hoy), pre-Kinder y Kinder (sí mencionados), más las mejores remuneraciones asociadas a la carrera docente, retiros dignos para los profesores, la resolución de los problemas de la educación pública eliminando los aportes que muchos municipios deben hacer a la educación, la imprescindible disminución del porcentaje de horas lectivas de los profesores, y los todavía insuficientes recursos de la subvención preferencial (aun con los anuncios ya realizados).

Este ejercicio nos arroja una suma que en el mediano plazo asciende a US$3 a 4 mil millones de dólares por año según algunos criterios diferentes de cálculo. Esto NO incluye, repito, NO incluye los recursos necesarios y ya anunciados para la educación superior.

Pero lo que es verdaderamente ofensivo, en realidad intolerable, es el anuncio de deducciones del impuesto a la renta para pagar gastos privados en educación. Se ha repetido hasta la saciedad que esto beneficiará a 1.5 millones de contribuyentes “de la clase media” y esto es, simplemente, falso.

Veamos las cifras. Según datos de la operación renta 2011 del Servicio de Impuestos Internos, el número total de contribuyentes es 8.2 millones. De ellos, 6.6 millones tienen un ingreso tributario promedio inferior a $157 mil mensuales y no pagan impuesto. Otro millón tiene una renta tributaria promedio de $730.000 mensuales, y paga en promedio $11 mil mensuales de impuesto, aunque en realidad de este millón la mitad paga aproximadamente $5 mil mensuales.

Los verdaderos beneficiados por esta medida serán el remanente, es decir 542 mil contribuyentes, los más ricos de Chile, cuyo ingreso tributario va desde $1.4 millones  – que pagan $62 mil mensuales de impuesto –  hasta 21 mil contribuyentes que tienen un ingreso promedio de  $9.5 millones mensuales– y que posiblemente eluden otro tanto – que tributan $2.7 millones  por mes. Según la última CASEN, el 85% de los contribuyentes que pagan impuesto a la renta pertenece a los 3 deciles más ricos y por lo tanto el beneficio será mayoritariamente para ellos. ¿Es esa la “clase media”? Todos en Chile se creen de «clase media», e ignoran que la verdadera «clase media» de este desigual país, que por lo general no lee la prensa ni twittea, tiene un ingreso per capita de alrededor de $300 mil pesos. Esperaremos entonces ansiosos la “letra chica” de esta regresiva medida.

Peor aún, y poco conocido para la mayoría, ya existe un perverso incentivo tributario en esta materia. Copiaré aquí textualmente los interesantes consejos que da una reciente edición de Economía y Negocios de El Mercurio, llamada “Sepa cómo aprovechar los beneficios de las Cajas de Compensación”. Reza así:  “Un gran atractivo de este sistema es que desde el punto de vista tributario, este tipo de convenios ofrece beneficios tanto para las empresas como para los trabajadores…Pese a que este beneficio es transversal, toma mayor relevancia en personas con rentas más altas, donde el impuesto a la renta tiene mayor impacto… En educación esta alternativa también se vuelve bastante interesante, pues el afiliado puede reembolsar hasta $695.412 al año, por cada hijo que está cursando estudios escolares o superiores. En el caso de que el beneficio esté pactado en un convenio o contrato colectivo, el límite para hijos en la enseñanza universitaria o técnico superior se puede incrementar a $2.549.844″ ¿Habrá estado consciente de este asunto el Presidente cuando elaboró este “paquetito”?

La cosa se pone aún peor. En lo que a Chile le ha ido claramente mal —lo que explica en parte la crisis estudiantil de hoy— es en la segregación social del sistema educativo, expresada por el Índice de Duncan que publica la OECD cuando realiza la prueba PISA. Este índice (parecido al de Gini) no mide la dispersión de los resultados educativos, sino la segregación social entre las escuelas. Así, por ejemplo, en Noruega, el país que obtuvo los mejores resultados en el Índice de Duncan, prácticamente en cada escuela hay una muestra representativa de alumnos según la distribución de ingresos del país. En cambio, en los países con los peores Índices de Duncan del MUNDO, que son precisamente Chile y Perú, hay escuelas en las que sólo estudian hijos de muy ricos, otras en que estudian hijos de ricos, otras en las que sólo estudian hijos de clase media alta, otras para la clase media baja, y otras más en las que sólo estudian hijos de pobres: un verdadero apartheid educativo.

Las escuelas públicas, a las que generalmente asisten los alumnos más pobres, son mucho menos segregadas que las privadas sin fines de lucro. Las más segregadas socialmente son aquellas con fines de lucro y copago de los padres, las que muestran distribuciones de ingreso inter-escuela similares a las de Haití.

Por otro lado, hay claros incentivos “de mercado” para segregar alumnos y dejar a los de menor nivel socioeconómico, educativo y cultural —y a los más problemáticos o desaventajados— en las escuelas municipales, gratuitas y que no seleccionan. Tan solo anteayer visité dos escuelas rurales públicas de Melipilla con excelentes resultados del SIMCE, y las maestras – dignas de que se les erija una estatua – se quejaban de que las escuelas particulares de la región expulsan sistemáticamente a sus peores alumnos al llegar a 7º Básico, de modo que no se les “afee” el resultado del SIMCE de 8º Básico, y que les toca a ellas recibirlos y recuperarlos…. obviamente disminuyendo su propio SIMCE de 8º Básico.

En suma, el “modelito chileno”, que contempla la posibilidad de los padres de enviar a sus hijos a escuelas que exigen un cobro adicional de acuerdo con su estrato económico (mecanismo insólitamente consolidado por un gobierno de centro-izquierda y un Ministro de Educación que fue posteriormente candidato de la izquierda extraparlamentaria), ha profundizado la segregación social. Obviamente, ésta tiene muchas raíces históricas, barriales y culturales. La pregunta es si el sistema educativo las profundiza o las disminuye. Claramente, las profundiza.

Esta reforma tributaria las profundiza aun más, generando no sólo nefastos resultados educativos, sino que separando aun más a las ya separadas y mutuamente desconfiadas clases sociales de Chile. Con esta medida el Presidente Piñera está profundizando el apartheid educativo.

N. Chomsky: el objetivo de la educación, la des-educación…

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Noam Chomsky
Filosofia Costa-Rica
 
 
Noam Chomsky critica el actual sistema de enseñanza. Frente a la idea de que en nuestras escuelas se enseñan los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de enseñanza diseñado para formar profesores cuya dimensión intelectual quede devaluada y sea sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar sobre lo que se oculta tras las explicaciones y que, por ello mismo, fija estas explicaciones como las únicas posibles.
 
Transcripción realizada por Luis Rivas para Rebelión

El objetivo de la educación

Podemos preguntarnos cuál es el propósito de un Sistema Educativo y, por supuesto, hay marcadas diferencias en este tema. Hay la tradicional: una interpretación que proviene de la Ilustración, que sostiene que el objetivo más alto en la vida es investigar y crear, buscar la riqueza del pasado, tratar de interiorizar aquello que es significativo para uno, continuar la búsqueda para comprender más, a nuestra manera. Desde ese punto de vista, el propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. Es uno mismo el aprendiz que va a realizar logros durante la educación y, por lo tanto, depende de uno cuánto logremos dominar, adónde lleguemos, cómo usemos ese conocimiento, cómo logremos producir algo nuevo y excitante para nosotros mismos, y tal vez para otros.

Ese un concepto de educación. El otro concepto es, esencialmente, Adoctrinamiento; algunas personas tienen la idea de que, desde la infancia, los jóvenes tienen que ser colocados dentro de un marco de referencia en el que acatarán órdenes, aceptarán estructuras existentes sin cuestionar, etc. Y esto resulta, con frecuencia, bastante explícito. Por ejemplo: después del activismo de los años 60, había mucha preocupación en gran parte de la gente educada, porque los jóvenes se estaban volviendo demasiado libres e independientes, que el país se estaba llenando con demasiada democracia. Y de hecho hay un estudio importante que es llamado «La crisis de la democracia», que afirma que hay ciertas instituciones de los jóvenes -la frase es de ellos- que no están haciendo su trabajo adecuadamente; se refieren a escuelas, universidades, iglesias, que tienen que ser modificadas para que lleven a cabo, con más eficiencia, esa idea, que, de hecho, proviene de liberales internacionalistas, de gente altamente educada.

En efecto, desde esos tiempos se han tomado muchas medidas para tratar de orientar el sistema educativo hacia uno provisto de mayor control, más adoctrinamiento, más formación vocacional, con estudios tan costosos que endeudan a los estudiantes y los atrapan en una vida de conformismo.

Eso es exactamente lo contrario de lo que yo describo como una tradición proveniente de la Ilustración. Y hay una lucha constante entre estos dos enfoques, en las universidades y escuelas. En las escuelas ciertamente se les entrena o para pasar exámenes o bien para la investigación creativa, entendiendo esta ultima como dedicarse a intereses que son estimulados por los cursos en los que se profundiza por cuenta propia o en cooperación con otros. Esta lucha se extiende también al posgrado o a la investigación.

Son dos maneras ver el mundo. Cuando uno ve las instituciones de investigación, como esta en la que estamos [Nota de Transcripción: MIT], observa que a nivel de posgrado se sigue esencialmente la idea de la Ilustración. De hecho la Ciencia no podría progresar a menos que esté basada en la inculcación del impulso por el desafío, por el cuestionamiento de doctrinas o de la autoridad, a través de la búsqueda de alternativas o del uso de la imaginación, con el trabajo cooperativo que aquí, en esta institución, es constante. Y para verlo, solo se necesita caminar por los pasillos.

Esto es lo que, desde mi punto de vista, debe ser un sistema educativo desde la educación preescolar.

Pero hay estructuras poderosas en la sociedad que prefieren ver a la gente adoctrinada y formateada sin que hagan muchas preguntas, siendo obedientes, realizar la función que se les ha asignado y no tratar de sacudir los sistemas de poder y autoridad. Son opciones que tenemos que elegir

sin importar nuestra posición en el Sistema Educativo, como profesores, estudiantes, o gente externa que trata de ayudar a darle forma, en la manera que ellos creen que debe hacerse.

El impacto de la tecnología

Ha habido ciertamente un crecimiento muy sustancial en nuevas tecnologías: de comunicación, información (acceso e intercambio) o en la naturaleza de la cultura de la Sociedad. Pero debemos tener en cuenta que los cambios tecnológicos que están ocurriendo, a pesar de ser significativos, no tienen, ni de lejos, el mismo impacto que los avances tecnológicos de hace alrededor de un siglo. El cambio, si hablamos sólo de comunicación, de una máquina de escribir a una computadora o del teléfono al correo eléctronico es significativo, pero no se puede comparar con el cambio de barcos de vela al telégrafo: la reducción en eI tiempo de comunicación, por ejemplo entre Inglaterra y los Estados Unidos, fue extraordinaria comparada con los cambios que están ocurriendo ahora. Lo mismo ocurre con otros tipos de tecnología: algo tan sencillo como el agua corriente y el alcantarillado en las ciudades tuvo enormes consecuencias para la salud; mucho más que el descubrimiento de los antibióticos. Los cambios actuales son reales y significativos, pero debemos reconocer otros que ocurrieron y cuyos efectos fueron mucho más drásticos.

En cuanto a la tecnología en la educación, debe decirse que la tecnología es algo neutro. Es como un martillo: al martillo no le importa si lo usas para construir una casa o si un torturador lo usa para aplastarle el cráneo a alguien. El martillo puede hacer ambas cosas. Es lo mismo con la tecnología moderna. Por ejemplo: internet es extremadamente valiosa si se sabe lo que se está buscando; yo la uso todo el tiempo en mi investigación. Si se sabe lo que se está buscando, si se tiene una especie de marco de referencia, que nos dirige a temas particulares y nos permite dejar al margen muchos otros, entonces puede ser una herramienta muy valiosa. Por supuesto, uno debe estar siempre dispuesto a preguntarse si el marco de referencia es el correcto: tal vez algo que encontremos cuestionará la forma en que vemos las cosas. No se puede perseguir ningún tipo de investigación sin un marco de referencia relativamente claro que dirija la búsqueda y que ayude a seleccionar lo que es significativo y lo que no lo es, Io que hay de que dejar de lado, a lo que hay que darle seguimiento, lo que merece ser cuestionado o desarrollado.

No se puede esperar que alguien llegue a ser, por así decirlo, biólogo, nada más con darle acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y diciéndole: "léela". Eso no le sirve de nada, y el acceso a internet es lo mismo: si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada.

Entonces, detrás de cualquier uso significativo de la tecnología contemporánea, como internet, sistemas de comunicación, gráficos o lo que sea, a menos que detrás de ese uso haya un aparato conceptual bien dirigido, bien construído, es poco probable que este resulte útil, y hasta podría ser dañino. Si se toma un hecho incierto aquí y otro allá y alguien los refuerza, terminamos con un panorama que tiene algunas bases objetivas, pero nada que ver con la realidad. Hay que saber cómo evaluar e interpretar para entender.

Volviendo a la biología, la persona que gana el premio Nobel no es la que lee más artículos y toma más notas; es la persona que sabe qué buscar. Cultivar esa capacidad para buscar lo que es significativo y estar siempre dispuesto a cuestionar si estamos en el camino correcto, de eso es de lo que debe tratar la educación, ya sea usando computadores e internet o lápiz, papel y libros.

Costo o Inversión

La Educación es discutida en términos de si es una inversión que vale la pena, de si genera un gran capital humano que puede ser usado en el crecimento económico, y esa es una manera muy extraña, muy distorsionada, de cuestionarse el tema, opino. ¿Queremos tener una sociedad de individuos libres, creativos e independientes capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del pasado y contribuir a ellos? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PIB? No es necesariamente lo mismo.

Una educación como aquella de la que hablaban Bertrand Russell, John Dewey y otros, tiene un valor por sí misma. Independientemente del impacto que tenga en la sociedad tiene un valor, porque ayuda a crear seres humanos mejores. Después de todo a eso es a lo que debe servir un sistema educativo.

No obstante, si se quiere ver en términos de costo y beneficio, tomemos por ejemplo la nueva tecnología de la que hablábamos: ¿de dónde viene? Bueno, pues mucha de ella fue desarrollada exactamente donde estamos sentados [Nota de Transcripción: MIT]. En el piso de abajo había un gran laboratorio en los años 50, donde fui empleado de hecho, y donde había muchos científicos, ingenieros, gente con todo tipo de intereses, filósofos y otros, que desarrollaron el carácter básico y aún las herramientas básicas de la tecnología que es común hoy día. Las computadoras e internet estuvieron exclusivamente en el sector público durante décadas, financiadas en lugares como este, donde la gente exploraba nuevas posibilidades; muchas de ellas eran impensables y desconocidas en ese momento, algunas funcionaron, otras no, pero las que funcionaron fueron convertidas en herramientas que la gente puede usar.

Esa es la manera como el progreso científico tiene lugar. Es la manera en la que el progreso cultural tiene lugar, generalmente.

Los artistas clásicos, por ejemplo, son el producto de las habilidades tradicionales que se desarrollaron a lo largo del tiempo con maestros artistas, y a veces con su ayuda se crearon cosas maravillosas.

Todo eso no sale de la nada. Si no existe un sistema cultural y educativo activo, enfocado en la estimulación de la exploracion creativa, con independencia de pensamiento, con disposicion a cruzar fronteras para desafiar las creencias aceptadas… si no se tiene eso, no obtendremos la tecnología que lleva a obtener beneficios económicos. Beneficios, sin embargo, que no creo que sean el objetivo principal del enriquecimiento cultural y la educación.

Evaluación vs. Autonomía

Ha habido, en los últimos tiempos particularmente, una estructuración cada vez mayor de la educación, que comienza a temprana edad y contínúa luego, y que funciona a través de exámenes.

Pasar exámenes puede ser de alguna utilidad tanto para la persona que está pasando el examen -para comprobar cuánto sabe, lo que ha logrado, etc- como para que los instructores se den cuenta qué es lo que hay que cambiar, mejorar, en el desarrollo del curso. Pero más allá de eso no dicen mucho.

Lo sé por mi experiencia de años, he estado en comités de admisión a programas de posgrado avanzado, tal vez uno de los programas más avanzados del mundo, y sí, desde luego, ponemos atención a los resultados de exámenes, pero realmente no mucha. Una persona puede tener resultados magníficos en todos los exámenes y entender muy poco. Todos los que hemos pasado por escuelas, colegios, universidades, sabemos eso. Se puede estar inscrito en un curso que no nos interesa para el que existe el requerimiento de pasar un examen, y se estudia para el examen, se logra pasarlo con la mejor nota y, dos semanas más tarde, no nos acordamos de mucho. Estoy seguro que todos hemos tenido esa experiencia.

Los exámenes pueden ser una herramienta útil si contribuyen a los fines constructivos de la educación, pero si sólo se tratan de una serie de obstáculos que hay que superar pueden no tanto carecer de sentido como distraernos de lo que queremos hacer. De hecho veo esto frecuentemente cuando hablo con profesores: hace un par de semanas estaba yo hablando con un grupo que incluía profesores de escuela y había una profesora de 6º grado, es decir, con alumnos de 10 a 12 años, que vino a hablar conmigo luego y me dijo que en su clase una niña le contó que estaba realmente interesada en un tema: le pedía consejo para aprender más al respecto, pero la maestra se vio obligada a decirle que no podía hacer eso, porque la niña debía estudiar para un examen a nivel nacional que se acercaba y que eso iba a determinar su futuro; la profesora no lo dijo, pero también iba a determinar el de ella, es decir, eso influiría para que la contrataran de nuevo.

Ese sistema no es sino una preparación de los niños para pasar obstáculos, no para aprender, entender y explorar. Esa niña hubiera ganado mucho más si se le hubiera permitido explorar lo que le interesaba y tal vez no sacar una muy buena calificación en un examen de algo que no le interesaba.

Buenas calificaciones vienen por sí solas si el tema coincide con los intereses y preocupaciones del alumno. No digo que los exámenes deban eliminarse, pueden ser una herramienta educativa útil. Pero complementaria, algo que ayude a los estudiantes a mejorar por sí mismos, o para los instructores u otros que necesitemos saber acerca de lo que hacemos e indicarnos lo que debemos modificar.

Pasar exámenes no se puede ni comparar con buscar, investigar, dedicarse a temas que nos atraen y nos estimulan; esto último es mucho más práctico que pasar exámenes. Y, de hecho, si se nos da la oportunidad de este tipo de carrera educativa, el estudiante recordará lo que descubrió.

Un físico mundialmente famoso, aquí en el MIT daba, como muchos catedráticos, cursos a estudiantes nuevos. Un estudiante le preguntó qué temas se iban a cubrir durante el semestre y su respuesta fue: "No importa lo que se cubre, sino lo que se descubre". Y es correcto: la Enseñanza debe inspirar a los estudiantes a descubrir por sí mismos, a cuestionar cuando no estén de acuerdo, a buscar alternativas si creen que existen otas mejores, a revisar los grandes logros del pasado y aprenderlos porque les interesen.

Si la Enseñanza se hiciera así los estudiantes sacarían provecho de ello, y no sólo recordarían lo que estudiaron sino que lo utilizarían como una base para continuar aprendiendo por sí solos.

Una vez más: la educacion debe estar dirigida a ayudar a los estudiantes a que lleguen a un punto en que aprendan por sí mismos, porque eso es lo que van a hacer durante la vida, no sólo absorber información dada por alguien y repetirla.

Camila Vallejo: "Me gustan Evo Morales y Correa". Entrevista y aclaración posterior…

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ROCÍO MONTES ROJAS 15/01/2012

"Estoy cansada física y mentalmente. Siento una carga muy grande. La gente quiere que tenga respuesta para todo y tienen la expectativa de que voy a cambiar Chile, yo sola. En la calle me gritan: ‘¡Los apoyamos, no nos abandonen!’. Pero la responsabilidad, chucha, es de todos. Yo soy solo una joven de 23 años…".

Cuando Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling intenta volver a ser la veinteañera desconocida de hace un año, apaga su móvil destartalado y se traslada a una casa del Cajón del Maipo, una localidad en la precordillera, a unos 52 kilómetros de Santiago. Fue lo que hizo el 31 de diciembre junto a un pequeño grupo de amigos para pasar la Nochevieja. El Partido Comunista, donde milita desde los 19 años, ofreció al día siguiente el tradicional caldillo de congrio con el que festeja la llegada del Año Nuevo junto a la prensa. Pero la icónica dirigente universitaria, protagonista del movimiento estudiantil chileno, amante del rock clásico y la bossa nova, del hip-hop y la cumbia, no acudió a la celebración.

En diversos lugares del planeta la han descrito como la joven y bella revolucionaria que ha cambiado la topografía del debate político y social chileno en tan solo nueve meses. La estudiante de Geografía ha sido comparada con el Che Guevara y La Pasionaria. Ha recibido hasta treinta peticiones diarias de entrevistas. Un jubilado de la ciudad de Valparaíso se tatuó su rostro en el brazo. Un cantante alemán le compuso una canción que subió a YouTube. Pero, sin contabilizar la fama que la precede, y su belleza alabada por hombres y mujeres, Camila Vallejo parece ser una joven normal que se apasiona e indigna por los mismos motivos que la mayor parte de su generación.

La entrevista se realiza en la sede de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), de la que ella es vicepresidenta. Es una casona grande y antigua, ubicada en el centro de Santiago, donde en los años setenta funcionó el cuartel general de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía política de la dictadura de Pinochet. En el cuartel tenía su oficina Manuel Contreras, condenado a presidio perpetuo por crímenes de lesa humanidad. Camila Vallejo no recuerda nada de esos años. El 11 de marzo de 1990, el día que terminó el Gobierno de Pinochet, ella tenía un año y nueve meses.

Pregunta. ¿Qué le evoca la palabra dictadura si no la vivió?

Respuesta. La imagen que me he construido a partir de los relatos es la del temor constante. Dormir con ropa por el miedo a que te vinieran a buscar por la noche, los disparos en las poblaciones, las reuniones clandestinas. Finalmente, la generación que vivió a flor de piel ese periodo quedó traumatizada, producto de esa represión. Y por esta razón, ya llegada la democracia, comenzó a reinar el individualismo y la idea de que es mejor no meterse en política, porque no siempre las cosas terminan bien.

P. ¿Qué diferencia a su generación de la de sus padres?

R. Nuestra generación no tiene temor. Y por eso, a diferencia de nuestros padres, no nos cuesta denunciar que en Chile hay abuso, represión, que los empresarios están robando y que los políticos muchas veces son unos sinvergüenzas.

Chile ha cambiado bruscamente en los últimos meses. El descontento que la población acumulaba desde hace años ha tomado forma de protestas, huelgas y cacerolazos. Los jóvenes salieron a la calle para exigir educación pública gratuita y de calidad. El conflicto desbordó al Gobierno del presidente Sebastián Piñera. Fue perdiendo poco a poco popularidad, hasta llegar a un 23% a finales de 2011. El centro izquierda, que estuvo en La Moneda durante 20 años, quedó paralizado. Camila Vallejo se transformó en el principal rostro de la metamorfosis. Blindada por un grupo de guardaespaldas, la universitaria de ojos claros y piercing en la nariz encabezó cientos de marchas.

La indignación chilena no es fruto de una crisis económica. Este país crece a un ritmo del 6%. La pobreza pasó de un 45% a un 15% entre 1987 y 2009. Sin embargo, el 10% de los chilenos más ricos gana 27 veces más que el 10% más pobre, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). "Hay profundas inequidades sociales, poca democracia y un nivel intolerable de abusos", dice Camila Vallejo mientras revuelve lentamente una taza de café.

"Trabajamos muchas horas al día, somos esclavos de las deudas, nos estafan en las cuentas de luz y de agua y, como no tenemos tiempo para el ocio, tampoco reclamamos por las cosas que nos parecen justas. Hemos acumulado frustración y descontento. Todo eso fue lo que estalló en 2011. Chile despertó y nosotros estamos aquí para cuestionar, combatir y no seguir reproduciendo el sistema", explica.

P. Chile es uno de los pocos países del mundo donde no es legal el aborto terapéutico. ¿Cree que es justo que en el extranjero se le retrate como uno de los más conservadores de Latinoamérica?

R. Es contradictorio, porque si bien somos el país más neoliberal del mundo, en Chile existe mucho conservadurismo en los valores, tanto en la derecha como en el centro y la izquierda política.

P. ¿A qué se refiere?

R. Nos falta avanzar con respecto a los derechos de las minorías sexuales. Estoy de acuerdo con el aborto en varias circunstancias. Primero es necesario respetar la autodeterminación de la mujer, antes de traer al mundo a alguien que no va a ser compatible con la vida que quiere su madre. Hoy en día, las que tienen plata lo hacen y, finalmente, es una libertad que está condicionada a tu capacidad de pago. También estoy a favor de la despenalización de la marihuana, porque cuando se legaliza existe la posibilidad de controlar el narcotráfico.

De acuerdo con una encuesta reciente, el 39% de la población dice estar "muy indignada". Una de las teorías que se han levantado en este país para explicar el descontento es la irrupción de la clase media que dejó la pobreza en las últimas dos décadas. Los Gobiernos de la Concertación prometieron que la forma más eficiente de resolver los problemas de inequidad era a través de la educación. El modelo instalado en el Gobierno de Pinochet, sin embargo, no cambió sustancialmente y los resultados siguieron siendo mediocres y desiguales. La gente se hartó y estalló el conflicto social. La familia Vallejo Dowling pertenece a ese grupo.

"A mi edad mis padres eran pobres, supervivientes. Cuando se conocieron en el mundo del teatro tenían que vender empanadas para vivir. Militaban en el Partido Comunista, pero no eran dirigentes", relata la universitaria. Aunque ella ahora vive en un piso que arrienda en el centro de Santiago, fue criada en la comuna de La Florida en el sur de Santiago. Es una zona de clase media donde, sin embargo, hay chabolas que conviven con modernos centros comerciales y autopistas. Fue el escenario donde Camila Vallejo comenzó a "indignarse con la situación chilena". Y cuando entró a la Universidad de Chile, la pública más importante del país, comenzó a militar en el Partido Comunista.

P. A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, donde los comunistas están en el Congreso, durante la dictadura el partido tomó la vía armada.

R. El pueblo tiene derecho a combatir en masa la violencia estructural que existe en la sociedad. Y nosotros nunca hemos descartado la posibilidad de la vía armada, siempre y cuando estén las condiciones. Sin embargo, en este momento, ese camino está totalmente descartado, porque la tensión que hoy día existe es neoliberalismo versus democracia.

Aunque ella no lo reconozca, en ocasiones ha sido una militante algo indisciplinada. Tras la muerte de Kim Jong Il, por ejemplo, criticó públicamente la decisión de su partido de enviar condolencias formales al Gobierno de Corea del Norte.

P. Pero nunca ha hecho reproches a Cuba, donde estuvo en 2009 al conmemorarse los 50 años de la revolución.

R. No es comparable. Cuba no es el mejor modelo de democracia que uno pueda reconocer mundialmente, pero se han logrado muchos avances que en Chile, por ejemplo, no hemos logrado. Siempre hay sectores reaccionarios que porfiadamente defienden las libertades individuales sobre los derechos universales. Los chilenos resguardan la libertad de empresa sobre el derecho a la educación. De cualquier forma no creo que sea el momento de debatirlo, porque tampoco manejo muchos elementos.

Además de indignados, los chilenos no confían en sus instituciones. Una encuesta reciente revela que todas han perdido respaldo ciudadano: las Fuerzas Armadas, la Iglesia católica, los medios de comunicación, el Gobierno, las empresas privadas, la Justicia, el Congreso y los partidos políticos, que hoy por hoy son los más desprestigiados. Solo un 16% de los chilenos, de hecho, cree que la democracia en este país funciona bien.

P. Es la cuarta figura política mejor valorada en Chile y ya se señala que será candidata a diputada.

R. Esto no se resuelve con que yo sea candidata, da igual. El verdadero desafío es que debe haber gente dispuesta a cambiar la correlación de fuerzas en los espacios donde se toman las decisiones. Si no nos gusta cómo funcionan las cosas, tenemos que hacernos cargo. Debemos disputar el Parlamento para que sea realmente representativo y no esté ocupado por burócratas.

P. El 26 de enero estará en Berlín y el 2 de febrero llegará a Italia. ¿Qué piensa de Europa?

R. Pienso que el desarrollo de los países del Norte se produce gracias al subdesarrollo de los países del Sur. Europa, por una parte, y Latinoamérica, Asia y África, por otra. Siempre tiene que haber sitios saqueados para que otros disfruten del placer de los excesos. Los europeos fueron parte del proceso de colonización que arrasó con nuestros pueblos originarios. La aplastaron, masacraron, esclavizaron…

P. ¿Genocidio?

R. Es que es un hecho probado que hubo genocidio en Latinoamérica. Aquí se eliminó con la espada y con la cruz. Y también se explotó la naturaleza, nuestros recursos naturales. Y los siguen extrayendo como sanguijuelas. Las multinacionales, ¿de dónde vienen? De España, de Estados Unidos…

P. ¿Qué tipo de izquierda latinoamericana la identifica? ¿La de Dilma Rousseff, Hugo Chávez, Cristina Fernández o Fidel Castro?

R. De todas hay que sacar elementos, porque tienen sus particularidades según su desarrollo histórico y realidad política. Pero me gusta mucho lo que está haciendo Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y José Mujica en Uruguay.

P. ¿Haría campaña por una eventual reelección de la expresidenta chilena Michelle Bachelet, dado que el Partido Comunista podría hacer una alianza con la Concertación?

R. Jamás estaría dispuesta a hacer campaña por Bachelet ni a llamar a los jóvenes a votar por ella. Nadie me asegura que su programa sea representativo de las ideas que el movimiento estudiantil ha planteado. Y yo no recibo órdenes del partido. Todo pasa, finalmente, por una decisión personal. A mí nadie me va a obligar.

P. ¿Cómo va a evolucionar el movimiento estudiantil en Chile?

R. Este movimiento es el puntapié inicial de un proceso social por el cual seguiremos trabajando. Queremos conseguir reformas estructurales en el sistema educativo, pero también la construcción de un país con mayores derechos y garantías por parte del Estado. La extinción del movimiento estudiantil no es una posibilidad.

EL PAIS.COM

Aclaración a entrevista del diario El País

Por Camila Vallejo
 
Camila Vallejo

 
 

En la edición electrónica del diario español El País, con fecha 15 de Enero, fue publicada una entrevista que me realizó la cual ha sido replicada por diversos medios nacionales. Al respecto, me gustaría hacer un par de aclaraciones y reflexiones sobre algunos de los contenidos de ésta.

El formato de una parte de la entrevista da cuenta de cierto tono de dureza que no se condice con la intención de mis palabras. Pues para ser objetivos, a la fecha, los comunistas no hemos definido nuestro candidato presidencial y nuestra apuesta es que dicha decisión pase por todas las fuerzas políticas y sociales de oposición que están dispuestas a avanzar a un cambio profundo del modelo económico y político del país.

La candidatura que provenga del mundo e historia de la Concertación, cuenta con la justa deslegitimación por parte de un sector social mayoritario dada la profundización al modelo de desarrollo neoliberal a la cual se abocó esta coalición, apostando a la desmovilización y a la descomposición del tejido social.

Para nosotros, no es una opción viable dar un apoyo a las mismas ideas que administraron el sistema por 20 años.

Lo que hoy busca nuestro Partido y propone al conjunto de la sociedad chilena, es la conformación de un Gobierno de Nuevo tipo que represente fielmente los intereses del mundo social donde los ejes estarán en temas como la educación pública gratuita y de calidad, el fin al lucro, nueva Constitución, una nueva ley electoral y reforma al binominal, plebiscito, reforma tributaria y nacionalización del cobre y el agua, entre otros elementos que permitan avanzar hacia una sociedad donde se garanticen derechos sociales universales, se ensanche y profundice la democracia y se pueda convivir en mayor armonía con el medio ambiente.

En otras palabras, no habrá apoyo a candidatura alguna que no se comprometa con un programa serio, que refleje los cambios políticos y económicos que la sociedad chilena está demandando y que pasan por transformar el actual modelo.

El próximo candidato deberá representar fielmente las demandas que han emergido durante este periodo donde la ciudadanía ha despertado.

Nuestra propuesta es un Gobierno que sustente su gobernabilidad en un mundo social organizado y no en meros equilibrios parlamentarios. Y eso, junto con el carácter explícito anti-neoliberal, son aspectos que los comunistas impulsaremos a la hora de proponer una alternativa de Gobierno.

Finalmente, me gustaría poner énfasis en que los comunistas elegiremos nuestro candidato presidencial, de la misma manera en que tomamos nuestras decisiones: luego de un proceso intenso de discusión programática y de forma colectiva, donde cada integrante de nuestro Partido se hará partícipe del debate y la toma de dicha decisión.

De esta manera, específico, mi candidato presidencial será aquél que como colectividad acordemos con miras a un mayor bienestar social y a un gobierno de mayor justicia e igualdad social.

Demás está decir que, la discusión presidencial, es sumamente apresurada, dada las importantísimas responsabilidades que tiene el mundo social y las fuerzas de izquierda este 2012: proyectar las movilizaciones y las demandas que emergieron del despertar del 2011 y desplazar a la derecha de los municipios, apostando por darle un nuevo carácter a los gobierno locales, fomentando la participación ciudadana, mejorando el acceso a los derechos sociales, construyendo municipios modernos, cercanos a las necesidades de los vecinos y que fomenten la organización social.

Tratar de presionar a los dirigentes sociales, estudiantiles o a la ciudadanía en general a definir una postura en torno a una figura carente aún de contenido programático es inoportuno y un vicio por lo demás, de esta añeja forma de hacer política.

Radio Cooperativa.cl

Encuesta Adimark (Noviembre 2011): Piñera aumenta apoyo (de 31 a 35%) y demandas estudiantiles también (de 67 a 71%)…

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Evaluación de Gobierno Noviembre

Presidente Piñera aumenta su nivel de aprobación llegando a un 35%. Su desaprobación cae a 60%.

Puntos salientes encuesta noviembre 2011.

• Presidente Piñera aumenta su nivel de aprobación llegando a un 35%. Su desaprobación cae a 60%. El cambio con respecto al mes anterior resulta estadísticamente significativo.
• La aprobación del Gobierno también mejora y se posiciona en 33%.
•  En áreas de gestión, las áreas mejor evaluadas son Relaciones Internacionales (70%), Empleo (47%), y Economía (42%). Importante alza experimenta el área de  Salud (42%). Delincuencia (18%) se mantiene en el último lugar, como el área peor evaluada.
• Los ministros Allamand (Defensa) y Schmidt (Sernam) son los mejor evaluados de Gabinete, ambos con 79% de aprobación. Mañalich (Salud)  sube 9 puntos y llega a 52% de aprobación.
• Un 71% está de acuerdo con las demandas de los estudiantes, pero un 54% desaprueba la forma en que se están movilizando. (Ambas cifras sin cambio respecto al mes anterior).

Comentario

El mes de noviembre estuvo marcado por el conflicto estudiantil, que completa ya 7 meses de manifestaciones públicas y tomas de establecimientos educacionales. Sin embargo, en el mes recién terminado hubo menos manifestaciones que en los meses anteriores y parte de la discusión se trasladó al Congreso con motivo del trámite de aprobación del presupuesto. En este contexto, el presidente Piñera logra mejorar su nivel de aprobación al 35%  (desde 31% en octubre) y disminuir la desaprobación al 60% (63% en octubre). Con este resultado, el presidente logra un repunte de 8 puntos desde agosto pasado mes en que su aprobación alcanzó un mínimo de 27% en esta serie.

Las razones de esta mejora relativa son atribuibles a tres aspectos.  El primero, es que las negociaciones del conflicto estudiantil se trasladaron al congreso, bajo el marco de la discusión del presupuesto 2012, creándose expectativas de una eventual solución.  Junto a ello, en noviembre el movimiento estudiantil disminuyó su caudal de manifestaciones públicas.

Un segundo punto es el estado actual de la economía, la que parece ir mejorando en las apreciaciones. Progresivamente ha aumentado la aprobación del “Empleo” y de la “marcha de la economía”, esto a pesar del incierto panorama económico internacional.

El tercer punto para explicar la mejoría relativa de este mes, está centrado en Salud y en el cumplimiento de la promesa de campaña de la eliminación de las listas de esperas del Plan Auge. Esto se deduce de la significativa mejora que experimenta el ministro del área, Mañalich, 9 puntos en este mismo mes y la evaluación específica de esta área de gestión.

Por segmentos, se aprecia un repunte  del presidente entre las mujeres, segmento donde llega a 38% de aprobación (disminuye a 31% entre los hombres) y entre los adultos mayores, grupo en el que logra un 43% de aprobación (era 37% en octubre). Estos resultados probablemente deban asociarse a las políticas públicas recientemente aprobadas que, justamente, benefician a estos sectores (Extensión del postnatal y eliminación del 7% de salud para jubilados).

En regiones, la aprobación del mandatario también presenta una mejoría en desmedro de Santiago. Un 39% aprueba la gestión del presidente en regiones, mientras que en la región metropolitana se mantiene en 28%. La magnitud de la brecha es evidente.

Áreas de Gestión

Las “relaciones internacionales” se mantienen como la mejor evaluada con 70% de aprobación. Luego, como mejor evaluadas,  siguen dos áreas relacionadas a la actividad económica: El “empleo", que se ubica en segundo lugar con 47% de aprobación y con tendencia a mejorar (42% en octubre), seguido de la evaluación del manejo de “La Economía”,  con 46% de aprobación.

La mayor alza del mes se registra en la evaluación de “La Salud”, área que sube 13 puntos, llegando al 42% de aprobación. (En septiembre marcaba sólo 29% de aprobación) Este cambio, sin duda debe relacionarse  al anuncio de  término de las listas de esperas del plan AUGE, hecho anunciado por el Ministro Mañalich en este mes.

El área de gestión peor evaluada es el  “control de delincuencia” con sólo un 19% de aprobación, similar al resultado de octubre.

Evaluación Especial Conflicto Estudiantil

En su cuarto mes de medición, las posiciones frente al conflicto estudiantil no sufren mayores cambios  respecto a la medición del último mes: Una mayoría apoya el fondo de las demandas de los estudiantes, pero también una mayoría rechaza la forma como se están manifestando estas demandas.

En noviembre un 71% esta “de acuerdo” con las demandas que han presentado los estudiantes, un alza de 4 puntos respecto a octubre pasado.  Sin embargo,  un 54% desaprueba la forma como los estudiantes están manifestando estas demandas.

La aprobación a la forma como el gobierno ha manejado el conflicto estudiantil es ampliamente criticada. En noviembre, sin embargo,  se observa una leve  mejoría. Un 25% aprueba la forma en que el gobierno ha manejado el conflicto, 4 puntos más que en octubre. En tanto, la desaprobación de esta gestión se mantiene en un 71%.

Evaluación del Gabinete

En cuanto a niveles de aprobación, los ministros  Andrés Allamand y  Carolina Schmidt  se mantienen en el primer lugar de la lista, ambos con un 79% de aprobación.  Ellos   logran mantener estable en este mes sus positivas evaluaciones.  Continúan la lista los ministros Cruz-Coke con 74%, seguido por Golborne con 73% de aprobación.  La ministra Matthei alcanza en este mes el 70% de evaluaciones positivas.

En cuanto a cambios, mejora importante en noviembre logra el ministro Longueira con 63% de aprobación, subiendo 6 puntos respecto a octubre.   Joaquín Lavín salta nueve puntos y llega al 59% de aprobación.   Y por último el ministro Mañalich también salta 9 puntos (52% es ahora su evaluación positiva), después de anunciar el fin de las listas de espera Auge.

Evaluación de  Instituciones y Coaliciones Políticas.

La evaluación de la ciudadanía de las coaliciones políticas sigue sin mejorar. La desaprobación de la Concertación se mantiene en 72% (17% la aprueba). Por su parte,    un 60%  desaprueba a la Coalición por el Cambio, mientras un 29% la aprueba.  El trabajo del Senado y de la Cámara de diputados son  desaprobados por más del 60% de la población.

Chile y el movimiento social: cuando el neoliberalismo triunfante se agrieta…

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Franck Gaudichaud

Punto de vista internacional

Traducido por Rocio Gajardo Fica y revisado por Caty R.

El 22 de septiembre del 2011 con traje oscuro, corbata violeta y camisa celeste, el presidente Sebastián Piñera sube a la tribuna de la asamblea general de la ONU. El jefe del gobierno chileno y exitoso empresario multimillonario muestra una amplia sonrisa. En estos tiempos de crisis del capitalismo, él reivindica una economía floreciente, con una tasa de crecimiento de más de un 6% del PIB (principios de 2011). Durante su breve discurso ante los principales jefes de Estado del planeta insiste, también, en el conflicto social relacionado con la educación que atraviesa su país desde hace varios meses: “la carrera por el desarrollo y la batalla por el futuro, debemos ganarla en las aulas”, afirmaba.

Aseguró que su gobierno pretende “garantizar una educación para todos y una educación gratuita para todos los que la necesitan”. Y el hecho de que los jóvenes de Chile luchen valientemente incluso es una prueba de la buena salud de la democracia chilena, todos movilizados por “una noble causa, grande, bella que es la de dar una educación de calidad” al pueblo. Magia del verbo propia de un político… quién podría pensar que está escuchando al representante de una derecha dura, de regreso a la cabeza del Estado 20 años después del final de la dictadura militar (1989) y comprometida, a cualquier precio, en la continuidad de esta revolución capitalista impuesta a sangre y fuego sobre las cenizas de la Unidad Popular y el cadáver de Salvador Allende 1 . En lo más recóndito de los barrios populares, en el corazón de las innumerables marchas que agitan las ciudades del país, entre las decenas de colegios, liceos y universidades ocupadas, este discurso se recibe como una provocación más. El poder no comprende lo que subyace en la sociedad, o más bien intenta aparentar que no comprende. El día de esa intervención en la ONU, manifestaciones y coloridos desfiles mostraron a la Moneda 2 que el movimiento por una educación “gratuita pública y de calidad” no está muerto. En la tarde del 23 de septiembre Camila Vallejo, una de las dirigentes de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) subrayaba, con un cierto dejo de ironía, que el discurso del presidente estaba lleno de “contradicción, incoherencia e inconsistencia”, en el mismo momento en que Piñera se negaba a cualquier negociación seria y seguía desplegando todo un arsenal represivo 3 .

Un movimiento social por la educación de una amplitud histórica

Desde la primera marcha de los estudiantes universitarios y alumnos de educación secundaria, el 28 de abril de este año, las acciones colectivas no se han debilitado, más bien lo contrario 4 . Durante todo el mes de mayo, las expresiones del movimiento se han ido amplificando. El 12 de mayo en Valparaíso, mientras el presidente de la República presentaba, como todos los años, su balance anual ante la nación, decenas de miles de personas expresaban su rabia. Progresivamente, el descontento se amplifica y la popularidad de los indignados chilenos aumenta. El 30 de junio son 300.000 en las calles y 500.000 el 9 de agosto; jóvenes, viejos, clase media y capas populares, todos juntos. Uno de los puntos culminantes de esta escalada es la huelga nacional de los días 23 y 24 de octubre, convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y más de 80 organizaciones sindicales, protesta convocada contra las deplorables condiciones de trabajo, pero al mismo tiempo en apoyo de los estudiantes movilizados. Los repertorios de acciones colectivas utilizados han sido múltiples y a menudo muy originales. Además de las estrategias de intervención callejera tradicionales, el aspecto festivo y creativo es central en la contestación de la juventud: carnaval, maratón de besos, bailes y canciones originales, humor satírico, acciones espectáculo 5 . Pero encontramos también los instrumentos de protesta más clásicos: huelgas en las universidades, principalmente públicas, con apoyo del profesorado, multiplicación de las “tomas”, e incluso huelgas de hambre, llevadas a cabo por jóvenes estudiantes, que de esta forma buscan mostrar al mundo su determinación. Estamos frente a toda una generación que parece a contracorriente, que está alimentando la más importante lucha social desde las enormes jornadas de protesta de 1983 y 1984: una generación que no conoció la dictadura y que nació bajo los auspicios de la democratización neoliberal pactada.

Los estudiantes siempre han sido grandes protagonistas del movimiento social. Podemos remontarnos a los tiempos de los “actores secundarios” que se enfrentaron al régimen militar 6 . Las protestas actuales están indiscutiblemente conectadas a las experiencias adquiridas en 2011 (mochilazo) y a la llamada “rebelión de los pingüinos” de 2006. Esta última, de una gran fuerza, hizo temblar al gobierno de la socialista Bachelet y agrietó los cimientos del consenso político 7 . Los que se rebelan en 2011 son en parte los movilizados de 2006, y aprendieron el costo de las negociaciones sin futuro, la importancia del control de los voceros en las asambleas y la fuerza de la autogestión.

Pero, ¿por qué protestan estos estudiantes? Los problemas son numerosos, las reivindicaciones están claras: educación gratuita, pública y de calidad. “En la enseñanza secundaria, los estudiantes de liceos y colegios, quieren que sus establecimientos vuelvan a estar bajo control estatal, subraya un investigador. Desde la transferencia a control municipal en 1990, al final de la dictadura, la educación pública secundaria no ha dejado de declinar, en directo beneficio de los establecimientos privados y subvencionados. En la educación superior, el financiamiento de los estudios es particularmente problemático. Las universidades, públicas y privadas exigen el pago de una mensualidad cercana a los 300 euros 8 . De esta forma, la mayoría de los estudiantes deben recurrir a créditos para financiar sus estudios, sin saber con certeza si podrán reembolsarlos una vez integrados al mercado del trabajo (…) A lo que se suma que, a pesar de la existencia de una ley, aprobada durante la dictadura, que estipula que las universidades son instituciones sin fines de lucro, la gran mayoría ha puesto en marcha todo un entramado que les permite recabar las cuantiosas ganancias generadas” 9 . Herencia envenenada, posteriormente gestionada fielmente por la Concertación, coalición de socialistas y demócrata cristianos que gobernó al país desde 1990 hasta 2010 sin interrupción. Hasta el golpe de Estado de 1973, la educación pública chilena era conocida por su calidad y gratuidad. Actualmente menos del 25% del sistema educativo está financiado por el Estado, el resto lo asumen las familias de los estudiantes: el 70% de los estudiantes tiene que endeudarse y el 65% de ellos interrumpe sus estudios por razones financieras. Por cierto, el Estado chileno sólo dedica el 4,4% del producto interior bruto (PIB) a la educación, bien lejos del 7% recomendado por la UNESCO1 0 . De hecho, encontramos la misma lógica en todos los campos sociales: salud, jubilaciones, transportes, medios de comunicación, etc.

La Concertación puede regocijarse del récord de impopularidad de Sebastián Piñera (sólo un 22% de aprobación). Según las encuestas más del 75% de la población apoya las reivindicaciones estudiantiles, manifestándose en los barrios a través de enormes conciertos de cacerolas (los llamados caceroleos), y paralelamente rechaza los 20 años de gestión socio-liberal, que no hizo sino reforzar el modelo económico. El mea culpa del presidente del partido Socialista, Osvaldo Andrade, reconociendo que “durante los 20 años de los gobiernos de la Concertación nosotros también, en muchas ocasiones, fuimos parte activa de esta política abusiva” no cambia mucho la situación.

Falsas negociaciones, juego de crédulos y criminalización de las luchas

En la derecha son numerosos los parlamentarios que se inquietan por la crisis de gobernabilidad. En el mes de julio Joaquín Lavín, el Ministro de Educación, también empresario de educación y dirigente de la Unión Demócrata Independiente (UDI1 1 ) se vio obligado a dimitir. La turbación de las clases dominantes se refleja en las editoriales del periódico El Mercurio y en los artículos de intelectuales que hasta ahora se proclamaban liberales, incluso progresistas. Frente al regreso del espectro de la lucha de clases estos describen, como el historiador Alfredo Jocelyn-Holt, su “inasible malestar” y no vacilan en descalificar de manera violenta las acciones de protesta1 2 .

