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Noam Chomsky: el objetivo de la educación, la des-educación…

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Filosofia Costa-Rica

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Noam Chomsky critica el actual sistema de enseñanza. Frente a la idea de que en nuestras escuelas se enseñan los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de enseñanza diseñado para formar profesores cuya dimensión intelectual quede devaluada y sea sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar sobre lo que se oculta tras las explicaciones y que, por ello mismo, fija estas explicaciones como las únicas posibles.
Transcripción realizada por Luis Rivas para Rebelión

El objetivo de la educación

Podemos preguntarnos cuál es el propósito de un Sistema Educativo y, por supuesto, hay marcadas diferencias en este tema. Hay la tradicional: una interpretación que proviene de la Ilustración, que sostiene que el objetivo más alto en la vida es investigar y crear, buscar la riqueza del pasado, tratar de interiorizar aquello que es significativo para uno, continuar la búsqueda para comprender más, a nuestra manera. Desde ese punto de vista, el propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. Es uno mismo el aprendiz que va a realizar logros durante la educación y, por lo tanto, depende de uno cuánto logremos dominar, adónde lleguemos, cómo usemos ese conocimiento, cómo logremos producir algo nuevo y excitante para nosotros mismos, y tal vez para otros.

Ese un concepto de educación. El otro concepto es, esencialmente, Adoctrinamiento; algunas personas tienen la idea de que, desde la infancia, los jóvenes tienen que ser colocados dentro de un marco de referencia en el que acatarán órdenes, aceptarán estructuras existentes sin cuestionar, etc. Y esto resulta, con frecuencia, bastante explícito. Por ejemplo: después del activismo de los años 60, había mucha preocupación en gran parte de la gente educada, porque los jóvenes se estaban volviendo demasiado libres e independientes, que el país se estaba llenando con demasiada democracia. Y de hecho hay un estudio importante que es llamado «La crisis de la democracia», que afirma que hay ciertas instituciones de los jóvenes -la frase es de ellos- que no están haciendo su trabajo adecuadamente; se refieren a escuelas, universidades, iglesias, que tienen que ser modificadas para que lleven a cabo, con más eficiencia, esa idea, que, de hecho, proviene de liberales internacionalistas, de gente altamente educada.

En efecto, desde esos tiempos se han tomado muchas medidas para tratar de orientar el sistema educativo hacia uno provisto de mayor control, más adoctrinamiento, más formación vocacional, con estudios tan costosos que endeudan a los estudiantes y los atrapan en una vida de conformismo.

Eso es exactamente lo contrario de lo que yo describo como una tradición proveniente de la Ilustración. Y hay una lucha constante entre estos dos enfoques, en las universidades y escuelas. En las escuelas ciertamente se les entrena o para pasar exámenes o bien para la investigación creativa, entendiendo esta ultima como dedicarse a intereses que son estimulados por los cursos en los que se profundiza por cuenta propia o en cooperación con otros. Esta lucha se extiende también al posgrado o a la investigación.

Son dos maneras ver el mundo. Cuando uno ve las instituciones de investigación, como esta en la que estamos [Nota de Transcripción: MIT], observa que a nivel de posgrado se sigue esencialmente la idea de la Ilustración. De hecho la Ciencia no podría progresar a menos que esté basada en la inculcación del impulso por el desafío, por el cuestionamiento de doctrinas o de la autoridad, a través de la búsqueda de alternativas o del uso de la imaginación, con el trabajo cooperativo que aquí, en esta institución, es constante. Y para verlo, solo se necesita caminar por los pasillos.

Esto es lo que, desde mi punto de vista, debe ser un sistema educativo desde la educación preescolar.

Pero hay estructuras poderosas en la sociedad que prefieren ver a la gente adoctrinada y formateada sin que hagan muchas preguntas, siendo obedientes, realizar la función que se les ha asignado y no tratar de sacudir los sistemas de poder y autoridad. Son opciones que tenemos que elegir

sin importar nuestra posición en el Sistema Educativo, como profesores, estudiantes, o gente externa que trata de ayudar a darle forma, en la manera que ellos creen que debe hacerse.

El impacto de la tecnología

Ha habido ciertamente un crecimiento muy sustancial en nuevas tecnologías: de comunicación, información (acceso e intercambio) o en la naturaleza de la cultura de la Sociedad. Pero debemos tener en cuenta que los cambios tecnológicos que están ocurriendo, a pesar de ser significativos, no tienen, ni de lejos, el mismo impacto que los avances tecnológicos de hace alrededor de un siglo. El cambio, si hablamos sólo de comunicación, de una máquina de escribir a una computadora o del teléfono al correo eléctronico es significativo, pero no se puede comparar con el cambio de barcos de vela al telégrafo: la reducción en eI tiempo de comunicación, por ejemplo entre Inglaterra y los Estados Unidos, fue extraordinaria comparada con los cambios que están ocurriendo ahora. Lo mismo ocurre con otros tipos de tecnología: algo tan sencillo como el agua corriente y el alcantarillado en las ciudades tuvo enormes consecuencias para la salud; mucho más que el descubrimiento de los antibióticos. Los cambios actuales son reales y significativos, pero debemos reconocer otros que ocurrieron y cuyos efectos fueron mucho más drásticos.

En cuanto a la tecnología en la educación, debe decirse que la tecnología es algo neutro. Es como un martillo: al martillo no le importa si lo usas para construir una casa o si un torturador lo usa para aplastarle el cráneo a alguien. El martillo puede hacer ambas cosas. Es lo mismo con la tecnología moderna. Por ejemplo: internet es extremadamente valiosa si se sabe lo que se está buscando; yo la uso todo el tiempo en mi investigación. Si se sabe lo que se está buscando, si se tiene una especie de marco de referencia, que nos dirige a temas particulares y nos permite dejar al margen muchos otros, entonces puede ser una herramienta muy valiosa. Por supuesto, uno debe estar siempre dispuesto a preguntarse si el marco de referencia es el correcto: tal vez algo que encontremos cuestionará la forma en que vemos las cosas. No se puede perseguir ningún tipo de investigación sin un marco de referencia relativamente claro que dirija la búsqueda y que ayude a seleccionar lo que es significativo y lo que no lo es, Io que hay de que dejar de lado, a lo que hay que darle seguimiento, lo que merece ser cuestionado o desarrollado.

No se puede esperar que alguien llegue a ser, por así decirlo, biólogo, nada más con darle acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y diciéndole: «léela». Eso no le sirve de nada, y el acceso a internet es lo mismo: si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada.

Entonces, detrás de cualquier uso significativo de la tecnología contemporánea, como internet, sistemas de comunicación, gráficos o lo que sea, a menos que detrás de ese uso haya un aparato conceptual bien dirigido, bien construído, es poco probable que este resulte útil, y hasta podría ser dañino. Si se toma un hecho incierto aquí y otro allá y alguien los refuerza, terminamos con un panorama que tiene algunas bases objetivas, pero nada que ver con la realidad. Hay que saber cómo evaluar e interpretar para entender.

Volviendo a la biología, la persona que gana el premio Nobel no es la que lee más artículos y toma más notas; es la persona que sabe qué buscar. Cultivar esa capacidad para buscar lo que es significativo y estar siempre dispuesto a cuestionar si estamos en el camino correcto, de eso es de lo que debe tratar la educación, ya sea usando computadores e internet o lápiz, papel y libros.

Costo o Inversión

La Educación es discutida en términos de si es una inversión que vale la pena, de si genera un gran capital humano que puede ser usado en el crecimento económico, y esa es una manera muy extraña, muy distorsionada, de cuestionarse el tema, opino. ¿Queremos tener una sociedad de individuos libres, creativos e independientes capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del pasado y contribuir a ellos? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PIB? No es necesariamente lo mismo.

Una educación como aquella de la que hablaban Bertrand Russell, John Dewey y otros, tiene un valor por sí misma. Independientemente del impacto que tenga en la sociedad tiene un valor, porque ayuda a crear seres humanos mejores. Después de todo a eso es a lo que debe servir un sistema educativo.

No obstante, si se quiere ver en términos de costo y beneficio, tomemos por ejemplo la nueva tecnología de la que hablábamos: ¿de dónde viene? Bueno, pues mucha de ella fue desarrollada exactamente donde estamos sentados [Nota de Transcripción: MIT]. En el piso de abajo había un gran laboratorio en los años 50, donde fui empleado de hecho, y donde había muchos científicos, ingenieros, gente con todo tipo de intereses, filósofos y otros, que desarrollaron el carácter básico y aún las herramientas básicas de la tecnología que es común hoy día. Las computadoras e internet estuvieron exclusivamente en el sector público durante décadas, financiadas en lugares como este, donde la gente exploraba nuevas posibilidades; muchas de ellas eran impensables y desconocidas en ese momento, algunas funcionaron, otras no, pero las que funcionaron fueron convertidas en herramientas que la gente puede usar.

Esa es la manera como el progreso científico tiene lugar. Es la manera en la que el progreso cultural tiene lugar, generalmente.

Los artistas clásicos, por ejemplo, son el producto de las habilidades tradicionales que se desarrollaron a lo largo del tiempo con maestros artistas, y a veces con su ayuda se crearon cosas maravillosas.

Todo eso no sale de la nada. Si no existe un sistema cultural y educativo activo, enfocado en la estimulación de la exploracion creativa, con independencia de pensamiento, con disposicion a cruzar fronteras para desafiar las creencias aceptadas… si no se tiene eso, no obtendremos la tecnología que lleva a obtener beneficios económicos. Beneficios, sin embargo, que no creo que sean el objetivo principal del enriquecimiento cultural y la educación.

Evaluación vs. Autonomía

Ha habido, en los últimos tiempos particularmente, una estructuración cada vez mayor de la educación, que comienza a temprana edad y contínúa luego, y que funciona a través de exámenes.

Pasar exámenes puede ser de alguna utilidad tanto para la persona que está pasando el examen -para comprobar cuánto sabe, lo que ha logrado, etc- como para que los instructores se den cuenta qué es lo que hay que cambiar, mejorar, en el desarrollo del curso. Pero más allá de eso no dicen mucho.

Lo sé por mi experiencia de años, he estado en comités de admisión a programas de posgrado avanzado, tal vez uno de los programas más avanzados del mundo, y sí, desde luego, ponemos atención a los resultados de exámenes, pero realmente no mucha. Una persona puede tener resultados magníficos en todos los exámenes y entender muy poco. Todos los que hemos pasado por escuelas, colegios, universidades, sabemos eso. Se puede estar inscrito en un curso que no nos interesa para el que existe el requerimiento de pasar un examen, y se estudia para el examen, se logra pasarlo con la mejor nota y, dos semanas más tarde, no nos acordamos de mucho. Estoy seguro que todos hemos tenido esa experiencia.

Los exámenes pueden ser una herramienta útil si contribuyen a los fines constructivos de la educación, pero si sólo se tratan de una serie de obstáculos que hay que superar pueden no tanto carecer de sentido como distraernos de lo que queremos hacer. De hecho veo esto frecuentemente cuando hablo con profesores: hace un par de semanas estaba yo hablando con un grupo que incluía profesores de escuela y había una profesora de 6º grado, es decir, con alumnos de 10 a 12 años, que vino a hablar conmigo luego y me dijo que en su clase una niña le contó que estaba realmente interesada en un tema: le pedía consejo para aprender más al respecto, pero la maestra se vio obligada a decirle que no podía hacer eso, porque la niña debía estudiar para un examen a nivel nacional que se acercaba y que eso iba a determinar su futuro; la profesora no lo dijo, pero también iba a determinar el de ella, es decir, eso influiría para que la contrataran de nuevo.

Ese sistema no es sino una preparación de los niños para pasar obstáculos, no para aprender, entender y explorar. Esa niña hubiera ganado mucho más si se le hubiera permitido explorar lo que le interesaba y tal vez no sacar una muy buena calificación en un examen de algo que no le interesaba.

Buenas calificaciones vienen por sí solas si el tema coincide con los intereses y preocupaciones del alumno. No digo que los exámenes deban eliminarse, pueden ser una herramienta educativa útil. Pero complementaria, algo que ayude a los estudiantes a mejorar por sí mismos, o para los instructores u otros que necesitemos saber acerca de lo que hacemos e indicarnos lo que debemos modificar.

Pasar exámenes no se puede ni comparar con buscar, investigar, dedicarse a temas que nos atraen y nos estimulan; esto último es mucho más práctico que pasar exámenes. Y, de hecho, si se nos da la oportunidad de este tipo de carrera educativa, el estudiante recordará lo que descubrió.

Un físico mundialmente famoso, aquí en el MIT daba, como muchos catedráticos, cursos a estudiantes nuevos. Un estudiante le preguntó qué temas se iban a cubrir durante el semestre y su respuesta fue: «No importa lo que se cubre, sino lo que se descubre». Y es correcto: la Enseñanza debe inspirar a los estudiantes a descubrir por sí mismos, a cuestionar cuando no estén de acuerdo, a buscar alternativas si creen que existen otas mejores, a revisar los grandes logros del pasado y aprenderlos porque les interesen.

Si la Enseñanza se hiciera así los estudiantes sacarían provecho de ello, y no sólo recordarían lo que estudiaron sino que lo utilizarían como una base para continuar aprendiendo por sí solos.

Una vez más: la educacion debe estar dirigida a ayudar a los estudiantes a que lleguen a un punto en que aprendan por sí mismos, porque eso es lo que van a hacer durante la vida, no sólo absorber información dada por alguien y repetirla.

Rebelion.org

Estados Unidos: el espía global…

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Juan Manuel Karg, Telesur

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En los últimos días, el ex agente Edward Snowden filtró nuevos documentos referidos al estudio que la NSA -Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos- realizó sobre un total de 122 jefes de Estado de todo el mundo. El documento, fechado en mayo de 2009, pertenece al año en el cual Obama asumió sus funciones como presidente del país del norte. ¿A qué países investigó la NSA, de acuerdo al informe? La investigación de EEUU ¿fue implementada sólo a países no alineados con Washington o también alcanzó a sus aliados?

A fines de 2013, el diario norteamericano The New York Times divulgó información desclasificada donde se daba cuenta que, durante el año 2007, Estados Unidos incrementó notablemente su política de vigilancia e investigación sobre las actividades realizadas por un grupo de países no alineados con Washington: Venezuela, China, Rusia, Corea del Norte, Irán e Irak, entre otros. La novedad de los recientes datos, difundidos esta semana por el diario alemán Der Spiegel en base a nuevas revelaciones de Snowden, es que Washington también investigó a jefes de Estado de América Latina que sí estaban abiertamente alineados con sus políticas, como Álvaro Uribe -ex presidente colombiano- y Alan García -ex presidente peruano-, ambos “firmantes” de Tratados de Libre Comercio tras la derrota del ALCA en Mar del Plata 2005.

Además se divulgaron nuevos datos de la vigilancia de EEUU sobre Alemania: el nombre de la canciller alemana Angela Merkel aparece con 300 entradas, ingresando al “top ten” de la “Base de datos para el conocimiento de objetivos”, tal como fue caratulado el reciente informe sobre las actividades de estos 122 presidentes. Hay que recordar que, en octubre pasado, el propio Der Spiegel había informado que el teléfono de Merkel había sido “pinchado” durante años por la NSA, hecho que desató un escándalo internacional e hizo que Obama anunciara una serie de modificaciones -menores y parciales- a la recopilación de datos telefónicos por parte de los Estados Unidos.

¿Han sido casos aislados las investigaciones de la NSA sobre los presidentes de Venezuela (2007), Colombia y Perú (2009)? No. Como vimos, en América Latina se desplegó una política que no hacía -ni hace- distinciones ideológicas o económicas, en el “catch all” -atrapatodo- de espionaje del Departamento de Estado. Esto también fue demostrado por la cadena brasileña O´ Globo cuando, en septiembre de 2013, reveló que la NSA había investigado a la presidenta Dilma Rousseff e incluso al actual presidente mexicano Peña Nieto -quien, al momento de ser espiado, aún estaba en campaña presidencial-. Dicho esto, sí hay que aclarar que, entre los casos más investigados, se destaca el de Venezuela, siempre presente en las constantes y sucesivas revelaciones. Esto ha sido así al punto de que The New York Times llegó a revelar que, en 2007, el entonces presidente norteamericano George W. Bush se veía a sí mismo “compitiendo por el liderazgo en Latinoamérica con el líder venezolano” Hugo Chávez -siendo este el mandatario más investigado en ese entonces-.

Para concluir, algunas conclusiones y otras preguntas. Las recientes revelaciones demuestran una indisimulable voracidad de Washington en lo referido a saber los movimientos precisos de cada país y, sobre todo, el comportamiento de cada jefe de Estado (para adelantar negociaciones y/o conflictos, y actuar en consecuencia). Sin embargo, se sabe, tras cada revelación hay cientos de datos que no se conocen sobre estas propias investigaciones, por lo cual podría surgir el siguiente interrogante: si Washington ha investigado hasta a sus “hombres de confianza”, como Uribe y García, ¿hasta dónde llegará la vigilancia referida a los procesos políticos posneoliberales en nuestro continente, y en especial a aquellos proyectos que se han planteado una ruptura más radical del orden preexistente?. Por último, ¿qué sucederá en los ámbitos de la diplomacia internacional tras estas nuevas revelaciones, que manchan aún más a EEUU en su política de espía global? ¿El país gobernado por Obama tendrá que dar nuevas explicaciones sobre su política de vigilancia internacional, cuestionada ya por un amplio espectro de gobiernos de todo el mundo? Lo que sabemos, hasta el momento, es que las revelaciones de Snowden parecen lejos de haber terminado, sumando nuevos escándalos día a día.

Juan Manuel Karg. Licenciado en Ciencia Política UBA. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación – Buenos Aires

@jmkarg

Fuente: http://www.telesurtv.net/articulos/2014/04/04/estados-unidos-el-espia-global-4076.html

Written by Eduardo Aquevedo

5 abril, 2014 at 20:40

El nudo gordiano de la izquierda, por Emir Sader*

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En las economías de mercado, el Estado, para implementar políticas de redistribución del ingreso, como contrapeso de los mecanismos de concentración del mercado, depende de su política tributaria. A lo largo de las primeras décadas de la segunda posguerra, el Estado de bienestar social pudo desarrollarse –básicamente en Europa occidental– en base a un sistema tributario elevado para los padrones actuales. Pero los valores dominantes de derechos y justicia social guiaban las políticas recaudatorias y redistributivas.

En el período neoliberal, los valores dominantes han cambiado. Se impone la ideología liberal de mercado, según la cual cada uno deber buscar mejorar su vida disputando en el mercado en contra de los otros. Los recortes de los gastos públicos, con la teoría del Estado mínimo, han recaído sobre los derechos sociales, considerados gastos, con los cuales los sentimientos dominantes pasaron a no ser simpáticos.

El fin del Estado de bienestar social requirió la abolición de los valores de la solidaridad a favor de los del egoísmo. Cuando candidatos plantean que van a disminuir los impuestos, apelan a los peores sentimientos de las personas, a la insolidaridad social –hasta porque no especifican quiénes perderán derechos con ello, simplemente cuánto cada uno dejaría de pagar de impuestos– y suelen salir adelante en las encuestas.

Gobiernos que pretenden superar el neoliberalismo, reafirmando derechos que hayan sido eliminados, encuentran grandes dificultades de hacerlo con un Estado reducido a sus mínimas proporciones y con las recaudaciones de los Estados igualmente disminuidas. En el plan político se chocan con valores predominantes de hipersensibilidad en contra de cualquier tipo de elevación tributaria, así como con Congresos igualmente fragilizados respecto de campañas de los medios de comunicación en contra de cualquier suba de impuestos. Este es el obstáculo más grande para obtener más recursos para las políticas sociales.

Hay varias experiencias frustradas de gobiernos que, con excelentes intenciones, proponen reformas tributarias socialmente justas, en que los que ganan más pagan más y los que ganan menos, pagan menos, pero que se ven derrotados. Derrotados por Congresos bajo fuerte presión de los medios, que se hacen defensores de los ciudadanos supuestamente agredidos por embestidas del Estado insaciable que les quiere tomar lo que es suyo. La prensa convoca los peores sentimientos y valores egoístas, de insolidaridad social, para oponerse a las reformas tributarias, escondiendo que la gran mayoría dejará de pagar impuestos o pagará menos, mientras que los que pagarán más son los que ganan y tienen más y mucho más.

Sólo es posible para la izquierda superar ese obstáculo mediante una amplia, intensa y prolongada campaña ideológica previa, que demuestre la naturaleza socialmente justa de sus propuestas, para aislar a los sectores conservadores y preparar a la opinión pública para las reformas tributarias indispensables para extender las políticas sociales que nuestras sociedades –aun más en la era neoliberal– tanto necesitan.

*Emir Simão Sader, sociólogo brasileño, director del Laboratorio de Políticas Públicas (LPP) de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro. Master en filosofia política y doctor en Ciencia política. En sección opinión de Página/12, Argentina, 03.04.14

Internet: Todos bajo control, por Ignacio Ramonet

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Ignacio Ramonet – Le Monde Diplomatique

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En la película Her (1), que acaba de ganar el Óscar al mejor guión original y cuya acción transcurre en un futuro próximo, el personaje principal, Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), adquiere un sistema operativo informático que funciona como un asistente total, plegándose intuitivamente a cualquier requisito o demanda del usuario. Theodore lo elige con voz de mujer y mediante su teléfono inteligente se pasa horas conversando con ella hasta acabar perdidamente enamorado.

La metáfora de Her es evidente. Subraya nuestra creciente adicción respecto al mundo digital, y nuestra inmersión cada vez más profunda en un universo desmaterializado. Pero si citamos aquí este film no es sólo por su moraleja sino porque sus personajes viven, como lo haremos nosotros mañana, en una atmósfera comunicacional aún más hiperconectada. Con alta densidad de phablets, smartphones, tabletas, videojuegos de última generación, pantallas domésticas gigantes y ordenadores dialogantes activados por voz…

La demanda de datos y de vídeos alcanza efectivamente niveles astronómicos. Porque los usuarios están cada vez más enganchados a las redes sociales. Facebook, por ejemplo, ya tiene más de 1.300 millones de usuarios activos en el mundo; Youtube, unos 1.000 millones; Twitter, 750 millones; WhatsApp, 450 millones… (2). En todo el planeta, los usuarios ya no se conforman con un solo modo de comunicación sino que reclaman el “cuádruple play” o sea el acceso a Internet, televisión digital, teléfono fijo y móvil. Y para satisfacer esa insaciable demanda, se necesitan conexiones (de banda ultraancha de muy alta velocidad) capaces de aportar los enormes caudales de información, expresados en cientos de megabits por segundo. Pero ahí surge el problema. Desde el punto de vista técnico, las redes ADSL (3) actuales –que nos permiten recibir Internet de banda ancha en nuestros smartphones, hogares u oficinas– ya están casi saturadas…

¿Qué hacer? La única solución es pasar por las rutas del cable, ya sea coaxial o de fibra óptica. Esta tecnología garantiza una óptima calidad en la transmisión de datos y de vídeos de banda ultraancha, y casi no tiene límites de caudal. Estuvo en boga en los años 1980. Pero fue arrinconada porque requiere obras de envergadura de alto coste (hay que cavar y enterrar los cables, y llevarlos hasta el pie de los edificios). Sólo unos cuantos cableoperadores siguieron apostando por su fiabilidad, y construyeron con paciencia una tupida red cablera. La mayoría de los demás prefirieron la técnica ADSL más barata (basta con instalar una red de antenas) pero, como hemos dicho, ya casi saturada. Por eso, en este momento, el movimiento general de las grandes firmas de telecomunicaciones (y también de los especuladores de los fondos de capital riesgo) consiste en buscar a toda costa la fusión con los cableoperadores cuyas “viejas” redes de fibra representan, paradójicamente, el futuro de las autopistas de la comunicación.

Este contexto tecnológico y comercial explica la reciente adquisición, en España, de ONO, el mayor operador local de cable, por la firma británica Vodafone (4) a cambio de 7.200 millones de euros. Cuarto operador español, ONO dispone de 1,1 millones de líneas móviles y 1,5 millones de líneas fijas, pero, sobre todo, lo que le da valor es su extensa red de cable que alcanza los 7,2 millones de hogares. El 60% del capital de ONO ya estaba en manos de fondos internacionales de capital riesgo sabedores, por las razones que acabamos de explicar, que las firmas gigantes de telecomunicaciones desean adquirir, a cualquier precio, a los cableoperadores.

En todas partes, los fondos buitre están comprando los operadores de cable independientes con el propósito de realizar importantes plusvalías al revenderlos a algún comprador industrial. Por ejemplo, en España, los tres operadores de cable regionales –Euskaltel, Telecable y R– han sido objeto de adquisiciones especulativas. En 2011, el fondo de capital riesgo estadounidense The Carlyle Group compró el 85% del operador de cable asturiano Telecable.

En 2012, el fondo italiano Investindustrial y el estadounidense Trilantic Capital Parners se hicieron con el 48% del operador vasco Euskatel. Y el mes pasado, el fondo británico CVC Capital Partners (5) adquirió el 30% que le faltaba del operador gallego R (6), al que ahora controla en su totalidad.

A veces las fusiones se hacen en sentido inverso: el cableoperador es quien adquiere una compañía de telecomunicaciones. Acaba de suceder en Francia, donde la principal firma de cable, Numericable (5 millones de empresas u hogares conectados), está tratando de comprar, por casi 12.000 millones de euros, al tercer operador francés de telefonía, SFR, propietario de una red de fibra óptica de 57.000 km…

Otras veces son dos cable-operadores los que deciden unirse. Está sucediendo en Estados Unidos, donde los dos principales cable-operadores, Comcast y Time Warner Cable (TWC), han decidido unificarse (7). Juntos, estos dos titanes tienen más de 30 millones de abonados a quienes procuran servicios de Internet de banda ancha y de telefonía móvil y fija. Ambas firmas, asociadas, controlan además un tercio de la televisión de pago. Su megafusión se haría bajo la forma de una compra de TWC por Comcast por el colosal precio de 45.000 millones de dólares (36.000 millones de euros). Y el resultado será un mastodonte mediático con una cifra de negocios estimada en cerca de 87.000 millones de dólares (67.000 millones de euros).

Suma astronómica, como la de los demás gigantes de Internet, en particular si la comparamos con la de algunos grupos mediáticos de prensa escrita. Por ejemplo, la cifra de negocios del grupo PRISA, primer grupo de comunicación español, editor del diario El País y con fuerte presencia en Latinoamérica, es de menos de 3.000 millones de euros (8). La del New York Times es inferior a 2.000 millones de euros. La del grupo Le Monde no pasa de 380 millones de euros, y la de The Guardian ni siquiera alcanza los 250 millones de euros.

En términos de potencia financiera, frente a los mastodontes de las telecomunicaciones, la prensa escrita (aún con sus sitios web), pesa poco. Cada vez menos (9). Pero sigue siendo un indispensable factor de alerta y de denuncia. En particular de los abusos que cometen los nuevos gigantes de las telecomunicaciones cuando espían nuestras comunicaciones. Gracias a las revelaciones de Edward Snowden y de Gleen Greenwald, difundidas por el diario británico The Guardian, hemos conocido que la mayoría de los colosos de Internet fueron –y siguen siendo– cómplices de la National Security Agency (NSA) para la aplicación de su programa ilegal de espionaje masivo de comunicaciones y uso de redes sociales.

No somos inocentes. Cual esclavos voluntarios, y aún sabiendo que nos observan, seguimos dopándonos con droga digital. Sin importarnos que cuanto más crece nuestra adicción más entregamos la vigilancia de nuestras vidas a los nuevos amos de las comunicaciones. ¿Vamos a seguir así? ¿Podemos consentir que estemos todos bajo control?

(1) Director: Spike Jonze, 2013.
(2) Es interesante anotar, en este contexto, la reciente compra, por Facebook, de WhatsApp, «el servicio de mensajería más popular del mundo» (450 millones de usuarios), por la monumental suma de 19.000 millones de dólares.
(3) ADSL: sigla del inglés Asymmetric Digital Subscriber Line (Línea digital asimétrica de abonado). Es una tecnología de acceso a Internet de banda ancha.
(4) En 2011, Vodafone compró el cableoperador británico Cable&Wireless, y en 2012 adquirió el principal cableoperador alemán Kabel Deutschland.
(5) CVC Capital Partners ya adquirió, en 2010, la empresa helvética Sunrise, segundo operador de telefonía en Suiza, que posee más de 7.500 km de red de fibra óptica.
(6) R Cable y Telecomunicaciones Galicia S. A. ofrece servicios de Internet de banda ancha, televisión, telefonía móvil y fija a cerca de un millón de viviendas y empresas de unas 90 localidades gallegas.
(7) Este proyecto de megafusión aún no tiene el visto bueno de la División antitrust del Departamento estadounidense de Justicia.
(8) Exactamente de 2.726 millones de euros. PRISA registró, en 2013, una pérdida neta de 649 millones de euros, más del doble que en 2012.
(9) Léase Ignacio Ramonet, La explosión del periodismo, Clave Intelectual, Madrid, 2012.

*Periodista español. Presidente del Consejo de Administración y director de la redacción de “Le Monde Diplomatique” en español.Nº: 222 Abril 2014.

Sobre «El rumor de Orleans» (mentiras, montajes y manipulaciones), de Edgard Morin…

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El rumor de Orleans diciembre 22, 2007

Posted by giselgh in Historia.
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Las leyendas urbanas  y sus hermanos modernos  hoax que actualmente corren por la red suelen tener un alto grado de componente tecnológico (o bien son ciertamente muy sutiles) ya que cada vez tenemos menos capacidad de asombro y de credulidad.

 

Es por eso que aprecio y encuentro mucho más genuinas las surgidas antes de la eclosión tecnológica,  siendo mi favorita la primera en ser abordada como tal por Edgar Morin y que se conoció como El Rumor de Orleans.

La expresión “leyenda urbana” (del inglés urban legends) surgió entre los años 1970-1980 entre los folcloristas norteamericanos para designar las anécdotas cotidianas que pudieran impactar al receptor por su inusitado misterio o singularidad pero con los matices suficientemente controlados para que no parecieran imposibles de entrada. Se consideraban por tanto anédotas falsas (o de difícil comprobación) que pretendían parecer ciertas. (Teniendo un papel parecido al de los cuentos y leyendas populares que se narraban oralmente en las sociedades pre-modernas).En el caso del Rumor de Orleans encuentro interesante ver como la gente se fija en el contenido de la leyenda y trata de falsarla o probarla desde dentro y mantiene poco interés en el exterior, en cómo llega a ser la anécdota tan importante para los ciudadanos. Los intentos de la policía se concentraron en probar que el rumor no era cierto en vez de trabajar con las diferentes hipótesis de por qué había aparecido el rumor.

Viajemos en el tiempo a la primavera de 1969. Lugar: Orleans (Francia).

En Mayo de 1969  De Gaulle había sido derrotado en un referéndum y había abandonado la vida pública. Se habían fijado las siguientes elecciones para primeros de junio y el ambiente social estaba bastante enrarecido. Nadie podía asegurar el camino que seguirían los acontecimientos.Era una sociedad despistada y sin rumbo claro. Así entiendo que debe ser una sistema social generador de los rumores. Las elecciones estaban fijadas para el primero de junio. Según la historia, el rumor se detecta por primera vez entre las estudiantes de Enseñanza Media. Así tenemos a unas jovencitas que, entre clase y clase, o sin entre, si no durante, se explicaban algo que parecía estar ocurriendo y que era, en principio, inaudito.  

 

Los protagonistas de la anécdota eran los establecimientos de moda, tiendas de ropa, calzado y complementos para la mujer. Uno puede pensar qué podía estar pasando en unos lugares en principio tan neutros. Al parecer, las tiendas de ropa se habían  transformado, sin saber nadie como, en centros de trata de blancas.

Las muchachas inocentes, cuando estaban en los probadores poniéndose esta o esa pieza, eran atacadas, drogadas y trasladadas por pasadizos secretos a almacenes misteriosos donde las embarcaban en submarinos a destinos que eran “peor que la muerte”.

A mediados de Mayo la información que fluía era más precisa. Ya se hablaba de víctimas (28) y de los métodos utilizados para drogar a las víctimas (diferentes tipos de jeringuillas en función de la tienda en la que se encontraran)

Nada más ocurrió, por lo menos por parte de los comerciantes, que parecían estar totalmente al margen de esos rumores salvo alguna extraña llamada telefónica recibida por alguno de ellos en la que pedían la dirección de un burdel de Tánger; o bien se encargaba <<carne fresca>>.

El 31  de Mayo (el anterior a las elecciones), comenzaron a congregarse masas humanas y nerviosas frente a las tiendas de moda acusadas.

Mapa de la ciudad con posibles rutas de secuestro

A medida que el rumor crecía y se concretaba, salieron a la luz detalles singulares. Primero: las tiendas de modas sobre las que se centraban las sospechas vendían el nuevo modelo femenino de la minifalda y aparecían, por consiguiente, ante la mentalidad provinciana, bajo la incierta luz de algo singularmente erótico. Segundo: los rumores estaban adquiriendo un acusado matiz antisemita. Surgió y comenzó a extenderse el antiquísimo tema de las muertes rituales. El 30 de mayo la preocupación de la comunidad judía ante la evolución de los hechos alcanzó tal nivel de alarma que juzgaron necesario recabar la protección de las autoridades. La policía estaba, por supuesto, al tanto del amenazador rumbo que tomaban los acontecimientos. Pero hasta el momento se había limitado a analizar la situación desde la perspectiva de los hechos objetivos que pudieran acarrear una amenaza para el orden público , y no había podido descubrir ni el menor punto de partida en que apoyar sus pesquisas. Se comprobó, por ejemplo, que en Orleans no había desaparecido ni una sola joven (no digamos ya 28). Pero, al limitarse a los hechos objetivos, la policía olvidaba que el problema consistía en la existencia misma del rumor, no en la verdad que el rumor pudiera contener. Se trataba de una de las situaciones típicamente  humanas en las que la verdad depende de lo que se cree.

Paul Watzlawick

Un ejemplo claro que sirve en situaciones cotidianas que van más allá de los rumores o las leyendas. En ocasiones no debemos hacer caso del contenido de la comunicación que alguien emite. Es mucho más importante los motivos por los cuales así hace, por qué se originan y qué fin pretenden.

Y como todo abuso, el rumor pasa a tóxico y rector de nuestras vidas temerosas si no somos capaces de descubrir el caparazón que lo contiene. Allí está escrito el remitente y sus intenciones.

http://giselgh.wordpress.com/2007/12/22/el-rumor-de-orleans/

 

Written by Eduardo Aquevedo

24 agosto, 2012 at 15:31

R. Fisk: Los banqueros, los dictadores de Occidente…

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Robert Fisk, The Independent

 

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Una indignada afirma en un cartel que las ideas no pueden ser desalojadas, fuera del campamento Ocupa en San Francisco, clausurado por las autoridades de la ciudadFoto Ap

 

Debido a que debo escribir desde la región que produce más frases hechas por metro cuadrado que cualquier otro tema, quizá debería hacer una pausa antes de lamentarme por toda la basura y estupideces que he leído sobre la crisis financiera mundial. Pero voy a abrir fuego. Opino que los reportes sobre el colapso han caído más bajo que nunca, al grado de que ni la información de Medio Oriente se difunde con la clara obediencia que se rinde a las mismas instituciones y a los expertos de Harvard que colaboraron para crear este desastre criminal mundial.

Iniciemos con la llamada primavera árabe, que es en sí una grotesca distorsión verbal de lo que en realidad es un despertar árabe-musulmán que está sacudiendo a Medio Oriente; y los sucios paralelismos que se establecen entre estos movimientos y las protestas sociales en las capitales occidentales. Se nos ha engañado con los reportes de los pobres y los que no tienen que han tomado una página del libro de la primavera árabe, sobre la forma en que fueron derrocados los regímenes de Egipto, Túnez y, hasta cierto punto, Libia, y de cómo esto inspiró a estadunidenses, canadienses, británicos, españoles y griegos a manifestarse masivamente. Pero todo esto es absurdo.

La verdadera comparación ha sido inventada por los periodistas occidentales, siempre ansiosos por exaltar las rebeliones contra los dictadores árabes mientras ignoran las protestas contra los gobiernos democráticos de Occidente. Siempre desesperados por sacar de contexto las manifestaciones para sugerir que simplemente se deben a una moda originada en el mundo árabe. La verdad es algo distinta.

Lo que llevó a decenas de miles de árabes a las calles, y que después se volvieron millones en las capitales de Medio Oriente, fue la demanda de dignidad y la negativa a aceptar a las dictaduras de familias locales que son, de hecho, dueñas de estos países. Los Mubarak, los Ben Alí, los Kadafi, los reyes y emires del golfo y Jordania, y los Assad, todos ellos creían tener derecho de propiedad sobre naciones enteras. Egipto pertenecía a Mubarak Inc., Túnez a Bel Alí Inc. (y a la familia Traboulsi), Libia a Kadafi Inc. Los mártires de las dictaduras murieron para constatar que sus países pertenecían a los pueblos.

Este es el verdadero paralelismo con Occidente. Ciertamente los movimientos de protesta son contra las grandes corporaciones, en una causa perfectamente justificada, y contra los gobiernos. Lo que han descubierto los manifestantes, de manera algo tardía, es que durante décadas han sido engañados por democracias fraudulentas, que votan abnegadamente por partidos políticos que, después de triunfar en las urnas, entregan el mandato democrático y el poder popular a bancos, comerciantes y agencias calificadoras, todas ellas respaldadas por un coto de negligentes y deshonestos expertos de las más costosas universidades estadunidenses y think-tanks, que mantienen la ficción de que existe una crisis globalizada, en vez de una treta masiva contra los electores.

Los bancos y agencias calificadoras se han vuelto los dictadores de Occidente. Igual que los Mubarak y los Ben Alí, los bancos creyeron –y siguen creyendo– que son dueños de sus países. Las elecciones que les han dado poder, gracias a la cobardía y complicidad de los gobiernos, se vuelven tan falsas como los comicios en los que los árabes eran obligados a participar, década tras década, para ungir como gobernantes a los propietarios de sus países.

Goldman Sachs y el Banco Real de Escocia son los Mubarak y Ben Alí de Estados Unidos y Gran Bretaña, que devoraron la riqueza de los pueblos mediante tramposas recompensas y bonos para sus jefes sin escrúpulos a una dimensión infinitamente más rapaz que la pudieron imaginar los codiciosos dictadores árabes.

No fue necesario, aunque me fue útil, ver el programa Inside Job de Charles Ferguson transmitido esta semana por la BBC para demostrarme que las agencias calificadoras y los bancos estadunidenses son intercambiables, que el personal de ambas instituciones se mueve sin trámites entre las agencias, los bancos y el gobierno de Estados Unidos. Los mismos muchachos calificadores (casi siempre varones, claro) que calificaron con triple A préstamos devaluados y sus derivados en Estados Unidos ahora atacan a zarpazos a los pueblos de Europa –mediante su venenosa influencia en los mercados– y los amenazan con disminuir o retirar las mismas calificaciones a naciones europeas, que alguna vez otorgaron a criminales, antes del colapso financiero estadunidense.

Siempre he creído que los argumentos mesurados tienden a ganar las discusiones. Pero perdónenme, ¿quiénes son estas criaturas cuyas agencias calificadoras ahora espantan más a Francia de lo que Rommel lo hizo en 1940?

¿Por qué no me lo dicen mis colegas periodistas en Wall Street? ¿Por qué la BBC, CNN y –ay, Dios– hasta Al Jazeera, tratan a estas comunidades criminales como incuestionables instituciones de poder? ¿Por qué nadie investiga, como ha comenzado a hacerlo Inside Job, estos escandalosos tratos sucios? Todo esto me recuerda la manera igualmente cobarde en que los reporteros estadunidenses cubren Medio Oriente, la forma tenebrosa en que siempre evitan hacer críticas directas a Israel, siempre bajo el poder de un ejército de cabildos pro Likud que explican a los televidentes que la labor de paz de Estados Unidos en el conflicto israelí-palestino merece nuestra confianza; y por qué los buenos son los moderados y los malos son los terroristas.

Al menos los árabes han empezado a ignorar estas tonterías. Pero cuando los que protestan contra Wall Street hagan lo mismo, se convertirán en anarquistas, terroristas sociales en las calles de Estados Unidos que exigen que los Bernanke y Gethner enfrenten un juicio como al que se ha sometido a Hosni Mubarak. Nosotros, en Occidente, hemos creado a nuestros propios dictadores, pero a diferencia de los árabes los volvimos intocables.

El primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, informó solemnemente a sus compatriotas esta semana que ellos no son responsables de la crisis en la que se encuentran. Ellos ya lo sabían, desde luego. ¿Por qué no les dijo de quién es la culpa? ¿No va siendo hora de que él y los otros primeros ministros europeos nos lo digan, y también de que los reporteros nos lo informen?

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

La Jornada: Los banqueros, los dictadores de Occidente.

Vattimo: la construcción de la verdad (entre la realidad y el autoengaño)…

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“Entre uno que miente por el amor del proletariado y otro que miente por amor a las putas, como Berlusconi, hago una diferencia”, afirma en este diálogo el filósofo italiano, para quien, de la religión a la política, “decimos que encontramos la verdad cuando nos pusimos de acuerdo”. De paso por Buenos Aires, Vattimo analiza las ideas centrales de sus dos últimos libros y reflexiona sobre la relación entre eso que llamamos verdad y el poder.

 

POR Hector Pavon hpavon@clarin.com

 

 

Gianni Vattimo en Buenos Aires, Junio del 2011

Gianni Vattimo va en auto a Ezeiza y lleva una valija que prácticamente no abrió. Estuvo sólo unas horas en Buenos Aires. Las cenizas volcánicas le impidieron llegar a tiempo para cumplir con su agenda y estuvo detenido en el tiempo en Río de Janeiro. Apenas llegó a Buenos Aires, compartió un panel con Ernesto Laclau, Jorge Alemán y Jorge Coscia en la Casa del Bicentenario, dentro del ciclo “Debates y combates “ de la Secretaría de Cultura de la Nación.

En su bolso de mano trae dos libros recientes de su autoría: el diálogo con el antropólogo francés René Girard ¿Verdad o fe débil? y Adiós a la verdad .

Dos libros que interrogan lo verídico y lo cruzan con la vida y el mundo de hoy.

En el camino de retorno, Vattimo lleva en sus manos un puñado de papeles que componen la ponencia que leerá en Londres. Tema: la plegaria. De ella habla al referirse a la verdad en un corte transversal con la filosofía, la política, la religión y la ciencia. Mientras recorremos la geografía común internacional en la ruta hacia el aeropuerto, Vattimo brinda un relato verdadero. Una interpretación creíble.

En su libro “Adiós a la verdad” dice que la cultura actual se ha despedido de la verdad. ¿Es realmente una mala noticia?

Yo sostengo que hay algo bueno en el sentido de que, si llamamos verdad a la intuición inmediata de los principios primeros de los que todo depende, el hecho de no tener más la ilusión de lo que es la verdad, es casi como decir adiós a la violencia. ¿Me comprende? Casi todas las violencias históricas más graves no se limitan a ser reacciones emotivas de uno. Hitler no fue alguien que odiaba simplemente a los judíos. Encontró una teoría general que estableció: necesitamos matar a los judíos. Lo que significa que en la violencia histórica siempre hay un plus de carga teórica. Empezando por esa frase que se le atribuye a Aristóteles: soy amigo de Platón pero soy más amigo de la verdad .

Esa es la historia de la verdad. Eso es lo que la Iglesia siempre dijo cuando quemaba a los herejes durante la época de la Inquisición: no tenemos nada en su contra pero antes que violar el derecho o la verdad, matémoslos. Podemos imaginar que Aristóteles habría podido decir: desde el momento en que Platón enuncia errores yo lo discuto, si después continúa trato de acallarlo y si sigue, quizá por el honor de la verdad, lo mato. Hoy ocurre que quien produce violencia se justifica con una razón metafísica. Por ejemplo el bombardeo sobre Irak; todas las guerras llamadas humanitarias no son guerras normales. Es como si uno dijera: hay un pedazo de tierra, que nos disputamos, hagamos una guerra para quedárnoslo. No. Decimos que los otros son criminales y nosotros los matamos, los ajusticiamos, los metemos en la cárcel. Incluso en la política mundial hoy no hay nadie que diga: esos son nuestros enemigos porque tienen el petróleo que nos sirve.

Para bombardear Libia se acusa al gobierno de violar los derechos humanos. Sí, pero se violan en muchísimas otras partes del mundo. ¿Por qué bombardean sólo ahí? La ideología de la criminalización del disenso es la que triunfa en la globalización. Y ése es sin duda uno de los motores del discurso sobre la verdad. El otro es que, teniendo en cuenta estos hechos objetivos políticos, sociales, de esas experiencias colectivas, la filosofía asumió que la verdad definitiva, esa que pretende ser la evidencia primera y última, es sólo un acto de fuerza hasta cierto punto. Se establece en base a un poder, por ejemplo con el poner fin a las preguntas de los niños. ¿Quién creó a Dios? ¿Quién creó el mundo? Llega un momento en que el padre le dice: Basta, no hagas más preguntas. Ese es el concepto de los primeros principios. Se puede preguntar hasta cierto punto. ¿Por qué? Porque el resto es natural, es así y no se puede discutir más.

Pero, ¿quién es el que decide que no se puede discutir más?

Eso nunca es un acto teórico; es un acto de fuerza. Es decir, la verdad objetiva pertenece a quien ostenta el poder, fundamentalmente. Siempre he compartido la idea de metafísica de Heidegger. Es decir, la idea de que hay una verdad objetiva que todos debemos reconocer y que no tiene en cuenta la idea, en cambio, de que nosotros siempre interpretamos. Siempre somos sujetos interesados frente a algo que ya es un evento, no es la estructura objetiva del ser. Son sucesos históricos, otras personas que nos dicen algo que nosotros podemos aceptar o rechazar. Esa es la interpretación. Ahora, Heidegger siempre criticó la metafísica pensándola así pero no era claramente consciente de que lo que él estaba criticando era la autoridad. Descartes mismo, cuando dice “pienso luego existo” realiza un acto de conciencia de un principio absoluto. Pero en definitiva, se lo ve perfectamente por la continuación del discurso. ¿Por qué debo pensar que la evidencia de conciencia sea un signo de verdad? Porque está Dios que no me engaña. De nuevo hay un principio de poder que garantiza que la verdad de la evidencia de una proposición que yo pienso es signo de verdad, pero no por sí misma. Justamente porque hay una autoridad que la garantiza.

Esa autoridad, ¿está vigente?

El mundo posmoderno entró en crisis porque ya no hay una autoridad central. La filosofía europea avanzó como filosofía del progreso, de la historia, de la verdadera humanidad mientras existió el eurocentrismo, pero cuando los pueblos que nosotros llamábamos primitivos se rebelaron y nos impusieron dejar de llamarlos así, fue muy importante el papel de Lévi-Strauss que utilizó la lingüística de Saussure para describir las culturas como organismos de signos, de normas, etcétera, cada uno con su propia legitimidad. Si la cultura de los llamados salvajes del Amazonas pudo durar tanto es porque rige y tiene los mismos derechos que la nuestra. Las culturas no están todas sometidas a una sola. Terminó la época del universalismo general del pensamiento europeo. Y eso es lo que Nietzsche describe como el nihilismo, la muerte de Dios, etcétera. Ya no se puede hablar de la verdad, sino de las verdades.

¿Por eso concluye que la verdad absoluta es más un peligro que un valor?

Decididamente sí, en el sentido de que nunca he visto a un nihilista haciendo una guerra por la religión, pero he visto a muchas iglesias o incluso personas con principios metafísicos, hacer guerras, Bush, el papa, los papas del Renacimiento, las Cruzadas, todo, siempre se hizo en nombre de la verdad. Y en nombre de Dios lo cual es todavía peor.

Tenemos una verdad absoluta y otra interpretada. En ambos casos es algo peligroso porque surge la dominación como consecuencia directa de la imposición de las dos verdades…

Primero, la verdad absoluta es, sin ninguna duda, falsa porque no quiere reconocer que es verdad interpretada. Luego, cuando alguien dice “te estoy diciendo la verdad”, tenés que prestar atención de no creerle. Si alguien te dice: Y o lo pienso de esta forma, puede convertirse en un problema de negociar, en cambio, si te dice: Yo lo pienso así y es tu jefe, es difícil que negocies; si él te dice “yo lo veo así”, tenés que estar atento. Siempre se puede disentir, pero depende de la relación de poder que tengas. Ese discurso del jefe y la verdad, la interpretación y el dominio, siempre es un problema referido a si podemos prescindir de la verdad absoluta. Hay un dicho italiano para bromear sobre quienes le temen al relativismo: “Eh, señora mía, ya no hay más religión”. Lo que quiere decir, ya no hay verdad absoluta. ¿Cómo hacemos? Para vivir en sociedad, necesitamos un acuerdo. Y mejor que sea una verdad democrática que una autoritaria. Ese es el verdadero problema.

En el Leviatán, Hobbes dice que salimos del estado de guerra de todos contra todos atribuyendo el poder a un soberano. Ese soberano hoy es elegido a partir de un acuerdo sobre una Constitución. O sea que siempre hay un momento autoritario en la existencia, incluso en el nacimiento. Nadie me preguntó si quería nacer o no, pero nací, ahora debo hacer de la necesidad virtud, como se dice. Y por lo tanto es necesario imaginar en cierto modo esa situación: que ninguno de nosotros vive nunca desde el origen, es decir, ninguno de nosotros vivió nunca el pasaje de la guerra de todos contra todos al estado cultural, al estado político. Sino que vivimos en una situación en la cual esa imagen determina nuestra vida. Es decir, nos movemos dentro de una condición en la cual estamos de acuerdo, pero digamos que hasta cierto punto. Yo no puedo aceptar todo lo que la sociedad me impone.

Por otra parte, los que quieren imponerme esto también me dicen “entonces, sé un salvaje”. Calma. Yo me convierto nuevamente en un salvaje cada tanto para discutir la constitución, los principios, las leyes, etcétera. Es decir, no discuto que tenemos necesidad de la verdad. La verdad sería una forma de última instancia, como un tribunal, que debemos no obstante instituir, es decir que debemos fundar democráticamente, y no aceptarla como si fuera un hecho natural.

Toda la lucha moderna contra el derecho divino de los reyes, por ejemplo, era ésa. La idea de que tiene que haber un soberano, porque de lo contrario no se hace ni el código vial, debe surgir de que ese soberano dependa más de nosotros, no del hecho de que ya está ahí y de que tiene el derecho de Estado. Todo esto es importante porque se puede invertir lo que nosotros siempre pensamos: nos pusimos de acuerdo porque encontramos la verdad. Lo cierto es lo contrario: decimos que encontramos la verdad cuando nos pusimos de acuerdo. Es toda otra perspectiva que implica mucho más la libertad de los individuos y de las comunidades incluso.

Bush, Obama, Berlusconi, Zapatero, por ejemplo, construyeron una verdad política. Ahora, política y verdad es un matrimonio bastante complicado, ¿no?

Sí, lo que yo digo es que estos señores han justificado su autoridad con pretensiones de verdades objetivas. Como máximo, se puede pensar que una autoridad democrática como la de Obama no dice que debemos bombardear a Irán porque somos los buenos y ellos los malos. Es un poco más respetuoso de los derechos humanos pero no tanto. Yo no me escandalizo por el hecho de que la verdad se construya también políticamente. Entre uno que miente por el amor del proletariado y otro que miente por amor a las putas como Berlusconi hago una diferencia. Es decir, no digo que todos deberían ser absolutamente objetivos pero no sólo decir la verdad porque se convierte en un círculo vicioso porque, ¿quién establece si es verdad lo que dicen?

Luego, establecer la verdad es una decisión personal…

Yo decido estar a favor o en contra de una construcción de verdad social cuanto más la comparto. Depende de los grupos, las clases que la sostienen. Por ejemplo, en Italia tuvimos un referéndum por la energía nuclear. ¿Debo votar a favor o en contra? La primera respuesta que daría sería: escuchemos a los científicos. Pero los científicos no siempre están de acuerdo entre ellos. Entonces elijo al mejor, pero ¿y la autoridad para decidir eso? Finalmente, ¿qué hago? Elijo al científico que encuentro todos los domingos en misa o que es hincha de mi equipo. Elijo por afinidades. Es un discurso siempre de grupos y no es tan horrible porque ¿quiénes son los que no quieren aceptar la idea de que yo elijo siempre en base a afinidades históricas, culturales y amistosas? ¿A quién le parece escandalosa esa visión de la verdad?

A los que ostentan el poder. Los que tienen el poder quieren que la verdad sea objetiva. Yo dije, una vez: tiene que haber una verdad objetiva porque de lo contrario no se puede ejercer el poder. Lo digo todavía. Ahora voy a Londres a dictar una conferencia sobre la plegaria a un grupo de teólogos. Les digo que paradójicamente Dios debe existir para justificar el poder de la Iglesia. O sea: decir que Dios existe objetivamente. No es que no se pueda dudar, es sólo un modo para afirmar el poder de los que hablan en su nombre. Que Dios no exista para todos, francamente, no podría importarme menos. Importa si cuenta para mí. Y todo eso me parece bastante importante. La verdad objetiva es siempre una función del poder que pretende que no es interpretación sino que es pura verdad. Y uno empieza a luchar un poco más contra esos tipos de autoridad absoluta.

Ahora, ¿qué pasa cuando la libertad tiene la capacidad de proponer una verdad contraria al sentido común?

Ese sí que es un problema. Todos los que me objetan dicen: ¿pero cómo? Si no existiera la verdad objetiva metafísica no podrías rebelarte contra el poder porque cuando lo hacés, lo hacés en nombre de una verdad diferente de la que sostiene el poder. Sí, pero puedo perfectamente pensar que cuando reivindico los derechos humanos, por ejemplo, en la Revolución Francesa contra los reyes, ¿los reivindico por amor al hecho de que son derechos humanos o los reivindico por amor a los que están a mi alrededor, apresados por esa autoridad? Una vez más, el revolucionario que se cree autorizado por el conocimiento de la verdad es tan peligroso como el autoritario en sí porque significa que en determinado momento en que rige la revolución no se permite hablar a nadie.

En el fondo el estalinismo fue eso. Ahora pensemos si Stalin se puede reducir a esas cosas. El comunismo soviético, cuando se vuelve poder, fatalmente, creo, debe defenderse de los ataques de los países capitalistas pareciéndose cada vez más a sus enemigos incluso en el plano de la economía. Porque Stalin hizo una revolución industrial en 40 años. En los 50, Rusia competía con Estados Unidos en la carrera espacial y en el 17 era todavía un país agrícola, con caballos que arrastraban los trineos. Para llegar a ese punto tuvo que haber baños de sangre, transporte de poblaciones, defensa incluso contra la desunión interna del régimen, las purgas estalinistas, todas esas cosas.

Y esa ¿es una verdad correcta?

No la justifico, digo solamente que, entre otras cosas, todo eso nos salvó del nazismo porque sin Stalingrado, con los tanques armados, etcétera, el nazismo todavía seguiría vivo y en pie. Por lo tanto, ni siquiera la idea de que debo tener una justificación para rebelarme debe llevarme a pensar que entonces tiene que existir la verdad objetiva. Si no, me expongo al riesgo de convertirme en Stalin, dicho brutalmente.

Todos los días leemos en la prensa mundial, por ejemplo, toda la verdad: investigación especial…

Como WikiLeaks.

... sobre la política, toda la verdad sobre el mundo del espectáculo, sobre el fútbol…

Sobre Strauss-Kahn.

… ¿cuál es la idea, el concepto de verdad de los medios?

Digamos que usan la idea de verdad, a veces, cuando son honestos, sobre la base de testimonios directos. Es decir: hablé con Beckham que me dijo que traiciona a la mujer. Entonces, yo lo informo. Y eso para mí no está tan mal. El problema es que decir también una verdad sobre un hecho determinado, como diría Marx, puede ser desviante porque olvida todo el cuadro. En realidad, una verdad parcial, la verdad objetiva sobre un hecho parcial, a veces lo es, pero los diarios viven justamente de eso. Por ejemplo, dicen la verdad sobre Beckham, sobre el fútbol, sobre el espectáculo, pero no dicen en general quién es el dueño del diario. No lo escriben. Este diario pertenece a Berlusconi: Ça va sans dire . Ahora, esto es un modo no de despreciar la verdad descriptiva.

Yo estoy contento cuando un diario me dice que llueve cuando llueve y no, que no llueve, obviamente. Prefiero eso. Pero no me conformo y ese es el principio de la transformación social. Después en lo que se refiere a las verdades de hecho siempre hay criterios para verificar. Por ejemplo, la verdad jurídica, cuando un tribunal termina condenando a alguien, ¿sabemos si fue realmente él el asesino? No, pero hay un sistema de verificación y falsificación por el cual según esos cánones, podemos decir que es verdad que fulano mató a la viejita. Y lo condenamos. Pero alguno puede decir, ¿pero qué pasó? En el fondo en nuestra vida social que haya una verdad convenida de alguna manera es útil porque tenemos criterios para establecer en los casos individuales como cuánto cuesta el taxi. Hay principios. Todo eso funciona muy bien para la vida práctica. Cuando se pretende, no obstante, modelar en base a las verdades, los valores, ahí hay diversidad de consideraciones.

¿Y en la política?

En la política la diferencia de opiniones no se puede superar tomando a un científico que nos diga cómo son las cosas. Incluso los economistas no están de acuerdo: sólo acentuar un hecho más que otro, quizá significa mandar a la ruina a Grecia o Portugal. Por eso, siempre existe ese margen de libertad de interpretación, que se puede sólo mediar con el consenso interpersonal, no con el ver objetivamente. Por ejemplo, no es que si se repite un experimento científico, va a implicar que las cosas son “así”; quiere decir que hay más gente que cree. ¿Eso significa que después de 100 experimentos conozco mejor la caída de la manzana? No. Quiere decir que no se desmiente, que funciona. Hasta Popper podría estar de acuerdo con eso. O sea que siempre hay una componente de consenso, de escucha del otro que justifica el coloquio interpersonal que nos hace hablar de verdad, entre comillas, “objetiva”, pero sólo una verdad subjetiva compartida y funciona muy bien.

¿Cómo se coexiste con la verdad de la religión?Esa que se manifiesta contra el divorcio, el aborto, los homosexuales, la fecundación in vitro…

Eso es una porquería. ¿Cómo decirlo? El problema es reducir los absolutos, incluso en el campo de las religiones. Allí donde las religiones se presentan como principios de verdad absoluta son en general religiones autoritarias. Como decir: Dios debe existir objetivamente porque si no el poder de la Iglesia no tiene base. Pero cómo, ¿debemos decir que Dios existe sólo por amor al Papa? No. De hecho es así porque hasta la madre Teresa de Calcuta decía que cuando se ponía a rezar le venían todas las dudas sobre la existencia de Dios, de Jesucristo. Pensemos si eso lo dijera el Papa, ¿vos le ordenás a la gente que no use preservativo, que no aborte, en base al hecho de que hay Dios o no? Por lo tanto, estos discursos sobre la ética de parte de las religiones son indicaciones generalmente útiles. Los diez mandamientos de Moisés sirvieron durante mucho tiempo en la vida de la gente que trataba de no matar, de no traicionar a la mujer o al marido…

Ok. Pero que eso se convierta en un principio de una imposición incluso para las leyes civiles… Es decir: cuando la Iglesia ordena a sus fieles que no forniquen, es asunto de ellos; pero si lo ordena a todos, en nombre del hecho de que conoce la verdad de la naturaleza humana, es simplemente un hecho de autoritarismo. A veces el Papa habla de la antropología bíblica… ¿y con la astronomía bíblica cómo hacemos dado que Galileo fue perseguido en nombre de la astronomía bíblica? Ahora de la astronomía no se habla más, afortunadamente, pero se sigue diciendo que en la Biblia hay una antropología, una doctrina sobre el hombre, sobre lo que debe ser, y esa es otra estupidez. La Biblia no es un manual ni de antropología ni de astrología, no es nada de eso, no es siquiera un manual de teología. No es que nos explique cómo hizo Dios y entonces estamos más contentos. Nos dice que si queremos salvar el alma debemos hacer esto y aquello. Si creemos en la Biblia lo hacemos, pero no podemos tomar los principios del Vaticano y aplicarlos a la ley italiana porque esos son los principios de la naturaleza del hombre. ¿Cuáles son? Tonterías.

Usted habla también del cristianismo hedonista. ¿Retoma a Michel Onfray? ¿Onfray?

Quizá lo he sobrevaluado un poco. Es muy simpático, pero no sé hasta qué punto. Salió un libro de un teólogo americano llamado Fox, un ex dominico que fue expulsado de la orden, que escribe un libro titulado: En el principio fue la alegría y trata de transformar el negativismo de la ética cristiana en un hecho positivo. Yo creo que me gusta más un cristianismo hedonista que uno punitivo. ¿Debería ser mejor? ¿Por qué, si yo estoy haciendo el amor no debo pensar que Dios me ve? La gente se esconde. Si tengo una relación sexual, debo esconderme porque si no Dios me ve.

No digo que podría hacerlo en la Iglesia, pero sólo por respeto a las convenciones. Del mismo modo que no hago mis necesidades en público: voy a un baño. Ahora, hay cosas que efectivamente no parecen decorosas desde el punto de vista de la relación con Dios. Masturbarse mientras se reza. A mí me ha pasado de pensar en rezar incluso si una noche llegando a un local equívoco… ¿Por qué no? Digamos que como no soy el padre eterno, no soy Dios, no puedo hacer como si todo esto no valiera nada, trato de atenerme a la disciplina social, al respeto por los otros, está bien; después si tengo que involucrar a Dios cada vez que uso o no uso el preservativo, francamente, me parece incluso una ofensa. ¿Qué tiene que ver? ¡Que se ocupe de sus asuntos!

Chile y "monitoreo" de medios: ¿qué mide la empresa contratada por el gobierno para vigilar opiniones de los chilenos?

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Domingo 19 junio 2011

Publicado por Radio Bío-Bío

Imagen:Flickr de Sebastián PiñeraImagen: Flickr de Sebastián Piñera

El pasado 25 de abril y por un costo anual de 14.388.000 pesos + IVA, la empresa BrandMetric se adjudicó la licitación del servicio de monitoreo de redes sociales, bajo cuya premisa el gobierno espera seguir de cerca las opiniones de la ciudadanía respecto de los temas que involucren a la administración del presidente Sebastián Piñera.

Pero… ¿cuán de cerca?

Esta es la pregunta que ha causado revuelo entre los usuarios de Internet, quienes ven en el servicio no sólo un mal uso de los recursos públicos, sino también una intromisión en la libertad de expresión y privacidad de cada persona.

BrandMetric no es una recién llegada al rubro de las mediciones. Desde hace más de 5 años ofrece sus servicios a las empresas interesadas en conocer qué opina el público sobre sus marcas y productos. Sin embargo, la información sobre sus directores o sus clientes es prácticamente nula en su propio sitio web.

Nada que Google no solucione: a la cabeza de BrandMetric está Sebastián Gumucio Aninat, quien desde enero de 2010 es propietario y CEO de la empresa, en colaboración con su fundador, Carlos Orrego, quien pudo proveer los primeros datos desde blogs gracias a su proyecto, Orbitando.com.

“Nosotros competimos con las encuestas, pero con la ventaja de que podemos entregar resultados mucho más rápido, al instante, de hecho y con muestras mucho más grande. Por ejemplo, la encuesta CEP se hace con 1.500 personas, en cambio nosotros revisamos unos cien mil usuarios de Twitter, más los de otras redes sociales”, explicaba Orrego durante una entrevista concecida a LUN en 2010.

¿Qué mide exactamente BrandMetric?

De la misma forma en que un buscador examina páginas web y permite obtener resultados de ello, el sistema de BrandMetric registra continuamente diversas redes sociales -como blogs, Twitter o Facebook- a fin de conocer lo que se dice sobre temas específicos.

La diferencia radica en que, posteriormente, estos hallazgos se evalúan matemáticamente, permitiendo conocer en tiempo real si las opiniones de la gente son favorables o no.

Reacciones en redes sociales frente a proyectos de impacto ambientalReacciones en redes sociales frente a proyectos de impacto ambiental

El sistema sin embargo no es perfecto, como detalla el propio Orrego:

“La cultura nacional es muy sarcástica e irónica, por lo que a veces lo que se lee como positivo puede ser una crítica muy dura. Por ejemplo, el típico twitteo de “feliz con mi banco: hoy sólo esperé 2 horas en la caja”. No hay herramienta digital que detecte eso, hay que hacer el trabajo humanamente y con gente que sea de la cultura local”.

Pero obviando la semántica, BrandMetric puede entregar reportes ricos en detalles como el lugar, fecha y hora en que se hizo un comentario, así como de los términos que se utilizaron.

Esto es uno de los aspectos que más preocupa a los cibernautas, toda vez que la licitación incluía una de las últimas “joyitas” de la consultora: la geolocalización, que es capaz de informar con precisión de metros la ubicación geográfica desde la cual se hizo un comentario en Twitter, siempre que el usuario haya habilitado el servicio.

Una funcionalidad que alberga tantas dudas como la exigencia de “almacenamiento en la nube” de los datos recopilados. Esto significa que aún si los usuarios eliminan sus opiniones o comentarios, estas quedarán registradas en los servidores a los que tiene acceso el gobierno.

El rechazo a la iniciativa ya ha traspasado las barreras virtuales por cuanto la dirigencia regional de la DC en Osorno manifestó que este sistema “es propia de una dictadura“, y que incluso podría dificultar a una persona obtener empleo, según sus posturas políticas.

Redes Sociales derrochan acidez e irreverencia tras anuncio de monitoreo por parte del Gobierno

Lunes 20 junio 2011 | 16:39

Publicado por Radio Bío-Bío

Imagen:Caricatura difundida en redes socialesImagen: Caricatura difundida en redes sociales

 

Luego que este fin de semana se conociera públicamente el sistema de monitoreo de redes sociales que el gobierno adjudicó a fines de abril a la empresa BrandMetric, las repercusiones no se hicieron esperar.

En la Oposición, diferentes dirigentes políticos criticaron la iniciativa, calificándola desde “propia de la Dictadura” hasta como un resultado de la “paranoia” de la administración del presidente Sebastián Piñera, debido a su contínua baja de popularidad en las encuestas.

Sin embargo las críticas más ácidas provinieron de las propias redes sociales, quienes rápidamente aprovecharon las herramientas digitales para burlarse de la medida.

Es así como este domingo, la etiqueta #gobiernosapo llegó al primer lugar de los temas populares en Twitter, mientras este lunes hizo lo propio #frasespalmonitoreo.

Y cómo no, si entre los miles de tuiteos que alternaban entre el reproche o la ironía, hasta Inti Illimani o la animadora Vivi Kreutzberger se dieron maña de “subir al columpio” al Primer Mandatario.

El monitoreo del Gobierno a la red

Publicado en The Clinic, 21/06/2011

El sopor característico que suele envolver a los días domingos sumando al olor a petricor en el ambiente después de varias horas de lluvia ofrecían las condiciones ideales para una tarde relajada. Más allá de los vaivenes noticiosos de diversa índole, que las protestas y los problemas en la educación, que la CORFO, que esto o lo otro, hubo una noticia que podría haber pasado desapercibida, una pequeña noticia que en realidad no debe pasar desapercibida pues es absolutamente horrorosa. Se trata de que el Gobierno de Sebastián Piñera impulsara un seguimiento Web de los comentarios sobre su administración.

Afortunadamente la pequeña noticia no paso tan desapercibida, pues de inmediato comenzó a causar impacto y revuelo en las redes sociales, principalmente porque el proyecto de la Secretaría de Comunicaciones del Gobierno pone en jaque la privacidad de los ciudadanos. Además hay que añadir que la empresa ganadora de la licitación, Brandmetric, ha señalado la posibilidad de localizar geográficamente el origen de las publicaciones.

En Mercado Público – Plataforma de Licitaciones – el nombre de la adquisición es “Diseñar e Implementar un Panel de Control” (ID N°876-7-LE11), su descripción es “Plataforma de seguimiento de personalidades y conceptos de Internet”. En la licitación participaron dos proveedores, Ingesmart S.A. (RUT 96.858.370-0) y Brandmetric S.A. (RUT 76.096.575-8), siendo Brandmetric quien se la adjudicó por un monto de $14.388.000.-

Las bases de la licitación consignan a Ximena Mardones, funcionaria de la Secretaría de Comunicaciones como contraparte técnica. El producto requerido consiste en “… un Panel de Control Ejecutivo que permite acceder a información en base real time, de conceptos seleccionados (Ministros, Ministerios, Autoridades de Gobierno, Temas Específicos) que se repiten en un determinado período de tiempo en Internet (menciones), para conocer lo que se dice, opina o se menciona de ellos. Estos deben estar ordenados de forma de conocer su origen, canal de comunicación […] tono de la mención (positivo/negativo), términos más relevantes mencionados, manejo de línea de tiempo, gráficas, estadísticas entre otros”. Entre sus objetivos específicos, las bases señalan la identificación de los principales actores en twitter, blogs, medios, etc. y contempla un sistema de alerta cuando existan “cambios significativos” en la actividad de un concepto seguido.

Las preguntas de la licitación disponibles en Mercado Público, versaron sobre datos técnicos, sin embargo hay algunas cosas interesantes. Por ejemplo, se discute sobre la solicitud de que la latencia de captura de datos no sea mayor a 15 minutos, es decir, que la información deba ser capturada a más tardar 15 minutos después de su creación. Además se solicita la capacidad de tipificar el “tono” de las menciones, separando en positivas, negativas y neutrales, teniendo en cuenta términos “coloquiales” usados comúnmente en Chile.

El contrato entre el Ministerio Secretaría General de Gobierno y Brandmetric S.A. contiene una declaración jurada simple sobre inhabilidades firmada por Sebastián Gumucio Aninat representante legal de la empresa, donde señala que Brandmetric es una sociedad en comandita por acciones o anónima cerrada donde no son accionistas funcionarios directivos del Ministerio Secretaría General de Gobierno ni sus cónyuges, hijos, adoptados hasta tercer grado de consanguinidad y segundo de afinidad – declaración que firman todas las empresas que se suelen adjudicar licitaciones. En su página Web Brandmetric señala que provee una plataforma para monitorear y medir las conversaciones de marcas en Internet en tiempo real.

Sin embargo, cabe preguntarse, ¿quiere realmente el Gobierno medir las conversaciones en Internet? ¿O más bien quiere controlarlas? Es inevitable pensar en lo segundo a la luz de las masivas protestas ciudadanas en temas energéticos y educacionales, las cuales no han sido canalizadas en lo absoluto por el Gobierno. Hay un descontento creciente y un malestar social evidente, el cuál se impulsa de forma bastante eficiente gracias a las nuevas tecnologías de información, y resulta que ahora el gobierno quiere “medir” eso. Pareciera que el significado entre medir y controlar es más estrecho de lo que nos gustaría en este caso. El problema radica en que más que controlar es vigilar, y de la vigilancia al castigo hay un solo paso.

Pero más allá de las evidentes implicancias con respecto a la privacidad de los ciudadanos, este proyecto implica dos problemas que no son menores. El primero se refiere a la libertad de expresión de toda persona para manifestar sus opiniones e influir en procesos políticos, esto esta estrechamente vinculado al concepto de participación política, el cuál es una dimensión importante para el desarrollo humano.

La libertad política es fundamental para las democracias modernas. Ya en la revolución francesa fue una bandera de lucha plasmada en las ideas inmortales de Rousseau, Montesquieu y Voltaire, además está estrechamente vinculada al concepto de libertad de expresión que tiene antecedentes en la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. La libertad de expresión es un derecho fundamental consignado en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, en la Convención Americana de Derechos Humanos de 1969, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1976, entre otras declaraciones y convenciones. La opinión consultiva OC-5/85 de la Corte Internacional de Derechos Humanos señala: “… (la libertad de expresión) es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática”, además la califica como importante para la formación de opinión pública y para que la comunidad haga valer sus derechos de manera informada.

Sin duda, la libertad de expresión es fundamental para todo sistema político y está fuertemente vinculada a la libertad política. La libertad de expresión se deriva en libertad de prensa, la cual ya está en jaque en Chile debido a la alta concentración de los medios en la prensa escrita y la absurda parrilla programática televisiva, que más que informar, desinforma. Ya no sólo tenemos una feble libertad de prensa, sino que incluso la libertad de expresión y la misma libertad política serán puestas en jaque por este proyecto que intenta pasar desapercibido.

