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Chavez: una experiencia político-económica progresista y democrática, pero controvertida…
Chávez, sobre todo, político
Por José Natanson *
Un hombre es siempre muchas cosas. En el caso de Hugo Chávez, beisbolista aficionado, lector voraz aunque de gustos dispersos, militar habituado a ver el mundo en términos de táctica y estrategia, cristiano cada vez más convencido, showman, self-made man, cantor y pintor aficionado…
Podría haber sido, también, un héroe. En la tarde del 11 de abril del 2002 las fuerzas armadas rodeaban el Palacio de Miraflores, luego de que una manifestación antichavista liderada por empleados de Pvdsa se desviara hacia la sede presidencial y se enfrentara a un grupo de partidarios del presidente, con choques entre policías y militares y francotiradores que dejaron dos docenas de muertos de ambos bandos. Con un sector de los militares cercándolo, las comunicaciones con los más leales interrumpidas y un panorama internacional confuso –Estados Unidos y España apoyaban el golpe, la Argentina de Duhalde se oponía, Brasil aguardaba–, Chávez decidió no combatir. Todavía no sabía que sus funcionarios le jurarían lealtad, todavía los canales privados de televisión no transmitían dibujos animados para ocultar a los miles y miles de chavistas que bajaban de las laderas caraqueñas para respaldarlo, y todavía, decisivamente, no era consciente de que una parte importante de las fuerzas armadas, sobre todo de la Marina y el Ejército, se negaban a sumarse a la asonada.
En este contexto confuso, Chávez ordenó a su guardia personal no enfrentar a los militares sublevados y se entregó sin disparar un solo tiro. Al hacerlo, Chávez actuaba racionalmente, midiendo relaciones de fuerza, calculando probabilidades y recurriendo a la enorme astucia de no dejar nada por escrito: se rindió, por supuesto, pero se negó a firmar la renuncia formal que los golpistas nunca pudieron exhibir en público, en uno de esos gestos aparentemente menores pero que revelan la intuitiva sagacidad del verdadero político. Porque renunciando sin combatir, Chávez hacía algo más que evitar el destino trágico de Allende, que se pegó un tiro con la ametralladora obsequiada por los cubanos cuando las tropas de Pinochet entraban a La Moneda. En aquel momento, en una decisión que a la larga se revelaría acertada, Chávez sí renunció a algo: renunció al destino de héroe para ser, desde ahí y hasta el final de sus días, un político.
(Lo interesante es que el consejero definitivo de esa decisión, según el mismo Chávez contaría después, era, él sí, un héroe: Fidel Castro, al teléfono desde La Habana, le sugería que no se inmolara, que se entregara mientras pudiera porque, intuía bien, todavía había chances de un retorno al poder. En una de esas vueltas interesantes que a veces nos trae la historia, el héroe le aconsejaba a Chávez que actuara como un político.)
De entre todos los ángulos posibles para analizar a Chávez, elijo entonces éste: Chávez podrá haber sido un buen o un mal presidente, pero no fue un héroe ni un tirano. Por eso, aunque la tan de moda comparación con Fidel resulte tentadora, también puede ser engañosa: a diferencia del cubano, un exponente de la Guerra Fría que lideró la epopeya de una revolución triunfante a 90 millas de La Florida, Chávez fue un político del siglo XXI que llegó al poder por los votos y se mantuvo ahí 14 años gracias al apoyo popular evidenciado en una seguidilla de trece elecciones impecablemente ganadas.
Y fue también el primer gran líder de la etapa posneoliberal de América latina. Asumió la presidencia en 1999, en plena hegemonía del Consenso de Washington, y comenzó a explorar un camino por el que luego avanzarían otros países. No por una especial clarividencia, o al menos no sólo por eso, sino porque el estallido económico, la crisis social y el derrumbe del sistema de partidos (las marcas de fábrica de la transición pos neoliberal) que en Argentina se produjeron en 2001, en Bolivia en 2003/2004 y en Ecuador en 2004/2005, en Venezuela sucedieron en 1989, cuando el Caracazo cambió para siempre el paisaje de un país que, en la tibieza de una socialdemocracia autocomplaciente, se había creído a salvo de traumas sociales y golpes de Estado.
