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Atacar a Irán sería una locura; no la descarten, por R. Fisk…

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Robert Fisk, The Independent
 

Si en verdad Israel ataca a Irán este año, será una chifladura peor de lo que piensan sus enemigos. Cierto, Majmud Ajmadineyad es un orate, pero también lo es Avigdor Lieberman, quien parece ser el ministro israelí del Exterior. Tal vez los dos quieren intercambiar favores. Pero, ¿por qué los israelíes desearían bombardear Irán y así poner sus cabezas bajo la furia del Hezbolá libanés y de Hamás al mismo tiempo? Junto con Siria, sin duda. Para no mencionar que absorberían a Europa oriental y Estados Unidos al mismo torneo de tiro.

Tal vez es porque llevo 36 años viviendo en Medio Oriente, pero algo me huele mal. Leon Panetta, nada menos que el secretario estadunidense de la Defensa, advierte que Israel podría atacar. Lo mismo dice CNN –sería difícil encontrar algo más maloliente–, y hasta el viejo David Ignatius, quien hace una o dos décadas dejó de ser corresponsal en Medio Oriente, nos advierte lo mismo, recogido, como de costumbre, de sus fuentes israelíes

Ya me esperaba algo así cuando la semana pasada revisé The New York Times Magazine –no es un anuncio, no quisiera que los lectores de The Independent quemaran sus energías en esas cursilerías– y leí la advertencia de un analista israelí (todavía intento descubrir lo que es un analista), Ronen Bergman, del periódico Yedioth Ahronoth.

He aquí la pieza, lo más cercano a un guión propagandístico: Luego de hablar con muchos (sic) altos líderes y jefes (sic de nuevo) israelíes de la inteligencia y la milicia, he llegado a creer que Israel sí atacará a Irán en 2012. Tal vez en la pequeña y cada vez más estrecha ventana que queda, Estados Unidos escogerá intervenir a final de cuentas, pero desde la perspectiva israelí no hay mucha esperanza de que lo haga. Más bien existe esa mezcla peculiarmente israelí de temor y tenacidad, la fiera convicción, cierta o falsa, de que sólo los israelíes pueden en última instancia defenderse a sí mismos.

Por principio de cuentas, cualquier periodista que predice un ataque israelí a Irán pone la cabeza bajo la guillotina. Pero sin duda cualquier periodista digno de ese nombre –y hay muchos de ésos en Israel– se haría esta pregunta: ¿para quién trabajo? ¿Para mi periódico, o mi gobierno?

Panetta, quien mintió a los soldados de su país en Irak al decirles que estaban allí a causa del 11-S, debería abstenerse de entrar en este juego. Lo mismo CNN. De Ignatius prefiero olvidarme. Pero, ¿qué hay en todo esto? Nueve años después de invadir Irak –una aventura de enorme éxito, nos siguen diciendo– porque Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, nos preparamos para aplaudir a Israel cuando bombardee Irán a causa de unas armas de destrucción masiva todavía más improbables.

No dudo que a los pocos segundos de oír la noticia, los grotescos redactores de discursos de Barack Obama estarán sufriendo por encontrar las palabras correctas para apoyar tal ataque. Si Obama es capaz de abandonar el respaldo a la libertad y a la categoría de Estado para los palestinos con tal de lograr su relección, sin duda podrá apoyar la agresión israelí con la esperanza de que eso le permita mantenerse en la Casa Blanca.

Sin embargo, si misiles iraníes comienzan a estrellarse en naves de guerra estadunidenses en el golfo –para no hablar de sus bases militares en Afganistán–, los redactores de discursos tendrán mucho más trabajo. Así que por lo menos esperemos que los británicos y los franceses no se involucren.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Written by Eduardo Aquevedo

6 febrero, 2012 at 0:26

I. Wallerstein: El segundo viento del movimiento internacional en pos de justicia social…

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Immanuel Wallerstein
 

Durante las protestas en la plaza Tahrir en noviembre de 2011, Mohamed Alí, de 20 años, respondió a la pregunta de un periodista –de por qué estaba ahí– diciendo: Queremos justicia social. Nada más. Es lo menos que merecemos.

La primera ronda de movimientos asumió múltiples formas por todo el mundo –la llamada Primavera Árabe, los movimientos de ocupación que comenzaron en Estados Unidos y luego se diseminaron por un gran número de países, Oxi en Grecia y los Indignados en España, las protestas estudiantiles en Chile y muchos otros.

Todos fueron un logro fantástico. Lo que han alcanzado puede medirse en un extraordinario artículo escrito por Lawrence Summers en el Financial Times, el 21 de noviembre: La inequidad no puede ya mantenerse a raya con las ideas habituales. Éste no es un argumento por el que se le haya conocido a Summers con anterioridad.

En el artículo anota dos puntos importantes, considerando que personalmente él ha sido uno de los arquitectos de las políticas económicas mundiales de los últimos 20 años, las que nos han puesto a todos en esta aguda crisis en la que el mundo se encuentra ahora.

El primer punto es que ha habido cambios fundamentales en las estructuras económicas mundiales. Summers dice que el más importante es el fuerte viraje en la recompensa que el mercado le hace a una pequeña minoría de ciudadanos en relación con las recompensas disponibles para la mayoría de los ciudadanos.

El segundo tiene que ver con dos clases de reacciones públicas ante esta realidad: una es la de los que protestan y otra, aquélla de quienes siendo muy fuertes están contra los que protestan. Summers dice que él está contra la polarización, que es lo que, según él, hacen quienes protestan. Pero luego dice: Al mismo tiempo, aquéllos que muy rápidamente etiquetan cualquier expresión de preocupación por la creciente inequidad como algo fuera de lugar o como producto de la lucha de clases, está todavía más fuera de base.

Lo que el artículo de Summers indica no es que él se haya convertido en exponente del cambio social radical –lejos está de eso– sino más bien que está preocupado por el impacto político del movimiento mundial en pos de justicia social, especialmente en lo que él llama el mundo industrializado. Yo considero esto un logro del movimiento en pos de justicia social.

La respuesta a este éxito han sido unas cuantas concesiones menores aquí y allá, pero luego una creciente represión por todas partes. En Estados Unidos y Canadá, ha habido un sistemático despeje de todas las ocupaciones. La virtual simultaneidad de estas acciones policiacas parece indicar alguna coordinación de alto nivel. En Egipto, los militares han resistido cualquier dilución de su poder. En Grecia e Italia las políticas de austeridad fueron impuestas por los decretos de Alemania y Francia.

La historia, sin embargo, está lejos de haber terminado. Los movimientos desarrollan un segundo viento. Los manifestantes reocuparon la plaza Tahrir y al mariscal de campo Tantawi le están dando el mismo tratamiento de desdén que le dieron a Hosni Mubarak. En Portugal, el llamado a una huelga general de un día paralizó por completo el sistema de transporte. Una huelga anunciada en Gran Bretaña en protesta por los recortes en las pensiones esperaba reducir el tráfico en Heathrow en 50 por ciento, lo que tendría repercusiones mundiales, dada la centralidad de Heathrow en el sistema de transportación mundial.

En Grecia, el gobierno ha intentado exprimir a los pensionados pobres instaurando un enorme impuesto en su recibo de luz, y amenazan cortar la electricidad si no pagan. Hay resistencia organizada. Los electricistas locales están reinstalando ilegalmente la energía eléctrica, pues cuentan con la incapacidad del reducido personal municipal para hacer cumplir su ley. Es una táctica que se ha utilizado con éxito en el suburbio de Soweto en Johannesburgo durante ya 10 años.

En Estados Unidos y Canadá, el movimiento de ocupación se ha diseminado de los centros de las ciudades a los campus universitarios. Y los ocupas están discutiendo lugares alternativos qué ocupar durante los meses del invierno. La rebelión estudiantil en Chile ya se expandió a las escuelas secundarias.

Debemos resaltar dos cosas acerca de la presente situación. La primera es que los sindicatos –como parte de lo que ha estado ocurriendo, como resultado de lo que ha estado ocurriendo– se han vuelto mucho más militantes, y mucho más abiertos a la idea de que deberían ser participantes activos en el movimiento mundial en pos de justicia social. Esto es cierto en el mundo árabe, en Europa, en Norteamérica, en el sur de África, aun en China.

Lo segundo que hay que resaltar es el grado en que los movimientos por todas partes han podido mantener su énfasis en una estrategia horizontal. Los movimientos no son estructuras burocráticas sino coaliciones de múltiples grupos, organizaciones y sectores de la población. Siguen trabajando duro en debatir de modo continuo sus tácticas y sus prioridades, y están resistiendo el volverse excluyentes. ¿Funciona esto todavía con suavidad? Por supuesto que no. ¿Funciona esto mejor que reconstruir un nuevo movimiento vertical, con un liderazgo claro y disciplina colectiva? Hasta ahora, claro que ha funcionado mejor.

Debemos pensar en las luchas mundiales como una larga carrera, en la que los corredores tienen que usar su energía sabiamente con tal de no desgastarse mientras mantienen la mira en el objetivo final –una clase diferente de sistema-mundo, mucho más democrático, mucho más igualitario que nada de lo que tenemos ahora.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

Ignacio Ramonet: “Al Qaida provocó el furor militar y el agotamiento de EE.UU.”

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DIALOGO CON IGNACIO RAMONET SOBRE CHINA, SUDAMERICA

 

Director de Le Monde Diplomatique en español y doctor en Semiología e Historia de la Cultura, Ramonet acaba de escribir su libro La explosión del periodismo y aceptó discutir el mundo de los últimos diez años.

 Por Martín Granovsky

Tiene el acento de Pontevedra, donde nació en 1943, y el entrenamiento internacional de haberse incorporado en 1973 a Le Monde Diplomatique, cuya edición francesa dirigió entre 1990 y 2008. Promotor, entre otras cosas, del Foro Social de Porto Alegre, Ignacio Ramonet se mueve con facilidad tanto en el análisis de los nuevos desafíos del periodismo como en el examen de las tendencias de la política mundial.

–Ya son diez años desde el 11 de septiembre de 2001.

–Y en el mismo mes, septiembre, tres años de la caída de Lehman Brothers.

–Esa ya es una definición.

–Pues claro.

–Esta entrevista no transcurre el 11 de septiembre de 2002, a un año del atentado. Por lo tanto el mundo que vivimos en 2011 registró ya muchos más cambios que la irrupción de Al Qaida con su ataque en territorio norteamericano.

–En estos diez años cambiaron los Estados Unidos. Poco después del atentado, la administración Bush utilizó el ataque a las Torres Gemelas como si lo hubiera estado esperando, para llevar a cabo una política neoimperial. Utilizar la fuerza del instrumento militar para imponer su voluntad política en particular en Medio Oriente.

–Hablar del atentado contra las Torres y decir “como si Bush lo hubiera estado esperando…” no significa avalar las teorías conspirativas del autoatentado.

–Esas teorías surgieron en Francia. Pero no creo en ellas. Sí creo que, de hecho, Al Qaida le hizo un favor. Pero con un matiz: aparentemente le hizo un favor. Bush salió con el instrumento militar a atacar Afganistán, a atacar Irak, etcétera. ¿Qué ocurrió? Se reveló que el instrumento militar no era suficiente. Es como lo que le pasó a Napoleón. Las guerras napoleónicas buscaban imponer, por la fuerza, la libertad. Y Napoleón fue derrotado. Bush libró sus guerras napoleónicas para imponer la democracia por la violencia. Le ocurrió igual. Se le resistieron desde el oscurantismo. Parte de la resistencia a Napoleón tenía un grito: “¡Vivan las cadenas!”. También: “¡Viva la Inquisición!”. Los islamistas radicales reivindican la ley sagrada y la Jihad. Al cabo de 10 años podemos decir que los Estados Unidos, agotados, no pudieron vencer de manera indiscutible. Irak es una media victoria, Afganistán es una semiderrota y Libia es una intervención extremadamente prudente. El resultado es el agotamiento. Las guerras costaron mucho. Aunque se hayan llevado todo el petróleo de Irak, que no es el caso, con eso no pagan lo que gastaron.

–Y si se mira el índice de desempleo estancado en 9,1 por ciento, las guerras no crearon empleo.

–No, no lo crearon. Al agotamiento del que hablaba se le sumó un endeudamiento colosal, y también la crisis del dólar. Quizás los Estados Unidos padecieron lo mismo que Ronald Reagan impuso a la Unión Soviética, cuando la obligó a seguir una carrera armamentística que agotó a Moscú y provocó la implosión del régimen. Al Qaida provocó, sin quererlo, el furor militar y el agotamiento de los Estados Unidos. Quizás, y subrayo el quizás para ser muy prudente, quizás estemos en el principio del fin del siglo americano. Empezó con la Primera Guerra Mundial. Mientras tanto, una potencia como China fue desarrollándose con una pujanza impresionante. Y el mundo se va haciendo cada vez más multipolar.

–¿Pero Washington no sigue siendo una potencia a gran distancia de cualquier otro país en términos estratégico-militares?

–Con el matiz que señalé sobre el agotamiento y con la realidad de que a los Estados Unidos no les alcanza ya para seguir con la misma fuerza. De hecho muchos estrategas dicen hoy que habría que dejar de gastar en el arma nuclear, que nadie va a utilizar, sobre todo si se levanta la hipoteca nuclear iraní. Efectivamente nadie alcanzó militarmente a los Estados Unidos. Pero, ¿qué uso harán los Estados Unidos de su herramienta militar? Hay que mirar bien el caso de Libia, donde los Estados Unidos pusieron en primera línea a Francia y a Inglaterra, que al cabo de tres meses decían que ya no tenían presupuesto para seguir. O sea que la supremacía militar occidental está muy limitada por la cuestión económica.

–Pero China está calzada con los Estados Unidos. Tiene bonos del Tesoro norteamericano.

–En manos de China está el destino del dólar. Obviamente no le interesa que el dólar se hunda porque perdería todas sus reservas. En ese sentido dependen el uno del otro. Pero últimamente China ha dado una serie de lecciones a los Estados Unidos sobre cómo hay que administrar. En la amonestación que lanzó a los Estados Unidos la acusación fue usar demasiado dinero en gastos sociales. Muy ultraliberal.

–Más Adam Smith que Confucio.

–Algo así. China tiene un rol muy importante. Y es, como Sudamérica sabe bien, el gran consumidor de materias primas, ya sean del agro o de la minería. Es también la gran fábrica del mundo. Sin embargo, al destino irresistible de gran potencia del siglo XXI que muchos teóricos le ven, yo pondría un bemol: China aún no ha pasado por la estabilización interna. Es una aparente potencia estable. Aún tiene pendiente el hecho de que su sociedad, el día menos pensado, pueda despertarse. Pasó en las sociedades árabes, y China tuvo su aviso en 1989 con Tiananmen. No es imposible, con 1400 millones de habitantes, que China también se desintegre. No está blindada contra esa posibilidad. Ninguna sociedad autoritaria sabe exactamente cómo va a reaccionar el día en que su ciudadanía le pida cuentas. Esta mezcla imposible de capitalismo ultrasalvaje y de socialismo ultraautoritario es una experiencia de laboratorio que, como toda experiencia de laboratorio, puede fallar y fracasar. En cambio las sociedades democráticas, desde ese punto de vista, son más flexibles. La rigidez china puede romperse.

–¿Sudamérica reúne hoy características de peso mundial?

–Hasta las revoluciones árabes, América del Sur tenía la especificidad de que era el territorio en que se estaban llevando a cabo en el mundo mayor número de experiencias de izquierda. Por consiguiente, era el punto de referencia para toda la izquierda internacional. Conceptos como democracia participativa, referéndum revocatorio, constituyentes, el ALBA original, voluntad de intervención estatal por sobre el mercado salvaje, eran conceptos vigentes en el debate político solo en Sudamérica. Otro punto es que por primera vez Sudamérica no se vio destruida por una crisis como la de Lehman Brothers. Y tiene autonomía respecto de los Estados Unidos, lo que le da un tono ejemplar frente a Europa, que vive como un padecer la crisis norteamericana. En este territorio, además, está surgiendo uno de los gigantes de mañana, Brasil, integrado en el Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y llevando a cabo una diplomacia internacional autónoma. Lo estamos viendo en Libia y en Siria. Varios países de la región, entre ellos la Argentina, junto con México y Brasil, están en el G-20, que hoy es el órgano ejecutivo de la política internacional con mayor eficacia que el Consejo de Seguridad de la ONU y sin los inconvenientes del veto. Visto desde afuera, América latina está viviendo una Edad de Oro como la vive tal vez desde la independencia. Globalmente está pacificada, incluso con la necrosis del problema colombiano. La libertad y la democracia rigen, las elecciones tienen lugar con normalidad, los militares están en los cuarteles y nadie sospecha que vayan a salir mañana… Hay elementos negativos, como el narcotráfico, como la inseguridad en algunas sociedades, como el atraso en la organización de algunos Estados, pero en general los países, cada uno con sus singularidades, convergen y se articulan. Hoy las clases desfavorecidas de América latina tienen más esperanza que nunca porque sus gobiernos están llevando a cabo una justa redistribución. Puede ser insuficiente, pero es constante.

–Eric Hobsbawm decía a comienzos de la crisis del 2008 que el capitalismo salvaje no solo era injusto sino que sería inviable.

–En Europa muchos economistas serios, moderados, no los economistas revolucionarios, hablan de la solución argentina de la reestructuración de la deuda para Grecia. El Fondo Monetario Internacional era una referencia muy popular en América latina. Despertaba hostilidad. En Europa no era ni mencionado. Hoy despierta la misma hostilidad que producía aquí.

–Sudamérica vive un debate sobre la relación entre los grandes medios, el poder y los Estados conducidos, en general, por gobiernos de centroizquierda que se revalidan en las urnas. ¿Los grandes medios pueden determinar la política?

–En América latina son virulentos y tienen esa voluntad. Pero los gobiernos que tienen la serenidad de haber sido elegidos democráticamente pueden afrontar esa soberbia. En América latina son los gobiernos los que tienen la voluntad de instalar mayor equilibrio entre medios privados y servicios públicos de información y comunicación. Los propietarios de latifundios de comunicación, que hasta ahora tenían el monopolio, no aceptan un equivalente de lo que fueron las reformas agrarias. Rechazan una reforma mediática y por eso dan la batalla, incluso con mala fe.

–La ley argentina de Servicios de Comunicación Audiovisual se propuso ampliar el sector público y desmonopolizar el privado.

–En Francia existían leyes que prohibían la integración vertical. No podías tener, en el mismo sitio, televisión, radio y prensa. El modelo a evitar era el de Rupert Murdoch, que ya vimos a dónde conduce. Pero claro, los latifundistas de medios piensan que la desmonopolización y la ampliación del sector público se hacen a expensas de ellos. Y en realidad es así, pero porque eran latifundios.

–El último libro se llama La explosión del periodismo. ¿Existe el oficio de periodista, todavía?

–Está en peligro de extinción. Pero eso no quiere decir que seguro vaya a extinguirse. Depende de cómo cada uno reaccione ante la nueva situación. El ecosistema que hacía a la profesión periodística está cambiando de uno a otro. En el ecosistema precedente, en los últimos 50 o 60 de expansión, con la idea de que se sabía exactamente qué era un periodista y qué eran los medios, ha explosionado. Llegó Internet y el desarrollo digital (el teléfono inteligente, las redes) modificó tanto el ecosistema que la pregunta es pertinente. Pero yo no soy pesimista.

–¿De verdad? ¿No está todo terminado?

–No, no lo creo. La historia y la historia de los medios demuestra que no es así. Siempre hubo cambios tecnológicos importantes. Cuando apareció la radio, en los años ’20 o ’30, la prensa escrita no desapareció. Cuando apareció la televisión, la radio no desapareció. Tampoco el cine. Y el cine no había hecho desaparecer al teatro o a la ópera. Pero antes había una profesión de telefonista, de enchufar las clavijas.

–También desaparecieron los tipógrafos.

–Claro. Desaparecen profesiones, o el revelado fotográfico. Pero además los cambios tecnológicos fueron muy importantes pero eran relativamente pequeños respecto de lo que representa Internet. Internet no solo es un cambio en uno de los aspectos de la comunicación, por ejemplo en la escritura, sino en los tres grandes sistemas de signos: la escritura misma, el sonido y la imagen. Se ha dicho a veces que Internet es tan importante como la invención de Guttenberg, que la imprenta. Pero es más importante que la imprenta.

–¿Por qué Internet sería más importante que la imprenta?

–Porque la imprenta solo tocaba al libro, a lo escrito. No al dibujo o a las representaciones gráficas que cambiaron en Occidente cuando en los siglos XIV y XV Filippo Brunelleschi inventó la perspectiva. La imprenta fue clave, sí. No solo cambió la manera de fabricar textos sino el número de universidades. En 1440 había cuatro o cinco. Con la extensión del libro se multiplicó su número y surgieron el humanismo, el Renacimiento…

–La edición de la Biblia en lenguas que no fueran el latín.

–Exacto. Que fue un soporte del protestantismo. Cada uno podía tener su libro, que antes valía lo mismo que un coche de carreras hoy día. Desaparecen, de paso, los copiadores. Lo que quiero decir es que hay transformaciones en la política, en la sociedad, en la geopolítica… La guerra de los Treinta Años, de protestantes contra católicos es una consecuencia, en ese sentido, de la imprenta. Hoy Internet y las redes sociales no generan por sí solas algunos fenómenos pero los aceleran enormemente.

–¿El uso masivo de los BlackBerry en las recientes protestas de Londres?

–Por ejemplo. Esas protestas, en buena medida, son hijas de Internet.

–Internet y las redes sociales, ¿producen el fenómeno o son herramientas de cada fenómeno?

–Las redes no son una causa sino un acelerador. Las causas son siempre las condiciones sociales, económicas, políticas… Pero la aceleración es importante. La globalización solo adquiere la intensidad actual cuando se crean las que llamamos autopistas de la información, por donde circulan 24 horas sobre 24 las órdenes de compra y venta en las bolsas que circulan velozmente gracias a lo que la era digital ha permitido. Internet es por una parte un actor de lo que ocurre y un vector de lo que pasa, y en ambos casos más allá del campo de la comunicación. Si volvemos a centrarnos con el microscopio en un aspecto particular y pensamos otra vez en la profesión periodística, evidentemente es una profesión sometida a muchos impactos que la transforman. El periodista tenía hasta ahora el monopolio de la información. La sociedad recibía la información a través de los periodistas.

–¿Y no sería más así?

–Es un trabajo compartido. Los ciudadanos con sus blogs y la información que ellos mismos difunden, con los sitios de información en línea, con la información que se difunde por Twitter.

–No está mal esa nueva situación. ¿O sí? Inclusive no está nada mal para los periodistas: por un lado hay más fuentes de información a mano y por otro lado cualquiera puede corregir lo que hacemos.

–Seguro.

–Y si el periodista es bueno, además conservaría su capacidad de edición, aunque ya no sea monopólica.

–Claro. Yo diría que es el momento para los periodistas de demostrar que los periodistas son necesarios para la sociedad. La sociedad, en teoría, por la extensión de los instrumentos como Internet, podría autoinformarse. Naturalmente es un sueño que no se puede realizar. Como dice el psicoanálisis, no basta con que uno tenga conocimientos para autoanalizarse. Por definición, el autoanálisis no existe. La sociedad no puede “autoinformarse” pero al menos en teoría sería posible. De ahí que los periodistas sean más exigidos que antes. Antes tenían ese monopolio, cierto prestigio social, ejercían cierto “terrorismo” intelectual en la sociedad… Ese estatuto un poco privilegiado está perturbado por todo esto que está llegando, donde surgen voces nuevas y periódicos nuevos. Basta ver el éxito de The Huffington Post en los Estados Unidos.

–Hasta llegó a venderse en pocos años, revaluado, por el éxito que alcanzó. ¿Cómo se reconoce hoy y cómo se reconocía antes a un buen periodista? ¿Cambió de veras el oficio?

–¿Qué le pide uno a la información hoy? Que sea fiable. Mucha información que recibimos no es fiable, no es creíble y a veces incluso se revela falsa. Ni siquiera hablo de mala intención ni de manipulación voluntaria, que existen. Solo me refiero a que un programa de radio o un canal de televisión no le puedan garantizar al ciudadano que la información que le transmiten sea verdadera. El uso del condicional y de “al parecer”, el “según ciertas fuentes…”, se hizo abusivo. Hace que si los periodistas se limitan a transmitir una información lo más rápidamente posible, porque saben que en la rapidez está en parte la captación de la audiencia, no pueden verificar la realidad de la información que están transmitiendo. Entonces el ciudadano quiere fiabilidad. ¿Qué medios pueden garantizarlo? Indiscutiblemente no son los canales de información urgente, inmediata, constante.

–El mundo que escucha, ve y lee multimediáticamente, no tiene todavía una palabra que lo designe, ¿no es cierto?

–No, aún no.

–Esa persona para la cual no tenemos definición, ¿espera aún que de alguna manera alguien le explique lo que sucede?

–Tú lo has dicho: de alguna manera. La cuestión es que hoy la información ya se da con su modo de empleo. Los medios dan la información y dicen cómo interpretarla. Muy rápidamente. Demasiado sumariamente. Quizás el ciudadano está esperando que le pongan la información en contexto. Eso lo impide la urgencia, lo perturba la inmediatez.

–La audiencia recibe fragmentos.

–Efectivamente. Así funciona la información. Hoy un fragmento, mañana otro… Pero el ciudadano no va a poder hacer el trabajo de reunir el mosaico. Tiene que haber especialistas de lo general. Son llamados generalistas.

–Los podemos llamar “todólogos”.

–Está bien. Pero cada día es más difícil encontrarlos. El mundo se ha hecho muy complejo. No todo el mundo sabe, si el tema es Fukushima, qué es la radiactividad, cómo funciona, qué es un terremoto y qué consecuencias trae.

–Bueno, el que no sabe y es periodista puede preguntar.

–Sí, pero cuando un canal de televisión envía a un equipo porque se produjo el accidente de Fukushima y eso asusta al mundo entero, y el equipo llega a Japón, no todo el mundo habla japonés, no todos los japoneses forzosamente hablan inglés, se enteran de algunas cosas, como la energía nuclear en Japón, recién al llegar, averiguan qué autoridad la pilotea. Antes, en los años ’20 o ’30, un periodista era enviado a un lugar en barco. En el tiempo de llegar ya había leído varios libros y sabía algo de lo que le esperaba. Hoy día en unas cuantas horas estás al otro lado del mundo y ni has tenido tiempo de reunir a la gente que te puede explicar, ni de leer todo lo que debías haber leído. Por eso el propio oficio no se hace con las garantías necesarias. Si a eso añades que estás escribiendo y estás siendo “vigilado” en lo que escribes por una multitud de personas que tienen a disposición la posibilidad de intervenir en lo que tú escribes, a veces desde la autoridad de ser doctores en sismología o japonología, tu trabajo ya no será juzgado solo por los lectores habituales o los colegas sino por toda una serie de especialistas.

–Y eso es bueno.

–¡Claro que es bueno! Algunos periodistas, como dije, ven su estatuto puesto en cuestión. Pero para la colectividad en su conjunto es muy bueno. Antes, en la era industrial, las cosas se ofrecían totalmente terminadas. La información también: salía y no se volvía a tocar. Era autónoma. Hoy no. Sale la información y en la mayoría de los medios, on line, ya hay comentarios. La información se irá puliendo y al final habría casi que volver a redactar el artículo en función de los aportes positivos, que obviamente hay que verificar, que fueron apareciendo en el camino. Hoy la información es un acto colectivo, más democrático. Evidentemente también hay rumores, falsa información, complotismo, prejuicios. Pero el avance es importante porque el periodista no está solo. Antes tenías dos actores, uno activo y otro pasivo. El emisor y el receptor. Hoy el receptor es tan activo como el emisor. Yo lo llamo webactor. Tiene su propio sistema de comunicación. Bien. Primero hay que aceptar ese diálogo porque forma parte de la realidad de hoy y tiene muchas cosas buenas por recoger. El resultado puede ser mucho más interesante aún. Pero claro, el estatuto del periodista y los periodistas se ha modificado. Hay muchas universidades y mucha gente que sabe mucho. No les puedes contar cuentos. Y no les puedes contar cuentos a todos permanentemente.

–O sea que no todo está perdido.

–Al contrario.

–Salvo para los que quieran perderse.

–Para los que se queden inmóviles. Para una nueva generación de periodistas, en cambio, quizás no haya habido en mucho tiempo tantas posibilidades como las que presenta hoy el sistema comunicacional. Un grupo de periodistas recientemente egresado puede crear un medio de alcance nacional, continental o planetario, con pocos recursos financieros, cosa que no fue posible para generaciones anteriores. Es decir que no solo tengo cero pesimismo sino que miro las cosas con una visión muy optimista.

martin.granovsky@gmail.com

 

La pregunta que nadie contesta sobre el 11-S de EEUU…

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10 años del 11-S

TORRES11S

Robert Fisk

Por sus libros los conoceréis. Hablo de los volúmenes, las bibliotecas –no los pasillos llenos de literatura– que los crímenes internacionales de lesa humanidad del 11 de septiembre de 2001 han inspirado. Muchos rebosan de seudopatriotismo y autoelogio, otros están atascados de la irremediable mitología que culpa a la CIA y el Mossad, algunos (por desgracia procedentes del mundo musulmán) se refieren a los asesinos como los muchachos, pero casi todos evitan lo único que cualquier policía busca después de un crimen callejero: el motivo.

¿Por qué es así, me pregunto, luego de 10 años de guerra, cientos de miles de muertes inocentes, mentiras, hipocresía, traición y sádicas torturas de los estadunidenses (nuestros amigos del MI5 sólo escucharon, entendieron, tal vez miraron, pero claro que nada de andar tocando) y los talibanes? ¿Hemos logrado silenciarnos y silenciar al mundo con nuestros miedos? ¿Todavía no somos capaces de decir tres oraciones: los 19 asesinos afirmaban ser musulmanes, vinieron de un lugar llamado Medio Oriente, pasa algo allá?

Los editores estadunidenses rompieron hostilidades en 2001 con enormes volúmenes de fotografías de homenaje a los caídos. Los títulos hablaban por sí mismos: Sobre terreno sagrado, Para que otros puedan vivir, Fuertes de corazón, Lo que vimos, La frontera final, Furia por Dios, La sombra de las espadas… Al ver estos títulos apilados en los puestos de periódicos de todo el país, ¿quién podría dudar que Estados Unidos se lanzaría al combate?

Y mucho antes de la invasión de 2003 a Irak, llegó otro montón de tomos para justificar la guerra después de la guerra. El más prominente fue La tormenta amenazante, del ex agente de la CIA Kenneth Pollack (¿verdad que todos recordamos La tormenta en formación, de Winston Churchill?), el cual, sobra decirlo, comparaba la batalla contra Saddam Hussein con la crisis que enfrentaron Gran Bretaña y Francia en 1938.

Había dos temas en ese trabajo de Pollack –uno de los mayores expertos mundiales sobre Irak, decía el anuncio publicitario a los lectores, uno de los cuales, Fareed Zakaria, lo llamó uno de los libros más importantes que han aparecido en años sobre la política exterior estadunidense–: el primero era un recuento detallado de las armas de destrucción masiva de Saddam, ninguna de las cuales, como todos sabemos, existió en realidad. El otro tema era la oportunidad de romper el vínculo entre la cuestión iraquí y el conflicto árabe-israelí.

Según ese texto, los palestinos, privados del apoyo del poderoso Irak, se verían más debilitados en su lucha contra la ocupación israelí. Pollack se refería a la despiadada campaña terrorista palestina sin ninguna crítica a Tel Aviv. Hablaba de ataques terroristas semanales, seguidos de respuestas israelíes (sic), versión típica israelí de los hechos. La parcialidad estadunidense hacia Israel no era más que una creencia árabe. Bueno, por lo menos el egregio Pollack había logrado dilucidar, aunque fuera de modo tan desaseado, que el conflicto palestino-israelí tuvo algo que ver en el 11-S, aun si Saddam no.

En los años posteriores, por supuesto, nos han inundado de literatura sobre el trauma posterior al 11-S, desde el elocuente La torre elevada, de Lawrence Wright, hasta The scholars for 9/11 Truth (Académicos por la verdad sobre el 11-S), cuyos partidarios nos han dicho que los restos de un avión afuera del Pentágono fueron dejados caer por un Hércules C-130, que los jets que dieron en las Torres Gemelas fueron guiados a control remoto, que el United 93 fue derribado por un misil estadunidense, etc. Dado el sigiloso, sesgado y en ocasiones deshonesto recuento presentado por la Casa Blanca –para no mencionar los engaños iniciales de la comisión oficial sobre el 11-S–, no me sorprende que millones de estadunidenses crean algo de eso, ya no digamos la mayor mentira del gobierno: que Saddam Hussein estuvo detrás de los ataques. Leon Panetta, el recién nombrado autócrata de la CIA, repitió la misma mentira en Bagdad, todavía este año.

También ha habido películas. Vuelo 93 recreaba lo que podría (o no) haber ocurrido a bordo del avión que cayó en un bosque de Filadelfia. Otra contó una historia muy romántica, que por cierto las autoridades de Nueva York extrañamente impidieron casi por completo que se filmara en las calles de la ciudad. Y ahora nos invaden los programas especiales de la televisión, todos los cuales han aceptado la mentira de que el 11-S en verdad cambió al mundo –la repetición de esa peligrosa noción por Bush y Blair permitió a sus esbirros cometer criminales invasiones y torturas–, sin preguntarse por un momento por qué la prensa y la televisión secundaron la idea.

Hasta ahora, ninguno de estos programas ha mencionado la palabra Israel, y el programa de Brian Lapping del jueves por la noche en ITV mencionó una vez Irak, sin explicar hasta qué grado el 11 de septiembre de 2001 dio el pretexto para ese crimen de guerra perpetrado en 2003. ¿Cuántos murieron el 11-S? Casi tres mil. ¿Cuántos en la guerra de Irak? A nadie le importa.

La publicación del informe oficial sobre el 11-S –fue en 2004, pero lean la nueva edición 2011– es digna de estudio, aunque sea sólo por las realidades que sí presenta, aunque sus frases iniciales parezcan más de una novela que de una investigación gubernamental: “Martes… amaneció templado y casi sin nubes en el este de Estados Unidos… Para quienes se dirigían al aeropuerto, las condiciones del tiempo no podían ser mejores para un viaje seguro y placentero. Entre los pasajeros estaba Mohamed Atta…” ¿Serían los redactores, me pregunto, graduados que hacían su servicio social en la revista Time?

Me siento atraído ahora hacia Anthony Summers y Robbyn Swan, cuyo The Eleventh Day (El undécimo día) confronta lo que Occidente se negó a encarar en los años posteriores al 11-S. “Toda la evidencia… indica que Palestina fue el factor que unió a los conspiradores en todos los niveles”, escriben. Uno de los organizadores del ataque creía que haría a Estados Unidos concentrarse en las atrocidades que Washington comete por apoyar a Israel. Palestina, afirman los autores, “fue sin duda el principal agravio político… que impulsó a los jóvenes árabes (que habían vivido) en Hamburgo”. La motivación de los ataques fue esquivada incluso por el informe oficial de los hechos, sostienen. Los comisionados estuvieron en desacuerdo sobre esta cuestión –eufemismo por problema– y sus dos oficiales de mayor rango, Thomas Kean y Lee Hamilton, explicaron más tarde: “Era un terreno delicado… los comisionados que sostenían que Al Qaeda estuvo motivada por una ideología religiosa –y no por la oposición a las políticas estadunidenses– rehusaron hacer referencia al conflicto palestino-israelí… En su opinión, mencionar el apoyo a Israel como causa de fondo de la oposición de Al Qaeda a Estados Unidos indicaría que Washington debería revaluar esa política”. Allí tienen ustedes.

¿Qué ocurrió, entonces? Los comisionados, afirman Summers y Swan, se resolvieron por una redacción vaga que daba la vuelta al asunto. Hay una insinuación en el informe oficial, pero es apenas una nota de pie de página que, desde luego, pocos leyeron. En otras palabras, aún no nos dicen la verdad sobre el crimen que, según quieren que creamos, cambió el mundo para siempre. Vaya, después de ver a Obama ponerse de rodillas ante Netanyahu en mayo pasado, en realidad no me sorprende.

Cuando el primer ministro israelí logra que hasta el Congreso estadunidense se humille ante él, es claro que al pueblo de Estados Unidos no le dirán la respuesta a la pregunta más importante y delicada sobre el 11-S: ¿por qué?

© The Independent/La Jornada

Traducción: Jorge Anaya

Written by Eduardo Aquevedo

8 septiembre, 2011 at 5:14

Dictadores aferrados al poder, ¿por cuánto tiempo?

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Robert Fisk
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Siempre acertado en predecir los cambios de fortuna, Walid Jumblatt ha comenzado a hacer comentarios muy pesimistas acerca de Siria. Líder druso, cabeza del Partido Socialista Progresista Libanés, señor de la guerra, fue él quien sugirió que el tribunal internacional de la ONU que investigó el asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri, cometido en 2005, fuera hecho a un lado en nombre de la estabilidad antes que la justicia. El comentario suscitó aullidos de rabia del hijo del ex premier, Saad Hariri, quien en estos días deambula por el mundo para no regresar a Líbano –algo comprensible, dados sus miedos de ser asesinado él también–, en tanto la hermana Siria permanece en silencio. Ahora Jumblatt dice que algunos en Siria impiden la reforma.

Al parecer esos algunos del régimen del partido Baaz no quieren traducir en acción las promesas de reforma del presidente Bashar Assad: los soldados no deben disparar a los civiles. Jumblatt dice que la lección de Noruega lo es también para el régimen sirio: no ha escapado al mundo árabe que las peroratas de Anders Breivik por Internet instan a echar a todos los árabes de Gaza y Cisjordania.

No hay promesas de este corresponsal en Medio Oriente, pero podríamos estar –cómo detesto este lugar común– en el punto de quiebre en Siria. Cien mil manifestantes (mínimo) en las calles de Homs, versiones de deserción de soldados de la academia militar siria, todo un tren de pasajeros descarrilado –por saboteadores, según las autoridades; por el gobierno, según los opositores que exigen poner fin al régimen– y disparos de armas de fuego por las noches en Damasco. ¿Aún espera Assad que los temores sectarios le conserven el apoyo de la minoría alawita y de los cristianos y drusos? Los manifestantes afirman que pistoleros del gobierno asesinan a sus líderes, y que cientos, quizá miles, de los suyos han sido arrestados. ¿Es cierto?

El largo brazo de Siria, por supuesto, puede llegar lejos. En Sidón, cinco soldados italianos de la ONU fueron heridos luego de que Berlusconi secundó a la Unión Europea en condenar a Siria. Luego Sarkozy se unió a la condena y –bang– cinco soldados franceses fueron heridos en la misma ciudad esta semana. Una bomba sofisticada. Todos sospechan de Siria; nadie sabe. Siria tiene partidarios entre los palestinos del campo Ein el-Helweh, en Sidón. El jefe de Hezbolá, Hassán Nasralá, anuncia que su movimiento protegerá las reservas aún sin prospectar de Líbano para que no caigan en manos de los israelíes –mil 425 kilómetros cuadrados del Mediterráneo, frente a la costa de Tiro, que tal vez pertenezcan a Líbano o tal vez no–, así que allí podría haber otra causa de guerra.

Y luego, allá en Egipto, el anciano ex presidente Hosni Mubarak irá a juicio el miércoles con sus hijos Gamal y Alaa y otros de sus favoritos. Sin embargo, los ministros de Justicia e Inteligencia, viejos asistentes de Mubarak, siguen en el gobierno. ¿Qué significa eso? ¿Los viejos mubarakitas siguen aferrándose al poder? Los sauditas han ofrecido millones de dólares al ejército egipcio para que no someta a juicio a Mubarak –muchos quieren que reciba una condena a muerte, el ejército querría que muriera hoy–, mientras los sauditas dan todo su respaldo a Bahrein y a todos los potentados de Medio Oriente. Están preparados para dejar que hagan pedazos a Kadafi, que muchas veces ha intentado asesinar a su rey. Los sauditas no han acabado de definir de qué lado se inclinará Obama con respecto a Siria –sospecho que Obama tampoco–, pero es seguro que él debe estar feliz de no tener que mantener una fuerza de paz en Líbano. Todos sabemos lo que le pasó a la última (1982, la base marina, 241 muertos, un bombazo suicida, la explosión más grande desde Nagasaki).

Un egipcio se manifiesta parado en un poste de luz durante la multitudinaria protesta del pasado viernes en la plaza Tahrir de El Cairo, considerada unas de las mayores concentraciones de público desde la revolución que provocó el derrocamiento del presidente Hosni MubarakFoto Xinhua

Tienen que enjuiciar a Mubarak, me dijo la semana pasada un periodista egipcio. La rabia incendiará las calles si no lo hacen. Promete ser el juicio del siglo en Egipto (The Independent estará allí.) Lo cual me lleva a nuestro viejo amigo Kadafi, el dictador árabe que no entra en el mismo saco que los otros déspotas regionales. Ahora el mundo político libio parece bullir de Kerenskys: de hecho, el fracaso aliado en ganar la guerra para los rusos blancos en contra de los bolcheviques, luego del conflicto de 1914-1918, pudiera ofrecer algunos espectros sombríos a los igualmente desdichados pero muy condecorados comandantes de la OTAN. (Pueden consultar la participación de Churchill en la biblioteca de la alianza atlántica.)

De hecho, el fracaso de los rebeldes en Libia probablemente se parezca más al agotamiento de Sharif Hussain luego de ser capturado en La Meca en 1916; se necesitó un Lawrence y armas británicas (y dinero, y fuerzas en tierra) para poner de nuevo en pie al viejo combatiente para enfrentar a los turcos. Lástima, no hay ningún Sharif Hussain en Libia. Entonces, ¿por qué nos metimos en esta insensatez? (No estoy tomando en cuenta las más recientes aventuras asesinas en Bengasi.) ¿Por los civiles de Bengasi? Tal vez. Pero, ¿por qué lanzó Sarkozy su primer ataque? El profesor Dale Scott, de la Universidad de California en Berkeley, tiene una explicación. Kadafi trataba de crear una unión africana con el respaldo de las reservas en oro y divisas del banco central libio, con lo cual Francia perdería su extraordinaria influencia financiera sobre sus antiguas colonias en África central. La parte más publicitada de las sanciones de Obama contra Libia –el coronel Kadafi, sus hijos y familiares, y altos funcionarios del gobierno libio– ayudó a oscurecer la parte de “todas las propiedades del gobierno de libia y –oh– el banco central de Libia”. En el sótano del banco central, en Trípoli, en oro y divisas, hay 32 mil 500 millones de dólares que se iban a usar para poner en marcha los tres proyectos de la federación centroafricana.

Y ya que estamos en eso, sometamos la guerra en Afganistán a algún escrutinio. He aquí las palabras de un comité investigador sobre nuestra guerra (y casi derrota) allá: “El objetivo –oh– es ayudar a nuestros compatriotas a entender en qué pasos de la guerra con la nación afgana han sido involucrados, y qué terrenos han sido asignados para esa guerra por sus autores. La guerra se nos vino encima de modo muy repentino. No sólo no hubo consulta del gobierno al Parlamento, ni comunicación alguna a ese órgano sobre algún cambio de política tendiente a involucrarnos en una disputa, sino que cuando se hicieron preguntas las respuestas dadas estuvieron calculadas para confundir, y de hecho confundieron a los oficiales y expertos más escépticos, y a través de ellos, a la nación entera”. La cita procede de la investigación parlamentaria sobre la segunda guerra en Afganistán. Fecha: 1879.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Wallerstein: el dilema político de Barack Obama…

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Immanuel Wallerstein
La Jornada
 
 
 

El presidente de Estados Unidos está considerado como la persona que en lo individual tiene más poder en el mundo moderno. Para su pesar, lo que Barack Obama está aprendiendo es que tiene todavía un enorme poder de hacer daño. Pero que virtualmente no cuenta con poder para hacer el bien. Pienso que se da cuenta de ello y no sabe qué hacer. El hecho es: hay muy poco que pueda hacer al respecto.

Tomemos su preocupación particular más grande en este momento, la segunda revuelta árabe. Él no la inició. Es obvio que le tomó por sorpresa cuando comenzó, como a casi todo mundo. Su respuesta inmediata fue pensar, correctamente, que implicaba graves peligros para el ya de por sí tambaleante orden geopolítico en la región. Estados Unidos buscó todas las maneras posibles de limitar el daño, mantener su propia posición y restaurar el orden. No se puede decir que Estados Unidos haya tenido mucho éxito. Todos los días y de todas las formas la situación se ha tornado más desordenada y ha quedado más allá del control de Estados Unidos.

Barack Obama es, por convicción y personalidad, el centrista por excelencia. Busca el diálogo y el arreglo entre los extremos. Actúa con la debida reflexión y toma las decisiones importantes con prudencia. Está a favor de un cambio ordenado, lento, que no amenace el sistema básico del cual él no sólo es una mera parte sino la figura central designada y el jugador individual más poderoso.

Hoy está constreñido desde todas partes para asumir su papel. No obstante continúa intentando jugarlo. Obviamente se dice a sí mismo, ¿qué más podría hacer? Lo que ocurre como resultado de lo anterior es que los otros jugadores (incluidos aquéllos que alguna vez fueron sus aliados subordinados) lo desafían abiertamente, y sin vergüenza, y al salirse con la suya le restan aún más su poder.

Netanyahu se dirige al Congreso estadunidense, que con entusiasmo aplaude interminablemente su peligroso sinsentido en aras de sus propios intereses, cual si fuera la rencarnación de George Washington. Esto fue una bofetada directa en la cara de Barack Obama, pese a que Obama, al hablar ante la American Israel Public Affairs Commitee, ya había retirado su tímido intento de proponer como base de una solución entre israelíes y palestinos el regreso a las fronteras de 1967.

El gobierno saudita ha dejado muy claro que hará todo lo que esté en su poder para defender los regímenes existentes en el mundo árabe y está enojado ante el hecho de que Obama conceda en ocasiones hablar en el lenguaje de derechos humanos. El gobierno de Pakistán le dice con mucha claridad a Obama que, si intenta ser rudo con ellos, cuentan con un amigo más firme en China. Los gobiernos ruso, chino y sudafricano le han dejado claro a Obama que si Estados Unidos intenta convocar la acción del Consejo de Seguridad en contra de Siria, no tendrá su apoyo y probablemente no pueda siquiera lograr la mayoría simple de votos: ecos del fracaso de Bush en 2003 con la segunda resolución en torno a Irak. En Afganistán, Karzai está llamando a la OTAN para que le ponga un alto a los ataques con los llamados vuelos no tripulados o drones. Y el Pentágono está sintiendo presión para salir de Afganistán sobre la base de que es demasiado costoso seguir ahí.

Si alguien pensara que la debilidad estadunidense es un asunto exclusivo de Medio Oriente, echemos un vistazo a Honduras. Estados Unidos respaldó virtualmente el golpe contra el ahora ex presidente Zelaya. Debido al golpe, Honduras fue suspendido de la Organización de Estados Americanos (OEA). Estados unidos ha luchado duro por hacer que se le restaure a Honduras una plena membresía en la OEA sobre la base de que el nuevo presidente fue elegido formalmente. Los gobiernos latinoamericanos resistieron esto porque a Zelaya no se le había permitido retornar pese a que se le retiraron todos los cargos falsos.

¿Qué ocurrió entonces? Colombia (supuestamente el mejor amigo de Estados Unidos en la región) y Venezuela (supuestamente la némesis de Estados Unidos en América Latina) se unieron y juntos arreglaron con el gobierno hondureño en el poder que Zelaya regresara con sus propias condiciones. La secretaria de Estado Clinton sonrió sombría ante este rechazo de facto de la diplomacia estadunidense.

Finalmente, Obama tiene problemas con el Congreso en relación con la guerra con Libia. De acuerdo a la ley de Poderes en Tiempo de Guerra, Obama podría comprometer tropas en Libia (sin el respaldo explícito del Congreso) sólo durante 60 días. Ya pasaron los 60 días y no ha habido acción por parte del Congreso. Continuar con la acción en Libia es claramente ilegal, pero Obama no ha logrado conseguir el respaldo. Sin embargo Obama continúa comprometido con las acciones en Libia. Y el involucramiento estadunidense podría crecer. Así que puede hacer el daño, pero no el bien.

Entretanto, Obama se concentra para la relección. Tiene buenas posibilidades de lograrla. Los republicanos se mueven más y más a la derecha, y políticamente no hay duda de que se están excediendo. Pero una vez que se reelija, el presidente de Estados Unidos tendrá menos poder que hoy. El mundo se mueve a paso rápido. En un mundo con tantas incertidumbres y actores impredecibles, la más peligrosa arma suelta resulta ser Estados Unidos.

Traducción: Ramón Vera Herrera

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/06/11/index.php?section=mundo&article=026a1mun

Written by Eduardo Aquevedo

14 junio, 2011 at 2:59

Osama ha muerto: ¿qué diferencia hace esto?, por I. Wallerstein

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Immanuel Wallerstein
La Jornada
 
 

Osama Bin Laden fue muerto en Abbottabad, Pakistán, el 2 de mayo de 2011, tiempo de Pakistán. Fue asesinado por fuerzas estadunidenses, conocidas como US Seals, en una operación especial ordenada por el presidente de Estados Unidos. El mundo entero sabe esto, y las reacciones a este acontecimiento han sido extremadamente diversas. ¿Pero ha cambiado algo, en algún lado, esta muerte? ¿Importa?

La primera pregunta que la mayoría de la gente se está haciendo es si esta muerte significa la disolución de Al Qaeda. Es claro desde hace algún tiempo que Al Qaeda no es hoy una sola organización sino una franquicia. Si Osama comandaba directamente algunos grupos, eran aquellos localizados en Pakistán y Afganistán. Hay lo que podrían parecer estructuras autónomas que se llaman a sí mismas Al Qaeda en otras partes del mundo, y notablemente en Irak, Yemen y el Magreb. Tales grupos han realizado un homenaje simbólico a Osama pero toman sus propias decisiones operacionales.

Además, el poder político y de combate actual de los varios grupos parece haber declinado desde hace algún tiempo. La razón más importante para esto no es el asesinato de los líderes de Al Qaeda por Estados Unidos u otros gobiernos sino la sensación entre la mayoría de las otras fuerzas islamitas de que podrían impulsar más sus metas mediante rutas más políticas. El asesinato de Osama puede inspirar algunos intentos inmediatos de Al Qaeda de vengarse, pero no es probable que esto frene mucho la creciente irrelevancia de Al Qaeda en el escenario mundial.

¿Acaso la muerte de Osama cambiará la situación en Pakistán o Afganistán? El gobierno de Pakistán ya se sentía inseguro desde antes de esto. Ahora se refunfuña en público tanto en Pakistán y Estados Unidos por lo que pudo haber sabido el gobierno paquistaní y cuándo lo supo. La línea oficial del gobierno paquistaní es que durante siete años no supo nada de que Osama estuviera situado en una villa aledaña a su principal academia militar. Y también alega que no supo nada previamente al ataque estadunidense y considera que fue una infracción ilegitima de la soberanía paquistaní.

Ninguno de estos argumentos es plausible. Por supuesto que sabía dónde vivía Osama, o por lo menos algunos funcionarios paquistaníes lo sabían. ¿Cómo podrían no haberlo sabido? Y por supuesto el gobierno estadunidense sabía que Pakistán sabía y no lo decía. Todo esto fue parte de la difícil y ambigua relación entre los dos aliados durante por lo menos los últimos 10 años. ¿Cambiará la muerte de Osama algo de esto? Lo dudo. La alianza continúa siendo mutuamente necesaria.

Y en cuanto a que si los paquistaníes fueron informados del ataque estadunidense que estaba por emprenderse, depende de cuáles paquistaníes hablamos. Es claro que Estados Unidos quería mantener el ataque en secreto para cualquiera que, en Pakistán, pudiera haber interferido o alertado a Osama. ¿Pero nadie sabía? Tenemos dos piezas de información contraria que han salido a la luz. The Guardian publicó un artículo después de la muerte de Osama donde se informó, sobre la base de conversaciones entre funcionarios estadunidenses y paquistaníes, de que el anterior presidente de Pakistán, Musharraf, hizo un acuerdo con el presidente George W. Bush en 2001, en el que Musharraf accedió por adelantado a algún ataque unilateral estadunidense sobre Osama donde quiera que lo localizaran, con la previsión de que los paquistaníes lo denunciaran públicamente después de sucedido. Musharraf ahora lo niega, ¿pero quién le cree?

Hay una pieza de evidencia todavía más persuasiva. Xinhua, la agencia oficial de noticias china, publicó un reportaje el mismo día de la muerte de Osama que, citando testigos presenciales, narraba que se cortó la luz durante la operación –de hecho dos horas antes de que ocurriera el ataque–, lo que únicamente pudo haberlo hecho alguna dependencia paquistaní que sabía que el ataque estaba por ocurrir. Los chinos tienen en Pakistán una inteligencia interna por lo menos tan buena como Estados Unidos. Así que parece probable que, mientras algunas agencias paquistaníes estuvieron a oscuras, otras se coordinaron con Estados Unidos.

En la punta estadunidense, algunos miembros del Congreso se agitan por el hecho de que los paquistaníes debieron saber que Osama vivía en Abbottabad y quieren por lo tanto cortar o reducir la asistencia financiera y militar a Pakistán. Pero es claro que esto va contra el mantenimiento de alguna influencia estadunidense en Pakistán, y es poco probable que se haga algún cambio real en las relaciones actuales.

Y en cuanto a Afganistán, es claro que, por algún tiempo, los talibanes han estado guardando su distancia de Al Qaeda y Osama, con el fin de perseguir su propio retorno al poder. La muerte de Osama tan sólo puede reforzar su posición dentro de Afganistán, y acelera el proceso por el cual Estados Unidos es empujado hacia fuera, algo que hará muy felices a los militares estadunidenses. Algunos en Estados Unidos dirán que esta victoria les permite hacer los arreglos políticos necesarios con los talibanes. Y algunos de los que se opusieron desde el principio a la intervención estadunidense dirán que esto prueba que no hay ya una amenaza plausible que justifique la continuada presencia estadunidense ahí. Que este escenario es posible puede verse en el grito angustioso que surge de los elementos no pashtunes en el norte de Afganistán de que no se saque conclusión alguna.

¿Acaso el asesinato de Osama hace por lo menos alguna diferencia en Estados Unidos? Bueno, sí hace diferencia. El presidente Obama asumió grandes riesgos políticos al conducir esta operación, especialmente por conducirla utilizando una fuerza Seals en lugar de bombardear la residencia. Si hubiera salido mal en alguna forma, esto lo habría hundido políticamente. Pero no salió mal. Y así se ha deshecho todos los argumentos republicanos de que es un líder débil, especialmente en asuntos militares. Esto sin duda lo ayudará en las elecciones venideras. Pero de nuevo los comentaristas han apuntado que esto lo ayudará tan sólo un poco. La economía sigue siendo el gran asunto interno de la política estadunidense. Y la relección de Obama y las perspectivas demócratas en las elecciones para el Congreso se verán afectadas sobre todo por asuntos de bolsillo en 2012.