El segundo problema se refiere a los preocupantes ribetes de autoritarismo que caracteriza a un proyecto como este. La interceptación (e identificación) de comunicaciones es una característica de regímenes autoritarios como se ha podido apreciar recientemente en casos como el de Egipto y Túnez. Estas medidas son más propias de Praga en los sesenta donde Kundera ambienta una de sus novelas más conocidas y lo que es más preocupante, también son propias de una Alemania como la de Hitler. Solo cabe recordar a Joseph Goebbels, encargado de la propaganda Nazi, cuya principal función era controlar todos los medios existentes para a través del “marketing social” convencer a las masas de hechos bastante alejados de la realidad – e identificar y acallar el disenso. Claro, HidroAysén es bueno, la “revolución” educacional  – pocas veces he visto tal manoseo de la palabra revolución – de Lavín es excelente, la CORFO y la venta de las sanitarias es cosa necesaria para la reconstrucción, aunque no se hayan ejecutado una gran cantidad de recursos. Miente, miente, que algo queda.

En Internet Pablo Matamoros, quien fue asesor comunicacional de Sebastián Piñera en la pasada campaña electoral, se pregunta porque tanto alboroto si se quiere “escuchar” las redes sociales con información pública . Pablo, te explicaré. A pesar de que la información publicada en redes sociales y sitios de Internet sea pública, el instaurar un “sistema de vigilancia” que tipifique menciones “a favor o en contra del régimen” claramente socava las bases de la libertad de expresión pues constituye una coacción que limita la participación política en libertad. Y, para pensar en contra factuales, ¿desde cuándo un gobierno necesita medir las redes sociales cuando tiene gente marchando en las calles con claras demandas? Los temas están en la mesa, no en las redes sociales. A menos que quieran identificar a los focos más hostiles al gobierno y actuar respecto a eso.

Más importante aún. ¿Esta medida sirve al bien común? No, a menos que por bien común consideremos el bienestar de un criticado Gobierno que desea identificar los ‘focos’ de conflicto (no los temas, esos son claros para todos).

En el mundo de hoy las democracias liberales son el paradigma imperante, por eso las ideas autócratas resultan algo anacrónicas, sin embargo, no es descabellado apreciar sociedades democráticas donde hay episodios en que los ciudadanos son sobrepasados por un “poder superior”. Ese poder superior concentrado en un grupo, ese Leviatán que avanza inexorablemente y controla todo. Ese Leviatán ante el cuál lo único éticamente aceptable es resistir. Es peligroso un gobierno más allá de sus atribuciones.

Pues aquí dejamos testimonio de esa resistencia, aunque en 15 minutos lo registren, lo archiven o lo publiquen.

El autor es Director Responsable de Ballotage.cl

Causas del accidente del Air France AF 447: lo que revelan las cajas negras…

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Las cajas negras del AF447 apuntan a que se estrelló por un error humano

Las grabaciones permiten reconstruir qué pasó en los últimos instantes del vuelo de Air France Río-París en el que murieron 228 personas en 2009

ANTONIO JIMÉNEZ BARCA – Deauville – 28/05/2011

A las dos de la madrugada, el comandante del vuelo de Air France 447 se fue a dormir. Al mando del Airbus se quedaron, tal y como estipula la ley, los dos copilotos. Era el 1 de junio de 2009 y la aeronave sobrevolaba una zona del océano Atlántico situada a 400 kilómetros al norte de la ciudad brasileña de Recife. Quince minutos después, los dos copilotos, el comandante, toda la tripulación y todos los pasajeros, 228 personas en total, habían muerto, el avión yacía en el fondo del océano y el accidente se convertía en un misterio. Un informe publicado ayer por la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA por sus siglas en francés) permite reconstruir lo que ocurrió en esos 15 minutos fatales gracias a la recuperación casi milagrosa de las dos cajas negras del avión.

A las dos y seis de la madrugada, uno de los copilotos informó a la tripulación de que iban a atravesar una zona de turbulencias. Y añadió: "Esto se va a mover un poco más de lo que se mueve ahora. Te avisaré cuando se calme". Después cambió el rumbo del avión, girando un poco a la izquierda a fin de sortear una montaña de nubes.

Cuatro minutos más tarde todo se aceleró: el piloto automático que gobernaba hasta ese momento el avión se desactivó de golpe, debido a que recibió datos contradictorios de velocidad procedentes de las sondas acopladas a la cabeza del avión. Probablemente, según llevan apuntando expertos franceses desde hace dos años, una de estas sondas (o las dos) Pitot, del tamaño de una pistola, se helaron por los efectos del granizo, la temperatura glacial y la altura.

Sea como fuere, el avión sufrió una momentánea pérdida de sustentación en el aire y sonó la alarma. El copiloto tomó los mandos, y efectuó una maniobra encaminada a ganar altura, elevando el morro del aparato. En principio, a juzgar por los datos registrados, da la impresión de que consiguió gobernar el Airbus. Con todo, llamó repetidamente al comandante a fin de que se levantara y se reuniera con ellos en la cabina.

A las dos horas, 10 minutos y 51 segundos, el avión vuelve a perder sustentación en el aire. Esta vez será definitiva e insuperable: en trayectoria descendente, perdiendo altura irremediablemente, tardará tres minutos y 30 segundos en estamparse contra el mar con el morro ligeramente levantado. Pero antes, en esos interminables tres minutos y medio en los que el Airbus cayó desde los 10.000 kilómetros de altura en que se encontraba, pasaron aún algunas cosas que las cajas negras han registrado en su memoria. Los dos copilotos trataron de levantar el morro del avión de nuevo, cosa que varios expertos consultados por Le Monde o Le Figaro calificaron ayer de error, ya que el ángulo de ataque del avión, esto es, el grado de elevación del morro, dejó a la aeronave con menos estabilidad y condenada a desplomarse sin remedio.

La BEA aseguró ayer que se ha limitado a constatar simplemente los hechos que se desprenden de las grabaciones de las dos cajas negras, sin explicarlos ni buscar causas o culpables. El hecho mismo de haber recuperado estos datos no deja de ser casi milagroso: las dos cajas negras han permanecido casi dos años en el fondo del océano, a casi 10.000 metros de profundidad, en una planicie abisal sin luz ni vida. Tras localizarlas y repescarlas después de 24 meses de búsqueda, los técnicos de la BEA dudaron sobre si lograrían recuperar también los datos que encerraban: una de las cajas atesoraba los referentes técnicos (la velocidad, la trayectoria, el ángulo de ataque, etcétera); la otra, aún más preciada, las voces mismas de los pilotos en la cabina, su conversación en el último momento y los ruidos de las alarmas del avión. La BEA, tras hacer público este informe neutro, ha prometido entregar a la prensa un segundo estudio más elaborado a finales de julio.

Por ahora se sabe que el comandante acudió a la llamada de sus dos subalternos y entró en la cabina. Cuando lo hizo, el avión ya llevaba casi un minuto descendiendo, trazando un arco fatal. No tuvo tiempo de tomar los mandos: el control último del avión estuvo siempre en manos de los dos copilotos. Uno de ellos, refiriéndose a los datos del panel que tenía enfrente, llegó a decir, en medio de la caída: "Ya no sirven ninguna de las indicaciones". Menos de un minuto antes de que el avión se estampara contra el océano, el comandante del Airbus se dirigió a uno de los copilotos con una frase definitiva: "¡Venga, tú tienes los mandos!". A las dos horas, 14 minutos y 28 segundos, las cajas negras del avión AF447 procedente de Río y con destino París dejaban de grabar.

El Pais.com

Written by Eduardo Aquevedo

28 mayo, 2011 at 15:25

Francia: el devastador efecto (político) del escándalo Strauss-Kahn…

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 Por Eduardo Febbro

Desde París


Entre la indecencia de algunos juicios precipitados, la tesis de un complot y la sensación de que un bloque de hielo se cayó sobre la cabeza de los socialistas, las reacciones a que dieron lugar el arresto y la inculpación de Dominique Strauss-Kahn abarcan todo el abanico que va de la incredulidad hasta la desesperanza. El director gerente del FMI era la carta ganadora del PS para las elecciones presidenciales de 2012. Desde hace ya mucho tiempo, sondeo tras sondeo, Strauss-Kahn figura como el candidato a quien ningún adversario de la derecha podía derrotar, menos aún el actual presidente, Nicolas Sarkozy.

Las encuestas de opinión publicadas un día antes del escándalo de Nueva York lo ubicaban no sólo como el candidato preferido de los socialistas sino también de los franceses. Pero su detención deja huérfanos al partido y los electores. El plazo para la presentación de las candidaturas se vence dentro de un mes y es poco probable que en un lapso tan corto un caso tan escabroso pueda resolverse favorablemente.

La agresión sexual contra una mucama del hotel Sofitel de Nueva York completa un cuadro negro para el socialismo francés con la figura de Dominique Strauss-Kahn en el centro. Unas fotos publicadas hace unos días donde se veía al jefe del FMI en un lujoso Porsche de 100.000 euros empezaron a empañar la imagen del candidato virtual a quien se le reprochó su elevado nivel de vida: un departamento en París –Place de Vosges– de varios millones de euros, mansiones en Marruecos, es decir, posesiones y estilo de vida muy alejados de un socialista. Su detención en Estados Unidos abre el juego dentro del PS al tiempo que despeja el terreno de la derecha, en lo concreto el camino hacia la reelección de Sarkozy. El gobierno francés mantuvo ayer un perfil bajo. En un breve comunicado, el Ejecutivo llamó a que se respetara “el proceso judicial” y puso por delante el derecho “a la presunción de inocencia”. Menos prudente, la jefa de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, estimó que Dominique Strauss-Kahn estaba “desacreditado para siempre”. Un diputado del partido de Sarkozy, la UMP, Bernard Debré, se despachó con un “ha humillado al FMI y también a Francia”. En cambio, Henri de Raincourt, ministro de Cooperación, fue uno de los primeros en evocar la posibilidad de que Dominique Strauss-Kahn hubiese caído “en una trampa”.

Pero todo se desplaza hoy al PS francés. Su actual primera secretaria, Martine Aubry, no ocultó que el escándalo era como un terremoto pero llamó a todos a permanecer “unidos y responsables”. La ex candidata del PS a las elecciones de 2007, Ségolène Royal, declaró que todas las acusaciones “estaban por verificarse”. El rival más serio de Strauss-Kahn en la interna socialista, François Hollande, también pidió “retención”. La mayoría de los amigos o aliados de Strauss-Kahn argumentaban que los cargos contra el director gerente del FMI no coinciden con el hombre que ellos conocen. Sin embargo, el caso vino a romper en mil pedazos la estrategia presidencial del PS. De alguna manera, la sombra del escándalo envuelve a los socialistas, tanto a sus enemigos internos, es el caso de François Hollande, como a quienes estaban unidos por un pacto con él, en este punto concreto Martine Aubry. Jacques Attali, el ex consejero del difunto presidente socialista François Mitterrand, evocó abiertamente la existencia de un “complot” contra Strauss-Kahn pero también una realidad: “Strauss-Kahn no podrá estar presente en las primarias socialistas”.

La probable desaparición de Dominique Strauss-Kahn de la trayectoria presidencial abre una caja de Pandora dentro del PS. Su favoritismo en los sondeos había terminado por federar a un movimiento que no gana una elección presidencial desde 1995. Pero si el rey de los sondeos queda afuera, las ambiciones personales volverán al primer plano. Hay por lo menos media docena de candidatos para la candidatura y uno que, después de Strauss-Kahn, viene ganando adeptos semana tras semana. Se trata del ex primer secretario del PS, François Hollande. Con primaria complicada o sin ella, la ecuación de la victoria socialista se tornó enredada. Habrá que hacer una campaña interna primero y luego frente a un país con el espectro del escándalo Strauss-Kahn detrás de cada puerta. El descrédito global restará puntos a quien defienda las ideas de la rosa. La derecha, hoy prudente, no dudará en abrir el placard de los recuerdos escondidos.

Página/12

Poder, dinero y muchas mujeres

El director del FMI, el mayor rival de Sarkozy, sufría críticas por su comportamiento sexual y sus hábitos de millonario

A. JIMÉNEZ BARCA – París – 16/05/2011

El dirigente socialista con más posibilidades de derrotar a Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012, Dominique Strauss-Kahn (DSK), arrastraba desde hacía varios años dos puntos débiles y peligrosos: una vida sentimental explosiva producto de su fama de mujeriego y un tren de vida de millonario de catálogo poco acorde con el de un líder que aspira a reunir a su alrededor a la izquierda francesa.

Dominique Strauss-Kahn

Dominique Strauss-Kahn

El mismo Sarkozy le recordó a DSK la primera de sus debilidades cuando se disponía a dejar París en dirección a Washington a fin de hacerse con las riendas del Fondo Monetario Internacional (FMI). La escena se cuenta en el libro Les secrets d’un présidentiable, publicado el año pasado y escrito por una ex colaboradora de Strauss-Kahn que firma como Cassandra. En septiembre de 2007, en El Elíseo, el presidente de la República le advirtió: «Ten cuidado: ahí en EE UU no se bromea. Evita coger el ascensor tú solo con una becaria, ya sabes a lo que me refiero. Francia no puede permitirse un escándalo».

Un año después del consejo, en octubre de 2008, saltaba el escándalo: la prensa estadounidense se hacía eco de una relación sentimental entre Strauss-Kahn y una economista húngara empleada del FMI que acusaba a su superior de haber abusado de su cargo para aprovecharse de ella. «No puede trabajar con mujeres a sus órdenes», aseguraba entonces la economista por carta. DSK sufrió una investigación por parte del FMI de la que salió exculpado aunque noqueado. Días después pedía disculpas por esa «aventura de una noche» y su mujer le perdonaba públicamente en las páginas de su blog.

Ahora, años después de ese episodio, tras gestionar con brillantez el FMI en los periodos turbulentos de la crisis planetaria, haberlo hecho crecer en influencia y haberse forjado, de paso, una estatura política internacional capaz de hacer sombra (mucha sombra) a ese mismo Sarkozy que le dio una recomendación algo maligna el día de la despedida, Dominique Strauss-Kahn se encuentra de nuevo en la cuerda floja por un escándalo sexual, eso sí, de otra naturaleza y, de confirmarse la acusación, muchísimo más grave que el de la economista húngara. Siempre ha soportado cierta fama de obseso sexual, desde sus tiempos de ministro. «Es un seductor, le gustan las mujeres, pero no es un violador. No es alguien que esté frustrado», replicaba ayer Michel Taubmann, autor de una biografía de Strauss-Kahn, titulada La verdadera novela de DSK, publicada la semana pasada y, visto lo visto, ya antigua.

DSK, de 62 años, apasionado de la tecnología y del ajedrez, políglota y diletante, de espaldas anchas y de porte cuadrado, nació en Neully-sur-Seine, en el seno de una familia de origen judío. Su currículum asombra: es diplomado en Comercio, Ciencias Políticas, Derecho y profesor de Economía. Fue diputado con 37 años y ministro de Industria y Comercio con 42, en 1991, con Pierre Beregovoy. En 1997, Lionel Jospin, su mentor en el Partido Socialista francés (PS), le confió el puesto clave de ministro de Economía y Finanzas, desde donde peleó contra el déficit público —un problema endémico en Francia—, privatizó varias empresas claves, como Air France y France Télécom y batalló por la entrada de Francia en el euro. Siempre se ha confesado socialdemócrata, seguidor a cierta distancia del intervencionismo económico de Keynes.

Se ha casado tres veces: su actual esposa, Anne Sinclair, es una famosa periodista de televisión, antigua estrella de TF1, y nieta heredera de la inmensa fortuna del conocido marchante de arte neoyorquino Paul Rosenberg.

En 2007 aspiró a ser el líder del socialismo francés. Pero perdió en las primarias de entonces frente a Ségolène Royal. Ahora cabalgaba en todos los sondeos aunque en las últimas semanas se habían hecho públicas ciertas informaciones sobre su tren de vida de millonario que debilitaban su imagen: paseos por París en el Porche Panamera de 100.000 euros de un amigo, trajes de modistos exclusivos de 30.000 euros, cocinas de 100.000 incrustadas en palacetes del siglo XIX en Marraquech…

El mismo Sarkozy, al que se le han criticado siempre sus maneras de nuevo rico, se había reído también de este segundo punto débil de su enemigo más poderoso: en una conversación con diputados de su grupo comentó: «A su lado, yo soy un monje trapense».

El País.com

Written by Eduardo Aquevedo

16 mayo, 2011 at 20:46

Perú: crece Keiko Fujimori, gracias a fuerte apoyo de medios de derecha…

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LOS MEDIOS CONTRA OLLANTA HUMALA: ESTE ES EL ENEMIGO DE LA DERECHA PERUANA

 Por Carlos Noriega

Desde Lima

El proyecto autoritario fujimorista, que cayó en el año 2000 en medio de escándalos de corrupción, denuncias de violaciones a los derechos humanos y las protestas de la población, amenaza con regresar al poder. Empujada por un masivo apoyo mediático, la hija del ex dictador Alberto Fujimori ha logrado igualar al candidato progresista Ollanta Humala en la carrera por la presidencia del Perú, que se definirá el 5 de junio. Según tres últimas encuestas, Keiko Fujimori (foto) y Ollanta Humala están en un empate técnico, pero la tendencia favorece a la hija del ex dictador, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción.

Hace dos semanas, el candidato de la izquierda aventajaba por seis puntos a la representante de la derecha fujimorista. Esa ventaja ha desaparecido. El Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica le da a Humala 40,7 por ciento y a Keiko Fujimori, 40,5 por ciento. Para la encuestadora Datum, Humala tiene 40 por ciento y Keiko, 39,1 por ciento. Por su parte, Ipsos Apoyo pone en primer lugar a Fujimori con 41 por ciento, mientras Humala obtiene 39 por ciento. Los indecisos bordean el 20 por ciento, aunque se estima, según los promedios históricos, que de ellos la mitad votaría en blanco o viciado.

Las tres encuestadoras coinciden en darle a Keiko Fujimori una amplia ventaja en Lima, que concentra el 35 por ciento del electorado, mientras Humala triunfa en el interior del país, sacando una importante diferencia a su favor en las empobrecidas zonas andinas y rurales. La hija del ex dictador Fujimori, quien gobernó entre 1990 y 2000 apoyado por el empresariado y los grandes grupos de poder económico, gana ampliamente, con casi 40 puntos de diferencia, en las clases media alta y alta, y Humala lo hace en los sectores populares, aunque por un margen que no pasa los seis puntos. Repitiendo la estrategia clientelista que su padre puso en práctica desde el poder, Keiko Fujimori reparte alimentos entre los más pobres pidiéndoles a cambio su voto.

Las encuestas revelan que Humala necesita ganar más respaldo en la capital y en las clases medias para lograr la victoria. En ese intento, ha moderado su discurso y buscado consenso con sectores de centro y de centro derecha. Ha reclutado técnicos que vienen de esos sectores y ha recibido un amplio apoyo de intelectuales y académicos. Y esta semana firmó el Acuerdo Nacional, un compromiso sobre políticas de Estado y defensa de la democracia suscrito por la mayor parte de los partidos políticos. Pero Humala se enfrenta a una agresiva campaña mediática para descreditarlo, que no le da respiro.

La mayor parte de diarios y la televisión trabajan a tiempo completo para dinamitar la candidatura progresista. La prensa local, con algunas pocas excepciones, se ha parcializado sin pudor con la hija del ex dictador Fujimori, quien en su régimen controló a la prensa con millonarios sobornos. Se repiten sin pausa los mensajes que demonizan a Humala como un radical estatista y autoritario, buscando crear miedo en la población ante un posible gobierno progresista, al que los medios igualan con una especie de apocalipsis nacional. Paradójicamente, la campaña mediática contra Humala para favorecer a Keiko Fujimori se centra en presentarlo como autoritario, enemigo de la libertad de prensa y con intenciones de cambiar la Constitución para quedarse indefinidamente en el poder, es decir todo lo que en su gobierno hizo Alberto Fujimori, el padre y mentor político de la candidata que esos medios respaldan.

La prensa, que criticó duramente a Humala cuando convocó a profesionales de otros grupos políticos, ha celebrado el reclutamiento que Keiko Fujimori ha hecho recientemente del conocido economista Hernando de Soto para apoyar su candidatura. De Soto ya trabajó con el régimen autoritario del padre de Keiko y hasta febrero de este año fue asesor del dictador libio Muammar Khadafi, un dato que los medios han preferido pasar por alto.

La campaña mediática contra Humala ya le ha costado el puesto a varios periodistas, que han sido despedidos por defender la independencia informativa de su trabajo. La última adquisición de esta agresiva ofensiva mediática contra Humala ha sido la contratación del escritor y popular presentador de televisión Jaime Bayly, quien en un programa televisivo de una hora semanal, que comenzó a emitirse hace dos semanas desde Miami, se dedica exclusivamente a desacreditar a Humala.

Al tiempo que demoniza a Humala, la mayor parte de la prensa intenta lavarle la cara al fujimorismo y a su candidata. Las violaciones a los derechos humanos cometidas en el régimen fujimorista, el control de los medios, la corrupción sin precedentes de ese gobierno y el apoyo que Keiko siempre le dio al gobierno autoritario de su padre no forman parte de la agenda electoral de esa prensa.

Al Qaida reconoció la muerte de Bin Laden… e información sobre cómo se le ejecutó…

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10:13 › «SU SANGRE NO SE DERRAMARA EN VANO»

Al-Qaeda «confirma muerte de Bin Laden»

Redacción, BBC Mundo

 Viernes, 6 de mayo de 2011

Un sitio de internet especializado en monitorear páginas de extremistas islámicos informó que al-Qaeda confirmó la muerte de su máximo dirigente, Osama bin Laden, en una declaración aparecida en una página de internet que utiliza normalmente.

Comunicado en foro de internet yihadista
El comunicado aparece en foros de internet yihadistas.

Según esta información -que no puede ser confirmada de manera independiente- al-Qaeda se compromete a continuar sus ataques contra Occidente y afirma que la muerte de Osama bin Laden será «una maldición que perseguirá a los estadounidenses y sus agentes».

En la misma declaración, el movimiento extremista insta a Pakistán a «limpiar la afrenta» que Estados Unidos hizo al país al matar a Bin Laden en su territorio y promete divulgar en breve un mensaje de audio grabado por Bin Laden una semana antes de su muerte.

También dice que la sangre del líder no habrá sido derramada en vano y que al-Qaeda continuará atacando a EE.UU. y sus aliados.

El anuncio, con fecha del 3 de mayo, es la primera confirmación aparente por parte de al-Qaeda de que Osama bin Laden está muerto.

Como explica Gordon Corera, corresponsal de temas de seguridad de la BBC, la declaración podría servir para quitarle valor a las teorías de conspiración en algunas partes del mundo que sostienen que Osama bin Laden no está muerto y también le abriría el camino a la elección de un sucesor, que se anunciará oportunamente.

El sitio de monitoreo Site Intelligence indica que la declaración ha aparecido en varios sitios de internet similares.

«[La sangre de Osama Bin Laden en la sangre] será, con permiso de Alá, el Todopoderoso, una maldición que perseguirá a los estadounidenses y sus agentes, e irá tras ellos dentro y fuera de sus países», advierte el anuncio.

«Su felicidad se convertirá en tristeza, y su sangre se mezclará con las lágrimas. Hacemos un llamado a nuestro pueblo musulmán en Pakistán, en cuyas tierras el jeque Osama fue asesinado, a levantarse y a la rebelión», agrega.

Indignación

Muchos paquistaníes están indignados por lo que consideran una infracción por parte de EE.UU. de la soberanía de su país.

También son críticos del gobierno de Pakistán por haber permitido que se realizara la operación de comando, aunque las autoridades niegan haber sido informados del operativo.

Protesta en Peshawar
Este viernes en Pakistán hubo protestas por la incursión de EE.UU.

Varias manifestaciones se celebran en todo Pakistán este viernes en protesta por la incursión estadounidense.

Alrededor de mil personas se reunieron en el centro de Abbottabad después de las oraciones del viernes, informó la agencia de noticias AFP.

Prendieron fuego a neumáticos, bloquearon una carretera principal y gritaron «Abajo EE.UU.» y «EE.UU. terrorista».

El sentimiento antiestadounidense también parece ser alto en una protesta similar en la ciudad suroccidental de Quetta, la capital de la provincia de Baluchistán.

Osama Bin Laden era un héroe para muchos paquistaníes, que se niegan a aceptar la versión de EE.UU. de la forma en la que murió.

Al Qaida reconoció la muerte de Bin Laden

La organización islamita confirmó el asesinato de su líder a manos de una tropa estadounidense en Pakistán y advirtió que continuará sus ataques contra Washington y sus aliados. «Su alegría se tornará tristeza» y «su sangre se mezclará con sus lágrimas», avisó la red a través de un comunicado en el que, además, sostiene: «Si los norteamericanos pudieron matar a Osama, no hay que tener vergüenza (…), pero ¿acaso podrán con sus medios, sus agentes, sus equipos, sus militares, sus servicios de inteligencia y sus servicios matar la causa a la cual el jeque consagró su vida?».

«Viviste agradecido y moriste como un mártir», afirmó el escrito difundido en foros yihadistas de Internet a través del que, además, llamó al pueblo de Pakistán, «donde fue muerto el jeque Osama», a levantarse contra su gobierno, y agregó que pronto divulgará un mensaje de audio de Bin Laden grabado poco antes de su muerte.

«Su sangre no se derramará en vano», publicó la red en lo que es su primera declaración a cinco días del asesinato del líder terrorista. «El jeque combatiente (…) Abu Abdalá, Osama ben Mohamed bin Laden fue asesinado (…) por las balas de la traición y la apostasía», afirmó el comunicado firmado por el comando general de Al Qaida.

El texto está fechado el martes, dos días después de la muerte del fundador de esa organización, según un comunicado citado el viernes por el centro estadounidense de vigilancia de sitios islamistas SITE.

«Nosotros confirmamos que la sangre del jeque combatiente Osama bin Laden (…) no ha sido derramada en vano y que será una maldición para los estadounidenses y sus agentes que los perseguirá dentro y fuera de su país», amenaza el comando general de Al Qaida.

Por otra parte, la organización anunció en un comunicado publicado este viernes en varios sitios islamistas que «en breve» difundirá una grabación sonora de Osama bin Laden realizada una semana antes de su muerte.

Estados Unidos aseguró que un comando especial mató con dos tiros a Bin Laden en la mansión donde vivía escondido, en la ciudad de Abbottabad, unos 60 kilómetros al norte de Islamabad.

El presidente Barack Obama decidió no publicar fotos del cadáver de Bin Laden por temor a que tales imágenes pudieran desatar actos de violencia o represalia contra soldados y ciudadanos estadounidenses que viven en el exterior.

PAGINA/12

Obama: «Les hemos cortado la cabeza y al final los derrotaremos»

El presidente dijo que Estados Unidos decapitó a Al Qaida, y prometió derrotar a esa organización tras condecorar a las fuerzas especiales que llevaron a cabo el operativo que mató a Osama Bin Laden la noche del domingo.

«Les hemos cortado la cabeza y al final los derrotaremos», declaró Obama durante su encuentro con los efectivos especiales en la base de Fort Campbell (Kentucky), sede de la 101 división aerotransportada.

El mandatario condecoró a los soldados de grupo de Operaciones Especiales de la Marina (SEAL) con la Citación Presidencial de la Unión, la mayor distinción otorgada hasta ahora a este equipo. Obama aseguró que se trató «de una de las mejores operaciones de los servicios de inteligencia de la historia».

«Gracias a ustedes el enemigo no volverá a atacar. Nunca más vamos a ver amenazado a los Estados Unidos», arengó. «Por la capacidad increíble de individuos pertenecientes a las fuerzas militares, un líder terrorista que golpeó a nuestra nación el 11 de septiembre nunca volverá a atacarnos», aseguró.

Entre los militares, que recibieron a Obama con fuertes aplausos, se encontraba un grupo que regresó de Afgansitán. El presidente estadounidense agradeció a «todos los efectivos que ponen en peligro sus vidas en el frente». «Como comandante en jefe, mandar más gente a Afganistán fue una de las decisiones más difíciles», manifestó Obama. Y anunció que en los próximos meses «la seguridad pasará a manos afganas en una ordenada transición».

Así fue el operativo que culminó con la muerte de Osama Bin Laden

Redacción BBC Mundo

 Lunes, 2 de mayo de 2011
Imagen de TV  de complejo de Bin Laden
Se vieron llamas en el interior del lujoso complejo.

El operativo duró 40 minutos, pero el trabajo de inteligencia llevó años. Fue una operación tan secreta que sólo un selecto grupo de funcionarios estadounidenses sabía lo que iba a suceder.

El escenario: un recinto fortificado en los suburbios ricos de Islamabad, la capital de Pakistán. El objetivo: Osama bin Laden, el hombre más buscado a nivel internacional.

En la oscuridad de la noche, unos 20 soldados de élite de la Marina (los temidos Seals, militares de aire, mar y tierra) descendieron en helicópteros hacia la casa donde vivía Bin Laden con explosivos, armas y dispositivos de visión nocturna.

La misión, «de precisión quirúrgica», según fuentes estadounidenses, fue «la operación contra el terrorismo más importante de la historia de Estados Unidos».

Fuentes del Congreso indicaron que Bin Laden murió de un disparo en la cabeza mientras se resistía armado a su captura. El paradero de su cadáver aún es desconocido, aunque algunos medios estadounidenses citan a funcionarios que afirman que su cuerpo fue sepultado en el mar.

Fuentes oficiales paquistaníes le informaron a la BBC que, además de Bin Laden, otras cinco personas murieron en la operación. Se informa que entre ellas hay una mujer que fue usada como escudo humano y un hijo del líder. Se ha detenido también a cuatro sospechosos.

EE.UU. hasta el momento no está dando su propia cifra de víctimas, pero admite que uno de sus helicópteros sufrió un accidente durante la operación y fue luego destruido por los propios militares estadounidenses..

El complejo residencial de Bin Laden estaba cerca de la Academia Militar de Kakul, la instalación de entrenamiento militar más importante de ese país.

El mensajero

La operación secreta que culminó con la muerte del líder fue elaborada durante varios años. Desde hace tiempo se sospechaba que el máximo dirigente de al-Qaeda se ocultaba en Pakistán, pero la inteligencia estadounidense le había perdido el rastro hasta agosto pasado.

Todo comenzó con la búsqueda de un mensajero, tal vez un rótulo poco apropiado para un alto asesor de Bin Laden, uno de sus pocos hombres de confianza que el Pentágono pudo localizar gracias a testimonios de detenidos interrogados por EE.UU.

Bin Laden
El cuerpo de Bin Laden fue sepultado en el mar.

La CIA había estado a la búsqueda del mensajero, desde que ciertos detenidos bajo custodia estadounidense les dijeran a los interrogadores que el ayudante era de tanta confianza para Bin Laden que bien podría estar viviendo con él.

Hace cuatro años EE.UU. descubrió su identidad. En noviembre, los agentes llegaron a la conclusión de que vivía en este complejo residencial, valorado en más de un millón de dólares, en Abbottabad, a unos 100 kilómetros de Islamabad, capital del país.

La propiedad era tan segura, grande e imponente, que los funcionarios estadounidenses sospecharon que le servía de refugio a alguien mucho más importante que un simple mensajero.

Para abril se sabía con certeza que Bin Laden y su familia se ocultaban en ese lugar. Y después de meses de estudio de la inteligencia y de revisión de los planes operativos, Obama dio luz verde al operativo el viernes pasado, 29 de abril.

EE.UU. no compartió los datos de inteligencia sobre el paradero de Bin Laden con ningún otro país, ni siquiera con Pakistán, por cuestiones de seguridad, explicaron fuentes oficiales. Sin embargo Obama dijo que el gobierno paquistaní había colaborado en el operativo.

La casa

De acuerdo con testigos, ninguno de los locales era plenamente consciente de quién vivía allí.

Ubicado en un barrio de ricos, el complejo de tres pisos estaba rodeado de muros de hasta 5 metros coronados con alambre de púas. Dos puertas de seguridad custodiaban la única entrada al complejo.

A pesar de su valor, no tenía líneas telefónicas ni cables de internet. Los residentes quemaban la basura en los jardines en lugar de sacarla a la calle, como el resto de los vecinos.

Los funcionarios de inteligencia creían que complejo servía para proteger una figura importante. La pregunta era, ¿quién?

Este lunes, el ejército les dijo a los vecinos del complejo que apagaran las luces y no salieran. Al poco rato los residentes escucharon disparos y luego se vieron llamas dentro del edificio.

El gobierno local dice que el ejército no les informó acerca de esta operación y que ni a la policía o la administración civil local se le permitió acercarse al lugar del ataque.

Los periodistas locales señalan que vieron un nivel de movimiento militar y de actividad en el área nunca antes visto.

No es para menos. Casi diez años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el hombre que los planeó había caía abatido en ese lugar..

Written by Eduardo Aquevedo

6 mayo, 2011 at 22:25

Muerte de Osama Bin Laden: una ejecución (o asesinato) contra la ley internacional…

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TANTO LA TORTURA PARA SUSTRAER DATOS COMO LA EJECUCION DE OSAMA

El director de la CIA, Leon Panetta, reconoció que se usaron técnicas de interrogatorio como el submarino (asfixia) para obtener las pistas que condujeron a Bin Laden. Los expertos criticaron que no se capturara y juzgara al jefe terrorista.

Los métodos “submarino” y “privación de sueño” no se acabaron con Bush. La información que la CIA consiguió para ubicar a Bin Laden la obtuvo aplicando técnicas de tortura como el “submarino” (simulación de asfixia) a detenidos en cárceles secretas. El director de esa agencia de inteligencia, Leon Panetta –quien en febrero de 2009 decía que el submarino “es un error”–, por estas horas reconoció que sus hombres procedieron con tales “técnicas coercitivas” de interrogatorio para dar con el archienemigo de Estados Unidos.

El funcionario de la administración Obama dijo a la cadena de noticias NBC que las pistas que llevaron al refugio de Osama provinieron de “muchas fuentes de información”. Entre ellas, “técnicas de interrogación coercitivas que fueron empleadas contra algunos detenidos”, dijo Panetta.

Otros funcionarios, en lugar de justificar la tortura, insistieron en que los indicios para dar con Bin Laden fueron acumulándose con el tiempo y no en interrogatorios violentos a un detenido en particular. “No obtuvimos información específica en un momento particular que nos habría conducido a Abbottabad, son informaciones adquiridas con el correr de los años”, aseguró a la CNN John Brennan, principal consejero para la lucha antiterrorista en la Casa Blanca.

Sin embargo, desde el anuncio de la muerte del jefe terrorista en la madrugada del lunes, el propio gobierno norteamericano presentó los interrogatorios de dos detenidos “de gran importancia” como los elementos centrales de la operación. El mensajero a través del cual se llegó a Bin Laden habría sido un protegido del cerebro del 11 de septiembre, Jaled Sheij Mohamed, y un asistente de confianza de Abu Faraj al Libi, el número tres de Al Qaida capturado en 2005.

Michael Hayden, el ex director de la CIA bajo la presidencia Bush, estimó que la administración Obama utilizó informaciones obtenidas de ciertos detenidos de “gran importancia”, durante interrogatorios realizados en cárceles secretas de la CIA.

La administración de Bush hijo fue fuertemente criticada por el trato que les dio a prisioneros que daban con esa categoría, algunos de los cuales fueron torturados. Cuando Obama llegó a la Casa Blanca dijo que prohibía la tortura y clausuró las cárceles secretas de la CIA. Sin embargo, no pudo cumplir con la promesa de cerrar Guantánamo.

El director de la CIA, Panetta, también dijo que la orden del mandatario Obama exigía matar al líder de Al Qaida. “Eso estaba claro. Pero lo estaba como parte de las reglas de las operación, que si él ofrecía ser capturado entonces tendríamos la oportunidad de hacerlo.” Washington reveló que el jefe de la red terrorista estaba desarmado cuando fue muerto por las tropas especiales, pero insinuó que no pudo capturarlo vivo porque él y otros de su entorno, que sí estaban armados, se resistieron.

En este marco, juristas internacionales y ex gobernantes señalaron que Estados Unidos cometió una clara violación de la ley internacional con su “ejecución” sin juicio previo de Bin Laden, a pesar de que para el Premio Nobel de la Paz su país hizo “justicia”.

El ex jefe de gobierno de la Alemania Occidental Helmut Schmidt dijo a la televisión de su país que la operación fue “claramente una violación de la ley internacional”. También se mostró crítico el prestigioso abogado australiano de causas de derechos humanos, Geoffrey Robertson, quien estuvo a cargo de la investigación de la ONU de la guerra entre Hamas e Israel de 2009. “Eso no es justicia. Es una perversión del término. La justicia significa llevar a alguien ante la Corte, hallarlo culpable en base a evidencias y sentenciarlo”, dijo Robertson al canal de TV de la cadena pública Australian Broadcasting Corp.

El especialista en derecho internacional holandés Gert-Jan Knoops afirmó que Bin Laden debería haber sido detenido y extraditado a Estados Unidos. “Los estadounidenses dicen que están en guerra con el terrorismo y que pueden eliminar a sus oponentes en el campo de batalla”, dijo Knoops a medios locales. “Pero en un sentido estrictamente formal, este argumento no se sostiene”, agregó el experto.

La muerte de Bin Laden

Los soldados que mataron a Bin Laden apenas encontraron resistencia

Los 20 efectivos SEAL solo recibieron fuego al principio de la operación. La nueva versión asegura que Bin Laden tenía armas a su alcance

EL PAÍS 05/05/2011

La información sobre el ataque del grupo de élite militar estadounidense que acabó con la muerte de Osama Bin Laden evoluciona día tras día a medida que distintas fuentes van aportando nuevos detalles. Si el primer día se dio cuenta de un fiero tiroteo entre los secuaces del líder terrorista y los soldados SEAL estadounidenses, al siguiente ya se dijo que Bin Laden no iba armado y hoy, según publica el diario The New York Times, se trató de una operación en la que la abrumadora superioridad de los soldados de élite americanos no dio ninguna opción a los guardaespaldas de Bin Laden, del que se mantiene que estaba desarmado en el momento de su muerte, pero con el matiz de que tenía a mano un rifle de asalto.

 Según los nuevos detalles que hoy difunde The New York Times, citando a fuentes de la Administración, el asalto, aunque sangriento y caótico, como demuestran las tres imágenes de los tres muertos, fue «extremadamente inclinada hacia un lado», con una fuerza de más de 20 miembros del SEAL que despacharon rápidamente al puñado de hombres que protegían al terrorista más buscado del mundo. Según estas fuentes, los soldados americanos solo recibieron fuego enemigo al principio del asalto, cuando el mensajero de Bin Laden, Abu Ahmed Al Kuwaiti, abrió fuego desde detrás de la puerta de la casa de invitados adyacente a la casa principal, en la que se encontraba Bin Laden. Después de que los comandos abatiesen a Al Kuwaiti y a una mujer en la casa de invitados, no volvieron a ser disparados.

Ya en el segundo piso, los soldados encontraron a Bin Laden y le dispararon. Si en la primera versión se dijo que el líder de Al Qaeda «estuvo implicado en el tiroteo», ya ayer se supo que estaba desarmado, aunque el portavoz de la Casa Blanca, Jim Carney, destacó que el hecho de que Bin Laden estuviera desarmado no modifica la calificación de que ofreció resistencia, ya que «existen otros modos de resistencia que el de esgrimir un arma». En la última versión, pese a que se mantiene que estaba desarmado, se asegura que tenía a su alcance un rifle de asalto AK-47 y una pistola Makarov. Por ello los soldados le mataron.

Tras alcanzar la casa principal, vieron al hermano del correo de Bin Laden, y creyeron que estaba preparando un arma, así que le abatieron. Después, a medida que subían al piso superior, mataron al hermano de Bin Laden, Khalid, que arremetió contra los soldados. Al llegar al piso de arriba, entraron en una habitación y vieron a Bin Laden, que tenía al alcance de la mano un AK-47 y una pistola Makarov. Le dispararon y le mataron, además de herir a una mujer que se encontraba con él.

Ahí acabaron los disparos. Ahora, los soldados inspeccionaron la casa y encontraron mucha información y tuvieron tiempo de hacerse con ella: unas 100 memorias portátiles, DVDs, y discos informáticos así como 10 discos duros y cinco ordenadores. También había montones de documentos en papel.

El martes, un día después de la muerte del terrorista, Carney dio voz al relato del Pentágono, que hablaba de que los comandos se vieron «envueltos en un tiroteo a lo largo de toda la operación». En una intervención en la cadena pública PBS, Leon Panetta, director de la CIA,. Sostuvo el martes que «hubo algunos tiroteos mientras nuestros chicos estaban en camino hacia el primer piso del complejo». La última versión sostiene que sólo en el primer piso de la casa hubo tiros, y no muchos.

Según las fuentes consultadas por The new York Times, el relato del asalto ha ido cambiando porque se ha tenido tiempo de analizar los informes del equipo SEAL que realizó el ataque. Añaden que, dado que los comandos especiales fueron disparados apenas pusieron un pie en tierra desde los helicópteros, dieron por hecho que todos los habitantes de la casa estaban armados. «Estaban en un entorno hostil y amenazante en todo momento», ha declarado un funcionario sin identificar.

La muerte de Bin Laden
Obama convirtió en mártir a Bin Laden
Robert Fisk, La Jornada
Bin Laden recibió su merecido –el que a hierro mata tiende a morir de la misma forma–, pero ¿de veras recibió la justicia de la que habló el presidente Obama? Muchos árabes –y este tema lo recogió la prensa árabe, que habló de muerte pero no de ejecución– pensaban que debió ser capturado, llevado ante la corte internacional de La Haya y juzgado por sus crímenes.

Por supuesto, siempre habrá en Medio Oriente, y en especial en Afganistán y Pakistán, quienes crean que fue un valeroso mártir ignominiosamente asesinado por el brazo ejecutor del sionismo. Grupos islámicos en Líbano, Hamas en Gaza y muchos ulemas en el sureste de Asia ya se pronunciaron en ese sentido.

En realidad, sobra decirlo, era alguien que pertenecía al pasado. Sus promesas de derrocar a los tiranos árabes pro estadunidenses o no islámicos fueron cumplidas por los pueblos de Egipto y Túnez –y tal vez pronto por los libios y sirios–, no por Al Qaeda y su temible violencia.

El verdadero problema es que Occidente, con su constante prédica al mundo árabe de que la legalidad y la no violencia son la ruta hacia delante en Medio Oriente, ha dado una lección diferente a los pueblos de la región: que ejecutar a nuestros contrarios es perfectamente aceptable.

Se podría decir que, luego de segar miles de vidas inocentes en forma tan sanguinaria, Bin Laden podía esperar ser abatido, desarmado, en una presunta casa de seguridad. Los musulmanes concluirán que los estadunidenses adoptaron los mismos métodos de los israelíes contra sus enemigos palestinos. Asesinato selectivo, le llaman a disparar misiles o dejar caer bombas sobre sus contrarios, a menudo dando muerte a inocentes y culpables por igual, tal como hacen los estadunidenses en sus ataques de drones contra Al Qaeda y el talibán en Waziristán.

Pese al deseo de Washington de prevenir la creación de una capilla –lo cual condujo directamente al sepelio secreto de Bin Laden en el mar Arábigo–, como salafista y saudita, Bin Laden habría deseado tener una tumba anónima.

Él y sus partidarios creen que poner lápidas con el nombre en las tumbas es idolatría; de ahí el deseo saudita de enterrar a sus muertos sin marcar el lugar y más bien destruir las capillas antiguas que crear nuevas.

Pero al final, morir cuando estaba desarmado lo ha convertido en un mártir mucho más grande que si hubiera perecido en la balacera que en un principio Obama aseguró sin razón que había causado su deceso. De todos modos, el hombre que consideraba la creación de Al Qaeda como su logro personal vivió lo suficiente para darse cuenta de que había fracasado en todos sus objetivos.

Y yo, que lo conocí y tuve con él largas conversaciones, ahora me pregunto a veces si en realidad quería seguir viviendo.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Muerte de Osama Bin Laden: ¿Acto de guerra o ejecución?

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La hija de Bin Laden asegura que su padre fue capturado vivo y ejecutado

Los soldados paquistaníes encontraron 16 personas maniatadas, incluidos nueve niños y tres mujeres

ÁNGELES ESPINOSA | Islamabad 04/05/2011

 El ejército paquistaní accedió al recinto una hora después del ataque estadounidense y, junto a cuatro cadáveres acribillados, encontró a 16 personas maniatadas con bridas de plástico. De ellos, nueve eran niños de entre 2 y 12 años y tres, mujeres, según informan varios medios locales. Del grupo, tres niños y cuatro eran hijos de los dueños de la vivienda, Arshad y Tareq, respectivamente, por lo que los otros dos eran hijos de Bin Laden, incluida la hija, de 12 años. Ella es la que ha declarado a la prensa local que su padre fue capturado y ejecutado.

De las dos mujeres, una es la última esposa del líder de Al Qaeda, Amal Ahmed Abdulfattah, nacida en Yemen en 1982. Recibió un tiro en la pierna, al parece tras interponerse para proteger a Bin Laden. Se supone que la otra mujer podría ser la médico personal de Bin Laden, que sufría dolores renales. Tras la operación, los militares de EE UU volaron hacia Afganistán. No pudieron llevarse a los familiares del líder terrorista porque no disponían de plazas suficientes en el helicóptero (el otro aparato del operativo fue derribado durante el ataque), según informan medios locales.

Todos los niños están «en lugar seguro y están siendo atendidos de conformidad con la ley», según ha informado el Ministerio de Exteriores paquistaní mediante un comunicado. «Algunos han necesitado cuidados médicos y están siendo atendidos en las mejores instalaciones posibles. Serán entregados a sus países de origen». Según informa Al Arabiya, los familiares de Bin Laden han sido trasladados a la localidad de Rawalpindi, cerca de Islamabad. Están siendo atendidos en el hospital local, adonde fueron transportados en helicóptero, según ha informado un miembro de las fuerzas armadas paquistaníes.

Respecto a la mujer muerta, los militares paquistaníes sostiene que podría ser o bien la mujer de Bin Laden o un familiar cercano, dado que habría sacrificado su vida por él. «Según nuestra información, hizo de escudo ante Bin Laden durante la operación y fue ejecutado por los comandos estadounidenses», según ha señalado un cargo militar a Al Arabiya.

Las Fuerzas especiales estadounidenses solo se llevaron dos cuerpos en el helicóptero. Se supone que uno era el de Bin Laden y el otro, el de su hijo. Cuando llegaron los soldados y las agencias de seguridad paquistaníes, los comandos de EE UU ya sobrevolaban las montañas del cinturón tribal de Pakistán, de camino a Afganistán.

EL PAIS.COM

LA HISTORIA OFICIAL TIENE POCOS DETALLES Y DEJA ABIERTOS MUCHOS INTERROGANTES SOBRE LO QUE PASO

Osama,el hombre que resiste aun desarmado

El vocero presidencial Jay Carney justificó la escasez de datos publicados con la excusa de que oficiales del gobierno y de la CIA siguen chequeando la información disponible, pero admitió que Bin Laden no estaba armado cuando lo asesinaron.

La Casa Blanca ofreció ayer su versión de los hechos ocurridos el lunes a la madrugada en la ciudad pakistaní de Abbottabad que acabaron con la vida del líder de Al Qaida, Osama bin Laden. La intención de la narración, acotada y con pocos detalles, es fijar una historia oficial del ataque que cerró un capítulo de la lucha estadounidense contra el terrorismo internacional. “Bin Laden no estaba armado cuando la unidad especial entró en la habitación en la que se escondía y lo abatió. Pero la resistencia ante un ataque no requiere de un arma”, reveló uno de los voceros de la Casa Blanca, Jay Carney, encargado de difundir la cronología elaborada por el gobierno de Estados Unidos.

El funcionario justificó la escasez de datos publicados con la excusa de que oficiales del gobierno y de la CIA siguen chequeando la información disponible y los documentos que secuestraron tras el asesinato. La falta de imágenes que certifiquen la veracidad de lo ocurrido, por su parte, se debería a que algunas de ellas son demasiado fuertes: “Hay sensibilidades en torno de lo apropiado de publicar las fotos tras el tiroteo (…), son truculentas”, señaló Carney. De acuerdo con la descripción que ofreció Carney a los medios nacionales e internacionales, el fin de Bin Laden comenzó a última hora del domingo, cuando, a bordo de helicópteros, dos equipos de soldados de Estados Unidos, integrantes de las tropas Seal Team Six especializadas en antiterrorismo, llegaron a la residencia de Abbottabad en que vivía parte de la familia de Bin Laden junto con otras dos familias. Allí se separaron en los dos edificios principales del complejo habitacional.

El equipo que se encargó del edificio donde finalmente se localizó al líder de Al Qaida encontró en la primera planta del edificio a dos mensajeros y a una mujer. Los mató a los tres. “La mujer perdió la vida porque se interpuso en el cruce de fuego”, apuntó Carney, que luego informó que los efectivos especiales encontraron a Bin Laden y a su familia en el segundo y tercer piso. El texto no ofreció precisiones sobre la ubicación exacta del hombre más peligroso del mundo ni la cantidad específica de personas que habitaban esos sitios.

El funcionario sólo aclaró que junto a él había una mujer, una de sus esposas, que no murió, tal como lo afirmaba la versión de los hechos que circuló hasta ayer, sino que resultó herida tras recibir un tiro en una pierna cuando se abalanzó sobre uno de los soldados estadounidenses.

“Estaba la preocupación de que Bin Laden se opusiera a su captura. De hecho se resistió”, remarcó Carney, aunque no proporcionó detalles respecto de si el líder del grupo islámico más temido por Occidente utilizó elemento alguno para defenderse o la manera en que lo hizo.

No obstante, despejó dudas: Bin Laden no emitió disparo de arma de fuego porque no contaba con una. Hasta la conferencia del Ejecutivo estadounidense, la versión de los hechos en Pakistán aseguraba que Bin Laden había respondido con disparos al ataque de las fuerzas especiales que lo mataron. El consejero de la Casa Blanca para la lucha antiterrorista, John Brennan, lo había certificado al narrar ante los medios la asombrosa experiencia de ver a través de la televisión el asesinato del líder islámico. Error.

“Resistirse no requiere de un arma”, se limitó a indicar el vocero de la Casa Blanca, antes de asegurar que conforme el gobierno para el que trabaja revise los documentos, llegarán más detalles sobre el ataque.

El asesinato del árabe más buscado llegó después del intento de resistencia de su esposa: “Se disparó contra Bin Laden y éste murió”, señaló la narración.

El informe oficial insiste una vez más en que el cuerpo recibió sepultura en el mar: “Se siguieron los preceptos y prácticas islámicos. Una vez que el portaaviones USS Carl Vinson, que trasportaba el cuerpo, estuvo sobre el mar Arábigo, los efectivos lavaron el cadáver y lo colocaron en una sábana blanca. Luego fue introducido en una bolsa con lastre. Un oficial militar leyó unos pasajes religiosos preparados que fueron traducidos al árabe por un nativo. Tras ello, el cuerpo fue colocado sobre una plancha desde la que se deslizó al mar”.

El vocero aseguró que la ceremonia fue documentada en video y que también existen fotografías del cuerpo de Bin Laden. Pero también explicó que Washington está evaluando si la publicación de las imágenes es conveniente para Estados Unidos o no. “Altos funcionarios están analizando el objetivo de la difusión de las fotos y si ese hecho dañaría en algún modo los intereses (estadounidenses) no sólo doméstica sino globalmente”, apuntó Carney. “Hay sensibilidades en torno de lo apropiado de publicar las fotos tras el tiroteo (…), son truculentas y podrían provocar reacciones incendiarias”, señaló.

En tanto, Estados Unidos aseguró que un grupo de analistas expertos se encuentra analizando elementos y documentación hallada en la mansión donde se escondía Osama bin Laden. “Vamos a analizarlo detenidamente para informar sobre probables amenazas, posibles planes que pueden estar en marcha, informaciones que puedan llevarnos a otros líderes de Al Qaida y sobre qué tipo de sistema de apoyo pudo haber tenido él en Pakistán”, explicó Brennan, que reapareció en escena un día después de haber difundido información sobre el asesinato que ayer fue desmentida por la propia Casa Blanca. “Claramente, hay algún tipo de red de apoyo que le proporcionaba asistencia y ayudaba a facilitar el contacto entre Bin Laden y sus operativos”, detalló Brennan.

La muerte de Bin Laden – EL DEBATE SOBRE LA LEGALIDAD DE LA OPERACIÓN

¿Acto de guerra o ejecución?

Para unas personas EE UU ha actuado como policía, juez y verdugo en la muerte de Bin Laden; para otras, es una acción legítima contra un objetivo militar

S. BLANCO / F. SÍMULA / J. LOSA – Madrid – 05/05/2011

A medida que trascienden los detalles sobre cómo se desarrolló la operación que acabó con la vida de Osama bin Laden, crece la polémica sobre dos aspectos legales. Por un lado, se cuestiona hasta qué punto la actuación de los comandos especiales de EE UU viola la legalidad internacional. Por otro, resurge el debate sobre la validez de pruebas obtenidas bajo tortura en centros de detención como Guantánamo o las cárceles secretas

Los expertos en derecho internacional, políticos y miembros de organizaciones de derechos humanos consultados dudan sobre la legalidad de la operación que acabó con el líder de Al Qaeda.

Ali Dayan Hasan (Human Rights Watch en Pakistán)

«Ninguna ley permite el uso ilimitado de la fuerza»

Todo depende de si la operación se considera una acción en un conflicto armado, o una acción policial, porque se aplican códigos legales diferentes. Si se examina pensando en Osama bin Laden como un objetivo militar válido, entonces puede ser atacado sin buscar su rendición, aunque si se rinde, no se le puede atacar. Si se aplica el derecho internacional, no el de la guerra, es necesario buscar primero la rendición, y el uso de la fuerza solo si es necesario, como por ejemplo para proteger vidas. Tanto un código como otro permiten el uso de una fuerza letal, pero no sin límites.

Antonio Remiro (Catedrático de Derecho Internacional, UAM)l

«Esto es el ‘lejano oeste’, no justicia»

Por la información que ha dado la Casa Blanca, Bin Laden estaba desarmado y no parece que estuviera protegido por una fuerza militar digna de tal nombre, sino por algunos guardaespaldas. Lo legal hubiera sido tratar de arrestarlo. La ley permite responder a la fuerza con la fuerza aplicando estándares de necesidad y proporcionalidad. Que Bin Laden fuera el enemigo público número uno no justifica el asesinato. Recuerda al lejano Oeste, donde en vez de buscar a un delincuente «vivo o muerto», se le busca como se dice: Dead or alive, muerto o vivo. Aquí el orden de los factores sí altera el producto, y son indicativos de cierta mentalidad. Creo que estamos perdiendo nuestros propios valores, aunque con gran celebración popular. Lo que se ha hecho con Bin Laden es liquidarlo y hacerlo desaparecer para evitar su veneración al margen de las leyes internacionales y del derecho de la guerra, si es que tal cosa pudiera aplicarse en este caso.

Antonio Marquina (Catedráticode Relaciones Int. de la UCM)

«No es ilegal, sino un acto de guerra»

Hay que plantearse la cuestión considerando el derecho de legítima defensa por parte de Estados Unidos, que fue atacado con los atentados del 11-S, y en este sentido se enmarca la eliminación de un enemigo, que se considera como un objetivo legítimo. Se trata de un acto de guerra y, como operación militar, no es ilegal, ya que en este contexto rigen otras normas. No conocemos todos los detalles del operativo y faltan elementos para analizar la dinámica de la acción. Es importante subrayar que una cosa es el aspecto legal y otra distinta, la consideración política. Solo en esta tiene cabida analizar si era oportuno para el Gobierno de EE UU mantener vivo a Bin Laden, ya que habría sido una cuestión incómoda a nivel estratégico.

Xavier Seuba (Profesor de Derecho Int. Pompeu Fabra)

«Ha prevalecido la política sobre la ley»

Las consideraciones políticas han prevalecido sobre las argumentaciones jurídicas, de modo que estas han pasado a un segundo plano. Ellos establecen una situación de guerra y de esta forma se permite aplicar decisiones extrajudiciales, son decisiones lícitas en el contexto bélico que ellos han preestablecido.

Gerard Staberock (Organización Mundial contra la Tortura)

«Hasta con el genocidio se recurre a los tribunales»

Si hubiera sido posible, lo mejor habría sido arrestar y juzgar a Bin Laden. Bajo el derecho internacional, como reconoció el Consejo de Seguridad después del 11-S, los Estados están obligados a llevar a los tribunales a los responsables de terrorismo. Esto es lo que la comunidad internacional ha hecho en otros casos de crímenes graves, como genocidio, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra. Obviamente, detener a una persona como Bin Laden no es fácil y la operación se desarrolló con violencia. Sin embargo, también se ha reconocido que estaba desarmado, alimentando la preocupación porque haya sido ejecutado. Desde el punto de vista del derecho internacional, sería ilegal y una oportunidad perdida para hacer justicia después de los terribles ataques del 11-S. También resulta inquietante cómo los círculos neoliberales de EE UU aprovechan la operación para justificar retroactivamente la tortura, al decir que solo mediante ella se ha logrado encontrar y matar a Bin Laden.

José Juste (Catedrático de Derecho Internacional UV)

«No se han respetado sus derechos»

Con los detalles que se conocen de la operación, es dudoso que se haya respetado el derecho internacional al llevarla a cabo. No se han otorgado unas garantías mínimas a Bin Laden como ser humano, aunque sea un terrorista. Tampoco se le ha dado la posibilidad de tener un juicio justo, y se le ha ejecutado de manera extrajudicial. También puede considerarse lo ocurrido como una operación en un conflicto armado. Pero, incluso en ese caso, también tengo dudas sobre si el derecho de la guerra permite ejecutar a alguien en frío, sin intentar detenerlo, y desarmado, aunque hubiera gente armada para defenderlo. Habría que saber si querían detenerlo y se complicó la operación, o si fueron a matarlo. Si este era el objetivo, me parece de dudosa legalidad también. Por otra parte, si las pistas que condujeron a localizar a Bin Laden se obtuvieron bajo tortura, esto constituye sin duda un hecho ilícito a la luz del derecho internacional. Sin embargo, cabe pensar que eso no contaminaría necesariamente el resultado de la operación desde un punto de vista legal.

Paul Auster (Escritor)

«Su muerte fue como un golpe a la mafia»

«Siempre he tenido la idea de que Bin Laden y Al Qaeda son gánsteres», dijo el escritor estadounidense a la radio francesa RTL, según Efe. «No son Hitler y los nazis, no son gran cosa. Son gente aislada y loca. La muerte de Bin Laden fue como un golpe a la mafia, como una acción policial contra un gánster, es todo. Creo que no cambia nada en el mundo».

Schlomo Ben Ami (Exministro israelí)

«Puede que no sea legal pero es legítimo»

El derecho internacional se ha convertido en algo que se aplica en función del poder. Nadie va a pedir cuentas a EE UU por esto. ¿Por qué? Porque América es América. Tampoco se ha hecho con China o Rusia, por ejemplo, en otras cuestiones. Las agencias internacionales no se meten con EE UU, sino con países africanos, por ejemplo, o con Israel, candidato recurrente. Supongo que la operación no es legal, pero sí es legítima. No me imagino un escenario en el que Bin Laden es detenido y espera un juicio difundido urbi et orbi. Sería darle lo que buscaba: publicidad a su ideología. No ayudaría a la lucha contra el terrorismo. España es un país especial en todo el mundo occidental, hay una gran sensibilidad hacia este asunto. Es un país profundamente pacifista y respetuoso con el derecho internacional. Después de los atentados de Londres, Reino Unido endureció sus leyes. España, sin embargo, tras el 11-M, viró hacia la alianza de civilizaciones. Otro ejemplo: por el caso GAL, en otros países, se dan medallas.Susan Lee (Directora de Amnistía Internacional América)

«Deberían haber intentado arrestarlo»

Es imposible determinar si la acción de EE UU en Pakistán vulnera el derecho internacional con los datos que se han difundido. Desde el punto de vista de las leyes de EE UU, sería legal de acuerdo con la Ley de Autorización para utilizar la fuerza militar, aprobada por el Congreso tras el 11-S. Esta ley otorga al presidente la capacidad de «usar toda la fuerza necesaria y apropiada» contra las naciones, organizaciones o individuos que planificaron, autorizaron, cometieron o ayudaron en el atentado. Hemos criticado constantemente el amplio alcance de esta ley de emergencia. Creemos que si como se indica Bin Laden estaba desarmado y no representaba una amenaza inmediata para los miembros de la operación, deberían haber intentado detenerlo para juzgarlo.

Anthony Dwokin (Experto en derechos humanos)

«En Europa no se ve como un acto de justicia»

Mientras Obama ha definido el asesinato de Bin Laden como «un acto de justicia», para algunos europeos esto suena de manera discordante para describir la muerte por disparos de un hombre buscado por la justicia. Pero es poco probable que se hubiera podido capturar a Bin Laden vivo. Pese a su declarada intención de recuperar la reputación de Estados Unidos por el respeto de los derechos humanos y de las leyes internacionales, Obama no ha podido acabar con las detenciones sin juicios ni ha podido llevar ante los tribunales a los presos más importantes. Ha evitado utilizar la expresión «guerra contra el terror», pero en muchos aspectos ha mantenido la idea de conflicto armado contra el terrorismo, aunque ha intentado combatirlo con un método que muestre un mayor respeto al derecho internacional.

Leon Panetta, director de la CIA

«Las técnicas de interrogación coercitivas fueron empleadas contra algunos de estos detenidos. No sabemos si podríamos haber obtenido la misma información a través de otros métodos». Preguntado por si en esas «técnicas de interrogación coercitivas» se incluía el waterboarding (ahogamiento simulado), Panetta respondió: «Correcto».

EL PAIS.COM

Osama Bin Laden: propaganda y opacidad…

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3 Mayo 2011

Editorial de La Jornada, de México

Un día después del anuncio de la muerte de Osama Bin Laden a manos de soldados estadunidenses -ocurrida el domingo, según el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la ciudad paquistaní de Abbottabad-, el asesor de seguridad de la Casa Blanca, John Brennan, afirmó que, en cumplimiento de las prácticas y tradiciones musulmanas, los restos del presunto dirigente de Al Qaeda fueron arrojados al Mar Arábigo. Tal afirmación complementa la negativa de los funcionarios de seguridad e inteligencia de la administración Obama a informar sobre la existencia de pruebas que pudieran validar las afirmaciones del gobierno estadunidense sobre la muerte del presunto autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La información fragmentaria y a cuentagotas que se ha dado hasta ahora sobre el suceso, y la ausencia de fuentes independientes que permitan corroborar lo dicho por las autoridades del vecino país, hacen inevitable percibir el operativo de captura y muerte de Bin Laden no como un ejercicio de justicia ni como una acción de seguridad nacional y de combate al terrorismo -como afirmó el propio Barak Obama-, sino como un despliegue propagandístico cuya veracidad, para colmo, no puede confirmarse: a más de 24 horas de que Obama dio a conocer el asesinato del supuesto cabecilla de Al Qaeda, aún no hay datos que confirmen que éste haya sido muerto en el lugar y la hora en que sostienen las autoridades de Washington; más aun: ni siquiera hay pruebas fehacientes de que el hoy occiso haya estado vivo hasta ayer -el último mensaje que se le atribuyó fue registrado en enero pasado-, y ahora, por lo visto, tampoco hay manera de identificar que el cadáver corresponde, en efecto, a Bin Laden.

El manejo informativo de este hecho específico resulta tan criticable como el que se realiza en torno a su contexto: a casi 10 años de que George W. Bush emprendió la guerra contra el terrorismo y erigió a Al Qaeda como la principal amenaza a la seguridad de ese país y del mundo, no puede determinarse a ciencia cierta si esa organización se mantiene vigente y en operación, o si su existencia es un pretexto para mantener un estado de histeria y paranoia en la sociedad estadunidense -y en Occidente en general- y para justificar la permanencia militar de Washington en Medio Oriente y Asia central.

La opinión pública de la superpotencia se ve así en la disyuntiva entre desconfiar sistemáticamente de lo que informan sus autoridades o creer a pie juntillas en las versiones propaladas por la Casa Blanca y el Pentágono, en una circunstancia que convierte el derecho a la información en un acto de fe. Por lo que hace a los medios estadunidenses, parecen haber renunciado a consideraciones elementales del ejercicio periodístico, como la necesidad de corroborar la información presentada por las autoridades y buscar fuentes alternativas a las oficiales: en vez de ello, parecieran consagrados a reproducir los boletines que difunde su gobierno, como quedó de manifiesto con este episodio.

La situación resulta particularmente grave si se toma en cuenta el historial de mentiras y falacias que arrastran las autoridades de Estados Unidos: ello no sólo es constatable con los engaños empleados por George W. Bush para justificar la invasión a Iraq o con el ocultamiento por Washington de los crímenes de guerra cometidos en las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib, y en las redes de vuelos clandestinos de la CIA -por citar sólo dos de los ejemplos más ominosos-, sino también lo es al cotejar las promesas electorales del actual mandatario, que llegó al cargo con la bandera del cambio pero terminó por plegarse a la lógica belicista, colonialista y unilateral de su antecesor.

El manejo informativo discrecional y opaco que Washington ha realizado sobre éste y otros episodios, en conjunto con la postura acrítica y sumisa de la mayoría de los medios masivos estadunidenses hacia las versiones de la Casa Blanca y el Pentágono, cancelan de antemano toda certidumbre que pudiera tenerse sobre un asunto sin duda doloroso e importante para la sociedad de ese país y para la opinión pública internacional. A lo que puede verse, lo único sobre lo que una y otra pueden tener certeza es el enorme saldo de destrucción material y de vidas humanas provocado por los esfuerzos bélicos de Estados Unidos y sus aliados con el supuesto fin de vengar a las víctimas del 11 de septiembre de 2001.

Written by Eduardo Aquevedo

4 mayo, 2011 at 14:44

Facebook: una horrorosa herramienta para el espionaje estadounidense, según Assange

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El fundador de Wikileaks destaca la cantidad de datos que los internautas exponen en Google o Yahoo!

EL PAÍS – Barcelona – 03/05/2011

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, considera que los internautas exponen una considerable cantidad de datos personales en redes como las de Yahoo! o Google que pueden ser utilizados por los servicios de espionaje. En una entrevista con Rusia Today, Assange apunta en especial a Facebook que considera «la máquina de espionaje más horrorosa jamás inventada». Para Assange, los miembros de Facebook mantienen una enorme base de datos que puede ser muy útil para los servicios de inteligencia de Estados Unidos. No se trata, precisa, de que Facebook sea dirigido por estas agencias de inteligencia si no que el mero hecho de albergar tanta información personal ya es un peligro.

Assange explica que los miembros de Facebook deben ser conscientes de que cuando agregan a un amigo están haciendo un trabajo gratis muy útil a las agencias de inteligencia de EE UU, «construyen una base de datos para ellos» . Assange considera que estas redes despliegan un interfaz que permite obtener datos a las agencias de espionaje estadounidenses sin necesidad de una citación judicial. Una prueba de que estas redes sociales son usadas por el espionaje es que en la revuelta de Egipto uno de los primeros mensajes que dieron sus líderes era no usar Facebook o Twiiter.

Con respecto a los cables filtrados por su organización, Assange explica que sólo han publicado secretos clasificados como confidenciales. «No tenemos ningún material clasificado top secret». «Las cosas realmente vergonzosas, las cosas realmente serias, no se hallan en los cables de nuestra colección. Siguen ahí fuera». Assange critica a los medios de comunicación ya que considera que hacen demasiado poco para prevenir las guerras o derrocar los gobiernos corruptos. «En mi opinion, los medios, en general, son tan malos que debemos preguntarnos si el mundo estaría mejor sin ellos».

Assange cita positivamente la colaboración de Wikileaks con medios como The Washington Post o EL PAÍS y, por el contrario, critica la gestión de la información sobre los cables filtrados a Wikileaks por parte de The Guardian o The New York Times. En la entrevista critica el sistema judicial sueco y subraya que un abogado que estuvo implicado en evitar la extradición de Pinochet cuando estaba en el Reino Unido ahora está detrás de su extradición a Suecia. (vídeo de la entrevista con traducción al castellano)

Written by Eduardo Aquevedo

3 mayo, 2011 at 15:50

La muerte de Osama Bin Laden: un guerrero superado por la historia…

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Robert Fisk, The Independent

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Un don nadie de mediana edad, un fracasado político, rebasado por la historia –por los millones de árabes que exigen libertad y democracia en Medio Oriente–, murió en Pakistán este domingo. Y el mundo enloqueció. No bien había salido de presentarnos una copia de su certificado de nacimiento, el presidente estadunidense apareció en medio de la noche para ofrecernos en vivo un certificado de la muerte de Osama Bin Laden, abatido en una ciudad bautizada en honor de un mayor del ejército del viejo imperio británico. Un solo tiro en la cabeza, nos dicen. Pero ¿y el vuelo secreto del cuerpo a Afganistán, y el igualmente secreto sepelio en el mar?

La extraña forma en que se deshicieron del cuerpo –nada de santuarios, por favor– fue casi tan grotesca como el hombre y su perversa organización.

Los estadounidenses estaban ebrios de alegría. David Cameron lo llamó un enorme paso adelante. India lo describió como un hito victorioso. Un triunfo resonante, alardeó el primer ministro israelí Netanyahu. Pero, luego de 3 mil estadounidenses asesinados el 9/11, incontables más en Medio Oriente, hasta medio millón de víctimas mortales en Irak y Afganistán y 10 años empeñados en la búsqueda de Bin Laden, oremos por no tener más triunfos resonantes.

¿Ataques en represalia? Tal vez ocurran, de los grupúsculos en Occidente que no tienen contacto directo con Al Qaeda. A no dudarlo, alguien sueña ya con una brigada del mártir Osama Bin Laden. Tal vez en Afganistán, entre los talibanes. Pero las revoluciones de masas de los cuatro meses pasados en el mundo árabe significan que Al Qaeda ya estaba políticamente muerta. Bin Laden dijo al mundo –de hecho me lo dijo en persona– que quería destruir los regímenes pro occidentales en el mundo árabe, las dictaduras de los Mubaraks y los Ben Alís. Quería crear un nuevo califato islámico. Pero en estos meses pasados, millones de árabes musulmanes se levantaron, dispuestos al martirio, pero no por el islam, sino por democracia y libertad. Bin Laden no echó a los tiranos: fue la gente. Y la gente no quería un califa.

Tres veces me reuní con el hombre y sólo me quedó una pregunta por hacerle: ¿qué pensaba al observar cómo se desenvolvían esas revoluciones este año, bajo las banderas de naciones, más que del islam, cristianos y musulmanes juntos, personas como a las que sus hombres de Al Qaeda les encantaba reventar?

A sus ojos, su logro fue crear Al Qaeda, institución que no tenía tarjeta de membresía. Bastaba levantarse una mañana queriendo ser de Al Qaeda, y ya lo era. Él fue el fundador, pero nunca un guerrero en batalla. No había una computadora en su cueva, ni hacía llamadas para que detonaran las bombas. Mientras los dictadores árabes gobernaban sin que nadie les hiciera frente, con nuestro apoyo, evitaron hasta donde les fue posible condenar la política de Washington; sólo Bin Laden lo hacía. Los árabes nunca quisieron estrellar aviones en altos edificios, pero admiraban al hombre que decía lo que ellos querían decir. Pero ahora, cada vez más, pueden decirlo. No necesitan a Bin Laden. Se había vuelto un don nadie.

Hablando de cuevas, la desaparición de Bin Laden arroja una luz sombría sobre Pakistán. Durante meses, el presidente Alí Zardari nos había estado diciendo que Osama vivía en una cueva en Afganistán. Ahora resulta que vivía en una mansión en Pakistán. ¿Traicionado? Claro que sí. ¿Por los militares o por los servicios de inteligencia de Pakistán? Es muy probable que por los dos. Pakistán sabía dónde estaba.