Desde su llegada al poder y la asombrosa puesta en escena de su primer juramento (“juro por esta moribunda Constitución”, dijo para dejar bien clara su intención de reformarla), Chávez maniobró hábilmente –siempre midiendo, calculando, sopesando– hasta alcanzar, en sus últimos años, un ambicioso proyecto de reforma política, social y en menor medida también económica.
Detengámonos un momento en el balance. Desde el punto de vista social, el saldo es positivo: prácticamente todos los indicadores mejoraron, se los mida como se los mida, en los 14 años de chavismo. Desde el punto de vista económico, en cambio, el balance es más matizado: Chávez no logró romper la monodependencia de un país que sigue exportando básicamente un solo producto –petróleo– a básicamente un solo destino –Estados Unidos–, aunque es lícito preguntarse si alguien podría haberlo hecho con un barril que se obstina en ubicarse por encina de los 100 dólares. Como sea, Venezuela ha registrado un crecimiento desparejo, acumula preocupantes tensiones macroeconómicas (alta inflación, déficit fiscal, un mercado cambiario caótico) y sigue descansando en una estructura productiva más parecida a la de Nigeria o Arabia Saudita que a la de Argentina o Brasil. Desde el punto de vista político, el saldo del chavismo es un formato institucional difícil de definir pero muy novedoso, una especie de hiperdemocracia plebiscitaria en la que la evidente legitimidad del líder convive con no menos evidentes esfuerzos por debilitar el componente republicano –y en menor medida el liberal– propio de cualquier sistema democrático. En concreto: Venezuela es el único país latinoamericano –a excepción de Cuba– que no contempla límites al ejercicio permanente del poder por la misma persona, y al mismo tiempo celebra periódicamente elecciones limpias en las que, cuando el líder pierde, como sucedió en el referéndum del 2007, reconoce su derrota.
Y por último, desde el punto de vista de las relaciones internacionales, Chávez fue el principal impulsor de una integración latinoamericana concebida como una articulación solidaria entre iguales, que no cayó en el típico esquema centro-periferia que caracterizó a las relaciones con Gran Bretaña, Estados Unidos e incluso, por momentos, Brasil, pero que a la vez encontró enormes dificultades para cristalizar en acuerdos concretos y duraderos. Una integración presidencial que aún no ha coagulado en procesos institucionalizados a la altura de sus intenciones (no tenemos ni Banco del Sur ni moneda única ni aduanas armonizadas ni un Parlamento), pero que de todos modos supone un desafío a Estados Unidos. Pero un desafío contenido, administrado. Sucede que, pese a su prédica antiimperialista, Chávez evitó jugar con los dos temas más sensibles en la estrategia exterior de Washington (cooperó siempre en materia de lucha contra el narcotráfico y no mantuvo con las FARC más contactos que los necesarios para resguardar sus fronteras, como por otra parte también hace Brasil), en el contexto de una relación comercial estable y mutuamente beneficiosa (la única vez que Chávez dejó de enviar petróleo al imperio fue –paradojas de la historia– cuando la oposición conservadora paralizó Pdvsa).