Así, ¿qué diferencia hace la muerte de Osama? No demasiada.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/05/21/index.php?section=opinion&article=024a1mun

N. Chomsky: Libia y las crisis que se avecinan…

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Entrevista a Noam Chomsky

Stephen Shalom y Michael Albert, Znet

Traducción: S. Seguí

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1. ¿Cuáles son las razones que mueven a EE.UU. en las relaciones internacionales, en el sentido más amplio? Es decir, ¿cuáles son las razones dominantes y los temas que se pueden detectar casi siempre en las opciones de las políticas de EE.UU., en cualquier lugar del mundo? ¿Cuáles son las razones más concretas, aunque también dominantes, y los temas de las políticas de EE.UU. en Oriente Próximo y el mundo árabe? Y, por último, ¿cuáles cree usted que son los objetivos más inmediatos de la política de EE.UU. en la situación actual en Libia?

Una manera útil de abordar la cuestión es preguntarse cuáles NO son las razones de EE.UU. Podemos averiguarlas de diferentes maneras. Una de ellas es leer la literatura profesional sobre relaciones internacionales: con bastante frecuencia, su relato de la política es lo que la política no es, un tema interesante que no voy a desarrollar aquí.

Otro método, muy relevante en este caso, es escuchar a los líderes y comentaristas políticos. Supongamos que se dice que las razones de la acción militar han sido humanitarias. En sí misma, esta afirmación no contiene información: prácticamente todos los recursos a la fuerza se justifican en esos términos, incluso lo hacen los peores monstruos, que pueden, con total irrelevancia, llegar a convencerse de la verdad de lo que están diciendo. Hitler, por ejemplo, pudo creer que se estaba apoderando de partes de Checoslovaquia para poner fin a los conflictos étnicos y llevar a su pueblo los beneficios de una civilización avanzada, y pudo creer también que su invasión de Polonia iba a poner fin al “terror salvaje” de los polacos. Los fascistas japoneses que arrasaron China probablemente creían que estaban su desinteresada iniciativa iba a para crear un “paraíso terrenal” y proteger a la doliente población de los “bandidos chinos”. Incluso Obama puede haber creído lo que dijo en su discurso presidencial el 28 de marzo sobre las razones humanitarias para su intervención en Libia. Y otro tanto puede decirse de los comentaristas.

Se las puede someter, sin embargo, a una prueba muy simple, para determinar si las nobles intenciones pueden ser tomadas en serio: ¿llaman los autores a la intervención humanitaria y la “responsabilidad de proteger” a las víctimas de sus propios crímenes o a las de sus clientes? Tomemos, por ejemplo, a Obama: ¿convocó a una zona de exclusión aérea durante la asesina y destructora invasión israelí, respaldada por Estados Unidos, de Líbano, en 2006, sin ningún pretexto creíble? ¿Acaso, no explicó con orgullo durante su campaña presidencial que él había patrocinado una resolución del Senado de apoyo a la invasión, en la que se pedía el castigo de Irán y Siria por impedirla? Fin de la discusión. De hecho, prácticamente toda la literatura de la intervención humanitaria y el derecho a proteger, escrita o hablada, desaparece tras esta prueba sencilla y adecuada.

Por el contrario, de las razones REALES poco se habla, y uno tiene que escudriñar los archivos documentales e históricos para descubrirlas, sea el Estado que sea.

¿Cuáles son entonces las razones de EE.UU.? A un nivel muy general, la evidencia me parece que demuestra que no han cambiado mucho desde los estudios de planificación de alto nivel iniciados durante la Segunda Guerra Mundial. Los planificadores en tiempo de guerra daban por sentado que EE.UU. saldría de la guerra en una posición de dominio abrumador, e instaron al establecimiento de una Gran Zona en la que EE.UU. mantuviera un “poder incuestionable” con “supremacía militar y económica”, que garantizase al mismo tiempo la “limitación de cualquier ejercicio de la soberanía” por parte de otros Estados, que pudiera interferir con sus designios globales. La Gran Zona debía incluir el Hemisferio Occidental, el Lejano Oriente, el Imperio británico (que incluía las reservas de energía de Oriente Próximo) y la parte de Eurasia que fuera sea posible, al menos su centro industrial y comercial en el Oeste del continente europeo. Está muy claro, basándose en registros documentales que “el presidente Roosevelt tenía por objetivo la hegemonía de Estados Unidos en el mundo de la posguerra”, para citar la precisa valoración del respetable historiador británico Geoffrey Warner. Y, más importante, los minuciosos planes de tiempo de guerra se llevaron a la práctica poco después, como podemos leer en los documentos desclasificados de los años siguientes, y como podemos observar en la práctica. Las circunstancias han cambiado, por supuesto, y las tácticas se han ajustado en consecuencia, pero los principios básicos son bastante estables, hasta el presente.

Con respecto a Oriente Próximo –la “región de mayor importancia estratégica del mundo”, en palabras del presidente Eisenhower– la principal preocupación ha sido y sigue siendo sus incomparables reservas energéticas. El control de éstas daría el “control sustancial del mundo”, como vio muy pronto el influyente asesor liberal A.A. Berle. Estas preocupaciones suelen ocupar un lugar prominente en los asuntos relativos a esta región.

En Iraq, por ejemplo, cuando las dimensiones de la derrota de Estados Unidos. ya no podían ocultarse, la retórica fue desplazada por un honesto anuncio de los objetivos de la política. En noviembre de 2007, la Casa Blanca emitió una declaración de principios en la que insistía en que Iraq debía conceder a las fuerzas militares de EE.UU. el acceso por tiempo indefinido, y también en que se debía dar preferencia a los inversores estadounidenses. Dos meses más tarde, el presidente informó al Congreso que iba a pasar por alto cualquier legislación que pudiera limitar el estacionamiento permanente de las fuerzas armadas de EE.UU. en Iraq o “el control por parte de Estados Unidos de los recursos petrolíferos de Iraq”, exigencias que abandonó poco después ante la resistencia iraquí, al igual que tuvo que abandonar los objetivos anteriores.

Si bien el control del petróleo no es el único factor en la política de Oriente Próximo, ofrece en cambio algunas directrices bastante acertadas, antes como ahora. En un país rico en petróleo, a un dictador de confianza se le garantiza una libertad de acción casi total. En las últimas semanas, por ejemplo, no ha habido reacción alguna cuando la dictadura de Arabia Saudí utilizó la fuerza masiva para aplastar cualquier signo de protesta. Otro tanto en Kuwait, donde unas pequeñas manifestaciones fueron aplastadas al instante. Y en Bahrein, cuando las fuerzas armadas dirigidas por Arabia Saudí intervinieron para proteger al monarca de la minoría sunita de las demandas de reformas por parte de la población chií reprimida. Las fuerzas gubernamentales no solo desmantelaron el campamento de la Plaza de la Perla –la Plaza Tahrir de Bahrein– sino que llegaron a demoler la estatua de la Perla que es el símbolo de Bahrein y de la que se habían apropiado los manifestantes. Bahrein es un caso particularmente sensible, ya que alberga la Sexta Flota de EE.UU. la fuerza militar más poderosa, con mucho, de la región, y también porque el Este de Arabia Saudita, en la puerta de al lado, es también en gran parte chií y tiene las mayores reservas petroleras del reino. Por un curioso accidente de la geografía y la historia, la mayor concentración de hidrocarburos del mundo rodea la parte norte del Golfo, en regiones de mayoría chií. La posibilidad de una alianza tácita chií ha sido la pesadilla de los planificadores desde hace mucho tiempo.

En los estados que carecen de grandes reservas de hidrocarburos, las tácticas varían, aunque por lo general se ajustan siempre al mismo esquema estándar cuando uno de nuestros dictadores tiene problemas: apoyarlo el mayor tiempo posible y, cuando resulta imposible, hacer pública declaración de amor a la democracia y los derechos humanos, tratando a la vez de salvar la mayor parte del régimen que sea posible.

El escenario es aburridamente familiar: Marcos, Duvalier, Chun, Ceasescu, Mobutu, Suharto y muchos otros. Y hoy, Túnez y Egipto. Siria es un hueso duro de roer y no hay una alternativa clara a la dictadura que apoye los objetivos de EE.UU. Yemen es un cenagal en el que la intervención directa probablemente crearía problemas aún mayores a Washington. Así que ahí la violencia estatal sólo produce declaraciones piadosas.

Libia es un caso diferente. Libia es rica en petróleo, y aunque EE.UU. y el Reino Unido han proporcionado con frecuencia un apoyo notable a su cruel dictador, hasta ahora, éste no es de confianza. Preferirían un cliente más obediente. Además, el vasto territorio de Libia está poco explorado, y los especialistas de la industria petrolera creen que puede haber abundantes recursos petrolíferos sin explotar, que un gobierno más previsible podría abrir a la explotación occidental.

Cuando comenzó un levantamiento no violento, Gadafi lo aplastó violentamente y estalló una rebelión que liberó Bengazi, la segunda ciudad más grande del país, y parecía a punto de asediar la fortaleza de Gadafi en el Oeste. Sus fuerzas, sin embargo, cambiaron el curso del conflicto y llegaron a las puertas de Bengazi. Una masacre era probable, y como el asesor de Obama para Oriente Próximo, Dennis Ross, señaló “todo el mundo nos culparía por ello.” Eso sería inaceptable, al igual que una victoria militar que potenciase el poder y la independencia de Gadafi. Ante esta tesitura, EE.UU. se unió a las Naciones Unidas en la resolución 1973, que establece una zona de exclusión aérea a cargo de Francia, el Reino Unido, y EE.UU., en la que este país podría tener un papel secundario.

No se hizo ningún esfuerzo para limitar la acción a la creación de una zona de exclusión aérea o siquiera a mantenerse en el mandato más amplio de la resolución 1973.

El triunvirato interpretó inmediatamente la resolución como una autorización para su participación directa del lado de los rebeldes. Se impuso por la fuerza un alto el fuego a las fuerzas de Gadafi, pero no a los rebeldes. Por el contrario, se les dio apoyo militar a medida que avanzaban hacia el Oeste, y enseguida se hicieron con las principales fuentes de producción de petróleo de Libia, y estuvieron listos para seguir adelante.

El flagrante desprecio de la resolución 1973 de las Naciones Unidas pronto comenzó a causarle dificultades a la prensa, ya que era demasiado grave ignorarlo. En el New York Times, por ejemplo, Karim Fahim y David Kirkpatrick (el 29 de marzo) se preguntaban “cómo podrían justificar los aliados sus ataques aéreos contra las fuerzas del coronel Gadafi en torno a [su centro tribal de] Sirte si, como parece ser el caso, goza de amplio apoyo en la ciudad y no representa una amenaza para los civiles.” Otra dificultad técnica es que la resolución 1973 del Consejo de Seguridad exige un embargo de armas que se aplique a todo el territorio de Libia, lo que significa que cualquier aporte externo de armas a la oposición tendría que ser encubierto (pero, de otro modo, no problemático).

Hay quien argumenta que el petróleo no puede ser una razón, porque las compañías occidentales ya disfrutaban de acceso al botín bajo Gadafi. Este razonamiento ignora las preocupaciones de EE.UU. Lo mismo podría haberse dicho de Iraq bajo Saddam, o de Irán o Cuba durante muchos años, y aún hoy en día. Lo que Washington pretende es lo que Bush anunció: control o, por lo menos, clientes de confianza. Documentos internos estadounidenses y británicos subrayan que “el virus del nacionalismo” es su mayor temor, no sólo en el Oriente Próximo sino en todas partes. Regímenes nacionalistas que pudieran llevar a cabo ilegítimos ejercicios de soberanía, violando los principios de la Gran Zona. Y que pudieran tratar de dirigir los recursos a cubrir las necesidades populares, como Nasser amenazaba ocasionalmente con hacer.

Vale la pena señalar que las tres potencias imperialistas tradicionales –Francia, Reino Unido, EE.UU. – están casi aisladas en la realización de estas operaciones. Los dos principales estados de la región, Turquía y Egipto, probablemente podrían haber impuesto una zona de exclusión aérea, pero sólo ofrecen un tibio apoyo a la campaña militar del triunvirato. Las dictaduras del Golfo estarían felices de ver desaparecer al errático dictador libio, pero a pesar de estar sobrecargadas de hardware militar de último modelo (servido generosamente por EE.UU. y Reino Unido para reciclar los petrodólares y asegurar su obediencia), sólo se atreven a ofrecer una participación simbólica (Qatar.)

Si bien apoyan la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU (UNSC), los países africanos –aparte de Ruanda, aliado de EE.UU.– se oponen en general a la forma en que aquélla ha sido interpretada, a toda prisa, por el triunvirato, y en algunos casos esta oposición es muy firme. Para conocer las políticas de cada uno de los estados africanos véase el artículo del keniata Charles Onyango-Obbo (http://allafrica.com/stories/201103280142.html).

Más allá de la región hay poco apoyo. Al igual que Rusia y China, Brasil se abstuvo de en la votación de la ONU de la resolución 1973, instando en cambio a un completo alto el fuego y al diálogo. India también se abstuvo en la resolución, basándose en que las medidas propuestas pueden “agravar una situación ya difícil para el pueblo de Libia”, y también pidió medidas políticas y no el uso de la fuerza. Incluso Alemania se abstuvo. Italia también se mostró reacio, en parte quizá porque es muy dependiente de los contratos petroleros con Gadafi. Además, podemos recordar el genocidio que llevó a cabo Italia en el este de Libia, la zona ahora liberada, tras la primera Guerra Mundial, del que tal vez conserven algunos recuerdos .

2. ¿Puede alguien contrario a las intervenciones, que además cree en la autodeterminación de las naciones y las personas, apoyar una intervención ya sea realizada por la ONU o individualmente por algunos países?

Hay dos casos a considerar: (1) una intervención autorizada por la ONU, y (2), una intervención sin autorización de la ONU. A menos que creamos que los Estados son sagrados en la forma que se han establecido en el mundo moderno (por lo general mediante una violencia extrema), y que están dotados de derechos que anulan todas las consideraciones imaginables, entonces la respuesta es la misma en ambos casos: sí, al menos en principio . Y no veo motivo para discutir esta creencia, por lo que la voy a dejar de lado.

En lo que respecta al primer caso, la Carta (de las Naciones Unidas) y las resoluciones posteriores otorgan al Consejo de Seguridad una considerable latitud para la intervención, y ésta se ha llevado a cabo, por ejemplo, en el caso de África del Sur. Esto, por supuesto, no implica que todas las decisiones del Consejo de Seguridad deban tener la aprobación de “alguien contrario a las intervenciones, que además cree en la autodeterminación de las naciones y las personas”; otras consideraciones entran en juego en casos específicos, pero, una vez más, a menos que otorguemos a los Estados contemporáneos un estatus de entidades prácticamente sagradas, el principio es el mismo.

En cuanto al segundo caso –el que se plantea con respecto a la interpretación que hace el triunvirato de la resolución 1973, junto a otros muchos ejemplos– la respuesta es otra vez afirmativa, al menos en principio, a menos que tomemos el sistema estatal global como algo inviolable en la forma establecida en la Carta de las Naciones Unidas y otros tratados.

Siempre hay, por supuesto, una carga de la prueba muy pesada que es preciso soportar para justificar la intervención por la fuerza, o cualquier otro uso de la fuerza. La carga es especialmente alta en la segunda hipótesis, en casos de violación de la Carta, al menos para los Estados que profesan el respeto de la ley. Debemos tener en cuenta, sin embargo, que la potencia hegemónica mundial rechaza esta postura, y se autoexcluye de las Cartas de las Naciones Unidas y de la OEA, junto a otros tratados internacionales. Al aceptar la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, cuando ésta se estableció (conforme a la iniciativa de EE.UU.) en 1946, Washington se excluyó de los cargos de violación de los tratados internacionales, y posteriormente ratificó el Convenio para la Prevención y la Represión del Genocidio, de 1948. con reservas similares. Todas ellas confirmadas por los tribunales internacionales, ya que su procedimientos requieren la aceptación de la jurisdicción. De manera más general, la práctica de EE.UU. es introducir reservas cruciales a los tratados internacionales que ratifica, eximiéndose en la práctica de los mismos.

¿Es soportable la carga de la prueba? No tiene mucho sentido discutir esto de manera abstracta, pero hay algunos casos reales que podrían ayudarnos. En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, hay dos casos de recurso a la fuerza que, aunque no pueden considerarse como intervenciónes humanitarias, podrían ser legítimamente compatibles: la invasión por parte de India de Pakistán Oriental, en 1971, y la invasión vietnamita de Camboya, en diciembre de 1978; en ambos casos, para poner fin a atrocidades masivas. Estos ejemplos, sin embargo, no entran en el canon occidental de intervención humanitaria, ya que sufren de la falacia de la institución errónea: no los llevaron a cabo los occidentales. Es más, EE.UU. se opuso a ellos encarnizadamente, en el momento álgido de las atrocidades, y luego castigó severamente a los “malhechores” que terminaron con las matanzas de la actual Bangladesh y de la Camboya de Pol Pot. Vietnam no sólo fue duramente condenado, sino también castigado con una invasión china apoyada por Estados Unidos, y con el apoyo militar y diplomático británico-estadounidense a los jemeres rojos camboyanos en sus ataques desde sus bases de Tailandia.

Si bien la carga de la prueba se puede soportar en ambos casos, no es fácil pensar en otros. En el actual caso de intervención por el triunvirato de potencias imperiales que están violando en estos momentos la resolución 1973 de las Naciones Unidas de 1973, la carga es muy pesada, dado su horrible historial. Sin embargo, sería demasiado fuerte sostener que nunca se puede soportar, en principio. A menos, por supuesto, que consideramos los estados-nación en su forma actual como esencialmente sagrados. La prevención de una masacre probable en Bengazi no es poca cosa, con independencia de lo que uno piense sobre las razones.

3. ¿Puede una persona interesada en que los disidentes de un país no sean masacrados en su búsqueda de la autodeterminación, oponerse legítimamente a una intervención que tiene por objeto, sean cuales sean sus razones, evitar una masacre?

Aun aceptando, por pura hipótesis, que la intención es genuina, que cumple el criterio simple que he mencionado al principio, no veo cómo responder a este nivel de abstracción: depende de las circunstancias. Podríamos oponernos a la intervención podría oponerse, por ejemplo, si ésta es probable que conduzca a una masacre mucho peor. Supongamos, por ejemplo, que los líderes de EE.UU., real y honestamente, hubieran tenido la intención de evitar una masacre en Hungría en 1956 y hubieran bombardeado Moscú. O que el Kremlin, genuina y honestamente, hubiera tenido la intención de evitar una masacre en El Salvador, en la década de 1980, mediante el bombardeo de EE.UU. Teniendo en cuenta las consecuencias previsibles, todos estaríamos de acuerdo en que esas acciones –inconcebibles– podría ser legítimamente contestadas.

4. Muchos ven una analogía entre la intervención en Kosovo, de 1999, y la actual intervención en Libia. ¿Puede explicar las principales similitudes, en primer lugar, y también las principales diferencias, en segundo lugar?

De hecho, muchas personas perciben esta analogía, lo que es un homenaje al increíble poder de los sistemas de propaganda occidentales. Da la casualidad de que contamos con excelente documentación de los antecedentes de la intervención en Kosovo, que incluye dos detalladas recopilaciones del Departamento de Estado, extensos informes sobre el terreno de los observadores –occidentales– de la Misión de Verificación de Kosovo, fuentes de la OTAN y la ONU, una comisión de investigación británica y muchos más elementos. Los informes y estudios coinciden estrechamente en los hechos.

En resumen, podemos decir que no se había producido ningún cambio sustancial sobre el terreno en los meses previos al bombardeo. Tanto las fuerzas serbias como la guerrilla del ELK habían cometido atrocidades –las de esta última fuerza, de mayor gravedad, en ataques desde la vecina Albania– durante el período en cuestión, al menos de acuerdo a las más altas autoridades británicas (Gran Bretaña fue el miembro más agresivo de la alianza). Las grandes atrocidades en Kosovo no fueron la causa de los bombardeos de la OTAN sobre Serbia, sino su consecuencia, una consecuencia totalmente previsible. El comandante en jefe de la OTAN, el general estadounidense Wesley Clark, había informado a la Casa Blanca semanas antes de los bombardeos de que éstos provocarían una respuesta brutal por las fuerzas serbias sobre el terreno, y, al comienzo del bombardeo, dijo a la prensa que esta respuesta era “previsible”.

Los primeros refugiados kosovares registrados por la ONU se producen en fechas muy posteriores al comienzo de los bombardeos. Con una sola excepción, la acusación de Milosevic, durante los bombardeos, basada en gran medida en informes de inteligencia anglo-estadounidenses, se limitó a los crímenes cometidos después del bombardeo, y sabemos que no podía ser tomada en serio por los líderes de Estados Unidos y Reino Unido, que en ese mismo momento estaban apoyando activamente crímenes aún peores. Además, había buenas razones para creer que una solución diplomática estaba al alcance; en efecto, la resolución de la ONU impuesta después de 78 días de bombardeo fue más bien un compromiso entre la posición serbia y la de la OTAN al comienzo.

Todo esto, incluso estas impecables fuentes occidentales, lo trato con cierto detalle en mi libro A New Generation Draws the Line. Nuevas informaciones que corroboran todo ello han aparecido desde entonces. Por ejemplo, Diana Johnstone informa de una carta a la canciller alemana, Angela Merkel, el 26 de octubre de 2007, que le envía Dietmar Hartwig, ex jefe de la misión europea en Kosovo antes de que fuera retirado el 20 de marzo con el anuncio del bombardeo, que estaba en una posición muy buena para saber lo que estaba sucediendo. Éste escribe:

No hay un solo informe presentado en el período comprendido entre finales de noviembre de 1998 y la evacuación en vísperas de la guerra que mencione que los serbios hayan cometido delitos graves o sistemáticos contra los albaneses, ni tampoco ha habido un solo caso que se refiera a incidentes o delitos de genocidio o asimilables a éste. Por el contrario, en mis informes he registrado en repetidas ocasiones que, teniendo en cuenta los ataques del ELK cada vez más frecuentes contra el Gobierno serbio, se ha demostrado que la aplicación de la ley por parte de éste ha sido hecha con una notable moderación y disciplina. El objetivo claro y citado a menudo por el Gobierno serbio ha consistido en observar rigurosamente el acuerdo Milosevic-Holbrooke [de octubre de 1998] para no dar ninguna excusa a la comunidad internacional para intervenir. (…) Hubo enormes “diferencias de percepción” entre lo que las misiones en Kosovo han estado informando a sus respectivos gobiernos y capitales, y lo que éstos han filtrado posteriormente a los medios de comunicación y al público. Esta discrepancia sólo puede ser vista como un elemento de preparación a largo plazo para la guerra contra Yugoslavia. Hasta el momento en que abandoné Kosovo, nunca había ocurrido lo que los medios de comunicación y, todavía más, los políticos afirmaban sin cesar. En consecuencia, hasta el 20 de marzo 1999 no había ninguna razón para la intervención militar, lo que hace ilegítimas las medidas adoptadas posteriormente por la comunidad internacional. El comportamiento colectivo de los Estados miembros antes y después del estallido de la guerra da pie a serias preocupaciones, porque la verdad fue liquidada y la UE perdió fiabilidad.”

La historia no es física cuántica, y siempre hay un amplio margen para la duda. Pero es raro que las conclusiones tengan un respaldo tan firme como en este caso. De un modo muy revelador, es totalmente irrelevante. La doctrina que prevalece es que la OTAN intervino para detener la limpieza étnica, aunque los partidarios de los bombardeos que toleran al menos un guiño a los abundantes elementos fácticos califican su apoyo al decir que los bombardeos eran necesarios para detener las posibles atrocidades: debemos actuar aun produciendo atrocidades a gran escala para detener las que se podrían producir si no bombardeásemos. Y hay justificaciones aún más impactantes.

Las razones de esta práctica unanimidad y pasión son bastante claras. El bombardeo se produjo en una virtual orgía de autoglorificación y pavor por parte de las potencias, que podría haber impresionado a Kim il-Sung. Lo he analizado en otro lugar, y no deberíamos permitir que siga en el olvido este notable momento de la historia intelectual. Después de este espectáculo, el desenlace tenía que ser simplemente glorioso. La noble intervención en Kosovo proporcionó este desenlace, y esta ficción debe ser celosamente mantenida.

Volviendo a la pregunta, hay una analogía entre las representaciones autocomplacientes de Kosovo y Libia: ambas intervenciones están animadas por nobles intenciones, según la versión novelada. El inaceptable mundo real sugiere en cambio analogías bastante diferentes.

5. Del mismo modo, mucha gente ve una analogía entre la actual intervención en Iraq y la intervención en curso en Libia. En este caso, ¿puede explicar las similitudes y las diferencias?

No veo las analogías significativas aquí tampoco, excepto que dos de los Estados participantes son los mismos. En el caso de Iraq, las metas son las que al final acabaron por reconocer. En el caso de Libia, es probable que el objetivo sea similar, al menos en un aspecto: la esperanza de que un régimen cliente fiable apoye los objetivos occidentales y proporcione a los inversores occidentales un acceso privilegiado a la riqueza petrolera rica de Libia, que, como he señalado, puede ir mucho más allá de lo que se conoce actualmente.

6. ¿Qué espera usted, en las próximas semanas, que suceda en Libia y, en ese contexto, ¿cuáles cree usted que deberían ser los objetivos de un movimiento, en Estados Unidos, contra la intervención y la guerra con respecto a las políticas de EE.UU.?

Por supuesto, es incierto, pero las perspectivas probables –hoy, 29 de marzo– son o bien una partición de Libia en una región oriental, rica en petróleo y dependiente en gran medida de las potencias occidentales imperiales, y una región occidental pobre bajo el control de un tirano brutal de limitadas capacidades; o bien una victoria de las fuerzas respaldadas por Occidente. En cualquier caso, lo que el triunvirato presumiblemente espera es un régimen menos problemático y más dependiente en lugar del actual. El desenlace probable es el que se describe con bastante exactitud, creo que por el diario árabe con sede en Londres Al-Quds Al-Arabi, en su número del 28 de marzo. Si bien se reconoce la incertidumbre de la predicción, prevé que la intervención puede dejar en Libia “dos estados, uno para los rebeldes en el Este, rico en petróleo; y uno, pobre, en manos de Gadafi en el Oeste (…) Una vez asegurados los campos de petróleo, podemos encontrarnos ante a un nuevo emirato petrolero en Libia, un país escasamente habitado, protegido por Occidente y muy similar a los estados-emirato del Golfo Pérsico.” O bien, la rebelión apoyada por Occidente podría continuar hasta el final para eliminar al irritante dictador.

Los que se preocupan por la paz, la justicia, la libertad y la democracia debe tratar de encontrar maneras de prestar apoyo y asistencia a los libios que tratan de forjar su propio futuro, libre de las limitaciones impuestas por las potencias extranjeras. Podemos tener esperanzas sobre la dirección a seguir, pero el futuro debe estar en sus manos.

http://www.zcommunications.org/noam-chomsky-on-libya-and-the-unfolding-crises-by-noam-chomsky

REBELION.ORG

La “Operación Libia” y la Batalla por el Petróleo: Nuevo trazado del mapa de África

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Parte II

Michel Chossudovsky, Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Véase Parte I: Insurrección e intervención militar en Libia

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ISRAEL-PALESTINA2Las implicaciones geopolíticas y económicas de una intervención militar dirigida por EEUU y la OTAN contra Libia pueden alcanzar gran magnitud.

Libia es una de las mayores economías petroleras del mundo y cuenta aproximadamente con el 3,5% de las reservas mundiales de petróleo, más de dos veces las de EEUU.

La “Operación Libia” forma parte de una agenda militar más amplia para Oriente Medio y Asia Central, que consiste en obtener el control y la propiedad corporativa de más del 60% de las reservas mundiales de petróleo y gas natural, incluyendo las rutas de oleoductos y gasoductos.

“Los países musulmanes, entre los que se encuentran Arabia Saudí, Iraq, Irán, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Yemen, Libia, Egipto, Nigeria, Argelia, Kazajstán, Azerbaiyán, Malasia, Indonesia, Brunei, poseen entre el 66,2% y el 75,9% del total de las reservas de petróleo, dependiendo de la fuente y metodología de la estimación.” (Véase Michel Chossudovsky, The ‘Demonization’ of Muslims and the Battle for Oil”, Global Research, 4 enero 2007; en español, traducido por Felisa Sastre en:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=45361)

Con 46.500 millones de barriles de reservas probadas (diez veces las de Egipto), Libia es la mayor economía petrolera en el continente africano, seguida por Nigeria y Argelia (Oil and Gas Journal). En contraste, las probadas reservas petroleras de EEUU son del orden de los 20.600 millones de barriles (diciembre 2008), según Energy Information Administration: “U.S. Crude Oil, Natural Gas, and Natural Gas Liquids Proved Reserves”.

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NOTA:

Las estimaciones más recientes sitúan las reservas de petróleo de Libia en los 60.000 millones de barriles y sus reservas de gas en los 1.500 millones de metros cúbicos. Su producción está entre los 1,3 y 1,7 millones de barriles por día, bastante por debajo de su capacidad productiva. Su objetivo a largo plazo son 3 millones de barriles por día y una producción de gas de 2.600 millones de pies cúbicos al día, según las cifras de la National Oil Corporation (NOC).

La encuesta estadística (alternativa) sobre la energía efectuada por BP (2008) situaba las reservas probadas de petróleo de Libia a finales de 2007 en los 41.464 millones de barriles, lo que representa el 3,34% de las reservas mundiales probadas (Mbendi: Oil and Gas in Libya – Overview”).

El petróleo es el “trofeo” de las guerras emprendidas por EEUU y la OTAN

Una invasión de Libia bajo un mandato humanitario beneficiaría a los mismos intereses corporativos que la invasión y ocupación de Iraq de 2003. El objetivo subyacente es tomar posesión de las reservas de petróleo de Libia, desestabilizar la National Oil Corporation (NOC) y, finalmente, privatizar la industria petrolera del país, es decir, transferir el control y propiedad de la riqueza petrolera de Libia a manos extranjeras.

La NOC ocupa el puesto 25 entre las Grandes Compañías Petroleras del Mundo. (“The Energy Intelligence ranks NOC among the world’s Top 100 Companies”, Lybiaonline.com).

La planeada invasión de Libia, que está ya en marcha forma parte de la más amplia “Batalla por el Petróleo”. Cerca del 80% de las reservas de petróleo de Libia se sitúan en la cuenca del Golfo de Sirte al este de Libia. (Véase mapa más abajo).

Libia es un Premio de Economía. “La guerra es buena para hacer negocios”. El petróleo es el trofeo de las guerras que EEUU y la OTAN emprenden.

Wall Street, los gigantes petroleros anglo-estadounidenses, los productores de armas de la UE y EEUU serían los beneficiarios tácitos de una campaña militar de EEUU y la OTAN contra Libia.

El petróleo libio es un filón para las grandes del petróleo anglo-estadounidenses. Aunque el valor del crudo en el mercado supera en la actualidad los 100 dólares el barril, el coste del petróleo libio es extremadamente bajo, hasta 1 dólar USA el barril (según una estimación). Como un experto del mercado del petróleo comentó de forma un tanto críptica:

    “Con el crudo a 110 dólares en el mercado mundial, una operación sencilla de matemáticas muestra que Libia tiene un margen de beneficio de 109 dólares.” (Libya Oil, Libya Oil One Country’s $109 Profit on $110 Oil”, EnergyandCapital.com, 12 marzo 2008).

Intereses petroleros extranjeros en Libia

Entre las compañías petroleras extranjeras que operaban en Libia antes de la insurrección bia figuran la TOTAL francesa, la ENI italiana, la China National Petroleum Corp (CNPC), British Petroleum, el consorcio petrolero español REPSOL, ExxonMobil, Chevron, Occidental Petroleum, Hess, Conoco Phillips.

Es importante señalar que China juega un papel central en la industria del petróleo libia. La China National Petroleum Corp (CNPC) tenía, hasta el momento de la repatriación tras los últimos acontecimientos, una fuerza laboral en Libia de 30.000 chinos. Contrasta con la British Petroleum (BP), que tenía tan sólo 40 trabajadores, que fueron también repatriados.

El 11% de las exportaciones petroleras libias va a parar a China. Aunque no hay cifras sobre el tamaño y la importancia de las actividades de exploración y producción de la CNPC, hay indicadores de que son considerables.

En términos generales, Washington considera que la presencia de China en el Norte de África constituye una intrusión. Desde una posición geopolítica, China supone una invasión. La campaña militar contra Libia es también un intento de excluir a China del Norte de África.

También es importante el papel de Italia. ENI, el consorcio petrolero italiano saca 244.000 barriles de gas y petróleo, lo que representa casi el 25% del total de las exportaciones libias. (Sky News: “Foreign oil firms halt Libyan operations”, 23 febrero 2011).

Entre las compañías estadounidenses en Libia, Chevron y la Occidental Petroleum (Oxy) decidieron hace apenas seis meses (octubre 2010) no renovar sus licencias de exploración de gas y petróleo en Libia. (“Why are Chevron and Oxy leaving Libya?” Voice of Russia, 6 octubre 2010). En contraste, en noviembre de 2010, la compañía petrolera alemana R.W. DIA E firmó un acuerdo de gran alcance con la NOC libia que implicaba compartir la producción y exploración (AfricaNews-Libya: “German oil firm signs prospecting deal).

Los intereses financieros, así como el “botín de guerra”, son extremadamente altos. La operación militar responde a un intento de desmantelar las instituciones financieras de Libia, así como de confiscar miles de millones de dólares de los activos financieros libios depositados en bancos occidentales.

Habría que subrayar que las capacidades militares de Libia, incluido su sistema de defensa aérea, son débiles.

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Concesiones petroleras libias

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El nuevo mapa de África

Libia tiene las mayores reservas de petróleo en África. El objetivo de la interferencia de EEUU y la OTAN es estratégico: consiste en un saqueo total, en el robo de la riqueza petrolífera de la nación bajo el disfraz de una intervención humanitaria.

Esta operación militar es un intento de establecer la hegemonía estadounidense en el Norte de África, una región históricamente dominada por Francia y, en menor medida, por Italia y España.

Con respecto a Túnez, Marruecos y Argelia, el diseño de Washington busca debilitar los lazos políticos de estos países con Francia y presionar para instalar nuevos regímenes políticos que tengan una estrecha relación con EEUU. Este debilitamiento de Francia es parte del diseño imperial estadounidense. Es un proceso histórico que se remonta a las guerras en Indochina.

Redistribución colonial de Africa (1913)

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La intervención de EEUU y la OTAN buscando la eventual formación de un régimen-títere de EEUU es también un intento de excluir a China de la región arrebatándole el puesto que ocupa la China National Petroleum Corp. Los gigantes del petróleo anglo-estadounidense, entre los que estaría la British Petroleum, que firmó un contrato de exploración en 2007 con el gobierno de Gadafi, están entre los potenciales “beneficiarios” de la operación militar diseñada por EEUU y la OTAN.

En un sentido más amplio, lo que está en juego es el diseño de un nuevo mapa de África, otro proceso de redistribución neocolonial, el desguace de las demarcaciones de la Conferencia de Berlín de 1884: la conquista de África por EEUU en alianza con Gran Bretaña en una operación dirigida por EEUU y la OTAN.

Libia: La puerta estratégica sahariana al África Central

Libia tiene fronteras con varios países que están dentro de la esfera de influencia de Francia, entre ellos Argelia, Túnez, Níger y el Chad.

El Chad es potencialmente una economía rica en petróleo, ExxonMobil y Chevron tienen intereses en el Sur del Chad, incluido un proyecto para un oleoducto. El Sur del Chad es una puerta hacia la región de Darfur en Sudán, que también tiene valor estratégico como consecuencia de su riqueza petrolera.

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Fuente www.hobotraveler.com

China tiene intereses petrolíferos tanto en Chad como en Sudán. La China National Petroleum Corp firmó un acuerdo de largo alcance con el gobierno del Chad en 2007.

Níger es también un punto estratégico para EEUU en vista de sus amplias reservas de uranio. En el momento actual, Francia domina la industria de uranio en Níger a través del conglomerado nuclear francés Areva, anteriormente conocido como Corema. China participa también de la industria de uranio de Níger.

En sentido más general, la frontera sur de Libia resulta de interés estratégico para EEUU en su búsqueda para extender su esfera de influencia en el África francófona, un inmenso territorio que se extiende desde el Norte de África hasta el Centro y Oeste del continente. Históricamente, esta región formó parte de los imperios coloniales de Francia y Bélgica, cuyas fronteras se establecieron en la Conferencia de Berlín de 1884.

EEUU jugó un papel pasivo en la Conferencia de Berlín de 1884. Este nuevo reparto del continente africano del siglo XXI, basado en el control del petróleo, del gas natural y de minerales estratégicos (cobalto, uranio, cromo, manganeso, platino y uranio) es en gran medida consecuencia de los intereses corporativos dominantes anglo-estadounidenses.

La interferencia estadounidense en el Norte de África redefine la geopolítica de toda una región. Socava los intereses de China y eclipsa la influencia de la Unión Europea.

Este nuevo trazado de África no sólo debilita el papel de las antiguas potencias coloniales (incluidas Francia e Italia) en el Norte de África, sino que también forma parte de un proceso más amplio de desplazamiento y debilitamiento de Francia (y Bélgica) sobre una gran parte del continente africano.

EEUU ha instalado en gran parte del continente africano una serie de regímenes-títere en países que históricamente estuvieron en la esfera de influencia de Francia (y Bélgica), incluyendo la República del Congo y Ruanda. Está previsto que varios países del Oeste de África (entre ellos Costa de Marfil) se conviertan en estados por poderes de EEUU.

La Unión Europea depende fuertemente del flujo del petróleo libio. El 85% de ese petróleo se vende a países europeos. En el caso de una guerra con Libia, el suministro de petróleo a Europa Occidental podría verse interrumpido, afectando en gran medida a Italia, Francia y Alemania. El 30% del petróleo de Italia y el 10% de su gas se importan de Libia. El gas libio discurre a través del gasoducto Greenstream que atraviesa el Mediterráneo.

Greenstream: el gasoducto que une Libia con Italia

Las implicaciones de esas potenciales interrupciones pueden ser de largo alcance. También repercutirán directamente en la relación entre Estados Unidos y la Unión Europea.

Comentarios finales

Los medios de comunicación dominantes, mediante una desinformación masiva, están siendo cómplices al justificar una agenda militar que, si llega a ponerse en marcha, tendría devastadoras consecuencias no sólo para el pueblo libio: los impactos sociales y económicos se dejarían sentir en el mundo entero.

Por el momento hay tres escenarios de guerra distintos en la amplia región que conforman Oriente Medio y Asia Central: Palestina, Afganistán e Iraq. En el caso de un ataque contra Libia, se abriría un cuarto escenario en el Norte de África, con riesgo de una escalada militar.

La opinión pública debe tener conocimiento de la agenda oculta tras esta supuesta intervención humanitaria, anunciada como “Guerra Justa” por los jefes de estado y los jefes de gobierno de países de la OTAN. La teoría de la Guerra Justa tanto en su versión clásica como contemporánea defiende la guerra como “operación humanitaria”. Llama a la intervención militar a partir de supuestos morales y éticos contra “estados canallas” y “terroristas islámicos”. La teoría de la Guerra Justa se utilizar para satanizar al régimen de Gadafi a la vez que proporciona un mandato humanitario a la intervención militar de EEUU y la OTAN.

Los jefes de estado y de gobierno de los países de la OTAN son los arquitectos de la guerra y destrucción en Iraq y Afganistán. A través de una lógica tremendamente tortuosa, se les aclama como las voces de la razón, como los representantes de la “comunidad internacional”.

Las realidades se trastocan. Unos criminales de guerra, indiscutibles guardianes de la teoría de la Guerra Justa, lanzan una intervención humanitaria desde sus altos puestos de poder.

Abu Ghraib, Guantánamo… Las víctimas civiles en Pakistán como consecuencia de los ataques con aviones no tripulados sobre pueblos y ciudades ordenados por el presidente Obama no son precisamente noticias que aparezcan en primera plana, ni tampoco los dos millones de civiles muertos en Iraq.

No existe eso de la “Guerra Justa”. Hay que comprender la historia del imperialismo estadounidense. El Informe del 2000 del Proyecto del New American Century (PNAC) se titulaba “Rebuilding America’s Defenses” y pedía la puesta en marcha de una guerra larga, una guerra de conquista. Uno de los principales componentes de esa agenda militar es el siguiente: “Combatir para ganar contundentemente en múltiples y simultáneos escenarios bélicos”.

La “Operación Libia” es parte de ese proceso. Es otro de los escenarios en la lógica del Pentágono de “escenarios de guerra simultáneos”.

El documento del PNAC refleja fielmente la evolución de la doctrina bélica estadounidense desde 2001. EEUU tiene planeado implicarse simultáneamente en varios escenarios bélicos en diferentes regiones del mundo.

Si bien proteger a EEUU sigue siendo un objetivo de la “Seguridad Nacional” de los EEUU, el informe del PNAC explica detalladamente por qué son necesarios todos esos escenarios múltiples de guerra. Y en el mismo no se menciona siquiera la justificación humanitaria.

¿Cuál es el objetivo de la hoja de ruta del ejército de EEUU?

Atacarán Libia porque es uno de los varios países que se mantiene fuera de la órbita de influencia de EEUU y que no se ha avenido a las demandas estadounidenses. Libia es un país que ha sido seleccionado para integrar una “hoja de ruta” bélica que consiste en “múltiples y simultáneos escenarios de guerra”. En palabras del ex Comandante en Jefe de la OTAN General Wesley Clark:

    “En noviembre de 2001, en el Pentágono, uno de los oficiales de alto rango del estado mayor del ejército tuvo tiempo para charlar. ‘Sí, todavía seguimos con los planes contra Iraq’, dijo. Pero había más. ‘Eso se discutió como parte de una campaña para cinco años’, dijo, y había ‘un total de siete países en la agenda: se empezaría con Iraq, después Siria, Líbano, Libia, Irán, Somalia y Sudán’…” (Wesley Clark, “Winning Modern Wars”, página 130).

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=23605

Written by Eduardo Aquevedo

15 marzo, 2011 at 22:04

Las raíces de las revueltas árabes y lo prematuro de las celebraciones…

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James Petras

Rebelión

Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez

Introducción

PICSSOOLa mayor parte de las explicaciones de las revueltas árabes de Egipto, Túnez, Libia, Marruecos, Yemen, Jordania, Bahrein, Iraq y otros lugares se han centrado en las causas más inmediatas: dictaduras políticas, desempleo, represión y manifestantes heridos y muertos. Han prestado la máxima atención a los activistas de «clase media», jóvenes y con formación, a sus comunicaciones a través de internet (Los Angeles Times, 16 de febrero de 2011) y, en el caso de Israel y sus teóricos sionistas de la conspiración, a «la mano escondida» de los extremistas islámicos (Daily Alert, 25 de febrero de 2011).

Lo que se echa en falta es un intento de ofrecer un marco de la revuelta que contemple las estructuras socioeconómicas a gran escala y a medio y largo plazos, además de los «detonantes» inmediatos de la acción política. El alcance y la profundidad de los levantamientos populares, así como las diversas fuerzas políticas y sociales que han entrado en el conflicto, excluyen todas las explicaciones que se centren en una única dimensión de la lucha.

El mejor enfoque es el del «cuello de botella», según el cual, en el extremo más ancho (las estructuras a largo plazo y gran escala) se sitúa la naturaleza del sistema económico, político y de clases; el medio plazo se define por los efectos acumulativos y dinámicos de esas estructuras sobre los cambios de las relaciones políticas, sociales y económicas; las causas a corto plazo, que precipitan las reacciones socio-político-psicológicas, o la conciencia social que desemboca en acción política.

La naturaleza de las economías árabes

Con la excepción de Jordania, la mayoría de las economías árabes en donde se están produciendo las revueltas se basan en las «rentas» del petróleo, el gas, los minerales y el turismo, lo que aporta casi todos los beneficios por exportaciones y la mayor parte de los ingresos del Estado (Financial Times, 22 de febrero de 2011, p. 14). Efectivamente, estos sectores económicos son cotos exportadores que emplean a una proporción minúscula de la mano de obra y definen una economía de alta especialización (Informe anual del Banco Mundial, 2009). Estos sectores exportadores no están vinculados a una economía nacional productiva diversificada: el petróleo se exporta y las manufacturas y los servicios financieros y de alta tecnología son importaciones controladas por multinacionales extranjeras y expatriados vinculados a las clases gobernantes (Economic and Political Weekly, 12 de febrero de 2011, p. 11). El turismo refuerza los ingresos de arriendo o «rentistas» como el propio sector, que suministra «divisa extranjera» e ingresos fiscales a un Estado de clase-clan. Este último descansa en el capital extranjero subvencionado por el Estado y en un sector «inmobiliario» local y con relaciones políticas para importar mano de obra extranjera para la construcción.

Los ingresos por arriendos pueden generar mucha riqueza, sobre todo cuando el precio de la energía se dispara, pero los fondos se acumulan en una clase «rentista» que no tiene la menor vocación o intención de ahondar en un proceso de desarrollo económico e innovación que se generalice. Los rentistas se «especializan» en la especulación financiera, las inversiones en el extranjero a través de empresas de fondos de capital que no cotizan en bolsa, el consumo extravagante de artículos de lujo y el mantenimiento de cuentas privadas opacas de miles de millones de dólares y de euros en bancos del extranjero.

La economía rentista crea pocos puestos de trabajo en la actividad productiva moderna; el sector más lucrativo está controlado por miembros de la familia o el clan ampliado y por las empresas financieras extranjeras a través de expatriados; el empleo técnico y de peor calidad es asumido por mano de obra extranjera contratada, con unos niveles salariales y condiciones laborales que la mano de obra local cualificada está deseando aceptar.

Esa economía rentista acotada se traduce en una clase gobernante centrada en clanes que «confunde» la propiedad pública con la privada: lo que en realidad es el «Estado» son unos monarcas absolutistas y sus familias extensas en la cima y, en el medio, su séquito político cliente, tribal y dirigente y los tecnócratas.

Estas son «clases gobernantes cerradas». El acceso se reduce a miembros selectos del clan o la dinastía familiar y a un número reducido de individuos «emprendedores» que podrían acumular riqueza al servicio de la clase-clan dominante. El «núcleo más próximo» vive de los ingresos por arriendo, recibe pagos de sociedades inmobiliarias a las que no aporta ninguna cualificación más que la de emitir autorizaciones oficiales, concesiones de terrenos, licencias de importación y vacaciones fiscales.

Más allá del saqueo de las arcas públicas, la clase-clan dominante fomenta el «libre comercio», es decir, importar manufacturas baratas y socavar así el despegue de cualquier iniciativa autóctona de los sectores «productivos» manufacturero, agrícola o técnico.

En consecuencia, no hay ningún capitalista o «clase media» nacional emprendedora. Lo que hace las veces de clase media son en buena medida empleados del sector público (maestros, profesionales de la salud, funcionarios, bomberos, policías, militares) que dependen de un salario que, a su vez, depende de la sumisión al poder absolutista. No tienen ninguna posibilidad de ascender a escalones más altos o de crear oportunidades económicas para sus proles con formación.

La concentración de poder económico, social y político en un sistema cerrado y controlado de clase-clan desemboca en una inmensa concentración de riqueza. Dada la distancia social entre gobernantes y gobernados, la riqueza generada por el precio de los artículos de lujo ofrece una imagen tremendamente distorsionada de la «riqueza» per cápita; añadir a los millonarios y multimillonarios a la cima de una masa de jóvenes mal pagados y subempleados arroja una renta media engañosamente alta (Washington Blog, 24 de febrero de 2011).

El gobierno rentista: por las armas y las dádivas

Para compensar estas grandes diferencias sociales y preservar la posición de la clase gobernante rentista y parásita, esta última busca establecer alianzas con empresas de armamento multimillonarias y protección militar de la potencia imperial dominante (EE UU). Los gobernantes se entregan a la «neocolonización con invitación» y ofrecen terrenos para bases militares y aeropuertos, puertos para operaciones navales, connivencia para financiar a mercenarios por poderes contra adversarios antiimperialistas y sumisión a la hegemonía sionista en la región (a pesar de que formulen de vez en cuando alguna crítica intrascendente).

A medio plazo, el gobierno por la fuerza se complementa con dádivas a los pobres de las zonas rurales y los clanes tribales; con subsidios de alimentos para los pobres urbanos; y con empleo sin futuro y deficitario para los desempleados con formación (Financial Times, 25 de febrero de 2011, p. 1). Tanto la carísima adquisición de armas como los subsidiospaternalistas reflejan la ausencia de toda capacidad para realizar inversiones productivas. Se gastan miles de millones de dólares en armas en lugar de en diversificar la economía. Se gastan cientos de millones de dólares en obsequios paternalistas de una sola dosis, en lugar de en inversiones a largo plazo que generen empleo productivo.

El «pegamento» que mantiene unido este sistema es la combinación de saqueo moderno de la riqueza pública y los recursos energéticos naturales y la tradicional utilización de reclutas neocoloniales y de clanes y de contratistas mercenarios para controlar y reprimir a la población. El armamento estadounidense moderno está al servicio de una monarquías absolutistas y dictaduras anacrónicas basadas en los principios del gobierno dinástico del siglo XVIII.

La introducción y extensión de sistemas de comunicaciones de vanguardia y de centros comerciales de arquitectura ultramoderna alimentan a un estrato de consumidores de artículos de lujo de élite y dejan ver un contraste muy marcado con la inmensa mayoría de jóvenes con educación y sin empleo, excluidos de la cima y presionados desde abajo por los trabajadores contratados extranjeros mal pagados.

Desestabilización neoliberal

Los clanes-clases rentistas reciben presiones de las instituciones económicas internacionales y los banqueros locales para que «reformen» sus economías: «abrir» el mercado nacional y las empresas públicas a los inversores extranjeros y reducir los déficit derivados de la crisis global introduciendo reformas neoliberales (Economic and Political Weekly, 12 de febrero de 2011, p. 11).

Como consecuencia de las «reformas económicas», se han recortado o suprimido los subsidios alimentarios para los más pobres y se ha reducido el empleo público, lo que cierra una de las pocas puertas existentes para los jóvenes con formación. Los impuestos a los consumidores y trabajadores asalariados aumentan, al tiempo que se aplican exenciones fiscales a los promotores inmobiliarios, los especuladores financieros y los importadores. La desregulación ha exacerbado una corrupción ya galopante, no solo entre la clase-clan gobernante rentista, sino también en su entorno empresarial inmediato.

Los «lazos» paternalistas que unen a la clase media y baja con la clase gobernante han quedado erosionados por las «reformas» neoliberales inducidas desde el exterior, que combinan laexplotación exterior «moderna» con las formas «tradicionales» de saqueo privado nacional. Los regímenes de clan-clase ya no pueden confiar en las lealtades de clan, tribales, clericales o clientelistas para aislar a los sindicatos urbanos, los estudiantes, las pequeñas empresas y los movimientos de un sector público mal remunerado.

La Calle contra Palacio

Las «causas inmediatas» de las revueltas árabes giran en torno a las inmensas contradicciones demográficas y de clase de la economía rentista gobernada por el clan-clase. La oligarquía dominante gobierna a una gran masa de desempleados o trabajadores jóvenes subempleados; este último grupo lo forma entre el 50 y el 65 por ciento de la población menor de veinticinco años (Washington Blog, 24 de febrero de 2011). La economía rentista «moderna» y dinámica no incorpora a los jóvenes recién formados al empleo moderno, sino que los relega a la «economía informal», sin protección social y mal pagada de la calle como vendedores, transportistas o autónomos subcontratados y encargados de servicios personales. Los sectoresultramodernos del petróleo, el gas, inmobiliario, de turismo y centros comerciales dependen del apoyo político y militar de dirigentes retrógrados tradicionales, clericales, tribales o de clan, subvencionados pero nunca «incorporados» a la esfera de la producción moderna. La clase trabajadora industrial urbana moderna con pequeños sindicatos independientes está proscrita. Las asociaciones civiles de clase media están, o bien bajo el control del Estado, o bien restringidas a tener que formular solicitudes continuas al Estado absolutista.

El «subdesarrollo» de las organizaciones sociales, relacionado con la dedicación de las clases sociales a la actividad productiva moderna, supone que el eje de la acción social y política sea la calle. En esta sociedad de plazas, quioscos, calles y esquinas, y en los mercados, se ve deambular por, entre y en el entorno de los centros de poder administrativo absolutista a jóvenes desempleados y subempleados a tiempo parcial e implicados en el sector informal. Las masas urbanas no ocupan posiciones estratégicas en el sistema económico, pero están disponibles para unas movilizaciones capaces de paralizar las calles y plazas por las que se transportan los bienes y servicios y en las que se obtienen beneficios. Es igualmente importante que los movimientos de masas desatados por los jóvenes desempleados ofrecen a los profesionales oprimidos, los empleados del sector público, los pequeños empresarios y los autónomos una oportunidad de entregarse a las protestas sin verse sometidos a represalias en sus centros de trabajo… lo que disipa el «factor miedo» de perder el empleo.

La confrontación política y social gira en torno a los polos opuestos: las oligarquías clientelistas y las masas desclasadas (el panarabismo). La primera depende directamente del Estado (el aparato militar/policial) y la última de organizaciones presenciales improvisadas, locales, informales y amorfas. La excepción es la minoría de universitarios que se movilizan a través de internet. Los sindicatos industriales organizados ingresan en la lucha tarde y en buena medida se concentran en demandas económicas sectoriales, con algunas excepciones (sobre todo en las empresas públicas, controladas por amigotes de los oligarcas, donde los trabajadores exigen cambios en la dirección).

Como consecuencia de las particularidades sociales de los Estados rentistas, los levantamientos no adoptan la forma de luchas de clase entre asalariados y capitalistas industriales. Afloran como revueltas políticas masivas contra el Estado oligarca. Los movimientos sociales callejeros manifiestan su capacidad de deslegitimar la autoridad del Estado, paralizar la economía y pueden desembocar en el derrocamiento de los autócratas que gobiernan. Lo propio de los movimientos de masas callejeros es ocupar las calles con relativa facilidad, pero también dispersarse cuando los símbolos de la opresión han sido desalojados. Los movimientos callejeros carecen de la organización y el liderazgo para proyectar, y menos aún imponer, un nuevo orden político o social. Su poder reside en la capacidad de presionar a las élites e instituciones existentes, no de sustituir al Estado y la economía. De ahí la asombrosa facilidad con la que el ejército egipcio respaldado por EE UU, Israel y la UE ha logrado tomar el poder y proteger al Estado rentista en su conjunto y a la estructura económica al tiempo que mantenía sus lazos con sus mentores imperiales.

La convergencia de condiciones y el «efecto demostración»

La propagación de las revueltas árabes por el Norte de África, Oriente Próximo y los Estados del Golfo Pérsico es, en primera instancia, un producto de condiciones históricas y sociales similares: los Estados rentistas gobernados por oligarquías familiares y de clan, dependientes del «arriendo» de exportaciones petroleras y energéticas de capital intensivo, que confinan a la inmensa mayoría de la juventud en actividades económicas «callejeras» informales y marginales.