La rebelión estudiantil devela igualmente la verdadera cara de la «nueva derecha» gubernamental, que no había llegado al gobierno a través de las urnas desde 19561 3 . Durante semanas la única respuesta del ejecutivo fue la represión, con el apoyo de toda la maquinaria mediática. El «pinochetismo» aún se muestra a toda vela. El portavoz del gobierno Andrés Chadwick, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, designado por Pinochet en 1978, y el alcalde de la comuna de Santiago Pablo Zalaquett (UDI), hicieron declaraciones en las que afirmaban que los estudiantes no eran los dueños de La Alameda ( principal avenida de Santiago). Incluso este último sugirió la intervención de las fuerzas armadas para impedir las manifestaciones del 11 de septiembre, día de conmemoración del golpe de Estado. Otro ejemplo, misma cantinela: Cristián Labbé, alcalde de Providencia, comuna de la ciudad de Santiago, y ex miembro de la policía secreta de la dictadura, anunció que cerraría los liceos ocupados y planteó anular el año escolar con el objetivo de castigar a los movilizados. La represión por parte de los carabineros es permanente. Los heridos se cuentan por cientos y son miles los arrestados, incluso debemos lamentar la muerte de Manuel Gutiérrez, de 14 años, asesinado a tiros por la policía. En este contexto, una pequeña parte de los estudiantes ha escogido la autodefensa. En cada manifestación se produce una batalla campal, a pesar de las protestas de los organizadores, con barricadas, pedradas y cócteles molotov lanzados contra los carros blindados, gases lacrimógenos, armas de fuego y policía a caballo. Varios dirigentes del movimiento han sido amenazados, incluso de muerte, como es el caso de Camila Vallejos.

Frente a la potencia de une revuelta que no pierde fuerza, el 3 de septiembre el gobierno se vio obligado, finalmente, a hacer como si negociase, apostando al desgaste y las divisiones del movimiento. La revista A l’Encontre traza la cronología de este juego de crédulos. «Los dirigentes estudiantiles han hecho saber claramente que todas las proposiciones se someterían a la decisión de las asambleas que representan de manera efectiva a sus bases. De esta forma, con fecha de 8 de septiembre, la Confech anunciaba las condiciones para continuar las negociaciones. Estas son, de forma resumida, cuatro: 1° aplazar la fecha fijada por el ministerio para la renovación de las becas y créditos, instrumento de chantaje económico utilizado contra los estudiantes y uno de los instrumentos utilizados por el poder. 2° suspender el proceso de puesta a punto de las leyes que conciernen a la educación, leyes que el Parlamento debe presentar al ejecutivo. 3° las discusiones deben ser transparentes , lo que implica que se filmen, con el fin de que los ciudadanos puedan conocer las posiciones respectivas de los diversos actores de este conflicto. 4° la negociación debe apuntar a la cuestión central, es decir, la educación pública, gratuita, de calidad, democrática y sin lucro. El 15 de septiembre, el ministro de Educación, Felipe Bulnes, recusa dos condiciones: el no aplazamiento de la fecha del 7 de octubre para el cierre del semestre y rechaza la interrupción del procedimiento de puesta a punto de una ley sobre la educación. En cuanto a la publicidad de las negociaciones, Bulnes se limita a indicar que el proceso verbal de las discusiones se pondrá a disposición del público. El 15 de septiembre, el vicepresidente de la Confech, Francisco Figueroa, anuncia el rechazo a las proposiciones del ministro y señala que está prevista una movilización nacional para el 22 de septiembre. El 19 de septiembre el presidente Sebastián Piñera anuncia en la televisión pública que «70.000 estudiantes secundarios han perdido el año por haber paralizado las clases desde hace 4 meses. Una verdadera provocación»1 4 . A pesar de todo, la movilización del 22 de septiembre logró reunir a casi 180.000 participantes. Y una semana después, 150.000 manifestantes desfilaban nuevamente. Este escenario de movilizaciones-crimiminalización-negocaciones en falso, se mantiene desde principios de octubre. Y cada vez, la capacidad de réplica de los estudiantes es impresionante y aclamada por varios sectores del movimiento social, comenzando por el Colegio de Profesores.

Una nueva estructura de oportunidades políticas para la transformación social

Según el PNUD, si bien en Chile se ha logrado disminuir la pobreza el país sigue figurando entre los más desiguales del planeta. Luego de la estrategia de shock impuesta por la dictadura (1973-1990) la sociedad chilena se vio sometida a los tormentos de una transición pactada. Durante los últimos 20 años de «democracia autoritaria» la sociedad, fragmentada y atomizada, parecía haber integrado en sus genes este modelo y sus instituciones: a pesar de las reformas, la Constitución de 1980 que consagra la teoría neoliberal del «rol subsidiario del Estado» sigue vigente. El parlamento está amarrado por un sistema electoral, llamado binominal, que asegura el reparto casi perfecto del poder entre la Concertación y la derecha. Paralelamente, el sector judicial, el mediático y el económico son bastiones del ultraliberalismo o de los conservadores.

De esta forma, algunos pensadores críticos d escriben la construcción de un neoliberalismo triunfante (Juan Carlos Gómez) o de un neoliberalismo maduro (Rafael Agacino) de larga duración, ampliamente estabilizado, entre otras cosas a través de los mecanismos de consumo a crédito, de una sociedad de espectáculo bajo el control de un duopolio mediático y gracias a la exclusión de las clases populares del espacio de participación política, de la polis . Una casta de profesionales pasa tranquilamente de la administración del Estado a la gestión de las empresas, todas vinculadas de una forma u otra a un puñado de familias (Matte, Luksic, Angellini o Paulman). Este orden social no excluye las explosiones sociales, pero torna bien complicado su potencial emancipador1 5 . Sin embargo, como afirma el historiador Sergio Grez, es posible afirmar que el año 2011 quedará grabado como «el despertar de los movimientos sociales luego de más de dos decenios de letargo»1 6 . Si retomamos la sociología de las políticas de conflicto, no hay duda de que gracias a las movilizaciones se ha abierto una estructura de oportunidad política aprovechada por una nueva generación, que de un conflicto en el campo de la educación ha logrado constituirse, en el curso de un brusco cambio de escala, en un actor ineludible de la escena política nacional1 7 . ¿Cuáles son los factores que explican este salto cualitativo y cuantitativo? Podemos citar la situación económica de los estudiantes, durante un periodo de crecimiento profundamente desigual, donde el culto al éxito individual está en contradicción permanente con las condiciones de vida cotidiana de las grandes mayorias1 8 . Más ampliamente la crisis de legitimidad del conjunto del sistema político juega plenamente, alimentada por las provocaciones del gobierno. Algunos de los principales dirigentes estudiantiles están, cierto, vinculados a organizaciones partidistas, como Camila Vallejo, figura altamente mediatizada y militante del partido comunista, o incluso Giorgio Jackson, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica y militante de la Concertación. De hecho, sectores disidentes de la Confech, en especial en provincias y organizaciones de alumnos de enseñanza secundaria, así como las franjas libertarias o trotskistas del movimiento, critican la voluntad del PC y de la Concertación de orientar el movimiento hacia una salida institucional. Pero globalmente la referencia a la horizontalidad, al rechazo de la instrumentalización y la importancia de las decisiones tomadas en asamblea, explican la duración y la dinámica autónoma de estas luchas.

Y un último elemento esencial: la convergencia de diferentes revueltas en la superficie lisa de un modelo de acumulación que hasta hoy parecía «triunfante». De hecho, la coyuntura actual se inscribe en un flujo más largo. Se ha ido produciendo una acumulación molecular de conflictos parciales y dispersos, con una aceleración desde 2006-20071 8 . Recordemos las movilizaciones de los trabajadores, que se dan en un contexto de extrema precariedad y flexibilizacion1 9 y con una CUT en parte cooptada por la Concertación. Recordemos también las luchas de los trabajadores del cobre, en particular los subcontratados (trabajadores de las empresas subcontratistas), quienes en el 2007 realizaron huelgas muy duras. En 2010, la dirección del trabajo reconoció la pérdida de 333.000 días de trabajo por motivos de huelgas en el sector privado, es decir un aumento de un 192% con respecto a 2000. En el sector público la magistratura, los trabajadores de la salud y los profesores se movilizan regularmente. También es el caso de los militantes que luchan contra las discriminaciones y por el derecho a la diversidad sexual (LGTB).

El ciclo de protestas tomó una dimensión insólita en febrero 2010 con el levantamiento de toda una región, la provincia austral de Magallanes, contra el alza del precio del gas natural. El gobierno tuvo que retroceder. Las recientes acciones de organizaciones ecologistas igualmente han logrado poner en jaque a la derecha. Fue el caso en agosto 2010, en Punta de Choros, contra el proyecto de construcción de una central termoeléctrica. Recientemente, el megaproyecto Hidroaysén, en la Patagonia chilena, logró que salieran a las calles más de 30.000 personas. Hay que mencionar también las luchas urbanas por la vivienda y el «derecho a la ciudad». Y, obviamente, la indomable resistencia del pueblo mapuche que en 2010 llegó a niveles récord, notablemente luego de la huelga de hambre de varios presos politicos2 0 .

Uno de los desafíos para el movimiento social es lograr una «desectorización», más amplia aún, que permita articular todas las resistencias. Esta confluencia mostró su potencial durante las protestas del 21 de mayo. Progresivamente se ha ido imponiendo la comprensión de que la obtención de la gratuidad de la educación significa atacar frontalmente al capitalismo educativo. Los jóvenes saben que se enfrentan a los principios fundadores de la dictadura. Uno de sus eslóganes es: «y va caer, y va a caer la educación de Pinochet». Ahora la cuestión es la construcción de alternativas radicales y no sólo reformas de la herencia autoritaria2 1 .

Bifurcaciones intempestivas y alternativas en marcha: ¿hacia una asamblea constituyente?

Bajo el impacto de esta movilización histórica, la sociedad chilena se ha «repolitizado» bruscamente, ha vuelto a ocupar la polis desierta al mismo tiempo que ocupaba las plazas publicas, las avenidas, los distintos espacios de educación . Se trata de una bifurcación intempestiva (una formula de Daniel Bensaid), que va a marcar los años venideros, «cuestionando las certezas, los valores, las normas, las instituciones y las maneras de hacer las cosas que parecían haber adquirido características “naturales” para millones de ciudadanas y ciudadanos sometidos a la hegemonía ideológica del neoliberalismo»2 2 . Hoy en día, las cuestiones que emergen en las discusiones asamblearias y en los desfiles son la forma de cambiar la Constitución, la imperiosa necesidad de una asamblea constituyente, la urgencia de un plebiscito sobre la educación o la renacionalización del cobre2 3 . La necesidad de abrir puertas y ventanas a una democratización real se hace presente. Por supuesto que el objetivo sigue siendo difícil de alcanzar, ya que no hay que subestimar las capacidades del gobierno para mantener el control. El movimiento está al borde del agotamiento luego de 5 meses de lucha y la represión es intensa. El final del año escolar se acerca y en el momento en que escribimos estas líneas no se atisba ningún avance concreto en el horizonte.

¿Cómo obtener, en lo inmediato, la gratuidad de la educación frente a la oligarquía en el poder? ¿Cómo imponer un proceso constituyente “por abajo”, democrático, con participación de los movimientos sociales, como el que se pudo construir recientemente en Bolivia, para derribar las instituciones del pinochetismo? Esto significa, en primer lugar, la construcción de una formidable relación de fuerza, que todavía no es concreta, pero está en vías de construcción. La ausencia significativa de luchas masivas de los trabajadores y las vacilaciones del movimiento sindical pesan enormemente. Ya que un vuelco en las relaciones de clase pasará necesariamente por una intervención consciente y decidida del movimiento obrero en el sentido amplio del término. Sin esto, los estudiantes están huérfanos de un motor esencial de la transformación social. Por otra parte, la agenda electoral e institucional puede revelarse como un arma de doble filo: las elecciones municipales en 2012 y las presidenciales y parlamentarias en 2013 van a empujar a las formaciones políticas a “surfear” sobre la ola de propulsión del movimiento estudiantil, a menudo para intentar canalizar, pero también -en la derecha- para movilizar al electorado conservador.

El desafío para la juventud movilizada, en este nuevo ciclo, es arrancar a corto plazo reformas estructurales sobre la base de sus propias reivindicaciones (como la gratuidad) preparando a la vez las próximas acciones a favor de una asamblea constituyente con los otros sectores en lucha. Los proyectos de ley del gobierno no responden en ningún caso a las problemáticas que atañen a la calidad, la municipalización y la mercantilización de la educación primaria, secundaria y universitaria. Es importante evitar un final de movilización desmoralizador y por lo tanto es importante trazar perspectivas. A mediano plazo, la cuestión planteada es la construcción de una alternativa política que todavía no existe en el país2 4 . Si la horizontalidad, las experiencias locales y territoriales, la práctica autogestionaria son fuerzas vitales que deben cultivarse, éstas no reemplazan la indispensable edificación colectiva de un instrumento político, totalmente independiente de la Concertación y de sus satélites. Una herramienta capaz de federar las resistencias dispersas y las clases populares movilizadas en torno a un proyecto anticapitalista, latinoamericanista y ecosocialista coherente.

¿El camino todavía parece largo?, es cierto. Pero la dinámica en curso acaba de trazar horizontes de posibilidades que hace 6 meses parecían insospechadas en Chile. En la vieja Europa, los indignados de varios países inventan y experimentan contra la austeridad y la arrogancia de los poderosos. Mientras la mercantilización de la educación está en curso en toda la Unión Europea, el ejemplo chileno puede dar argumentos a las y los que se oponen. En el mundo árabe los procesos revolucionarios intentan profundizar sus conquistas. La juventud que se ha rebelado también responde indirectamente a este eco lejano. Y sobre todo, el “largo mayo chileno” (en referencia al mayo 68 francés) se entronca con las rebeliones populares que recorren desde hace diez años América Latina. Hoy en día los estudiantes de Argentina, México y Colombia siguen el ejemplo de las movilizaciones de Santiago. Por fin parece que Chile ha encontrado el impulso de cambios de los pueblos hermanos que se encuentran al otro lado de los Andes.

Fuentes:

http://puntodevistainternacional.org/

http://orta.dynalias.org/inprecor/home

Autor:

Franck Gaudichaud es profesor en Estudios latino-americanos en la Universidad Stendhal-Grenoble 3 (Francia) y copresidente de la Asociación France Amérique Latine (www.franceameriquelatine.org). Participa en el colectivo editorial del sitio www.rebelion.org y de la revista ContreTemps (http://www.contretemps.eu/).

Contacto : franck.gaudichaud@u-grenoble3.fr

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Notas

1 Para continuar este análisis sobre revolución capitalista y neoconservadora : Manuel Gárate , La “Révolution économique” au Chili. A la recherche de l’utopie néoconservatrice 1973-2003 , Tesis doctoral de Historia y Civilización, EHESS, Paris, 2010 (en línea : http://tel.archives-ouvertes.fr).

2 Palacio de gobierno situado en Santiago.

3 "El discurso de Piñera en la ONU y el movimiento estudiantil", Elmostrador.cl , 23 de septiembre de 2011.

4 Para un análisis múltiple del movimiento remitimos a los artículos que hemos reunido con Mario Amorós en el dossier Lecciones de la rebelión estudiantil (www.rebelion.org/apartado.php?id=411).

5 Ver por ejemplo, el "thriller de la educación" que parodia un clásico de Mickael Jackson: www.youtube.com/watch?v=tR12Vi6BvrI&feature=related

6 Ver el documental de Pachi Bustos, Jorge Leiva, Marcela Betancourt y René Varas: Actores secundarios, (80 min, 2004).

7 Ver el documental de Simón Bergman: La Rebelión de los Pingüinos, (23 min, 2007).

8 el salario mínimo en Chile es de 280 euros mensuales.

9 A. Maillet, "Les indignés chiliens", Opalc.org , 17 agosto 2011.

1 0 V. De La Fuente, "Terminar (verdaderamente) con la era Pinochet", www.lemondediplomatique.cl/Articulo-de-Victor-Hugo-de-la.html, 24 agosto 2011.

1 1 Partido político de extrema derecha, cercano al Opus Dei, primera fuerza política del Parlamento y en el gobierno actual.

1 2 Ver la respuesta de S. Grez en: "¿Inasible malestar?", The Clinic, N°413, Santiago, 29 de septiembre de 2011.

1 3 Ver : F. Gaudichaud, "Botella nuevas, vino viejo", Le Monde Diplomatique, mai 2011, www.rebelion.org/noticia.php?id=129587 y "Estrategia del Shock y regredo de los Chicago boys", Viento Sur, Paris, julio de 2010, www.rebelion.org/noticia.php?id=106567.

1 4 http://alencontre.org/ameriques/amelat/chili/chili-laube-nouvelle-des-mouvements-sociaux-et-la-mobilisation-du-22-septembre.html.

1 5 JC. Gómez Leyton, " Protesta social y política en una sociedad neoliberal triunfante", Observatorio Social de América Latina, año VII, N° 20, CLACSO, Argentina, 2006.

1 6 S. Grez, "Un nuevo amanecer de los movimientos sociales en Chile", The Clinic , Nº 409, Santiago, 1 de septiembre de 2011 .

1 7 C. Tilly et S. Tarrow, Politique(s) du conflit. De la grève à la révolution , Presses de SciencesPo, París, 2008.

1 8 E. Barozet, "De la démobilisation au réinvestissement local. Mouvements sociaux locaux et territoires au Chili", Cahiers des Amériques latines , N° 66, 2011 y C. Pulgar, " La revolución en el Chile del 2011 y el movimiento social por la educación", www.le monde diplomatique.cl , septiembre 2011.

1 9 El código del trabajo actual es una herencia de la dictadura. Sólo el 5,9% de los trabajadores (2009) están bajo el régimen de un contrato colectivo.

2 0 Consultar los artículos que hemos reunido con Mario Amorós en el dossier Pueblo Mapuche : www.rebelion.org/apartado.php?id=152.

2 1 R. Agacino, "Anticipando el futuro", Rebelion.org , 1 septiembre 2011 y J. Massardo, "La significación histórica del movimiento estudiantil", Rebelion.org , 25 agosto 2011.

2 2 S. Grez, "Un nuevo amanecer de los movimientos sociales en Chile", Op. Cit . Ver también : P. Mouterde, "En plein hiver chilien : les promesses d’un printemps social et politique", Alainet.org , 29 agosto 2011.

2 3 Chile posee las mayores reservas de cobre mundiales, este recurso esta hoy en día mayoritariamente en manos de concesiones extranjeras. Ver el sitio del Comité por la defensa y la recuperación del Cobre, www.defensadelcobre.cl .

2 4 "La alternativa ausente", Editorial de la revista Punto Final , Nº 743, 30 septiembre 2011. www.puntofinal.cl/742/editorial743.php

Movimiento estudiantil y crisis política en Chile: Sergio Grez y Jocelyn-Holt…

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EDUCA-MERC

¿Inasible malestar? Jocelyn-Holt o el desconcierto y terror de la casta oligárquica chilena

Viernes, 30 de Septiembre de 2011 07:47 Sergio Grez*
 

En su columna de opinión estipendiada por una de las cabezas del duopolio de la prensa escrita nacional, el ensayista y opinólogo Alfredo Jocelyn-Holt ha develado una vez más el fondo de su pensamiento sobre los movimientos sociales que desde hace varios meses han comenzado a cambiar la fisonomía del país (“Ese inasible malestar”, La Tercera, Santiago, 17.09.2011).

Tomando como ejemplo ciertas frases mañosamente entresacadas de declaraciones de Camila Vallejo, de un plenario de la CONFECH y de un reciente artículo de mi autoría (“Un nuevo amanecer de los movimientos sociales en Chile”, The Clinic, N°409, Santiago 01.09.2011), Jocelyn-H se centra en algunas metáforas que hacen alusión a la guerra para dar a entender el carácter prolongado y estratégico de determinados conflictos sociales (como la lucha por la Educación Pública), a fin de descalificar y tratar de “delirantes” algunas de nuestras propuestas. Particular irritación le provocan las proposiciones de renacionalización del cobre, convocatoria a una Asamblea Constituyente y refundación de la República de manera de superar la soberanía delegada y esencialmente nominal que ha imperado durante dos siglos en Chile, sustituyéndola por la soberanía efectiva de los pueblos que viven en este Estado-nación.

Su texto no merecería mayor atención si no fuera porque hay un trasfondo de peso: revela el sentir profundo de la clase dominante chilena, con la cual pretende identificarse Jocelyn-H. Durante estos últimos meses hemos asistido a numerosos berrinches histéricos como el suyo protagonizados por políticos de derecha, opinólogos, panelistas y periodistas de ciertos medios de prensa, especialmente de TV, que al igual que el personaje que nos distrae, no logran entender las causas, la profundidad ni los alcances del movimiento por la Educación Pública ni de otros movimientos sociales que han hecho eclosión durante el presente año. Desde Lavín a Zalaquett, pasando por Carlos Larraín, Sabat, Labbé y Jocelyn-H., la misma reacción, el mismo sentimiento de clase ha inspirado la reprobación de los movimientos sociales, en particular, el protagonizado por los estudiantes. Ninguno de estos y otros prohombres de la clase que dirige Chile desde la fundación de la República, comprende las causas profundas del malestar social.

Para ellos este es “inasible”. No entienden, porque no quieren, no les conviene ni pueden entender que la mayoría de la población esté harta de la desigualdad social extrema (una de las mayores del planeta); de los bajos sueldos; de las diferencias de hasta 70, 80 o más veces en el ingreso de familias que viven en una misma ciudad; de los abusos patronales contra los trabajadores y los consumidores; de pagar servicios de salud y de educación mediocres a tarifas que se encuentran entre las más caras del mundo. Tampoco comprenden las causas de fondo de la violencia social ni el malestar de los pueblos originarios y su creciente rebelión contra la opresión del Estado-nación República de Chile y de la clase dominante que se ha beneficiado de esa situación. Menos aún logran explicarse que un sector cada vez más creciente de la población manifieste un deseo de empoderamiento para exigir lo más básico y esencial en cualquier régimen político que se presente como democrático: que el pueblo sea el titular efectivo de la soberanía. Algo que nunca ha ocurrido en la historia de Chile. De allí entonces el reclamo de una Asamblea Constituyente, que Jocelyn-H considera “delirante”. Los privilegios de clase se defienden (basta recorrer rápidamente nuestra historia para darse cuenta), y el primero y más primordial de ellos –el del poder Constituyente- se defiende a como dé lugar.

Locura-delirio. Así califican siempre los dueños del poder las propuestas y proyectos de quienes osan cuestionar su dominación. Recordemos que el célebre reaccionario Joseph de Maistre, enemigo acérrimo de la Revolución Francesa (a la que consideraba como un hecho satánico y radicalmente malo), del liberalismo y de todo aquello que oliera a democracia y derechos del pueblo, sostenía que: “Una asamblea cualquiera de hombres no puede constituir una nación. Una empresa de ese género merece alcanzar un lugar entre las locuras más memorables”. La coincidencia de Jocelyn-H con este pensamiento ultra conservador es perfecta.

Pero hay más en el texto del opinólogo de marras.

Sin enunciar prueba alguna, sostiene que los militantes de la “izquierda dura” (que en su devaneo parece identificar con el Partido Comunista), “se atrincheraron en las universidades públicas, dejadas a su suerte, decaídas, sin pluralismo interno (académicos de derecha y de centro han emigrado), con autoridades quesillo [sic] cooptables, obsesas con cuestiones de plata. Esperaron, agitaron. […] Llegamos al año 2011, cosecharon y aquí estamos. No son ningunos genios”.

Se podrían hacer muchos comentarios sobre estas líneas repletas de falsedades, insultos, descalificaciones e incoherencias intelectuales y personales de su autor. Anunciemos solo algunas.

¿Qué entiende por “izquierda dura”? ¿Solo a aquel sector que siempre estuvo dispuesto a servir de “salvavidas” en las segundas vueltas electorales a la decadente Concertación? Su “análisis” hiede a un pasado en el cual la dicotomía Concertación/Derecha tradicional ordenaba casi todo el juego político. Sus sosas críticas a la Concertación formuladas en los últimos párrafos apuntan a cuestiones secundarias y, por sobre todo, a la incapacidad de esa coalición de mantener lo que a él más le preocupa: la gobernabilidad, para que nada esencial cambie. Pero la porfiada realidad (la rebelión estudiantil y el despertar de otros movimientos sociales) terminó imponiéndose y la laboriosa arquitectura política de la transición controlada se fracturó definitivamente. Mientras el acuerdo hegemónico funcionaba, Jocelyn-H podía posar de crítico y de “liberal-progresista”, llegando incluso a encantar a algunos intelectuales de izquierda impresionados por este enfant terrible de la bourgeoisie. Pero cuando “las papas comienzan a quemar”, caen las máscaras y el señorito Jocelyn-H hace gala impúdicamente de la histeria que recorre la clase dirigente. No es la primera vez que lo vemos mutarse radicalmente y de seguro, no será la última (para mayores precisiones, buscar en Internet: “Un nuevo número de transformismo: Jocelyn-Holt y el movimiento popular”).

Sigamos con sus dichos. ¿Cuáles son las universidades públicas, decaídas, sin pluralismo? ¿Tal vez se trata de la Universidad de Talca o de la Universidad de Santiago de Chile por las cuales él pasó dejando un triste recuerdo? ¿O tal vez se refiere a la Universidad de Chile, que lo ha acogido y soportado a pesar de sus continuos ataques en contra de la misma institución y de sus autoridades? ¿No es esta la mejor prueba del pluralismo en la Casa de Bello? ¿Y a qué “autoridades quesillo cooptables” se refiere? Al Rector de la Universidad de Chile, sin duda, cuya renuncia viene pidiendo públicamente (La Tercera, Santiago, 06.08.2011). Pero, muy probablemente también está aludiendo a las autoridades de las Facultades de Ciencias Jurídicas y de Filosofía y Humanidades donde se desempeña sin sufrir la más mínima presión o censura por sus destempladas expresiones. Cabe preguntarse, ¿cómo compatibiliza esos juicios con su permanencia en la Universidad de Chile o en cualquier otra “decaída” universidad pública? ¿Por qué no emigra hacia una “exitosa” universidad privada con fines de lucro? Pero tal empresa es igualmente azarosa, a juzgar por lo que le ocurrió hace algunos años en la Universidad Diego Portales, donde protagonizó hechos muy similares a los vividos en la Universidad de Talca y en la USACH. Evidentemente, la coherencia entre el pensar, el decir y el hacer no es una de las características de este comediante de la farándula intelectual.

Al comienzo de este artículo decía que la opinión de Jocelyn-H solo merece atención en la medida que refleja el sentimiento profundo de los sectores más reaccionarios de la sociedad chilena. A pesar de su pretensión de ser el “Pepe Grillo” de la clase dominante, técnicamente podría sostenerse que estamos más bien ante un particular tipo de lumpen en el sentido que Marx le da a este término, cuando se refiere al lumpen-Wolle, que alude no a la chusma (Gesindel), sino a la gente “cursi”. También eran y son parte del lumpen “los aventureros de la burguesía” (El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte), como es el caso de este personaje. Su ataque, tanto a los movimientos sociales actuales, como a los proyectos y propuestas de la ciudadanía crítica que comienzan a despuntar en Chile no es más que el patético arrebato de una casta oligárquica, con su coro de servidores y lumpen-Wolle, que al ver cuestionada su hegemonía -aunque sea en pequeña medida- hace uso de todas las armas para defender sus rancios privilegios. Como en la fábula, los niños y jóvenes han dicho la verdad: “¡El rey está desnudo!”.

 

Académico de la Universidad de Chile, coordinador del Doctorado en Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades.

 

Publicado en The Clinic, N°413, Santiago, 29 de septiembre de 2011
 
(El autor y la revista autorizan su difusión)

Ese inasible malestar

No es clara la relación entre la radicalización de los jóvenes y ese otro sentir colectivo, no inducido, del malestar.

 

por Alfredo Jocelyn-Holt – 17/09/2011 – 04:00/LA TERCERA

 

"ESTA es una guerra de cuatro años, y si somos jóvenes comprometidos nos vamos a tener que levantar nuevamente el próximo año, si es que tenemos una derrota". Este comentario de Camila Vallejo del 10 de septiembre, ¿cómo lo interpretamos: como advertencia (no pierden), como provocación (no transan)? En el acta del plenario de la Confech realizado en la Universidad de Concepción hace un mes, el representante de la UTEM aparece llamando a "cambiar la lógica de las movilizaciones: marchar por los sectores donde viven los acomodados (cuicos, etc.)", esto definitivamente una bravata. A su vez, Sergio Grez, ex director del Museo Vicuña Mackenna (1997-2010), refiriéndose al movimiento estudiantil sostiene que "ellos son y seguirán siendo el elemento decisivo, como es la infantería en la guerra, considerada tradicionalmente como la ‘reina de las batallas’". Reina en sentido bélico ajedrecístico.

Podría consignar decenas de declaraciones de igual calibre, las hay diarias, que si bien confirman hasta qué punto las tácticas de trinchera y barricada han estado primando, no queda claro qué relación guarda esta radicalización y empoderamiento de los jóvenes con ese otro sentir, también colectivo, inasible,  no inducido, el del malestar. Porque no son lo mismo, y si se les confunde, bueno, hablemos mejor cuando impongan sus términos; según Grez: asamblea constituyente, refundación de la República, "soberanía efectiva de los pueblos", nacionalización del cobre y lo que discurran: son delirantes.

El malestar con el modelo consensual político, económico, y social, a su vez, viene siendo diagnosticado desde, a lo menos, 1997, de antes de confirmarse la crisis económica, desde la derrota de la Concertación en las parlamentarias. De hecho, fuimos muchos que, a diez años del plebiscito, advertimos que si no se producían cambios urgentes, podrían producirse reventones sociales. El entorno del candidato y luego presidente Lagos conocía perfectamente ese diagnóstico (vid. Sergio Marras, Chile, ese inasible malestar, 2001).

¿Qué pasó? Por de pronto, Lagos casi no llegó a La Moneda, y si llegó fue gracias al PC, al igual que Bachelet. Su evidente viraje a la derecha, fruto del temor a la derecha UDI y a la izquierda extraconcertacionista, los llevó a afincarse en un centrismo inmóvil y a sofocar cualquier crítica. Se castigó a la generación de los 80, se insistió en un sesgo tecnócrata, y a los críticos independientes se nos acalló duramente. A lo sumo, compensaron algo a la izquierda populista, fomentando un discurso antielitario; Bachelet en eso más coqueta que Lagos.

Con todo, la izquierda dura jugó la carta de la paciencia; sabían que a la hora de los quiubos (segundas vueltas) la Concertación dependía de ellos. Se atrincheraron en las universidades públicas, dejadas a su suerte, decaídas, sin pluralismo interno (académicos de derecha y centro han emigrado), con autoridades quesillo cooptables, obsesas con cuestiones de plata. Esperaron, agitaron. El pingüinazo marcó pauta: educación = grito y plata. A Frei se le quitó piso, fue torpe, y se apostó a que un gobierno de Piñera, de derecha, le fuera peor, pudiendo volverse inmanejable la situación para La Moneda. Llegamos al año 2011, cosecharon y aquí estamos. No son ningunos genios.

Noam Chomsky e intelectuales apoyan a estudiantes chilenos…

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Veinticinco académicos, críticos literarios, filósofos, médicos, de nacionalidad argentina, estadounidense, mexicana, brasileña y chilena, a través de un escrito, apoyaron las movilizaciones estudiantiles por una educación de calidad, expresando que “los alumnos reclaman con razón”.

En el comunicado sostuvieron que “un grupo de 34 estudiantes chilenos de enseñanza secundaria comenzaron hace dos semanas una huelga de hambre para llamar la atención de la sociedad chilena sobre su demanda por un fortalecimiento del papel del Estado en la educación pública, un clamor que es compartido por sus profesores y por la mayoría de la población, de acuerdo a distintos sondeos de opinión”.

“Los estudiantes reclaman con razón el progresivo deterioro de la educación pública, dentro de un sistema que favorece la educación privada, muchas veces sostenida por el propio Estado, en una educación excluyente y convertida muchas veces en una mercancía”, dijeron en el escrito.

Agregaron que “resulta difícil de entender además que los estudiantes universitarios y sus familias sean el soporte económico de las universidades públicas, en un aberrante sistema de autofinanciamiento”.

“Intentamos llamar la atención de la comunidad chilena e internacional sobre el sacrificio de este grupo de adolescentes que ya sostienen un ayuno por dos semanas, con el único propósito de alcanzar una educación de calidad y sin costo económico, para el conjunto de la sociedad chilena”, dijeron.

Firman los académicos estadounidenses Noam Chomsky y Norman Finkelstein; el documentalista de la misma nacionalidad, Adam Shapiro, el brasileño Adriano Martins, sociólogo; Tilda Rabi, periodista argentina; los chilenos, Camilo Marks, crítico literario; Sergio Grez, historiador; Patricio Manns, músico y escritor; Alejandra Lastra, ex oficial Acnur; Roberto Manríquez, periodista; Cristina Quezada, licenciada en Historia.

También los mexicanos, doctora Margarita Peña, Premio Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Filosofía y Letras (México); Ifigenia Martínez ex directora Facultad de Economía, Unam; Tatiana Sule facultad de Filosofía y Letras Unam (México), doctor Julio Boltvitnik, Colegio de México, doctor Alejandro Nadal, Colegio de México, doctor Axel Dddriksson, ex secretario de Educación Gobierno del Distrito Federal; Elena Poniatowska, escritora y Juan Villoro, escritor, entre otros.

Chile: Revolución anti-neoliberal social/estudiantil

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Manifiesto de Historiadores

Las calles, plazas y puentes de todas las ciudades a lo largo de Chile se han transformado en las arterias donde fluyen y circulan miles de estudiantes y ciudadanos, entonando y gritando las demandas por cambios estructurales en la educación los que, a su vez, exigen cambios sustanciales en el paradigma económico, en el carácter y rol del Estado y en su conjunto, en el pacto social constitucional del país. Desde hace meses las movilizaciones no han cesado, recuperándose y adaptándose algunas consignas de antaño, cantándose nuevas que apuntan críticamente al corazón del modelo social y económico financiero neoliberal actual: el mercado, el crédito, el endeudamiento, el lucro, la inequidad social y educativa. Y si bien inicialmente parecía que se hubieran abierto, al fin, las Alamedas, marcando la llegada de la hora histórica anunciada por el discurso final de Allende, el desarrollo de los acontecimientos con el recrudecimiento de la represión policial, las amenazas y amedrentamiento a los/as dirigentes estudiantiles por parte de adherentes oficialistas y la actuación provocativa de policías encapuchados infiltrados de civil, nos recuerdan que estamos en un régimen político dirigido por la derecha chilena, heredera de las prácticas de la dictadura militar y verdadera fundadora del régimen neo-liberal que busca resguardar. Y mientras los jóvenes copan el cuerpo de Chile y la represión enfurece, suenan los cacerolazos del apoyo ciudadano, recordando el tiempo de las protestas. Si no ha llegado aún el tiempo de las alamedas, ha brotado con fuerza la voluntad de poder de la nueva generación para presionar sobre ellas hasta lograr su verdadera Apertura histórica.
 
 
* * *
 
 
Los que realizamos el oficio de historiar nos preguntamos acerca del carácter de este movimiento y del significado de su irrupción histórica. ¿Se trata de una fase más del movimiento estudiantil post-dictadura? ¿Corresponden sus demandas a reivindicaciones básicamente sectoriales? ¿Cuál es la forma de hacer política de este movimiento? ¿Qué relación tiene este movimiento con la historia de Chile y su fractura provocada por el golpe armado de 1973? ¿Cómo se articula este movimiento con el camino y orientación de la historicidad secular de Chile? ¿Qué memoria social y política ciudadana ha activado la irrupción callejera y discursiva estudiantil? Si bien es arriesgado responder a estas preguntas cuando se trata de un movimiento en marcha, los que aquí firmamos lo hacemos como una necesidad de aportar desde la trinchera de nuestro oficio, con la plena convicción de que estamos ante un acontecimiento nacional que exige nuestro pronunciamiento, sumándonos a tantos otros que se han realizado y se realizan cotidianamente desde distintos frentes institucionales, gremiales y civiles.

 

1. Consideramos, en primer lugar, que estamos ante un movimiento de carácter revolucionario anti-neoliberal. Las demandas del movimiento estudiantil emergen desde la situación específica de la estructura educativa del país, basada en el principio de la desigualdad social; una transformación a esta estructura –como bien lo dicen los gritos callejeros- exige un cambio sistémico en el modelo neo-liberal, que hace del principio de desigualdad (fundado en la mercantilización de todos los factores y en la consiguiente capacidad de compra de cada cual) la clave ordenadora de las relaciones sociales y del pacto social. Correspondiente con este principio de ordenamiento, la figura política del Estado neo-liberal se perfila como un aparato mediador, neutralizador y garante, a través de sus propias políticas sociales, de dicho principio des-igualitario; estructura económico-política sustentada en la escritura de una carta constitucional legitimadora de dicho principio. No es de extrañar, así, que el movimiento estudiantil actual encuentre un tan amplio respaldo ciudadano: en la categoría dicotómica de “deudores” respecto de un grupo legalmente abusivo y corrupto de “acreedores”, se encuentra la mayoría de los chilenos que grita y cacerolea su apoyo a los estudiantes: porque los estudiantes no son solo “estudiantes” sino que son ellos mismos en tanto deudores. Porque no sólo los estudiantes viven en el principio de la desigualdad, sino la mayoría social chilena actual lo sufre en carne propia. Lo social particular y lo social general se auto-pertenecen y se auto-identifican mutuamente en una unidad que se construye y se concientiza sobre la marcha. Así, el movimiento estudiantil, aparentemente sectorial, constituye un “movimiento social” que, al tocar el nervio estructurante del sistema, irradia e identifica a la sociedad civil ampliada, reproduciendo socialmente la fuerza de manifestación de su poder, descongelando el miedo y aglutinando los discursos y las prácticas fragmentadas. Es decir, el movimiento estudiantil actual tiene un carácter radical en cuanto busca revertir el principio neoliberal de la desigualdad que construye la sociedad actual, por el principio de la igualdad social (basado en un sistema de “derechos sociales ciudadanos”), promesa irrenunciable de la modernidad, a pesar de cualquier post/modernidad; principio que, desde la esfera educativa chilena, se propaga como fragancia de nueva primavera a todas las esferas de la sociedad.

2. Este movimiento ha comenzado a recuperar lo político para la sociedad civil, poniendo en cuestionamiento la lógica de la política intramuros, y con ello el modelo de seudo-democracia y legalidad que no ha cortado el cordón umbilical con la dictadura. Se trata de una política deliberativa en el más amplio sentido de la palabra, que trasciende los esquemas partidarios (a pesar de las militancias personales de algunos dirigentes). El movimiento muestra cómo, a través de la orgánica de las bases movilizadas, con el apoyo de las redes comunicacionales (“política en red”), se ejerce el poder de las masas en el escenario público, presionando por la transformación de las estructuras. Este hecho está replanteando los fundamentos del cambio social histórico, cuestionando las modalidades verticalistas y representativas, propias de la premisa moderna, propiciando activamente formas de democracia directa y descentralizada. Por otra parte, respecto de la relación del movimiento con el sistema político y el gobierno actualmente imperante, este movimiento corresponde a un nuevo momento de su trayectoria histórica posdictadura, en el cual la vinculación con la institucionalidad se realiza básicamente desde la calle, no habiendo entrado a la negociación institucional dada al interior de los recintos gubernamentales. Desde esta perspectiva, lo nuevo de este movimiento es la “política abierta” o “política en la calle” que, al mismo tiempo que permite mantener el control del territorio propio de la sociedad civil, difunde y transparenta su discurso, su texto y sus prácticas a plena intemperie, ante toda la ciudadanía. La política clásica de los gobiernos concertacionistas de “invitación al diálogo” se ha vuelto una trampa ineficaz, manteniendo el movimiento social actual la fuerza de sus propias prácticas de poder. Así, las movilizaciones estudiantiles y sociales que hoy se desarrollan a partir de las demandas por la educación, no sólo ciudadanizan lo educativo y lo sitúan como base fundamental del proyecto de sociedad, sino que dan cuenta de la crisis del sistema político, cuestionando y transgrediendo la “democracia de los acuerdos”, consagrada como principal herramienta para neutralizar y postergar las demandas sociales. Esta nueva política encuentra su expresión manifiesta en un tipo de protesta social que rompe los marcos impuestos tanto por la cultura del terror de la dictadura, como la del “bien mayor” de la transición. A través de una incansable apropiación del espacio público y, en general, a través de prácticas corporales de no-violencia activa, el movimiento ha generado múltiples acciones culturales en un lenguaje rico, plástico, inclusivo y audaz que interpela el cerco de la represión policial y de los medios que criminalizan la protesta.

3. Si bien este movimiento corresponde a un momento nuevo de la política y de la historia social posdictadura, este sólo puede comprenderse desde la perspectiva más amplia de la historicidad siglo xx en Chile. En el curso de ésta, la equidad educacional junto a las limitaciones legales impuestas al capitalismo anárquico, habían alcanzado una maduración estructural en los años ‘60 y ‘70, siendo este proceso abortado con el golpe del ’73 en su fase de plena consolidación. El movimiento social estudiantil actual es expresión de la voluntad y del acto de recuperación de esa hebra rota de nuestra historicidad. Es la irrupción del brote de la semilla que fue pisada y soterrada por la bota dictatorial y el neoliberalismo. Es el renacimiento, en la nueva generación, del sueño y voluntad de sus padres de fundar una sociedad basada en la democracia, la justicia social y los derechos humanos fundamentales, de los que la educación es uno de sus campos más fértiles. En efecto, el pacto social educativo alcanzado en los ’60 y ’70 fue el fruto de una larga lucha dada por muchas generaciones desde mediados del s. xix. Proceso y lucha que consistió básicamente en la voluntad política progresiva de arrancar los niños proletarizados en el mercado laboral, para escolarizarlos, como una vía hacia una sociedad más equitativa y como un camino de emancipación social y cultural. Este trayecto histórico, que involucró a toda la sociedad, alcanzó a producir semillas que fructificaron en las décadas del ’60 y ’70 cuando el Estado y la sociedad civil hicieron del pacto social educativo uno de sus más caros proyectos de construcción de nueva sociedad democrática. Es ese proceso el que hoy irrumpe nuevamente en el discurso y en la práctica del movimiento estudiantil. Se trata de una generación que no acepta volver a ser objeto de mercado al que deban proletarizarse sin mas, ya por la vía del endeudamiento o de una educación de mala calidad. Lo que está en juego y que hoy se encarna en este movimiento, es el “proyecto y pacto social educativo republicano/democrático” chileno, como principio ético-político de igualdad social. Aquí radica la densidad histórica de este movimiento, produciendo, a su paso, una irrupción de memoria histórica en el seno de la ciudadanía: la memoria de los padres y abuelos que marchan y cacerolean su apoyo a la nueva generación que está recogiendo y tejiendo a su modo la hebra de nuestra historicidad. Así, en su triple carácter dado por su alcance revolucionario anti-neoliberal, por la recuperación de la política para la sociedad civil y por su conexión con la historicidad profunda del movimiento popular de Chile contemporáneo, el actual movimiento ciudadano que los estudiantes de nuestro país aparecen encabezando con fuerza, decisión y clara vocación de poder, recoge y reinstala las dimensiones más consistentes que la frustrada transición chilena a la democracia sacrificó.