Resulta difícil, en medio de la avalancha de análisis y tras 14 años en el poder, ensayar un balance del chavismo. Lo central, creo, es evitar que las necesarias miradas panorámicas oculten los matices y las contracciones de un régimen que podrá ser de trazo grueso, pero al que el trazo grueso no alcanza para describir. Y que además –aunque apenas se reconoce– fue mutando en el tiempo, de la fascinación inicial con la tercera vía al socialismo del siglo XXI, por motivos totalmente comprensibles: a diferencia de Evo Morales y Lula y al igual que Rafael Correa, Chávez llegó al poder sin un partido, un movimiento social o una confederación sindical que lo respaldara, y quiso emprender cambios profundos basándose sobre todo en su voluntad y su carisma. Y ahí se encontró con la paradoja –otra más– de intentar implantar el socialismo, aun el del siglo XXI, en una sociedad amansada en una cultura económica rentista, con una estética que no es la única, por supuesto –porque Venezuela también es cuna de escritores y pintores geniales–, pero sí la dominante, de nuevo rico a lo Catherine Fulop; una revolución en el país que consume más whisky escocés per cápita del mundo (aunque no produce ni una gota y aunque sí fabrica un ron excelente), donde se venden más Hammers (a 80 mil dólares cada una) que en Estados Unidos y cuya capital se ha ido convirtiendo en la ciudad más insegura de Sudamérica (¡más que Río!), a pesar de que los índices de desigualad han mejorado (en una de esas contradicciones que ponen en crisis las verdades de los sociólogos, Caracas es una ciudad más igualitaria pero más peligrosa).
Volvamos al principio. Como el resto de los presidentes del giro a la izquierda latinoamericano, Chávez supo combinar gobernabilidad económica con estabilidad política e inclusión social, trípode en el que descansa la legitimidad de esta nueva camada de líderes. Fue, de todos ellos, el que llevó más lejos su vocación transformadora, aunque las reformas no siempre hayan funcionado y aunque muchas de ellas tengan pies de barro. Manteniéndose dentro de las amplias fronteras de la democracia y el capitalismo, Chávez tuvo la vocación de los grandes políticos que quieren estirar la cuerda al máximo, y en el camino chocó, una y otra vez, con la realidad de un país que lo quiso tanto como lo odió. Sin caer en disquisiciones de hegelianismo para aficionados acerca del Hombre y la Historia, si el sujeto o la estructura, digamos por último que Chávez fue la expresión más potente de un proceso que lo trasciende, histórica y geográficamente. Sus límites fueron los de Venezuela y los de las revoluciones impuestas desde arriba.
* Director de Le Monde diplomatique, Edición Cono Sur. http://www.eldiplo.org
El balance económico de Chávez
El país que recibió Hugo Chávez al llegar a la presidencia, en 1997, se destacaba por la extrema desigualdad y la destrucción del tejido productivo. Los logros y el nuevo desafío.
Por Raúl Dellatorre
No debe haber resultado sencillo transformar una economía en la que una cuarta parte de la población (26 por ciento) se encontraba en la pobreza extrema, el 15 por ciento de los trabajadores desempleados y, de los que tenían trabajo, más de la mitad (54 por ciento) lo hacían fuera de la legalidad. Esta era la situación de la economía venezolana hacia fines de la década del ’90, cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia para reemplazar a Rafael Caldera, último representante del bipartidismo socialcristiano (Copei) y socialdemócrata (Acción Democrática) que mantuvo durante décadas, alternándose en el poder, la situación de concentración de la renta petrolera y desigualdad, de liquidación del desarrollo industrial y agrícola, y la ausencia de los más elementales servicios sociales responsabilidad del Estado, como salud y educación.
La transformación de esa economía, sin embargo, se logró. En base a un proceso revolucionario cuyo primer objetivo estratégico fue recuperar el control de Pdvsa, la poderosa petrolera estatal cuya línea gerencial se resistió por más de un lustro (hasta después del intento de golpe de 2002) a obedecer las directivas del poder político democrático. Paralelamente, se de-sarrollaba un ambicioso (más aún teniendo en cuenta las limitaciones presupuestarias, sin acceso en los primeros años a la totalidad de la renta petrolera) programa de alfabetización y de instalación de centros de salud en toda la extensión del territorio venezolano.