El «poder del ejemplo» o el «efecto demostración» solo se puede entender reconociendo idénticas condiciones sociopolíticas en cada país. El poder de la calle (los movimientos urbanos de masas) presupone que la calle es el locus económico de los actores principales y que se debe conquistar las plazas por que son el espacio donde ejercer el poder político y proyectar las demandas sociales. No cabe duda de que los éxitos parciales de Egipto y Túnez hicieron detonar los movimientos en otros lugares. Pero solo lo hicieron en países con idéntico legado histórico, con las mismas polaridades sociales entre gobernantes rentistas de clan y trabajadores callejeros marginales y, especialmente, donde los gobernantes estaban profundamente integrados en redes económicas y militares imperiales a las que estaban subordinados.

Conclusión

Los gobernantes rentistas rigen a través de sus lazos con el ejército y las instituciones económicas estadounidenses y de la UE. Modernizan sus prósperos cotos y marginan a los jóvenes recién formados, que quedan confinados en empleos mal remunerados, sobre todo en el endeble sector informal y callejero de las principales ciudades. Las privatizaciones neoliberales, la reducción de los subsidios públicos (de alimentos, de desempleo, de aceite para cocinar, gas, transporte, salud y educación) ha hecho añicos los lazos paternalistas mediante los cuales los gobernantes aplacaban el descontento de los jóvenes y los pobres, así como de las élites clericales y los jefes tribales. La confluencia de clases y masas, modernas y tradicionales, ha sido consecuencia directa de un proceso de neoliberalización impuesto desde arriba y de exclusión, desde abajo. La promesa de los «reformadores» neoliberales de que el «mercado» sustituiría con empleos bien remunerados la pérdida de subsidios estatales paternalistas era falsa. Las políticas neoliberales han reforzado la concentración de riqueza al tiempo que han debilitado el control de las masas por parte del Estado.

La crisis económica capitalista mundial ha llevado a Europa y Estados Unidos a endurecer los controles de inmigración, con lo que han eliminado una de las válvulas de escape de estos regímenes: la fuga masiva de jóvenes sin empleo y con formación que buscaban trabajo en el extranjero. Emigrar al extranjero había dejado de ser una opción; las alternativas se reducían a luchar o sufrir. Los estudios demuestran que quienes emigran suelen ser los más ambiciosos, los mejor formados (de su clase social) y los capaces de asumir mayores riesgos. Ahora, recluidos en sus países de origen, con pocas ilusiones de encontrar oportunidades en el exterior, se ven obligados a luchar por la movilidad individual en su país mediante la acción social y política colectiva.

Entre la juventud política es igualmente importante el hecho de que a EE UU, como garante de los regímenes rentistas, se la considere una potencia imperial en declive: cuestionada económicamente en el conjunto de la economía mundial por China, teniendo que hacer frente a una derrota como potencia colonial ocupante en Iraq y Afganistán, y humillada como criada sumiso y mendaz de una Israel cada vez más desautorizada por la acción de sus agentes sionistas en el régimen de Obama y el Congreso estadounidense. Todos estos elementos de la decadencia y descrédito imperial estadounidenses animan a los movimientos en favor de la democracia a avanzar contra los clientes estadounidenses y reducen su temor a una intervención militar estadounidense que abriera un tercer frente de batalla. Los movimientos de masas ven en sus oligarquías a unos regímenes «en tres niveles»: unos Estados rentistas bajo la hegemonía estadounidense que, a su vez, está sometida a la tutela israelí-sionista. Cuando 130 países de la Asamblea General de Naciones Unidas y la totalidad del Consejo de Seguridad, a excepción de EE UU, condenan la expansión colonial, y cuando Líbano, Egipto, Túnez y los regímenes venideros de Yemen y Bahrein prometen instaurar políticas exteriores democráticas, los movimientos de masas descubren que todo el armamento moderno y los 680.000 soldados de Israel no sirven de nada en medio del aislamiento diplomático absoluto, la pérdida de clientes regionales rentistas y el descrédito manifiesto de unos gobernantes militaristas grandilocuentes y sus agentes sionistas en los cuerpos diplomáticos estadounidenses (Financial Times, 24 de febrero de 2011, p. 7).

Las propias estructuras socioeconómicas y las condiciones políticas que hicieron detonar los movimientos de masas en favor de la democracia, los jóvenes desempleados y subempleados organizados desde «la calle», plantean ahora el reto más relevante: ¿puede la masa amorfa y diversa convertirse en una fuerza social y política organizada capaz de tomar el poder del Estado, democratizar el régimen y, al mismo tiempo, crear una nueva economía productiva que ofrezca el empleo estable y bien pagado del que hasta la fecha carecía la economía rentista? El resultado político hasta el momento es incierto: los demócratas y los socialistas compiten con fuerzas clericales, monárquicas y neoliberales financiadas por Estados Unidos.

Es prematuro celebrar una revolución democrática popular…

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

¿Cómo se redefinirá el mundo árabe?

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Revuelta en Magreb y medio oriente

Robert Fisk

El segundo despertar árabe de la historia –el primero fue la revuelta contra el imperio otomano– requiere algunas nuevas definiciones, quizá incluso algunas palabras nuevas. Y una nueva calculadora que registre al instante la vieja era de los dictadores y el creciente ejército de jóvenes. El que sobreviva hasta llegar a la senilidad puede entrar en la categoría de grandes criminales políticos de la historia contemporánea.
 

Mi colega magrebí Béchir Ben Yahmed ha señalado que, después de 42 años en el poder, Muammar Kadafi se ha unido a los peores de todos. Kim Il-Sung llegó a 46 años, Saddam Hussein apenas a 35. Mubarak sumó 32 años en la escala de los dictadores; Sékou Touré, de Guinea, 26, los mismos que Franco de España y Salazar de Portugal. En esta escala, los raquíticos 10 años de Tony Blair reducen sustancialmente su estatus de criminal de guerra, un hombre al que se le podría permitir –en vez de comparecer ante un juez por la ilegal invasión a Irak– una villa de lujo en Sharm el-Sheij (que era donde, después de todo, Cherie gustaba de hospedarse a costa del gobierno de Mubarak).

Ben Yahmed sugiere que en el violento caso de Libia no nos encontramos tanto ante una revolución como ante una anarquía revolucionaria basada en el tribalismo, puesto que Libia puede estar en el proceso de desintegrarse. No estoy muy seguro de coincidir, aunque los ciudadanos de Bengasi querrían que los de Trípoli sepan que ellos fueron sus libertadores. Kadafi, de hecho, se ha vuelto una especie de reincidente, aunque, si bien la oposición ha cantado victoria demasiado pronto, ahora sólo gobierna un Estado mitad Kadafi, el cual sólo puede ser temporal.

Y tendremos, estoy seguro, que redefinir la naturaleza del acto que encendió la mecha proverbial –y real–: la inmolación por fuego de Mohamed Bouazizi, quien, aplastado por el Estado y su corrupción, y luego abofeteado por una policía, escogió la muerte en vez de la continuación de la qahr, que podría traducirse como impotencia absoluta. Prefirió, en palabras del sicoanalista turco Fethi Benslama, la aniquilación a una vida de nada absoluta. Bouazizi, sin embargo, no se unirá a la lista de los mártires favoritos de Al Qaeda. No se llevó enemigos con él; su yihad nació de la desesperación, la cual de seguro no es alentada por el Corán. Aportó una prueba de que un suicida puede generar sin proponérselo una revolución y convertirse en mártir para un pueblo oprimido, más que para Dios. Su muerte –aunque sé que me dirán que esa decisión corresponde a una autoridad más alta– no le garantizó entrar en el paraíso, pero se le debe conceder mayor importancia política que a la de un atacante suicida. Fue, de hecho, un antikamikaze.

En un año en que la última Rue Pétain que quedaba fue borrada en la Francia rural –Beirut remplazó la suya en 1941, con la caída del régimen de Vichy–, es apenas justo decir que un montón de tributos con los que se adulaba a Kadafi tendrán que ser derribados en los escombros de su Estado cuando acabe de derrumbarse. Los museos del Libro Verde –tal vez hasta los restos de su casa pulverizada por bombas estadunidense en 1986–tendrán en su momento un furioso fin. Al día siguiente de la caída de Mubarak, personal del hotel Marriott en Zamalek se escabulló con su retrato; los visitantes futuros notarán con ligera inquietud la extraña claridad del papel tapiz a la izquierda de la recepción.

Y hay montones de calles Mubarak, estadios Mubarak y hospitales Mubarak que renombrar. El economista Mohamed el-Dahshan se ha referido a la desmubarakización de Egipto; supongo que ahora todas las calles Mubarak se volverán calles 25 de Enero –fecha del comienzo de la última revolución egipcia– y me temo que, si el 80 por ciento chiíta de Bahrein llega algún día a gobernar el país, habrá mucha desjalifación. Y en Libia, la deskadafización ya empezó. Pero si bien la revolución egipcia es –salvo un contragolpe del viejo aparato mubarakista– la historia más feliz que he cubierto en Medio Oriente, todavía temo que mucha de ella terminará en lágrimas, pues las nuevas democracias suelen acabar en algo parecido a los regímenes anteriores. Arabia Saudita sigue siendo el alfil negro en mi tablero. Veremos qué pasa el próximo viernes.

Espero, sin embargo, que el fervor de los revolucionarios del mundo árabe no los lleve a borrar la identidad de ciudades enteras. Bengasi no debe convertirse en la ciudad de los 11 mártires –como Stalingrado se convirtió en la patética Volgogrado–, ni hay que cambiar el nombre a Tobruk. Los tunecinos adoptaron Cartago como nom de plume de Túnez. De hecho, vale la pena recordar la historia más reciente de las tierras que los periodistas recorremos ahora a toda velocidad en nuestros 4×4. Mis colegas que viajan a Libia desde el oeste pasan como ráfagas El Alamein y de allí a Tobruk. La semana pasada manejé de noche desde Túnez, en el oeste, y los faros del auto iluminaban letreros de lugares hasta el paso Kasserine, donde los estadunidenses creían haberle puesto una felpa a Rommel pero recibieron una más sangrienta por cortesía del Afrika Korps en Mareth, famoso por la línea Mareth, sistema de fortificaciones construido por los franceses antes de la Segunda Guerra Mundial. El finado Louis Heren, quien fue mi jefe de corresponsales en el Times, fue cocinado en su tanque en las afueras de Bengasi, y sobrevivió.

Resulta extraño, pero todo se vino abajo entre Tobruk y Túnez en la Segunda Guerra. Tobruk cayó ante los británicos en enero de 1941, fue sitiada por el Afrika Korps durante 200 días, liberada por el general Cunningham en noviembre, capturada por Erwin Rommel en junio 1942 –un desastre, murmuró Churchill al escuchar la noticia en una visita a la Casa Blanca– y recapturada por los aliados cinco meses después. Ahora es la primera ciudad liberada por la oposición a Kadafi. El guionista de cine francés Michel Audiard, quien escribió el libreto de la cinta Taxi a Tobruk, sobre el Zorro del Desierto, dijo que en su opinión “lo único disfrutable en la guerra es el desfile de la victoria… antes de eso todo es una mierda”.

¿Quién puede estar en desacuerdo, siempre y cuando ganen los que deben? ¿Reincidentes? ¿Antikamikazes? Estados medio Kadafi, revoluciones, rebeliones, insurrecciones, despertares árabes: por lo común son un asunto sangriento. Sin embargo, tengo que decir que mi redefinición favorita apareció en un estupendo cartón del diario tunecino La Presse la semana pasada, luego que Beji Caid Essebsi fue nombrado primer ministro. “En realidad –dice el cartón tunecino–, nuestro verdadero primer ministro se llama Facebook.”

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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Cinco causas de la insurrección árabe…

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Ignacio Ramonet, Le Monde diplomatique

israel-palest--004Cuáles son las causas del vendaval de libertad que, de Marruecos a Bahréin, pasando por Túnez, Libia y Egipto, sopla sobre el mundo árabe? ¿Por qué motivos estas simultáneas ansias de democracia se expresan precisamente ahora?

A estas dos preguntas, las respuestas son de diversa índole: histórica, política, económica, climática y social.

1. Histórica. Desde el final de la Primera Guerra Mundial y la implosion del Imperio otomano, el interés de las potencias occidentales por el mundo árabe (Oriente Próximo y África del Norte) ha tenido dos principales incentivos: controlar los hidrocarburos y garantizar un hogar nacional judío. Después de la Segunda Guerra Mundial y del traumatismo universal del Holocausto, la creación del Estado de Israel, en 1948, tuvo como contrapartida la llegada al poder, en varios Estados árabes liberados del colonialismo, de fuerzas antisionistas (opuestas a la existencia de Israel): de tipo “militar nacionalista” en Egipto y Yemen, o de carácter “socialista árabe” en Irak, Siria, Libia y Argelia.

Tres guerras perdidas contra Israel (en 1956, 1967 y 1973) condujeron a Egipto y a Jordania a firmar tratados de paz con el Estado judío y a alinearse con Estados Unidos que ya controlaba –en el marco de la Guerra Fría– todas las petromonarquías de la península Arábiga así como el Líbano, Túnez y Marruecos. De este modo, Washington y sus aliados occidentales mantenían sus dos objetivos prioritarios: el control del petróleo y la seguridad de Israel. A cambio, protegían la permanencia de feroces tiranos (Hasán II, el general Mubarak, el general Ben Alí, los reyes saudíes Faisal, Fahd y Abdalá, etc.) y sacrificaban cualquier aspiración democrática de las sociedades.

2. Política. En los Estados del pretendido “socialismo árabe” (Irak, Siria, Libia y Argelia), bajo los cómodos pretextos de la “lucha antiimperialista” y de la “caza de comunistas”, también se establecieron dictaduras de partido único, gobernadas con mano de hierro por déspotas de antología (Sadam Hussein, Al Assad padre e hijo, y Muamar al Gadafi, el más demencial de ellos). Dictaduras que garantizaban, por lo demás, el aprovisionamiento en hidrocarburos de las potencias occidentales y que no amenazaban realmente a Israel (cuando Irak pareció hacerlo fue destruido). De ese modo, sobre los ciudadanos árabes, cayó una losa de silencio y de terror.

Las olas de democratización se sucedían en el resto del mundo. Desaparecieron, en los años 1970, las dictaduras en Portugal, España y Grecia. En 1983, en Turquía. Tras la caída del muro del Berlín, en 1989, se derrumbó la Unión Soviética así como el “socialismo real” de Europa del Este. En América Latina cayeron las dictaduras militares en los años 1990. Mientras tanto, a escasos kilómetros de la Unión Europea, con la complicidad de las potencias occidentales (entre ellas España), el mundo árabe seguía en estado de glaciación autocrática.

Al no permitirse ninguna forma de expresión crítica, la protesta se localizó en el único lugar de reunión no prohibido: la mezquita. Y en torno al único libro no censurable: el Corán. Así se fueron fortaleciendo los islamismos. El más reaccionario fue difundido por Arabia Saudí con el decidido apoyo de Washington que veía en él un argumento para mantener a los pueblos árabes en la “sumisión” (significado de la palabra ‘islam’). Pero también surgió, sobre todo después de la “revolución islámica” de 1979 en Irán, el islamismo político que halló en los versos del Corán argumentos para reclamar justicia social y denunciar la corrupción, el nepotismo y la tiranía.

De ahí nacieron varias ramas más radicales, dispuestas a conquistar el poder por la violencia y la “Guerra Santa”. Así se engendró Al Qaeda…

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, las potencias occidentales, con la complicidad de las “dictaduras amigas”, añadieron un nuevo motivo para mantener bajo férreo control a las sociedades árabes: el miedo al islamismo. En vez de entender que éste era la consecuencia de la carencia de libertad y de la ausencia de justicia social, agregaron más injusticia, más despotismo, más represión…

3. Económica. Varios Estados árabes padecieron las repercusiones de la crisis global iniciada en 2008. Muchos trabajadores de estos países, emigrados en Europa, perdieron su trabajo. El volumen de las remesas de dinero enviadas a sus familias disminuyó. La industria turística se marchitó. Los precios de los hidrocarburos (en aumento estas últimas semanas a causa de la insurrección popular en Libia) se depreciaron. Simultáneamente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) impuso, a Túnez, Egipto y Libia, programas de privatización de los servicios públicos, reducciones drásticas de los presupuestos del Estado, disminución del número de funcionarios… Unos severos planes de ajuste que empeoraron, si cabe, la vida de los pobres y sobre todo amenazaron con socavar la situación de las clases medias urbanas (las que tienen precisamente acceso al ordenador, al móvil y a las redes sociales) arrojándolas a la pobreza.

4. Climática. En este contexto, ya de por sí explosivo, se produjo, el verano pasado, un desastre ecológico en una región alejada del mundo árabe. Pero el planeta es uno. Durante semanas, Rusia, uno de los principales exportadores de cereales del mundo, conoció la peor ola de calor y de incendios de su historia. Un tercio de su cosecha de trigo fue destruida. Moscú suspendió la exportación de cereales (que sirven también para nutrir al ganado) cuyos precios inmediatamente subieron un 45%. Ese aumento repercutió en los alimentos: pan, carne, leche, pollo… Provocando, a partir de diciembre de 2010, el mayor incremento de precios alimentarios desde 1990. En el mundo árabe, una de las principales regiones importadoras de esos productos, las protestas contra la carestía de la vida se multiplicaron…

5. Social. Añádase a lo precedente: una población muy joven y unos monumentales niveles de paro. Una imposibilidad de emigrar porque Europa ha blindado sus fronteras y establecido descaradamente acuerdos para que las autocracias árabes se encarguen del trabajo sucio de contener a los emigrantes clandestinos. Un acaparamiento de los mejores puestos por las camarillas de las dictaduras más arcaicas del planeta…

Faltaba una chispa para encender la pradera. Hubo dos. Ambas en Tunez. Primero, el 17 de diciembre, la auto-immolación por fuego de Mohamed Buazizi, un vendedor ambulante de fruta, como signo de condena de la tiranía. Y segundo, repercutidas por los teléfonos móviles, las redes sociales (Facebook, Twitter), el correo electrónico y el canal Al-Yazeera, las revelaciones de WikiLeaks sobre la realidad concreta del desvergonzado sistema mafioso establecido por el clan Ben Alí-Trabelsí.

El papel de las redes sociales ha resultado fundamental. Han permitido franquear el muro del miedo: saber de antemano que decenas de miles de personas van a manifestarse un día D y a una hora H es una garantía de que uno no protestará aislado exponiéndose en solitario a la represión del sistema. El éxito tunecino de esta estrategia del enjambre iba a convulsionar a todo el mundo árabe.

Fuente: http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=8ca803e0-5eba-4c95-908f-64a36ee042fd

Libia en el gran juego geo-estratégico…

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En camino a la nueva partición de África

Manlio Dinucci, Il Manifesto/Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

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No sólo familias que temen por sus vidas e inmigrantes pobres de otros países norteafricanos huyen de Libia. Hay decenas de miles de “refugiados” que son repatriados por sus gobiernos en barcos y aviones: sobre todo son ingenieros y ejecutivos de grandes compañías petroleras. No sólo de ENI, que realiza cerca de un 15% de sus ventas desde Libia, sino otras multinacionales europeas, en particular: BP, Royal Dutch Shell, Total, BASF, Statoil, Repsol. Cientos de empleados de Gazprom también se vieron obligados a abandonar Libia y más de 30.000 trabajadores chinos de la compañía petrolera y de la construcción. Una imagen simbólica de cómo la economía libia está interconectada con la economía global, dominada por las multinacionales.

Gracias a sus ricas reservas de petróleo y gas natural, Libia tiene una balanza comercial positiva de 27.000 millones de dólares al año y un ingreso per cápita medianamente elevado de 12.000 dólares, seis veces mayor que el de Egipto. A pesar de fuertes diferencias en los ingresos bajos y altos, el nivel de vida promedio de la población de Libia (sólo 6,5 millones de habitantes en comparación con los casi 85 millones de Egipto) es por lo tanto mayor que el de Egipto y otros países norteafricanos. Lo muestra el hecho de que casi un millón y medio de inmigrantes, sobre todo del norte de África, trabajan en Libia. Cerca de un 85% de las exportaciones libias de energía van a Europa: Italia tiene el primer lugar con un 37%, seguida por Alemania, Francia y China. Italia también ocupa el primer lugar en importaciones de Libia, seguida por China, Turquía y Alemania.

Este marco ahora revienta como resultado de lo que se puede caracterizar no como una revuelta de masas empobrecidas, como las rebeliones en Egipto y Túnez, sino como una verdadera guerra civil, debida a una división del grupo gobernante. Quienquiera que diese el primer paso ha explotado el descontento contra el clan de Gadafi, que prevalece sobre todo entre las poblaciones de Cirenaica y los jóvenes en las ciudades, en un momento en el cual todo el norte de África ha tomado el camino de la rebelión. A diferencia de Egipto y Túnez, sin embargo, el levantamiento libio se planificó y organizó con anterioridad.

Las reacciones en la arena internacional también son simbólicas. Pekín ha dicho que está extremadamente preocupado por los sucesos de Libia y llamó a “un rápido retorno a la estabilidad y la normalidad”. El motivo es obvio: el comercio chino-libio ha crecido considerablemente (cerca de un 30% sólo en 2010), pero ahora China puede ver que toda la estructura de las relaciones económicas con Libia, de donde importa cantidades crecientes de petróleo, se ha puesto en juego. Moscú se encuentra en una posición semejante.

Diametralmente opuesta es la señal de Washington: el presidente Barack Obama, que cuando se vio enfrentado a la crisis egipcia minimizó la represión desencadenada por Mubarak y llamó a una “transición ordenada y pacífica”, ha condenado rotundamente al gobierno libio y anunció que EE.UU. prepara “toda la gama de opciones que tenemos a nuestra disposición para responder a esta crisis, incluidas ‘acciones que ponemos emprender solos y otras que podemos coordinar con nuestros aliados a través de instituciones multilaterales’.” El mensaje es evidente: existe la posibilidad de una intervención militar de EE.UU. y la OTAN en Libia, oficialmente para detener el derramamiento de sangre. Las verdaderas razones son obvias: Si se derroca a Gadafi EE.UU. podría derribar todo el marco de las relaciones económicas con Libia y abrir el camino a las multinacionales basadas en EE.UU., que hasta ahora están casi totalmente excluidas de la explotación de reservas de energía en Libia. Por lo tanto, EE.UU. podría controlar el grifo de las fuentes de energía de las que depende en gran parte Europa y que también provee a China.

Estos son las apuestas en el gran juego de la división de los recursos africanos, por los que tiene lugar una creciente confrontación, en especial entre China y EE.UU. La creciente potencia asiática, con la presencia en África de cerca de 5 millones de gerentes, técnicos y trabajadores, construye industrias e infraestructuras a cambio de petróleo y otras materias primas. EE.UU., que no puede competir en ese terreno, puede utilizar su influencia sobre las fuerzas armadas de los países africanos importantes, que entrena mediante el Comando África (AFRICOM), su principal instrumento para la penetración del continente. La OTAN también entra ahora en el juego, ya que está a punto de concluir un tratado de cooperación militar con la Unión Africana que incluye a 53 países.

La central de la cooperación de la Unión Africana con la OTAN ya se está construyendo en Addis Abeba: una estructura moderna, financiada con 27 millones de euros de Alemania, bautizada: “Construyendo paz y seguridad”.

Il Manifesto, 25 de febrero de 2011

Traducido del italiano por John Catalinotto

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=23413

Rebelion.org

Written by Eduardo Aquevedo

1 marzo, 2011 at 11:36

Arabia Saudita, el factor clave

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Revuelta en Magreb y medio oriente
Robert Fisk
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El terremoto de las pasadas cinco semanas en Medio Oriente ha sido la experiencia más tumultuosa, devastadora y pasmosa en la historia de la región desde la caída del imperio otomano. Por una vez, conmoción y pavor fue una descripción apropiada. Los dóciles, supinos, incorregibles y serviles árabes del orientalismo se han transformado en luchadores por la libertad y la dignidad, papel que los occidentales hemos asumido siempre que nos pertenece en exclusiva en el mundo. Uno tras otro, nuestros sátrapas están cayendo, y los pueblos a quienes les pagábamos por controlar escriben su propia historia: nuestro derecho a meternos en sus asuntos (el cual, por supuesto, seguiremos ejerciendo) ha sido disminuido para siempre.

Las placas tectónicas siguen desplazándose, con resultados trágicos, valientes e incluso humorísticos, en el sentido negro del término. Incontables potentados árabes habían proclamado siempre que querían democracia en Medio Oriente. El rey Bashar de Siria dice que mejorará la paga de los burócratas. El rey Bouteflika de Argelia ha levantado de pronto el estado de emergencia. El rey Hamad de Bahrein ha abierto las puertas de sus prisiones. El rey Bashir de Sudán no volverá a postularse a la presidencia. El rey Abdulá de Jordania estudia la idea de una monarquía constitucional. Y Al Qaeda, bueno, ha estado más bien callada. ¿Quién hubiera creído que el anciano de la cueva de pronto saldría al exterior y se deslumbraría por la luz de la libertad en vez de la oscuridad maniquea a la que sus ojos se habían acostumbrado? Ha habido montones de mártires en todo el mundo musulmán, pero las banderas islamitas no aparecen por ningún lado. Los jóvenes hombres y mujeres que ponen fin a los dictadores que los atormentan son musulmanes en su mayoría, pero el espíritu humano ha sido mayor que el deseo de morir. Son creyentes, sí, pero ellos llegaron allí primero y derrocaron a Mubarak mientras los esbirros de Bin Laden aún siguen llamando a deponerlo en videos ya rebasados.

Pero ahora una advertencia. No ha terminado. Experimentamos ahora ese sentimiento cálido, ligeramente húmedo que precede al restallar del trueno y el relámpago. La película de horror final de Kadafi aún debe terminar, si bien con esa terrible mezcla de farsa y sangre a la que nos hemos acostumbrado en Medio Oriente. Y el destino que le aguarda, sobra decirlo, pone en una perspectiva aún más clara la vil adulación de nuestros propios potentados. Berlusconi –que en muchos aspectos es ya una espantosa imitación de Kadafi–, Sarkozy y lord Blair de Isfaján se nos revelan todavía más ruines de lo que los creíamos. Con ojos basados en la fe bendijeron a Kadafi el asesino. En su momento escribí que Blair y Straw habían olvidado el factor sorpresa, la realidad de que este extraño foco estaba por completo chiflado y sin duda cometería otro acto terrible para avergonzar a nuestros amos. Y sí, ahora todo periodista británico va a tener que agregar la oficina de Blair no devolvió nuestra llamada al teclado de su laptop.

Todo el mundo insta ahora a Egipto a seguir el modelo turco, lo cual parece implicar un placentero coctel de democracia e islamismo cuidadosamente controlado. Pero si esto es cierto, el ejército egipcio mantendrá sobre su pueblo una vigilancia repudiada y nada democrática en las décadas por venir. Como ha expresado el abogado Alí Ezzatyar, “los líderes militares egipcios han hablado de amenazas al ‘modo de vida egipcio’… en una no muy sutil referencia a las amenazas de la Hermandad Musulmana. Parece una página tomada del manual turco”.

El ejército turco se ha revelado cuatro veces como creador de reyes en la historia moderna de su país. ¿Y quién si no el ejército egipcio, creador de Nasser, constructor de Sadat, se libró del ex general Mubarak cuando su tiempo llegó?

Y la democracia –la verdadera, desbocada, fallida pero brillante versión que los occidentales hemos hasta ahora cultivado con amor (y con razón) para nosotros mismos– no va a convivir felizmente en el mundo árabe con el pernicioso trato que Israel da a los palestinos y su despojo de tierras en Cisjordania. Israel, que ya no es la única democracia en Medio Oriente, sostuvo con desesperación –junto con Arabia Saudita, por amor de Dios– que era necesario mantener la tiranía de Mubarak. Oprimió el botón de pánico de la Hermandad Musulmana en Washington y elevó el acostumbrado cociente de miedo en los cabilderos israelíes para descarrilar una vez más a Obama y a Hillary Clinton. Enfrentados a los manifestantes democráticos en las tierras de la opresión, ellos siguieron la consigna de respaldar a los opresores hasta que fue demasiado tarde. Me encanta eso de la transición ordenada: la palabra ordenada lo dice todo.

Sólo el periodista israelí Gideon Levy lo entendió bien. ¡Deberíamos decir Mabrouk Misr!, escribió. ¡Felicidades, Egipto!

Sin embargo, en Bahrein viví una experiencia deprimente. El rey Hamad y el príncipe heredero Salman han estado plegándose a los deseos del 70 por ciento chiíta de su población –¿80?–, abriendo prisiones y prometiendo reformas constitucionales. Le pregunté a un funcionario del gobierno en Manama si tal cosa es de veras posible. ¿Por qué no tener un primer ministro electo en vez de la familia real Jalifa? “Imposible –respondió, chasqueando la lengua–. El CCG no lo permitiría.” En vez de CCG –Consejo de Cooperación del Golfo–, léase Arabia Saudita.

Y es aquí, me temo, donde nuestro relato se vuelve más oscuro.

Ponemos muy poca atención a esa banda autocrática de príncipes ladrones; creemos que son arcaicos, analfabetos en política moderna, ricos (sí, como Creso nunca soñó, etcétera), y reímos cuando el rey Abdulá ofreció compensar cualquier descenso en el dinero de rescate de Washington al régimen de Mubarak, como ahora volvemos a reír cuando promete 36 mil millones de dólares a sus ciudadanos para mantenerlos callados. Pero no es para reír. La revuelta que finalmente echó a los otomanos del mundo árabe comenzó en los desiertos de Arabia; sus tribus confiaron en Lawrence, McMahon y el resto de nuestra banda. Y de Arabia salió el wahabismo, esa poción espesa y embriagadora –un líquido negro coronado por espuma blanca– cuya espantosa simplicidad ha atraído a todo aspirante a islamita y atacante suicida en el mundo musulmán sunita. Los sauditas criaron a Osama Bin Laden, a Al Qaeda y al talibán. No mencionemos siquiera que ellos aportaron la mayoría de los atacantes del 11 de septiembre de 2001. Y ahora los sauditas creerán que ellos son los únicos musulmanes que continúan en armas contra el mundo resplandeciente. Tengo la ingrata sospecha de que el destino del desfile de la historia de Medio Oriente que se desenvuelve ante nuestros ojos se decidirá en el reino del petróleo, de los lugares sagrados y de la corrupción. Cuidado.

Añadamos una nota ligera. He estado recogiendo las citas más memorables de la revolución árabe. Tenemos Regrese, señor presidente, sólo bromeábamos, de un manifestante contra Mubarak. Y el discurso de estilo goebbeliano de Saif al Islam al Kadafi: “Olvídense del petróleo, olvídense del gas… habrá guerra civil”. Mi cita favorita, egoísta y personal, llegó cuando mi viejo amigo Tom Friedman, del New York Times, se reunió conmigo a desayunar con su acostumbrada sonrisa irresistible. “Fisky –me dijo–, ¡un egipcio se me acercó ayer en la plaza Tahrir y me preguntó si yo era Robert Fisk!”

Eso es lo que yo llamo una revolución.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Written by Eduardo Aquevedo

27 febrero, 2011 at 0:26

El gran terremoto del mundo árabe…

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LA SORPRESA DE UNA REVOLUCION QUE NO FUE ISLAMISTA

Serán todos musulmanes, pero no llevan la bandera del Islam, sino la de la democracia, del voto y los derechos civiles. El peligro es la “tutela” militar y el enorme poder de los sauditas, enemigos de todo esto.

Por Robert Fisk *

MIRO8El terremoto en Medio Oriente de las últimas cinco semanas ha sido la experiencia más tumultuosa, terrible y aturdidora en la historia de la región desde la caída del Imperio Otomano. Por una vez, “shock y turbación” eran la descripción correcta. Los dóciles, supinos, impenitentemente serviles árabes dibujados por el orientalismo se transformaron en los luchadores por la libertad y la dignidad que nosotros, los occidentales, siempre presumimos que era nuestro único rol en el mundo. Uno después de otro, nuestros sátrapas están cayendo y la gente a la que le pagamos para que los controlara está haciendo su propia historia; nuestro derecho a meternos en sus vidas (que por supuesto continuaremos ejerciendo) disminuyó para siempre.

Las placas tectónicas siguen moviéndose, con resultados trágicos y hasta de humor negro. Son incontables los potentados árabes que siempre afirmaron que querían la democracia en Medio Oriente. El rey Bashar de Siria va a mejorar los salarios de los empleados públicos. El rey Bouteflika de Algeria de pronto abandonó el estado de emergencia del país. El rey Hamad de Bahrein abrió las puertas de sus prisiones. El rey Bashir de Sudán no se presentará como candidato a presidente otra vez. El rey Abdulla de Jordania está estudiando la idea de una monarquía constitucional. Y los Al Qaida están, bueno, más bien silenciosos.

Quién hubiera creído que el viejo en la cueva de pronto saldría, encandilado y enceguecido por la luz del sol de la libertad en lugar de la oscuridad maniquea a la que se han acostumbrado sus ojos. Hubo muchos mártires en el mundo musulmán, pero no hay una bandera islamista a la vista. Los hombres y mujeres jóvenes que están llevando a su fin este tormento de dictadores eran en su mayoría musulmanes, pero el espíritu humano era más grande que el deseo de morir. Son creyentes, sí, pero llegaron aquí primero, derrocando a Mubarak mientras los secuaces de Bin Laden todavía piden su derrocamiento en videos anticuados.

Pero ahora una advertencia. No se terminó. Estamos experimentando hoy esa sensación cálida, apenas húmeda, de antes de que comiencen los truenos y los relámpagos. La última película de terror de Khadafi todavía tiene que terminar, aun con esta terrible mezcla de farsa y sangre a la que estamos acostumbrados en Medio Oriente. Y su inminente caída pone la vil adulación de nuestros propios potentados en una perspectiva aún más afilada. Berlusconi –quien en muchos aspectos ya es una burla fantasmagórica de Khadafi mismo– y Sarkozy y Lord Blair de Isfahan están tomando un aspecto aún más venido a menos que lo que creíamos. Escribí en un momento que Blair y Straw habían olvidado el factor “sorpresa”, la realidad de que esta extraña luminaria libia está absolutamente loco y sin duda haría otro acto terrible para avergonzar a nuestros amos.

Todos le están diciendo a Egipto que siga el “modelo turco”, que parece involucrar un agradable cóctel de democracia e Islam cuidadosamente controlado. Pero si esto es verdad, el ejército de Egipto mantendrá un ojo no deseado y no democrático sobre su pueblo en las décadas por venir. Como abogado, Ali Ezzatyar señaló: “Los líderes militares de Egipto han hablado de amenazas a la ‘forma de vida egipcia’… en una no tan sutil referencia a las amenazas de la Hermandad Musulmana. Esto se puede ver como una página sacada de un libro de estrategia turco”. El ejército turco resultó un hacedor de reyes cuatro veces en la historia turca moderna. ¿Y quién si no el ejército egipcio, hacedor de Nasser, constructor de Sadat, se libró del general Mubarak cuando el juego terminó?

Y la democracia, la real sin restricciones, imperfecta pero brillante versión que nosotros en Occidente hemos cultivado tan tierna y correctamente, no va a crecer feliz en el mundo árabe con el pernicioso trato de Israel a los palestinos ni con su robo de tierras en Cisjordania. Ya no es más “la única democracia en Medio Oriente”, como Israel sostenía desesperadamente –en compañía de Arabia Saudita, por Dios–, y decía que era necesario mantener la tiranía de Mubarak. Presionó el botón de los Hermanos Musulmanes en Wa- shington y fortificó el habitual temor al lobby israelí para hacer descarrilar a Obama y a la Clinton nuevamente. Enfrentados con manifestantes pro democracia en las tierras de la opresión, volvieron a apoyar a los opresores hasta que fue demasiado tarde.

Sin embargo, en Bahrein tuve una experiencia deprimente. El rey Hamad y el príncipe heredero Salman anduvieron haciendo reverencias a su población, setenta por ciento chiíta, abriendo las puertas de las prisiones, prometiendo reformas constitucionales. De manera que le pregunté a un funcionario del gobierno en Manama si esto era realmente posible. ¿Por qué no tener un primer ministro elegido en lugar de un miembro de la familia real, los Khalifa? Chasqueó su lengua. “Imposible”, dijo. “El CCG nunca podría permitir esto.” Donde dice CCG –el Consejo de Cooperación del Golfo– léase Arabia Saudita. Y aquí, me temo, nuestra historia se oscurece.

Le prestamos muy poca atención a esa banda autocrática de príncipes ladrones; creemos que son arcaicos, iletrados en política moderna, ricos (sí, “más allá de los sueños de Creso”, etc.) y nos reímos cuando el rey Abdulá ofreció hacerse cargo de las deudas del régimen de Mubarak con Washington y nos reímos cuando el viejo rey les promete 36 mil millones a sus ciudadanos para que mantengan la boca cerrada. Pero éste no es un asunto de risa. La revuelta árabe que finalmente sacó a los otomanos del mundo árabe comenzó en los desiertos de Arabia, con los jefes tribales confiando en Lawrence, McMahon y el resto de nuestra banda. Y de Arabia vino el wahabismo, una poción profunda –con espuma blanca encima de lo negro– cuya espantosa simplicidad atraía a cada posible islamista y a suicidas en el mundo sunnita musulmán.

Los sauditas acogieron a Osama bin Laden y a Al Qaida y al talibán. No mencionemos que ellos proveyeron la mayoría de los atacantes suicidas del 11 de septiembre. Y los sauditas ahora creerán que son los únicos musulmanes todavía en armas contra un mundo que se ilumina. Tengo la infeliz sospecha de que el destino de esta festividad en la historia de Medio Oriente que se está desarrollando antes nosotros será decidida en el reino del petróleo, los lugares sagrados y la corrupción. Estén alertas.

Pero una nota más alegre. Estoy buscando las citas más memorables de la revolución árabe. Tuvimos “Vuelva señor presidente, estábamos haciendo un chiste” de un manifestante anti Mubarak. Y hemos tenido el discurso estilo Goebbels de Saif el Islam el Khadafi: “Olvídense del petróleo. Olvídense del gas, habrá una guerra civil”. Mi propia cita favorita, egoísta y personal llegó cuando mi viejo amigo Tom Friedman de The New York Times se reunió conmigo para un de- sayuno en El Cairo con su habitual sonrisa. “Fisky –dijo–, un egipcio se me acercó ayer en la plaza Tahrir y me preguntó ¡si yo era Robert Fisk!” Eso es lo que yo llamo revolución.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

Written by Eduardo Aquevedo

26 febrero, 2011 at 4:36

Libia: Gadafi se atrinchera en Tripoli y contraataca…

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Las fuerzas leales al dictador luchan intensamente con los opositores en las poblaciones de Zauiya y Sabratha.- El régimen intenta blindar la capital, donde concentra a numerosos soldados y mercenarios

ÁLVARO DE CÓZAR / Ras el Ajdir (Enviado Especial, EL PAÍS) 24/02/2011

 

Muamar el Gadafi ha comenzado su contraataque. Sus fuerzas leales mantienen un férreo control sobre Trípoli tras perderlo en Bengasi, Tobruk y Musratha. Ante la fuerza de los opositores, que intentaron extender la revuelta al oeste del país, el mayor objetivo del líder libio en estos momentos se centra en mantener bajo su poder las ciudades de Zauiya y Sabratha, a menos de 80 kilómetros de la capital. La situación sobre el terreno sigue siendo muy confusa, con informaciones que salen del país a cuentagotas, algo que Gadafi aprovecha para mantener un discurso en el que culpa de todos los males de Libia a Al Qaeda y a los extranjeros. Mientras, los tiroteos indiscriminados se viven hoy en el oeste, consciente ya el dictador de que en la zona oriental llegó la calma cuando los «consejos populares» se hicieron con el control de manera gradual desde el pasado 17 de febrero. Arropado por los fieles al régimen, la guardia presidencial, grupos bajo el mando de sus hijos y numerosos mercenarios, Gadafi ha comenzado su ofensiva estratégica para liquidar a los opositores y mantenerse en el poder.

Las imágenes de las poblaciones controladas por los opositores, que han empezado a distribuir agencias, muestran el armamento que dejan atrás los partidarios del dictador -vehículos blindados, artillería, armamento ligero-. Un arsenal bastante anticuado que da a entender que el régimen ha agrupado alrededor de la defensa de Trípoli sus mejores recursos.

Desde la frontera entre Libia y Egipto -donde no existe control libio, excepto dos milicianos que saludan a los pocas personas que cruzan- hasta Tobruk, a 120 kilómetros, las banderas de la independencia ondean en los edificios oficiales y las comisarías están vigiladas por civiles, algunos de ellos armados.

En mitad de esta guerra por mantener el control de las principales ciudades de Libia, el dictador se ha dirigido a sus ciudadanos -a través de una intervención telefónica aparentemente improvisada y en la línea de su última intervención- para advertir a sus opositores de que si continúan las revueltas puede cerrarse el grifo del petróleo .

Por lo pronto, lo que sí está ya bloqueado son los findos que el dictador y su familia podrían tener en el sistema bancario suizo, según ha comunicado eL Gobierno helvético. La decisión tiene efecto inmediato y tendrá una vigencia de tres años. Con esta medida se evitará cualquier riesgo de desvío de fondos públicos libios que puedan encontrarse en territorio helvético.

Los testimonios de personas que huyen de los choques y se refugian en Túnez han confirmado sin embargo que los opositores van sumando apoyos en el oeste. Zuara, la ciudad más próxima a la frontera, ha sido liberada tras ser abandonada por el Ejército. Los opositores luchan ahora por conquistar otras dos grandes poblaciones en la ruta hacia Trípoli y objetivos estratégicos de Gadafi: Zauiya y Sabratha.

Zauiya y Sabratha, dura represión

La situación en la vecina Zauiya, donde la población había proclamado la victoria, no es tan clara a estas horas. La ciudad ha sido escenario de un ataque de fuerzas leales a Muamar el Gadafi que ha durado cinco horas y ha dejado al menos 100 muertos y cerca de 400 heridos, algunos muy graves, según datos que ha facilitado un testigo a la cadena Al Yazira. Éste, identificado solo por el nombre de Ali, ha contado que las tropas llegaron a primera hora de hoy en 35 vehículos militares, que llevaban cada uno diez efectivos, «y comenzaron a abrir fuego contra la gente» que se encontraba en esa ciudad. Los soldados utilizaron armas de gran calibre «como las que se usan para disparar contra tanques y aviones», y solo encontraron oposición de pobladores de Zauiya que estaban defendiéndose con armas cortas y escopetas de caza.

Zauiya está al oeste de Trípoli, no lejos de la frontera con Túnez. Hasta hoy, los ataques más graves contra los manifestantes de la oposición se han concentrado fundamentalmente en regiones del oriente del país. El testigo ha explicado, telefónicamente, que después de que el tiroteo se prolongara por cinco horas, hubo un descanso de unos quince minutos, y tras ello las tropas comenzaron a rondar la ciudad amenazando con matar a los civiles. Ali ha asegurado, a mediodía, que los militares se habían retirado a unos 20 kilómetros de la ciudad «para planear otro ataque de nuevo».

Y en la cercana Sabratha, a 80 kilómetros de Trípoli, las tropas han irrumpido en la ciudad mientras se han escuchado disparos. Helicópteros enviados por fuerzas leales a Gadafi han sobrevolado ambas ciudades y han efectuado disparos contra la población.

Mientras, Seif el Islam, su hijo designado como sucesor, ha comparecido en la televisión estatal para rechazar que haya habido bombardeos contra los manifestantes y asesinatos de «centenares o miles de personas». Además, ha invitado a los periodistas que esperan en la frontera de Túnez a entrar en Libia. «Adelante, que entren, que crucen y pasen», ha dicho, desafiante. De hecho, Estados Unidos ha confirmado que Libia ha autorizado la entrada de algunos periodistas de CNN, BBC en árabe y Al Arabiya, pero ha advertido que a partir de ahora Libia considerará a los que han entrado «ilegalmente» colaboradores de Al Qaeda.

Trípoli, ciudad fantasma

La autoridad de Gadafi parece haber quedado reducida al bastión de Trípoli, donde se ha atrincherado junto a las milicias de mercenarios africanos que siembran el pánico entre la población. Los relatos de testigos hablan de que los guerrilleros leales al dictador patrullan las calles fuertemente armados, con el respaldo de tanques y vehículos blindados, para frenar cualquier conato de revuelta. A diferencia de muchos militares que han desertado y se han unido a la rebelión, ellos ejecutan sin contemplaciones la orden de disparar y matar a cualquiera que se interponga en su camino. Su despliegue ha convertido Trípoli en una ciudad fantasma. El clima de terror no ha impedido que los opositores que aún permanecen en la ciudad hayan convocado para este viernes una gran marcha inspirada en las que forzaron la caída de Hosni Mubarak en Egipto.

Lo que sí han conseguido los opositores es el control de las principales terminales petrolíferas situadas al este de Trípoli. Según han informado residentes en la ciudad de Bengasi, en contacto con personas que habitan la zona, las plantas petrolíferas ya están en manos de rebeldes. Los residentes han contado a Reuters que las terminales de Ras Lanuf y Marsa El Brega están siendo protegidas. Soliman Karim, un residente que ayuda en la administración de la ciudad de Bengasi, ha indicado que las exportaciones, una fuente vital de beneficios para este país miembro de la OPEP, siguen su curso más o menos natural, algo que contrasta con la opinión de otro residente, que ha sugerido que la circulación de petróleo sí que ha quedado afectada. Esta información no ha podido confirmarse con las empresas que operan las terminales.

Consciente de que se avecina la batalla final, el dictador ha realizado hoy un llamamiento a la desesperada para que los miles de mercenarios disgregados por el país se unan a la defensa de la capital. Además de contener el avance rebelde, el régimen de Gadafi tiene que hacer frente a la pérdida creciente de apoyos. A las dimisiones de los ministros de Justicia y Emigración, se sumó ayer , la del ministro del Interior y antiguo compañero de armas de Gadafi, el general Abdulá Yunis. No obstante, el régimen de Gadafi intenta mantener a flote la moral de los suyos y ha lanzado un nuevo mensaje a través de la televisión estatal en el que exige a los rebeldes que entreguen las armas y ofrece dinero a aquellos que aporten datos que conduzcan a la captura de los líderes de la revuelta.

La situación de los partidarios de Gadafi es tan desesperada que 17 pilotos de la Fuerza Aérea de Libia fueron ayer ejecutados en Trípoli tras negarse a bombardear barrios en poder de los rebeldes de la ciudad de Zauia, a 44 kilómetros de la capital, según fuentes libias relacionadas con el Ejército, informa Ignacio Cembrero. El diario Quryna -perteneciente a un grupo mediático propiedad de un hijo de Gadafi- informa hoy de que un avión militar se estrelló ayer a las afueras de la ciudad, sin causar víctimas. El motivo: el piloto y el copiloto del aparato, un Sukoi 22, saltaron en paracaídas para evitar cumplir la orden de bombardear la ciudad.

Mercenarios encarcelados en Bengasi

En Bengasi, la segunda ciudad del país y epicentro de la protesta, los manifestantes ya han tomado por completo el poder, según han podido comprobar reporteros de Reuters. Miles de personas ocupan las calles de esta localidad, situada a 1.200 kilómetros al este de la capital, Trípoli, y festejan el fin del poder de Gadafi. Alrededor de una docena de «mercenarios» han sido encarcelados este jueves después de ser sometidos a juicio. «Han sido interrogados y ahora están en un lugar seguro y bien alimentados», ha explicado Imam Bugaighis, un profesor libio de 50 años que colabora en la organización de los comités para gestionar la ciudad.

Testigos y periodistas que han logrado entrar en el país por Egipto confirman que la ciudad fronteriza de Musaid está también en manos de los manifestantes. Lo mismo pasa, avanzando 150 kilómetros hacia el oeste, en Tobruk, un puerto estratégico en el distrito más próximo a Egipto. Los militares decidieron apoyar allí las protestas y este miércoles, por primera vez, se han podido ver imágenes en directo de una manifestación anti-Gadafi porque han entrado televisiones internacionales.

Trabajadores egipcios que han escapado de Zuara aseguran que los manifestantes antigubernamentales han tomado el control del enclave y, al igual que sus compatriotas del este, han constituido «comités populares» para reestablecer el orden. «Las comisarías han sido quemadas y no queda rastro de policías ni soldados», han explicado en declaraciones a Reuters. Eso no quiere decir que no pueda haber ataques de Gadafi en las próximas horas.

«Gadafi morirá en Trípoli»

El número de muertos sigue siendo todavía una incógnita y oscila entre los 300 declarados por el régimen, los 1.000 considerados verosímiles por el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, y los 10.000 que señala un miembro libio de la Corte Penal Internacional (CPI), Sayed al Shanuka, en la cadena Al Arabiya.

«Perderá y tendrá que irse o morirá en Trípoli, pero nada podrá evitar que el pueblo acabe con él», dice en el puesto fronterizo de Ras el Adjir un libio que se envuelve con la antigua bandera tricolor del reino de Libia (1951-1969) en lugar de la actual, de color verde, adoptada en 1977. Esa bandera todavía se divisa desde Túnez al final de la frontera, en la parte libia y todavía inaccesible. El puesto fronterizo es el punto de encuentro de periodistas, ONG y ciudadanos tunecinos que se acercan a ver la llegada de los refugiados, unos 10.000 en los dos últimos días, la mayoría tunecinos o de otras nacionalidades que trabajaban en Libia. A medida que iban pasando, cargados de maletas y bolsas de plástico, los tunecinos les recibían con algunos gritos utilizados en las protestas que acabaron hace más de un mes con la huida del dictador de Túnez, Ben Ali. «Dégage, dégage… [lárgate]. Lo gritamos entonces contra él y lo dijeron también los egipcios con Mubarak. Es el momento de los libios», comenta un habitante de la ciudad tunecina de Ben Gardan, a 35 kilómetros de la frontera, que se había desplazado hasta la aduana para dar la bienvenida a los refugiados.

Algunos de ellos mostraban pruebas de las medidas que el régimen está aplicando a los extranjeros. Un joven se quitó la camiseta delante de los periodistas y enseñó la espalda llena de marcas de haber recibido palos hasta la extenuación. «Soy tunecino y la policía de allí nos odia porque conseguimos lo que queríamos en Túnez, echar al dictador. Eso nos convierte en objetivo», explicaba.

Written by Eduardo Aquevedo

25 febrero, 2011 at 6:31

Khadafi pierde el control de varias ciudades…

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BENGHAZI, TOBRUK Y OTRAS LOCALIDADES DEL ESTE DE LIBIA ESTAN EN PODER DE LOS MANIFESTANTES

Parte de las fuerzas del ejército abandonaron su obediencia al régimen y se plegaron a los reclamos de la gente en las calles desde el 15 de febrero. Los militares leales combatían por retener el oeste del país.

Los reclamos del pueblo libio corren como ríos por las calles del país. En el noveno día de protestas, la fuerza de las manifestaciones en algunas ciudades fue tal, que arrasó con todo vestigio del legendario régimen de Muammar Khadafi. Los manifestantes que reclaman el fin del gobierno tomaron el control de Tobruk, la principal ciudad de la frontera con Egipto, al este libio. Con ese territorio, el gobierno perdió el control de por lo menos cuatro localidades del este –incluyendo Benghazi– en las que un denominador común tomó protagonismo: el Ejército en funciones abandonó su obediencia al “líder y hermano guía de la revolución libia”, como se autodenomina Khadafi, y se declaró a favor de las revueltas. Ayer, además, otros dos funcionarios abandonaron sus puestos. Uno de los principales asistentes del hijo menor de Khadafi y el ministro de Justicia renunciaron “como condena a la violencia con la que el gobierno respondió al pueblo”. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó el accionar del oficialismo libio y advirtió sobre la aplicación de posibles sanciones (ver recuadro).

El régimen de Khadafi, en el poder desde hace 42 años, se enfrenta a un movimiento de contestación sin precedentes desde el 15 de febrero. Su respuesta a los reclamos del pueblo, una represión extremadamente violenta que contó con ataques de patotas paramilitares y bombardeos aéreos, dejó un tendal de 300 muertos, según las propias autoridades. Para la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), las víctimas ascienden a 640, luego de contabilizar que al menos 275 personas perdieron la vida en la capital, Trípoli, y 230 en Ben-ghazi. El recuento no incluye posibles víctimas en Tobruk, donde también hubo protestas. La cadena árabe de noticias Al Jazeera se animó con la cifra de mil muertos. Sin embargo, las cifras son difíciles de confirmar debido a las interrupciones de las conexiones telefónicas y de Internet y a la limitación a los periodistas internacionales para entrar en el país.

Según reportaron medios de comunicación extranjeros, en Benghazi, la segunda ciudad del país, miles de personas festejaban en las calles la toma del poder en la ciudad. Corresponsales árabes aseguraron que en Tobruk no hay presencia de fuerzas de seguridad pública. “Estamos del lado del pueblo. En el pasado apoyamos a Khadafi, pero la situación cambió. El es un tirano”, remarcó a la cadena de noticias el comandante de las fuerzas armadas en esa ciudad, general Suleimán Mahmoud. En tanto, cronistas de la agencia de noticias británica Reuters aseguraron que Musaid, otra ciudad importante del este libio, también está bajo control de los manifestantes. Pero también la ciudad Misurata, el oeste del país, estaría en manos opositoras, según informó Al Jazeera.

Un día después de que llamara a sus seguidores a combatir a los manifestantes y amenazara con el uso letal de la fuerza contra sus críticos, el primer ministro libio continúa perdiendo apoyo de funcionarios de su gobierno y miembros de las fuerzas armadas. A los soldados y generales que se plegaron a las protestas en Benghazi y Tobruk se sumaron las unidades militares de otras ciudades, como Al Jabal al Akhdar y Derna, que prometieron proteger al pueblo.

“Expreso mi más profundo desprecio a la violencia de Khadafi”, anunció en su comunicado de renuncia Youssef Sawanhi, uno de los principales asesores del hijo menor de Khadafi, Saif al Islam. También dimitió el ahora ex ministro de Justicia Mustapha Abdeljalil, “en protesta al excesivo uso de la violencia contra los manifestantes”. Según fuentes anónimas, el primer ministro se habría atrincherado junto con cuatro brigadas de las fuerzas de seguridad en la base militar Bab al Asisiya, en Trípoli, cuyas calles estaban desiertas. Cabe recordar que la ciudad capital es el último bastión pro Khadafi que pudo observarse hasta la tarde de ayer en el país.

En tanto, en una entrevista concedida al periódico inglés Financial Times, el hijo mayor de Khadafi aseguró: “Mi padre seguirá jugando un rol esencial en Libia, aunque es cierto que es necesaria sangre nueva”. Además, aseguró que su hermano está trabajando en una nueva Constitución. “Pronto habrá novedades”, añadió.

Mientras aumentan las condenas internacionales a la represión violenta de las protestas, también lo hacen las cifras de libios y libias que huyen de su país en busca de refugio. El ministro del Exterior italiano, Franco Frattini, advirtió que hasta 300 mil libios podrían estar a punto de huir a Europa. Asimismo, miles de libios huyeron hacia las fronteras de los países vecinos de Egipto y Túnez, ante la situación convulsa que vive el país árabe. Según los datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), cerca de cinco mil personas huyeron a la frontera tunecina y 15 mil a la egipcia. Por su parte, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) indicó que recibió “señales positivas” de ambos países de que mantendrán las fronteras abiertas para recibir a las personas que abandonan Libia.