Abbottabad no sólo es hogar del colegio militar de ese país –la ciudad fue fundada por el mayor James Abbott del ejército británico en 1853–, sino también cuartel de la segunda división del cuerpo del ejército del norte. Apenas hace un año busqué una entrevista con uno de los criminales más buscados, el líder del grupo responsable de las masacres de Bombay. Lo encontré en la ciudad paquistaní de Lahore, resguardado por policías paquistaníes armados con ametralladoras.

Desde luego, hay una pregunta de lo más obvia sin respuesta: ¿no podrían haber capturado a Bin Laden? ¿Acaso la CIA o los Seals de la Armada o las fuerzas especiales o cualquier cuerpo estadunidense que lo haya matado no tenía los medios para arrojarle una red al tigre? Justicia, llamó Barack Obama a esta muerte. En los viejos tiempos justicia significaba proceso debido, un tribunal, una audiencia, un defensor, un juicio. Como los hijos de Saddam Hussein, Bin Laden fue muerto a tiros. Claro, él jamás quiso que lo atraparan vivo… y había sangre a raudales en la habitación donde murió.

Pero un tribunal habría preocupado a muchas más personas que a Bin Laden. Después de todo habría podido hablar de sus contactos con la CIA durante la ocupación soviética de Afganistán o de sus acogedoras reuniones en Islamabad con el príncipe Turki, jefe de la inteligencia de Arabia Saudita. Así como Saddam Hussein –quien fue juzgado por el asesinato de sólo 153 personas y no por los miles de kurdos gaseados– fue ahorcado antes de que tuviera oportunidad de contarnos sobre los componentes del gas llegados desde Estados Unidos, sobre su amistad con Donald Rumsfeld o la asistencia militar que recibió de Washington cuando invadió Irán, en 1980.

Resulta extraño que Bin Laden no fuera el criminal más buscado por los crímenes internacionales de lesa humanidad del 11 de septiembre de 2001. Ganó su estatus del viejo oeste por ataques anteriores de Al Qaeda a embajadas de Estados Unidos en África y al cuartel del ejército de ese país en Durban. Siempre estaba a la espera de los misiles de crucero… también yo cuando me reuní con él. Había esperado la muerte antes, en las cuevas de Tora Bora en 2001, cuando sus guardaespaldas se negaron a dejarlo presentar resistencia y lo obligaron a cruzar a pie las montañas hacia Pakistán. De seguro pasó algún tiempo en Karachi; estaba obsesionado con esa ciudad: hasta me dio fotografías de grafitis de adhesión a su causa en los muros de la antigua capital paquistaní, y elogiaba a los imanes locales.

Sus relaciones con otros musulmanes eran un misterio. Cuando me reuní con él en Afganistán, en un principio tenía miedo del talibán y se negó a dejarme ir a Jalalabad de noche desde su campamento: me entregó a sus lugartenientes de Al Qaeda para que me protegieran en el viaje al día siguiente. Sus seguidores odiaban a los musulmanes chiítas por herejes; para ellos todos eran dictadores e infieles, aunque Bin Laden estaba dispuesto a cooperar con los ex baazistas iraquíes contra los ocupantes estadunidenses de su patria y lo dijo así en una grabación de audio que la CIA típicamente pasó por alto. Nunca elogió a Hamas y apenas si era digno de la definición de guerrero sagrado que ese grupo le dedicó este lunes, la cual llegó, como de costumbre, directamente a manos israelíes.

En los años posteriores a 2001, tuve una débil comunicación indirecta con Bin Laden. Una vez me reuní con uno de los socios en los que confiaba en Al Qaeda, en una ubicación secreta en Pakistán. Escribí una lista de 12 preguntas, la primera de las cuales era obvia: ¿qué clase de victoria podía proclamar, cuando sus acciones condujeron a la ocupación por Washington de dos naciones musulmanas? Durante semanas no hubo respuesta. Luego, un fin de semana, cuando esperaba para dar una conferencia en San Luis Misuri, en Estados Unidos, me dijeron que Al Jazeera acababa de difundir una nueva cinta de Bin Laden. Y una a una –sin mencionarme– contestó mis 12 preguntas. Y sí, quería que los estadunidenses fueran al mundo musulmán… para así poder destruirlos.

Cuando Daniel Pearl, periodista del Wall Street Journal, fue secuestrado, escribí un largo artículo en The Independent, en el que suplicaba a Bin Laden que le salvara la vida. Pearl y su esposa me cuidaron cuando fui golpeado en la frontera afgana, en 2001; él incluso me dio el contenido de su libro de contactos. Mucho tiempo después me dijeron que Bin Laden había leído mi reporte con tristeza. Pero Pearl ya había sido asesinado. O eso dijo Osama.

Las obsesiones de Bin Laden infestaron a su familia. Una esposa lo dejó, otras dos parecen haber muerto en el ataque estadunidense del domingo. Conocí a uno de sus hijos, Omar, en Afganistán, en 1994; estaba con su padre. Era un niño guapo y le pregunté si era feliz. , me respondió en inglés. Pero el año pasado publicó un libro llamado Living Bin Laden, en el que, al describir cómo su padre mató a los perros que él amaba en un experimento de guerra química, lo llamó un hombre malvado. En ese libro también recordó nuestro encuentro, y concluyó que debió haberme dicho que no era un niño feliz.

Para el mediodía de este lunes ya había yo recibido tres llamadas telefónicas de árabes, todos seguros de que los estadunidenses mataron al doble de Bin Laden, igual que muchos iraquíes creen que los hijos de Saddam Hussein no perecieron en 2003, y que el propio Saddam tampoco fue ahorcado. A su debido tiempo, Al Qaeda nos lo dirá. Por supuesto, si todos estamos equivocados y era un doble, veremos un video más del verdadero Bin Laden… y el presidente Obama perderá la próxima elección.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Muerte de Osama Bin Laden: misterio con varias incógnitas…

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AUNQUE NADIE DUDA, WASHINGTON TODAVIA NO MOSTRO PRUEBAS

La Casa Blanca difundió detalles sobre la operación que culminó con la muerte de Bin Laden, pero todavía no mostró las pruebas que certifiquen sus afirmaciones. De todos modos, la muerte de Bin Laden fue aceptada en todo el mundo.

 Por Raúl Kollmann, Página/12

Al menos por ahora, son poco contundentes las evidencias de que en la operación de Abbottabad los comandos norteamericanos mataron a Osama bin Laden. Los especialistas consultados por este diario sostienen que Washington tendrá que mostrar pruebas más convincentes que las exhibidas hasta el momento. Las desconfianzas parten de una serie de preguntas que todavía siguen sin respuesta, y ayer se hablaba de la divulgación de un video de la operación. El asesor en seguridad y contraterrorismo de Barack Obama, John Brennan, dijo que no quieren dar demasiados datos ni mostrar demasiada evidencia para no frustrar futuras operaciones. También se hizo saber que la prueba de ADN dio positiva, aunque nada fue exhibido.

1 ¿Por qué Estados Unidos mató a Bin Laden en lugar de detenerlo?

Surgen varias explicaciones, pero ninguna se termina de dar. Por ejemplo, que se resistió y no hubo otro camino que matarlo. Sin embargo, los voceros del propio gobierno norteamericano son contradictorios. Durante la tarde se dijo que la operación fue para matarlo, no para detenerlo. El criterio llama la atención, en primer lugar desde el punto de vista humano: hubiera sido una señal al mundo si se lo apresaba y se realizaba un juicio con todas las garantías. Pero, además, marca una notoria diferencia con el caso de Saddam Hussein, encontrado en Irak, juzgado y ejecutado en la horca el 30 de diciembre de 2006. Brennan, en cambio, dijo a la noche que si se presentaba la chance de detenerlo se lo hubiera apresado. Esto entró en contradicción con otro dato difundido por la CNN: Bin Laden no disparó. Para redondear el cuadro, la cadena ABC sostuvo que el líder de Al Qaida usó a una mujer como escudo “y no se sabe si ella lo hizo en forma voluntaria”. Todo sorprende: el mayor prófugo del mundo no tenía preparada vía de escape.

2 ¿Cuál fue la razón por la que tiraron su cuerpo al mar?

De entrada, se dijo que se intentó entregar el cadáver a Arabia Saudita, país en el que Bin Laden nació. El régimen saudí no aceptó esa posibilidad –siempre según la versión norteamericana– y entonces “se lo sepultó en el mar, de acuerdo al rito islámico”. Toda la versión requiere de evidencias. El cuerpo de Bin Laden era la mejor prueba de que la Operación Jerónimo cumplió su objetivo. Anoche, los funcionarios de Estados Unidos afirmaron que tienen tres pruebas: un reconocimiento oral del cuerpo, un ADN y análisis facial, esta última es la técnica que se está imponiendo en el mundo después de las huellas digitales. Por ahora, no se vio nada de esto.

3 No quedó nadie vivo.

Por lo que se sabe al cierre de esta edición, en el complejo de Abbottabad estaba un hijo de Bin Laden, una mujer que sería una de sus esposas y dos hombres que funcionaban como correos, es decir que eran su comunicación con el mundo exterior. Todos fueron eliminados en la operación y ningún efectivo del comando de la marina sufrió ninguna herida. O sea que murieron todos los testigos posibles de lo ocurrido, del lado de Bin Laden, y sólo quedan testigos del lado norteamericano.

Desde hace varios años existe una razonable duda sobre si Osama está con vida o no. En los últimos siete años hubo sólo dos videos en los que se vio hablando al líder terrorista. Los demás mensajes fueron sólo audios, muy poco confiables. El video de octubre de 2004 nunca fue cuestionado en su autenticidad, de manera que se toma como la última prueba de vida. En septiembre de 2007 hubo un largo video, pero todas las partes en las que supuestamente hablaba de la actualidad aparecieron con la imagen congelada. Se trata de un video de dudosa validez.

Written by Eduardo Aquevedo

3 mayo, 2011 at 4:41

La gran maniobra de distracción libia…

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Immanuel Wallerstein
Znet

 

Traducido para Rebelión por Carlos Valladares

El conflicto libio de este último mes mirado en su totalidad -la guerra civil en Libia, la acción militar contra Gadafi liderada por los Estados Unidos- no tiene que ver con cuestiones humanitarias ni tampoco con el suministro mundial de petroleo en la actualidad. Lo que de hecho constituye es una gran maniobra de distracción -una distracción deliberada- que tiene como objetivo dejar en la penumbra la principal batalla política que se está llevando a cabo en el mundo árabe. Hay algo en lo que tanto Gadafi como los líderes occidentales, independientemente de sus puntos de vista políticos, están totalmente de acuerdo. Todos quieren ralentizar, canalizar, cooptar, limitar la segunda ola revolucionaria árabe y evitar que cambien las realidades políticas fundamentales del mundo árabe y su papel actual en el teatro geopolítico del sistema-mundo.

Para apreciar esto, se tiene que seguir la secuencia cronológica de los acontecimientos. Aunque los rumores políticos en los Estados árabes y los intentos por parte de diversas fuerzas externas de apoyar a unos u otros elementos dentro de ciertos Estados han sido una constante durante largo tiempo, el suicidio de Mohamed Bouazizi el 17 de diciembre de 2010 marcó el inicio de un proceso bien diferente.

Para mí este proceso es la continuación del espíritu de la revolución mundial de 1968. En 1968, al igual que en el mundo árabe durante estos últimos meses el grupo que ha tenido el valor y la voluntad para iniciar las protestas contra los poderes establecidos ha sido la gente joven. Les motivaban muchas cosas: la arbitrariedad, la crueldad, la corrupción de  los que están en el poder, su depauperada situación económica, y sobre todo la persecución de su derecho, moral y político, a ser los actores principales que determinen su propio destino cultural y político. Además han protestado contra la estructura general del sistema-mundo y el modo en que sus líderes se han plegado a las presiones exteriores de las grandes potencias.

Estos jóvenes no estaban organizados, al menos al principio. Y no siempre han sido completamente conscientes de su entorno político. Pero le han echado valor. Y, como en 1968, sus acciones se han contagiado. En muy poco tiempo han amenazado el orden establecido de casi todos los países árabes independientemente de criterios de política exterior. Cuando mostraron su fuerza en Egipto, el principal pais árabe aun, todo el mundo empezó a tomárselos en serio. Hay dos maneras de tomar estas revueltas en serio: Una es unirse a ellas y desde dentro tratar de controlarlas; y la otra es tomar las medidas que sean necesarias para aplastarlas. Se han intentado las dos.

Han habido tres grupos que se han unido a las revueltas, tal como subraya Samir Amin en su análisis sobre Egipto: la resucitada izquierda tradicional, los profesionales de clase media y los islamistas. La fuerza y el carácter de estos grupos han variado dependiendo del país. Amín considera a la izquierda y a la clase media profesional (en tanto que son nacionalistas y no neoliberales trasnacionales) como elementos positivos, y a los islamistas, los últimos en subirse al tren, como elementos negativos. Y después nos encontramos con el ejército, el bastión permanente del orden, que se unió a la revuelta en el último momento, precisamente para limitar sus efectos.

Así, cuando el levantamiento se inició en Libia, éste ha sido consecuencia directa del éxito de las revueltas en los dos países vecinos, Túnez y Egipto. Gaddafi es un líder particularmente despiadado y ha estado haciendo declaraciones terribles sobre lo que le iba a hacer a los traidores. Si muy pronto se han dejado oír con fuerza voces en Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos que propugnaban una intervención militar, no era porque Gaddafi fuese un anti-imperialista infiltrado. Ha vendido el petróleo libio a Occidente de buena gana y se jactaba de haber ayudado a Italia a contener la marea de la inmigración ilegal. Además ha posibilitado acuerdos lucrativos para las empresas occidentales.

En el campo de los partidarios de la intervención se podían ver dos tipos de actitudes: aquellos para quienes todas y cada una de las intervenciones militares de Occidente son irresistibles, y los que trataban el asunto como un caso de intervención humanitaria. Hubo una fuerte oposición a la intervención por parte del ejército estadounidense, que veía que la guerra en Libia era imposible de ganar además de suponer una enorme tensión militar para los Estados Unidos.  El último grupo parecía que estaba ganando, cuando de repente la resolución de la Liga Árabe cambió el equilibrio de fuerzas.

¿Cómo sucedió esto? El gobierno saudí se movió con decisión y eficacia para obtener una resolución favorable al establecimiento de una zona de exclusión aérea. Con el fin de obtener la unanimidad entre los estados árabes, los saudíes hicieron dos concesiones. La intervención se limitaría solamente al establecimiento de una zona de exclusión aérea y en una segunda resolución se acordó la  oposición unánime a la intervención de fuerzas terrestres occidentales.

¿Qué llevó a los saudíes a impulsar dichas resoluciones? ¿Alguien desde Estados Unidos telefoneó a alguien en Arabia Saudí para solicitar este movimiento? Creo que fue todo lo contrario. Fueron los saudíes los que trataron de influir en la posición estadounidense, en vez de al revés. Y funcionó. La balanza se inclinó.

Lo que querían, y obtuvieron, los saudíes, ha sido una maniobra maestra que distrajera la atención de aquello que los propios saudíes consideraban como algo prioritario, algo en lo que ya estaban trabajando – la represión de la revuelta árabe, en cuanto que esta afectando a Arabia Saudí en primer lugar, en segundo lugar a los países del golfo, y por último al mundo árabe en su conjunto.

Al igual que en 1968, este tipo de rebelión contra la autoridad crea extrañas divisiones en los países afectados, y crea alianzas inesperadas. Particularmente los llamamientos en pro de las intervenciones humanitarias provocan divisiones. El problema que tengo con las intervenciones humanitarias es que nunca estoy seguro de que sean humanitarias. Los defensores siempre señalan los casos en donde la  intervención no se produjo, como en Ruanda. Pero nunca toman en consideración las ocasiones en que sí se produjo. Sí, a corto plazo, se puede evitar lo que de otro modo sería una masacre. Pero a la larga, ¿es realmente efectiva? Para evitar matanzas inminentes de Saddam Hussein, Estados Unidos invadió Irak. ¿Se ha masacrado a menos gente en los diez años transcurridos desde la ocupación? Parece que no.

Los defensores de la intervención humanitaria parecen tener un criterio cuantitativo. Si un gobierno mata a diez manifestantes, esto es «normal» o en todo caso sólo es algo digno de una declaración de condena. Si se mata a 10.000, esto ya es criminal, y requiere de una intervención humanitaria. ¿Cuántas personas tienen que morir antes de que lo normal se convierte en criminal? ¿100, 1000?

Ahora las potencias occidentales se están lanzando a una guerra en Libia cuyo resultado es incierto. Es probable que se convierta en una ciénaga. ¿Ha tenido la intervención éxito en distraer al mundo de la revuelta árabe en curso? Tal vez. No lo sabemos todavía. ¿Va a tener éxito en derrocar a Gadafi? Tal vez. No lo sabemos todavía. Si Gadafi se va, ¿que pasará después? Incluso los portavoces estadounidenses están preocupados ante la posibilidad de sea sustituido bien por alguno de sus viejos camaradas de armas, por al-Qaida, o por ambos.

La acción militar de Estados Unidos en Libia es un error, incluso desde el estrecho punto de vista de los Estados Unidos, e incluso desde el punto de vista humanitario. No va a terminar pronto. El presidente Obama ha explicado sus acciones de una manera complicada y sutil. Lo que ha dicho en esencia es que si el presidente de los Estados Unidos, tras una evaluación minuciosa de la situación, considera que la intervención sirve a los intereses de los Estados Unidos y del mundo, puede y debe llevarla a cabo. No pongo en duda que sea una decisión dura para él. Pero eso no es suficiente. Es una decisión terrible y ominosa, y en última instancia, contraproducente.

Mientras tanto, la mejor esperanza para todos es que la segunda ola de revueltas en el mundo árabe recupere bríos -quizás ahora una posibilidad muy remota- y se lleve por delante en primer lugar a los saudíes.

Fuente: Immanuel Wallerstein’s ZSpace Page

Written by Eduardo Aquevedo

2 abril, 2011 at 23:22

Libia: antes de que sea demasiado tarde…

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Editorial de Il Manifesto
 
Traducción de Alma Allende y Gorka Larrabeiti
 

Escapemos a la trampa de la alternativa entre el tirano libio que debe salir de escena y los bombardeos “humanitarios” de la OTAN. Digamos claramente lo que está ocurriendo. La decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, tomada con cinco abstenciones y diez votos a favor -bajo la presión de Francia e Inglaterra, de vuelta al Próximo Oriente, y también al final de los recalcitrantes EEUU- es una intervención militar. No debe haber dudas al respecto.
Aunque esté camuflada una vez más de intervención “humanitaria” para “proteger a los civiles” y aunque excluya, de momento, la ocupación por tierra. La zona de exclusión aérea, decidida sin ninguna relación con Trípoli, sólo puede ser impuesta mediante bombardeos. En estas ocasiones se prefiere hablar de “objetivos selectivos” y “operaciones quirúrgicas”. Con la posibilidad -es decir- de nuevas matanzas de civiles, como ocurrió en Iraq y en Afganistán y como vimos en los Balcanes. Tenemos infinitas pruebas de esta enorme mentira.


Rusia y Alemania, países que se abstuvieron en el Palacio de Cristal, expresaron precisamente esta preocupación, con la incorporación en el último momento de la necesidad, antes que nada, de una declaración de alto el fuego por las dos partes en conflicto. No es una casualidad que Alemania justifique ahora su rechazo a la zona de exclusión aérea por “los considerables riesgos y peligros” que comporta. Peligros y riesgos confirmados, por lo demás, por el hecho de que, apenas Trípoli ha aceptado el alto el fuego, se ha gritado “tongo”.

Pero tampoco debemos callar sobre la necesidad de que Gadafi salga realmente de escena. El y su régimen, que dura ya demasiado tiempo y que en cualquier caso se ha hecho pedazos, sus delirios de omnipotencia y sus graves responsabilidades en la degeneración de la crisis. Desde este punto de vista todo estaba aún en juego hasta hace diez días. Se había anticipado la posibilidad de un exilio, para Gadafi y su familia, con un salvoconducto hacia un país neutral. Pero se anunció también, a requerimiento de los EEUU -los cuales, sin embargo, no reconocen la Corte Penal de DDHH- su procesamiento ante este Tribunal por “crímenes de guerra” todavía sin probar. A pesar de la insistencia de Fohg Rasmussen, secretario general de la OTAN -que de víctimas civiles es un experto-, en denunciarlos. Crímenes que, junto a un exceso de propaganda, sin duda se han producido y deben ser castigados. Pero que, según el procurador de la Corte Penal Moreno Ocampo, conciernen “a las dos partes en armas”.

Así que la posibilidad de que Gadafi saliera de escena se ha acabado perdiendo. Ahora todo parece haber terminado en un callejón sin salida. Sin más opción que la de un baño de sangre, pues tal y como están las cosas, parece que el único objetivo que queda sea el ataque militar con bombardeos aéreos. Se olvida que algunos de los aparatos que están bombardeando y matando a civiles y rebeldes en Libia son los mismos jets franceses que vendió Sarkozy a Gadafi cortejándolo con insistencia para encajarle aviones terroríficos de entre los más caros del mundo.

Finalmente, ahí está la ambigüedad del gobierno italiano, que hasta hace diez días era un valeroso aliado de Gadafi, a quien le pedía que “contuviera” la inmigración del Magreb recluyendo en nuevos campos de concentración a los desesperados que huían de la miseria de África, y que ahora se candida como plataforma de lanzamiento para ataques aéreos y bloqueo naval militar. Y quizá no sea tan solo base, ya que el dannunziano ministro de Defensa, Ignazio La Russa, reivindica el “derecho” de bombardear también para los aviones italianos. Me pregunto si históricamente Italia tiene ganas de repetir, a sesenta años de lo sucedido cuando el colonialismo, un ataque militar a un país al que ya provocó 100.000 muertos, un octavo de la población libia [de entonces]. Me pregunto si nos vamos a asumir de verdad esta responsabilidad. Por la memoria histórica hay que decir no. Pero también por el presente.

Qué triste epílogo sería para las primaveras en el mundo árabe. La señal sería la de la sangre y la represón militar, como sucede en Yemen; como ha ocurrido en medio del silencio general durante estos días en Bahrein, donde los mismos países del Golfo que actúan ahora en la zona de exclusión aérea de Libia intervinieron militarmente en Manama para respaldar al “Gadafi” local.

En estas horas, y hasta el final, cabe también mediar por la paz. El camino es el alto el fuego, según parece deducirse a última hora incluso de las palabras del presidente Barack Obama, el cual se las debe ver ahora con otro conflicto armado que apesta a petróleo. Alto el fuego que ha de ir acompañado de una intervención de observadores ONU que se interponga y defienda las vidas humanas. De no ser así, sólo vuela de verdad la guerra.

http://abbonati.ilmanifesto.it/Quotidiano-archivio/19-Marzo-2011/art2.php3

La CIA y los medios de información occidentales…

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Un Imperio de mentiras

Jonathan Cook, Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

imagesPICASSO12La semana pasada el Guardian, principal periódico liberal de Gran Bretaña, publicó un informe exclusivo sobre las tardías confesiones de un exiliado iraquí, Rafeed al-Janabi, con el nombre de código “Curveball” utilizado por la CIA. Hace ocho años, Janabi tuvo un papel esencial entre bambalinas –aunque fuese accidental– al posibilitar la invasión de Iraq por EE.UU. Su testimonio reforzó las afirmaciones del gobierno de Bush de que el presidente de Iraq, Sadam Hussein, había desarrollado un programa avanzado de producción de armas de destrucción masiva (ADM).

El relato de Curveball incluía detalles de camiones de armas biológicas móviles presentados por Colin Powell, secretario de Estado de EE.UU., en las Naciones Unidas a comienzos de 2003. El caso, aparentemente convincente, de Powell sobre las ADM fue utilizado para justificar el ataque estadounidense a Iraq pocas semanas después.

Ocho años más tarde, Curveball reveló al Guardian que había inventado la historia de las ADM de Sadam en el año 2000, poco después de su llegada a Alemania en busca de asilo. Dijo al periódico que había mentido a los servicios de inteligencia alemanes con la esperanza de que su testimonio ayudara a derrocar a Sadam, aunque parece más probable que simplemente quisiera asegurarse de que el tema de su asilo se tomara más en serio.

Para el lector cuidadoso –y subrayo la palabra cuidadoso– el informe muestra varios hechos inquietantes.

Uno fue que las autoridades alemanas habrían comprobado rápidamente que su relato sobre las ADM de Iraq era falso. Miembros de los servicios de inteligencia alemán y británico viajaron a Dubai para entrevistarse con Bassil Latif, su ex jefe en la Comisión de Industrias Militares de Iraq. El doctor Latif demostró que las afirmaciones de Curveball no podían ser verídicas. Las autoridades alemanas perdieron rápidamente interés por Janabi y no volvieron a entrevistarlo hasta finales de 2002, cuando se hizo más urgente que EE.UU. presentara algo más convincente para atacar a Iraq.

Otra revelación interesante fue que a pesar de la necesidad de aclarar el testimonio de Curveball –a la vista de lo que estaba en juego si se lanzaba un ataque preventivo contra otro Estado soberano– los estadounidenses nunca se molestaron en entrevistar ellos mismos a Curveball.

Una tercera revelación fue que el jefe de operaciones de la CIA en Europa, Tyler Drumheller, transmitió advertencias de la inteligencia alemana de que consideraban que el testimonio de Curveball era altamente dudoso. El jefe de la CIA, George Tenet, simplemente ignoró esta información.

Teniendo en cuenta la admisión de Curveball, así como otros hechos del artículo, podemos sacar algunas conclusiones obvias, conclusiones confirmadas por los eventos posteriores.

A falta de una base en derecho internacional y del respaldo de sus principales aliados, el gobierno de Bush necesitaba desesperadamente la historia de Janabi sobre las ADM, por endeble que fuera, para justificar sus planes militares contra Iraq. La Casa Blanca no entrevistó a Curveball porque sabía que su informe sobre el programa de ADM de Sadam era un invento. Su historia se desintegraría si se analizaba; más valía dejar a Washington con la opción de “negación plausible”.

No obstante, el informe falsificado de Janabi fue de utilidad vital: para gran parte del público estadounidense agregó un barniz de credibilidad al caso improbable de que Sadam fuera un peligro para el mundo; ayudó a reforzar a los aliados vacilantes que se enfrentaban a sus públicos incrédulos; e introdujo a Colin Powell, un ex general que sepresentaba como la principal voz de la razón en el gobierno.

En otras palabras, la Casa Blanca de Bush utilizó a Curveball para revivir su mitológica historia sobre la amenaza de Sadam para la paz mundial.

¿Entonces, cómo el Guardian, un bastión del periodismo liberal, presentó su exclusiva sobre el episodio más controvertido de la política exterior reciente de EE.UU.?

Su titular fue: “Cómo EE.UU. fue engañado por un iraquí fantasioso que quería derrocar a Sadam”.

¿No comprendió el escritor del titular la historia escrita por los periodistas del periódico? No, el titular encapsuló con esmero su mensaje. En el texto nos dicen que la presentación de Powell ante la ONU “reveló que los responsables de las decisiones belicistas del gobierno de Bush se habían tragado” el relato de Curveball. En otro momento nos dicen que Janabi “logró uno de los mayores timos de la historia de los servicios de inteligencia modernos”. Y que: “Sus críticos –que son muchos y poderosos– dicen que es difícil calcular el coste de su engaño”.

En otras palabras el Guardian supuso, a pesar de toda la evidencia desvelada por su propia investigación, que Curveball engañó al gobierno de Bush y le hizo cometer un desastroso error de cálculo. Desde este punto de vista, la Casa Blanca fue la verdadera víctima de las mentiras de Curveball, no el pueblo iraquí, que ha sufrido más de un millón de víctimas mortales como resultado de la invasión, según las cifras más fiables, y cuatro millones de exiliados forzosos.

No hay nada excepcional en este ejemplo. Lo escogí porque relata un evento de continua y actual importancia.

Por desgracia, hay algo tan familiar que llega a ser deprimente en este tipo de información, incluso en las principales publicaciones liberales de Occidente. Contrariamente a su objetivo declarado, el periodismo de la tendencia dominante disminuye invariablemente el impacto de nuevos eventos cuando amenazan a las elites poderosas.

Examinaremos el motivo en un minuto. Pero consideremos primero qué, o quién, constituye actualmente el “Imperio”. Ciertamente, en su forma más simbólica, se puede identificar como el gobierno de EE.UU. y su ejército, que constituyen la única superpotencia del mundo.

Tradicionalmente, los imperios se han definido de manera limitada, en términos de una fuerte nación-Estado que expande con éxito su esfera de influencia y poder a otros territorios. El objetivo del Imperio es imponer la dependencia a esos territorios, y luego explotar sus recursos en el caso de países poco desarrollados o, con países más desarrollados, convertirlos en nuevos mercados para sus excedentes. En este último sentido el Imperio estadounidense ha logrado afirmar a menudo que es una fuerza por el bien del mundo, que ayuda a propagar la libertad y los beneficios de la cultura del consumo.

El Imperio logra sus objetivos de diferentes maneras: mediante la fuerza, como la conquista, cuando se enfrenta poblaciones que se resisten al robo de sus recursos; y de modo más sutil mediante la interferencia política y económica, la persuasión y el control de las mentes, cuando quiere crear nuevos mercados. No importa cómo funcione, el objetivo es crear un sentido en los territorios dependientes de que sus intereses y destinos están ligados a los del imperio.

En nuestro mundo globalizado la cuestión de quién se halla en el centro del imperio está muchos menos clara que antes. En la actualidad el gobierno de EE.UU. es menos el corazón del Imperio que su facilitador. Lo que hasta hace poco eran los brazos del Imperio, especialmente las industrias financiera y militar, se ha convertido en una elite imperial transnacional cuyos intereses no están limitados por fronteras y cuyos poderes eluden en gran parte los controles legislativos y morales.

La dirigencia de Israel, deberíamos señalar, así como sus partidarios de la elite en todo el mundo –incluidos los lobbies sionistas, los fabricantes de armas, los militares occidentales, y en cierto grado incluso las tiranías árabes tambaleantes de Medio Oriente– forman parte integral de esa elite transnacional.

El éxito de las elites imperiales depende en gran medida de una creencia compartida por el público occidental de que “nosotros” las necesitamos para asegurar nuestro sustento y seguridad y que al mismo tiempo somos realmente sus amos. Algunas de las ilusiones necesarias perpetuadas por las elites transnacionales incluyen:

  • Que elegimos gobiernos cuya tarea es controlar a las corporaciones;
  • Que nosotros, en particular, y la fuerza laboral global en general, somos los principales beneficiarios de la creación de la riqueza corporativa;
  • Que las corporaciones y la ideología subyacente, el capitalismo global, son la única esperanza de libertad;
  • Que el consumo no es sólo una expresión de nuestra libertad, sino también una fuente importante de nuestra felicidad;
  • Que el crecimiento económico puede mantenerse indefinidamente y sin coste a largo plazo para el crecimiento del planeta;
  • Y que hay grupos, denominados terroristas, que quieren destruir este benévolo sistema de creación de riqueza y mejora personal.

Esas suposiciones, por fantasiosas que puedan parecer cuando se analizan, constituyen el fundamento ideológico sobre el que se construyen las narrativas de nuestras sociedades en Occidente y del cual se deriva en última instancia nuestro sentido de identidad. Este sistema ideológico nos parece –y utilizo “nosotros” y “nuestras” para referirnos sólo a públicos occidentales– idóneo para describir el orden natural.

La tarea de santificar esas suposiciones –y de asegurar que no se analicen– corresponde a nuestros medios dominantes. Las corporaciones occidentales son dueñas de los medios, y su publicidad hace que la industria sea rentable. En ese sentido, los medios no pueden cumplir con su función de controlar al poder, porque en realidad forman parte del poder. Es el poder de la elite globalizada de controlar y limitar los horizontes ideológicos e imaginativos de los lectores y espectadores de los medios. Lo hacen para asegurar que los intereses imperiales, que son sinónimos de los de las corporaciones, no puedan amenazarse.

La historia de Curveball ilustra nítidamente el papel de los medios.

Su confesión fue tardía –ocho años demasiado tarde, para ser preciso– como para tener algún impacto sobre los eventos que importan. Como sucede tan a menudo con historias importantes que cuestionan los intereses de la elite, losa hechos necesarios de modo vital para permitir que los públicos occidentales lleguen a conclusiones informadas no estaban disponibles cuando eran necesarios. En este caso Bush, Cheney y Rumsfeld se han ido, como sus consejeros neoconservadores. La historia de Curveball ahora interesa sobre todo a los historiadores.

Este último punto vale de un modo bastante literal. Las revelaciones del Guardian no interesaron casi nada en los medios estadounidenses, el supuesto control en el corazón del Imperio de EE.UU. Una búsqueda en la base de datos mediática de Lexis Nexis muestra que las admisiones de Curveball sólo se publicaron en el New York Times en un breve informe en la página 7, así como en un resumen noticioso en el Washington Times. Los demás periódicos importantes de EE.UU. -docenas-, incluido el Washington Post, no las mencionaron en absoluto.

En vez de eso, la principal audiencia de la historia fuera del Reino Unido fueron los lectores del periódico Hindu de India y Khaleej Times de Dubai.

Pero incluso el Guardian, al que frecuentemente se considera atrevido por enfrentarse a poderosos intereses, envolvió su informe de manera que privaba a la confesión de Curveball de su verdadero valor. Se eliminó la verdadera importancia de los hechos. La presentación aseguró que sólo los lectores más informados habtían comprendido que Curveball no engañó a EE.UU., sino que más bien la Casa Blanca había explotado a un “fantasioso” –o a un exiliado desesperado de un régimen brutal, depende de cómo se vea– para sus propios fines ilegales e inmorales.

¿Por qué omitió lo principal el Guardian en su propia exclusiva? El motivo es que todos nuestros medios dominantes, por liberales que sean, toman como punto de partida la idea de que la cultura política de Occidente es de por sí benévola y superior desde el punto de vista moral a todos los sistemas alternativos existentes o concebibles.

En la información y en los comentarios esto se demuestra del modo más claro en la idea de que “nuestros” dirigentes siempre actúan de buena fe, mientras que “sus” dirigentes –los que se oponen al Imperio o a sus intereses– están impulsados por motivos viles o malignos.

De esta manera a los enemigos oficiales, como Sadam Hussein o Slobodan Milosevic, se les puede señalar como la personificación del dictador demente o avieso –mientras que otros regímenes igualmente delincuentes como Arabia Saudí se describen como “moderados”– porque abren el camino para que sus países se conviertan en objetivos de nuestras propias estrategias imperiales.

A los Estados seleccionados para el “abrazo” del Imperio se les deja una alternativa sombría: aceptad nuestras condiciones de rendición y convertíos en aliados o desafiad al Imperio y enfrentad nuestra ira.

Cuando las elites corporativas pisotean a otros pueblos y Estados para promover sus propios intereses egoístas, como en el caso de la invasión de Iraq para controlar sus recursos, nuestros medios dominantes no pueden permitir que su información coloque los eventos en un marco honesto. Las suposiciones persisten en los comentarios con respecto al ataque de EE.UU a Iraq. Por ejemplo, como no se encontraron las ADM, el gobierno de Bush se quedó en Iraq para impulsar un esfuerzo para desarraigar a los terroristas, restaurar la ley y el orden y propagar la democracia.

Para los medios occidentales, nuestros dirigentes cometen errores, son ingenuos o incluso estúpidos, pero nunca son malos o aviesos. Nuestros medios no exigen que se juzgue a Bush o Blair en La Haya como criminales de guerra.

Esto, desde luego, no significa que los medios occidentales sean Pravda, el vocero propagandístico del antiguo imperio soviético. Hay diferencias. El disenso es posible, aunque debe mantenerse dentro de los límites relativamente estrechos del debate “razonable”, un espectro de pensamiento posible que acepta sin reservas la presunción de que somos mejores, más morales, que ellos.

De la misma manera, pocas veces se dice a los periodistas –por lo menos directamente– qué tienen que escribir. Los medios han desarrollado procesos cuidadosos de selección y jerarquías en su personal editorial –llamados “filtros” por los críticos de los medios Ed Herman y Noam Chomsky– para asegurarse de que los periodistas disidentes o verdaderamente independientes no alcancen posiciones de verdadera influencia.

No existe, en otras palabras, una simple línea del partido. Hay elites y corporaciones en competencia, y sus voces se reflejan en el terreno estrecho que llamamos comentario y opinión. En lugar de que los dicten los funcionarios del partido, como sucedía bajo el sistema soviético, nuestros periodistas pugnan para que los admitan en las antecámaras del poder. Esos privilegios hacen carreras pero a un inmenso coste para la independencia de los periodistas.

No obstante la gama de lo permisible se expande lentamente –por encima de la oposición de las elites y de la televisión y la prensa de la tendencia dominante-. La razón se encuentra en los nuevos medios, que gradualmente erosionan el monopolio mantenido durante mucho tiempo por los medios corporativos para controlar la difusión de información e ideas populares.WikiLeaks es hasta ahora el resultado más obvio, y más impresionante, de esa tendencia.

Las consecuencias ya son tangibles en todo Medio Oriente, que ha sufrido desproporcionadamente bajo el régimen opresor del Imperio. Las conmociones, mientras los pueblos árabes luchan por deshacerse de sus tiranos, también ponen al desnudo algunas de las ilusiones que nos han vendido los medios occidentales. El Imperio, nos han dicho, quiere democracia y libertad en todo el globo. Y sin embargo se le ve mudo e impasible mientras los verdugos del Imperio desencadenan armas hechas en EE.UU. contra sus pueblos que demandan libertades al estilo occidental.

Una pregunta importante es: ¿Cómo reaccionarán nuestros medios ante esta exposición, no sólo de la hipocresía de nuestros políticos sino de la suya? Ya están tratando de cooptar a los nuevos medios, incluido WikiLeaks, pero sin verdadero éxito. También comienzan a permitir un debate más amplio, aunque todavía fuertemente limitado.

La versión occidental de glasnost es particularmente obvia en la cobertura del problema más cercano a nuestros corazones, aquí en Palestina. Lo que Israel califica de campaña de deslegitimización es realmente la apertura –ligera– del paisaje mediático, para permitir un poco de luz donde hasta hace poco reinaba la oscuridad.

Es es una oportunidad y debemos aprovecharla. Debemos exigir más honestidad a los medios corporativos; debemos avergonzarlos al estar mejor informados que los escribidores que reciclan comunicados de prensa oficiales y claman por el acceso; y debemos descartarlos, como ya sucede, en busca de mejores fuentes de información.

Tenemos una ventana. Tenemos que abrirla con fuerza antes de que las elites del Imperio traten de cerrarla de un golpe.

* Éste es el texto de una conferencia titulada “Medios como instrumento del Imperio” presentada en Sabeel, Centro Ecuménico de Teología de la Liberación, en su octava conferencia internacional en Belén el viernes 25 de febrero de 2011.

Jonathan Cook es un escritor y periodista que trabaja en Nazaret, Israel. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East, Pluto Press, y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair, Zed Books. Su págian web es www.jkcook.net.

© Copyright Jonathan Cook, Global Research, 2011

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=23432

El semi-oculto campo de batalla de la ciberguerra…

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Julián Ferraro/Nación.cl

Ataques cibernéticos pagados por gobiernos y corporaciones amenazan con marcar la pauta informática de esta década.

Los computadores repletan nuestras oficinas cual esclavos, resoplando el cansancio de su labor a través de las hélices que ventilan sus procesadores.

Millones de seres humanos sostienen la vista en el brillo eléctrico de las pantallas mientras teclean. Algunos trabajan, otros se distraen en Facebook o Twitter. En los bolsillos de una aplastante mayoría de chilenos (incluyendo mendigos), aúllan los ringtones de sus dispositivos móviles conectados al mail.

El despertar de esta década está marcado por un cambio radical en nuestro estilo de vida: La omnipresencia de las comunicaciones digitales.

Esa información que creemos protegida, o peor aún, el estado de dependencia que tenemos hacia los aparatos, nos hace vulnerables a quienes poseen conocimientos más allá del usuario promedio. Los gobiernos y las generaciones que no nacieron con un teclado entre las manos se acercan progresivamente a la tecnología debido al boom de las redes sociales, que cada día les facilitan el compartir información, hacer transacciones y organizarse. Al otro lado de la pantalla, alguien sonríe. Es quien tiene el poder de aprovecharse de la falta de información y arruinarlos con tal de cumplir su agenda.

MUNDO INSEGURO

“Hace años que los gobiernos se están preparando para soportar ataques cibernéticos. No es un caso nuevo, dado que en el 2007 se produjeron ataques a Estonia tan graves y virulentos que tuvo que intervenir la OTAN enviando a expertos en seguridad informática con la intención de ayudar a proteger sus sistemas. Hoy en día hay gobiernos que quieren obtener información de otros, ya sea utilizando sus infraestructuras críticas o software malicioso para ese fin”, explica Jocelyn Otero Ovalle, directora de marketing en España de la empresa de seguridad informática BitDefender.

El problema no es si un gobierno será o no atacado, la pregunta es cuándo. Hay precedentes, así que no es una amenaza, es real”, sentencia Jocelyn. Reconoce que estamos ante un mundo inseguro.

“La era del hacker ya ha pasado, ya no existen personas con un ‘alter ego’ para acceder a sistemas informáticos, ahora el hacker está al servicio de empresas y/o gobiernos, cuyo objetivo es controlar el mayor número de infraestructuras y sistemas de información”, informa Otero.

Distintos usos del término hacker se pueden debatir, lo cierto es que existen personas adueñándose de cuentas de usuarios, perfiles y contraseñas, información e incluso flujos monetarios.

“Los usuarios deberán tomar más conciencia en la seguridad de la información”, recomienda Jocelyn, “no exponiendo sus datos a sitios de poca confianza o ejecutando software que no haya sido lo suficientemente conocido o evaluado por otros usuarios. Quizás pronto sea el momento de confiar en aplicaciones firmadas por una entidad de reconocido prestigio”.

“Debemos convencernos de que la seguridad será y es una parte importante de nuestras vidas y habrá que especializarse de alguna forma, bien utilizando tecnología que lo haga por nosotros o bien empezar de verdad a crear conciencia”, remata la ejecutiva de BitDefender.

CHILE BAJO ATAQUE

Symantec, empresa orientada a la protección de la información, publicó en abril del año pasado un documento llamado “Informe sobre Amenazas a la Seguridad”, en el que establecen que el país que ha recibido más ataques informáticos ha sido Estados Unidos, con una actividad maliciosa del 23%.

Chile no se libra de tener el cuarto lugar de la región con un 7%. Sin embargo, la lista la encabezan Brasil (43%), México y Argentina (estos últimos con 13%). Nuestro país se ganó el tercer lugar en recibir ataques de phishing (estafas a través de sitios falsos) y bots (redes de computadores infectados).

Esto responde a un aumento sostenido de los códigos maliciosos. Si en 2002 existían 20.254 amenazas, en 2009 la cifra ascendió a 2.895.802, según el informe de Symantec.

El 88% de todo el correo electrónico en el mundo fue spam, en Chile se desparramó el 7% del correo basura del Cono Sur y un 1% a nivel global. Todavía se esperan las cifras del año pasado.

DRAGÓN NOCTURNO

Ya hemos hablado sobre Stuxnet, un gusano que atacó centrales nucleares iraníes y que es asociado al ejército de Israel. Sin embargo, más ataques destinados a objetivos específicos están empezando a emerger. La empresa de seguridad informática McAfee acaba de lanzar el informe “Ciberataques contra la energía mundial: Night Dragon (Dragón nocturno)”.

El informe de McAfee explica que estamos ante una nueva generación de software malicioso. Si bien hace algunos años Code Red, Nimbda, Blaster, Sasser, SQL Slammer, Conficker, y myDoom hicieron estragos en las redes computacionales, la Operación Aurora, un exitoso ataque a Google y la filtración de datos en WikiLeaks muestran que un nuevo tipo de amenazas específicas y especializadas se están iniciando.

Los atacantes de ahora usan kits de programas que les ayudan a lanzar a amenazas más persistentes e insidiosas.

Una de ellas es Dragón Nocturno, destinado a la explotación de vulnerabilidades de Microsoft Windows, que empieza a aprovechar debilidades de la red externa (extranet) y a través de un sostenido proceso de ataques que involucra distintos programas chinos orientados al hackeo que están disponibles en la red –por ejemplo las del sitio Rootkit.net.cn-, termina instalando una herramienta de administración remota (RAT) en la red de máquinas para extraer documentos confidenciales y correo electrónico.

Dragón Nocturno logró invadir distintos servidores de petróleo, gas y petroquímica, comprometiendo a empresas y ejecutivos de Holanda, Estados Unidos, Kazajistán, Taiwán y Grecia.

“El número de ataques dirigidos y bien coordinados, tales como el Dragón Nocturno, engendrados por un grupo creciente de atacantes malintencionados y comprometidos con sus metas, está aumentando rápidamente. Esos objetivos ya no son solamente las computadoras de la base industrial de defensa, del gobierno y de las Fuerzas Armadas. Ahora, ellos también están en grandes empresas privadas globales”, concluye el documento.

Written by Eduardo Aquevedo

24 febrero, 2011 at 17:55

¿Quién está detrás de WikiLeaks?, por M. Chossudovsky

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(Primera y Segunda parte)

Michel Chossudovsky, Global Research

Traducido para Rebelión por Silvia Arana

AA-WIKI00S2“Los grandes banqueros, al mover algunas simples palancas que controlan el flujo de dinero, pueden determinar el éxito o el fracaso de la economía de un país. Al controlar los comunicados de prensa sobre las estrategias económicas que delinean tendencias nacionales, la élite es capaz no sólo de tomar las riendas de poder de la estructura económica de esta nación sino también de extender el control a todo el mundo. Aquéllos que poseen un poder tal quieren lógicamente permanecer en un segundo plano, ser invisibles para los ciudadanos comunes." (Aldous Huxley)

WikiLeaks ha sido reconocido como una cuña en la batalla contra la desinformación de los medios y las mentiras del gobierno de EE.UU.

Los documentos revelados constituyen, sin duda, un importante y valioso banco de datos. Los documentos han sido usados por investigadores cruciales desde el inicio del proyecto de WikiLeaks. Las primeras revelaciones se enfocaron tanto en los crímenes de guerra cometidos por EE.UU. en Afganistán (julio 2010) como en temas relacionados con los derechos civiles y la "militarización de la patria". (Véase Militarizing the "Homeland" in Response to the Economic y Political Crisis, de Tom Burghardt, Global Research, 11 de octubre, 2008.)

En octubre de 2010, se reportó que WikiLeaks había revelado unos 400.000 documentos secretos de la guerra de Irak, que cubrían sucesos desde 2004 a 2009 (Tom Burghardt, The WikiLeaks Release: US Complicity and Cover-Up of Iraq Torture Exposed, Global Research, 24 de octube, 2010). Las revelaciones contenidas en los reportes de WikiLeaks sobre la guerra de Irak aportaron "más pruebas del papel del Pentágono en la tortura sistemática de ciudadanos iraquíes por el régimen post-Sadam instalado por EE.UU." (Cita de la misma fuente.)

Las organizaciones progresistas han elogiado el trabajo de WikiLeaks. Nuestro sitio web, Global Research, ha brindado una extensa cobertura del proyecto de WikiLeaks. Las filtraciones se han calificado como una victoria extraordinaria contra la censura de los medios corporativos. Pero hay algo más.

Incluso antes del lanzamiento del proyecto, los medios habían contactado con WikiLeaks.

También hay reportes de mensajes de e-mail entre WikiLeaks y Freedom House. WikiLeaks inició el contacto al comenzar el proyecto en enero de 2007, pidiéndoles asesoramiento e incluyendo una invitación para que formaran parte de la junta de asesores de WikiLeaks. Freedom House, con sede en Washington, es una "organización de control de los gobiernos que promueve la libertad en el mundo". Dice un mensaje: "Buscamos uno o dos miembros para la junta -procedentes de FH que nos aconsejen en lo siguiente:

1. Las necesidades de FH como receptáculo de filtraciones que denuncien corrupción política y comercial

2. Las necesidades de fuentes de filtraciones según la experiencia de FH

3. Recomendaciones de FH de otras personas que puedan ser miembros de la junta de asesores.

4. Recomendaciones generales sobre financiamiento, desarrollo de alianzas, operaciones descentralizadas y contexto político". (WikiLeaks, Leaks, enero 2007)

WikiLeaks también inició negociaciones con varias fundaciones corporativas en busca de financiamiento (WikiLeaks, Leaks, enero 2007):

El eje de la red de financiamiento de WikiLeaks es la organzación alemana Wau Holland Foundation: "Estamos registrados como una biblioteca en Australia, como una fundación en Francia, como un periódico en Suecia", dice Assange. WikiLeaks está asociada en EE.UU. con dos organizaciones caritativas que gozan de exención de impuestos, conocidas como 501C3, que "sirven de fachada" para el sitio web, agrega Assange. No da los nombres diciendo que ellas "podrían perder alguna fuente de financiamiento por sensibilidades políticas".

Assange dice que WikiLeaks recibe cerca de la mitad de su dinero de donaciones modestas conseguidas por el sitio web, y la otra mitad de "contactos personales" , incluyendo "gente millonaria que nos contacta por iniciativa propia…" (WikiLeaks Keeps Funding Secret, WSJ.com, 23 de agosto, 2010)

En un comienzo, a principios de 2007, WikiLeaks reconoció que el proyecto había sido "fundado por disidentes chinos, matemáticos y técnicos que trabajaban en compañías nuevas de EE.UU., Taiwán, Europa, Australia y Sudáfrica… (su Directorio de Consejeros) incluyendo expatriados de Rusia y refugiados del Tíbet, reporteros, ex analistas de inteligencia y criptógrafos estadounidenses". (mensaje de WikiLeaks Leaks, enero, 2007)

WikiLeaks delineó sus propósitos en el sitio web de la siguiente manera: "[WikiLeaks será] una versión sin censura de Wikipedia para la filtración y el análisis de documentos de procedencia secreta. Nos centraremos principalmente en los regímenes opresivos de Asia, el antiguo bloque soviético, África subsahariana y Oriente Medio, aunque también esperamos ofrecer un espacio para aquéllos en Occidente que deseen revelar comportamientos antiéticos de sus propios gobiernos y corporaciones" (CBS News – Website wants to take whistleblowing online, 11 de enero, 2007, énfasis agregado)

Estos propósitos fueron confirmados por Julian Assange en la entrevista hecha por The New Yorker en Junio de 2010:

"Nuestros objetivos principales son aquellos extremadamente opresivos regímenes de China, Rusia y Eurasia Central, aunque esperamos ofrecer un espacio para quienes en Occidente que desean revelar conductas ilegales o inmorales de sus propios gobiernos y corporaciones. (énfasis del autor)

En la misma entrevista, Assange advirtió de que "exponer secretos" podría hacer caer gobiernos que ocultan la realidad, incluyendo el gobierno de EE.UU.

Desde un principio, el enfoque geopolítico de WikiLeaks en los "regímenes opresivos de Eurasia y Medio Oriente era "atractivo" para las elites estadounidenses, puesto que parecía coincidir con los objetivos de la política exterior estadounidense. Más aún, la composición del equipo de WikiLeaks (que incluía disidentes chinos), sin mencionar la metodología de "exponer secretos" de gobiernos extranjeros, estaban a tono con las prácticas de las operaciones encubiertas de EE.UU. (y con el apoyo de Freedom House) en pos de desencadenar "cambios de régimen" y promover "revoluciones de colores" en diferentes partes del mundo.

El papel de los medios corporativos: El rol central de The New York Times

WikiLeaks no es un proyecto típico de los medios alternativos. Los periódicos The New York Times, The Guardian y Der Spiegel están directamente involucrados en la edición y selección de los documentos filtrados. The London Economist también ha tenido un papel importante.

Mientras que el proyecto y su editor Julian Assange muestran un compromiso y una preocupación por el respeto a la verdad en la información, las filtraciones recientes de WikiLeaks de los cables de la embajada han sido cuidadosamente "redactados" por los medios corporativos en consulta con el gobierno de EE.UU. (Véase Interview with David E. Sanger, Fresh Air, PBS, diciembre 8, 2010.)

La colaboración entre WikiLeaks y los medios seleccionados no es fortuita, fue parte de un arreglo entre los principales periódicos estadounidenses y europeos y el editor de WikiLeaks, Julian Assange.

La pregunta esencial es: ¿Quién controla y supervisa la selección, distribución y edición de los documentos para el público en general?

¿Qué objetivos de la política exterior de EE.UU. se ven beneficiados con este proceso de redacción?

¿Tiene WikiLeaks alguna participación en el despertar de la opinión pública, en una batalla contra las mentiras y fabricaciones publicadas diariamente en los medios impresos y en la TV?

Si así fuera, ¿cómo es posible que esta batalla contra la desinformación de los medios se lleve a cabo con la participación y colaboración de los arquitectos corporativos de la desinformación?

WiliLeaks ha convocado a los arquitectos de la desinformación mediática para luchar contra la desinformación mediática: un procedimiento incongruente y autodestructivo.

Los medios corporativos de EE.UU. y específicamente The New York Times son una parte integral del establishment económico, conectado a Wall Street, los "think tanks" de Washington y el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, según sus siglas en inglés).

Más aún, los medios corporativos de EE.UU. han desarrollado una relación de largo plazo con el aparato de inteligencia del país desde la Operación "Mocking Bird", un proyecto de la Oficina de Proyectos Especiales de la CIA que funciona desde principios de los años cincuenta.

Incluso antes del lanzamiento del proyecto WikiLeaks, los medios corporativos estuvieron involucrados. Su papel fue definido y acordado por los medios corporativos no sólo en la publicación de las filtraciones sino también en su selección y edición. Como una amarga ironía, los "medios profesionales", usando la frase de Assange en una entrevista con The Economist, han sido socios del proyecto WikiLeaks desde el principio. Algunos periodistas claves conectados con funcionarios de seguridad de política nacional y extranjera han trabajado estrechamente ligados a WikiLeaks en la distribución y diseminación de los documentos filtrados.

Irónicamente, el socio de WikiLeaks, The New York Times, que ha constantemente promovido la desinformación ha sido acusado de conspiración. ¿Por qué? ¿Por revelar la verdad? ¿Por manipularla? Según el Senador Joseph Liberman:

"Creo que WikiLeaks ha violado el Acta de Espionaje, pero, ¿qué pasa con las organizaciones periodísticas -incluyendo The New York Times– que aceptaron distribuir las filtraciones? Para mí, The New York Times ha cometido, al menos, un acto anticívico y si ha cometido un delito o no, creo que merece ser objeto de una investigación a fondo por parte del Departamento de Justicia." (WikiLeaks Prosecution Studied by Justice Department – NYTimes.com, 7 de diciembre de 2010)

El papel del NYT en la redacción de las filtraciones fue francamente reconocido por David Sanger, corresponsal en jefe de la oficina de Washington:

"Revisamos los cables cuidadosamente para tratar de reescribir el material que pensamos podría perjudicar a individuos o afectar a operaciones en proceso. Hasta tomamos la medida inusual de mostrar alrededor de 100 cables al gobierno de EE.UU. y preguntarle si tenía sugerencias sobre la redacción de los cables." (Véase PBS Interview; The Redacting and Selection of WikiLeaks documents by the Corporate Media, PBS Interview on "Fresh Air" with Terry Gross: 8 de diciembre, 2010, énfasis agregado por el autor de la nota.)

Sin embargo Sanger también dice en la entrevista:

"Es la responsabilidad del periodismo de EE.UU., desde la fundación del país, dar la cara, tratar de involucrarse en los temas más difíciles de la actualidad y hacerlo independientemente del gobierno."

¿Cómo lo pueden hacer independientemente del gobierno y al mismo tiempo pidiéndole al gobierno de EE.UU. que hagan sugerencias sobre la redacción de la noticia?

No se puede describir a David Sanger como un modelo de periodista independiente. Es miembro del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y del Grupo Estratégico del Instituto de Aspen, al que pertenecen entre otros Madeleine Albright, Condoleeza Rice, el ex Ministro de Defensa William Perry, el ex director de la CIA John Deutch, el presidente del Banco Mundial Robert. B. Zoellick y Philip Zelikow el ex director ejecutivo de la Comisión 9/11 (Veáse F. William Engdahl, Wikileaks: A Big Dangerous US Government Con Job , Global Research, 10 de diciembre, 2010).

Vale la pena señalar que varios periodistas estadounidenses miembros del Consejo de Relaciones Exteriores han entrevistado a WikiLeaks incluyendo Richard Stengel, Time Magazine (30 de noviembre, 2010) y Raffi Khatchadurian, The New Yorker (11 de junio, 2007)

The New York Times ha estado históricamente al servicio de la familia Rockefeller en el contexto de una larga relación. El actual presidente Arthur Sulzberger Jr. es miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, hijo de Arthur Ochs Sulzberger y nieto de Arthur Hays Sulzberger, quien fue administrador (trustee) de la Fundación Rockefeller. Ethan Bronner, Deputy Foreign Editor del periódico, al igual que Thomas Friedman entre otros, son miembros del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR).

Los Rockefellers, a su vez, poseen una porción considerable de acciones en varias corporaciones de medios estadounidenses.

Cables de la Embajada y del Departamento de Estado

Nadie debería sorprenderse de que David Sanger y sus colegas del NYT centren su atención en una difusión altamente selectiva de los cables de WikiLeaks, enfocándose en áreas que apoyan los intereses de la política extranjera de EE.UU.: el programa nuclear de Irán, Corea del Norte, Arabia Saudí y el apoyo de Pakistán a Al-Qaida, las relaciones de China y Corea del Norte, etc. Estas filtraciones se usaron como material para artículos y comentarios del NYT.

Los cables de la Embajada y del Departamento de Estado publicados por WikiLeaks fueron editados y filtrados. Se usaron con fines de propaganda. No conforman un conjunto de memorandos completo ni tienen continuidad.

De una lista selectiva de cables, las filtraciones se usan para justificar la agenda de política exterior. Un caso ilustrativo es el supuesto programa nuclear de Irán, al que se refieren numerosos cables del Departamento de Estado, al igual que el apoyo de Arabia Saudí al terrorismo islámico.

El programa nuclear de Irán

Se están usando los cables filtrados para alimentar la campaña de desinformación sobre las Armas de Destrucción Masiva de Irán. Mientras que los cables se usan como "prueba" de que Irán representa una amenaza, las mentiras y fabricaciones de los medios corporativos referentes al supuesto programa iraní de armas nucleares no tienen ningún sustento en los cables puesto que en ellos no aparece ninguna mención al respecto.

Una vez que las filtraciones son canalizadas por los medios corporativos, editadas y redactadas por el NYT, van a servir inevitablemente a los intereses de la política exterior de EE.UU., incluyendo las preparaciones de la guerra de EE.UU.-OTAN-Israel contra Irán.

En referencia a la "inteligencia filtrada" y la cobertura del supuesto programa nuclear de Irán, David Sanger ha tenido un papel clave. En noviembre de 2005, el NYT publicó un reporte conjunto de David Sanger y William Broad titulado "Relying on Computer, U.S. Seeks to Prove Iran’s Nuclear Aims".

El artículo se refiere a documentos misteriosos robados de una computadora iraní que incluía "una serie de dibujos de un vehículo para transportar misiles que supuestamente correspondería a un arma nuclear iraní":

"A mediados de julio, oficiales de inteligencia estadounidenses convocaron a dirigentes de la Agencia Internacional de Inspección de Armas Atómicas. La reunión fue en el ático de un rascacielos en Viena, desde el que se veía el Danubio, y les mostraron el material que habría sido robado de una computadora "laptop".

Los estadounidenses proyectaron en una pantalla y desplegaron sobre la mesa de conferencia materiales de más de mil páginas de simulaciones por computadora y testimonios de experimentos, diciendo que demostraban un largo esfuerzo invertido en el diseño de una cabeza nuclear, según media docena de europeos y estadounidenses que participaron de la reunión.

Los documentos, según reconocieron los estadounidenses desde el principio, no eran una prueba de que Irán tuviera la bomba atómica. Presentaban los materiales como la prueba más contundente, hasta la fecha, de que a pesar de las declaraciones de Irán de que su programa nuclear tiene fines pacíficos, el país está tratando de "construir una cabeza nuclear compacta que encaje sobre sus misiles Shahab, que podrían llegar hasta Israel y otros países de Oriente Medio". (William Broad y David Sanger, "Relying on Computer, U.S. Seeks to Prove Iran’s Nuclear Aims", NYT, 13 de noviembre, 2005, énfasis del autor)

Estos "documentos secretos" fueron entregados por el Departamento de Estado a la Agencia Internacional de Inspección de Energía Atómica para demostrar que Irán estaba desarrollando un programa de armas nucleares. Era también un pretexto para reforzar las sanciones económicas contra Irán, llevadas adelante por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La autenticidad del material se cuestionó y finalmente un artículo del periodista de investigación Gareth Porter confirmó contundentemente que los documentos de la misteriosa "laptop" son falsos. (Véase Gareth Porter, Exclusive Report: Evidence of Iran Nuclear Weapons Program May be Fraudulent, Global Research, 18 de noviembre, 2010)

Los dibujos de los documentos filtrados por William J. Broad y David E. Sanger no representan los misiles Shahab sino los obsoletos misiles norcoreanos que fueron decomisados por Irán a mediados de la década de 1990. Los dibujos correspondían a "cabezas nucleares incorrectas":

En julio de 2005 Robert Joseph, vicesecretario para Control Armanentístico y Seguridad Internacional de EE.UU. hizo una presentación oficial de los supuestos documentos referidos al programa iraní de armas nucleares a los dirigentes de la agencia en Viena. Joseph desplegó fragmentos de los documentos en una pantalla de computadora, enfatizando las series de dibujos técnicos sobre 18 diferentes maneras de encajar una carga de explosivos en una cabeza nuclear de un misil iraní de medio alcance, el Shahab-3. Cuando los analistas de IAEA analizaron los documentos descubrieron que los esquemas correspondían a cabezas nucleares que los militares iraníes habían descartado para trabajar con un nuevo diseño. Las cabezas nucleares dibujadas correspondían al diseño de los misiles norcoreanos No Dong, que Irán había adquirido a mediados de la década del noventa… Los documentos de la "laptop" se referían a un modelo anterior de las cabezas nucleares que ya había sido rediseñado… (Gareth Porter, énfasis del autor de la nota)

David Sanger, que trabajó diligentemente con WikiLeaks, bajo el estandarte de la verdad y la transparencia, tuvo también un papel clave en la "filtración" que Gareth Porter describe como información falsa.

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=22389

Parte 2

¿Quién está detrás de Wikileaks?  (Parte 2)

Michel Chossudovsky

Global Research

Traducido para Rebelión por Silvia Arana

El programa nuclear de Irán (Continuación)

Al revelarse que era falsa la información de que Irán estaba desarrollando armas nucleares, quedaba invalidada por completo la denuncia de Washington. Sin embargo, el tema fue prácticamente ignorado por la prensa. También quedó cuestionada la legitimidad de las sanciones contra Irán tomadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Más aún, como amarga ironía, la lectura selectiva del NYT de los cables de la Embajada ha servido no sólo para dejar de lado el tema central de la información falsa sino también para reforzar, a través de la desinformación mediática, las denuncias de Washington de que Irán están desarrollando armas nucleares. Un caso ilustrativo es el artículo de noviembre de 2010, en el que su coautor David Sanger, dice citando los cables de WikiLeaks:

"Irán obtuvo 19 misiles de Corea del Norte, según un cable fechado el 24 de febrero de este año… Estos misiles tendrían la capacidad de atacar capitales de Europa Occidental o fácilmente llegar a Moscú; y los oficiales estadounidenses advierten que poseen propulsión de avanzada, lo que podría acelerar el programa iraní de misiles balísticos intercontinentales." (Archivo WiliLeaks – Iran Armed by North Corea -NYTimes.com, 28 de noviembre, 2010)

WikiLeaks, Irán y el mundo árabe

Los cables filtrados de WikiLeaks también fueron usados para crear divisiones entre Irán por un lado, y Arabia Saudita y los estados del Golfo por el otro:

"Después de que WikiLeaks denunciara que ciertos estados árabes estaban preocupados con el programa nuclear iraní y pidieron a EE.UU. que tomara represalias militares contra Irán, la Secretaria de Estado Hillary Clinton aprovechó la oportunidad para decir que los cables filtrados muestran que la comunidad internacional comparte la preocupación de EE.UU. por el programa nuclear iraní. (Tehran Times: WikiLeaks promoting Iranophobia, 5 de diciembre, 2010)

Los medios de comunicación occidentales han saltado a esta oportunidad, y han citado los memorandums del Departamento de Estado filtrados por WikiLeaks con el fin de señalar a Irán como una amenaza a la seguridad global, y promover divisiones entre Irán y el mundo árabe.

"La guerra global contra el terrorismo"

Las filtraciones citadas por los medios de comunicación occidentales revelan el apoyo de los estados del Golfo y Arabia Saudita a varias organizaciones musulmanas terroristas, un hecho conocido y extensamente documentado.

Lo que los reportes no mencionan, sin embargo, es algo esencial para la comprensión de "la guerra global contra el terrorismo": que los servicios de inteligencia de EE.UU. han canalizado históricamente su ayuda a organizaciones terroristas vía Pakistán y Arabia Saudita. (Véase Michel Chossudovsky, America’s "War on Terrorism", Global Research, Montreal, 2005.) Estas son operaciones de inteligencia encubiertas patrocinadas por EE.UU. usando agentes sauditas y pakistaníes como intermediarios.

Con respecto a esto, los medios corporativos tienden a usar los documentos de WikiLeaks para mantener la ilusión de que la CIA no tiene nada que ver con las redes terroristas, y que Arabia Saudita y los estados del Golfo son los principales financistas de Al-Qaida, Talibanes, Lashkar-e-Taiba y otros, cuando en realidad el financiamiento se hace en conexión y en consulta con sus colegas de los servicios de inteligencia de EE.UU.:

"La información sale a la luz en la última ronda de documentos entregados el domingo por WikiLeaks. En los comunicados dirigidos al Departamento de Estado, las embajadas de EE.UU. en Arabia Saudita y los estados del Golfo describen una situación en la que adinerados donantes privados, a menudo de manera abierta, apoyan con mucho dinero a los mismos grupos que Arabia Saudita dice combatir." (WikiLeaks: Saudis, Gulf States Big Funders of Terror Groups -Defense/Middle East – Israel News- Israel National News)

Algo similar, con respecto a Pakistán:

"Los cables, obtenidos por WikiLeaks y entregados a varios medios periodísticos, dejan en claro que por debajo de los acuerdos públicos hay conflictos profundos (entre EE.UU. y Pakistán) sobre los objetivos estratégicos en temas como el apoyo de Pakistán a los talibanes afganos y la actitud tolerante con Al-Qaida…" (Wary Dance With Pakistan in Nuclear World, The New York Times, 1 de diciembre, 2010)

Reportes de esta naturaleza sirven para dar legitimidad a los ataques de EE.UU. contra supuestos blancos terroristas en Pakistán.

El uso y la interpretación que hacen los medios corporativos de los cables de WikiLeaks sirven para perpetuar dos mitos relacionados entre sí:

1) Irán tiene un programa de armas nucleares y representa un peligro para la seguridad global.

2) Arabia Saudita y Pakistán son estados patrocinadores de Al-Qaida. Financian las organizaciones terroristas musulmanas, las que se proponen atacar a EE.UU. y sus aliados de la OTAN.

La CIA y los medios corporativos

Las relaciones de la CIA con los medios corporativos de EE.UU. están extensamente documentadas. The New York Times sigue manteniendo una relación estrecha no sólo con los servicios de inteligencia de EE.UU. sino también con el Pentágono y más recientemente con el Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security).

La operación "Mocking Bird" fue un proyecto de la Oficina de Proyectos Especiales de la CIA, fundada a principios de la década de 1950, con el objetivo de ejercer influencia sobre la prensa nacional y extranjera. Desde su fundación, miembros de los medios estadounidenses fueron reclutados por la CIA.

En 1977, Carl Bernstein describe los entretelones de la relación entre la CIA y los medios de comunicación en un artículo para Rolling Stones titulado The CIA and the Media:

"Más de 400 periodistas estadounidenses han desempeñado tareas secretas para la CIA, según documentación de la misma agencia. [1950-1977] Las relaciones entre algunos de estos periodistas con la Agencia eran tácitos; otros eran explícitos… Los reporteros compartían sus notas con la CIA. Los editores compartían sus ayudantes. Algunos de estos periodistas habían ganado el Premio Pulitzer… La mayoría eran menos destacados: corresponsales en el extranjero que se dieron cuenta de que su asociación con la CIA les era beneficiosa para su carrera…

Entre los ejecutivos que colaboraron con la CIA se contaban William Paley de Columbia Broadcasting System, Henry Luce de Time Inc., Arthur Hays Sulzberger de The New York Times, Barry Bingham Sr. de Louisville Courier Journal y James Copley de Copley News Service. Entre otras organizaciones que colaboraron con la CIA se incluyen: American Broadcasting Company, National Broadcasting Company, Associated Press, United Press International, Reuters, Hearst Newspapers, Scripps-Howard, Newsweek Magazine, Mutual Broadcasting System, Miami Herald, y el viejo Saturday Evening Post y New York Herald-Tribune. (The CIA and the Media by Carl Bernstein)

Bernstein sugiere al respecto que "el uso que la CIA realizó de los medios de comunicación estadounidenses ha sido mucho más extenso de lo que reconocieron funcionarios de la CIA públicamente o en sesiones con miembros del Congreso".

En los últimos años, la relación de la CIA con los medios se ha vuelto más sofisticada y compleja. Nos encontramos frente a una red de propaganda masiva, de la que forman parte varias agencias del gobierno.

La desinformación de los medios se ha institucionalizado. Las mentiras y fabricaciones son más y más descaradas, cuando se las compara con las de los años setenta. Los medios estadounidenses se han convertido en portavoz de la política exterior de su país. Agentes de la CIA "plantan" rutinariamente desinformación en las salas de redacción de los principales periódicos, revistas y canales de televisión: "Unos relativamente pocos corresponsales con buenas conexiones proporcionan las primicias, que reciben cobertura en las relativamente pocas fuentes de noticias dominantes en el medio, donde los parámetros del debate están fijados de antemano y la "realidad oficial" está establecida por los que se alimentan la basura de la cadena de noticias." (Chaim Kupferberg, The Propaganda Preparation of 9/11, Global Research,19 de septiembre, 2002)

Desde 2001, los medios de EE.UU. han tomado un nuevo papel en la sustentación de la "Guerra Global contra el Terrorismo" y en el camuflaje de los crímenes de guerra patrocinados por EE.UU. Después del 11 de septiembre, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld estableció la Oficina de Influencia Estratégica, u "Oficina de Desinformación" como fuera apodada por sus críticos: "El Departamento de Defensa dice que necesita hacerlo, y van a plantar historias falsas en países extranjeros con el fin de influir en la opinión pública mundial." (Entrevista con Steve Adubato, Fox News, 26 December 2002; véase también Michel Chossudovsky, War Propaganda, Global Research, 3 de enero, 2003).

Hoy los medios corporativos de EE.UU. son un instrumento de la propaganda de guerra, por ello hay que preguntarse: ¿Por qué el NYT va repentinamente a promover la transparencia y la verdad en los medios apoyando a WikiLeaks en la difusión? ¿Y por qué la gente en el mundo no se detiene a cuestionar las bases de esta relación incongruente?

En la superficie no hay ninguna prueba de que WikiLeaks sea una operación encubierta de la CIA. Sin embargo la relación estrecha y estructurada de los medios corporativos con los servicios de inteligencia de EE.UU., sin mencionar las conexiones de ciertos periodistas con el aparato de seguridad nacional, hacen que la cuestión del patrocinamiento de la CIA sea relevante.

El entorno social y corporativo de WikiLeaks

WikiLeaks y The Economist han entrado en la fase de lo que podría llamarse una relación contradictoria. Julian Assange, editor de WikiLeaks, recibió en 2008 el premio "The Economist’s New Media Award". Este medio tiene una estrecha relación con las élites financieras de Gran Bretaña. Es un medio periodístico que en general ha apoyado la guerra de Irak. Lleva el sello de la familia Rothschild. Sir Evelyn Robert Adrian de Rothschild ha sido el Director desde 1972 hasta 1989. Su esposa Lynn Forester de Rothschild es miembro de la Junta Directiva actual. La familia Rothschild es dueña de una porción considerable de acciones de la publicación.