* * *

A través de estas breves reflexiones este grupo de historiadores/as chilenas, con el apoyo de mucho/as, saludamos al movimiento estudiantil y adherimos a las reivindicaciones estructurales que ellos han instalado sobre la política chilena. Saludamos y nos sumamos a las demandas de Asamblea Constituyente. Al mismo tiempo, invitamos a no ver a este movimiento actuando en la sola coyuntura de este gobierno de derecha, sino a tomar conciencia de que este es un momento de un proceso histórico ya en marcha, cuyo principal fruto sin duda será dejar instalada definitivamente la demanda de las reformas estructurales al neoliberalismo, como irrenunciable voluntad de poder de la ciudadanía y como agenda indispensable de los proyectos políticos inmediatos y porvenir.

agosto del 2011

Comité Iniciativa:

Karen Alfaro Monsalve
Fabián Almonacid Zapata
Pablo Artaza Barrios
Mario Garcés Durán
Sergio Grez Toso
M. Angélica Illanes Oliva
Alexis Meza Sánchez
Ricardo Molina Verdejo
Julio Pinto Vallejos
Gabriel Salazar Vergara
Verónica Valdivia Ortiz de Zárate

Historiadores/as, Profesores/as y Estudiantes de Historia:

– Mario Valdés Vera, Magíster en Historia, académico Universidad de Concepción
– Pablo Aravena Núñez, Historiador y Magíster en Filosofía, académico Universidad
de Valparaíso/Universidad Viña del Mar
– Margarita Iglesias Saldaña, Historiadora, Directora de Relaciones Internacionales
Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile
– Pablo Pozzi, Doctor en Historia, Profesor Titular Plenario, Universidad de Buenos
Aires
Francisco Zapata, Doctor en Sociología, académico Colegio de México
– Juan Carlos Gómez Leyton, Posdoctorado en Estudios Latinoamericanos UNAM,
Director Doctorado en Procesos Sociales y Políticos en América Latina Universidad
ARCIS.
– Jorge Pinto Rodríguez, Dr. en Historia, académico de la Universidad de La
Frontera, Temuco.
– José del Pozo, Historiador, académico del Departamento de Historia, UQAM
(Université du Québec à Montréal), Canada
– Lessie Jo Frazier, académica Indiana University
– Alison Bruey, Historiadora, académica University of North Florida
– Alberto Díaz Araya, Etnohistoriador, Doctor y Magíster en Antropología, Jefe de
Carrera Pedagogía en Historia y Geografía de la Universidad de Tarapacá.
– Patrick Puigmal, Doctor en Historia, Director del Magister en Ciencias Humanas,
mención en Historia y Director del Programa de Estudios y Documentación en
Ciencias Humanas, Universidad de Los Lagos.
– José Luis Martínez Cereceda, académico Universidad de Chile.
– Rubén Kotler, Historiador, Universidad Nacional de Tucumán – Argentina
– Mario Ayala, Profesor Cátedra de Problemas Latinoamericanos Contemporáneos,
Departamento de Historia, Universidad de Buenos Aires.
– Miguel Caro Ramos, Profesor de Historia y Geografía, Director Departamento de
Educación Universidad ARCIS
– Cecilia Hernández Sandoval, Profesora de Historia y Geografía, académica de
la Universidad del Bío-Bío, Chillán.
– Iñaki Moulián Jara, Profesor, Universidad Austral de Chile
– Sebastián Leiva Flores, Magíster en Historia, académico Universidad ARCIS –
USACH
– Nelson Castro Flores, Doctor © en Historia, Jefe de Carrera de Historia,
Universidad Viña del Mar y académico de la Universidad de Valparaíso.
– César Leyton Robinson, Doctor © en Historia, Universidad de Chile.
– Myriam Olguín Tenorio, Historiadora, ECO Comunicaciones, académica de la
Universidad Raúl Silva Henríquez.
– Carmen Gloria Bravo, Doctora en Historia, académica de la Universidad de
Santiago de Chile.
– Daniel Palma Alvarado, Doctor en Historia, Coordinador Magíster en Historia y
Ciencias Sociales Universidad ARCIS
– Graciela Sapriza. Historiadora y docente Centro de Estudios Interdisciplinarios
Uruguayos, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de
la República – Uruguay.
– Robinson Silva Hidalgo, Doctorando en Historia de América, Universidad de
Barcelona
– Rolando Álvarez Vallejos, Doctor en Historia, académico Universidad de Santiago
Ximena Valdés Subercaseaux, Doctora en Estudios Americanos, académica
Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Directora CEDEM.
– Enrique Fernández Darraz, Historiador y Doctor en Sociología, académico
Universidad Alberto Hurtado.
– Carlos Sandoval Ambiado, Doctor en Historia, académico Universidad de Los
Lagos, sede Santiago.
– Ulises Cárcamo Sirguiado, académico Universidad de Chile.
– Alberto Harambour Ross, Historiador, académico Universidad Diego Portales
– Álvaro Ramis Olivos, Doctorando en Ética y Democracia, Universidad de Valencia-
España.
– Giovanni Díaz Villouta, Profesor de Historia y Geografía, Miembro Taller de
Ciencias Sociales “Luis Vitale”
– Ricardo Vargas Morales, Magister en Historia.
– José Luis Cifuentes Toledo, Profesor de Historia y Geografía, miembro Taller de
Ciencias Sociales, Luis Vitale Cometa.
– Alicia Salomone, Historiadora, Directora Departamento de Literatura, Universidad
de Chile.
– Jorge Benítez González, Magíster en Historia y Ciencias Sociales, Coordinador
Académico Escuela de Historia y Ciencias Sociales, Universidad ARCIS.
Jaime Massardo, Doctor en Historia, académico de la Universidad de Valparaíso.
– Manuel Loyola Tapia, Doctor Historia, Director Edición Universitaria.
– Horacio Gutiérrez, Doctor en Historia, Universidad de Sao Paulo, Brasil.
– Patricio Herrera González, Magíster en Historia, Centro de Estudios Históricos, El
Colegio de Michoacán, Zamora, México.
– Luis Corvalán Márquez, Doctor en Estudios Americanos, académico del Instituto de
Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso y de la Universidad de
Santiago de Chile.
– Ángela Vergara, profesora asociada del Departamento de Historia, California State
University, Los Ángeles, California, Estados Unidos.
Cristina Moyano Barahona, Doctora en Historia, académica del Departamento de
Historia, Universidad de Santiago de Chile.
– Sergio Astorga, académico Universidad Nacional de Cuyo – Argentina
– Fabio Gabriel Nigra, académico Universidad de Buenos Aires
– Omar Turra Díaz, Doctor en Educación, Jefe de Carrera Pedagogía en Historia y
Geografía de la Universidad de Concepción
– Paula Raposo Quintana, Profesora de Estado en Historia y Geografía, Universidad
Academia de Humanismo Cristiano
– Milton Godoy Orellana, Doctor en Historia, académico Universidad Academia de
Humanismo Cristiano.
– Augusto Salinas, académico Universidad Academia de Humanismo Cristiano –
Programa de Investigaciones e Intervenciones Territoriales, Núcleo de
Investigaciones en Educación Geográfica.
– Cindy Corrales Valencia, Profesora de Estado en Filosofía y Licenciada en
Educación USACH, Colectivo Diatriba.
– Miguel Silva, Historiador.
– Carlos Gutiérrez Palacios, Licenciado en Historia y Magíster en Ciencias Militares,
Coordinador Instituto de Estudios MAIZ.
– Carlos Ruiz Rodríguez, Profesor universitario – investigador Universidad de
Santiago de Chile.
– María Soledad Jiménez Morales, Profesora de Historia, Geografía y Educación
Cívica, académica de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
– Wladimir Urriola González, Profesor de Historia, Saint Gaspar College, Santiago.
– Iván Ljubetic Vargas, Historiador, Centro de Extensión Luis Emilio Recabarren.
– Fabián Cabaluz, Profesor de Historia y Geografía y Ciencias Sociales, UMCE,
Colectivo Diatriba.
– Felipe Cabaluz Rodríguez, Profesor de Historia y Geografía – Magíster (c) en
Historia de América Latina, Colectivo Diatriba.
– Roberto Berrios, Profesor de Historia, Gografía y Ciencias Sociales, UMCE,
Colectivo Diatriba.
– Rene Olivares, Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, UMCE,
Colectivo Diatriba
– Mauricio Saraos, Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, UMCE,
Colectivo Diatriba
– Cristian Olivares Gatica, Estudiante Pedagogía en Historia y Geografia UMCE,
Colectivo Diatriba
– Camila Silva, Profesora de Historia, Universidad Católica de Chile, Colectivo
Diatriba
– Marcela Cubillos Poblete, Historiadora, académica de la Universidad de La Serena.
– Lucía Valencia Castañeda, Profesora de Historia, académica Universidad de
Santiago de Chile.
– María Francisca Giner Mellado, Profesora de Historia, Magister (c) Estudios
Latinoamericanos, Universidad de Chile.
– Felipe Delgado, Magíster en Historia.
– Manuel Bastías Saavedra, Historiador, Magíster en Filosofía Política; Doctorando
en Historia, Universidad Libre de Berlín.
– Benjamìn Silva Torrealba, Historiador, Docente Universidad de Valparaíso,
Investigador INTE, Universidad Arturo Prat
– Mariana Mastrángelo, académica Universidad de Buenos Aires.
– Virginia Escobedo Aguirre, Antropóloga, Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social, México (CIESAS-DF).
– Malena López Palmetro, académica Universidad de Buenos Aires
Guillermo Lizama Carrasco, Doctorando en Geografía, Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM)
– Andrea Andújar, Historiadora, Universidad de Buenos Aires, Argentina
– Juan David Murillo Sandoval, Historiador e Investigador del Centro de Estudios,
Interculturales CEI de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali (Colombia).
– Esteban Campos, Historiador, Universidad de Buenos Aires – CONICET-CLACSO
– María Luisa Tarrés Barraza, académica e investigadora Colegio de México
– Alonso Serradell Díaz, estudiante de Máster Oficial en Ciudadanía y Derechos
Humanos: Ética y Política, Universidad de Barcelona.
– Dario Martini, académico Universidad de Buenos Aires
– Gladys Lizama Silva Historiadora y académica, Universidad de Guadalajara,
México
– Martha Bañuelos Cárdenas, académica Universidad Autónoma Metropolitana de
México (UNAM)
– Ana Paula de Teresa, Antropóloga Social, UAM-Iztapalapa, México D.F.
– Adriana Capaldo, Historiadora, académica Universidad Academia de Humanismo
Cristiano.
– Claudia Videla Sotomayor, Historiadora, Museo de la Memoria.
– Eduardo Cruzat Carrasco, Profesor de Historia y Geografía, académico y
Coordinador de Investigación y Docencia UOM-SD, Ecuador.
– Héctor Gómez Cuevas, Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Magister (c) en
Ciencias de la Educación (PUC). Académico Escuela de Educación Inicial
Universidad Católica Raúl Silva Henríquez.
– Patricio Cisterna Alvarado, Profesor de Etnohistoria Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad Diego Portales.
– Danny Marcelo Ahumada Vargas, Profesor Universitario, Universidad de Santiago
de Chile.
– Máximo Sandoval Aguilera, Profesor de Historia y Geografía, Liceo Enrique
Molina Garmendia de Concepción.
– Rayén Gutiérrez C, Licenciada en Historia, Museo de la Memoria
– Egor Banda Peralta, Profesor de Historia y Ciencias Sociales
– José Joaquín Ovalle, Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Museo de la
Memoria y los Derechos Humanos.
– Rodrigo Villa Pérez, Profesor de Historia y Ciencias Sociales.
– Marión Assis González, Profesora de Historia y Ciencias Sociales, I. Municipalidad
de Lo Prado.
– Voltaire Alvarado Peterson, Profesor de Historia y Ciencias Sociales.
– Álvaro Rojas Zamorano, Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Colegio San
Agustín de Atacama, Copiapó.
– Jorge Fabián Cabaluz Ducasse, Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales,
Magister en Pedagogías Críticas, Universidad de Buenos Aires
– Dan Contreras Mena, Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Pedagogo Social y
Dramaturgo, Liceo Bicentenario de Molina.
– Andrés Nilo Zepeda, Licenciado en Historia, Universidad de Chile
– Luis Thielemann Hernández, Becario Conicyt – Programa de Doctorado en Historia
– Universidad de Chile.
– Jeambleth López, historiador UACM
– Oscar Canales, Profesor de Historia, Universidad de Playa Ancha.
– Gabriela Ulloa Larenas, Profesora de Historia y Ciencias Sociales, Liceo Doctor
Alejandro del Río.
– Pablo Andrés Neut Aguayo, Profesor de Historia, Colegio Alto Palena.
– Alejandra Brito Peña, Historiadora, académica de la Universidad de Concepción.
– Hernán Felipe Rodas Vives, Estudiante de Pedagogía en Historia y Ciencias
Sociales, Universidad Austral de Chile.
– Daniela Díaz Gomila, Licenciada en Historia y Ciencias Sociales
– Alonso Neira Letelier, Licenciado en Historia y Ciencias Sociales.
– Marcelo Casals Araya, Magíster © en Historia
– Viviana Cárdenas Zúñiga, Estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales,
Universidad Austral de Chile.
– Ignacio Latorre Marín, Licenciado en Historia y Magíster en Educación,
Coordinador Docente Preuniversitario UC.
– Elías Sánchez González, Licenciado en Historia, Maestrando Historia y Memoria,
Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
– Katherine Quijada, Licenciada en Educación.
– Oscar Arriagada, Estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Universidad
Austral de Chile.
– Manuel Bastías Urra, Profesor de Historia y Sociólogo, académico Universidad
Metropolitana de Ciencias de la Educación.
– Carlos Vivallos Espinoza, Profesor de Historia y Geografía, Doctorando en Estudios
Latinoamericanos, Universidad de Chile.
– Rodrigo Conejeros Olea, Estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Universidad Austral de Chile.
– Sergio Cárdenas Zambrano, Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Magíster
Educación.
– Patricio Bascuñan M. Master en Historia Latinoamericana de la Universidad de
Toronto.
– Ulises Ortega, Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de
México
– Yerko José Monje Hernández, Estudiante de Pedagogía en Historia y Ciencias
Sociales, Universidad Austral de Chile
– Mauricio Villanueva Vallejo, estudiante de Historia, Universidad San Sebastián.
– Marcelo Martínez Aravena, estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales,
Universidad Austral de Chile.
– Karen Hinrechsen Prieto, Licenciada en Historia.
– Daniel Molina Álvarez, Escritor e historiador
– Javier Muñoz Rosales, Profesor de Historia, Colegio Nuestra Señora del Camino
– José Santis Cáceres, Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Estudiante de
Posgrado Universidad de Buenos Aires.
– Herta Fierro Rivas, Profesora de Historia y Geografía.
– Jonathan Aguilera Monsalve, Profesor de Historia.
– Julieta Porflitt, Estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Universidad
Austral de Chile.
– Carolina Santelices Ariztía, Licenciada en Historia y Profesora de Historia y
Ciencias Sociales, Colegio Nuestra Señora del Camino
– José Luis Morales Muñoz, Estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Universidad Austral de Chile.
– Nicolás Lema, Licenciado en Historia, Estudiante de Filosofía, Universidad
Nacional de Australia
– Andrea Campos, Estudiantes Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Universidad
Austral de Chile.
– Leonel Sánchez Torres, Estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Universidad Austral de Chile.
– Mauricio Villanueva, Estudiante de Historia y Ciencias Sociales, Universidad San
Sebastián.
– Víctor Berrocal Berrocal, Estudiante Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Universidad Austral de Chile.

Académicos, profesionales y estudiantes de otras disciplinas, ciudadanos en general:

Víctor Hugo de la Fuente, Periodista, Director de la edición chilena de Le Monde
Diplomatique
– Yanko González, Antropólogo, Decano Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Austral de Chile.
Elizabeth Subercaseaux, periodista y escritora.
– Marco Bravo, Sociólogo, Revista SurySur, http://www.surysur.net
– Facundo Leylaf Ona Vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Poetas.
Eduardo Aquevedo Soto, Sociólogo, Doctor en Economía, académico Universidad
de Valparaíso
– Mauricio Mansilla Muñoz, Profesor de Filosofía, académico Universidad Austral de
Chile.
– Rodrigo Cea Córdoba, académico Facultad de Educación Universidad de
Concepción.
– Gustavo Blanco Wells, Sociólogo, académico Universidad Austral de Chile.
Mario Lagomarsino Barrientos, Sociólogo, Doctor en Educación, académico
Universidad Católica Raúl Silva Henríquez
– Enrique Rivera García, académico Universidad de Granada – España
– Carmen Gloria Godoy R, Antropóloga, Docente Universidad Academia de
Humanismo Cristiano/Universidad Diego Portales.
– Sergio Toro Arevalo, académico Instituto de Filosofía y Estudios Educacionales,
Universidad Austral de Chile.
Jubel Moraga Rojel, Sociólogo, académico Universidad Austral de Chile.
– Gloria Ángela Niebles Gutiérrez, Psicóloga, académica Universidad Austral de
Chile
– Ana Traverso, académica Universidad Austral de Chile.
– Breno Onetto M., Profesor de Filosofía, académico Facultad de
Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile
– Verónica Zondek, Poeta.
– Alberto Moreno Doña, académico Instituto de Filosofía y Estudios Educacionales,
Universidad Austral de Chile.
– María Angélica Benavides Andrades, Psicóloga – Estudiante de Doctorado en
Psicología Social, Universidad Autónoma de Barcelona.
– Carlos Contreras Painemal, Dr. Antropología, Universidad de Lodz, Polonia.
– Rodrigo Rehbein Montaña, Antropólogo, Universidad Austral de Chile.
– Rodrigo Browne S, Periodista, académico Universidad Austral de Chile.
– Manuel Garcés, Ingeniero Civil, NGEMAB
– Ana Riquelme Reyes, Profesora de Español, Magíster (c) en Educación,
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.
– Jorje Lagos Nilsson, Periodista y escritor, Codirector de Revista SurySur,
http://www.surysur.net
– Javiera Carmona Jiménez, periodista, académica Universidad de Playa Ancha
– Colectivo Diatriba
– Aldo González Becerra, Investigador Científico, Centro de Biología Molecular
Severo Ochoa, CSIC España
– Yuly Mendoza, Socióloga, Universidad de Antioquia- Colombia.
– Anabella Grunfeld H, Profesora.
– Ana María Soto Bustamante, académica Universidad Metropolitana de Ciencias de
la Educación.
– Yuri Carvajal Bañados, Medico-Cirujano, Doctor (c) en Salud Pública, historiador
de la salud pública, Escuela de Salud Pública Facultad de Medicina Universidad de
Chile.
– Carlos Contreras Mezzano, ingeniero Civil, Presidente Club Científico de Peñalolén
– Francisco Veloso Ferrari, docente Instituto ARCOS.
– Ricardo Acuña, Contador, Roma Support Group
– Claudio Esteban Merino Jara, Trabajador Social, Doctorante en Ciencias Humanas,
Universidad Austral de Chile.
– Rafael Adolfo Contreras Mühlenbrock, Licenciado en Antropología Social y
Documentalista, académico Departamento de Antropología. Universidad de Chile
– Ana María Lea-Plaza Illanes, Estudiante del Doctorado en Literatura Brasilera,
Universidad Federal de Rio de Janeiro
– Eraldo Leme Batista, Doutorando em Educação pela Unicamp, Departamento de
Filosofia, História e Educação
– Mario Toro Vicencio, Traductor, Movimiento Talca con Todos y Todas
– Sady Aguila Llanquilef, Profesor, Estudiante Programa de Magíster en Educación,
Mención Política y Gestión Educativa, Universidad Austral de Chile.
– Doris Múñoz Carvajal, Profesora y Asistente Social.
– Anyela Gineth Chisaca Niebles, Estudiante de Obstetricia y Puericultura
Universidad Austral de Chile.
– Juan Pimentel Quiroz, Antropólogo.
– Anja Sybille Mendel Schwartz, Psicóloga, Universidad Diego Portales.
– Nadia Lepe Toledo, Profesora de Lenguaje y Comunicación y Estudiante de
Literatura Hispanoamericana Contemporánea, Universidad Austral de Chile
– Ricardo Casas Tejeda, Periodista – Escritor -Semiólogo, Estudiante Doctorado en
Ciencias Humanas, mención Discurso y Cultura, Universidad Austral de Chile
– Héctor Sandoval Torres.
– Jorge González, Jubilado.
– Dora Mayorga Aravena Profesora Académica de Lingüística exonerada
– Marcia Egert Laporte, Antropóloga Social, Universidad Austral de Chile.
– Sandra Tapia Ramírez, profesora.
– Raúl Rodríguez, Doctor en Química, Amster SA.
– Alicia Lira Matus, Técnico Jurídico, Presidenta de Agrupación de Familiares de
Ejecutados Políticos
– Amalia Lira Morales, Profesora.
– César André Pérez, Estudiante de Antropología Universidad Austral de Chile.
– María Francisca Soriano, Docente jubilada argentina.
– Luis Vásquez Fuentes, Estudiante de Antropología Universidad Austral de Chile.
– Federico Carrizo Torres, Profesor Universitario, Universidad de Los Lagos Campus
Santiago.
– María Elena Moreno Zañartu, Socióloga U.C.Valparaiso.
– Mtra. Ana María Sacristán, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América
de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Michelangelo Marques Torres, Escola Técnica Estadual de São Paulo e Unicamp.
– Felipe Jovani Tavares Moreira, ANEL São Paulo (Brasil).
– Alba Teresa Estrada Castañón, Investigadora del CEIICH UNAM.
– Cherie Zalaquett, doctoranda en estudios Americanos IDEA-USACH
– Jaime Posada Gómez. Profesor de sociología, Colombia
– Evelyn Navarrete Jaque, estudiante de Antropología, Academia de Humanismo
Cristiano.
– María Quiñelén M, investigadora – docente, UTEM
– Beatriz Torres, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Mtra. Bettina Gómez, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Lic. Ma. Cecilia Sandoval, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América
de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– C. Cristina Jiménez, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Martha Elena Montoya, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Norma López Suárez, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Maria Fernanda Carrillo, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Tania Paloma Hernández, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Norberto Emmerich, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Dra. Daniela Rawicz, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– C. Juan Manuel Struck, Centro Académico de la Memoria de Nuestra América de
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)
– Luis Ricardo Rojas Rivera, FES Acatlán México.
– Juan Carlos Rodríguez Arellano, Estudiante de Historia. U.A.M.I
– Eugenia Gutiérrez-Trejo Slim, Estudiante maestría urbanismo UNAM
– Irma Estrada Martínez, Posgrado en Defensa y Promoción de los Derechos
Humanos, Universidad Autónoma de la Ciudad de México
– Armando Acata Ortiz, Maestrante en Derechos Humanos, Universidad Autónoma
de la Ciudad de México (UACM
– Sirio López Velasco, Filósofo y docente universitario, Universidade Federal do Rio
Grande (Brasil)
– Andrés Aravena Moya, Sociólogo
– Marco Velázquez, Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad
de México
– José Mendiola Esquivel, Becario de Investigación, Instituto de Investigaciones
Jurídicas
– Dr. José Claudinei Lombardi (Zezo), Coordenador Executivo do HISTEDBR,
DEFHE – FE – UNICAMP
– Ramón Cifuentes, Ingeniero Comercial.
– José Naranjo Estrada, Educador Popular, Kairós Educativo, Bogotá – Colombia
– Eliana Villegas, Trabajadora Social – Profesora de Filosofía, Directora de
Corporación ANCORA.
– Fernando Basualdo Delgado, Profesor de Estado en Filosofía.
– Evelyn Navarrete Jaque, Estudiante de Antropología, Universidad Academia de
Humanismo Cristiano.

Chile: debate sobre crisis educacional y perspectivas de la movilización estudiantil…

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Textos de Juan E. García-Huidobro, Mario Waissbluth, Fernando Atria y Gabriel Salazar

Juan Eduardo García-Huidobro y el delicado momento político:

“Los estudiantes tienen mucha más fuerza que antes, pero en base al chantaje no saldrá una solución”

El crispado clima social que se respira en el país y que vio su peack el jueves pasado es analizado por el experto, que ve en la escalada de protestas un tema que va mucho más allá de la educación. Si bien respalda las peticiones de los jóvenes, considera que es tiempo de abrir la puerta al diálogo, y considera acertada la decisión del Gobierno de no presentar una nueva propuesta, ya que asegura que en caso contrario “significaría que no hay Gobierno”.

por Claudia Urquieta Ch., El Mostrador

 

Hace cinco años Juan Eduardo García-Huidobro lideró el Consejo Asesor Presidencial para la Educación constituido por la entonces Presidenta Michelle Bachelet tras el “movimiento pingüino”, que al igual que hoy pedía reformas estructurales al sistema educacional.

En opinión del actual decano de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, las movilizaciones que por estos días vuelven a sacar a los jóvenes a las calles reflejan que el tema es “un problema estructural, ya que la demanda del 2006 es la misma. Con más amplitud, ya que esta vez está proyectada hacia la educación superior por el enorme crecimiento que ha tenido en los últimos años a partir del Crédito con Aval del Estado que permite el  ingreso a la  Universidad de mucha gente que antes no podía”.

-¿Qué coincidencias y diferencias ve en las demandas actuales y las del movimiento pingüino de 2006?
-Las demandas de 2006 y las de hoy se centran en dos focos que no se respondieron en la LGE  -que reemplazó a la LOCE- y que tampoco se resuelven satisfactoriamente en las propuestas que el Estado hace ahora. Pese a que hay muchas buenas e interesantes.

El primer foco es la educación pública que hoy adquiere más amplitud porque incluye a las universidades y el 2006 era sólo desmunicipalizar. El segundo foco es el problema del lucro. Esto se ve reforzado porque según la CEP, el 80% de los chilenos rechaza el lucro.

-¿Cuáles son las falencias que ve en las propuestas del Gobierno para responder satisfactoriamente a los estudiantes?
-Ni suprimir el financiamiento compartido ni el lucro están en la propuesta del gobierno. Por lo tanto se defiende la posibilidad de lucrar y se ve como algo bueno, defendiendo como un derecho de los padres el financiamiento compartido, lo que es ridículo, ya que la libertad de enseñanza es mi libertad para elegir la escuela, pero si cobro en esa escuela que elijo lo que hago es limitar el derecho de libertad de enseñanza. Se da una especie de choque entre el derecho a cobrar o pagar y el derecho de la familia a elegir la educación de sus hijos. Si los privados cobran, no puedo elegir. Por ende todo el esfuerzo para entregar subvención, justamente para abrir ese derecho a elegir, se pierde por el financiamiento compartido.

Si bien sí se toca la desmunicipalización, creo que la solución que propone el gobierno no resulta. No tiene piso, no es lo que se pide ni asegura la calidad ni bienes. A un problema de marca que no resulta luego de 30 años es absolutamente insuficiente sólo cambiarle la ropita.

-¿Considera viables las peticiones estudiantiles?
Lo que plantean los estudiantes es fundamentalmente un horizonte normativo hacia donde debiéramos caminar. Luego hay que ver a qué velocidad y por qué camino lo haremos, es más técnico. La primera pregunta es si es para allá donde queremos ir y en eso no hay acuerdo. Empezar a discutir si hay plata o no ahora me parece que no es lo importante, sino ver si esa educación es la que el país quiere. Los estudiantes creen que sí pero el Gobierno entiende que no.

-¿Y usted?
-Yo creo que sí.

Tiempo de negociar

-A su juicio ¿qué explica el alzamiento social que se ha visto estos días y que no incluye sólo a los jóvenes, sino escenas como los cacelorazos que no se escuchaban desde los 80’?
-Es que este es un problema no sólo de la educación  sino más profundo. Es el efecto de otras cosas como el sistema binominal, que nos ha llevado a un sistema político no representativo, rechazado por la ciudadanía, donde la mayoría de los jóvenes no están inscritos. El sistema político, que debiera dar confianza para que las cosas se solucionen, no la da. Los partidos están en caída libre, el Parlamento ídem, pero no podemos esperar una reforma política para solucionar los problemas educacionales. Esa solución política se debe dar, pero en lo inmediato hay que crear imaginativamente una fórmula donde se pueda conversar. Debiéramos inventar alguna solución con un grupo que de confianza para instalar una mesa de diálogo y trabajo. No podemos seguir con este gallito, porque puede haber una escalada de violencia complicadísima.

Si bien sí se toca la desmunicipalización, creo que la solución que propone el gobierno no resulta. No tiene piso, no es lo que se pide ni asegura la calidad ni bienes. A un problema de marca que no resulta luego de 30 años es absolutamente insuficiente sólo cambiarle la ropita.

Pero el 2006 se llegó a esa instancia y finalmente no hubo cambios estructurales…
-Ahí hubo un apuro en la negociación entre el gobierno y la oposición y no se dieron los espacios suficientes para sacar una ley con plena legitimidad. Se habrían tenido que incorporar dos cosas ya maduras: el tema de la educación pública y el lucro con la regulación del sector privado.

Entonces en este minuto entiendo la desconfianza. Por lo tanto no podría ser una comisión asesora. Ya se vio como insuficiente, porque se dieron consejos y opiniones pero al final lo que salió no era lo que la gente estaba pidiendo.

Pero hay que llegar a un entendimiento, hay que negociar y generar un espacio para ello. Los estudiantes están en su derecho de decir en qué puntos no cederán y el gobierno también. Tiene que haber alguien que le ponga cintura a la conversación para llegar a un tercer punto en el que sí nos pongamos de acuerdo.

-Los estudiantes se sienten bastante empoderados y con el sartén por el mango en cuanto al apoyo ciudadano, por lo que quizás el gobierno está en un pie más débil que ellos para negociar….
– Los estudiantes pueden sólo golpear la mesa, pero no tienen instrumentos para gestionar. Es cierto que tienen mucha más fuerza que antes para hablar con el Gobierno, pero en base al chantaje no saldrá una solución educacional. Me parece que no hay otra solución que no sea conversar. Si no inventamos un mecanismo para hablar con argumentos y democráticamente y no sólo con manifestaciones, no avanzamos.

-¿Y cree que la última propuesta del gobierno abre este espacio?
-El Gobierno ya dijo que no habrá una nueva propuesta. Creo que es lo que tiene que hacer. En el fondo tenemos que buscar mecanismos para conversarla. No puede ser que estudiantes se paren en la vereda del frente y no acepten las propuestas y quieren una tercera propuesta para unos días más. Si el Gobierno hace eso caería en las  encuestas al 10%. Significaría que no hay Gobierno.

Porque entiendo que estudiantes digan que están de acuerdo en 11 puntos y quieran conversar 8, y hay dos que rechazan terminantemente. Pero si dicen que rechazan todo es difícil entrar a trabajar así.

-¿Ve factibilidad en realizar un plebiscito, tal como el presidente de la Feuc, Giorgio Jackson y otros sectores han propuesto?
– Podría ser un camino. Pero en este tipo de temas tengo la impresión de que lo mejor es encontrar una mesa de diálogo mediada por algún grupo que tenemos que buscar y que genere las confianzas necesarias.

 

Por Mario Waissbluth, en El Post

Escribo esto con preocupación. Este vejete de 63 años se puso conservador. No quiero volver a los años 70-80, aunque yo la saqué barata, con un modesto exilio de 14 años sin torturas ni muertes en mi familia. No quiero volver a oler el humo de la intolerancia, los apedreos, las molotov y las desconfianzas de las guerras ideológicas.

Lo que hemos visto estos días comienza a oler a ingobernabilidad. Ante la pérdida de credibilidad del gobierno que muestran las encuestas, y la extrema debilidad y desprestigio de las conducciones políticas, florecen las intransigencias de los momios de izquierda y derecha que rememoran los 80 y de jóvenes que, comprensiblemente, actúan como muchos lo hicimos en esas mismas épocas. All the power to the people y que se jodan las instituciones.

Para salir del atolladero, es necesario recordar la historia. Chile fue uno de los teatros de batalla de la guerra fría entre los años 60 y 90. Fuimos peones de Washington y Moscú, daños colaterales en una guerra mundial.  El resultado fue el triunfo de uno de los modelos más neoliberales del planeta. Ni el Tea Party norteamericano, en sus sueños, aspiraría a un país como el que diseñaron nuestros Chicago Boys: bajísima carga tributaria, minimización y subsidiariedad del estado, liberalización de los mercados con casi total desregulación. El que tiene plata que se las arregle, pague la escuela de sus hijos, financie su jubilación y su seguro médico.

Para los pobres, quedó el chorreo que provendría del rápido crecimiento. No estoy hablando de gente perversa, sino con la convicción profunda de que es la mano libre del mercado lo que mejor funciona. El modelo marchó a la perfección, al más puro estilo neoliberal. Alta tasa de crecimiento del PIB y profundización de la desigualdad. El diseño del 73 está vigente el 2011. Lo que estos señores no comprenden es que la indignación no proviene de la cantidad de celulares que tiene la gente, sino de la sensación de inseguridad laboral, el endeudamiento hasta el cogote de los consumidores y universitarios, los engaños de La Polar, la irritación por el clasismo, la inequidad y la segregación social, que en Chile es obscena.

Lo reiteró recientemente Felipe Lamarca. Cito:
“Revienta la teta… y las trenzas del mundo político y corporativo están consternadas. Su propia perplejidad contribuye a alimentar las protestas. A las dirigencias políticas y empresariales les cuesta explicarse que esto ocurra en un país que efectivamente registra enormes progresos en el estrecho período de una generación. No les cuadra que si la economía está creciendo los chilenos estemos insatisfechos.”

Este fenómeno tiene su expresión más sensible en la educación. El tema más ideologizado posible. Me da igual si mi proveedor de agua potable es público o privado, mientras el agua sea barata y no tenga bichos. Pero no me da igual quién educa a mis nietos, puesto que no ha existido ni existirá nunca educación libre de ideologías, incluso en las escuelas públicas. La educación siguió el mismo patrón general del modelo chileno. Así como hemos tenido la tasa de crecimiento promedio más alta de América Latina y una inequidad obscena, tenemos el PISA más alto de América Latina y una segregación obscena, tanto en los resultados académicos como en  la composición social del alumnado en las escuelas y universidades. Apartheid educativo.

Tenemos, educacionalmente hablando, una Citroneta neoliberal diseñada en los 80, y los estudiantes nos sobrepasaron a todos los viejitos y dijeron: no queremos más Citroneta. Queremos un Volvo. Algunos más extremistas prefieren un LADA. El problema es que la secuencia de lo ocurrido -por ausencia de una política educativa clara del gobierno-  ha implicado que los fundamentalismos de izquierda y derecha se han ido tomando la cancha. Leo a Carlos Larraín diciendo que “me encanta el lucro en la educación, mientras más lucro mejor” o “no nos va a doblar la mano una manga de inútiles subversivos”, y veo a muchos estudiantes diciendo que es hora de destruir el sistema desde sus bases. Me dan tiritones.

Por otro lado, me sorprendí cuando leí al Presidente Piñera en un discurso reciente: “Los chilenos ya no toleran los grados excesivos de desigualdad… tenemos que repensar más profundamente cuáles son los objetivos del desarrollo… estamos pensando en un desarrollo integral, que tienen los países de la OCDE, los países de Europa, ese selecto y pequeño grupo de países sabios…” ¡Oh, sorpresa! El Presidente de la Alianza se nos puso socialdemócrata. Me imagino a ciertos UDI y RN partidarios del neoliberalismo recalcitrante rechinando los dientes.

Si la Concertación tuvo dos almas (estatista y socialdemócrata), la Alianza las tiene, y más desgarradas aún (Tea Party y socialdemócrata). De pronto, a algunos les afloran los resabios del autoritarismo y de sacar guanacos y lacrimógenas a la calle, y de reafirmación de la Citroneta educativa y socioeconómica más neoliberal del planeta. Otras voces (minoritarias) en la Alianza aceptan que la teta se está reventando, que se necesitaría una reforma tributaria, y cuestionan algunos de los aspectos más fundamentalistas de la Citroneta educativa ochentera. La Concertación, por su parte, en una confusión total, vacila entre el LADA y el Volvo y goza del sufrimiento del gobierno, sin entender que a estas alturas ya están jugando con fuego.

Así llegamos a la escalada de violencia e intransigencia de hoy. El severo error del gobierno, en el documento de respuesta a los estudiantes, fue dejar que primaran las convicciones del Tea Party y decir que la Citroneta ochentera se mantiene igual, pero repintada y con buenas bujías. Pero no aceptó siquiera poner en discusión los temas que están en el corazón del estudiantado: temas como el financiamiento compartido, la inaceptable y persistente destrucción de la educación pública, y la expansión indiscriminada y desregulada de la educación particular subvencionada. No les resulta posible  entender que la encuesta CEP diga que el 80% de los chilenos no quiere lucro en la educación. De pasada, los claramente insuficientes recursos financieros ofrecidos están cuidadosamente calculados para no tener que incrementar los impuestos, y no para mejorar significativamente la educación.

Esta respuesta estimuló la intransigencia de los grupos más ultras del estudiantado, y su respuesta se hizo, a su vez, más provocadora pero a la vez inaceptable: “Marcharemos por donde se nos plazca hasta que el gobierno nos entregue una propuesta que nos satisfaga. No nos sentaremos a conversar”. Más aun, algunos quieren demoler todo el modelo socioeconómico chileno porque a estos viejos de mierda no les creen nada (y con algo de razón). Para peor, la marcha de los estudiantes fue reprimida con singular alegría. La escalada suma y sigue, crónica de más lacrimógenas anunciadas… para el placer de los nostálgicos de la conflictividad ochentera. Piden plebiscito, pero no saben de qué. Asamblea Constituyente, de quién sabe qué.

Mi postura de viejo conservador que no quiere seguir viendo tanquetas ni molotovs en la calle es simple: partamos por discutir sin precondiciones y a la brevedad la deconstrucción y reconstrucción del sistema educativo, pilar emblemático del modelo socioeconómico de Chile. De ahí en adelante vemos. No soy Piñerista, pero démosle algún crédito de veracidad a su inédito discurso de corte social democrático… que por cierto augura algo de sangre al interior de la Alianza.

Las bases de lo que hay que poner en discusión en educación parecen difíciles, pero no lo son tanto: ¿es legítimo persistir con el lucro en la educación?,  ¿hay maneras de transitar en forma no expropiatoria desde un modelo segregador y con fines de lucro a uno menos segregador y sin fines de lucro, por vías intermedias y graduales? A mi juicio, debemos continuar con un modelo mixto de provisión educativa, que le ofrezca distintas alternativas ideológicas a los padres, pero con una condición no negociable: en cada comuna de Chile debe existir una oferta de educación pública de calidad y gratuita que le ofrezca esa alternativa republicana a los apoderados, cueste lo que cueste.

El problema de la educación pública no es sólo cambiar el “mono institucional” de la educación municipalizada, sino también resolver su desfinanciamiento de arrastre, y tener una carrera docente digna, bien remunerada pero a la vez exigente. Asimismo, se requiere una mejor regulación y transparencia del sistema particular subvencionado, y el rediseño de un modelo de subvenciones que ya no resiste análisis. Por último, se debe discutir la disminución gradual pero inexorable del perverso invento concertacionista del financiamiento compartido, el componente más segregador de todo el modelo.

Todo eso se puede discutir sin cuchillazos. Si estuvimos al borde de la “ceremonia del adiós” durante la crisis MOP Gate, y afloraron los estadistas con soluciones constructivas en medio de una inminente ingobernabilidad, es perfectamente factible que hoy ocurra lo mismo. Mesa de diálogo educativo ahora, ya, sin precondiciones ideológicas por parte de ningún actor. Si han de haber plebiscitos o consultas vinculantes de cualquier naturaleza, deben ser conducidas por el Congreso y por nadie más.

El día que escuchemos al Presidente Piñera y el Ministro Bulnes diciendo: “habrá un esquema de provisión mixta, pero rescataremos la educación pública cuesta lo que cueste, independientemente de los errores del pasado”, cambiará el giro de la situación. Mi otro sueño: que los 180 mil profesores decidan inscribirse y participar de verdad en su Colegio Profesional, no sólo para pagar sus cuotas, sino para transformarlo en la institución gremial más prestigiada de Chile. Una institución que defienda la calidad, castigue conductas inadecuadas de algunos de sus miembros, proponga  alternativas a la discutible evaluación docente, metodologías novedosas de enseñanza y formación de directivos, y de habilitación docente para prestigiar su profesión. Solo entonces habremos dado, en el emblemático mundo de la educación, el primer paso de la transformación pacífica de la sociedad chilena: desde la Citroneta neoliberal al Volvo socialdemocrático que asoma en la mente de algunos integrantes de la Alianza y la Concertación.

El siguiente paso, una vez sacada la educación de la UTI: una discusión con altura de miras sobre la redefinición integral del sistema binominal, así como la democratización  y renovación generacional de los partidos. El estatismo ya murió y el neoliberalismo extremo hará correr sangre por las calles tarde o temprano. No hay escapatoria a un modelo social-democrático en Chile, y a la redefinición integral de las reglas del juego político.

 

in El Post

Por Mario Waissbluth (*)

Tres variantes del capitalismo. En el mundo capitalista existen, en simplista, tres subsistemas: el primero es el “americanista”, del cual algunos exponentes serían Thatcher, The Heritage Foundation y nuestros criollos Chicago Boys. Baja carga tributaria, subsidiariedad del Estado, en aras del crecimiento. Si hay pobres o indigentes (50 millones de norteamericanos), se les chorrean unos pesos para que no reclamen, aunque en realidad, el modelo norteamericano es casi socialista comparado con el chileno.

El segundo es el “social demócrata” tipo Finlandia o Nueva Zelanda, con mucho mayor carga tributaria y protección social. Modelo despreciado por los neoliberales chilensis como la peste, a pesar de contar con niveles de equidad y sistemas educacionales vastamente superiores. A pesar de sus cargas tributarias, muchas empresas noruegas, alemanas o suecas son altamente competitivas con las americanas, y sus ingresos per cápita similares o superando a USA.

El tercero es el “asiático”, como Japón o Corea del Sur, de menor carga tributaria que el segundo, una intervención fuerte del estado en la economía (lo que le causa soponcio a muchos próceres locales), y los abrumadoramente mejores niveles de equidad del mundo. Confucio metió su mano hace 2500 años, y no por casualidad una de sus frases más repetidas es: "En una sociedad donde hay buena educación, no hay distinción de clases". Copiarlos está difícil y la discusión chilena se mueve entre el mundo “americanista” y el “social demócrata”. En todo, incluyendo educación.

La educación en USA. Ojalá hubiera usted tenido la ocasión (y angustia) de ver el documental “Waiting for Superman”. Aplicando principios pasmosamente similares a los chilenos, la otrora famosa educación pública norteamericana viene cayendo en picada los últimos 50 años. Descenso en el test de PISA y otros indicadores, segregación socioeconómica, conflictividad gremial, lo que guste.

Un reciente informe de la Harvard School of Education, “Pathways to Prosperity”,  está auspiciado por Accenture y Kellogg Foundation. Los autores no militan en el mismo partido que Camila Vallejo, y las conclusiones son demoledoras: “El sistema americano que prepara a los jóvenes para llevar vidas productivas y prósperas como adultos está dañado severamente. Si fallamos en resolver agresivamente este desafío se va a erosionar el tejido social de nuestra nación… La matrícula en la educación superior ha estado aumentando progresivamente pero cerca de la mitad de los que ingresan desertan sin un título… Las lecciones de Europa sugieren fuertemente que programas vocacionales de alta calidad proveen excelentes rutas para que muchos jóvenes ingresen a la vida laboral”.

Nuestro “país modelo”, USA, fue pionero al inventar universidades con fines de lucro. Es congruente con su modelo socioeconómico. Transparentemente eso sí. Ninguna de ellas está entre las 100 mejor rankeadas del país, pero… la libertad es libre para vendedor y comprador. Lector neoliberal, no se me confunda. Muchas de las 100 mejores universidades americanas son privadas, pero son auténticamente corporaciones SIN fines de lucro. No distribuyen utilidades a sus fundadores ni a accionistas de inmobiliarias a través de cuchufletas.

Otro reporte, denominado sugerentemente “Subprime opportunity: The Unfulfilled Promise of For-Profit Colleges and Universities”.

No tengo nada en contra del mercado ni el lucro, especialmente en la venta de cepillos de dientes, cemento y automóviles. Pero la estructura de incentivos económicos en educación con fines de lucro, conduce casi inevitablemente a un cierto tipo de universidades o institutos de nula selectividad al ingreso, nula selectividad al egreso, alta deserción como daño colateral, alto gasto en marketing pagado por los alumnos, escasa actividad de construcción académica con visión de largo plazo, y una masa creciente de endeudados y frustrados.

La Polar Universitaria. Todo calza: el modelo socioeconómico chileno-norteamericano, el libertinaje del mercado, las nefastas consecuencias sociales. La analogía en Chile entre el escándalo de La Polar en el retail con el abuso a los 200 o 400 mil jóvenes que marcharon la semana pasada por La Polar Universitaria es feroz: “clientes” desinformados, que en una alta proporción no comprenden lo que leen ni lo que es una tasa de interés. En el retail les regalan una tarjeta de crédito, los inducen a comprar plasmas de $700 mil en 20 cómodas cuotas de $70 mil  y terminan ensartándolos de por vida a través de repactaciones (ni siquiera menciono las unilaterales).

En el caso universitario, además de tarjetas de crédito se regalan Ipads. El 40-50% de los egresados de media no entiende bien lo que lee ni qué es una tasa de interés simple o compuesta, no sabe que existe la acreditación de carreras, desconoce la tasa de deserción de la carrera que “compraron” y se les dice la tremenda verdad a medias de que tendrán un ingreso laboral mayor si compran un cartón con título. De 100 zorzales que caen, aproximadamente 40 va a desertar por razones académicas o económicas. De los 60 que logran el codiciado trofeo, una buena mitad va derecho al desempleo o a un empleo de $300 mil mensuales, con lo cual terminan ensartados con deudas por 20 años. Nuestros aranceles son en promedio superiores a los norteamericanos, y con menos financiamiento público. Luego, moros y cristianos presumen la manoseada frase: “el 70% de los estudiantes que están en la educación superior tienen padres que no asistieron a la universidad”. Por favor, digan la verdad, nada más que la verdad, pero TODA la verdad: el porcentaje de esas familias que van a salir golpeadas y/o con hijos que siguen sin entender lo que leen.

La Polar: llegar y llevar.

(*) Mario Waissbluth es presidente de la Fundación Educación 2020

 

Una propuesta para una educación chilena menos segregada

Por : Fernando Atria ,Publicado: 05.08.2011 en CIPER-Chile

Fotografía de Claudio Olivares

 

Tras analizar 10 lugares comunes falsos de la educación chilena, el profesor Fernando Atria culmina sus reflexiones con una propuesta que aborda un problema central: la segregación. Esto es, la existencia de escuelas para privilegiados y para pobres, y de un sistema que luego hace competir a los egresados de ambos establecimientos y afirma que esa competencia es meritocrática y justa. En su propuesta destaca varios aspectos interesantes: que los padres de verdad elijan el establecimiento al que irán sus hijos, impidiéndoles a los colegios seleccionar por dinero o desempeño, y que la educación la pague el Estado con un monto igual para todos los niños, sean éstos de clase media, pobres o ricos. Al poner el acento en la segregación, que no aparece como un problema en las propuestas del gobierno, Atria elabora una reflexión profunda sobre cómo hacer un sistema más libre para las familias y menos abusivo con los chicos que han nacido en la pobreza.

1

El título de esta serie anunciaba que ella terminaría con una propuesta para hacer verdaderos los lugares comunes que se han analizado en estos días. Es importante entender cuál es el sentido de esta propuesta.

No se trata, desde luego, de imaginarse desde cero un sistema educacional alternativo y ofrecerlo aquí “llave en mano”, por así decirlo, de modo que sólo faltara enviar al Congreso el proyecto de ley respectivo. De hecho, en términos de “factibilidad política” tiendo a pensar que algo como lo que se dirá aquí y que ya se ha insinuado en las entregas anteriores de esta serie, es punto menos que imposible (aunque lo que es políticamente factible puede cambiar como consecuencia de la acción política, por lo que nuestros juicios actuales de posibilidad nunca pueden darse por definitivos).

El sentido de la “propuesta”, entonces, es hacer el ejercicio de mirar con cierta distancia lo que existe, lo que nos parece tan natural como el aire que respiramos, para ver que no es natural y que en principio podría ser distinto. Habiendo hecho este esfuerzo de mirar con distancia lo que acostumbramos dar por sentado, podremos ver de mejor manera lo falsas que son las promesas en las que el sistema educacional chileno descansa.

Porque el sentido de esta serie nunca fue el de identificar “mitos”, lo que constituye el deporte preferido de los que se presentan como “expertos” en educación. La razón por la que lo que esta serie ha intentado hacer no es “derribar mitos” es que los mitos son creencias enteramente falsas. Los lugares comunes que han sido considerados (o al menos algunos de ellos) no son en este sentido “mitos”. Son falsos, pero no enteramente falsos.

Son falsos porque invierten las cosas: presentan como fundado en la libertad de elegir a un sistema que niega libertad de elegir; como estructurado por un principio “progresista” de beneficio del pobre lo que es un sistema estructurado por un principio aristocrático de beneficio para el rico, etc. Pero precisamente porque lo que hacen estos lugares comunes es invertir las cosas, lo que hay que hacer es darlos vuelta de nuevo. Eso es lo que se intentará hacer aquí: invertir la inversión.

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El problema central del sistema educacional es su segregación de clase, lo que se produce por dos razones: en primer lugar, porque cada establecimiento puede cobrar una cantidad de dinero como condición de acceso. Esto implica que cada establecimiento deberá adecuar su oferta educativa a un “target” específico, el de las personas que pueden pagar esa cantidad de dinero. Los que tengan más dinero irán a un establecimiento que cobre más y los que tengan menos irán a otro que cobre menos. Lo primero entonces es proscribir el gasto privado en educación.

Pero la segregación puede introducirse de otros modos. Está también la selección de los alumnos de acuerdo a su rendimiento. Es sabido que, en términos agregados (no en términos individuales), prácticamente cualquier criterio de desempeño o logro está estrechamente correlacionado con la clase social. Basta mirar los resultados de cualquier medición para ver que hay una correlación estrecha entre cuna y desempeño (por supuesto existen las excepciones, pero eso no prueba nada políticamente relevante). Por consiguiente un sistema en el que los establecimientos pudieran seleccionar estudiantes tendería a producir la misma segregación que un sistema en el que los establecimientos pudieran cobrar lo que quisieran, pues eso también les permitiría adecuar su oferta a un “target” determinado, esta vez no por referencia a un precio de mercado, sino por referencia a un “proyecto educativo” determinado. Por consiguiente los establecimientos no deben poder seleccionar estudiantes. Pueden tener el “proyecto educativo” que deseen, desde luego, para así asegurar diversidad, pero la libertad políticamente fundamental es la de los padres de elegir, no la de los establecimientos de seleccionar.

¿Cómo podría organizarse un sistema educacional para que la promesa de que los padres pueden elegir, se haga efectiva? Si los establecimientos no pueden seleccionar, nos encontramos con un problema práctico. Pensemos en un colegio con fama de que posee muy buena educación. Es evidente que la cantidad de alumnos que querrán entrar ahí será mayor que el cupo. Hoy los colegios que tienen ese dilema lo resuelven a través del precio, del rendimiento académico o con la selección de las “mejores” familias. Mejores de acuerdo a lo que ellos crean que es “mejor” lo que puede por ejemplo ser que sean familias “bien constituidas”, cuyos padres sean profesionales, que estén dispuestos a involucrarse en la educación de sus hijos (es decir, que tengan un régimen laboral que les deje tiempo para eso), etc. Serán ellos los que asistirán al “buen” establecimiento, y los que no satisfagan esas condiciones deberán asistir al “mal” establecimiento. Pero es obvio que eso implicará que el mejor establecimiento se hará aún mejor, y el peor será todavía peor. El problema se agudiza y el sistema le da al que tiene y le niega al que no tiene.

Una solución alternativa a esa selección que hacen los colegios es un sorteo, como ocurre en algunos países desarrollados. Si hay 100 cupos y 200 postulantes, una tómbola distribuirá los recursos limitados sin fijarse en el apellido ni en el dinero de los postulantes. Un niño puede quedar afuera de un buen colegio por su “mala suerte”. Pero hoy queda afuera por el dinero de su familia o porque esta no cumple los requisitos que fija el colegio.