Kadafi, el terrorista de Estado…
Alencontre.org
Las manifestaciones contra el poder dictatorial de Mouammar Kadafi comenzaron el 14 de febrero. La represión masiva y brutal se puso en marcha a raíz de las amplias movilizaciones, impulsadas bajo el lema “Día de cólera” el 17 de febrero. 

Desde entonces, la movilización se desarrolló en distintas ciudades. Pero la represión tomó el perfil de una verdadera masacre. Así pues, Ali al-Essawi, embajador de Libia en la India, que dimitió de su puesto, indicó a la cadena Al-Jazira, (martes 22 de febrero), que se habían utilizado algunos aviones de combate para tirar contra la población civil. Este embajador no dudó en utilizar el término de “masacres” y pedir que la ONU bloqueara el espacio aéreo de Libia con el fin de “proteger a la población”. Hay que señalar que el embajador de Libia en Australia cortó los vínculos con el poder de Kadafi, lo mismo sucede para los embajadores en la India, Bangladesh, Malasia, Indonesia, así como de los representantes de las embajadas libias ante la Unión Europea y la Liga Árabe.

En Benghazi, segunda ciudad del país, las fuerzas anti-régimen parecen haber tomado el control de la ciudad, en particular a raíz de la deserción de unidades militares que se unieron a los manifestantes. La violencia de la represión y el tipo de armas utilizada resultan de las declaraciones del Dr. Ahmed a la cadena Al-Jazira. Este último indica que “cuerpos se encontraban en tres o cuatro partes. A veces, solamente una pierna, a veces solamente una mano. ” En esta sola ciudad, el número de personas asesinadas se eleva, según este médico, a más de 300. Este martes, durante la mañana, ninguna persona herida se condujo al hospital. Este mismo médico, en el mismo sentido que otras fuentes, destaca la falta completa de medicamentos y material sanitario. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto, la pista del aeropuerto de Benghazi se destruyó, lo que impide la llegada de todo avión. Soldados, que volvían a su cuartel, encontraron el cuerpo de otros soldados, asesinados, porque se habían negado a tirar contra civiles. La represión parece haber tomado formas aún más violentas en la capital, Trípoli. En los barrios de Tajoura y Fachloum, hombres armados y paracaídas lanzados por helicópteros, disparaban contra los manifestantes. Ante el pánico desatado, las mezquitas reclamaban ayuda por los altavoces.

Mouammar Kadhafi dispone desde hace tiempo de un aparato represivo potente y de milicias vinculadas al Comité Revolucionario. Estas estructuras son la base efectiva de su poder, que parecen más sólidas en Trípoli y sus alrededores. La represión brutal del poder impulsó la renuncia del embajador de Libia en la ONU, Ibrahim Dabbashi, quien afirmó que el régimen de Kadhafi “había iniciado un genocidio contra el pueblo libio”. Dabbashi y sus colegas reclamaron que el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya inicie una investigación inmediata contra Kadafi, sus hijos y su clan, por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Será interesante conocer la posición del presidente Hugo Chávez sobre este levantamiento popular en Libia y las matanzas de Estado que están ocurriendo. ¿Qué dirá el presidente de Venezuela y lider del PSUV (el partido de Estado de la “revolución bolivariana”) que, en octubre de 2010, firmaba cuatro convenios y cinco memorándums de acuerdo con Kadafi?

Sobre todo teniendo en cuenta que en un discurso televisado – ciertamente grabado antes y pasado al final de la tarde de hoy, 22 de febrero, donde Kadafi aparece delante de la entrada del edificio oficial bombardeado por Estados Unidos en 1986 – el dictador declara: “Soy un combatiente, un revolucionario beduino, yo no me voy a ir con esta situación. Moriré como un mártir» (…) «Ni siquiera he comenzado a dar órdenes de usar balas; si necesitamos emplear la fuerza, la usaremos». Ha llamado a sus partidarios a defender su régimen y a luchar contra «las ratas» que siembran los disturbios. «La lucha se llevará a cabo calle por calle hasta que el suelo libio sea liberado. Los que queréis a Kadafi, formad comités populares y atad a estos jóvenes en casa». Les pide a sus simpatizantes llevar un brazalete verde para reconocerse.

Es decir, Kadafi declara abrir una nueva fase de la guerra contra todos los que se oponen a su poder. Se asume el terrorismo de Estado.

El aterrizaje de dos aviones de combate a Malta, Miraje F1, controlados por oficiales que se negaron bombardear a los manifestantes, abrió el tema: ¿de qué armamento dispone Kadafi? En efecto, Trípoli había comprado en los años setenta una cuarentena de Miraje F1 a Francia. Debido al embargo internacional que pesaba sobre Libia, estos aviones les fueron vendidos por algunas empresas francesas privadas. Es gracias a la venta del petróleo que el poder libio pudo, a partir del final del embargo internacional en 1999, renovar el armamento adquirido anteriormente en la URSS y en los países occidentales. Así pues, ucranianos y rusos modernizaron una escuadrilla de Sukhoï-24 y los helicópteros que se habían comprado en masa en los años setenta y 1980. El lunes 21 de febrero de 2011, fueron helicópteros de transporte Chinnok los que se vieron sobre Trípoli. Estos helicópteros fueron construidos por la empresa norteamericana Boeing y armados y mantenidos por la empresa italiana Agusta Westland. En 2006, para guardar las fronteras y consolidar su acuerdo con Italia con el fin de impedir la salida de “refugiados” africanos (trabajadores), Kadafi había comprado helicópteros Agusta 109.

Desde el 2007, se celebraba cada dos años en Trípoli una exposición de armamento – el LAVEX (Libyan Aviación Conferencia and Exposición) – donde los negociantes de armas esperaban colocar su material gracias a 45.000 millones de dólares de ingresos petrolíferos de Libia (aunque estos últimos bajaron con motivo de la crisis de 2008-2009). Así pues, Dassault esperaba colocar su Rafale (la Sra. Alliot-Marie está en Brasil para intentar venderlo al gobierno de ese país); Sukhoï su benjamín, el Sukhoï-35; el europeo EADS su Typhoon. El próximo LAVEX estaba previsto para septiembre de 2011. Algunas dificultades se le presentarán a todos estos fabricantes; no debido a las masacres contra la población libia, sino por la gran probabilidad de que Kadafi no pueda seguir haciendo sus compras.

La naturaleza militar, policial y tribal del régimen Kadhafi no deja lugar a dudas sobre sus vínculos con los poderes económicos mencionados; esos vínculos son reveladores del papel económico jugado por las grandes potencias, desde hace mucho tiempo, para alimentar el aparato de seguridad (represivo) del régimen libio. Por otra parte, es significativo que la agencia calificadora “Standard & Poor” haya pasado la nota de Libia de A para BBB +. Como forma de alertar a los acreedores y esperen el regreso de la “calma de los cementerios”.

La solidaridad con el pueblo libio ya se manifiesta en Túnez, cientos de jóvenes manifestaron a este ante la embajada de Libia en Túnez. Este ejemplo puede encontrar un eco, tanto en distintos países del mundo árabe como en Europa.

Traducción de Ernesto Herrera

Fuente: http://www.alencontre.org/

Written by Eduardo Aquevedo

24 febrero, 2011 at 4:51

Libia: Khadafi promete reprimir y resistir «hasta la muerte»…

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Una verdad imborrable

Por Robert Fisk *

De manera que morirá luchando. Eso es lo que Muammar Khadafi nos dijo anoche, y la mayoría de los libios le creen. Este no será un vuelo tranquilo a Riad o un viaje suave a un lugar de veraneo del Mar Rojo. Avejentado, envuelto en túnicas del desierto, seguía delirando. Ni siquiera había comenzado a usar balas contra sus enemigos –una mentira palpable– cuando dijo: “Cualquier uso de la fuerza contra la autoridad del Estado será castigado con la muerte”, en sí misma una verdad palpable que los libios conocen demasiado bien sin el uso del tiempo verbal futuro de la amenaza de Khadafi. Seguía y seguía despotricando. Como todo en Khadafi, era muy impresionante, pero siguió demasiado tiempo.

Maldijo a la gente de Ben-ghazi que ya había liberado a su ciudad —“esperen hasta que la policía regrese para restaurar el orden”, prometió sin una sonrisa este hombre disecado–. Sus enemigos eran islamistas, la CIA, los británicos y los “perros” de la prensa internacional. Sí, siempre somos perros, ¿no es cierto? Hace tiempo, en un diario de Bahraini una caricatura me representó como (Príncipe Heredero, por favor tomen nota) un perro rabioso, digno de liquidar. Pero como los discursos de Khadafi, eso es lo normal. Y luego vino mi parte favorita, la exégesis de Khadafi anoche: ¡no había comenzado a usar la violencia todavía!

De manera que borremos todos los YouTubes y Facebooks y los disparos y la sangre y los cadáveres mutilados de Benghazi, y pretendamos que no sucedió. Pretendamos que la negativa de darles visas a los corresponsales extranjeros no evitó, en realidad, saber la verdad. La afirmación de Khadafi de que los manifestantes en Libia –los millones de manifestantes– “quieren hacer de Libia un Estado islámico” es exactamente la misma pavada que Mubarak pretendía vender antes del fin de Egipto, la misma pavada que Obama y Clinton han sugerido. Por cierto, hubo momentos anoche en que Khadafi –en su deseo de venganza, su desprecio por los árabes, por su propio pueblo– comenzó a sonar muy como los discursos de Benjamin Netanyahu. ¿Existirá algún contacto entre esos dos mentirosos que nosotros desconocemos?

En muchas formas, los desvaríos de Khadafi eran los de un hombre viejo, sus fantasías sobre sus enemigos —”ratas” que incluían “agentes de Bin Laden”— eran tan desorganizadas como las notas garabateadas en un pedazo de papel que sostenía en su mano derecha, para no mencionar el volumen de leyes de tapas verdes que citaba todo el tiempo. No era sobre amor. Era sobre la amenaza de ejecución. “‘Malditos’ aquellos que tratan de provocar descontento contra Libia”. Era un complot, una conspiración internacional. El lucharía “hasta la última gota de mi sangre, con el pueblo libio apoyándome”. Estados Unidos era el enemigo (hablando mucho de Fallujah), Israel era el enemigo, Sadat era un enemigo, la colonial Italia fascista era el enemigo. Entre los héroes y amigos de Khadafi estaba su abuelo, “que murió como un mártir en 1911” contra el enemigo italiano.

Vestido con una túnica y gorro marrón, el aspecto de Khadafi provocó algunas preguntas extrañas. Habiendo mantenido a los medios internacionales –los “perros” en cuestión– fuera de Libia, le permitía al mundo observar una nación enloquecida: YouTube y blogs de violencia terrible versus imágenes de televisión estatal de un dictador totalmente desquiciado justificando lo que o no había visto en YouTube o no se le había mostrado. Y aquí hay una pregunta interesante: los dictadores y los príncipes que permiten a la prensa internacional en sus países –los señores Ben Alí/Mubarak/Saleh/el príncipe Salman– están permitiendo que se filme su propia humillación. Su recompensa es dolorosa, por cierto.

La inmediatez de los celulares, la intimidad del sonido y el estallido de los disparos son en muchas formas más convincentes que la película digital editada de las cadenas televisivas. Exactamente lo mismo sucedió en Gaza cuando los israelíes decidieron, estilo Khadafi, mantener a los periodistas extranjeros fuera de su orgía de sangre de 2009: los blogueros y los usuarios de YouTube (y Al Jazeera) simplemente nos dieron una realidad que normalmente no experimentamos de parte de los “profesionales” del satélite. Quizás, al final, es necesario un dictador con su propio monopolio mirando a cámara para que diga la verdad: “Moriré como un mártir”. Casi verdadero.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

La última carta del líder libio

El gobernante daba la impresión de querer arrastrar a su pueblo en su caída sin que hicieran efecto las presiones internacionales. Esto es lo que opinan los expertos occidentales. Las petroleras europeas activaron la evacuación.

Por Eduardo Febbro

Desde París

Francia envió ayer tres aviones Airbus para repatriar a una porción importante de los 750 franceses que residen en Libia. Alemania, Portugal, Grecia y Holanda tomaron iniciativas semejantes ante una situación que la presidenta de la Federación Internacional de Derechos Humanos, FIDH, Souhayr Belhassen, definió al diario Le Monde en estos términos: “Estamos en plena locura. Khadafi está en las últimas, pero no toma conciencia de ello. Está completamente fuera de la realidad. Todo indica que está utilizando su última carta. Khadafi emplea la técnica de la tierra quemada, lo que da la impresión de que está dispuesto a arrastrar a su pueblo en la caída”. Las compañías petroleras de Italia, Eni; de Francia, Total; de Gran Bretaña, BP; de No-ruega, Statoil; de Alemania, Wintershall y RWE Dea, así como el grupo aeronáutico y de defensa italiano, Finmeccanica, y el gigante alemán de la industria, Siemens, procedieron igualmente a la evacuación de su personal presente en Libia. Los que más problemas encuentran para recuperar a sus ciudadanos del caos y la violencia son Túnez, Turquía y sobre todo Egipto, país fronterizo con Libia donde reside y trabaja un millón y medio de egipcios.

Los peores rumores y análisis circulaban anoche en Europa acerca de la dimensión de la represión que se abatió sobre la sociedad. Souhayr Belhassen adelantó a Le Monde que “en algunas ciudades del país, exceptuando Trípoli y Syrte, el ejército regular se unió a los manifestantes”. Según la presidente de la FIDH, algunas familias “me hablaron de ‘ciudades abiertas’. Están libradas a sí mismas”. Mucho más dramático es el testimonio que Nouri el-Mismari ofreció al diario Libération. Nouri el-Mismari, que está actualmente en Francia, fue durante 30 años el jefe de protocolo de Khadafi. Según relata al diario, El- Mismari asegura que “a cada hora, a cada momento, hay una matanza. En cada rincón hay combates y están bombardeando los barrios a ciegas con la aviación”. El ex jefe de protocolo de Khadafi agrega que hay “más de 400 muertos” y que “está ocurriendo un genocidio de masas”. Las informaciones de esta fuente coinciden con las que suministran los organismos europeos de defensa de los derechos humanos. Nouri el-Mismari evoca la presencia de los mercenarios, una intervención confirmada por Souhayr Belhassen: “Los mercenarios siempre existieron en Libia, pero su número se intensificó en estos últimos días. Como el ejército decidió ponerse fuera de juego y no seguir a Khadafi, éste recurre a los mercenarios para reprimir a los manifestantes”.

Muchos analistas occidentales consideran que el líder libio, que llegó al poder a los 27 años y se fabricó una imagen de “hombre fuerte del antiimperialismo”, se está suicidando con tal de no ceder. Hasni Abidi, director del Centro de estudios e investigación sobre el mundo árabe y mediterráneo (Cerman, con sede en Ginebra), compara a Libia con Corea del Norte. Hasni Abidi explica que, “con petróleo y sin armas nucleares, Libia es la Corea del Norte del mundo árabe”. Al igual que el régimen norcoreano, Libia es, según Abidi, un país donde “todos los poderes están concentrados en un solo hombre y entre aquellos que se llaman ‘los hombres de la carpa’. La carpa es la sede desde donde Khadafi gobierna desde el ataque norteamericano contra el palacio presidencial”. Al igual que otros analistas, Hasni Abidi destaca que las presiones internacionales no tienen ningún efecto sobre el poder de Khadafi: “En el plano internacional, Libia no tiene que rendirle cuentas a nadie. Es un aliado de la Unión Europea en términos de inmigración, petróleo y gas. Libia es un mercado con porvenir. Los europeos van a dudar en tomar cualquier decisión contra un régimen que podría cerrarles la puerta”.

Los libios se las verán a solas con su déspota asesino y los ocho hijos del coronel. Casi todos ocupan cargos altos. Saïf Al-Islam apareció hasta anteayer como un reformista moderado. Sin embargo, en el discurso que pronunció en la televisión esgrimió la amenaza que luego su padre llevó a la práctica: aplastar la revuelta a sangre y fuego. Su cuarto hijo, Mutassim Billah Khadafi, representa a la vez la apertura hacia Occidente y la represión. Mutassim oficia de interlocutor de los occidentales que visitan Libia y al mismo tiempo tiene un puesto de consejero para los asuntos de seguridad. Su nombre evoca pánico entre la población. Al-Saadi Khadafi, un ex jugador de fútbol profesional que contrató a Carlos Bilardo como entrenador de la selección libia de fútbol en el año 2000, fue el encargado de reprimir las revueltas que estallaron en la ciudad de Benghazi. Kharmis Khadafi es un oficial al frente de una brigada especial encargada de la seguridad de su padre. Mohamed Khadafi tiene un puesto aún más clave: dirige la red de telecomunicaciones libias y ha sido sin dudas quien dejó al país separado del mundo.

Written by Eduardo Aquevedo

23 febrero, 2011 at 3:03

Libia: renuncia ministro del Interior y ya registra 519 la cifra de muertos…

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El ministro del Interior libio dimite y se une a las protestas

Abdulá Younis lee un comunicado en Al Yazira en el que pide al Ejército que se sume a los manifestantes y respalde sus demandas «legítimas»

AGENCIAS 22/02/2011

El ministro del Interior libio, Abdulá Younis, ha anunciado su dimisión y su adhesión a la denominada «revolución del 17 de febrero», que reclama la salida del dirigente Muamar el Gadafi, según ha asegurado en la cadena de televisión Al Yazira . El ministro, uno de los oficiales que formó parte del golpe de estado del 69 y uno de los amigos íntimos de Gadafi, ha leído un comunicado en el que ha pedido al Ejército que se sume a los manifestantes y respalde sus demandas «legítimas». «El bombardeo contra la población civil es lo que me ha hecho unirme a la revolución (…). Nunca que imaginé que íbamos a llegar a disparar contra la gente», ha asegurado Younis, que ha apuntado que la Libia de Gadafi se ha desmoronado.

Además, la Liga Arabe ha suspendido la participación de Libia en sus reuniones con efecto inmediato y en respuesta a la represión contra los opositores que llevan días manifestándose contra el régimen. Esta decisión llega horas después de que el representante libio ante esta organización, Abdel Moneim al Huni, presentase su dimisión, no sin antes lanzar una dura crítica contra la actuación del régimen y reclamar el procesamiento de las autoridades de Libia.

A estas dimisiones se les une que varios diplomáticos libios le han dado la espalda a Muamar el Gadafi desde que el fin de semana comenzó el baño de sangre en su país. Hoy el embajador libio en Estados Unidos, Ali Aujali, se ha sumado a varios homólogos y ha dado su respaldo a la revuelta popular después de la sangrienta represión que mercenarios y leales a Gadafi han lanzado contra el pueblo.

Pero no todo son malas noticias para líder libio. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha revelado que ha estado en contacto telefónico con el él para expresarle su solidaridad en momentos en que esa nación árabe está sumergida en el caos por las revueltas que piden el fin del régimen del coronel que lleva más 41 años en el poder. «Yo me he estado comunicando telefónicamente con él (Gadafi), hemos estado hablando por teléfono, lógicamente él está librando nuevamente una gran batalla», ha comentado Ortega.

También se ha puesto en contacto con él el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi. La llamada, de la que no se han facilitado detalles, se produjo esta tarde, aunque no se especifica si tuvo lugar antes o después de la intervención de Gadafi en televisión en la que anunció que no dejará el poder. Gadafi acusó además a Italia y a Estados Unidos de entregar «misiles» a los manifestantes, a lo que el ministro de Exteriores de Italia, Franco Frattini, respondió que el país transalpino no proporciona armas. «Jamás hemos proporcionado misiles. Misiles italianos no existen», ha subrayado.

 

Elevan a 519 la cifra de muertos en Libia, donde se multiplican las denuncias de matanzas
Gara

La Coalición Internacional contra los Criminales de Guerra ha elevado a 519 el número de víctimas mortales registradas en Libia desde que comenzaron las movilizaciones contra el régimen de Muamar al-Ghadafi. Las denuncias de razias contra la población y bombardeos se multiplican pese al silencio oficial. «Hombres armados disparan de forma indiscriminada», denuncian testigos que hablan de matanzas.

La Coalición, formada en 2009 por diversas organizaciones no gubernamentales centradas en el conflicto entre palestinos e israelíes, ha dado a conocer que la represión ejercida por el régimen de Al-Ghadafi ha dejado 3.980 heridos y al menos 1.500 desaparecidos desde la semana pasada, cuando comenzaron las manifestaciones, según informa la cadena de televisión Al Jazeera.

La organización internacional Human Watch Rights ha informado de alrededor de 300 muertos en todo el país desde la semana pasada y la Liga Internacional por los Derechos Humanos ha elevado la cifra a 400.

Ha revelado, ademñas, que se ha acondicionado en Trípoli una morgue que podría contener hasta 450 víctimas de la represión de las manifestaciones.

El día más cruento fue el de ayer, cuando el régimen se sirvió de la aviación para bombardear a los manifestantes en Trípoli, Benghazi y otros puntos del país.

Según Al Jazeera, sólo en el día de ayer pudieron morir hasta 250 personas a causa de los bombardeos, algunos de ellos efectuados incluso contra los cortejos fúnebres por las víctimas de los días anteriores.

300 fallecidos en Benghazi

La cifra aún puede ser superior. Un médico ha relatado al canal qatarí que sólo en Benghazi, ciudad que está en manos de los opositores, han muerto cerca de 300 personas por los disparos y bombardeos.

«Hay unos 300 muertos, al menos de los que tenemos constancia», ha explicado el médico.

La represión, que incluye ataques armados de fuerzas policiales y militares, así como el bombardeo aéreo en ciertos sectores de la ciudad, se desató a mediados de la semana pasada y se ha prolongado durante cinco días, agregó el médico de esa ciudad del este de Libia, a 1.200 kilómetros de Trípoli.

Mientras, la televisión estatal ha asegurado que las fuerzas de seguridad han desplegado una operación contra «los saboteadores que siembran el terror» y ha calificado de «rumores falsos» difundidos por «las cadenas vía satélite confabuladas estos últimos días contra el pueblo libio» la brutal represión.

«Dicen que hay masacres en varias ciudades, pueblos y barrios en Libia, Debemos luchar contra estos rumores y mentiras que forman parte de una guerra sicológica», señala la televisión oficial Al Jamahiriya, rechazando las informaciones sobre masacres contra los manifestantes que piden la caída de Al-Ghadafi.

Testigos presenciales denuncian, sin embargo, que «hombres armados disparan de forma indiscriminada» en lo que han denominado como matanza.

Pese al silencio oficial impuesto –el régimen no permite el acceso al país de la prensa internacional–, los hechos salen poco a poco a la luz e imágenes vetadas por los medios del régimen aparecen en televisiones como Al Jazeera.

Bombardeos

Esta cadena ha dado a conocer que se han producido nuevos bombardeos sobre varios sectores de Trípoli.

La cadena ha señalado en el barrio de Taura, en el este de Trípoli, todavía se ven cadáveres en las calles. Ayer, según testigos citados por Al Jazeera, hubo 61 muertos por la represión de las protestas públicas que se desarrollan en Trípoli.

«Los aviones de guerra y los helicópteros están bombardeando indiscriminadamente un sector después de otro. Hay muchos muertos», ha declarado uno de los testigos.

Un vecino de Baida, en el este del país, ha declarado que aviones y carros de combate han matado a 26 personas, entre ellas su hermano.

Los libios «tienen miedo de su propia sombra, los niños no pueden dormir, es como si viviéramos en otro planeta», ha manifestado Marai al Mahry, de la tribu Ashraf y hermano de Ahmed al Mahry, fallecido durante la represión.

«Esto es peor de lo que nadie puede imaginar, es algo que ningún ser humano puede comprender. Nos están bombardeando con aviones, nos están matando con tanques», ha relatado a Reuters.

Las fuerzas leales a Al-Ghadafi han disparado indiscriminadamente a los habitantes de Baida «únicamente por andar por las calles», ha denunciado Mahry, de 42 años.

Mercenarios

En Fachloum, otro testigo ha relatado en mercenarios africanos se han trasladado a la localidad en helicópteros y han provocado «un gran número de muertes».

La denuncia de que el régimen de Ghadafi ha contratado a mercenarios llega también desde el ámbito diplomático. Ali al-Essawi, quien acaba de renunciar a su cargo de embajador de Libia en India en protesta por la represión de las manifestaciones, ha manifestado que los mercenarios «proceden de Africa, son de habla francesa y de otros idiomas».

Ha asegurado, además, que soldados libios se han pasado a la oposición. «Son libios y no pueden aceptar que los extranjeros maten a los libios, y por ello se han puesto a favor del pueblo», ha indicado.

Fuente: http://www.gara.net/azkenak/02/250042/es/Elevan-519-cifra-muertos-Libia-donde-multiplican-denuncias-matanzas

Written by Eduardo Aquevedo

23 febrero, 2011 at 1:12

Khadafi, un déspota nacionalista que desafió a Occidente reprime brutalmente a su pueblo…

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Una narrativa histórica precede la caída

Por Robert Fisk *

Hasta el viejo, paranoico, loco zorro de Libia está por caer. El pálido e infantil dictador nacido en Sirte, dueño de su propia guardia pretoriana, autor del absurdo Libro Verde, que una vez anunció que iría a una cumbre de No Alineados en Belgrado en su caballo blanco. Está por caer. O se ha ido. Anoche, el hombre a quien vi hace más de tres décadas saludando solemnemente a una falange de hombres rana de uniformes negros mientras desfilaban por el caluroso pavimento de la Plaza Verde en una tórrida noche en Trípoli parecía estar huyendo por fin, perseguido –como los dictadores de Túnez y El Cairo– por su propio pueblo furioso.

Las imágenes de YouTube y Facebook contaban la historia con cierta fantasía: comisarías incendiadas en Benghazi y Trípoli; una mujer con una pistola asomándose a la ventanilla de un auto, una multitud de estudiantes rompiendo una réplica en concreto de su espantoso libro. Disparos de fuego, llamas y gritos en los celulares; vaya epitafio para un régimen que todos nosotros de tiempo en tiempo apoyamos.

Y aquí va una historia verdadera. Hace sólo unos días, mientras el coronel Muammar Khadafi se enfrentaba a la ira de su propio pueblo, se reunió con un viejo conocido árabe y se pasó 20 minutos de una reunión de cuatro horas preguntándole si conocía a un buen cirujano para que le hiciera un lifting en su rostro. Esta es –¿es necesario que lo diga sobre este hombre?– una verdadera historia. El viejo muchacho se veía mal, la cara caída, hinchada, un actor de comedia que se había volcado a la tragedia en sus últimos días, desesperado por la maquilladora, el golpecito final en la puerta del camarín.

Ante el hecho, Saif al Islam al Khadafi, fiel suplente de su padre, tuvo que tomar su lugar en el escenario mientras Benghazi y Trípoli se incendiaban, amenazando con “caos y una guerra civil” si lo libios no se calman. “Olvídense del petróleo, olvídense del gas”, anunció este millonario papanatas. “Habrá una guerra civil.” Por encima de la cabeza de su hijo parecía brotar de su cerebro un verde mediterráneo en la imagen que difundió la televisión estatal. Vaya obituario –cuando uno lo piensa– para casi 42 años del gobierno de Khadafi.

No es exactamente el Rey Lear, más bien sería como otro dictador en un bunker distinto, convocando a ejércitos no existentes para salvarlo en su capital, finalmente culpando a su propio pueblo de su calamidad. Pero olvídense de Hitler, Khadafi estaba en su propia clase, el Ratón Mickey y el Profeta, Batman y Clark Gable y Anthony Quinn actuando como Omar Mukhtae en El León del De-sierto, Nero y Mussolini (versión de 1920) e inevitablemente –el mayor actor de todos– Muammar Khadafi.

Escribió un libro llamado Escape al Infierno y otras historias y exigió una solución de un único Estado al conflicto israelo-palestino que se llamaría “Israeltine”. Poco después echó a la mitad de los residentes palestinos de Libia y les dijo que caminaran a su tierra perdida. Abandonó furioso la Liga Arabe porque le pareció irrelevante –un breve instante de lucidez, hay que admitirlo– y llegó a El Cairo para una cumbre, confundiendo deliberadamente una puerta del baño con la del salón de la conferencia, hasta que fue conducido por el califa Mubarak que tenía una sufriente sonrisa en su rostro.

Y si lo que estamos viendo en una verdadera revolución en Libia, entonces pronto podremos –salvo que los esbirros de las embajadas occidentales lleguen ahí antes para un serio y desesperado saqueo– buscar entre los archivos de Trípoli y leer la versión libia de Lockerbie y la bomba de 1989 del vuelo 722 de UTA, y las bombas en la disco de Berlín, y de su abastecimiento de armas al IRA y de los asesinatos de opositores en el país y en el exterior, y del asesinato de una policía británica y de su invasión a Chad y los negocios con los magnates petroleros británicos, y de la verdad detrás de la grotesca deportación del pronto a expirar Al Megrahi, el supuesto autor de la bomba Lockerbie, demasiado enfermo para morir, quien puede, aún ahora, revelar algunos secretos de los que el Zorro de Libia –junto con Gordon Brown y el fiscal general de Escocia, porque todos son iguales en el escenario de Khadafi– preferiría que no nos enteráramos.

Y quién sabe lo que los Archivos del Libro Verde –y por favor, insurgentes de Libia, NO quemen estos preciados documentos– nos dirán sobre la visita de Lord Blair a este horrendo viejo; una figura confundida cuyos gestos propios de un estadista (las palabras, por supuesto, provienen de ese viejo marxista fraudulento Jack Straw, cuando el autor de Escape al Infierno prometió entregar las chucherías nucleares que sus científicos no habían podido convertir en una bomba) permitió a nuestro líder afirmar que, de no haber golpeado a los “sa-ddamistas” con nuestra justificada ira por la no existencia de armas de destrucción masiva, Libia también hubiera formado parte del Eje del Mal.

Por suerte, Lord Blair hizo caso omiso del factor “camaleón” de Khadafi, Una habilidad única para posar como un hombre cuerdo mientras en secreto cree que es una bombita de luz. Sólo días después del apretón de manos con Blair, los sauditas acusaron a Khadafi de complotar –y los detalles eran horriblemente convincentes– para asesinar al aliado de Gran Bretaña, el rey Abdulá de Arabia Saudita. Pero ¿por qué sorprenderse cuando el hombre más temido, y ahora más burlado y odiado por su propio pueblo vengativo escribió, en Escape al Infierno que la crucifixión de Cristo era una falsedad histórica y que un “Cuarto Reich” alemán estaba tratando con prepotencia a Gran Bretaña y Estados Unidos?

Como con todas las historias de Medio Oriente, una narrativa histórica precede la dramática festividad de la caída de Khadafi. Durante décadas, sus opositores trataron de matarlo: se elevaron como nacionalistas, como prisioneros en su cámaras de tortura, como islamistas en las calles de Benghazi. Y los derribó a todos. Por cierto, esta venerable ciudad había logrado su estado de martirio en 1979 cuando Khadafi ahorcó públicamente a estudiantes disidentes en la plaza principal de Benghazi. Ni siquiera voy a denunciar la desaparición en 1993 del defensor libio de los derechos humanos Mansour al Kikhiya, mientras asistía a una conferencia en El Cairo después de quejarse sobre la ejecución de prisioneros políticos por parte de Khadafi. Y es importante recordar que, hace 42 años, nuestra propia Cancillería aplaudía el golpe de Estado de Khadafi contra el amanerado y corrupto rey Idriss, porque, decían nuestros mandarines coloniales, era mejor tener un coronel prolijo a cargo de un Estado petrolero que una reliquia del imperialismo.

* De The Independent de Gran Bretaña.
Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

Libia, Khadafi y la temible diplomacia petrolera

Por Eduardo Febbro
Desde ParísOtra pieza despótica del ajedrez mundial empieza a perder su lugar en el tablero. La misma rabia ciudadana que deshizo los regímenes de Túnez y Egipto, e hizo tambalear luego los autocracias o las monarquías de papel y petróleo de Bahrein, Yemen y Jordania, se vuelca ahora contra el coronel Khadafi. El líder libio, repudiado por la comunidad internacional e integrado luego a golpes de contratos petrolíferos millonarios, sacó su carta de identidad vigente desde hace 42 años: represión y matanza.

 

Con los negocios como telón de fondo, muchos empezaron a ver en Khadafi un pintoresco dictador algo excéntrico y demodé a quien se le podían pasar por alto las excentricidades mientras no apoyara al terrorismo y mantuviera abiertas sus bocas petroleras. El pacto era tentador: Libia dispone de recursos petroleros inmensos que se traducen en una producción de un millón y medio de barriles por día, mientras que sus reservas alcanzan los 42 mil millones de barriles. El 79 por ciento del petróleo libio se exporta hacia los países de la Unión Europea (las democracias ejemplares). Es cierto que en Libia no existían las mascaradas democráticas como las elecciones trucadas (Egipto) o el partido único (Túnez).

La democracia simplemente no existe: los partidos políticos están proscriptos por ley (la Nº 71). Khadafi inventó un modelo casi único en el mundo cuyo eje son los Comités Revolucionarios que se encargan de todo. La disciplina se articula en torno de su programa, el famoso Libro verde que el coronel publicó en 1975. Libia, que es el país más rico de Africa, vive bajo el régimen de la Jamahiriya, el “Estado de las Masas” o la “Era de las Masas”. Sangrienta paradoja la que ofrece un dirigente que usa la aviación para bombardear a ese mismo “Estado de las Masas” que el socialismo khadafista se propuso gobernar.

Acusado de apoyar todas las formas posibles de terrorismo –desde la ETA, pasando por el IRA irlandés, los extremistas palestinos de Abu Nidal, la extrema derecha italiana y los movimientos insurreccionales de América latina–, Khadafi fue vinculado con varios atentados: el que derribó al avión de la compañía PanAm sobre la localidad escocesa de Lockerbie (1988, 270 muertos), los atentados contra los aeropuertos de Viena y Roma (1985) y una discoteca berlinesa. El ex presidente norteamericano Ronald Reagan ordenó una serie de bombardeos contra Libia que dejaron decenas de muertos –entre éstos, una hija adoptiva del coronel–, pero no terminaron con su reinado. Las sanciones internacionales que siguieron ahogaron al régimen hasta que en 2003 el sorpresivo coronel hizo las paces con el mundo: asumió la responsabilidad del atentado de Lockerbie, luego la del acto terrorista contra un avión francés de la empresa UTA (1989, 170 muertos). Khadafi aceptó indemnizar a las familias de las víctimas e incluso renunció públicamente a las armas de destrucción masiva.

Las grandes democracias de Occidente le perdonaron todo. Khadafi se convirtió en un aliado de la lucha contra el islamismo radical y el mundo reintegró a Libia en el seno de la comunidad internacional. Con ello, las empresas petroleras norteamericanas y europeas volvieron a operar en el país. La misma lógica que Túnez y Egipto. Poco importa cuántos presos políticos, cuántos exiliados o cuántos asesinados haya; poco importa si hay libertad de expresión y si los derechos humanos son respetados; sólo cuentan el petróleo y el gas. Khadafi fue recibido con honores por casi todos los dirigentes del Viejo Continente, siempre tan ávido a la hora de repartir consejos y dar lecciones de civilización, y tan olvidadizo cuando se trata de hacer negocios.

Libia es el cuarto productor de petróleo de Africa y exporta la mayoría de su oro negro hacia Europa, en particular Italia, Alemania, España y Francia. El ridículo, en materia de tiranos, no tiene fronteras: en 2009, Khadafi habló ante la Asamblea General de las Naciones Unidas de… paz y seguridad. Molly Tarhuni, un experto en Libia miembro del grupo británico de reflexión Chatham House, comentó a la prensa que “los gobiernos extranjeros tienen muy poca influencia sobre Khadafi. Occidente se tragó la ilusión de la reforma”. Luis Martínez, integrante del Centro de Investigación y de Estudios Internacionales (CERI), explicó al vespertino Le Monde que “será difícil para la comunidad internacional obligar al régimen a moderar la represión. Trípoli practica una temible diplomacia petrolera. Si un gobierno se mete en los asuntos políticos interiores, se verá excluido de los mercados petroleros”.

Los visionarios de las capitales occidentales no vieron venir la ola democrática. El color negro del petróleo les tapó los ojos. El coronel tampoco supo sentir el corazón de su pueblo. Tarde o temprano se lo tragará la historia, es decir, el implacable movimiento de las masas. El socialismo libio terminará en la fosa común de los despotismos, mientras Occidente hará su tardío y ritual mea culpa sobre un abismo de cadáveres.

efebbro@pagina12.com.ar

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La revolución árabe es secular, no religiosa…

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Revueltas en Magreb y medio oriente
Robert Fisk
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Vete, se lee en la mano de un manifestante durante una marcha en Saná contra el presidente yemení Alí Abdulá Saleh.

Mubarak afirmó que los islamitas estaban detrás de la revolución egipcia. Ben Alí dijo lo mismo en Túnez. El rey Abdulá de Jordania ve una mano negra y siniestra –de Al Qaeda o la Hermandad Musulmana, una mano islamita– detrás de la insurrección civil en todo el mundo árabe. Este sábado las autoridades bahreiníes descubrieron la mano sangrienta de Hezbolá detrás del levantamiento chiíta en su país.

Donde dice Hezbolá, léase Irán. ¿Cómo es posible que hombres instruidos, aunque singularmente antidemocráticos, estén tan errados? Enfrentados a una serie de explosiones seculares –Bahrein no encaja bien en este concepto–, culpan al Islam radical. Enfrentados a un levantamiento obviamente islámico, culparon a los comunistas.

Los colegiales Obama y Clinton dieron un salto todavía más extraño. Luego de apoyar las dictaduras estables de Medio Oriente –cuando debieron haberse alineado con las fuerzas de la democracia–, decidieron respaldar los llamados civiles a la democracia en el mundo árabe en un momento en que los árabes sentían una desilusión tan profunda con la hipocresía de Occidente que no querían tener a Washington de su lado. Los estadunidenses interfirieron en nuestro país durante 30 años con Mubarak, apoyando a su régimen y armando a sus soldados, me dijo un estudiante egipcio en la plaza Tahrir la semana pasada. Nos disparan con armas estadunidenses en manos de soldados bahreiníes entrenados por estadunidenses a bordo de tanques hechos en Estados Unidos, me comentó el viernes un ordenanza médico. ¿Y ahora Obama quiere ponerse de nuestra parte?

Los sucesos de los dos meses pasados y el espíritu de la insurrección árabe –por la dignidad y la justicia, más que por cualquier emirato islámico– permanecerán cientos de años en nuestros libros de historia. Y el fracaso de los más estrictos adherentes al Islam se discutirá durante décadas. El video más reciente de Al Qaeda, difundido este sábado pero grabado antes del derrocamiento de Mubarak, tenía un ángulo interesante: subrayaba la necesidad de que el Islam triunfara en Egipto. Sin embargo, una semana antes las fuerzas de un Egipto secular y nacionalista, hombres y mujeres musulmanes y cristianos, se desembarazaron del anciano sin ninguna ayuda de Bin Laden Inc. Aún más extraña fue la reacción de Irán, cuyo líder supremo se convenció a sí mismo de que el éxito del pueblo egipcio fue un triunfo del Islam. Resulta confortante pensar que sólo Al Qaeda, Irán y sus más odiados enemigos, los dictadores árabes antislamitas, creyeron que la religión estuvo detrás de la rebelión de masas por la democracia.

La ironía más sangrienta de todas –de la que Obama se percató más bien despacio– fue que la república islámica de Irán elogiara a los demócratas de Egipto mientras amenazaba con ejecutar a sus propios líderes democráticos opositores.

No fue, pues, una gran semana para el islamismo. Hay, desde luego, un aspecto a considerar: casi todos los millones de manifestantes árabes que desean sacudirse la túnica de la autocracia que –con nuestra ayuda occidental– ha ahogado sus vidas en la humillación y el miedo son de hecho musulmanes. Y los musulmanes –a diferencia del Occidente cristiano – no han perdido su fe. Bajo las piedras y cachiporras de los esbirros de Mubarak, contratacaron gritando Alá akbar porque para ellos ésa fue en verdad una jihad, no una guerra religiosa, sino una lucha por la justicia. Dios es grande y una demanda de justicia son del todo consistentes, porque la lucha contra la injusticia es el espíritu mismo del Corán.

En Bahrein tenemos un caso especial. Aquí una mayoría chiíta es gobernada por una minoría de musulmanes sunitas pro monárquicos. Siria, por cierto, podría sufrir de bahreinitis por la misma razón: una mayoría sunita gobernada por una minoría alawita (chiíta). Bueno, por lo menos Occidente –en su menguante apoyo al rey Hamad de Bahrein– puede apuntar al hecho de que Bahrein, como Kuwait, cuenta con un parlamento. Es una bestia triste y vieja, que existió de 1973 a 1975, cuando fue disuelta contra la constitución, y luego reinventada en 2001 como parte de un paquete de reformas. Pero el nuevo parlamento resultó aún menos representativo que el primero. Los políticos de oposición fueron hostigados por la seguridad del Estado, y los distritos parlamentarios fueron divididos al estilo del Ulster para asegurar que los minoritarios sunitas tuvieran el control. Por ejemplo, en 2006 y 2010 el principal partido chiíta en Bahrein ganó sólo 18 de 40 bancos. De hecho, las perspectivas sunitas en Bahrein tienen un claro aire de Irlanda del Norte. Muchos me han dicho que temen por su vida, que las turbas chiítas incendiarán sus casas y los asesinarán.

Todo esto está en camino de cambiar. El control del poder estatal tiene que ser legitimado para ser efectivo, y el uso de armas de fuego para avasallar las protestas pacíficas tenía que terminar en Bahrein en una serie de domingos sangrientos, como en el Ulster. Una vez que los árabes aprendieran a perder el miedo, podrían reclamar los derechos civiles que los católicos de Irlanda del Norte alguna vez exigieron frente a la brutalidad del RUC, la policía norirlandesa. Al final los británicos tuvieron que destruir el dominio unionista y llevar al ERI a compartir el poder con los protestantes. Los paralelos no son exactos y los chiítas no tienen una milicia (todavía), aunque el gobierno bahreiní se ha sacado de la manga fotografías de pistolas y espadas –que nunca fueron armas importantes en el ERI– en apoyo a sus afirmaciones de que hay terroristas entre los opositores.

En Bahrein existe, sobra decirlo, una batalla sectaria además de secular, algo que el príncipe heredero reconoció sin darse cuenta al decir en un principio que las fuerzas de seguridad tenían que suprimir las protestas para prevenir la violencia sectaria. Es una postura sostenida con crueldad por Arabia Saudita, la cual tiene un fuerte interés en que se suprima la disidencia en Bahrein. Los chiítas de Arabia Saudita podrían ponerse levantiscos si sus correligionarios en Bahrein avasallan al Estado. Entonces de veras oiremos cacarear a los líderes de la república islámica chiíta de Irán.

Pero estas insurrecciones interconectadas no deben verse en un simple marco de fermento en Medio Oriente. El levantamiento yemení contra el presidente Saleh (32 años en el poder) es democrático pero también tribal, y no pasará mucho tiempo antes de que la oposición use armas de fuego. Yemen es una sociedad fuertemente armada, con tribus que portan banderas y un nacionalismo rampante. Y luego está Libia.

Kadafi es tan extraño con sus teorías del Libro Verde –repudiado por los manifestantes en Bengasi, quienes derribaron una versión de él en hormigón–, tan ridículo, y su gobierno tan cruel (en el cual lleva 42 años), que es un Ozimandías aguardando su caída. Su coqueteo con Berlusconi –peor aún, su repugnante idilio con Tony Blair, cuyo secretario del exterior, Jack Straw, llamó estadista al lunático libio– jamás iba a salvarlo. Decorado con más medallas que el general Eisenhower, desesperado por un médico que le levante las colgantes quijadas, este hombre malvado amenaza con un castigo terrible a su pueblo por atreverse a desafiar su imperio. Hay dos cosas que recordar acerca de Libia: como Yemen, es una tierra tribal, y cuando se volvió contra sus amos fascistas italianos emprendió una encarnizada guerra de liberación cuyos líderes enfrentaron con valor increíble la horca del verdugo. Que Kadafi sea un orate no significa que los libios sean tontos.

Así pues, hay un cambio profundo en el mundo político, social y cultural de Medio Oriente. Creará muchas tragedias, levantará muchas esperanzas y derramará demasiada sangre. Tal vez sea mejor no hacer caso a los analistas y los grupos de estudio cuyos bobos expertos dominan los canales de televisión por satélite. Si los checos lograron su libertad, ¿por qué no los egipcios? Si los dictadores –primero fascistas, luego comunistas– pudieron ser derrocados en Europa, ¿por qué no en el gran mundo musulmán árabe?

Y, por un momento, no metan a la religión en esto.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Rebelión en el mundo Arabe: el poder de la brutalidad… y sus límites

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Robert Fisk
La Jornada

Luego de tres semanas de observar a la más poblada de las naciones árabes arrojar del poder a un anciano ridículo, caigo en la cuenta de un hecho extraño. Hemos estado informando al mundo de que la infección de la revolución de Túnez se propagó a Egipto, y de que en Yemen, Bahrein y Argelia han surgido protestas democráticas casi idénticas, pero hemos pasado por alto la contaminación más destacada de todas: que la policía de seguridad del Estado, puntal del poder de los autócratas árabes, recurre en Saná, Bahrein y Argel a las mismas tácticas desesperadas de salvajismo que los dictadores de Túnez y Egipto intentaron en vano contra sus ciudadanos en pie de lucha.

Así como los millones de manifestantes no violentos en El Cairo aprendieron de Al Jazeera y de sus pares en Túnez –hasta en esos mensajes de correo electrónico en que los tunecinos aconsejaban a los egipcios partir limones a la mitad y comerlos para evitar los efectos del gas lacrimógeno–, así también los esbirros de seguridad del Estado en Egipto, que presumiblemente veían los mismos programas, ejercieron precisamente la misma brutalidad que sus colegas en Túnez. Increíble, si se pone uno a pensar en ello.

Los policías de El Cairo vieron a los tunecinos apalear a los opositores hasta dejarlos como masas sanguinolentas y –pasando del todo por alto que eso precipitó la caída de Ben Alí– copiaron fielmente la táctica.

Habiendo tenido el placer de estar junto a estos guerreros del Estado en las calles de El Cairo, puedo atestiguar sus tácticas por experiencia personal. Primero, la policía uniformada confrontó a los manifestantes. Luego abrió filas para permitir que los baltagi –ex policías, drogadictos y ex presidiarios– corrieran al frente y golpearan a los manifestantes con palos, cachiporras y barretas de hierro. Luego los criminales se replegaron hacia las filas de la policía mientras los uniformados bañaban a los manifestantes con miles de latas de gas lacrimógeno (de nuevo, hechas en Estados Unidos). Al final, según observé con considerable satisfacción, los manifestantes sencillamente avasallaron a los hombres del Estado y sus mafiosos.

Pero, ¿qué ocurre cuando sintonizo Al Jazeera para ver hacia dónde debemos viajar ahora? En las calles de Yemen hay policías de seguridad del Estado cargando con cachiporras a las multitudes de manifestantes en Saná y luego abriendo filas para permitir que esbirros sin uniforme ataquen con garrotes, cachiporras, barras de hierro y pistolas. Y en el momento en que estos criminales se repliegan, la policía yemení baña de gas lacrimógeno a las multitudes. Luego las imágenes son de Bahrein, donde –no necesito decirlo, ¿o sí?– los policías aporrean a hombres y mujeres y arrojan miles de cargas de gas lacrimógeno con tal promiscuidad que los propios uniformados acaban vomitando en el pavimento. Extraño, ¿no?

Pero no, sospecho que no. Durante años, los servicios secretos de estos países han imitado a sus iguales por una sencilla razón: porque sus capos de inteligencia han estado pasándose tips durante años. También para torturar. Los egipcios aprendieron a usar electricidad con mucha mayor fuerza en sus prisiones del desierto luego de una amistosa visita de los muchachos de la estación de policía de Chateauneuf, en Argel (que se especializan en bombear agua en el cuerpo de los hombres hasta literalmente hacerlos estallar en pedazos). Cuando estuve en Argel, el pasado diciembre, el jefe de seguridad del Estado tunecino llegó en visita fraternal. Fue como cuando los argelinos visitaron Siria en 1994 para averiguar cómo Hafez Assad enfrentó el levantamiento musulmán de 1982 en Hama. Simple: masacrar a la gente, volar la ciudad, dejar a la intemperie los cuerpos de culpables e inocentes por igual para que los sobrevivientes los vieran. Y eso mismo hizo le pouvoir después tanto con los desalmados islamistas armados como con su propio pueblo.

Fue algo infernal, esa universidad abierta de la tortura, una constante ronda de conferencias y recuentos de primera mano de interrogatorios hechos por sádicos del mundo árabe, con el constante apoyo del Pentágono y sus escandalosos manuales de cooperación estratégica, para no mencionar el entusiasmo de Israel.

Pero había una falla vital en esas lecciones. Si alguna vez –sólo una vez– la gente perdiera el miedo y se levantara para aplastar a sus opresores, el mismo sistema de dolor y horror se volvería su enemigo, y su ferocidad sería precisamente la razón de su derrumbe. Eso es lo que ocurrió en Túnez. Y en Egipto.

Es una lección instructiva. Bahrein, Argelia y Yemen aplican políticas de brutalidad idénticas a las que les fallaron a Ben Alí y Mubarak. No es ése el único extraño paralelismo entre el derrocamiento de los dos titanes. Mubarak en verdad creía la noche del jueves que el pueblo sufriría otros cinco meses de su dictadura. Ben Alí al parecer creía lo mismo.

Lo que esto demuestra es que los dictadores de Medio Oriente son infinitamente más estúpidos, desalmados, vanidosos, arrogantes y ridículos de lo que sus propios pueblos creían. Gengis Kan y lord Blair de Isfaján fundidos en uno.

Traducción: Jorge Anaya

© The Independent

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/02/16/index.php?section=opinion&article=034a1mun

rCR

Written by Eduardo Aquevedo

21 febrero, 2011 at 13:14

Quienes estan detrás del conflicto en medio oriente… ?

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Seculares, sectarios, interesados

La ola democrática descoloca a todos, en particular a Estados Unidos, que no la vio venir. En la Babel de interpretaciones, se mezclan advertencias sobre el Islam en medio de movimientos seculares, errores de juicio y la duda sobre si es posible que, finalmente, haya una democracia árabe.

Por Robert Fisk *

Hosni Mubarak denunció que los islamistas estaban detrás de la revolución egipcia. Lo mismo dijo Ben Alí en Túnez. El rey Abdulá de Jordania ve una mano oscura y siniestra, la mano de Al Qaida, la de los Hermanos Musulmanes, una mano islamista, detrás de la insurrección que recorre al mundo árabe. Ayer las autoridades bahreiníes descubrieron que la mano ensangrentada de Hezbolá estaba detrás de los levantamientos chiítas. ¿Cómo es posible que hombres educados pero singularmente antidemocráticos puedan entender todo tan mal? Confrontados con una serie de explosiones seculares –Bahrein no está incluido en esta categoría– acusan a los radicales islámicos. El sha cometió un error idéntico pero al revés. Confrontado por un levantamiento obviamente islámico, él acusó a los comunistas.

Barack Obama y Hillary Clinton se las ingeniaron para dar una voltereta más rara. Habiendo apoyado originalmente a las “estables” dictaduras del Medio Oriente –cuando deberían haber estado del lado de las fuerzas democráticas–, se decidieron a avalar los reclamos de democracia civil en el mundo árabe justo cuando los árabes están tan desencantados con la hipocresía occidental que no quieren a los Estados Unidos de su lado. “Los norteamericanos interfirieron en nuestro país por 30 años durante la era Mubarak, apoyando a este régimen y armando a sus soldados”, me dijo la semana pasada un estudiante egipcio en la plaza Tahrir. “Ahora estaríamos agradecidos si dejaran de interferir de nuestro lado”, agregó. Al final de la semana escuché las mismas voces en Bahrein. “Nos están baleando con armas estadounidenses, que son disparadas por soldados entrenados por los estadounidenses y montados en tanques estadounidenses”, enumeró el viernes un médico. “¿Y ahora Obama quiere estar de nuestro lado?”, preguntó.

Los hechos de los últimos dos meses y el espíritu anti-régimen de la insurrección árabe –por dignidad y justicia, más que por un emirato islámico– quedarán en nuestros libros de historia por años. Y el fracaso de los más estrictos adherentes del Islam será discutido por décadas. Ayer hubo un especial interés por el último video de Al Qaida, grabado antes del derrocamiento de Mubarak, que enfatizaba la necesidad de que el Islam triunfara en Egipto. Sin embargo, una semana antes, las fuerzas seculares, nacionalistas y honorables de Egipto, los hombres y las mujeres musulmanes y cristianos, se habían liberado del viejo sin ninguna ayuda de Osama Bin Laden. Más rara todavía fue la reacción de Irán, cuyo líder supremo se autoconvenció de que la victoria popular egipcia era un triunfo del Islam. Da para pensar que sólo Irán, Al Qaida y sus más acérrimos enemigos, los dictadores árabes antiislámicos, creen que la religión estuvo detrás de las rebeliones masivas de los manifestantes pro democracia.

La más sangrienta ironía de todas –en la que fue cayendo Obama– fue que la República Islámica de Irán estaba alabando a los demócratas de Egipto mientras amenazaba con ejecutar a sus propios líderes democráticos opositores. Casi todos los millones de manifestantes árabes que quieren sacarse de encima la capa de la autocracia –con nuestra ayuda occidental– vivieron con miedo y humillación, y son musulmanes. Y los musulmanes, a diferencia del Occidente cristiano, no perdieron su fe. Abajo de las piedras y de las cachiporras de la policía asesina de Mubarak, ellos contraatacaron gritando “Alá akbar” en lo que era, para ellos, una “Jihad”, no una guerra religiosa pero sí una batalla por la justicia. “Dios es grande” y la demanda de justicia son concordantes. Para la lucha contra la injusticia, ése es el espíritu del Corán.

En Bahrein tenemos un caso especial. Acá una mayoría chiíta es dirigida por una monarquía sunnita. Siria, de hecho, sufriría de “bahreinitis” por la misma razón: una mayoría sunnita es gobernada por una minoría chiíta. Bueno, al menos el Occidente en su defensa en picada del rey Hamad de Bahrein puede aferrarse al hecho de que Bahrein, como Kuwait, tienen un Parlamento. Es una vieja y triste bestia, que existió entre 1973 y 1975 hasta que fue disuelto inconstitucionalmente y después reinventado en 2001 como un paquete de “reformas”. Pero el nuevo parlamento terminó siendo menos representativo que el primero. Los políticos de la oposición fueron acosados por la seguridad del Estado y fueron manipulados los márgenes parlamentarios para asegurarse de que la minoría sunita siga con el control del Parlamento. En 2006 y en 2010, por ejemplo, el más importante partido chiíta en Bahrein ganó sólo 18 de las 40 bancas. Muchos me dijeron que temen por sus vidas, que temen que las turbas chiítas les quemen sus casas y los maten.