La pregunta esencial es por qué Julian Assange recibiría el apoyo de uno de los medios de prensa británicos más emblemáticos por su continua participación en la campaña de desinformación.

Si no estamos ante un caso de "disidencia manufacturada", el proceso de apoyar y premiar a WikiLeaks por sus acciones, es una manera de controlar y manipular el proyecto de WikiLeaks y al mismo tiempo captarlo para los medios corporativos.

Es apropiado mencionar otra conexión importante. El abogado de Julian Assange, Mark Stephens de Finers Stephens Innocent (FSI), una firma de abogados de la élite londinense, es el consejero legal de Rothschild Waddesdon Trust. Esto no prueba nada, pero debería ser examinado en el contexto del entorno social y corporativo de WikiLeaks: el NYT, el CFR, The Economist, Time Magazine, Forbes, Finers Stephens Innocent (FSI), etc.

Disidencia manufacturada

WikiLeaks tiene las características de un proceso de disidencia manufacturada. Busca exponer mentiras gubernamentales. Ha filtrado información de crímenes de guerra de EE.UU. Pero una vez que el proyecto ha sido vertido en el molde del periodismo corporativo, es usado como un instrumento de desinformación.

"Las élites corporativos , por su propio interés, deben aceptar el disenso y la protesta como una característica del sistema, siempre y cuando, esto no sea una amenaza para el orden social preestablecido. El propósito no es reprimir la disidencia sino, todo lo contrario, manipular el movimiento de protesta para establecer los límites del disenso. Los medios mantienen su legitimidad, y las élites económicas limitan y controlan las formas de oposición… Para ser eficientes, aquellos que son el objeto del movimiento de protesta, deben regular y controlar cuidadosamente a dicha protesta. (Véase Michel Chossudovsky, "Manufacturing Dissent": the Anti-globalization Movement is Funded by the Corporate Elites, septiembre 2010.)

Este análisis del proyecto WikiLeaks también sugiere que los mecanismos de propaganda del "Orden del nuevo mundo", en particular en el aspecto militar, se han vuelto más y más sofisticados.

Ya no descansan en la supresión abierta de los hechos referentes a los crímenes de guerra de EE.UU.-OTAN. Ni dependen de que se proteja la reputación de los funcionarios de alto rango del gobierno, incluyendo el Secretario de Estado. En el nuevo orden, los políticos son prescindibles; pueden ser reemplazados. Lo que debe protegerse y reforzar son los intereses de las élites económicas, quienes controlan el aparato político desde las sombras.

En el caso de WikiLeaks, los hechos están en un banco de datos; muchos de ellos, en particular los referidos a gobiernos extranjeros sirven a los intereses de la política exterior estadounidense. Otros hechos tienden, por su parte, a desacreditar el gobierno. Con respecto a la información financiera, la filtración de datos de un banco específico, entregada a WikiLeaks por una institución rival, podría desencadenar el colapso o la bancarrota del banco denunciado.

Todos los Wiki-hechos han sido redactados selectivamente, luego son "analizados" e interpretados por los medios corporativos al servicio de las élites económicas.

Todo el material informativo del banco de datos de WikiLeaks está disponible, pero el público en general no se toma el trabajo de consultarlo; lo más probable es que lea las selecciones redactadas e interpretadas por los medios corporativos.

Estos presentan una parcialidad sesgada. Las versiones redactadas son aceptadas por el público porque llevan el sello de "fuente confiable", cuando en realidad lo que aparece en las páginas de los periódicos principales y los canales de televisión es una cuidadosa manipulación y distorsión de la verdad.

Las formas limitadas del debate crítico y la "transparencia" son toleradas mientras refuercen el apoyo del público a las premisas básicas de la política exterior de EE.UU., incluyendo la "Guerra Global contra el Terrorismo". Esta estrategia ha sido exitosa con grandes segmentos del movimiento antibélico de EE.UU.: "Estamos en contra de la guerra pero apoyamos "la guerra contra el terrorismo".

Esto significa que la verdad en los medios de comunicación sólo se puede lograr desmantelando el aparato de propaganda, es decir, atacando la legitimidad de los medios corporativos al servicio de los intereses de las élites económicas y del aparato militar global de EE.UU.

Por otra parte, debemos asegurarnos de que la campaña contra WikiLeaks en EE.UU., usando la ley de 1917 Espionage Act, no sea utilizada para controlar el internet. Debemos actuar con firmeza para evitar que Julian Assange sea enjuiciado en EE.UU.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=22389

En línea con Wikileaks: el periodismo de investigación es tan necesario como la cultura…

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"El periodismo de investigación es tan necesario como la cultura"

BÁRBARA CELIS 19/12/2010

AA--WIKI-X1Periodista neoyorquino, multipremiado, con cuatro décadas de experiencia a sus espaldas, Paul Steiger tiene 68 años, una cifra jurásica si se considera la juventud que tiende hoy a primar en las redacciones. Sin embargo, tras 15 años escribiendo sobre finanzas en Los Angeles Times y 25 en The Wall Street Journal, donde ejerció durante más de una década como director de información, su proyecto más reciente no le sitúa precisamente en el pleistoceno del periodismo, sino en un presente vigoroso que puede ser esencial para la existencia futura de la profesión. Steiger es el impulsor, director y presidente de una de las propuestas periodísticas más atrevidas del siglo XXI: ProPublica, una plataforma dedicada al reportaje de investigación, creada en 2008 y financiada estrictamente con donaciones.

En 2009, ProPublica publicó 139 reportajes, en su mayoría en colaboración con grandes medios tradicionales. En sus escasos tres años de vida ha acumulado 28 premios de periodismo, entre ellos un Pulitzer, el máximo galardón para el periodismo de investigación. Arrancó con 10 millones de dólares procedentes de la Fundación Sandler, pero en apenas tres años ha conseguido recaudar otros cuatro millones. Está constituida como una organización sin ánimo de lucro y, por tanto, no responde a las exigencias de un consejo de accionistas que busca resultados económicos, sino a su propio manifiesto: "Producir información que denuncie la explotación del débil frente al fuerte y los fracasos de aquellos en el poder para reivindicar la confianza depositada en ellos. Seguimos la tradición del periodismo como servicio público para estimular cambios positivos", reza su página web.

      "Denunciando los abusos, proveemos al público de información para un cambio positivo"

      VIDEO – BÁRBARA CELIS – 18-12-2010

      Entrevista con Paul Steiger, director de ProPUBLICA

      por BÁRBARA CELIS

      Con una redacción de apenas 33 reporteros, ProPublica no solo ha demostrado que su modelo económico es viable, sino que el periodismo de investigación, desterrado o reducido a la mínima expresión de muchas grandes cabeceras por sus altos costes, interesa a los lectores. Lo demuestra el impacto de reportajes como The deadly choices at memorial, en el que la periodista Sheri Fink denunciaba que durante el huracán Katrina los médicos de un hospital de Nueva Orleans habían optado por matar silenciosamente a algunos de sus pacientes ante la imposibilidad de hacerse cargo de ellos tras la catástrofe. Fink citaba a todas sus fuentes por su nombre, algo cada vez menos frecuente en el periodismo actual. La investigación, impecable, duró casi dos años, se llevó un Premio Pulitzer el pasado mayo e hizo que se abriera una investigación criminal por esas muertes. Además impulsó la redacción por parte del Instituto de Medicina de una serie de recomendaciones sobre cómo gestionar situaciones de emergencia cuando no hay equipos médicos para tratar a los pacientes.

      En su corta existencia, ProPublica ha recibido además varios galardones por innovaciones relacionadas con la aplicación de herramientas digitales al mundo de la investigación periodística. "Sospechábamos que había potencial, pero desconocíamos el alcance de cara a manejar información y comunicarla", afirma Steiger. Y en una era en la que los becarios son tan ubicuos en las redacciones como el vacío de sus bolsillos, ProPublica también marca la diferencia: nadie trabaja gratis. Es más, sus becarios tienen un sueldo mensual de 2.800 dólares al mes. "Si quieres calidad, hay que pagar por ella", defiende este periodista, considerado uno de los mejores reporteros financieros de las últimas décadas y bajo cuya batuta The Wall Street Journal consiguió 16 premios Pulitzer.

      Sentado en un despacho con vistas privilegiadas de la ciudad, en el corazón del distrito financiero de Nueva York, Paul Steiger recibía esta semana a EL PAÍS enfundado en una trasnochada chaqueta de pana y frente a un escritorio rebosante de papeles en la sede de ProPublica.

      Pregunta. ¿Cómo nació ProPublica?

      Respuesta. En 2006, una pareja de filántropos, Herbert y Marion Sandler, preocupados ante la disminución del periodismo de investigación en las redacciones tradicionales, me pidió consejo porque quería destinar 10 millones a mantenerlo vivo. Después de varias conversaciones decidimos crear ProPublica con el compromiso de que ellos financiarían los tres primeros años. Gracias a ese dinero demostramos la viabilidad del proyecto y llegaron más donantes. El año pasado recaudamos un millón de dólares al margen de la Fundación Sandler. Este año han sido tres y el próximo proyectamos conseguir cinco.

      P. ¿Cómo se garantiza la independencia?

      R. A todos nuestros donantes se les advierte de que su dinero no influirá en la elección de los temas, sobre los que no se les informa previamente. No tienen acceso a ninguno de nuestros periodistas.

      P. ¿Cree que el futuro del periodismo de investigación está en el mundo .org?

      R. No todo, pero una parte sí. La prensa tradicional aún dedica recursos al periodismo de investigación, aunque menos que antes. Pero también hay otras empresas nuevas que nacen con esa vocación en su ADN. No todo tiene que venir de organizaciones sin ánimo de lucro, pero creo que en parte tendremos que apoyarnos en la filantropía.

      P. ¿Tienen algún plan para convencer a las nuevas generaciones de la necesidad de pagar por adelantado para financiar este tipo de periodismo cuando llevan al menos 10 años leyendo información online gratuitamente?

      R. Creo que la gente joven es inteligente y puede ver que el periodismo de investigación contribuye al ejercicio del Gobierno democrático y ejerce un control sobre lo que hacen gobernantes y sociedad civil. Durante casi toda mi carrera fue una parte muy exitosa del modelo de negocio en el que se apoyaba esta industria, pero ahora que ese modelo está en crisis hay que buscar alternativas. El periodismo de investigación es caro, pero es importante y necesario. Tanto como la educación o la cultura. Quien comparta esa idea donará dinero.

      P. ¿Tienen un plan B en caso de que su mayor filántropo les retirara su apoyo?

      R. Tendríamos que buscar el dinero en otra parte, y si no, cerrar. Pero confío en que no sería necesario porque el número de fundaciones interesadas en financiarnos ha crecido muchísimo desde que arrancamos hace tres años.

      P. ¿Cree que es un modelo exportable? En Estados Unidos hay mucha tradición filantrópica, pero en Europa no. Emulando su modelo económico nació en España Periodismo Humano, pero conseguir donantes sigue siendo un reto.

      R. Cuando empezamos no había ni fundaciones ni individuos interesados en dar dinero al periodismo de investigación, pero tres años después eso ha cambiado radicalmente. Por eso mi consejo es intentarlo. Estoy seguro de que en España también hay gente con mucho dinero a la que se puede convencer de utilizarlo en algo así.

      P. ¿Cómo se trabaja en ProPublica? ¿Quién decide qué temas se van a investigar?

      R. Siempre he defendido que las mejores ideas de reportajes vienen de los reporteros, no de sus jefes. Alguna vez a los jefes se nos ocurren ideas brillantes, pero no es lo habitual. Una vez que se pone en marcha una investigación, el trabajo del reportero es supervisado por un redactor jefe, que tiene a su cargo entre cuatro y nueve periodistas. Cuando se trata de una investigación que puede durar meses, entonces también los principales responsables de la redacción nos implicamos.

      P. Usted trabajaba en The Wall Street Journal cuando en 1996 se decidió que se cobraría por la edición online. Ese modelo se ha mantenido firme hasta ahora. The Guardian defiende la gratuidad absoluta. ¿Cuál es el modelo acertado para sobrevivir ante la crisis que vive la prensa?

      R. No soy optimista respecto al futuro de todos los periódicos, pero sí lo soy respecto al futuro del periodismo. Creo que los dos modelos, de pago y gratuito, pueden convivir. Un lector quizá no esté dispuesto a pagar por leer el periódico en su ordenador, pero sí esté dispuesto a pagar por leerlo en su teléfono o en su iPad. Por eso los periódicos tienen que pensar en ellos como organizaciones de noticias en las que las diferentes plataformas se complementan. Antes la televisión te daba gratis informaciones que los periódicos solo te daban pagando. A cambio, tenías que tragarte los anuncios. Por eso creo que es importante separar el significado que tiene lo que está ocurriendo en el periodismo para periodistas del que tiene para los consumidores de noticias. Los últimos han ganado porque tienen acceso más rápido a muchas más cosas; por ejemplo, el tiempo, los goles de un partido de fútbol, la Bolsa. Y es gratis. Antes solo la prensa te daba esa información. Ahora hay muchos otros canales. Y la prensa tradicional ha perdido dinero por ello, pero hay que aprender a utilizar toda esa información en beneficio del periodismo. Hay que ser creativos. Por eso algunos medios tradicionales sobrevivirán y otros no. Pese a todo, creo que hoy el periodismo es mucho mejor que hace dos décadas. Basta con comparar las portadas de los periódicos de hoy con las de antes.

      P. ¿Por qué ProPublica colabora con periódicos tradicionales para publicar sus mejores historias? ¿Tener una web no basta para darles visibilidad?

      R. Si nos guardáramos las mejores para nosotros, ganaríamos audiencia más rápido, pero no buscamos ser una web grande con muchos visitantes únicos muy deprisa, sino denunciar los abusos del poder y los fallos en la defensa del interés público de forma que la gente pueda actuar y se tomen medidas contra determinadas situaciones. El reportaje de Sheri Fink, tras publicarse en The New York Times, creó el mayor tráfico jamás registrado hacia nuestra web, pero en la del diario se vio 10 veces más. Hay temas que publicamos solo en la web, pero nuestro objetivo es que las historias alcancen el mayor impacto y la mayor audiencia posible. Y de momento la prensa tradicional sigue alcanzando a mucha gente.

      P. En cierto modo eso es lo que ha hecho Wikileaks: le ha entregado documentos a varios diarios que han alcanzado audiencias mucho más extensas de lo que habrían conseguido limitándose a colgarlos en su web…

      R. Sí, pero Wikileaks y ProPublica no son lo mismo, puesto que su misión es diferente. Wikileaks tiene un objetivo muy concreto: encontrar documentos y publicarlos. Eso es solo una parte de lo que hacen los periodistas. Nosotros estamos integrados verticalmente, encontramos información que otra gente no tiene, separamos la paja de lo realmente importante y construimos una narrativa alrededor de los datos, dándoles forma, conectando informaciones. Nuestro objetivo no es solo conseguir documentos como en el caso de Wikileaks.

      [Desde que comenzaron las filtraciones de los papeles del Departamento de Estado es difícil abordar una conversación con un periodista sin mencionar la palabra Wikileaks. Pero pese al fuerte interés y desconcierto que ha creado en España y otras partes del mundo, no toda la profesión considera que el fundador de esa plataforma, Julian Assange, y su equipo estén haciendo algo revolucionario al destapar las intimidades de la política exterior estadounidense, o la existencia de miles de víctimas civiles jamás reconocidas en las guerras de Irak y Afganistán. Más allá de las condenas histéricas lanzadas por reporteros de la cadena de televisión Fox o por políticos, que acusan a Assange de terrorista y piden su cabeza, o del propio Gobierno estadounidense, que estudia frenéticamente fórmulas para poder sentarle en el banquillo, hay periodistas como el director de The New York Times, Bill Keller (que lleva publicando documentos de Wikileaks desde el verano), o el propio Steiger, que opinan que las noticias que desde hace dos semanas ocupan las portadas de este diario, de Le Monde, de Der Spiegel o The Guardian "son interesantes, importantes, significativas, pero creo que se está exagerando su alcance. Son la passion du jour, pero no estoy seguro de su repercusión de aquí a un año. Lo único que digo es que, hasta la fecha, no están revelando nada que no se sospechara. La noción de que Wikileaks ha cambiado profundamente el periodismo o la propia diplomacia me parece exagerada. Creo que su impacto será menor de lo que muchos anticipan".]

      P. ¿Habría ProPublica aceptado los documentos del Cablegate para investigar sobre ellos y publicar sus propias historias?

      R. Habría que evaluar las ventajas comparativas. Nosotros tratamos de no hacer lo que ya están haciendo otros. Pero si me ofrecieran un menor número de documentos sobre algún tema que ya estuviéramos investigando, seguramente aceptaría. Lo que siempre le digo a mis reporteros es que no se debe incitar a nadie a robar o pagar por documentos o conseguirlos de forma ilegal.

      P. Pero los Papeles del Pentágono se consiguieron de forma ilegal (Daniel Ellsberg se los dio a la prensa cuando eran clasificados). ¿Usted no los hubiera publicado?

      R. No he dicho eso. Siempre hay que hacer un balance entre la importancia del contenido y el servicio público que se va a prestar sacándolo a la luz. The New York Times publicó los Papeles del Pentágono y ahora los del Departamento de Estado. Su trabajo ha sido impecable.

      P. ¿Qué opina entonces de los ataques contra Julian Assange?

      R. Cuando trabajaba en The Wall Street Journal también hubo gente que pidió que se abrieran investigaciones contra mí. Pero lo cierto es que ahora la situación es más seria. Me preocupa que el Departamento de Justicia esté rebuscando vericuetos entre las leyes para aplicárselas a los periodistas cuando no fueron leyes concebidas para ello. Y me preocupa que el senador Lieberman, de quien soy amigo personal (fue su redactor jefe en el diario universitario en el que ambos trabajaban en Yale), sugiera que hay que abrir una investigación contra The New York Times por publicar los cables. Respecto a Assange, de momento lo único concreto que hay contra él es una acusación por violación en Suecia. Si se llega a demostrar que es falsa y que hubo presiones de Estados Unidos u otro país, entonces cambiaría todo. Pero de momento no hay pruebas de ello.

      N. Chomsky: Wikileaks revela el desprecio de EEUU por la democracia… Entrevista

      with one comment

      Entrevista al intelectual estadounidense Noam Chomsky

      AA-WIKI0D3Bárbara Schijman, Revista Debate

      ¿Cuál es su reflexión en torno al caso Wikileaks?

      Hay varios escándalos, pero podemos estar seguros de que no serán comunicados o discutidos. El escándalo más grave es el desprecio notable por la democracia por parte del cuerpo diplomático, el Departamento de Estado, los periodistas que han informado de todo esto y la comunidad intelectual que no logra siquiera advertirlo. La revelación más espectacular de las filtraciones, capturando la mayor parte de los titulares, es el material concerniente a los Estados árabes e Irán que, de acuerdo con Hillary Clinton y muchos otros, muestra que el mundo árabe apoya las preocupaciones de Estados Unidos sobre la amenaza iraní e, incluso, quiere que bombardeemos Irán.

      ¿Qué lectura hace de los cables?

      Hay sólo dos problemas. Uno menor es que los cables informan lo que los diplomáticos quieren escuchar y que saben que sus amos financieros en Washington desean escuchar. El punto fundamental fue bien expresado por Craig Murray, el valiente ex embajador británico en Uzbekistán que se atrevió a informar sobre las atrocidades ocurridas allí y que el Ministerio de Asuntos Exteriores no quiso escuchar y, en consecuencia, fue echado del servicio diplomático. Dijo: "Por supuesto, los documentos reflejan la opinión de Estados Unidos, son comunicaciones oficiales del gobierno de Estados Unidos. Lo que muestran es algo que presencié personalmente, que los diplomáticos como clase muy rara vez cuentan verdades desagradables a los políticos, sino que informan y refuerzan lo que sus patrones quieren oír, con la esperanza de recibir ascensos". En resumen, no sabemos lo que los líderes árabes piensan respecto de estas filtraciones.

      ¿Y el segundo problema?

      El problema más significativo, de lejos, es que para los diplomáticos, el Departamento de Estado, y los comentaristas el mundo árabe se reduce solamente a dictadores dirigentes. Desnudando una absoluta falta de interés por el mundo árabe. Tienen conocimiento apenas de algunas personas allí, aquellas que fueron consultadas recientemente en una encuesta cuidadosamente publicada por el prestigioso Instituto Brookings.

      ¿Qué arrojó la encuesta?

      En pocas palabras, los árabes sí perciben una amenaza iraní: el diez por ciento de la población. El 88 por ciento considera a Israel la mayor amenaza, el 77 por ciento a Estados Unidos. La oposición a la política de Estados Unidos es tan fuerte que el 57 por ciento piensa que la situación en la región mejoraría si Irán tuviera armas nucleares. Para aquellos cuyo desprecio por la democracia es tan profundo que ni siquiera lo pueden percibir, estas cifras carecen de sentido. Si los dictadores nos apoyan, ¿qué más importa? De más está decir que éstas son actitudes que los argentinos reconocerán muy bien de la historia reciente.

      ¿Qué otra cuestión le llamó la atención?

      Hay algunas otras revelaciones importantes. La embajada de Tel Aviv, o bien no tiene ni idea de lo que sucede entre Israel y Palestina o, de lo contrario, está mintiendo descaradamente en sus informes a Washington sobre el ataque israelí a Gaza, en diciembre de 2008/enero de 2009. Un cable de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa reporta un estudio del golpe militar realizado por el personal de la embajada, concluyendo que era ilegal e inconstitucional, conclusiones que no tuvieron eco alguno en Washington cuando Obama, luego de algunas vacilaciones, se separó de la mayor parte de Europa y América Latina al reconocer que las elecciones se llevaron a cabo bajo un régimen militar brutal. Y algunas otras cosas. Pero la revelación principal, creo yo, refiere una cultura imperial en su actitud hacia la democracia y los derechos humanos.

      ¿Cuál es su percepción acerca de la Ley de Arizona?

      La ley es, claro está, una abominación. La misma somete a una gran parte de la población a una investigación intrusiva por el solo hecho de que alguien piensa de otro, que no se ve lo suficientemente blanco. Esto tiene poco que ver con las cuestiones más generales en torno a la "inmigración ilegal", y es especialmente llamativo en este caso.

      ¿En qué sentido especialmente llamativo?

      Porque están inmigrando hacia áreas robadas a México en una guerra de agresión que el presidente Ulysses S. Grant, quien ha peleado en ella, describe como "una de las más injustas que jamás haya emprendido una nación más fuerte contra una mucho más débil".

      ¿Qué diría acerca de la reacción de la sociedad en torno de la ley?

      Lamentablemente, la mayoría de la población de Estados Unidos la apoya. ése es uno de los elementos relacionados con los sentimientos anti inmigratorios que está en aumento. éstos han sido comunes desde hace más de un siglo, a medida que los inmigrantes en esta sociedad inmigratoria intentaban integrarse. Esta situación de oposición se repite frente a cada nueva oleada. Los sentimientos son especialmente extremos ahora, una especie de reacción ante las dificultades económicas, una reacción tanto irracional como repugnante, pero sin embargo comprensible. El racismo viene de lejos en el tiempo. Benjamin Franklin, por ejemplo, quizá el más civilizado de los Padres Fundadores, especulaba acerca de si los alemanes y los suecos debían ser autorizados a entrar, habida cuenta de que no son lo suficientemente blancos. Hasta bien entrado el siglo XX, Jefferson, así como muchas otras personalidades, estaba encantado por los mitos del origen anglosajón y la necesidad de preservar la pureza de la raza totalmente mítica.

      ¿Cómo está encarando el asunto el gobierno de Barack Obama?

      Hasta ahora, el gobierno de Obama se está oponiendo formalmente a la ley por considerarla inconstitucional.

      ¿Cree que la ley es una nueva forma de instalar la distinción de amigo/enemigo?

      En cierto modo; pero está lejos de ser el peor de los casos. Basta con mirar hacia atrás, en la Ley de Exclusión de Orientales (Oriental Exclusion Acts). O pensemos en la década de 1930 y 1940. Estados Unidos retornó refugiados judíos de Europa antes de la guerra y prohibió la inmigración. Después de la guerra, los sobrevivientes estaban viviendo bajo condiciones típicas de campos de concentración, como informaron los propios investigadores de Harry Truman. No eran admitidos en Estados Unidos. Truman se consideraba a sí mismo profundamente humanitario al exigir que el Reino Unido permitiera que cien mil personas pudieran ir a Palestina. La vergüenza de estos años aún no se reconoce.

      http://www.chomsky.info/interviews/20101210.htm

      Fuente: http://portal.ajintem.com/analisis-del-contemporaneo/europa-es-mucho-mas-racista-que-estados-unidos

      Written by Eduardo Aquevedo

      16 diciembre, 2010 at 15:33

      En defensa de Wikileaks, un núcleo anti-sistémico…

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      La Red supone el único reto serio a ciertos poderes constituidos, capaz de garantizar de facto un estado de transparencia. Su clima de seudonarquismo y desobediencia civil ya forma parte del espíritu de esta época

      AA--WIKI0011ERNESTO HERNÁNDEZ BUSTO 12/12/2010

      Como arrastrada por la maldición del código binario, Internet ha vuelto a colocar a la sociedad contemporánea ante un conflicto aparentemente irresoluble, una encrucijada que involucra al periodismo, la política y las nuevas tecnologías. El caso Wikileaks nos muestra con toda claridad el modo en el que el flujo de información marca hoy una nueva fase de las relaciones humanas, con difícil encaje en la política tradicional.

          La batalla entre el imperativo de confidencialidad y la libertad de expresión, cuyos "efectos colaterales" hemos visto estas semanas, y cuyas implicaciones finales atañen al funcionamiento mismo de la democracia, trae los ecos de polémicas que han marcado la historia del periodismo, pero también resulta inédita en muchos aspectos. Sin Internet y sin la moderna tecnología de compresión de datos, valga la obviedad, no existiría el Cablegate. Es inimaginable una filtración como esta hace dos décadas: no solo por la facilidad para hurtar los archivos, sino por la ausencia de un mecanismo de fácil acceso a la información filtrada. Si algo hemos aprendido estos días es que la Red representa el único reto serio a ciertos poderes constituidos, capaz de garantizar de facto la posibilidad de un estado de transparencia como el que hoy defienden Wikileaks y sus seguidores.

          Habría que empezar por aceptar que el nivel que ha alcanzado la tecnología para filtrar datos y documentos, y para compartirlos con garantías de anonimato, es tal que nos permite dar por sentado más fugas futuras de información a gran escala. Un analista deThe Economist lo dejaba claro hace unos días: "Así como la tecnología ha hecho más fácil para los Gobiernos y corporaciones husmear de forma cada vez más invasiva en la vida privada de las personas, también se ha vuelto más fácil para las personas, que trabajan solas o en conjunto, hundirse en y apropiarse de los archivos secretos de los Gobiernos y corporaciones".

          Así visto, Wikileaks sería apenas la manifestación temprana de un fenómeno mucho mayor, que afecta de manera definitiva toda la vida contemporánea: una exigencia de transparencia y una demanda de restricción del espacio de lo secreto. La nueva generación de personas criadas en un mundo digital siente una solidaridad irreprimible con la "causa Wikileaks": hace mucho que piden mayor transparencia y apertura, no solo a sus conocidos, sino también a sus Gobiernos. Hay un nuevo ethos en ciernes y se respira la vaga sensación de que algo anda mal en los patrones políticos del control de la información. Podemos estar o no de acuerdo, nos puede parecer más o menos gratuito, pero este clima de desasosiego, que incuba las tentaciones del seudoanarquismo y la desobediencia civil, ya forma parte consustancial del espíritu de la época.

          Todo esto ha catalizado, de alguna manera, en el caso Wikileaks y en la reciente saga de Julian Assange, convertido por muchos en un nuevo símbolo de la libertad de expresión. Las reacciones en contra tampoco se han hecho esperar. Quizás la manera más rápida de tocar varias implicaciones de este tema sea precisamente detallar algunas de esas objeciones. A saber:

          Eso no es periodismo: es la lectura de ciertos puristas del oficio. Tienen razón solo hasta cierto punto. Buena parte del periodismo del siglo XX se construyó a partir de "filtraciones" de información privilegiada. Por supuesto, no es lo mismo pasearse por Wikileaks y glosar una docena de cables que "tener una historia". Pero sorprende que los defensores de un periodismo ultrafáctico no se hayan dado cuenta de los verdaderos alcances de esta modificación. Assange lo ha llamado, con cierta sorna, "periodismo científico". "Trabajamos con otros medios", dice, "para llevar las noticias a la gente, pero también para probar que son verdad. El periodismo científico le permite leer una noticia, y después hacer clic en línea para ver el documento original en que se basa. Así puede juzgarla usted mismo: ¿es auténtica la historia? ¿El periodista informó correctamente?".

          Wikileaks no tiene la vocación ni los recursos para proponer un relato periodístico tradicional. Pero como medio de información o intermediario de nuevo tipo contribuye sin duda al pacto de confianza sobre el que se funda el periodismo moderno: que los secretos, aun aquellos más incómodos, pueden ser revelados en nombre del interés público, y que la prensa exigirá al Gobierno que cumpla con el imperativo democrático de transparencia o pague el precio por ocultar. Cierto: si Wikileaks existe, es también porque la prensa tradicional no ha sabido -o no ha podido- garantizar la confidencialidad de sus fuentes. Pero ahora el intermediario ha acordado con sus informantes que estas exclusivas tendrán el mayor impacto posible, y ha cumplido. Su reciente alianza con importantes medios de prensa obedece a esa exigencia y marca un nuevo patrón a tener en cuenta. Todos salen ganando. O casi.

          No hay nada que no supiéramos: es lo que repiten una y otra vez aquellos que no se han tomado la molestia de leer, siquiera, una pequeña porción de los cables revelados. Simple ignorancia. Pero esta queja revela, en realidad, una perversa dependencia del sensacionalismo más obvio; quienes así hablan quieren sangre, buscan escándalos con rostro humano, tormentas políticas que encarnen los secretos revelados. Muchos de estos opinantes supuestamente escépticos se comportan, en realidad, con las mismas expectativas que el Gobierno bolchevique cuando filtró los tratados secretos de la I Guerra Mundial: son estos lectores, y no Wikileaks, los que rebajan el periodismo al "ajuste de cuentas".

          Son chismorreos, no justifican el uso de la noción "interés público". Periodistas eminentes, como David Brooks o Christopher Hitchens, han reaccionado ante Wikileaks invocando privilegios de la diplomacia decimonónica: el nivel de confianza se verá comprometido, algunas cosas no deben exponerse, la privacidad y la inmunidad diplomática son pilares de nuestra civilización… Aplican las razones de lo privado al marco de lo público, y expresan una veneración casi supersticiosa por un mundo cuya materia fundamental es la intriga. Hablan de diplomacia como Bouvard y Pécuchet se referían a un ábside románico o al duque de Angulema. Deberían remontarse más atrás, a los Borgia o a la diplomacia veneciana del siglo XVI.

          La confidencialidad diplomática no desaparecerá. Es parte del mundo civilizado, claro, pero es una convención. Seguiremos pagando a los diplomáticos (no olvidemos que con nuestros impuestos) y ellos seguirán haciendo su trabajo, obteniendo información y tejiendo secretos. Por lo demás, cualquier interesado en que se respete la Convención de Viena debe exigir lo mismo al Gobierno norteamericano, que según estos cables no ha sido demasiado escrupuloso al respecto. Como decía el otro día The Guardian: "Para que la santidad de la valija diplomática signifique algo, debe ser un valor universal".

          Es cierto que las naciones más democráticas son más vulnerables a la exposición pública de sus secretos. Pero el secreto, realmente, nunca es total. Ningún diplomático que se respete cree en la confidencialidad absoluta. Lo que existe es información pública e información para uso gubernamental.

          Lo siento por el sanctasanctórum de la diplomacia, pero yo sí creo que el público tiene derecho a saber que China quiere rearmar a Irán y a Corea del Norte. O que estuvo tras el ataque a Google. Que Chávez y el narco financian a Daniel Ortega. Y que los médicos cubanos en Venezuela viven en un infierno de vigilancia, extorsión y chantaje antes de emigrar a EE UU. En estos cables hay muchas opiniones, pero estos son hechos de interés.

          Voy a dejar a un lado argumentos del tipo "Assange es un peligroso anarquista", "Wikileaks es una organización terrorista", "estamos ante la cruzada personal de un megalómano" o "Assange se aprovecha de la protección de las democracias liberales, pero se niega a someterse a ellas". No inciden, creo, en la verdadera naturaleza del fenómeno que nos ocupa: el papel que ha jugado, y seguirá jugando Internet para definir las fronteras de la información legítima.

          Wikileaks es mucho más que el Cablegate. Lleva años creando una reputación y tratando de garantizar su independencia. Mientras hablaban de Kenia y de Timor Oriental, pocos se preocuparon por su deontología. Ahora la filtración es a otra escala, y las exigencias nos obligan a meditar este asunto con la dosis precisa de responsabilidad y realismo, pero, sobre todo, con la convicción de que una sociedad abierta nunca debe castigar el acceso a la verdad.

          Ernesto Hernández Busto es ensayista (premio Casa de América 2004). Desde 2006 edita el blog de asuntos cubanos PenúltimosDías.com |

          Richard Stallman: “WikiLeaks es un modo de resistencia contra estados que odian nuestras libertades”

          Referente internacional en el activismo de software libre, y el fundador del Free Software Foundation, considera a Julian Assange como un héroe. Pero disputa la utilidad de las últimas filtraciones diplomáticas.

          Por ANDRES HAX ahax@clarin.com
           

          ACTIVISTA: "WikiLeaks es que es una defensa contra las mentiras asesinas de los estados." (EFE)

          HAPPY HACKING: "WikiLeaks juega un papel en la resistencia a la tiranía" afirma Stallman.

          MÁS INFORMACIÓN

          Richard Stallman es un ser sui generis. Un especie de anti-Bill Gates, en el sentido que tiene una influencia enorme en el desarrollo de software a nivel mundial pero su meta no es enriquecimiento personal, o la creación de un producto capitalista, sino liberar el software para hacer un mundo mejor a través de su Free Software Foundation. Sí, es utópico. Nacido en 1953, el hacker estadounidense tiene una manera de ser a la vez arisca y abierta (escuchen el audio de la entrevista completa que acompaña esta nota – habla un castellano muy fluido). Enfatiza con vehemencia la diferencia entre el “software libre” (el movimiento que apoya) y “código abierto”, que para el es otra cosa completamente. Ñ Digital lo consideró una fuente fundamental para seguir el debate acerca del acontecimiento WikiLeaks, ya que es uno de los activistas estadounidenses que basa su militancia por la libertad en y con la Web.

          ¿Qué opinas del  papel que está jugando WikiLeaks?

          Lo que pienso de WikiLeaks es que es una defensa contra las mentiras asesinas de los estados.

          ¿De todos los estados, o de  los Estados Unidos?

          De los estados. Porque no sólo los Estados Unidos miente. Muchos estados mienten. Y muchos estados matan. Pero los Estados Unidos es el más rico y el más poderoso todavía. Y ha lanzado guerras recientemente que han matado, en Irak, a un millón de personas.

          ¿Piensas que esto puede cambiar algo en la realidad de la política de los Estados Unidos?

          No sé. Porque la política de los Estados Unidos me parece local. Y aunque Bush ha admitido que ordenó la tortura, la gente no presiona para investigarlo y acusarlo formalmente como se debería. Ya lo sabemos, porque lo ha admitido, que es culpable de la tortura. Entonces, si los Estados Unidos no lo acusan, debe hacerse en un tribunal internacional.

          ¿Qué te parecieron los contenidos de las filtraciones?

          Hasta hoy no he visto nada muy interesante en los últimos artículos de WikiLeaks [nota de ed. La entrevista se hizo el pasado martes, 30 de noviembre]. Y por eso, no estoy convencido que estas filtraciones se tendrían que haber publicado. No creo que haya sido una buena decisión (por parte de WikiLeaks). No veo una razón para publicarlos.

          En cuanto a los documentos acerca de las guerras, sí hay escándalos que el gobierno escondía del público por su vergüenza supongo, o por su deseo de evitar ser castigados por sus crímenes. En el caso de los cables diplomáticos no es lo mismo. Quizás es porque no las he visto todos los documentos… Es posible que algo importante esté por venir.

          No pienso que sea deseable crear disputas entre estados o exponer toda la comunicación solo para exponerla. Pero cuando hay un escándalo o un crimen que el estado esconde, en este caso es importante exponerlo.

          ¿De lo contrario es solo chisme?

          Sí, exacto. No veo el motivo de publicar qué piensan los diplomáticos estadounidenses sobre ciertos presidentes de otros países.

          Parece, simplemente, que los diplomáticos estaban cumpliendo con sus cargos. Dijeron privadamente sus opiniones y evaluaciones… Pero es correcto que informaron al ministerio de las cosas que les parecían importantes.

          Un punto acerca del cual no estoy completamente seguro es el punto de los países como Arabia Saudita que pidieron atacar Irán. No veo ningún escándalo. De todos modos Estados Unidos no atacó a Irán. Hay dos ataques que han sucedido: el del virus Stuxnet, por el que alguien esta matando a varios científicos, pero no sabemos si tiene algo que ver con esta comunicación. De todos modos, según parece, los que los Sauditas pidieron no fue esto, sino un ataque militar. Y no hubo. Entonces, la relación entre los sucesos reales y esa petición no me queda clara. No creo que estas publicaciones últimas nos hayan ayudado.

          Pienso que WikiLeaks tendría que mantenerse más cerca de los escándalos, de los cuales hay muchos. Pienso que publicar comunicaciones privadas entre diplomáticos, cuando no hay nada importante detrás ellas, implica un riesgo de obstaculizar toda comunicación. Y esto no es deseable.

          ¿Puede ser culpa del ego del fundador de WikiLeaks?

          No quiero buscar explicaciones psicológicas… Cuando no pienso que alguien ha elegido bien, eso no implica que tiene una falla personal. No estoy totalmente de acuerdo con su decisión, pero todo el mundo toma decisiones que uno puede criticar. Considero a Julian Assange como héroe, pero en este caso pienso que no dio en el blanco.

          Bueno, muchísimas gracias por tu tiempo…

          Pienso que WikiLeaks juega un papel en la resistencia a la tiranía, en la defensa de nuestra libertad contra los estados que odian a nuestra libertad. Pero si bastará para mantener una libertad, no lo sé. Es un reto muy difícil.

          Written by Eduardo Aquevedo

          12 diciembre, 2010 at 21:16

          ¿Qué es realmente Wikileaks?

          with 3 comments

          Cecilia Escudero

          Revista Debate, Cuba

          A2-WIKIPor cuarta vez en el año, la web Wikileaks irrumpió con todo su potencial rebelde e imposible de parar. Con intervalos de meses, el sitio liderado por el australiano y antiguo hacker Julian Assange logró concentrar las miradas de la prensa mundial, y burlar, otra vez, el ahora errático sistema informativo norteamericano.

          Emergente, e impulsor a la vez, del desarrollo de las tecnologías de la información, Wikileaks se dedica a filtrar y divulgar información confidencial o reservada, especialmente de carácter gubernamental, aunque también corporativa, brindada por fuentes anónimas. Según se informa en wikileaks.org, el tráfico de información del sitio (donde circulan más de un millón de documentos) se sostiene gracias al trabajo de “un grupo mundial de gente” compuesto por “periodistas, programadores de software, ingenieros de redes, matemáticos y otros”. Ese conjunto de personas, bajo la tutela de la virtualidad y el anonimato, pelea -explica el sitio- a favor del libre acceso a la información, la libertad de prensa y la total transparencia de las cuestiones públicas.

          De acuerdo con el diario español El País, se trata de una plantilla estable de unas veinte personas, con casi un millar de colaboradores dispersos por el planeta. Una de las características que enfatiza el sitio, precisamente, se refiere a la protección de esas decenas de miles de fuentes. Wikileaks instruye cómo filtrar información hacia la página sin ser descubierto. El resguardo está dado, entre otras medidas, por la utilización de una conexión cifrada, procesos de encriptación de mensajes, utilización de dominios falsos y la puesta en marcha de distintos servidores en varios países.

          Un aceitado funcionamiento que, para muchos, expresa el gran ejemplo de la inteligencia colectiva. El sitio está financiado con donaciones, también anónimas.

          Nacido en diciembre de 2006, Wikileaks (Wiki, por su formato, y Leaks, en inglés: filtrar) se encuentra en la mira del gobierno norteamericano. Entre sus filtraciones estelares, en abril de este año, sacó a la luz un video que muestra cómo militares estadounidenses asesinaron a una docena de civiles en Irak, entre ellos dos trabajadores de la agencia Reuters. Impotente, en julio y octubre últimos, Estados Unidos sufrió nuevas fugas de información. Se trató de documentos con reportes sobre la guerra de Afganistán (77 mil documentos) e Irak (400 mil archivos). En ellos, se describen los aspectos más cruentos y polémicos del accionar de los soldados norteamericanos y sus aliados, en esas contiendas bélicas.

          Ahora, el flanco débil fue nada menos que el corazón de la diplomacia estadounidense; el próximo, aseguraron desde Wikileaks, será la banca internacional.

          Los análisis respecto del fenómeno Wikileaks están divididos, e inclusive parece pronto señalar efectos a largo plazo. Un aspecto destacado, por lo menos, como polémico se refiere al modo en que Wikileaks eligió posicionar mediáticamente su material.

          El sitio seleccionó como amplificadores de sus informaciones a las cinco publicaciones de renombre internacional The New York Times, El País, Le Monde, Der Spiegel y The Guardian. Luego, el sitio les brindó a esos medios el total de los 251.287 cables confidenciales de la diplomacia norteamericana para que, construcción de la noticia mediante, los reelaboraran de acuerdo a su perspectiva e intereses. De modo inédito, el grupo de los cinco medios coordinó para publicar la noticia al mismo tiempo, o, más bien, la difusión de aquellos aspectos que juzgaron importantes para el público.

          Lo curioso, en definitiva, también radicó en que los periodistas encargados del material se contactaron con el Departamento de Estado norteamericano para prevenirlos antes de publicar la información, aviso a partir del cual, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, aprovechó para pedir las disculpas del caso, por adelantado.

          La plataforma digital planetaria sobre la que se desarrollan las comunicaciones pone de relieve la dificultad que tendrán los gobiernos para prevenirse de futuras filtraciones.

          Para esta última gran fuga de información, casi con certeza, las fuentes anónimas provienen del propio riñón de la burocracia estadounidense, de entre quienes tienen acceso a la red secreta Siprnet, que transmite documentos referentes a las relaciones exteriores y de defensa, y a la que acceden más de dos millones de empleados.

          Por el volumen de la información, sería imposible que se tratara de una sola persona movida por fines altruistas, sino, más bien, se relacionaría con un fenómeno que trasluce las propias luchas internas dentro del gobierno estadounidense.

          Por lo pronto, Bradley Manning, un analista de inteligencia de 22 años es el único preso. Los enemigos anónimos del gobierno de Barack Obama, enquistados en la burocracia estatal, aprovecharon las fisuras a la privacidad expuestas por la primera potencia mundial.

          http://www.revistadebate.com.ar//2010/12/03/3421.php

          Written by Eduardo Aquevedo

          6 diciembre, 2010 at 17:37

          Wikileaks: la verdad sobre el ‘Cablegate’, o como USA concibe al mundo…

          with 3 comments

          La publicación de 250.000 cables del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks muestra el mundo tal y como lo concibe Estados Unidos.- La superpotencia trata de anular la capacidad de Julian Assange para seguir difundiendo documentos confidenciales

          JOSEBA ELOLA / ÁLVARO DE CÓZAR / YOLANDA MONGE 04/12/2010

          A3-WIKIUnas instrucciones de cómo funciona el mundo. Podría valer para explicar qué son los 250.000 cables del Departamento de Estado filtrados por la organización Wikileaks y publicados esta semana por cinco medios internacionales, entre ellos EL PAÍS. Además de enjundioso, ese manual es complejo y está escrito por Estados Unidos. En su lenguaje. Es su manual, su visión del mundo. Y esa mirada permite comprobar el poder que ejerce o intenta ejercer la gran superpotencia. Observar cómo despliega sus tentáculos a través de sus terminales, las embajadas, en cada rincón del planeta. Confirmar que cada país tiene su soplón autóctono, su político complaciente, su juez, empresario o banquero dispuesto a aceptar una agenda ajena.

          La línea que separa la diplomacia del espionaje es delgada. Algunos ya lo sabían, otros lo intuían, pero ahora hay una prueba documental accesible para periodistas, historiadores, analistas políticos y todo aquel que quiera mirar por el ojo de la cerradura y ver las intimidades del Estado; lo que piensa Washington de líderes como Putin, Berlusconi o Merkel, las órdenes para espiar a los diplomáticos de la ONU, la corrupción en Marruecos, Rusia y Afganistán, el miedo que despierta Irán entre los países árabes, el interés de China por controlar una futura Corea unificada. Y la profunda infiltración de los espías cubanos en Venezuela, las peticiones de informes sobre la salud de líderes como Cristina Kirchner o la connivencia de la administración socialista en España con Estados Unidos para obstaculizar el caso Couso. Un puñado de historias cada día y una catarata de reacciones en cada extremo del globo.

          El caso de los papeles del Departamento de Estado o, como Wikileaks lo ha llamado estos días, elCablegate, pasará a la historia de las filtraciones junto con la publicación de otros documentos como los Papeles del Pentágono en 1971, o los de Irak, también difundidos por Wikileaks. Es la gran filtración, una historia de la que este periódico ha formado parte junto con otros cuatro medios de comunicación, el estadounidense The New York Times, el alemán Der Spiegel, el británico The Guardian y el francés Le Monde.

          Siete días asistiendo a un capítulo de la historia del siglo XXI en directo. Hasta ahora había que esperar años para que los historiadores nos contaran lo que pasó realmente en las reuniones secretas entre líderes mundiales. Ahora sus conversaciones y tejemanejes saltan a nuestra pantalla. Habrá que ver qué se deriva de este episodio. Los usos en las relaciones diplomáticas pueden verse redefinidos. Los políticos quizás se vuelvan más precavidos en sus conversaciones. Eso sí, los medios han dado un salto de gigante en apenas siete días: cinco diarios de referencia saben que pueden tener un alcance global sin precedentes si deciden unir sus fuerzas.

          La historia de esta coalición informativa arranca a finales de mayo, cuando The Guardian entra en contacto con Julian Assange en Bruselas. El diario británico intuye que el australiano, de 39 años, ha tenido acceso a documentos secretos de la administración norteamericana. Propone una alianza: la web de filtraciones, el diario británico y, fundamental, un gran diario norteamericano que permita multiplicar el alcance y que sirva de parapeto para que EE UU no tumbe una iniciativa llegada desde el otro lado del charco. "Era una cuestión de seguridad y de números", cuenta por teléfono desde Londres Alan Rusbridger, director del rotativo británico. Julian Assange dice entonces que habrá que sumar al alemán Der Spiegel.

          Esta alianza de tres medios de comunicación con la web de Assange lanza el 25 de julio la primera filtración, los papeles de Afganistán, 75.000 documentos que destapan la muerte de cerca de 20.000 afganos.

          La segunda entrega llega el pasado 24 de octubre. Julian Assange ofrece una conferencia de prensa mundial a través de Sky News en la que presenta Los papeles de Irak. Cerca de 400.000 documentos que destapan la guerra sucia del Ejército estadounidense. Una niña a la que matan mientras jugaba en la calle en Basora, un detenido esposado al que ejecutan a tiros en la calle, torturas, asesinatos, más de 15.000 civiles cuya muerte había sido ocultada. Un nuevo socio se incorpora a esta segunda entrega, el vespertino francés Le Monde.

          El 1 de noviembre Julian Assange se reúne con los directores de los medios. Plantea que es necesario contar con EL PAÍS para la siguiente entrega. Es el diario que permite abrir la puerta a los lectores de habla hispana. Se está cocinando la filtración más ambiciosa de la historia.

          Una labor titánica

          El material que hay que revisar exige una labor titánica. Son 250.000 cables, muchos de ellos extensos informes que deben pasar el filtro de una edición periodística para no poner en peligro vidas humanas. La información está almacenada en texto plano, formato CSV (del inglés comma-separated values), un montón de ficheros almacenados en hileras separadas por comas que hacen que los textos se asemejen más a un archivo de Excel, con tablas, que a un texto legible. Es indispensable el trabajo de los técnicos informáticos que los convierten en documentos analizables por los periodistas.

          Con el material de Wikileaks los diarios eligen qué quieren publicar. No hay transacciones económicas de ningún tipo. Los medios informan a la Casa Blanca de que la información está en su poder y esperan las objeciones que ponga la administración de Obama si considera que en algún caso se pone en riesgo la vida de personas. Cuando proceda, se tendrán en cuenta sus recomendaciones. En la mayor parte de los casos, se ignoran.

          No es fácil establecer el calendario de publicaciones. Tres diarios europeos, The Guardian, Le Monde y EL PAÍS, un semanario alemán y un diario al otro lado del Atlántico. La apuesta está clara. Esta vez todo saldrá primero, y simultáneamente, en la web. Para los medios de comunicación, este es un salto hacia adelante sin precedentes. Una nueva vuelta de tuerca a la revolución digital de la prensa.

          Mientras tanto, el Departamento de Estado prepara su defensa. Es viernes 26 de noviembre, dos días antes de que la filtración se haga pública. Un grupo de funcionarios se muda al War Room, un espacio en el sótano de sus oficinas en Washington, donde a partir de entonces seguirán día a día las filtraciones. Hillary Clinton, según relatará luego, comienza a llamar a los líderes del mundo para prevenirles de que en los próximos días verán publicadas historias que pueden no ser de su agrado. Algunos lo encajan bien. Para quitarle hierro al asunto, uno de ellos dice a la secretaria de Estado: "No se preocupe, debería oír lo que nosotros decimos de usted".

          Para Wikileaks es una semana de repeler ataques. Los ciberataques llegan desde varias zonas del mundo. Son ataques distribuidos de denegación de servicio (conocidos habitualmente por las siglas DDoS, del inglés Distributed Denial of Service) o lo que es lo mismo, acometidas realizadas desde decenas de miles de ordenadores infectados previamente con un virus informático que los convierte en robots al servicio del atacante (botnets). Cada uno de esos ordenadores recibe la orden de ejecutar múltiples peticiones simultáneas al servidor web de Wikileaks. Todos los ordenadores actúan al mismo tiempo y logran que la web atacada no sea capaz de atender a todas esas peticiones "malignas". Resultado: los usuarios que intentan entrar en la página ven que el servidor no responde.

          Los ataques se repiten con más intensidad el día fijado para la publicación de los cables. "Estamos siendo atacados masivamente", dice ese día la organización en Twitter. Casi simultáneamente y en la misma red social, ocurre un extraño acontecimiento: se filtra la filtración. Por un error de distribución, según explica después la revista alemana Der Spiegel, varios ejemplares del semanario llegan a la estación de Basilea (Suiza). Una radio local consigue la revista pero se logra evitar que destripen el contenido de la exclusiva en las ondas. No es suficiente. Un twittero que se hace llamar Freelancer_09 y que solo tiene unas decenas de seguidores se hace con un ejemplar. "Der Spiegel muy temprano en la estación. Veamos qué trae", escribe a mediodía. Poco después cuelga el esperado titular: "Destapado. Así ve América el mundo". Unos minutos después, Freelancer_09 cuelga la portada de la revista en la que se ven las fotos de los líderes mundiales y lo que dicen de ellos los embajadores estadounidenses: Ahmadinejad ("Es Hitler…"); Berlusconi ("Fiestas salvajes"); Putin ("Macho Alfa")… Freelancer_09, que sigue colgando todas las páginas de la revista, suma cada vez más seguidores. Ya son 240. El efecto de la exclusiva corre peligro de diluirse.

          Se evalúan los riesgos. Son bajos. Para empezar, y aunque Freelancer_09, sigue colgando páginas, están en alemán. Las historias internacionales, además, no llegan hasta la página 96. Hay margen para actuar. Aún así, se decide adelantar unas horas la publicación en Internet de la exclusiva mundial.

          La exclusiva

          Siete y media de la tarde, hora de Madrid. La gran filtración inunda la Red: la diplomacia americana queda al desnudo. Sus planes, sus secretos y sus obsesiones, a la vista de todo el mundo. El Cablegate devuelve más de 11,4 millones de resultados en Google y se convierte rápidamente en uno de los temas del momento en la red social Twitter. Wikileaks se convierte en la segunda búsqueda más solicitada en Google en todo el mundo, solo superada, cosas de la Red, por el actor Leslie Nielsen, fallecido ese mismo día. En España, la palabra se convierte en la que mayor crecimiento experimenta. La historia es imparable y está por todos los rincones de la Red.

          Se suceden las reacciones. A la mañana siguiente, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, comparece ante un grupo de periodistas estadounidenses. "Señora Secretaria: ¿se siente usted avergonzada, personal o profesionalmente, por esta filtración?". Media sonrisa de Clinton. "Bueno, Charlie, como ya he dicho en mi comunicado, tengo confianza en que las relaciones que hemos creado durante esta Administración sobrevivirán a este desafío", dice. Califica la filtración de "robo" y de "ataque a la comunidad internacional". Es la puesta en escena de un control de daños activado semanas antes y que se produce en la víspera de su gira por Asia, que le llevará a encontrarse con muchos de los aludidos en los cables.

          Clinton usa en esa conferencia de prensa la palabra desafío y el fiscal general, Eric Holder, ha hablado antes de abrir una "investigación criminal". La Casa Blanca no se pronuncia. El presidente Barack Obama no concede preguntas y delega los comentarios sobre el tema en miembros de su Gobierno. Robert Gates, secretario de Defensa, trata de minimizar los efectos del Cablegate y asegura que no complicarán mucho la política exterior de Estados Unidos. Gates recurre a una frase elocuente que quizás exponga el problema de una forma demasiado cruda: "Los Gobiernos tratan con Estados Unidos porque favorece sus intereses, no porque les caigamos bien, no porque confíen en nosotros ni porque piensen que podemos guardar secretos".

          Efectivamente, no pueden guardar secretos. O al menos, no en esta ocasión. Así que el miércoles, Obama anuncia la creación de un nuevo puesto: un zar antifiltraciones. Russell Travers, que hasta la fecha había sido subdirector del Centro Nacional Antiterrorista, se encargará de asesorar al presidente para que no se vuelva a producir una apropiación indebida de información de las dimensiones del Cablegate.

          El intento de minimizar el golpe fracasa. No cuenta, por supuesto, con la ayuda de los republicanos, muchos de los cuales empiezan a pedir la cabeza de Assange en bandeja. El presentador de la Fox Bill O’Relly pide incluso la ejecución del australiano, mientras el republicano Pete King reclama que se considere a Wikileaks como organización terrorista. En el ala opuesta del Congreso, tampoco se contribuye a que la historia tenga un perfil bajo. Joe Lieberman, senador independiente y ex candidato demócrata a la vicepresidencia de EE UU en 2004 (hoy preside el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara Alta), hace varias llamadas y fuerza al gigante Amazon a que expulse a Wikileaks de sus servidores. La web de las filtraciones llevaba una semana alojada en sus servidores para zafarse del aluvión de ataques informáticos.

          A la iniciativa de Lieberman se suma la de miembros del Congreso de Estados Unidos, que tratan de acallar totalmente al grupo de Assange y exigen a su Gobierno que prohíba la visita a la web Wikileaks.org desde direcciones norteamericanas. Además, solicita que se elimine esa dirección permanentemente de todo el directorio de la web.

          El jueves, este periódico se pone en contacto con Assange. El australiano, que acaba de entrar en la prestigiosa lista de candidatos a personaje del año de la revista Time, ilustra la situación en la que se encuentra: "Under attack" (en pleno ataque). Al día siguiente, su más estrecha colaboradora insiste en el mensaje: "Tenemos mucho encima: órdenes de arresto, ataques…".

          La policía británica acecha a Assange. El ideólogo de Wikileaks lleva oculto desde agosto. La justicia sueca le busca para que testifique por los cargos que se le imputan: acoso sexual y violación. Dos encuentros sexuales que mantiene con dos mujeres en Estocolmo resultan en una doble denuncia. Acaba de agotar su último recurso ante el Tribunal Supremo del país escandinavo. Sobre él pesa una nota roja de la Interpol, una orden de búsqueda internacional que impide que pueda salir de su escondite. Su actual lugarteniente en Wikileaks, Kristine Hrafninn, asegura que ha recibido varias amenazas de muerte. Por si acaso, la organización ha colgado en la página web piratebay.org, una especie de seguro de vida; si algo le ocurre a su fundador, Wikileaks facilitará la clave para abrir el archivo INSURANCE.AES256, una nueva filtración con miles de documentos.

          Aunque el cerco se estreche, apoyos no le faltan. El hombre que filtró los Papeles del Pentágono, Daniel Ellsberg, de 79 años, publicó ayer una dura carta en su página web en la que acusaba de cobardía a Amazon por haber expulsado a Wikileaks.

          El alcance de la filtración de los Papeles del Departamento de Estado solo es comparable a la que protagonizó este analista militar. Ellsberg desafió a la administración de Nixon sacando a la luz el informe secreto del Departamento de Defensa de EE UU sobre la implicación militar y política del país en Indochina entre 1945 y 1967. Los papeles fueron publicados primero por The New York Times. Los documentos dejaron al descubierto la historia secreta de la guerra de Vietnam y revelaron que existían dos versiones: la que contaba la Administración Johnson al público y la que se urdía en secreto en los despachos.

          ¿Cuántas veces los periodistas acceden a lo que se cuece en esos despachos? "Hay muchas historias que al final no llegan a la opinión pública", opina Javier Moreno, director de EL PAÍS. "Encontrarse un material probatorio como este constituye un momento mágico para cualquier director de periódico. ¿Cuántas historias sabemos y no podemos contar porque no tenemos donde apoyarlas?".

          Tener el privilegio de conocer de primera mano cómo se manejan los políticos entre bastidores es algo que ocurre pocas veces. La gran filtración, a través de diarios de referencia, de Internet y de las redes sociales permite al menos poner más trabas al abuso de los poderes y a la ocultación de secretos que no tienen por qué ser secretos.

          Un soldado de 22 años con acceso a miles de documentos secretos

          Estados Unidos, el culpable de las filtraciones más conocidas difundidas por Wikileaks. Se le acusa de haber utilizado su puesto en una base de Bagdad para llevarse los papeles del Departamento de Estado, los documentos sobre las guerras de Afganistán e Irak y el vídeo en el que los pilotos de un helicóptero norteamericano Apache mataban, entre risas, a varias personas en Bagdad, entre ellas, un periodista de Reuters.

          Aparte de eso, la versión del Gobierno cuenta que el ego de Manning se desbordó y acabó contando en un chat sus logros. "Entraba con un CD regrabable con un rótulo en el que decía Lady Gaga, borraba la música y grababa un archivo comprimido […] Escuchaba y cantaba la canción de Lady Gaga Telephone mientras cometía el que posiblemente es el mayor robo de información de la historia americana", escribió Manning. Al otro lado del chat, quien leía los alardes de Manning era Adrián Lamo, un hacker arrepentido y condenado por introducirse en las redes de The New York Times y Microsoft. Fue él quien le delató el pasado mayo. Se supone que Manning se llevó los documentos en noviembre de 2009. Wikileaks no emitió el video de la matanza de Bagdad hasta abril de 2010 y los militares no le detienen hasta un mes después, cuando Lamo le ha traicionado.

          Manning era un analista de inteligencia, categoría 35F. Los ordenadores que utilizaba estaban conectados a dos redes del Pentágono creadas tras los atentados del 11-S para evitar la descordinación entre las distintas agencias: SIPRNet – que acaba de ser desactivada para evitar fugas- y JWCIS. La primera para los cables secretos y clasificados y la segunda para los desclasificados. La pregunta que todo el mundo se hace ahora es cómo puede ser que un soldado de 22 años tenga acceso a miles de documentos del Departamento de Estado desde su puesto de Bagdad. ¿Cómo puede alguien llevarse en un CD de Lady Gaga tanta información valiosa para un país sin que nadie sospeche nada? Y lo más importante, ¿por qué se hizo con esos archivos? La mayoría de ellos son recientes, pero también hay ficheros no muy relevantes que se remontan a 1967. Manning se enfrenta a una condena de 52 años de prisión. Por ahora, permanece aislado en una celda en la base de los Marines en Quantico, Virginia, donde no puede responder a ninguna de estas preguntas.

          Una coalición informativa inédita

          La publicación de los 250.000 cables del Departamento de Estado ha demandado una colaboración inédita hasta ahora entre cuatro medios escritos de Europa y uno de Estados Unidos: The New York Times, Le Monde, The Guardian, Der Spiegel y EL PAÍS. Desde un principio se acordó que era necesario compartir información y enfoques. También había que dividirse la tarea de desbrozar montañas de telegramas por continentes: EL PAÍS aportaría músculo para hacerse cargo de los documentos relativos a América Latina. Tráfico constante de sms y correo electrónico, reuniones por videoconferencia; la coordinación ha sido compleja, pero productiva. "Hemos desarrollado un mayor respeto mutuo aún, si cabe", dice Alan Rusbridger. "Todos aprendemos trabajando con fantásticos periodistas de otros países".

          Coordinar un calendario de publicación era otro de los temas clave. Las historias comunes se han difundido primero en Internet y luego en la versión impresa. La publicación de los textos periodísticos se ha visto respaldada por la de los cables más esclarecedores, que se han colgado en los respectivos sitios web. Algunos han sido editados para evitar que se difundiera la identidad de personas que pudieran estar en peligro; otros, para no destapar historias que saldrían más adelante: muchos de los cables reflejan encuentros en lo que se abordan múltiples temas.

          En la era de los soportes digitales, también ha sido necesario imprimir mucho papel. Solo la impresión de los 3.600 cables de la Embajada de España ha supuesto unos 12.000 folios.

          Wikileaks: el consenso equivocado

          La diplomacia estadounidense no sale muy mal parada. Todo lo contrario

          MOISÉS NAÍM 04/12/2010

          Después de los ataques terroristas del 11-S, el lugar común repetido hasta la saciedad fue que el mundo había cambiado para siempre. No fue así. Cambiaron algunas cosas, pero para la inmensa mayoría la vida siguió igual. Lo mismo está pasando con Wikileaks. Las filtraciones sin duda tendrán consecuencias; algunas importantes. Pero en general serán menores de lo que ahora se anticipa. En torno a Wikileaks se ha venido conformando un consenso que tiene varios aspectos que merecen discusión y refutación. Por ejemplo:

            1. Wikileaks ha debilitado a Estados Unidos. Para un país que gasta 50.000 millones de dólares al año en inteligencia es una vergüenza que le hayan robado todos estos secretos. Y es obvio que muchos de sus aliados están furiosos con los estadounidenses. Pero los cables difundidos hasta ahora muestran que Estados Unidos tiene el Gobierno con mayor coherencia entre lo que dice en público y lo que hace en privado. Aún no se nos ha revelado una hipocresía estadounidense comparable con las flagrantes mentiras de algunos de los jefes de Estado que aparecen en los cables. Por ahora parece claro que las filtraciones de Wikileaks han dañado más a otros países que a Estados Unidos.

            2. La diplomacia estadounidense sale muy mal parada. No. Más bien todo lo contrario. Sorprendentemente, hasta ahora nadie ha encontrado errores garrafales en las informaciones o en los pronósticos contenidos en los cables. Hay chismes y aseveraciones temerarias. También se destapan actos bochornosos como las preguntas sobre el estado mental de Cristina Kirchner o el espionaje a Ban Ki-moon, el jefe de la ONU. Pero estos no son errores. En el mundo de la diplomacia, el error hubiese sido no haberlo hecho. "¡Para eso les pagamos!", exclama Leslie Gelb, el presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, un think tank privado. Según Gelb, los cables muestran al Gobierno estadounidense tratando de resolver seria y profesionalmente los problemas más acuciantes del mundo sin realmente tener el poder para imponerles a otros las soluciones. "Lo que veo en los cables", escribe Gelb, "es a diplomáticos sonsacando información sensible de líderes extranjeros, buscando caminos para la acción común y luchando por aplicar la dosis adecuada de presión a otros países. ¡Y ese es su trabajo!". Y añade: "El villano que claramente emerge de los cables no es Washington; son los líderes de otros países, que eluden tomar decisiones difíciles y se refugian en la hipocresía, la cobardía y las mentiras que les dicen a sus pueblos".

            3. Wikileaks ha sido manipulado por servicios de inteligencia. Según esta perspectiva, es lógico suponer que la CIA está detrás de esto. O el Mosad. O ambos. Puesto que los cables revelan que los países árabes mantienen en privado un rechazo a un Irán nuclear tanto o más furibundo que el sostenido públicamente por Israel y Estados Unidos, entonces, dicen algunos, es natural suponer que sus espías hayan adulterado los cables. Lo mismo ha insinuado Vladímir Putin con respecto a las revelaciones sobre Rusia: "Alguien está engañando a Wikileaks por motivos políticos", ha dicho. En el mundo del espionaje todo es posible. Pero lo que ya sabemos sobre los objetivos y la manera de operar de Wikileaks y su jefe, Julian Assange, no permite darle mucho crédito a esta visión de una conspiración encajada dentro de una ?o varias? más.

            4. Ningún alto funcionario compartirá información con los estadounidenses. Así es. Pero esto no durará mucho. Ningún país se puede dar el lujo de mantener truncadas sus vías de comunicación con Estados Unidos. Habrá intereses, emergencias y necesidades que obligarán a restablecer intercambios diplomáticos más fluidos. Y Washington ya está trabajando activamente en crear nuevas tecnologías, canales de comunicación y procedimientos que le permitan ofrecer garantías creíbles y recuperar la confianza que le han perdido sus interlocutores foráneos.

            5. La absoluta transparencia gubernamental es lo mejor para la sociedad. No. El problema es que las democracias son más vulnerables a la presión en este sentido que las dictaduras. Esta asimetría lleva a que, en la arena internacional, las democracias se ven obligadas a competir en desventaja con las tiranías, los terroristas y redes criminales que son sociedades secretas. Otro efecto indeseado de filtraciones como las de Wikileaks es que la lucha por un mundo transparente, donde forzamos a los Gobiernos a revelarlo todo, puede conducir a que, sin quererlo, le hagamos más fácil la vida a los tiranos.

            EL PAIS.COM

            Written by Eduardo Aquevedo

            5 diciembre, 2010 at 5:35

            ¿Globalistas y élites empresariales controlan los movimientos populares?

            with 2 comments

            Fabricando disidencia

            Michel Chossudovsky, The Real Agenda

            imagesPICASSO12El Foro Social Mundial y el Foro Económico Mundial, las ONG y movimientos de oposición a la globalización están controlados por las mismas fuerzas ante las cuales protestan.

            La fabricación de consentimiento implica la manipulación y la formación de la opinión pública. Se establece la conformidad y aceptación de la autoridad y la jerarquía social. Se busca el cumplimiento de un orden social establecido.

            Los movimientos populares están controlados por los globalistas usando sus propios "líderes", quienes se hincan ante los controladores.

            La fabricación de consentimiento es la presentación, a la opinión pública, de la principal narrativa de los medios de comunicación, sus mentiras y falsedades. Bajo la ilusión de capitalismo contemporáneo, la ilusión de democracia debe prevalecer. Es en el interés de las élites corporativas de aceptar la disidencia y la protesta como una característica del sistema en la medida en que no pongan en peligro el orden social establecido. El propósito no es reprimir la disidencia, sino, por el contrario, dar forma y moldear el movimiento de protesta, para establecer los límites de la disidencia.

            Para mantener su legitimidad, las élites económicas favorecen formas de oposición limitadas y controladas, con el fin de prevenir el desarrollo de formas radicales de protesta, lo que podría sacudir los cimientos mismos y las instituciones del capitalismo global. En otras palabras, “la fabricación de disidencia” actúa como una “válvula de seguridad”, que protege y sostiene el Nuevo Orden Mundial. Para ser eficaz, sin embargo, el proceso de “fabricación de disidencia” debe ser cuidadosamente regulado y supervisado por los que son objeto del movimiento de protesta.

            El financiamiento de la disidencia

            ¿Cómo se ha logrado crear y mantener el proceso de fabricación de la disidencia? Esencialmente “financiando la disidencia”, es decir, mediante la canalización de recursos financieros de los que son objeto del movimiento de protesta a los que están involucrados en la organización del movimiento de protesta. La cooptación no se limita a la compra de favores de los políticos. Las élites económicas –que controlan grandes fundaciones– también supervisan el financiamiento de numerosas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, que históricamente han estado involucradas en el movimiento de protesta contra el orden económico y social establecido. Los programas de muchas organizaciones no gubernamentales y movimientos populares dependen en gran medida tanto de fondos públicos como privados, incluyendo las fundaciones Ford, Rockefeller, McCarthy, entre otras. El movimiento anti-globalización se opone a Wall Street y a los gigantes del petróleo controlados por Rockefeller y otros.

            Sin embargo, las fundaciones y organizaciones benéficas de Rockefeller y otros, generosamente fundan redes progresivas anti-capitalistas, así como los ecologistas (frente a las grandes petroleras) con el fin último de supervisar y formar sus diversas actividades. Los mecanismos de “fabricación de disidencia” requieren un entorno de manipulación, un proceso de presión y la sutil cooptación de los individuos dentro de las organizaciones progresistas, incluyendo coaliciones anti-guerra, ambientalistas y el movimiento anti-globalización. Considerando que los medios de comunicación “fabrican consentimiento”, la compleja red de organizaciones no gubernamentales (incluidos segmentos de medios alternativos) son utilizados por las élites corporativas para moldear y manipular el movimiento de protesta. A raíz de la desregulación del sistema financiero mundial en la década de 1990 y el rápido enriquecimiento de las entidades financieras, el financiamiento a través de fundaciones y organizaciones benéficas se ha disparado.

            En una amarga ironía, parte de las ganancias fraudulentas de Wall Street en los últimos años se han reciclado y dado a fundaciones exentas de impuestos y organizaciones benéficas. Estas inesperadas ganancias financieras no sólo han sido utilizadas para comprar políticos, también han sido canalizadas a las organizaciones no gubernamentales, institutos de investigación, centros comunitarios, grupos religiosos, ambientalistas, medios de comunicación alternativos, grupos de derechos humanos, etc. “La disidencia fabricada” también se aplica a “corporaciones de izquierda” y “medios de comunicación progresistas “, financiados por ONG o directamente por las fundaciones. El objetivo interno es “fabricación disidencia” y establecer los límites “políticamente correctos” de oposición. A su vez, muchas ONG están infiltradas por informantes a menudo en nombre de las agencias de inteligencia occidentales. Por otra parte, un segmento cada vez mayor de los medios de comunicación alternativos progresistas en Internet se ha vuelto dependiente del financiamiento de fundaciones empresariales y organizaciones benéficas.

            Activismo por etapas

            Los movimientos de protesta popular están directamente controlados por fundaciones y "organizaciones benéficas" que financian sus actividades.

            El objetivo de las élites corporativas ha sido el de fragmentar el movimiento popular en una gran mosaico individual. La guerra y la globalización ya no están en la vanguardia del activismo de la sociedad civil. El activismo tiende a ocurrir poco a poco. No hay integración de los movimientos contra la globalización y el anti-guerra. La crisis económica no se considera como relacionada con las guerras patrocinadas por los países poderosos como EE.UU. La disidencia se ha compartimentado. Movimientos independientes que pretenden atacar diferentes asuntos (medio ambiente, globalización, paz, derechos de la mujer, cambio climático) son generosamente financiados para impedir la aparición de un movimiento de oposición masivo coherente. Este mosaico era ya común en la lucha contra la cumbre del G7 y Cumbres de los Pueblos de la década de 1990.