La reconstrucción del tejido productivo demandó recomponer una matriz desarticulada. Un ejemplo conocido es el de la producción de mineral de hierro, que se vendía a precio subsidiado a la industria siderúrgica, para que ésta produjera bienes intermedios (chapas y perfiles) que se exportaban a Estados Unidos a precio libre. Mientras tanto, la construcción debía proveerse en el exterior de los insumos siderúrgicos necesarios, pagando precios elevadísimos o requiriendo subsidio estatal. El intermediario que se quedaba con los mayores beneficios era una empresa monopólica, Sidor. Obviamente, la solución fue renacionalizarla (había sido privatizada por gobiernos anteriores). Lo curioso es que hubiera críticas a esta respuesta política del Estado.
Pdvsa no había dejado de ser estatal, pero su asociación con capitales privados extranjeros la convirtió en un actor más de la política petrolera depredatoria del medio ambiente. Muchas tierras antiguamente dedicadas a la agricultura fueron abandonadas entre las décadas del ’70 y del ’90 a medida que avanzaban las torres petroleras sobre las costas del lago de Maracaibo, y los territorios de Anzoategui y Monagas. La consecuencia fue el éxodo de la población rural o su condena a la miseria, con la formación de amplios cinturones de pobreza.
Hugo Chávez supo recurrir a la cooperación internacional, con orientación hacia un proyecto regional, para revertir la situación. Los médicos y maestros cubanos fueron una presencia notable que caracterizó los primeros años del proceso, así como los técnicos en materia agrícola de origen argentino lo fueron en la segunda etapa, de “reinstalación” de una economía rural. Cuando la Revolución Bolivariana recuperó el manejo del recurso petrolero, Chávez devolvió esos favores con un suministro permanente de recursos energéticos a Cuba y prestando ayuda financiera a la Argentina.
Si en sus primeros años de gobierno la Revolución Bolivariana había dado gestos de la orientación buscada, el fallido golpe en su contra de abril de 2002 impulsó las decisiones que hacían falta para profundizar el proceso. La derrota de los golpistas dejó al desnudo a los enemigos de la Revolución desde adentro, dando la oportunidad de desplazarlos y despejar el camino. Ese paso se tradujo en los resultados macroeconómicos de los años posteriores: desde fines de 2003 hasta mediados de 2008, Venezuela logró 23 períodos trimestrales de crecimiento consecutivo. El record se rompió por el impacto de la crisis mundial, pero la economía retomó la senda a partir del segundo trimestre de 2010. En 2011 ya obtuvo un crecimiento de 4,2 por ciento y en 2012 de 5,5 por ciento.
Menos dependiente de productos intermedios y finales que una década y media atrás (cuando “casi todo” lo que se consumía era estadounidense o colombiano), pero todavía altamente dependiente de las divisas que genera el petróleo, Venezuela dispuso una fuerte devaluación y un desdoblamiento cambiario el último 8 de febrero, como parte de una serie de medidas que buscan corregir desequilibrios externos y mantener el equilibrio entre las políticas de promoción de la producción y el empleo, y los ambiciosos programas sociales de inclusión con fondos públicos.
El desempleo bajó a menos de la mitad (del 15 al 7 por ciento) en una década y media, y la pobreza extrema a casi una cuarta parte (del 26 al 7 por ciento). La informalidad laboral descendió del 54 al 43 por ciento (con leyes de protección laboral para los trabajadores formales que antes no existían). Indicadores y tendencias que sólo podrán consolidarse si quienes asumen la conducción del proceso logran superar su principal de-safío: derrumbar, ya sin la presencia de su líder, la resistencia de un poder económico local y extranjero que no está dispuesto a resignar el terreno perdido.