¿Y qué pasa con los privilegiados que quedan en un mal colegio, debido a su “mala suerte”? Los que tengan poder e influencia no se conformarán con esa situación y usarán ese poder e influencia para mejorar ese establecimiento. Esta historia puede terminar con un establecimiento de buena calidad y otro de mala calidad convergiendo, y no con uno de ellos hundiéndose en un espiral de marginalidad y baja calidad y el otro floreciendo.

Entre la selección por dinero y mérito y la selección a través de un sorteo, resulta evidente cuál es mejor método desde una óptica imparcial. Para verlo, basta que el lector se pregunte a sí mismo: si no supiera si mi hijo estará o no dentro del grupo de los que pueden pagar o satisfacer las exigencias del establecimiento o del otro grupo, ¿cuál de los dos modos de selección preferiría que se me aplicara?

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Un sistema que estuviera estructurado de este modo, y sobre la base de este principio, sería un sistema en el que la libertad de elegir sería igual para todos, cosa que promete, sin cumplir, el actual modelo (ver lugar común N°1). El único límite de esta libertad sería que esa libertad esté disponible para todos.

Por ello es una condición imprescindible que la educación de todos sería financiada con cargo a rentas generales de la nación, lo que como hemos visto no tiene porqué ser regresivo si los ricos pagan desproporcionadamente impuestos (ver lugar común N° 2). Para comprenderlo mejor imaginemos que, tras el sorteo, al colegio prestigioso de nuestro ejemplo logró entrar un grupo socialmente variado en el que se encuentran hijos de gerentes, hijos de secretarias de gerencia e hijos de juniors de gerencia. Cada familia ha postulado a ese colegio porque estima que el proyecto educativo es el mejor disponible. Ninguno ha sido rechazado por el colegio. Solo ha pasado que como hay cupos limitados, ha sido materialmente necesario sortear los espacios ¿Cómo pagan ellos su colegiatura? Bueno, para impedir que el dinero de las familias actúe en la educación prolongando el privilegio de los más afortunados, todo el gasto debería ser estatal y equitativo. Imaginemos por ejemplo un “voucher”, que con tanto entusiasmo defienden los neoliberales. Imaginemos que la educación en Chile sólo se pudiera pagar a través de ese voucher. Es decir el hijo del empresario y el hijo del obrero contarían con un voucher del mismo monto para pagar la educación. Los colegios no podrían recibir otro aporte más que ese. Si hoy el Estado dispone de una subvención de 45 mil pesos, pues ese será el monto para educar a cada niño chileno.

¿Sería este un sistema en el que las personas no pueden usar sus recursos para mejorar la educación de sus hijos? Aquí hay que hacer la distinción introducida en el lugar común N°10, entre usar esos recursos fuera del sistema educacional y usarlos a través del sistema. En cuanto a lo primero, no hay restricción, ni podría haberla, pues los padres harán siempre lo mejor para sus hijos y prohibirles que les compren libros o que los lleven de viaje o al teatro, sería no entender lo que es la familia. En cuanto a lo segundo, podrían usar sus recursos pero solo de modos que beneficiarían a todos. Si el valor del voucher fuera insuficiente no podría complementarlo (eso beneficiaría sólo a su hijo), tendría que presionar para que se aumentar (lo que beneficia a todos).

No se quede el lector en los mecanismos concretos descritos sino en la idea que los anima. Un sistema educacional organizado de ese modo se transforma en un momento de comunidad, en el cual todos concurrimos como ciudadanos iguales. Hoy “Chile” es el nombre para dos países: uno de escuelas, consultorios y hospitales y otros de colegios, consultas y clínicas. Sólo cuando “la Roja” sale a la cancha podemos mirarnos unos a otros y reconocernos como vinculados por un interés común. Es enteramente insensato pensar que esto es algo que resultará beneficioso para todos: una sociedad de individuos aislados, cada uno de los cuales no ha tenido experiencia en socialización con otros distintos de él, cada día más desconfiados, cada día más asustados unos y más convencidos los otros de que los han hecho correr una carrera en condiciones de grosera desventaja. Es insensato pensar que un sistema educacional cada día más finamente segregado producirá algo distinto a cinismo, clasismo, racismo y un largo y ominoso etc.

Los establecimientos no deberían poder seleccionar, precisamente porque los niños, por sus capacidades de niños, por su voluntad de niños, no se merecen lo que reciben. Son radicalmente inocentes. No se trata de que los niños hayan de aprender que lo que hacen no tiene consecuencias, sino precisamente al contrario: para que puedan aprenderlo, es necesario que puedan sufrir las consecuencias de decisiones tomadas antes de que tengan las condiciones para decidir bien, lo que implica que esas consecuencias no pueden ser graves. Es inhumano un sistema estructurado sobre la base de premios o castigos a decisiones tomadas por individuos a quienes la ley misma no considera capaces de administrar su patrimonio. Decir que la educación es un derecho es precisamente decir que uno debe recibirla con independencia de que haya hecho algo para “merecerla”. El sistema propuesto trata a la educación como un derecho, a diferencia de lo que ocurre con el sistema chileno.

Si el sistema educacional tiende a la integración, como lo haría bajo las medidas propuestas, entonces podría decirse que el resultado diferenciado de los establecimientos muestra algo acerca de esos establecimientos y no acerca de los estudiantes que recibe y las condiciones bajo las cuales ha de funcionar, y que debe oponerse un “foco en el aula” (véase el lugar común N°8). Como está visto, el problema con estas ideas no es que ellas sean falsas en sus propios términos, sino que en las condiciones del sistema educacional actual ellas cumplen la función de ocultar detrás de un discurso de incompetencia local lo que no es sino una consecuencia de la segregación generalizada.

¿Qué hay de los profesores de desempeño deficiente (mencionado en el lugar común N°9)? Como hemos visto, no es aceptable que un establecimiento se limite a despedir a un profesor por su desempeño insuficiente. Eso no es sino una manera de perjudicar a otro establecimiento, el que contratará a ese profesor. Pero tampoco es razonable entender que un profesor no puede tener desempeño deficiente. Lo que debemos decir desde una óptica imparcial es que si su desempeño es verdaderamente insuficiente la consecuencia no puede ser que se le excluya de un establecimiento en particular, sino del sistema educacional completo: si no tiene un desempeño apto para desempeñarse en un establecimiento, no puede desempeñarse en ninguno. Es claro que esta decisión no puede quedar entregada unilateralmente a un director de establecimiento. Lo que es necesario es crear, quizás aprovechando lo que se ha construido sobre evaluación docente, un mecanismo de descalificación y recalificación profesional en el cual el informe del director despectivo ha de ser un insumo valioso, pero no decisivo.

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El sistema propuesto no exige acabar con la educación privada, porque es plenamente compatible con ella (ver lugar común N°10). Este es un punto central. El neoliberal que reclama que iniciativas privadas pueden cumplir funciones públicas tiene toda la razón. Lo que debe rechazarse es la pretensión adicional del neoliberal: que lo han de hacer sujetos al régimen de los privados. En el caso de los establecimientos educacionales, que los privados operen conforme al régimen de los privados implica que ellos pueden decidir a quién proveer del servicio educacional y a quién no, qué condiciones imponer como requisito para hacerlo y cuándo no exigirlas. Esto es lo que introduce en el sistema una tendencia inevitable a la segregación. Si los privados han de cumplir funciones públicas, deben hacerlo sometidos al régimen del Estado. El Estado no puede poner condiciones a los ciudadanos para recibir educación, porque la educación es un derecho del individuo, no del Estado (los “liceos de excelencia” son, por eso, una forma subrepticia de privatización de la educación pública).

El sistema propuesto maximiza la libertad, porque reconoce libertad igual para todos. No hay conflicto entre libertad e igualdad. La igualdad no es sino el régimen de la libertad, porque lo que es políticamente fundamental es la libertad de todos, no la de los privilegiados. Y la libertad ha de ser para todos porque el Estado no puede hacer distinciones, debe dar al interés de cada uno por ser libre el mismo peso. La cuestión, entonces, no es entre quienes creen que la libertad es importante, que defienden el sistema actual, y los que creen que la libertad no es importante, y están dispuesta a “sacrificarla” por lograr igualdad. Es entre quienes creen que la libertad es importante para los ricos y los que creen que la libertad es importante para todos; los que, en otras palabras, disfrazan bajo la retórica de la libertad su defensa del interés de los privilegiados (o, por supuesto, han sido engañados por esa retórica) y los que creen en el valor genuino de la libertad.

 

Gabriel Salazar: La cultura de resistencia más o menos violenta está en nuestra memoria

Radio ADN Hoy| 08/08/2011

 

El historiador Gabriel Salazar analizó en ADN Hoy las características del movimiento estudiantil, señalando que "sería absolutamente ingenuo" esperar que estén libres de episodios violentos, y aseguró que todo apunta a que la ciudadanía va adquiriendo mayor poder para plantear nuevos modelos de funcionamiento en sociedad.

"Fueron 17 años de dictadura, y quienes lucharon más directamente, quienes resistieron más activamente contra la dictadura fueron jóvenes, sobre todo en las poblaciones. De ahí se desarrolló una cultura de resistencia más o menos violenta, de ahí vienen las prácticas de los encapuchados, las bombas molotov, etcétera. Es una cultura adquirida que está en la memoria", explicó el académico, añadiendo que "sería absolutamente ingenuo pensar que, después de casi veinte años de dictadura, en que se aprendió a luchar en las calles, se olviden esas prácticas".

Salazar indicó que los hechos de violencia que se registran en gran parte de las manifestaciones, si bien no son elementos dominantes, están inevitablemente presentes. "Eso no significa que todo el movimiento, en su objetivo político, apunte solamente a la destrucción, al saqueo o a la violencia", aclaró.

El docente de la Universidad de Chile detalló que los movimientos de las décadas del 50 y 60 "apuntaron no a destruir los modelos de producción, sino más bien a mantenerlo o, en el mejor de los casos, a administrarlo por sí mismo. En cambio, un régimen como éste, centrado en el consumismo, en la importación de mercadería, en el lucro comercial y no en la producción… el que está en el mall o en la multitienda, ¿qué puede hacer el movimiento popular si ya no hay fábricas ni industrias? Saqueo. Este modelo invita al saqueo porque no da otra alternativa (…) el saqueo va a seguir siendo presente en toda sociedad que es solamente comercial", aseguró en ADN Radio Chile.

El académico concluyó que "se ha adquirido una cultura autogestionaria y autónoma en las bases de la clase popular", lo que a su juicio va a "continuar en una dirección que cada vez va a ser más política, pero no en el sentido de negociar solamente, de sentarse en una mesa como le gusta a los políticos, sino de imponer un nuevo modelo. La cosa camina derechito a desarrollar el poder constituyente, y eso no se va a poder parar".

Gabriel Salazar: Perspectivas históricas del movimiento social-ciudadano chileno…

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Gabriel Salazar*, in The Clinic

06 Agosto, 2011

La historia socio-política de Chile muestra que los movimientos ciudadanos, cuando han procurado ejercer la soberanía y el poder constituyente que les son inherentes, han sido reprimidos por ambas clases políticas (la militar y la civil), bajo acusación de “anarquismo” y “desquiciamiento del orden público”. Así ocurrió con el movimiento ciudadano que derribó la dictadura de O’Higgins en 1822 y redactó la Constitución Popular de 1828, pues fue aplastado por el golpe de Estado fraguado por Portales (civil) y Prieto (militar) en 1829. Lo mismo, el movimiento encabezado por los trabajadores (FOCH), los estudiantes (FECH) y los profesores (AGPCH), que en 1925 convocó a una Asamblea Popular Constituyente, fue traicionado en sucesión por los “caudillos” Alessandri Palma (civil) e Ibáñez del Campo (militar), que impusieron una Constitución Liberal que fue la antítesis de la propuesta por la ciudadanía.

En el primer caso, la ciudadanía se organizó en base a “pueblos” (comunidades urbanas locales) y “asambleas provinciales”. En el segundo, bajo forma de una Asamblea popular deliberante, constituida por los actores sociales con sedes a todo lo largo del territorio. En el primer caso, el objetivo fue derribar la dictadura de O’Higgins y dar al país una Constitución “Popular-Representativa”. En el segundo, derribar el decadente Estado liberal ‘portaliano’ y construir un Estado Nacional-Desarrollista.

El Estado Neoliberal que, terrorismo militar mediante, fue erigido entre 1973 y 1980, es ilegítimo por nacimiento, ineficiente por haber agudizado la desigualdad social, y no-representativo por no contar con la confiabilidad y credibilidad ciudadanas. Hay razones de sobra, pues, para que la ciudadanía se prepare para ejercer su poder constituyente. Ha acumulado suficiente memoria del alejamiento estatal (desde 1973), de la omnipresencia del Mercado (desde 1980) y pruebas contundentes de la crisis terminal que corroe el régimen que la domina (desde 1997).

La nueva movilización ciudadana muestra autonomía (no está manipulada por el Estado, ni por partido político, ni por caudillos), convergencia espontánea de actores sociales de presencia nacional (estudiantes, pobladores y profesores, sobre todo, con apoyo parcial de sindicatos, empleados y otros sectores). Está animada por una cultura social autogestionaria con 35 años de desarrollo… Pero está a medio-camino. Necesita ampliar su articulación de actores y definir un itinerario de empoderamiento continuo. El movimiento estudiantil es el que trae el mayor bagaje de temas ‘soberanos’ (la autogestión juvenil viene ‘asesorada’ por las nuevas ciencias históricas y sociales, que han elaborado una gran “caja de herramientas” sobre la realidad chilena, que no existía en 1970) junto a una decidida voluntad de cambio. Lo mismo cabe decir del nuevo movimiento de pobladores. Los otros actores, en cambio, tienden a regirse aún por prácticas de cuño ‘representativo’, razón por la que deberían revisar y actualizar sus métodos de acción para asumir las prácticas de ‘soberanía’ que están proponiendo los ciudadanos. Es el caso notorio de la CUT, que está controlada por una cúpula asimilada al régimen político (en crisis) dependiente de la Constitución (espuria) de 1980.

La crisis está. El proceso de empoderamiento ciudadano, también. Hay pues razón y fuerza para “avanzar sin transar”. El problema es definir cuál es la lógica de los pasos siguientes. Aparentemente, hay dos rutas: a) la de deliberación popular continua, que implica desarrollo del ‘poder constituyente’, de plazo socio-cultural y b) la ruta tradicional de negociación, acuerdos parciales, frentes políticos y avance por etapas, con plazos de calendario. La primera es, sin duda, la ruta estratégica, de proceso continuo y soberanía creciente. La segunda, un atajo lateral, táctico, con acción discontinua (plebiscitos intermitentes). No son vías antagónicas, sin duda; pero es una, sobre todo, la que cultiva en serio el poder popular.

Y hay, también, riesgos: a) la represión (¿no es tiempo ya que la ciudadanía controle también el sistema educativo de las Fuerzas Armadas y de Orden?); b) la oligarquización o caudillización del movimiento, y c) la negociación desmovilizadora, con efecto colateral re-legitimante de las clases políticas que se quiere cambiar.

Sólo cabe deliberar, concordar, imponer y no transar.

La Reina, julio 24 de 2011.

* Gabriel Salazar, Historiador y Sociólogo, Premio Nacional de Historia, 2006, Chile

Chile – G. Jackson, presidente de la FEUC: “La única salida que veo (a la crisis educacional) es el plebiscito”…

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5 de Agosto de 2011

Giorgio Jackson, presidente de la FEUC:
“La única salida que veo es el plebiscito”


Después de una jornada lacrimógena, el balance de los estudiantes es lapidario: le otorgarán seis días al gobierno para que entregue una respuesta “seria” a sus demandas. Aquí Jackson habla de la profundidad del petitorio, de las figuras de Lavín, Bulnes y Hinzpeter y señala que el sistema político ya no da el ancho. “Este gobierno tiene una desconexión tremenda con la ciudadanía”, señala.

por Alejandra Carmona, El Mostrador

La jornada de ayer fue histórica. Violencia y represión insólita de parte de Carabineros, cientos de detenidos, uniformados  y estudiantes heridos y un cacerolazo al final de la jornada instalaron a Chile en una vitrina mundial. “En la mañana esto parecía en estado de sitio”, reflexiona Giorgio Jackson, presidente de la FEUC, sobre el inicio del 4 de agosto que incluso se transformó en uno de los temas más comentados en Twitter a nivel mundial.

Aunque no vivió en dictadura, su sensación es que la jornada de ayer se parece mucho: “Fue fuerte ver tanto contingente policial, que a los estudiantes les registraran las mochilas. Antes que hubiese cualquier tipo de provocación ya había bombas lacrimógenas”.

-¿Cómo evalúas las medidas de seguridad que tomó el Gobierno?
-Creo que no se adecuan a la democracia. Más que medidas de seguridad, finalmente fueron medidas que fomentaron la violencia y la provocación para estudiantes que querían manifestarse.

-¿Influye en algo la represión en la respuesta que los estudiantes dieron al Gobierno?
-No, una cosa son las demandas estudiantiles y de cómo el Gobierno hasta ahora no ha dado respuestas que  satisfagan la demandas ciudadanas y otra cosa son las demandas democráticas, que tienen que ver con manifestaciones de toda índole; desde las ambientalistas hasta la de los taxistas. Siempre hay alguna forma de reducir estas manifestaciones y ahí hay un grito por más democracia, es un grito que está reflejado en las encuestas y es un grito que dice que la institucionalidad está puesta en juego porque no se ha respondido a demandas estructurales. Lo peor es que no sólo se generan expectativas, sino que hacia afuera se trata de demostrar que el país es una maravilla. Probablemente haya muchos índices que en promedio estén bien, pero las desigualdades hacen que Chile esté totalmente segmentado. Tenemos muchas realidades, un Chile que vive como Dinamarca y otro que vive como África y eso no puede pasar. Hay un concepto moral que tenemos que cambiar.
No  sólo el gobierno está sobrepasado; también lo está la institucionalidad. Una ciudadanía que se empieza a empoderar de esta manera exige nuevos niveles de democracia. El actual sistema no está dando el ancho para resolver este problema. Analizando la jornada, la única salida que veo es un plebiscito.

-¿Y crees que esa profundidad del movimiento ha sido interpretada por el gobierno?
-Es que sobre las desigualdades, el presidente Piñera qué va a hacer, si él encarna la desigualdad. Encabeza una de las cuatro familias más ricas de Chile y ejemplifica la concentración del poder político, económico e incluso de los medios. Entonces yo no sé si es algo premeditado o efectivamente no hay una conexión, no hay sintonía acorde.

– ¿El Gobierno no está en esa sintonía?
-Yo creo que sí ha entendido, pero el gobierno tiene fuerzas ideológicas de derecha donde hay una que es mucho más dura. Cuando se habla de cambio en la Constitución, nos referimos a los mismos creadores de la Constitución.

-¿Dices que la UDI ha pesado en la respuesta del gobierno a las demandas estudiantiles?
-Yo creo que sí, ha pesado mucho. Yo no sé cómo serán las repartijas y el cuoteo, pero en la respuesta se nota un tinte ideológico súper duro, que no se había visto antes.

-¿Eso se nota, por ejemplo, en la diferencia del trato con el actual ministro de Educación Felipe Bulnes y Joaquín Lavín?
-Lavín no era directo, trataba de evadir un poco las preguntas para no enfrentar las respuestas con su ideología, porque sabía a priori que nosotros somos contrarios. Lavín venía con inseguridades por el cuestionamiento a sus conflictos de interés, entonces nunca se sintió cómodo. Había un grado de legitimidad que se le había quitado y no nosotros nomás, también la gente en las calles porque había sido inversionista en la educación; y el lucro era uno de los temas más sensibles que estábamos levantando.  “El ministro Bulnes llega y se nota más directo, transparente en cómo quiere hacer las cosas. El problema es que cambió la forma, pero el fondo siguió siendo igual de duro… Pero yo no creo que no entiendan nada, yo creo que tienen diferencias muy profundas con lo que se está planteando, que más encima es respaldado por una gran parte de la ciudadanía. Ahí hay un orgullo ideológico que se mantiene, independiente de lo que la gente quiera”.

-¿Esa intransigencia ideológica repercute en el movimiento y finalmente también en las bajas cifras de aprobación al gobierno?
-La encuesta CEP (donde la aprobación del gobierno fue de un 26%) es reflejo de un gobierno que no responde a las demandas de la mayoría del país. No porque los inscritos en el registro hayan votado por un cambio de gobierno significa que los chilenos están de acuerdo con un modelo en educación que le ha hecho daño a toda la sociedad, un modelo que segrega, que instala educación para los distintos estratos socioeconómicos;  y eso es súper fuerte porque da la sensación de que quieren arreglar detalles del modelo, pero no se dan cuenta que Chile quiere otra cosa, un cambio estructural. Y por más que en términos comunicacionales se haya hecho todo el esfuerzo para que  el planteamiento del gobierno se parezca lo más posible al nuestro, mirándolo de manera fina, hay diferencias sumamente grandes.
Otro Chile

-¿Cómo evalúas el rol de Hinzpeter en el conflicto?
-Hinzpeter ha estado sobrepasado. Es una autoridad que impone el orden porque quizás las encuestas piden orden, pero por otro lado no ha tenido la capacidad de entender que hay una explosión de demandas ciudadanas. No ha comprendido que la peor forma de encausar un movimiento es reprimirlo, eso es echarle bencina…  Eso, la verdad, no sé si es a propósito o es inocencia.

-¿Qué piensas de aquellas críticas que dicen que las peticiones han desbordado lo sectorial, como la reforma tributaria o la renacionalización del cobre?
-Es que la primera respuesta que se nos dijo fue: ‘Esto es básicamente imposible, por un lado la Constitución dice esto, por otro lado los recursos no están”. Ahí nace, como contra respuesta a eso, estas peticiones. Es decir, reformémoslo, si necesitamos más recursos, si necesitamos modificar la Constitución, bueno por qué no hacemos una reforma tributaria ya que tenemos estos dos o tres Chile y la concentración de la riqueza está en unos pocos. O sea, si hoy día se dice que el PIB per cápita es de 15 mil dólares anuales, eso es más de lo que recibe el 70% de Chile, entonces por qué no hacemos  una redistribución, sobre todo para financiar derechos. Ahí nace lo que extrapola lo gremial y pasa a hacer una demanda política.

-¿Cómo tomas las versiones que dicen que al interior del movimiento hay divisiones?
-Es impensable  que todos nos pongamos de acuerdo en todos los puntos. Formamos un espectro tan amplio, tenemos  muchas posturas de personas que vienen de distintas realidades. Hoy día el movimiento tiene más de 70% de apoyo y la Confech es un órgano democrático y cuando hay estas diferencias lo que se decide ahí es en pos de la unidad y de un objetivo que tenemos muy en común. Puede haber diferencias, como en qué alcance puede tener para un lado o para el otro, pero de que acá estamos en crisis y que se necesita una reforma estructural, estamos todos de acuerdo.

-¿Analizando el escenario de hoy, qué debe ocurrir ahora?
-No  sólo el gobierno está sobrepasado; también lo está la institucionalidad. Una ciudadanía que se empieza a empoderar de esta manera exige nuevos niveles de democracia. El actual sistema no está dando el ancho para resolver este problema. Analizando la jornada, la única salida que veo es un plebiscito.

-¿Crees que fue un error adelantar movilizaciones antes de responder formalmente a la propuesta del ministro Bulnes?
-Creo que fue un error no habernos coordinado bien para poder caracterizar lo que se quería hacer. No se coordinó bien la fecha de la respuesta…

-Se pudo hacer sólo una marcha…
-Yo creo que sí, que hubo un error ahí de coordinación, pero la convicción sigue viva, aunque digan que estamos cansados, que esto lleva mucho tiempo, que llegan menos personas a las marchas. Acá ya hay una convicción instalada no sólo en nosotros, sino que en la ciudadanía. Ese que se quedó en su casa también la tiene; hay algo que cambió para siempre. Y eso le da más fuerza a que el gobierno tenga que ceder.

Encuesta CEP (Julio 2011): Piñera alcanza sólo 26% de apoyo y 53% de rechazo…

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Encuestas CEP Y ADIMARK mes de Julio

Encuesta CEP lo sitúa con sólo el 26% de apoyo

De mal en peor: movimientos sociales hacen caer a Piñera estrepitosamente en aprobación ciudadana

El resultado del sondeo enciende las alarmas en el oficialismo, considerando que hay un sector de la derecha tradicional que tampoco está conforme con el desempeño de la actual administración. El estudio, sin embargo, no registró el impacto en la opinión pública del cambio de gabinete. [Actualizada]

por Claudia Rivas Arenas, El Mostrador
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Hasta un 26% cayó la aprobación del Presidente de la República Sebastián Piñera según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), convirtiéndose en la más baja de la historia de los sondeos realizadas por la entidad. Paralelamente, la desaprobación a la forma cómo está conduciendo el gobierno llegó al 53 por ciento.

De este modo, el jefe de Estado cayó 18 puntos respecto de la medición anterior de noviembre-diciembre de 2010. Hasta ahora el piso pertenecía al ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, quien tras la crisis asiática llegó a marcar 28% de aprobación en mayo de 1999.

Las cifras entregadas este jueves por el CEP no hacen más que ratificar los resultados que con anterioridad han mostrado otras encuestas, como la Adimark, y que sancionan con dureza la forma cómo se ha manejado la actual administración desde el mandatario hasta los ministros en un escenario de permanente conflicto y movilizaciones.

En este sentido, las coaliciones oficialista y opositora no resultan mejor paradas que el gobierno, por cuanto la Concertación alcanza sólo el 17% de respaldo por la forma en que está ejerciendo su labor, cayendo desde el 24% que recibió en la encuesta anterior. Lo propio ocurre con la Coalición por el Cambio, que empata con sus adversarios políticos en desaprobación y baja estrepitosamente su aprobación desde el 41 al 24%.

Tal como lo indica el estudio, la opinión pública tampoco está conforme con la forma cómo el gobierno está manejando la economía. Ello, porque el 53% la desaprueba, mientras que sólo el 25% le entrega su respaldo al manejo de la administración Piñera.

Caída en atributos

Respecto de sus cualidades, el jefe de Estado también fuertemente, no sólo en aquellas más débiles que siempre le han sido más esquivas, sino también las que durante mucho tiempo se destacaron como sus principales fortalezas. Es así como ante la pregunta “con relación a las presiones de instituciones, grupos y personas, “¿cree usted que el gobierno de Sebastián Piñera, ha actuado con firmeza o debilidad?”, los consultados se inclinan en 25% por que lo ha hecho con firmeza, y un elevado 64% a que ha actuado con debilidad.

En la misma línea, y siguiendo con la misma pregunta de base, consultados acerca de la destreza y habilidad o falta de ella con que ha actuado el mandatario, el 26 por ciento decreta que ha actuado con destreza y habilidad, mientras que el 62% restante, que lo ha hecho sin destreza y habilidad. Ante la pregunta sobre si el mandatario da confianza o no, el 31% estima que sí, y el 61% que no. Asimismo, el 21% de los encuestados lo considera cercano, el 70% lo ve lejano.

los factores educación e Hidroaysén

Frente a la consulta de cómo lo ha hecho el gobierno en distintas materias, donde se han producido las más fuertes alzas de insatisfacción es en educación, donde cayó de 32% en la última medición a 10% la cifra de quienes estiman que el gobierno lo ha hecho bien o muy bien. Por el contrario, el número de quienes creen que lo ha hecho mal o muy mal se disparó a 58%.

Al mismo tiempo, el 51% estima que el gobierno lo ha hecho “mal o muy mal” en su manejo del conflicto por la aprobación de Hidroaysén; el 48% que lo ha hecho mal o muy mal en el manejo de la delincuencia; el 47% estima lo propio en materia de reconstrucción, y el 57% que lo ha hecho “mal o muy mal” en pobreza.

Los mejor evaluados

En esta encuesta CEP la ex presidenta Michelle Bachelet tiene el mérito de ser la mejor evaluada entre los personajes políticos, con el 79 por ciento de evaluación positiva y sólo 8,0 de negativa. Le sigue el ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, con 71% de positiva y 7,0% de negativa.

En tercer lugar aparece con 46% la senadora DC Soledad Alevear, quien obtiene el tercer lugar. Le siguen Carolina Tohá, Andrés Velasco, Ricardo Lagos Escobar, Evelyn Matthei, Joaquín Lavín, Marco Enríquez-Ominami, Ricardo Lagos Weber, Ena von Baer, Rodrigo Hinzpeter, y en el 13º lugar aparece el Presidente Sebastián Piñera con 34% de evaluación positiva y 35% de negativa.

Por ultimo, las figuras más importantes de la Concertación según el estudio son la ex presidenta Michelle Bachelet, con 38%, seguida de lejos por Ricardo Lagos Escobar y Ricardo Lagos Weber (con 3,0% cada uno) y Carolina Tohá y Marco Enríquez Ominami con (2,0% cada uno).

En el oficialismo, en tanto, la figura más importante, exceptuando al Presidente Piñera, es Golborne (26%), seguido mucho más atrás por Joaquín Lavín (11%), Hinzpeter y Pablo Longueira –este último recién integrado al gabinete- con dos por ciento cada uno, y Evelyn Matthei con el uno por ciento.

Metodología

El trabajo en terreno de la encuesta CEP se realizó entre el 24 de junio y el 24 de julio, siendo entrevistadas 1.554 personas mayores de 18 años que residen en sectores urbanos y rurales de todo el país, con 95% de confianza y un error muestral de tres por ciento.

Encuesta Adimark: Presidente Piñera obtiene un 30% de aprobación contra un 62% de rechazo

El rechazo al Mandatario sube dos puntos y los niveles de aprobación bajan uno en comparación con el mes anterior, cuando obtuvo un 31% de aceptación y un 60% de desaprobación. Estos son los peores resultados en lo que va de la administración Piñera. Los atributos del Presidente también caen.

por Javier Canales – 02/08/2011 – 10:24/La Tercera
LOS ATRIBUTOS TAMBIEN CAEN

En materia de atributos, el Mandatario experimenta una baja en todos, a excepción de ‘es querido por los chilenos’, que se mantiene en 37% al igual que el mes pasado, luego de caer nueve puntos.

El atributo ‘es activo y energético’, que históricamente ha sido uno de los mejores evaluados, disminuye ocho puntos, cayendo de 62% a 54%. La misma cantidad de puntos bajó la ‘capacidad para enfrentar situaciones de crisis’, que cae de 59% a 51%.

Lo siguen los atributos de ‘cuenta con autoridad’, que cae cinco puntos (de 53% a 48%); ‘cuenta con liderazgo’, que cae tres (de 50% a 47%); y ‘cuenta con capacidad para solucionar problemas del país’, que baja siete puntos (de 51% a 44%).

Más abajo, ‘es respetado por los chilenos’ baja cinco puntos (de 44% a 39%), y ‘es querido por los chilenos’ se mantiene en 37%.

Entre los peores evaluados se ubican ‘genera confianza’, que baja tres puntos, de 39% a 36%; y ‘es creíble’, que cae seis puntos, de 39% a 33%.

La gestión del Presidente Sebastián Piñera obtiene un 30% de aprobación y un 62% de rechazo. Así lo dio a conocer hoy la encuesta Adimark, correspondiente a la evaluación del mes de julio, cuyos resultados fueron publicados esta mañana.

Los niveles de evaluación positiva del Mandatario experimentan así una leve baja en comparación con los registrados por la misma encuesta el mes pasado, cuando alcanzó un 31% de aprobación contra un 60% de rechazo.

En tanto, la evaluación general al gobierno baja dos puntos su aprobación, cayendo del 31% que registraba en junio al 29% obtenido ahora en la medición de julio. La desaprobación al gobierno sube también dos puntos: de 62% en junio a 64%. Así, la evaluación a Piñera es superior a la del gobierno en su conjunto.

Luego del peak de popularidad obtenido por el Presidente tras el exitoso rescate de los mineros en octubre pasado -cuando registró un 63% de aprobación contra un 26% de rechazo- los niveles de evaluación positiva han ido bajando poco a poco, mientras han aumentado los de desaprobación.

Esta tendencia a la baja se acrecentó durante los últimos tres meses, que se han visto marcados por las masivas protestas ciudadanas por diversos motivos. Durante junio, además, se registraron protestas en las zonas afectadas por el terremoto, el gobierno debió enfrentar cuestionamientos al proceso de reconstrucción, y se mantuvo en agenda el conflicto estudiantil.

El mes recién pasado, además, se registró el segundo y mayor ajuste de gabinete efectuado por el Mandatario en lo que va de su gestión, cuando concretó un cambio de ministros en ocho de las 22 carteras.

Se espera que este jueves sea dada a conocer la encuesta realizada por el Centro de Estudios Públicos (CEP), una de las más reputadas a nivel nacional, la que, según se prevé, registraría niveles similares a los obtenidos por la Adimark.

Chile: principales Universidades públicas rechazan propuesta de Lavin y apoyan movilizaciones…

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  • Usach y U. Austral ya habían expresado desacuerdo con politicas de Lavín y del Gobierno

  • Rector de la U. de Chile: Propuesta de Lavín es “muy insuficiente

  • Inminente rechazo de Universidad de Chile a propuesta de ministro Lavín

  • UdeC manifiesta en declaración de hoy total rechazo a planes de Gobierno sobre Educación Superior y cuestiona explícitamente el lucro

 

Miércoles 22 junio 2011 | 22:53

Publicado por Radio Bío-Bío

En una misiva publicada en el sitio web www.academicosudec.cl, los docentes e investigadores de la Universidad de Concepción (UdeC) rechazaron la reforma a la educación superior impulsada por el gobierno, destacando que de continuar, se pondría en riesgo la misma supervivencia de la tradicional casa de estudios.

Según establecen los académicos, la educación superior chilena se encuentra en su mayor crisis desde 1981, cuando fue implantado el sistema de autofinanciamiento universitario. En el mismo sentido, se identifica el lucro como la causa de su deterioro, en lo que califican como una asociación “peligrosa, negativa y hasta perversa”.

“Es sorprendente e injusto el gasto de hasta un 70% del total del presupuesto asignado a educación en el que incurren las familias chilenas para educar a sus hijos e hijas, entre otras falencias del sistema”, explican.

En el texto, los docentes afirman que no es compatible poder acoger a los alumnos que provienen desde los sectores más postergados de la sociedad, con el escaso apoyo que hoy brinda el Estado.

“Creemos que de no modificarse el actual estado de cosas, la Universidad de Concepción corre serios riesgos para continuar con su larga y constante tarea de formar profesionales, intelectuales y científicos y científicas que contribuyen decididamente al desarrollo de la región y el país”.

Finalmente, los académicos hacen un llamado a establecer verdaderas instancias de diálogo entre autoridades, estudiantes y funcionarios, así como a adherir a las próximas jornadas de discusión, agendadas para este jueves 23 de junio.

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Ciudad Universitaria, 22 de junio de 2011

Los académicos y académicas de la Universidad de Concepción, pertenecientes a distintas facultades de esta Casa de Estudios, abajo firmantes, frente a la actual situación universitaria chilena, declaran lo siguiente:

1. Constatamos que la comunidad universitaria nacional, regional y local se encuentra en total acuerdo respecto a la gravedad de la crisis de la educación terciaria en el país, sin duda, la más preocupante desde el año 1981, cuando se inició el sistema de autofinanciamiento universitario. El consenso de la comunidad chilena se manifiesta mayoritariamente: en la percepción del deterioro de la educación superior; en la apreciación de que la formación universitaria vinculada con el lucro constituye una peligrosa, negativa y hasta perversa asociación; en el insuficiente gasto público del estado, cuya inversión en la formación universitaria sólo alcanza un 0,3% del PIB; en el hecho de que la reforma impulsada por el actual gobierno continuará acentuando la profunda inequidad del sistema educacional chileno, incluyendo –naturalmente- a las universidades del país; en el sorprendente e injusto gasto de hasta un 70%, del total del presupuesto asignado a educación, en el que incurren las familias chilenas para educar a sus hijos e hijas, entre otras falencias del sistema.

2. Siguiendo los mismos planteamientos de nuestras máximas autoridades universitarias, creemos que de no modificarse el actual estado de cosas, la Universidad de Concepción corre serios riesgos para continuar con su larga y constante tarea de formar profesionales, intelectuales y científicos y científicas que contribuyen decididamente al desarrollo de la región y el país. Frente a ello, reafirmamos la vocación esencialmente pública de la Universidad de Concepción, al formar a estudiantes que provienen mayoritariamente de sectores más postergados y constituir una de las pocas instituciones de educación superior de Chile verdaderamente universitaria, esto es, con docencia de calidad, investigación de alto impacto, al servicio de las reales necesidades del país y con extensión que contribuye al desarrollo de la cultura y las artes regionales y nacionales.

3. Resulta una lamentable paradoja comprobar que las políticas universitarias que se siguen implementando sólo permiten el desmantelamiento de universidades, como la nuestra, que buscan, precisamente, aportar de modo real a terminar con las inequidades que provoca un sistema desgastado y en crisis. Por lo mismo, hacemos un llamado a establecer un diálogo abierto, fructífero, comprometido con el desarrollo social del país, de académicos, académicas, estudiantes, funcionarias y funcionarios, en conjunto con nuestras autoridades, así como a generar, entre los académicos, mecanismos de organización y participación democrática que se aboquen a buscar soluciones a los graves problemas por los que atraviesa la educación superior.

4. Por último, llamamos a adherir a las iniciativas de discusión ya en marcha de estudiantes, administrativos y académicos y académicas, como el llamado para el jueves 23 de junio, convocado por los Sindicatos 1 y 3 de la Universidad de Concepción.

Rector de la U. de Chile: Propuesta de Lavín es “muy insuficiente”

radio.uchile.cl
rector_victor_perez

El rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, aseguró que la oferta entregada por el Gobierno no incluye puntos sustanciales como la regulación del lobby; la proyección de una superintendencia de Educación Superior que fiscalice el lucro en los planteles y los aportes basales a las universidades estatales. La propuesta será analizada este miércoles en el Senado y Consejo Universitario, instancias donde se decidirá si se suscribe este acuerdo con el Ejecutivo.

Como “muy insuficiente” calificó el rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, la respuesta entregada por el Gobierno a las demandas de los planteles estatales y que implicaba, entre otras cosas,  una inyección de 217 millones de dólares a entregarse en los próximos cinco años a las 25 casas de estudios que integran el CRUCH.

“La propuesta hecha por el ministro a las universidades tradicionales es muy insuficiente porque excluye cuatro aspectos que me parecen centrales: Falta más transparencia a través de una ley que regule el lobby y la obligación de que los estados financieros de las universidades sean auditados externamente; no se proyecta una superintendencia de educación superior que haga cumplir la ley que estipula que las universidades no pueden tener lucro; no se entregan aportes basales a las universidades estatales en virtud de que el Estado es su dueño y tampoco se define un aumento de tipos y montos de becas para los estudiantes”, dijo la máxima autoridad de nuestra casa de estudios.

Pérez sostuvo que aunque ha habido avances en otros temas, la principal piedra de tope es el financiamiento. “Para lograr esos fondos habrá que concursar y las universidades estatales tienen que planificar su desarrollo a mediano y largo plazo. Eso requiere aportes basales que aseguren su sustentabilidad académica y económica. La Universidad se mira a 10 a 15 años”, afirmó.

Por lo mismo, el rector hizo un llamado al ministro a “no seguir dilatando los tiempos de conversación.

Pérez adelantó que se discutirá el tema este miércoles en el Senado Universitario  y en el Consejo Universitario, instancias donde se decidirá si la Universidad de Chile suscribirá este acuerdo con el Gobierno.

Finalmente, respecto de un eventual cambio en la oferta del Ejecutivo, el rector Pérez indicó que “De aquí al jueves hay tiempo para que cada uno de los actores reflexione y haga los planteamientos necesarios para permitir buscar una salida a esta situación”.

Detalles de la propuesta

El ofrecimiento del Ministerio de Educación, incluye aspectos como:

—Avanzar “hacia una rendición de cuentas públicas de todas las instituciones de educación superior”, lo que implica fortalecer la fiscalización y “será exigencia la publicación de una FECU semestral de cada institución”.

—Crear una mesa de trabajo para presentar un marco para un proyecto de Ley sobre Universidades Estatales antes del 31 de agosto y otra para un proyecto de ley a fin de crear la Subsecretaría de Educación Superior antes del 31 de julio.

—Revisar la focalización de las ayudas estudiantiles basada en quintiles, evaluando la incorporación de los deciles.

—Crear un “aporte de nivelación académica” (que se entregará directamente a las universidades) para apoyar el ingreso de estudiantes con mejor ranking de cada establecimiento, aunque no alcancen los puntajes necesarios en la PSU.

—Implementar un marco legal para acreditación que sea más exigente y que garantice la no existencia de conflictos de interés de los acreditadores participantes de los procesos. Crear una mesa de trabajo cuyas conclusiones sirvan de marco para un proyecto de ley antes del 1 de julio de 2012.

—US$ 62 millones para fortalecer universidades estatales y US$ 15 millones para no estatales del Consejo de Rectores, dineros que se asignarán contra proyectos y metas específicas de desarrollo.

—Reajustar el Aporte Fiscal Directo en la misma proporción que las remuneraciones del sector público.

—Un fondo para aumentar el equipamiento científico para la investigación de excelencia, que será concursable y anual para equipamiento sobre US$ 150 mil. Este fondo comenzará con un piloto por US$ 10 millones.

—US$ 50 millones para elevar la calidad en la formación de profesores y agilizar el proyecto de ley que establece como obligatoria la Prueba Inicia a los egresados de pedagogía.

—Establecer una mesa de trabajo sobre financiamiento estudiantil en conjunto con los representantes de los alumnos. Con esto se definirá el proyecto de ley de reprogramación del Fondo Solidario y la reformulación del Crédito con Aval del Estado (para bajar su tasa de interés) antes del 31 de agosto.

La respuesta de los universitarios

Este martes el ministerio también planteó sus compromisos con los estudiantes a través de una carta que entregó el propio Lavín a los estudiantes. La misiva presenta un Fondo de Revitalización de la educación universitaria, con 75 millones de dólares.

El ministro propuso también modificaciones al funcionamiento del Fondo Solidario, al igual que la disminución de las tasas en el Crédito con Aval del Estado, fiscalizaciones para regular el lucro en las universidades, mayor participación y libre asociación de estudiantes, además de un plan para solucionar  las deudas del Estado con los profesores y el estudio para que la TNE pueda ser usada todo el año.

La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, reconoció que por primera vez existe una respuesta sólida, aunque sin la profundidad que ellos esperaban en asuntos como el de una Educación Pública, por lo señaló que analizarán la respuesta con todos los estudiantes.

“Por fin se nos entrega una respuesta concreta, si bien faltan algunos puntos. Este texto será bajado a los estudiantes desde Arica a Magallanes para estudiar la proyección del movimiento, no están todos los puntos, pero sí hay una respuesta concreta que esperábamos, la que se someterá a discusión en todos los espacios, analizando junto a todos los compañeros”, indicó la dirigenta.

El parcial cumplimiento de las demandas de los estudiantes  no fue interpretada por el secretario de Estado como una forma de ceder ante las presiones.  “Estos temas son de nuestra agenda de educación superior, esto coincide con lo que los estudiantes quieren, hablamos de las mismas cosas, pero diferimos en la forma. Hay respuesta a todos los temas, tenemos un compromiso concreto de enviar un proyecto de ley que establezca alternativas a la desmunicipalización, tenemos plazo hasta el 30 de septiembre y lo vamos a cumplir”, sostuvo Lavín.

Según el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, es  insuficiente la respuesta de Lavín  porque debe haber un rol más preponderante del ministerio ya que cualquier otra medida va al fracaso en la búsqueda de la educación pública.

Gajardo agregó que no hubo condiciones para establecer la mesa de diálogo. “Este es un movimiento de tal envergadura y transversalidad que tiene el apoyo del pueblo. Por lo tanto, creo que el ministerio no tiene la capacidad para hacer condiciones, nosotros daremos cualquier paso con el ministerio sobre los temas de fondo y no por medidas que impliquen unos pesos más o unos pesos menos”.

De todas formas, Vallejo indicó que esto no significa el término de las movilizaciones.

Inminente rechazo de Universidad de Chile a propuesta de ministro Lavín

Juan San Cristóbal
radio.uchile.cl
u chile

Tanto el Consejo como el Senado Universitario analizaron la propuesta entregada por el secretario de gobierno, quienes apuntan a una insuficiente inyección de recursos. Rector Víctor Pérez encabeza reunión decisiva del CRUCH con el ministro fijada para este jueves.

El miércoles, el Consejo Universitario y el Senado Universitario de nuestra casa de estudios decidieron manifestar su tajante rechazo a la propuesta del ministro de Educación, Joaquín Lavín, a las demandas del sector en el marco de la reforma a la educación superior.

El Consejo de la Universidad de Chile se reunió la tarde de ayer miércoles, donde se analizó esta propuesta entregada por el ministro a los dirigentes de la Confech y el Colegio de Profesores, quienes rechazaron las medidas ofrecidas para bajar la movilización.

Por su parte, el Senado Universitario también dedicó una jornada de estudio de la propuesta ministerial, la que fue refutada por la insuficiencia de los puntos comprometidos, además de no responder de forma clara a la necesidad de mejorar la regulación de instituciones privadas en la educación superior.

El martes, luego de conocer el detalle del ofrecimiento, el rector Víctor Pérez declaró que son “medidas insuficientes” para mejorar la educación, y mantuvo su apoyo a la movilización.

El Rector Pérez destacó cuatro puntos que no fueron abordados por el secretario de gobierno: la falta de transparencia respecto a la regulación del lobby y una auditoría externa a los estados financieros de las universidades; la creación de una Superintendencia de la Educación Superior. Otro de los aspectos que enfatiza la autoridad universitaria recae en mayor inyección de recursos basales a entidades que pertenecen al Estado, además de sumar ingresos al sistema de becas para los estudiantes.

El ministro de Educación, Joaquín Lavín, sostendrá un nuevo encuentro con el Consejo de Rectores de Universidades Tradicionales (CRUCH), quienes mantienen una discusión respecto a la reforma de doce puntos planteada desde gobierno. La última reunión del pasado lunes no alcanzó un punto de acuerdo entre ambas partes, lo que obligó a agendar este nuevo encuentro de forma extraordinaria.

La semana pasada, el CRUCH respondió a este programa con una minuta donde establece sus observaciones, quienes apuntan a la necesidad de regular el lucro en las universidades privadas como una de las principales diferencias.

Por su parte, Joaquín Lavín se reunió la mañana del martes con representantes de la Confech y el Colegio de Profesores, a quienes dio a conocer un paquete de medidas graficado en 75 millones de dólares para atender a algunas demandas del petitorio. Medidas que ahora fueron rechazadas por los estamentos de nuestro plantel representados en el Senado y el Consejo Universitario. El rector tendrá ahora la palabra, frente al titular de Educación.

Chile: gran movilización estudiantil refuerza demanda de cambios en educación pública…

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Punto clave del petitorio de los 80 mil manifestantes que marcharon ayer

El lucro: la gran piedra en el zapato de Lavín

Es una de las consignas que se repite en los lienzos y gritos. También es uno de los temas transversales. Y aunque el ministro ha planteado una salida, su pasado vínculo al mundo universitario privado genera desconfianza en los interlocutores de la reforma a la educación superior que se está conversando.

por Alejandra Carmona

“¿Vieron lo que dije en la tele?”, comentó el ministro de Educación Joaquín Lavín en la sala. El secretario de Estado se refería a sus dichos de la noche anterior en el programa de televisión Tolerancia Cero, donde conversaba acerca del conflicto estudiantil que se arrastra hace semanas y que tuvo su peak ayer cuando sumó a más de 80 mil manifestantes: profesores, universitarios y secundarios.

La mayoría sí había visto el programa. La pregunta apuntaba más que nada a la idea que lanzó el secretario de Estado por las pantallas de CHV: un estatuto para clarificar el lucro en la educación superior. “Una alternativa es decir transparentemos todo. Transparentemos la universidad, la inmobiliaria que hay detrás, quiénes son sus dueños. O hagamos algo más audaz, hagamos un nuevo estatuto de universidades”, señaló.