            El Movimiento Anti-globalización

            La cumbre anti-globalización en Seattle en 1999 vista como un triunfo para el movimiento anti-globalización: “una coalición histórica de los activistas de cerrar la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, la chispa que encendió un movimiento global anti-corporativo”. Seattle fue, de hecho, una importante encrucijada en la historia del movimiento de masas. Más de 50.000 personas de diversos orígenes, organizaciones de la sociedad civil, derechos humanos, sindicatos y ambientalistas se habían reunido en una búsqueda común. Su objetivo era desmantelar la agenda neoliberal incluyendo su base institucional. Pero Seattle también marcó un cambio importante. Con la aparición de disidencia en todos los sectores de la sociedad, la cumbre de la OMC necesitaba desesperadamente la participación simbólica de los líderes de la sociedad civil “en su interior”, para dar la apariencia de “democrático”. Mientras miles de personas convergieron en Seattle, lo que ocurrió detrás de la escena fue una victoria para el neoliberalismo. Un puñado de organizaciones de la sociedad civil que se opusieron formalmente a la OMC han contribuido a legitimar la arquitectura de comercio global de la OMC. En lugar de desafiar a la OMC como un organismo intergubernamental ilegal, acordaron un diálogo previo a la cumbre entre los gobiernos occidentales y la OMC. “Participantes acreditados de las ONG fueron invitados a mezclarse en un ambiente amigable con los embajadores, ministros de comercio y los magnates de Wall Street en varios de los eventos oficiales, incluidos los numerosos cócteles y recepciones.

            La agenda oculta era debilitar y dividir el movimiento de protesta y orientar el movimiento anti-globalización en áreas que no pusieran en peligro los intereses del establecimiento comercial. Financiados por fundaciones privadas (como Ford, Rockefeller, Rockefeller Brothers, Charles Stewart Mott, la Fundación para la Ecología Profunda), estos “acreditados” de la sociedad civil se habían posicionado como los grupos de presión, en calidad de oficiales en nombre del movimiento popular. Al estar dirigidos por destacados activistas sus manos fueron atadas. En última instancia contribuyeron (sin saberlo) a debilitar el movimiento anti-globalización al aceptar la legitimidad de lo que es esencialmente una organización ilegal. (El acuerdo de la Cumbre de Marrakech de 1994 que condujo a la creación de la OMC el 1 de enero de 1995). Los líderes de las ONG tenían pleno conocimiento de dónde el dinero venía. Sin embargo, dentro de los EE.UU. y la comunidad europea las ONG, las fundaciones y organizaciones benéficas son consideradas como órganos filantrópicas independientes, aparte de las empresas, a saber, la Fundación Rockefeller Brothers, por ejemplo, se considera separada y distinta del imperio de la familia Rockefeller, de los bancos y las compañías petroleras. Con los sueldos y gastos de operación en función de las fundaciones privadas, se convirtió en una rutina aceptada.

            En una lógica retorcida, la batalla contra el capitalismo corporativo ha sido una pelea con los fondos de las fundaciones exentas de impuestos contra el capitalismo corporativo. Las ONG fueron capturadas en una camisa de fuerza, su propia existencia depende de las fundaciones. Sus actividades fueron monitoreadas de cerca. En una lógica retorcida, la propia naturaleza del activismo anti-capitalista corporativo fue controlada indirectamente por los capitalistas corporativos a través de sus fundaciones independientes.

            “Vigilantes progresivos”

            En esta saga de la evolución, las élites empresariales cuyos intereses son debidamente atendidos por el FMI, el Banco Mundial y la OMC, fundan (a través de sus diversas fundaciones e instituciones de beneficencia) las organizaciones que están en la vanguardia del movimiento de protesta contra la OMC y las instituciones financieras basadas en Washington. Con el apoyo de dinero de las fundaciones, varios “perros guardianes” fueron creados por las organizaciones no gubernamentales para vigilar la aplicación de las políticas neoliberales, pero sin plantear la cuestión más amplia de cómo los gemelos de Bretton Woods y la OMC, a través de sus políticas, han contribuido al empobrecimiento de millones de personas. El Programa de Ajuste Estructural para la Revisión Participativa de Redes (SAPRIN) fue establecido por Development Gap, órgano del USAID y las ONG financiadas por el Banco Mundial con sede en Washington DC. Está ampliamente documentado que la imposición del Programa de Ajuste Estructural del FMI y el Banco Mundial (PAE) en los países en desarrollo constituye una forma flagrante de injerencia en los asuntos internos de Estados soberanos en nombre de las instituciones acreedoras. En lugar de desafiar la legitimidad de la “medicina económica mortal” el FMI y el Banco Mundial, la organización de SAPRIN trató de establecer un papel de participación para las organizaciones no gubernamentales, trabajando mano a mano con la USAID y el Banco Mundial. El objetivo era dar un “rostro humano” a la agenda política neoliberal, en lugar de rechazar el marco del FMI y del Banco Mundial: “SAPRIN es la red global de la sociedad civil que tomó su nombre de la Iniciativa de Ajuste Estructural de Revisión Participativa (SAPRI), que se puso en marcha con el Banco Mundial y su presidente, Jim Wolfensohn, en 1997. SAPRI está diseñado como un ejercicio tripartito para reunir a las organizaciones de la sociedad civil, sus gobiernos y el Banco Mundial en un examen conjunto de los programas de ajuste estructural (PAE) y la exploración de opciones políticas nuevas. Se trata de legitimar un papel “activo” de la sociedad civil en la toma de decisiones económicas, ya que está diseñado para indicar las áreas en que los cambios en las políticas económicas y en el proceso de formulación de políticas económicas se requieren. (http://www.saprin.org/overview.htm página web de SAPRIN, énfasis agregado) Del mismo modo, el Observatorio del Comercio (antes OMC Watch), que opera en Ginebra es un proyecto del Instituto de Política Agrícola y Comercial de Minneapolis (IATP), que es generosamente financiado por Ford, Rockefeller, Charles Stewart Mott, entre otros. (Véase el cuadro 1).

            Fuente: http://activistcash.com/organization_financials.cfm/o/16-institute-for-agriculture-and-trade-policy

            El Observatorio del Comercio tiene el mandato de supervisar la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Tratado de Libre Comercio (TLC y la propuesta Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). (IATP, sobre comercio Observatorio, consultado septiembre de 2010). El Observatorio del Comercio es también para obtener datos e información, así como fomentar la “gobernabilidad” y “responsabilidad”. Nunca en estas iniciativas se promueve la rendición de cuentas a las víctimas de las políticas de la OMC o la rendición de cuentas por parte de los protagonistas de las reformas neoliberales. Las funciones del Observatorio del Comercio de ninguna manera son una amenaza para la OMC. Todo lo contrario: la legitimidad de las organizaciones y los acuerdos comerciales no se cuestionan.

            El Foro Económico Mundial

            El movimiento popular ha sido secuestrado. La selección de los intelectuales.

            El Foro Económico Mundial está compuesto de elitistas, académicos y varios artistas como el cantante de U2, Bono, quienes se encargan de llevar el falso sentido de inclusión a los grupos "sin voz".

            los ejecutivos de los sindicatos y los líderes de organizaciones de la sociedad civil (entre ellas Oxfam, Amnistía Internacional, Greenpeace) suelen ser invitados al Foro Económico Mundial de Davos, donde se mezclan con los más poderosos del mundo; los actores económicos y políticos. Esta mezcla de las élites empresariales del mundo con “progresistas” escogidos a dedo es parte del ritual que crea y mantiene el proceso de “fabricación de la disidencia”. El truco consiste en seleccionar personalmente a los líderes de la sociedad civil, en quien “podemos confiar” e integrarlos en un “diálogo”, cortarlos de sus bases, que se sientan que son “ciudadanos globales” que actúen en nombre de sus compañeros de trabajo, pero los hacen actuar de una manera que sirva a los intereses del stablishment y de las empresas: “La participación de las ONG en la reunión anual de Davos es la evidencia del hecho de que a propósito [se] trata de integrar un amplio espectro de los actores principales en la sociedad… en la definición y la promoción del programa global… Creemos que el Foro Económico Mundial ofrece a la comunidad de negocios el marco ideal para realizar actividades de colaboración con los demás actores principales [ONG] de la economía mundial para “mejorar el estado del mundo”, que es la misión del Foro. (Foro Económico Mundial , comunicado de prensa, 05 de enero 2001)

            El Foro Económico Mundial no representa a la comunidad empresarial en general. Es un encuentro elitista: Sus miembros son gigantescas corporaciones mundiales (con un mínimo de 5.000 millones de dólares en volumen de negocios anual). Las organizaciones no gubernamentales (ONG) son vistas como socios, “partes interesadas”, así como un conveniente “portavoz de los sin voz que a menudo son excluidos de la toma de decisiones.” (Foro Económico Mundial – Organizaciones No Gubernamentales, 2010)

            “Ellos [las ONG] reproducen una gran variedad de papeles en la asociación con el Foro para mejorar el estado del mundo, incluyendo servir como un puente entre las empresas, el gobierno y la sociedad civil, la conexión de los políticos responsables con la base, aportando soluciones prácticas…” La sociedad civil “asociada” con empresas internacionales en nombre de los “sin voz”. ¿Quiénes quedan “excluidos”? Ejecutivos sindicales son también cooptados, en detrimento de los derechos de los trabajadores. Los dirigentes de la Federación Internacional de Sindicatos (IFTU), la AFL-CIO, la Confederación Europea de Sindicatos, el Canadian Labour Congress (CLC), entre otros, suelen ser invitados a asistir a las reuniones anuales del Foro Económico Mundial en Davos, así como a las cumbres regionales. También participan en el Foro Económico Mundial líderes de la comunidad del trabajo que se centran en los patrones de comportamiento mutuamente aceptables para el movimiento obrero. El Foro Económico Mundial “estima que la voz del trabajo es importante para el diálogo sobre cuestiones de dinámica de la globalización, la justicia económica, la transparencia y la rendición de cuentas, y garantizar un sano sistema financiero global”. “La garantía de un sano sistema financiero mundial” conducido por el fraude y la corrupción. La cuestión de los derechos de los trabajadores no se menciona. (Foro Económico Mundial – Los líderes del Trabajo, 2010).

            El Foro Social Mundial: “Otro mundo es posible”

            La cumbre de Seattle contra la globalización en 1999 sentó las bases para el desarrollo del Foro Social Mundial.

            El Foro Social Mundial constituye uno de los engaños más grandes al movimiento de oposición al globalismo y capitalismo global de las élites.

            La primera reunión del Foro Social Mundial tuvo lugar en enero de 2001 en Porto Alegre, Brasil. Este encuentro internacional contó con la participación de decenas de miles de activistas de organizaciones de base y organizaciones no gubernamentales. La reunión del FSM de las ONG y organizaciones progresistas se llevó a cabo simultáneamente con el Foro Económico Mundial de Davos (WEF). La intención era ser la voz de la oposición y la disidencia al Foro Económico Mundial con sus líderes empresariales y ministros de finanzas. El Foro Social Mundial desde el principio fue una iniciativa del ATTAC de Francia y varias organizaciones no gubernamentales brasileñas: “…En febrero de 2000, Bernard Cassen, director de una ONG francesa llamada ATTAC, Oded Grajew, jefe de una organización de empresarios brasileños, y Francisco Whitaker, jefe de una asociación de organizaciones no gubernamentales de Brasil, se reunieron para discutir una propuesta de “evento mundial de la sociedad civil”, en marzo de 2000, que formalmente garantizó el apoyo del gobierno municipal de Porto Alegre y el gobierno del estado de Rio Grande do Sul, ambas controladas en su momento por el Partido de los Trabajadores brasileño (PT)…  Un grupo de ONG francesas, incluidas las de ATTAC, los amigos de L’Humanité y amigos de Le Monde Diplomatique, patrocinaron un Foro Social Alternativo en París titulado “Un año después de Seattle”, a fin de preparar una agenda para las protestas que se realizaron en la próxima cumbre de la Unión Europea en Niza. Los oradores pidieron “la reorientación de ciertas instituciones internacionales como la OMC, FMI, Banco Mundial… a fin de crear una globalización desde abajo” y “la construcción de un movimiento internacional de ciudadanos, no para destruir el FMI, sino para reorientar sus misiones.” (Por la Unidad de Investigación de Economía Política, Economía y Política del Foro Social Mundial, Global Research, 20 de enero 2004) Desde el principio, en 2001, el FSM fue apoyado por el financiamiento de la Fundación Ford, que se sabe que tiene vínculos con la CIA que se remontan a la década de 1950: “La CIA utiliza fundaciones filantrópicas como el conducto más efectivo para canalizar grandes sumas de dinero a proyectos de la Agencia sin alertar a los destinatarios sobre su origen. ” (James Petras, la Fundación Ford y la CIA, Global Research, 18 de septiembre de 2002)

            El mismo procedimiento de cumbres financiadas por donantes que caracterizó a las cumbres de la década de 1990 (Cumbre Popular) se incorporó en el Foro Social Mundial (FSM): “…Otros financistas del FSM (o ‘socios’, como se les conoce en la terminología FSM) incluyó la Fundación Ford, – baste decir aquí que ha trabajado siempre en la más estrecha colaboración con los EE.UU. y la Agencia Central de Inteligencia para avanzar los intereses estratégicos de EE.UU., la Fundación Heinrich Boll, que está controlada por el partido alemán Los Verdes, socio en el presente [2003], el gobierno alemán y un partidario de las guerras en Yugoslavia y Afganistán (su líder, Joschka Fischer, es el [ex] ministro de Relaciones Exteriores de Alemania), y los principales organismos de financiamiento como Oxfam (Reino Unido), Novib (Países Bajos), ActionAid (Reino Unido), y así sucesivamente. Sorprendentemente, un miembro del Consejo Internacional del FSM, reporta que “fondos considerables” recibidos de estos organismos “hasta ahora no despertaron ningún debate significativo [en los cuerpos FSM] sobre las posibles relaciones de dependencia que pueden generar.” Sin embargo, admite que con el fin de obtener fondos de la Fundación Ford, los organizadores tuvieron que convencer a la base de que el Partido de los Trabajadores no estaba involucrado en el proceso.” Dos puntos vale la pena señalar aquí. En primer lugar, se establece que los fundadores fueron capaces de torcer brazos y determinar el papel de las diferentes fuerzas en el Foro Social Mundial –que tenían que ser “convencidas” de las credenciales de los que estarían involucrados. En segundo lugar, si los donantes se opusieron a la participación del domesticado Partido de los Trabajadores, serían aún más enérgicamente reconocidos por las fuerzas genuinamente anti-imperialistas. Que lo hicieron quedó claro como se describe quienes fueron incluidos y quienes excluidos en la segunda y tercera reunión del Foro Social Mundial. La cuestión del financiamiento [del FSM] ni siquiera figura en la Carta de Principios del FSM, adoptada en junio de 2001. Marxistas, siendo materialistas, dirían que se debe mirar la base material del foro para comprender su naturaleza. (No se tiene que ser marxista para entender que “el que paga manda”) Sin embargo, el FSM no está de acuerdo. Puede retirar fondos de las instituciones imperialistas como la Fundación Ford, mientras que lucha contra “la dominación del mundo por los globalistas y cualquier forma de imperialismo” (Unidad de Investigación para la Economía Política, Economía y Política del Foro Social Mundial, Global Research, 20 de enero de 2004)

            La Fundación Ford otorgó apoyo básico para el Foro Social Mundial, con contribuciones indirectas a través de “organizaciones asociadas” de la Fundación MacArthur, la Fundación Charles Stewart Mott, la Fundación Friedrich Ebert, la Fundación W. Alton Jones, la Comisión Europea, varios gobiernos europeos ( incluido el Gobierno laborista de Tony Blair), el gobierno canadiense, así como una serie de organismos de la ONU (entre ellos la UNESCO,  UNICEF, el PNUD, la OIT y la FAO). Además del apoyo núcleo inicial de la Fundación Ford, muchas de las organizaciones de la sociedad civil participantes reciben financiamiento de grandes fundaciones y organizaciones benéficas. A su vez, los EE.UU. y las ONG europeas a menudo funcionan como organismos de financiamiento secundario canalizando dinero de las fundaciones Ford y Rockefeller a las organizaciones asociadas en los países en desarrollo, incluidos los campesinos y movimientos de derechos humanos. El Consejo Internacional (CI) del FSM se compone de representantes de organizaciones no gubernamentales, sindicatos, organizaciones de medios de comunicación alternativos, institutos de investigación, muchos de los cuales están fuertemente financiados por fundaciones y gobiernos. (Véase el Fórum Social Mundial). El mismo sindicato, que se suele invitar a mezclarse con los directores ejecutivos de Wall Street en el Foro Económico Mundial (FSM), incluyendo la AFL-CIO, la Confederación Europea de Sindicatos y el Canadian Labor Congress (CLC) también forman parte del Consejo Internacional del FSM. Entre las ONG financiadas por fundaciones importantes está el Instituto de Política Agrícola y Comercial (IATP), que supervisa el Observatorio del Comercio con sede en Ginebra en el Consejo Internacional del Foro. La Red de Donantes sobre el Comercio y la Globalización (FTNG), que tiene estatuto de observador en el Consejo Internacional del FSM juega un papel clave. Mientras canaliza ayuda financiera al FSM, también actúa como centro de intercambio de grandes fundaciones. El FTNG se describe como “una alianza de concesionarios de ayuda comprometido a construir comunidades justas y sostenibles en todo el mundo”. Los miembros de esta alianza son la fundación Ford, Rockefeller Brothers, Heinrich Böll, CS Mott, Fundación Merck de la Familia, el Open Society Institute, Tides, entre otros. (Para obtener una lista completa de los organismos de financiamiento del FTNG ver financistas del FNTG). FTNG actúa como entidad de recaudación de fondos en nombre del FSM. Gobiernos occidentales frenan las cumbres contra la globalización y reprimen el movimiento de protesta. En una amarga ironía, las subvenciones, incluyendo el dinero de la Unión Europea se usan para financiar grupos progresistas (como el FSM) que participan en la organización de protestas contra los mismos gobiernos que financian sus actividades. “Los gobiernos también han sido financistas significativos de grupos de protesta. La Comisión Europea, por ejemplo, financió dos grupos que se movilizaron con un gran número de personas para protestar en las cumbres de la UE en Gotemburgo y Niza. La lotería nacional de Gran Bretaña, que es supervisada por el gobierno, ayudó a financiar a un grupo en el corazón del contingente británico.” (James Harding, contra el capitalismo, FT.com, 15 de octubre de 2001)

            Se trata de un proceso diabólico: El gobierno anfitrión financia la cumbre oficial, así como las reuniones de las organizaciones no gubernamentales que participan activamente en la contra-cumbre. También financia la operación de la policía antidisturbios, que tiene el mandato de reprimir a los participantes de las contra cumbres. El objetivo de estas operaciones combinadas, incluyendo acciones violentas cometidas por las fuerzas de policía antidisturbios, es desacreditar el movimiento de protesta e intimidar a sus participantes. El objetivo general es transformar la contra-cumbre en un ritual de disidencia, que sirve para defender los intereses de la cumbre oficial y el gobierno anfitrión. Esta lógica ha prevalecido en numerosas cumbres desde la década de 1990. En la Cumbre de 2001 de la ciudad de Quebec, el financiamiento por parte del gobierno federal de Canadá a las ONG y los sindicatos se concedió bajo ciertas condiciones. Un gran segmento del movimiento de protesta fue de hecho excluido de la Cumbre de los Pueblos. A su vez, los organizadores acordaron con las autoridades provinciales y federales que la marcha de protesta se dirigiría a un lugar remoto, unos 10 km fuera de la ciudad, en lugar de hacia el área del centro histórico donde los oficiales de la cumbre del ALCA se encontraban en un perímetro fuertemente custodiado por matones de los servicios privados de seguridad. Estos servicios de seguridad fueron pagados con dinero de los contribuyentes. “En lugar de marchar hacia el vallado del perímetro y la Cumbre de las reuniones de las Américas, organizadores de la marcha eligieron una ruta para marchar desde la Cumbre de los Pueblos a través de zonas residenciales en gran parte vacías y hacia el estacionamiento de un estadio en una zona libre a varios kilómetros de distancia. Henri Massé, el presidente de la Federación des travailleurs et travailleuses du Québec (FTQ), explicó: “Lamento que estemos tan lejos del centro de la ciudad, pero era una cuestión de seguridad.

            Los líderes de las ONG contra sus compatriotas

            El establecimiento del Foro Social Mundial (FSM) en 2001 fue, sin duda, un hito histórico que reunió a decenas de miles de activistas comprometidos. Era un lugar importante que permitió el intercambio de ideas y el establecimiento de lazos de solidaridad. Lo que está en juego es el papel ambivalente de los líderes de las organizaciones progresistas. Su íntima relación con los círculos internos de poder, el financiamiento por parte de empresas y el gobierno, los organismos de ayuda, el Banco Mundial, etc, socava sus relaciones y responsabilidades para con sus bases. El objetivo de la “disidencia fabricada” es precisamente ése: mantener a los líderes a distancia de sus bases como un medio eficaz para silenciar y debilitar las acciones populares. La mayoría de las organizaciones de base que participan en el Foro Social Mundial, incluyendo campesinos, trabajadores y organizaciones estudiantiles, firmemente comprometidas con la lucha contra el neoliberalismo no eran conscientes de la relación del Consejo Internacional del FSM al financiamiento corporativo, negociado a sus espaldas por un puñado de líderes de ONG vinculadas a oficiales y agencias privadas de financiamiento. El financiamiento de las organizaciones progresistas no es incondicional. Su objetivo es “pacificar” y manipular el movimiento de protesta. Condiciones precisas son establecidas por los organismos de financiamiento. Si no se cumplen, los desembolsos se paran. El FSM se define como “un espacio abierto de encuentro para la reflexión, el debate democrático de ideas, formulación de propuestas, el libre intercambio de experiencias y la interconexión de acciones eficaces por parte de grupos y movimientos de la sociedad civil que se oponen al neoliberalismo y a la dominación del mundo por el capitalismo corporativo y cualquier forma de imperialismo, y estamos comprometidos a construir una sociedad centrada en la persona humana “. (Véase el Foro Social Mundial, consultado el 2010).

            El FSM es un mosaico de iniciativas individuales que no amenazan directamente o desafían la legitimidad del capitalismo global y sus instituciones. Se reúne anualmente. Se caracteriza por una multitud de sesiones y talleres. En este sentido, una de las características del FSM era mantener el modelo “hágalo usted mismo”, típico de los donantes que financian Cumbres del G-7 contra el pueblo desde la década de 1990. Esta estructura aparentemente desorganizada se presentó y se usa deliberadamente. Al tiempo que favorece el debate sobre una serie de temas, el marco del FSM no es propicio para la articulación de una plataforma coherente común y un plan de acción dirigido a acabar con el capitalismo global. Por otra parte, la guerra iniciada por los EE.UU. en Oriente Medio y Asia Central, que estalló pocos meses después de la inauguración de la sede del FSM en Porto Alegre en enero de 2001, no ha sido un tema central en las discusiones del foro. Lo que prevalece es una red extensa y compleja de organizaciones. Las organizaciones de base en los países en desarrollo no son conscientes de que sus ONG asociadas en los Estados Unidos o la Unión Europea, que les proporcionan apoyo financiero, son financiadas por grandes fundaciones. El dinero establece restricciones en las acciones de esos movimientos populares. Muchos de estos líderes de ONG son personas comprometidas y bienintencionadas que actúan dentro de un marco que establece los límites de la disidencia. Los líderes de estos movimientos son a menudo cooptados, sin siquiera darse cuenta de que, como resultado del financiamiento de las empresas, ellos quedan con las manos atadas.

            Capitalismo global financia el movimiento anti-capitalista: una relación absurda y contradictoria

            “Otro mundo es posible”, pero no puede ser alcanzado de manera significativa en el marco del presente acuerdo. Una reorganización del Foro Social Mundial, de su estructura organizativa, sus mecanismos de financiación y el liderazgo es necesaria. No puede haber ningún movimiento de masas que tenga sentido cuando la disidencia es generosamente financiada por los mismos intereses corporativos que tienen como objetivo limitar y eliminar el movimiento de protesta. En palabras de McGeorge Bundy, presidente de la Fundación Ford (1966-1979), “Todo lo que la Fundación Ford hace se podría considerar como mecanismos para hacer el mundo seguro para el capitalismo corporativo”.

            Traducido por Luis R. Miranda

            Fuente: http://real-agenda.com/2010/09/23/fabricando-disidencia-globalistas-y-elites-controlan-oposicion/

            ¿Quién teme a Wikileaks?, por Manuel Castells

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            Los ataques a Wikileaks no cuestionan su veracidad, sino que critican el hecho de su difusión

            Manuel Castells | 30/10/2010

            imageTenía que ocurrir. Los gobiernos llevaban tiempo preocupados con su pérdida de control de la información en el mundo de internet. Ya les molestaba la libertad de prensa. Pero habían aprendido a convivir con los medios tradicionales. En cambio, el ciberespacio, poblado de fuentes autónomas de información, es una amenaza decisiva a esa capacidad de silenciar en la que se ha fundado siempre la dominación. Si no sabemos lo que pasa, aunque nos lo temamos, los gobernantes tienen las manos libres para robar y amnistiarse mutuamente como en Francia o Italia o para masacrar a miles de civiles y dejar curso a la tortura como EE.UU. en Iraq y Afganistán.

            De ahí la alarma de las élites políticas y mediáticas ante la publicación de centenares de miles de documentos originales incriminatorios para los poderes fácticos en EE.UU. y en otros muchos países por Wikileaks. Se trata de un medio de comunicación por internet, creado en el 2007, publicado por una fundación sin ánimo de lucro legalmente registrada en Alemania pero que opera desde Suecia. Cuenta con 5 empleados permanentes, unos 800 colaboradores ocasionales y cientos de voluntarios repartidos por todo el mundo: periodistas, informáticos, ingenieros y abogados, muchos abogados para preparar su defensa contra lo que sabían que se les venía encima.

            Su presupuesto anual es de unos 300 millones de euros, producto de donaciones, cada vez más confidenciales, aunque algunas son de fuentes como Associated Press. Se inició por parte de disidentes chinos con apoyos en empresas de internet de Taiwán, pero poco a poco recibió el impulso de activistas de internet y defensores de la comunicación libre unidos en una misma causa global: obtener y difundir la información más secreta que gobiernos, corporaciones y, a veces, medios de comunicación ocultan a los ciudadanos. La mayor parte de la información la reciben, generalmente por internet, mediante el uso de mensajes encriptados con una avanzadísima tecnología de encriptación cuyo uso facilitan a quienes les quieren enviar la información siguiendo sus consejos, o sea, desde cibercafés o puntos calientes de wi-fi, lo más lejos posible de sus lugares habituales. Aconsejan no escribir a ninguna dirección que tenga la palabra wiki, sino utilizar otras que facilitan regularmente (tal como http//destiny. mooo.com). A pesar del asedio que han recibido desde su origen, han ido denunciando corrupción, abusos, tortura ymatanzas en todo el mundo, desde el presidente de Kenia hasta el lavado de dinero en Suiza o a las atrocidades en las guerras de EE.UU. Han recibido numerosos premios internacionales de reconocimiento a su labor, incluyendo los de The Economist y de Amnistía Internacional. Es precisamente ese creciente prestigio de profesionalidad el que preocupa en las alturas. Porque la línea de defensa contra las webs autónomas en internet es negarles credibilidad. Pero los 70.000 documentos publicados en julio sobre la guerra de Afganistán o los 400.000 sobre Iraq difundidos ahora son documentos originales, la mayoría procedentes de soldados estadounidenses o de informes militares confidenciales. En algunos casos, filtrados por soldados y agentes de seguridad estadounidenses, tres de los cuales están en la cárcel. Wikileaks tiene un sistema de verificación que incluye el envío de reporteros suyos a Iraq, donde entrevistan a supervivientes y consultan archivos.

            De hecho, los ataques contra Wikileaks no cuestionan su veracidad, sino que critican el hecho de su difusión, so pretexto de que ponen en peligro la seguridad de las tropas y ciudadanos. La respuesta de Wikileaks: se borran los nombres y otras señas de identificación y se difunden documentos sobre hechos pasados, de modo que es improbable que puedan peligrar operaciones actuales. Aun así, Hillary Clinton ha condenado la publicación sin comentar la ocultación de miles de muertos civiles y las prácticas de tortura que revelan los documentos. Al menos, Nick Clegg, el viceprimer ministro británico, ha censurado el método pero ha pedido una investigación sobre los hechos.

            Pero lo más extraordinario es que algunos medios de comunicación están colaborando con el ataque que los servicios de inteligencia han lanzado contra Julian Assange, director de Wikileaks. Incluso un comentario editorial de Fox News aboga por su asesinato. Y sin ir tan lejos, John Burns, en The New York Times, intenta mezclarlo todo en una niebla respecto al personaje de Assange. Es irónico que lo haga este periodista buen colega de Judy Miller, la reportera de The Times que informó, consciente de que era mentira, del descubrimiento de armas de destrucción masiva (véase la película La zona verde).

            Esa es la más vieja táctica mediática: para que se olviden del mensaje: atacar al mensajero. Eso hizo Nixon en 1971 con Daniel Ellsberg, el que publicó los famosos papeles del Pentágono que expusieron los crímenes en Vietnam y cambiaron la opinión pública sobre la guerra. Por eso Ellsberg aparece en conferencias de prensa junto con Assange. Personaje de novela, el australiano Assange pasó buena parte de sus 39 años cambiando de lugar desde niño y, usando sus dotes matemáticas, haciendo activismo hacker para causas políticas y de denuncia. Ahora más que nunca está en semiclandestinidad, moviéndose de un país a otro, viviendo en aeropuertos y evitando países donde se buscan pretextos para detenerlo. Por eso surgió en Suecia, donde se encuentra más libre, una querella por violación que luego fue desestimada por la juez (relean el principio de la novela de Stieg Larsson y verán una extraña coincidencia). Y es que es el Partido Pirata de Suecia (10% de votos en las elecciones europeas) el que está protegiendo a Wikileaks, dejándoles su servidor central encerrado en un búnker bajo tierra a prueba de toda interferencia.

            El drama no ha hecho más que empezar. Una organización de comunicación libre, basada en el trabajo voluntario de periodistas y tecnólogos, como depositaria y transmisora de quienes quieren revelar anónimamente los secretos de un mundo podrido, enfrentada a aquellos que no se avergüenzan de las atrocidades que cometen pero sí se alarman de que sus fechorías sean conocidas por quienes los elegimos y les pagamos. Continuará.

            (*) Manuel Castells es catedrático de sociología en la Universitat Oberta de Catalunya

            Wikileaks, el Pentágono y la información…

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            Olga Rodríguez, Periodismo humano

            GUERRA2Cada vez mueren más civiles en las guerras y menos militares. El contraste entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial es sobrecogedor: solamente el 5% de las víctimas de la Primera eran civiles; en la Segunda, el porcentaje se elevó hasta el 66%. Y en la actualidad la proporción de víctimas civiles de cualquier guerra se sitúa entre el 80 y 90% del total, según los datos que el historiador británico Eric Hobsbawn ofrece en su libro “Guerra y paz en el siglo XXI”.

            Irak es buen ejemplo de ello. Por si alguien tenía aún dudas, Wikileaks ha revelado el modus operandi de las tropas estadounidenses en Irak.

            Con la salida a la luz de los documentos filtrados por Wikileaks sabemos que el Pentágono ocultó cifras de muertos civiles, que las tropas estadounidenses siguieron permitiendo torturas y abusos hasta 2009 o que mataron a 681 civiles solo en los controles de seguridad.

            Es intolerable que las potencias actúen movidas por el principio del intercambio: unas cuantas muertes a causa de la victoria. Resulta infame y escalofriante esa operación de contabilidad que da la espalda a un principio moralmente real: que el dolor es absolutamente irreparable. Lo explica muy bien Rafael Sánchez Ferlosio en su libro “Sobre la guerra”. Nadie gana si la muerte vence. Y eso ocurre en las guerras. La muerte, la destrucción, el agotamiento moral y psicológico, arrasan a generaciones enteras.

            La guerra, se haga en nombre de lo se haga, pisotea a los seres humanos y convierte a algunos en monstruos capaces de dar la vuelta a la realidad, como ha hecho el Pentágono, empeñado en demonizar y criminalizar a Wikileaks.

            Tengo la firme convicción de que debemos condenar en los términos más claros posibles la difusión de cualquier información, por parte de individuos u organizaciones, que ponga en peligro la vida de los soldados o civiles de Estados Unidos y de sus aliados”, ha declarado la Secretaria de Estado Hillary Clinton.

            Lo absolutamente preocupante es que este mensaje cale en la sociedad y que sean muchos los ciudadanos que, como obedientes y fieles servidores de Washington, se preocupen más por el hipotético riesgo del que habla Clinton que por las decenas de miles de iraquíes civiles muertos o torturados en Irak.

            El Pentágono califica de ilegítima la publicación de Wikileaks que prueba sus actuaciones criminales. Y sin embargo tiene la desfachatez de considerar legítimo ocultar la verdad al mundo, cuando esta verdad contiene crímenes. De este modo Washington pone en riesgo la base del periodismo: la de la información real como bien público por encima de intereses particulares, como pilar básico de las sociedades libres y democráticas.

            Algo pasa en el planeta y en las redacciones de buena parte de los medios de comunicación, capaces de guiarse y de creer al Pentágono hasta el punto de repetir textualmente el contenido de sus notas de prensa.

            Algo pasa cuando muchos no dudan de las afirmaciones del Ejército estadounidense pero sí de las del fundador de Wikileaks, Julian Assange, que no ha matado a nadie, y menos a nadie inocente.

            Siguiendo esta dinámica no faltará mucho para que creamos que si matan a siete de los nuestros es por una razón de peso; que si asesinan a quince es porque algo habrían hecho mal; que si acaban con otros veinte es por nuestro propio bien.

            El periodismo de investigación, ahora más que nunca, es necesario. Como decía Albert Camus, hay épocas en las que toda indiferencia es criminal.

            Si a alguien le cabe alguna duda, quizá pueda disiparla viendo, si es que aún no lo ha hecho, el vídeo que muestra la masacre de doce civiles iraquíes, entre ellos dos periodistas, por parte del Ejército estadounidense. En la misma operación dos niños resultaron heridos. Los propios militares estadounidenses que les dispararon se negaron a socorrerlos.

            Tras la difusión pública de ese vídeo no se organizaron cumbres internacionales para pedir perdón, asumir responsabilidades, crear tribunales especiales, reprogramar las conductas de las potencias bélicas ni para tumbar a sus dirigentes en el diván de un psicoanalista.

            Ahora, con la publicación de nuevos documentos sobre Irak, los líderes de los países involucrados tienen una oportunidad de entonar el mea culpa. Pero como es muy probable que eso no ocurra, será fundamental el papel que desempeñen las organizaciones no gubernamentales, instituciones, jueces y sociedad civil en general con el objetivo de que los crímenes cometidos en Irak no queden impunes. Porque solo la Justicia puede garantizar que la historia no se repita.

            Fuente: www.minotauro.periodismohumano.com

            Las cifras de muertos de la guerra de Iraq revelados por WikiLeaks sólo son la punta de un iceberg

            Nicolas Davies

            Warisacrime.org

            Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

            Los documentos sobre la guerra de Estados Unidos en Iraq publicados por WikiLeaks contenían datos de 15.000 iraquíes asesinados en incidentes no recogidos ni por los medios occidentales ni por el Ministerio de Sanidad de Iraq y que, por tanto, no figuraban en los recuentos de los muertos de guerra iraquíes de Iraqbodycount.org. Los medios occidentales se han puesto diligentemente a añadir estas 15.000 muertes a sus supuestas “estimaciones” de la cifra total de iraquíes asesinados en la guerra. Pero esa cifra es engañosa en grado sumo. Lo que las muertes no recogidas demuestran es que la metodología pasiva de esos recuentos es una forma deplorablemente equivocada de calcular el número de muertos en una zona de guerra. Esas 15.000 muertes son sólo la punta de un iceberg de cientos de miles de iraquíes asesinados de los que no se ha informado y que se han detectado través de estudios epidemiológicos más serios y científicos, pero que los gobiernos británico y estadounidense habían logrado anular confundiendo a los medios y a la gente acerca de sus métodos y exactitud.

            No es nada inusual que en una zona de guerra se queden sin registrar gran número de muertos. La experiencia de los epidemiólogos que trabajan en las zonas de guerra por todo el mundo corrobora ese hecho, que la “búsqueda pasiva de información” de los muertos en una guerra sólo recoge entre el 5% y el 20% de la cifra total de muertes. Esto es consecuencia, parcialmente, de la transformada naturaleza de la guerra moderna. Alrededor del 86% de las personas asesinadas en la Primera Guerra Mundial eran combatientes uniformados cuyas identidades fueron meticulosamente registradas. El 90% de la gente asesinada en las guerras recientes han sido civiles, haciendo que el recuento y su identificación sea mucho más difícil.

            En mi libro “Blood on our hands: the American invasión and destruction of Iraq”, expliqué los esfuerzos para contar los muertos en Iraq. Lo que expongo a continuación es un fragmento bastante amplio del libro, y les insto a leerlo si realmente quieren aprehender la medida de la matanza masiva que nuestro país le ha infligido al pueblo de Iraq:

            “El Ministerio de Sanidad del gobierno interino de Iraq empezó en 2004 a recoger cifras de mortalidad de civiles en los hospitales, y en junio de aquel año, empezó a desglosar las cifras de las personas muertas por las fuerzas de la resistencia de las de los muertos por las fuerzas ocupantes estadounidenses y sus aliados. A la corresponsal de Knight Ridder, Nancy Youssef, se le dieron cifras del período comprendido entre el 10 de junio y el 10 de septiembre de 2004, que ella expuso en el artículo del Miami Herald titulado ‘U.S. attacks, no insurgents, blamed for most Iraqi deaths’ [Los ataques estadounidenses, y no los insurgentes, son los culpables de la mayoría de las muertes iraquíes] (135).

            Durante ese período de tres meses, el Ministerio de Sanidad contó hasta 1.295 iraquíes asesinados por las fuerzas ocupantes y 516 en lo que el Ministerio denominó como operaciones terroristas, pero se mostró conforme con los responsables de los hospitales que le dijeron a Youssef que esas cifras captaban sólo una parte del número total de víctimas. La oficina de prensa de la CENTCOM [Mando Central de EEUU] se negó a proporcionarle una estimación alternativa, aunque admitió que el mando estadounidense tenía una, y el Comité Internacional de la Cruz Roja le dijo que no tenía en Iraq personal suficiente como para poder recopilar esa información.

            Youssef preguntó si algunos de los iraquíes registrados como muertos por las fuerzas ocupantes podían haber sido combatientes de la resistencia, pero el Dr. Shihab Yasim, de la sección de operaciones del Ministerio de Sanidad le dijo que el Ministerio estaba convencido de que casi todos los muertos eran civiles, porque un miembro de una familia no iría a informar al Ministerio de Sanidad, controlado por la ocupación, que su familiar había muerto combatiendo para el Ejército del Mahdi u otras fuerzas de la resistencia. Este punto de vista fue corroborado por el Dr. Yasin Mustaf, administrador adjunto del Hospital al-Kimdi en Bagdad: ‘La gente que participa en el conflicto no viene al hospital. Sus familias temen que les castiguen. Normalmente, es la gente civil inocente la que viene al hospital. Eso es lo que esas cifras reflejan’.

            El Dr. Walid Hamed, otro responsable del Ministerio de Sanidad dijo a Youssef: ‘Todo el mundo tiene miedo de los estadounidenses, no de los combatientes. Y deberían temerles también’. Otro doctor con quien habló había perdido a su propio sobrino de tres años en un tiroteo en un control, y un doctor de la morgue de Bagdad le habló de una familia de ocho miembros asesinados por un helicóptero de combate en una azotea a la que habían subido a dormir para escapar de la canícula veraniega. En conjunto, las autoridades atribuían el alto número de víctimas civiles asesinadas por las fuerzas ocupantes más a los ataques aéreos que a los disparos de las fuerzas terrestres.

            También en septiembre de 2004, un equipo internacional de epidemiólogos, dirigidos por Les Roberts y Gilbert Burnham, de la Escuela Johns Hopkins de Sanidad Pública, y los Dres. Lafta y Judhairi, de la Universidad Al-Mustansiriya de Bagdad, dirigieron el primero de dos estudios mucho más científicos sobre la mortalidad en Iraq. Ese estudio cubría los primeros dieciocho meses de guerra. Roberts había trabajado con un equipo conjunto del Centro para el Control de Enfermedades y con Médicos Sin Fronteras en Ruanda en 1994, y había dirigido estudios parecidos en zonas en guerra por todo el mundo. Las estimaciones de la mortalidad que encontró en la República Democrática del Congo (RDC) en 2000 fueron ampliamente citadas por los dirigentes británicos y estadounidenses y, tras ese informe, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas redactó una resolución que exigía la retirada de todas las fuerzas extranjeras de la RDC.

            En Iraq, los epidemiólogos hallaron que: ‘se habían generalizado las muertes violentas… que se atribuían principalmente a las fuerzas de la coalición. La mayoría de las víctimas presuntamente asesinadas por esas fuerzas eran mujeres y niños… Haciendo un cálculo conservador, pensamos que ha habido un exceso de 100.000 muertos o más desde que se produjo la invasión de Iraq en 2003. La violencia responsable de la mayor parte del exceso de muertes y los ataques aéreos de las fuerzas de la coalición explican la mayor parte de las muertes violentas’. Ese informe se publicó en The Lancet, la revista médica británica, en noviembre de 2004 (136).

            A la luz de las pruebas ya existentes que dejaban claro que los ataques aéreos de la ‘coalición’ habían matado a miles de civiles, tanto durante como después de la invasión, no había nada sorprendente en sus conclusiones. Sin embargo, los gobiernos británico y estadounidense rechazaron velozmente ese informe. Los medios estadounidenses, siguiendo con su tradición de deferencia hacia sus autoridades, tomaron ejemplo del gobierno y más o menos ignoraron el estudio. Tras la publicación del estudio del segundo equipo epidemiológico en 2006 (*), que cosechó un poco más de atención, el Presidente Bush dijo tan sólo: ‘No lo considero un informe creíble’.

            El cinismo de esos desprecios oficiales quedó expuesto finalmente en otra serie de documentos británicos filtrados. El 26 de marzo de 2007, la BBC publicó un memorandum de Sir Roy Anderson, el científico asesor-jefe del Ministerio británico de Defensa, en el cual describía los métodos de los epidemiólogos como ‘lo más cercano a la buena práctica’ y el diseño del estudio como ‘robusto’. Esos documentos incluían memorandos enviados de ida y vuelta entre preocupados funcionarios británicos, que decían cosas como: ‘¿Estamos realmente seguros de que es probable que ese informe se ajuste a la verdad? Eso es ciertamente lo que implica el escrito’. Otro funcionario contestaba: ‘No aceptamos la exactitud de las cifras que aparecen en la investigación de The Lancet’, pero añadía, en el mismo email: ‘No podemos desechar la metodología de investigación utilizada, se trata de una forma probada y contrastada de medir la mortalidad en zonas de conflicto’ (137).

            La metodología a la que los funcionarios británicos se referían se había basado en una ‘investigación mediante muestras de grupos’, el mismo tipo de estudio que Les Robert había utilizado en la República Democrática del Congo en 2000. El Primer Ministro Blair había citado públicamente esas cifras del estudio en la Conferencia de 2001 del Partido Laborista para justificar la política británica en África, pero rechazó el estudio realizado en Iraq declarando ante los periodistas en diciembre de 2004: ‘Las cifras aportadas por el Ministerio iraquí de Sanidad, que responden a una investigación realizada en sus hospitales, son, bajo nuestro punto de vista, la investigación más exacta existente’. Esto resulta de interés a la luz del informe de Youssef. Blair rechazó las cifras totales del informe de Lancet, pero evitó la pregunta, mucho más sensible, de quién había matado a toda esa gente, cuestión ésta en la que tanto el Ministerio de Sanidad como los epidemiólogos estaban completamente de acuerdo.

            Los medios occidentales han venido citando al Ministerio de Sanidad iraquí a muy amplios niveles y a Iraqbodycount.org como fuentes de las cifras de mortalidad civil, pero ambos habían utilizado una metodología pasiva para contar las muertes, añadiendo simplemente aquellas de las que se había informado bien en los registros de los hospitales o en los relatos de los medios occidentales. La experiencia de los epidemiólogos que trabajan en las zonas de guerra por todo el mundo corrobora ese hecho, que la ‘búsqueda pasiva de información’ de las cifras de muertos en una guerra sólo capta entre el 5% y el 20% del total de muertes. Por esa razón es por la que han desarrollado la investigación por muestreo para conseguir un cuadro más exacto del impacto letal de los conflictos en los civiles, para así facilitar que los gobiernos, las agencias de las Naciones Unidas y las ONG respondan de forma más adecuada.

            El método de investigación por muestreo utilizado en zonas de guerra se adoptó a partir de la práctica epidemiológica en otros tipos de crisis de sanidad pública, mediante la investigación de una muestra representativa de grupos de población para valorar la extensión total de un problema sanitario que afecte a toda la población. Como Les Robert señalaba: ‘En 1993, cuando el Centro para el Control de Enfermedades de EEUU seleccionó al azar 613 hogares en Milwaukee y concluyó que 403.000 personas habían desarrollado Cryptosporidum en el mayor brote jamás recogido en el mundo desarrollado, nadie dijo que las 613 unidades familiares no fueran una muestra suficientemente grande. Resulta extraño que la lógica de la epidemiología abrazada cada día por la prensa en relación a nuevas medicinas o riesgos sanitarios cambie de alguna manera cuando el mecanismo que produce la muerte son sus fuerzas armadas’ (138).

            En Iraq, en septiembre de 2004, los equipos epidemiológicos investigaron 988 unidades familiares en 33 grupos de diferentes partes del país, tratando de equilibrar el riesgo de los equipos de investigación con el tamaño necesario para una muestra significativa. Michael O’Toole, director del Centro Internacional de Salud en Australia, dijo: ‘Es un tamaño clásico de muestra. No veo prueba alguna de exageración significativa… En todo caso, creo que las muertes deben haber sido más porque no han podido trabajar con las familias donde todos sus miembros habían muerto’.

            Más allá de la falsa controversia en los medios acerca de la metodología de esos estudios epidemiológicos, había una cuestión importante en el estudio de 2004 en relación con las cifras, que fue la decisión de excluir de los datos a un grupo de Faluya debido al altísimo número de muertes que se sabía se habían perpetrado allí (incluso aunque la investigación se completara antes del ataque final contra la ciudad en noviembre de 2004). Roberts escribió en una carta a The Independent: ‘Por favor, comprendan que fuimos extremadamente conservadores: hicimos una estimación para el estudio de 285.000 personas muertas en los primeros dieciocho meses de invasión y ocupación, y acabamos informando que habían sido al menos 100.000’.

            El dilema al que se enfrentaron fue éste: en los 33 grupos investigados, 18 informaron de muertes no violentas (incluido uno situado en Ciudad Sadr), los otros 14 grupos informaron de un total de 21 muertes violentas y la muestra de Faluya informó de 52 muertes violentas. Esta última cifra es conservadora por la razón subrayada por Michael O’Toole. Como el informe afirmaba: ‘23 hogares de los 52 visitados habían sido temporal o definitivamente abandonados. Los vecinos entrevistados describieron una gran mortalidad en la mayor parte de los hogares abandonados pero no pudieron dar detalles precisos como para poder incluirlos en la investigación’.

            Dejando a un lado este último factor, había tres posibles interpretaciones de los resultados de Faluya. La primera, que fue la que los epidemiólogos adoptaron, era que el equipo había tropezado al azar con una muestra de hogares donde el número de muertos era tan alto que no resultaba representativo y por tanto no era importante para la investigación. La segunda posibilidad era que ese resultado considerado entre los 33 grupos, en el que la mayor parte de las víctimas pertenecían a un grupo y muchos otros daban cero víctimas, era una representación precisa de la distribución de víctimas civiles en un país sometido a bombardeo aéreo de ‘precisión’. La tercera posibilidad, que incorporaba eficazmente las dos anteriores era que el grupo de Faluya era atípico, pero no lo suficientemente anormal como para justificar su exclusión total del estudio, por eso el número real de exceso de muertes está en algún lugar entre las cifras de 100.000 y 285.000.

            Sin embargo, en cada caso, esas cifras eran sólo el punto medio de un registro estadístico, dejando una considerable incertidumbre acerca del número actual de muertos. Los epidemiólogos hallaron, con un 95% de seguridad, que el exceso de muertes como resultado de la guerra, excluyendo el 3% del país representado por la muestra de Faluya, estaba en algún punto entre 8.000 y 194.000. En sí mismo, esto no apenas podía ser una conclusión sólida o satisfactoria.

            No obstante, era muy improbable que el número actual de muertos estuviera cercano a cualquiera de esos extremos y había un 90% de probabilidades de que fueran más de 44.000.

            La muestra de Faluya, al representar estadísticamente al 3% más devastado del país, informaba de 52 del total de 73 muertes violentas halladas en la investigación. Incluso aunque esta no fuera una representación perfecta de la distribución de las muertes violentas, por definición, esas zonas del país sufrieron considerablemente mucho más que otras áreas y, sin embargo, la estimación publicada de 100.000 muertes violentas incluía efectivamente cero muertes violentas en esas zonas. El equipo investigador que visitó Faluya informó que ‘inmensas zonas de la ciudad habían quedado tan devastadas en igual o peor grado que la zona que había elegido al azar para investigar’, por tanto el área elegida pareció de hecho ser representativa de muchas zonas gravemente bombardeadas. Uno podía por tanto llegar a la estimación de ‘alrededor de un exceso de 100.000 muertes o más’ al estudiar los datos de la investigación de varias formas, lo que hizo que los autores confiaran firmemente en su interpretación. Hubo otros sesgos conservadores integrados en el estudio, como el de ignorar las casas vacías y bombardeadas, como Michael O’Toole indicaba, pero no se hizo ninguna crítica seria de que su método pudiera provocar una sobrevaloración de muertes. La principal crítica, formulada por políticos y periodistas, fue que estos estudios producían estimaciones más altas que las del recuento pasivo, pero eso es exactamente lo que uno podía esperar.

            Una investigación más amplia que produjo menores cifras de mortalidad civil fue la denominada Iraq Living Conditions Survey [Investigación sobre las Condiciones de Vida en Iraq, ICVI]. Fue el Ministerio de Planificación y Cooperación para el Desarrollo de la Autoridad Provisional de la Coalición quien la llevó a cabo en abril y mayo de 2004 y el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) la publicó en mayo de 2005. El imprimátur del PNUD y el amplio tamaño de la muestra dieron credibilidad a su tranquilizadora baja cifra de alrededor de 24.000 ‘muertes por la guerra’ (139).

            No obstante, su estimación del número de muertos por la guerra se derivaba de una única pregunta planteada a las familias en el curso de una entrevista de 90 minutos de duración sobre las condiciones de vida dirigida por los funcionarios del gobierno de la ocupación. A diferencia, los estudios sobre mortalidad publicados en The Lancet se diseñaron con el único propósito de averiguar cifras exactas de mortalidad e incluían grandes precauciones para garantizar el anonimato de los entrevistados y para tranquilizarles sobre la independencia de los equipos investigadores.

            Jon Pederson, el diseñador noruego de la ICVI, dijo él mismo que sus cifras de mortalidad eran ciertamente demasiado bajas. Los equipos de investigación que volvieron a las mismas casas y preguntaron sólo sobre las muertes de niños se encontraron con casi el doble de las que aparecían en la encuesta principal. Esto sugería precisamente que existía resistencia a informar de las muertes violentas que Roberts y sus colegas trataron de superar haciendo mucho hincapié en su imparcialidad. Y en abril o mayo de 2004, una pregunta sobre los “muertos de la guerra” podía todavía interpretarse que se refería sólo a la invasión misma, en oposición a la larga guerra de guerrillas que la siguió. Esta interpretación se apoya en el hecho de que más de la mitad de las muertes informadas en la ICVI se habían producido en la región sur de Iraq, que se llevó la peor parte de la invasión pero que posteriormente estuvo más tranquila que otras regiones.

            En enero de 2005, el Ministerio de Sanidad proporcionó a la BBC un extracto de la investigación hecha en su hospital durante los seis meses anteriores que describía un cuadro similar al que se le dio a Nancy Youssef, del Knight Ridder, en septiembre. Recogía 2.041 civiles asesinados por las fuerzas estadounidenses y sus aliados, y 1.233 por supuestos insurgentes. Después de que la BBC transmitiera esas cifras por todo el mundo, recibió una llamada del Ministro de Sanidad del gobierno de la ocupación afirmando que el informe de su ministerio estaba falseado y que el número de muertos atribuido a las fuerzas ocupantes no era exacto. La BBC se retractó y el Ministerio de Sanidad dejó de proporcionar desgloses de cifras que atribuyeran cualquier responsabilidad a las fuerzas ocupantes por las muertes de civiles (140).

            Otro recuento a nivel nacional de civiles asesinados lo publicó un grupo llamado Iraqiyun el 12 de julio de 2005. Iraqiyun era un grupo humanitario iraquí dirigido por el Dr. Hatim Al-Alwani y afiliado al partido político del presidente interino Ghazi Al-Yawer. Recogía en aquel momento 128.000 muertes violentas, de las cuales el 55% eran mujeres y niños menores de 12 años. El informe especificaba que incluía sólo muertes confirmadas de las que se había informado a los familiares, omitiendo cifras importantes de personas que habían sencillamente desaparecido sin dejar huella alguna en medio de la violencia y el caos. Era muy improbable que un esfuerzo como ese recogiera todos y cada uno de los muertos que hubieran podido producirse pero era un recuente importante, por las razones ya mencionadas (141).

            Después, entre mayo y julio de 2006, Roberts, Burnham y Lafta dirigieron un segundo estudio epidemiológico en Iraq para actualizar su estimación de al menos 100.000 muertes entre marzo de 2003 y septiembre de 2004. Aumentaron el tamaño de su muestra a 1.849 hogares, que comprendían 12.801 individuos en 47 grupos. Investigaban en esta ocasión los resultados de cuarenta meses de guerra. Estos factores les permitieron limitar el alcance estadístico de sus resultados. Esta vez pudieron decir, con el 95% de certeza, que entre 426.000 y 794.000 iraquíes habían muerto violentamente como consecuencia de la guerra. Estimaron que, en el mejor de los casos, había habido un exceso de 655.000 muertes, de las cuales alrededor de 600.000 fueron muertes violentas. Pudieron validarse los resultados de la anterior investigación de que en octubre de 2004 habían muerto al menos 100.000 iraquíes, con una nueva estimación de exceso de muertes, para ese período, de 112.000. Esto validó también el supuesto conservador de que la muestra de Faluya era inusual pero no irrelevante (142).

            Encontraron también algunos cambios en el modelo de muertes violentas. Los tiroteos eran ahora la causa más común en el número global de muertes, y ‘la proporción de muertes atribuidas a la coalición había disminuido en 2006, aunque las cifras actuales habían ido aumentando cada año’. Sin embargo, su conclusión global fue que: ‘La cifra de gente que muere asesinada en Iraq sigue aumentando’.

            Esta tendencia general era extremadamente preocupante, con cada período recogiendo más muertes violentas que en el anterior y con una proliferación de los tipos de violencia según pasaba el tiempo. Los ataques aéreos eran ahora causa de sólo el 13% del total de muertes violentas, pero seguían siendo responsables de las muertes de alrededor de la mitad de todos los niños asesinados en Iraq, resaltando la naturaleza inherentemente indiscriminada del potente armamento lanzado desde el aire. Se había registrado un inmenso aumento en las muertes violentas entre los varones de edades comprendidas entre los 15 y los 44 años, reflejando ahora el 59% de todas las muertes violentas, pero los epidemiólogos decidieron no intentar diferenciar entre muertes de combatientes y de no combatientes. Con gran parte de la población implicada ahora en la resistencia armada frente a la ocupación, sentían que hacer preguntas sobre este extremo podía poner a los equipos de la investigación ante graves riesgos y que las respuestas no iban a ser en ningún caso fiables.

            Los hogares atribuyeron el 31% de las muertes violentas a las fuerzas de la coalición, lo que suponía una estimación de al menos 180.000 personas asesinadas directamente por los estadounidenses y otras fuerzas extranjeras ocupantes. Sin embargo, el informe señalaba que: ‘No se clasificaron algunas de las muertes como provocadas por las fuerzas de la coalición si en los hogares habían algún tipo de incertidumbre sobre la parte responsable; en consecuencia, la cifra de muertes y la proporción de muertes violentas atribuibles a la coalición se ajusta a criterios conservadores’. Asimismo, las fuerzas iraquíes reclutadas y entrenadas por las fuerzas de EEUU y bajo su mando jugaron un papel cada vez mayor en la guerra, en particular en el reino del terror lanzado en Bagdad en mayo de 2005. Esas fuerzas fueron responsables de las ejecuciones sumarias de miles de hombres jóvenes y adolescentes, pero esas muertes no se atribuyeron en ese estudio a las fuerzas de la ‘coalición’.

            En enero de 2008, se publicaron dos estudios más sobre la mortalidad en Iraq. El primero fue la Iraq Family Health Survey [Investigación sobre la Salud Familiar en Iraq, ISFI), que realizó el mismo grupo (COSIT, por sus siglas en inglés) que había dirigido el estudio de 2004, la ICVI citada arriba. Este estudio se centró exclusivamente en la cifra de muertos y contó con alguna cooperación de la Organización Mundial de la Salud. Se publicó en el New England Journal of Medicine. Investigó las muertes habidas sólo hasta junio de 2006, para proporcionar una comparación con la segunda investigación de Roberts, Burnham y Lafta. Aunque también encontró pruebas de un inmenso incremento en la tasa de mortalidad desde la invasión, la ISFI concluyó con una estimación mucho más baja, alrededor de 150.000 muertes violentas (143).

            Lamentablemente, hay varias razones para dudar de la exactitud de esta cifra más baja. Al igual que la ICVI de 2004, este estudio lo llevaron a cabo los empleados de un gobierno que formaba parte de la violencia que se intentaba cuantificar. Por tanto, podía predecirse que las cifras reales iban a subestimarse. En segundo lugar, sus cálculos acerca de la tasa de mortalidad anterior a la invasión para el año 2002 fue de alrededor de la tercera parte de la tasa oficial de mortalidad recogida por la OMS. En tercer lugar, no encontró incrementos en la tasa de muertes violentas de año en año entre 2003 y 2006. Cualquier otra serie de datos de que se dispuso, desde los estudios de mortalidad a las estadísticas sobre violencia en Iraq del Pentágono, mostraban que la violencia aumentaba año tras año. En cuarto lugar, se halló que sólo una de cada seis muertes tras la invasión se debía a la violencia, frente a la mayoría de muertes por la violencia de otros estudios epidemiológicos y de investigaciones independientes en los cementerios.

            Un quinto factor que seguramente contribuyó a la baja cifra de mortalidad de la ISFI fue que era imposible investigar la mortalidad en las zonas más peligrosas, el 11% de Iraq. Se intentó compensar esto basándose en la distribución regional de muertes violentas de Iraqbodycount.org (IBC), que registra las muertes recopilándolas a partir de los informes de los medios internacionales. Sin embargo, como las áreas no investigadas eran también las más peligrosas para los periodistas internacionales, inevitablemente, IBC desestimaba también las muertes de esas zonas. Y la ISFI utilizó todo ese modelo distorsionado basado en la información pasiva para hacer su estimación sobre las muertes en las partes más letales del país.

            La otra investigación, publicada en enero de 2008, la dirigió entre agosto y septiembre de 2007, Opinion Research Business (ORB), una firma de encuestas británica, conjuntamente con el Instituto Independiente de Iraq para la Administración y Estudios de la Sociedad Civil. Investigaron en 2.414 hogares y les preguntaron si habían perdido a algún miembro de la familia a causa de la violencia desde que se produjo la invasión. No pudieron investigar en tres provincias (Anbar, Karbala e Irbil), y la mayoría del 8% de los hogares que se negaron a contestar pertenecía a Bagdad, donde las tasas de mortalidad eran de las más altas. Estos factores contribuyeron a crear un sesgo conservador en sus estimaciones. A pesar de todo esto, ORB halló que alrededor del 20% de los hogares investigados habían perdido al menos a uno de sus miembros, y estimaron que habían muerto en la guerra alrededor de 1,03 millones de personas. Sin tratar de compensar los sesgos conservadores mencionados, sus datos y el tamaño de la muestra otorga un 95% de fiabilidad a una cifra de muertos de entre 946.000 y 1,12 millones (144).

            Tras la publicación del segundo estudio epidemiológico en The Lancet (*), la escala de muertes violentas que reveló fue gradualmente reconociéndose entre los círculos educados de Occidente, incluido Estados Unidos. La investigación de ORB proporcionó confirmación independiente del nivel de violencia. También sugería que las muertes habían continuado aumentando durante al menos otro año tras la publicación del citado segundo estudio de The Lancet y que es muy probable que la cifra total superara el millón de muertes violentas.

            El trabajo de todos estos investigadores mostró que Estados Unidos y otros gobiernos modernos no pueden desencadenar un tipo de violencia así en ningún otro país sin tener que hacer frente finalmente a las consecuencias de la preocupación de la opinión pública por la naturaleza y magnitud de sus efectos. Y, aunque las autoridades estadounidenses nunca lo admitan en público, la publicación de estos estudios servirá probablemente para refrenar algunos de sus más violentos impulsos de los comportamientos en una guerra.

            Notas:

            135. Nancy Youssef: "U.S. attacks, not insurgents, blamed for most Iraqi deaths”, Miami Herald, 25 septiembre 2004: http://www.commondreams.org/headlines04/0925-02.htm

            136. Les Roberts et al.: "Mortality before and after the 2003 invasion of Iraq: cluster sample survey”, The Lancet, Vol. 364, 20 noviembre 2004.

            137. Owen Bennett-Jones: "Iraq deaths survey was robust”, BBC World Service, 26 marzo 2007: http://news.bbc.co.uk/1/hi/uk_politics/6495753.stm

            138. Nicolas J. S. Davies: "Burying the Lancet reportZ Magazine, febrero 2006.

            139. http://www.iq.undp.org/ilcs.htm

            140. "BBC obtains Iraq casualty figures”, BBC News, 28 enero 2005. Informe original en: http://www.informationclearinghouse.info/article7906.htm

            141. "Iraqi civilian casualties”, United Press International, 12 julio 2005. http://www.upi.com/Security_Terrorism/Analysis/2005/07/12/iraqi_civilian.2280/

            142. Gilbert Burnham et al.: "Mortality after the 2003 invasion of Iraq: a crosssectional cluster sample survey”, The Lancet, 11 octrubre 2006.

            143. Iraq Family Health Survey Study Group, "Violence-related mortality in Iraq from 2002 to 2006”, New England Journal of Medicine, Vol. 358: 484-493, 31 enero 2008.
            144. http://www.opinion.co.uk/Newsroom_details.aspx?NewsId=88

            N. de la T.

            (*) Véase traducción informe completo investigación 2006 de The Lancet en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=39504

            Fuente: http://warisacrime.org/content/unreported-iraqi-war-deaths-revealed-wikileaks-are-only-tip-iceberg

             

            Written by Eduardo Aquevedo

            30 octubre, 2010 at 23:47

            Historia de la mentira, por J. Derrida

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            "historia de la mentira, prolegómenos"
            por Jacques Derrida.

            klee6 Conferencia dictada en Buenos Aires en 1995. Organizada por la Facultad de Filosofía y Letras y por la Universidad de Buenos Aires

            Aun antes de un exergo, permítanme hacer dos confesiones que son a la vez dos concesiones. Tienen que ver con la fábula y el fantasma, es decir, con lo espectral. Se sabe que, en griego, phantasma alude también a la aparición del espectro, el fantasma o el aparecido. Lo fabuloso y lo fantasmático tienen un rasgo en común: stricto sensu y en sentido clásico, esos términos, no conciernen ni a lo verdadero, ni a lo falso, ni a lo veraz, ni a lo falaz. Se emparentan más bien con una especie irreductible del simulacro o de la virtualidad. Sin duda, no son en sí mismos verdades o enunciados verdaderos, pero tampoco son errores, engaños, falsos testimonios o perjurios.

               La primera confesión concedida tiene que ver con el título propuesto: «Historia de la mentira» Si lo desplazamos ligeramente, haciendo deslizar una palabra bajo la otra, parece imitar el célebre título de un texto que antes me interesó mucho. En El ocaso de los ídolos, Nietzsche llama «Historia de un error»(Geschichte eines Irrtums) a una especie de relato en seis episodios que, en una sola página, narra en suma, nada menos que el mundo verdadero ( die wahre Welt ), la historia del «mundo verdadero». El titulo de este relato ficticio anuncia la narración de una afabulación: «Cómo ‘el mundo verdadero’ terminó por convertirse en una fábula (Wie die ‘wahre Welt’ endlich zur Fabel wurde) » . Por consiguente, no se nos contará una fábula sino, en cierto modo, cómo llegó a tramarse una fábula. Tal como si fuera posible un relato verdadero acerca de la historia de esa afabulación y de una afabulación que, precisamente, no produce otra cosa que la idea de un mundo verdadero, lo que amenaza arrastrar hasta la pretendida verdad del relato: «Cómo ‘el mundo verdadero’ terminó por convertirse en una fábula (Wie die ‘wahre Welt’ endílch zur Fabel wurde. «Historia de un error» no es más que un subtitulo.

            Esta narración fabulosa sobre una fabulación, sobre la verdad como afabulación, es un truco teatral. Pone en escena personajes que, para nosotros estarán más o menos presentes como espectros, entre bastidores: en primer lugar Platón, quien, según Nietzsche, dice: «Yo, Platón, soy la verdad», después la promesa cristiana con los rasgos de una mujer, luego el imperativo kantiano, la «pálida idea koenigsberguiana», después aún el canto del gallo positivista y por fin el mediodía zaratustriano. Volveremos a nombrar a todos esos espectros, pero también apelaremos a otro, que Nietzsche no nombra: San Agustín. Es verdad que este último, en sus grandes tratados sobre la mentira (De mendacio o Contra mendacium), siempre está en diálogo con San Pablo, quien, por su parte, fue un íntimo de Nietzsche, el adversario privilegiado de un ensañado Nietzsche.

               Pero si el recuerdo de este texto fabuloso no debe abandonarnos, la historia de la mentira no podría ser la historia de un error, aunque fuera la de un error en la constitución de lo verdadero, en la historia misma de la verdad como tal. En este texto polémico e irónico de Nietzsche, en la vena de esta fábula sobre una afabulación, la verdad, la idea del «mundo verdadero» seria un «error».

               Pero en principio y en su determinación clásica, la mentira no es el error. Se puede estar en el error, engañarse sin tratar de engañar, y por consiguiente, sin mentir. Es verdad que mentir, engañar y engañarse se inscriben en la categoría de lo pseudológico. Pseudos, en griego, puede significar la mentira tanto corno la falsedad, la astucia o el error, el engaño, el fraude, tanto como la invención poética, lo que multiplica los malentendidos sobre lo que puede querer decir un malentendido y esto no simplifica la interpretación de un diálogo «refutativo» tan denso y agudo como el Hipias menor ( è peri tou pseudous, anatreptinkos ) . Es verdad también que Nietzsche parece sospechar que el platonismo o el cristianismo, el kantismo y el positivismo mintieron cuando intentaron hacernos creer en un «mundo verdadero». Mentir no es engañarse ni cometer un error.

            Uno no miente diciendo simplemente lo falso, al menos si creemos de buena fe en la verdad de lo que pensamos u opinamos. San Agustín lo recuerda en la introducción de su De mendacio [1] donde por lo demás, propone una distinción entre la creencia y la opinión, distinción que podría ser para nosotros, todavía hoy, y hoy de manera novedosa, de gran alcance. Mentir es querer engañar al otro, y a veces aún diciendo la verdad. Se puede decir lo falso sin mentir, pero también se puede decir la verdad con la intención de engañar, es decir mintiendo. Pero no se miente si se cree en lo que se dice, aún cuando sea falso. Al declarar que cualquiera que enuncie un hecho que le parezca digno de ser creído o que en su opinión sea verdadero, no miente, aunque el hecho sea falso, San Agustín parece excluir la mentira a uno mismo y ésta es una cuestión en la que insistiremos: ¿es posible mentir a sí mismo y todo autoengaño, toda astucia para consigo mismo, merece el nombre de mentira?

            Cuesta creer que la mentira tenga una historia. ¿Quién se atrevería a contar la historia de la mentira? ¿Y quién la propondría como una historia verdadera? Pues suponiendo, concesso non dato , que la mentira tenga una historia, aún se debería poder contarla sin mentir. Y sin ceder demasiado fácilmente a un esquema convencional y dialéctico que hiciera participar a la historia del error, como historia y trabajo de lo negativo, en el proceso de la verdad, en la verificación de la verdad referida al saber absoluto. Si hay una historia de la mentira , es decir del falso testimonio, y si apunta a alguna radicalidad del mal que llamamos mentira o perjurio, ella no sería reapropiable por una historia del error  o de la verdad. Por otro parte, si según parece, la mentira supone la invención deliberada de una ficción, no por eso toda ficción o toda fábula viene a ser una mentira; y tampoco la literatura. Ya se pueden imaginar mil historias ficticias de la mentira, mil discursos inventivos destinados al simulacro, a la fábula y a la producción de formas nuevas sobre la mentira, y que no por eso sean historias mentirosas, es decir, si nos guiamos por el concepto clásico y dominante de mentira, historias que no sean perjurios o falsos testimonios.

            ¿Por qué invocar aquí un concepto clásico y dominante de mentira? ¿Existe, en estado práctico o teórico, un concepto prevaleciente de mentira en nuestra cultura? ¿Y por qué recordar ahora sus rasgos? Yo formalizaría esos rasgos a mi manera, que espero sea verdadera, justa y adecuada, pues la cosa no es tan simple, y si me equivoco, no mentiría sino a condición de que lo hubiera hecho adrede. Pero seria difícil, y me atrevería a decir imposible, probar que lo he dicho adrede y lo señalo solamente para anunciar desde ahora una hipótesis: que, por razones estructurales, siempre será imposible probar, en sentido estricto, que alguien ha mentido, aún cuando se pueda probar que no ha dicho la verdad. Jamás se podrá probar nada contra alguien que afirma: «me equivoqué pero no quería engañar y lo hice de buena fe». O también, alegando la diferencia siempre posible entre lo dicho, el decir y el querer decir, los efectos de la lengua, de la retórica, del contexto, «he dicho eso, pero no es lo que quería decir, de buena fe, en mi fuero interno, ésa no era mi intención, hubo un malentendido».

            He aquí pues, tal como creo que debo formularla aquí, una definición de la definición tradicional de la mentira. En su figura prevaleciente y reconocida por todos, la mentira no es un hecho o un estado: es un acto intencional, un mentir. No hay mentiras, hay ese decir o ese querer decir al que se llama mentir: mentir será dirigir a otro (pues sólo se miente al otro, uno no se puede mentir a sí mismo, salvo sí mismo como otro) un enunciado o más de un enunciado, una serie de enunciados (constatativos o realizativos) que el mentiroso sabe, en conciencia, en conciencia explícita, temática, actual, que constituyen aserciones total o parcialmente falsas; hay que insistir desde ahora en esta pluralidad y en esta complejidad, incluso en esta heterogeneidad. Tales actos intencionales están destinados al otro, a un otro o a otros, para engañarlos, para hacerles creer (aquí la noción de creencia es irreductible, aun cuando permanece oscura) en lo que se ha dicho, cuando por lo demás, se supone que el mentiroso, ya sea por un compromiso explícito, un juramento o una promesa implícita, dirá toda la verdad y solamente la verdad.

            Lo que aquí cuenta, en primero y en último lugar, es la intención. San Agustín lo destacaba también: no hay mentira, por más que se diga, sin la intención, el deseo o la voluntad explícita de engañar (fallendi cupiditas, voluntas fallendi) [2] Esta intención, que define la veracidad o la mentira en el orden del decir, del acto de decir, es independiente de la verdad o de la falsedad del contenido, de lo que se dice. La mentira tiene que ver con el decir y con el querer decir, no con lo dicho: «… no se miente al enunciar una aserción falsa que uno cree verdadera y (…) se miente, antes bien, enunciando una aserción verdadera que uno cree falsa. Pues es por la intención (ex animi sui) que hay que juzgar la moralidad de los actos». [3]

            Esta definición parece al mismo tiempo evidente y compleja. Cada uno de sus elementos resultará necesario para nuestro análisis. Si insistí en el hecho de que esta definición de la mentira circunscribía un concepto prevaleciente en nuestra cultura, fue para conceder una posibilidad a la hipótesis de que tal concepto, determinado por una cultura y una tradición religiosa o moral, quizás por más de una herencia, por una multiplicidad de lenguas, etc., tenía él mismo una historia. Pero he aquí una primera y luego una segunda complicación: si el concepto aparentemente más común de mentira, si el sentido común concerniente a la mentira tiene una historia, entonces está inmerso en un devenir que siempre amenaza relativizar su autoridad y su valor. Pero, segunda complicación, también hay que distinguir entre la historia del concepto de mentira y una historia de la mentira misma, una historia y una cultura que afectan la práctica de la mentira, las maneras, las motivaciones, las técnicas, las vías y los efectos de la mentira.