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Encuesta CEP: Piñera crece sólo 3 puntos (de 24% a 27%) y Bachelet mantiene «aplastante ventaja» (50%)… [Actualizado]
Representación y legitimidad: el desplome del poder
En indiscutido mal pie quedan toda la clase política —salvo Bachelet—, luego de la encuesta de ayer. Y aunque todos hablan de recambio y asumen el hastío de los votantes con la política tradicional, la vorágine electoral dejará el rompecabezas para el próximo gobierno. Mientras el establishment pone cara de circunstancia, el elástico sigue estirándose.
por MARCELA JIMÉNEZ

Nadie recuerda una encuesta CEP en que ninguno de los actores políticos registrara un alza en la evaluación positiva. Por el contrario, casi todos —salvo el presidenciable Andrés Velasco que se mantuvo— cayeron en este ítem. Es cierto que la ex Presidenta Michelle Bachelet tiene una alta evaluación positiva (76%) y el “ministro-presidenciable” Laurence Golborne también (62%) ambos cayeron siete y seis puntos respectivamente en los últimos cuatro meses. Dicho desplome lo encabeza el senador PPD, Guido Girardi que cae 9 puntos, seguido por sus pares de la DC, Ignacio Walker y Ricardo Lagos Weber que bajaron 8 puntos e incluso, la dirigente estudiantil Camila Vallejo está en la lista con 5 puntos menos.
Estas cifras son una prueba —según los analistas— del agotamiento de la gente con la clase política en general, del desgaste de la elite, pero son sólo la punta del iceberg. Un 54% califica de regular nuestra democracia, sólo un 17% cree que ésta funciona bien, los niveles de confianza en los partidos políticos está casi en el suelo (6%) y el Congreso no está mucho mejor, ya que en los últimos dos años ha caído del 28% al 10%.
Si la confianza en los sindicatos (18%) es baja, es complejo que los niveles de ésta en instituciones como el gobierno (23%), municipalidades (25%) y el Ministerio Público (15%) no supere un cuarto de los encuestados.
El director del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, recalca que esta brecha entre la clase política y la gente comenzó a principios de la década del 2000, tuvo su primer momento de expresión concreta con el movimiento de los pingüinos y que es consecuencia de un conjunto de factores. “El sistema binominal genera una representación deficiente de los intereses ciudadanos; hay un problema constitucional por los vetos que ejercen con los quórums en el Congreso que por veinte años han impedido reformas necesarias y un sistema de partidos, donde prima el criterio de las facciones y el clientelismo, con una elite maneja los partidos”, precisó.
Según Claudio Fuentes, “un próximo Presidente, debería convocar a una comisión plural, que piense la fórmula para una nueva Constitución. La sociedad chilena tiene que pensar reglas del juego que garanticen estabilidad pero también participación”, recalcó. El momento propicio es el inicio de una nueva administración, cuando todo nuevo Mandatario goza de una “luna de miel” política que le da una suerte de mayor piso para impulsar algunos temas.
La lectura que hace Fuentes es coincidente con cifras de la CEP como la del 49% considera que el binominal debería cambiarse o la suerte de caída libre en que están las coaliciones políticas tradicionales. Un 60% no se identifica con ningún conglomerado político, sólo un 18% con la Concertación, un 12% con la Alianza y un 6% con el Juntos Podemos, sin contar que un 58% rechaza como la oposición ha desarrollado su papel y un 49% desaprueba la forma que la Alianza juega su rol político.
Es indiscutido el mal pie en que esta la clase política, aunque no por eso, en ella no existe seria preocupación y ya algunos, no muchos la verdad, prenden las alarmas. El candidato presidencial,Andrés Velasco dijo ayer que es evidente “el desplome del establishment político” y que ello refleja la necesidad de un recambio, porque hay “hastío de los votantes con la política tradicional, y están pidiendo alternativas”
Para el timonel del PS, Osvaldo Andrade, “el prestigio de las instituciones está en un nivel de precariedad” y ante ello no se puede estar tranquilo. “Cuando hay una crisis de las instituciones, de la presidencia y el gobierno, urge un dialogo político entre todos los sectores”, agregó.