Los miembros del comité ejecutivo del Consejo de Rectores (Cruch) que se encontraban a esa hora en el Ministerio de Educación, lo miraron y estuvieron completamente de acuerdo con él. Sin embargo, hay algo que no cuaja. Y es que Lavín puso un agregado sobre la mesa: recursos estatales podrían ir a instituciones con fines de lucro vía demanda. “Es decir, todo lo que el alumno lleve en AFI o en becas, entrarían”, cuenta uno de los presentes.

El lucro, que ha pasado por las bocas de dirigentes estudiantiles, políticos y lienzos, es el concepto transversal del gran movimiento estudiantil que se ha levantado y que ayer tuvo una convocatoria histórica. Las conversaciones están en punto muerto: con La Moneda como escenario, Lavín salió la tarde de ayer –flanqueado por el al subsecretario de la cartera, Fernando Rojas, y el jefe de la división de Educación Superior del Mineduc, Juan José Ugarte– para decir que rechazaba la violencia y estaba abierto el diálogo. Pocos minutos después y en contraposición, estudiantes y profesores aseguraron que sin propuestas concretas no había posibilidad de sentarse a conversar.

"En Chile, las cifras de inversión en educación son un desastre. En las universidades, el 85% del total lo financian las familias y el 15% restante proviene del Estado a través, por ejemplo, de becas. En los países de la OCDE es totalmente al revés. El aporte del Estado es de un 85% en promedio. En ese sentido, hay sólo tres países que empeoran el ranking, y donde la educación también es un lujo: Estados Unidos. Inglaterra y Japón."

El lucro es, según los manifestantes, uno de los grandes problemas que arrastra la educación chilena y es también uno de los puntos que genera desconfianza con los actores con los que se debe relacionar el titular de Educación. “Su cercanía con la Universidad del Desarrollo y ese mundo privado claramente genera desconfianzas, aunque no tenemos por qué no creerle cuando dice que quiere llevar adelante una gran reforma”, comenta un rector.

El libro “El negocio de las universidades” de María Olivia Mönckeberg, señala que “el 2 de agosto de 1991 se constituyó la Inmobiliaria Ainavillo con un capital de 30.500.000 pesos. La formaron los mismos fundadores de la Universidad: Joaquín Lavín, Ernesto Silva Bafalluy y Cristián Larroulet”.

“En 1994 Ainavillo fue modificada y cuatro sociedades de papel reemplazaron a las personas naturales en calidad de socias: Estudios Económicos Limitada, sociedad constituida por Joaquín Lavín, quedó con un 17,1 por ciento; Inversiones El Otoñal S.A. de Cristián Larroulet, aumentó al 20 por ciento; Inversiones Sydarta Limitada, de Ernesto Silva Bafalluy subió a 22,7 por ciento; Inversiones El Estribo, de Federico Valdés, con 10,4, y Administraciones e Inversiones Penta, de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, con un 16,6 por ciento”.

El texto también cuenta que a fines de 2001, Lavín figuraba con 15%, tras vender un 3% a Penta III.

Por todos estos vínculos miran con recelo en el sector a Lavín y lo ponen en la otra vereda.

La presión por una Superintendencia

En 1981 se dicta la Ley General de Universidades que permite la fundación de universidades privadas, entidades que deben ser fundaciones sin fines de lucro. Luego, tanto la LOCE como la LGE no se refirieron a la Educación Superior. “La gran queja es que se sabe que hay instituciones universitarias que, sin embargo, reparten excedentes mediante subterfugios, inventan canales para eludir la ley y darle dinero a los controladores o propietarios”, comenta José Joaquín Brunner, experto en educación. Es esto, que se cumpla la ley, y no se permita el lucro, es lo que exigen los actores de la educación que hoy se encuentran movilizados.

Brunner también señala que el tema se puede solucionar mediante dos instrumentos: establecer un estatuto claro para que los establecimientos de educación superior informen acerca de todos sus recursos, como lo hace una Sociedad Anónima. Y que también se cuente con un instrumento para que el Gobierno supervise. “Esto puede ser una agencia o una Superintendencia”, comenta el experto.

Una Superintendencia es también el concepto que más se repite entre los rectores del Cruch para fiscalizar que se cumpla el que la educación no es una mercancía. Para esto, una Subsecretaría –como la que fue planteada en el discurso del 21 de mayo por Sebastián Piñera– no basta.

Las críticas al lucro también corren para la educación básica y media. Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, dice que “en  el caso de las escuelas particulares subvencionadas, el lucro afecta porque ellos pueden optar a la subvención que entrega el Estado y, además, al financiamiento compartido. Incluso hay tramos que puede llegar a un valor de hasta 40 mil pesos por alumno; ellos pueden ir ampliando el cobro, tener un doble ingreso, pero por la flexibilidad curricular se permite que tenga una planta mínima y con eso se abaratan los costos”.

En Chile, las cifras de inversión en educación son un desastre. En las universidades, el 85% del total lo financian las familias y el 15% restante proviene del Estado a través, por ejemplo, de becas. En los países de la OCDE es totalmente al revés. El aporte del Estado es de un 85% en promedio. En ese sentido, hay sólo tres países que empeoran el ranking, y donde la educación también es un lujo: Estados Unidos. Inglaterra y Japón. “El Estado tiene que hacer un esfuerzo de mayor gasto en Educación Superior para alcanzar a los países con mejor estándar. El aporte por AFI (Aporte Fiscal Indirecto) es US$ 40 millones anuales. Piensa que el Transantiago, anualmente, se lleva US$ 800 millones entre subsidios permanentes y transitorios, de eso estamos hablando. El aporte basal a las universidades del Cruch (Aporte Fiscal Directo) sólo cubre en promedio el 20% de su presupuesto de operación, mientras en algunas universidades del Estado apenas alcanza el 4% del presupuesto de operación”, señala el economista de la Usach, Francisco Castañeda.

Es por este motivo que la histórica movilización de ayer, que también remeció a las regiones, pretende llevar el lucro al Congreso. El presidente del Senado, Guido Girardi, señaló que es una tarea prioritaria e ineludible que en el escenario actual “donde estamos frente a punto de quiebre, se reponga la discusión sobre el fortalecimiento de la educación pública desde la edad pre escolar, escolar, superior y post grado”.

El Mostrador.cl

Más de 70 mil personas se reunieron en el centro de Santiago

Alta convocatoria de marcha estudiantil supera expectativas

La presidenta de la FECh, Camila Vallejo, destacó la alta adhesión que tuvo la movilización en el marco del Paro Nacional de la Educación en el centro de la capital y que se desarrolló simultáneamente en las ciudades más importantes del país. Asimismo dijo que "los estudiantes y trabajadores se han hecho presentes en esta gloriosa marcha de la ciudadanía que hoy se expresa".

por El Mostrador

 

La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), Camila Vallejo, destacó la alta adhesión -cerca de 70 mil personas- que tuvo la marcha convocada en el marco del Paro Nacional de la Educación en el centro de la capital y que se desarrolló simultánemente en las ciudades más importantes del país.

Una columna conformada por estudiantes universitarios y secundarios, además de trabajadores, docentes y parlamentarios, comenzaron a avanzar pasadas las 11:00 horas desde el sector de Plaza Italia hacia el poniente por la calzada sur de la Alameda.

Al respecto, la dirigente calificó de “gloriosa” la movilización y dijo que “los estudiantes y trabajadores se han hecho presentes en esta gloriosa marcha de la ciudadanía que hoy se expresa”.

“Algunos han dicho que la gente no quiere manifestaciones, pero hoy día más de 100 mil personas decimos que sí queremos manifestarnos, que sí queremos participar para recuperar la educación pública y para que el Estado se haga cargo de garantizar el derecho de la educación”, agregó Vallejo.

En el acto central estuvieron presentes representantes del Colegio de Profesores y el coordinador de Acción Ecológica y opositor a HidroAysén Mariano Rendón. Como asimismo, el presidente del Senado, Guido Girardi (PPD) quien afirmó que “la reforma social más importante que tiene el país es reponer el debate sobre la educación pública y que la educación pueda ser un derecho”.

Y enfatizó que “estamos frente a punto de quiebre, se reponga la discusión sobre el fortalecimiento de la educación pública desde la edad pre escolar, escolar, superior y post grado”.

Por su parte, el senador Jaime Quintana dijo que “como legisladores estaríamos dispuestos a sentarnos a generar una gran reforma de educación superior, siempre y cuando el Estado defina su rol real y concreto en esta materia”.

Finalmente, el senador del MAS Alejandro Navarro dijo que “los estudiantes esperan que el ministerio no sea un mero buzón sino, un ente negociador con el cual se sienten a conversar en una posición de igualdad. Los estudiantes no están para perder el tiempo recostándose en un diván en el cual se les escuche sin obtener respuesta alguna”.

Las manifestaciones se repitieron en otras ciudades del país, como Valparaíso, Concepción o Talca. A la movilización, convocada por la Confederación de Estudiantes Universitarios (Confech), se adhirieron el Colegio de Profesores, los funcionarios del Ministerio de Educación y la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, entre otras organizaciones.

En tanto, el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, apuntó que hasta el momento el Gobierno “no ha dado señales” de querer solucionar el conflicto, y, por el contrario, se ha dedicado a “denostar el movimiento” estudiantil.

“Tenemos a todo el país movilizado, este es un gran paro nacional de la educación. Si hay algo transversal que nos identifica a todos es la educación pública para Chile”, dijo Gajardo a la agencia Efe.

Al término de la manifestación, grupos aislados de encapuchados se enfrentaron con la policía, que utilizó carros lanzagua y gases lacrimógenos para dispersarlos.

Histórica marcha por la educación pública

Paula Correa y radio.uchile.cl
 
 
marcha

Hasta 100 mil personas en Santiago y miles más en ciudades como Valparaíso, La Serena y Concepción, adhirieron al llamado de la Confederación de Estudiantes de Chile en contra de la reforma anunciada por el Gobierno.

La multitudinaria protesta reunió en la Alameda a estudiantes universitarios, secundarios, académicos, funcionarios y organizaciones gremiales. "Derribamos el mito de que somos un grupo minoritario", dijeron los dirigentes estudiantiles.

Miles de personas respondieron a la convocatoria de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y participaron este jueves en la marcha más multitudinaria del año, en demanda del fin del lucro en la educación y una enseñanza de calidad.

Carabineros había cifrado inicialmente la asistencia en 40 mil personas, pero la constante llegada de personas desde diferentes puntos de la capital modificó las estimaciones. En entrevista con la segunda edición de Radio Análisis, Pedro Pablo Glatz, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), sostuvo pasado las 13 horas que al menos convocaron a 70 mil personas, mientras otras estimaciones hablan de 100 mil.

La marcha se inició cerca de las 11 de la mañana en Plaza Baquedano y contaba con autorización para dirigirse por la calzada sur de la Alameda hacia Los Héroes, adonde se inició un multitudinario acto con discursos y presentaciones musicales. La gran cantidad de gente, sin embargo, hizo que por momentos la calzada norte también fuera ocupada y mientras los primeros participantes llegaban al fin del trazado, aún salían personas desde la partida.

Pedro Pablo Glatz, vicepresidente de la FEUC, comentó que “estamos manifestándonos de manera pacífica por una reforma a la educación superior, planteando un mensaje fuerte a la ciudadanía de que la reforma es necesaria y ahora”.

“Derribamos el mito de que somos un grupo minoritario, porque demostramos lo mayoritaria que es nuestra demanda. Lo importante es avanzar y entablar una mesa, pero obviamente con ciertas condiciones. Nosotros no estamos dispuestos a que se mantenga la desregulación del sistema de educación superior, tenemos que discutir sobre qué instituciones están cumpliendo un rol público y después asignar dineros. Hay que regular el lucro, no vamos a transar respecto a eso”, señaló.

A la movilización llegaron estudiantes de universidades tradicionales y privadas de Santiago y regiones, académicos y funcionarios de distintos planteles, secundarios de diferentes tipos de establecimientos y organizaciones gremiales como el Colegio de Profesores, la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

Además, se hicieron presentes el Partido Comunista, el MAS y varios parlamentarios. Entre ellos, el presidente del Senado, Guido Girardi, fue pifiado por la multitud.

Durante el recorrido se registraron incidentes menores, en calle San Ignacio por ejemplo, pero la manifestación se desarrolló en forma pacífica y con un fuerte contingente de Carabineros custodiándola.

Pedro Pablo Glatz aseguró que las manifestaciones que también se produjeron en La Serena, Valparaíso y Concepción, entre otras ciudades, respaldan la movilización: “Es un hito que no tiene parangón este año por parte de los estudiantes y hace mucho tiempo que no estábamos tantos acá (en Santiago). Me imagino que se está replicando a nivel nacional”, dijo.

Asimismo, el presidente del centro de alumnos del Instituto Nacional, José Soto, informó que este jueves responderán la carta del ministro Joaquín Lavín que los invita al diálogo. Sin embargo, en la misma línea que los universitarios, advirtió que necesitan que se garantice que sus demandas serán atendidas.

Cerca de las 14 horas, cuando los manifestantes ya comenzaban a retirarse desde Los Héroes, se iniciaron incidentes y enfrentamientos entre Fuerzas Especiales de Carabineros y encapuchados.

Rector de Universidad Austral pide “avanzar en una reforma de verdad para la Educación Superior”

Autoridad académica lideró marcha que convocó a unas 5000 personas en Valdivia en el marco de la serie de movilizaciones que se realizaron esta jornada para exigir al gobierno cambios de fondo en el sistema de enseñanza.

por El Mostrador

 

“Estamos de acuerdo con el planteamiento del Ministro en cuanto a ‘nivelar la cancha’, sin embargo, creemos que esto debe ser entre las regiones y la Región Metropolitana, que es la que capta a los estudiantes con más altos puntajes provenientes de los mejores colegios del país, lo cual genera inequidad”, aseguró el rector de la Universidad Austral, Víctor Cubillos.

Más de 5.000 personas participaron en la marcha realizada este jueves en Valdivia, la cual contó con la participación de Cubillos, el ex rector Manfred Max-Neef, además de otras autoridades de la casa de estudios, estudiantes, funcionarios, representantes del Colegio de Profesores, la ANEF y estudiantes secundarios de la ciudad.

Junto con manifestar su disposición en avanzar en temas de calidad y mejorar las opciones de créditos y becas estudiantiles, la autoridad académica destacó la masiva participación de la comunidad universitaria en esta actividad y, sobre todo, su carácter pacífico.

“Quiero agradecer públicamente a cada uno de los estamentos y organizaciones gremiales por el apoyo a esta movilización y la muestra de civilidad que se ha dado con una marcha pacífica, ordenada y que cumplió con el objetivo de llamar la atención de las autoridades y la opinión pública, en cuanto a la necesidad de avanzar en una reforma de verdad para la Educación Superior”, expresó Cubillos, agradeciendo también a Carabineros por el resguardo brindado durante la marcha.

Por su parte, el presidente de Federación de Estudiantes, Feuach, Rodrigo Salazar, cuestionó los anuncios realizados por el Gobierno el 21 de mayo y los últimos planteamientos del ministro de Educación, Joaquín Lavín, respecto al sistema de enseñanza superior, asegurando que “apunta a la privatización. Nos manifestamos en contra eso porque queremos avanzar hacia una educación pública y de calidad”, dijo.

16 de Junio de 2011

Written by Eduardo Aquevedo

16 junio, 2011 at 19:02

Honduras: abierta represión contra estudiantes y académicos de sociología y ciencias sociales…

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Reproducimos aquí esta denuncia, y expresamos nuestra total solidaridad con los estudiantes, docentes y trabajadores constantemente perseguidos y reprimidos por militares y policías al servicio del gobierno conservador impuesto después del golpe de estado perpetrado en el año 2009 en ese país hermano. Ahora la represión cae sobre los sociólogos reunidos en su Congreso Nacional, del mismo modo que golpea de manera permanente a todas las fuerzas democráticas del país.  Nuestro deber es mantener esta denuncia de manera constante y sin concesiones. E. Aquevedo

Adjunto esta denuncia del Dr Juan Almendarez, ex Rector  de la UNAH, contra  el ataque  Militar policial  que ocurrió el 6 de mayo, en el momento en que estabamos en la Asamblea de Clausura del II Congreso Nacional de Sociologia.
Saludos.
R. Briceño J

SUBASTA SANGRIENTA
(Honduras abierta a los Negocios)

Juan Almendares

Bajo el principio del placer (hedónico, individualista y corporativo) se ha iniciado de la forma más cínica la “Venta Abierta de Honduras” bajo el principio de aumentar la tasa de ganancia de la acumulación histórica del capital oligárquico  articulado  con las multinacionales.

Se trata de un proceso experimental destructor de la vida, biodiversidad y cultura. Es concesionario  de privilegios para las empresas mineras, madereras, camaroneras y represas.

Promotor de la dominación cultural y de la perdida de la soberanía alimentaria. Responsable directo de las condiciones paupérrimas: hambre miseria y sufrimiento de las comunidades originarias, garifunas, misquitas , campesinas y de la clase obrera

Dos instrumentos pretenden garantizar la Venta de Honduras: la guerra mediática multimillonaria y el aparato represivo integrado por  militares, policías, seguridad privada y sicarios. Ambos instrumentos   condicionan el pensamiento único y dominante de la oligarquía que aniquila la libertad de expresión y reprime la movilización de los sectores de oposición y resistencia.

El seis de mayo 2011  en horas de la mañana, se desarrolló una manifestación de 300 estudiantes del CURN de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en la ciudad de San Pedro Sula; lugar donde ocurrió el inicio de la operación “Honduras Abierta a los negocios” (Honduras Open For Business).

Inmediatamente hicieron presencia los cuerpos represivos del Estado, quienes  dispararon contra los manifestantes. Utilizaron  tanquetas y lanzaron varias decenas de bombas lacrimógenas.

El camarógrafo de Globo TV, Uriel Gudiel Rodríguez, fue hospitalizado a raíz de ser golpeado por una bomba lacrimógena,  arrastrado  por los cuerpos represivos  con el objeto de atenazar  la libertad de expresión

Condenamos la Venta de la Patria y la violación de los derechos humanos por  los cuerpos represivos del Estado y el atentado contra el camarógrafo de TV Globo.

En igual forma señalamos  que la invasión de los cuerpos militares y policiales a la UNAH y a la Universidad Pedagógica han ocurrido con frecuencia después del golpe militar del 28 de junio del 2009; a vista y paciencia  y en algunos casos a petición de las autoridades universitarias.

Sin embargo a pesar de la persecución, trauma , terror  y tortura de docentes y estudiantes comprometidos con la justicia social y los derechos humanos no ha sido posible castrar la conciencia de la resistencia docente estudiantil.

Repudiamos todo proceso de invasión militar , policial y de seguridad  privada  al  Alma Mater y a la Universidad Pedagógica Francisco Morazán y  la cacería de las ideas patrióticas  que defienden la vida, dignidad histórica y la autodeterminación de los pueblos

La unidad docente estudiantil y de toda la comunidad universitaria con el pueblo en resistencia es esencial para que nuestra Patria no sea una vulgar mercancía.   ¡Total rechazo a la subasta sangrienta!¡Alta es la noche y Morazán vigila!

Tegucigalpa 6 de mayo 2011

Movimiento estudiantil de Mayo del 68: conversación entre J.P. Sartre y D. Cohn Bendit.

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Jean-Paul Sartre:

En pocos días (en Mayo de 1968), sin que ninguna orden de huelga general fuera lanzada, Francia se encontró paralizada por los paros y las ocupaciones de fábricas. Todo a consecuencia de que los estudiantes se hicieron dueños de la calle en el Barrio Latino. ¿Qué impresión tienen ustedes del movimiento que han desencadenado? ¿Hasta dónde puede llegar?

Daniel Cohn-Bendit:

Ha alcanzado una extensión que nosotros no podíamos prever al comienzo. En este momento, el objetivo es derribar el régimen. Pero no depende de nosotros que este objetivo llegue o no a lograrse. Si fuera realmente el del partido comunista, el de la CGT y de las otras centrales sindicales, no habría problema: el régimen caería en quince días, pues no hay modo de oponerse a una manifestación de fuerza que comprometa a todo el movimiento obrero.

JPS:
Por ahora hay una evidente desproporción entre el carácter masivo del movimiento de huelga, que permite, en efecto, un enfrentamiento directo al régimen, y las reivindicaciones, con todo limitadas (salarios, organización del trabajo, jubilaciones, etc.), presentadas por los sindicatos.

DC-B:
Hubo siempre un desnivel, en las luchas obreras, entre el vigor de la acción y las reivindicaciones iniciales. Pero puede suceder que el éxito de la acción, el dinamismo del movimiento, llegue a modificar en la marcha la naturaleza de las reivindicaciones. Una huelga desencadenada para lograr conquistas parciales puede transformarse en un movimiento insurreccional.

Sentado esto, algunas reivindicaciones presentadas en estos momentos por los trabajadores, van muy lejos: la semana de 40 horas reales, por ejemplo, y, en la fábrica Renault, el salario mínimo de 1.000 francos por mes. El poder “degaullista” no puede aceptarlas sin quedar en una posición totalmente desairada, y si se mantiene firme va al enfrentamiento. Supongamos que los obreros también se mantengan firmes, y que el régimen caiga. ¿Qué sucede? La izquierda toma el poder. Todo dependerá entonces de lo que haga. Si realmente cambia el sistema –confieso que lo dudo- tendrá aceptación y todo marchará bien. Pero si tenemos –con los comunistas o sin ellos- un gobierno tipo Wilson, que proponga sólo reformas y reajustes menores, la extrema izquierda se verá reforzada y habrá que continuar presentando los verdaderos problemas de organización de la sociedad, de poder obrero, etc.

Pero no estamos todavía en eso, ni siquiera es seguro que el régimen caiga.

JPS:
Hay casos, cuando la situación es revolucionaria, en que un movimiento como el vuestro no se detiene, pero también suele suceder que el impulso declina. En este caso, es preciso tratar de ir lo más lejos posible antes de su detención. ¿Cuál es en su opinión la parte irreversible en el movimiento actual, suponiendo que acabe enseguida?

DC-B:
Los obreros lograrán el cumplimiento de cierto número de reivindicaciones materiales, al mismo tiempo que importantes reformas tendrán lugar en la Universidad por obrar de las tendencias moderadas del movimiento estudiantil y de los profesores. No serán reformas radicales a las que aspiramos, pero de todos modos tendremos cierto peso: presentaremos propuestas precisas, y sin duda algunas serán aceptadas porque no se atreverán a negarnos todo. De seguro será un progreso, pero nada fundamental habrá cambiado, por lo que continuaremos a cuestionar el sistema en su conjunto.

De 1848 a 1968

De todas maneras no creo que la revolución sea posible de un día para otro. Creo que sólo será posible obtener mejoras sucesivas, más o menos importantes, pero estas mejoras no podrán ser impuestas sino por acciones revolucionarias. Por esta razón, el movimiento estudiantil, que habrá alcanzado, pese a todo, una reforma importante en la Universidad , aunque transitoriamente pierda energía, toma un valor de ejemplo para muchos jóvenes trabajadores. Utilizando los medios de acción tradicionales del movimiento obrero –la huelga, la ocupación de la calle y de los lugares de trabajo-, hemos derribado el primer obstáculo: el mito por el cual “nada puede hacerse contra el régimen”. Hemos probado que eso no era verdad. Y los obreros se han lanzado por la brecha. Puede ser que esta vez no sigan hasta el final. Pero habrá otras explosiones más tarde. Lo importante es que se ha demostrado la eficacia de los métodos revolucionarios.

La unión de estudiantes y obreros sólo puede hacerse en la dinámica de la acción si el movimiento de los estudiantes y el delos obreros conservan cada uno su impulso y convergen hacia un mismo objetivo. Por el momento existe una desconfianza natural y comprensible de los obreros.

JPS:
Esta desconfianza no es natural sino adquirida. No existía a comienzos del siglo XIX y sólo apareció después de las masacres de junio de 1848. Antes, los republicanos –que eran intelectuales y pequeños burgueses- y los obreros marchaban juntos. Después, no hubo ya perspectivas de unión, ni siquiera en el partido comunista, que siempre ha separado cuidadosamente a los obreros de los intelectuales.

DC-B:
De todos modos algo ha sucedido en el curso de esta crisis. En Billancourt, los obreros no han dejado entrar en la fábrica a los estudiantes. Pero el hecho mismo de que los estudiantes hayan ido a Billancourt constituye algo nuevo e importante. Ha habido, en realidad, tres etapas. Primero la desconfianza franca, no sólo de la prensa obrera sino del medio obrero. Decían: “¿Qué quieren esos nenes de papá que vienen a fastidiarnos?” Y más tarde, después de los combates en la calle, después de la lucha de los estudiantes contra los policías, ese sentimiento ha desaparecido y la solidaridad se vuelve efectiva.

En este momento estamos en un tercer estadio: los obreros y los campesinos han entrado a su vez en lucha pero nos dicen: “Esperen un poco, queremos manejar nosotros mismos nuestro combate”. Es normal. La unión sólo podrá realizarse más tarde si los dos movimientos, el de los estudiantes y el de los obreros, conservan su impulso. Después de cincuenta años de desconfianza, no creo que lo que se denomina “diálogo” sea posible. No se trata solamente de hablar. Es natural que los obreros no nos reciban con los brazos abiertos. El contacto sólo se establecerá si combatimos juntos. Se puede, por ejemplo, crear grupos conjuntos de acción revolucionaria, en los que obreros y estudiantes planteen juntos los problemas y actúen juntos. Habrá lugares en los que eso funcione y otros en los que no funcione.

JPS:
El problema sigue siendo el mismo: mejoras o revolución. Como usted dice, todo lo que ustedes hacen a través de la violencia es recuperado por los reformistas de una manera positiva. La Universidad , gracias a lo que ustedes han hecho, se verá mejorada, pero siempre dentro del marco de la sociedad burguesa.

DC-B:
Es evidente; pero creo que no hay otro modo de avanzar. Tomemos el ejemplo de los exámenes. No se discute que se seguirá con ellos. Pero seguramente no se desarrollarán como antes. Se encontrará una fórmula nueva. Y si una sola vez se efectúan de un modo desacostumbrado, un proceso de reforma se pondrá en marcha de modo irreversible. No sé hasta qué punto llegará, lo que sé es que se hará lentamente; pero es la única estrategia posible.

Para mí, no se trata de hacer metafísica, ni de indagar cómo habrá que realizar la revolución. Ya he dicho que creo que vamos más bien hacia un cambio perpetuo de la sociedad, provocado, en cada etapa, por acciones revolucionarias. El cambio radical de las estructuras de nuestra sociedad sólo sería posible si se produjera de golpe la coincidencia de una crisis económica grave, con la acción de un potente movimiento obrero y de un fuerte movimiento estudiantil. Hoy estas condiciones no están reunidas. Como máximo puede pretenderse la caída del gobierno. Pero no puede soñarse en hacer estallar la sociedad burguesa. Lo que no quiere decir que no haya que hacer nada: todo lo contrario, es necesario luchar paso a paso a partir de un cuestionamiento global.

La cuestión de saber si puede haber todavía revoluciones en las sociedades capitalistas evolucionadas y de lo que hay que hacer para provocarlas realmente no me interesa.

Cada cual con su teoría; unos dicen: las revoluciones del tercer mundo son las que provocarán el derrumbe del mundo capitalista. Otros: sólo gracias a la revolución en el mundo capitalista podrá haber desarrollo del tercer mundo. Todos los análisis están más o menos fundados, pero en mi opinión, eso no tiene mayor importancia.

Observemos lo que acaba de pasar. Desde hace mucho tiempo hay gente que busca el mejor modo de provocar una explosión en el medio estudiantil. Nadie lo ha encontrado y finalmente ha sido una situación objetiva la que ha provocado la explosión. Influyó sin duda el manotón del poder –la ocupación de la Sorbona por la policía-, pero es evidente que esta “gaffe” monumental no es el único origen del movimiento. La policía ya había entrado en Nanterre, algunos meses atrás, y eso no había despertado ninguna reacción en cadena. Esta vez se despertó una que no fue posible detener, lo que permite examinar el papel que puede desempeñar una minoría activa.

Lo que ha sucedido desde hace dos semanas constituye, a mi entender, una refutación de la famosa teoría de “las vanguardias revolucionarias” consideradas como las fuerzas dirigentes de un movimiento popular. En Nanterre y París ha habido simplemente una situación objetiva, derivada de lo que se llama de un modo vago “el malestar estudiantil” y de la voluntad de acción de una parte de la juventud, decepcionada por la inacción de las clases que ejercen el poder. La minoría activa pudo, por el hecho de ser teóricamente más consciente y estar mejor preparada, encender el detonador y penetrar por la brecha. Pero eso es todo. Los otros podían seguir o no seguir. Sucede que han seguido. Pero después, ninguna vanguardia, sea la UEC , la JCR o los “marxistas-leninistas”, ha podido tomar la dirección del movimiento. Sus militantes pudieron participar en las acciones de un modo decidido pero desaparecieron absorbidos por el movimiento. Se los encuentra en los comités de coordinación, donde su papel es importante, pero en ningún momento hubo oportunidad de que estas vanguardias desempeñaran un papel directivo.

No más vanguardias

Es el punto esencial. Sirve para destacar que es necesario abandonar la teoría de “la vanguardia dirigente” para adoptar aquella –más simple y más honrada- de “la minoría activa” que desempeña el papel de un fermento permanente, impulsando a la acción sin pretender la dirección. En efecto, aunque nadie quiera admitirlo, el partido bolchevique no dirigió la revolución rusa. Fue empujado por las masas. Pudo elaborar su teoría en la marcha, dar ciertos impulsos hacia un lado o hacia otro, pero no desencadenó, solo, un movimiento que fue en su mayor parte espontáneo. En determinadas situaciones objetivas –con la ayuda de una minoría activa- la espontaneidad retoma su lugar en el movimiento social. Es ella la que promueve el avance, y no las órdenes de un grupo dirigente.

JPS:
Lo que mucha gente no comprende, es que ustedes no buscan elaborar un programa, ni dar una estructura al movimiento. Les reprochan querer “destruirlo todo” sin saber –en todo caso sin decir- lo que ustedes quieren colocar en lugar de lo que derrumban.

DC-B:
¡Claro! Todo el mundo se tranquilizaría –Pompidou en primer lugar- si fundáramos un partido anunciando: “Toda esta gente está con nosotros. Aquí están nuestros objetivos y el modo cómo pensamos lograrlos…” Se sabría a que atenerse y por lo tanto la forma de anularnos. Ya no se estaría frente a “la anarquía”, el “desorden”, la “efervescencia incontrolable”.

La fuerza de nuestro movimiento reside precisamente en que se apoya en una espontaneidad “incontrolable”, que da el impulso sin pretender canalizar o sacar provecho de la acción que ha desencadenado. Para nosotros existen hoy dos soluciones evidentes. La primera consiste en reunir cinco personas de buena formación política y pedirles que redacten un programa, que formulen reivindicaciones inmediatas de aspecto sólido y digan: “Esta es la posición del movimiento estudiantil, hagan según eso lo que quieran”. Es la mala solución. La segunda consiste en tratar de hacer comprender la situación, no a la totalidad de los estudiantes ni siquiera a la totalidad de los manifestantes, pero a un gran número de entre ellos. Para eso, es preciso evitar la creación inmediata de una organización o definir un programa que serían inevitablemente paralizantes. La única oportunidad del movimiento es justamente ese desorden que permite a las gentes hablar libremente y que puede desembocar, por fin, en cierta forma de autoorganización. Por ejemplo, es necesario ahora renunciar a las reuniones de gran espectáculo y llegar a formar grupos de trabajo y de acción. Fue lo que tratamos de hacer en Nanterre.

Ante la repentina libertad de palabra en París, se hace preciso que en primer término la gente se exprese. Dicen cosas confusas, vagas, a menudo sin interés, porque se las han dicho cien veces, pero eso les permite, después de haber dicho todo eso, de plantearse la siguiente pregunta: “¿Y ahora?” Eso es lo más importante, y lo que la mayor parte de los estudiantes se preguntan: “¿Y ahora?” Sólo después podrá hablarse de programa o de estructuración. Si nos planteáramos desde el comienzo el tema: “¿Qué harán con los exámenes?” Significaría asfixiar las posibilidades, sabotear el movimiento, interrumpir la dinámica. Los exámenes tendrán lugar y nosotros presentaremos propuestas, pero que nos den tiempo. Primero hay que hablar, reflexionar, buscar fórmulas nuevas. Las encontraremos. Pero no hoy.

Una reiniciación de clases catastrófica

JPS:
El movimiento estudiantil como usted ha dicho, está ahora en la cresta de la ola. Pero están por llegar las vacaciones, una pausa, seguramente un retroceso. El gobierno aprovechará para realizar reformas. Invitará a estudiantes a participar en ellas, y muchos aceptarán diciendo: “Nosotros sólo pretendemos reformas”, o si no: “Son sólo reformas, pero es mejor que nada y las hemos obtenido por la fuerza”. Tendrán una Universidad transformada, pero los cambios pueden muy bien ser sólo superficiales, limitarse al progreso de los equipos materiales, de los locales, de los restaurantes universitarios. Todo eso no cambiará la esencia del sistema. Son reivindicaciones que el poder puede satisfacer sin que sea cuestionado el régimen. ¿Creen ustedes poder obtener “mejoras” que introduzcan realmente elementos revolucionarios en la Universidad burguesa; que hagan, por ejemplo, que la enseñanza impartida en la Universidad esté en contradicción con la función principal de la Universidad en el régimen actual: formar cuadros bien integrados en el sistema?

DC-B:
En primer término, las reivindicaciones puramente materiales pueden tener un contenido revolucionario. Con respecto a los restaurantes universitarios tenemos una reivindicación de fondo. Pedimos su supresión en cuanto a su carácter de restaurantes “universitarios”. Es necesario que se transformen en restaurantes “de la juventud”, en los que todos los jóvenes, estudiantes o no, puedan comer por 1,40 francos. Y nadie puede estar en contra: si los trabajadores jóvenes trabajan todo el día, no se justifica el que de noche no puedan comer por 1.40 F . Igual cosa en lo que respecta a las ciudades universitarias: pedimos que se conviertan en ciudades para la juventud. Hay muchos obreros jóvenes, muchos aprendices que desean independizarse de sus padres pero que no pueden arrendar un cuarto porque cuesta 30.000 francos viejos por mes; queremos que se los acoja en las ciudades donde el alquiler es de 9.000 o 10.000 francos viejos. Los hijos de familias acomodadas que estudian derecho o ciencias políticas pueden ir a otra parte.

En el fondo, no pienso que las reformas que podrá hacer el gobierno sean las suficientes para desmovilizar a los estudiantes. Las vacaciones señalarán indudablemente un retroceso, pero no quebrarán el movimiento. Algunos dirán: “Nuestro golpe ha fracasado”, sin tratar de explicarse lo que sucedió. Otros dirán: “La situación no estaba madura”. Pero muchos militantes comprenderán que hay que capitalizar lo que acaba de pasar, analizarlo teóricamente y prepararse para una nueva acción en la reapertura. Porque la reapertura de cursos será catastrófica, sean las que fueren las reformas gubernamentales. Y la experiencia de la acción desordenada, imprevista, provocada por el poder, que acabamos de conducir, nos permitirá volver más eficaz la acción que podría desencadenarse en otoño. Las vacaciones permitirán a los estudiantes esclarecer su propio desconcierto, que se manifestó en estos quince días de crisis, y a reflexionar sobre lo que quieren y pueden hacer.

En cuanto a la posibilidad de lograr que la enseñanza impartida en la Universidad se vulva una “contra-enseñanza” que forme, no cuadros bien integrados sino revolucionarios, es una esperanza que me parece un poco idealista. La enseñanza burguesa, aún reformada, producirá cuadros burgueses. La gente será aprisionada en el engranaje del sistema. En el mejor de los casos, se volverán miembros de una izquierda benévola pero seguirán siendo, objetivamente, engranajes que aseguren el funcionamiento de la sociedad.

Nuestro objetivo es lograr poner en marcha una “enseñanza paralela” tanto técnica como ideológica. Se trata de que nosotros mismos volvamos a poner en marcha la Universidad sobre bases completamente nuevas, aunque esto no dure más que unas pocas semanas. Acudiremos a los profesores de izquierda y de extrema izquierda que estén dispuestos a trabajar con nosotros en los seminarios y a apoyarnos con sus conocimientos –renunciando a su condición de profesores- en la experiencia que emprenderíamos.

Podríamos inaugurar seminarios en todas las facultades –por supuesto nada de clases magistrales- sobre los problemas del movimiento obrero, sobre la utilización de la técnica al servicio del hombre, sobre las posibilidades que ofrece la automación. Y todo esto no simplemente desde un punto de vista teórico (no hay un solo libro de sociología que no comience con la frase: “Hay que poner la técnica al servicio del hombre”) sino planteando problemas concretos. Esta enseñanza tendría inevitablemente una orientación contraria a la del sistema en uso, por lo que la experiencia no podría durar mucho tiempo: el sistema reaccionaría inmediatamente y el movimiento sucumbiría. Pero lo importante no es elaborar una reforma de la sociedad capitalista sino lanzar una experiencia de ruptura completa con esta sociedad; una experiencia que no dure pero que deje entrever una posibilidad: se percibe algo, fugitivamente, que luego se extingue. Pero basta para probar que ese algo puede existir.

No esperamos construir una universidad de tipo socialista en nuestra sociedad, porque sabemos que la función de la Universidad seguirá siendo la misma en tanto que no cambie la totalidad del sistema. Pero creemos que puede haber momentos de ruptura en la cohesión del sistema y que se puede aprovecharlos para abrir brechas.

JPS:
Eso supone la existencia permanente de un movimiento “anti-institucional” que impida a las fuerzas estudiantiles estancarse. Lo que ustedes pueden reprochar a UNEF, en efecto, es de ser un sindicato, es decir una institución forzosamente esclerosada.

DC-B:
Le reprochamos ser, sobre todo en sus formas de organización, incapaz de lanzar una reivindicación. La defensa de los intereses de los estudiantes resulta, de todos modos, una cosa problemática. ¿Cuáles son esos intereses? Los estudiantes no constituyen una clase. Los trabajadores, los campesinos, forman una clase social y tienen intereses objetivos. Sus reivindicaciones son claras y van dirigidas a los patrones, a los representantes de la burguesía. ¿Pero los estudiantes? ¿Quiénes son sus opresores, salvo el sistema?

Nuevos medios

JPS:
En efecto, los estudiantes no constituyen una clase. Ellos se definen por la edad y por una relación con el conocimiento. El estudiante es alguien que, por definición, un día dejará de ser estudiante, en no importa cuál sociedad, incluso en aquella en la que soñamos.

DC-B:
Eso es lo que justamente hay que cambiar. En el sistema actual se dice: existen los que trabajan y los que estudian. Y todo queda en una división, aunque sea sensata, del trabajo social. Pero es posible imaginar otro sistema en el cual todo el mundo toma parte en las tareas de producción –reducidas al máximo gracias a los progresos de la técnica- y en el cual todos tengan la posibilidad de proseguir paralelamente estudios continuos. Es el sistema del trabajo productivo y del estudio concomitante.

Evidentemente habrá casos especiales: no se puede dedicarse a las matemáticas avanzadas, o a la medicina y ejercer otra actividad al mismo tiempo. No se trata de instituir reglas uniformes. Pero es el principio de base el que ha de ser cambiado. Es preciso rechazar, desde un comienzo, la distinción entre estudiante y trabajador.

Por supuesto, nada de esto tendrá lugar mañana mismo, pero algo hay que se ha puesto en marcha y que proseguirá ineludiblemente.

JPS:
Lo interesante de la acción que ustedes desarrollan es que lleva a la imaginación al poder. Ustedes poseen una imaginación limitada como todo el mundo, pero tienen muchas más ideas que sus mayores. Nosotros estamos formados de un modo tal que tenemos ideas precisas sobre lo que es posible y lo que no lo es. Un profesor dirá: “¿Suprimir los exámenes? Jamás. Se puede perfeccionarlos, pero no suprimirlos”. ¿Por qué esto? Porque ha pasado por los exámenes durante la mitad de su vida.

La clase obrera ha imaginado a menudo nuevos métodos de lucha, pero siempre en función de la situación precisa en la que se encontraba. En 1936 inventó la ocupación de las fábricas, porque era la única arma que tenía para consolidar y sacar provecho de una victoria electoral. Ustedes tienen una imaginación mucho más rica y las frases que se leen en los muros de la Sorbona lo prueban. Hay algo que ha surgido de ustedes que asombra, que trastorna, que reniega de todo lo que ha hecho de nuestra sociedad lo que ella es. Se trata de lo que yo llamaría la expansión del campo de lo posible . No renuncien a eso.

Camilo Riffo Presidente FEC 2010

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Written by Eduardo Aquevedo

22 noviembre, 2009 at 19:13

México, Tlatelolco 1968: la colusión del PRI con militares contra el movimiento estudiantil…

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Corona del Rosal, entre quienes pagaron a francotiradores que dispararon al Ejército en Tlatelolco

Probada, la colusión de militares y líderes priístas en matanza del 68

Según documento recién obtenido en el AGN, el grupo De la Lux surgió en 1960; también atacó en 1971

Foto

Imagen del 3 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas. Foto Armando Lenin Salgado

Gustavo Castillo García

Desde 1960, el entonces dirigente de la priísta Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), Alfonso Corona del Rosal, y Alfonso Martínez Domínguez, con apoyo de los militares –que luego se convertirían en generales– Manuel Díaz Escobar y Humberto Bermúdez Dávila crearon el grupo de choque que inicialmente se conoció como De la Lux, cuyos integrantes actuarían como francotiradores el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, afirma la historiadora María de Los Ángeles Magdaleno Cárdenas.

Para el 10 de junio de 1971, ese mismo grupo, entonces ya identificado como Halcones, participó en la represión contra maestros y estudiantes en la ciudad de México.

Con base en documentos obtenidos apenas el pasado viernes en el Archivo General de la Nación (AGN), la historiadora señala que para 1969, Corona del Rosal controlaba la zona de la Cuchilla del Tesoro, donde habitaban al menos 500 miembros de De la Lux, integrado por luchadores, boxeadores y locatarios de La Merced. “Los mismos que en 1971 entrenaban allí como halcones.

“Corona del Rosal mantuvo el comportamiento mostrado desde que fungió como líder del PRI en los años 50; constituyó lo que se conocería como la policía priísta, un cuerpo que vigilaba y espiaba a los militantes destacados y los dirigentes rivales.

“En su natal Hidalgo, desde 1952 creó un servicio de información para conocer las fallas del entonces gobernador Quintín Rueda Villagrán, a quien sucedió en el cargo. Para 1953, siendo gerente del Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y la Armada, comenzó a reclutar agentes a los que meses después comandaría desde la policía que operó dentro de las oficinas del PRI, partido que en 1956 lo postuló para ocupar el cargo de Ejecutivo local.

Financiaba a francotiradores

“El general, quien en 1968 se desempeñó como jefe del entonces Departamento del Distrito Federal, y uno de los aspirantes a suceder a Gustavo Díaz Ordaz en la Presidencia en 1970, financiaba a los francotiradores que dispararon contra el Ejército en la Plaza de las Tres Culturas, lo que desencadenó la matanza de estudiantes. Los documentos encontrados en el AGN demuestran la complicidad que tuvieron en el financiamiento de ese grupo personajes como Martínez Domínguez, ya que supo que desde la CNOP se pagaba a un grupo que se dice estaba conformado por 20 mil personas.

“La organización De la Lux surgió desde 1960, como señala un documento de la Secretaría de Gobernación clasificado como confidencial, el cual fue elaborado el 5 de julio de 1969. Otros oficios obtenidos también en el AGN refieren que el 4 de febrero de 1960, El Zorro Plateado, Manuel Díaz Escobar, jefe operativo de De la Lux, los francotiradores del 2 de octubre y los halcones en 1971, adquirió 40 pistolas y 25 revólveres Ruby Extra, calibres 22 al 38, según las relaciones de las armas importadas con permisos del Departamento de la Industria Militar, y certificados expedidos por el consulado general de México en Nueva York”, explicó Magdaleno Cárdenas, quien en su momento fue encargada del área documental de la ex fiscalía para movimientos políticos del pasado.

Señala que los documentos encontrados establecen “que en la conformación y actividad del grupo que de manera sistemática reprimió los movimientos sociales de 1960 a 1971, principalmente en la capital mexicana, estuvieron involucrados Alfonso Corona del Rosal, Alfonso Martínez Domínguez, Manuel Díaz Escobar, Humberto Bermúdez Dávila (jefe del Estado Mayor Presidencial, EMP, durante el gobierno de José López Portillo); Eliud Ángel Casiano Bello (general brigadier y subjefe administrativo del EMP en 1984, Luis Gutiérrez Oropeza (jefe del EMP durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y quien otorgaba las licencias para que Díaz Escobar se desempeñara como secretario general de la CNOP –oficialmente desde 1961– y quien también daba autorización para que Bermúdez Dávila fuera secretario particular de Corona del Rosal)”.

El documento confidencial de julio de 1969 señala: “estaba un grupo de 14 personas platicando que pertenecen al grupo De la Lux que sostiene el señor Lic. Alfonso Corona del Rosal, y que agrupa aproximadamente a 20 mil gentes, de las cuales 5 mil tienen un sueldo de 70 pesos diarios trabajando en la campaña política (…) a favor de Corona del Rosal; este grupo viene actuando desde hace 9 años, y su última actuación fue en la campaña del señor Lic. Díaz Ordaz; en el grupo De la Lux se encuentran adheridos y controlados por el licenciado Alfonso Carrillo, empleado de mucha confianza de Corona del Rosal, locatarios de La Merced principalmente, así como de la Unión libre de Boxeadores, luchadores y gimnastas, tranviarios, empleados subalternos del Depto. del DF; en las pasadas orgías (sic) estudiantiles, este grupo se dedicó a contraatacar a los estudiantes de leyes y otras escuelas, y para identificarse entre ellos usaban un guante blanco en la mano derecha”.

Se debe recordar que en 1968 (un año antes de que escribiera el oficio de referencia) en México se gestó un movimiento estudiantil, y que el 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas, hubo una matanza generada por francotiradores que dispararon a los soldados allí apostados; se identificaban igual que el Batallón Olimpia y un grupo de empleados de la Secretaría de Gobernación: con un guante blanco en la mano derecha.

LA JORNADA

Written by Eduardo Aquevedo

4 octubre, 2009 at 8:27

Manifiesto del movimiento universitario de Cordoba, 1918…

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“Una vergüenza menos y una libertad más”…

Con el manifiesto de junio de 1918, escrito por Deodoro Roca y firmado por los dirigentes de la Federación Universitaria de Córdoba, el movimiento reformista se convirtió en uno de los más originales de América en el siglo XX. No sólo la Reforma terminaría incorporando a los estudiantes al gobierno académico, en un avance democratizador. También garantizó la autonomía e impulsó el contacto de la universidad con el resto de la sociedad. A continuación, el documento completo.


La juventud argentina de Córdoba.
A los hombres libres de Sud América

Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos. Las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.

La rebeldía estalla en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de mayo. Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y –lo que es peor aún– el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.

Nuestro régimen universitario –aun el más reciente– es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario. Se crea así mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra ese régimen y entiende que en ello lleva la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio, radica principalmente en los estudiantes. El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad en un hogar de estudiantes no se ejercita mandando sino sugiriendo y amando: enseñando.

Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia. Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa que cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.

Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en estas casas de estudios es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa dignidad y la falsa competencia. Ahora advertimos que la reciente reforma, sinceramente liberal, aportada a la Universidad de Córdoba por el doctor José Nicolás Matienzo sólo ha venido a probar que el mal era más afligente de lo que imaginábamos y que los antiguos privilegios disimulaban un estado de avanzada descomposición. La reforma Matienzo no ha inaugurado una democracia universitaria, ha sancionado el predominio de una casta de profesores. Los intereses creados en torno de los mediocres han encontrado en ella un inesperado apoyo. Se nos acusa ahora de insurrectos en nombre de un orden que no discutimos, pero que nada tiene que seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección. Entonces la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la juventud. El sacrificio es nuestro mejor estímulo, la redención espiritual de las juventudes americanas nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestras verdades lo son –y dolorosas– de todo el continente. ¿Que en nuestro país una ley –se dice–, la ley Avellaneda, se opone a nuestros anhelos? Pues reformar la ley, que nuestra salud moral lo está exigiendo.