Todo esto parece cambiar. El control del poder estatal tiene que ser legitimado para ser efectivo y las balas para aplastar protestas pacíficas estaban destinadas a terminar en una serie de domingos sangrientos en Bahrein. Una vez que los árabes aprendieron a perder su miedo, pueden reclamar los derechos civiles que los católicos demandaron alguna vez en Irlanda del Norte. Al final, los británicos tuvieron que destruir el liderazgo de los unionistas y traer al IRA a compartir el poder con los protestantes. Los paralelos no son exactos y los chiítas no tienen (aún) una milicia, a pesar de que el gobierno bahreiní mostró fotografías de pistolas y espadas para avalar su opinión de que entre sus opositores hay “terroristas”.

En Bahrein hay, no es necesario decirlo, una batalla sectaria y secular, algo que el príncipe reconoció inconscientemente cuando dijo que las fuerzas de seguridad debían suprimir las protestas para impedir la violencia sectaria. Es una visión mantenida salvajemente por Arabia Saudita, que tiene un fuerte interés en la eliminación del disenso en Bahrein. Se les podrían subir los humos a los chiítas de Arabia Saudita si ven que sus correligionarios de Bahrein arrasan el Estado. Entonces, escucharíamos alardear a los líderes de la chiíta República Islámica de Irán. Pero estas insurrecciones interconectadas no deberían ser vistas desde el simple marco del fermento en el Medio Oriente. El levantamiento yemení contra el presidente Saleh (que lleva 32 años en el poder) es democrático pero también tribal. Y no faltará mucho para que la oposición empuñe armas. Yemen es una sociedad armada, tribus con armas y nacionalismo endémico. Y después queda Libia.

Khadafi es tan raro, tan próspero, su dominio tan cruel (y él estuvo gobernando el lugar por 42 años), que es un Ozymandias esperando caer. Su cercanía con Berlusconi –y, peor aún, su amor empalagoso con Tonny Blair– no van a salvarlo. Adornado con más medallas que el general Eisenhower, desesperado por una operación que le levante la papada, este desgraciado está amenazando a su propia gente con castigos “terribles” por desafiar su régimen. Dos cosas para recordar acerca de Libia: como Yemen, es una tierra tribal y cuando se levantó contra sus fascistas colonos italianos, comenzó una salvaje guerra de liberación, cuyos valientes líderes enfrentaron la horca con un coraje increíble. Sólo porque Khadafi es un loco, no quiere decir que su gente sea idiota.

Entonces hay un cambio en el mundo político, social y cultural del Medio Oriente. Creará muchas tragedias, levantará muchas esperanzas y derramará demasiada sangre. Quizá sea mejor ignorar a todos los analistas y a sus think tanks, cuyos “expertos” idiotas dominan los canales satelitales. Si los checos pudieron tener su libertad, ¿por qué no los egipcios? Si los dictadores pueden ser derrocados en Europa –primero, los fascistas, después, los comunistas–, ¿por qué no pasaría lo mismo en el gran mundo árabe musulmán? Y –sólo por un momento– dejen a la religión fuera de esto.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Imágenes de una masacre en el reino de Bahrein

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LA VIOLENTA REPRESION MILITAR A LAS PROTESTAS EN EL REINO DEL GOLFO DEJA DECENAS DE MUERTOS EN LA CAPITAL

La insatisfacción llegó a los reinos petroleros y absolutistas, pero la respuesta fue tajante. El ejército de Bahrein tomó las calles y abrió fuego con armas de guerra contra los manifestantes pacíficos. Los sheiks de la región acordaron endurecer sus políticas.

Por Robert Fisk *

Desde Bahrein

“Masacre, es una masacre”, gritaban los médicos. Tres muertos. Cuatro muertos. Un hombre pasó frente a mí en una camilla en la sala de emergencias, la sangre chorreando en el piso de una herida de bala en el muslo. A pocos metros, seis enfermeros estaban luchando por la vida de un hombre pálido, barbudo, con sangre que le manaba del pecho. “Tengo que llevarlo al quirófano ahora”, gritaba un médico. “¡No hay tiempo, se está muriendo!”

Otros estaban todavía más cerca de la muerte. Un pobre joven –18, 19 años quizá– tenía una terrible herida en la cabeza, un agujero de bala en la pierna y sangre en el pecho. El médico a su lado se volvió hacia mí, las lágrimas cayendo sobre la bata manchada de sangre. “Tiene una bala fragmentada en su cerebro y no puedo sacarle los pedazos, los huesos de la izquierda de su cráneo están totalmente destrozados. Sus arterias están todas rotas. No lo puedo ayudar.” La sangre caía como cascada al suelo. Era penoso, vergonzoso e indignante. Estos no eran hombres armados sino los que acompañaban al cortejo y que volvían del funeral. Musulmanes chiítas, por supuesto, muertos por su propio ejército bahreiní en la tarde de ayer.

Un camillero estaba regresando con miles de otros hombres y mujeres del funeral en Daih de uno de los manifestantes muertos en la Plaza Pearl en las primeras horas del jueves. “Decidimos caminar al hospital porque sabíamos que había una manifestación. Algunos de nosotros llevábamos ramas como prendas de paz que les queríamos dar a los soldados cerca de la plaza, y estábamos gritando ‘paz, paz’. No fue una provocación –nada contra el gobierno–. Luego, de pronto, los soldados comenzaron a disparar. Uno estaba disparando una ametralladora desde un vehículo blindado. Había policías, pero se fueron cuando los soldados comenzaron a dispararnos. Pero, sabe, la gente en Bahrein cambió. No querían salir corriendo. Se enfrentaban a las balas con sus cuerpos.”

La manifestación en el hospital ya había atraído a miles de manifestantes chiítas –incluyendo a cientos de médicos y enfermeras de toda Manama, todavía con sus guardapolvos blancos– que exigían la renuncia del ministro de Salud bahreiní, Faisal Mohamed al Homor, por no permitir que las ambulancias buscaran a los muertos y heridos del ataque de la policía el jueves a la mañana sobre los manifestantes de la Plaza Pearl.

Pero su furia se volvió casi histeria ayer, cuando trajeron a los primeros heridos. Hasta cien médicos se aglomeraban en las salas de emergencias, gritando y maldiciendo al rey y al gobierno mientras los paramédicos luchaban por empujar las camillas cargadas con las últimas víctimas a través de la multitud que gritaba. Un hombre tenía un grueso paquete de vendas en el pecho, pero la sangre ya estaba manchando su torso, goteando de la camilla. “Tiene balas de plomo en su pecho y ahora hay aire y sangre en sus pulmones”, me dijo la enfermera a su lado. “Creo que lo perdemos.” Así llegó al centro médico de Sulmaniya la ira del ejército de Bahrein y, me imagino, la ira de la familia Al Khalifa, incluido el rey.

El personal sentía que ellos también eran víctimas. Y tenía razón. Cinco ambulancias enviadas a la calle –las víctimas de ayer recibieron los disparos frente a una estación de bomberos cerca de la Plaza Pearl– fueron detenidas por el ejército. Momentos más tarde, el hospital descubrió que todos sus celulares estaban sin red. Dentro del hospital había un médico, Sadeq al Aberi, malherido por la policía cuando fue a ayudar a los heridos en la mañana del jueves.

Los rumores corrían como reguero de pólvora en Bahrein y el personal médico insistía en que hasta 60 cadáveres habían sido sacados de la Plaza Pearl el jueves a la mañana y que la multitud vio a la policía cargar cuerpos en tres camiones refrigerados. Un hombre me mostró una foto en su celular en la que se podían ver claramente los tres camiones estacionados detrás de varios vehículos blindados del ejército. Según otros manifestantes, los vehículos, que tenían patentes de Arabia Saudita, fueron vistos más tarde en la carretera a Arabia Saudita. Es fácil descartar esas historias macabras, pero encontré a un hombre –otro enfermero en el hospital que trabaja para las Naciones Unidas– que me dijo que un colega estadounidense, que dijo llamarse “Jarrod”, había filmado los cuerpos cuando los cargaban en los camiones, pero luego fue arrestado por la policía y no se lo ha visto desde entonces.

¿Por que la familia real de Bahrein permitió que sus soldados abrieran fuego contra manifestantes pacíficos? Atacar a civiles con armas de fuego a menos de 24 horas de las muertes anteriores parece un acto de locura. Pero la pesada mano de Arabia Saudita puede no estar muy lejos. Los sauditas temen que las manifestaciones en Manama y en las ciudades de Bahrein enciendan fuegos igualmente provocadores en el este de su reino, donde una sustancial minoría chiíta vive alrededor de Dhahran y otras ciudades cerca de la frontera kuwaití. Su deseo de ver a los chiítas de Bahrein aplastados tan rápidamente como sea posible quedó en claro este jueves, en la cumbre del Golfo con todos los sheiks y príncipes de acuerdo en que no debería haber una revolución estilo egipcio en un reino que tiene una mayoría chiíta de quizás un 70 por ciento y una pequeña minoría sunnita que incluye a la familia real.

Sin embargo, la revolución de Egipto está en boca de todos en Bahrein. Fuera del hospital, estaban gritando: “El pueblo quiere derrocar al ministro”, una ligera variación del cántico de los egipcios que se liberaron de Mubarak, “El pueblo quiere derrocar al gobierno”. Y muchos entre la multitud dijeron –como dijeron los egipcios– que habían perdido el temor a las autoridades, a la policía y al ejército.

La policía y los soldados por quienes ahora expresan tal disgusto eran ayer demasiado evidentes en las calles de Manama, mirando con resentimiento desde los vehículos blindados azul noche o subidos a tanques hechos en Estados Unidos. Parecía no haber armas británicas a la vista –aunque éstos son los primeros días y había blindados hechos en Rusia al lado de los tanques M-60–. En el pasado, las pequeñas revueltas chiítas eran cruelmente aplastadas en Bahrein con la ayuda de un torturador jordano y un alto factótum de inteligencia, un ex oficial de la División Especial Británica.

Es mucho lo que está en juego aquí. Esta es la primera insurrección seria en los ricos estados del Golfo, más peligrosa para los sauditas que los islamistas que tomaron el centro de La Meca hace más de 30 años, y la familia de Al Khalifa se da cuenta ahora de qué peligrosos serán los próximos días para ellos. Una fuente que siempre resultó ser confiable durante muchos años me dijo que el miércoles por la noche un miembro de la familia Al Khalifa –que se decía que era el príncipe heredero– mantuvo una serie de conversaciones telefónicas con un prominente clérigo chiíta, el líder del partido Wifaq, Ali Salman, que estaba acampando en la Plaza Pearl. El príncipe aparentemente ofreció una serie de reformas y cambios en el gobierno que él pensó que el clérigo había aprobado. Pero los manifestantes se quedaron en la plaza. Exigían la disolución del Parlamento. Luego vino la policía.

En las primeras horas de la tarde, alrededor de 3000 personas se concentraron en apoyo de los Al Khalifa, y hubo muchas banderas nacionales ondeando desde las ventanillas de los automóviles. Esto puede ser la tapa de la prensa bahreiní hoy, pero no terminará con el levantamiento chiíta. Y el caos de anoche en el hospital más grande de Manama –la sangre cayendo de los heridos, los gritos pidiendo ayuda de aquellos en las camillas, los médicos que nunca había visto tantas heridas de bala, uno de ellos simplemente sacudió su cabeza incrédulamente cuando una mujer tuvo un ataque al lado de un hombre que estaba empapado en sangre– solamente amargó más a los chiítas de esta nación.

Un médico que dijo llamarse Hussein me detuvo cuando salía de la sala de emergencia porque me quería explicar su enojo. “Los israelíes les hacen este tipo de cosas a los palestinos, pero aquí son árabes disparándoles a árabes”, aulló por encima del griterío. “Esto es el gobierno bahreiní haciéndole esto a su propio pueblo. Estuve en Egipto hace dos semanas, trabajando en el hospital Qasr el Aini, pero las cosas aquí están mucho más jodidas.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

Túnez, Egipto, Marruecos… Esas "dictaduras amigas"

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alt¿Una dictadura en Túnez? ¿En Egipto una dictadura? Viendo a los medios relamerse con la palabra «dictadura» aplicada al Túnez de Ben Alí y al Egipto de Moubarak, los franceses han debido de preguntarse si han entendido o han leído bien. ¿No habían insistido durante decenios esos mismos medios y esos mismos periodistas en que esos dos “países amigos” eran “Estados moderados”? ¿La horrible palabra “dictadura” no estaba exclusivamente reservada en el mundo árabe musulmán (después de la destrucción de la “espantosa tiranía” de Saddam Hussein en Irak) solo al régimen Iraní? ¿Cómo? ¿Había entonces otras dictaduras en la región? Y ¿nos lo habrían ocultado los medios de nuestra ejemplar democracia?

He aquí, en todo caso, un primer abrir de ojos que debemos al rebelde pueblo tunecino. Su prodigiosa victoria ha liberado a los europeos de la “retórica hipócrita y de ocultamiento” en vigor en nuestras cancillerías y en nuestros medios. Obligados a quitarse la careta, simulan descubrir lo que sabíamos desde hace rato (1), que las “dictaduras amigas” no son más que eso: regímenes de opresión. Sobre el asunto, los medios no han hecho otra cosa que seguir la “línea oficial”: cerrar los ojos o mirar hacia otro lado confirmando la idea de que la prensa no es libre salvo en relación con los débiles y la gente aislada. ¿Acaso Nicolás Sarkozy no ha tenido el aplomo de asegurar que en Túnez “había una desesperanza, un sufrimiento, un sentimiento de ahogo que hay que reconocer que no habíamos apreciado en su justa medida”, con respecto al sistema mafioso del clan Ben Alí-Trabelsi?

“No habíamos apreciado en su justa medida…” En 23 años… A pesar de contar allí con servicios diplomáticos más prolíficos que los de cualquier otro país… A pesar de la colaboración en todos los sectores de la seguridad (policía, gendarmería, inteligencia…) (2). A pesar de las estancias regulares de altos responsables políticos y mediáticos que establecían allí desacomplejadamente sus lugares de veraneo… Pese a la existencia en Francia de dirigentes exiliados de la oposición tunecina, mantenidos como apestados al margen por las autoridades francesas y de acceso prohibido durante decenios a los grandes medios… Democracia ruinosa..

En realidad esos regímenes autoritarios han sido (y siguen siendo) complacientemente protegidos por las democracias europeas, despreciando sus propios valores, con el pretexto de que constituyen baluartes contra el islamismo radical (3). El mismo cínico argumento usado por Occidente durante la Guerra Fría, para apoyar dictaduras militares en Europa (España, Portugal, Grecia, Turquía) y en América Latina pretendiendo impedir la llegada del comunismo al poder.

¡Qué formidable lección dan las sociedades árabes revolucionarias a los que en Europa los describían con términos maniqueos, es decir, como masas dóciles sometidas a sátrapas orientales corruptos o como muchedumbres histéricas poseídas por el fanatismo religioso! Y he aquí que de repente surgen, en las pantallas de nuestros ordenadores o de nuestros televisores (cf.: el admirable trabajo de Al-Jazeera) preocupadas por el progreso social, nada obsesionadas por la cuestión religiosa, sedientas de libertad, soprepasadas por la corrupción, detestando las desigualdades y reclamando democracia para todos, sin exclusiones.

Lejos de las caricaturas binarias, estos pueblos no constituyen en modo alguno una especie de “excepción árabe” sino que se asemejan en sus aspiraciones políticas al resto de las ilustradas sociedades urbanas modernas. Un tercio de los tunecinos y casi un cuarto de los egipcios navegan regularmente por Internet. Como afirma Moulay Hicham El Alaoui: “Los nuevos movimientos ya no están marcados por los viejos antagonismos como antiimperialismo, anticolonialismo, o antisecularisno. Las manifestaciones de Túnez y El Cairo han estado desprovistas de todo simbolismo religioso. Constituyen una ruptura generacional que refuta la tesis del excepcionalismo árabe. Además son las nuevas metodologías de la comunicación de Internet las que animan estos movimientos. Ellos proponen una nueva versión de la sociedad civil en la que el rechazo al autoritarismo va de la mano con el rechazo a la corrupción (4)”.

Especialmente gracias a las redes sociales digitales, las sociedades tanto de Túnez como de Egipto se movilizaron con gran rapidez y pudieron desestabilizar el poder en tiempo récord. Aún antes de que los movimientos hayan tenido la oportunidad de “madurar” y de favorecer la emergencia de nuevos dirigentes dentro de ellos. Es una de las raras ocasiones en las que sin líderes, sin organización dirigente y sin programa, la simple dinámica de la exasperación de las masas ha bastado para conseguir el triunfo de la revolución. Se trata de un momento frágil y sin duda las potencias ya estarán trabajando, especialmente en Egipto, para que “todo cambie sin que cambie nada” según el viejo adagio de El Gatopardo. Esos pueblos que conquistaron su libertad deben recordar la advertencia de Balzac, “Se matará a la prensa como se mata a un pueblo, otorgándole la libertad”(5). En las “democracias vigiladas” es mucho más fácil domesticar legítimamente a un pueblo que en las antiguas dictaduras. Pero esto no justifica su mantenimiento. Ni debe empañar el ardor de derrocar una tiranía.

El hundimiento de la dictadura tunecina ha sido tan veloz que los demás pueblos magrebíes y árabes han llegado a la conclusión de que esas autocracias –las más viejas del mundo- estaban en realidad profundamente corroídas y no eran por lo tanto más que “tigres de papel”. Esta demostración se ha verificado también en Egipto.

De allí este impresionante levantamiento de los pueblos árabes, que lleva a pensar inevitablemente en el gran florecimiento de las revoluciones europeas de 1848, en Jordania, en Yemen, en Argelia, en Siria, en Arabia Saudí, en Sudán y también en Marruecos.

En este último país, una monarquía absoluta, en el que el resultado de las “elecciones” (siempre trucado) siempre lo decide el soberano, que designa según su voluntad a los llamados ministros “de la soberanía”, unas cuantas decenas de familias próximas al trono continúan acaparando la mayoría de las riquezas (6). Los cables difundidos por Wikileaks han revelado que la corrupción llega a niveles de indecencia descomunales, mayores que los del Túnez de Ben Alí, y que las redes mafiosas tenían todas como único origen el Palacio. Un país en el que la práctica de la tortura está generalizada y el amordazamiento de la prensa es permanente.

Sin embargo, como en el Túnez de Ben Alí, esta “dictadura amiga” se beneficia de la gran indulgencia de los medios y de la mayor parte de nuestros responsables políticos (7), los cuales minimizan las señales del comienzo de un “contagio” de la rebelión. Cuatro personas se han inmolado ya prendiéndose fuego. Se han producido manifestaciones de solidaridad con los rebeldes de Túnez y de Egipto en Tánger, en Fez y en Rabat (8). Acosadas por el miedo las autoridades han decidido subvencionar preventivamente los artículos de primera necesidad para evitar las “rebeliones del pan”. Importantes contingentes de tropas del Sahara Occidental habrían sido desplazadas aceleradamente hacia Rabat y Casablanca. El rey Mohamed VI y algunos colaboradores se habrían trasladado a Francia el 29 de enero para consultar a expertos en orden público del Ministerio francés del Interior (9).

Aunque las autoridades desmienten las dos últimas informaciones, está claro que la sociedad marroquí está siguiendo los acontecimientos de Túnez y Egipto con excitación. Preparados para unirse al

impulso de fervor revolucionario y quebrar de una vez por todas las trabas feudales. Y a pedir cuentas a todos aquéllos que en Europa fueron durante decenios cómplices de las “dictaduras amigas”.

Notas:

(1) Leer, por ejemplo de Jacqueline Boucher "La société tunisienne privée de parole" y de Ignacio Ramonet "Main de fer en Tunisie", Le Monde diplomatique,de febrero de 1996 y de julio de 1996 respectivamente.

(2) Cuando Mohamed Bouazizi se inmoló incendiandose el 17 de diciembre de 2010, cuando la insurrección ganaba a todo el país y decenas de tunecinos rebeldes continuaban cayendo bajo las balas de la represión benalista, al alcalde de París Bertrand Delanoé y a la ministra de relaciones exteriores Michèle Alliot-Marie les parecía absolutamente normal ir a festejar alegremente la Nochebuena o la Nochevieja en Túnez.

(3) Al mismo tiempo, Washington y sus aliados europeos, sin aparentemente medir las contradicciones, apoyan al régimen teocrático y tiránico de Arabia Saudita, principal hogar oficial del islamismo mása.

(4) http://www.medelu.org/spip.php?article711

(5) Honoré de Balzac, Monographie de la presse parisienne, Paris, 1843.

(6) Leer Ignacio Ramonet, "La poudrière Maroc", Mémoire des luttes, setiembre 2008. http://www.medelu.org/spip.php?article111

(7) Desde Nicolas Sarkozy hasta Ségolène Royal,pasando por Dominique Strauss-Kahn que posee un “ryad” en Marraquech, los dirigentes políticos franceses no tienen el menor escrúpulo en pasar sus vacaciones de invierno entre estas “dictaduras amigas”

[8] El País, 30 de enero de 2011- http://www.elpais.com/../Manifestaciones/Tanger/Rabat

[9] Leer El País, 30 de enero de 2011 http://www.elpais.com/..Mohamed/VI/va/vacaciones y Pierre Haski, "Le discret voyage du roi du Maroc dans son château de l´Oise", Rue89, 29 enero de 2011.http://www.rue89.com/..le-roi-du-maroc-en-voyage-discret…188096

Fuente :http://www.medelu.org/spip.php?article713

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N. Chomsky: China y el nuevo orden mundial…

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China y el nuevo orden mundial (I y II)

Noam Chomsky, Público

China_saca_pecho En medio de todas las supuestas amenazas a la superpotencia mundial reinante, un rival está emergiendo en silencio y con fuerza: China. Y Estados Unidos está analizando de cerca las intenciones de ese país.

El 13 de agosto, un estudio del Pentágono planteaba la preocupación de que China estuviera expandiendo sus fuerzas militares de manera que “pudiera neutralizar la capacidad de los buques de guerra estadounidenses de operar en aguas internacionales”, da cuenta Thom Shanker en The New York Times.

Washington ha hecho sonar la voz de alarma de que “la falta de transparencia de China sobre el crecimiento, las capacidades y las intenciones de sus militares inyecta inestabilidad a una región vital del globo”.

Estados Unidos, por el contrario, es bastante transparente sobre sus intenciones de operar libremente a lo largo y ancho de la “región vital del globo” que rodea China (y donde sea).

EEUU publicita su vasta capacidad para hacerlo: con un presupuesto militar en crecimiento que casi alcanza al del conjunto del resto del mundo, cientos de bases militares por todo el planeta, y un indiscutible liderazgo en la tecnología de destrucción y dominación.

La falta de entendimiento de las reglas de urbanidad internacionales por parte de China quedó reflejada en su objeción al plan de que el portaaviones nuclear USS George Washington participara en las maniobras militares de EEUU y Corea del Sur cerca de las costas chinas en julio, alegando que este tendría la capacidad de hacer diana en Pekín.

En cambio Occidente entiende que dichas operaciones se llevaron a cabo para defender la estabilidad y su propia seguridad.

El término estabilidad tiene un significado técnico en el discurso de las relaciones internacionales: la dominación por parte de EEUU. Así, ninguna ceja se arquea cuando James Chace, ex editor de Foreign Affairs, explicaba que, a fin de conseguir “estabilidad” en Chile en 1973, fue necesario “desestabilizar” el país, derrocando al Gobierno legítimo del presidente Salvador Allende e instaurando la dictadura del general Augusto Pinochet, que procedió a asesinar y torturar sin miramientos y estableció una red de terror que ayudó a instalar regímenes similares en otros lugares, con el apoyo de EEUU, por el interés de la estabilidad y la seguridad.

Es fácil reconocer que la seguridad estadounidense requiere un control absoluto. El historiador John Lewis Gaddis, de la Universidad de Yale, dio a esta premisa una impronta académica en Surprise, Security and the American Experience, donde investiga las raíces de la doctrina de la guerra preventiva del presidente George W. Bush. El principio operativo es que la expansión es “el camino a la seguridad”, una doctrina que Gaddis rastrea con admiración dos siglos hacia atrás, hasta el presidente John Quincy.

Adams, autor intelectual del Destino manifiesto.

En relación con la advertencia de Bush de que los estadounidense “deben estar listos para acciones preventivas cuando sea necesario luchar por nuestra libertad y defender nuestras vidas”, Gaddis observa que el entonces presidente “se estaba haciendo eco de una vieja tradición, en vez de establecer una nueva” al reiterar principios que varios presidentes ya habían defendido y que desde Adams a Woodrow Wilson “habrían entendido muy bien”.

Lo mismo ocurre con los sucesores de Wilson hasta el presente. La doctrina de Bill Clinton era que EEUU estaba autorizado a utilizar la fuerza militar para asegurar “el acceso desinhibido a mercados clave, suministros energéticos y recursos estratégicos”, sin siquiera la necesidad de inventar pretextos del tipo de los de Bush hijo.

Según el secretario de Defensa de Clinton, William Cohen, EEUU debe consecuentemente mantener una enorme avanzadilla de fuerzas militares “desplegadas” en Europa y Asia “con el fin de moldear la opinión de la gente sobre nosotros”, y “para forjar acontecimientos que afectarán nuestra subsistencia y nuestra seguridad”. Esta receta para la guerra permanente –observa el historiador militar Andrew Bacevich– es una nueva doctrina estratégica, que fue amplificada más tarde por Bush Jr. y por Barack Obama.

Como todo capo de la Mafia sabe, incluso la pérdida más sutil de control puede desembocar en el desmoronamiento del sistema de dominación cuando otros se animan a seguir un camino similar.

Este principio central de poder se formula como la teoría dominó en el lenguaje de los estrategas políticos. Se traduce en la práctica en el reconocimiento de que el “virus” del exitoso desarrollo independiente puede “contagiarse” en cualquier otro lugar y, de esta manera, debe ser destruido mientras las víctimas potenciales de la plaga son inoculadas, normalmente a manos de brutales dictaduras.

Según el estudio del Pentágono, el presupuesto militar de China se expandió a unos 150.000 millones de dólares, cerca de “la quinta parte de lo que el Pentágono se ha gastado para operar y llevar a cabo las guerras de Iraq y Afganistán” en ese año, lo cual es sólo un fragmento del total del presupuesto militar estadounidense, por supuesto.

Las preocupaciones de Estados Unidos son comprensibles si uno toma en cuenta la virtual e indiscutida suposición de que EEUU debe mantener un “poder incuestionable” sobre la mayoría del resto de países, con “una supremacía militar y económica”, mientras asegura la “limitación de cualquier ejercicio de soberanía” por parte de los Estados que pueda interferir con sus designios globales.

Estos fueron los principios establecidos por los planificadores de alto nivel y expertos de política exterior durante la Segunda Guerra Mundial, cuando desarrollaron el marco para el mundo de la posguerra, el cual fue ampliamente ejecutado.

EEUU debía mantener esta dominación en una “Gran Área”, que debía incluir, como mínimo, el hemisferio occidental, el lejano Oriente y el antiguo Imperio Británico, incluyendo cruciales recursos energéticos de Oriente Próximo.

Mientras Rusia comenzaba a pulverizar a los ejércitos nazis tras Stalingrado, las metas de la “Gran Área” se extendieron lo máximo posible por Eurasia. Siempre se ha entendido que Europa pudiera escoger seguir una causa alternativa, quizás la visión gaullista de una Europa desde el Atlántico hasta los Urales. La Organización del Tratado del Atlántico Norte nació en parte para contrarrestar esta amenaza y este asunto permanece muy vivo hoy en día en momentos en que la OTAN se expande hacia una fuerza de intervención de Estados Unidos, responsable del control de “infraestructuras cruciales” del sistema global del que depende Occidente.

Desde que se convirtiera en la potencia mundial dominante durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha buscado mantener un sistema global de control. Pero ese proyecto no es fácil de mantener. El sistema se erosiona visiblemente, con implicaciones significativas para el futuro. China es un jugador potencial muy influyente y desafiante.

Noam Chomsky, distribuido por The New York Times Syndicate.

Fuente: http://blogs.publico.es/noam-chomsky/30/china-y-el-nuevo-orden-mundial-i/

China y el nuevo orden mundial (II)

Noam Chomsky

De todas las amenazas al orden mundial, la más consistente es la democracia, a menos que esté bajo un control imperial, y más generalmente, la afirmación de independencia. Estos temores han guiado al poder imperial a lo largo de la historia.

En América del Sur, el tradicional patio trasero de Washington, los sujetos son cada vez más desobedientes. Sus pasos hacia la independencia avanzaron adicionalmente con la integración de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, que abarca a todos los estados en el hemisferio aparte de Estados Unidos y Canadá.

Por primera vez desde las conquistas española y portuguesa hace 500 años, Sudamérica está avanzando hacia la integración, un prerrequisito para la independencia. También está empezando a resolver el escándalo de un continente dotado de ricos recursos pero dominado por diminutas islas de elites acaudaladas en un mar de miseria.

Además, las relaciones Sur-Sur se están desarrollando, con China desempeñando un papel destacado tanto como consumidor de materias primas e inversionista. Su influencia está creciendo rápidamente y ha superado a la de EU en países ricos en recursos.

Más significativos aún son los cambios en la arena de Oriente Medio. Hace 60 años, el influyente planificador A. A. Berle aconsejó que controlar los incomparables recursos energéticos rendiría un control sustancial del mundo.

A su vez, la pérdida de control amenazaría el proyecto de dominio global. Para los años 70, los productores importantes habían nacionalizado sus reservas de hidrocarburos, pero Occidente retenía una influencia sustancial. En 1979, Irán se perdió con el derrocamiento de la dictadura del sha, que había sido impuesta por un golpe militar de EU y el Reino Unido en 1953 para garantizar que este trofeo permaneciera en las manos adecuadas. Ahora, sin embargo, el control se está escapando incluso de los clientes tradicionales de EU.

Las mayores reservas de crudo están en Arabia Saudita, una dependencia estadunidense desde que EU desplazó a Gran Bretaña en una miniguerra librada durante la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos sigue siendo por mucho el inversor mayor en Arabia Saudita y es su mayor socio comercial, y Arabia Saudita ayuda a apoyar la economía de EU mediante sus inversiones.

No obstante, más de la mitad de las exportaciones petroleras sauditas ahora van a Asia, y sus planes de crecimiento apuntan a Oriente. Lo mismo puede resultar cierto de Irak, el país con las segundas reservas más importantes, si puede reconstruirse después de las asesinas sanciones de EU y el Reino Unido y de la invasión. Y la política de EU está impulsando a Irán, el tercer productor mundial, en la misma dirección.

China es actualmente el segundo mayor importador de crudo de Medio Oriente y el mayor exportador a la región, remplazando a Estados Unidos. Las relaciones comerciales están creciendo aceleradamente, duplicándose en los pasados cinco años.

Las implicaciones para el orden mundial son significativas, como lo es el ascenso de la Organización de Cooperación de Shanghai, que incluye a buena parte de Asia, pero que ha rechazado a Estados Unidos –“potencialmente un nuevo cártel energético que involucra a productores y consumidores”, comenta el economista Stephen King, autor de Perdiendo control: Las amenazas emergentes a la prosperidad occidental.

En los círculos occidentales de creación de políticas y entre los comentaristas políticos, 2010 es llamado el año de Irán. La amenaza iraní es considerada el mayor peligro para el orden mundial y el enfoque primario a la política exterior de EU, con Europa un poco atrás, siguiendo cortésmente, como de costumbre. Oficialmente se reconoce que la amenaza no es militar: más bien, es la amenaza de independencia.

Para mantener la estabilidad, Washington ha impuesto severas sanciones a Irán, pero fuera de Europa, pocos están prestando atención. Los países no alineados –la mayor parte del mundo– se han opuesto vigorosamente a la política de Estados Unidos hacia Irán desde hace años.

Las cercanas Turquía y Pakistán están construyendo nuevos oleoductos hacia Irán, y el comercio está aumentando. La opinión pública árabe está tan encolerizada por las políticas occidentales que la mayoría incluso aprueba el desarrollo iraní de un arma nuclear.

El conflicto beneficia a China. Los inversores y comerciantes de China ahora están llenando un vacío en Irán a medida que los inversores de muchas otras naciones, particularmente de Europa, se retiran, informa Clayton Jones en The Christian Science Monitor. En particular, China está expandiendo su papel dominante en las industrias energéticas iraníes.

Washington está reaccionando con un toque de desesperación. En agosto, el Departamento de Estado advirtió que si China quiere hacer negocios en todo el mundo también tendrá que proteger su propia reputación, y si alguien adquiere la reputación de país dispuesto a evadir y esquivar las responsabilidades internacionales, eso tendrá un impacto a largo plazo… Sus responsabilidades internacionales son claras –o sea, seguir las órdenes de Washington.

Es poco probable que los líderes chinos se sientan impresionados por tales declaraciones, que son el lenguaje de una potencia imperial tratando desesperadamente de aferrarse a una autoridad que ya no posee. Una amenaza mucho mayor que Irán a su dominio internacional es una China que se rehúsa a obedecer sus órdenes –y que, de hecho, como potencia mayor y en crecimiento, las descarta con desprecio.

(El nuevo libro de Noam Chomsky, recientemente publicado, es Hopes and Prospects. Chomsky es profesor emérito de Lingüística y Filosofía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Cambridge, Mass.)

La Jornada.com

Written by Eduardo Aquevedo

16 octubre, 2010 at 16:08

USA: nueve años, dos guerras, cientos de miles de muertos y nada aprendido

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El 11-S y nosotros (los estadounidenses)

Robert Fisk, The Independent

TORRES11S ¿Acaso el 11 de septiembre nos vuelve locos a todos? Nuestra conmemoración de los inocentes que murieron hace nueve años ha sido un holocausto de fuego y sangre…

¿Acaso el 11 de septiembre nos volvió locos a todos?

¡Qué ajustado (en una extraña, alocada manera) que la apoteosis de esa tormenta de fuego iniciada hace nueve años tenga que ser la de un predicador desquiciado amenazando con otra tormenta de fuego; o la de una quema estilo nazi del Corán; o la de la edificación de una supuesta mezquita a dos cuadras de “zona cero”!

Como si el 11-S hubiera sido una arremetida sobre cristianos adoradores de Jesús, en vez de sobre el occidente ateo.

¿Pero por qué deberíamos estar sorprendidos? Nada más miren a esos otros desquiciados que eclosionaron con las secuelas de esos crímenes de lesa humanidad: el medio-enloquecido Admadineyad, el insoportable Gadafi post-Guerra Fría, Blair con su alocado ojo derecho y George W Bush con sus prisiones y torturas “en negro” y su lunática “guerra al terror”, y ese espantoso hombre que vivió (o vive todavía) en una cueva afgana, y los cientos de “al-qaedas” que él creó, y el Mulá tuerto, sin mencionar los canas lunáticos, las agencias de inteligencia y los matones de la CIA que nos han fallado –completamente- el 11 de septiembre porque estaban demasiado inactivos o demasiado estúpidos como para identificar a 19 hombres que iban a atacar a los EE.UU.

Recuerden una cosa: incluso si el Reverendo Terry Jones mantiene su decisión de retroceder, algún otro de nuestros chiflados va a estar listo para tomar su lugar.

Ciertamente, en este sombrío noveno aniversario (y que el cielo nos libre el año que viene del décimo), el 11-S parece haber producido no paz, o justicia o democracia, o derechos humanos… sino monstruos. Estos monstruos han merodeado por Iraq (tanto la especie occidental como la variedad local) y han masacrado 100.000 almas, o 500.000, o un millón, y… ¿a quién le importa? Han matado decenas de miles en Afganistán, ¿y a quién le importa?

Y a medida que la enfermedad se extendía a lo largo de Oriente Medio y luego a lo largo del globo, ellos (los pilotos de la fuerza aérea y los insurgentes, los marines y los suicidas con bombas, los al-Qaedas del Magreb y los de Jalij’, los del califato de Iraq y los de las fuerzas especiales, los muchachos del apoyo aéreo táctico y los degolladores) han arrancado las cabezas de mujeres y niños, de viejos y enfermos, de jóvenes y sanos, desde el Índico al Mediterráneo, desde Bali al subte de Londres. ¡Vaya un memorial para los 2.966 inocentes que perecieron hace nueve años! Hecha en nombre de ellos, aparentemente, ha sido nuestra ofrenda de holocausto de fuego y sangre, sacralizada ahora por el demente pastor de Gainsville.

Ésta es la pérdida, por supuesto. ¿Pero quién ha sacado la ganancia?

Bueno, los vendedores de armas, naturalmente. Y también Boeing y Lockheed Martin y todos los muchachos fabricantes de misiles y “drones” (aviones no tripulados) y las plantas de fabricación de repuestos de F-16 y los despiadados mercenarios que acechan las tierras musulmanas en nuestro nombre ahora que hemos creado 100.000 enemigos más por cada uno de los 19 asesinos del 11-S.

Los torturadores la pasaron bien, puliendo su sadismo en las prisiones ilegales de EE.UU (sería apropiado que el centro de tortura de EE.UU en Polonia se revelase en este noveno aniversario), y también lo hicieron los hombres (y las mujeres, me temo) que perfeccionaron los grillos y las técnicas de “submarino” con las que ahora peleamos nuestras guerras. Y (no nos olvidemos), cada religioso delirante en el mundo, sea de la variedad Bin Laden, los groupies barbudos del Talibán, los verdugos suicidas, los predicadores “mano de garfio”, o nuestro propio pastor de Gainsville.

¿Y Dios? ¿Dónde encaja? Un archivo de citas sugiere que casi todo monstruo creado en o después del 11-S es un seguidor de este redentor quijotesco. Bin Laden reza a Dios…”para convertir a EE.UU. en una sombra del mismo”, como me dijo en 1997. Y Bush le rezó a Dios y Blair le rezó (y reza) a Dios, y todos los asesinos musulmanes y una enorme cantidad de soldados occidentales, y el (honorario) Doctor Pastor Terry Jones y su treintena (o tal vez cincuentena, ya que las estadísticas son difíciles de obtener en la “guerra al terror”) le rezan a Dios.

Y el pobre Dios, por supuesto, tiene que escuchar estas oraciones ya que Él siempre está sentado entre ellos durante nuestras guerras demenciales. Recuerdo las palabras atribuidas a Él por un poeta de otra generación: “Dios esto, Dios aquello, Dios lo otro. ‘¡Dios santo!’, dijo Dios. ‘¡cuánto trabajo!’. Y eso que era sólo era la Primera Guerra Mundial…

Hace apenas cinco años -en el cuarto aniversario de los ataques a las Torres Gemelas/Pentágono/Pennsylvania- una niña de una escuela me preguntó en una conferencia dictada en una iglesia en Belfast si acaso el Medio Oriente se beneficiaría de más religión. ¡No! ¡Menos religión!, aullé como repuesta. Dios es bueno para contemplación, no para la guerra. Pero (y acá es donde nos conducen a los acantilados y rocas ocultas que nuestros líderes quieren que ignoremos, olvidemos y abandonemos) todo este lío de mierda involucra al Medio Oriente. Se trata de pueblos musulmanes que han conservado su fe mientras esos occidentales que los dominan (militar, económica, cultural y socialmente) han perdido la de ellos.

¿Cómo puede ser? Se preguntan los musulmanes. Ciertamente; es una excelente ironía que el Reverendo Jones sea creyente, mientras que el resto de nosotros –por lejos- no lo somos. De allí que nuestros libros y nuestras documentales nunca se refieren a musulmanes contra cristianos, sino a musulmanes contra “Occidente”.

Y por supuesto, el tema tabú del que no debemos hablar -la relación de Israel con EE.UU, y el apoyo incondicional de los EE.UU. al robo de tierras musulmanas por parte de Israel- yace en el corazón de esta crisis terrible en nuestras vidas.

En la edición de ayer del The Independent había una fotografía de manifestantes afganos cantando la consigna “muerte a EE.UU.”

Pero al fondo de la foto se ve a los mismos manifestantes con una pancarta negra con un mensaje escrito en lengua Dari con pintura blanca. Lo que realmente decía era: “El gobierno del régimen sionista chupasangre y los líderes occidentales que son indiferentes [al sufrimiento] y no tienen conciencia, están celebrando el nuevo año derramando la roja sangre de los palestinos”.

El mensaje es tan extremista como vicioso; pero prueba una vez más que la guerra en la que estamos enfrascados es también sobre Israel y “Palestina”. Nosotros podemos preferir ignorar esto en “Occidente”, donde supuestamente los musulmanes “nos odian por lo que somos” u “odian nuestra democracia” (ver Bush, Blair y otros políticos mendaces), pero este gran conflicto yace en el corazón de la “guerra al terror”. Es por eso que el igualmente vicioso Bejamin Netanyahu reaccionó a las atrocidades del 11-S declarando que el evento sería bueno para Israel. Israel sería ahora capaz de declarar que ellos, también, estaban peleando la “guerra al terror”; que Arafat (éste era el reclamo del ahora comatoso Ariel Sharón) es “nuestro Bin Laden”. Y así los israelíes tuvieron el estómago de reclamar que la ciudad de Sderot –bajo su cascada de misiles de hojalata de Hamás- era “nuestra zona cero”.

No lo era. La batalla de Israel contra los palestinos es una horrible caricatura de nuestra “guerra al terror”, en la que se supone que nosotros tenemos que apoyar al último proyecto colonial en la tierra (y aceptar sus miles de víctimas) porque las torres gemelas y el Pentágono y el vuelo 93 de United fueron atacados por 19 árabes hace nueve años. Hay una suprema ironía en el hecho de que un resultado directo del 11-S haya sido la corriente de policías y “tabicados” (agentes encubiertos) occidentales que han viajado a Israel para mejorar sus “especialidades anti-terroristas” con la ayuda de oficiales israelíes que podrían –de acuerdo a las Naciones Unidas- ser criminales de guerra. No fue una sorpresa encontrar que los héroes que dispararon contra el pobre Jean Charles de Menezes en el subterráneo londinense en 2005 hayan recibido asesoramiento “antiterrorista” de los israelíes.

Y sí, conozco los argumentos. No podemos comparar la acción de malvados terroristas con el valor de nuestros jóvenes hombres y mujeres que defienden nuestras vidas –y sacrifican las suyas- en la línea del frente de la “guerra al terror”. Pero sabemos que vamos a matar inocentes; nosotros aceptamos de buena gana que vamos a matar inocentes, que nuestras acciones van a crear tumbas masivas con familias, con los pobres, los débiles y los desposeídos.

Por esta razón hemos creado la obscena definición de “daños colaterales”. Como “colateral” significa que estas víctimas son inocentes, entonces “colateral” significa también que somos inocentes de sus muertes. No era nuestro deseo matarlos, incluso si sabíamos que era inevitable que lo hiciéramos. “Colateral” es nuestro eximente. Esta palabra es la diferencia entre “nosotros” y “ellos”; entre nuestro Derecho Divino a matar y el Derecho Divino de Bin Laden a asesinar. Las víctimas, escondidas de la vista como cadáveres “colaterales”, ya no cuentan más porque fueron masacradas por nosotros. Tal vez no fue tan doloroso. Tal vez morir por un avión no-tripulado es una partida más suave de este mundo; un descuartizamiento causado por un misil aire-tierra modelo AGM-114C fabricado por Boeing-Lockheed es menos doloroso que una muerte causada por los fragmentos de una mina improvisada en el camino o por un cruel suicida con un cinturón de explosivos.

Por eso sabemos cuántos murieron el 11-S: 2.966 (aunque el número puede ser mayor), y por qué no hacemos “cuenteo de cuerpos” de aquéllos a quienes matamos. Porque ellos –“nuestras” víctimas- no deben tener identidad, ni inocencia, ni personalidad; no deben tener una causa o creencias, y porque nosotros hemos matado muchos, muchos más seres humanos que Bin Laden y los talibanes y al-Qaeda.

Los aniversarios son eventos para la televisión y los diarios, y pueden tener el hábito horripilante de aunar a la gente en el marco de una funesta conmemoración. Así conmemoramos la Batalla de Britania -un episodio caballeresco en nuestra historia- y el bombardeo de civiles británicos por parte de los alemanes llamado Blitz en la segunda guerra mundial (un progenitor del asesinato masivo, por supuesto, pero un símbolo de la valentía inocente) tal como conmemoramos el comienzo de una guerra que ha destrozado nuestra moralidad, ha convertido a nuestros políticos en criminales de guerra, a nuestros soldados en asesinos y a nuestros despiadados enemigos en héroes de la causa antioccidental.

Y mientras en este sombrío aniversario el Reverendo Jones quería quemar un libro llamado el Corán, Tony Blair trató de vender un libro llamado “Una travesía”. Jones dijo que el Corán era “malvado”; algunos británicos se preguntaron si el libro de Blair no debería clasificarse como “crimen”.

Ciertamente, el 11-S se vuelve fantasía cuando el reverendo Jones puede acaparar la atención de los Obama y de los Clinton, del Santo Padre y de las incluso más santas Naciones Unidas.

Quem deus vult perdere, dementat prius…

(Aquéllos a quienes destruirán los dioses enloquecen antes. De la obra Medea, de Eurípides. Nota del traductor )

Traducción: El Negro Gómez

Fuente: http://www.independent.co.uk/opinion/commentators/fisk/robert-fisk-nine-years-two-wars-hundreds-of-thousands-dead-ndash-and-nothing-learnt-2076450.html

Written by Eduardo Aquevedo

13 septiembre, 2010 at 23:07

La guerra contra Irán: primavera 2011…

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Alejandro Nadal

GUERRA El 7 de junio de 1981 aviones de Israel bombardearon y destruyeron el reactor nuclear iraquí de Osirak. Se dice que ese hecho detuvo para siempre el desarrollo de un programa de construcción de armas nucleares por parte de Bagdad. En 2007 bombardeó un reactor norcoreano en Siria. Y ahora esa es la opción que vuelve a ser considerada por Israel para detener el pretendido proyecto de Teherán para dotarse del arma nuclear. ¿La fecha? Casi para el treinta aniversario del ataque al reactor de Osirak. Para más seguridad, en la primavera de 2011.

Parece una fecha lejana, sobre todo a la luz de los urgentes problemas actuales: una crisis que resiste convertirse en recuperación, sequías, incendios e inundaciones que parecen gritar cambio climático en cada torbellino. Sin embargo, el tiempo se escurre rápido. Para los halcones en Israel, la carga del reactor de Bushehr hace una semana y el ritmo de producción en las centrifugadoras de Natanz son las señales que cuentan.

La influyente revista The Atlantic publica este septiembre un artículo de Jeffrey Goldberg sobre las perspectivas de un ataque israelí en contra de Irán (www.theatlantic.com). Goldberg es un bien conocido vocal de grupos vinculados con posiciones intervencionistas en el Medio Oriente. Esta vez entrevistó a más de cuarenta altos funcionarios israelíes y concluye que existe una alta probabilidad de un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán.

El artículo es parte de una campaña para llevar a cabo dicho ataque. La conclusión central es que antes de junio 2011 Benjamín Netanyahu podría lanzar sus aviones contra las instalaciones nucleares de Irán. La ofensiva puede llevarse a cabo con un variado arsenal, incluyendo cargas nucleares para destruir estructuras enterradas a gran profundidad. La política de amimut o de opacidad que mantiene el gobierno de Israel en relación con su arsenal nuclear (estimado en 200 cargas nucleares) no permite asegurar nada sobre esta eventualidad. El ataque incluiría varias docenas de blancos nucleares. Se me ocurre que otro escenario es el de un ataque selectivo con misiles desde Israel o con su arsenal de misiles crucero de alta precisión, disparados desde sus submarinos en el Golfo Pérsico.

Obama se comprometió en su campaña a buscar un diálogo directo con Teherán para detener su programa nuclear militar. Pero el enfoque diplomático fue inconsistente. En lugar de enviar a Teherán un mensaje claro de que Estados Unidos ya no está obsesionado con la vieja idea de un cambio de régimen, Hillary Clinton transmitió las señales equivocadas. Su bravuconería mostró a Teherán que poco había cambiado con Obama. Sobre la mesa de negociación permanecía no sólo la obsesión del cambio de régimen, sino la amenaza del empleo de la fuerza para lograrlo. Para Teherán, el único camino es hacer prohibitivo el precio de un ataque, ya sea de Israel o de Estados Unidos. Su plan nuclear es un instrumento para lograrlo.

Entablar un diálogo con Teherán implicaba una transformación profunda en la relación de Estados Unidos e Israel. La realidad es que el poder del lobby judío en Washington hace pensar desde hace años en el síndrome de que la cola mueve al perro y no al revés. En lugar de que Israel obedezca órdenes de Washington, ésta última es la que acaba por seguir y apoyar las iniciativas de Tel Aviv. De tal modo que si Washington deseaba interrumpir el apoyo de Irán a Hezbollah, por ejemplo, tenía que comenzar con replantear sus relaciones con Israel y detener su política de expansión y genocidio en Gaza y la margen occidental del río Jordán. Obama ni siquiera quiso explorar este camino.

Todo indica que el tiempo se agota. Washington ahora presiona colocando sanciones más severas sobre Teherán. Servirán de muy poco, pero su cálculo es que de doblegar a Ahmadinejad, el mundo se estará ahorrando una nueva guerra. Por su parte, Teherán acelera el ritmo de producción de uranio enriquecido y abraza el apoyo ruso para hacer más difícil un ataque a sus instalaciones nucleares. Ya tiene emplazados centenares de misiles tierra-aire proporcionados por Rusia, de gran alcance y velocidad, así que no es seguro que un ataque alcance todos sus objetivos.

Lo que es seguro es que dicha aventura tendrá efectos desastrosos a escala global. Las guerras en Afganistán e Irak, por no mencionar a Pakistán (y si es que sobrevive a las inundaciones de estas semanas), se intensificarán y fusionarán en una gran zona de actividad bélica. Todo Medio Oriente será envuelto en llamas. Irán podría responder con ataques de misiles balísticos a Israel, lo que provocaría una andanada de misiles israelíes. Teherán probablemente tendría éxito en bloquear el estrecho de Hormuz, interrumpiendo el flujo de petróleo, sacudiendo el mercado mundial y agravando la crisis económica mundial. Sin duda el precio a pagar por un ataque a Irán es muy elevado. Pero para el complejo industrial y militar en Israel (y Washington), ese costo ya ha sido descontado por el mercado de la guerra. // LA JORNADA.COM

http://nadal.com.mx

Written by Eduardo Aquevedo

18 agosto, 2010 at 16:15

Preparando la III Guerra Mundial (III), la hoja de ruta militar…

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El papel de Israel en la gestación de un ataque a Irán

Michel Chossudovsky

Global Research

KLEE125 Parte I: Guerra Mundial

El almacenamiento y despliegue de sistemas de armas avanzados contra Irán empezaron a raíz de los bombardeos de 2003 y la invasión de Iraq. Desde el principio, estos planes de guerra fueron encabezados por los EE.UU., en colaboración con la OTAN e Israel.

Tras la invasión de Iraq en 2003, la administración Bush identificó a Irán y Siria como las siguientes etapas de la "hoja de ruta de guerra". Fuentes militares de EE.UU. dieron a entender que un ataque aéreo contra Irán podría implicar un despliegue a gran escala comparable a los bombardeos estadounidenses de "conmoción y pavor" sobre Iraq en marzo de 2003:

"Los ataques aéreos estadounidenses contra Irán excederían ampliamente el alcance del ataque israelí de 1981 al centro nuclear de Osiraq en Iraq, y se parecerían más a los primeros días de la campaña aérea de 2003 contra Iraq” ( Ver GlobalSecurity )

"Irán, Escenario a corto plazo"

TIRANNT, "Escenario Irán a corto plazo" (Theater Iran Near Term), es la denominación en código de los planificadores militares de EE.UU. para las simulaciones de un ataque contra Irán que se iniciaron en mayo de 2003, "cuando los modeladores y especialistas en inteligencia recabaron los datos necesarios para un marco de nivel (es decir, a gran escala) en el análisis de escenarios para Irán." (William Arkin, Washington Post , 16 de abril de 2006).

El escenario bélico comprende varios miles de objetivos dentro de Irán como parte de una operación de "conmoción y pavor":

"El análisis, llamado TIRANNT, por "Escenario Irán a corto plazo", iba acompañado de un escenario simulado de invasión del cuerpo de marina y una simulación de fuerza de misiles iraníes. Estrategas de EE.UU. y Gran Bretaña llevaron a cabo maniobras en el Mar Caspio al mismo tiempo. Y Bush ordenó al Comando Estratégico de los EE.UU. que elaborase un plan de guerra de ataque global con el fin de preparar un ataque contra armas iraníes de destrucción masiva. Todo esto, en última instancia, se incluiría en un nuevo plan de guerra para "grandes operaciones de combate" contra Irán que fuentes militares confirman ahora [abril de 2006] que existe en forma de proyecto.

…Según TIRANNT, el ejército y los planificadores del Comando Central estadounidense han estado examinando tanto a corto, como a largo plazo escenarios de guerra contra Irán, incluyendo todos los aspectos de una importante operación de combate, desde la movilización y despliegue de fuerzas a las operaciones de estabilización de posguerra tras el cambio de régimen”. (William Arkin, Washington Post, 16 de abril de 2006)

Se han contemplado diferentes "escenarios de combate" para un ataque general en Irán: "El ejército de EE.UU., la armada, las fuerzas aéreas y los marines han elaborado planes de batalla y han pasado cuatro años construyendo bases y creando la "Operación Libertad Iraní”. El Almirante Fallon, el nuevo jefe del Comando Central de EE.UU., ha heredado los planes informáticos bajo el nombre de TIRANNT". (New Statesman, 19 de febrero de 2007)

En 2004, basándose en los escenarios de guerra diseñados con TIRANNT, el vicepresidente Dick Cheney dio instrucciones a USSTRATCOM de elaborar un plan de contingencia para una operación militar a gran escala contra Irán “para ser empleado en respuesta a otro ataque terrorista del tipo 11-S a los Estados Unidos, presumiendo que el gobierno de Teherán estaría detrás de la trama terrorista”. El plan incluía el uso preventivo de armas nucleares contra un Estado no-nuclear:

"El plan incluye un asalto aéreo a gran escala contra Irán empleando armas potentes, tanto convencionales como nucleares tácticas. Dentro de Irán hay más de 450 objetivos estratégicos principales, incluyendo numerosos presuntos centros del programa de desarrollo de armas nucleares. Muchos de los objetivos son resistentes o se encuentran bajo tierra a gran profundidad y no podrían ser destruidos por armas convencionales, de ahí la opción nuclear. Al igual que en el caso de Iraq, la respuesta no está condicionada porque Irán en realidad esté involucrado en algún acto de terrorismo dirigido contra los Estados Unidos. Varios altos oficiales de la Fuerza Aérea que han participado en la planificación de los informes, están consternados por las consecuencias de lo que están haciendo –se está preparando un ataque nuclear no provocado en Irán- pero nadie está dispuesto a dañar su carrera planteando objeciones." (Philip Giraldi, Fondo Profundo, La American Conservative agosto de 2005)

La hoja militar de ruta: "En primer lugar Iraq, después Irán"

La decisión de apuntar a Irán bajo TIRANNT es parte de un proceso más amplio de planificación militar y operaciones militares consecutivas.