            Dentro de una sola cultura, allí donde reinaría unánimemente un concepto estable de mentira, puede cambiar la experiencia social, la interpretación y la puesta en práctica del mentir. Puede dar lugar a otra historicidad, a una historicidad interna de la mentira. Suponiendo que en nuestra tradición llamada occidental (judía, griega, romana, cristiana, islámica) dispongamos de un concepto unificado, estabilizado, y por consiguiente confiable de mentira, no basta con reconocerle una historicidad intrínsecamente teórica, a saber, aquello que lo distinguiría de otros conceptos en otras historias y en otras culturas; también habría que examinar la hipótesis de una historicidad práctica, social, política y técnica que la habría transformado, y aun, marcado por rupturas dentro de nuestra propia tradición.

            A esta última hipótesis quisiera concederle aquí algún privilegio provisional. Pero, ¿podremos alguna vez distinguir entre esas tres cosas: 1) una historia (Historie) del concepto de mentira, 2) uno historia (Geschichte) de la mentira, constituida par todos los acontecimientos que se han incorporado a la mentira o por la mentira y, por otra porte… en fin… 3) una historia verdadera que ordene el relato (Historie, historia rerum gestarum) de esas mentiras o de la mentira en general? ¿Cómo disociar o alternar esas tres tareas? No olvidemos nunca esta dificultad.

            Siempre antes de llegar a los exergos, antes inclusive de comenzar a comenzar, debo hacer una segunda confesión. Ustedes tendrían el derecho de desconfiar de ella como de cualquier otra confesión. Debido a toda clase de límites, en particular los limites de tiempo estrictamente asignados, no diré todo, ni siquiera lo esencial de lo que puedo pensar acerca de una historia de la mentira. Que no diga toda la verdad sobre una historia de la mentira no sorprenderá a nadie. Pero no diré siquiera toda la verdad de lo que por mi parte, puedo pensar o atestiguar hoy, acerca de una historia de la mentira y del modo, muy diferente, en que, según creo, habría que escuchar o contar esta historia. Por tanto, no diré toda lo verdad de lo que pienso. Mi testimonio será parcial. ¿Soy culpable por eso? ¿Significa que les habré mentido? Dejo esta cuestión en suspenso, sólo se las presento al menos hasta el momento de la discusión y sin duda más allá.

            Dos citas fragmentarias, en carácter de exergo, deberán ahora velar sobre esos prolegómenos. Primero daré la palabra a dos pensadores cuya memoria debemos saludar aquí. Su memoria habita esta casa.

            Lejos de contentarse con narrar una cierta historia, cada uno de estos fragmentos refleja en su resplandor una historicidad paradojal e insólita.

            Ante todo, la historicidad de la mentira. Que la política es un lugar privilegiado para la mentira, es bien sabido. Hannah Arendt lo recuerda más de una vez:

            «Las mentiras siempre han sido consideradas como herramientas necesarias y legítimas, no sólo del oficio del político o del demagogo, sino también del oficio del hombre de Estado. ¿Por qué esto es así? ¿Y qué significado tiene, por una parte, en cuanto a la naturaleza y la dignidad del ámbito político, y por otra en lo que se refiere a la naturaleza y la dignidad de la verdad y de la buena fe?» [4]

            Así empieza «Verdad y política» («Truth and Politics»), cuya primera versión inglesa de 1967 fue un artículo aparecido en una revista, el New Yorker en respuesta a una polémica periodística posterior a la publicación de Eichmannn en Jerusalem. Todos saben que Hannah Arendt, a su manera, se atribuyó la misión de periodista en el proceso Eichmann. Luego, denunció muchas mentiras y falsificaciones, de las cuales la prensa, en particular, era culpable a su respecto. En la primera nota de «Truth and Politics» Arendt recuerda ese contexto. Así destaca el efecto de los medios y lo hace en un gran periódico, el New Yorker . Enfatizó de inmediato la dimensión mediática, los lugares de publicación y los títulos de los periódicos neoyorkinos e internacionales, por razones que, según espero, no dejarán de aclararse. Es en la New York Review of Book de la época (pues ese periódico también tiene una historia y Hannah Arendt escribía a menudo allí) donde algunos años más tarde, en 1971, publicó «Mentir en Política: Reflexión sobre los ‘Pentagon Papers» («Lying in Politics: Reflection on the Pentagon Papers») En cuanto a los Pentagon Popers, esos documentos secretos, financiados por Mc. Namara, sobre la política norteamerican en Vietnam desde la Segunda Guerra Mundial hasta 1968, los mismos habían sido publicados por otro periódico, también neoyorkino e internacional, el New York Times. Al hablar de lo que estaba «en la cabeza de quienes reunieron los Pentagon Papers´ para el New York Times («in the minds of those who compiled The Pentagon Papers for the New York Times»), Hannah Arendt precisa:

            «La famosa grieta de credibilidad con la que nos habíamos familiarizado durante seis largos años se ensanchó repentinamente como un abismo. Arenas movedizas de declaraciones mentirosas de todo tipo, engaños tanto como autoengaños [deceptions as well as self-deceptions: subrayo «self-deceptions» pues más adelante designaremos así a uno de nuestros problemas: ¿es posible la «self-deceptions»? ¿Se trata de un concepto riguroso y pertinente para lo que nos interesa aquí, es decir, la historia de la mentira? ¿Alguna vez realmente nos mentimos a nosotros mismos?], estaban listas para tragarse a cualquier lector deseoso de poner a prueba ese material que, desgraciadamente, debrá reconocer como la infraestructura de casi una década de política exterior e interior de los Estados Unidos».

            [The famous credibility gap, wich has with us far six long years, has suddenly opened up into an abyss. The quiscksand of lying statements of all sorts, deceptions as well as self-deceptions, is apt to engulf any reader who whishes to probe this material, which, unhappily, he must recognize as the infrastructure of nearly a decade of United States foreign and domestic policy]. [5]

            Si la historia, y sobre todo la historia política rebosa de mentiras, como bien se sabe, ¿cómo podría la mentira misma tener una historia? Esa mentira, tan habitualmente experimentada, cuya estructura es aparentemente tan evidente y cuya posibilidad es tan universal como intemporal, ¿cómo podría tener una historia intrínseca y esencial? Ahora bien, Hannah Arendt, siempre en «Truth and Politics», dirige nuestra atención hacia una mutación en la historia de la mentira. Esta mutación actuaría a la vez en la historia del concepto y en la historia de la práctica del mentir. Sólo en nuestra modernidad la mentira habría alcanzado su límite absoluto y se habría tornado «completa y definitiva». Ascenso y triunfo de la mentira: mientras en las artes y en las letras, Oscar Wilde se quejaba de lo que denominó con un título célebre, «La decadencia de la mentira» (The Decay of Lying) por el contrario Arendt diagnostica en la arena política, un crecimiento hiperbólico de la mentira, su paso al límite, en síntesis, la mentira absoluta: no el saber absoluto como fin de la historia sino la historia como conversión a la mentira absoluta. ¿Cómo entenderla?

            «La posibilidad de la mentira completa y definitiva, desconocida en épocas anteriores, es el peligro que nace de la manipulación moderna de los heclos. Incluso en el mundo libre, donde el gobieno no ha monopolizado el poder de decidir o de decir qué es o no es désde el punto de vista fáctico, gigantescas organizaciones de intereses han generalizado una especie de mentalidad de la «raison d’état» [razón de éstado, en francés en el original] que antes se limitaba al tratamiento de los asuntos exteriores y, en sus peores excesos, a 1as situaciones de peligro claro y actual. Y la propaganda a escala gubernamental aprendió más de un giro de uso corriente en los negocios y en los métodos de Madison Avenue […]». [6]

            Seria tentador pero un poco fácil oponer, como dos fines de la historia, el concepo negativo de ese mal, la mentira absoluta, a la positividad del saber absoluto, ya sea en el modo mayor (Hegel) o en el modo menor (Fukuyama).  Lo que sin duda, y con alguna inquietud, debería movernos al recelo en esta noción de mentira absoluta, es cuánto ella presupone, todavía, de saber absoluto en un elemento que sigue siendo el de la autoconciencia reflexiva Por definición, el mentiroso sabe la verdad, si no todo la verdad, por lo menos la verdad de lo que piensa, sabe lo que quiere decir, sabe la diferencia entre lo que piensa y lo que dice: sabe que miente. Sócrates profesaba esa conexión esencial entre el saber, la ciencia, la autoconciencia y la mentira y jugaba con ella en ese otro texto mayor de nuestra tradición referente a la mentira, el Hipias menor (è operi tou pseudous) . Si se apela a ella en conciencia y de acuerdo a su concepto , la mentira absoluta de la que habla Arendt corre el riesgo de ser la contracara del saber absoluto.

            En otra parte del mismo artículo, dos ejemplos extraidos de la política europea vuelven a poner en escena «mentiras» de tipo moderno. Los actores serán ahora De Gaulle y Adenauer. El primero pretendia hacer creer, y casi lo logró, que «Francia forma parte de los vencedores de la última guerra y es por tanto una de las grandes potencias»; el segundo, que «la barbarie del nacionalsocialismo había afectado únicamente a un porcentaje relativamente pequeño del país». [7] Estos ejemplos se encuadran en fórrmulas que oponen todavía la mentira política tradicional a la reescritura moderna de la historia e insisten en un nuevo estatus de la imagen:

            «Ahora debemos volver nuestra atención hacia el fenómeno relativamente reciente de la manipulación masiva de los hechos y de la opinión, tal corno se ha tornado evidente en la reescritura de la historia, en la fabricación de imágenes y en la política de los gobiernos. La mentira política tradicional, tan saliente en la historia de la diplomacia y de la habilidad política, generalmente se refería a secretos auténticos -datos que nunca se habían hecho públicos- o bien a intenciones que, de todos modos, no poseen el mismo grado de certidumbre que los hechos consumados. […] Las mentiras políticas modernas tratan eficazmente de cosas que de ningún modo son secretas, sino conocidas prácticamente por todo el mundo. Esto es evidente en el caso de la reescritura de la historia contemporánea a la vista de aquellos que han sido sus testigos, pero es igualmente cierto en la fabricación de imágenes de todo tipo […] pues se supone que una imagen, a diferencia de un retrato a la moda antigua, no embellece la realidad sino que ofrece de ella un sustituto completo. Y ese sustituto, en virtud de las técnicas modernas y de los medios masivos de comunicación, es, por supuesto, mucho más patente de lo que fue jamás el original.»

            [We must now turn our attention to the relatively recent phenomenon of mass manipulation of fact and opinion as it has become evident rewriting history, in image-making, and in actual government policy. The traditional political lie, so prominent in the history of diplomacy and statecraft, used to concern either true secrets –data that had never been made public- or intentions, which anyhow do not possess the same degree of reliability as accomplished facts. (…) In contrast, the modern political lies deal efficiently with things that are not secrets at all but are known to practically everyboody].

            Por eso, como ahora la imagen-sustituto ya no remite más a un original, ni siquiera a un original representado ventajosamente, sino que lo reemplaza ventajosamente pasando del estatus de representante al de reemplazante, el proceso de la mentira moderna ya no sería la disimulación que enmascara la verdad sino la destrucción de la realidad o del archivo original:

            «En otros términos, la diferencia entre la mentira tradicional y la moderna a menudo equivale a la diferencia entre esconder y destruir».

            [In other words, the difference between the traditional lie and the modern lie will more often than not amount to the difference between hiding and destroying] [8]

            Volveremos a la lógica de estas proposiciones. La palabra y el concepto de «mentira» se tornan ahora apropiados, teniendo en cuenta precisamente su historia conceptual, para designar estos fenómenos de nuestra modernidad política, tecno-mediática, testimonial, hacia los cuales Hannah Arendt orientó nuestra atención, tan temprana y lúcidamente, y a menudo por haberlos experimentado ella misma del modo más doloroso, sobre todo cuando fue reportera durante el Proceso Eichmann.

            Pasemos ahora al otro exergo. La historicidad que invoca sería también la de una cierta sacralidad o santidad. Esta sacro-santidad (Heiligkeit) es constitutiva –por ejemplo, a los ojos de Kant, y en una tradición agustiniana que él no declara explícitamente- del deber o del imperativo incondicional de no mentir. El deber de decir lo verdad es un imperativo sagrado, Reiner Schürmann hace notar en Le principe d’anarchie, y a propósito de una lectura de Heidegger, que «dado que la noción de sagrado pertenece al contexto de lo original, sigue siendo histórica: lo sagrado es `la huella de los dioses que se han ido´ que conduce hacia su retorno [dice Heidegger en las Hlzwege , pp 250 y ss.]. Por el contrario, el pudor y la piedad, en cuanto van acompañados del fenómeno de lo originario, dirigen el pensamiento a la eclosión única de la presencia, que en nada es histórica». [9]

            I

            Ahora intentaré comenzar, y sin mentir, créanme, contando algunas historias. Siguiendo una modalidad aparentemente narrativa, la de un historiador o un cronista clásico, les propondré algunos ejemplos particulares a partir de los cuales trataremos de progresar de manera reflexiva, por analogía con lo que quizás hubiese dicho Kant del «juicio reflexivo». Iremos así de lo particular a lo general, para reflexionar  y no para determinar, y para reflexionar con miras a un principio que la experiencia no nos provee. Si me refiero ya -al menos por analogía- a la grande y canónica distinción kantiana entre juicios determinantes y juicios reflexivos es por tres razones: por un lado, en la Crítica del juicio esta distinción da lugar a unas antinomias y a una dialéctica que sin duda no son extrañas a aquellas que, en breve, nos pondrán en aprietos. Por otro lado, Hannah Arendt, siempre en «Verdad y políticas», («Truth and Politics»), evoca extensamente la virtud del ejemplo según Kant. Por lo demás, cita la Crítica del juicio; en fin y sobre todo , Kant es también el autor de un ensayo breve, denso, difícil, escrito como respuesta polémica a un filósofo francés, Benjamin Constant, y que para mi constituye en la historia de Occidente, después de San Agustín, uno de los intentos más radicales y poderosos de pensar la mentira, para determinar, reflexionar, proscribir o prohibir también toda mentira.

            Incondicionalmente. Se trata de ese texto corto, famoso y sin embargo poco leído y mal conocido que se titula Sobre el pretendido derecho de mentir por humanidad (1797). [10]  Hannah Arendt cita a menudo a Kant en el artículo que acabo de evocar y en otros lugares, pero nunca menciona ese ensayo, sin embargo tan necesario y al mismo tiempo temible incluso irreductible a la lógica profunda de lo que ella quiere demostrar. Sin ir tan lejos como se debiera en la lectura de este texto, se puede ya tomar rigurosamente en cuenta la manera en que allí Kant define la mentira y el imperativo de veracidad o de veridicidad (pues lo contrario de mentira no es ni la verdad ni la realidad sino lo veracidad o la veridicidad, el decir-verdadero, el-querer-decir verdadero, la Wahrhaftigkeit). La definición kantiana de la mentira o del deber de veracidad parece tan formal, tan imperativa e incondicional que parece excluir de ella justamente toda consideración histórica, toda incorporación de condiciones o de hipótesis históricas. Sin examinar como casuista todos los casos difíciles y perturbadores que analiza San Agustín, casi siempre a partir de ejemplos bíblicos, Kant parece excluir todo contenido histórico cuando define la veracidad (Wahrhaftigkeit: veracitas) como un deber formal absoluto:

            «La veracidad en las declaraciones –dice- es el deber formal (formale Pflicht) del hombre hacia cada cual, por serio que sea el perjuicio que esto le pueda causar».

            Aunque su texto sea expresamente jurídico y no ético, aunque trate como su título indica del «derecho de mentir» (Recht… zu lügen), aunque hable de deber de derecho (Rechtspflicht) y no de deber ético, lo que podría parecer a primera vista más propicio o menos irreductible a un punto de vista histórico, Kant parece excluir, sin embargo, de su definición de la mentira toda esa historicidad que Hannah Arendt introduce por el contrario en la esencia misma, en el acontecimiento y en la realización de la mentira. Es que, si en efecto el punto de vista de Kant es el del derecho, el mismo se mantiene en el plano pura y formalmente jurídico o metajurídico; corresponde a una preocupación por las condiciones formales del derecho, del contrato social y de la fuente pura del derecho.

            «Así, definida simplemente como una declaración deliberadamente no verdadera (unwahre Declaration) contra otro hombre, la mentira no tiene necesidad de la cláusula según la cual debería perjudicar a otro, cláusula que los juristas exigen para su definición (mendacium est falsiloquium in praejudicium alterius). Pues siempre perjudica o otro: aunque no fuera a otro hombre, sí a la humanidad en general, ya que descalifica la fuente del derecho (la pone fuera de uso: dic Rechtsquelle unbrauchbar macht.

            Sin duda, Kant se propone definir en la mentira lo que es malo a priori de  por sí, en su inmanencia y cualesquiera fueren sus motivaciones o sus consecuencias. Pero lo que le interesa sobre todo es la fuente misma del derecho humano y de la socialidad en general, es decir, una necesidad inmanente de decir la verdad, más allá de los efectos esperados, los contextos externos e históricos. Si no se proscribe incondicionalmente la mentira, se socava el vínculo social de la humanidad en su principio mismo. En esta pura inmanencia reside la sacralidad o la santidad del mandato racional de decir la verdad, del querer-decir-la verdad. Hace un momento, Reiner Schürmann decía que la sacralidad era histórica. En otro sentido, parecería que no lo fuera para Kant, y en ese caso, no al menos en el sentido habitual. Pero cabe la hipótesis de que lo sea en otro sentido: como origen y condición de una historia y de una socialidad humana en general. Kant escribe, de todos modos:

            «Se trata, pues, de un precepto de la razón (Vernunfgebot) que es sagrado (heiliges), incondicionalmente imperativo (unbedingt gebietendes), que no puede estar limitado por ninguna conveniencia: en toda declaración es preciso ser veraz (wahrhaft) (leal, sincero, probo, de buena fe: ehrlich.

            Por fin, llego a los ejemplos prometidos y a mis crónicas de los dos mundos. En efecto, los elegí lo más cercanos a nuestros dos continentes europeos, Europa y América (entre Paris y Nueva York) y a nuestros periódicos, el New York Times y la edición parisina del International Herald Tribune. Hace algunos meses, poco después de su elección, cuando ya había anunciado como decisión irrevocable que Francia reiniciaría sus ensayos nucleares en el Pacífico, el presidente Chirac -se recordará, reconoció solemnemente en el aniversario de la redada del Velódromo de Invierno, de siniestra memoria, la responsabilidad, es decir, lo culpabilidad del Estado Francés durante la Ocupación , en la deportación de decenas de miles de judíos, en la instauración del estatuto de los judíos y en numerosas iniciativas que no fueron adoptadas simplemente por imposición del ocupante nazi. Esta culpabilidad, esta participación activa en lo que hoy se califica como «crimen contra la humanidad», aparece, finalmente, reconocida. Irreversiblemente. Es confesada, en definitiva, por un Estado como tal. La confesión está ratificada por un jefe de Estado elegido por sufragio universal. Es declarada públicamente, en nombre del Estado francés, y ante el derecho internacional, en un acto teatral y ampliamente mediatizado en el mundo entero por la prensa escrita, radiofónica y televisiva (subrayo otra vez esta relación entre la res pública y los medios, pues es esa mutación en el estatus de la imagen uno de los temas que nos ocupan). La verdad proclamada por el presidente Chirac tiene, a partir de ahora, el estatuto y a la vez la estabilidad y la autoridad de una verdad pública, nacional e internacional.

            Sin embargo, esa verdad sobre una historia tiene ella misma una historia. Esta sólo sería legitimada, acreditada y establecida como tal cincuenta años después de que ocurrieron los hechos. Hasta entonces, seis presidentes de la República francesa (Auriol, Coty, De Gaulle, Pompidou, Giscard d ‘ Estaing, Mitterrand) no habían considerado posible ni oportuno ni necesario y ni siquiera justo estabilizarla como verdad de este tipo. Ninguno de ellos creyó que debía comprometer a Francia, a la nación francesa, a La República francesa, con una suerte de firma en la que se asumía la responsabilidad de esa verdad: Francia culpable de crimen contra la humanidad. Hoy se podrían citar gran cantidad de ejemplos como éstos y situaciones semejantes, de Japón a Estados Unidos a Israel, a propósito de violencias o de represiones pasadas, de crímenes de guerra notorios o recientemente descubiertos, del uso justificado o no de bombas atómicas en Hiroshima (es sabido que a pesar del testimonio de muchos historiadores, el presidente Clinton continúa sosteniendo oficialmente que el bombardeo de Hiroshima y de Nagasaki fue una decisión justificable), por no hablar de lo que aún se espera en cuanto a la política de Japón en Asia durante la guerra, la guerra de Argelia, la guerra del Golfo, la ex-Yugoslavia, Ruanda, Chechenia, etc.

            Y puesto que acabo de nombrar a Japón en el paréntesis, resulta que mientras preparaba esta conferencia, el Primer Ministro Muruyama hacía una declaración cuyas palabras y estructura pragmática habría que sopesar enteramente: sin comprometer al Estado Japonés en su jefatura y en la permanencia de su identidad imperial, en la persona del emperador, habla un ministro. Ante lo que él llama de manera significativa «esos hechos irrefutables de la historia» («These irrefutable facts of history», para citar la traducción inglesa donde leí ese discurso por primera vez), y un «error de nuestra historia» («error in our history»), Muruyama expresa en su nombre (ese nombre dice más que su nombre, pero no compromete el nombre del Emperador) su «disculpa profunda y sincera» («heartfelt apology») y su duelo; un duelo a la vez personal y vaga y confusamente nacional y estatal. ¿Qué es un duelo de Estado cuando llora muertes que no son ni las de un jefe de Estado ni tampoco de conciudadanos? ¿Cómo pensar un remordimiento o excusas estatales una vez que el derecho internacional ha definido el crimen contra la humanidad?

            He aquí un enjambre de cuestiones que no se podían plantear en estos términos hace cincuenta años. Sigo citando en inglés, tal como la leí, la declaración de Muruyama: «I regard, in a spirit of humility, these irrefutable facts of history, and express here once again my, feelings of deep remorse and state my heartfelt apology» [Considero con espíritu humilde esos hechos irrefutables de la historia y expreso aquí, una vez más, mis sentimientos de hondo remordimiento y hago manifiesta mi disculpa sincera]. Después, evocando una represión «colonial» -lo que debería dar qué pensar a otros imperios coloniales- el Primer Ministro japonés agrega: «Alow me also to express my feelings of profound mourning for all victims, both at home and abroad, of that history» [Permítanme expresar también mis sentimientos de profundo duelo por todas las víctimas de esta historia, tanto en el país como en el extranjero]. Esta confesión declara también la responsabilidad de una tarea, asume un compromiso con el porvenir: «Our task is to conveny to the younger generations the horrors of war, so that we never repeat the errors in our history» [Nuestra tarea es transmitir a las generaciones más jóvenes los horrores de la guerra, de manera que nunca repitamos los errores de nuestra historia].

            El lenguaje de la culpa y de la confesión se une, para atenuar el efecto, con el lenguaje heterogéneo del error; y he aquí que, sin duda por primera vez en la historia, se osa disociar el concepto de Estado o de Nación de lo que siempre lo había caracterizado, de manera constitutiva y estructural, es decir, la buena conciencia.  Por confusa que sea su ocasión y por impura que siga siendo su motivación, por calculada y coyuntural que sea la estrategia, hay allí un progreso en la historia de la humanidad y de su derecho internacional, de su ciencia y de su conciencia. Quizá Kant habría visto en esto uno de esos acontecimientos «anunciadores», una señal que, como por ejemplo la Revolución Francesa, y a través del fracaso o el límite, rememora, demuestra y anuncia (signum rememorativum, demostrativum, prognosticum), atestigua así una «tendencia» y la posibilidad de un «progreso» de la humanidad. Todo esto sigue siendo parcial, para Japón, Francia o Alemania, pero es mejor que nada: la URSS o Yugoslavia, que ya no existen, están al resguardo de toda mala conciencia y de todo reconocimiento público de los crímenes pasados; Estados Unidos tiene todo el porvenir ante sí. Cierro este paréntesis y vuelvo a lo mío.

            Que durante medio siglo ningún jefe de Estado francés haya considerado posible, oportuno, necesario o justo constituir en verdad una inmensa culpabilidad francesa, reconocerla como verdad, he aquí algo que ya sugiere que en este caso el valor de verdad, es decir, la veracidad, el valor de un enunciado referido a hechos reales (pues la verdad no es la realidad), pero ante todo el valor de un enunciado en conformidad con lo que uno piensa, podría depender de una interpretación política respecto de valores, por otra parte, heterogéneos (posibilidad, oportunidad, necesidad, justeza o justicia). Entonces, en principio, la verdad o la veracidad se subordinarían a esos valores: problema inmenso, como ustedes saben, problema clásico sin duda, pero al cual quizás haya que tratar de encontrar alguna especificidad histórica, política, tecno-mediática hoy en día. Entre los presidentes anteriores, el mismo De Gaulle -a quien Chirac dice sin embargo que debe toda su inspiración política- jamás pensó en declarar la culpabilidad del Estado Francés bajo la Ocupación , mientras que, o bien porque, la culpabilidad del «Estado Francés» (nombre oficial de Francia bajo Vichy, puesto que la República estaba abolida y redesignada «Estado francés») para él seguía siendo la de un Estado no legítimo, si no ilegal.

            Pensemos también en el caso de Vincent Auriol, ese otro presidente de la República que no consideró posible, necesario, oportuno o justo reconocer lo que Chirac acaba de reconocer -y reconocerlo por razones coyunturales que sin duda son más complejas que la simple obediencia incondicional al mandato sagrado del que habla Kant. Vincent Auriol había sido uno de los únicos ochenta parlamentarios franceses que se negaron a votar plenos poderes para el mariscal Pétain el  10 de julio de 1940. Por lo tanto, sabia, desgraciadamente, que la interrupción de la República y el paso a ese Estado francés culpable del Estatuto y de la deportación de los judíos fue un acto legal que comprometía a un gobierno de Francia. La misma discontinuidad de la interrupción se inscribió en la continuidad legal de la República y del Estado francés. Fue la República Francesa la que, a través de sus representantes legalmente elegidos, renunció a su propio estatuto. Por lo menos esto es la verdad de la legalidad formal y jurídica.

            Pero ¿dónde está aquí la verdad de la cosa misma, si es que existe? En varias oportunidades y hasta el fin de su mandato, François Mitterrand también se negó a reconocer la culpabilidad oficial del Estado francés. Aducía explícitamente que el llamado Estado Francés se había instalado por usurpación, interrumpiendo la historia de la República francesa, única persona política o moral que aquí debía rendir cuentas y que en esa época se encontraba amordazada o en la resistencia ilegal. Según él, en la actualidad, la República francesa no tenía nada que «confesar», no tenia por qué asumir la memoria y la culpabilidad de un tiempo en que había sido puesta fuera de juego. La nación francesa, como tal y en su continuidad, no tenía que acusarse de crímenes contra la humanidad cometidos injustamente en su nombre. Mitterrand rechazó ese reconocimiento aun cuando inauguró las conmemoraciones públicas y solemnes de la redada del Velódromo de Invierno y aun cuando durante años, fueron muchos los que le solicitaron insistentemente en cartas y petitorios oficiales -que conozco bien porque los he firmado- que hiciera lo que, por suerte, acaba de hacer el presidente Chirac.

            Citaré asimismo otra posición típica acerca de este problema: la de Jean-Pierre Chevénement, ex-ministro de Mitterrand, socialista muy independiente, opuesto al modelo de Europa que se está constituyendo, preocupado por la soberanía y por el honor nacional, y que renunció a su cargo de Ministro de Defensa durante la guerra del Golfo. Para Jean-Pierre Chevénement, si Chirac hizo bien en reconocer la culpabilidad indudable del Estado francés, las consecuencias de esta «veracidad» y de los términos en los cuales se puso en práctica acarrearán graves riesgos, por ejemplo el de legitimar, a su vez al pétainismo y alentar a todas las fuerzas que hoy necesitarían acreditar la idea de que «Pétain, es Francia». [11] Sin duda, éste también era el punto de vista del propio general de Gaulle, y quizá, de manera menos decidida, el de los presidentes que lo sucedieron. En una palabra: por cierto, es preciso que haya verdad y veracidad, pero no hay que ponerlas en práctica de cualquier manera, a cualquier precio. Cualquier verdad no es buena en sí misma, como lo recuerda el proverbio francés, y el imperativo no es tan sagrado e incondicional como lo quería Kant. Habría que tener en cuenta los imperativos hipotéticos, la oportunidad pragmática, el momento, las formas del enunciado, la retórica, el destinatario, etc. Para distinguir entre la legalidad del gobierno de Vichy y la voluntad popular que dimitió ante él, Chevénement, por lo demás, debe remontarse mucho más atrás, al menos cinco años, para determinar las responsabilidades reales. En sentido estricto, el análisis propiamente histórico seria infinito y la distinción entre mentira y veracidad correría, entonces, el riesgo de perder el rigor de sus aristas.

            He aquí, entonces, una primera serie de cuestiones: al no declarar oficialmente la que es ahora una verdad histórica de Estado, los presidentes anteriores, desde de Gaulle hasta Mitterrand, ¿incurrían en mentira o en disimulación? ¿Tenernos derecho a decir esto? ¿Podrían ellos, por su parte e inversamente, acusar a Chirac de «mentir»? ¿Mienten unos y otros? ¿Quién ha mentido y quién ha dicho la verdad? ¿Podemos hablar aquí de mentira? ¿Es éste un concepto pertinente? Y en ese caso, ¿cuál seria el criterio de mentira? ¿Cuál seria la historia de esa mentira? Y sobre todo, una cuestión, esta vez, diferente: ¿cuál sería la historia del concepto de mentira en el que se basarían tales cuestiones? Si aquí hubiera mentira y si fuera pertinente determinar que esto o lo otro es una mentira, ¿quién seria el sujeto y quién el destinatario o la victima de ella? Naturalmente, volveré sobre la formación y formulación de esta primera serie de cuestiones, pero quisiera, siempre a título preliminar, subrayar dos rasgos originales en este ejemplo.

            Por una parte, hay, en efecto, una novedad histórica en esta situación, en esta pragmática de la oposición veracidad/mentira, si no en la esencia de la mentira. Es que se trata aquí de una veracidad o de una mentira de Estado determinables como tales, en un escenario del derecho internacional que no existía antes de la Segunda Guerra Mundial. Estas hipótesis se plantean hoy con referencia a conceptos jurídicos como los de «crimen contra la humanidad» que son invenciones, y por consiguiente «realizativos» [performatives], que la humanidad jamás había conocido hasta ahora es su condición de conceptos jurídicos que implican jurisdicciones internacionales, contratos y cartas interestatales, instituciones y cortes  de justicia en principio universales. Si todo esto es histórico de principio a fin, es porque la problemática de la mentira o de la confesión, el imperativo de la veracidad respecto de algo tal como un «crimen contra lo humanidad», no tenía ningún sentido para los individuos ni para el Estado, antes de que se definiera este concepto jurídico en el artículo 6c de los Estatutos del Tribunal militar internacional de Nüremberg y, sobre todo, por lo menos en el caso de Francia, si no me equivoco, antes de que estos crímenes hubieran sido declarados «imprescriptibles» por una ley del 26 de diciembre de 1964.

            Por otra parte, los objetos en cuestión, respecto de los cuales habría que pronunciarse, no son realidades naturales «en sí». Dependen de interpretaciones, pero también de interpretaciones realizativas. No hablo aquí del acto realizativo del lenguaje por el cual, confesando una culpabilidad, un jefe de Estado produce un acontecimiento y provoca una reinterpretación de todos los lenguajes de sus predecesores. No, quiero subrayar ante todo, la realizatividad puesta en práctica en los objetos mismos de estas declaraciones: la legitimidad de un Estado supuestamente soberano, la fijación de una frontera, la identificación o el reconocimiento de una responsabilidad son actos realizativos. Cuando los realizativos tienen éxito, producen una verdad cuya fuerza se impone a veces para siempre: la fijación de una frontera, la instauración de un Estado son siempre violencias realizativas que, si las condiciones de la comunidad internacional lo permiten, crean el derecho, de manera durable o no, allí donde no lo había o había cesado, donde no era lo suficientemente fuerte. Al crear el derecho, esta violencia realizativa -que no es ni legal ni ilegal- crea lo que luego se tendrá por una verdad de derecho, verdad pública dominante y jurídicamente incuestionable.

            ¿Donde está hoy la «verdad» sobre las fronteras en la ex-Yugoslavia, en todos sus «enclaves» fragmentados o enclavados en otros enclaves, y en Chechenia, y en Israel? ¿Quién dice la verdad y quien miente en estos campos? Para mejor y para peor, esta dimensión realizativa hace la verdad, como dice Agustín. Imprime por tanto su dimensión irreductiblemente histórica a la veracidad y a la mentira. A esta fuerza «realizativa» original, ni Kant ni Hannah Arendt, me parece, la toman en cuenta temáticamente. Intentaré mostrar que, a pesar de todo lo que los separa o los opone desde otro punto de vista, tienen en común este desconocimiento, o en todo caso esta explicitación insuficiente, en cuanto ignoran la dimensión sintomática o inconsciente de estos fenómenos. Ellos no podrían abordarse sin, por lo menos la conjugación de una «lógica del inconsciente» y de una teoría de lo «realizativo». Lo que no significa que basten, para ello, el discurso presente y actualmente elaborado del psicoanálisis o de la teoría de los speech acts [actos lingüísticos]. Aún menos significa que esté disponible la articulación entre ambos, o entre ambos y un discurso sobre la política o la economía de los saberes y de los poderes tele-tecnológicos. Definimos aquí una tarea y las condiciones de un análisis ajustado a estos fenómenos de «nuestro tiempo».

            II

            Para ilustrar lo que esta fuerza realizativa puede tener de temible en nuestra modernidad tele-tecno-mediática, he aquí, ahora, otra secuencia, aparentemente menor, de la misma historia. Dije que los medios ocuparían un lugar central en este análisis. El New York Times se ocupó de informar sobre la reciente declaración de Chirac. Preocupado por la verdad y por la competencia, supongamos, confió la responsabilidad del artículo a un profesor. En nuestra cultura, la idea de competencia se asocia a la universidad y a los profesores universitarios. Todos suponen que los profesores saben y dicen la verdad. Ese profesor, presunto conocedor, enseña en una gran universidad neoyorkina. Inclusive pasa por ser un experto en las cuestiones Francesas de la modernidad, en el cruce de la filosofía, la ideología, la política y la literatura y -según lo recuerda el New York Times- es autor de un libro titulado Past Imperfect: French Intellectuals, 1944 to 1956. Con el título «French War Stories», el New York Times del 19 de julio de 1995 publica, pues, un articulo de Tony Judt, profesor de la New York University. Antes de concluir que (cito), «It is well that Mr. Chirac has told the truth about the French past» [está  bien en que el señor Chirac haya contado la verdad sobre el pasado francés], el autor de Past Imperfect denunciaba empero el comportamiento vergonzoso de los intelectuales franceses que, durante medio siglo, según él, se habían preocupado tan poco de esa verdad y de su reconocimiento público. En primer lugar, observaba que Sartre y Foucault habían permanecido «curiously silent» sobre el tema. Y lo atribuía a la simpatía de ambos por el marxismo. Esta explicación mueve un poco a risa, sobre todo en el caso de Foucault, cuando se sabe que la mayoría, los más duraderos y conocidos de sus «compromisos políticos» eran de todo menos marxistas, cuando no expresamente anti-marxistas. Lo que el profesor Judt escribe, entonces, sólo lo citaré para multiplicar, como introducción, los ejemplos de errores que siempre será difícil determinar.

            Dudaremos siempre entre varias posibilidades. ¿De qué se trata en realidad? ¿De incompetencia? ¿De falta de lucidez o de agudeza analítica? ¿De ignorancia de buena fe? ¿De error accidental? ¿De una mala fe crepuscular, entre la mentira y la inconsciencia? ¿De compulsión y lógica del inconsciente? ¿De falso testimonio caracterizado, perjurio, mentira? Sin duda, estas categorías son irreductibles entre sí, pero, ¿qué pensar de las situaciones tan frecuentes donde de hecho, en verdad, se contaminan recíprocamente y no permiten una delimitación rigurosa? ¿Y si este contagio marcara a menudo el espacio mismo de tantos discursos públicos, sobre todo en los medios? He aquí, pues, lo que dice el profesor Judt para explicar el silencio, a sus ojos culpable, de Sartre y de Foucault: «Intellectuals, so prominent in post-war France, might have been expected to force the issue. Yet people like Jean Paul Sartre and Michel Foucault were curiously silent. One reason was their near-obsession with Communism. While proclaiming the need to ‘engage’, to take a stand, two generations of intellectuals avoided any ethical issue that could not advance or, in sorne cases, retard the Marxist cause» [Se podia esperar que los intelectuales, tan prominentes en la Francia de la posguerra, enfatizaran la cuestión. No obstante, gente como Jean-Paul Sartre y Michel Foucault se mantuvo curiosamente silenciosa. Una razón es que estaban casi obsesionados por el comunismo. Aunque proclamaban la necesidad de «comprometerse», de adoptar una posición, dos generaciones de intelectuales evitaron cualquier planteo ético que impidiera el avance o, en algunos casos, que retrasase la causa marxista].

            Estas declaraciones pueden parecer solamente un poco confusas y vagas, sobre todo en lo que atañe a la «causa marxista» en Foucault. Pero el profesor Judt no se detiene allí. Después del subtitulo «Shame of the lntellectuals» (cuya responsabilidad por lo menos comparte con el periódico, como desgraciadamente tan a menudo nos vemos obligados a hacer cuando creemos que debemos escribir en los periódicos), el profesor-periodista denuncio la vergüenza de los intelectuales que vinieron después de Sartre y que mantuvieron, según él, un silencio culpable ante la culpabilidad de la Francia de Vichy y ante sus «crímenes contra la humanidad»: «No one stood up to­­­­­ cry ´J´ac­cuse!’ at hight functionaries, as Emile Zola did during the Dreyfus affair. When Simone de Beauvoir, Roland Barthes and Jacques Derrida entered the public arena, it usually involved o crisis far away-rin Madagascar , Vietnam or Cambodia . Even today, politically engaged writers call for action in Bosnia but intervene sporadically in debates about the French past» [Ninguno se levantó para enrostrar a los altos funcionarios un «J’accuse!» como lo hiciera Emile Zola durante el asunto Dreyfus. Cuando Simone de Beauvoir, Roland Barthes y Jacques Derrida aparecieron en la escena pública, lo que estaba en juego habitualmente era una crisis bien remota: en Madagascar, Vietnam o Camboya. Aún hoy en día los escritores políticamente comprometidos convocan a una acción en Bosnia, pero en los debates sobre el pasado francés intervienen esporádicamente].

            Aun cuando estoy dispuesto a conceder una parte de verdad a esta acusación, debo declarar que en lo esencial ella me indigna, y no sólo -les ruego que lo crean- porque me concierne también personalmente y soy objeto, con otros, de una verdadera calumnia. No es la primera vez que periódicos que llevan el nombre de Nueva York en su título dicen cualquier cosa y mienten de manera caracterizada a mi respecto, a veces durante meses y en varios números. Pero si me sentí particularmente afectado por lo que en francés se llama en este caso, una contra-verdad, no fue sólo por esta razón, ni simplemente, porque, como otros soy de los que se preocupan por  lo que el Sr. Judt llama el «French Past». Es sobre todo porque, junto o otros, lo he señalado públicamente más de una vez, incluso respecto de otros temas (Argelia, por ejemplo) y porque, junto a otros, firmé una carta abierta al presidente Mitterrand, pidiéndole que reconociera lo que Chirac acaba de reconocer. Al leer el New York Times, y como muy a menudo desalentado de antemano, ya había renunciado a responder y a corregir esa contra-verdad convertida en verdad por la fuerza conjunta de la autoridad supuesta de un experto académico y de un periódico de difusión masiva e internacional (norteamericana y europea, pues el mismo articulo se reproducía tal cual, tres días más tarde en la edición europea del International Herald Tribune).

            Afortunadamente, cuatro días más tarde, la contra-verdad era denunciada en el mismo periódico por otro profesor norteamericano a quien no conozco, pero a cuya competencia y honestidad debo rendir un reconocido homenaje. Se trata del Sr. Kevin Anderson, profesor de rango más modesto en una universidad menos famosa (es Profesor Asociado de Sociología en la Northern Illinois University). Con el título «French intellectuals Wanted Truth Told» [«Necesaria verdad sobre los intelectuales franceses»], el New York Times se vio , pues, obligado a publicar una carta de Kevin Anderson « to the edithor». Como siempre, este tipo de cartas se publican en un lugar modesto y a veces inhallable, mientras que el efecto de verdad o más bien de contra-verdad del primer artículo «propiamente dicho» subsiste imborrable para millones de lectores, y sobre todo para los lectores europeos del International Herald Tribune que sin duda jamás leerán esa carta al editor.

            Kevin Anderson critica en más de un aspecto todo el análisis político del profesor Judt (me permito remitirlos a él) y, en particular, hace esta precisión: «On June 15, 1992, a petition signed by more than 200 maninly leftis intellectuals, including Mr. Derrida, Régis Debray, Cornelius Castoriadis, Mr. Lacouture and Nathalie Sarraute, noted that French occupation government in 1942 acted ‘on its ow authority, and without being asked to do so by the Germar occupier’. It called on Mr. Mitterrand to recognize and proclaim that the French state of Vichy was responsible for persecutions and crimes against the Jews’ of France» [El 15 de junio de 1992, un petitorio firmado por más de doscientos intelectuales en su mayoría de izquierda, incluyendo al señor Derrida, a Regis Débray, a Cornelius Castoriadis, al señor Lacouture y a Nathalie Sarraute, señalaba que el gobierno francés en 1942, durante lo ocupación, había actuado «por su propia autoridad y sin que el ocupante alemán le pidiera que así lo hiciese…» El petitorio solicitaba al Sr. Mitterrand que «reconociese y declarase que el Estado francés de Vichy fue responsable de las persecuciones y de los crímenes cometidos contra los judíos de Francia»]

            Por lo que sé -pero no sé todo y no es demasiado tarde- el profesor todavía no ha reconocido públicamente que no había dicho la verdad. Ustedes habrán observado que al hablar de lo que denominamos en francés la «contra-verdad» de su artículo, nunca dije que el profesor Judt hubiera mentido. No todo lo que es falso es imputable a una mentira. La mentira no es un error. Platón y Agustín ya insistían a coro en esto. Si el concepto de mentira tiene alguna resistente especificidad, debemos distinguirlo rigurosamente del error, de la ignorancia, del prejuicio, de la incorrección en el razonamiento, y aun de la falta en el orden del saber, o incluso -y aquí las cosas ya nos resultarán más complicadas- de una falta en el orden de la acción o del hacer, de la práctica y de la técnica. Si la mentira no es ni falta de saber o de saber hacer, ni es error, si implica mala voluntad o mala fe en el orden de la razón moral, no de la práctica sino de la razón pura práctica, si se dirige a la creencia más bien que al conocimiento, entonces el proyecto de una historia de la mentira no debería asemejarse a nada de lo que podríamos denominar, con el Nietzsche de El Ocaso de los dioses, la historia de un error (Geschichte eines Irrtums).

            Por cierto, deberíamos mantener el sentido de las proporciones. ¿Pero cómo calcular una proporción cuando el poder capitalístico-tecno-mediático de un periódico internacional puede producir efectos de verdad o de contra-verdad mundial a veces tenaces e imborrables sobre los temas más graves de la historia de la humanidad, y mucho más allá de las modestas personas implicadas en el ejemplo reciente que acabo de dar? Por consiguiente y si mantenemos las proporciones, la historia que acabo de contar no sería ni la historia de un error ni la historia de una mentira. Para mentir, en el sentido estricto y clásico del concepto, hay que saber la verdad y deformarla intencionalmente. Por lo tanto, es preciso no mentirse a sí mismo. Estoy convencido de que si el profesor Judt hubiese tenido un conocimiento claro y distinto, una conciencia real del hecho de que los intelectuales a quienes acusa habían firmado esa carta a Mitterrand, no habría escrito lo que escribió. Creo razonable darle ese crédito: él no mintió. No realmente. No quiso, clara y deliberadamente, engañar a su lector y abusar de su confianza o de su creencia. Sin embargo, ¿constituye sólo, inocentemente, un error de su parte o una simple falta de información? Tampoco lo creo. Si el profesor Judt no trató de saber más o lo suficiente, se debe también a que estaba apremiado por llegar a una conclusión, y por producir, así un «efecto de verdad» que confirmaría, a toda costa, sus tesis generales sobre los intelectuales franceses y la política, las que están accesibles en otros escritos suyos –y que no soy el único en encontrar algo simplistas-.

            Podríamos mostrarlo, si fuera el tema de esta conferencia y si tuviéramos tiempo para ello. Lo que quiero subrayar aquí, es que esta contra-verdad no depende de la mentira ni de la ignorancia o del error, sin duda ni siquiera de la mentira a uno mismo de la que habla Hannah Arendt. No se deja reducir a ninguna de las categorías que nos ha legado el pensamiento tradicional sobre la mentira desde Platón y Agustín hasta Kant e inclusive hasta Hannah Arendt, a pesar de todas las diferencias que separan a estos pensadores. Pues ésta es la hipótesis que deseo someter a la discusión de ustedes: el concepto de mentira a sí mismo, el autoengaño, que Hannah Arendt necesita esencialmente para marcar la especificidad de la mentira moderna como mentira absoluta, es también un concepto irreductible a lo que se denomina, con todo rigor clásico, mentira. Pero lo que llamo aquí, con demasiada rapidez, el rigor clásico del concepto de mentira tiene también una historia de la que somos herederos y que de todos modos ocupa un lugar dominante en nuestra cultura y en nuestro lenguaje común.

            La mentira a uno mismo no es la «mala fe», ni en el sentido corriente ni el sentido que le da Sartre. Requiere entonces otro nombre, otra lógico, otras palabras, tomar en cuenta a la vez cierta tecno-realizatividad-mediática y una lógica del fantasma (es decir de lo espectral) o de una sintomatología de lo inconsciente hacia donde, según me parece, la obra de Hannah Arendt apunta pero no desarrolla jamás como tal. En «Verdad y política» («Truth and Politics») aparecen varios signos de que ese concepto de mentira a sí mismo desempeña un papel determinante en el análisis arendtiano de la mentira moderna. Por cierto, Arendt ilustra esa mentira a sí mismo con anécdotas o discursos de otros siglos. «Sabemos desde hace mucho tiempo», observa, «que es difícil mentir a los demás sin mentirse a sí mismo» y «cuanto más éxito tiene un mentiroso, más probable resulta que sea víctima de sus propias invenciones». Pero asigna esta posibilidad sobre todo a la modernidad y extrae consecuencias muy paradójicas con respecto a la propia democracia, como si ese régimen ideal fuera también aquel donde el engaño estuviera justamente destinado a convertirse en «autoengaño». Arendt reconoce entonces una «fuerza innegable» a los argumentos de los «críticos conservadores de la democracia de masas»:

            «Políticamente, lo importante es que el arte moderno del autoengaño puede transformar un problema externo en cuestión interna, de tal modo que un conflicto entre naciones o entre grupos repercuta sobre la escena interna. Los autoengaños practicados en los dos lados durante el período de la guerra fría son demasiado numerosos para enumerarlos, pero es evidente que son un caso especial. Los críticos conservadores de la democracia de masas a menudo subrayaron los peligros que esta forma de gobierno introduce en las cuestiones internacionales, sin mencionar empero los peligros propios de las monarquías u oligarquías. La fuerza de sus argumentos reside en el hecho innegable de que, en condiciones plenamente democráticas el engaño sin autoengaño es casi imposible». [12]

            Dejo en suspenso la cuestión capital, pero demasiado difícil, de qué podemos entender aquí por «condiciones plenamente democráticas».

            III

            No sé si ella lo leyó o conoció, pero debemos decir que, en verdad, las tesis de Arendt se conectan directamente con un artículo de Alexandre Koyré, también publicado en Nueva York, en 1943, en la revista Renaissance, revista de la Escuela Libre de Altos Estudios, bajo el titulo «Reflexiones sobre la mentira» reimpreso en junio de 1945 en Contemporary Jewish Record con el título de «The Political Function of the Modern Lie» [La función política de la mentira moderna] y reeditado recientemente en Francia por el Colegio Internacional de Filosofía. [13] El texto comienza así: «Jamás se ha mentido tanto como en nuestros días, ni mentido de una manera tan descarada, sistemática y constante». Aquí encontramos ya todos los temas de Arendt y en particular, el de la mentira a sí mismo («Es indudable que el hombre siempre ha mentido. Se ha mentido a sí mismo. Y a los demás.») y el de la mentira moderna: «A la mentira moderno e incluso, más estrictamente, a la mentira política moderna, sobre todo, quisiéramos dedicarles algunas reflexiones […] Estamos convencidos de que en éste campo quo nihil antiquius, la época actual, o más exactamente, los regímenes totalitarios, han innovado poderosamente […] El hombre moderno -también aquí pensamos en el hombre totalitario está impregnado de mentira, respira la mentira, está sometido o la mentira en cada instante de su vida».

            Pero Koyré se plantea también una cuestión que desgraciadamente no desarrolla, por lo menos no lo hace en la dirección que me parece hoy necesaria. En efecto, Koyré se pregunta -algo que Arendt no se plantea- si todavía tenemos, cito, «el derecho de hablar aquí de ‘mentira’».

            No podemos en esta ocasión seguir de cerca la respuesta que él esbozo frente a esta pregunta. Por tanto, me permito remitirlos a él y me limitaré a señalar esquemáticamente, en la estrategia de su respuesta, el desafío y la nervadura de una dificultad filosófica, pero también ética, jurídica y política. ¿Qué se puede hacer con su respuesta si se intenta escribir una historia de la mentira y trazar una genealogía del concepto de mentira, como por otra parte de esa veracidad sagrada, de esa heiligkeit de lo que queda a salvo, de lo sano o de lo indemne que siempre liga lo ético a lo religioso?

            En la estrategia de Koyré, a cuya necesidad y fuerza quiero rendir homenaje, estaría tentado de reconocer a la vez un límite y una apertura.

            A. Primero el límite. En efecto, Koyré parece sospechar de toda pregunta acerca del derecho o recurrir a la palabra «mentira». Por lo menos, insinúa que una pregunta tal puede ser, ya en tanto pregunta, el esbozo de una perversión totalitaria. Y no se equivoca, no está simplemente equivocado. Por cierto, el riesgo existe, y sigue siendo terrible. Nos preguntaremos solamente si no hay que tratar a ese riesgo de otro modo y teniendo en cuenta cada vez, sin relativismo, las situaciones históricas singulares y nuevas, y sobre todo introduciendo en el análisis de tales situaciones, conceptos que parecen estructuralmente excluidos por Koyré y por Arendt, y ya antes que ellos por Kant, Agustín y Platón, por razones esenciales.

            Koyré recuerda primero, con toda razón y pleno sentido común, que la noción de «mentira» presupone la de la veracidad, de la cual es lo opuesto o la negación, así como la noción de «falso» supone la noción de «verdadero». Agrega entonces una advertencia pertinente y grave, una advertencia que nunca habría que olvidar, sobre todo en política, pero que empero no debería detenernos cuando buscamos una genealogía deconstructiva del concepto de mentira y, por tanto, del de veracidad. ¿Cómo hacer para que esa genealogía, tan necesaria, para la memoria o la lucidez crítica, pero también para las responsabilidades que quedan por asumir hoy y mañana, no termine sin embargo arruinando o simplemente desacreditando aquello que analiza? ¿Cómo orientar una historia deconstructiva de esta oposición entre la veracidad y la mentira sin desacreditarla y sin ceder el paso a todas las perversiones contra las cuales Koyré y Arendt siempre tendrán razón de prevenimos?

            He aquí la advertencia de Koyré. Fue escrita en 1943, no lo olvidemos, tanto por lo que pasaba entonces como por lo que pasó después, por lo que sucede actualmente; pues lo que diagnostica acerca de las prácticas totalitarias de entonces «para nosotros fue ayer» podría extenderse ampliamente a ciertas prácticas actuales de supuestas democracias en la época de una cierta hegemonía capitalístico-tecno-mediática: «Ahora bien, las filosofías oficiales de los regímenes totalitarios proclaman de modo unánime que la concepción de la verdad objetiva, una para todos, no tiene ningún sentido, y que el criterio de la «Verdad» no es su valor universal [más adelante Koyré recordará que hay una teoría de la mentira en Mein Kampf y que los lectores de ese libro no comprendieron que se les hablaba de ellos mismos] sino su conformidad con el espíritu de la raza, de la nación o de la clase, su utilidad racial, nacional o social. Prolongando y llevando hasta el límite las teorías biologístas, pragmatistas, activistas de la verdad y consumando así la que se ha denominado muy bien la ‘traición de los letrados [clercs]’, las filosofías oficiales de los regímenes totalitarios niegan el valor propio del pensamiento que, para ellos no es una luz sino un arma; su finalidad, su función, nos dicen, no es revelarnos lo real, es decir lo que es, sino ayudarnos a modificarlo, a transformarlo guiándonos hacia lo que no es. Pero paro esto, tal como se ha reconocido desde hace mucho tiempo, el mito es a menudo preferible a la ciencia, y la retórica que apela a las pasiones, preferible a las demostraciones que apelan a la inteligencia». [14]

            Lo repito y lo subrayo para evitar cualquier malentendido, lo que dice aquí Koyré me parece verdadero, justo, necesario. Ante todo, hay que refrendarlo. El peligro que denuncia deberá siempre ser vigilado con una constancia sin desmayos, y sin embargo, ya lo han oído, lo que él condena mucho más allá del biologismo y de las filosofías oficiales son todas aquellas interpretaciones que denomina «pragmatistas o activistas» de la verdad, lo que puede llevar muy lejos. Esta sospecha puede alcanzar a todo lo que desborda, en más de un aspecto, la determinación de la verdad como objetividad, o como tema de un enunciado constatativo, o como adecuación y, en el límite, a toda asunción de enunciados realizativos. Dicho de otro modo, la misma sospecha se afectaría a cualquier problemática que delimitara, cuestionara y a fortiori deconstruyera la autoridad de la verdad como objetividad o, lo que sería incluso distinto, como adecuación o aun como revelación (aletheia). La misma sospecha se extendería a toda problemática que tomara en cuenta, por ejemplo en el ámbito de la cosa pública, política, retórico-tecno-mediática, la posibilidad de lenguajes instituyentes y realizativos, (aunque sólo fuera el testimonio, que siempre es un acto que implica una promesa o un juramento realizativo). Por tanto, una problemática de este tipo, tan necesaria, para mejor o para peor, correría el riesgo de verse descalificada o paralizada de antemano.

            Señalo aquí dos precauciones igualmente necesarias.

            A. Por una parte, no digo esto para descartar la sospecha formulada por Koyré: una vez más, ella es indispensable y legítima, debe vigilar estas nuevas problemáticas por urgentes que ellas sean. B. Por otra parte, es verdad que estas mismas problemáticas nuevas (de tipo pragmático-deconstructivo) pueden servir, en efecto, a intereses contradictorios. Es preciso que esta doble posibilidad permanezca abierta a la vez como oportunidad y como amenaza, sin lo cual sólo nos quedaría el desarrollo irresponsable de una máquina programática. La responsabilidad ética, jurídica o política, si es que la hay, consiste en decidir la orientación estratégica que se dará a esta problemática que sigue siendo una problemática interpretativa y activa, en todo caso realizativa, en virtud de la cual la verdad tanto como la realidad no es un objeto dado de antemano que sólo se trataría de reflejar adecuadamente. Es una problemática del testimonio, por oposición a la prueba, la que me parece aquí necesaria pero que no puedo desarrollar. (Aclaro rápidamente, por falta de tiempo para extenderme más recurro un poco fácilmente a la palabra «realizativo», dejando sin tratar una serie de cuestiones que he planteado en otro lugar sobre la oposición realizativo/constatativo, sobre sus paradojas y particularmente sobre los límites de su pertinencia y de su pureza. Puesto que Austin fue el primero en alertarnos contra esa pretendida «pureza», [15] no me propondría justamente contra él restaurarla o reacreditarla sobre la marcha).

            B. Este sería para mí un límite del propósito de Koyré en su artículo Según creo, volvemos o encontrarlo en Arendt. Pero Koyré esbozo también un paso más allá de este límite Yo me orientaría en la misma dirección. En efecto, Koyré sugiere que los regímenes totalitarios y sus análogos de toda especie, nunca se situaron verdaderamente más allá de la distinción entre la verdad y la mentira. De hecho han convertido en una necesidad vital esta distinción oposicional y tradicional. Pues mienten en el interior de esa tradición, de una tradición que tiene pleno interés en mantener intacta y en su forma más dogmática, para poner en acción el engaño. Simplemente, en la vieja axiomática metafísica, conceden primacía a la mentira, limitándose así a una simple inversión de la jerarquía, inversión con la cual Nietzsche, al final de Historia de un error (y en otras partes) dice que no hay que contentarse.

            Citamos una vez más en extenso a Koyré:

            «También en sus publicaciones (incluso en las que se dicen científicas), en sus discursos y por cierto en sus propagandas, los representantes de los regímenes totalitarios se preocupan muy poco por la verdad objetiva. Más fuertes que el mismo Dios todopoderoso, transforman a su placer el presente y hasta el pasado [por esta reescritura del pasado histórico superan aun a Dios, quien sería impotente para cambiar el pasado: en  1943, bajo Vichy, en una nota que todavía hoy se podría extender hasta el infinito, Koyré evocaba entonces ‘la enseñanza de la historia durante los regímenes totalitarios’ e incluso ‘las nuevos manuales de historia de las escuelas francesas’]. Se podría concluir -y se lo ha hecho a veces- que los regímenes totalitarios están más allá de la verdad y de la mentira».

            Por nuestra parte creemos que no es así. La distinción entre la verdad y la mentira, lo imaginario y lo real, continúa siendo válida aún en el seno de las concepciones y de los regímenes totalitarios. Tan sólo se invierte, en cierto modo, su lugar y su papel: los regímenes totalitarios se fundan sobre la primacía de la mentira. (Koyré subraya estas últimas palabras). [16]

            Esta «primacía de la mentira» en un sistema totalitario (confeso o no) que más que otros, necesita creer en la oposición estable y metafísicamente asegurada entre la verdad y la mentira, pudo ser tan fácilmente ilustrada por Koyré en su época como podríamos hacerlo ahora, cerca o lejos de nosotros. Por definición, mentiroso es alguien que dice que él dice la verdad (ésta es una ley estructural y sin historia), pero cuanto más miente un aparato político, más hace del amor por la verdad la consigna de su retórica. «Odio la mentira» es una declaración célebre del mariscal Pétain. Koyré la recuerda. Por mi parte, hubiese querido comentar ese otro eslogan de los tiempos de Vichy y su ideología reaccionaria sobre la vuelta a la tierra, como lugar seguro de los valores de la familia y de la patria: «la tierra no miente», decía otro eslogan de la época.

            Entre las perspectivas abiertas por estas pocas páginas de Koyré, me parece que habría que privilegiar por lo menos dos, y dejar en suspenso una importante cuestión.

            A. La primero apertura apunta a la perversión paradójica que consiste en mentir en un segundo grado: «técnica maquiavélica por excelencia», dice Koyré, arte del que Hitler se había convertido en maestro, y que consistía en decir la verdad sabiendo que no sería tomado en serio por los no iniciados, en una especie de «conspiración a pleno día» de la cual Hannah Arendt hablará tan a menudo como de la mentira moderna. Decir la verdad con la idea de engañar a los que creen que no deberían creerla. Koyré no fue, como tampoco Freud, el primero en identificar esta astucia, pero señaló la preocupación por interpretarla como una técnica política moderna, en la era de las comunicaciones de masas y del totalitarismo.

            B . La segunda perspectiva se abre sobre una teoría del secreto. De hecho, constituye el tema fundamental y más insistente de su artículo: no el de la sociedad secreta sino el de una «sociedad con secretos» cuya estructura permite que una «conspiración a pleno día» no sea una «contradicción in adjecto» .

            C. El despliegue tan original de esa teoría del secreto político moderno podría inspirar una inquietud sobre la que sólo diré una palabra: Koyré parece considerar que todo secreto es por principio una amenaza para la res publica, y de hecho para el espacio democrático. Es comprensible y se ajusta bien a cierta esencia de la politeia como fenomenalidad absoluta. Pero me pregunto si aquí no vemos anunciarse la perversión inversa del politicismo, de una absolutización de lo político, de una extensión ilimitada de la esfera de lo político. Al rechazar entonces todo derecho al secreto, la instancia política obliga a cualquiera a comportarse primero y en todo, como ciudadano responsable ante la ley de la polis . ¿No hay allí, en nombre de un cierto tipo de verdad objetiva y fenoménica, otra semilla de totalitarismo con aspecto democrático? No sin cierto indignado estupor leí esa nota de Koyré, en la que, al ejemplificar el entrenamiento en el secreto, lo críptico y la mentira, acusaba, mezclándolos, al espartano, al indio, al jesuita y al marrano: «Citemos al azar el entrenamiento en la mentira del joven espartano y del joven indio; lo mentalidad del marrano o del jesuita».

            Si se sostuviera un derecho incondicional al secreto contra este fenomenalismo y este politicismo integral, si un secreto absoluto de este tipo debiera mantenerse inaccesible e invulnerable, no concerniría tanto al secreto político como, en la figura metonímica y generalizada del marrano; al derecho al secreto en calidad de derecho a la resistencia contra el orden de lo político y más allá de él e incluso de lo teológico-político en general. Y en política podría inspirar, como una de sus figuras, el derecho a lo que en Estados Unidos se ha denominado con una bella expresión para la más respetable de las tradiciones, en caso de fuerza mayor, allí donde la razón de estado no dicto la última palabra a la ética: «civil desobediente».

            Por falta de tiempo debo precipitar estos prolegómenos hacia su conclusión y volver a Hannah Arendt. ¿Es posible una historia de la mentira como tal? Estoy menos seguro que nunca, pero suponiendo que se la intentara, habría que tomar en cuenta toda la obra de Hannah Arendt y más precisamente, en los ensayos que he citado, un doble cuadro de motivos, alguno de los cuales parecen propicios y otros desfavorables para tal proyecto.

            En conclusión pues, he aquí un programa y dos cuadros de cuatro telegramas.

            En primer lugar, varios motivos parecen propicios para esta historia de la mentira.

            1. La preocupación claramente expresada [17] de sustraer esta historia a la «predicación moral». Un poco como Nietzsche, de manera análoga y diferente a la vez, Hannah Arendt quería tratar estas cuestiones «en un sentido extra-moral».

            2. El tomar en cuenta no solamente el desarrollo de los medios sino el de una nueva estructura mediática que ha llegado a transformar el estatuto del sustituto icónico de la imagen [18] y del espacio público (temática ausente en el planteo de Koyré).

            3. La intención muy marcada de delimitar el orden de lo político, de rodearlo de fronteras teóricas, prácticas, sociales e institucionales (fronteras en principio muy estrictas, aun cuando -como se advierte fácilmente- su trazado sea difícil, por razones no contingentes). Esto, en dos direcciones: por una parte, señalando que el hombre, en su «singularidad», en la «verdad filosófica» de su individualidad solitaria es «no política por naturaleza». [19] Por otra parte, asignando al orden judicial y al universitario, virtualmente independientes de lo político, misiones nuevas y responsabilidades capitales en esta delimitación de la mentira política. [20]

            4. Por fin, el esbozo, sin el término y sin un desarrollo suficiente o determinante de una problemática del carácter realizativo de una mentira cuya estructura y ocurrencia estarían ligadas de manera esencial al concepto de acción, y más precisamente al de acción política. [21] Hannah Arendt recuerda a menudo que el mentiroso es por excelencia, me atrevería a decir, un «hombre de acción». Entre mentir y actuar, actuar en política, manifestar su libertad por la acción, transformar los hechos, anticipar el futuro, hay como una especie de afinidad esencial. Según Arendt, la imaginación seria la raíz común de la «capacidad de mentir» y de la «capacidad de actuar». Capacidad productiva de la imagen: imaginación productiva como experiencia del tiempo, habrían dicho Kant o Hegel. La mentira es el porvenir, podemos arriesgarnos a decir más allá de la letra, pero sin traicionar la intención de Arendt en este contexto. Al contrario, decir la verdad, es decir lo que es o habrá sido, seria más bien preferir el pasado. Aunque se preocupa por marcar sus límites, Arendt habla de una «innegable afinidad de la mentira con la acción, con el cambio del mundo, en síntesis, con la política». El mentiroso, dice, no tiene necesidad de componérselas para «aparecer en la escena política; cuenta con la gran ventaja de estar siempre, por así decirlo, ya en medio de ella. Es un actor por naturaleza; dice lo que no es porque quiere que las cosas sean diferentes de lo que son -es decir, quiere cambiar el mundo […] En otras palabras, nuestra capacidad -pero no necesariamente nuestra capacidad para decir la verdad- forma parte de algunos datos manifiestos y demostrables que confirman la existencia de la libertad humana». [22]

            Aunque estos enunciados requieran algunas modalizaciones, y la aplicación más prudente de cierto índice de posibilidad (traducción que no tenemos tiempo de realizar aquí), va de suyo que no sólo tenemos allí esclarecida, por Arendt, la idea misma de una historia de la mentira sino, más radicalmente, la tesis según la cual no habría historia en general e historia política en particular sin la posibilidad al menos de mentir, es decir, de la libertad y de la acción. Y también de la imaginación y del tiempo, de la imaginación como tiempo.

            ¿En qué aspecto el discurso arendtiano cierra o bien amenaza clausurar lo que ha abierto? Esto es lo que habría que evocar para concluir, o al menos terminar, con estos tímidos prolegómenos.

            Pues por otra parte, me parece que cuatro motivos han actuado aquí para inhibir, si no para vedar, una consideración seria de tal historia.

            1. La ausencia de una verdadera problemática del testimonio o de la atestación (testimony, witnessing and bearing witness). Arendt no se interesa en la historia de este concepto como de aquello que lo distingue rigurosamente de la prueba o del archivo, aun si de hecho y de manera no fortuita, un equívoco siempre enturbia los límites entre estas posibilidades radicalmente heterogéneas. La distinción entre «verdad de hecho» y «verdad racional», que constituye la estructura de todo este discurso, aquí parece insuficiente. Arendt misma reconoce que sólo recurre a ella provisionalmente y por comodidad. [23] Habla varias veces del testimonio [24] pero, como en el caso de la mentira, por lo demás, de la fe o la buena fe, no lo convierte en un verdadero tema de análisis eidético. Y tampoco Koyré. Los dos hacen como si supieran qué quiere decir «mentir».

            2. Ello no carece de relación con el concepto de «mentira a sí mismo» o de «autosugestión», [25] que desempeña un papel determinante en todas estas demostraciones de Arendt. Pero ese concepto sigue siendo confuso en la «psicología» que implica. Es también lógicamente incompatible con el rigor de todo concepto clásico de mentira. Mentir siempre querrá decir engañar intencionalmente a otro, en conciencia, sabiendo lo que se oculta deliberadamente, por ende, sin mentirse a sí mismo. El sí mismo , al menos si la expresión tiene sentido, excluye la mentira a sí mismo. Cualquier otra experiencia exige, pues, otro nombre y procede sin duda de otra zona o de otra estructura: digamos, para abreviar, de la intersubjetividad o de la relación con el otro, con el otro en sí, en una ipseidad más originaria que el ego (individual o colectivo), una ipseidad con enclaves, una ipseidad divisible o fragmentada. No diría que el psicoanálisis o la analítica del Dasein (dos discursos que no se atienen en principio, a una teoría del ego o del yo) son los únicos capaces de medirse con esos fenómenos que Arendt denomina mentira a sí mismo o autosugestión; pero tanto Arendt como Koyré cuando ambos hablan necesariamente de la mentira a sí mismo en política, aparentemente se esfuerzan por evitar la menor alusión a Freud y a Heidegger sobre esos problemas. ¿Esto es fortuito?

            3. Lo que parece comprometer el proyecto de tal historia de la mentira, o por lo menos su irreductible especificidad, es un indefectible optimismo . Ese optimismo no deriva de la psicología. No refleja en primer lugar una disposición personal, un hábitus aun ser-­en-el-mundo, o bien, un proyecto de Hannah Arendt. Después de todo, hablar de nuestra época como de la era de la mentira absoluta, procurarse los medios de analizarla con una lucidez implacable, no es dar muestras de optimismo. «Optimista» sería más bien el dispositivo conceptual y problemático que aquí se utiliza o acredita. Se trata de la determinación de la mentira política, pero también y ante todo de la verdad en general. Esto siempre debe prevalecer y terminar por revelarse, pues en su estructura, repite o menudo Arendt, la verdad es estabilidad asegurada, irreversibilidad; sobrevive indefinidamente a las mentiras, a las ficciones y a las imágenes. [26] Esta determinación clásica de la verdad como supervivencia indefinida de lo «estable» (bebaion, dirían Platón y Aristóteles) [27] no parece sólo convocar un gran número de cuestiones «deconstructivas» (y no sólo en el estilo heideggeriano).

            Al excluir hasta la posibilidad de que una mentira sobreviva indefinidamente, no solamente va contra la misma experiencia; hace de la historia, corno historia de la mentira, el accidente epidérmico y epifenoménico de una parusía de la verdad. Ahora bien, una historia especifica de la mentira debería pasar por lo menos por la historia de la cristianización (en Pablo, en ciertos Padres de la Iglesia , en Agustín y su De mendacio, etc.) de la temática griega del pseudos (que quiere decir a la vez lo falso, lo ficticio y la mentiroso, lo que no simplifica o simplifica demasiado las cosas), del eidolon y del phantasma spectral de la retórica, de la sofistica y de la mentira políticamente útil, según la República de Platón, [28] d e la mentira útil, curativa o preventiva como pharmakon. Esta cristianización radical se encuentra, en estado secularizado y en la época de las Luces, si se puede decir, en la doctrina kantiana que condena la mentira como degradación absoluta, «vicio capital de la naturaleza humana», «negación de la dignidad humana»: «el hombre que no cree en lo que dice es menos que una cosa», afirma Kant en su Doctrina de la virtud. [29] A menos, nos inclinaríamos replicar, que deje entonces de ser menos que una cosa para convertirse en algo e incluso en alguien, algo ya como un hombre.

            4. Por esto, en fin, siempre despierta inquietud la secundarización, la relativización o la occidentalización, y hasta la trivialización de una teoría o de una historia de la mentira, puesto que seguiría prevaleciendo la certidumbre arendtiana de una victoria final y de una supervivencia asegurada de la verdad (Y no sólo de la veracidad) sobre la mentira, aún cuando no se acepte tal teleología sino como una justa idea reguladora en política o en la historia del socius humano en general. Para mí, aquí no se trata de oponer a ese riesgo la hipótesis judeo-cristiana-kantiana de la mentira como mal radical y signo de la corrupción originaria de la existencia humana, sino señalar que, sin la posibilidad, por la menos, de esta perversión radical y de su supervivencia infinita, sin tomar en cuenta sobre todo las mutaciones técnicas en la historia y en la estructura del simulacro o del sustituto icónico, siempre se fracasará al pensar la mentira misma, la posibilidad de su historia, la posibilidad de una historia que la comprometa intrínsecamente, y sin duda, la posibilidad de una historia a secas.

            Pero, hay que confesarlo para precipitar la conclusión, nada ni nadie podrá jamás probar, lo que se dice propiamente probar, en el sentido estricto del saber, de la demostración teórica y del juicio determinante, la existencia y la necesidad de tal historia como historia de la mentira.

            Sólo se puede decir lo que podría o debería ser la historia de la mentira -si es que la hay.