La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido tiempo aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elevación de sus propios maestros. Ante los jóvenes no se hace mérito adulante o comprado. Hay que dejar que ellos mismo elijan sus maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones. En adelante sólo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de almas, los creadores de verdad, de belleza y de bien.

La juventud universitaria de Córdoba cree que ha llegado la hora de plantear este grave problema a la consideración del país y de sus hombres representativos.

Los sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de Córdoba con motivo de la elección rectoral, aclaran singularmente nuestra razón en la manera de apreciar el conflicto universitario. La Federación Universitaria de Córdoba cree que debe hacerles conocer al país y a América las circunstancias de orden moral y jurídico que invalidan el acto electoral verificado el 15 de junio. Al confesar los ideales y principios que mueven a la juventud en esta hora única de su vida, quiere referir los aspectos locales del conflicto y levantar bien alta la llama que está quemando el viejo reducto de la opresión clerical. En la Universidad Nacional de Córdoba y en esta ciudad no se han presenciado desórdenes, se ha contemplado y se contempla el nacimiento de una verdadera revolución que ha de agrupar bien pronto bajo su bandera a todos los hombres libres del continente. Referiremos los sucesos para que se vea cuánta razón nos asistía y cuánta vergüenza nos sacó a la cara la cobardía y la perfidia de los reaccionarios. Los actos de violencia, de los cuales nos responsabilizamos íntegramente, se cumplían como en el ejercicio de puras ideas. Volteamos lo que representaba un alzamiento anacrónico y lo hicimos para poder levantar siquiera el corazón sobre esas ruinas. Aquellos representan también la medida de nuestra indignación en presencia de la miseria moral, de la simulación y del engaño artero que pretendía filtrarse con las apariencias de la legalidad. El sentido moral estaba oscurecido en las clases dirigentes por un fariseísmo tradicional y por una pavorosa indigencia de ideales.

El espectáculo que ofrecía la Asamblea universitaria era repugnante. Grupos de amorales deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector explotaban los contornos en el primer escrutinio, para inclinarse luego al bando que parecía asegurar el triunfo, sin recordar la adhesión públicamente empeñada, el compromiso de honor contraído por los intereses de la universidad. Otros –los más–, en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocación de la Compañía de Jesús, exhortaban a la traición y al pronunciamiento subalterno. (Curiosa religión que enseña a menospreciar el honor y deprimir la personalidad. Religión para vencidos o para esclavos.) Se había obtenido una reforma liberal mediante el sacrificio heroico de una juventud. Se creía haber conquistado una garantía y de la garantía se apoderaban los únicos enemigos de la reforma. En la sombra, los jesuitas habían preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habría comportado otra traición. A la burla respondimos con la revolución. La mayoría expresaba la suma de la represión, de la ignorancia y el vicio. Entonces vimos la única lección que cumplía y espantamos para siempre la amenaza del dominio clerical.

La sanción moral es nuestra, el derecho también. Aquéllos pudieron obtener la sanción jurídica, empotrarse en la ley. No se lo permitimos. Antes de que la iniquidad fuera un acto jurídico, irrevocable y completo, nos apoderamos del salón de actos y arrojamos a la canalla, sólo entonces amedrentada, a la vera de los claustros. Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de haber, a continuación, sesionado en el propio salón de actos la Federación Universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga indefinida.

En efecto, los estatutos reformados disponen que la elección del rector terminará en una misma sesión, proclamándose inmediatamente el resultado, previa lectura de cada una de las boletas y aprobación del acta respectiva. Afirmaremos, sin temor de ser rectificados, que las boletas no fueran leídas, que el acta no fue aprobada, que el rector no fue proclamado, y que, por consiguiente, por la ley, aún no existe rector de esta universidad.

La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombres, ni de empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad. Las funciones públicas se ejercitaban en beneficio de determinadas camarillas. No se reformaban planes ni reglamentos por temor de que alguien en los cambios pudiera perder su empleo. La consigna de “hoy para ti y mañana para mí” corría de boca en boca y asumía la preeminencia de estatuto universitario. Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo a mantener a la universidad apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas. Las lecciones, encerradas en la repetición de viejos textos, amparaban el espíritu de rutina y de sumisión. Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de los dogmas, trataban de mantener en clausura a la juventud, creyendo que la conspiración del silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia. Fue entonces cuando la oscura universidad mediterránea cerró sus puertas a Ferri, a Ferrero, a Palacios y a otros, ante el temor de que fuera perturbada su plácida ignorancia. Hicimos entonces una santa revolución y el régimen cayó a nuestros golpes.

Creímos honradamente que nuestro esfuerzo había creado algo nuevo, que por lo menos la elevación de nuestros ideales merecía algún respeto. Asombrados, contemplamos entonces cómo se coaligaban para arrebatar nuestra conquista los más crudos reaccionarios.

No podemos dejar librada nuestra suerte a la tiranía de una secta religiosa, ni al juego de intereses egoístas. A ello se nos quiere sacrificar. El que se titula rector de la Universidad de San Carlos ha dicho su primera palabra: “Prefiero, antes que renunciar, que quede el tendal de cadáveres de estudiantes”. Palabras llenas de piedad y de amor, de respeto reverencioso a la disciplina; palabras dignas del jefe de una casa de altos estudios. No invoca ideales, ni propósitos de acción cultural. Se siente custodiado por la fuerza y se alza soberbio y amenazador. ¡Armoniosa lección que acaba de dar a la juventud el primer ciudadano de una democracia universitaria! Recojamos la lección, compañeros de toda América; acaso tenga el sentido de un presagio glorioso la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad; ella nos muestra el verdadero carácter de la autoridad universitaria, tiránica y obcecada, que ve en cada petición un agravio y en cada pensamiento una semilla de rebelión.

La juventud ya no pide, exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.

La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su Federación, saluda a los compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que se inicia.

Enrique F. Barros, Horacio Valdés, Ismael C. Bordabehere, presidentes; Gumersindo Sayago, Alfredo Castellanos, Luis M. Méndez, Jorge L. Bazante, Ceferino Garzón Maceda, Julio Molina, Carlos Suárez Pinto, Emilio R. Biagosch, Angel J. Nigro, Natalio J. Saibene, Antonio Medina Allende, Ernesto Garzón.

Publicado en Página/12

Noam Chomsky: el impacto de mayo de 1968…

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Mil novecientos sesenta y ocho fue un momento emocionante dentro de un movimiento mucho más extenso. A su vez, el 68 engendró en sí mismo un amplio espectro de movimientos. Sin el 68 no habría existido, por ejemplo, un movimiento de solidaridad internacional globalizado. Fue enorme en términos de derechos humanos, derechos étnicos y además como precursor de la conciencia sobre el medio ambiente.

Los «papeles del Pentágono» (las 7.000 páginas del informe secreto del gobierno de Estados Unidos sobre la guerra de Vietnam) son una prueba de esto: justo antes de la ofensiva del Tet, el mundo de los negocios se revolvió contra la guerra porque pensaba que era demasiado costosa y que el gobierno tenía el propósito –eso lo sabemos ahora- de enviar más soldados a la guerra, a pesar de que Lyndon B. Johnson había declarado que no enviaría más tropas a Vietnam.

Los papeles del Pentágono nos dicen que por miedo al creciente malestar de los ciudadanos, el gobierno se vio obligado a poner fin a la guerra. Además no estaba seguro de que pudiera disponer de suficientes tropas para enviar a Vietnam y al mismo tiempo para reprimir los disturbios en el frente doméstico.

Una de las reacciones más interesantes de las que sobrevinieron en 1968 fue la primera comunicación de la Comisión Trilateral (organización creada por Rockefeller compuesta de empresarios, banqueros, altos cargos de las administraciones políticas, ideólogos y teóricos de la nueva derecha y dirigentes sindicales de marcado tinte anticomunista, N.deT), que pensaba en «una crisis de la democracia» debido a la excesiva participación de las masas. En las postrimerías de los años 60 se suponía que las masas debían ser pasivas, no se escuchaban sus voces y no podían entrar en la escena pública. Cuando lo hicieron, el hecho se calificó de «exceso de democracia» y la gente temió que esas manifestaciones ejercieran demasiada presión sobre el sistema. El único que no expresó demasiado sus opiniones fue el grupo corporativo empresarial porque estaba implicado en las políticas aceptables.

La Comisión hizo un llamamiento a la moderación en la democracia y al retorno a la pasividad, señaló que «las instituciones encargadas del adoctrinamiento», como las escuelas y las iglesias, no estaban haciendo bien su trabajo y debían hacerlo de forma más agresiva.

El ala más reaccionaria fue más violenta ante los acontecimientos del 68. En aquel momento trataron de reprimir la democracia y en parte lo lograron, aunque no realmente, ya que el movimiento social de activistas creció. En 1968, por ejemplo, era inimaginable que se llegaría a crear, en 1980, un grupo de solidaridad internacional.

Actualmente, la democracia es incluso más fuerte que en 1968. Hay que recordar que al principio de la guerra de Vietnam no hubo oposición. La oposición se desarrolló, pero sólo seis años después, cuando John F. Kennedy atacó Vietnam del Sur y creció el número de víctimas. En cambio, en la guerra de Iraq, la oposición ha estado presente desde el principio, incluso antes de que se iniciara el primer ataque. La guerra de Iraq es el primer conflicto de la historia occidental en el que ha habido manifestaciones masivas contra una guerra incluso antes de que comenzara. También hay otras diferencias. En 1968, sólo se discutía la salida de Vietnam de forma marginal. Actualmente todos los candidatos a la presidencia se refieren a la retirada de Iraq como una posibilidad política real.

Actualmente también hay un mayor rechazo a la opresión del que había entonces. EEUU solía promover o apoyar rutinariamente los golpes de estado en América Latina. Pero la última vez que los estadounidenses apoyaron un golpe de Estado, en 2002 en Venezuela, tuvieron que dar marcha atrás rápidamente por la fuerte oposición pública. Sencillamente no pueden hacer las cosas que hacían antes.

Por eso pienso que el impacto del 68 ha sido duradero y, definitivamente, ha dado resultados positivos.

Original en inglés: http://www.chomsky.info/articles/20080508.htm

REBELION.ORG

Tlatelolco: una gran manifestación estudiantil convertida en masacre (Octubre 1968)

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(México. Especial para Clarín).- En un marco de gran expectativa, una comisión legislativa entrevistará hoy al ex presidente de México, Luis Echeverría, para que diga su verdad sobre la matanza estudiantil de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968. Ese día, en vísperas de la inauguración de los Juegos Olímpicos en la capital mexicana, una marcha estudiantil que denunciaba la situación social en el país fue reprimida a balazos por efectivos del ejército en la Plaza de las Tres Culturas, ubicada en Tlatelolco.

Echeverría era ministro del Interior cuando ocurrió la masacre que costó la vida a un número indeterminado de estudiantes, entre 400 y 500, aunque la versión oficial señalaba una cifra considerablemente menor. Sin olvidoA 30 años de ocurridos los hechos, la verdad histórica sobre el 68 mexicano contiene aún muchas zonas oscuras, pero cada aniversario es recordado con una manifestación popular en Tlatelolco, bajo la consigna 2 de octubre no se olvida. Después de un ríspido debate, el 2 de octubre de 1997, el pleno de la Cámara de Diputados acordó formar la Comisión Especial 68, integrada por diez legisladores, dos por cada partido con representación parlamentaria. Los legisladores pidieron al gobierno que ponga a disposición de la comisión todos los archivos vinculados con los hechos de Tlatelolco, pero encontraron resistencia en los ministerios de Defensa e Interior.

La comisión tiene planeado acceder a documentos de agencias de inteligencia extranjeras, como la CIA, el FBI y el Pentágono de Estados Unidos, el Mosad israelí, los archivos de la ex KGB rusa, los servicios franceses y del gobierno cubano. Según Raúl Alvarez Garín, uno de los dirigentes estudiantiles del 68, en Tlatelolco las fuerzas armadas cometieron delito de genocidio, y el ominoso silencio oficial sobre la masacre se explica por la línea de continuidad del régimen político del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI). En 1969, después de esgrimir la teoría de una conjura extranjera manipulada desde Moscú, La Habana y Berlín. Este para establecer en México una cabeza de playa contra Estados Unidos, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz asumió íntegramente la responsabilidad personal, ética, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno.

Según diversas interpretaciones, al asumir toda la responsabilidad Díaz Ordaz le abrió camino a su sucesor, el hombre que por sus pantalones se había ganado la presidencia de México: Luis Echeverría. Como responsable de la seguridad interior, Echeverría -después conocido por sus posiciones tercermundistas- se singularizó por su mano dura e instruyó la formación del Batallón Olimpia, un cuerpo integrado por militares, pero dirigido por la Dirección Federal de Seguridad (DFS, servicio de inteligencia civil), que habría coordinado la masacre estudiantil en Tlatelolco. La DFS fue señalada por Philip Agee, un ex agente de la CIA que entonces estaba asignado al team de La Compañía en México, como un brazo de la agencia de espionaje estadounidense con sede en Langley, Virginia. Varios jefes de la DFS fueron mencionados después como el nexo mexicano del escándalo Irán-contras, que involucró al teniente coronel Oliver North durante la segunda presidencia de Ronald Reagan.

http://www.clarin.com/diario/1998/02/03/i-02401d.htm

Movimiento estudiantil de 1968 en México

La matanza de Tlatelolco ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en el Barrio de Tlatelolco, Ciudad de México fue una represión militar organizada directamente por el gobierno mexicano contra grupos estudiantiles críticos del sistema político que encabezaba el Partido Revolucionario Institucional. No se ha logrado esclarecer la cantidad de muertos: algunos estimados apuntan a centenas (más de 300 personas), pero casi todas las fuentes gubernamentales reportan una estimación de entre 40 y 50. Decenas de personas resultaron heridas y varios arrestados. La fuente oficial reportó en su momento 34 muertos, en su mayoría soldados.

La masacre representa uno de los episodios más trágicos de la historia reciente de México. En la actualidad, aun existen numerosos casos de desaparecidos sin aclarar, quedando impunes los

La masacre estuvo precedida por meses de intranquilidad política en la capital mexicana, con manifestaciones y protestas estudiantiles para apoyar los eventos que sucedían en el mundo en 1968.

El 27 de agosto más de 200.000 estudiantes marcharon por el centro de la Ciudad de México y se instalaron en el Zócalo (plaza central del D. F.). Al día siguiente fueron reprimidos por la policía y el ejército mexicano.

Los estudiantes buscaban atraer la atención que había sobre la ciudad por los Juegos Olímpicos de 1968. El entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, estaba empeñado en detener las protestas y en septiembre, semanas antes de la masacre, ordenó al ejército ocupar el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El ejército detuvo y golpeó indiscriminadamente a muchos estudiantes. Como señal de protesta el rector Javier Barros Sierra renunció el 23 de septiembre.

Ese mismo 23 de septiembre estudiantes del IPN en manifestación, se atrincheraron de la represión policíaca en el Casco de Santo Tomas, el cual fue cercado por granaderos y policías. Al atardecer los estudiantes salieron del casco de la escuela para refugiarse en la Escuela de Ciencias Biológicas, la cual fue rodeada y balaceada en repetidas ocasiones, en la madrugada llegaron cientos de soldados y el ejército rodeo la escuela con tanquetas, instantes después fue tomado el plantel salvajemente, golpeando a hombres y mujeres y llevándoselos a todos en camiones, muchos sin moverse, en aquel fatídico día.

La masacre continuó durante la noche, los soldados allanaron los edificios de apartamentos adyacentes a la plaza. Testigos de los hechos aseguran que los cuerpos fueron sacados en camiones de basura. La explicación oficial del incidente fue que provocadores armados, ubicados en los edificios que rodeaban la plaza, iniciaron el tiroteo y las fuerzas de seguridad respondieron en defensa propia disparando a tales francotiradores. Los medios de difusión de todo el mundo publicaron la noticia de que se había registrado el choque más sangriento entre los estudiantes y tropas del gobierno. También se hallaron 445 heridos. Ningún estudiante portaba armas. Los policias traían revólveres.

29 años después de la masacre, en octubre de 1997, el congreso mexicano formó un comité para investigar la masacre de Tlatelolco. El comité tomó testimonio a varios testigos y activistas políticos involucrados, incluyendo al ex presidente de México Luis Echeverría Álvarez (quien en aquella época era Secretario de Gobernación). Echeverría admitió que los estudiantes estaban desarmados y también sugirió que la acción militar fue planificada anticipadamente para destruir o debilitar el movimiento estudiantil.

En octubre de 2003 (35 años más tarde de la masacre), el National Security Archive de la Universidad George Washington publicó documentos de la CIA, el Pentágono, el Departamento de Estado, el FBI y la Casa Blanca1. Los documentos detallan que:
En respuesta a la preocupación del gobierno mexicano por la seguridad de los Juegos Olímpicos, antes y durante la crisis el Pentágono envió al país más instructores en lucha antisubversiva, armas, municiones, material para control de protestas y equipo sofisticado de comunicación militar.

Entre julio y octubre los numerosos agentes de la CIA que se encontraban en el país reportaban casi diariamente los hechos que ocurrían dentro de la comunidad universitaria y del gobierno. Seis días antes de la masacre, el Secretario de Gobernación Echeverría y el director de la oficina mexicana de Seguridad Federal Fernando Gutiérrez Barrios, dijeron a varios agentes de la CIA que la "situación se controlaría brevemente" (traducido del inglés). Según la CIA, el gobierno mexicano "arregló" con el líder estudiantil Sócrates Campos Lemus una acusación contra dirigentes políticos disidentes de apoyar económica y logísticamente el movimiento. Entre los líderes acusados se encontraba Carlos Madrazo.

NO SE OLVIDA!

Varios libros y películas sobre el tema.

-Estos hechos son narrados en la película Rojo amanecer (1989), dirigida por Jorge Fons, que gira en torno a una familia de clase media que vive en el Edificio Chihuahua, lugar donde según diversas fuentes empezó la refriega. Fue filmada en 1989 y es protagonizada por Héctor Bonilla, María Rojo, los hermanos Demián y Bruno Bichir y Eduardo Palomo entre otros.
-El libro La Noche de Tlatelolco (1971) de Elena Poniatowska es un trabajo periodístico en el que se recopila testimonios de varios testigos y participantes de este evento.
-La novela Los días y los años, de Luis González de Alba, relata la experiencia personal del autor (entonces miembro del Consejo Nacional de Huelga) antes y después del conflicto.
-Estos sucesos son satirizados en el libro de René Aviles Nueva Utopía y los guerrilleros, publicado en 1973.
-Libro de Paco Ignacio Taibo II, "’68", New York: Seven Stories Press, 2003 ISBN 1-58322-608-7.
-The Tlatelolco Massacre in Mexico por Ronald L. Ecker (inglés).
-La película del realizador suizo Richard Dindo Ni perdón, ni olvido… [1]
-La novela La Plaza de Luis Spota narra una historia ficticia del asesinato de una estudiante.
-El pequeño libro La noche de Santo Tomas, escrito por el Doctor Igor de Leon, narra uno de los hechos poco divulgados del 68 Mexicano, la toma a sangre y fuego del Casco de Santo Tomás.

http://my.opera.com/Mengo/blog/2007/10/02/movimiento-estudiantil-de-1968-en-mexico

México: movimiento estudiantil, el paso de un sistema a otro (1968 a 1988)…

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EST-MEX2 El movimiento estudiantil mexicano de 1968 guarda algunas semejanzas con las movilizaciones universitarias que ocurrieron ese mismo año en otros países, en particular en cuanto a orígenes inmediatos y protagonistas. Al igual que en otros casos, la explosión demográfica de las instituciones de educación superior de los años sesenta había generado serios problemas de recursos humanos y materiales. En México también los actores centrales de la crisis eran hijos de las clases medias, que mucho se habían beneficiado del crecimiento económico de la posguerra. Asimismo, el movimiento estudiantil mexicano fue en un sentido amplio una protesta contra la autoridad y la disciplina tradicionales, y, dentro de una perspectiva más estrecha, ha podido interpretarse como un conflicto generacional.

Sin embargo, las semejanzas entre las diferentes movilizaciones estudiantiles de la segunda mitad de los años sesenta sólo pueden establecerse en un plano muy general. El alcance de la crisis mexicana fue mucho más profundo que en otros casos, en términos de la estructura política y de su evolución ulterior. La magnitud de su impacto se explica por las formas específicas de organización del poder, antes que por el nivel de desarrollo económico o por la fisonomía particular de la estructura social. En un régimen democrático, un desafío a la autoridad análogo al que lanzaron los universitarios mexicanos en 1968 quizá pusiera en tela de juicio ciertas prácticas políticas, pero no los fundamentos mismos del régimen, como ocurrió aquí.

En 1968 los estudiantes mexicanos desnudaron con tanta eficacia y casi naturalidad el autoritarismo, hasta entonces revestido de crecimiento económico y de conformismo, que su movilización fue un primer paso hacia el desmantelamiento de uno de los aspectos centrales de este régimen: la no participación. Cuando la apatía y la despolitización sustentan la autoridad, como había sido el caso en México en las tres décadas anteriores, las demandas de participación efectiva ponen en juego el equilibrio político, el cual se verá profundamente alterado en caso de que tales demandas sean satisfechas. Esto es, desde los años cuarenta y como efecto de las luchas del periodo anterior, la participación política había sido considerada fuente de inestabilidad, y la necesidad de superar tal inestabilidad fue una de las justificaciones centrales de las políticas de desmovilización –la educación y el control sindical y partidista, por ejemplo–; en cambio, a partir de 1968 fue abriéndose paso la idea de que la no participación era tanto o más desestabilizadora que su opuesto. En la década de los sesenta, el sistema político mexicano todavía era considerado un éxito. Desde 1940 había logrado mantener una tasa media anual de crecimiento económico de 6 por ciento, en un marco de estabilidad que combinaba formas democráticas y prácticas autoritarias, con el apoyo de un consenso modernizador que hacía las veces de opinión pública. La constitución vigente establecía un régimen democrático, pluralista y representativo en el marco de una república federal. No obstante, estas definiciones formales resultaban extrañas a una realidad dominada por la centralización del poder y el corporativismo. Tanto así, que pese a los ordenamientos constitucionales, el régimen político mexicano se ajustaba más al modelo autoritario de pluralismo limitado y no participación propuesto por Juan J. Linz para el análisis de la España franquista, que al de las democracias occidentales que habían sido la referencia inicial del régimen.

Frente a otros regímenes autoritarios, el mexicano tenía la ventaja de contar con orígenes revolucionarios que le permitían reclamar una legitimidad democrática sustentada en la representatividad popular del Estado, antes que en elecciones libres. Pese a que desde el fin de la etapa armada de la Revolución, esto es, principio de los años veinte, la renova- ción de poderes en todos los niveles transcurría periódica y regularmente, el sentido de la participación electoral era, en primer lugar, el de un refrendo a decisiones tomadas de antemano. Aunque la elite política nunca adoptó la doctrina de partido único, el número de grupos que competía por el poder era limitado, pues se concentraba en un partido oficial que era también instrumento del Estado.

Este desequilibrio real no era resultado de un pacto oligárquico, sino que estaba fundado en la alianza histórica entre líderes de clase media y grupos de campesinos y obreros que habían sido el corazón de la Revolución de 1910. Posteriormente, este acuerdo se convirtió en una de las piedras angulares del autoritarismo, pues el compromiso con los intereses populares justificó la construcción de una estructura política centralizada como condición necesaria para lograr la modernización económica y la democracia. Los pilares de esa estructura eran corporaciones de diferente tipo: las estatales que organizaban fundamentalmente a obreros y campesinos, y las que habían sido creadas con independencia del Estado, o habían logrado mantener cierto grado de autonomía para defender intereses particulares, como la Iglesia católica o la Universidad Nacional.

Aquí lo que interesa destacar es que, al igual que el autoritarismo plebiscitario que se desarrolló en Europa occidental, durante la industrialización de la segunda mitad del siglo XIX el autoritarismo mexicano del periodo de crecimiento económico de la posguerra se justificaba como etapa transitoria de una evolución ascendente hacia la modernidad, que hubiera podido verse obstaculizada por una participación política libre y plural. Los riesgos de inestabilidad derivados de posibles conflictos y fragmentaciones producto de la competencia por el poder eran excusa suficiente para que la despolitización se instalara como rasgo característico de la sociedad mexicana en esa época. Así, la función de las elecciones no era expresar la complejidad política de la sociedad, ni siquiera sus preferencias ideológicas, sino renovar simbólicamente el compromiso de largo plazo del sistema con la democracia.

Normalmente, los procesos electorales se desarrollaban en medio de una relativa indiferencia y los candidatos del partido oficial podían contar con márgenes desahogados de triunfo. Más todavía, a pesar de que las cifras históricas de participación arrojaban tasas de abstencionismo que oscilaban entre 35 y 25 por ciento, los sucesos electorales de los años ochenta apoyaron la hipótesis de que la participación era menor de lo que registraban las cifras oficiales, pero que tendió a aumentar, aunque en la elección presidencial de 1988 se abstuvo de votar alrededor del 50 por ciento de la población empadronada. Según un agudo observador, Rafael Segovia, la diferencia se explicaría por una mejora en el cómputo y vigilancia de los votos, es decir, por la disminución relativa del fraude. El abstencionismo más o menos generalizado reflejaba las limitaciones de una sociedad con bajos niveles de escolaridad, pero era también la respuesta natural a la imposibilidad real de que triunfara algún partido o grupo no gubernamental, a la debilidad de un sistema de partidos en desequilibrio permanente entre el poderoso partido oficial y una oposición enclenque, y a la no representatividad e ineficacia de las cámaras legislativas.

Contrariamente a lo que hubieran podido imaginar las autoridades políticas en 1968, el movimiento estudiantil y la represión de que fue víctima, en lugar de fortalecer la apatía y actitudes negativas hacia la participación, familiarizaron a amplios sectores de la población, en particular en el seno de las clases medias, con el lenguaje democrático –como ocurrió en España antes de la transición–, y también los alertaron con respecto a los costos posibles de la arbitrariedad gubernamental. Es probable que la violencia que ejerció el gobierno del presidente Díaz Ordaz contra los estudiantes haya sido repugnante a otros grupos sociales que, aun cuando hubieran aceptado la gravedad del conflicto y la urgencia de la solución como efecto colateral, también hayan reconocido la necesidad de poner límites a la autoridad. Así, los acontecimientos de 1968 habrían relegitimado la práctica de la participación política independiente no sólo porque confrontaron a la autoridad con su propio discurso democrático, sino porque revelaron la vulnerabilidad de todos los grupos sociales frente al poder.

Aunque este fenómeno no condujo de inmediato a un aumento de la participación electoral, modificó valores y comportamientos sociales, y este cambio no se resolvió en una mera rebelión cultural, sino que a mediano plazo propició un reordenamiento de las alianzas del Estado y de ahí la alteración del sistema político. En la medida en que la participación y la organización independientes fueron reconocidos como valores compatibles con la estabilidad, e incluso necesarios para su mantenimiento o superiores a ella, las clases medias –los grupos que históricamente han mostrado mayor capacidad para defender su participación, ya sea en la política o en la economía– se desplazaron de la posición esencialmente pasiva de grupos de referencia social que ocupaban desde los años cuarenta hacia la de auténticos interlocutores del poder.

Desde una perspectiva histórica de largo plazo, el movimiento estudiantil acarreó la rebelión postergada de clases medias que habían sido marginadas del pacto político autoritario de los años veinte y treinta, pero que entonces pudieron volver por sus fueros, gracias al fortalecimiento que habían derivado de la expansión económica. La crisis de 1968 no precipitó ningún cambio institucional de fondo, pero este corrimiento político de los diferentes grupos sociales, consagrado por algunas de las políticas reformistas del presidente Luis Echeverría, repercutió sobre el equilibrio original porque se produjo a expensas de la influencia y los intereses de obreros y campesinos. Cuando la elite política relegó éstos a la satisfacción de las demandas de las clases medias, provocó un desprendimiento de las clases sociales que hasta entonces habían sido, por tradición, sustento central de autoritarismo. Al hacerlo, el grupo en el poder buscó la imposible sustitución de unos grupos por otros, ya que por esta vía las clases medias accedieron al poder político y lo conquistaron, pero no se comprometieron con sus formas establecidas de organización.

No obstante la relación entre este cambio y la crisis de 1968, también puede pensarse que el predominio político de las clases medias, característico de los años setenta y ochenta, fue el resultado de procesos sociales más profundos, asociados con el notable crecimiento de los años anteriores que había acarreado también una mayor complejidad social y la formación de grupos de opinión dispuestos a defender la autonomía de la sociedad a través de la participación.

Tradicionalmente, el Estado había sido la referencia central para la articulación de una sociedad atravesada por diversidades y desigualdades, de manera que el éxito de cualquier movimiento político dependía de su vínculo con el Estado, que era la única comunidad política válida. El carácter excepcional de la movilización de 1968 residió en su capacidad para definir una identidad propia en oposición al Estado, y hacer de ello la base de una coherencia interna breve, pero mayor que la de grupos que se ostentaban como partidos independientes. Desde ahí, el movimiento estudiantil fue la proyección del cambio esencial que se había producido con el desarrollo de los años anteriores, y que consistía en la reversión de los términos de la relación entre el poder y la sociedad, pues a partir de entonces el régimen político que antes había dictado los perfiles de la sociedad pasaría a ser un reflejo de esa sociedad que había construido, y estaría expuesto a sus desequilibrios.

La mayor autonomía de la sociedad, fruto del desarrollo económico, fue fijando límites a la soberanía interna del Estado. Este fenómeno se profundizó con el reformismo del periodo siguiente, pero sus consecuencias fueron contradictorias en cuanto al objetivo general de la democracia, porque si en el plano político este cambio significó la ampliación paulatina de vías de participación alternativas a las oficiales, en el social la consecuencia fue, paradójicamente, el agravamiento de la desigualdad inscrita en el modelo de desarrollo.

* Fragmento del libro Entre lo posible y lo probable. La experiencia de la transición en México, publicado por Grupo Planeta

Masacre de Tlatelolco: según la (in) Justicia mexicana, Echeverría no cometió genocidio…

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est-mex3El genocidio contra los estudiantes mexicanos en 1968 existió, pero el entonces presidente Luis Echeverría no tiene ninguna responsabilidad. Esa fue la conclusión final de la Justicia mexicana, que ayer absolvió de forma definitiva al ex mandatario. De nada sirvieron los reclamos de la fiscalía nacional o de los organismos de derechos humanos. “Nos vamos a ir a los tribunales internacionales”, anunciaron ayer, después de conocer el fallo, Félix Hernández Gamundi y Raúl Alvarez Garín, los dirigentes históricos del Comité-68 que denunciaron a Echeverría por el delito de genocidio. Ayer, por primera vez en más de dos años, pudo volver a caminar libremente por la calle.

En 1968, siguiendo el ejemplo parisino, creció en México un movimiento estudiantil contestatario. Con las décadas el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que había llegado al poder con la revolución de 1910, se había convertido en una fuerza conservadora, enfrentada a los nuevos movimientos sociales. Aprovechando la víspera de los Juegos Olímpicos, que ese año tenían como sede la Ciudad de México, el movimiento estudiantil convocó una manifestación en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para mostrarle al mundo lo que estaba pasando en el país.

La respuesta del gobierno fue contundente. El ejército mandó a sus hombres a reprimir. La orden fue liberar la plaza cueste lo que cueste. El costo oficial fueron 30 muertos; según las organizaciones estudiantiles y los organismos de derechos humanos, fueron más de 200.

Ayer un tribunal federal mexicano coincidió con las víctimas acerca de que hace 40 años el ejército cometió un genocidio contra los estudiantes, pero no encontró pruebas suficientes de la responsabilidad de Echeverría, el entonces presidente del país. Ayer Echeverría recuperó después de dos años la libertad permanente y ya no le queda ningún proceso en la Justicia.

Para la senadora opositora Rosario Ibarra la decisión de ayer del tribunal es una nueva demostración de la “aberrante injusticia” que impera en México. “No hay un solo castigado de esa cadena terrible de crímenes que se inició en el ’68”, se quejó la dirigente del progresista Partido de los Trabajadores mexicano.

Página/12

J.M. Insulza: desde el MAPU, al PS y el poder concertacionista. Trayectoria y experiencia política.

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insulza441Tras realizar el bachillerato en el Saint George’s College, un centro privado regentado por la congregación católica estadounidense de la Santa Cruz (Holly Cross), José Miguel Insulza, actual Secretario General de la OEA y precandidato presidencial del PS chileno, emprendió estudios superiores en la Universidad de Chile, donde se licenció en Derecho, y los continuó en la Universidad de Michigan, Estados Unidos, por la que obtuvo una maestría en Ciencia Política.

Entre medio, realizó un posgrado en la sede académica en Santiago de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Más atraído por la docencia y el servicio público que por la abogacía en el ámbito privado, en 1969 emprendió su andadura profesional como profesor de Teoría Política en la Universidad de Chile y de Ciencia Política en la Universidad Católica de Chile.

En su etapa de educando fue vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) y de la Unión de Federaciones Universitarias de Chile (UFUCH). Joven con vivas inquietudes de reformismo social, políticamente empezó estando adscrito al Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Patricio Aylwin Azócar, Radomiro Tomic Romero, Bernardo Leighton Guzmán y Eduardo Frei Montalva, quien llegó a la Presidencia de la República en 1964. El 19 de mayo de 1969, una facción disidente ubicada en el ala más progresista del PDC de la que formaban parte Insulza y otros militantes jóvenes como Rodrigo Ambrosio, Alberto Jerez Horta, Jacques Chonchol Chait y Julio Silva Solar se separó para formar el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU).

Teniendo como jefe al veterano diputado Rafael Agustín Gumucio Vives, quien fuera el primer presidente del PDC cuando la fundación del partido en 1957, el MAPU adoptó un programa radical en favor de la reforma agraria y de un modelo marxista de organización del Estado y la sociedad que se consideraba coherente con la doctrina social del cristianismo. La formación encontró muchos puntos en común con el Partido Socialista (PSCh) de Salvador Allende Gossens, así que respaldó la candidatura de éste en las elecciones presidenciales de septiembre de 1970. Tras el triunfo electoral de la coalición pro Allende, Unidad Popular (UP), de la que también formaban parte los comunistas, los radicales, los socialdemócratas y los populares independientes, muchos cuadros del MAPU se integraron en el Gobierno y la Administración.

Insulza, por el momento, continuó dando clases en las universidades santiaguinas, pero adquirió una presencia pública nacional como polemista en un programa televisivo de debates políticos. Fue en 1972 cuando debutó en la función pública como asesor político en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde sirvió a las órdenes de los cancilleres socialistas Clodomiro Almeyda Medina y Orlando Letelier del Solar, y como director de la Academia Diplomática de Chile.

El 7 marzo de 1973, tres días después de las elecciones legislativas que ganó la UP, Insulza secundó a Jaime Gazmuri Mújica, miembro del Comité Nacional de la UP, en la ruptura de una corriente del MAPU que pretendía propiciar un núcleo moderado de apoyo a Allende, el cual sufría por su derecha el acoso de un sector de las Fuerzas Armadas y de los partidos conservadores de la oposición, y desde el lado opuesto las presiones de la extrema izquierda y el sector mayoritario del PSCh que encabezaba el secretario general desde 1971, Carlos Altamirano Orrego.

El grupo de Insulza y Gazmuri adoptó la etiqueta de Obrero y Campesino (MAPU-OC, o MOC), proclamó su lealtad a Allende, se aproximó al Partido Comunista (PCCh) y sondeó el diálogo con los sectores progresistas del PDC, mientras que el MAPU ortodoxo, capitaneado por Óscar Guillermo Garretón Purcell, subsecretario de Economía en el Gobierno, se reafirmó en la doctrina marxista-leninista, expresó su rechazo al gradualismo y abogó por el maximalismo reformista. A pesar de sus discrepancias de pensamiento y estrategia políticos, los dos MAPU siguieron colaborando en el seno de la UP.

El golpe militar cruento encabezado por el general Augusto Pinochet Ugarte el 11 de septiembre de 1973 le pilló a Insulza de regreso de una conferencia política en Argel. Instalado provisionalmente en París, dio comienzo para él un exilio que se prolongó hasta casi el final de la dictadura, década y media después. En calidad de encargado de las relaciones internacionales del MAPU-OC, colaboró en la organización de la resistencia contra la dictadura en el exterior mientras en Chile la represión se abatía sobre el partido, declarado ilegal como el resto de las formaciones de la izquierda y diezmado por los encarcelamientos, las desapariciones y las ejecuciones extrajudiciales. Los seis primeros años de su expatriación los pasó en Roma, tiempo en el que cultivó los contactos con los gobiernos comunistas del bloque soviético.

En 1981 fijó su residencia en México D. F., donde se ganó la vida como investigador del Instituto de Estudios de Estados Unidos (IEEU), dependiente del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). Paralelamente, retomó la docencia en las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) e Iberoamericana (UIA), y en el Instituto Matías Romero (IMR), centro que impartía estudios diplomáticos y formaba a los futuros cuadros de la Secretaria de Relaciones Exteriores del Gobierno mexicano. En 1985 se convirtió en director del IMR. México fue para Insulza una patria de adopción, donde rehizo su vida profesional y conoció a la que hizo su esposa, Georgina Núñez Reyes, una hija del país, con la que tuvo tres hijos.

En cuanto a la militancia partidista, Insulza trabajó por la aproximación del MAPU-OC, el MAPU y la Izquierda Cristiana (IC, otra escisión del PDC, fechada en 1971) a los renovadores del PSCh. El abrazo de las definiciones del socialismo precedió la articulación en 1983 del llamado Bloque Socialista (BS), que agrupaba a los dos MAPU, la IC, la Convergencia Socialista y una minoría del PSCh, y que entabló relaciones con los otros dos bloques de la oposición antipinochetista, creados ese mismo año: la Alianza Democrática (AD), conducida por el PDC, la mayoría del PSCh y el Partido Radical (PR), y el Movimiento Democrático Popular (MDP), al que daban vida el PCCh y los socialistas de Clodomiro Almeyda. Los partidos del BS suscribieron el Manifiesto Democrático de marzo de 1983 que alumbró la AD y de hecho se coordinaron con el PDC y la mayoría del PSCh.

En julio de 1987 el Gobierno militar publicó una lista con los nombres de 44 exiliados políticos que podían regresar a Chile sin temor a sufrir represalias. Insulza era uno de ellos, pero el politólogo prefirió demorar la repatriación hasta después del plebiscito del 5 de octubre de 1988, en el que ganaron los votos negativos a la propuesta de Pinochet de renovar el mandato presidencial de ocho años de que se había arrogado mediante la Constitución de 1980, y que principió la transición a la restauración democrática.

El XXIV Congreso del PSCh, el 27 de diciembre de 1989, cerró una década de divisiones orgánicas en el socialismo chileno. Sin embargo, la reunificación de las numerosas tendencias que reclamaban el legado del antiguo PSCh no supuso la absorción del MAPU-OC, actualmente presidido por Fernando Ávila Illanes, tal como habrían querido Insulza y otros responsables que desde finales de la década precedente se habían afanado en esa convergencia con la fuerza mayoritaria de la izquierda chilena.

En estas circunstancias, Insulza abandonó el MAPU-OC, estrenó la condición de militante socialista y siguió participando activamente en la Concertación de Partidos por la Democracia, alianza fraguada por el PSCh, el PDC, el PR, el Partido por la Democracia (PPD), el Partido Socialdemócrata (PSD) y otras fuerzas menores a rebufo de la victoria del No en el referéndum del año anterior y que, con el respaldo exterior del PCCh, llevó al democristiano Aylwin a la Presidencia de la República en las históricas elecciones democráticas del 14 de diciembre de 1989.

Durante la Administración de Aylwin, inaugurada el 11 de marzo de 1990, Insulza fue reclutado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, cuyo titular era el ex presidente del PR Enrique Silva Cimma, y fungió sucesivamente de embajador para la Cooperación Internacional, director de Relaciones Económicas Multilaterales del Ministerio y vicepresidente de la Agencia de Cooperación Internacional (AgCI). En añadidura, adquirió sendas membresías en el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales (CCRI) y la Asociación Chilena de Ciencia Política (ACCP).

Tras la asunción presidencial, justo cuatro años más tarde, del democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el político socialista fue designado subsecretario (viceministro) del Ministerio, teniendo ahora como superior a Carlos Figueroa Serrano, también del PDC. El 20 de septiembre del mismo año, 1994, Frei ejecutó una remodelación ministerial por la que Figueroa asumió la cartera de Interior e Insulza ocupó su puesto en Exteriores. Entonces trascendió que la dirección del PSCh, que percibió los cambios en el Ejecutivo como una maniobra unilateral de Frei para ampliar la influencia de su partido en la Concertación, estaba molesta porque Insulza no le había sometido a consulta su nombramiento antes de hacerlo efectivo.

En el lustro que sirvió como canciller de Chile, Insulza llevó a cabo una intensa labor diplomática que estuvo centrada en la integración económica de Chile. En este terreno, destacaron hitos como el ingreso en la Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) el 15 de noviembre de 1994, los tratados de libre comercio bilaterales con Canadá, del 5 de diciembre de 1996, y México, del 17 de abril de 1998, y la aproximación también al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, bloque con el que el 25 de junio de 1996 se adoptó un Acuerdo de Complementación Económica en torno a un área de libre comercio Chile-MERCOSUR que debía servir de antesala al ingreso en la organización como miembro de pleno derecho. Aunque aquí las concreciones no llegaron hasta después de abandonar Insulza el Ministerio, también se condujeron negociaciones librecambistas con los países de Centroamérica y la Unión Europea.

Las gestiones positivas del Ministerio de Relaciones Exteriores convirtieron a Santiago en la capital anfitriona de la VI Cumbre Iberoamericana, el 10 y 11 de noviembre de 1996 (con extensión en Viña del Mar), y la II Cumbre de Las Américas, el 18 y 19 de abril de 1998. Insulza se ganó a pulso una reputación de hombre enérgico, testarudo y emocional, pero la polémica envolvió su actuación a raíz del arresto en Londres, en octubre de 1998, y del posterior proceso de extradición a España del general Pinochet, al que la justicia de este país reclamaba por su presunta responsabilidad criminal en numerosos casos de violaciones de los Derechos Humanos durante su dictadura

Como ejecutor de la estrategia de Frei consistente en mantener un equilibrio entre sus deberes institucionales como presidente, negando el alcance extraterritorial de la justicia española sobre un representante del Estado chileno, senador vitalicio para más señas, y exigiendo a los gobiernos español y británico la no injerencia y el respeto a la soberanía nacional, y sus inclinaciones políticas, admitiendo que Pinochet podría ser enjuiciado en su propio país si así lo decidía el Congreso, Insulza hizo una enérgica defensa de los principios de Estado y hasta reclamó personalmente en Londres la liberación del ex dictador por razones humanitarias, aunque en todo momento recalcó que Chile ya contaba con un poder judicial capacitado para procesarle y juzgarle eventualmente por los mismos delitos de torturas, terrorismo y genocidio imputados por la Audiencia Nacional española.

En los medios izquierdistas chilenos se atacó esta aparente contradicción vital en quien había tenido que marcharse del país después del golpe de 1973 y que había visto cebarse la represión militar en camaradas y amigos, aunque otra corriente de la opinión pública nacional tendió a valorar sus gestiones con expresiones de respeto y aprobación. A Insulza se le consideró el artífice de las sucesivas fórmulas planteadas por el Gobierno chileno para terminar con un asunto que le resultaba tremendamente embarazoso y engorroso, las cuales, empero, merecieron una lluvia de reproches nacionales e internacionales por lo que implicaban, de entrada, de impunidad de los crímenes imputados.

Así, Insulza barajó y propuso recurrir a un "tribunal internacional de arbitraje" para decidir qué país y qué institución eran competentes para juzgar a Pinochet, corte que podría ser el propio Tribunal Internacional de Justicia de La Haya –en virtud de la Convención contra la Tortura de 1984-, o bien negociar la solución de la controversia directamente con el Gobierno de España en el plano político extrajudicial -a pesar de que aquel estaba obligado a cursar la orden de extradición dictada por la Audiencia Nacional-. Y en todo momento, insistió ante el Gobierno británico en la consideración de que el súbdito Pinochet debía ser liberado en atención a su salud y su avanzada edad.

La cascada de desplazamientos y declaraciones confirió a Insulza un protagonismo internacional que opacó el relieve de Frei y recubrió la Cancillería de un barniz político y personal insólito, excesivo para la tradición diplomática chilena. En consecuencia, el 22 de junio de 1999 Frei apartó a Insulza del Ministerio de Exteriores y le puso al frente de un puesto ministerial más sosegado y menos ingrato, la Secretaría General de la Presidencia, en reemplazo de John Biehl del Río. Los comentaristas vieron en este nombramiento un premio, y no una sanción. Los fragores del caso Pinochet no menguaron, aunque ahora, quien debía lidiar con ellos era el ministro Juan Gabriel Valdés. De todas maneras, en enero de 2000 el empecinamiento de Insulza, a posteriori, iba a dar sus frutos, ya que el ministro británico del Interior, Jack Straw, ordenó la puesta en libertad de Pinochet por razones meramente humanitarias.

El 11 de marzo de 2000 tomó posesión el tercer presidente consecutivo de la Concertación, el socialista Ricardo Lagos Escobar, quien retuvo a su conmilitón en el Ejecutivo en calidad de ministro del Interior, oficina que lleva implícita la función de vicepresidente de la República. En el quinquenio siguiente, Insulza fue el consultor privilegiado de Lagos, que sometía a su valoración o recogía sus propuestas en todo lo concerniente a las políticas internas, convirtiéndole en su mano derecha.

El Gobierno chileno postuló a Insulza para la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) después de que el costarricense Miguel Ángel Rodríguez Echeverría se viera obligado a dimitir el 8 de octubre de 2004, cuando no llevaba ni un mes en el cargo, al ser reclamado por la justicia de su país para que rindiera cuentas por unos presuntos actos de corrupción cometidos durante su mandato presidencial (1998-2002), y también después.

Insulza se topó con otros dos aspirantes al puesto: el salvadoreño Francisco Guillermo Flores, que acababa de terminar el ejercicio presidencial en el país centroamericano y que gozaba del parabién de la Administración de George W. Bush, y el actual canciller de México, Luis Ernesto Derbez. Primero, el 8 de abril de 2005, Flores se retiró de la liza al comprobar que estaba lejos de reunir los apoyos necesarios entre los estados miembros debido a su perfil marcadamente proestadounidense (bajo su mandato, El Salvador se había convertido en el único país del continente que continuaba teniendo tropas en Irak, aparte de Estados Unidos) y neoliberal en economía. De esta manera, Flores vio defraudada su expectativa de que se preservara el consenso sobre la permanencia de un centroamericano en la Secretaría General, después de la inesperada baja de Rodríguez.

Entonces, Estados Unidos, que desde la creación de la OEA en 1948 siempre había conseguido imponer a sus predilectos para la Secretaría General con un talante claramente hegemónico, trasladó su preferencia a Derbez de manera tácita. Evidentemente, Insulza, con su filiación a un partido que se llamaba a sí mismo socialista y su identificación con la corriente soberanista, en boga en el Cono Sur y otros puntos del subcontinente, que sostenía una visión hemisférica menos condescendiente con los intereses del poderoso vecino del norte y más atenta a las especificidades latinoamericanas (aunque Insulza, en la práctica, se había revelado como un moderado en todos los aspectos), no podía suscitar grandes simpatías en la Casa Blanca. Además, era conocida su postura favorable a la reintegración de Cuba en la OEA y, a mayor abundamiento, disponía del soporte de la Venezuela de Hugo Chávez. Con todo, el chileno era el favorito, y esperaba reunir 20 votos nacionales, dos más de los necesarios para ser proclamado secretario general.