Ya bajo la administración Clinton, el Comando Central de EE.UU. (USCENTCOM) había formulado "en el escenario de guerra" planes para invadir Iraq primero y después Irán. El acceso al petróleo de Oriente Medio fue el objetivo estratégico declarado:

"El conjunto de intereses de seguridad nacional y los objetivos expresados en el Consejo Nacional de Seguridad Estrategica (NSS) y el Consejo Nacional de la Estrategia Militar (NMS) forman la base del Comando Central de estrategia militar de Estados Unidos. La NSS dirige la aplicación de una estrategia de doble contención de los estados delincuentes de Iraq e Irán, siempre y cuando esos estados representan una amenaza para los intereses de EE.UU., de otros estados de la región, y de sus propios ciudadanos. La doble contención, la está diseñanda para mantener el equilibrio de poder en la región sin depender tanto de Iraq e Irán. El marco de estrategia USCENTCOM se basa en los intereses y se focaliza en la amenaza. El objetivo del compromiso de los EE.UU., como el que defiende en el NSS, es proteger los intereses vitales de Estados Unidos en la región – el acceso ininterrumpido y seguro de Estados Unidos y los Aliados al petróleo del Golfo." (USCENTCOM, http://www.milnet.com/milnet/pentagon/centcom/chap1/stratgic.htm # USPolicy , el enlace ya no está activo, archivado en http://tinyurl.com/37gafu9 )

La guerra contra Irán se contempló como parte de una sucesión de operaciones militares. De acuerdo con el ex comandante de la OTAN, el general Wesley Clark, la hoja de ruta de los militares del Pentágono consiste en una sucesión de países: "[La campaña] de un plan de cinco años [incluye]… un total de siete países, comenzando con Iraq, luego Siria, Líbano, Libia, Irán, Somalia y Sudán.

En “Ganar las guerras modernas" (página 130) el General Clark declara lo siguiente:

"Cuando volví al Pentágono en noviembre de 2001, tuve tiempo para charlar con uno de los oficiales militares de alto rango del Estado Mayor. Sí, todavía estábamos en rumbo contra Iraq”, me dijo. Pero había más. Esto se está debatiendo como parte de un plan de cinco años, dijo, y hay un total de siete países, comenzando con Iraq, luego Siria, Líbano, Libia, Irán, Somalia y Sudán. (Ver Secreto 2001 del Pentágono plan para atacar el Líbano , Global Research , 23 de julio de 2006)

El papel de Israel

Se ha debatido mucho sobre el papel de Israel en el inicio de un ataque contra Irán. Israel es parte de una alianza militar. Tel Aviv no es un motor. No tiene una agenda militar separada y distinta.

Israel está integrado en el “plan de guerra para grandes operaciones de combate” contra Irán formulado en 2006 por el Comando Estratégico de EE.UU. (USSTRATCOM). En el contexto de las operaciones militares a gran escala, una falta de coordinación de acción militar unilateral de un socio de coalición, a saber, Israel, es desde un punto estratégico y militar casi imposible. Israel es miembro de facto de la OTAN. Cualquier acción por parte de Israel requeriría "luz verde" de Washington.

El ataque de Israel podría, sin embargo, utilizarse como "el mecanismo de activación", que desencadenaría una guerra total contra Irán, así como represalias por parte de Irán contra Israel.

A este respecto, hay indicios de que Washington podría considerar la posibilidad de un ataque inicial de Israel (con respaldo estadounidense) en lugar de una operación puramente militar liderada por Estados Unidos contra Irán. El ataque israelí -aunque dirigido en estrecha colaboración con el Pentágono y la OTAN- sería presentado a la opinión pública como una decisión unilateral de Tel Aviv. Luego sería utilizado por Washington para justificar, ante los ojos de la opinión mundial, una intervención militar de los EE.UU. y la OTAN con el fin de "defender a Israel", en lugar de atacar a Irán. Con los actuales acuerdos de cooperación militar, tanto EE.UU. como la OTAN estarían "obligados" a "defender a Israel" contra Irán y Siria.

Vale la pena señalar, a este respecto, que, al inicio del segundo mandato de Bush, el ex vicepresidente Dick Cheney insinuó, en términos muy claros, que Irán estaba "justo en la parte superior de la lista" de los delincuentes "enemigos" de América, y que Israel, por así decirlo, "atacaría por nosotros", sin participación militar de EE.UU. y sin nosotros ejercer presión sobre ellos "para hacerlo" (Vea Michel Chossudovsky, de Planificación de Estados Unidos e Israel ataque a Irán, Global Research, 01 de mayo 2005).

Según Cheney:

"Una de las preocupaciones personales que tengo es que Israel lo haga sin haber sido invitada… Teniendo en cuenta el hecho de que Irán tiene un objetivo político declarado de destrucción de Israel, los israelíes podrían decidir actuar primero y dejar que el resto del mundo se preocupe por limpiar el lío diplomático" (Dick Cheney, citó una entrevista con MSNBC, enero de 2005)

Al comentar la afirmación del Vicepresidente, el ex asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski en una entrevista con PBS, confirmó con cierta aprensión, sí: “Cheney quiere que el primer ministro Ariel Sharon actúe en nombre de Estados Unidos y "lo haga" por nosotros:

"Irán creo que es más ambigua. Y la cuestión no es ciertamente la tiranía, sino las armas nucleares. Y el vicepresidente hoy en una especie de extraña declaración paralela a esta presente declaración de libertad dio a entender que los israelíes pueden hacerlo y de hecho utiliza un lenguaje que suena como justificación o aliento a los israelíes a hacerlo".

Lo que estamos tratando es una operación conjunta militar Estados Unidos-OTAN-Israel para bombardear Irán, que ha estado en la etapa activa de planificación desde 2004. Los funcionarios del Departamento de Defensa, del gobierno de Bush y Obama, han estado trabajando diligentemente con los militares israelíes y sus homólogos de inteligencia, identificando cuidadosamente los objetivos dentro de Irán. En términos militares prácticos, cualquier acción por parte de Israel tendría que ser planificada y coordinada por los más altos niveles de la coalición liderada por EE.UU.

Un ataque de Israel también requiere soporte logístico de EE.UU.-OTAN, particularmente con respecto a los sistemas de defensa aérea de Israel, que desde enero de 2009 están totalmente integrados con los de EE.UU. y la OTAN. (Véase Michel Chossudovsky, Unusually Large U.S. Weapons Shipment to Israel: Are the US and Israel Planning a Broader Middle East War? Global Research, enero 11, 2009)

El sistema de radar de banda X de Israel creado a principios de 2009, con apoyo técnico de EE.UU., “está integrado con el sistema de misiles de defensa israelí y con la red global de detección de misiles de gran altitud de EE.UU., que incluye satélites, buques Aegis en el Mediterráneo, Golfo Pérsico y Mar Rojo, y radares Patriot terrestres e interceptores" ( Talk.com Defensa, 06 de enero 2009 )

Lo que esto significa es que Washington es quien manda en última instancia. EE.UU., más que Israel, controla el sistema de defensa aérea: »Este es y seguirá siendo un sistema de radar de EE.UU.", dijo el portavoz del Pentágono Geoff Morrell. "Así que esto no es algo que estemos dando o vendiendo a los israelíes y es algo que probablemente requerirá personal de EE.UU. en el lugar de operaciones.’ " (Citado en Israel National News, 09 de enero 2009, énfasis añadido).

Los militares de EE.UU. supervisan el sistema de defensa aérea israelí, que está integrado en el sistema global del Pentágono. En otras palabras, Israel no puede lanzar una guerra contra Irán sin el consentimiento de Washington. De ahí la importancia de la legislación llamada "Luz Verde" del Congreso, patrocinada por el partido republicano bajo Resolución de la Cámara 1553 (HR1553), que apoya explícitamente un ataque israelí contra Irán:

"La medida presentada por el republicano de Texas Louie Gohmert y 46 de sus colegas, aprueba el uso por parte de Israel de "todos los medios necesarios contra Irán", incluyendo el uso de la fuerza militar". …" Teníamos que hacer esto. Necesitamos demostrar nuestro apoyo a Israel. Tenemos que dejar de jugar con este aliado clave en un área tan difícil.”(Ver Webster Tarpley, Fidel Castro advierte sobre inminente guerra nuclear; almirante Mullen amenaza a Irán; Estados Unidos e Israel vs. Irán; Hizbulá confrontación , Global Research, 10 de agosto de 2010)

En la práctica, la legislación propuesta es más una "Luz Verde" a la Casa Blanca y el Pentágono que a Israel. Constituye el sello para una guerra patrocinada por EE.UU. contra Irán que utiliza a Israel como plataforma militar de lanzamiento a conveniencia. También sirve como justificación para la guerra con el fin de defender a Israel.

En este contexto, Israel podría, en efecto proporcionar el pretexto para la guerra, en respuesta a alegaciones de infracción o ataques de Hamás y / o de Hizbulá en el desencadenamiento de hostilidades en la frontera de Israel con el Líbano. Lo que es crucial es que un pequeño "incidente" se podría utilizar para desencadenar una operación militar contra Irán.

Es sabido por los estrategas militares de EE.UU. que Israel (antes que EE.UU.) sería el primer blanco de represalia militar por parte de Irán. En términos generales serán israelíes las víctimas de las maquinaciones de Washington y su propio gobierno. Es, en este sentido, absolutamente crucial que los israelíes se opongan enérgicamente a cualquier acción del gobierno de Netanyahu para atacar a Irán.

Guerra Mundial: El papel del Comando Estratégico de los EE.UU. (USSTRATCOM)

Las operaciones militares globales se coordinan por el Comando Estratégico de EE.UU. (USSTRATCOM) con sede en la base de la Fuerza Aérea Offutt en Nebraska, en colaboración con los comandos regionales del comando unificado combatiente (por ejemplo, Comando Central de EE.UU. en la Florida, que es la responsable para la región Oriente Medio-Asia Central, véase el mapa), así como unidades de la coalición de mando en Israel, Turquía, el Golfo Pérsico y la base militar de Diego García en el Océano Índico. La planificación militar y toma de decisiones a nivel de un país de los aliados individuales de EE.UU. y la OTAN, así como "países socios" se integra en un diseño global militar, e incluye la militarización del espacio.

Bajo su nuevo mandato, USSTRATCOM tiene la responsabilidad de "supervisar un plan de ataque global", que consiste tanto en armas convencionales como nucleares. En la jerga militar, está destinado a desempeñar el papel de "un integrador global encargado de las misiones de Operaciones Espaciales, Operaciones de Información; Defensa Integrada de Misiles; Mando y Control Global; Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento; Ataque Global y Disuasión Estratégica…"

Las responsabilidades de USSTRATCOM incluyen: "liderazgo, planificación, y ejecución de operaciones de disuasión estratégica" a nivel global, “sincronización de los planes globales de defensa antimisiles y "operaciones", “sincronización de los planes regionales de combate”, etc. USSTRATCOM es el organismo rector en la coordinación de la guerra moderna.

En enero de 2005, al comienzo del despliegue y almacenamiento militar contra Irán, USSTRATCOM fue identificado como "Comando Combatiente de vanguardia para la integración y sincronización de esfuerzos de todo el Departamento de Defensa en la lucha contra las armas de destrucción masiva". (Michel Chossudovsky, "Nuclear War against Iran , Global Research, 03 de enero 2006).

Lo que esto significa es que la coordinación de un ataque a gran escala sobre Irán, incluyendo los diversos escenarios de la escalada en, y más allá de la amplia región del Oriente Medio Asia Central, será coordinado por el USSTRATCOM.

Armas nucleares tácticas contra Irán

Confirmado por documentos militares, así como por declaraciones oficiales, tanto Israel como los EE.UU. contemplan el uso de armas nucleares contra Irán. En 2006, el Comando Estratégico de EE.UU. (USSTRATCOM) anunció que había alcanzado la capacidad operativa para el ataque rápido de objetivos en todo el mundo con armas nucleares o convencionales. Este anuncio fue hecho después de la realización de simulacros militares dirigidos por Estados Unidos relacionados con un ataque nuclear contra un país ficticio. (Ruppe David, Guerra nuclear preventiva en estado de disponibilidad: El comando de EE.UU. declara su capacidad de ataque global , Global Security Newswire, 02 de diciembre 2005)

En relación a la continuidad con la era Bush-Cheney: El presidente Obama ha respaldado en gran medida la doctrina del derecho preferente al uso preventivo de armas nucleares formulado por la administración anterior.

Bajo la Revisión del Posicionamiento Nuclear de 2010, la administración de Obama confirmó que "se reserva el derecho a utilizar armas nucleares contra Irán" por su incumplimiento de las exigencias sobre su supuesto (inexistente) programa de armas nucleares. (Opción Nuclear de EE.UU. a Irán relacionado con la amenaza israelí de ataque – ipsnews.net IPS , 23 de abril de 2010).

El gobierno de Obama también ha insinuado que utilizaría armas nucleares en el caso de una respuesta iraní a un ataque israelí contra Irán (Ibid). Israel también ha elaborado sus propios "planes secretos" para bombardear Irán con armas nucleares tácticas:

"Mandos militares israelíes creen que los ataques convencionales ya no son suficiente para aniquilar a un, cada vez mejor defendido, sistema de instalaciones de enriquecimiento. Se han construido varios por debajo de 70 pies de hormigón y roca –como mínimo-. Sin embargo, la cabeza nuclear penetra-búnkers sería utilizada sólo si se descartara un ataque convencional y si los Estados Unidos se negaran a intervenir, según fuentes de alto rango". (Revelado: Israel planea un ataque nuclear sobre Irán – Times Online, 07 de enero 2007)

Las declaraciones de Obama sobre el uso de armas nucleares contra Irán y Corea del Norte están relacionadas con la doctrina post 11-S de los EE.UU. sobre armas nucleares, que permite el uso de armas nucleares tácticas en el escenario de guerra convencional.

A través de una campaña de propaganda que ha conseguido el apoyo de las "autoridades" científicas nucleares, las armas nucleares “mini” se mantienen como un instrumento de paz, es decir, como un medio para luchar contra el "terrorismo islámico" y la creación de sistemas de "democracia" de estilo occidental en Irán. Las armas nucleares de bajo rendimiento han sido declaradas como "armas de batalla". Y están programadas para ser utilizadas contra Irán y Siria en la siguiente etapa de la "guerra contra el terrorismo", junto a las armas convencionales.

"Funcionarios del gobierno argumentan que las armas nucleares de baja potencia son necesarias como elemento de disuasión verosímil contra Estados delincuentes. [Irán, Siria, Corea del Norte]. Su lógica es que las armas nucleares existentes son demasiado destructivas para ser utilizadas en una guerra nuclear a gran escala. Los enemigos potenciales cuentan con ello, por lo que no consideran que la amenaza de represalias nucleares sea creíble. Sin embargo, las armas nucleares de bajo rendimiento son menos destructivas, por lo que posiblemente pudieran ser utilizadas. Eso las haría más efectivas como elemento de disuasión". (La oposición se sorprende por la eliminación de la financiación de investigación de armas nucleares. Noticias, 29 de Noviembre de 2004)

Las armas nucleares preferidas para ser utilizadas contra Irán son las armas nucleares tácticas (Made in America), a saber, bombas revienta-búnker con cabezas nucleares (por ejemplo, B61.11), con una capacidad explosiva entre un tercio y seis veces la bomba de Hiroshima. La B61-11 es la versión “nuclear” de la "convencional" BLU 113 o Unidad de bomba guiada GBU28- . Se pueden utilizar como bombas revienta-búnker convencionales. (Véase Michel Chossudovsky, http://www.globalresearch.ca/articles/CHO112C.html, véase también http://www.thebulletin.org/article_nn.php?art_ofn=jf03norris).
Mientras que los EE.UU. no contemplan el uso de armas estratégicas termonucleares contra Irán, el arsenal nuclear de Israel está en gran parte compuesto por bombas termonucleares que se podrían desplegar y utilizar en una guerra con Irán. Bajo el sistema de misiles Jericó-III israelíes, con un rango entre los 4.800 km a 6.500 kilómetros, todo Irán estaría dentro de alcance.

Lluvia radiactiva

El tema de la lluvia radioactiva y la contaminación, casualmente obviado por los analistas militares de EE.UU. y la OTAN, sería devastador, afectando potencialmente a una amplia zona del Oriente Medio (incluido Israel) y la región de Asia Central.

En una lógica retorcida por completo, las armas nucleares son presentadas como el medio para construir la paz y prevenir “daños colaterales” y mientras las inexistentes armas nucleares iraníes son una amenaza para la seguridad mundial, las de los EE.UU. e Israel son instrumentos de paz "inocuas para la población civil ".

"La Madre de Todas las Bombas" (MOAB) programada para usarla contra de Irán

De importancia militar en el arsenal de armas convencionales de EE.UU. es el "arma" de 21.500 libras apodada la "madre de todas las bombas". La GBU-43/B o GBU-43/B o Massive Ordnance Air Blast bomb (MOAB) se clasificó "como la más poderosa- arma no nuclear jamás diseñada" con el mayor rendimiento del arsenal de grandes armas convencionales de EE.UU. La MOAB fue probada a principios de marzo de 2003, antes de ser desplegada en el teatro de guerra de Iraq. De acuerdo con fuentes militares de EE.UU., el Estado Mayor Conjunto había avisado en 2003 al gobierno de Saddam Hussein antes de lanzar la "madre de todas las bombas", de que su uso se había contemplado. (Existen informes no confirmados de que se utilizó en Iraq).

El Departamento de Defensa de EE.UU. ha confirmado en octubre de 2009 su intención de utilizar la "Madre de Todas las Bombas" (MOAB) contra Irán. La MOAB se dice que es "ideal para golpear profundamente las instalaciones nucleares subterráneas de Natanz o Qom en Irán" (Jonathan Karl, es los EE.UU. Preparación para bombardear a Irán? ABC News, 09 de octubre 2009). La verdad del asunto es que la MOAB, por su capacidad explosiva, daría lugar a un número enorme de bajas civiles. Se trata de una "máquina de matar" convencional con una nube tipo hongo nuclear.

La fabricación de cuatro MOAB se encargó en octubre de 2009 con un coste de 58,4 millones dólares, (14,6 millones dólares por cada bomba). Esta cantidad incluye los costes de desarrollo y pruebas, así como la integración de las bombas MOAB en bombarderos B-2 Stealth. (Ibid). Este contrato está directamente vinculado a los preparativos de guerra en relación con Irán. La notificación se contenía en las 93 páginas de " memorando de reprogramació ", que incluía las siguientes instrucciones:

"El Departamento tiene una Necesidad Operacional Urgente (UON) para la capacidad de atacar fortificaciones subterráneas en entornos de alta amenaza . La MOP [Madre de Todas las Bombas] es el arma de elección para satisfacer las exigencias de la UON [Necesidad Operacional Urgente]". Además, establece que la solicitud es aprobada por el Comando del Pacífico (que tiene la responsabilidad sobre Corea del Norte) y el Comando Central (que tiene la responsabilidad sobre Irán)." (ABC News, op cit, énfasis añadido).

El Pentágono está planeando un proceso de destrucción de infraestructuras de Irán y gran número de víctimas civiles a través del uso combinado de armas nucleares tácticas y las monstruosas bombas convencionales de nube de hongo, incluyendo la MOAB y la más grande GBU 57A-/ B o Massive Ordnance Penetrator (MOP), que supera a la MOAB en términos de capacidad explosiva.

El MOP es descrita como "una nueva bomba de gran potencia dirigida directamente a las instalaciones nucleares subterráneas de Irán y Corea del Norte. La gigantesca bomba mide más que 11 personas hombro con hombro [ver imagen de abajo] o más de 20 pies de la base a la punta "(Véase Edwin Negro," Bunker Buster bombas-super vía rápida para su posible uso contra los programas nucleares de Irán y Corea del Norte", Cutting Edge, 21 de septiembre de 2009).

Estado Destreza Armamentística: "La guerra posible gracias a las nuevas tecnologías"

El proceso de toma de decisiones militares de EE.UU. en relación con Irán cuenta con el apoyo del programa Star Wars, la militarización del espacio ultraterrestre y la revolución en las comunicaciones y sistemas de información. Teniendo en cuenta los avances en la tecnología militar y el desarrollo de nuevos sistemas de armas, un ataque a Irán podría ser significativamente diferente en términos de la combinación de sistemas de armas, en comparación con el ataque que en marzo de 2003 se lanzó contra Iraq. La operación Irán está programada para utilizar armas más avanzados y sistemas en apoyo de sus ataques aéreos. Con toda probabilidad, se pondrán a prueba nuevos sistemas de armas.

El Proyecto del Nuevo Siglo Americano de 2000 (PNAC) titulado Reconstruyendo las Defensas de América, subrayó el mandato de los militares de EE.UU. en términos de guerras a gran escala, para librarlas de manera simultánea en diferentes regiones del mundo:

"Luchar y ganar guerras decisivamente en múltiples y simultáneos escenarios".

Esta formulación es equivalente a una guerra mundial de conquista llevada a cabo por una sola superpotencia imperial. El documento del PNAC también solicita la transformación de las fuerzas de EE.UU. para explotar la "revolución en asuntos militares", a saber, la aplicación de la "guerra posible a través de las nuevas tecnologías". (Ver Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense, Reconstrucción de las Defensas Américas de Washington DC, septiembre 2000, pdf).

Ésta última consiste en desarrollar y perfeccionar el estado de destreza de la máquina mundial de matar sobre la base de un arsenal de nuevas armas sofisticadas, lo que eventualmente reemplazaría a los paradigmas existentes.

"Por lo tanto, es previsible que el proceso de transformación será de hecho un proceso de dos etapas: primero la de transición, luego de una transformación más profunda . El punto de interrupción vendrá cuando una preponderancia de los nuevos sistemas de armas comience a entrar en servicio, tal vez cuando, por ejemplo, los vehículos aéreos no tripulados comiencen a ser tan numerosos como los aviones tripulados. A este respecto, el Pentágono debe de ser cauteloso a la hora de hacer grandes inversiones en nuevos programas -tanques, aviones, portaaviones, por ejemplo- que comprometerían a las fuerzas de EE.UU. a paradigmas actuales de guerra durante décadas futuras. ( Ibid, énfasis agregado)

La guerra contra Irán, de hecho, podría marcar este punto de inflexión crucial, con los nuevos sistemas de armas basadas en el espacio que se aplicarían con el fin de inhabilitar a un enemigo que tiene importantes capacidades militares convencionales, entre ellos más de medio millón de soldados.

Armas electromagnéticas

Las armas electromagnéticas podrían utilizarse para desestabilizar los sistemas de comunicaciones de Irán, deshabilitar generadores de energía eléctrica, socavar y desestabilizar el mando y control, infraestructuras públicas, transporte, energía, etc. Dentro de la misma familia de este tipo de armas, las técnicas de modificación ambiental ENMOD (guerra climática), desarrolladas bajo el programa HAARP podrían ser aplicadas. (Véase Michel Chossudovsky, "Poseer el clima" para uso militar", Global Research, 27 de septiembre de 2004).

Estos sistemas de armas están en pleno funcionamiento. En este contexto, el documento de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos AF 2025 reconoce explícitamente las aplicaciones militares de las tecnologías de modificación del clima:

"La modificación climática se convertirá en una parte de la seguridad nacional e internacional y podría realizarse unilateralmente… Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas e incluso utilizarse para fines disuasorios. La capacidad de generar precipitaciones, niebla y tormentas en la tierra o de modificar el ambiente en el espacio, mejorar las comunicaciones mediante la modificación ionosférica (el uso de espejos ionosféricos), y la producción de clima artificial, forman parte de un conjunto integrado de tecnologías que pueden proporcionar incrementos sustanciales en los EE.UU. o de disminuir la capacidad del adversario para ganarse la conciencia colectiva, los objetivos y el poder”." (Fuerza Aérea de 2025 Informe Final , Véase también Fuerza Aérea de EE.UU.: El clima como un multiplicador de la Fuerza: Poseer el Clima en 2025 , AF2025 v3c15-1 | El tiempo como un multiplicador de fuerza: Poseer … | ( Cap 1) en http://www.fas.org ).

La radiación electromagnética que permita “el deterioro de la salud a distancia" es previsible en el escenario de guerra (Armas electromagnéticas y propagandísitcas Ver Babacek a Mojmir, Armas de propaganda y electromagnéticas:, Global Research, 06 de agosto 2004). También se prevén como sugiere el PNAC nuevos usos militares de armas biológicas por parte de los EE.UU.: "Formas avanzadas de guerra biológica que pueden tener como “objetivos” genotipos específicos pueden modificar la guerra biológica del “reino del terror” en una herramienta política muy útil." (PNAC, op cit., P.60).

Las capacidades militares de Irán: misiles de medio y largo alcance

Irán ha avanzado en sus capacidades militares incluidos los misiles de medio y largo alcance, capaces de alcanzar blancos en Israel y en los Estados del Golfo. De ahí la insistencia por la alianza entre los Estados Unidos y la OTAN a Israel sobre el uso de armas nucleares, programadas para utilizarse tanto de forma preventiva como en respuesta a un ataque con misiles de represalia iraní.

En noviembre de 2006, las pruebas de dos misiles tierra realizadas por Irán estuvieron marcadas por una precisa planificación en una operación preparada cuidadosamente. De acuerdo con un experto en misiles estadounidense de primera línea (citado por Debka), "los iraníes, a día de hoy, demostraron que su tecnología de lanzamiento de misiles no se conocía en Occidente" (Véase Michel Chossudovsky, "Poder de disuasión de Irán" Global Research, November 5, 2006).

Israel reconoció que "el Shehab-3, cuyo rango de 2.000 kilómetros da alcance a Israel, Oriente Medio y Europa" (Debka, November 5, 2006).

De acuerdo con Uzi Rubin, ex jefe del programa de Israel de proyectiles anti-balísticos, “el ejercicio militar fue de una intensidad sin precedentes … Se suponía que debía de ser impresionante y fue impresionante" ( http://www.cnsnews.com 03 de noviembre 2006).

Los ejercicios de 2006, mientras creaban un gran revuelo político en los EE.UU. e Israel, no modificaron en modo alguno la resolución de la coalición entre Israel, la OTAN y EE.UU que se libraba contra Irán.

Teherán ha confirmado en varias declaraciones que responderá si le atacan. Israel sería el objetivo inmediato de ataques con misiles iraníes como lo ha confirmado el gobierno iraní. El sistema de defensa aérea de Israel resulta crucial. EE.UU. y las instalaciones militares de sus aliados en los estados del Golfo, Turquía, Arabia Saudita, Afganistán e Iraq también pueden ser atacados por Irán.

Fuerzas de tierra iraníes

Mientras que Irán está rodeado por EE.UU. y las bases militares de sus aliados, la República Islámica está dotada de una importante capacidad militar. Lo que es importante es reconocer el gran tamaño de las fuerzas iraníes en términos de personal (ejército, armada, fuerza aérea) en comparación con los EE.UU. y las fuerzas de la OTAN destinadas en Afganistán e Iraq.

Enfrentadas a una insurgencia bien organizada, las fuerzas de la coalición están ya saturadas, tanto en Afganistán como en Iraq. ¿Podrían estas fuerzas hacer frente a las fuerzas iraníes si éstas fueran a entrar en el actual campo de batalla de Iraq y Afganistán? El potencial del movimiento de resistencia hacia los EE.UU. y sus aliados de ocupación, podría ser desestabilizador.

Las fuerzas de tierra iraníes son del orden de unos 700.000 soldados, de los cuales 130.000 son profesionales, 220.000 reclutas y 350.000 están en la reserva.

(Ver Ejército de la República Islámica de Irán – Wikipedia)

El personal que compone la Armada iraní es de 18.000 soldados y de 52.000 para la Fuerza Aérea. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, "la Guardia Revolucionaria tiene un personal estimado en 125.000 que forman parte de las cinco ramas: su propia Armada, Fuerza Aérea, Fuerzas de tierra, y la Fuerza Quds (Fuerzas Especiales)". De acuerdo con el CISS, la fuerza de Irán Basij, voluntarios paramilitares controlados por la Guardia Revolucionaria, "tiene un personal estimado de 90.000 en servicio activo, los miembros uniformados de tiempo completo 300.000 reservistas, y un total de 11 millones de hombres que se pueden movilizar en caso necesario" (Fuerzas Especiales)

En otras palabras, Irán pueden movilizar hasta medio millón de tropas regulares y varios millones pertenecientes a la milicia. Sus fuerzas especiales Quds ya están operando dentro de Iraq.

Desde hace varios años Irán ha estado llevando a cabo su propia guerra con ejercicios y simulacros. Sus misiles de largo y medio alcance están plenamente operativos. Los militares iraníes se encuentran en estado de alerta. Las tropas iraníes están concentradas a pocos kilómetros de las fronteras iraquíes y afganas, y próximas a Kuwait. La Armada iraní se ha desplegado en el Golfo Pérsico y con proximidad a las instalaciones de EE.UU. y sus aliados en los Emiratos Árabes Unidos.

Vale la pena señalar que en respuesta al crecimiento de las fuerzas militares de Irán, los EE.UU. han estado transfiriendo grandes cantidades de armas a sus aliados de la OTAN en el Golfo Pérsico como Arabia Saudita y Kuwait.

Si bien las armas avanzadas de Irán no están a la altura de las de los EE.UU. y la OTAN, las fuerzas iraníes estarían en condiciones de infligir grandes pérdidas a las fuerzas de la coalición en un escenario de guerra convencional sobre el terreno en Iraq o Afganistán. En diciembre de 2009 las tropas de tierra y tanques iraníes cruzaron la frontera hacia Iraq sin ser enfrentadas o cuestionadas por las fuerzas aliadas y ocuparon un territorio en disputa en el campo petrolífero de Maysan Oriental.

Incluso en el caso de un ataque relámpago focalizado en las instalaciones militares de Irán, sus sistemas de comunicaciones, etc a través del bombardeo aéreo masivo, utilizando misiles de crucero, bombas revienta-búnkeres convencionales y armas nucleares tácticas, una guerra con Irán una vez iniciada puede desembocar en una guerra terrestre. Esto es algo sobre lo que los estrategas militares de EE.UU. no reflejan ninguna duda en sus simulados escenarios de guerra.

Una operación de ese tipo se traduciría en importantes bajas militares y civiles, sobre todo si se utilizan las armas nucleares.

La ampliación del presupuesto de la guerra en Afganistán que se está debatiendo en el Congreso de EE.UU., también se destinará a ser utilizada en un eventual ataque contra Irán.

Dentro de un escenario de escalada, las tropas iraníes podrían cruzar la frontera hacia Iraq y Afganistán.

A su vez, la escalada militar con armas nucleares podría llevarnos a un escenario de III Guerra Mundial, que se extendería más allá de la región del Oriente Medio a Asia Central.

En un sentido muy real, este proyecto militar, que ha sido el tablero de dibujo del Pentágono durante más de cinco años, amenaza el futuro de la humanidad.

Nuestro ensayo se ha focalizado en los preparativos de guerra. El hecho de que estos preparativos de guerra se encuentren en un estado avanzado no implica que se lleven a cabo.

La alianza: Estados Unidos-OTAN-Israel, es consciente de que el enemigo tiene importantes capacidades para responder y tomar represalias. Este factor en sí mismo ha sido crucial en los últimos cinco años para la decisión de los EE.UU. y sus aliados de aplazar un ataque contra Irán.

Otro factor crucial es la estructura de las alianzas militares. Mientras que la OTAN se ha convertido en una fuerza formidable, la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que constituye una alianza entre Rusia y China y una serie de ex repúblicas soviéticas se ha debilitado significativamente.

El curso de las amenazas militares de EE.UU. contra China y Rusia tienen por objeto debilitar la OCS y desalentar cualquier forma de acción militar por parte de los aliados de Irán en el caso de un ataque de EE.UU. de la OTAN e Israel.

¿Cuáles son las fuerzas compensatorias que podrían impedir que esta guerra se produzca? Hay numerosas fuerzas en curso dentro del aparato de Estado de los EE.UU.; el Congreso estadounidense, el Pentágono y la OTAN.

En última instancia, la fuerza principal en la prevención de una guerra proviene de la base social, que requiere de una acción enérgica nacional e internacional contra la misma de cientos de millones de personas de todo el país.

La gente tiene que movilizarse no sólo en contra de esta agenda militar diabólica, sino también contra la autoridad del Estado y sus funcionarios, que deben ser cuestionados.

Esta guerra se puede prevenir si la gente responde frente a sus gobiernos, la presión de sus representantes elegidos, organizándose a nivel local en las ciudades, pueblos y municipios, corriendo la voz, informando a sus conciudadanos sobre las consecuencias de una guerra nuclear, debatir y discutir dentro de las fuerzas armadas.

Las celebraciones de manifestaciones masivas y protestas contra la guerra no son suficiente. Se requiere del desarrollo de una red de base amplia y bien organizada contra la guerra que ponga a prueba las estructuras de poder y su autoridad.

Lo que se necesita es un movimiento masivo de personas que fuerce y desafíe la legitimidad de esta guerra, un movimiento popular mundial que criminalice la guerra.

Nota del autor: Estimados lectores de Global Research, rogamos que se envíe este texto a lo largo y ancho, a sus amigos y familiares, en foros de Internet, en lugares de trabajo, en su vecindario, a nivel nacional e internacional, con miras a revertir la marea de la guerra.

¡Difunda la Palabra!

Michel Chossudovsky es autor del best-seller internacional "La globalización de la pobreza", publicado en once idiomas. Es profesor de Economía en la Universidad de Ottawa y director del Centro de Investigación de la Globalización, en www.globalresearch.ca. También es colaborador de la Enciclopedia Británica. Su libro más reciente se titula: "America’s War on Terrorism", Global Research, 2005.

Traducido por Paco Bello: http://huelgageneral.gratis-foro.es/forum.htm

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=20584

Written by Eduardo Aquevedo

17 agosto, 2010 at 15:56

Preparando la III Guerra Mundial (II): ¿está la administración de EE.UU. planeando una guerra nuclear?

with one comment

Michel Chossudovsky

Global Research

GAUGUIN1 Los EE.UU. y sus aliados se están preparando para lanzar una guerra nuclear dirigida contra Irán con consecuencias devastadoras. Esta aventura militar en el sentido legítimo de la palabra amenaza el futuro de humanidad.

Mientras uno sí puede conceptualizar la pérdida de la vida y la destrucción que resultan de las guerras actuales, incluyendo Iraq y Afganistán, es imposible comprender la devastación que puede resultar de una Tercera Guerra Mundial, usando "nuevas tecnologías" y armas avanzadas, hasta que ocurra y se haga una completa realidad.

La comunidad internacional ha aprobado la guerra nuclear en nombre de la paz mundial. "Hacer el mundo más seguro" es la justificación para iniciar una operación militar que potencialmente podría resultar en un holocausto nuclear.

¡Pero los holocaustos nucleares no son noticias en primera plana! En palabras de Mordechai Vanunu:

“…El gobierno israelí se está preparando para usar armas nucleares en su próxima guerra contra el mundo islámico. Aquí donde vivo, las personas hablan del Holocausto a menudo. Pero todas y cada una de las bombas nucleares son un holocausto en sí. Pueden matar, devastar ciudades, destruir a pueblos enteros. (Vea Entrevista con Mordechai Vanunu, diciembre 2005).”

Las realidades se vuelven del revés. En una lógica retorcida, la "guerra humanitaria" es aquélla en que se utilizan armas nucleares tácticas, que son "inofensivas para la población civil circundante" de acuerdo con "la opinión científica experta". Esto se defiende como que son los medios para proteger a Israel y al mundo occidental de un ataque nuclear.

Las mini-bombas nucleares estadounidenses, con una capacidad explosiva hasta seis veces mayor que la bomba de Hiroshima, son defendidas por la opinión científica autorizada como bombas humanitarias, mientras que las armas nucleares inexistentes de Irán se etiquetan como una amenaza incontestable para la seguridad mundial.

Cuando los EE.UU. promocionan una guerra nuclear como un "instrumento de la paz", condonado y aceptado por las instituciones del mundo y las más altas autoridades, incluyendo las Naciones Unidas, no hay vuelta atrás: la sociedad humana se ha precipitado indefectiblemente al sendero de la autodestrucción.

El siguiente artículo publicado en febrero 2006 bajo el título "¿Planea un holocausto nuclear la Administración Bush? ¿Lanzarán los EE.UU. ‘mini-armas nucleares’ contra Irán en desquite por el ‘incumplimiento’ de Teherán?", documenta la doctrina de la guerra nuclear preventiva, incluyendo los planes de guerra dirigidos contra Irán en detalle. Lo importante es subrayar que hace cinco años estos preparativos de guerra ya se encontraban en un avanzado estado de preparación.

Los procedimientos operacionales para iniciar una guerra nuclear bajo el paraguas del comando estratégico de los EE.UU. fueron revisados.

Estamos en una encrucijada peligrosa: las reglas y las pautas que gobiernan el uso de las armas nucleares se han "liberalizado" (es decir, "desregulado" en relación con aquéllas impuestas durante la era de Guerra Fría). La nueva doctrina dice que el comando, el control, y la coordinación (CCC) respecto al uso de armas nucleares deben ser "flexibles", permitiendo que comandancias de combate localizadas decidan sí hace uso y cuándo de armas nucleares: las comandancias de combate "desplazadas estarían a cargo del escenario de operaciones nucleares (TNO), con capacidad no sólo de cumplimiento sino también para formular las decisiones de comando en relación con armas nucleares" (doctrina para la doctrina de operaciones nucleares conjunta). Hemos llegado a un punto decisivo en nuestra historia. Es completamente esencial que la gente a través de la región, a escala nacional e internacionalmente, comprenda la gravedad de la situación actual y actúe contra sus gobiernos enérgicamente para invertir la marea de la guerra.

Michel Chossudovsky, 9 de Agosto de 2010.

Hemos descubierto la bomba más terrible en la historia del mundo. Podría ser la destrucción de fuego predicha en la era del valle del Éufrates, después del Arca de Noé…. Esta arma se va a usar contra Japón… [Nosotros] la usaremos con el propósito de que los objetivos militares y soldados y marineros sean la meta y no las mujeres y niños. Incluso si los japoneses son salvajes, despiadados y fanáticos, nosotros como líderes del mundo para la asistencia social común no podemos dejar caer esa terrible bomba sobre la vieja capital o la nueva… La meta será meramente militar… puede ser la cosa más terrible alguna vez descubierta, pero puede ser de hecho la más útil." (Presidente Harry S. Truman, diario, 25 de julio,1945)

"El mundo sabrá que la primera bomba atómica se dejó caer sobre una base militar de Hiroshima. Esto fue porque deseábamos en este primer ataque evitar, en la medida en que fuera posible, el asesinato de civiles…" (Presidente Harry S. Truman en un discurso de radio para la nación, 9 de Agosto, 1945).

[Nota: la primera bomba atómica se dejó caer sobre Hiroshima el 6 de Agosto de 1945; la segunda sobre Nagasaki, el 9 de Agosto, el mismo día del discurso de radio de Truman a la nación]

En ningún momento, debido a que la primera bomba atómica se dejó caer sobre Hiroshima el 6 de Agosto de 1945, la humanidad ha estado más cerca de lo inimaginable, un holocausto nuclear que podía extenderse potencialmente, en relación con la lluvia radiactiva, sobre gran parte del Medio Oriente.

Todas las garantías de la era de Guerra Fría, que categorizó la bomba nuclear como "un arma del último recurso", se han descartado. Acciones militares “ofensivas" con uso de armas nucleares se describen como actos de "defensa propia" ahora. La diferencia entre armas nucleares tácticas y el arsenal de campo de batalla convencional se ha difunonado. La nueva doctrina nuclear de Estados Unidos está basada en "una mezcla de capacidades de ataque". La última, que es aplicable al bombardeo aéreo planeado específicamente para Irán por el Pentágono, prevé el uso de armas nucleares en combinación con armas convencionales.

Como en el caso de la primera bomba atómica, que en palabras de presidente Harry Truman "Se dejó caer sobre una base militar en Hiroshima", las "mini-bombas nucleares" de hoy se anuncian como "seguras para la población civil circundante". Conocida oficialmente en Washington como "Publicación conjunta 3-12", la nueva doctrina nuclear (doctrina para las operaciones nucleares conjuntas, (DJNO) (marzo2005)) exige "integrar los ataques convencionales y nucleares" bajo un unificado e "integrado" comando de control (C2).

Esto describe la dirección de la planificación de guerra y el proceso de toma de decisiones en gran parte, donde los objetivos militares y estratégicos se consiguen, a través de unas mezclas de instrumentos, con poca preocupación por la pérdida de vidas humanas.

Los planes militares se centran en "el empleo de la fuerza más eficiente", -es decir, un concierto óptimo de sistemas de armas diferentes para lograr los objetivos militares marcados. En este contexto las armas nucleares y convencionales se consideran "parte de la caja de herramientas", en la que los comandantes pueden escoger y usar los instrumentos que requieran de conformidad con las "circunstancias en evolución" en el escenario de guerra. (Ninguna de estas armas de la "caja de herramientas" del Pentágono, incluyendo bombas de penetración de búnker convencionales, bombas de racimo, mini-armas nucleares, armas químicas y biológicas se describen como "armas de la destrucción masiva" cuando las usan los Estados Unidos de América y sus aliados).

El objetivo definido es:

"Asegurar el empleo de la fuerza más eficiente y suministrar a líderes de los EE.UU. un amplio rango de opciones [nucleares y convencionales] de ataque para las contingencias inmediatas. La integración de ejércitos convencionales y nucleares es por lo tanto crucial para el éxito de cualquier estrategia exhaustiva. Esta integración asegurará con los blancos óptimos, mínimos daños colaterales, y reducirá la probabilidad de escaladas". (Doctrina para operaciones nucleares conjuntas p. JP 3-12 13)

La nueva doctrina nuclear vuelve los conceptos y las realidades del revés. No sólo niega los impactos devastadores de las armas nucleares, dice, claramente, que las armas nucleares son "seguras" y su uso en el campo de batalla asegura "garantía de daño mínimo y reducción de la probabilidad de escalada". El asunto de la lluvia radiactiva apenas se reconoce con respecto a las armas nucleares tácticas. Esta variedad de principios que describe las armas nucleares como "seguras para los civiles" constituye un consenso dentro de los ejércitos y se introduce en los manuales militares, proveyendo los criterios de "luz verde" relevantes a comandantes desplazados en el escenario de guerra. Las acciones "defensivas" y "ofensivas"

Mientras, la evaluación de postura nuclear 2001 expone el escenario para el uso preventivo de armas nucleares en el Medio Oriente, específicamente contra Irán (ver también el documento principal de PNAC "Reconstruyendo las defensas de América, estrategia, fuerzas y recursos para el nuevo siglo").

La doctrina para las operaciones nucleares conjuntas va un paso más allá nublando la diferencia entre movimientos militares "defensivos" y "ofensivos”:

"La nueva tríada brinda unas mezclas de las capacidad ofensivas y defensivas estratégicas que incluyen las capacidades de ataques nucleares y no nucleares, defensas activas y pasivas, y un robusto desarrollo de la investigación y la infraestructura industrial para construir y mantener los sistemas ofensivos y defensivos del ejército…" (Ib.) (Conceptos especiales mostrados en Itálica)

La nueva doctrina nuclear, sin embargo, va más allá de los actos preventivos de la "defensa propia", pide la "acción anticipadora" usando armas nucleares contra un "enemigo vil" que planea desarrollar presuntamente ADM en una futura fecha indeterminada:

"La planificación de seguridad responsable requiere preparativos para las posibles amenazas, aunque sean hoy quizá improbables. Las lecciones de historia militar quedan claras: los conflictos imprevisibles, irracionales, ocurren. Las unidades militares deben prepararse para contrarrestar las armas y capacidad que existen o existirán dentro de poco incluso si ningún guion probable para la guerra está cerca. Para maximizar la disuasión del uso de ADM, es esencial que se preparen Fuerzas estadounidenses para usar armas nucleares eficazmente y que esas Fuerzas estadounidenses estén determinadas a emplear armas nucleares si fuera necesario para impedir o contrarrestar contra el uso de ADM." (Ib., p. III – 1, cursivas añadidas)

Las bombas nucleares servirían para prevenir un programa de ADM inexistente (por ejemplo Irán) antes de su desarrollo. Esta retorcida formulación va más allá de las premisas de la postura de evaluación nuclear de 2001 y NPSD17. Que habla de que los EE.UU. pueden responder con armas nucleares si fuesen atacados con ADM: "Los Estados Unidos quieren dejar claro que se reservan el derecho a responder con fuerza abrumadora -incluyendo armas potencialmente nucleares– ante un ataque [armas de destrucción masiva] a los Estados Unidos, nuestros ejércitos en el extranjero, y amigos y aliados…"(NSPD17)

"La integración" de los planes de armas nucleares y convencionales. La doctrina para las operaciones nucleares conjuntas da una idea general de los procedimientos que gobiernan el uso de armas nucleares y la naturaleza de la relación entre las operaciones de guerra nuclear y convencional.

El DJNO dice:

"El uso de armas nucleares dentro de un escenario de [guerra] requiere que los planes nucleares y convencionales estén integrados con la máxima extensión posible" (DJNO, cursiva de p. 47 añadidas, para más detalles adicionales ver Michel Chossudovsky, "La guerra nuclear contra Irán", enero de 2006).

Las implicaciones de esta "Integración" son trascendentales porque una vez que la decisión es tomada por el comandante en jefe, concretamente el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, para iniciar una operación militar convencional-nuclear conjunta, hay un riesgo de que las armas nucleares tácticas puedan usarse sin pedir la aprobación presidencial siguiente. Con respecto a esto, los procedimientos de ejecución bajo la jurisdicción de los comandantes en el escenario bélico en relación con armas nucleares son descritos como "flexibles y permiten los cambios en la situación":

"Los combatiente comandantes desplazados son responsables de definir los objetivos de escenario y desarrollar los planes nucleares requeridos para respaldar esos objetivos, incluyendo seleccionar blancos. Cuándo se acomete, CDRUSSTRATCOM, como un combatiente comandante secundario, provee el apoyo de planificación detallado para cubrir requisitos de planificación de escenario. Todo escenario al que la planificación de opción nuclear siga está definido en el Sistema Planificado de Ejecución de Operación Conjunta, así como los procedimientos para formular e implementar una reacción eficaz dentro del tiempo permitido por la crisis.

Debido a que no existen opciones para cada guión, los combatientes comandantes deben tener capacidad de llevar a cabo la planificación de acción de crisis y ejecutar esos planes. La planificación de acción de crisis provee la capacidad de desarrollar nuevas opciones, o modificar opciones existentes, cuando las alternativas de respuesta sean limitadas u otras respuestas sean inapropiadas.

…El mando, el control y la coordinación deben ser lo suficientemente flexibles como para permitir que el jefe comandante desplazado señale los objetivos prioritarios como plataformas de lanzamiento de misiles móviles. "Doctrina para Operaciones Nucleares Conjuntas”

Teatro de operaciones nucleares (TNO)

Mientras la aprobación presidencial se requiere para iniciar una guerra nuclear oficialmente, los comandantes de combate desplazados pueden, estando a cargo de operaciones de escenario Nuclear (TNO), no solamente implementar sino también formular las decisiones de mando en relación con armas nucleares. (Doctrina para Operaciones Nucleares Conjuntas)

Estábamos no hace mucho especulando con “el riesgo" relacionado con "un lanzamiento nuclear fortuito o inadvertido" como lo definió el secretario de defensa Robert S. McNamara, pero con el proceso militar de toma de decisiones que se suministra a comandantes, del comandante en jefe hasta los comandantes desplazados gozan de poderes discrecionales para usar armas nucleares tácticas.

Además de porque estas armas nucleares tácticas "más pequeñas" han sido "reclasificadas" por el Pentágono como "seguras para la población civil circundante", así "minimizando el riesgo del daño colateral", no hay ninguna limitación incorporada primordial que prevenga de su uso. (vea Michel Chossudovsky,"Los peligros de un guerra nuclear en Medio Oriente" Global Research, febrero de 2006).

Una vez que se toma la decisión de iniciar una operación militar (por ejemplo los ataques aéreos sobre Irán), los comandantes del escenario bélico tienen un grado de latitud. Lo que esto significa en la práctica es que en cuanto se toma la decisión presidencial USSTRATCOM, en coordinación con los comandantes, puede decidir sobre el blanco y el tipo de armamento que se usará. Las armas nucleares tácticas almacenadas se consideran una parte esencial del arsenal de campo de batalla ahora. En otras palabras, las armas nucleares se han convertido en "parte de la caja de herramientas", para usar en escenarios de guerra convencional.

Ataques aéreos planeados sobre Irán

Un plan operacional para lanzar los ataques aéreos sobre Irán ha estado en "estado de preparación" desde junio de 2005. El armamento esencial para efectuar esta operación ha sido desplegado. (Para los detalles adicionales ver Michel Chossudovsky, "La guerra nuclear contra Irán", enero de 2006).

El Vicepresidente Dick Cheney ha ordenado a USSTRATCOM que preparare un "plan de contingencia", que "incluye una agresión aérea a gran escala sobre Irán empleando armas nucleares tanto convencionales como tácticas" (Philip Giraldi, ataque sobre Irán: la guerra nuclear preventiva, The American Conservative, 2 de agosto de 2005). USSTRATCOM tendría la responsabilidad de supervisar y coordinar este despliegue militar además de iniciar la operación militar. (Para los detalles, Michel Chossudovsky, "La guerra nuclear contra Irán", enero de 2006).

En enero de 2005 se implementó un cambio importante en el mandato de USSTRATCOM. Éste se identificó como "la avanzada de comando para la integración y la sincronización de los esfuerzos DoD -ampliados para combatir armas de destrucción masiva-" Para implementar este mandato, una unidad de comando de nueva creación se denominó como Componente de Comando Funcional Conjunto para el Espacio y la Guerra Global, o JFCCSGS.

Supervisado por USSTRATCOM, JFCCSGS sería responsable de lanzar las operaciones militares "de armas nucleares o convencionales" de acuerdo con la nueva doctrina nuclear de la Administración Bush. Ambas categorías de armas serían integradas en una "Operación de ataque conjunta" bajo control y comando unificado.

De acuerdo con lo escrito por Robert S. Norris y Hans M Kristensen en el boletín de científicos atómicos,

"El Departamento de Defensa está actualizando sus planes de ataque nuclear para reflejar la nueva orientación presidencial y una transición en la planificación de guerra del plan en funcionamiento integrado sólo de armas pesadas en la última parte de la Guerra Fría a una familia de más pequeños y flexibles planes de ataque diseñados para derrotar a los adversarios de hoy. El nuevo plan de guerra estratégico principal se conoce como OPLAN (Plan de Operaciones) 8044…. Esta revisión, el detallado plan provee más opciones flexibles para apoyar a los aliados y disuadir, frenar y, si fuera necesario, derrotar a adversarios en un amplio rango de contingencias…

Un miembro de la nueva familia es CONPLAN 8022, un plan concebido para el uso rápido de nuclear, convencional, o capacidad de información de guerra para destruir -de manera preventiva, si esnecesario- los "blancos urgentes" en cualquier lugar del mundo. El Secretario de Defensa Donald Rumsfeld hizo pública una orden de alarma a comienzos de 2004 que ordenó a los ejércitos que activaran el CONPLAN 8022. Por consiguiente, la política de prevención de la Administración Bush es ahora de operacional en los bombarderos de largo alcance, submarinos estratégicos sobre la patrulla de factor disuasivo, y presumiblemente en los proyectiles balísticos intercontinentales (misiles balísticos intercontinentales)"

La puesta en práctica de operaciones de la guerra mundial sería bajo el plan de concepto (CONPLAN) 8022, que consiste en "un plan actual en que la marina y la fuerza aérea se convierten en apoyo de guerra para sus submarinos y bombarderos" ahora, (Japanese Economic Newswire, 30 de diciembre de 2005, para los detalles adicionales vea Michel Chossudovsky, "La guerra nuclear contra Irán" op. Cit.).

CONPLAN 8022 es "El plan de paraguas completo pre-planeado para los escenarios estratégicos que involucran armas nucleares’.

"Se ha concentrado en estas nuevas clases de amenazas, específicamente Irán, Corea del Norte, y potencialmente la proliferación terrorista también", dijo. ‘No hay nada que diga que no pueden usar CONPLAN 8022 en los escenarios limítrofes con las fronteras rusas y chinas" (De acuerdo con Hans Kristensen, del proyecto de información nuclear, Japanese Economic Newswire, op. en japonés. Cit.)

Autorización de despliegue de armas nucleares

El plan de los bombardeos aéreos a Irán empezó a mediados de 2004, de conformidad con la formulación CONPLAN 8022 a principios de 2004. En mayo de 2004, se hizo pública la directiva presidencial de seguridad nacional NSPD 35 que daba derecho a la autorización de despliegue de armas nucleares.

El contenido de este delicado documento versa sobre un secreto de Estado federal cuidadosamente guardado. No ha habido ninguna mención al NSPD 35 en los medios de comunicación, ni tan siquiera en los debates del congreso. Mientras su contenido se mantiene clasificado, se presume que el NSPD 35 está relacionado con el despliegue de armas nucleares tácticas en el escenario de guerra de Medio Oriente de acuerdo con el CONPLAN8022.

Con respecto a esto, un informe de la prensa reciente publicado en Yeni Safak (Turquía) indica que los Estados Unidos están actualmente:

"Desplegando armas nucleares tácticas tipo B61 en Iraq del sur como parte de un plan para atacar esta área de Irán mientras Irán responde a un ataque israelí sobre sus plantas nucleares". (Ibrahim Karagul, "Los EE.UU. están desplegando armas nucleares contra Irán en Iraq", Yeni Safak. 20 de diciembre 2005, BBC).

Este despliegue en Iraq parece ser de conformidad con el NSPD 35.

Lo que el informe Yenbi Safak indica es que se usarían armas convencionales en primera instancia, y si Irán contraatacase en respuesta a los ataques aéreos de los EE.UU. -armas Israelíes B61 termonucleares tácticas podían ser lanzadas, ese contragolpe que usaría armas nucleares tácticas sería compatible con las pautas contenidas en la postura de evaluación nuclear de 2001 y NSPD 17 (vea arriba).

Almacenaje israelí de armas convencionales y nucleares

Israel forma parte de la alianza militar y está previsto que tenga un papel muy importante en los ataques planeados sobre Irán. (Para los detalles ver Michel Chossudovsky, "La guerra nuclear contra Irán", enero de 2006)

Confirmado por muchos informes de prensa, Israel empezó a abastecerse con 500 bombas de de penetración de búnker BLU 109 producidas en los EE.UU. (WP, 6 de enero 2006). El primer pedido de adquisición de BLU 109 [unidad de bomba viva] se remonta a septiembre de 2004. En abril de 2005, Washington confirmó que Israel había adquirido 100 de las más sofisticadas bombas de búnker GBU, 28 producidas por Lockheed Martin (Reuters, 26 de abril de 2005). La GBU28 se describe como "municiónes convencionales guiadas por láser de 5.000 libras que usan una ojiva penetrante de 4.400 libras". Se usó en la guerra de Iraq.

El Pentágono [dijo] que… La venta a Israel de 500 ojivas de BLU-109, fue "para colaborar en los objetivos estratégicos y tácticos de los EE.UU. significativamente".