            Jacques Derrida


            [1]. «No se miente cuando se dice una cosa falsa en la que se cree o de la que se tiene lo opinión de que es verdadera (si credit aut opinatur verum esse quod dicit). La creencia difiere, por la demás, de la opinión. Quien cree siente a veces que ignora lo que constituye el objeto de su creencia, sin tener dudas de su verdad, de tan firme que es su fe. Quien se forma una opinión, piensa saber lo que ignora. Ahora bien, quien enuncia un hecho que le parece digno de creencia o al que su opinión tiene lo por verdadero, no rniente aunque el hecho sea falso (etiamsi falsum sit)». San Agustin, Le  mensonge (De mendacio), Primera parte, lera. sección, III, 3., trod. fr de G. Combes, en Oeuvres de Saint Augustin, París, 1937-1948, t. 2, p. 237

            2 . Ibídem, pp. 244-246.

            [3]. Ibídem. De otra manera, el Hipias menor de Platón también tomaba en cuenta la posibilidad de decir la verdad queriendo mentir o aun de no mentir diciendo lo falso ( 367 a ). H. Arendt «Truth and Politics», trad. fr. de Cl. Dupont y A Huraut, «Vérité et poltoque», en La crise de la culture, Paris, Idées Gallimard, 1972, pp. 289-290.

            [4]. H. Arendt «Truth and Politics», trad. fr. de Cl. Dupont y A Huraut, «Vérité et poltoque», en La crise de la culture, Paris, Idées Gallimard, 1972, pp. 289-290.

            [5]. H. Arendt, «Lying in Politics. Reflections on the Pentagon Papers», en Crisis of the Republic, Nueva York, 1972, pp. 4-5.H. Arendt, «Véité et politique», op. cit., pp 324-325.

            [6]. H. Arendt, «Véité et politique», op. cit., pp 324-325.

            [7]. Ibídem, p. 321

            [8]. H. Arendt «Truth and Politics», en Between Past and Future: Eight Exercises in Political Thought, Nueva York, The Viiking Press, 1968, pp. 252-253 y ss.

            [9]. R. Schürmann, Le principe d´anarchie, Heidegger et la questions de l´agir, Paris, 982, pp. 183-184, nº 1.

            [10] . J. P. Chevènement, «Vichy, laver ou noyer la honte?», en Libération, Paris, del 7 de agosto de 1995.

            [11]. J. P. Chevènement, «Vichy, laver ou noyer la honte?», en Libération, Paris, del 7 de agosto de 1995.

            [12] . H. Arendt, op. Cit., p. 326

            [13]. A. Koyré, «La fonctions politique du mensange moderne» (La función política de la mentira moderna), en Rue Descartes 8/9, Colegio Internacional de Filosofía, París, Albin Michel, noviembre de 1993.

            [14]. Ibídem, pp. 180-181.

            [15]. J. Austin, How to do things with words.  (Cómo hacer cosas con las palabras), duodécima conferencia, p. 150. Si quisiéramos pulir un poco esto sería preciso analizar de cerca las distinciones austinianas entre por ejemplo una promesa de mala fe, con la intención de no cumplirla y una mentira. Una promesa de mala fe sigue siendo una promesa efectiva «pero no es una mentira o una afirmación errónea» (Primera conferencia, p. 11).

            [16]. A. Koyré, op. Cit., p. 181.

            [17]. «Es una historia vieja y complicada la del conflicto entre la verdad y la política, y la simplificación o la predicación moral no nos servirían de ninguna ayuda», H.  Arendt, «Vérité et politique», p. 292.

            [18]. Cf. más arriba, p. 11. «Imagen» es la palabra clave o el concepto principal de todos los análisis dedicados a la mentira política de nuestro tiempo («imágenes fabricadas», «imagen mentirosa», «imagen de propaganda», «imagen» versus «acontecimiento», «imagen» «definitivamente mistificadora», etc., Ibidem, pp. 325-326 passim). La palabra y el concepto de imagen se prestan aquí a confusión. El análisis de la transformación del icono está solo esbozado por Arendt, me parece. Lo que está en juego es, y ella no lo dice, una mutación que afecta el estatus sustitutivo de un sustituto que tendemos a representar y a acreditar (en la alegación de lo «directo», de lo «vivo», por ejemplo) no ya como un representante, justamente, coma un sustituto–reemplazante- representante-referente sino coma la «cosa misma» que, en la percepción misma, va a reemplazar la «cosa misma» que, suponiendo que haya existido como tal desaparece entonces para siempre sin que a nadie se le ocurra «reclamaría» o con requerir su diferencia. Por no hablar del encuadre, de la selección, de la interpretación y de todas las intervenciones que de ahora en más son técnicamente posibles en una fracción de segundo entre el registro y su reproducción-difusión.

            [19]. H. Arendt, «Vérité et politique», p. 313. «Considerar la política desde la perspectiva de la verdad, como yo la hago aquí, significa ubicarse fuera del ámbito político», p. 330. «La posición externa al ámbito político -externa a la comunidad a la que pertenecernos y a la compañía de nuestros pares- está claramente caracterizada como uno de los diferentes modos del estar solo. Eminentes entre los modos existenciales del decir-la-verdad son la soledad del filósofo, el aislamiento del sabio y del artista, la imparcialidad del historiador y del juez y la independencia de quien descubre hechos, del testigo y del reportero. (Esta imparcialidad […] no se adquiere dentro del dominio político sino que es inherente a la posición de extranjero requerida por tales ocupaciones)», Ibídem, p. 331; «Es por completo natural que tomemos conciencia de la naturaleza no política y, virtualmente, antipolítica de la verdad -Fiat veritas et pereat mundus- solamente en caso de conflicto y hasta el presente he puesto el acento sobre este aspecto de la cuestión» Ibídem, p. 331.

            [20]. Ibídem, p. 332

            [21]. Motivo muy presente desde las primeras páginas de «Lying in Politics, Reflections on the Pentagon Papers». Por ejemplo: («Una característica de la acción humana es la de que siempre comienza algo nuevo, y esto no significa que le esté siempre permitido comenzar ab ovo, crear ex nihilo. Para hallar espacio a la propia acción algo que estuvo allí antes debe ser removido o destruido y hacer que las cosas dejen de ser lo que eran. Tal cambio sería imposible si no pudiéramos desplazarnos mentalmente de donde nos hallamos físicamente e imaginar que las cosas podrían también ser diferentes de lo que de hecho son. En otras palabras, la negación deliberada de la verdad táctica -la capacidad de mentir- y la capacidad de cambiar los hechos -la capacidad de actuar- están interconectadas; deben su existencia a la misma fuente: la imaginación») (p. 5). Naturalmente, es preciso relacionar este concepto organizador de imaginación con el discurso sobre la «imagen» del que hablamos antes.

            [22]. H. Arendt «Vérité et politique», p. 319

            [23]. Ibídem, p. 305 y ss.

            [24] Ibídem, pp. 303-310

            [25]. H. Arendt, «Lying in Politics», IV, trad. fr., en Du mensonge á la violence, Agora, Pocket, pp. 39-40-47; «Vérité et politique», pp 296-324.

            [26] H. Arendt, «Vérité et politique», pp. 328-329. Por ejemplo: «Las imágenes… nunca pueden rivalizar en estabilidad con lo que es, simplemente porque sucede que es así y no de otro modo» (p- 328) o bien esta proposición mucho más optimista todavía: «el poder, por su propia naturaleza, nunca puede producir un sustituto de la estabilidad asegurada de la realidad fáctica, porque ella ha pasado, ha crecido hasta una dimensión fuera de nuestro alcance. Los hechos se afirman por su obstinación, y su fragilidad se combina extrañamente con una gran resistencia a la torsión, esa misma irreversibilidad que es el sello de toda acción humana» (p. 329). En «Lying in Politics…», Arendt escribía con animoso optimismo: no matter how the tissue of falsehood that an experienced liar has to offer, it will never be large enough, even if he enlists the help of computers, to cover the immensity of factuality» [por más bien tramada que presente la falsedad un mentiroso experimentado, nunca será capaz de abarcar, aun sirviéndose de computadoras, lo inmenso de la facticidad) (p. 7 y passim). Pero suponiendo, concesso non dato, que suscribamos estos enunciados cuando conciernen a hechos del tipo «fue Alemania la que invadió a Bélgica en el mes de agosto de 1914», ejemplo que le gusta mucho a Arendt, ¿cómo seguir suscribiéndolos cuando los «hechos» en cuestión son ya fenómenos de discurso realizativo-mediáticos estructurados por el simulacro o lo virtual e incorporan su propio momento interpretativo? En verdad, subsiste la cuestión de saber determinar la estructura del sustituto, en este caso de la imagen en la información y en la narración de hoy. El sustituto imagen seguía refiriéndose a la cosa misma que reemplazaba incluso, a la «verdad» de su revelación. Como lo advertimos antes (cf. N. 8), el sustituto del simulacro «moderno» (por ejemplo, la transmisión «en vivo» o «directa» de la televisión), ocupa el lugar de lo que reemplaza y destruye, bajo su realizatividad selectiva e interpretativa, bajo el «efecto de verdad» absoluta e indudable que produce, hasta la referencia a la alteridad de lo que reemplaza. He aquí sin duda el lugar de una mentira absoluta que siempre puede sobre vivir indefinidamente sin que nadie jamás lo sepa o ya no esté allí para saberlo o recordarlo. Siempre puede, quizás, pero hay que mantener este régimen del quizás y esta cláusula de posibilidad si se quiere evitar el borrar aún la historia de la mentira en una historia de la verdad, en un saber teórico y bajo la autoridad de juicios determinantes.

            [27]. Al respecto de bebaios coma valor de estabilidad y de confiabilidad, y de confiabilidad fundada sobre la estabilidad, confiaestabilidad, me permito remitir a Politiques de l’ amité (Políticas de la Amistad ), Galilée, 1994 (passim).

            [28]. En una nota de «Verdad y Política» (n. 5, trad. fr., p. 376), Hannah Arendt hace, por cierto, algunas alusiones a un «pasaje crucial» (414c) de la República. Recuerda justamente que «pseudos» puede significar en griego «ficción», «error» o «mentira» «según el contexto».  Pero, además de que nunca menciona, que yo sepa, ese tratado explícito de la mentira, que es el Hipias menor, no es seguro que un contexto sea alguna vez tan decidible como para transformarse en decisivo, tan determinante como para prevalecer en la determinación del sentido.

            [29]. Citado en un enriquecedor artículo de Michèle Sinapi sobre el cual espero volver en otra parte, «Le mensonge officieux dans la correspondencia Jérôme-Augustin» (La mentira oficiosa en la correspondencia Jérôme-Augustin) (en Rue Descartes 9/9, Albin Michel, 1993). A través de esta correspondencia, el autor del articulo, quien también se inspira en los trabajos de Pierre Legendre, analiza el entrecruzamiento de dos tradiciones heterogéneas, la de una «concepción de la palabra basada en una ontología imaginal» y la del «derecho romano», de la «ciencia del proceso», de una «nueva elaboración de las nociones de prueba y de causa» (p 65).

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            Aram Aharonian, Question digital

            FUTBOL-BRASIL-ITALIA Quienes disfrutamos y los que sufren con el fútbol, por igual, coinciden que este deporte-espectáculo es un fenómeno político y social que entre otras funciones opera como un mecanismo de identidad nacional. Tampoco hay dudas sobre el hecho de que el fútbol-espectáculo posibilita la manipulación de la sociedad en pos de afianzar el modelo político-económico y el statu quo, disuadiendo el cambio social y, a la vez, abriendo las puertas a las enormes ganancias de pocas empresas trasnacionales.

            Ciao Italia, ciao

            Al fútbol se le considera el deporte más popular del mundo, ya que unos 300 millones de personas lo practican a lo largo y ancho del orbe, desde Corea del Norte hasta Estados Unidos, desde Palestina a la caribeña Turcos y Caicos.

            Es entretenimiento, diversión y pasión, pero también es una actividad muy lucrativa tanto para las federaciones nacionales, para la Federación Internacional de fútbol Asociación (FIFA) y para las empresas trasnacionales, socias de esta institución en la organización de los torneos locales, regionales, intrarregionales, interregionales e, incluso, las copas mundiales.

            Hace ya 24 años, cuando el Mundial e México, escribíamos una nota-ficción junto a Víctor Ego en la que especulábamos que quizá en el futuro los mundiales se jugarían entre los contratados por Nike contra los de Adidas, los de Coca Cola contra Gatorade… Ni tan lejos estábamos: Internacionales de Milán, campeón de Italia y de Europa, es supuestamente un equipo italiano donde generalmente no se alinea a ningún italiano.

            Sin dudas, el fútbol tiene implicaciones políticas, sociales y culturales muy amplias, y dentro de esta teoría neoliberal de dejar todo librado al mercado, el Mundial sirve para que, a través de los medios cartelizados de comunicación, estas grandes empresas trasnacionales garanticen nuevos mercados para sus productos.

            Hay jugadores que ganan más por ser “modelos” de estas empresas trasnacionales, que por su labor profesional. Las empresas pelean el mercado para que los mejores jugadores usen tal o cual calzado o ropa deportiva, se afeiten o no, tomen este refresco o la otra bebida energizante, usen este reloj, aquel automóvil. Son los mejores referentes para el consumismo: Fulanito triunfó porque usó esta marca y tú también puedes (si usas la misma marca, claro).

            Hay más selecciones nacionales (199) en la Federación Internacional que países reconocidos en las Naciones Unidas (186). La FIFA reconoce a Escocia, Gales, Irlanda del Norte y hasta ha admitido a Palestina. Parafraseando al estratega prusiano Karl von Clausewitz, se podría concluir que “el fútbol es la continuación de la guerra con otros métodos”.

            Y no sería la primera vez que este mecanismo de identidad nacional tenga derivaciones bélicas (o sirva de excusa para ello), como ocurriera en 1969 en la tragedia armada vivida por Honduras y El Salvador.

            La crisis del capitalismo europeo

            Por eso, ¿permitirá la FIFA y sus socios que un pequeño país –y, a la vez pequeño mercado- se apodere de la Copa del Mundo? ¿A quién le venderán, entonces, los cientos de millones de camisetas, de zapatillas, cervezas, refrescos, electrodométicos, automóviles, televisores, etcéteras, etcéteras… y hasta vuvuzelas? ¿Lo permitirán árbitros que muchas veces han inclinado la balanza en favor de los más poderosos? (Basta recordar la clasificación de Francia con el manotón de Thierry Henry.)

            La crisis capitalista en Europa trajo aparejada la debacle de los dos últimos finalistas del Mundial: Francia e Italia. También se fueron Grecia, Serbia y Dinamarca. De Inglaterra y Alemania sobrevivirá apenas uno hasta cuartos de final. Desaparecieron grandes mercados para colocar los productos y entre los africanos (presuntos mercados emergentes) apenas clasificó Ghana. Hay preocupación en la FIFA.

            Quedan varios mercados emergentes de países subdesarrollados, como los latinoamericanos, que metieron a Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y México entre los 16 mejores. Si es por mercados potenciales, Brasil, Argentina y México son los más rescatables, y, además, en los dos primeros la crisis del capitalismo ha sido contenida con medidas oportunas. Y, junto a ellos, aparecen los outsiders asiáticos, Japón y Corea del Sur.

            En su desesperación por sobrevivir deportivamente, aquellos orgullosos equipos blancos europeos debieron abrir sus puertas a los inmigrantes e hijos de inmigrantes: Francia salió campeona del mundo con muchos jugadores nacidos o hijos de nativos de sus ex colonias. En la selección holandesa de los años 1980-90 había varios nacidos en Surinam, por ejemplo. Después de muchos años, hay negros, polacos y turcos jugando en la selección alemana (y hasta un brasileño), olvidando aquello de la raza aria… Aparecen brasileños incorporados a la selección portuguesa, un argentino en la italiana.

            En 1924, Uruguay, un país –entonces- de casi dos millones de habitantes, entró a puntapiés en la geografía mundial, al clasificarse Campeón Olímpico, hazaña que repitió cuatro años más tarde. Y en 1930, esos blancos, mulatos, zambos y negros de un “paisito” que casi se cae del mapa, que se divertían jugando al fútbol, fueron los primeros campeones mundiales, proeza que repetirían en Brasil 20 años después.

            Pero Uruguay no es el único ejemplo, aunque sí, quizá, el primero. Ahí estuvo Costa Rica con sus tres millones de habitantes llegando a cuartos de final en 1990, y la Bolivia aymara en la Copa estadounidense de 1994. O la presencia de Eslovenia, con apenas dos millones de habitantes, y Eslovaquia, con 5,4 millones, en el mundial de Sudáfrica. Eslovenia casi clasifica a octavos de final y Eslovaquia, parte de la antigua Checoslovaquia, lo logró y nada menos que ante Italia, el último campeón.

            El fútbol debiera servir para integrar símbolos nacionales, como estilos, ritmo, movimientos, dinámica, que tengan que ver con la propia historia e idiosincrasia de los pueblos y las naciones. Decía el argentino Dante Panzeri que el fútbol es la dinámica de lo impensado. Claro, Panzeri se refería al deporte y a sus cultores, y no al espectáculo profesional –y el circo asociados- auspiciado por las grandes trasnacionales.

            Pero cuando vemos hoy, en Sudáfrica, que las selecciones africanas, en su mayoría, son dirigidas por “mercenarios” entrenadores europeos, observamos cómo se les quiere amputar esa identidad en pos de un supuesto “juego moderno y competitivo”. Cuando se salen de los rígidos esquemas de entrenadores que vienen del frío, es cuando renace la alegría del juego africano, cuando se oyen de fondo los tambores de la selva, y no solo las vuvuzelas.

            ¿Se juega como se piensa? Esa es una buena pregunta. Porque lo que quedó demostrado en Sudáfrica es el aburguesamiento del profesional europeo, que parece haber perdido (salvo honrosísimas excepciones) la alegría de jugar, para calcular cada paso que da en la cancha y sus alrededores. Los han vuelto metrosexuales, modelos de otras mercancías (y no de su arte, que es el jugar al fútbol) y de consumismo, alejados de sus gentes, de su idiosincrasia,  su historia. Hoy se juega más de acuerdo a los cálculos que haga la federación de cada país y las ideas o esquemas que tenga el entrenador (y si es foráneo, peor).

            El negocio

            ¿Quiénes manejan la FIFA? Hasta el 1974 fueron los europeos, pero era otra época más romántica del fútbol (obviamente dejando de lado los campeonatos mundiales ganados por Italia en plena dictadura de Mussolini). El brasileño Joao Havelange rompió esa hegemonía europea hasta que nuevamente la tomó el suizo Joseph Blatter, quien está ahora al frente de las decisiones del organismo.

            Dicen que fue Havelange y su visión empresarial la que globalizó y el fútbol y lo convirtió en mercancía, generando ingresos millonarios para ciertos consorcios trasnacionales. En 1994 llevó al Mundial a un país donde el fútbol era muy poco popular. Ahí hizo caso de las influencias de las empresas trasnacionales, asociadas ya a la FIFA en el negocio. Lo mismo pasó con las Olimpíadas, cuando Delta Airlines y Coca Cola lograron imponer la sede de Atlanta.

            Y hoy llegaron a Sudáfrica, a África por primera vez, buscando nuevos mercados para los mismos productos, cuyas ventas bajaron sensiblemente en el último año en Europa y Estados Unidos, gracias a la crisis de modelo económico y político. En Sudáfrica, la mayoría negra se contagió de la fiebre mundialista, mientras los blancos estaban más interesados en el partido de rugby que jugaron los Sprinboks con Francia.

            Obviamente, la FIFA olvidó a quienes generan al negocio, a las futbolistas, la mayoría de los cuales (exceptuando los pocos cientos de privilegiados) sufren situación de servilismo por parte de los clubes (e intermediarios) que trafican sus fichas y sus futuros.

            La página web de la FIFA señala que las Copas del Mundo “generan ingresos sustanciales (…) a través de la venta de boletos, los derechos de transmisión, los patrocinadores y la mercancía alusiva.” También señalan que “los beneficios fluyen a los equipos finalistas, mientras que la FIFA retiene únicamente los fondos que necesita para financiar sus costos administrativos y las actividades centrales para el siguiente período de cuatro años”.

            Suena demasiado altruista, ¿no?, sobre todo cuando se sabe que las ganancias de la institución superaron los 400 millones de dólares en el mundial anterior, cifra exponencialmente superior a los gastos administrativos que pueda tener.

            ¿Habrá posibilidad para que un país “chico” se alce con la Copa? Claro, sería un muy mal negocio para los mercaderes, pero ¡que bueno sería para el fútbol!

            Fuente: http://questiondigital.com/?p=5174

            Written by Eduardo Aquevedo

            26 junio, 2010 at 16:39

            11 de septiembre en USA: cinturón de mentiras…

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            TORRES11S Para olvidar las Torres Gemela

            Alejandro Nadal

            Hace cuatro días el presidente Obama aceptó la renuncia de Van Jones, asesor en materia ambiental y recuperación económica. Este funcionario no es hechura de la burocracia en Washington. Todo lo contrario: Jones ha sido un inteligente analista, organizador y activista independiente dedicado a combatir la discriminación y la injusticia en todas sus formas.

            Era uno de los más respetados miembros del equipo en la Casa Blanca. ¿Por qué lo dejó ir Obama? Porque en alguna ocasión puso en tela de juicio la versión oficial sobre los atentados del 11 de septiembre. El establishment en Washington nunca se lo perdonó. Eso es inaceptable para los que aprobaron la narrativa oficial sin preguntas y votaron los poderes de guerra para Bush.

            Lo cierto es que ya nadie quiere oír hablar de los tres edificios del World Trade Center (WTC 1, WTC 2 y WTC 7) y de su espectacular derrumbe. Aunque la administración Bush es la más infame y mentirosa en la historia de Estados Unidos, parece que es preferible creer su versión que tiene una ventaja propagandística crucial: la sencillez. En efecto, el relato es fácil: el impacto de los aviones y el incendio debilitaron los pisos afectados, por lo cual el segmento superior se desplomó y destruyó toda la sección inferior.

            A-TORRES11Sólo que esa historieta tiene muchos problemas. Primero, el desplome de los tres edificios ocurrió a una velocidad de caída libre. Eso significa que el segmento superior no encontró resistencia al desplomarse. Pero si la parte inferior de la estructura no estaba dañada, debió frenar la caída. Aunque no se hubieran respetado las normas técnicas vigentes, la masa de concreto y la estructura de acero de los pisos inferiores habrían sido un obstáculo a la caída libre. Ni la velocidad ni la simetría del desplome hubieran sido lo que fueron.

            Segundo: la pulverización de las torres queda sin explicación. Aun siguiendo la explicación oficial, el desplome habría dejado atrás una pila de pisos amontonados. En los escombros de los tres edificios, casi no hay evidencia de restos macroscópicos de las losas de concreto. ¿De dónde salió la energía para convertir en polvo medio millón de toneladas de concreto?

            Tercero: aunque no fue impactado por los aviones, el WTC 7  fue el tercer edificio en derrumbarse ese día. Era una estructura de 47 pisos de altura y 90 metros de largo en la fachada principal. También se desplomó a velocidad de caída libre, a las 4:30 pm y también se pulverizó. ¿La versión oficial? Fue alcanzado por fragmentos del WTC 1, lo que incendió sus depósitos de combustible y provocó el derrumbe. Velocidad de caída libre, simetría perfecta y pulverización: temas sin respuesta. Es la primera vez en la historia que un edificio con estructura de acero se derrumba por un incendio.

            Ya sé que todo esto es muy polémico. Pero es claro que la versión oficial sale mal parada de todas estas preguntas. Y las mencionadas aquí no son las únicas. Por ejemplo, la misma versión oficial admite que la temperatura en los pisos afectados nunca alcanzó el nivel necesario para fundir el acero. No obstante, varios focos de altas temperaturas duraron semanas entre los restos de las dos Torres Gemelas.

            Varias investigaciones independientes han encontrado rastros de explosivos en muestras de polvo recogidas en Manhattan el 9/11. Esos rastros podrían provenir de explosivos como la llamada termita y la supertermita (véanse los estudios del físico Stephen Jones y otros en www.stj911.org y www.ae911truth.org).

            Quizás a estas alturas el tema del WTC 9/11 es irrelevante. Paradójicamente es un tema que irrita a la izquierda estadunidense. Siente que es un tema estorboso y que distrae la atención del trabajo político prioritario. Por ejemplo, en su análisis sobre la decadencia de la izquierda en Estados Unidos, Alexander Cockburn dice que “el conspiracionismo del 9/11” ha invadido este movimiento, adormeciendo al público y alejándolo de sus filas. Eso es darle mucho crédito a los que cuestionan la versión oficial sobre el 9/11.

            Hay que partir de bases distintas: la gente no es público y el análisis político no puede evadir temas porque parezcan un fastidio. En materia de liderazgo político, lo que importa es la certeza del análisis, no el récord en taquilla.

            Ésta es la realidad: a pesar del fracaso de la guerra imperial en Afganistán, el clamor de venganza por los atentados del 9/11 es fuerte entre las clases más lastimadas por la crisis económica y financiera. En eso coinciden ciegamente con la élite en Washington, envuelta en despliegues patrioteros mientras aplica el rescate de Wall Street. ¿Dónde está la verdadera distracción? Es difícil comprender cómo puede desecharse el reclamo de un análisis riguroso sobre un acontecimiento que desató dos guerras regionales y mantiene su peligrosa resonancia en una de las zonas más volátiles del planeta. Sólo después de este análisis podremos olvidar las Torres Gemelas.

            http://nadal.com.mx

            UN CINTURON DE MENTIRAS

            En tiempos de guerra la verdad es tan importante que debe estar protegida por un cinturón de mentiras, dijo Winston Churchill. Hoy esta frase se aplica con más precisión que nunca a la “guerra contra el terror” emprendida por Washington.

            Los medios en Estados Unidos han seguido calificando los atentados del 9/11 como el peor crimen en la historia de ese país. Lo extraño es que nunca hubo una investigación criminal y los tres estudios del gobierno federal para “aclarar” lo acontecido se llevaron a cabo por instancias que no dependen del Poder Judicial: la Agencia Federal para Emergencias (FEMA), el Instituto Nacional de Tecnología y Normalización (NIST) y la Comisión Nacional para Investigar el 9/11 (CN911).

            Ninguna de estas instituciones tenía atribuciones para realizar una investigación de índole criminal o penal. Así, de entrada, el rigor de la investigación forense fue reemplazado por un proceso que ya tenía el resultado, antes de comenzar a trabajar. Lo único que se necesitaba era describir los hechos para hacerlos aparecer como compatibles con las conclusiones prefabricadas.

            En contraste, una parte de la comunidad científica en Estados Unidos ha seguido su propio camino, realizando investigaciones cada vez más rigurosas con un punto de partida distinto. Estas investigaciones confrontan la versión oficial con datos como la composición química de muestras de polvo y metal, experimentos sobre el comportamiento de los componentes estructurales, registros sismográficos, grabaciones sonoras, imágenes de los derrumbes y testimonios. Los resultados revelan que la versión oficial no sirve para explicar lo que sucedió ese día. Y cuando una teoría no sirve para explicar un evento, debe ser modificada o desechada.

            ¿Qué dicen los tres estudios oficiales? El estudio más deficiente es el de la Comisión Nacional para el 9/11, que ni menciona el colapso del WTC 7, una construcción de 47 pisos situada a cien metros de la torre norte. El WTC 7 no recibió el impacto de un avión, pero se colapsó (y se hizo polvo) a las 5:30 pm de ese fatídico día. En otros aspectos, la CN911 reenvía a los estudios del NIST y FEMA. Este último estudio adolece de muchos otros defectos. El más importante es afirmar que el núcleo de las torres gemelas era un cubo vacío en el que se localizaban los elevadores.

            El estudio más detallado es el de NIST. Su tesis central es que los amarres de las lozas de concreto a las 47 columnas de acero de la estructura medular fallaron (en los pisos impactados) y al ceder precipitaron el desplome. Pero esta conjetura es contradicha por experimentos independientes. Lo más grave es que NIST sólo cubre los acontecimientos hasta “el punto en que las torres gemelas estaban listas para su colapso”. Toda la evidencia relacionada con la dinámica desplegada en el momento de los derrumbes (velocidad del desplome, composición de residuos y escombros, temperaturas) es ignorada por NIST. Esa es una laguna extraordinaria.

            ¿Qué dicen las investigaciones independientes? Primero, los componentes estructurales no pudieron fundirse o debilitarse por los impactos e incendios, porque las temperaturas alcanzadas en el siniestro nunca llegaron al rango necesario para fundir o debilitar la estructura de acero. Segundo, la velocidad de los derrumbes se aproxima al de una caída libre. Eso quiere decir que las miles de toneladas de acero y concreto por debajo de los pisos dañados no ofrecieron ninguna resistencia a los pisos de arriba, algo nunca observado fuera de eventos de demolición controlada.

            Tercero, las imágenes de la torre sur (WTC 2) muestran un flujo de metal fundido, color amarillo y anaranjado, saliendo de una ventana en el piso ochenta. Algunos medios lo atribuyeron al “acero fundido” en el incendio. Pero el estudio de NIST reconoce que el incendio no pudo fundir la estructura de acero y atribuye el material incandescente al aluminio fundido del avión. Experimentos independientes revelan que el color del aluminio fundido es plateado, no amarillo o anaranjado como el de las imágenes. NIST acepta esa crítica y acepta que “debe haber otra explicación para ese metal fundido”.

            Experimentos de científicos independientes, así como las imágenes de los edificios, apuntan hacia una hipótesis diferente: en el WTC se utilizó un explosivo llamado termita con base en polvo de aluminio y algún oxidante (si se añade azufre esta mezcla puede cortar acero como mantequilla en segundos). Esta hipótesis está apoyada por el análisis de muestras de concreto y de metales encontrados en departamentos cercanos a las torres gemelas. El uso de estos explosivos puede explicar la velocidad de caída de los edificios, el flujo de metal fundido (la termita tiene los colores de las imágenes del WTC 2), la pulverización del concreto y las altas temperaturas y presencia de material incandescente en los escombros durante tres semanas después del 9/11 (la termita contiene su propio oxidante). Sin duda, el empleo de termita es una hipótesis mucho más robusta que las conjeturas oficiales repetidas incansablemente por los medios, pero nunca verificadas con experimentos o análisis de muestras.

            El indicio más claro de que la verdadera conspiración del 11 de septiembre está más cerca de la Casa Blanca y del Pentágono reside en la desaparición de las evidencias que debieron ser usadas en una investigación forense. En Estados Unidos es un delito federal manipular evidencia de la escena de un crimen. Pero en el caso del peor crimen en la historia de ese país casi toda la evidencia relevante fue retirada y destruida por las mismas autoridades.

            Así llegamos a un hecho extraordinario e incontrovertible: nunca hubo una investigación forense en el caso del colapso del World Trade Center. Alguien está pudriéndose en sus mentiras.

            Written by Eduardo Aquevedo

            20 noviembre, 2009 at 3:36

            Carta del presidente Zelaya a Barack Obama

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            José Manuel Zelaya Rosales

            Tribuna Popular

            PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA
            Tegucigalpa, 14 de Noviembre de 2009
            S. E.
            BARACK OBAMA
            PRESIDENTE EEUU
            Washington D. C.
            Estimado Presidente Obama:

            Cuando nos reunimos por primera vez el 8 de julio con la Secretaria de Estado Clinton después del Golpe de Estado se dejo claro ante mi y ante el mundo la posición de la administración Obama de condenar el Golpe de Estado, desconocer sus autoridades y exigir el retorno del estado de derecho con la restitución, al cargo de Presidente electo por el pueblo .

            La posición oficial de su gobierno y sus representantes que patrocinaron y firmaron las resoluciones de la ONU, OEA. En el que el tercer punto exige mi restitución inmediata y segura.

            A partir del 28 de junio de 2009 mi secuestro por los militares y destierro a Costa Rica.

            El Congreso de la República emitió un decreto ilegal donde ordena "Separar al ciudadano José Manuel Zelaya del cargo de Presidente Constitucional de la República" sin facultades constitucionales para hacerlo, y sin el debido procesos sin ser citado a ningún juicio.

            Desde la primera reunión con la secretaria Hillary Clinton me propusieron la mediación del Presidente de Costa Rica Óscar Arias a pesar de que considero que es contraproducente dialogar con personas que tienen un arma en sus manos, acepté considerando el auspicio de EE.UU y de la comunidad internacional.

            En un comunicado de fecha 04 de septiembre del presente año la Secretaria de Estado Hillary Clinton expresaba a lo siguiente: »La conclusión positiva del proceso iniciado por Arias sería la base adecuada para proceder con una elección legítima»

            De todos es conocido que el Régimen de Facto sin la visita a Honduras del sub. Secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, Daniel Restrepo y Craig Kelly no hubieran firmado el Acuerdo. Todos sabemos por qué se rompió el acuerdo, Tegucigalpa – San José.

            El propio Presidente Óscar Arias en aras de la verdad declaró que:

            "Micheletti nunca tuvo voluntad de colaborar y que por el contrario se estaba burlando de la comunidad internacional y sólo buscaba dilatar el tiempo para nunca entregar el poder a quien corresponde" .

            El Ex Presidente Ricardo Lagos, miembro prominente de la Comisión Internacional de Verificación en sus declaraciones confirmó esto, al manifestar: "El Señor Micheletti lo rompió", » Micheletti hizo cosas que no debía haber hecho como decir ‘yo formaré un gobierno de unidad sin Zelaya" lo que hizo fracasar este acuerdo negociado.

            El propio día en que se instalaba en Tegucigalpa la Comisión de Verificación del acuerdo, sorprendieron las declaraciones de funcionarios del Departamento de Estado donde modifican su posición e interpretan el acuerdo unilateralmente con las declaraciones siguientes "… las elecciones serían reconocidas por Estados Unidos con o sin restitución …"; El régimen de facto celebró este cambio y utilizaron estas declaraciones para sus objetivos, e inmediatamente terminaron por incumplir y violar el Acuerdo

            Por lo anteriormente expuesto nos manifestamos de la siguiente manera :

            Que el Acuerdo Tegucigalpa-San José queda sin valor ni efecto por incumplimiento unilateral del gobierno de facto. Este fue concebido para implementarse en forma integral y simultánea; pues no se contemplaron como doce acuerdos separados, fue un solo acuerdo con doce puntos el cual tenía un solo propósito, restaurar el orden democrático y la paz social, y con esto se revirtiera el golpe de estado, lo que implica el seguro retorno del Presidente de República elegido legítimamente por voto popular. Y con esto, propiciar un clima de reconciliación nacional y un siguiente proceso electoral constitucional, limpio, con garantías de participación igualitaria y libre para todos los ciudadanos de Honduras

            Que las próximas elecciones se debían desarrollar en un marco de legalidad y respaldo internacional especialmente de la OEA y NNUU, y que fuera de esas condiciones políticas y de derechos ciudadanos mínimos para garantizar un resultado apegado a la libertad y a la transparencia.

            En esto, quiero anotar que la nueva posición de los funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos esquiva el objetivo inicial del diálogo de San José, relegando un acuerdo con el Gobierno legítimamente reconocido hacia un segundo plano, y tratando de trasladar este acuerdo hacia un nuevo proceso electoral sin importar las condiciones en que se desarrolle. Entre otras, con recursos públicos están siendo autorizados por funcionarios públicos no reconocidos legalmente e imputados a un documento de Presupuesto que no ha sido autorizado por Presidente legítimamente reconocido.

            En estas condiciones, este proceso, y por lo tanto sus resultados serán sujetos de impugnación y no reconocimiento; lo cual pone en grave riesgo la estabilidad futura de las relaciones entre Honduras y el resto de naciones que reconozcan sus resultados.

            Como lo ha señalado el Secretario General de la OEA José Miguel Insulza, no existe un ambiente político, para elecciones, como lo ha observado y apuntado la Congresista Norteamericana Jane Sharkorky en su visita a Honduras, se observa un ambiente comprobado de violación a los derechos humanos en Honduras.

            El 6 de noviembre pasado, hemos comunicado nuestra negativa a continuar con el dialogo falso, y por lo tanto al expirarse el plazo el texto constituye letra muerta que pierde vigencia, porque un acuerdo se cumple en tiempo y forma, la violación de este por el régimen de facto es para nosotros la condición que determina que el acuerdo dejo de existir.

            Indudablemente se perdió tiempo precioso en este intento fallido.

            La elección presidencial esta actualmente prevista para la última semana de noviembre. En este caso, como Presidente Constitucional de Honduras, y como ciudadano que representa y fue elegido por voto democrático del pueblo de Honduras, me veo en la obligación de informar que bajo estas condiciones no podemos respaldarla y procederemos a impugnarlo legalmente en nombre de millares de hondureños y de cientos de candidatos que sienten que esta competencia es desigual y no se presentan las condiciones de participación en libertad.

            En Honduras por la represión a que hoy está sometido el pueblo Hondureño, donde no se respeta ni la mas alta autoridad el Presidente de la república donde no se ha considerado que en tres años logré los mejores indicadores económicos y la más grande reducción de la pobreza de los 28 años de vida democrática, donde fui derrocado por la fuerza de las armas, nunca fui sometido a un juicio ni al proceso debido y tengo hoy 24 acusaciones y órdenes de captura por narcotráfico corrupción y terrorismo, entre otros, y donde la mayor parte de los Ministros de mi gabinete son objeto de persecución política y se encuentran huyendo del régimen en diferentes partes de América.

            3500 personas detenidas en cien días, mas de 600 personas heridas y golpeadas en los hospitales, más de un centenar de asesinatos y una incontable cantidad de personas sometidas a torturas cometidas contra ciudadanos que se atreven a oponerse y manifestar sus ideas de libertad y justicia, en manifestaciones pacíficas, todo esto convierten las elecciones de noviembre en un ejercicio anti-democrático, por estado de ilegitimidad, por la incertidumbre y la intimidación militar, para grandes sectores de nuestro pueblo.

            Realizar elecciones, en las que el Presidente electo por el pueblo de Honduras, a quien reconoce su Gobierno y la Comunidad Internacional, está prisionero, rodeado por militares en la sede diplomática de Brasil, y un Presidente de Facto, que impusieron los militares, rodeado por los poderosos en el palacio de gobierno, será una vergüenza histórica para Honduras y una infamia para los pueblos Democráticos de América.

            Este proceso electoral es ilegal porque oculta el golpe de estado militar, y el estado de facto en que vive Honduras no brinda garantías de igualdad y libertad en la participación ciudadana, a todos los Hondureños, es una maniobra electoral antidemocrática repudiada por grandes sectores del pueblo para encubrir los autores materiales e intelectuales del Golpe de Estado.

            Las Elecciones son un proceso no son sólo un día donde se va elegir, es un debate, es exposición de ideas es igualdad de oportunidades.

            En mi condición de Presidente electo por el pueblo Hondureño, reafirmo mi decisión que a partir de esta fecha cualquiera que fuera el caso, YO NO ACEPTO, ningún acuerdo de retorno a la presidencia, para encubrir el golpe de estado, que sabemos que tiene un impacto directo por la represión militar sobre los derechos humanos de las habitantes de nuestro país.

            Sr. Presidente.

            En la Cumbre de Países del Continente Americano celebrada en Trinidad y Tobago a principios de este año, donde estuve presente Usted manifestó

            "Que dejáramos de acusar a Estados Unidos por lo que hizo en el pasado en el continente y que viéramos hacia el futuro". El futuro que hoy nos muestran al alterar su posición en el caso de Honduras y favorecer así la intervención abusiva de las castas militares en la vida cívica de nuestro Estado, (causa histórica del atraso y estancamiento de nuestros países en el siglo XX) no es más que el ocaso de la libertad y un desprecio a la dignidad humana, es una nueva guerra contra los procesos de reformas sociales y democráticas tan necesarios en Honduras.

            Presidente Obama.

            Cada vez que se derroca un Gobierno legítimamente electo en América la violencia y el terrorismo nos gana una batalla y la Democracia sufre una derrota.

            Todavía nos resistimos a creer que este golpe de estado militar en ejecución en Honduras, es ya el nuevo terrorismo de estado del siglo XXI. Y será el futuro para América Latina que nos habló en Trinidad y Tobag.

            Estamos firmes decididos a luchar por nuestra democracia sin ocultar la verdad y cuando un pueblo se decide a luchar pacíficamente por sus ideas, no hay arma, no hay ejército ni maniobra capaz de detenerlo.

            En espera de su pronta respuesta, le reitero mi más alta consideración,

            JOSE MANUEL ZELAYA ROSALES

            Presidente de Honduras


            Fuente: http://www.pcv-venezuela.org/index.php?option=com_content&task=view&id=6007&Itemid=1

            Written by Eduardo Aquevedo

            17 noviembre, 2009 at 21:48

            Honduras: conclusiones sobre la crisis actual y lo que sigue…

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            Por Santiago O’Donnell

            honduras-militares Aunque la crisis hondureña está lejos de resolverse, no es demasiado pronto para sacar algunas conclusiones.La situación es más o menos así: el martes pasado los representantes de la OEA habían tirado la toalla porque no conseguían que el dictador Micheletti diera un paso al costado. Al día siguiente llegó una comitiva estadounidense encabezada por el subsecretario de Estado Thomas Shannon y en menos de un día logró un acuerdo casi milagroso que todo el mundo festejó. Según el acuerdo, el Congreso debía “decidir” la restitución del presidente legítimo, Manuel Zelaya, que sigue exiliado en la embajada brasileña en Tegucigalpa. Claro, ningún acuerdo puede ordenarle a un Congreso soberano lo que tiene que votar. Por eso, en lo formal, la decisión quedaba en manos del Congreso. Era obvio que si el Congreso no votaba la restitución, el acuerdo se caía. Eso fue lo que pasó. Zelaya no consiguió los votos necesarios, algo previsible, dado que ese mismo Congreso había avalado el golpe hace menos de cuatro meses.

            En lo formal, en el cuidado lenguaje diplomático que se había utilizado para no ofender a los usurpadores, el acuerdo sólo exigía la formación de un gobierno de “unidad nacional”. Entonces el dictador Roberto Micheletti se agrandó y anteayer anunció su nuevo gabinete de “unidad nacional” sin la participación de los zelayistas. Mientras tanto, el presidente daba por muerto el diálogo, Brasil movilizaba la enésima condena regional al golpe y llamada a la restitución de Zelaya, esta vez en el ámbito del Grupo Río, y Estados Unidos daba señales de “hasta acá llegué” y se mostraba dispuesto a aceptar el resultado de las elecciones programadas para dentro de tres semanas, con lo cual terminaría de legitimar el golpe. Descartada la ingenuidad de Shannon, es dable pensar que Clinton engañó a Zelaya, no tanto porque quisiera perjudicarlo, sino porque quería terminar la crisis de la manera más rápida y menos costosa.

            ¿Qué sacamos en limpio de todo esto? Primero resulta evidente que durante la presidencia de Bush se ha producido una notoria pérdida de poder e influencia de Estados Unidos en Latinoamérica. Está claro que el gobierno de Obama no promovió ni apoyó el golpe. Por el contrario, desconoció y sancionó al gobierno golpista y acompañó todas las condenas y pedidos de restitución que surgieron de los foros internacionales. Es la primera vez que Washington no apoya un golpe de la derecha en la región, y más allá de cierta tibieza y ambigüedad en su respuesta, es difícil negar que hubo un cambio de actitud.

            Durante más de 30 años la política de Estados Unidos hacia la región estuvo signada por la lógica de la Guerra Fría y centrada en el enfrentamiento con Cuba y los conflictos en Centroamérica, lo cual dio lugar a la generación de una burocracia reaccionaria y conservadora en las oficinas regionales del Pentágono y el Departamento de Estado, ni hablar de la CIA y otras bellezas. Entonces por más que Obama piense diferente, la región está llena de esos burócratas siempre dispuestos a alentar y cobijar golpistas como Micheletti. Pasado el primer año de gobierno de Obama, esos sectores conservadores no exentos de racismo están haciendo sentir su presión en varios frentes.

            En ese contexto, Honduras se ha convertido en un dolor de cabeza para el presidente norteamericano, que no obstante apostó fuerte al mandar a la gremialista combativa Hilda Solis, el miembro más progresista de su gabinete, a hacer cumplir el acuerdo de Tegucigalpa. Pero el acuerdo se cayó igual por la intransigencia del dictador, la complicidad tácita del Departamento de Estado y la falta de apoyo en el Congreso para la restitución de presidente legítimo.

            Dada la pérdida de poder de Washington y el surgimiento de nuevos actores, como el bloque Unasur, la OEA de Insulza o el mismo Brasil, potencia emergente, Obama decidió que ahora son los latinoamericanos quienes deben resolver sus propios problemas y apoyó la política de Clinton de lavarse las manos.

            Entonces, una primera conclusión podría ser que así como el apoyo de una potencia hegemónica es fundamental para el éxito de un golpe de Estado, en la ausencia de una potencia hegemónica es muy difícil revertir un golpe, por más que suceda en un país supuestamente débil. El gobierno de Obama podrá estar a favor de la vuelta de Zelaya más allá de la desconfianza que le genere su alineamiento con el chavismo –de hecho, el viernes el Departamento de Estado emitió un comunicado que dice “creemos que Zelaya debe ser restituido”–, pero Washington ya no tiene ni el poder ni la voluntad de imponer sus políticas unilateralmente en la región.

            Otra conclusión podría ser que, a la hora de la verdad, organismos multilaterales como la OEA, el Grupo Río y la Unasur parecen estar dibujados. Así como existe un organismo con poder coercitivo para tratar problemas de seguridad, que es el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no existe un organismo semejante para la defensa de la democracia. Lo más parecido es la Carta Democrática de la OEA, que como máxima sanción sugiere un rompimiento de relaciones diplomáticas, instrumento que ha demostrado ser insuficiente aun en el caso de un país pequeño y dependiente como es Honduras.

            Una tercera conclusión podría ser que en Honduras se ha estrenado con éxito evidente una nueva modalidad de golpe de Estado, la del golpe correctivo. Esto es, un golpe a plazo fijo para encarrilar un proceso político que derive en elecciones. O sea, el dictador ya no aspira a entronizarse en el poder, sino simplemente a despojar de sus atributos al enemigo político que ocupa la presidencia y a dictar las reglas de juego para una salida a través de un proceso electoral, con el nivel de exclusión necesario para evitar el retorno del presidente derrocado. Se trata de un modalidad peligrosa por la pátina de “continuidad constitucional” con que lo disfraza y porque los tiempos juegan en contra del presidente derrocado, haciendo más difícil su vuelta. Así, a medida que avanza el proceso, los potenciales participantes en las elecciones, movidos por sus ambiciones políticas, terminan sirviendo de agentes legitimadores de lo actuado por la dictadura.

            Una cuarta conclusión podría ser que Brasil ha emergido de esta crisis como una actor regional de indudable peso, pero sus movimientos tácticos han sido confusos, por lo que nadie sabe bien a qué juega. Desde hace un tiempo a esta parte, y especialmente desde la asunción de Obama, la actitud de Brasilia es oscilante. Hay momentos en que se constituye en polo alternativo a Washington, en otros se constituye en polo complementario para ayudar a gestionar los intereses de Estados Unidos en la región. Un día apoya a Estados Unidos en la Organización Mundial de Comercio, rompiendo el bloque de países desarrollados, otro día recibe al presidente iraní con todos los honores. Un día les compra armas a los franceses para defender la Amazonia de la presencia militar norteamericana en Colombia, otro día se reparte con Washington el mercado mundial de biocombustibles. “No queda claro si son autonomistas o complementarios”, apunta un veterano diplomático latinoamericano con asiento en Washington.

            Una quinta conclusión podría ser que, en la coyuntura actual, los principales actores del conflicto han llegado a la conclusión de que convalidar el golpe es el mal menor. Estados Unidos parece haber decidido que no le conviene que el conflicto se estire indefinidamente, desnudando su debilidad. Los países latinoamericanos parecen haber decidido que no les conviene romper lanzas con Obama para salvar a Honduras porque estarían fortaleciendo a los sectores de derecha que hoy acosan al presidente negro. Esto incluye a los gobiernos moderados, pero también al denominado bloque bolivariano. La clase política hondureña parece haber decidido que no le conviene que Honduras sea el campo de batalla de un conflicto internacional y también apuesta a una salida rápida por la vía de las elecciones. Y Zelaya parece haber decidido que no le conviene asumir el rol de líder revolucionario que no siente y se muestra dispuesto a aceptar todos los condicionamientos que le imponen con tal de recuperar parte del poder que le usurparon, aunque éste se haya reducido a un reconocimiento simbólico de la comunidad internacional.

            Una última conclusión, quizá la más preocupante, podría ser que los efectos del golpe hondureño ya se hacen sentir en la región. La situación en Paraguay es por lo menos preocupante. El gobierno de Fernando Lugo se ha visto jaqueado en los últimos días por una confabulación de militares desleales, guerrilleros truchos, un vice que imita a Cobos y una constelación de corporaciones económicas y mediáticas que se salen de la vaina por frenar en seco la expansión del modelo populista-progresista en la región. Con un vice traidor como Yoyo Franco, que garantizaría la “continuidad constitucional” con un pronto llamado a elecciones ante la eventual remoción de Lugo, el modelo de golpe correctivo made in Honduras encaja a la perfección con las aspiraciones de la derecha golpista, que ya no se esconde, sino que recorre la región con simposios y seminarios, en busca de nuevas oportunidades.

            sodonnell@pagina12.com.ar

            PAGINA/12

            Información, manipulación y "democracia de superficie"…

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            Escrito por María Toledano

            La sociedad de la información es una de las más ignorantes de la historia (Giovanni Arrighi)

            Existe una relación histórica, conocida, que une información y poder. Es una relación estable, limpia y ordenada como un sacramento católico, como un buen matrimonio burgués. Las empresas propietarias de los grandes medios de comunicación (que a su vez detentan infinidad de otros negocios multinacionales) deciden, de acuerdo con sus intereses y los de sus anunciantes, qué se emite o publica, cómo y cuándo. Los férreos filtros (pocas veces se equivocan) vienen fijados por los directivos, verdaderas correas de transmisión -perros de presa- de su accionariado y responden ante los indefensos espectadores con pequeñas dosis de verosimilitud (una aparente mirada inocente sobre el mundo) que nada tiene que ver con la verdad de los hechos descritos, ni con el principio básico -repetido por ellos mismos hasta la extenuación- de la objetividad. De esto y otras muchas cosas de interés habla Pascual Serrano en su nuevo libro Desinformación (Península, 2009), un verdadero vademécum de análisis periodístico y falsedades desveladas que pone de manifiesto, de forma clara y distinta, "cómo los medios ocultan el mundo".

            La idea es sencilla. Cuanto menos sepamos (esa es la única función de los mass-media) y más sepan (de cualquier materia) aquellos que circulan por las autopistas y moquetas del poder, más difícil será la crítica, más dura la batalla e imposible (casi) la erradicación de sus métodos y procedimientos de explotación y apropiación. La ciudadanía, destrozada y sin apenas más aliento que el denominado "tiempo de ocio" promovido por la dinámica consumista, es incapaz de reaccionar y las píldoras o mensajes -lo que se denomina "información"- van calando de tal forma que resulta imposible establecer un diálogo sensato (por no decir crítico) con alguien cuyas fuentes sean, únicamente, los medios mayoritarios. El objetivo está logrado. Por un lado la sociedad, el conjunto de los ciudadanos libres e iguales, legitima con su aceptación cotidiana -su incapacidad colectiva para desear otro modo de mirar, exigir y entender es dramática- los medios de masas y la veracidad de las noticias o análisis (ya no existe diferencia) y por otro, desautoriza, de raíz, sin paliativos, como exigen los cancerberos de la difusión, todas aquellas informaciones (por contrastadas que estén) que no provengan de sus autorizados órganos de emisión.

            El resultado es el siguiente: cualquier información ajena a los detentadores del poder mediático universal será considerada propaganda, falsificación o mentira. Resulta sorprendente comprobar, día a día, cómo la ciudadanía, en esta "democracia de superficie" -gráfica expresión de Alain Badiou, citada en su reciente trabajo l´Hipothèse communiste (2009)- ha cedido su soberanía informativa y, por tanto, la función de control y crítica, a las empresas de transmisión de la ideología dominante. Reaparece, vestido con los sensacionalistas colores de la información, el dilema clásico esbozado por Sócrates en La República de Platón: ¿quién vigilará a los vigilantes? ¿Qué contrapoder informativo puede garantizar la calidad y veracidad de las noticias difundidas, si aquellos en los que hemos depositado nuestra confianza mienten?

            Vivimos atenazados, amedrentados, por el ruido informativo. El bombardeo permanente de datos provoca un atroz desconcierto. Ya no se trata de que los periodistas manipulen la realidad (su salario depende de la fidelidad ideológica a su empresa), el problema, mucho más grave, consite en la sobreabundancia y en la imposibilidad de retener, discriminar y analizar (una función periodística olvidada) lo relatado. Los canales de transisión se han multiplicado (las empresas ha creado un sistema reticular que difunde el mismo mensaje por infinidad de medios) creando la apariencia de absoluta y transparente libertad. La consagrada « libertad de expresión » ha sido asimilada a la proliferación de medios, dando por sentado -una falacia más- que un mayor número de radios, televisiones, revistas y periódicos garantiza la pluralidad.

            El mercado informativo, el espacio donde se desarrolla el intercambio de datos, es un campo minado por las empresas transmisoras. Ese territorio hostil, arenas movedizas, esconde una trampa en cada recodo. Desde las «elecciones libres» en Afganistán (¿existe un censo riguroso?) hasta las noticias relacionadas con avances médicos vinculadas a intereses de las compañías farmacéuticas; de la corrupción en los partidos políticos a los resultados de cualquier tipo de encuesta, todo dato está filtrado por el emisor. Frente a este panorama, los medios alternativos de información (en internet, su mayoría) aparcen como una pequeña isla rodeada por acorazados y destructores. Si una parte de nuestro conocimiento del mundo -y por tanto, de nuestra capacidad para discernir- proviene de la información facilitada por los grandes medios de comunicación, ¿qué sabemos? ¿Cómo podemos reflexionar y elegir? La «democracia de superficie» es, en realidad, una democracia mediática, confusa y extraña.

            http://www.tinku.org

            Venezuela, Honduras, Perú, Ecuador: “pequeños” olvidos y “grandes” mentiras…

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            Eric Toussaint

            Conviene tener en cuenta el peligro que constituye la actitud sistemáticamente hostil adoptada por la gran mayoría de los grandes medios periodísticos europeos y norteamericanos (así como la organización Reporteros sin Fronteras) respecto a las experiencias en curso en Ecuador, Bolivia y Venezuela. Esta hostilidad sólo es igual al silencio embarazoso y cómplice con respecto a los golpistas hondureños o a la represión ejercida por el ejército peruano contra los indios de la Amazonia.

            Para ilustrar esta afirmación, he aquí algunos hechos recientes:

            1.- El 5 de junio de 2009, el ejército peruano asesinó en Bagua a más de 50 indios de la Amazonia que protestaban contra las concesiones de tierras otorgadas por el gobierno de Alan García a unas transnacionales extranjeras, principalmente europeas. Y esto no provocó la reprobación de los grandes grupos de prensa mundiales.[1] En ese momento daban casi en exclusiva la prioridad a las protestas en Irán. No sólo la prensa no reprobó la represión en Perú sino que estos hechos apenas tuvieron eco. Sin embargo, el descontento en Perú era tal que el gobierno tuvo que anunciar la derogación del decreto presidencial contra el que los indios del Amazonas estaban en lucha. Y otra vez más, la cobertura mediática de esa derrota del gobierno peruano fue casi nula. Planteemos la pregunta siguiente: Si una intervención del ejército venezolano o ecuatoriano hubiera provocado la muerte de decenas de indios del Amazonas, ¿cuál hubiera sido la cobertura mediática?

            2.- Cuando el presidente constitucional Manuel Zelaya fue destituido por los militares el 28 de junio, la gran mayoría de los media declararon, deformando totalmente la verdad, que los militares habían reaccionado a la voluntad del presidente de modificar la Constitución con el fin de mantenerse en el poder. Muchos medios agregaban que así seguía el ejemplo de Hugo Chávez, presentado como un dirigente populista autoritario. En realidad, Manuel Zelaya sólo proponía a sus conciudadanos pronunciarse a favor de la organización de elecciones generales a una Asamblea Constituyente, que habría representado un verdadero avance democrático en ese país. Lo que es explicado muy bien por Cécile Lamarque y Jérôme Duval, de vuelta de una misión del CADTM a Honduras: «El golpe de Estado tuvo lugar el mismo día en el que Manuel Zelaya organizaba la «consulta», de carácter no vinculante, en la se preguntaba a los hondureños si deseaban, o no, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, después de las elecciones previstas para el 29 de noviembre de 2009. La pregunta era la siguiente: ¿Está usted de acuerdo con que en las elecciones generales de noviembre 2009 se instale una cuarta urna para decidir sobre la convocatoria a una asamblea nacional constituyente que apruebe una nueva Constitución política?[2] Si esta consulta hubiera recogido una mayoría de «sí», el presidente habría sometido un decreto a la aprobación del Congreso para que, el 29 noviembre, los hondureños se pronunciaran formalmente sobre la convocatoria de una constituyente, en una «cuarta urna» (las tres primeras estaban reservadas para la elección de presidente, de diputados y de alcaldes, respectivamente). Para darle un matiz de legalidad al golpe de Estado, el Congreso y la Corte Suprema, aliadas con el golpe, decidieron que la consulta era ilegal y dictaminaron que el presidente Zelaya había «violado la Constitución» al intentar modificarla «para poder pretender un nuevo mandato», como un «aprendiz de dictador chavista». Sin embargo, Manuel Zelaya no buscaba, por la vía de esta consulta, renovar su mandato presidencial en las próximas elecciones legislativas, ya que éstas se realizarían en el marco de la actual Constitución, que prevé mandatos presidenciales de cuatro años no renovables. Por lo tanto, Zelaya no podía ser candidato a su propia sucesión.»[3]

            Mientras que los movimientos populares de oposición al golpe de Estado multiplicaron las huelgas y manifestaciones en julio, agosto y septiembre, los grandes medios periodísticos les dedicaron apenas unas líneas. Las pocas veces que los grandes diarios dedican un artículo de fondo a la situación en Honduras, practican una política denigratoria con respecto al presidente constitucional, en el caso en que no presenten directamente a la acción de los militares como un golpe militar democrático. Por ejemplo, The Wall Street Journal decía en su editorial del 1 de julio de 2009: «el golpe militar ocurrido en Honduras el pasado 28 de junio y que llevó al exilio al presidente de ese país centroamericano, Manuel Zelaya, es extrañamente democrático». El editorial agregaba que «las autoridades legislativas y judiciales permanecieron intactas»[4] tras la acción militar. Por otra parte, y de forma más matizada, el conocidísimo diario francés Le Monde participó también en esta campaña. He aquí un ejemplo: El 12 de septiembre de 2009, Jean-Michel Caroit, su enviado especial en Honduras, citó las palabras de una francesa expatriada en ese país y a continuación agregó la mentira sistemáticamente repetida sobre las malas intenciones atribuidas a Manuel Zelaya. «Para los hondureños el retorno de Zelaya es inaceptable ya que significaría 20 años de dictadura a la [Hugo] Chávez», exclamaba Marianne Cadario, refiriéndose al presidente de Venezuela, quien —como su aliado Manuel Zelaya pretendía hacerlo— modifico la Constitución para poder ser reelegido. Madame Cadario, una francesa instalada en Honduras desde hace 30 años, dice estar «muy asombrada por la reacción de la comunidad internacional», que ha condenado el golpe» (el subrayado es del autor)[5] El tono de diarios como Le Monde y Libération comenzó a cambiar a finales de septiembre, después de que los golpistas subieran algunos grados en la represión. Dicho esto, Libération merece un premio por la utilización de eufemismos. En efecto, el 28 de septiembre de 2009 (justamente tres meses después del golpe), subtitulaba con «Perfume de dictadura» el párrafo en el que se explicaba que el gobierno golpista había decretado: «la prohibición de “toda reunión pública no autorizada”, detención de “cualquier persona que ponga en peligro su vida o la de los demás”, “evacuación” de locales ocupados por manifestantes e interferencias de “la emisión por cualquier medio de los programas que traten de alterar la paz”».[6]

            3.- A comienzos de agosto de 2009, la intención de las autoridades venezolanas de cuestionar el derecho de emisión de 34 radios y televisiones encontró un eco importante en la prensa internacional sobre el lema: «es una prueba más de la casi desaparición del derecho de expresión y de crítica en ese país autoritario.» La manera como la gran prensa trata la situación de los medios venezolanos es unilateralmente hostil a las autoridades del país, mientras que el 90 % de estos medios son privados y sostienen en su gran mayoría muy activamente las campañas de desinformación. Globovisión, una de las principales cadenas privadas, participó activamente en el golpe de Estado militar contra Chávez del 11 de abril de 2002. Un reportaje realizado por Globovisión dio la vuelta al mundo el 11 de abril de 2002 y los días siguientes al golpe militar. Se trataba de un montaje que falsificaba la realidad. Se veían civiles presentados como chavistas disparando sus pistolas desde un puente hacia una dirección no identificable. La voz en off del periodista de Globovisión afirmaba que los chavistas estaban a punto de matar a manifestantes de la oposición que desfilaban pacíficamente en la calle que pasa por debajo del puente. La policía venezolana pudo reconstruir el desarrollo exacto de los hechos a partir del análisis de los reportajes y de las diferentes fotos tomadas por particulares el 11 de abril de 2009. En realidad, los militantes chavistas que, según Globovisión tiraban a los manifestantes, respondían a un tiroteo que provenía de un blindado de la policía metropolitana, aliada a los golpistas. Los manifestantes de la oposición ya no estaban en la calle hacia la que tiraban los chavistas en el momento de los hechos. Varias fuentes pudieron demostrar de manera inequívoca que los golpistas habían programado el asesinato de manifestantes antichavistas, para atribuirle esos crímenes a Chávez y justificar el golpe de Estado. El 11 de abril de 2008, los teleespectadores venezolanos pudieron rever las imágenes de la conferencia de prensa dada por los militares golpistas en un momento donde todavía ningún manifestante había sido asesinado. Sin embargo, esos militares afirmaban que tomaban el poder como respuesta a los asesinatos efectuados por los chavistas, lo que corrobora claramente la tesis de que se había planificado deliberadamente esos asesinatos para justificar su acción sediciosa.

            Durante los dos días siguientes, el 12 y 13 de abril de 2002, cuando centenares de miles de personas sin armas rodeaban los cuarteles golpistas para reclamar el retorno de Hugo Chávez, que estaba prisionero, Globovisión no difundió ninguna imagen de estas protestas, y explicaba que la calma había vuelto al país y que Hugo Chávez había presentado su dimisión y estaba de camino a Cuba. Durante las últimas horas del golpe, esta cadena se contentaba con difundir dibujos animados y emisiones de variedades[7]. Globovisión fue por lo tanto cómplice de los golpistas en varios momentos clave lo que condujo a asociaciones de padres de víctimas y de supervivientes heridos a exigir una condena para la cadena. Y hasta ahora el gobierno chavista se ha negado a hacerlo para evitar que la campaña internacional desplegada en su contra no se intensifique. Por otro lado, varias asociaciones de defensa de los derechos humanos están descontentas con esta actitud pasiva de las autoridades venezolanas.

            Más recientemente, Globovisión manifestó sus simpatías por el golpe de Estado del 28 de junio en Honduras. Desde el mismo momento del golpe, los conductores de los diversos programas de Globovisión lo apoyaron y acusaron a su vez al gobierno de Chávez de injerencia por haber condenado el golpe. En ese sentido, Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión afirmó el 17 de julio que: «El gobierno de Micheletti está ajustado a la Constitución, y nosotros quisiéramos, nos encantaría, que aquí en Venezuela se respetara la Constitución como se está respetando en Honduras», indicando con estas palabras un claro apoyo al gobierno golpista.

            Nunca Globovisión fue objeto de ninguna prohibición de emitir. ¿Cuál es el gran medio norteamericano o europeo que menciona este hecho? ¿Qué gran medio europeo o norteamericano informa al público de que la gran mayoría de medios están controlados por el sector privado? Y que representan el 90 % de la audiencia en el nivel de la televisión. Que atacan con extrema violencia al gobierno presentado como una dictadura y que algunos de ellos, a pesar de haber participado activamente en el golpe de Estado contra un presidente constitucional, continúan emitiendo libremente desde hace siete años. ¿Podríamos imaginar que el general De Gaulle no habría tomado medidas represivas respecto a un diario, una radio, o una televisión que hubiera apoyado activamente el golpe de la OAS en el momento de la guerra de Argelia? ¿Encontraríamos normal que el gobierno español no tomase medidas contra los medios que hubieran apoyado activamente, en tiempo real, al coronel Tejero cuando, a la cabeza de un grupo de militares golpistas, amenazó con su arma a los diputados presentes en las Cortes?[8] Si Manuel Zelaya fuera restituido como presidente constitucional, ¿acaso él mismo y su gobierno no tendrían todo el derecho de pedir cuentas y de tomar medidas contra los propietarios de los medios de Honduras que apoyaron en forma sistemática a los golpistas, deformando la realidad y encubriendo las múltiples violaciones de los derechos humanos cometidos por las fuerzas de represión?

            4.- Los gastos de armamento: Si leemos la prensa europea o de América del Norte, se tiene la impresión de que Venezuela está por hacer importantes gastos en armamento (en especial con Rusia), lo que constituye una amenaza para la paz en la región. Pero si creemos a la CIA,[9] la situación es totalmente diferente: el presupuesto militar venezolano es el 6º de la región en orden de importancia, y viene después de los de Brasil, Argentina, Chile (mucho menos poblado que Venezuela y considerado un modelo), Colombia y México. En términos relativos, considerando el producto interior bruto de cada país, el presupuesto venezolano sería el noveno de Latinoamérica.

            ¿Hemos podido leer esta información en la gran prensa? Por el contrario, habremos leído en agosto de 2009 que Suecia le pedía cuentas a Venezuela porque el gobierno colombiano había denunciado a su vecino, una vez más, como proveedor de armas a la guerrilla de las FARC. Suecia había declarado en Colombia que los misiles SAAB encontrados en un campo de las FARC habían sido suministrados a Venezuela. ¿Quién pudo leer la respuesta detallada dada por Hugo Chávez? Los misiles en cuestión habían sido robados en un puerto venezolano en 1995, cuatro años antes de que Chávez accediera a la presidencia de la República…

            Conclusión : Es necesario ser concientes de esta asimetría con la que los medios tratan a los acontecimientos y mantener un espíritu muy crítico. El descrédito volcado sobre Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales es de tal magnitud que prepara a la opinión pública internacional a la pasividad para el caso en que una nueva tentativa de golpe de estado se produjera o a la aprobación de medidas agresivas tomadas por un gobierno como el de Estados Unidos. Entre las acusaciones insidiosas sin ningún fundamento, podemos leer en la prensa española (entre ellos El País) que la campaña electoral de Rafael Correa fue financiada por las FARC. También podemos leer que las autoridades venezolanas no combaten el narcotráfico. El descrédito que la prensa otorgó al presidente Zelaya trata de impedir una movilización de la opinión internacional en favor a su restitución como jefe de Estado.

            Traducido por Griselda Pinero y Raul Quiroz

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            [1] Véase: http://www.cadtm.org/El-CADTM-se-solidariza-plenamente y http://www.cadtm.org/Perou-le-massacre-de-Bagua

            [2] http://www.elsoca.org/index.php?option=com_content&view=article&id=501:honduras

            [3] Cécile Lamarque et Jérome Duval, «Honduras: Pourquoi le coup d’État», 17 septembre 2009, http://www.cadtm.org/Honduras-Pourquoi-le-coup-d-Etat

            [4] Citado por Decio Machado « Quiénes apoyan al gobierno ilegítimo de Roberto Micheletti” http://www.cadtm.org/Quienes-apoyan-al-gobierno

            [5] Jean-Michel Caroit, « Au Honduras, la campagne électorale s’ouvre dans un climat de haine », Le Monde, p. 8, sábado 12 de septiembre de 2009.

            [6] http://www.liberation.fr/monde/0101593847-le-honduras-s-enfonce-dans-la-crise

            [7] Es interesante mencionar con respecto a este tema la iniciativa tomada por el gobierno de Hugo Chávez el 11 de abril de 2008, 6 años después del golpe de Estado. El gobierno utilizó su derecho de emisión tanto a través de antenas privadas como públicas, para difundir el reportaje completo realizado por las cadenas privadas antichavistas (Globovisión, RCTV…) de la sesión oficial de entronización del presidente y del gobierno golpista en uno de los salones del palacio presidencial de Miraflores. El programa, al que todos los espectadores venezolanos pudieron asistir el 11 de abril de 2002, fue por lo tanto difundido de nuevo sin ningún corte y sin ningún comentario crítico por parte del gobierno chavista. Éste contó con el espíritu crítico de la sociedad venezolana para que ella misma se hiciera una opinión sobre la complicidad activa de los medios privados con los responsables del golpe, entre los que se podía reconocer las principales autoridades de la Iglesia católica, los jefes militares facciosos, los dirigentes del sindicato amarillo CTV (central de Trabajadores de Venezuela), los dirigentes de empresas privadas y el presidente de la Federación Patronal Venezolana (Fedecámaras), Pedro Carmona. Debemos señalar que este presidente, que ocupó el poder durante sólo cerca de 36 horas, es actualmente apodado «Pepe el breve» (aludiendo al histórico Pepino el breve).

            [8] El 23 de febrero de 1981, en el Congreso tuvo lugar una tentativa de golpe de Estado organizado por sectores franquistas. El coronel, que lo encabezaba, amenazó con su arma a los diputados y los tomó de rehenes en el momento de la investidura de un nuevo presidente de gobierno.

            [9] Véase http://www.cia.gov/library/publications/the world-factbook/index.html , consultado en marzo de 2009.

            http://www.cubadebate.cu

            Concentración y crisis internacional de los medios de comunicación… (3 textos)

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            MEDIOS1 Medios de comunicación en crisis

            Ignacio Ramonet
            Le Monde Diplomatique
             

            Enero del 2005

            Nada simboliza mejor el desasosiego de la prensa francesa, frente a una alarmante baja en su difusión, que la reciente disposición del diario Libération, otrora maoísta, de favorecer la toma de control de su capital por el banquero Edouard de Rothschild… Hace poco, el grupo Socpresse, que publica unos 70 títulos, entre ellos Le Figaro, L’Express, L’Expansion y decenas de diarios regionales, fue comprado a su vez por un fabricante de armas, Serge Dassault. Y se sabe que otro industrial del armamento, Arnaud Lagardère, es dueño del grupo Hachette (1) que posee 47 revistas (entre las cuales están Elle, Parents, Première) y diarios como La Provence, Nice-Matin o Corse-Presse. Si prosiguiera esta caída de la difusión, la prensa escrita independiente correría el riesgo de caer poco a poco bajo el control de un pequeño grupo de industriales -Bouygues, Dassault, Lagardère, Pinault, Arnault, Bolloré, BertelsmannŠ- que multiplican sus alianzas entre ellos, amenazando así el pluralismo.

            La caída afecta actualmente a toda la prensa de referencia. Por primera vez desde hace quince años no se libra Le Monde Diplomatique. Nuestro periódico, que desde 1990 registraba un aumento regular en su difusión y que entre 2001 y 2003 tuvo un crecimiento récord en su venta -superior al 25% acumulado- habrá tenido sin duda en 2004 un retroceso del 12% en su difusión (2). La mayoría de los grandes diarios franceses de circulación nacional registrarán también un descenso importante, que se sumará al sufrido en 2003, a saber: Le Figaro: -4,4%; Libération: -6,2%; Les Echos: -6,4%; Le Monde: -7,5%; y La Tribune: -12,3%.

            El fenómeno está lejos de circunscribirse a Francia. El diario estadounidense International Herald Tribune, por ejemplo, vio bajar sus ventas en 2003 en el 4,16%; en el Reino Unido, el Financial Times cayó en el 6,6%; en Alemania, en los últimos cinco años la difusión ha bajado el 7%, en Dinamarca el 9,5%, en Austria el 9,9%, en Bélgica el 6,9%, e incluso en Japón, cuyos habitantes son los mayores consumidores de periódicos, el retroceso ha sido del 2,2%. Dentro de la Unión Europea, el número de periódicos vendidos cada día es inferior en un millón de ejemplares respecto de hace 10 años… A escala mundial, la venta de diarios cae cada año un promedio del 2%. Hay quienes llegan a preguntarse si la prensa escrita no se convertirá en algo del pasado, un medio de la era industrial en vías de desaparición.