El 11 de abril, Insulza y Derbez se sometieron al sufragio de la Asamblea General de la organización, reunida en Washington en su XXX período extraordinario de sesiones, pero cinco rondas no fueron suficientes para deshacer el empate a 17 votos. De cara al segundo intento, programado para el 2 de mayo, las diplomacias chilena y brasileña se movilizaron a fondo para captar votos para Insulza, que ganó así los respaldos adicionales de Paraguay, Colombia, Panamá y Haití. Viendo que tenía la partida perdida y en aras del "consenso", la Secretaría de Estado de Estados Unidos convenció a Derbez para que abandonara, cosa que sucedió el 27 de abril.

La autoexclusión del mexicano convirtió a Insulza en el virtual secretario de la OEA, ya con la obligada aquiescencia de Estados Unidos. El 2 de mayo se efectuó la preceptiva votación y el ministro chileno recibió 31 votos, los de todos los países miembros salvo México y Bolivia, que se abstuvieron, y Perú, que votó en blanco. Las posturas de los dos países andinos reflejaron la pertinacia de sus respectivos contenciosos bilaterales con Chile.

En el caso boliviano, concurría el litigio histórico por la pérdida de una salida al océano a raíz de la guerra del Pacífico en 1879; siendo ministro de Exteriores, Insulza, haciendo de portavoz de la posición oficial de su país, se había negado reiteradamente a asumir que ahí hubiera un conflicto territorial no resuelto, aunque recordó la disposición de su país a restablecer las relaciones diplomáticas. En cuanto al Perú, el malestar se nutría de la supuesta venta de armamento chileno al Ecuador durante la guerra que enfrentó a los dos países en la cuenca amazónica del río Cenepa a principios de 1995.

El 26 de mayo de 2005 Insulza tomó posesión como el noveno secretario general y el segundo chileno –después de Carlos Gregorio Dávila Espinosa, elegido en 1954 y fallecido en ejercicio en 1955- en la historia de la organización, siendo su mandato de cinco años, abiertos a renovación una sola vez. En sus alocuciones iniciales, recalcó su disposición a trabajar para superar "la equivocada percepción de irrelevancia" que la opinión pública tenía de la OEA, aprobar la Carta Social de Las Américas, actualmente en fase de negociación, y dar una "aplicación efectiva" a la Carta Democrática Interamericana adoptada en 2001.

http://www.cidob.org/es/documentacion/biografias_lideres_politicos/america_del_sur/chile/jose_miguel_insulza_salinas

Edgar Morin: «Viviremos otros mayos del 68». Entrevista

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edgar_morinJAVIER RODRÍGUEZ MARCOS – Madrid – 15/11/2008

«Por la ciencia, como por el arte, se va al mismo sitio: a la verdad». Un enorme azulejo con esta cita de Gregorio Marañón preside la estación madrileña de metro que lleva su nombre. A unos metros de allí, en la Residencia de Estudiantes, un hombre, más irónico y menos optimista, piensa algo parecido. Es el filósofo francés Edgar Morin, que el jueves pasó por Madrid para cerrar la Semana Marañón con una conferencia sobre la ética y los valores en el siglo XXI.

Nacido en 1921, este parisiense de origen sefardí llamado realmente Edgar Nahum, ha estado en las suficientes batallas -la liberación de París, su expulsión del Partido Comunista, mayo del 68- como para saber si esos valores han cambiado con el milenio. «Lo que cambia es la propia idea del bien y del mal. El siglo XX ha dado todo el sentido a la frase de que el infierno está empedrado de buenas intenciones». Morin ha acuñado el concepto «ecología de la acción» para subrayar la distancia entre teoría y práctica. La política es, dice, uno de los grandes caladeros de esa contradicción: «La invasión de Irak pretendía combatir el terrorismo y ha provocado una escalada terrorista. Y el comunismo: millones de militantes convencidos de trabajar por la emancipación de la humanidad sin saber que lo hacían por una nueva forma de esclavitud», apunta el autor de títulos como Introducción al pensamiento complejo (Gedisa) y de los cuatro volúmenes de El método (Cátedra).

Morin propone introducir en la moral la idea de contradicción: «Puede haber dos imperativos morales con la misma fuerza pero antagónicos. En algunos pueblos árabes conviven la moral de la hospitalidad y la de la venganza. Ambas son sagradas. Uno de mis maestros contaba la historia de un hombre asesinado por un rival. Al anochecer, el asesino pidió hospitalidad en casa de la viuda. Ésta lo acogió, pero por la mañana lo mató». Respecto a la superioridad de los valores occidentales, el pensador advierte contra el eurocentrismo y pone el ejemplo de la medicina tradicional china. Para Morin, la aportación de Occidente es incontestable por dos vías: la ciencia y la crítica, es decir, las vacunas y los disidentes. «El rechazo a Europa», explica, «se entiende porque colonizó el mundo. Pero Occidente no sólo generó la colonización, también generó sus antídotos. Produjo a Hernán Cortés, pero también a Bartolomé de las Casas. Los derechos de la mujer son buenos para las musulmanas. Eso sí, no podemos imponerlos».

El problema es legislar sobre cuestiones morales. La idea de contradicción que él propone casa mal con una ley igual para todos: «No podemos deducir un bien colectivo a partir de uno individual». Temas como el aborto encarnan esos dilemas: «Ahí entran en juego tres derechos: el de la mujer a su autonomía, el de la sociedad a controlar su demografía y el del embrión. ¿A partir de qué momento somos humanos? No hay respuesta clara. ¿Qué hacer? En Francia se privilegió, y estoy de acuerdo, el derecho de la mujer. En China, el de la sociedad, y de forma negativa. Finalmente, el embrión tiene ya existencia. No estoy de acuerdo con la Iglesia, pero lo que eliminamos no es un objeto, es un ser vivo. Es una elección que apoyo, pero hay que ser consciente de lo que supone».

En la Semana Marañón, dedicada al humanismo en la medicina, se impone una pregunta: ¿debe la ciencia hacer todo lo que puede hacer? Para Morin, hay que distinguir entre curar y «perfeccionar». No es lo mismo querer un hijo para salvar a su hermano que quererlo con ojos azules. Con todo, matiza, «estamos en un periodo muy primitivo de la genética». ¿La filosofía está a la altura de esa revolución? ¿Es la ciencia la filosofía de hoy? «Rotundamente, no. Nos preguntamos por qué el progreso ha producido las armas de destrucción masiva. Pues porque la ciencia moderna se desarrolló a partir de la separación entre los hechos objetivos, de los que se ocupa ella, y los valores, que quedan para la religión y la filosofía. Fue el precio que hubo que pagar para que la ciencia sea autónoma. Pero los científicos no tienen ningún medio para controlar su propia obra». Hasta ahora, esa laguna la ha llenado la vieja moral: con seres humanos no se experimenta. «Son derechos que habría incluso que ampliar a los animales torturados en laboratorios y granjas».

¿Y qué hay de la filosofía? «Es víctima de la separación entre la cultura científica y la humanista. Son escasos los filósofos al día en cuestiones científicas. Prefieren comentar a Platón. Cuando se interesan por la vida no tienen conocimientos para juzgar. Ahí está Sartre, que se equivocó sobre el estalinismo. O Foucault, que dijo que la revolución de Jomeini era progresista».

A los 40 años de una revolución más efímera, la de mayo del 68, Edgard Morin, uno de sus grandes cronistas, defiende las dos primeras semanas de revuelta: «Expresaron una aspiración que recorre la historia de la humanidad desde el anarquismo (libertad), el socialismo (justicia) y el comunismo (igualdad). Además de una explosión adolescente, hubo algo especial: la gente se hablaba en las calles de París, cosa que nunca hace, y las consultas de los psiquiatras se vaciaron. Todos curados. Luego la revuelta degeneró y la gente volvió al psiquiatra. Pero la aspiración sigue. Viviremos otros mayos del 68». Lo dice con una sonrisa, sorprendido casi por el optimismo de un hombre que, a sus 87 años, todavía hace planes de futuro.

Masacre de Tlatelolco, 1968: A 40 años: ¡2 de octubre no se olvida!

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Gilberto López y Rivas/La Jornada.com

El día de ayer se recordó la masacre que el gobierno mexicano llevó a cabo hace cuatro décadas en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para terminar abruptamente el Movimiento Estudiantil-Popular de 1968. Este ha sido uno de los crímenes de Estado más aterradores que se registran en la historia del México contemporáneo. El ataque contra una multitud pacífica e indefensa se realizó con todos los agravantes de ley: premeditación, alevosía y ventaja, y en él participaron como autores materiales el Ejército en uniforme y sin uniforme, esto es, el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, y los francotiradores apostados en las azoteas de los edificios próximos, los diversos cuerpos policiacos y de inteligencia de la época.

Los autores intelectuales más señalados son el ex presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz; su secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez; los mandos militares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el Estado Mayor Presidencial, así como diversos altos funcionarios de la policía y del entonces Departamento del Distrito Federal. Ninguno de los responsables materiales e intelectuales ha sido castigado por ese delito de lesa humanidad, por lo que a 40 años priva la impunidad. Este acontecimiento cimbró para siempre a una generación que guarda en su memoria una lección indeleble: la clase en el poder recurre al uso de la violencia genocida si considera amenazados sus intereses y privilegios.

El movimiento de 1968 es la culminación de una década de intensas luchas populares que se inició a partir de la represión de la huelga ferrocarrilera de 1959; el asesinato de Rubén Jaramillo, en 1962; el activismo del Movimiento Revolucionario del Magisterio; los movimientos huelguísticos de los telegrafistas y los médicos, y las acciones de una franja importante de grupos que optaban por la lucha armada bajo la influencia del triunfo de la Revolución Cubana. La década de los 60 es una fragua de acciones, debates, acontecimientos que ponen en el centro la posibilidad de la revolución: recordemos que en estos años la comprensión equívoca de la experiencia cubana deriva en muchos casos en un foquismo esquemático y tiene amplias repercusiones que culminan con el apresamiento y asesinato de Ernesto Che Guevara en la Bolivia de 1967. El subcontinente latinoamericano era un rosario de movimientos guerrilleros y de grupos armados en preparación a los que no escapa México. La discusión sobre el reformismo de los partidos comunistas tradicionales se “subsanaba” en muchos países con grupos clandestinos que tenían como meta la acción armada.

El movimiento estudiantil tomó a los militantes profesionales de esas organizaciones revolucionarias por sorpresa, dado que sus perspectivas apuntaban a sectores “estratégicos”: la clase obrera, y como aliado “secundario”, el campesinado. Los estudiantes, aunque constituían una de las fuentes importantes de reclutamiento de esos organismos, no eran apreciados como un sujeto revolucionario capaz de impulsar un proceso de la envergadura del que se inició el 26 de julio de 1968, a raíz de una violenta represión policiaca a la manifestación de apoyo a la Cuba revolucionaria en esa fecha significativa.

Antes de estallar el movimiento, las llamadas “sociedades de alumnos” eran una forma organizativa muy común entre el estudiantado, aun en aquellos centros educativos con hegemonía de la izquierda. El movimiento tornó obsoletas esas estructuras que en algunos casos eran utilizadas por el partido oficial para la cooptación de dirigentes estudiantiles, surgiendo en su lugar los comités de lucha nombrados en asambleas generales, cuyos delegados integrarían el Consejo Nacional de Huelga, una forma democrática de organización que funcionó hasta el final sorpresivo del movimiento.

El 68 se caracterizó por sus grandes y combativas marchas: las de agosto y septiembre, la del silencio, la de las antorchas; se recuerda por la generosidad, alegría, irreverencia e imaginación de esa generación marcada por un movimiento que le dio una señal de identidad. Este movimiento se integró principalmente por estudiantes y profesores (pero también por padres y madres solidarios) de las distintas escuelas y facultades de la UNAM, el Politécnico, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, aunque se sumaron rápidamente alumnos de la educación media y superior de escuelas y universidades de diversas procedencias sociales, e incluyeron a no pocos estudiantes de centros universitarios privados incorporados a las brigadas de información y propaganda que recorrían la ciudad y constituyeron un efectivo medio de comunicación que se enfrentó con éxito a los grandes medios controlados por el gobierno.

El 68 fue un acontecimiento histórico de gran magnitud que impactó a grandes sectores sociales mediante los jóvenes estudiantes, quienes como nunca sintieron el cariño popular no sólo en la ciudad de México y sus alrededores, sino en todos los estados donde el movimiento se expandió. Se demandaban mínimas libertades democráticas, la libertad de los presos políticos y el fin de un régimen autoritario por parte de un Estado que nunca estuvo dispuesto a resolver el conflicto. Se llegó hasta el final trágico decidido por el poder, hasta Tlatelolco, donde se aprendió la significación de la dignidad y la lucha que no claudican y que fructifican hasta nuestros días.

Siempre recordaré, en ese día fatídico, a una mujer imperturbable y erguida en medio de las balas, los gritos de los heridos y la angustia de la gente que frenéticamente buscaba protegerse; ella levantó lentamente sus brazos, haciendo con sus dedos la señal de la V de la victoria que el movimiento adoptó, mientras la plaza se llenaba de muerte, dolor y luto.

Written by Eduardo Aquevedo

3 octubre, 2008 at 7:50

México: el fantasma de Tlatelolco 40 años después

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A CUATRO DECADAS DE LA BRUTAL REPRESION CONTRA LA PROTESTA ESTUDIANTIL QUE CAMBIO MEXICO PARA SIEMPRE

Corría el año 1968 cuando un grupo de estudiantes se animó a desafiar el régimen totalitario y opresivo del PRI, y pagó con cárcel, exilio, tortura y muerte su osadía. Hoy, cuando más hace falta, la izquierda está comatosa.

Por Gerardo Albarrán de Alba

Desde México, D. F.

De la imaginación al poder, la juventud mexicana no fue ajena al espíritu lúdico y contestatario de un movimiento que, en 1968, en las principales capitales del mundo, puso las bases para la crítica del poder mismo. Pero sólo en México los estudiantes fueron masacrados, desaparecidos y hechos prisioneros políticos impunemente.

Hace cuarenta años, hoy, de aquel 2 de octubre, la paranoia anticomunista del gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz lanzó al ejército sobre miles de jóvenes, estudiantes, profesores y trabajadores que se congregaron en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para realizar un mitin con el que culminaría un movimiento de poco más de dos meses que se había caracterizado por la brutalidad policíaca contra los jóvenes. Faltaban diez días para la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos –los únicos que se han realizado en suelo latinoamericano– cuando tuvo lugar un genocidio bendecido por la clase política, la ultraderecha y la Iglesia Católica, y apenas cuestionado por unos pocos, como Octavio Paz, quien renunció a la Embajada de México en la India para expresar su protesta.

Nunca nadie ha sabido el número real de muertos de aquella noche, ni de los desaparecidos entre los cientos que fueron torturados en el Campo Militar Número Uno. Se pierde la cifra de los que terminaron en el palacio negro de Lecumberri, la infausta prisión que lo mismo alojó ladrones y homicidas que presos políticos como el pintor David Alfaro Siqueiros, los dirigentes de izquierda Valentín Campa y Demetrio Vallejo, y el intelectual José Revueltas. Hubo exilio para algunos.

En plena Guerra Fría, las actividades en las embajadas de la Unión Soviética y de Cuba eran vigiladas por el gobierno mexicano, cooptado como espía por la administración estadounidense de Lyndon Johnson. Reportaban como agentes de la CIA desde el presidente Díaz Ordaz hasta su secretario de Gobernación, Luis Echeverría Alvarez –quien lo sucedería en el cargo–, sin faltar quien durante décadas fuera responsable de la policía política, Fernando Gutiérrez Barrios, el mismo que había capturado en México a Fidel Castro y a Ernesto “Che” Guevara, para luego liberarlos a bordo del Moncada.

El movimiento estudiantil nació el 26 de julio de 1968 por la represión contra una marcha que conmemoraba el inicio de la Revolución Cubana, y que se había encontrado con otra que protestaba por la ocupación policíaca de la Vocacional 2, tras una riña callejera con alumnos de una escuela privada, cuatro días antes.

La rebelión de los jóvenes ganó pronto simpatías y adhesiones entre intelectuales, trabajadores y las familias de los propios estudiantes. Inolvidable, la actuación del rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, izando la bandera a media asta en Ciudad Universitaria en señal de duelo, y encabezando una multitudinaria marcha de protesta tres días después de que el ejército recuperara –incluso utilizando una basuka– las escuelas preparatorias tomadas por estudiantes.

Infausta, la memoria de la ultraderecha marchando en contra de la “conjura comunista”, cuna ideológica de quienes detentan el poder político en México desde 2000.

Una vez que el movimiento se desbordó, las demandas estudiantiles que buscaban elemental justicia pasaron a ser un cuestionamiento implícito al régimen priísta enquistado en el poder desde 1929. Suspendidas las clases, y pese a los muertos y detenidos que ya se registraban, las marchas organizadas principalmente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), cuyas escuelas se congregaban en el Consejo Nacional de Huelga (CNH), se sucedieron una tras otra. Cada vez más grande la siguiente que la anterior, nutridas por profesores y trabajadores de todos los ramos, llegaron a rebasar los 300.000 asistentes. Los actos más simbólicos fueron el izamiento de la bandera rojinegra en el asta central del Zócalo capitalino, frente a Palacio Nacional, y la Marcha del Silencio, que hirieron la soberbia del poder.

Las demandas del CNH quedaron plasmadas en un pliego petitorio de seis puntos: “1. Libertad a los presos políticos. 2. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal (que instituían el delito de disolución social, aplicado a los estudiantes). 3. Desaparición del Cuerpo de Granaderos (un grupo antichoque). 4. Destitución de los jefes policíacos. 5. Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto. 6. Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos”. La respuesta siempre fue la misma: bayonetas, cárcel y muerte.

La toma militar de los campus de la UNAM, el 18 de septiembre, y del IPN, el 23, prefiguraron el desenlace del mitin en la Plaza de las Tres Culturas, el 2 de octubre siguiente, considerado como un parteaguas en la historia moderna de la aún hoy endeble democracia mexicana, pero que en ese momento representó un negro episodio de la Guerra Fría, registrado profusamente por fotógrafos de prensa, cuyas imágenes fueron sistemáticamente censuradas o manipuladas por casi todos los medios mexicanos. Las crónicas, ceñidas a la versión oficial. El silencio ominoso de la prensa mexicana, o –lo que es peor– su obsecuencia hacia el poder tampoco debe ser olvidado.

El genocidio del 2 de octubre de 1968 prescribió mediante burdas maniobras leguleyas. Los responsables políticos y militares ya han muerto. Sólo sobrevive Luis Echeverría Alvarez, sujeto a proceso y cumpliendo un arraigo domiciliario desde hace dos años, no por la masacre que orquestó desde las catacumbas de la Secretaría de Gobernación en 1968, sino por el genocidio que cometió el 10 de junio de 1971, de nuevo contra estudiantes, pero ahora como presidente de México. Todavía hoy Echeverría niega cualquier responsabilidad en ambos crímenes y presume de no arrepentirse de nada.

Todos coinciden en que hace 40 años se inició la transición democrática que aún no termina en México, pese a que el PRI dejó el poder en 2000. Ahí la sociedad mexicana cobró conciencia de sí misma y desde entonces conquista cada vez mayores espacios, pese a que la miseria, el autoritarismo, la corrupción, el clientelismo, el fraude electoral, la impunidad y la represión siguen vivos.

Ahí brotó el germen ideológico de una ultraderecha que tomó el poder político en el 2000 y repitió en 2006. Ahí se forjó una izquierda que se atomizó tras la disolución del Partido Comunista Mexicano, a finales de los ’70, y que fue mudando hacia el Partido Socialista Unificado de México, luego al Partido Mexicano Socialista y terminó como Partido de la Revolución Democrática, hoy hundido en todas sus contradicciones y miserias, justo cuando más izquierda hace falta en México.

Written by Eduardo Aquevedo

2 octubre, 2008 at 4:35

México: a 40 años de la matanza de Tlatelolco. Reportaje.

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Una manifestación estudiantil en la capital de México, el 2 de octubre de 1968, se convirtió en una escena de terror.

Archivo de El Universal.

El movimiento estudiantil fue el que asumió el liderazgo de las luchas sociales de los mexicanos en 1968.

Las muertes ocurridas en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco representan uno de los capítulos más devastadores de la historia mexicana y, para muchos, marcaron un punto de inflexión en el desarrollo sociopolítico de ese país.

Muchas han sido las versiones que han surgido de por qué se desató la violencia.

Tampoco hay consenso sobre la cifra de muertos. El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz dijo que habían perecido alrededor de 30 personas, mientras que las organizaciones de derechos humanos y corresponsales extranjeros contaron más de 300 cadáveres.

Aún no se conocen los nombres de las víctimas, ni qué pasó con sus cuerpos sin vida.

Lo único cierto es que cada 2 de octubre hay voces que piden que se esclarezcan los hechos.

Durante el gobierno de Vicente Fox, se creó una Fiscalía Especial para investigar la masacre. Sin embargo, hasta ahora no se ha condenado a nadie por lo ocurrido.

A 40 años de la matanza, México recuerda a los caídos y analiza el legado que le dejó el movimiento juvenil de 1968, que para muchos sentó las bases de la democracia de ese país.

«El 68 sentó las bases del México actual»

Margarita Rodríguez

El 2 de octubre de 1968 marcó un antes y un después en la historia de México

Archivo de El Universal
(El movimiento del 68) representó el primer gran evento colectivo importante en la historia contemporánea de México, pues se pudo crear un frente estudiantil -con muchas simpatías en clases medias y en muchos otros sectores de la sociedad- que posibilitó ese desafío

Lo que se conoce como la matanza de la Plaza de las Tres Culturas marcó profundamente a los mexicanos, pues esa fue la primera vez que un gobierno respondía a un desafío colectivo con tal contundencia, señaló a BBC Mundo, el profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Armando López Leyva.

De acuerdo con el especialista en sociología política, la relación entre el Estado y la sociedad cambió dramáticamente a partir de esa matanza, cuyo recuerdo ha pasado de generación a generación.

El investigador conversó con BBC Mundo sobre la herencia social y política que le dejó la matanza de Tlatelolco a la sociedad mexicana.

¿Cómo recuerda México la matanza de Tlatelolco?

No sería exagerado decir que fue un hito en la historia social y política de México.

Desde el punto de vista político, se le recuerda como un momento en que el régimen autoritario mexicano sufrió una fisura muy importante, en tanto que fue un desafío directo al presidente, pues las autoridades del distrito federal dependían de la presidencia de la República.

En la parte social representó el primer gran evento colectivo importante en la historia contemporánea de México, pues se pudo crear un frente estudiantil -con muchas simpatías en clases medias y en muchos otros sectores de la sociedad- que posibilitó ese desafío.

¿Qué sigue vigente de aquella confrontación?

Lo que se puede retomar de ese movimiento, con todas las diferencias del caso, es la polarización social.

Armando López Lyeva. Foto tomada de la Red de Investigadores de la Calidad de la Democracia en América Latina

Según López Leyva, los acontecimientos de 1968 segurirán marcando a las próximas generaciones.

Son contextos diferentes: en aquel entonces veníamos saliendo de una economía que estaba creciendo, pero que en pocos años dejaría de hacerlo y entraría en crisis.

Por otra parte, los grupos sociales que tenían más éxito desafiando y demandado cosas eran las clases medias, pues los movimientos previos al 68 habían sido de los médicos y de los maestros.

Ahí se empezó a generar la dinámica de polarización y de confrontación entre el gobierno y otros grupos.

Creo que algo que se puede rescatar para el día de hoy es justamente eso. Quizás sin identificaciones claras (estudiantes, obreros, campesinos), hay frentes que siguen sintiéndose agraviados por ciertas injusticias. En ese sentido, se pueden rastrear ciertas herencias del 68 hasta nuestros días.

¿Cuál es el legado de la matanza de Tlatelolco para las nuevas generaciones?

Es un momento muy importante en la historia de México y tan es así que se ha grabado en la memoria colectiva. Cada 2 de octubre hay manifestaciones que, aunque pudieran parecer una mescolanza de nuevas y viejas demandas, son una muestra de que la gente y los jóvenes se movilizan porque ha quedado una marca indeleble.

Quizás los jóvenes no sepan con tanto detalle en que consistió, pero sí saben que era un momento importante.

No tengo la menor duda que será recordado como una rememoración de las luchas de los sesenta por alcanzar la democracia en México.

¿Lo que sucedió en 1968 sentó las bases de lo que es actualmente la sociedad mexicana?

Si bien el 68 fue reprimido, sentó las bases para que la gente viera que se podía demandar y reclamar. Si uno revisa lo que pasó dos años después, se da cuenta que los setentas fue un periodo de efervescencia social. La gente empezó a ver que sus posibilidades de manifestar comenzaban a crecer, aún cuando la amenaza de la represión estaba latente

Sí, primero porque dejó una marca cultural (…), pero también las sentó en cuanto a las expectativas de cambio que la gente podía tener. Eso es muy importante. Si bien el 68 fue reprimido, sentó las bases para que la gente viera que se podía demandar y reclamar. Si uno revisa lo que pasó dos años después, se da cuenta que los setentas fue un periodo de efervescencia social. La gente empezó a ver que sus posibilidades de manifestar comenzaban a crecer, aún cuando la amenaza de la represión estaba latente.

¿En el futuro se seguirá escuchando la consigna «El 2 de octubre no se olvida»?

Seguramente. Insisto en que el significado y la interpretación de esa fecha van a variar con el tiempo, como varían en general todas las fechas importantes, en buena medida porque los autores que estuvieron involucrados van envejeciendo y las nuevas generaciones van tomando su lugar.

La mescolanza de peticiones va a provocar que el 2 de octubre no sólo sea una fecha para recordar la matanza de Tlatelolco sino para que se canalicen otras demandas sociales.

En 1968, los estudiantes eran protagonistas sociales ¿Actualmente los estudiantes desempeñan un rol destacado en la sociedad mexicana?

En el sentido de los estudiantes que se movilizaron en 1968 y en acontecimientos posteriores como en 1986 o incluso en 1999 y 2000, cuando se llevó a cabo la última gran huelga de UNAM, pienso que no. Creo que esa figura se ha desarticulado.

Manifestación del 2 de octubre de 2006 en México

Cada 2 de octubre, los mexicanos recuerdan la masacre, pero también expresan sus demandas sociales.

Aunque, si fuéramos justos, debemos decir que no es una figura que se mantenga estática. Quizás mañana o en un año, esa figura volverá a cobrar valor, pues depende de las circunstancias y de ciertos agravios que se puedan articular.

Por ejemplo, entre 1999 y 2000, ninguno de los que estábamos vinculados de un modo u otro a la UNAM, esperábamos que la huelga que comenzó en el 99 fuera a durar, justamente porque pensábamos que los estudiantes estaban desmovilizados, eran apolíticos y no tenían mucho interés. Sin embargo, fue una huelga que duró prácticamente un año.

Por eso, mi respuesta es que no tienen el mismo protagonismo que el 68, pero eso no significa que no lo pueda tener en el futuro.

¿Generó frustración en la sociedad mexicana el hecho de que en el informe sobre la matanza de Tlatelolco la Fiscalía Especial advirtiera sobre la imposibilidad de aplicar justicia?

Mi impresión es que en México, esta justicia del pasado -como la han llamado en otros países- no ha tenido el mismo impacto que en naciones como Argentina o Chile.

La verdad es que México ha cambiado bastante. Con esos cambios han venido ciertas debilidades, el problema que ahora tenemos es el de la inseguridad, por citar uno. Es un problema nuevo. Hace diez años no se percibía que tuviésemos una sensación de inseguridad como la de ahora

Creo que se puede explicar por el tipo de régimen que había en México: nunca fue un régimen militar, nunca fue un régimen dictatorial, aunque sí fue un régimen autoritario, con ciertas bondades sociales. Eso tiende a aminorar mucho la carga de responsabilidad en el imaginario colectivo.

Por otro lado, eran muy pocos los sectores que estaban realmente interesados en hacer justicia con el pasado. No es que no haya sido importante hacer rendir cuentas al pasado y particularmente a las figuras policíacas más temibles, sino que fueron pocos los que estuvieron involucrados en ese proceso.

Las expectativas sociales en esa fiscalía eran muy bajas, por eso pienso que difícilmente existe una sensación de frustración.

¿Cuánto ha cambiado México desde 1968?

Ha cambiado muchísimo, aunque habrá quien pueda decir que estamos igual que hace 40 años.

La verdad es que México ha cambiado bastante. Con esos cambios han venido ciertas debilidades, el problema que ahora tenemos es el de la inseguridad, por citar uno. Es un problema nuevo. Hace diez años no se percibía que tuviésemos una sensación de inseguridad como la de ahora. Muy probablemente porque la manera que tenía el régimen anterior de controlar esos grupos era diferente.

Manifestación del 2 de octubre de 2006 en México

El 2 de octubre de 2006, un grupo de jóvenes participó de la reconstrucción teatral de la matanza.

En términos políticos, hay un cambio más que sustancial. Hay muchos partidos políticos, pluralidad y alternancia, no sólo en los poderes locales, sino en el Ejecutivo.

¿Con lo que pasó en 1968, se manchó con desconfianza la relación entre los mexicanos y sus cuerpos de seguridad?

Mi impresión es que esa desconfianza data de antes del 68. La actuación de los cuerpos de seguridad y policíacos antes del 68 tiene muchísimas manchas y desparecidos. La diferencia entre los incidentes previos y los del 68, es que antes de esa fecha ningún presidente se había atrevido a enfrentar un desafío colectivo a manera de masacre, de matanza pública, y además defenderla como lo hizo Gustavo Díaz Ordaz.

Antes, hubo actos de represión focalizados y se utilizaba a la policía pública o a los cuerpos de seguridad privada y secreta que tenía el Estado.

Esa desconfianza la venimos cargando hasta el día de hoy.

Es decir, actualmente no existe confianza…

No, incluso si revisa las encuestas, por ejemplo la que hizo el grupo Reforma, sobre la confianza en las instituciones, la policía aparece en los últimos lugares.

Cuando uno ve todos estos casos de secuestros o robos, siempre aparece un policía involucrado. La desconfianza que podía parecer innata o natural del mexicano, se refuerza.

2 de octubre: estudiantes convocan un mitin en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para exigir más libertades políticas.

Corean consignas como “No estamos todos, faltan los presos”, “queremos escuelas no balas”, “gobierno represor que matas estudiantes” y “queremos democracia”.

La plaza se llena de efectivos policiales y militares. Los helicópteros sobrevuelan la multitud. Una unidad especial, el Batallón Olimpia, se ubica en uno de los edificios.

Los funcionarios comienzan a disparar…

Según las cifras oficiales, murieron 30 personas, pero de acuerdo con organizaciones de derechos humanos fueron 300.

Días posteriores, la prensa publica la explicación del gobierno: “El gobierno actuó apegado a la Constitución”.

El país es gobernado por Gustavo Díaz Ordaz, quien estará en la presidencia hasta 1970.

Al mando de la secretaria de la gobernación (Ministerio del Interior) está Luis Echeverría, quien será el sucesor de Díaz Ordaz en la presidencia de México.

«EL DIA MAS TRISTE DE MI VIDA»,  para CARLOS MONSIVAIS

A 40 años de la llamada matanza de Tlatelolco, BBC Mundo le hizo evocar al intelectual mexicano Carlos Monsiváis uno de los momentos que el considera fueron de los más estremecedores de su vida.

Carlos Monsivais Monsiváis ha sido una de las plumas más lúcidas de la izquierda latinoamericana.

“El 2 de octubre, llegué tarde a la Plaza de las Tres Culturas. Entré y aquello era simplemente un infierno y lo recuerdo todo como una pesadilla graduada por el sonido. En un momento dado hablé con un amigo que había grabado el ruido de las metrallas, los tiros, y durante veinte y tantos minutos escuché absolutamente acongojado ese estrépito infernal”, dijo el escritor.

“Recuerdo que esa noche nos la pasamos hablando por teléfono a ver qué había pasado, qué amigos habían resultado heridos o muertos. Por fortuna, ninguno de los amigos cercanos. En realidad las víctimas eran gente, sobre todo, muy joven o vecinos de Tlatelolco”.

El ensayista recuerda que esa noche hubo dos mil detenidos, de los cuales cien estuvieron en la cárcel por tres años.

“Lo veo (ese día) como uno de los días más tristes de mi vida”.

Monsiváis, quien se considera miembro de una generación anterior a la de 1968, terminó sus estudios en 1959 en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin embargo, continuaba involucrado activamente con esa casa de estudios.

“Trabajaba en la UNAM, participé la Asamblea de intelectuales, escritores y artistas en apoyo del movimiento, tenía a mi cargo un programa de radio que fue muy solidario y escribía crónicas”.

Monsiváis señaló que la conmemoración de la matanza de Tlatelolco de este año tiene una connotación especial.

“Se recuerda de un modo impresionante. Yo nunca esperé tal unanimidad y tal deseo de esclarecer hasta el final el sentido de la matanza, no los motivos evidentes, ni siquiera los procedimientos, sino el sentido”, explicó el cronista.

“El sentido es muy claramente la ampliación de la vida democrática en aquel momento absolutamente cerrada con lo que tenía que ver con los derechos humanos y ciudadanos. Hay en todas partes fotos de aquel año, testimonios, libros, una condena unánime al ex presidente Gustavo Díaz Ordaz y a su secretario de gobernación, Luis Echeverría”.

“Es una movilización única, que supongo no se dará dentro de 10 años, cuando muchos de los participantes de entonces ya no se encuentren. Es el momento en que una sociedad hace suya la causa del movimiento estudiantil, hace suyo el rechazo enérgico a lo que fue el autoritarismo homicida y reivindica esa hazaña de multitudes que sólo pudo ser aplastada por las armas”, dijo el ensayista.

El deseo claro es que no se repitan las matanzas impunes y el deseo claro es que la democracia por sí misma tenga el valor que hasta el momento el capitalismo salvaje no le ha permitido
Carlos Monsiváis

Ningún 2 de octubre desde el fatídico 1968 ha podido pasar inadvertido en México. La fecha ha sido una invitación para que cada año se recuerde a quienes murieron en la Plaza de las Tres Culturas.

“Yo creo que los mexicanos no han salido a las calles el 2 de octubre, han salido los jóvenes. Si se quiere decenas de miles de jóvenes. Yo creo que esta es la primera vez que así no marchen, sí va a haber una movilización ciudadana, social, para que el 2 de octubre no se olvide”.

Según el escritor, las consignas son directas: “El deseo claro es que no se repitan las matanzas impunes y el deseo claro es que la democracia por sí misma tenga el valor que hasta el momento el capitalismo salvaje no le ha permitido”.

Archivo de El Universal
En 1968, los jóvenes mexicanos se hicieron de las banderas de las luchas sociales.

En deuda

Considerado un “intelectual comprometido”, Monsiváis considera que la nueva generación de mexicanos tiene una deuda con la generación del 68.

“Le debe, en primer lugar, el impulso y el deseo de enfrentarse al autoritarismo”, dijo el escritor.

“En segundo lugar, le debe la movilización a partir de derechos humanos y civiles porque no fue un movimiento revolucionario, fue un movimiento civil, cívico. Y le debe también la continuidad de la resistencia. Esos líderes del Consejo Nacional de Huelga de 1968 han continuado exigiendo que se haga justicia y han sido muy decisivos en el proceso que se ha entablado sin resultados judiciales, pero con enormes resultados mediáticos contra los represores del 68”.

De acuerdo con el autor, el movimiento estudiantil no fue el único impulso de la democratización, aunque sí fue el más visible y el más doloroso.

Un soldado mexicano durante el decomiso de drogas en Tijuana
Para Monsiváis, el narco es una pesadilla para los mexicanos.


Obstáculos
Pese a que para algunos historiadores, la generación de 1968 allanó el camino para el establecimiento del sistema democrático en México, le visión de Monsiváis es un tanto pesimista.

“No veo en este momento que esté allanado el camino de la democracia ni mucho menos. Al contrario, veo que después de estas elecciones tan conflictivas y puestas en duda, como las presidenciales de 2006… (no) se puede considerar allanado el camino de la democracia”.

El camino de la democracia continúa muy lleno de obstáculos y a esto se agrega el horror del narcotráfico que ha quebrantado el ánimo de las sociedades en el país
Carlos Monsiváis

Sin embargo, el autor reconoce algunos logros.

“Hay ciertamente muchísima más libertad de expresión en la prensa, no puede uno decir que esto se generalice a la televisión; hay muchísima libertad de expresión en la radio; pero en lo básico, el camino de la democracia continúa muy lleno de obstáculos y a esto se agrega el horror del narcotráfico que ha quebrantado el ánimo de las sociedades en el país”, indicó el escritor.

“A estas alturas se han logrado muchas cosas, pero en lo esencial faltan tantas que hay cierto desánimo, sobre todo pensando que la intervención del narcotráfico y las evidencias de la complicidad de autoridades políticas, judiciales y policíacas hace todavía más difícil pensar en la posibilidad de una democracia que lo sea en efecto”.


Otra más en la lista
La incapacidad de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado para llevar a la cárcel a los responsables de los hechos acontecidos en Tlatelolco ha generado frustración no sólo en los familiares de los muertos y los desaparecidos de 1968, sino en el resto de la sociedad mexicana.

El Universal
Para Monsiváis, un sistema más justo es una de las prioridades que tiene la juventud mexicana de hoy.

“Hay frustración, pero es una frustración que se une a todas las otras frustraciones”, dijo Monsiváis.

“Matanzas como las que ha habido en Chiapas o en Guerrero no han sido aclaradas. Nos falta saber quiénes son los responsables directos de la matanza de Acteal. Hay frustración porque todo el empeño, el esfuerzo por lograr que se respete el voto apenas ha fructificado y en momentos no ha fructificado”.

“Se vive en la frustración y el que la Fiscalía Especial para delitos del pasado no haya funcionado, es sólo uno de los momentos”, indicó Monsiváis.

Para el intelectual, son muchos los retos que tiene la juventud mexicana de hoy en día. Un sistema más justo debe ser una de las prioridades.

“Una política económica que no lo sacrifique todo al neoliberalismo y a las peores expresiones del neoliberalismo, partiendo del supuesto que el neoliberalismo no esté sólo hecho de peores expresiones. La gran demanda en este momento es el combate a la desigualdad y lo que pueda entenderse por justicia social y económica”, dijo el autor.

BBC

Written by Eduardo Aquevedo

30 septiembre, 2008 at 22:16

Conflicto y masacre estudiantil del 68 en México: la intervención de EE.UU.

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La CIA desplegó una campaña de que en México se gestaba una “revolución comunista”
Un documental revela la injerencia de Estados Unidos en el conflicto estudiantil del 68
 
La Jornada Semanal

 

En vísperas de cumplirse 40 años de la masacre de Tlatelolco, el canalseisdejulio entrega una nueva producción documental, 1968 La conexión americana, que pone al descubierto la intervención de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en el conflicto estudiantil de aquel año y su interés porque el Ejército asumiera el poder en México.

Documentos e imágenes inéditas de esa época confirman, en el trabajo del cineasta Carlos Mendoza, la intromisión del gobierno de Estados Unidos en la política nacional, la cooptación de funcionarios y militares mexicanos por la CIA, así como el desarrollo de una estrategia propagandística encaminada a hacer creer que en nuestro país se gestaba una “revolución comunista”.

El documental 1968 La conexión americana, es particularmente ilustrativo del rol que desempeñaron entonces el embajador estadunidense, Fulton Freeman; el director de la CIA en México, Winston Scott, y otros integrantes de esa agencia, quienes además tuvieron participación en la ejecución de golpes militares en naciones de América Latina, como Guatemala, Perú y Brasil, en los años 60.

Las evidencias recogidas en la cinta destacan, como punto de partida, un artículo periodístico publicado en junio de 1967 en la revista U.S. News & World Report, donde el editor advierte que en México se preparaba una nueva revolución de corte comunista, la cual sería apoyada por la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), China y Cuba.

Con tal antecedente, el 18 de mayo de 1968, es decir dos meses antes del inicio de la revuelta en México, el director de la FBI, Édgar Hoover, declaró que grupos comunistas estaban preparando actos subversivos. Todo esto, además, en el contexto de los 19 Juegos Olímpicos.

Así, desde el inicio del conflicto estudiantil, tanto el gobierno mexicano como el estadunidense alimentaron en los medios de comunicación de la época, la falsa idea que de detrás de las protestas estaban agentes del comunismo internacional con sus aliados mexicanos.

Pero lo que el documental sí demuestra es que fueron reclutados por la CIA, los presidentes Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, así como Antonio Carrillo Flores, secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Díaz Ordaz; Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la Dirección Federal de Seguridad; Joaquín Cisneros, secretario particular de Díaz Ordaz; Emilio Bolaños, sobrino de Díaz Ordaz, y Humberto Carrillo Colón, agregado de prensa de la embajada de México en Cuba.

Inclusive, varios de ellos son identificados dentro de la red de informantes que Winston Scott creó desde 1956 en México y a la que denominó Litempo.

En 1968 La conexión americana, se menciona que agentes de la CIA como David Sánchez Hernández, Poter Goss, Barry Sill, Guillermo e Ignacio Novo Sanpol, así como Virgilio Rodríguez y David Philps, habrían realizado labores de desestabilización en México, ya que existen evidencias de que estuvieron en el país antes de que ocurriera el movimiento estudiantil. Además, todos ellos se vieron involucrados, asimismo, en golpes militares en naciones de América Latina.

Incluso se demuestra que cuatro días antes de la masacre de Tlatelolco, el jefe de la CIA, Richard Helms, estuvo en México, y que el embajador Fulton Freeman, le dijo al entonces secretario de la Defensa Nacional, el general Marcelino García Barragán, que contaba con el apoyo del Departamento de Estado de su país para que declarara un estado de sitio la madrugada del 3 de octubre de 1968, lo que aquél habría rechazado de manera rotunda.

A lo largo de los 60 minutos del documental se presentan informes en los que el jefe de la representación diplomática anticipa con precisión, en sus reportes a Washington, las acciones que el gobierno de Díaz Ordaz pondría en marcha para acabar con la revuelta estudiantil.

En todos los casos, una coincidencia fundamental entre los funcionarios estadunidenses, presuntamente involucrados en la represión estudiantil, y los altos mandos militares mexicanos, como los generales Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial; Alfonso Corona del Rosal, regente del Distrito Federal; Mario Ballesteros Prieto, jefe del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, y el entonces coronel Manuel Díaz Escobar, era su acendrado anticomunismo.

Esos militares, además, han sido identificados no sólo como creadores de grupos de choque; también se les ubica como piezas importantes en actos de provocación contra los estudiantes antes de la noche de Tlatelolco y particularmente en la represión del 2 de octubre de 1968.

Las hipótesis documentales son corroboradas y analizadas por especialistas como el académico de la UNAM, John Saxe Fernández; la historiadora Ángeles Magdaleno Cárdenas, y la directora del archivo Gregorio Selser, Beatriz Torres; el periodista Jorge Meléndez Preciado, así como por el ex agente de la CIA, Philip Agee.

Sin duda, 1968 La conexión americana se convertirá desde ahora en fuente imprescindible para todos aquellos interesados en llegar a la verdad histórica en los sucesos de hace cuatro décadas. Esto queda manifiesto en su riqueza iconográfica y documental y en el rigor de las fuentes consultadas.

Written by Eduardo Aquevedo

29 septiembre, 2008 at 16:40

México: matanza en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco), 1968.

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Méjico, 2 de octubre de 1968. Diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz liquida a sangre y fuego la revuelta estudiantil, entre 300 y 500 jóvenes mueren masacrados por disparos del Ejército en la Plaza de Tlatelolco, también conocida como Plaza de las Tres Culturas. Más de 6.000 son detenidos.

Durante los últimos 33 años, los diferentes gobiernos del PRI mantuvieron la tesis oficial de que fueron los estudiantes quienes iniciaron los tiroteos con francotiradores colocados en los edificios de la plaza. Esa versión fue rebatida por muchos de los protagonistas e investigadores, los testimonios hablaban de lo contrario: de agentes provocadores infiltrados, de gente vestida de civil con guante blanco en la mano izquierda que iniciaron el fuego indiscriminado.

Las fotografías, proporcionadas por un informante anónimo a la corresponsal en Madrid de la Revista mejicana «Proceso», constituyen una prueba inédita e irrefutable de lo que era un secreto a voces: la matanza de Tlateloco fue un sangriento crimen de Estado. Muestran por primera vez las caras de los verdugos, y la acción de los hombres del guante blanco del Batallón Olimpia (siempre negada por el gobierno) así como la perfecta coordinación de éstos con el Ejército. Según el informante, las fotos fueron tomadas por un fotógrafo del gobierno lo cual pone de manifiesto la convicción de total impunidad con que actuaron los verdugos que dejan ser retratados; pero también demuestran que en los archivos oficiales del Estado mejicano debe existir la documentación más que suficiente para conocer las responsabilidades y hacer justicia.

Una vez más, la lucha contra la impunidad en un país hispano puede contribuir no sólo a saldar la deuda pendiente con las víctimas y juzgar a los responsables de los crímenes de Estado; sino a destapar las tramas de la sangrienta represión que en Iberoamérica acaba siempre concluyendo en algún despacho oficial de los EEUU.

Fotos inéditas de la represión

En la serie de fotografías publicadas en la revista Proceso y en el diario El Mundo aparece cómo los estudiantes detenidos fueron torturados por los paramilitares y el Ejército. La secuencia se desarrolla en los sótanos del Edificio Chihuahua, situado en la plaza y recogen la detención y tortura de los líderes estudiantiles integrantes del Comité Nacional de Huelga.

Las fotografías constituyen una prueba irrefutable de que la matanza de Tlatelolco fue un crimen de Estado. Los verdugos se dejaron retratar convencidos de que sus crímenes quedarían impunes

Las pruebas documentales del reportaje gráfico demuestran que en los archivos oficiales del gobierno han de existir pruebas más que suficientes para esclarecer los hechos y encausar a los responsables

La brutañlidad de los paramilitares obliga a poner a algunos detenidos en manos de los sanitarios. Los torturadores se muestran insultantemente alegres y satisfechos de su trabajo

Los colocan semidesnudos contra la pared, y luego de frente de tres en tres para ser fotografiados

Los indivíduos que aparecen vestidos de civil, con guante blanco en la mano izquierda y armas automáticas, son miembros del Batallón Olimpia, un temido grupo paramilitar dependiente del ministerio de Gobernación y Defensa. El guante blanco les servía como salvoconducto para identificarse ante el ejército. Al fondo se agolpan los detenidos

Se han detenido en golpear especialmente a uno de ellos. Es un representante estudiantil que actuó como primer orador del mítin.

Los detenidos, golpeados y torturados por los paramilitares, son conducidos después a manos del ejército en la planta baja del edificio.

La brutañlidad de los paramilitares obliga a poner a algunos detenidos en manos de los sanitarios. Los torturadores se muestran insultantemente alegres y satisfechos de su trabajo

Testimonio de la familia de una de las víctimas:
Romper el silencio

Diana Rivera es hermana de una de las víctimas de Tlatelolco, su hermano Guillermo (Chomy) era un adolescente de 15 años en el momento de ser abatido y muerto por tres impactos de bala. Asistió al mitin de Tlatelolco sin pertenecer a ninguna organización.

Ella también se dirigía hacia allí: «Sin embargo, ya no pudimos entrar a la plaza. Los soldados habían bloqueado la zona y nosotros nos quedamos atrás de los tanques. Unos jóvenes que huían nos dijeron: ÔEstán matando a todo mundoÕ. No había necesidad de que nos lo dijeran; nosotros escuchábamos los disparos y olíamos la pólvora.

Pensamos en ese momento que la represión era más selectiva, que sólo se disparaba contra los dirigentes. No imaginábamos que el tiroteo fuera contra el grueso del mitin». Su hermano cayó herido de muerte tras los primeros disparos, supieron que lo habían trasladado a un hospital militar y que allí falleció, persiguieron a la ambulancia que transportaba el cadáver: «Aquella persecución fue una pesadilla, no sabíamos adónde llevaban el cuerpo.