Montado sobre bombas teledirigidas por satélite, las BLU-109 pueden ser disparadas por los reactores F-15 o F-16 de fabricación estadounidense del arsenal de Israel. Este año Israel recibió el primero de los envíos de 102 F-16 de largo alcance de Washington, su aliado principal. "Israel muy probablemente fabrica sus propios penetradores de búnker, pero no son tan robustos como los BLU de 2.000 libras (910 kg)", dijo a Reuters Robert Hewson, editor de Jane’s Air-Launched Weapons (Reuters, 21 septiembre de 2004)

El informe no confirma si Israel ha almacenado y desplegado la versión termonuclear de la bomba de penetradora de búnker. Ni ha indicado si las bombas de penetración de búnker israelíes pueden equiparse con cabezas nucleares. Es digno de mención que este almacenaje de bombas de penetración de búnker ocurrió pocos meses después del lanzamiento de la autorización de despliegue de armas nucleares del NPSD 35 (mayo de 2004).

Israel posee 100-200 cabezas nucleares estratégicas. En 2003, Washington y Tel Aviv confirmaron que estaban colaborando en "el despliegue de misiles de crucero Harpoon armados con cabezas nucleares proporcionados por los EE.UU. en los submarinos de de la flota de Israel clase delfín" (El observador, 12 octubre de 2003). En los desarrollos más recientes, que coinciden con los preparativos de los ataques a Irán, Israel ha comunicado la adquisición de dos nuevos submarinos nucleares producidos por Alemania "Éstos pueden lanzar misiles de crucero armados con cabezas nucleares como factor disuasivo de un "segundo ataque". (Newsweek, 13 febrero de 2006. Vea también CDI Data Base)

Las capacidades en armas nucleares tácticas de Israel no son conocidas

La participación en los ataques aéreos de Israel también actuaría como un bombazo político en todo el Medio Oriente. Contribuiría a la escalada, con una zona de guerra que podía extenderse inicialmente al Líbano y Siria. La región entera del Mediterráneo oriental con la frontera occidental de Asia Central y Afganistán serían afectadas..

El papel de Europa occidental

Varios países europeos occidentales, considerados oficialmente como “Estados no nucleares”, poseen armas nucleares tácticas, suministradas por Washington.

Los EE.UU. han suministrado unas 480 bombas termonucleares B61 a cinco países de la OTAN no nucleares, tales como Bélgica, Alemania, Italia, Países Bajos y Turquía, así como un país nuclear, el Reino Unido. Casualmente ignoradas por la base de Viena UN Nuclear Watch, los EE.UU. han contribuido activamente a la proliferación de armas nucleares en Europa Occidental.

Como parte de este almacenamiento europeo, Turquía, que es un socio de la coalición liderada por Estados Unidos contra Irán junto con Israel, posee unas 90 bombas termonucleares B61 revienta-búnkeres en la base aérea nuclear de Incirlik. (Consejo Nacional de Defensa de los Recursos, armas nucleares en Europa, febrero de 2005).

En consonancia con la política nuclear de EE.UU., el almacenamiento y el despliegue de las bombas B61 en Europa occidental están destinadas a objetivos en el Oriente Medio. Además, de acuerdo con "planes de ataque de la OTAN", estas bombas termonucleares B61 revienta-búnkeres (almacenadas por los "Estados no nucleares") podrían ponerse en marcha"contra objetivos en Rusia o países en el Medio Oriente como Siria e Irán" (citado en el Consejo Nacional de Defensa de los Recursos, las armas nucleares en Europa, febrero de 2005).

Por otra parte, confirmado (parcialmente) por documentos desclasificados (publicados bajo la US. Freedom of Information Act):

"Se establecieron acuerdos a mediados de la década de 1990 para permitir el uso de fuerzas nucleares de los EE.UU. en Europa, fuera de la zona de responsabilidad del Comando Europeo de EE.UU. (EUCOM). Como resultado de estas medidas, EUCOM ahora apoya las misiones nucleares de CENTCOM en el Oriente Medio, incluyendo, potencialmente, contra Irán y Siria" http://www.nukestrat.com/us/afn/nato.htm

A excepción de los EE.UU. no hay otra potencia nuclear que "tenga armas nucleares destinadas para la entrega a los países no ucleares." (Consejo Nacional de Defensa de los Recursos, op cit)

Aunque estos "estados no nucleares" casualmente acusan a Teherán de desarrollar armas nucleares sin evidencia documental, ellos mismos tienen la capacidad de transportar cabezas nucleares que están dirigidas a Irán. Decir que se trata de un caso claro de "doble rasero" tanto por el IAEA como por la comunidad internacional, es un eufemismo.

Alemania: poder nuclear de facto.

Entre los cinco "estados no nucleares" Alemania sigue siendo el país más fuertemente nuclearizado con tres bases nucleares (dos de las cuales están plenamente en funcionamiento) y puede almacenar hasta 150 bombas B61 revienta-búnkeres. De acuerdo con "los planes de ataque de la OTAN" (mencionados anteriormente) esas armas nucleares tácticas también están dirigidas al Medio Oriente.

Mientras que Alemania no es oficialmente una potencia nuclear produce ojivas nucleares para la marina francesa. Tiene arsenales de ojivas nucleares y por tanto la capacidad de suministrar armas nucleares. La European Aeronautic Defense and Space Company, EADS, un joint venture franco-alemán-español controlado por Deutsche Aerospace y el poderoso Grupo Daimler, es el segundo productor y suministrador militar más grande de Europa del misil M51 francés.

Francia apoya la doctrina nuclear preventiva.

En enero de 2006, el presidente francés, Jacques Chirac anunció un cambio importante en la política nuclear de Francia.

Sin mencionar a Irán, Chirac dio a entender que las armas nucleares de Francia se deben utilizar en forma de "ataques más focalizados" contra los países que se consideran partícipes del despliegue de armas de destrucción masiva (ADM).

También insinuó la posibilidad de que las armas nucleares tácticas podrían usarse en escenarios de guerra convencional, muy en la línea de la doctrina nuclear de EE.UU. y la OTAN (Chirac cambia la doctrina francesa para el uso de las armas nucleares, Nucleonics Week 26 de enero de 2006).

El presidente francés parece haber abrazado la máxima de los EE.UU. "guerra contra el terrorismo". Presentó las armas nucleares como un medio para construir un mundo más seguro y combatir el terrorismo:

"Las armas nucleares no están destinadas a ser utilizadas contra los "terroristas fanáticos", sin embargo, "los dirigentes de los Estados que utilizaron medios terroristas contra nosotros, así como aquellos que consideran el uso de una u otra forma, de las armas de destrucción masiva, deben entender que se exponen a una respuesta firme y apropiada de nuestra parte …"

Aunque Chirac no hizo referencia al uso preventivo de armas nucleares, su declaración en términos generales argumenta la política de la administración Bush de 2001 sobre la Revisión de la Postura Nuclear, que aboga por el uso de armas nucleares tácticas contra »estados delincuentes "y" organizaciones terroristas no estatales ".

Construyendo un pretexto para un ataque nuclear preventivo.

El pretexto para librar una guerra contra Irán, en esencia, se basa en dos premisas fundamentales que forman parte de la doctrina nacional de seguridad de la administración Bush.

1. Presunta posesión por parte de Irán de "armas de destrucción masiva" (ADM), más específicamente su programa de enriquecimiento nuclear.

2. Presunto apoyo de Irán a "terroristas islámicos".

Se trata de dos declaraciones relacionadas entre sí que forman parte integrante de la campaña de propaganda y medios de desinformación.

El estatus "armas de destrucción masiva (ADM)" se usa para justificar la "guerra preventiva" contra Estados patrocinadores del terror es decir, países como Irán y Corea del Norte de quienes se alega que supuestamente poseen armas de destrucción masiva. Irán es identificado como un Estado patrocinador de las llamadas "Organizaciones Terroristas no Estatales". Este último también posee armas de destrucción masiva y pueden constituir una amenaza nuclear. Las organizaciones terroristas no estatales se presentan como una "potencia nuclear".

"Los enemigos en esta guerra no son ni de lejos las tradicionales fuerzas militares convencionales, sino más bien las dispersas redes terroristas mundiales que explotan el islam radical para avanzar en los objetivos políticos. Estos enemigos tienen el objetivo declarado de adquirir y usar armas nucleares y biológicas para asesinar a cientos de miles de estadounidenses y demás ciudadanos del mundo". (2006, Revisión Cuatrienal de Defensa).

Por el contrario Alemania e Israel, que producen y poseen ojivas nucleares, no son considerados "potencias nucleares".

En los últimos meses, el pretexto para la guerra, a partir de este nexo terrorista ADM-islámico, se ha destacado hasta la saciedad y a diario por los medios occidentales.

En un testimonio del Comité de Presupuesto del Senado de EE.UU, la secretaria de Estado Condoleezza Rice acusó a Irán y Siria de desestabilizar el Oriente Medio y su apoyo a grupos islámicos militantes. Ella describió a Irán como "un banco central del terrorismo", a pesar del hecho ampliamente documentado de que al-Qaida ha sido apoyado y financiado desde sus inicios en la década de 1980 nada menos que por la CIA. (Véase Michel Chossudovsky, "Quién es Osama bin Laden", Global Research 2001).

"No es sólo el programa nuclear de Irán, sino también su apoyo al terrorismo en todo el mundo. Son, en efecto, el banquero central del terrorismo" (declaración ante el Comité Presupuestario del Senado, 16 de febrero de 2006)

"Segundo 11-S": "Plan de contingencia" de Cheney

Mientras que la supuesta "amenaza" de armas de destrucción masiva de Irán está programado para el debate en el Consejo de Seguridad de la ONU, se dice que el vicepresidente Dick Cheney instruyó a USSTRATCOM para elaborar un plan de contingencia "para emplearlo como reacción a otro ataque terrorista del tipo 11-S a los Estados Unidos ". Este "plan de contingencia" para atacar a Irán utiliza el pretexto de un "segundo 11-S" que aún no ha sucedido como planificación para una gran operación militar contra Irán.

El plan de contingencia, que se caracteriza por una acumulación militar en previsión de posibles ataques aéreos contra Irán, está en un "estado de preparación".

Lo diabólico es que la justificación de la guerra contra Irán se basa en la participación de Irán en un ataque terrorista contra Estados Unidos que aún no ha ocurrido:

"El plan incluye un asalto aéreo a gran escala contra Irán empleando tanto armas nucleares tácticas como convencionales. Dentro de Irán hay más de 450 objetivos estratégicos principales, incluyendo numerosos y presuntos sitios donde se desarrollan programas de armas nucleares. Muchas de estas zonas son de difícil acceso o se encuentran a mucha profundidad bajo tierra y no podrían atacarse con armas convencionales, de ahí la opción nuclear. Al igual que en el caso de Iraq, la respuesta no está condicionada a la actual implicación de Irán en actos de terrorismo dirigidos contra los Estados Unidos. Varios altos oficiales de la fuerza aérea que han participado en la planificación de estos informes, muestran su consternación por las consecuencias de lo que se está haciendo -Se está preparando a Irán para un ataque nuclear no provocado- pero nadie está dispuesto a dañar su carrera al plantear objeciones. (Philip Giraldi, "Ataque a Irán: guerra nuclear preventiva", The American Conservative, 2 de agosto de 2005).

¿Hemos de entender que la inteligencia militar estadounidense está esperando en el limbo un segundo 11-S, para lanzar una operación militar contra Irán, que se encuentra actualmente en un "estado de alerta"?

La propuesta de Cheney "Plan de contingencia" no se centra en la prevención de un segundo 11-S. El plan de Cheney se basa en la presunción de que Irán estaría detrás de un segundo 11-S y que serían inmediatamente activados bombardeos de castigo antes de la realización de una investigación, de la misma forma que sucedieron los ataques contra Afganistán en octubre de 2001, presuntamente en represalia por el papel del gobierno talibán en apoyo a los terroristas del 11-S. Vale la pena señalar que el bombardeo y la invasión de Afganistán se habían planeado mucho antes del 11-S, como señala Michael Keefer de forma incisiva en un artículo:

"En un nivel más profundo, implica que "los ataques terroristas del tipo del 11-S” se reconocen en la oficina de Cheney y el Pentágono como un medio adecuado para legitimar guerras de agresión contra cualquier país seleccionado de esta forma por el régimen y su sistema corporativo de propaganda-amplificación…" (Keefer, febrero de 2006).

Keefer concluye que "un ataque contra Irán, que presumiblemente implica el uso de un número significativo de bombas nucleares nocivas para la tierra, podría estar bien visto como continuación a un ataque con este tipo de bombas hacia los Estados Unidos, haciendo ver en los medios de comunicación que han sido llevadas a cabo por agentes iraníes "(Keefer, febrero de 2006).

La batalla por el petróleo

Las compañías petroleras angloestadounidenses están indeleblemente detrás "del Plan de contingencia de Cheney" para hacer la guerra contra Irán. Esta última se orienta hacia el control territorial y corporativo sobre las reservas de petróleo y gas, así como hacia las rutas de los oleoductos.

En los EE.UU. hay una continuidad con los planes de guerra en Oriente Medio desde los demócratas a los republicanos. Las características esenciales del discurso neoconservador ya estaban en funcionamiento en la administración Clinton. La estrategia del escenario de conflicto del Comando Central de EE.UU. (USCENTCOM) a mediados de la década de 1990 se orientó para garantizar, desde un punto de vista económico y militar, el control sobre el petróleo de Medio Oriente.

"Los intereses generales de seguridad nacional y los objetivos expresados en la Estrategia de Seguridad Nacional del Presidente (NSS) y la Estrategia Nacional Militar del Presidente (NMS) forman la base de la estrategia del teatro del Comando Central de los Estados Unidos. La NSS dirige la aplicación de una estrategia de doble contención de los viles estados de Iraq e Irán, mientras esos Estados representen una amenaza para los intereses de EE.UU.; y de otros Estados de la región, así como de sus propios ciudadanos. La doble contención está diseñada para mantener el equilibrio de poder en la región sin depender de Iraq ni de Irán. La estrategia de campo del USCENTCOM se basa en intereses y está centrado en la amenaza. El objetivo de compromiso de los EE.UU., como se defiende en el NSS, es proteger el interés vital de los Estados Unidos en la región: el acceso interrumpido y seguro de los Estados Unidos y sus aliados al petróleo del Golfo. (USCENTCOM, http://www.milnet.com/milnet/pentagon/centcom/chap1/stratgic.htm#USPolicy USPolicy, la cursiva es nuestra)

Irán posee el 10 por ciento del petróleo y las reservas de gas mundiales; EE.UU. es la primera potencia militar y nuclear del mundo, pero posee menos del 3 por ciento del petróleo y las reservas de gas mundial.

Por otra parte, los países habitados por musulmanes, incluido el Oriente Medio, África del norte, Asia central, África occidental y central, Malasia, Indonesia y Brunei, poseen aproximadamente el 80 por ciento del petróleo del mundo y las reservas de gas.

La "guerra contra el terrorismo" y la campaña de odio dirigida contra los musulmanes, que se ha visto impulsada en los últimos meses, tiene una relación directa con la "Batalla de petróleo en Oriente Medio". ¿Cuál es el mejor modo de conquistar estas vastas reservas de petróleo ubicadas en países habitados por musulmanes? Construir un consenso político contra los países musulmanes, describiéndolos como "incivilizados", denigrando su cultura y religión, aplicando perfiles étnicos contra los musulmanes en los países occidentales, fomentando el odio y el racismo contra los habitantes de las naciones productoras de petróleo.

Se dice que los valores del Islam están vinculados al "terrorismo islámico". Los gobiernos occidentales están acusando a Irán de "exportar el terrorismo a Occidente"; en palabras del Primer Ministro Tony Blair:

"Hay un virus de extremismo que sale del cóctel del fanatismo religioso y la represión política en Oriente Medio, que se está exportando del mundo. Sólo aseguraremos nuestro futuro, si se trata de cada aspecto de ese problema. Nuestra seguridad futura depende del tratamiento de la estabilidad de esa región. Nunca se puede decir nunca jamás en ninguna de estas situaciones” (Citado en The Mirror, el 7 de febrero de 2006)

Se sataniza a los musulmanes, casualmente se les identifica con los "terroristas islámicos", a quienes también se describe como constituyentes de amenaza nuclear. A su vez, los terroristas son apoyados por Irán, una república islámica que amenaza al mundo "civilizado" con mortíferas armas nucleares (que no posee). Por el contrario, “las armas nucleares” de Estados Unidos "serán precisas, seguras y confiables".

El mundo se encuentra en una encrucijada crítica

No es Irán quien supone una amenaza para la seguridad global sino los Estados Unidos de América e Israel.

En los acontecimientos recientes, los gobiernos europeos occidentales -incluyendo los llamados "estados no nucleares" que poseen armas nucleares- se han subido al carro. En coro, Europa occidental y los Estados miembros de la Alianza Atlántica (OTAN) se han unido a la iniciativa militar liderada por Estados Unidos contra Irán.

Los ataques aéreos planeados por el Pentágono sobre Irán incluyen "escenarios" tanto con armas nucleares como convencionales. Si bien esto no implica el uso de armas nucleares, el peligro potencial de un holocausto nuclear en Oriente Medio debe, sin embargo, tomarse en serio. Debe convertirse en un punto focal del movimiento contra la guerra, particularmente en los Estados Unidos, Europa occidental, Israel y Turquía.

También se comprendería que China y Rusia, que son (extraoficialmente) aliados de Irán, le proporcionasen equipos militares avanzados y un sofisticado sistema de defensa antimisiles. Es poco probable que China y Rusia asumieran una posición pasiva en caso de que los bombardeos aéreos se llevaran a cabo.

La nueva doctrina preventiva nuclear requiere la integración de las operaciones "defensiva" y " ofensiva". Por otra parte, la importante distinción entre armas convencionales y nucleares se ha desdibujado.

Desde un punto de vista militar, los EE.UU. y sus socios de coalición, que incluyen a Israel y Turquía, se encuentran en "estado de disponibilidad".

A través de la desinformación de los medios, el objetivo es movilizar a la opinión pública occidental en apoyo de una guerra liderada por Estados Unidos contra Irán en represalia por el desafío de Irán a la comunidad internacional.

La propaganda de guerra consiste en "inventar un enemigo", mientras se transmite la ficción de que el mundo occidental está siendo atacado por terroristas islámicos, que son apoyados directamente por el gobierno de Teherán.

"Hacer el mundo más seguro, impedir la proliferación de dispositivos nucleares contaminados por los terroristas, aplicar acciones punitivas contra Irán para asegurar la paz. Luchar contra la proliferación nuclear de los estados impostores…"

Con el apoyo de los medios de comunicación occidentales, se ha desarrollado una atmósfera generalizada de racismo y xenofobia contra los musulmanes, particularmente en Europa occidental, que proporciona una falsa legitimidad a la agenda de guerra de EE.UU. Esta última se sostiene como una "guerra justa". La teoría de la "guerra justa" sirve para camuflar la naturaleza de los planes de guerra de EE.UU., mientras proporciona una cara humana a los invasores.

¿Qué se puede hacer?

El movimiento contra la guerra está en muchos sentidos dividido y desinformado sobre la naturaleza de la agenda militar de EE.UU. Varias organizaciones no gubernamentales han culpado a Irán por no cumplir con las "demandas razonables" de la "comunidad internacional". Estas mismas organizaciones, que están comprometidas con la paz mundial ,tienden a restar importancia a las implicaciones de la propuesta de bombardeos de EE.UU. sobre Irán.

Para revertir la marea se requiere una campaña masiva de redes y la divulgación para informar a la gente por todo el país, nacional e internacionalmente, en los barrios, lugares de trabajo, parroquias, escuelas, universidades, municipios… sobre los peligros de una guerra patrocinada por EE.UU. que contemple el uso de las armas nucleares. El mensaje debe ser claro: Irán no es la amenaza. Incluso sin el uso de armas nucleares los bombardeos aéreos propuestos podrían desembocar en una escalada, que en última instancia nos llevaría a una guerra más amplia en Oriente Medio.

El debate y la discusión también deben tener lugar dentro de la comunidad militar y de inteligencia, en particular en lo que respecta a la utilización de armas nucleares tácticas, en los pasillos del Congreso de los EE.UU., en los municipios y en todos los niveles del gobierno. En última instancia, la legitimidad de los actores políticos y militares de alto cargo debe ser cuestionada.

Los medios corporativos también tienen gran responsabilidad en el encubrimiento de crímenes de guerra patrocinados por EE.UU. Asimismo hay que desafiar forzosamente esta actitud por su parcial cobertura de la guerra en Oriente Medio.

Durante el último año, Washington ha estado librando un "pulso diplomático" con el fin de alistar países en apoyo de su programa militar. Es esencial que, en el plano diplomático, los países de Oriente Medio, Asia, África y América Latina adopten una posición firme contra la agenda militar de EE.UU.

Condoleezza Rice ha recorrido todo Oriente Medio "expresando su preocupación sobre el programa nuclear de Irán", buscando el respaldo inequívoco de los gobiernos de la región contra Teherán. Mientras tanto, el gobierno de Bush ha asignado fondos en apoyo de los grupos disidentes iraníes dentro de Irán.

Lo que se necesita es romper la conspiración del silencio, denunciar las mentiras y distorsiones de los medios, plantar cara a la naturaleza criminal del Gobierno de los EE.UU. y de los gobiernos que lo apoyan, su agenda bélica así como su denominada "agenda de seguridad interior", que ya ha definido el perfil de un Estado policial.

El mundo está en la encrucijada de la crisis más grave de la historia moderna. Los EE.UU. se han embarcado en una aventura militar, "una larga guerra", que amenaza el futuro de la humanidad.

Es esencial llevar el proyecto de guerra de los EE.UU. a la vanguardia del debate político, particularmente en Estados Unidos y Europa occidental. Los líderes políticos y militares que se oponen a la guerra deben adoptar una posición firme, desde dentro de sus respectivas instituciones. Los ciudadanos deben adoptar una postura individual y colectiva contra la guerra.

Michel Chossudovsky es autor del best-seller internacional "La globalización de la pobreza", publicado en once idiomas. Es profesor de Economía en la Universidad de Ottawa y director del Centro de Investigación de la Globalización, en www.globalresearch.ca. También es colaborador de la Enciclopedia Británica. Su libro más reciente se titula: "America’s War on Terrorism", Global Research, 2005.



Traducción de http://huelgageneral.gratis-foro.es/forum.htm
en http://huelgageneral.gratis-foro.es/principal-f1/objetivo-iran-esta-la-administracion-de-eeuu-planeando-un-holocausto-nuclear-t739.htm

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=20536

Written by Eduardo Aquevedo

17 agosto, 2010 at 15:43

Objetivo Irán: Preparando la III Guerra Mundial (I)

with 11 comments

Michel Chossudovsky

Global Research

La humanidad está en una encrucijada peligrosa. Los preparativos de guerra para atacar a Irán están en “un estado avanzado de preparación”. Sistemas de alta tecnología, incluyendo las armas nucleares, están totalmente desplegados.

klee101 Esta aventura militar ha estado en el tablero de dibujo del Pentágono desde mediados de la década de 1990. Primero Iraq, luego Irán según documentos desclasificados de 1995 del Comando Central de EE.UU.

La escalada es parte de la agenda militar. Mientras que Irán, es el próximo objetivo junto con Siria y el Líbano, este despliegue estratégico militar también amenaza a Corea del Norte, China y Rusia.

Desde 2005, los EE.UU. y sus aliados, incluidos los interlocutores de los Estados Unidos de la OTAN e Israel, han estado involucrados en el amplio despliegue y el almacenamiento de los sistemas de armas avanzados.

Los sistemas de defensa aérea de los EE.UU., los países miembros de la OTAN e Israel están totalmente integrados.

Se trata de una tarea coordinada del Pentágono, la OTAN, de la Fuerza de Defensa de Israel (FID), con participación activa de los militares de varios de los países de la OTAN y no-socios, incluyendo los estados árabes de primera línea (los miembros de la OTAN del Diálogo Mediterráneo y la Iniciativa de Cooperación de Estambul), Arabia Saudita, Japón, Corea del Sur, India, Indonesia, Singapur, Australia, entre otros. (La OTAN se compone de 28 estados miembros. Otros 21 países son miembros del Consejo de la Alianza Euro-Atlántica (EAPC); el Diálogo Mediterráneo y la Iniciativa de Cooperación de Estambul cuenta con diez países árabes e Israel.

El papel de Egipto, los Estados del Golfo y Arabia Saudita (dentro de la alianza militar ampliada) es de particular relevancia. Egipto controla el tránsito de buques de guerra y buques petroleros por el Canal de Suez. Arabia Saudita y los Estados del Golfo ocupan la costa occidental del sur del Golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz y el Golfo de Omán.

A principios de junio, “informa Egipto, que permitió a once buques de EE.UU. y de Israel pasar por el Canal de Suez, en una aparente señal …. a Irán. … El 12 de junio, puntos de venta de prensa regional informaron que los saudíes habían concedido a Israel la autorización para sobrevolar su espacio aéreo…” (Mirak Weissbach Muriel, Israel’s Insane War on Iran Must Be Prevented, Global Research, 31 de julio de 2010) En la doctrina militar posterior al 11-S, el despliegue masivo de armamento militar se definió como parte de la llamada “Guerra Global contra el Terrorismo“, apuntando a organizaciones terroristas “no estatales” como Al Qaeda y los llamados “Estados patrocinadores del terrorismo “, entre ellos Irán, Siria, Líbano y Sudán.

La creación de nuevas bases militares de EE.UU., el almacenamiento de los sistemas de armas avanzadas, incluyendo las armas nucleares tácticas, etc . se llevaron a cabo como parte de la preventiva ‘doctrina militar defensiva‘ bajo el paraguas de la “Guerra Global contra el Terrorismo“.

G

uerra y crisis económica

Las consecuencias de un ataque más amplio de Estados Unidos y la OTAN a Israel contra Irán son de largo alcance.

La guerra y la crisis económica están íntimamente relacionadas. La economía de guerra se financia por Wall Street, que se erige en el acreedor de la administración de EE.UU.

Los productores de armas de EE.UU. son los destinatarios de miles de millones de dólares del Departamento de Defensa de EE.UU. por los contratos de adquisición de sistemas de armas avanzados.

A su vez, “la batalla por el petróleo” en Oriente Medio y Asia Central sirve directamente a los intereses de los gigantes del petróleo anglo-estadounidenses. Los EE.UU. y sus aliados están “batiendo los tambores de guerra” a la altura de una depresión económica mundial, por no mencionar la catástrofe ambiental más grave de la historia mundial. En un giro amargo, uno de los grandes jugadores (BP) en el tablero de ajedrez geopolítico de Asia Central en el Medio Oriente, antiguamente conocida como la Anglo-Persian Oil, ha sido el instigador de la catástrofe ecológica en el Golfo de México.

Medios de desinformación

La opinión pública, influida por el bombo los medios de comunicación, ofrece apoyo tácito, indiferente o ignorante de los posibles impactos de lo que se mantiene como un ad hoc “punitivo” de la operación dirigida contra las instalaciones nucleares de Irán en lugar de una guerra total.

Los preparativos de guerra incluyen el despliegue de los fabricantes de armas nucleares de EE.UU. e Israel.

En este contexto, las consecuencias devastadoras de una guerra nuclear se trivializan o simplemente no se mencionan.

La crisis “real” que amenaza a la humanidad es el “calentamiento global”, según los medios y Gobierno, y no la guerra.

La guerra contra Irán se presenta a la opinión pública como un tema entre otros. No se ofrece como una amenaza a la “Madre Tierra”, como el caso del calentamiento global. No es noticia de primera plana. El hecho de que un ataque contra Irán podría llevar a una potencial escalada y desencadenar una “guerra global” no es motivo de preocupación.

Culto a la muerte y la destrucción

La máquina global de matar también es sostenida por el culto a la muerte y la destrucción que impregna las películas de Hollywood, por no mencionar las guerras en prime time y las series de televisión sobre delincuencia.

Este culto a la matanza está respaldado por la CIA y el Pentágono, que también apoyó (financió) producciones de Hollywood como instrumento de propaganda de guerra:

El Ex-agente de la CIA Bob Baer dijo: “Hay una simbiosis entre la CIA y Hollywood” y reveló que el ex director de la CIA, George Tenet, se encuentra actualmente en Hollywood, hablando con los estudios. (Matthew Alford and Robbie Graham, Lights, Camera… Covert Action: The Deep Politics of Hollywood, Global Research, 31 de enero de 2009). La máquina de matar se despliega a nivel global dentro del marco de la estructura de comando de combate unificado. Y se mantiene habitualmente por instituciones de gobierno, medios corporativos, y mandarines e intelectuales a las órdenes del Nuevo Orden Mundial, y desde los think tanks de Washington y los institutos de investigación de estudios estratégicos, como instrumento indiscutible de la paz y la prosperidad mundial. La cultura de la muerte y la violencia se ha grabado en la conciencia humana.

La guerra es ampliamente aceptada como parte de un proceso social: la Patria tiene que ser “defendida” y protegida.

La “violencia legitimada” y las ejecuciones extrajudiciales contra los “terroristas” se mantienen en las democracias occidentales, como instrumentos necesarios de seguridad nacional.

Una “guerra humanitaria” es sostenida por la llamada comunidad internacional. No se condena como un acto criminal. Los arquitectos principales son recompensados por sus aportes a la paz mundial. En cuanto a Irán, lo que se está desarrollando es la legitimación directa de la guerra en nombre de una idea ilusoria de seguridad mundial.

Un ataque aéreo “preventivo” contra Irán llevaría a una escalada.

En la actualidad hay tres teatros de guerra por separado en el Oriente Medio Asia Central: Irak, Af-Pak, y Palestina.

Si Irán fuera objeto de un ataque aéreo “preventivo” por las fuerzas aliadas, toda la región, desde el Mediterráneo Oriental hasta la frontera occidental de China con Afganistán y Pakistán, podría estallar, lo que nos conduce potencialmente a un escenario de Tercera Guerra Mundial.

La guerra también se extendería al Líbano y Siria. Es muy poco probable que los atentados, si se aplicaran, quedasen circunscritos a las instalaciones nucleares de Irán como afirman las declaraciones oficiales de EE.UU. y la OTAN. Lo más probable es un ataque aéreo tanto a infraestructuras militares como civiles, sistemas de transporte, fábricas, y edificios públicos.

Irán, con un diez por ciento estimado del petróleo mundial, ocupa el tercer lugar mundial de las reservas de gas, después de Arabia Saudita (25%) e Iraq (11%) en el tamaño de sus reservas. En comparación, los EE.UU. tiene menos de 2,8% de las reservas mundiales de petróleo. (Véase Eric Waddell, The Battle for Oil, Global Research, diciembre de 2004).

Es de importancia el reciente descubrimiento en Irán, en Soumar y Halgan, de las segundas mayores reservas mundiales conocidas que se estiman en 12,4 billones de pies cúbicos. Apuntar a Irán no sólo consiste en recuperar el control anglo-estadounidense sobre el petróleo y la economía de gas, incluyendo rutas de oleoductos, sino que también cuestiona la presencia e influencia de China y Rusia en la región.

El ataque planificado contra Irán forma parte de un mapa global coordinado de orientación militar. Es parte de la “larga guerra del Pentágono“, una provechosa guerra sin fronteras, un proyecto de dominación mundial, una secuencia de operaciones militares.

Los planificadores militares de EE.UU. y la OTAN han previsto diversos escenarios de la escalada militar. También son muy conscientes de las implicaciones geopolíticas, a saber, que la guerra podría extenderse más allá de la región del Oriente Medio a Asia Central. Los efectos económicos sobre los mercados del petróleo, etc. también se han analizado. Mientras que Irán, Siria y el Líbano son los objetivos inmediatos, China, Rusia, Corea del Norte, por no hablar de Venezuela y Cuba, son también objeto de amenazas de EE.UU.

Está en juego la estructura de las alianzas militares. Los despliegues militares de la OTAN-EEUU-Israel, incluyendo las maniobras militares y ejercicios realizados en Rusia y sus fronteras inmediatas a China tienen una relación directa con la guerra propuesta contra Irán.

Estas veladas amenazas, incluyendo su calendario, constituyen un claro aviso a los antiguos poderes de la era de la Guerra Fría, para evitar que puedan interferir en un ataque de Estados Unidos contra Irán.

Guerra Mundial

El objetivo estratégico a medio plazo es llegar a Irán y neutralizar a sus aliados, a través de la diplomacia de los cañonazos. El objetivo militar a largo plazo es dirigirse directamente a China y Rusia.

Aunque Irán es el objetivo inmediato, el despliegue militar no se limita a Oriente Medio y Asia Central. Una agenda militar global se ha formulado.

El despliegue de tropas de la coalición y los sistemas de armas avanzadas de los EE.UU., la OTAN y sus socios se está produciendo de forma simultánea en todas las principales regiones del mundo.

Las acciones recientes de los militares de EE.UU. frente a las costas de Corea del Norte en forma de maniobras, son parte de un diseño global.

Los ejercicios militares, simulacros de guerra, el despliegue de armas, etc… de EE.UU., la OTAN y sus aliados que se están llevando a cabo simultáneamente en los principales puntos geopolíticos, van dirigidos principalmente a Rusia y China.

– La Península de Corea, el Mar de Japón, el estrecho de Taiwán, el Mar Meridional de China, amenaza a China.

– El despliegue de misiles Patriot en Polonia, el centro de alerta temprana en la República Checa, amenaza a Rusia.

– Despliegues navales en Bulgaria, Rumania en el Mar Negro, amenazando a Rusia.

– Despliegues de tropas de la OTAN y EE.UU. en Georgia.

– Un despliegue formidable naval en el Golfo Pérsico, incluidos los submarinos israelíes dirigidos contra Irán.

Al mismo tiempo, el Mediterráneo Oriental, el Mar Negro, el Caribe, América Central y la región andina de América del Sur, son las zonas de la militarización en curso. En América Latina y el Caribe, las amenazas se dirigen contra Venezuela y Cuba.

“Ayuda militar” de EEUU

A su vez, transferencias de armas a gran escala se han llevado a cabo bajo la bandera de EE.UU. como “ayuda militar” a países seleccionados, incluyendo 5 mil millones de dólares en un acuerdo de armamento con la India que se destina a mejorar las capacidades de la India contra China. (Huge U.S.-India Arms Deal To Contain China, Global Times, 13 de julio de 2010).

“[La venta de armas] significará mejorar las relaciones entre Washington y Nueva Delhi, y, de forma deliberada o no, tendrá el efecto de contener la influencia de China en la región.” (Citado en Rick Rozoff, Confronting both China and Russia: U.S. Risks Military Clash With China In Yellow Sea, Global Research, 16 de julio de 2010).

Los EE.UU. han alcanzado acuerdos de cooperación militar con algunos países del sur de Asia Oriental, como Singapur, Vietnam e Indonesia, incluyendo su “ayuda militar“, así como la participación en maniobras militares dirigidas por Estados Unidos en la Cuenca del Pacífico (julio-agosto 2010). Estos acuerdos son de apoyo a las implementaciones de las armas dirigidas contra la República Popular de China. (Ver Rick Rozoff, Confronting both China and Russia: U.S. Risks Military Clash With China In Yellow Sea, Global Research, 16 de julio de 2010).

Del mismo modo, y más directamente relacionado con el ataque planificado contra Irán, los EE.UU. está armando a los Estados del Golfo (Bahrein, Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos) con el interceptor de misiles tierra-aire, Patriot Advanced Capability-3 y la Terminal High Altitude Area Defense (THAAD), así como los basados en estándar de misiles mar-3 interceptores instalados en buques de guerra de clase Aegis en el Golfo Pérsico. (Ver Rozoff Rick, NATO’s Role In The Military Encirclement Of Iran, 10 de febrero de 2010).

Calendario de almacenamiento militar y de implementación

Lo que es crucial en lo que respecta a las transferencias de armas de EE.UU. a los países socios y aliados, es el momento real de la entrega y el despliegue. El lanzamiento de una operación militar patrocinada de EE.UU. normalmente ocurriría una vez que estos sistemas de armas están en su lugar, tras el despliegue efectivo de la aplicación de la capacitación del personal. (Por ejemplo, la India).

Lo que estamos tratando es un diseño militar mundial cuidadosamente coordinado controlado por el Pentágono, con la participación de las fuerzas armadas combinadas de más de cuarenta países. Este despliegue militar multinacional mundial es, con mucho, el mayor despliegue de sistemas de armas avanzados de la historia.

A su vez, los EE.UU. y sus aliados han establecido nuevas bases militares en diferentes partes del mundo. “La superficie de la Tierra está estructurada como un enorme campo de batalla” . (Ver Jules Dufour, The Worldwide Network of US Military Bases, Investigación Global, 01 de julio 2007).

El Comando Unificado de la estructura geográfica dividida en comandos de combate se basa en una estrategia de militarización a nivel global. “Los militares EE.UU. tiene bases en 63 países. Marcas de nuevas bases militares han sido construidas a partir de 11 de septiembre 2001 en siete países. En total, hay 255.065 militares desplegados de EE.UU. en todo el mundo.” (Ver Jules Dufour, The Worldwide Network of US Military Bases, Investigación Global, 01 de julio 2007.

Escenario de la III Guerra Mundial

Este despliegue militar se produce en varias regiones al mismo tiempo bajo la coordinación de los comandos regionales de EE.UU., con la participación en el almacenamiento de los arsenales de EE.UU. por los aliados de Estados Unidos, algunos de los cuales son antiguos enemigos, incluyendo Vietnam y Japón.

El contexto actual se caracteriza por una acumulacipón militar global controlada por una superpotencia mundial que está utilizando a sus aliados para desencadenar numerosas guerras regionales.

La diferencia con la Segunda Guerra Mundial, que fue también una conjunción de distintas salas de una guerra regional, es que con la tecnología de comunicaciones y sistemas de armas de la década de 1940, no había estrategia en “tiempo real” para coordinación en las acciones militares entre grandes regiones geográficas.

La guerra mundial se basa en el despliegue coordinado de una sola potencia militar dominante, que supervisa las acciones de sus aliados y socios.

Con la excepción de Hiroshima y Nagasaki, la Segunda Guerra Mundial se caracterizó por el uso de armas convencionales. La planificación de una guerra mundial se basa en la militarización del espacio ultraterrestre.

Si una guerra contra Irán se inicia, no sólo el uso de armas nucleares, sino toda la gama de nuevos sistemas de armas avanzadas, incluso armas electrométricas y las técnicas de modificación ambiental (ENMOD) se utilizarían.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

El Consejo de Seguridad aprobó a principios de junio una cuarta ronda de sanciones de amplio alcance contra la República Islámica de Irán, que incluyen el embargo de armas, y “controles financieros más estrictos”.

En una amarga ironía, esta resolución fue aprobada pocos días después de la negativa pura y dura del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para adoptar una moción de condena a Israel por su ataque a la Flotilla por la Libertad de Gaza en aguas internacionales.

Tanto China como Rusia, presionados por los EE.UU., han apoyado el régimen de sanciones del CSNU, en su propio perjuicio. Su decisión en el Consejo de Seguridad contribuye a debilitar su propia alianza militar, la organización de Cooperación de Shanghai (OCS), en la que Irán tiene estatuto de observador. La resolución del Consejo de Seguridad congela los respectivos acuerdos de cooperación militar y económica de China y Rusia con Irán. Esto tiene repercusiones graves en el sistema de defensa aérea de Irán que en parte depende de la tecnología y la experiencia de Rusia.

La Resolucion del Consejo de Seguridad otorga, de hecho, “luz verde” para librar una guerra preventiva contra Irán.

La inquisición estadounidense: la construcción de un consenso político para la guerra

En coro, los medios occidentales han calificado a Irán como una amenaza a la seguridad mundial en vista de su supuesto (inexistente) programa de armas nucleares. Haciéndose eco de las declaraciones oficiales, los medios de comunicación ahora están exigiendo la aplicación de los bombardeos punitivos dirigidos contra Irán a fin de salvaguardar la seguridad de Israel.

Los medios de comunicación occidentales hacen sonar los tambores de guerra. El propósito es inculcar tácitamente en la conciencia interna de las personas, a través de repetir informes en los medios hasta la saciedad, la idea de que la amenaza iraní es real y que la república islámica debe ser “expulsada”.

El proceso de creación de consenso para hacer la guerra es similar a la Inquisición española. Se requiere y se exige la sumisión a la idea de que la guerra es una labor humanitaria.

Conocida y documentada, la verdadera amenaza a la seguridad global emana de la alianza Estados Unidos-OTAN-Israel; sin embargo, la realidad en un ambiente inquisitorial es al revés: los belicistas están comprometidos con la paz, las víctimas de la guerra se presentan como los protagonistas de la guerra.

Considerando que en 2006, casi dos tercios de los estadounidenses se oponían a la acción militar contra Irán, según un reciente Reuter-Zogby 02 en 2010 la encuesta indica que el 56% de los estadounidenses están a favor de una acción militar de la OTAN contra Irán.

La construcción de un consenso político que se basa en una mentira no puede, sin embargo, confiar únicamente en la posición oficial de aquellos que son la fuente de la mentira.

Los movimientos contra la guerra en los EE.UU., que en parte han sido infiltrados y cooptados, han asumido una posición débil con respecto a Irán. El movimiento contra la guerra está dividido. El énfasis se pone en guerras que ya se han producido (Afganistán e Iraq) en lugar de oponerse con fuerza a guerras que se están preparando y que se encuentran actualmente en el tablero de dibujo del Pentágono.

Desde la inauguración de la administración Obama, el movimiento contra la guerra ha perdido parte de su ímpetu.

Por otra parte, aquellos que se oponen activamente a las guerras en Afganistán e Iraq, no necesariamente se oponen a la realización de “bombardeos punitivos”, dirigidos a Irán, ni entran en la categoría de estos atentados como un acto de guerra, la que podría ser el preludio de la Tercera Guerra Mundial.

La escala de la protesta contra la guerra en relación a Irán ha sido mínima en comparación con las manifestaciones masivas que precedieron a los bombardeos de 2003 y la invasión de Iraq.

La verdadera amenaza a la seguridad global emana de la alianza Estados Unidos – OTAN – Israel.

La operación Irán no se opuso en el ámbito diplomático por parte de China y Rusia, sino que cuenta con el apoyo de los gobiernos de los estados árabes de primera línea que están integrados en el diálogo OTAN-Mediterráneo. También cuenta con el apoyo tácito de la opinión pública occidental.

Hacemos un llamamiento a la gente de todos los países, en América, Europa Occidental, Israel, Turquía y en todo el mundo, A levantarse en contra de este proyecto militar, en contra de sus gobiernos que apoyan la acción militar contra Irán, contra los medios de comunicación que sirven para camuflar las devastadoras consecuencias de una guerra contra Irán.

Esta guerra es una locura.

La III Guerra Mundial es terminal. Albert Einstein entendía los peligros de la guerra nuclear y la extinción de la vida en la Tierra, que ya ha comenzado con la contaminación radiactiva resultante de uranio empobrecido. “No sé con qué armas se luchará en la III Guerra Mundial, pero en la IV Guerra Mundial se peleará con palos y piedras” .

Los medios de comunicación, los intelectuales, los científicos y los políticos, a coro, ofuscan la verdad no contada, a saber, que la guerra que utiliza cabezas nucleares destruye a la humanidad, y que este complejo proceso de destrucción gradual ya ha comenzado.

Cuando la mentira se convierte en la verdad, ya no hay vuelta atrás.

Cuando la guerra se mantiene como una labor humanitaria, la justicia y todo el sistema jurídico internacional son todo lo contrario: el pacifismo y el movimiento contra la guerra son criminalizados. Oponerse a la guerra se convierte en un acto criminal.

La mentira debe ser expuesta como lo que es y hace.

Sanciona la matanza indiscriminada de hombres, mujeres y niños.

Destruye familias y personas. Destruye el compromiso de las personas hacia sus semejantes.

Impide a las personas expresar su solidaridad por los que sufren. Defiende la guerra y el estado policial como la única vía.

Destruye el internacionalismo.

Romper la mentira significa romper un proyecto criminal de destrucción global, en ella la búsqueda del beneficio es la fuerza primordial.

Este beneficio impulsando la agenda militar destruye los valores humanos y transforma a la gente en zombis inconscientes.

Vamos a invertir la marea.

Desafío a los criminales de guerra en los altos cargos y a las poderosas corporaciones y grupos de presión que los apoyan.

Fin de la inquisición estadounidense.

Fin de la cruzada militar de Estados Unidos – OTAN – Israel.

Cierre de las fábricas de armas y de las bases militares.

Retirada de las tropas.

Los miembros de las Fuerzas Armadas deben desobedecer las órdenes y negarse a participar en una guerra criminal.

Michel Chossudovsky es un laureado autor, profesor (emérito) de Economía de la Universidad de Ottawa y director del Centro para la Investigación sobre la Globalización (CRG), Montreal. Es autor de La Globalización de la Pobreza y el Nuevo Orden Mundial (2003) y de La guerra de América contra el terrorismo (2005). También es colaborador de la Enciclopedia Británica. Sus escritos han sido publicados en más de veinte idiomas.


Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=20403

Traducido por Ziberán en Huelga General

Written by Eduardo Aquevedo

15 agosto, 2010 at 15:55

¿Hasta cuándo la impunidad de Israel?

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Alain Gresh, Le Monde Diplomatique

imagesPICASSO12 El asalto realizado por el ejército israelí en la madrugada del 31 de mayo a la flotilla de buques que transportaba ayuda humanitaria a Gaza habría provocado una veintena de muertos. El ataque se produjo en aguas internacionales y ha suscitado numerosas condenas, incluyendo las de los países europeos y las del gobierno francés. Bernard Kouchner ha declarado que "nada puede justificar el uso de semejante violencia, que condenamos". Varios países, entre ellos Suecia, España, Turquía y Francia, han llamado a consultas al embajador israelí. Grecia ha suspendido unas maniobras aéreas que tenía previsto desarrollar con Israel y ha cancelado una visita del jefe de la Fuerza Aérea Israelí.

Por supuesto, estas condenas son bienvenidas. Sin embargo todavía hay algunas personas que se atreven a buscar justificaciones a la acción israelí. Así, el portavoz de la UMP, el inefable Frédéric Lefebvre ha dicho, según AFP, que su partido "lamenta" los muertos, pero ha denunciado las “provocaciones” de “quienes se llaman amigos de los palestinos”.

La víspera del ataque militar, haciendo gala de una clarividencia que forma parte de sus innumerables cualidades, Bernard-Henri Levy dijo en Tel Aviv: "Nunca he visto un ejército tan democrático y que se plantee tantas cuestiones morales”. (Haaretz.com, 31 de mayo). Es cierto que durante la guerra de Gaza nuestro filósofo, encaramado a lomos de un tanque israelí, entró pavoneándose en territorio gazatí. En respuesta al ataque de hoy, Levy lo ha calificado, según refiere AFP, como "estúpido", porque amenaza con empañar la imagen de Israel. Ni una sola palabra de condena, ni una palabra de condolencia por los muertos…

La única pregunta pertinente ahora es qué precio deberá pagar el gobierno israelí por su crimen. Durante años la ONU ha adoptado decenas de resoluciones ("Resoluciones de la ONU que Israel no ha respetado”, Le Monde diplomatique, febrero de 2009), la Unión Europea ha votado infinidad de textos exhortando a Israel a cumplir el derecho internacional, o simplemente la legislación humanitaria, levantando, por ejemplo, el bloqueo de Gaza. Estos textos no tienen nunca ninguna consecuencia práctica. En lugar de ello, la Unión Europea y los Estados Unidos recompensan a Israel.

Esto quedó demostrado la semana pasada con la admisión de Israel en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), y con la visita a Francia del Primer Ministro israelí Netanyahu para asistir a la entronización de su país. Como señaló un comunicado de la Asociación Solidaridad Franco-Palestina (AFPS) del 30 de abril ("¿Israel en la OCDE? Un duro golpe contra la paz!"), esta adhesión equivale a aceptar la inclusión de Cisjordania y los Altos del Golán en el "perímetro" de Israel. El hecho de que a los pocos días Israel se haya permitido atacar a la Flotilla de la Paz confirma que ese Estado interpreta esos gestos de cortesía como una carta blanca para sus acciones.

Ese fue el caso en diciembre de 2008. Entonces fue la Unión Europea la que decidió "aumentar" las relaciones bilaterales con Israel, otorgando a ese Estado privilegios de los que hasta entonces sólo disfrutaban unas pocas grandes potencias. Pocos días después los tanques israelíes se lanzaron al asalto de Gaza y cometieron con total impunidad "crímenes de guerra" y "crímenes contra la humanidad".

Richard Falk, enviado especial de la ONU para los Territorios Ocupados, escribió en Le Monde Diplomatique (marzo 2009) un texto titulado "Hay que llevar al banquillo a los responsables de la agresión contra Gaza". Unos meses más tarde, la Comisión de la ONU presidida por el juez sudafricano Richard Goldstone entregó sus conclusiones. Resultaron devastadoras para Israel, aunque tampoco eximían a Hamás. El texto del informe Goldstone confirma que fue efectivamente el ejército israelí el que rompió el alto el fuego, y arrojó luz sobre los crímenes cometidos. Este texto confirmó muchos de los informes ya publicados por Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Estos textos no han dado lugar a ninguna sanción contra el Gobierno israelí. Uno de los argumentos esgrimidos para justificar esta inacción es que los hechos denunciados han sido objeto de investigaciones serias por parte de Israel, extremo que desmintió de forma argumentada el abogado Sharon Weill en Le Monde Diplomatique (septiembre 2009, "Desde Gaza a Madrid: el asesinato selectivo de Salah Shehadeh”).

Además se está desarrollando en Israel una ofensiva sin precedentes contra las organizaciones defensoras de los derechos humanos, tanto internacionales como israelíes, consideradas ahora como una amenaza estratégica para el Estado israelí a la que sólo supera en importancia la amenaza de Irán, Hamas e Hizbulá. Una auténtica campaña de deslegitimación de esas organizaciones se está llevando a cabo a través de grupos apoyados por el Gobierno y la extrema derecha israelíes, tales como NGO Monitor (Monitor de ONG). Paralelamente, se está librando una guerra de propaganda para justificar lo injustificable (véase Dominique Vidal, "Cuanto más grande es la mentira…”, Le Monde Diplomatique, febrero de 2009). En semejante contexto apenas sorprende que los soldados israelíes consideren a los militantes que transportan suministros a Gaza como "terroristas" y los traten como a tales.

¿La impunidad continuará, o algunos gobiernos se atreverán a adoptar medidas para sancionar a Israel, para hacer comprender a su Gobierno (y a su gente) que su política tiene un precio, que la represión tiene un precio y que la ocupación tiene un precio?

Dentro de la Unión Europea París podría sugerir a sus socios suspender el Acuerdo de Asociación en virtud del artículo 2, que establece explícitamente que Israel está obligado a garantizar la protección de los derechos humanos (léase Isabelle Avran, "Los retrasos de la UE con respecto a Israel”, La Valija diplomática, 25 de junio de 2009).

Francia podría adoptar tres medidas desde ahora mismo, sin esperar a llegar a un acuerdo con sus socios europeos:

– En primer lugar –y en estricto cumplimiento de la legalidad y de las decisiones de la Unión Europea–, iniciar una campaña para determinar el origen de los productos israelíes exportados a Francia, y prohibir (no sólo gravar) la importación de productos procedentes de los asentamientos;

– En segundo lugar, declarar que la instalación de colonos en los territorios palestinos ocupados es inaceptable y que tales colonos quedarán sujetos a un régimen de visado si desean viajar a Francia, una medida muy fácil de aplicar a partir de las direcciones de las personas que desean visitar nuestro país;

– Por último, decretar que los ciudadanos franceses que hagan su servicio militar en Israel no están autorizados a servir en los territorios ocupados, y que si colaboran con las acciones de un ejército de ocupación pueden sufrir consecuencias penales.

Bernard Kouchner ha anunciado que no hay ningún ciudadano francés entre los muertos de la flotilla humanitaria. Pero ¿sabe acaso si hay ciudadanos franceses entre los responsables de ese crimen?

Traducido para Rebelión por LB

Fuente: http://blog.mondediplo.net/2010-05-31-Israel-l-impunite-jusqu-a-quand

Written by Eduardo Aquevedo

5 junio, 2010 at 12:10

Medio Oriente: la tormenta de fuego que viene…

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Immanuel Wallerstein

wallerstein2 En Medio Oriente se avecina una tormenta de fuego para la que ni el gobierno ni el público de Estados Unidos están preparados. No parecen tener la mínima conciencia de qué tan cerca está en el horizonte o qué tan feroz será. El gobierno estadunidense (y por lo tanto es casi inevitable que el público estadunidense) se engaña a sí mismo a nivel masivo acerca de su capacidad para lidiar con la situación en términos de sus objetivos expresados. La tormenta irá de Irak a Afganistán a Pakistán y a Palestina/Israel y, para utilizar la expresión clásica, se regará como lumbre.

Comencemos con Irak. Estados Unidos ha firmado con Irak un Acuerdo de Estatus de Fuerzas (SOFA, por sus siglas en inglés), que entró en vigor el pasado primero de julio. Éste fijó la responsabilidad de la seguridad interna en el gobierno iraquí y, en teoría, esencialmente restringe las fuerzas estadunidenses a sus bases y a algún limitado papel de entrenar a las fuerzas iraquíes. Algo del fraseo de este acuerdo es ambiguo. Y esto es deliberado puesto que fue la única forma en que ambos lados lo firmaran.

Aun los pocos meses de operación que tiene muestran lo mal que funciona este acuerdo. Las fuerzas iraquíes lo han estado interpretando muy estrictamente y con formalidad prohíben los patrullajes conjuntos y también cualquier acción militar unilateral de los estadunidenses sin que exista una aclaración previa y detallada con el gobierno. Las fuerzas iraquíes han llegado al punto en que a diario impiden que las tropas estadunidenses crucen con abasto durante las horas del día los puestos de revisión.

Las fuerzas estadunidenses se resienten. Han intentado interpretar de una manera mucho más suelta de lo que quisieran las tropas iraquíes la cláusula que les garantiza el derecho a la defensa propia. Apuntan al resurgimiento de la violencia en Irak y por tanto, implícitamente, a la incapacidad de las fuerzas iraquíes para garantizar el orden.

Es obvio que el general que comanda las fuerzas estadunidenses, Ray Odierno, se encuentre descontento en extremo y patentemente trama para encontrar excusas que restablezcan un involucramiento estadunidense directo. Recientemente se reunió con el primer ministro iraquí, Nuri Maliki, y con el presidente del gobierno regional kurdo, Masoud Barzani. Odierno buscó persuadirlos de que permitieran patrullajes conjuntos tripartitas (iraquíes/kurdos/estadunidenses) en Mosul y en otras áreas del norte de Irak, con el fin de evitar o minimizar la violencia. Cortésmente accedieron a considerar su propuesta. Por desgracia para Odierno, su plan requeriría una revisión formal del acuerdo SOFA.

Originalmente se suponía que a principios de julio habría un referendo sobre la aprobación popular al acuerdo SOFA. Estados Unidos tenía miedo de perder la votación, lo que habría significado que todas las fuerzas estadunidenses tendrían que retirarse de Irak para el 31 de diciembre de 2010, un año antes de la fecha teórica del acuerdo SOFA.