            Aquí y allá hay periódicos que desaparecen. En Hungría, el 5 de noviembre de 2004, el diario Magyar Hirlap (propiedad del grupo suizo Ringier) cerró sus puertas. La víspera, 4 de noviembre, en Hong Kong, el semanario otrora de referencia sobre temas asiáticos Far Eastern Economic Review (propiedad del grupo estadounidense Down Jones) dejó de publicarse. En Francia, el 7 de diciembre de 2004, el mensual Nova Magazine también interrumpió su salida. En Estados Unidos, entre 2000 y 2004, desaparecieron más de dos mil empleos en la prensa escrita, lo que representa el 4% del total. La recesión afecta también a las agencias de prensa que suministran información a los periódicos. La principal de ellas, Reuters, acaba de anunciar una reducción de 4.500 empleos.

            Se conocen las causas externas de esa crisis. Por una parte, la ofensiva devastadora de los diarios gratuitos. En Francia, el gratuito 20 Minutes ya ha tomado claramente la delantera en número de lectores, pues llega a más de dos millones de personas por día en promedio, superando ampliamente al diario de pago Le Parisien (1,7 millones) y a otro gratuito, Metro, que diariamente leen 1,6 millones de personas. Esos medios captan importantes flujos publicitarios, dado que los anunciantes no hacen ninguna distinción entre el lector que paga por su diario y el que lo recibe gratis.

            Para resistir a esa competencia que podría resultar mortal para los diarios -y que ya amenaza a los semanarios- algunos de ellos, sobre todo en Italia, España, Grecia y Turquía (aunque el fenómeno se extiende también a Francia) proponen con cada entrega, por una pequeña suma extra, una revista de historietas, un DVD, CD, libros, Atlas, enciclopedias, colecciones de sellos o de antiguos billetes de banco, y hasta vajillas, juegos de ajedrez, etc. Lo cual refuerza la confusión entre información y mercancía, con el riesgo de que los lectores ya no sepan qué es lo que compran. Así es como los diarios enturbian más su identidad, desvalorizan el título y ponen en marcha un engranaje diabólico quenadie sabe en qué acabará.

            La otra causa externa es, claro está, Internet, que continúa su fabulosa expansión. Unicamente en el curso del primer trimestre de 2004 se crearon 4,7 millones de sitios web. Actualmente existen en el mundo unos 70 millones de sitios e Internet cuenta con más de 700 millones de usuarios. En los países derrollados, muchas personas abandonan la lectura de la prensa-y hasta la televisión- por la pantalla del ordenador. El ADSL (Asymetric Digital Subscriber Line), ha modificado la situación especialmente. Por precios que oscilan entre los 10 y los 30 euros, hoy en día es posible abonarse a Internet de alta velocidad. Actualmente, en Francia, más de 5,5 millones de hogares están abonados con conexión ultra rápida a la prensa digital (el 79% de los diarios del mundo poseen ediciones electrónicas), a todo tipo de textos, e-mail, fotos, música, programas de televisión o de radio, películas, videojuegos, etc.

            Existe además el fenómeno de los "blogs", característico de la cultura web, cuyo número ha aumentado de manera impresionante en todo el mundo durante el segundo semestre de 2004, y que, con el tono de un diario íntimo, mezclan sin complejo información y opinión, hechos verificados y rumores, análisis documentados e impresiones fantasiosas. Su éxito es tal, que se encuentran en la mayoría de los diarios digitales. Esa avidez muestra que muchos lectores prefieren la subjetividad y la parcialidad asumidas de los bloggers a la falsa objetividad y a la imparcialidad hipócrita de la gran prensa. Por otra parte, la conexión a la galaxia Internet a través de los teléfonos-móviles-multifunciones puede acelerar aún más ese movimiento. De esta manera la información se vuelve más móvil y más nómada. Así es posible saber, en todo momento, lo que ocurre en el mundo.

            En la India, la firma Times Internet, filial multimedia del diario Times of India, envía mensualmente a los teléfonos móviles de sus abonados más de 30 millones de informaciones en forma de SMS (Short Message Service), tecnología que permite una comunicación rápida, breve y económica. En Japón y en Corea del Sur, una cantidad creciente de personas se informan a través de sus teléfonos móviles. Allí reciben programas de radio, de televisión y los canales de información permanente. Resultado: todos los sectores de información, fuera de Internet, pierden audiencia dado el alto nivel de competencia existente entre los medios de comunicación (3).

            Pero la crisis tiene también causas internas, que obedecen principalmente a la pérdida de credibilidad de la prensa escrita. En primer lugar porque ésta pertenece cada vez más -como hemos visto- a grupos industriales que controlan el poder económico y que están en connivencia con el poder político. Y también porque la parcialidad, la falta de objetividad, la mentira, las manipulaciones o simplemente las imposturas, no cesan de aumentar. Sabemos que no ha existido ninguna época dorada de la información, pero actualmente esas derivas han alcanzado también a los diarios de calidad. En Estados Unidos, el caso de Jayson Blair, el periodista estrella que falsificaba hechos, plagiaba artículos copiados de Internet y que incluso inventó decenas de historias, causó un perjuicio colosal al New York Times, que a menudo publicaba sus fabulaciones en portada (4). Ese diario, que era considerado una referencia por los profesionales, sufrió una conmoción a raíz del mencionado caso: los dos responsables de la redacción, Howell Raines y Gerald Boyd, debieron renunciar, y hubo que crear un puesto de ombudsman (defensor del lector), para el que fue designado Daniel Okrent, un ensayista y ex jefe de redacción de la revista Time.

            Pocos meses después estalló otro escándalo, aún más estruendoso, en el primer diario de Estados Unidos, USA Today. Sus lectores descubrían, estupefactos, que su más célebre reportero, Jack Kelley, una estrella internacional que desde hacía 20 años viajaba por todo el mundo, que había entrevistado a 36 jefes de Estado y cubierto una decena de guerras, era un falsificador compulsivo, un "impostor en serie". Entre 1993 y 2003, Kelley había inventado cientos de relatos sensacionales. Como por azar, siempre estaba en el lugar donde ocurrían los acontecimientos, de los que extraía historias excepcionales y apasionantes. En uno de sus reportajes decía haber sido testigo de un atentado en una pizzería de Jerusalén y describía a tres hombres que comían junto a él, cuyos cuerpos habían sido proyectados hacia arriba por la explosión, cayendo luego decapitados, mientras las cabezas rodaban sobre la calle…

            Su reportaje más grosero, aparecido el 10 de marzo de 2000, era sobre Cuba. Kelley había fotografiado a una empleada de hotel -Jacqueline- cuya fuga clandestina a bordo de un frágil esquife relataba con lujo de detalles, incluyendo la muerte de la desdichada, ahogada en el estrecho de la Florida. En realidad, la mujer -cuyo verdadero nombre era Yamilet Fernández- está viva actualmente y nunca ha corrido tal aventura. Otro periodista de Usa Today, Blake Morrison, la entrevistó y pudo verificar que Kelley había mentido (5). Las revelaciones de esos fraudes, considerados como uno de los mayores escándalos del periodismo estadounidense, le costaron el puesto a la directora de la redacción, Karen Jurgensen, y a otros dos altos directivos: Brian Gallagher, su adjunto, y Hal Ritter, responsable de la información (6).

            Más recientemente, en plena campaña electoral, un nuevo sismo deontológico sacudió el mundo de los medios. Dan Rather, el presentador estrella del informativo televisivo de CBS y del prestigioso programa "60 minutos", reconoció haber difundido, sin verificarlos, falsos documentos para probar que el presidente Bush había gozado de ayuda para evitar ser enviado a la guerra de Vietnam (7). Rather anunció que abandonaba su puesto y se retiraba.

            Intoxicación sobre Irak.

            A todos esos desastres hay que añadir el cambio de manos de los grandes medios, transformados en órganos de propaganda -en particular el canal Fox News (8)- de las mentiras de la Casa Blanca respecto de Irak. Los diarios no verificaron ni pusieron en duda las afirmaciones de la Administración de Bush. De haberlo hecho, un documental como Farenheit 9/11, de Michael Moore, no hubiera tenido tanto éxito, ya que la información que aporta la película estaba disponible desde hacía mucho. Pero los medios la habían ocultado.

            Incluso el Washington Post y el New York Times participaron de ese "lavado de cerebro", como lo mostró perfectamente un especialista de los medios, John Pilger: "Mucho antes de la invasión, ambos diarios creaban falsas alarmas por cuenta de la Casa Blanca. En la portada del New York Times podían leerse títulos como: ‘Arsenal secreto [de Irak]: en busca de las bacterias de guerra’, ‘Un desertor describe los progresos de la bomba atómica en Irak’, ‘Un iraquí habla de la renovación de los emplazamientos de armas químicas y nucleares’, o ‘Desertores refuerzan el informe estadounidense contra Irak, afirman los oficiales’. Todos esos artículos resultaron ser pura propaganda. En un correo electrónico interno (publicado por el Washington Post) la periodista estrella del New York Times, Judith Miller, admitió que su fuente principal era Ahmed Chalabi, un exiliado iraquí, un prevaricador condenado por la justicia, que había dirigido el Congreso Nacional Iraquí (CNI), organización con sede en Washington y financiada por la CIA. Una investigación del Congreso llegó posteriormente a la conclusión de que toda la información suministrada por Chalabi y por otros exiliados del CNI carecía de valor" (9).

            Un oficial de la CIA, Robert Baer, reveló cómo funcionaba ese sistema de intoxicación: "El Congreso Nacional Iraquí (CNI) tomaba sus informaciones de falsos desertores y las pasaba al Pentágono, posteriormente el Congreso Nacional Iraquí daba las mismas informaciones a los periodistas diciéndoles: ‘Si no lo creen, llamen al Pentágono’. Así se lograba crear un circuito cerrado con tales noticias. De esa manera, el New York Times podía decir que tenía dos fuentes de informaciones sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Lo mismo ocurría con el Washington Post. Los periodistas no trataban de averiguar más. Por otra parte, los jefes de redacción les pedían que apoyaran al gobierno, por patriotismo" (10).

            El jefe de redacción del Washington Post, Steve Coll, debió renunciar a su cargo el 25 de agosto de 2004, después de que una investigación mostrara el poco espacio que había otorgado a los artículos que cuestionaban la tesis del gobierno en el periodo previo a la invasión de Irak (11). El New York Times también entonó su mea culpa. En un editorial publicado el 26 de mayo de 2004, reconoció su falta de rigor en la presentación de los acontecimientos que llevaron a la guerra y lamentó haber publicado "informaciones erróneas".

            En Francia, los desastres mediáticos no son menores, como lo demostró el tratamiento dado por los principales medios a los casos de Patrice Alegre, del mozo de equipajes de Orly, de los pederastas de Outreau y de Marie L. que afirmaba haber sufrido una agresión antisemita en un tren de las afueras de París (12). El fenómeno se repite en muchos otros países. En España, por ejemplo, después de los atentados del 11 de marzo de 2004, los medios controlados por el gobierno de José María Aznar manipularon la información, tratando de imponer una "verdad oficial" al servicio de ambiciones electorales, ocultando la responsabilidad de la red Al Qaeda y atribuyendo el crimen a la organización vasca ETA.

            Todos esos casos, al igual que la alianza cada vez más estrecha entre los medios de comunicación y los poderes económicos y políticos, han causado un daño terrible a la credibilidad de la prensa. Lo cual revela un inquietante déficit democrático. Domina el periodismo complaciente, al tiempo que el periodismo crítico retrocede. Cabe incluso preguntarse si a la hora de la globalización y de los megagrupos mediáticos no está desapareciendo la noción de prensa libre.

            "Ideas sanas"

            Al respecto, las declaraciones de Serge Dassault confirman todos los temores. En cuanto asumió su cargo, el nuevo propietario del diario Le Figaro declaró a los redactores: "Desearía, en la medida de lo posible, que el diario pusiera más de relieve nuestras empresas. Creo que a veces hay informaciones que requieren mucha precaución. Como por ejemplo, los artículos sobre los contratos en curso de negociación. Hay informaciones que hacen más mal que bien. El riesgo consiste en poner en peligro intereses comerciales o industriales de nuestro país" (13). Se comprenderá que lo que Dassault llama "nuestro país" es su fábrica de armas Dassault-Aviation. Y sin duda para protegerla censuró una entrevista sobre la venta fraudulenta de aviones Mirage a Taiwán. Al igual que una información sobre las conversaciones entre el presidente francés Jacques Chirac y su homólogo argelino Abdelaziz Bouteflika, sobre un proyecto de venta de aviones Rafale a Argelia (14).

            Recientemente, Dassault explicó que una de las razones que lo llevaron a comprar el semanario L’Express y el diario Le Figaro era que un periódico "permite difundir una cantidad de ideas sanas", lo que aumentó la inquietud de los periodistas (15).

            Si a esas declaraciones sumamos las de Patrick Le Lay, director del canal TF1, sobre la verdadera función de ese gigante de los medios de comunicación franceses -"La función de TF1 es ayudar a Coca Cola a vender su producto. Lo que nosotros le vendemos a Coca Cola es tiempo disponible de cerebro humano" (16)- vemos los peligros que implica esa mezcla de actividades, hasta tal punto resultan contradictorias la obsesión comercial y la ética de la información.

            La citada mezcla de actividades puede ir muy lejos, sin que los lectores se den cuenta. Walter Wells, director del International Herald Tribune (que pertenece al grupo New York Times, que cotiza en Bolsa) han advertido recientemente sobre los riesgos de la entrada en el mercado de valores de las empresas de prensa. "A menudo, quienes deben tomar una decisión periodística se preguntan si la misma hará bajar o subir en algunos centavos el valor en bolsa de las acciones de la editorial. Ese tipo de consideraciones se ha vuelto capital, los directores de diarios reciben permanentemente directrices en tal sentido por parte de los propietarios financieros del periódico. Se trata de un hecho nuevo en el periodismo contemporáneo, antes no era así" (17).

            Esa confusión, que manipula y termina atrapando a los lectores, puede ir aún más lejos en Internet. Así, por ejemplo, el sitio Forbes.com, de la revista económica estadounidense Forbes, utiliza un nuevo procedimiento para hacer publicidad, integrando directamente los enlaces promocionales en el contenido de los artículos. Los anunciantes compran ciertas palabras-clave y cuando el cursor del internauta pasa sobre ellas, aparece un pop-up con un mensaje publicitario. Los periodistas no son informados por anticipado sobre las palabras-clave que compran los anunciantes, pero algunos ya se preguntan si dentro de poco no les pedirán que escriban artículos utilizando palabras precisas que podrían brindar importantes beneficios económicos a la empresa periodística.

            La era de la inseguridad informativa

            Cada vez más ciudadanos toman conciencia de esos nuevos peligros y se muestran muy sensibles respecto de las manipulaciones mediáticas, convencidos de que en nuestras sociedades hipermediatizadas, vivimos paradójicamente en estado de inseguridad informativa. La información prolifera, pero sin ninguna garantía de fiabilidad. Asistimos al triunfo del periodismo de especulación y de espectáculo, en detrimento del periodismo de información. La puesta en escena (el embalaje) predomina sobre la verificación de los hechos.

            En lugar de constituir la última defensa contra los excesos derivados de la rapidez y la inmediatez, muchos diarios han fallado en su misión y han contribuido a veces -en nombre de una concepción perezosa o policial (18) del periodismo de investigación- a desacreditar lo que otrora se llamaba el "cuarto poder". Nuestro fundador, Hubert Beuve-Méry, recordaba siempre: "Los hechos son sagrados, la opinión es libre". Pero la actitud que se propaga en los medios parece invertir esa fórmula. Cada vez más editorialistas consideran que las que son sagradas son sus opiniones -pocas veces fundamentadas- a la vez que no dudan en deformar los hechos para obligarlos a justificar sus opiniones.

            En semejante contexto, en que el entusiasmo militante retrocede mientras cunde una visión pesimista del futuro, la redacción de Le Monde diplomatique se consagra a la tarea de mejorar su contenido editorial y considera que lo más importante es no traicionar la confianza de los lectores. Más que nunca, contamos con su movilización y su solidaridad para defender la independencia de nuestro periódico y la libertad que ella nos garantiza. Les recordamos que la mejor manera de apoyarnos es suscribirse sin demora y suscribir a sus amigos.

            Somos el periódico de la sociedad en movimiento, de la crítica social, de los que quieren que el mundo cambie. Y estamos dispuestos a mantenernos fieles a principios fundamentales que caracterizan nuestra manera de informar. Moderando la aceleración mediática; apostando por un periodismo de las luces, para disipar las sombras de la actualidad; interesándonos en situaciones que no están bajo los reflectores de la actualidad, pero que ayudan a comprender mejor el contexto internacional; proponiendo dossiers cada vez más completos, más profundos y mejor documentados sobre los grandes temas contemporáneos; yendo al fondo de los problemas, con método, rigor y seriedad; presentando informaciones y análisis inéditos, que muchas veces permanecían ocultos; y atreviéndonos a ir a contracorriente de los medios dominantes. Estamos convencidos de que de la calidad de la información depende la del debate cívico. La índole de este debate determina en última instancia la riqueza de la democracia.

            NOTAS:

            (1) Hachette Filipacchi Médias, filial de Lagardère Media, es el primer editor de revistas del mundo, con 245 títulos en 36 países. Ver el dossier sobre "la concentración de los medios en Francia" en el sitio del Observatorio francés de los medios: http://www.observatoire-medias.info. En el seno del grupo Le Monde SA -accionista principal (51%) de Le Monde Diplomatique SA- el grupo Lagardère es accionista (10%) de Midi Libre, de la imprenta de Le Monde y de Le Monde interactif.

            (2) Por contra, el número de artículos leídos en nuestro sitio internet se ha duplicado en 2004. Nuestra audiencia internacional continúa ampliándose: alcanzan el número de 45, en 20 lenguas, y su difusión acumulada supera el 1,1 millones de ejemplares.

            (3) En Estados Unidos, la audiencia de los informativos televisivos de los principales canales pasó de un promedio de 36,3 millones cada noche, en 1994, a 26,3 millones en 2004.

            (4) Ver Le Monde, 21 de mayo de 2003 y Time, 16 de junio de 2003.

            (5) http://www.usatoday.com/news/2004-03-19-2004-03-19-kelley-cuba_x.htm

            (6) Le Monde, 30 de abril de 2004.

            (7) Le Monde, 28 de septiembre de 2004.

            (8) Cf. el documental de Robert Greenwald, Outfoxed (2004).

            (9) John Pilger, "Cómo fabricar ciudadanos consumidores, mal informados y bien pensantes", Le Monde diplomatique, edición española, octubre de 2004, pág. 28.

            (10) En el documental de Robert Greenwald, Uncovered (2003).

            (11) The Washington Post, 12 de agosto de 2004.

            (12) Ver la investigación de Gilles Balbastre, "Les faits divers, ou le tribunal implacable des médias", Le Monde diplomatique, París, diciembre 2004.

            (13) Le Monde, 9 de septiembre de 2004.

            (14) Le Canard enchaîné, 8 de septiembre de 2004.

            (15) Una vez que Dassault asumió la dirección del grupo Socpresse, 268 periodistas del mismo, es decir, cerca del 10% del total, invocaron la cláusula de renuncia y anunciaron su renuncia.

            (16) En el libro Les Dirigeants face au changement, ediciones Huitième jour, Paris, 2004.

            (17) El Mundo, Madrid, 12 de noviembre de 2004.

            (18) Donde se confunden demasiado a menudo informadores con soplones, verdaderas investigaciones con la recepción de mensajes.

            * De Le Monde Diplomatique, número 111, de enero 2005, http://www.monde-diplomatique.es/

            Permitida la reproducción parcial o total siempre y cuando se citen las fuentes. Copyleft ©2003-2005. Los pobres de la tierra.org – San José, Costa Rica.

             

            Observatorio Internacional de Medios de Comunicación  (2003)

            El quinto poder

            por Ignacio Ramonet

            El Observatorio Internacional de Medios de Comunicación (OIMC) surge como “quinto poder” para contrapesar los excesos del poder mediático. Los medios de comunicación, concebidos en su origen como canales de la libertad de expresión contra los abusos del poder político y económico, en la era de la globalización han pasado a expresar los intereses de un puñado de gigantescas empresas mediáticas identificadas con los intereses económicos del establishment, en detrimento del derecho de los ciudadanos a una información veraz.

            La prensa y los medios de comunicación han sido, durante largos decenios, en el marco democrático, un recurso de los ciudadanos contra el abuso de los poderes. En efecto, los tres poderes tradicionales –legislativo, ejecutivo y judicial– pueden fallar, confundirse y cometer errores. Mucho más frecuentemente, por supuesto, en los Estados autoritarios y dictatoriales, donde el poder político es el principal responsable de todas las violaciones a los derechos humanos y de todas las censuras contra las libertades.

            Pero en los países democráticos también pueden cometerse graves abusos, aunque las leyes sean votadas democráticamente, los gobiernos surjan del sufragio universal y la justicia –en teoría– sea independiente del ejecutivo. Puede ocurrir, por ejemplo, que la justicia condene a un inocente (¡cómo olvidar el caso Dreyfus en Francia!); que el Parlamento vote leyes discriminatorias para ciertos sectores de la población (como ha sucedido en Estados Unidos, durante más de un siglo, respecto de los afro-estadounidenses, y sucede actualmente respecto de los oriundos de países musulmanes, en virtud de la Patriot Act); que los gobiernos implementen políticas cuyas consecuencias resultarán funestas para todo un sector de la sociedad (como sucede, en la actualidad, en numerosos países europeos, respecto de los inmigrantes “indocumentados”).

            En un contexto democrático semejante, los periodistas y los medios de comunicación a menudo han considerado un deber prioritario denunciar dichas violaciones a los derechos. A veces, lo pagaron muy caro: atentados, “desapariciones”, asesinatos, como aún ocurre en Colombia, Guatemala, Turquía, Pakistán, Filipinas, y en otros lugares. Es por esta razón que durante mucho tiempo se habló del “cuarto poder”. Ese “cuarto poder” era en definitiva, gracias al sentido cívico de los medios de comunicación y al coraje de valientes periodistas, aquel del que disponían los ciudadanos para democráticamente criticar, rechazar o enfrentar decisiones ilegales que pudieran ser inicuas, injustas e incluso criminales contra personas inocentes. Era, como se ha dicho a menudo, la voz de los sin-voz.

            Desde hace una quincena de años, a medida que se aceleraba la mundialización liberal, este “cuarto poder” fue vaciándose de sentido, perdiendo poco a poco su función esencial de contrapoder. Esta evidencia se impone al estudiar de cerca el funcionamiento de la globalización, al observar cómo llegó a su auge un nuevo tipo de capitalismo, ya no simplemente industrial sino predominantemente financiero, en suma, un capitalismo de la especulación. En esta etapa de la mundialización, asistimos a un brutal enfrentamiento entre el mercado y el Estado, el sector privado y los servicios públicos, el individuo y la sociedad, lo íntimo y lo colectivo, el egoísmo y la solidaridad.

            Megagrupos mediáticos

            El verdadero poder es actualmente detentado por un conjunto de grupos económicos planetarios y de empresas globales cuyo peso en los negocios del mundo resulta a veces más importante que el de los gobiernos y los Estados. Ellos son los “nuevos amos del mundo” que se reúnen cada año en Davos, en el marco del Foro Económico Mundial, e inspiran las políticas de la gran Trinidad Globalizadora: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio.

            Es en este marco geoeconómico donde se produjo una metamorfosis decisiva en el campo de los medios de comunicación masiva, en el corazón mismo de su textura industrial.

            Los medios masivos de comunicación (emisoras de radio, prensa escrita, canales de televisión, internet) tienden cada vez más a agruparse en el seno de inmensas estructuras para conformar grupos mediáticos con vocación mundial. Empresas gigantes como News Corps, Viacom, AOL Time Warner, General Electric, Microsoft, Bertelsmann, United Global Com, Disney, Telefónica, RTL Group, France Telecom, etc., tienen ahora nuevas posibilidades de expansión debido a los cambios tecnológicos. La “revolución digital” ha derribado las fronteras que antes separaban las tres formas tradicionales de la comunicación: sonido, escritura, imagen. Permitió el surgimiento y el auge de internet, que representa una cuarta manera de comunicar, una nueva forma de expresarse, de informarse, de distraerse.

            Desde entonces, las empresas mediáticas se ven tentadas de conformar “grupos” para reunir en su seno a todos los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio, televisión), pero además a todas las actividades de lo que podríamos denominar los sectores de la cultura de masas, de la comunicación y la información. Estas tres esferas antes eran autónomas: por un lado, la cultura de masas con su lógica comercial, sus creaciones populares, sus objetivos esencialmente mercantiles; por el otro, la comunicación, en el sentido publicitario, el marketing, la propaganda, la retórica de la persuasión; y finalmente, la información con sus agencias de noticias, los boletines de radio o televisión, la prensa, los canales de información continua, en suma, el universo de todos los periodismos.

            Estas tres esferas, antes tan diferentes, se imbricaron poco a poco para constituir una sola y única esfera ciclópea en cuyo seno resulta cada vez más difícil distinguir las actividades concernientes a la cultura de masas, la comunicación o la información (1). Por añadidura, estas empresas mediáticas gigantes, estos productores en cadena de símbolos multiplican la difusión de mensajes de todo tipo, donde se entremezclan televisión, dibujos animados, cine, videojuegos, CD musicales, DVD, edición, ciudades temáticas estilo Disneylandia, espectáculos deportivos, etc.

            En otras palabras, los grupos mediáticos poseen de ahora en más dos nuevas características: primeramente, se ocupan de todo lo concerniente a la escritura, de todo lo concerniente a la imagen, de todo lo concerniente al sonido, y difunden esto mediante los canales más diversos (prensa escrita, radio, televisión de aire, por cable o satelital, vía internet y a través de todo tipo de redes digitales). Segunda característica: estos grupos son mundiales, planetarios, globales, y no solamente nacionales o locales.

            En 1940, en una célebre película, Orson Welles arremetía contra el “superpoder” de Citizen Kane (en realidad, el magnate dela prensa de comienzos del siglo XX, William Randolph Hearst). Sin embargo, comparado con el de los grandes grupos mundiales de hoy, el poder de Kane era insignificante. Propietario de algunos periódicos en un solo país, Kane disponía de un poder ínfimo (sin por ello carecer de eficacia a nivel local o nacional) (2), en comparación con los archipoderes de los megagrupos mediáticos de nuestro tiempo.

            Estas megaempresas contemporáneas, mediante mecanismos de concentración, se apoderan de los sectores mediáticos más diversos en numerosos países, en todos los continentes, y se convierten de esta manera, por su peso económico y su importancia ideológica, en los principales actores de la mundialización liberal. Al haberse convertido la comunicación (extendida a la informática, la electrónica y la telefonía) en la industria pesada de nuestro tiempo, estos grandes grupos pretenden ampliar su dimensión a través de incesantes adquisiciones y presionan a los gobiernos para que anulen las leyes que limitan las concentraciones o impiden la constitución de monopolios o duopolios (3).

            La mundialización es también la mundialización de los medios de comunicación masiva, de la comunicación y de la información. Preocupados sobre todo por la preservación de su gigantismo, que los obliga a cortejar a los otros poderes, estos grandes grupos ya no se proponen, como objetivo cívico, denunciar los abusos contra el derecho ni corregir las disfunciones de la democracia para pulir y perfeccionar el sistema político. Tampoco desean ya erigirse en “cuarto poder” y, menos aun, actuar como un contrapoder.

            Si, llegado el caso, constituyeran un “cuarto poder”, éste se sumaría a los demás poderes existentes –político y económico– para aplastar a su turno, como poder suplementario, como poder mediático, a los ciudadanos.

            La cuestión cívica que se nos plantea de ahora en más es la siguiente: ¿cómo reaccionar? ¿cómo defenderse? ¿cómo resistir a la ofensiva de este nuevo poder que, de alguna manera, ha traicionado a los ciudadanos y se pasó con todos sus bártulos al enemigo?

            Es necesario, simplemente, crear un “quinto poder”. Un “quinto poder” que nos permita oponer una fuerza cívica ciudadana a la nueva coalición dominante. Un “quinto poder” cuya función sería denunciar el superpoder de los medios de comunicación, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización liberal. Esos medios de comunicación que, en determinadas circunstancias, no sólo dejaron de defender a los ciudadanos, sino que a veces actúan en contra del pueblo en su conjunto. Tal como lo comprobamos en Venezuela.

            Información contaminada

            En este país latinoamericano, donde la oposición política fue derrotada en 1998 en elecciones libres, plurales y democráticas, los principales grupos de prensa, radio y televisión han desatado una verdadera guerra mediática contra la legitimidad del presidente Hugo Chávez (4). Mientras que éste y su gobierno se mantienen respetuosos del marco democrático, los medios de comunicación, en manos de un puñado de privilegiados, continúan utilizando toda la artillería de las manipulaciones, las mentiras y el lavado de cerebro para tratar de intoxicar la mente de la gente (5). En esta guerra ideológica, abandonaron por completo la función de “cuarto poder”; pretenden desesperadamente defender los privilegios de una casta y se oponen a toda reforma social y a toda distribución un poco más justa de la inmensa riqueza nacional (ver Maurice Lemoine, pág. 10).

            El caso venezolano es paradigmático de la nueva situación internacional en la cual grupos mediáticos enfurecidos asumen abiertamente su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido, y su nuevo estatuto de poder antipopular y anticiudadano. Estos grandes grupos no sólo se asumen como poder mediático, constituyen sobre todo el brazo ideológico de la mundialización, y su función es contener las reivindicaciones populares tratando de adueñarse del poder político (como logró hacerlo en Italia, democráticamente, Silvio Berlusconi, dueño del principal grupo de comunicación peninsular).

            La “guerra sucia mediática” librada en Venezuela contra el presidente Hugo Chávez es la réplica exacta de lo que hizo, de 1970 a 1973, el periódico El Mercurio (6) en Chile contra el gobierno democrático del presidente Salvador Allende, hasta empujar a los militares al golpe de Estado. Campañas semejantes, donde los medios de comunicación pretenden destruir la democracia, podrían reproducirse mañana en Ecuador, Brasil o Argentina contra toda reforma legal que intente modificar la jerarquía social y la desigualdad de la riqueza. Al poder de la oligarquía tradicional y al de los típicos reaccionarios, se suman actualmente los poderes mediáticos. Juntos –¡y en nombre de la libertad de expresión!– atacan los programas que defienden los intereses de la mayoría de la población. Tal es la fachada mediática de la globalización. Revela de la forma más clara, más evidente y más caricaturesca la ideología de la mundialización liberal.

            Medios de comunicación masiva y mundialización liberal están íntimamente ligados. Por eso, es urgente desarrollar una reflexión sobre la manera en que los ciudadanos pueden exigir a los grandes medios de comunicación mayor ética, verdad, respeto a una deontología que permita a los periodistas actuar en función de su conciencia y no en función de los intereses de los grupos, las empresas y los patrones que los emplean.

            En la nueva guerra ideológica que impone la mundialización, los medios de comunicación son utilizados como un arma de combate. La información, debido a su explosión, su multiplicación, su sobreabundancia, se encuentra literalmente contaminada, envenenada por todo tipo de mentiras, por los rumores, las deformaciones, las distorsiones, las manipulaciones.

            Se produce en este campo lo que ya ocurrió con la alimentación. Durante mucho tiempo, el alimento fue escaso y aún lo es en numerosos lugares del mundo. Pero cuando gracias a las revoluciones agrícolas los campos comenzaron a producir en sobreabundancia, particularmente en los países de Europa Occidental o de América del Norte, se observó que numerosos alimentos estaban contaminados, envenenados por pesticidas que provocaban enfermedades, causaban infecciones, generaban cánceres y todo tipo de problemas de salud, llegando incluso a producir pánico en las masas como el mal de la “vaca loca”. En suma, antes uno podía morirse de hambre, ahora uno puede morirse por haber comido alimentos contaminados…

            Con la información sucede lo mismo. Históricamente, ha sido muy escasa. Incluso actualmente, en los países dictatoriales, no existe información fiable, completa, de calidad. En cambio, en los Estados democráticos, desborda por todas partes. Nos asfixia. Empédocles decía que el mundo estaba constituido por la combinación de cuatro elementos: aire, agua, tierra, fuego. La información se tornó tan abundante que constituye, de alguna manera, el quinto elemento de nuestro mundo globalizado.

            Pero al mismo tiempo, uno comprueba que, al igual que el alimento, la información está contaminada. Nos envenena la mente, nos contamina el cerebro, nos manipula, nos intoxica, intenta instilar en nuestro inconsciente ideas que no son las nuestras. Por eso, es necesario elaborar lo que podría denominarse una “ecología de la información”. Con el fin de limpiar, separar la información de la “marea negra” de las mentiras, cuya magnitud pudo medirse, una vez más, durante la reciente invasión a Irak (7). Es necesario descontaminar la información. Así como han podido obtenerse alimentos “bio”, a priori menos contaminados que los demás, debería obtenerse una suerte de información “bio”. Los ciudadanos deben movilizarse para exigir que los medios de comunicación pertenecientes a los grandes grupos globales respeten la verdad, porque sólo la búsqueda de la verdad constituye en definitiva la legitimidad de la información.

            Fuerza moral

            Por eso hemos propuesto la creación del Observatorio Internacional de Medios de Comunicación (en inglés: Media Watch Global, MWG). Para disponer finalmente de un arma cívica, pacífica, que los ciudadanos podrán utilizar con el fin de oponerse al nuevo superpoder de los grandes medios de comunicación masiva. Este observatorio es una expresión del movimiento social planetario reunido en Porto Alegre (Brasil). En plena ofensiva de la globalización liberal, expresa la preocupación de todos los ciudadanos ante la nueva arrogancia de las industrias gigantes de la comunicación.

            Los grandes medios de comunicación privilegian sus intereses particulares en detrimento del interés general y confunden su propia libertad con la libertad de empresa, considerada la primera de las libertades. Pero la libertad de empresa no puede, en ningún caso, prevalecer sobre el derecho de los ciudadanos a una información rigurosa y verificada ni servir de pretexto a la difusión consciente de informaciones falsas o difamaciones.

            La libertad de los medios de comunicación sólo es la extensión de la libertad colectiva de expresión, fundamento de la democracia. Como tal, no puede ser confiscada por un grupo de poderosos. Implica, por añadidura, una “responsabilidad social” y, en consecuencia, su ejercicio debe estar, en última instancia, bajo el control responsable de la sociedad. Es esta convicción la que nos llevó a proponer la creación del Observatorio Internacional de Medios de Comunicación, Observatoire International des Médias, Media Watch Global. Porque los medios de comunicación son actualmente el único poder sin contrapoder, y se genera así un desequilibrio perjudicial para la democracia.

            La fuerza de esta asociación es ante todo moral: reprende basándose en la ética y sanciona las faltas de honestidad mediática a través de informes y estudios que elabora, publica y difunde.

            El OIMC constituye un contrapeso indispensable para el exceso de poder de los grandes grupos mediáticos que imponen, en materia de información, una sola lógica –la del mercado– y una única ideología, el pensamiento neoliberal. Esta asociación internacional desea ejercer una responsabilidad colectiva, en nombre del interés superior de la sociedad y del derecho de los ciudadanos a estar bien informados. Al respecto, considera de una importancia primordial los desafíos de la próxima Cumbre Mundial sobre la Información que tendrá lugar en diciembre próximo, en Ginebra (8). Propone además prevenir a la sociedad contra las manipulaciones mediáticas que, como epidemias, se multiplicaron estos últimos años.

            El Observatorio reúne tres tipos de miembros, que disponen de idénticos derechos: 1) periodistas profesionales u ocasionales, en actividad o jubilados, de todos los medios de comunicación, centrales o alternativos; 2) universitarios e investigadores de todas las disciplinas, y particularmente especialistas en medios de comunicación, porque la Universidad, en el contexto actual, es uno de los pocos lugares parcialmente protegidos contra las ambiciones totalitarias del mercado; 3) usuarios de los medios de comunicación, ciudadanos comunes y personalidades reconocidas por su estatura moral…

            Los sistemas actuales de regulación de los medios de comunicación son en todas partes insatisfactorios. Al ser la información un bien común, su calidad no podría estar garantizada por organizaciones integradas exclusivamente por periodistas, a menudo vinculados a intereses corporativos. Los códigos deontológicos de cada empresa mediática –cuando existen– se revelan a menudo poco aptos para sancionar y corregir los desvíos, los ocultamientos y las censuras. Es indispensable que la deontología y la ética de la información sean definidas y defendidas por una instancia imparcial, creíble, independiente y objetiva, en cuyo seno los universitarios tengan un papel decisivo. La función de los ombudsmen o mediadores, que fue útil en los años 1980 y 1990, está actualmente mercantilizada, desvalorizada y degradada. Es a menudo un instrumento de las empresas, responde a imperativos de imagen y constituye una coartada barata para reforzar artificialmente la credibilidad de los medios.

            Uno de los derechos más preciados del ser humano es el de comunicar libremente su pensamiento y sus opiniones. Ninguna ley debe restringir arbitrariamente la libertad de expresión o de prensa. Pero las empresas mediáticas no pueden ejercerla sino bajo la condición de no infringir otros derechos tan sagrados como el de que todo ciudadano pueda acceder a una información no contaminada. Al abrigo de la libertad de expresión, las empresas mediáticas no deben poder difundir informaciones falsas, ni realizar campañas de propaganda ideológica, u otras manipulaciones.

            El Observatorio Internacional de Medios de Comunicación considera que la libertad absoluta de los medios de comunicación, reclamada a viva voz por los dueños de los grandes grupos de comunicación mundiales, no podría ejercerse a costa de la libertad de todos los ciudadanos. Estos grandes grupos deben saber de ahora en más que acaba de nacer un contrapoder, con la vocación de reunir a todos aquellos que se reconocen en el movimiento social planetario y que luchan contra la confiscación del derecho de expresión. Periodistas, universitarios, militantes de asociaciones, lectores de diarios, oyentes de radios, telespectadores, usuarios de internet, todos se unen para forjar un arma colectiva de debate y de acción democrática. Los globalizadores habían declarado que el siglo XXI sería el de las empresas globales; la asociación Media Watch Global afirma que será el siglo en el que la comunicación y la información pertenecerán finalmente a todos los ciudadanos. ◊

            1 Ignacio Ramonet, La tiranía de la comunicación, Temas de Debate, Madrid, 1998; y Propagandas silenciosas, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2001.

            2 Véase, por ejemplo, en Italia, la superpotencia mediática del grupo Fininvest de Silvio Berlusconi, o en Francia, la de los grupos Lagardère o Dassault.

            3 Presionada por los grandes grupos mediáticos estadounidenses, la Federal Communications Commission (FCC) de Estados Unidos autorizó, el 4-6-03, la flexibilización de los límites a la concentración: una empresa podría controlar hasta el 45% de la audiencia nacional (contra el 35%, en la actualidad). La decisión debía entrar en vigencia el 4 de septiembre último, pero debido a que algunos ven en ella “una grave amenaza para la democracia”, fue suspendida por la Corte Suprema.

            4 Ignacio Ramonet, “El crimen perfecto”, Le Monde diplomatique, edición chilena, junio de 2002.

            5 Maurice Lemoine, “Laboratorios de la mentira en Venezuela”, Le Monde diplomatique, edición chilena, agosto de 2002.

            6 Y muchos otros medios de comunicación, como La Tercera, Ultimas Noticias, La Segunda, Canal 13, etc. Véase Patricio Tupper, Allende, la cible des médias chiliens et de la CIA (1970-1973), Editions de l’Amandier, París, 2003.

            7 Ignacio Ramonet, “Mentiras de Estado”, Le Monde diplomatique, edición chilena, julio de 2003. 8 Armand Mattelart, “La clave del nuevo orden internacional”, Le Monde diplomatique, edición chilena, agosto de 2003.

            I.R.

            Concentración mediática y lavado de cerebros en América Latina

            7/Julio/2009

            antenaUn artículo publicado por la web “Sala de Prensa”, firmado por el periodista mexicano Jenaro Villamil, analiza la concentración de la propiedad de  los medios en Latinoamérica  y las redes tejidas por las grandes empresas comunicacionales que manejan la prensa, la TV y la radio en el mundo, como principales amenazas a la libertad de pensamiento y al surgimiento de un nuevo orden mundial en las comunicaciones.

            Sala de Prensa / Jenaro Villamil *

            Hace casi tres décadas, en 1980, el político irlandés Sean Mac Bride, fundador de Amnistía Internacional, elaboró para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) un informe que constituyó el diagnóstico más puntual sobre la concentración mediática en el mundo hasta esa fecha.

            El Informe Mac Bride advertía que “la industria de la comunicación está dominada por un número relativamente pequeño de empresas que engloban todos los aspectos de la producción y la distribución, están situadas en los principales países desarrollados y sus actividades son trasnacionales” (Un solo mundo, voces múltiples, Comunicación e Información en Nuestro Tiempo, FCEUNESCO, México, 1980).

            Cuando se elaboró el informe, su autor identificó a 12 grandes grupos mediáticos, entre empresas televisivas, consorcios periodísticos, editoriales y corporativos de entretenimiento. A 20 años de distancia, la concentración que diagnosticó Mac Bride como principal amenaza para la libertad de pensamiento y principal obstáculo para llegar a un nuevo orden mundial de la información y la comunicación, ha aumentado: son ahora sólo seis grandes corporativos multinacionales y multimediáticos (manejan televisión, cine, sistemas de cable, sitios online, periódicos y revistas) los que controlan más de 60 % de los contenidos y de la distribución informativa, de entretenimiento y de comunicación.

            Otro elemento difícil pronosticar hace casi 30 años era el surgimiento de los grandes canales globales de noticias, al estilo CNN o Fox News, que han creado un nuevo “género” periodístico: las Mc Noticias o la información chatarra, como las hamburguesas de Mc Donalds.

            Estos grandes canales globales, como CNN en Español que desde la ciudad estadunidense de Atlanta dicta en gran medida la agenda informativa a América Latina, proponen un empaquetamiento poco reflexivo de noticias, siempre orientadas ideológicamente.

            Más de 50% del contenido de sus noticiarios está dominado por este nuevo subgénero conocido como infoentretenimiento, una mezcla de noticias sobre la farándula, la moda, la decoración de interiores, la gastronomía, las nuevas tecnologías en boga, los chismes sobre la vida privada de celebridades del show business o el deporte, las promociones publicitarias embozadas sobre las películas de Hollywood, la industria automotriz estadunidense o la industria farmacéutica y sus “recetas” para complacer a los eternos Narcisos o Narcisas que según ellos conforman las audiencias globlales.

            Ni qué decir de Fox News, la cadena perteneciente a Corps. News, la cadena del magnate australiano Rupert Murdoch, quien trasladó a la pantalla el amarillismo y sensacionalismo de sus periódicos tabloides en Gran Bretaña y Australia. La agenda conservadora de esta cadena, apenas disfrazada por talk shows contradictorios y una cobertura informativa aparentemente “profesional”, la transformó en “buque insignia” de los neoconservadores de George W. Bush.

            Tanto CNN como Fox News forman parte de los dos grandes corporativos globales que encabezan la lista de grandes concentradoras multimediáticas. CNN, empresa creada por Ted Turner para exportar el punto de vista estadunidense ante la primera guerra del Golfo Pérsico en 1991, forma parte ahora de Time Warner, corporativo que domina los estudios de la Warner Bros., la productora HBO y maneja más de 150 títulos de revistas de espectáculos, finanzas y geopolítica, como Time, Fortune, Expansión o People.

            Por su parte, Fox News, forma parte de News Corp, dueño de más de 200 periódicos de habla inglesa, accionista mayoritario del sistema de televisión satelital Sky y propietario de los estudios Twentieth Century Fox.

            La lista de los seis grandes grupos que controlan la industria mediática, informativa y de entretenimiento en el mundo se completa con Walt Disney, Viacom-CBS, Vivendi-Universal y Bertelsmann. De ellos, cuatro son mayoritariamente anglosajones (Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia), y dos son una mezcla de capital francés y estadunidense, y uno alemán.

            Así como las “cuatro grandes hermanas” del mundo petrolero definieron a principios del siglo XX las reglas del juego de la economía mundial, estas “seis grandes hermanas” definen ahora la dinámica de la percepción global de nuestra realidad cotidiana. Ellas deciden lo que hay que ver, cómo entretenerse y cuál es la agenda noticiosa importante en todo el mundo: de Japón a China, de América Latina a África, de Medio Oriente a Europa oriental y, por supuesto, en los países más desarrollados (Estados Unidos, Canadá, Australia y los de la Unión Europea) que constituyen 60% de su mercado.

            Concentración y uniformidad

            Controlan los contenidos audiovisuales (televisión, cine, Internet) y las redes de distribución (televisión terrestre, cable y satelital), pero también los medios impresos (periódicos, revistas), la radio y la publicidad exterior. Serán recordadas como las inventoras del infoentretenimiento –mezcla de información “dura” con soft news– y la telerrealidad –género de ficción que logra convencer al televidente de que lo que ve es verdadero, y así involucrarlo en la dramaturgia que se le propone. Al primer género se le ha llamado Mc Noticias. Sus contenidos son básicamente autorreferenciales: sus noticias hablan de los productos de sus mismas compañías de cine, de los chismes que se difunden en sus revistas de espectáculos y, por supuesto, de su agenda política y diplomática.

            La hegemonía de las “seis hermanas” es indudable, aún cuando existan iniciativas públicas (como la británica BBC) o empresas alternativas (como la cadena árabe Al Jazeera, que copió el modelo de CNN una década después, pero para dar informaciones y análisis desde el punto de vista del mundo árabe).

            En América Latina, esta concentración global se refleja a escala. Son nueve grandes grupos los que definen el futuro de la industria mediática continental: los mexicanos Televisa y TV Azteca; los brasileños O’ Globo y Folha; el argentino Clarín; el chileno Mercurio; el venezolano Grupo Cisneros; los colombianos Bavaria y Tiempo.

            A estos consorcios se suma un par de grandes grupos españoles: PRISA y Recoletos, que se han convertido en los dos más importantes inversionistas de la pasada década, en lo que consideran el “nuevo desembarco”, es decir, la reconquista ibérica del mercado de la información, la comunicación y el entretenimiento en América Latina.

            Más de 60% de los contenidos de entretenimiento e informativos de estas empresas latinoamericanas reproducen y replican lo generado por las “seis grandes hermanas” globales.

            Quizá sólo el Grupo Televisa tiene una capacidad de producción propia, que la convierte en el consorcio más importante de habla hispana: 53 mil horas anuales de programación (entre 2007 y 2008), de las cuales, 67% se exporta hacia el resto del continente, Estados Unidos y España (Reporte F-20 de Televisa ante la Securities Exchange Commision, 2008).

            Sólo el grupo brasileño O’ Globo rivaliza con el tamaño y la expansión de Televisa. El consorcio multimediático de Roberto Marinho posee 107 emisoras televisivas en su país, pero también es propietario del periódico de mayor circulación, O’ Globo, con un tiraje promedio de 350 mil ejemplares diarios, y posee la red radiofónica más grande de Brasil, con 20 emisoras afiliadas.

            Sin embargo, la capacidad exportadora de O’ Globo es mucho menor que la de Televisa, en parte por la barrera idiomática y también por las dimensiones del mercado brasileño, que permiten al grupo desarrollarse internamente sin límites y lo convierten en mercado de autoconsumo.

            En exportación y distribución, el grupo Venevisión, del venezolano Gustavo Cisneros, es el mayor en Sudamérica y expande su influencia por conducto de Caracol Televisión, la empresa colombiana más grande de medios electrónicos.

            Estos grupos mediáticos tienen algo en común: todos defienden una agenda conservadora en lo moral, neoliberal en lo económico, mercantilizada y santificadora del rating. La creatividad y la credibilidad no son valores para ellos. Por lo contrario, han infantilizado a las audiencias regionales y han sobrexpuesto sus intereses, poniendo en riesgo su credibilidad. En ciertas partes de América Latina, esta “involución” empieza a provocar reacciones negativas.

            Un estudio elaborado por el Consejo Nacional de Televisión de Chile, realizado en mayo de 2007, demuestra que entre los años 2002 y 2005 el nivel de insatisfacción de los televidentes por los contenidos de la pantalla creció de manera dramática. (1)

            Este incremento coincidió con la “apertura” de la televisión chilena a los formatos y contenidos de los grandes grupos mediáticos mundiales, incluyendo la sobreexplotación de los nuevos géneros televisivos, como los talk shows o los reality shows, modelos de “telerrealidad” que algunos críticos denominan “telebasura”.

            La principal característica de esos contenidos es la uniformidad en los contenidos, ya sea en los programas para las audiencias infantiles, en las telenovelas, los programas de espectáculos y, sobre todo, los noticiarios.

            Paul Walter, coautor del estudio del Consejo Nacional de Televisión de Chile, afirmó que los adultos se quejan de que los noticiarios contienen poca variedad y se concentran en la delincuencia y en los hechos de sangre. La idea de que “la nota roja genera rating” ha agotado parte de las audiencias.

            Desafortunadamente, existen pocos estudios similares en otros países de América Latina, debido, en buena medida, al veto de los grandes grupos televisivos para la creación de instancias autónomas encargadas de vigilar los contenidos y defender los derechos de las audiencias.

            Este proceso ha sido particularmente grave en México. Televisa y TV Azteca han vetado desde 2001 hasta 2009 la posibilidad de una reforma profunda a la ley de medios electrónicos que permita la competencia y la existencia de un organismo de monitoreo autónomo. Para alcanzar ese propósito, en 2006, con el beneplácito de la mayoría de diputados y senadores de todos los partidos, impusieron una contrarreforma legal, conocida como Ley Televisa. El escándalo generado por esta legislación fue enmendado, parcialmente, por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que declaró anticonstitucionales aspectos sustanciales de esta legislación.

            Hasta el momento, no se ha podido aprobar una nueva ley. “Nadie quiere pelearse con Televisa”, afirma el senador Carlos Sotelo, del Partido de la Revolución Democrática, quien se quedó aislado en su intento de reforma. Y el ex senador del Partido Acción Nacional Javier Corral, quien no ha dejado de insistir en los efectos perniciosos del monopolio televisivo en México y la docilidad de la clase política ante este fenómeno.

            Un mercado estadunidense dominante

            De los 20 mercados más grandes en la industria de la comunicación y entretenimiento a escala mundial, Estados Unidos concentra más de 40 por ciento de un total de 1 billón 428 mil 334 millones de dólares generados anualmente, según el reporte de 2006 de Pricewaterhouse Coopers (Global Entertainment and Media Outlook 2006-2010, junio 2006).

            En un lejano segundo sitio está Japón (107 mil 407 millones de dólares, mdd), seguido por Gran Bretaña (95 mil 462 mdd), Alemania (82 mil 306 mdd), China (74 mil 178 mdd), Francia (56 mil 506 mdd), Italia (41 mil 593 mdd) y Canadá (33 mil 388 mdd).

            Los dos únicos mercados latinoamericanos registrados en esta lista de los 20 más grandes son Brasil (16 mil 70 mdd) y México (10 mil 911 mdd). En total, América Latina apenas representa 3.6% del mercado mediático global.

            De esta actividad, 75% se concentra en las industrias televisivas, radiofónica y en la edición de periódicos, tal como apunta Francisco Vidal Bonifaz, autor del libro Los dueños del poder (Editorial Planeta, 2008).

            De estas industrias, la televisiva es la que sigue concentrando el mayor volumen. Entre la televisión abierta y la restringida se generaron 245 mil millones de dólares en 2006, según las mismas cifras de Pricewaterhouse, casi la quinta parte del total. Este segmento ha crecido anualmente de 7% a 8% en 2008, pero se espera que en 2011 baje a 6.9%.

            En segundo sitio está la edición de periódicos, que generó 184 mil 45 millones de dólares, y en tercer sitio la edición de revistas, con 102 mil 5 millones de dólares. La caída de estos dos últimos sectores será pronunciada, debido a la crisis. En 2006 crecieron 3.1% y 3.6%, respectivamente. En 2008, la edición de periódicos bajó a 0.4% y se proyecta una caída de 0.3% en 2009. La edición de revistas disminuyó 1.9% en 2008 y se prevé una baja de 1.5% en 2009.

            Debemos notar también que en esos grupos los ingresos –dependiendo de la publicidad y el acceso a Internet–, van remplazando paulatinamente las utilidades de los sectores de radio y cine.

            Esta apretada síntesis de los ingresos generados por cada uno de los segmentos más importantes en la industria explica la estructuración multimediática de los seis grandes corporativos globales. Prácticamente todos parten de una posición muy fuerte en la industria televisiva y a partir de ahí expanden su influencia a otras áreas del infoentretenimiento.

            Son los casos de Time Warner, que pasó del cómic Bugs Bunny al control de CNN, el emporio informativo de Atlanta, pasando por la poderosa compañía productora y distribuidora de televisión HBO y la empresa de Internet AOL. Time Warner registró ventas anuales por 44 mil 788 millones de dólares en 2006, con utilidades por 6 mil 552 millones de dólares, según la revista Fortune, de su propiedad.

            Su división de televisión por cable tiene 11 millones de hogares afiliados, HBO cuenta con más de 40 millones de suscriptores en Estados Unidos y una distribución en 50 países. CNN es visto por 2 mil millones de personas en todo el mundo, al grado que se ha convertido en la agencia por antonomasia del imperio estadunidense.

            Su revista más célebre, Time forma parte de un conglomerado de 150 títulos, cuyo tiraje rebasa los 170 millones de ejemplares. Entre esas publicaciones están People, Sports Illustrated, Life, Fortune, Expansión, Popular Science.

            Si el famoso conejo del cómic logró construir un emporio, Mickey Mouse, quintaesencia de la cultura estadunidense, ha consolidado la segunda compañía de información y entretenimiento más grande del mundo: Walt Disney. En 2006 tuvo ventas por 34 mil 285 millones de dólares y utilidades por 3 mil 374 millones de dólares.

            En Estados Unidos posee la segunda cadena televisiva comercial, ABC, más 22 estaciones de radio y 40 sitios de Internet. Entre sus canales de televisión de paga más célebres están el deportivo ESPN, así como A&E, Disney Channel, Lifetime Network. En la industria cinematográfica posee los estudios Walt Disney, Touchstone Pictures, Hollywood Pictures, Miramax Films, Buena Vista Home y Pixar.

            De los periódicos amarillistas hasta el control accionario de The Wall Street Journal, el magnate autraliano Rupert Murdoch ha construido un imperio anglosajón, de contenido fuertemente conservador y alineado con las políticas del gobierno de George W. Bush, con ventas anuales por 25 mil 327 millones de dólares y ganancias de 3 mil 253 millones de dólares en 2006.

            En televisión posee la cadena Fox Broadcasting, la tercera más importante en territorio estadunidense, y es el amo de la televisión satelital a través de BSkyb, DirecTV y Foxtel, y la compañía productora de cine más poderosa: Twentieth Century Fox y sus derivados en español, en caricaturas y en deportes.

            Viacom-CBS es por su parte el resultado de la fusión entre la corporación Viacom, de Summer M. Redstone, y de la cadena televisiva CBS, la primera en rating en Estados Unidos, con un producto estrella: los premios MTV, vistos por una audiencia global de 480 millones de personas en 25 idiomas. Controla los estudios Paramount, DreamWorks, Nick Movies, y tiene la productora de televisión infantil Nickelodeon, que rivaliza con los creadores de Bugs Bunny y de Mickey Mouse.

            Coherencia ideológica

            Con el amparo de la gran trasnacional estadunidense General Electric y del grupo francés Vivendi Universal Entertainment, el grupo NBC-Vivendi se consolidó en 2004. NBC Universal se encuentra entre los 10 mayores grupos de comunicación del mundo, con la cadena NBC, la segunda en audiencia en Estados Unidos, y Telemundo, asociada con Televisa en 2008, después de una frustrada batalla para fundar la “tercera cadena” en México. Posee los estudios cinematográficos Universal y los estudios musicales Universal Music.

            Por fin, el consorcio alemán Bertelsmann es el único gran grupo de capital mayoritariamente europeo, con 170 millones de televidentes de su división RTL Group. En España posee la cadena Antena 3. Su área editorial abarca la compañía Random House Mondadori y los periódicos The Financial Times y Sächische Zeitung. En la industria musical, su filial BMG absorbió a Sony Music.

            La concentración de la industria en pocas manos, la variedad de los géneros propuestos y la profunda coherencia ideológica de los contenidos propicia un control intelectual, moral y social de las audiencias, es decir, de las sociedades sometidas permanentemente a un verdadero “lavado de cerebro”.

            Nadie en la clase media latinoamericana escapa a la influencia de las “seis grandes” desde que las cableras locales y los sistemas satelitales Sky y Direct TV han logrado apoderarse de ese mercado, difundiendo masivamente sus contenidos e imponiendo el sueño americano como referencia única de pensamiento. Sus noticiarios y programas especiales privilegian la información propiciada por “los mercados”, la preocupación obsesiva por las “finanzas personales” y los hobbies y hábitos (inaccesibles para la mayoría de los televidentes) de la “clase ejecutiva”. En complemento, series inspiradas por el concepto de “telerrealidad”, como ER, Desperate Housewives, Sex and the City, Friends o Los Soprano, desde entonces moldean los comportamientos de una parte cada vez más importante de la población de la región, en particular la juventud.

            La gran masa latinoamericana que no puede pagar por el servicio de cable o el satelital, no escapa por ello a dicho control mental, pues los grandes emporios multimediáticos de la región que controlan la televisión abierta (presentes también en la porción de cable y satelital), toman localmente el relevo de las “seis grandes”.

            Dependencia de la programación extranjera

            Si los personajes de Mariana, El derecho de nacer o del Chavo del ocho siguen viéndose en toda América Latina, y las películas de Cantinflas se transmiten aún en distintas televisoras del continente, es por la influencia determinante que Televisa tiene en el continente, al grado que se ha convertido en la “marca” mexicana para la región.

            En ninguna otra parte del mundo una cadena televisiva comercial posee un nivel de concentración tan grande en su país de origen como Televisa, que tiene 65% de las frecuencias de televisión abierta (225 estaciones repetidoras de sus cadenas nacionales –canales 2, 5 y 9– y la metropolitana del canal 4), 68% de las audiencias (el canal 2 es el más visto en el país), 70% de la publicidad en medios electrónicos y 58% de la publicidad en todos los medios.

            Por si fuera poco, controla casi 50 por ciento de la televisión por cable –a través de Cablevisión y sus recientes adquisiciones de TVI y Cablemás–, y controla 95% de la televisión satelital, mediante su inversión mayoritaria (58%) en el sistema Sky.

            Su división de radio, donde Televisa está asociada en Radiópolis con el Grupo PRISA, controla 17 estaciones. En su informe de 2008 a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el consorcio mexicano define como “otros negocios” su reciente incursión en el mundo de las apuestas, así como en el área editorial –especialmente revistas de espectáculos–, que en conjunto suman entre 4.7% y 6% del total de sus ventas.

            Su expansión hacia América Latina se ha realizado por conducto de la empresa distribuidora de contenidos Intermex, con presencia en Chile, Argentina, Colombia, Panamá, Ecuador y Perú.

            Lejos del poder de Televisa, pero en una segunda posición muy fuerte en México y en el continente, TV Azteca, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, cuenta con 43 estaciones locales que difunden la señal de sus dos cadenas nacionales, canales 13 y 7. Además, es propietaria de Azteca America Network, cadena televisiva creada en 2001 y destinada al mercado hispanohablante de Estados Unidos. En 2001 adquirió el canal 12 de El Salvador, hasta entonces uno de los pocos espacios de libertad editorial en ese país.

            La dependencia de la programación extranjera en Televisa y TV Azteca es fuerte, a pesar de que ambos producen casi 65 mil horas anuales de televisión (53 mil de Televisa y 12 mil de TV Azteca). En 2005, 40% de la programación de ambas compañías fue de origen foráneo, básicamente de alguno de los cinco grandes grupos mediáticos de Estados Unidos.

            La dependencia se acentúa en la televisión de paga, donde Televisa es dominante. Alrededor de 80 de las 162 señales más vistas en Cablevisión y Sky son extranjeras.

            El grupo brasileño O’Globo es el más grande de Sudamérica, aunque su influencia se concentra fundamentalmente en su país de origen. Posee la Rede Globo, con 107 emisoras de televisión que alcanzan una cobertura de 90 por ciento del territorio brasileño. El grupo es propietario del periódico de mayor circulación O’Globo y posee 20 emisoras radiofónicas afiliadas a la Central Brasil de Noticias (CBN). Su expansión internacional se ha realizado por conducto de TV Globo Internacional.

            Los dos grupos que concentran la mayoría de la industria multimediática sudamericana de habla española son el argentino Clarín y el venezolano Venevisión, ambos han tenido una gran expansión.

            El Grupo Clarín es una compañía holding que creció en torno a su principal producto: el periódico del mismo nombre, cuya circulación promedio es de 553 mil ejemplares diarios. Se asoció con el diario La Nación, de Buenos Aires, y con el grupo español Vocento para fundar la Compañía Inversora en Medios de Comunicación, propietaria de los principales periódicos de las grandes ciudades argentinas.

            En el sector audiovisual, el grupo controla el Canal 13 y, asociado con Disney y la española Telefónica, creó la empresa cinematográfica Patagonik Film Group. Su expansión hacia otros países se ha realizado por conducto de Multicanal, un operador de televisión por cable con cerca de 1.5 millones de afiliados en Uruguay, Paraguay y la propia Argentina.

            En Venezuela, el grupo dominante está encabezado por Gustavo Cisneros, propietario de Venevisión, la única cadena latinoamericana que rivaliza con Televisa en producción de telenovelas en español. El grupo posee Venevisión Internacional, compañía de entretenimiento, y Venevisión Continental, red de televisión de pago con programas de Caracol, de Colombia, así como Chilevisión y Univisión.

            El imperio mediático de Cisneros es uno de los más grandes a escala continental. Fue socio, junto con la familia Azcárraga, de Univisión, la cadena televisiva de habla hispana más grande de Estados Unidos, es accionista de Imagen Satelital, de Argentina, y Playboy TV Internacional, y en 1995 se asoció con AOL, el principal proveedor de Internet en la región, y con Hughes Electronics, para crear DirecTV Latinoamérica, empresa de televisión restringida con presencia en 28 países.

            Todos los gobiernos progresistas de Sudamérica han sufrido, en mayor o menor medida, el embate de los grandes grupos televisivos estadunidenses o regionales: CNN en español, Venevisión y las televisoras mexicanas no escondieron su simpatía por la oposición venezolana que terminó organizando un golpe de Estado contra Hugo Chávez.

            Desde hace algunos meses, CNN y el grupo Clarín abren su antena de manera desproporcionada a los líderes el agro argentino en su lucha contra el gobierno de Cristina Fernández.

            Surge un fantasma

            La misma concentración, la misma desinformación afecta a América Central, aunque de manera solapada. Fenómeno poco estudiado y documentado es el caso de Remigio Ángel González González, el enigmático empresario mexicano, oriundo de Monterrey, que se ha convertido en uno de los grandes inversionistas de la televisión centroamericana y de la zona andina.

            Con el auspicio de las dictaduras militares en la región durante la década de los 80, Remigio González, mejor conocido como El Fantasma, se convirtió en propietario de cuatro de los cinco canales de televisión abierta en Guatemala, posee una red de dos canales en Nicaragua, tres en Costa Rica, dos en Ecuador, dos en Perú, dos en Paraguay y, en 2007, adquirió el canal 9 de Argentina, provocando una airada protesta de los trabajadores.

            El Fantasma hizo grandes negocios de la nada, a partir del broadcasting –distribución y venta de películas y telenovelas, la mayoría producidas por Televisa–, por medio de un sistema conocido como “empaquetamiento”, que le permite difundir un mismo producto en todos sus canales.

            Ángel González no figura públicamente en ninguna de sus empresas, para evadir cualquier responsabilidad fiscal y política en sus canales de televisión.

            En enero de 2008, la Unión Nacional de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires lo acusó de aplicar “métodos utilizados durante la dictadura militar, al censurar, despedir, filmar, encerrar e impedir que actúen libremente los delegados (sindicales) de la emisora.

            “El actual dueño de canal 9, de ser un simple vendedor de publicidad y de programas de televisión de los canales mexicanos, se ha convertido, en dos décadas, en un magnate de los medios, comprando la mayoría de ellos en América Central”, abundó la unión gremial.

            Organismos como Reporteros sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han acusado a El Fantasma de tener el control de “monopolios disfrazados” de radio y televisión, y de no respetar la libertad de expresión. La revista Fortune calculó su fortuna en 2 mil millones de dólares.

            El “empaquetamiento” promovido por El Fantasma y su compra de medios al sur de México prolonga en América Central y en la región andina el “control de los espíritus” ejercido por las “seis grandes hermanas” y los emporios mexicanos.

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            1) En 1999, 43.4% de los ciudadanos encuestados opinaba que los contenidos televisivos le gustaban “poco o nada”. En 2002, este porcentaje se elevó a 44.7%. En 2005, se incrementó a 58.8%.

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            * Jenaro Villamil es reportero del semanario mexicano Proceso y colaborador de SdP. Este texto lo publicó en Le Monde Diplomatique México de mayo de 2009 y se reproduce con autorización expresa del autor

            Venezuela: Chávez cierra emisoras de radio…

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            CUAL ES EL PROBLEMA DE FONDO…?

            Tienen razón las personas que indican que no solo debiera destacarse el aspecto evidenciado o subrayado por el artículo que se reproduce más abajo, esto es, el del evidente sesgo periodístico. Pero ya mostrar ese sesgo en la prensa internacional, que además es sistemático y permanente, no resulta insignificante.

            CHAVEZ2 El otro aspecto que muchos mencionan es también importante, y en realidad más decisivo que el anterior aunque correlacionado. Nos referimos al por qué de las medidas que promueve el gobierno venezolano en este terreno. Ello se refiere, ni más ni menos, que a la cuestión de cómo resolver por parte de un gobierno progresista, tenga éste los defectos que tenga, el gravísimo problema del control oligopólico de los medios de comunicación por parte de los grandes grupos económicos nacionales o transnacionales, opuestos diametralmente a dicho proyecto progresista. Es decir, cómo resolver el problema de la ausencia de expresión democrática en la sociedad, en el sentido de que no solo tengan capacidad de expresión (de sus posiciones e intereses) los sectores sociales más poderosos, sino también los demás estratos, especialmente los más desposeídos materialmente. Este es en efecto uno de los más cruciales problemas planteados en las democracias contemporáneas, destacado con fuerza por muchos autores, especialmente por N. Chomsky. En Chile, por ejemplo, este es un problema también evidente y vergonzoso, así como en la gran mayoría de los países de la región.

            Todos sabemos que quien controla los medios de comunicación masivos en una sociedad impone en definitiva su hegemonía política y cultural, y no solo el poder político. Este es el problema que trata de resolver Chávez, y tiene toda la razón de hacerlo. Por lo demás, no hay Gobierno ni alianza de clases en el mundo que no pretenda lo mismo. Otra cosa, en este caso, es si el método o la manera utilizada es la más pulcra o la más adecuada. Pero lo importante es que no se trata de un tema sólo periodístico, o jurídico, o de libertad de expresión en general, que de hecho no está amenazada (lo que está amenazado, insistimos, es el control oligopólico de los medios de comunicación). La libertad de expresión en efecto no está amenazada porque los sectores opositores controlan aún una porción ampliamente mayoritaria de dichos medios de comunicación masivos (televisión, prensa escrita, radio, acceso a internet, etc.) en ese país.

            El problema de fondo es entonces estratégico, de muy largo plazo, referido a las posibilidades de un cambio en la hegemonía cultural actualmente vigente, en beneficio de una nueva hegemonía que exprese a un nuevo bloque social mayoritario en ese país, que incluya a las clases subalternas de la sociedad. La ruptura de ese oligopolio comunicacional es por consiguiente una batalla decisiva para lo que ocurra en Venezuela en los próximos años y décadas, y tiene además importancia para toda América Latina. Por ello es que el tema provoca tanto nerviosismo a escala internacional, tanto en América del norte como en Europa.

            E. Aquevedo

             

            CHAVEZ CIERRA EMISORAS DE RADIO

            MaraudeR

            Librexpresion

            Por favor, no se queden sólo con el titular, sigan leyendo…

            A estas alturas supongo que no quedará nadie en el mundo que no sepa que en Venezuela se regulan -por fin- los medios de comunicación. El hecho de que se vayan a cerrar algunos medios por no cumplir la ley pone de manifiesto, una vez más, la HIPOCRESÍA de los medios internacionales en general, y de los españoles en particular. Para esta pequeña demostración podría haber citado cualquiera, pero he escogido el ABC porque ha sido el primero en el que he encontrado ambas noticias.

            Así, en Abril del 2005 el diario ABC titulaba:

            Cerradas 21 TV locales y 33 emisoras que emitían ilegalmente

            La noticia en cuestión -firmada por Mercedes Contreras-, como se puede ver en el enlace, hace referencia al cierre por parte de la Comunidad de Madrid de 21 emisoras de televisión locales y 33 emisoras de radio, así como la imposición de una multa de 1,5 millones de euros (ahí es nada) a una comunidad de vecinos por permitir la instalación de antenas en su azotea sin autorización.

            Nótese que el titular no es "Esperanza Aguirre cierra 21 TV locales y 33 emisoras e impone una sanción millonaria a una comunidad de vecinos". De hecho no se menciona a la Presidenta de la Comunidad de Madrid para nada en toda la noticia. Tampoco se menciona la palabra "censura" ni nada que se le parezca. Lo que si se hace es incidir una y otra vez en la ilegalidad -y no presunta, sino incuestionable al parecer pese a no haber habido juicio alguno- de las emisoras cerradas. Además, en la noticia se añade que "a estas 21 televisiones se sumarán, además, otras 16 […] en relación a las radios de FM la Comunidad va a proceder también al cierre de 33 emisoras ilegales … La selección se ha hecho de acuerdo con el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para una primera fase. La medida se extenderá progresivamente."

            No se recogen declaraciones de representantes de los medios afectados, ni de la asociación de vecinos multada, ni de los responsables de ninguna de las emisoras cerradas, solamente la versión de los responsables del cierre de la Comunidad de Madrid, en la que por descontado no hablan de la gente que se va a quedar sin trabajo ni nada por el estilo.

            En el titular tampoco se recoge en modo alguno que el responsable del cierre es la Comunidad de Madrid, ni que se trata de una primera fase a la que seguirán otras.

            Sin embargo, cuando un hecho similar transcurre en Venezuela los titulares son bien distintos:

            Chávez cierra las primeras 34 emisoras de radio y un canal de televisión

            Y por si quedan dudas de quién es el culpable de esto -como de todo los males del mundo contemporaneo- se pone una fotografía del presidente venezolano cuyo pie de foto reza "Chávez ha cerrado 34 emisoras de radio y un canal de televisión de momento". Además, en el titular se añade "las primeras" para dejar claro que habrá más, cosa que también pasaba con la noticia anterior, pero no pareció que en aquel caso fuera tan relevante como para figurar en el titular.

            En este caso se le da la vuelta al estilo de la noticia anterior por completo: aquí ya no se habla de emisoras ilegales, y la única vez que se menciona "ilegalidad" es para decir que lo ilegal es el cierre de las emisoras -por supuesto sin un sólo dato que sustente esa afirmación-. Y ahora la versión que se omite por completo es la de los responsables del cierre, recogiendo únicamente la versión de los medios afectados, con algunas frases destacadas como, por ejemplo, los trabajadores que supuéstamente se van a quedar en la calle por la aplicación de la ley.

            Aquella, la de Aguirre -perdón, la de Madrid-, una aplicación pertinente de la ley, como debe ser. Esta, la de Venezuela -perdón, la de Chávez- un drama para miles de trabajadores que se quedarán en la calle. Aunque sea exactamente lo mismo.

            Lo verdaderamente trágico es que la práctica totalidad del elenco mediático internacional se comporte con respecto a Venezuela con la misma mezquindad y absoluta falta de rigor.

            http://librexpresion.org/chavez-cierra-emisoras-de-radio