Seguimos a la ambulancia que entró finalmente al edificio del Servicio Médico Forense. Allí vi una de las cosas más espantosas de mi vida: las planchas eran insuficientes, por lo que estaban repletas de cadáveres amontonados, unos encima de otros. Había cuerpos de niños, de niñas, de mujeres embarazadas… Habría algunos 200 cadáveres de gente masacrada. La misma escena cuya foto vi después publicada en la revista ¿Por qué?, que dirigía Mario Menéndez. Esa foto yo la viví. Yo vi esa escena».

Una mentira a cambio del cadáver «Los familiares de las víctimas estábamos apiñados en el vestíbulo del Médico Forense, en la puerta había muchos soldados y policías. Era difícil encontrar un espacio para sentarse. Familias completas llorando; hombres, mujeres, niños. Ahí, en el Médico Forense, nos dijeron que solamente podíamos sacar el cadáver de mi hermano si testimoniábamos, en el acta de defunción, que había muerto por otra causa. Teníamos que elegir: decir una mentira para poder llevarnos el cuerpo, o bien, quedarnos sin él por insistir en la verdad.

No nos quedó más alternativa que dejar asentado que mi hermano murió por otras causas, ahorita ya ni recuerdo cuáles. Llevamos el cuerpo a un pequeño velatorio empezó a llegar gente: amigos, estudiantes de la vocacional que eran todavía unos niños. Llegó también una delegación del movimiento estudiantil. Nos ofrecieron 500 pesos que habían juntado en una colecta. No los aceptamos. Les dijimos que los guardaran para el movimiento.

Ellos hicieron guardia ante el ataúd.» Diana considera que será imposible investigar los hechos basándose en actas ministeriales o en certificados de defunción, puesto que en aquel entonces los familiares fueron obligados a poner otras causas de las muertes. «Más que por las actas, la investigación tendría que guiarse por testimonios de los familiares de las víctimas. Pero entre nosotros nunca hubo contacto. No había esa conciencia del derecho que hay ahora.

Y era tal el miedo a la represión, que los familiares prefirieron callar. Hoy es difícil imaginar el ambiente de terror que había en aquella época, cuando uno podía ser fuertemente reprimido por el solo hecho de asistir a una marcha.» Su esposo Daniel Molina indica que en los días posteriores a la matanza se vivía «un total estado de sitio», por lo que era imposible que los estudiantes realizaran reuniones o asambleas. «Todavía después del 2 de octubre a un compañero lo mataron por hacer una pinta.

Lo mataron por la espalda, en la colonia Obrera. El shock psicológico que sufrió mucha gente fue tan grande, que muchos prefirieron olvidar los sucesos, desterrarlos definitivamente de su mente y creer la versión oficial del gobierno. Muchísima gente tuvo esa reacción. De manera increíble se había esfumado aquella solidaridad y apoyo al movimiento de los estudiantes.»

Crónica del 68

Las movilizaciones llegaron a agrupar a más de 180.000 personas, pese a estar amenazadas por blindados del Ejército. La matanza del 2 de Octubre de 1968 vino precedida de una escalada de enfrentamientos y se enmarcaba en un ascenso de luchas y organización del pueblo mejicano; los estudiantes incluyen en sus reivindicaciones la lucha por las libertades y la denuncia de leyes y actuaciones represivas que impunemente llevan a cabo las fuerzas policiales.

El movimiento se va organizando y radicalizando ante la brutal represión. A finales de Julio, unidades del Ejército mejicano, ante la incapacidad de la policía son utilizadas para reprimir las manifestaciones estudiantiles. La tropa permanece en estado de alerta. La línea oficial del gobierno acusa al movimiento de influencias «extranjeras comunistas», pero las movilizaciones siguen en aumento.

Las manifestaciones congregan a más de 180.000 personas, y junto a los estudiantes caminan ya trabajadores mejicanos. La CIA y el FBI están en el punto de mira de las denuncias del movimiento estudiantil, acusan a algunos profesores y estudiantes de trabajar para ellas. Se forma un Consejo Nacional de Huelga, se comienza a elaborar una lista de estudiantes desaparecidos que integra 25 nombres y se celebran marchas de los estudiantes que han de recorrer las calles junto a los carros blindados; todos los efectivos policiales y varios batallones del Ejército se han puesto en alerta, pelotones de infantería, ametralladoras… la embajada de EEUU la custodian dos pelotones y diez carros blindados.

El 18 de Septiembre el Ejército ocupa la Universidad las personas detenidas en esas fechas suman 1.600 y se sigue empleando a los soldados. La masacre El 2 de Octubre se convoca un mitin en la Plaza de las Tres Culturas. Lo que reclaman los estudiantes es democracia: la derogación de un artículo del Código Penal, el llamado delito de opinión, la libertad de varios presos políticos, la destitución del jefe de la policía y el diálogo público entre el Gobierno y los estudiantes. Ya habían sufrido la represión, las detenciones y denunciaban la existencia de secuestrados y desaparecidos.

La plaza comienza a llenarse, acuden también muchos obreros, niños, mujeres, que muestran su simpatía hacia las reivindicaciones del movimiento, pero los carros blindados del Ejército convierten el lugar en una ratonera, cuando comenzaron los disparos nadie podía escapar de allí. El gobierno intentó ocultar el número de víctimas, la prensa extranjera habló de 500 muertos. Sus familiares se vieron obligados a certificar otras causas de defunción para poder recuperar los cadáveres.

La censura se volvió férrea. Hubo 6.000 detenidos, 2.000 fueron encarcelados, algunos de ellos durante varios años; sin juicio, o con procesos amañados y sin garantía alguna de defensa. El gobierno culpó a «elementos nacionales y extranjeros», los acusó de terroristas y desencadenó una brutal represión que obligó a muchos a exiliarse o abandonar la universidad y que se extendió durante los años posteriores.

La mano del Imperio

La lucha contra la impunidad no es una batalla del pasado, la mano del Imperio sigue estando detrás de las agresiones contra la libertad en cada rincón del planeta

La historia de Méjico ha sentido muy de cerca la vecina presencia de los EEUU. En el siglo XIX, la mitad de su territorio le fue arrebatado tras sucesivas guerras e invasiones. La intervención norteamericana ha sido constante y durante varias décadas sus servicios secretos se concentraron en la persecución y eliminación de líderes y movimiento revolucionarios.

El periódico mejicano Excelsior, publicó hace unos meses las conclusiones de un informe de la CIA, fechado en 1975, según el cual el presidente mejicano Gustavo Díaz trabajaba en total sintonía con la CIA desde que ocupó el cargo de ministro de gobernación. La agencia norteamericana presentaba informes diarios a Díaz para la eliminación de líderes revolucionarios.

En el reportaje de Excelsior también se da cuenta de la participación directa de la CIA y el FBI en el clima de terror creado en 1968: «Quien sí intervino en los sucesos de 1968, además de la CIA fue nada menos que el FBI. En 1968 la actividad terrorista del FBI se intensificó como parte de una ampliación de las operaciones de contrainteligencia en México y, según memorándum de Hoover fechado ese año y enviado al agregado jurídico: «es imperativo preservar a toda costa su cobertura, aunque se tenga que abandonar el plan de intimidación de líderes subversivos».

El movimiento estudiantil denunció sistemáticamente la intervención de agentes infiltrados que trabajaban para la CIA; durante esos años fueron constantes las desapariciones, los secuestros y el ametrallamiento de jóvenes a la salida de los colegios universitarios desde coches camuflados que actuaban con total impunidad; a ciencia cierta que muchos de ellos eran del FBI.

Deben conocerse todos los documentos que implican no sólo a los altos cargos del corrupto régimen del PRI, sino a los responsables últimos de Washington. La lucha contra la impunidad de los crímenes habidos en toda Iberoamérica ha de seguir avanzando hasta destapar todas las tramas que EEUU ha extendido para imponer el terror como método imprescindible en la expansión de su imperio. Pero nadie debe engañarse, esta no es una batalla del pasado para hacer justicia con las víctimas; la mano negra del Imperio sigue medrando hoy en cada rincón del planeta y lo seguirá haciendo hasta que la lucha de los pueblos por la libertad y la justicia los ponga a buen recaudo.

http://www.uce.es

Written by Eduardo Aquevedo

28 septiembre, 2008 at 22:05

Movimiento estudiantil en México de 1968 y masacre de Tlatelolco

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El movimiento estudiantil de 1968 fue un movimiento social en el que además de estudiantes de la UNAM y el IPN participaron profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionistas en la Ciudad de México y que fue reprimido por el gobierno mexicano mediante la matanza de Tlatelolco ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. El genocidio se cometió en contra de una manifestación pacífica por el Ejército Mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia fraguada por el gobierno mexicano en contra del Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento.

Gracias a la acción gubernamental al pretender ocultar información, no se ha logrado esclarecer exactamente la cantidad oficial de asesinados, heridos, desaparecidos y encarcelados. La fuente oficial reportó en su momento 20 muertos, pero investigaciones actuales deducen que los muertos podrían llegar a varias centenas y responsabilizan directamente al Estado Mexicano.[1]

Politólogos e historiadores coinciden en señalar que este movimiento y su terrible desenlace incitaron a una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las universidades públicas, así como a alimentar el desarrollo de guerrillas urbanas y rurales en los años setenta.

Autores como Fernand Braudel, Immanuel Wallerstein y Carlos Antonio Aguirre Rojas coinciden en señalar al movimiento de México inserto en un contexto planetario de luchas sociales surgidas y recreadas de las universidades luego de vivirse un periodo de bonanza económica por la Posguerra, siendo Braudel el primero en denominar al movimiento Revolución cultural de 1968, caracterizado por revolucionar para siempre los tres principales espacios de recreación de la cultura: la familia, los medios de comunicación y la escuela[2] .

Los hechos

Antecedentes

Véase también: Movimiento del 68
Estudiantes sobre camión quemado el 28 de julio.

Estudiantes sobre camión quemado el 28 de julio.

El 22 de julio de 1968, un incidente de fútbol americano entre la vocacional 2 del IPN y la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM, termina en una gresca. El cuerpo policiaco de granaderos es quien disuelve a la turba, deteniendo a varios estudiantes e incursionando dentro de las instalaciones de dicha vocacional.[3]

Entre el 26 al 29 de julio de 1968, varias escuelas entran en un paro de labores, los granaderos y el ejército entran a varias de las escuelas, entre ellas, la Prepa 1 en San Ildefonso, donde fue destruida mediante un basucazo su puerta tallada en el siglo XVIII.[3]

El 30 de julio de 1968, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra en Ciudad Universitaria, condenaría públicamente los hechos, izando la bandera mexicana a media asta y con un emotivo discurso se pronunciaría a favor de la autonomía universitaria y exigiría la libertad de los presos políticos, refiriéndose a los estudiantes detenidos de la Prepa 1. Ese mismo día encabezaría la marcha por la avenida de los Insurgentes, donde surge un lema muy común utilizado por el movimiento estudiantil, «¡Únete pueblo!«.[3]

El ejercito mexicano en el zócalo de la Ciudad de México el 28 de agosto.

El ejercito mexicano en el zócalo de la Ciudad de México el 28 de agosto.

El 26 de agosto de 1968, una multitudinaria marcha se dirige al zócalo capitalino. Es la primera ocasión en que se insulta públicamente al presidente mexicano, Gustavo Díaz Ordaz. Al finalizar la manifestación, uno de sus líderes se pronuncia a favor de quedarse a esperar una respuesta del gobierno, a escasos días del informe presidencial.[4]

La madrugada del 28 de agosto de 1968, se abren las puertas del Palacio Nacional, de donde salieron tanques del ejército para dispersar a los manifestantes.[4]

El 13 de septiembre de 1968, tiene lugar «La marcha del silencio«, donde los manifestantes marcharon con pañuelos en la boca.[3] [4]

El 18 de septiembre de 1968, el ejército invade la Ciudad Universitaria de la UNAM.[4]

El 24 de septiembre de 1968, el ejército invade el Casco de Santo Tomás, sede del IPN.[4]

El 1 de octubre de 1968, el ejército se retira de la UNAM y el IPN.[4]

El 2 de octubre de 1968

La tarde del 2 de octubre de 1968, un día después de la salida del ejército de los campus de la UNAM y del IPN, miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Mientras tanto, el ejército vigilaba, como en todas las manifestaciones anteriores, que no hubiera disturbios, principalmente porque el gobierno tenía temor de que fuera asaltada la Torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Por su parte, miembros del Batallón Olimpia (cuyos integrantes iban vestidos de civiles con un pañuelo o guante blanco en la mano izquierda) se infiltraban en la manifestación hasta llegar al edificio «Chihuahua» donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas.

Primera conferencia de prensa convocada por el Consejo de Huelga de la UNAM el 5 de octubre.

Primera conferencia de prensa convocada por el Consejo de Huelga de la UNAM el 5 de octubre.

Cerca de las seis de la tarde, casi finalizado el mitin, un helicóptero sobrevoló la plaza del cual se dispararon bengalas, presumiblemente, como señal para que los francotiradores del Batallón olimpia apostados en el edificio «Chihuahua» abrieran fuego en contra de los manifestantes y militares que resguardaban el mitin, para hacerles creer a estos últimos, que los estudiantes eran los agresores.[5] Los militares en su intento de defenderse, repelieron «la agresion de los estudiantes«, pero ante la confusión, los disparos no fueron dirigidos contra sus agresores, sino hacia la multitud de manifestantes que se encontraban en la plaza de Tlatelolco.

Muchos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieron en algunos departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo al ejército, que sin orden judicial, irrumpieron a cada uno de los departamentos de todos los edificios de lo que conforma la Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes.

Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos.[6] El gobierno mexicano manifestó en 1968 que fueron sólo 20 muertos, tres años más tarde, la escritoria Elena Poniatowska, en su libro La noche de Tlatelolco publicó la entrevista de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cadáveres.[7]

Jorge Castañeda en su artículo «Los 68 del 68«, publicado el 30 de agosto de 2006 en el periódico Reforma escribió:

De acuerdo con el informe histórico, en la Plaza de las Tres Culturas murieron ―cabalísticamente― 68 estudiantes y un soldado…». Y todo uso de la fuerza pública se empezó automáticamente a asimilar al 68, pero al 68 magnificado: al de los 500, no al de los 68. Todo uso de la fuerza se volvió una masacre en potencia…»

Los Juegos Olímpicos

El sábado 12 de octubre de 1968, el presidente mexicano, Díaz Ordaz, inauguró los XIX Juegos Olímpicos, bautizados como «La Olimpiada de la Paz«, en ese momento un grupo de manifestantes lanzó sobre el palco presidencial, un papalote de color negro en forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre.

Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado

En enero de 2005, la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), solicitó la aprehensión de 55 personas presuntamente responsables de la matanza de Tlatelolco. En mayo de 2005, la FEMOSPP aseguró que el ex presidente Luis Echeverría sería consignado ante un juez penal federal. Para entonces, la fiscalía consideraba también como sospechosos de la matanza tanto al ex presidente, como al ex procurador general de la República, Julio Sánchez Vargas; al ex agente del Ministerio Público, Salvador del Toro Rosales; al entonces subdirector de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Luís de la Barreda Moreno; y al entonces comandante de un grupo de agentes, Miguel Nazar Haro. En noviembre de 2006 el juez José Mattar, responsable del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal, ordenó la detención de Luís Echeverría. Se ordenó su arresto domiciliario, debido a su avanzada edad. En julio, un tribunal federal concedió un amparo contra el auto de formal prisión, y se ordenó levantar el arresto domiciliario. El titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal, Jesús Guadalupe Luna Altamirano, exoneró a Echeverría al considerar que no existía ninguna prueba que lo inculpara como responsable de los hechos ocurridos cuando fue secretario de Gobernación; si bien determinó que hubo genocidio planeado y ejecutado.

Libros y películas

  • El 2 de octubre es narrado en la película Rojo amanecer (1989), dirigida por Jorge Fons, que gira en torno a una familia de clase media que vive en el Edificio Chihuahua lugar donde, según diversas fuentes, empezaron la refriega. Fue filmada en 1989 y es protagonizada por Héctor Bonilla, María Rojo, los hermanos Demián y Bruno Bichir y Eduardo Palomo entre otros, pero no fue sino hasta 1990 que se permitió su exhibición por considerarse de contenidos violentos y subversivos para algunas formas de pensar.
  • La novela Muertes de Aurora de Gerardo de la Torre se refiere a la participación de un grupo de petroleros de la Refinería de Azcapotzalco en el movimiento estudiantil. José Woldenberg ha llamado este libro: «La mejor novela escrita sobre 1968».
  • El libro La Noche de Tlatelolco (1971) de Elena Poniatowska es un trabajo periodístico en el que se recopila testimonios de varios testigos y participantes de este evento.
  • La novela Los días y los años, de Luis González de Alba, relata la experiencia personal del autor (entonces miembro del CNH) antes y después del conflicto.
  • Estos sucesos son satirizados en el libro de René Aviles Nueva Utopía y los guerrilleros, publicado en 1973.
  • La novela de «Regina: el dos de Octubre no se olvida» de Antonio Velasco Piña.
  • La película del realizador suizo Richard Dindo Ni perdón, ni olvido… [1]
  • La novela La Plaza de Luis Spota narra una historia ficticia del asesinato de una estudiante.
  • El pequeño libro La noche de Santo Tomás, escrito por el Doctor Igor de Leon, narra uno de los hechos poco divulgados del 68 mexicano, la toma a sangre y fuego del Casco de Santo Tomás.
  • La estela de Tlatelolco de Raúl Álvarez Garín.

Notas y referencias

  1. Testimonios directos, documentales y autores como Julio Scherer García, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska e informes desclasificados del Gobierno de Estados Unidos por The National Security Archive son un ejemplo.
  2. El movimiento del 68: un legado perdurable, entrevista con el doctor Carlos Aguirre
  3. a b c d Conología 1968 ILCE-SEP
  4. a b c d e f Los sexenios: Gustavo Díaz Ordaz, Edit. Clío.
  5. Aguayo Quezada, Sergio. La Charola: Una historia de los servicios de inteligencia en México, 2001, Págs. 133-137
  6. «The death of Tlatelolco»
  7. Poniatowska, Elena. LA NOCHE DE TLATELOLCO. Editorial Era

Enlaces externos

Commons

Wikipedia.org

Written by Eduardo Aquevedo

28 septiembre, 2008 at 5:32

El movimiento estudiantil chileno: amenazas y desafíos, por E. Aquevedo

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Los estudiantes secundarios y universitarios que continúan movilizados contra la LGE y por avanzar hacias cambios de fondo en la educación chilena, han reforzado su movilización en estas semanas, pero al mismo tiempo comienzan a enfrentar una resistencia política y mediática cada vez mejor orquestada y organizada. La ministra ya demanda detener la movilización, pidiendo que se confíe en el parlamento para introducir modificaciones cosméticas, y José J. Brunner hace el mismo llamado, porque a su juicio seria «absurdo no respetar los acuerdos logrados a fines del 2007 entre la Alianza y la Concertación». Al mismo tiempo, el ministro Vidal se molesta que estudiantes protesten y manifiesten en las calles y sobre todo dentro de la Moneda, como si el propio gobiernos y carabineros reprimieran con respeto y cortesía, y más aún como si los más imprtantes logros en este país no se hubiesen conseguido sin movilizacíon, protestas y luchas sociales.

El grueso de los medios de comunicación inician igualmente una campaña para desmovilizar o dividir. Los estudiantes mejor informados comienzan seguramente a percibir que ese frente anti-estudiantil inicia su movilización, con todos los medios a su alcance, y que estos medios son cuantiosos. Nuevas maniobras políticas, nuevas negociaciones entre gobierno y derecha, operaciones represivas para amedrentar a los estudiantes, aumento de las presiones del gobiernos a los sostenedores de colegios, y de éstos en contra de padres y estudiantes, etc. Ningún medio se escatimara sin duda para frenar o dividir y desmovilizar.

Las protestas y movilizaciones constantes y masivas, este año y los anteriores, de estudiantes, docentes y trabajadores del país, parecen secundarias e incluso despreciables para la derecha y para sectores importantes del gobierno; lo decisivo para ellos es salvar y proteger como sea un modelo educacional que cuenta con poderosos apoyos en esos sectores, por la muy simple razón de que es funcional a los intereses de los grupos dominantes en este país. Hay un detalle que ya parece evidenciarse: a esta altura, sobre la base de maniobras políticas diversas y represión creciente, el nivel de apoyo de los padres y apoderados a los estudiantes secundarios en particular es menor al del 2006, y, como consecuencia, la campaña que viene, probablemente lo transformara crecientemente en presión familiar contra los estudiantes moviliados. La contra-ofensiva ya en marcha del campo conservador quizás debiera conducir a los estudiantes a reflexionar sobre la táctica a seguir, a partir de cuatro datos básicos.

Primero, que la relación de fuerzas es aún claramente desfavorable para una «victoria decisiva» de los estudiantes en esta coyuntura, y que lo que corresponde es antes que nada «evitar una derrota». Segundo, que los tiempos están corriendo ya en contra de la movilización, con riesgos de desgaste, de debilitamiento progresivo del contingente movilizado, de alargues de semestre o peor aún si el movimiento se prolonga excesivamente, sin desembocar en logros importantes, aunque es evidente de todos modos que «la guerra» no pueda ser ganada en el corto plazo. Tercero, que la estrategia de marchas y tomas tiene limites (en efecto, todo tiene «flujos y reflujos»), y lo peor seria para los estudiantes que el reflujo que vendrá, con la ayuda de la mencionada contra-ofensiva conservadora y con apoyo o complicidad del Gobierno para desmovilizar o dividir al movimiento, disloque la organización estudiantil y su lucha sin alcanzar logros significativos (en Valdivia, Concepción y en algunas universidades de Santiago, como la Usach, ese proceso de repliegue ya comenzó, incluyendo los desalojos violentos de esas universidades en los últimos días). Y cuarto, los estudiantes debieran reflexionar en que, sin afianzar una alianza con los sectores mas amplios de docentes, universitarios o secundarios, el aislamiento y el debilitamiento progresivo del movimiento puede comenzar a manifestarse antes de lo imaginable.

En consecuencia, lo inteligente quizás sería considerar esos datos de la realidad, y que por lo demás forman parte de la experiencia y lecciones del movimiento estudiantil. Una vía consistente de reorientar la lucha, al menos en las universidades, podría ser concentrar fuerzas en un objetivo concreto: promover rápidamente claustros triestamentales, exclusivamente destinados a discutir sobre la realidad de la educación chilena, y lograr resoluciones en favor de los grandes objetivos del movimiento, que se podría traducir en la lucha por una nueva Reforma Universitaria, que en alguna medida siga la senda de las reformas de los años 20 o 60, como lo proclamaron ya los universitarios del continente reunidos recientemente en Colombia, en el marco de la Conferencia Regional de Educación Superior, CRES 2008. Ese objetivo podría motivar un trabajo conjunto de mediano y largo plazo entre estudiantes y amplios sectores de académicos, que se identifican con ese mismo objetivo central. Ello implica, para restablecer un vínculo adecuado con los docentes, bajar las tomas y volcarse a un trabajo de reflexión y de construcción de una plataforma sólida que permita continuar la lucha por otros medios, creando conciencia y organizando y acumulando fuerzas para potenciar nuevas moviliaciones en el mediano plazo. Con una orientación de ese carácter podría lograrse dar un cauce realista y ambicioso al movimiento, revitalizandolo con el debate, la reflexión y la clarificación de objetivos, y se evitaría entrar en «el callejón sin salida» a que quieren conducirlo los generales del conservadurismo.

Mientras tanto, no olvidemos las grandes coordenadas en que se inscribe el movimiento actual, y los desafíos que debe enfrentar. Eso es lo que queremos subrayar a continuación.

El poder que se opone a la reforma

Lo que debemos subrayar de partida es que, en este caso como en otros, las soluciones y transformaciones que requiere la educación nacional nunca vendrán de la pura inercia o de iniciativas gubernamentales, prisioneras de todo tipo de «amarres» y obstáculos, empezando por estructuras y políticas impuestas por la dictadura, y posteriormente por visiones mercantilistas ancladas tanto en sectores decisivos de la Concertación como, prácticamente, en el conjunto de la oposición de derecha que simplemente busca perpetuar la obra del régimen militar en este aspecto decisivo. Nadie ignora por lo demás que, detrás de esa derecha política, se encubren poderosos grupos económicos, los mas importantes del país, y fuerzas ideológico-religiosas orgánicamente vinculadas a dichos grupos, como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. Estos conglomerados socio-económicos e ideológicos son, por lo demás, el centro del verdadero poder en Chile, con evidentes influencias transversales tanto en la Concertación como, principalmente, en la derecha tradicional expresada a través de la Alianza.

Es el mismo poder real que impuso recientemente su dictado en el TC en el caso de la “píldora del día después”, a través de sus representantes o redes internas. Pero esa era una batalla secundaria, en comparación con lo que ahora está en juego en el campo de la educación chilena. En este último, es auténticamente el futuro del país y de la sociedad chilena lo que debe decidirse, comenzando por la conformación de las elites dirigentes de la sociedad para las próximas décadas. Por ello es que esta batalla sólo está comenzando y que serán necesarios muchos combates antes que el problema quede resuelto. Lo más problemático es que, como dijo Churchill durante la segunda guerra, “los que deben ganarla (la guerra), aun la están perdiendo”. La derecha chilena tiene en efecto hasta ahora el control de la situación, mediante reformas y leyes impuestas bajo la dictadura, en virtud de las cuales se privatizó gran parte del sistema educacional, y su mercantilización continuó reproduciéndose y ampliándose bajo los gobiernos de la Concertación en cuyo seno la ideología neoliberal se instaló con fuerza, pero no de manera homogénea y las contradicciones en este plano seguirán manifestándose en el proceso en curso. Pero lo más decisivo, y que puede cambiar la relación de fuerzas a favor de un gran cambio del sistema educacional chileno, es la fuerza creciente del movimiento estudiantil. Este es el nuevo actor que emerge y que se construye día a día, y que no cesa de perturbar el statu quo. Esto es lo que ocasiona la inquietud mayor del bloque conservador representado por la Alianza, y lo que agudiza las incoherencias y conflictos dentro de la Concertación.

La experiencia está del lado de los estudiantes….

Porque si la experiencia histórica demuestra algo indesmentible en este plano, en efecto, es que sólo de la movilización estudiantil persistente, constante, inteligente, crítica y propositiva, aunque sea con altos y bajos, podrá nacer la fuerza y la energía necesarias para modificar el inmovilismo, el conservadurismo o el conformismo de las fuerzas dominantes. Así quedó ya en evidencia desde el «grito de Córdoba» en 1918, que recorrió durante las décadas siguientes a las sociedades latinoamericanas, introduciendo cambios democratizadores de gran envergadura en los sistemas educacionales en un gran número de países. También quedó en evidenció esa lección histórica con la potente movilización de la juventud, de los estudiantes y trabajadores que se expresaron notoriamente en el «mayo francés», en 1968, así como en muchos otros países de Europa y de América del norte y del sur, con reformas pero también con costos brutales (en México, con la masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, que se saldó con el asesinato de aproximadamente 500 estudiantes), o con nuevos movimientos menos confrontacionales en EE.UU. (Berkeley, en especial), o más masivos y profundos más al sur, especialmente en Argentina, Brasil y Chile en esos mismos años. En Chile, en particular, ello se manifestó, desde 1968, cuando los estudiantes universitarios de todo el país, especialmente en Santiago, Concepción y Valparaíso, se alzaron contra un sistema absolutamente anacrónico, imponiendo una profunda reforma universitaria democratizadora y participativa, que sólo la dictadura de Pinochet logró revertir. En todos estos movimientos de reforma, que cambiaron buena parte de las sociedades en que tuvieron lugar, nada cayó del cielo, y menos de la iniciativa de las clases dominantes o de los gobiernos de turno. La fuerza transformadora surgió del movimiento estudiantil, en alianza con sectores asalariados importantes (docentes, trabajadores de diferentes sectores), y apoyados posteriormente por sectores políticos progresistas o de izquierda.

En definitiva, del estudiantado y de su movilización depende también en el Chile de hoy que se erosione el conservadurismo mercantilista heredado de la dictadura, que quede aún más de manifiesto para todos que la vía mercantil en educación no es sustentable, ni en el mediano ni en el largo plazo, y que al contrario ella conduce inevitablemente a reproducir y profundizar las grandes precariedades del sistema educacional existente, así como las ya excesivas desigualdades y exclusiones sociales de hoy. De la fuerza y persistencia de la movilización estudiantil en curso, independientemente de sus normales flujos y reflujos, dependerá igualmente que se sumen nuevas fuerzas, empezando por los docentes de todos los escalones del sistema, en favor de un proyecto de reformas de fondo del sistema educacional.

Reivindicaciones y desafíos…

Este proyecto, dicho muy en síntesis, debiera incluir la reivindicación básica de gratuidad para la gran mayoría de los estudiantes, el reforzamiento decisivo de la educación pública gratuita, el apoyo o subvención pública a los establecimientos universitarios o pre-universitarios privados que efectivamente no tengan fines de lucro, la calidad docente o académica verificable, el término a la municipalización de la educación que reproduce precariedad y desigualdad, el incremento sustancial de los recursos para investigación e innovación científica (no inferior al 1% del PIB en lo inmediato), la real participación estudiantil en todos los establecimientos públicos y privados y en todos los niveles, etc., por nombrar las reivindicaciones más decisivas de un programa de reformas sustantivas, que pudiera denominarse de tercera generación. Esto es, una Reforma que retome las reivindicaciones democratizadoras y participativas de los años 20 y 60, pero que también incluya reivindicaciones más cualitativas como la calidad de la enseñanza y un salto indispensable en investigación y desarrollo (o innovación científica), exigidas por los procesos de desarrollo social y nacional de la época actual, como lo muestran países de vanguardia en el plano educacional como Finlandia, Noruega, Singapur o Corea del Sur.

De la fuerza que acumule el movimiento estudiantil, a partir de reivindicaciones consistentes que interpreten el interés de la gran mayoría de los estudiantes y de la sociedad chilena, dependerá, en fin, que el poder no pueda sino asumir ese reclamo mayoritario e irreversible de los estudiantes y de la sociedad, so pena de sufrir el más grave aislamiento y rechazo de parte de dichos sectores. A los estudiantes, así como a los trabajadores, nada les será regalado. Por eso la lucha debe continuar, y obviamente ella cuenta con nuestro modesto respaldo.

P. Bourdieu, intelectual crítico y movimiento social, por E. Febbro

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Durante las huelgas que paralizaron a Francia en noviembre y diciembre de 1995, la figura de Pierre Bourdieu fue una compañía regular y comprometida en todos aquellos sectores que, desde la base, se oponían a las reformas ultraliberales del entonces primer ministro conservador Alain Juppé. En un abrir y cerrar de ojos, Francia quedó suspendida a dos largos conflictos sociales desencadenados por la proyectada reforma del sistema de protección social y, sobre todo, por los cambios que el gobierno pretendía introducir en el régimen de las jubilaciones de los ferroviarios. En el transcurso de un mes y medio no hubo trenes, ni metros, ni autobuses ni ningún medio de transporte público que funcionara: el país estaba a pie y Bourdieu fue, en esos momentos de insalvables desgarros, uno de los pocos intelectuales que bajó a la arena de la invisible pero existente clase obrera.

Por Eduardo Febbro
Desde París, Página/12

Al despuntar el día, en los inhóspitos galpones ferroviarios donde los huelguistas de la CGT votaban en asamblea la continuación de la huelga, Bourdieu presenciaba los debates e intervenía para apoyar la iniciativa del movimiento obrero. Nada puede ilustrar mejor la interacción entre las teorías de Pierre Bourdieu y los movimientos sociales como aquellos 50 días en los que un país le dijo no a las ultranzas liberales. La obra de Pierre Bourdieu es voluminosa y variada. Además de fundar una controvertida escuela sociológica cuyo eje central es la crítica de la modernidad, en los últimos años de su vida Bourdieu creó dos corrientes inéditas para un hombre oriundo de las ciencias sociales. La primera corresponde a un sólido compromiso a favor de los movimientos sociales. La segunda atañe a la constitución de un bloque transgresor desde donde fustigó y atacó con un éxito de público inesperado a las estructuras de poder que manipulaban horizontalmente a la sociedad.

En los años ‘90, Bourdieu tenía un peso tal en Francia que fue objeto de enardecidos y violentos debates en los medios de comunicación. Primeras planas de los semanarios, extensos artículos en los diarios, columnas polémicas, ediciones especiales en las revistas de debate, programas de radio y televisión y libros panfletos contra lo que en Francia se denominó el sistema Bourdieu se convirtieron en moneda corriente. Sus detractores denunciaban un supuesto monopolio del sociólogo en el campo de la crítica al liberalismo, al tiempo que ponían en tela de juicio su tajante división del mundo en dominadores y dominados. A veces, el debate llegó al pugilato. Un ex miembro del círculo Bourdieu, Jeanine Verdès-Leroux, escribió un virulento panfleto llamado “El sabio y la política, ensayo sobre el terrorismo sociológico de Pierre Bourdieu”. La muy seria revista Esprit contribuyó a alterar el clima con un número especial donde denunció “la práctica deliberada de la mentira y de la falsificación” en los trabajos de Bourdieu. Para la revista, los análisis del sociólogo no eran “una estrategia de contradicción política” sino que respondían a la voluntad de “caporalización de la vida intelectual”. Impasible ante las críticas, Bourdieu respondía: “Lo que yo defiendo es la posibilidad y la necesidad de que haya intelectuales críticos. No hay democracia efectiva sin un contrapoder crítico”. Ese concepto de crítico repetido en todos los planos es el signo de todos sus trabajos.

Los primeros libros de Bourdieu estuvieron consagrados a Argelia, país en el que ejerció la docencia (Sociología de Argelia, 1958), El desarraigo (1964) y, sobre todo, Los herederos, un trabajo sobre el medio estudiantil con el cual se hizo muy conocido y que lo convirtió en una de las referencias mayores de Mayo del ‘68. En los años ‘60, Bourdieu participó de lleno en el agitado clima intelectual de la época con una serie de trabajos que abarcaron temas tan diversos como la cultura, el arte, lapolítica, la dominación masculina, los medios de comunicación o la miseria social.

Bourdieu fue el hombre de todos los combates, el guerrero social acusado de sectario por sus detractores que construyó una obra monumental cuya novedad sociológica consistió en otorgarle un lugar central, una función, a las estructuras simbólicas: el arte, la educación, la cultura, la literatura y, en el último tramo de su vida, la política y los medios de comunicación. Con esa metodología como telón de fondo y el tema de “la violencia simbólica” como objeto-red de todos su libros, Bourdieu se ocupó de lo social en momentos en que lo social parecía no tener otra existencia que la dinámica del provecho. Desde Los herederos pasando por La miseria del mundo (1993) o Las estructuras sociales de la economía (2000), a lo largo de sus 25 libros publicados Bourdieu abrió caminos inexplorados en el campo de la sociología. Paradójicamente, su apogeo llegó con el incremento de las desigualdades sociales. En la segunda mitad de los ‘90 llegó a ser sin quererlo la piedra filosofal del movimiento social y de lo que en Francia se conoce como la izquierda de la izquierda, es decir, los grupos e individuos que no se reconocían en la izquierda gobernante.

Nada define mejor la relación de Bourdieu con el mundo político como las calificaciones con que lo trataban los partidos de la izquierda oficial. En el Partido Socialista francés, la acción y el pensamiento de Bourdieu eran vistos a través de la fórmula “la izquierda de testimonio crítico”. A su vez, en el Partido Comunista, las intervenciones del autor de La miseria del mundo no pasaban con facilidad. El boletín oficial del PCF fechado en abril de 1999 definía sus posiciones en éstos términos: “confort romántico” o “izquierda protestataria y antipolítica”. De hecho, Bourdieu llegó a la cumbre a una edad avanzada, 70 años, llevado por la fuerza de sus compromisos y por el volcán del movimiento social de diciembre de 1995. Bourdieu le dio cuerpo doctrinario a una revuelta contra el liberalismo, atacando sucesivamente los principales centros de poder, es decir, el político y los medios de comunicación.

Al término de aquellos casi dos meses de parálisis nacional fundó Raisons d’agir, con un grupo de intelectuales cuya meta vino a romper la sacrosanta objetividad científica. Con la revista trató de “poner a disposición del movimiento social el trabajo de los sociólogos, psicólogos e historiadores”. La división entre la objetividad del investigador científico y la convicción subjetiva del militante político quedó resumida en una figura que Bourdieu y sus partidarios universitarios llamaron “el intelectual colectivo”, una definición que encuentra sus raíces en Michel Foucault, que se refería al “militante científico”. Para el autor de Los herederos lo importante era “no dejar el trabajo científico en el vestuario y servirse de él como un arma política”. Raisons d’agir resultó ser el arma con que Bourdieu golpearía el corazón del sistema: la universidad, los medios, la protección social, el desempleo, la precariedad del trabajo fueron los principales temas de reflexión. Estos encontraron el “instrumento de la transgresión con la creación de la editorial Liber/Raisons d’agir, cuyas obras publicadas respondían a dos fundamentos de Bourdieu: lanzar libros de intervención a fin de comprender la crisis y, más políticamente, “destruir la frontera entre trabajo científico y militantismo, rehabilitando la polémica”. El público consagró lo acertado de su iniciativa. Libros de estatuto confidencial como La televisión o Los perros guardianes (un panfleto riguroso contra los periodistas) alcanzaron tiradas muy superiores a la de los libros lanzados por las grandes editoriales.

“Cuanto más envejezco, más me siento empujado hacia el crimen. Transgredo líneas que antes me había prohibido transgredir”, decía Bourdieu refiriéndose a sus compromisos intelectuales. El sociólogo francés reconocía que durante años fue “víctima de ese moralismo de laneutralidad, del no implicarse, de la no-intervención del científico, como si se pudiese hablar del mundo social sin ejercer la política”. Bourdieu la ejerció: en las aulas, en los libros y hablando ante los auditorios más diversos: huelguistas, personas sin domicilio fijo, cárceles, hospitales, campesinos. Sus ataques contra los sistemas sociales desestructuradores y la globalización no admitieron concesión alguna. “El fatalismo de las leyes económicas esconde en realidad una política. Pero se trata de una política paradójica porque apunta a despolitizar: es una política que, liberándolas de todo control, apunta a darles a las fuerzas económicas un poder fatal. Al mismo tiempo, esa política busca obtener la sumisión de los gobiernos y de los ciudadanos a las fuerzas económicas y sociales liberadas mediante ese método”. Pesimista y al mismo tiempo comprometido, Bourdieu fue antes de tiempo el sociólogo que iba a pensar, a “objetivar”, el desarraigo y la soledad social a las cuales las leyes del mercado arrojaron a millones de individuos.

Movimiento estudiantil: radiografia de los nuevos «pinguinos»…

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Claves para entender la movilización estudiantil. La radiografía de los nuevos pingüinos.

Dos periodistas de la Universidad de Chile acaban de publicar un libro sobre el movimiento que hace dos años logró que todo el mundo se preocupara de la educación. Hoy, con los estudiantes en la calle y la LGE tambaleando en el Congreso, analizan a la nueva generación traicionada, sin líderes mediáticos pero más radical que antes.

Felipe Saleh, El Mostrador.cl

Las más de 100 indicaciones que se han agregado al proyecto de Ley General de Educación (LGE) demuestran que el acuerdo suscrito en noviembre de 2007, no es más que una bonita foto. Algunos de los tópicos que impulsaron las movilizaciones de mayo de 2006, apenas están incorporados al proyecto. Según escribió ayer en La Tercera el diputado Carlos Montes, no hay una definición clara sobre la educación pública y la tan manida equidad aparece consignada apenas en tres líneas.

Según informaciones que circulan vía correo electrónico hay cerca de 150 colegios tomados a lo largo de Chile, a la par de al menos 4 universidades del Consejo de Rectores que están en la misma situación. Pero las cosas no son como hace dos años, cuando las demandas estudiantiles lograron impactar en toda la comunidad, haciendo que la televisión se fijara en los líderes emblemáticos y los diarios cubrieran hasta los romances al interior de las tomas.

Ahora, la buena onda se acabó. El Liceo de Aplicación ha sido desalojado doce veces (y sigue en toma) y la manifestación ocurrida antes de ayer terminó con un profesor herido y 81 detenidos a lo largo del país, sin que se vea una solución en el corto plazo.

Los reaccionarios

Las periodistas de la Universidad de Chile, Andrea Domedel y Macarena Peñailillo trabajaron cerca de un año y medio escribiendo “El mayo de los Pinguinos”, una ágil y pormenorizada crónica sobre el primer estallido social en el Chile del siglo XXI. Con la investigación en el cuerpo tienen cierta autoridad para opinar sobre esta nueva versión del alzamiento estudiantil. “Esta nueva movilización es más reaccionaria porque se les prometió que iba a cambiar la educación y al cabo de dos años, los cabros se sienten traicionados, en realidad ha sido una traición para todos los que de alguna manera estuvieron involucrados en el movimiento”, asegura Peña y Lillo.

Cuando comenzaron a escribir el libro, tardaron meses en quitarse el prejuicio impulsado por las editoriales de los diarios, que veían detrás de la movilización a los partidos políticos tradicionales. “Descubrimos que desde 2001 fueron apareciendo muchos colectivos pequeños, celulitas como dicen los comunistas, y desde ahí surge esta organización horizontal y abierta que causa tanta empatía y sorpresa en los políticos y en la ciudadanía, cuyo primer logro fue traspasar de los micreros al Estado la administración del Pase Escolar”, dice Andrea Domedel Las autoras dividieron estos grupos pequeños en “sistémicos” y “antisistémicos”. Los primeros dispuestos a negociar y a bajarse de la movilización una vez que sus demandas iniciales (gratuidad de la PSU y pase escolar todos los días las 24 hrs) fueran satisfechas. Los segundos, más radicales están dispuestos a marchar en la calle, no transan y están dispuesto a todo con tal de cambiar el mundo. En una maniobra muy inteligente, ambos grupos logran unirse y vincular un tema muy abstracto como la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza con los problemas más urgentes de los alumnos, desde baños sucios hasta la debilidad de los programas y la falta de materiales de estudio.

“Cuando se bajan los sistémicos, porque para ellos estaba todo dicho, muchos quedaron marcados y son esos los que empiezan la movilización ahora. Los que estaban en segundo medio y ahora están en cuarto, o los que en ese tiempo no fueron conocidos y ahora están en la universidad. De los que nosotros conocemos en la Chile, ahora están en la toma”, afirma Macarena Peñailillo.

El gran movimiento social

Precisamente lo que diferencia al movimiento de ahora con el de antes, es que se han sumado otros actores como los universitarios y los profesores, entendiendo que es necesario socializar el problema e instalarlo como un reflejo de todo lo que no ha funcionado bien en Chile al cabo de 18 años con la Concertación. Pero hasta ahora, eso no se ha logrado. Si a principios del 2006, los “pinguinos” sorprendieron a un gobierno en formación que fue tomado por sorpresa y que no supo reaccionar con velocidad a la embestida colegial, “ahora están todos blindados, aprendieron a neutralizarlos rápidamente. Los desalojos han sido más violentos. Ahora se impone el estilo de tipos duros como Vidal o Harboe. La buena onda se acabó”, dice Macarena Peña y Lillo.

Las periodistas quisieron presentar el libro en el liceo Carmela Carvajal de Prat (de donde Peña y Lillo fue alumna) pero la directora no deja entrar a nadie. “Si tienen ganas de que esto tenga impacto es necesario que articulen una organización potente con los universitarios y los profesores que haga ver la movilización como un asunto de importancia social, para todo el país. De otra forma no van a poder contrarrestar lo que se viene en los medios ahora, donde ya los muestran como cabros desinformados que no saben por qué se movilizan”, concluye Andrea Domedel.

Una respuesta a la crisis educacional, Marcel Claude.

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La solución existe y es tan antigua como la vieja Europa, aquella que nos gusta imitar, y que enfrenta el problema con cuantiosas inversiones públicas financiadas con un sistema tributario que grava más a los que más tienen y a las grandes empresas.

La Nación.cl

Han transcurrido casi dos años del movimiento de los pingüinos, estudiantes secundarios cuyas manifestaciones abrieron un amplio debate sobre la precariedad de la educación básica y media en Chile. No debe sorprender que los estudiantes hayan vuelto a las calles y que las reivindicaciones planteadas entonces sigan siendo el lucro, la Ley General de Educación, la calidad de la enseñanza, la JEC, la tarifa escolar, entre otros. Todo lo anterior pese a la instalación del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación -anunciada por la Presidenta Michelle Bachelet- que debió haber generado propuestas adecuadas, pero sólo sirvió para frenar el movimiento estudiantil y no superar las grandes lacras del sistema: financiamiento, calidad y equidad. Y pese a que el tema esté hoy en el Congreso, aunque no parece existir una intención de avanzar en su tramitación.

En este escenario, que opera bajo la cuestionada lógica vigente en mayo de 2006, lo esperable es que las brechas existentes en la educación se acrecienten, por ejemplo, en los resultados de la PSU 2007: solo 1% de los hijos de las familias de menos recursos superaron los 700 puntos, mientras que en los hijos de familias de altos ingresos llega a 16%. Estas cifran demuestran que los pobres en su condición de exclusión reciben una educación muy deficiente, lo que no ocurre con los estudiantes de altos ingresos. De allí que el sistema de selección universitaria sólo sea el reflejo de la realidad social, razón por la cual, en la última propuesta entregada por los secundarios al Mineduc en diciembre pasado, se planteó su eliminación definitiva y su reemplazo por un mecanismo que considere sistemas de bachillerato humanista y científico.

En esa misma y errada dirección se pueden considerar a otros mecanismos como el Aporte Fiscal Indirecto (AFI), que resulta hoy una medida de política pública regresiva, porque bajo el supuesto de favorecer la excelencia académica, premia a aquellas instituciones de educación superior que acogen a los alumnos de los estratos socioeconómicos más altos, que son aquellos que obtuvieron mejores resultados en la PSU y provienen, a la vez, de los colegios privados que muestran históricamente los mejores resultados en la prueba Simce. Un círculo vicioso que lleva más de 30 años sin romperse, heredado de la dictadura y que la Concertación ha ratificado. Basta recordar las demandas de los secundarios de la segunda mitad de los ’80 que no eran ni más ni menos que las mismas del 24 de abril, cuando nuevamente los estudiantes salieron a la calle en distintas ciudades y recibieron la acostumbrada represión policial.

Han transcurrido dos años de tramitaciones inútiles, donde contrariamente a lo planteado en mayo del ’68 por los estudiantes franceses, los nuestros sí han sido realistas, porque han pedido sólo lo posible, pero en Chile lo posible es imposible. Es políticamente absurdo responsabilizar a las movilizaciones estudiantiles por el poco avance logrado, porque si no fuera por éstas el consejo asesor de educación nombrado por Bachelet sesionaría ante la tumba del ex dictador. Seamos honestos: ni el Gobierno ni la oposición han querido modificar el marco regulatorio de la dictadura. La solución existe y es tan antigua como la vieja Europa, aquella que nos gusta imitar, y que enfrenta el problema con cuantiosas inversiones públicas financiadas con un sistema tributario que grava más a los que más tienen y a las grandes empresas.

No nos puede sorprender que los estudiantes vuelvan a salir a las calles para reclamar por un grave problema país que se ha querido presentar como solucionado o en vías de solución, que es la falsa imagen con la que se quiso clausurar la revolución pingüina de 2006. Tampoco debería resultar sorprendente a la luz de lo que ocurre en el Congreso, porque el proyecto que está en el Congreso considera sólo una parte de las demandas y no asegura los cambios sustantivos que el sistema requiere. Un maquillaje más -entre tantos- gracias a los cuales estilistas de la Concertación y la Alianza han logrado reconocimiento internacional.