Estados Unidos pensó que era muy inteligente al persuadir a Maliki que pospusiera este referendo para enero de 2010. Ahora se llevará a cabo en conjunción con las elecciones nacionales. En estas elecciones, todos buscarán obtener votos. Nadie va a hacer campaña a favor de un SI en el referendo. Por si hubiera alguna duda, Maliki está presentando un proyecto al Parlamento iraquí que permitirá que una mayoría simple de votos NO anule el acuerdo. Habrá una mayoría de votos NO. Puede aun haber una mayoría aplastante de votos NO. Odierno debería empezar a empacar ahora. Apuesto a que aun tiene la ilusión de que puede evitar el comienzo de la tormenta de fuego. No puede.

¿Qué pasará entonces? Hasta ahora, pero esto puede cambiar de aquí a enero, parece que Maliki ganará las elecciones. Logrará esto volviéndose el campeón número uno del nacionalismo iraquí. Hará tratos con todos y cada uno sobre esta base. Al momento, el nacionalismo iraquí no tiene mucho que ver con Irán o Arabia Saudita o Israel o Rusia. Significa primero que nada liberar Irak de los últimos vestigios de dominio colonial estadunidense, que es como casi todos los iraquíes definen lo que han vivido desde 2003.

¿Habrá violencia interna en Irak? Probablemente, aunque posiblemente menos de lo que esperan Odierno y otros. Pero, ¿y qué? La liberacióniraquí –que es lo que todo el Medio Oriente interpretará con el voto NO en el referendo por venir– tendrá gran impacto sobre Afganistán. Ahí, el pueblo dirá: si los iraquíes pueden hacerlo, nosotros también.

Por supuesto, la situación de Afganistán es diferente, muy diferente, de aquella de Irak. Pero miremos lo que ocurre ahora con las elecciones en Afganistán. Tenemos un gobierno puesto en el poder para controlar y destruir a los talibanes. Los talibanes han resultado ser mucho más tenaces y militarmente efectivos de lo que nadie hubiera anticipado. Aun el rudo comandante de ahí, Stanley McChrystal, lo ha reconocido. El ejército estadunidense habla ahora de triunfar tal vez en 10 años. Es claro que los soldados que piensan que cuentan con 10 años para ganar una guerra contra insurgentes no han leído historia militar.

Veamos a los políticos afganos mismos. Tres candidatos punteros a la presidencia, incluido el presidente Hamid Karzai, debatieron en televisión sobre la guerra interna actual. Concordaron en una cosa. Tiene que haber algún tipo de negociación política con los talibanes. Difirieron en los detalles. Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN están ahí, ostensiblemente, para destruir a los talibanes. Y los políticos afganos más importantes debaten ahora cómo llegar a términos políticos con ellos. Aquí hay una discrepancia en la apreciación de las realidades, o tal vez en los objetivos políticos.

Las encuestas –en lo que valgan– muestran que la mayoría de los afganos quiere que las fuerzas de la OTAN se vayan y la mayoría de los votantes estadunidense quiere lo mismo. Ahora miremos hacia enero de 2010, cuando los iraquíes votarán que Estados Unidos salga de Irak. Recuerden que, antes de que los talibanes llegaran al poder, el país era el sitio de un fiero y despiadado combate entre los señores de la guerraque competían unos contra otros, cada uno con sus bases étnicas, por controlar el país.

De hecho, Estados Unidos descansó cuando los talibanes (con respaldo de los paquistaníes) asumieron el poder. Orden por fin. Pero resultó que había un pequeño problema. Los talibanes se tomaban en serio lo de la sharia y eran amistosos con la emergente Al Qaeda. Así que tras el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos, con la aprobación de Europa occidental y la sanción de Naciones Unidas, invadió. Los talibanes fueron derrocados del poder –por un poco tiempo.

¿Qué pasará ahora? Probablemente los afganos vuelvan a la situación de las continuadas e insidiosas reyertas interétnicas de los señores de la guerra, y serán los talibanes solamente una de las facciones. La tolerancia del público estadunidense hacia esa guerra se evaporará por completo. Todas las facciones internas y muchos de los vecinos (Rusia, Irán, India, y Pakistán) seguirán peleando por los pedazos.

Y luego la etapa tres: Pakistán. Aquí hay otra situación complicada. Pero ninguno de los jugadores confía en Estados Unidos. Y las encuestas muestran que el público paquistaní piensa que el mayor peligro para Pakistán es Estados Unidos, y eso lo muestra una votación abrumadora. El enemigo tradicional, India, está muy atrás de Estados Unidos en las encuestas. Cuando Afganistán se desmorone en una guerra civil a toda vela, el ejército paquistaní estará muy ocupado respaldando a los talibanes. No pueden respaldar a los talibanes en Afganistán y combatirlos en Pakistán. Ya no aceptarán que los aviones no tripulados estadunidenses, los llamados drones, bombardeen Pakistán.

Así llegamos a la etapa cuatro de la tormenta de fuego: Israel/Palestina. El mundo árabe observará el colapso de los proyectos estadunidenses en Irak, Afganistán y Pakistán. El proyecto estadunidense en Israel/Palestina es un acuerdo de paz entre los israelíes y los palestinos. Los israelíes no van a ceder un centímetro. Pero tampoco ahora, y especialmente después del resto de la tormenta de fuego, cederán los palestinos. La única consecuencia será la enorme presión que los otros estados árabes pondrán sobre Fatah y Hamas para que unan fuerzas. Esto se hará sobre el cadáver de Mahmoud Abbas –lo que podría ser literalmente el caso.

Todo el programa de Obama se habrá ido en las llamas. Y los republicanos harán paja con él. Le nombrarán traición a la derrota estadunidense en Medio Oriente y es obvio ahora que hay un grupo grande al interior de Estados Unidos que será receptivo al tema.

Cuando uno anticipa tormentas de fuego hace uno algo útil al respecto o es barrido por ellas.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

La Jornada

N. Chomsky: Obama sobre Israel y Palestina

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Barack Obama es reconocido como una persona de aguda inteligencia, un estudioso, muy cuidadoso en la elección de sus palabras. Merece ser tomado en serio, tanto por lo que dice como por lo que omite. Especialmente significativa es su primera declaración de fondo sobre asuntos exteriores, el 22 de enero, en el Departamento de Estado, en la presentación de George Mitchell, quien servirá como su enviado especial para la paz en Medio Oriente.

Mitchell centrará su atención en el problema entre Israel y Palestina, a raíz de la reciente invasión de Estados Unidos e Israel a Gaza. Durante el asalto criminal, Obama se mantuvo en silencio, más allá de repetir algunos lugares comunes, porque, dijo, sólo hay un presidente, un hecho que no le impidió hacer declaraciones sobre muchas otras cosas. En su campaña, sin embargo, repitió su afirmación de que «si los misiles estuvieran cayendo donde duermen mis dos hijas, haría todo lo posible para detener esto». Él se refería a los niños israelíes y no a los cientos de niños palestinos asesinados por las armas de EE.UU., sobre los cuales no podía hablar, porque sólo había un presidente…

El 22 de enero, sin embargo, Barack Obama ya era presidente y podía hablar libremente sobre estos asuntos, evitando, sin embargo, el ataque a Gaza, que se suspendió, convenientemente, justo antes de su toma de posesión.

En sus declaraciones, Obama hizo hincapié en su compromiso para una solución pacífica del conflicto. Sus comentarios fueron un cuanto tanto ambiguos, pero hizo una propuesta concreta: «la iniciativa de paz árabe», dijo Obama, «contiene elementos constructivos que podrían ayudar a avanzar en estos esfuerzos. Ahora es el momento de que los Estados árabes actúen para lograr el cumplimiento de dicha iniciativa mediante el apoyo al gobierno palestino del Presidente Abbas y el Primer Ministro Fayyad, adoptando medidas para normalizar las relaciones con Israel y defendiéndose del extremismo que nos amenaza a todos.»

Obama no está directamente falseando la propuesta de la Liga Árabe, pero el engaño cuidadosamente formulado es instructivo.

La propuesta de paz de la Liga Árabe llama, en efecto, a la normalización de las relaciones con Israel en el contexto, repito, en el contexto, de una solución de dos estados en los términos del consenso internacional, que vienen de largo tiempo atrás y que los EE.UU. e Israel han bloqueado desde hace más de 30 años, en total aislamiento internacional. El núcleo de la propuesta de la Liga Árabe, como Obama y sus asesores sobre Medio Oriente saben muy bien, es un llamamiento para un arreglo político pacífico en los términos antes mencionados, que son bien conocidos y reconocidos por ser la única base para una solución pacífica, a la que ahora Obama pide que se comprometan. La omisión de ese hecho fundamental no puede ser accidental e indica claramente que Obama no prevé alejarse del rechazo habitual de los EE.UU. a esta propuesta. Su llamamiento a los estados árabes para actuar en el corolario de su propuesta, mientras que los EE.UU. ignoran incluso la existencia de su contenido central, que es la condición previa para el corolario, supera todo cinismo.

Los actos más importantes para socavar una solución pacífica son las acciones [israelíes] diarias en los territorios ocupados, respaldadas por los Estados Unidos, todas reconocidas por ser de índole criminal: la apropiación de tierras y recursos valiosos y la construcción de lo que el principal arquitecto del plan, Ariel Sharon, llamó «bantustanes» para los palestinos, una comparación injusta, porque los bantustanes eran mucho más viables que estos fragmentos de tierra que se les han dejado a los palestinos bajo la concepción de Sharon. Sin embargo, los EE.UU. e Israel siguen oponiéndose a una solución política incluso por escrito, más recientemente, en diciembre de 2008, cuando los EE.UU. e Israel (y unas pocas islas del Pacífico) votaron en contra de una resolución de la ONU para apoyar «el derecho del pueblo palestino a la libre determinación» (aprobada por 173 votos a 5, con la oposición de EE.UU. e Israel, con pretextos evasivos).

Obama no tuvo nada qué decir acerca del asentamiento y desarrollo de infraestructuras en Cisjordania y las complejas medidas de control de la existencia palestina misma, destinadas a socavar las perspectivas de una solución pacífica de dos Estados. Su silencio es una sombría refutación a su floreciente oratoria al respecto de que: «Mantendré un compromiso activo para buscar que dos Estados vivan lado a lado, en paz y seguridad».

Tampoco se menciona la utilización por parte de Israel de armas de EE.UU. en Gaza, en violación no sólo con la legislación internacional, sino en clara violación también con la legislación estadounidense. O el envío de Washington de nuevas armas a Israel en el momento más álgido del ataque de EE.UU. e Israel, algo seguramente no desconocido por los asesores de Medio Oriente de Obama.

Obama fue firme, sin embargo, en que el contrabando de armas a Gaza debe detenerse. Él respalda el acuerdo de Condoleezza Rice y la canciller israelí, Tzipi Livni, de que la frontera de Gaza y Egipto debe cerrarse, un notable ejercicio de arrogancia imperial, como señaló el Financial Times: «…mientras en Washington se felicitan mutuamente, ambas funcionarias parecieron olvidarse del hecho de que estaban llegando a un acuerdo sobre el comercio ilegal que se lleva a cabo en la frontera de otro país: Egipto, en este caso. Al día siguiente, un funcionario egipcio describió el memorando como ‘ficticio’ «. Las objeciones de Egipto fueron ignoradas.

Volviendo a la referencia de Obama sobre la «constructiva» propuesta de la Liga Árabe, tal como indica el texto, Obama insiste en restringir el apoyo al partido derrotado en las elecciones de enero de 2006, la única elección libre en el mundo árabe, a la que los EE.UU. e Israel reaccionaron instantánea y abiertamente, castigando con severidad a los palestinos por oponerse a la voluntad de los amos. Un tecnicismo menor es que el mandato de Abbas finalizó el 9 de enero y que Fayyad fue nombrado Primer Ministro sin la confirmación del Parlamento palestino (muchos de ellos secuestrados y en cárceles israelíes). Ha’aretz describe a Fayyad como «una persona poco común en la política palestina. Por una parte, es el político palestino más apreciado por Israel y Occidente. Por otro lado, sin embargo, no tiene poder electoral ni en Gaza ni en Cisjordania». El informe también hace notar «la estrecha relación de Fayyad con el poder en Israel,» sobre todo su amistad con el extremista asesor de Sharon, Dov Weiglass. Aunque carece de apoyo popular, se le considera un político competente y honesto. Esta no es regularmente la norma de aquellos sectores políticos respaldados por los Estados Unidos.

La insistencia de Obama en que sólo existen dentro de la política palestina Abbas y Fayyad encaja con el desprecio constante de Occidente por la democracia, a no ser que esté bajo su control.

Obama dio las razones de costumbre para ignorar al gobierno electo dirigido por Hamas: «Para formar parte de quienes están en favor de la paz «, declaró Obama, «el cuarteto [EE.UU., Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas] ha dejado claro que Hamas debe cumplir con condiciones más que claras: reconocer el derecho de Israel a existir, renunciar a la violencia y acatar acuerdos anteriores». No se menciona, también como de costumbre, el pequeño inconveniente de que los EE.UU. e Israel se oponen firmemente a las tres condiciones. En pleno aislamiento internacional, no sólo bloquean la solución de dos estados, uno de ellos un Estado palestino, sino que, por supuesto, no renuncian a la violencia y rechazan la propuesta central del cuarteto de la «hoja de ruta.» Israel la aceptó oficialmente, pero con 14 reservas que eliminan efectivamente sus contenidos (y es tácitamente respaldado por los EE.UU.). Es el gran mérito del libro de Jimmy Carter, Palestine: Peace not Apartheid (Palestina: Paz no Apartheid), el haber traído estos hechos a la atención publica por primera vez… y única vez en los grandes medios de comunicación.

De ello se deduce, por razonamiento elemental, que ni los EE.UU. ni Israel forman «parte de quienes están en favor de la paz.» Pero eso simplemente no puede ser. Esto ni siquiera es una frase existente en el idioma inglés. Tal vez sea injusto criticar a Obama por este nuevo ejercicio de cinismo, porque es una práctica casi general, a diferencia de su escrupulosa eliminación de los principales componentes de la propuesta de la Liga Árabe, que es su propia y novedosa contribución.

Una práctica casi universal son también las típicas referencias a Hamas: una organización terrorista, dedicada a la destrucción de Israel (o quizás dedicada a la destrucción de todos los judíos), etc. Se omiten los hechos un tanto incómodos de que Israel y los EE.UU. no sólo se dedican a la destrucción de cualquier Estado palestino viable, sino que aplican sin cesar dichas políticas. O que, a diferencia de la negativa de EE.UU. e Israel, Hamas ha pedido públicamente, en repetidas ocasiones y explícitamente, una solución de dos estados en los términos del consenso internacional.

Obama empezó diciendo: «Permítanme ser claro: Estados Unidos está comprometido con la seguridad de Israel. Y siempre vamos a apoyar el derecho de Israel a defenderse contra amenazas justificadas». No dijo nada sobre el derecho de los palestinos a defenderse contra las amenazas, mucho más extremas, como las que ocurren a diario, con el apoyo de los EE.UU., en los territorios ocupados. Pero esto, una vez más, es la norma. También es normal la enunciación del principio de que Israel tiene derecho a defenderse. Eso es correcto, pero vacío: todo el mundo tiene ese derecho. Pero en este contexto el cliché es peor que vacuo: es un engaño cínico.

La cuestión no es si Israel tiene el derecho a defenderse, como todo el mundo lo tiene, sino si tiene el derecho a hacerlo por la fuerza. Nadie, incluido Obama, considera que los Estados gozan de un derecho general para defenderse por la fuerza: es necesario en primer lugar demostrar que no existen otras alternativas pacíficas. En este caso, seguramente las hay. Una estrecha alternativa para Israel sería respetar un alto al fuego, por ejemplo, el alto al fuego propuesto por el dirigente político de Hamas, Khaled Misal, unos días antes de que Israel lanzara su ataque, el 27 de diciembre. Mishal llamó a restablecer el acuerdo de 2005. Este acuerdo pedía que se pusiera fin a la violencia y que se abrieran de manera ininterrumpida las fronteras, así como que Israel garantizara que los bienes y las personas pudieran circular libremente entre las dos partes de la Palestina ocupada, Cisjordania y la Franja de Gaza. El acuerdo fue rechazado por los EE.UU. e Israel unos meses más tarde, después de las elecciones libres de enero de 2006, cuando los palestinos tomaron «el camino equivocado.» Hay muchos otros casos de gran relevancia. La más amplia y más importante alternativa sería que los EE.UU. e Israel abandonaran su rechazo extremo y se unieran al resto del mundo, incluyendo a los estados árabes y a Hamas, en apoyo a la solución de dos Estados de acuerdo con el consenso internacional. Cabe señalar que en los últimos 30 años ha habido una excepción a la oposición de EE.UU. e Israel: las negociaciones de Taba en enero de 2001, que parecían estar a punto de llegar a una solución pacífica, cuando Israel pidió que éstas se suspendieran prematuramente. No sería, entonces, descabellado que Obama llegara a un acuerdo para unirse al resto del mundo, incluso en el marco de la política de EE.UU., si estuviera interesado en hacerlo.

En resumen, la contundente reiteración de Obama sobre el derecho de Israel a defenderse es otro ejercicio de engaño cínico, aunque, hay que admitirlo, no es exclusivo de él, sino que es una práctica casi general. El engaño es especialmente llamativo en este caso debido a que se dio en lo que fue el nombramiento de Mitchell como enviado especial a Medio Oriente. El principal logro de Mitchell ha sido su destacado papel en la solución pacífica en Irlanda del Norte. Hizo un llamamiento para que se pusiera fin al terrorismo del IRA y a la violencia británica. Es el reconocimiento implícito de que, si bien Gran Bretaña tenía el derecho a defenderse del terror, no tenía derecho a hacerlo por la fuerza, porque había una alternativa pacífica: el reconocimiento de los legítimos reclamos de la comunidad católica irlandesa, que fueron las raíces del terrorismo del IRA. Cuando Gran Bretaña adoptó esta sensata postura, el terror terminó. Las medidas a tomar en la misión de Mitchell con respecto a Israel y Palestina son tan evidentes que no necesitan ser explicadas detalladamente. Y la omisión de las mismas es, de nuevo, un sorprendente indicio del compromiso de la administración de Obama con el rechazo y la oposición a la paz, a menos de que sea en sus términos extremistas.

Obama también elogió a Jordania por su «constructivo papel en la formación de fuerzas de seguridad palestinas y por haber fomentado sus relaciones con Israel», lo cual contrasta con la negativa de los EE.UU. e Israel para tratar con el gobierno libremente elegido de Palestina, mientras castiga a los palestinos por elegir a dicho gobierno, con pretextos que, como se ha señalado, no soportan el más mínimo escrutinio. Es verdad que Jordania se sumó a los EE.UU. para armar y entrenar a las fuerzas de seguridad palestinas, a fin de que pudieran reprimir violentamente cualquier manifestación de apoyo a las desgraciadas víctimas del asalto de EE.UU. e Israel en Gaza, así como para lograr la detención de los partidarios de Hamas y del destacado periodista Khaled Amayreh, mientras organizaba sus propias manifestaciones en apoyo a Abbas y Fatah, en la que la mayoría de los participantes «eran funcionarios públicos y niños de escuelas que fueron designados por la Autoridad Palestina para participar en el rally», según el Jerusalem Post. Ése es nuestro tipo de democracia.

Obama hizo un comentario más de fondo: «Como parte de un alto al fuego duradero, los cruces fronterizos de Gaza debe ser abiertos para permitir el flujo de la ayuda y el comercio, con un régimen de vigilancia adecuado…» No mencionó, por supuesto, que los EE.UU. e Israel habían rechazado el mismo acuerdo justo después de las elecciones de enero de 2006 y que Israel nunca ha cumplido posteriores acuerdos similares sobre las fronteras.

No ha habido tampoco ninguna reacción al anuncio de Israel de que rechazaba el acuerdo de cese al fuego, de modo que las perspectivas para que sea «duradero» no son prometedoras. Como se informó a la vez en la prensa, «El Ministro del gabinete israelí, Binyamin Ben-Eliezer, quien toma parte en las deliberaciones de seguridad, dijo el jueves a la Army Radio (Radio del Ejército) que Israel no dejaría reabrir los pasos fronterizos con Gaza sin un acuerdo para liberar a [Gilad] Schalit…» (AP, 22 de enero); «Israel mantendrá cerrados los cruces fronterizos de Gaza… El funcionario dijo que el gobierno tiene previsto utilizar la negociación por la liberación de Gilad Shalit, el soldado israelí en poder del grupo islamista desde el 2006…» (Financial Times, 23 de enero); «A principios de esta semana, el Ministro de Relaciones Exteriores israelí, Tzipi Livni, dijo que los progresos para poner en libertad al cabo Shalit serían una condición previa para la apertura de los cruces fronterizos que han sido mayoritariamente cerrados desde que Hamas arrebató el control de Gaza en 2007 a la Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania…» (Christian Science Monitor, 23 de enero); «…un funcionario israelí dijo que sería difícil cualquier levantamiento del bloqueo, pues se vincula con la liberación de Gilad Shalit…» (FT, 23 de enero); entre muchos otros.

La captura de Shalit es un tema prominente en Occidente, otra muestra de la criminalidad de Hamas. Independientemente de lo que se piense, es incontrovertible que la captura de un soldado del ejército agresor es un delito mucho menor que el secuestro de civiles, exactamente lo que hicieron las fuerzas israelíes el día anterior a la captura de Shalit, quienes invadieron la ciudad de Gaza y secuestraron a dos hermanos, a quienes se llevaron a través de la frontera y desaparecieron en el complejo penitenciario israelí. A diferencia del caso mucho menos grave de Shalit, este crimen prácticamente no fue informado y se ha olvidado, así como se olvida la práctica habitual de Israel durante décadas de secuestrar civiles en el Líbano y en alta mar y enviarlos a cárceles israelíes, a menudo durante muchos años, como rehenes. Sin embargo, la captura de Shalit dificulta un cese al fuego.

Las declaraciones de Obama sobre Oriente Medio en el Departamento de Estado se refirieron también al «deterioro de la situación en Afganistán y Pakistán… el frente central en nuestra permanente lucha contra el terrorismo y el extremismo». Unas horas más tarde, aviones de EE.UU. atacaron una aldea remota de Afganistán, con la intención de matar a un comandante talibán. «Ancianos de la aldea, sin embargo, dijeron a los funcionarios de la provincia que nunca hubo talibanes en la zona, la cual describieron como una aldea poblada principalmente por pastores. Entre los 22 muertos se encontraban mujeres y niños, de acuerdo con Hamididan Abdul Rahmzai, el jefe del consejo de dicha provincia… (Los Angeles Times, 24 de enero).

El primer mensaje del presidente afgano Karzai a Obama después de ser elegido en noviembre fue una petición para poner fin a los bombardeos de civiles afganos, lo cual repitió horas antes del juramento de Obama. Esto se consideró tan importante como la convocatoria de Karzai para fijar un calendario para la salida de los EE.UU. y de las demás fuerzas extranjeras. Los ricos y poderosos tienen sus «responsabilidades». Entre sus responsabilidades, el New York Times informó, se encuentra la de «garantizar la seguridad» en el sur de Afganistán, donde «la insurgencia local está creciendo y es autosustentable.» Todo lo cual nos resulta muy familiar. Es como en el periódico Pravda, en la década de 1980, por ejemplo.

Traducido por Carlos F. Diez Sánchez y revisado por Felisa Sastre

http://www.zmag.org/znet/viewArticle/20364

N. Chomsky: Obama y la "nueva" politica exterior de EE.UU…

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Entrevista a Noam Chomsky

La incipiente política exterior de Obama

 

Profesor Chomsky, empecemos por Pakistán. La Casa Blanca no hace comentarios sobre los asesinatos [en las incursiones afganas en la frontera con Pakistán]. Richard Holbroke, sobre quien usted escribió ya a propósito de Yugoslavia, es el hombre elegido por Obama para resolver la situación.

Era bastante claro que Obama aceptaría la doctrina de Bush, según la cual los EEUU pueden bombardear Pakistán a su antojo, y se han dado ya muchos casos de cierta gravedad. Ha habido, por ejemplo, episodios caóticos y pugnaces en la provincia de Bajaur, fronteriza con Afganistán, y los dirigentes tribales, y otros allí ubicados, los atribuyen al bombardeo de una escuela madrassa, en el que murieron entre 80 y 95 personas. La prensa norteamericana ni siquiera se hizo eco del suceso; la prensa pakistaní, sí, huelga decirlo.

El autor del artículo que informaba de eso, un conocido físico atómico, Pervez Hoodbhoy, observó en su momento que esa masacre engendraría terror y reacciones que llegarían incluso a convertirse en una amenaza para la existencia misma del estado de Pakistán. Y es lo que ha ocurrido. Ahora vemos más de lo mismo.

El primer mensaje del gobierno pakistaní al general Petraeus, el general norteamericano con mando en la región, fue que no deseaban más bombardeos en Pakistán. Ahora, el primer mensaje a la nueva administración Obama del presidente de Afganistán, Karzai, ha sido el mismo, que no quiere más bombardeos. También él dijo desear un calendario para la retirada de las tropas extranjeras, las norteamericanas y otras, de Afganistán. El mensaje, ni que decir tiene, ha sido ignorado.

Algunos manifiestan optimismo con el cargo de George Mitchell como enviado al Oriente Próximo. Y está, además, Richard Holbroke. Hemos entrevistado aquí al antiguo ministro bosnio de exteriores, quien dio a entender que Holbroke podría incluso haber desempeñado algún papel en la masacre de Srebrenica. Y está, claro, Dennis Ross, a quien se le ha pedido aceptar el cargo de enviado al Irán.

Holbrooke tiene un pasado harto terrible, no tanto en Yugoslavia como antes. Por ejemplo, en las atrocidades indonesias en Timor Oriental, en donde él era el funcionario responsable… George Mitchell es, entre los de nombramiento reciente, el más decente, digámoslo así. Tiene un pasado bastante decente. Algo logró en Irlanda del Norte, pero, claro, en ese caso había un objetivo de por medio. Y el objetivo era que los británicos pusieran fin al recurso a la violencia como respuesta al terror del IRA y atendieran a los legítimos agravios que eran la fuente del terror. Lo gestionó bien, y Gran Bretaña prestó atención a los agravios y se terminó con el terrorismo. Así que tuvo éxito. Pero un resultado así no está ni en el guión de lo que ocurre en Oriente Próximo, particularmente en relación con el problema Israel-Palestina. Quiero decir que habría una solución, una solución expedita, muy similar a la británica. Israel podría frenar sus crímenes respaldados por EEUU en los territorios ocupados, y entonces, presumiblemente, la reacción que esos crímenes provocan se frenaría también. Pero eso no está en la agenda.

En realidad, el presidente Obama acaba de ofrecer una conferencia de prensa muy interesante al respecto. Alabó la iniciativa parabólica de paz, la iniciativa saudí aceptada por la Liga Árabe, y dijo que tenía elementos constructivos. Llamó a la normalización de relaciones con Israel, y animó a los Estados árabes a seguir con esos “elementos constructivos”, es decir, con la normalización de relaciones. Pero eso es una gran falsificación de la iniciativa de la Liga Árabe. La iniciativa de la Liga Árabe llamó a la aceptación de una solución bi-estatal a lo largo de la frontera internacional, lo que ha sido el consenso internacional desde hace mucho, y dijo que si podía lograrse eso, entonces los Estados árabes podrían normalizar sus relaciones con Israel. Obama se saltó la primera parte, la parte crucial, el núcleo de la resolución, porque eso impone a los EEUU una obligación. Los EEUU han bloqueado, ellos solos, y durante más de 30 años, este consenso internacional. Ese consenso ha mantenido hasta ahora totalmente aislados a los EEUU y a Israel.

Europa y, ahora, un buen número de otros países lo han aceptado. Hamas lo ha aceptado desde hace años, la Autoridad palestina, huelga decirlo, también. La Liga Árabe lo acepta desde hace mucho. EEUU e Israel no han dejado de bloquearlo, y no sólo con palabras, sino con acciones también… ocurre a diario en los territorios ocupados y con el sitio de Gaza y otras atrocidades. Así pues, si se salta eso, se lo salta adrede. Lo que quiere decir que los EEUU no se sumarán al resto del mundo para favorecer una solución diplomática, y si tal es el caso, la misión de Mitchell carece de contenido.

Obama dijo que la frontera debería abrirse. ¿Hay que ver aquí un cambio de política?

Dijo eso, pero no mencionó el hecho de que era en el contexto de muchas otras exigencias. E Israel también dirá: desde luego, hay que abrir la frontera; pero se niega a hablar con el gobierno electo de Hamás, a diferencia de lo que hizo Mitchell en Irlanda del Norte. Eso significa que los palestinos han de ser castigados por votar en libertad de una forma que disgusta a los EEUU, y que Obama acepta el acuerdo entre Condoleezza Rice y Tzipi Livni para sellar la frontera entre Gaza y Egipto, que, como poco, es un acto de arrogancia imperial.

No es su frontera, y es lo cierto que Egipto opuso serias objeciones. Pero Obama prosiguió. Dijo que tenemos que asegurarnos de que no se contrabandeen armas a través de los túneles que van a parar a la Franja de Gaza. Nada dijo, empero, de la generosa entrega de armas harto más letales a Israel. En pleno ataque a Gaza, el 31 de diciembre, el Pentágono anunció el encargo a un navío alemán para transportar 30.000 toneladas de material de guerra a Israel. No funcionó, porque el gobierno de Grecia le impidió el tránsito, pero podría haber pasado por algún otro sitio. Eso, repito, en pleno ataque a Gaza.

En realidad, hay muy poca información, y apenas se investiga periodísticamente. El Pentágono ofreció una respuesta interesante. Dijeron: bueno, este material no será usado en el ataque a Gaza. Sabían bien que Israel planeaba interrumpir el ataque antes de la toma de posesión, para que Obama no tuviera que manifestarse al respecto. Pero el Pentágono dijo que ese material se usaría para preparar el futuro terreno de las fuerzas norteamericanas. En otras palabras, se hace pensando en el largo plazo, y eso significa la extensión y el refuerzo del papel de Israel como base militar estadounidense en el vértice mismo de la mayor región productora de petróleo del mundo. Si alguna vez se les preguntara por qué lo hacen, dirían que con propósitos defensivos y de búsqueda de estabilidad, pero se trata de una base para preparar ulteriores agresiones.

Robert Gates y el almirante [Mike] Mullen han hablado de un espacio temporal de 16 meses para la retirada de Irak como una de las opciones manejadas, una ligera diferencia con lo que decía Obama en campaña electoral. Y Hilary Clinton dijo, en una ocasión que se ha hecho célebre, estar preparada para arrasar todo Irán y matar a sus 70 millones de habitantes. ¿Qué cambios ve usted en relación con Irak y con Irán?

Lo que ocurrió en Irak es extremadamente interesante e importante. Los pocos corresponsales con experiencia real y que saben algo lo han entendido perfectamente. Patrick Cockburn, Jonathan Steele y uno o dos más. Lo que ha ocurrido es que hubo una notable campaña de resistencia no-violenta en Irak que obligó a los EEUU a retirarse, paso a paso, de sus programas y de sus objetivos. Obligaron a las fuerzas ocupantes de los EEUU a permitir unas elecciones que los EEUU no deseaban y que trataron de impedir por todos los medios. Luego pasaron a la siguiente fase, consistente en forzar a los EEUU a aceptar, al menos formalmente, un acuerdo de estatus de fuerzas, acuerdo que, de ser respetado por la administración de Obama, obligará a abandonar el grueso de los objetivos bélicos de los EEUU. Eliminará las enormes bases militares permanentes que los EEUU han construido en Irak. Y significará que los EEUU no controlarán las decisiones sobre el acceso a y el uso de los recursos petrolíferos. En la práctica, se han desvanecido los principales objetivos de la guerra.

En el caso de Irán, las afirmaciones de Obama no han sido tan encendidas como las de [Hilary] Clinton, pero comportan sobre poco más o menos lo mismo. Dijo que estaban abiertas todas las opciones. Bien, ¿qué significa ‘todas las opciones’? Presumiblemente, eso incluye la opción nuclear, ya sabe, eso es también una opción. No hay la menor indicación de que se apreste a seguir los pasos que la población norteamericana desea. Una abrumadora mayoría de la población norteamericana ha estado durante años a favor, ha estado de acuerdo con el Movimiento de los Países No-Alineados en que Irán debería tener los mismos derechos garantizados a los signatarios del Tratado de No-Proliferación Nuclear a desarrollar el uso de la energía nuclear. No el derecho a desarrollar armas nucleares. Y es todavía más interesante el que un porcentaje similar, entre el 75% y el 80%, se muestre a favor de la instauración de una zona libera de armamento nuclear en la región, lo que incluiría a Irán, a Israel y a cualesquiera fuerzas estadounidenses allí desplegadas, con todo tipo de verificaciones oficiales, etc.

Eso cegaría probablemente una de las más importantes fuentes del conflicto. No hay la menor indicación de que la administración Obama tenga intención alguna de hacer algo por el estilo.

Para terminar, profesor Chomsky, el estado de la economía estadounidense predomina en las noticias y en las vidas de todos los norteamericanos y de todos los pueblos del mundo. Está este paquete de 825 mil millones de dólares. ¿Cómo cree usted que la gente de Obama manejará eso?

Nadie lo sabe realmente. Lo que está ocurriendo con la economía no se acaba de entender muy bien. Se funda en manipulaciones financieras extremadamente opacas harto difíciles de descodificar. Quiero decir que, se entiende cabalmente le proceso en general, pero no se sabe si un estímulo público de 800 mil millones o, probablemente, mayor logrará superar la crisis. Ya se han gastado los primeros 350 mil millones del llamado plan de rescate, pero eso fue a parar a los bolsillos de los bancos. Se suponía que iban a realizar muchos préstamos, pero han decidido no hacerlos. Han preferido enriquecerse ellos, restaurar su propio capital, y absorber y tomar el control de otros bancos (fusiones, adquisiciones, etc.). Que el próximo estímulo tenga o no efectos, dependerá por mucho del modo en que sea gestionado, de si hay controles para que se use con propósitos constructivos. Dependerá también de factores ahora ignorados, como la profundidad que llegue a tener la crisis en curso.

Es una crisis de alcance mundial, y es muy grave. Resulta sorprendente que el modo de encarar la crisis los países occidentales contradiga tan manifiestamente al modelo que ellos mismos predican para el Tercer Mundo. Cuando hay crisis en Indonesia, o en Argentina, o en cualquier otro sitio, se les exige que suban mucho las tasas de interés y que privaticen la economía y recorten el gasto público. Este tipo de medidas. En Occidente, en cambio, exactamente lo contrario: bajar los tipos de interés a cero, nacionalizar, si es necesario, inyectar dinero público en la economía, contraer enormes deudas. Exactamente lo contrario del modo por el que se supone que el Tercer Mundo tiene que satisfacer sus deudas. Me parece notabilísimo que se deje pasar eso sin mayores comentarios.

Noam Chomsky, el intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es profesor emérito de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachussets en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.

Traducción para www.sinpermiso.info: Roc F. Nyerro

¿Por que B. Obama no habló en su discurso de Gaza, Palestina e Israel?, por R. Fisk

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Por Robert Fisk *

Quizá hubiese sido útil que Obama hablara de lo que todo el mundo está hablando en Medio Oriente. Parece que faltó coraje. No, no se trata del retiro de las tropas de Irak, eso ya se sabe. Por supuesto que mencionó a “civiles masacrados”, pero esto no era precisamente lo que los árabes tenían en mente. Lo que había que hacer era llamar a las cosas por su nombre y, sin más, referirse al conflicto de Gaza.

Claro que, para ser honestos, llamó a Mahmud Abbas. Tal vez Obama piense que él es líder de los palestinos, pero como todo árabe sabe, a excepción quizás del Sr. Abbas, este hombre lo único que lidera es un gobierno fantasma, asimilable a un cuerpo que agoniza y que sólo se mantiene con vida gracias a las transfusiones de sangre que le brinda la “comunidad internacional”. Además, por supuesto, Obama hizo la llamada obligada a los israelíes.

Pero para los pueblos de Medio Oriente, si hubo algo que ensombreció el discurso inaugural del nuevo presidente norteamericano fue justamente la ausencia en su discurso de las palabras “Gaza” e “Israel”. ¿Acaso no le importó? ¿Tuvo miedo? ¿Es que el muchacho que le escribe los discursos a Obama no se dio cuenta de que el hecho de hacer hablar a su jefe de por qué a los negros no les servían un plato de comida en ciertos restaurantes hace 60 años en Estados Unidos iba a hacer pensar a los árabes en un pueblo actualmente discriminado y masacrado sólo por votar a la “gente equivocada”? Demasiados cuerpos muertos yacen en Gaza como para que la cuestión no haya estado presente en ese discurso. Imposible no verlos.

Por eso, por más distancia que el nuevo presidente haya tratado de poner en su discurso con el régimen corrupto al cual reemplazó, demasiados ecos sonaron en el ambiente, como si los atentados del 11 de septiembre hubiesen ocurrido ayer. En consecuencia, tuvimos que recordar, por ejemplo, cómo “heroicos bomberos lucharon contra las cortinas de humo que bajaban por las escaleras”.

Si bien es cierto que para los árabes frases del tipo “nuestra nación está en guerra con una red de violencia y odio de alcance mundial” remite puramente a Bush, el hecho de que Obama haya hecho referencia al “terror”, esa palabra tan usada por Bush y los israelíes, fue un signo preocupante de que todavía no captó el mensaje. De ahí que, por ejemplo, lo hayamos visto hablando de cómo, a pesar de la fuerza de los talibán y las masacres que cometen, “no nos vencerán”. ¿Les suena? En cuanto a sus menciones de “aquellos corruptos que pretenden acallar la disidencia”, frase que supuestamente aludía a Irán, lo cierto es que en el imaginario árabe esas características seguramente remitan a líderes como Hosni Mubarak en Egipto (quien por cierto también recibió una llamada de Obama), el rey Abdallah de Arabia Saudita y toda esa clase de autócratas que se la pasan cortando cabezas pero que son, claro, los aliados de Estados Unidos en la región.

Hanan Ashrawi lo entendió bien. Los cambios que hacen falta en Medio Oriente, es decir, justicia para los palestinos, seguridad para éstos y para los israelíes, el fin de la construcción de los asentamientos para judíos en Cisjordania, el fin de toda violencia, tienen que ser inmediatos. Y, si acaso el tibio nombramiento de George Mitchell como enviado para la región estaba destinado a satisfacer estas demandas, por ahora no alcanza. Ni de cerca.

El mensaje amigable destinado a los musulmanes que evocó la necesidad de encontrar un nuevo enfoque para relacionarse basado en los intereses y el respeto mutuos, simplemente no ilustra ni remite bajo ningún concepto a las imágenes del baño de sangre que tuvo lugar en Gaza durante las últimas semanas. Sí, los países árabes y muchos otros alrededor del mundo pueden regocijarse de que la era Bush haya terminado y Guantánamo se vaya a cerrar. Pero, ¿serán juzgados los torturadores de Bush y de Rumsfeld? ¿O serán discretamente cambiados de lugar de trabajo hacia alguno donde no tengan que calzarse el instrumental de tortura y escuchar a la gente gritar de dolor?

Bueno, después de todo, hay que darle una oportunidad a la nueva administración. Quizá Mitchell hable con Hamas, él es nuevo y puede hacerlo, ¿pero qué tendrán para decir los ya probados fracasos como Denis Ross, Rahm Emmanuel, Robert Gates o Hillary Clinton? Todo el mundo notó la ausencia de esas dos palabras, Palestina e Israel. Parece que eran dos papas demasiado calientes para agarrar en un día tan helado en Washington, en el que Obama ni siquiera estaba usando guantes.

* De The Independent. Especial para Página/12.

Al Fatah se convierte en una baja colateral de agresión de Israel

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El partido del presidente Abbas pierde prestigio entre los palestinos

J. M. MUÑOZ 17/01/2009

Gaza arde arruinada y Hamás encaja un castigo demoledor a su milicia. Y, sin embargo, las imágenes de televisión han provocado un golpe mortal a su rival político, Al Fatah, el partido fundado por Yasir Arafat, hegemónico durante medio siglo. No son las tomas de los niños sin piernas o los cuerpos quemados; son las de los policías de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) cargando contra los manifestantes de las ciudades de Cisjordania. Sacan de quicio a los palestinos de Hebrón, Nablús o Yenín. Se han desconvocado protestas por falta de asistentes en Ramala mientras el mundo musulmán sale a la calle para expresar su indignación por la carnicería que Israel perpetra en la franja mediterránea. Los palestinos están furiosos. Y la ira tiene un destinatario: el presidente Mahmud Abbas y la ANP. Su prestigio y el de Al Fatah están por los suelos.

Coches oficiales han sido apedreados en bastiones de Al Fatah mientras Abbas condena las atrocidades —faltaría más—, pero sin adoptar decisión alguna. Varios de sus asesores le imploran que “autorice las manifestaciones, que se sume a ellas o que libere a los cientos de presos de Hamás que ha encarcelado en los últimos meses” de persecución fratricida contra los islamistas. Lo que sea para tratar de recuperar una imagen devastada por años de corrupción y por el fracaso del camino de la negociación con Israel. Sólo el clientelismo y las millonarias inyecciones financieras de Occidente mantienen vivo a un partido que huele a podrido.

La consternación ante los acontecimientos de Gaza —aunque algunos analistas aseguran que parte de la dirección de Al Fatah está encantada con el varapalo a los islamistas— se une a la preocupación por un porvenir sombrío. “La población se sintió defraudada, porque el proceso de paz es una mentira; sólo ve cómo se amplían las colonias judías y la construcción del muro. Israel ha asesinado el proceso de Annapolis y Al Fatah pagará las consecuencias”, opina el diputado Fayez Saqqa. “Uno de los principales objetivos de la agresión a Gaza”, continúa, “es debilitar al presidente. Se trata de colocar cadáveres encima de la mesa para que no pueda negociar. Para cualquier dirigente será doloroso estrechar la mano a alguno de los líderes que ha ordenado la masacre”.

“Israel quiere consagrar la división política entre Gaza y Cisjordania, reforzar a Hamás en la franja y hacer invisible al presidente”, señala Saqqa. No sería la primera vez. Antes de las elecciones palestinas de 2006, los ministros de Ariel Sharon tildaban a Abbas de “irrelevante”. “Dirá Israel que no hay socio para la paz. Pero lo que no quiere ni en pintura es un Estado palestino en las fronteras de 1967. Apreciamos mucho cabreo de la gente con la ANP y con el resto del mundo, pero no con Hamás”, concluye el diputado.

Los políticos de Al Fatah han amenazado varias veces con suspender el diálogo con el Gobierno de Ehud Olmert. Puro lamento hacia la galería. “Barajamos la posibilidad de disolver la ANP, sin descartar la resistencia armada. No podemos permitir que los palestinos digan que somos serviles ante la ocupación”, vuelve a advertir Saqqa. La acusación de colaboracionismo con Israel, el peor de los pecados, está en boca de infinidad de palestinos.

Es esa, precisamente, la opción que promueve Alí Jarbaui, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Bir Zeit. Alérgico a la violencia —“ni la negociación ni la resistencia sirven para nada”, asegura—, el académico es rotundo: “Debemos disolver la ANP y mantenernos bajo ocupación. Nuestra autonomía es una burla. Aceptemos que Cisjordania y Gaza son Israel y que se haga cargo de todo, porque la ANP libera a Israel del coste de la ocupación y encima nos convierte en pedigüeños. El problema es que quienes toman las decisiones viven en un mundo virtual”.

A ras de suelo trabajan los jefes fundamentalistas, conscientes de que su estrategia no está constreñida por calendarios a corto plazo. Temen en Al Fatah que políticamente salgan fortalecidos de la campaña militar lanzada por Israel. “Hamás puede perder su arsenal, pero gana argumentos. Abanderan la idea de que la negociación es inútil. Israel lo sabe y lo alimenta”, estima Saqqa. Y coincide Jarbaui: “Hoy día crece el apoyo a Hamás en Palestina y en el mundo árabe. Pero dentro de dos o tres meses se verá su verdadero respaldo. Lo que sucede en Gaza es otro golpe a Al Fatah. Deberían darse cuenta de que no debe aceptarse una negociación sin límite temporal. Abbas está pagando el precio político por ello”.

El País.com

La ONU denuncia una matanza deliberada de 31 civiles perpetrada por ejercito de Israel en Gaza

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israel-palestinaIsrael y Hamás rechazan la resolución para un alto el fuego inmediato

JUAN MIGUEL MUÑOZ – Ashkelón – 10/01/2009

Si atroz es el fuego indiscriminado, bien diferente, y más grave, es lo sucedido el 4 de enero en el barrio de Zeitun, en el este de la ciudad de Gaza. Los militares israelíes obligaron a 110 personas, la mitad de ellos niños, a abandonar sus viviendas y les forzaron a refugiarse en un edificio. Un día después lo bombardearon. Al menos 31 personas, según la denuncia de una agencia de Naciones Unidas y de una ONG israelí, murieron, la gran mayoría miembros de la familia Samuni. Mientras, la guerra prosigue imparable. Tanto Israel como Hamás rechazaron ayer la resolución de la ONU que hacía un llamamiento a un alto fuego inmediato.

Durante tres días, a los servicios médicos se les impidió el acceso a la casa. Cuando se les permitió, sólo lo pudieron hacer a pie. Sin ambulancias. Los relatos de testigos oculares y el de Ahmed Ibrahim Samuni, un chaval de 13 años que sobrevivió con heridas en el pecho y una pierna, a la agencia Reuters desde el hospital de Gaza son estremecedores.

«Estábamos durmiendo todos en una habitación cuando los tanques y los aviones bombardearon. Un proyectil impactó en casa. Gracias a Dios nadie fue herido. Salimos y vimos a 15 hombres que descendían de un helicóptero en los tejados de los edificios. Los soldados golpearon a los vecinos y les forzaron a entrar en una casa», contó el niño. Al día siguiente, gran parte de su familia fue masacrada en esa vivienda. Ahmed se encargó de cuidar a tres hermanos durante tres días junto al cadáver de su madre y de 30 inocentes más. «No había agua ni pan, nada que comer», añadió.

Tres días después del ataque, llegó la Media Luna Roja. Varios de los supervivientes, debilitados, no podían caminar. Los montones de arena alzados por los militares israelíes impedían el paso de las ambulancias, por lo que los heridos tuvieron que ser trasladados en carretas tiradas por burros, un medio cada vez más habitual en Gaza.

El Gobierno israelí asegura que investigará. Es la respuesta habitual después de masacres que se repiten desde hace décadas. Ariel Sharon derribó más de 40 casas en el pueblo de Qibya (Cisjordania) en 1953 con sus residentes en el interior; en 1982, Sharon protegió a los falangistas cristianos que perpetraban la matanza de 1.700 civiles en Sabra y Chatila (Beirut); en 1996, la aviación bombardeó una sede de Naciones Unidas en Qana y mató a 106 personas, la mitad niños; en 2006, los helicópteros dispararon contra civiles desarmados en el pueblo libanés de Marwahin. «De ninguna manera, los civiles son nuestro objetivo», repetían ayer portavoces israelíes. No obstante, una agresión como la del 4 de enero puede no ser la última.

Tanto el Gobierno israelí como Hamás rechazaron tajantemente la resolución 1860 de Naciones Unidas aprobada la madrugada de ayer que llamaba al alto el fuego inmediato. Más de 800 palestinos -al menos 300 mujeres y niños- y 13 israelíes han fallecido en dos semanas de guerra. La iniciativa de la ONU, que no menciona a Hamás, nació muerta y los combates continuaron ayer en Gaza. También los bombardeos. Las columnas de humo negro se observaban desde 40 kilómetros de distancia. «El Ejército continuará su misión para lograr los objetivos de la operación: cambiar la situación de seguridad en el sur de Israel… Los esfuerzos para prevenir el tráfico de armas a Gaza proseguirá», precisaba un comunicado del Gobierno.

Musa Abu Marzuk, dirigente islamista, señaló desde Damasco: «Hamás no ha sido consultado. Los intereses de nuestro pueblo no han sido tomados en consideración. Por tanto, esta resolución no nos concierne. Quien intente aplicarla tendrá que tratar con Hamás». Obtener legitimidad es un objetivo fundamental del movimiento islamista, como lo es el levantamiento total del bloqueo económico impuesto por Israel que persiste desde hace año y medio. Si no lo consiguen, juran que soportarán lo que sea.

Por qué a Israel le será difícil derrotar a Hamás y Hezbolá…

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israel-palest-0041RAMI G. KHOURI 07/01/2009

En estos días estamos viendo cómo se establecen numerosas analogías entre el ataque que está llevando a cabo Israel contra Hamás en Gaza y la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá en Líbano. He aquí, a mi juicio, las más importantes.

La primera analogía tiene que ver con los orígenes: Hamás y Hezbolá no existieron hasta 1982, aproximadamente. Para entender su nacimiento y su fortalecimiento es preciso verlos, en gran medida, como una respuesta contra las políticas israelíes de ocupación y colonización en Palestina y Líbano, además de otras razones de orden secundario.

Hamás y Hezbolá son los hijastros ideológicos del Partido del Likud y especialmente de Ariel Sharon, cuya estrategia de recurrir a la violencia, el racismo y la colonización como principales instrumentos para ocuparse de las poblaciones árabes ocupadas acabó engendrando una voluntad de resistencia. Los tres principales responsables de mantener en la actualidad el legado de brutalidad de Sharon -Ehud Olmert, Ehud Barak y Tzipi Livni- parecen tener una ceguera genética ante la realidad de que, cuanta más fuerza y más brutalidad emplee Israel contra los árabes, mayor será la reacción de éstos, en forma de movimientos de resistencia más eficientes y con más apoyo de la población.

La segunda analogía es la relativa a la competencia técnica. Tanto Hezbolá como Hamás han aumentado de forma sistemática su empeño y su capacidad de utilizar diversos cohetes y misiles para hostigar y atacar a Israel. Y, aún más importante, ambos han aumentado su capacidad de proteger sus lanzamisiles frente a los ataques preventivos israelíes.

El número de muertos israelíes en los últimos años asciende a unos pocos centenares, frente a los miles de palestinos que Israel ha matado. Pero la destrucción y el recuento de cadáveres no son los criterios más útiles en este análisis. Las verdaderas varas de medir para valorar lo que importa desde el punto de vista político son el persistente sentimiento israelí de vulnerabilidad y la sensación palestina de poseer fuerza, una actitud desafiante y la capacidad de responder luchando.

Desde el punto de vista de Hamás, el mero hecho de poder seguir disparando 30 o 40 cohetes diarios contra el sur de Israel mientras los israelíes destruyen gran parte de la infraestructura civil y de seguridad en Gaza es una victoria, espantosa pero tangible. Es la historia de David y Goliat a la inversa, y se desarrolla exactamente en la misma región del sur de Palestina / Israel en la que está situado el relato de la Biblia.

La frustración y la impotencia que siente Israel quedan reflejadas en sus bombardeos de la Universidad Islámica y el edificio del Parlamento palestino en Gaza, dos símbolos del tipo de modernidad y democracia que Israel y Estados Unidos aseguran querer promover en el mundo árabe pero que, en la práctica, les resulta mucho más fácil hacer saltar por los aires. Los palestinos y los libaneses pagan un precio muy caro por su perseverancia, su resistencia y sus «victorias», pero, hasta que alguien proponga una forma menos costosa de hacer frente a la violencia israelí en este conflicto, lo más probable es que sigamos presenciando este ciclo de guerras durante bastante tiempo.

Las imágenes que vemos en televisión de los niños y otros civiles inocentes muertos en Gaza engendran una tremenda voluntad de lucha entre los palestinos y sus partidarios, tanto en todo el mundo árabe como fuera de él. Israel mantiene los ojos cerrados al hecho de que los árabes, ante la brutalidad, tienen la misma reacción que los israelíes.

En un sondeo realizado esta semana, la mayoría de los israelíes apoya que continúen los ataques contra Gaza, a pesar del elevado número de muertes entre la población civil. Por lo visto, los israelíes piensan que tienen derecho a responder a los ataques contra ellos empleando la violencia indiscriminada contra los civiles palestinos, pero que los palestinos no tienen ese mismo derecho a responder cuando les ataca Israel. ¿Por qué el doble rasero? Esta actitud racista y brutal de muchos israelíes, sobre todo los que están en el Gobierno, ha provocado, entre otras consecuencias, el nacimiento, el desarrollo y el fortalecimiento de Hamás y Hezbolá, y ha hecho que su capacidad de lucha se haya incrementado hasta el punto de obligar a Israel a aceptar un alto el fuego.

La tercera analogía está relacionada con la convergencia entre religión, nacionalismo, gobierno y política. Tanto en Palestina como en Líbano, los sistemas políticos laicos predominantes han demostrado durante años que eran disfuncionales, corruptos e incapaces de proteger a la sociedad tanto contra las agresiones israelíes como contra las luchas internas y el crimen. Los movimientos como Hamás y Hezbolá se desarrollaron en gran parte para llenar el vacío que suponía no tener ni una dirección eficaz, ni una garantía de seguridad contra los ataques israelíes ni un mínimo orden interno. Entre los resultados que han obtenido ha habido de todo: han logrado éxitos en algunas áreas pero no han sabido evitar una intensificación de la guerra y la destrucción en otras.

Tratar de desacreditar a estos movimientos acusándoles de una transgresión fundamental -por ejemplo, que emplean el terrorismo, atacan a la población civil, llevan armas, coquetean con Siria e Irán, adoptan un programa de tipo islamista- no sirve de nada, porque no va a desacreditarlos ni a destruirlos.

La razón es hasta qué punto es estructural la manera en la que desempeñan una serie de funciones que satisfacen las necesidades reales de sus ciudadanos y sus seguidores en los ámbitos de la gobernación, la seguridad local, la defensa nacional y los servicios básicos, unas responsabilidades que sus respectivos Gobiernos nacionales laicos no supieron cumplir.

La combinación de estos atributos hace que a Israel le resulte muy difícil «derrotar» a Hezbolá y Hamás tal como están estructurados en la actualidad, por mucha muerte y mucha destrucción que lleve a sus sociedades. Estos dos movimientos nacionalistas islamistas son el reflejo de una larga lista de agravios, en su mayoría legítimos, que es preciso abordar si queremos que la paz y la seguridad puedan reinar alguna vez en esta región.

Rami G. Khouri es adjunto a la dirección del periódico de Beirut The Daily Star y director del Instituto Issam Fares de Política Pública y Asuntos Internacionales en la Universidad Americana de Beirut, Líbano. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. © 2008, Rami G. Khouri. Distribuido por Agence Global.

El silencio de Obama frente a la agresion de Israel…

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Obama dice que guarda silencio sobre los bombardeos israelíes de Gaza porque «el presidente es aún Bush». Esperemos que cuando el presidente sea él, recupere, ipso facto, el habla; pero a esas alturas quizas ya sea demasiado tarde (como lo indica muy bien J.A. Pozo, en El País) … Lo incoherente de ese planteamiento del nuevo presidente estadounidense es que frente a la crisis económica actual no ha dejado de influir en las tomas de decision sobre la política anticrisis, no obstante que tambien para ese efecto «el presidente es aún Bush»…  entonces,  ¿primeras «fallas» a la vista?