El escenario es complejo y si bien no se habla de estar ad portas de un estallido social, hay síntomas preocupantes como el hecho de que las instituciones democráticas son “bypaseadas” para la búsqueda y solución de conflictos. “Eso sucede cuando el Presidente de la República llama por teléfono a un empresario para solucionar un conflicto medioambiental, bypaseando la institucionalidad que existe para resolver esos problemas o que los parlamentarios legislen más reaccionando al ritmo de la coyuntura, dejando de lado el debate político de fondo”, acotó Fuentes.
NUEVAS REGLAS
Con las municipales de octubre se entrará en una vorágine electoral que sólo terminará cuando se elija, a fines del próximo año, al siguiente Presidente y un nuevo Congreso. El punto es que a pesar de algunos cambios “cosméticos” como la inscripción automática y el voto voluntario para “mejorar la participación”, no se augura una avalancha de electores en ninguno de estos comicios: sólo un 50% dice que votará con toda seguridad para elegir alcalde y concejales y un magro 57% afirma con certeza que sufragará en las presidenciales y parlamentaria del 2013.
Considerando que el desgaste es para toda la clase política, el decano de la facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, advierte que “sea cual sea el próximo gobierno, tendrá la tarea de comenzar a restablecer las confianzas ciudadanas en la institucionalidad”
Una idea compartida por Fuentes. “Un próximo Presidente, debería convocar a una comisión plural, que piense la fórmula para una nueva Constitución. La sociedad chilena tiene que pensar reglas del juego que garanticen estabilidad pero también participación”, recalcó.
El momento propicio es el inicio de una nueva administración, cuando todo nuevo Mandatario goza de una “luna de miel” política que le da una suerte de mayor piso para impulsar algunos temas.
Los actuales inquilinos de La Moneda no pueden, dado el rechazo sistemático de uno de sus principales aliados, la UDI, a las reformas constitucionales pendientes, la baja evaluación ciudadana al gobierno y en la recta final de su mandato. En concreto, dijo el académico de la UDP, “Piñera no tiene capacidad para hacerlo, la derecha no quiere cambiar el statu quo, por eso se molestó tanto con la DC e Ignacio Walker que se abrió a la idea de la asamblea constituyente, porque eso implica cambiarlo”.
Bachelet mantiene aplastante ventaja y aprobación a Piñera sube levemente

Así lo revela la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), donde la ex jefa de Estado registró un 50% de las preferencias ante la pregunta: ¿Quién le gustaría a Ud. que fuera la o el próximo presidente de Chile? Le sigue el actual ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, con un 9 por ciento.
En abril pasado la ex mandataria registró un 51% y el secretario de Estado un 7%. En el tercer lugar de las preferencias se encuentra el líder del PRO, Marco Enríquez-Ominami con un 4%; y en el cuatro lugar aparecen empatados con un 2% el ministro de Defensa, Andrés Allamand, y el economista, Franco Parisi.
Ante la pregunta ¿Quién cree que será el próximo Presidente de Chile?, un 49 por ciento de los consultados dijo que se inclinaba por la ex jefa de Estado, mientras un 8% manifestó su preferencia por el titular del MOP.
En tanto, la gestión del gobierno obtuvo un 27%, es decir, tres puntos más de la gestión anterior (abril). Mientras un 52% desaprueba la manera en que está ejerciendo su administración.
En tanto, ante la interrogante: ¿Quién debiera ser el candidato de la alianza? los resultados fueron los siguientes: Laurence Golborne con un 26%, Andrés Allamand con 7%, Pablo Longueira 2% y Bachelet con 2%. Ante la pregunta ¿Quién debiera ser el candidato de la Concertación?: Bachelet con un 46%, Andrés Velasco con un 2%, José Antonio Gómez con un 1%.
Interrogados por la decisión de votar por… las personas sondeadas dijeron: 46% Michelle Bachelet, 14% Laurence Golborne, 5% Marco Enríquez-Ominami, 4% Andrés Allamand, 3% Ricardo Lagos Weber y cierra la lista con un 1% el economista Franco Parisi.
Un 18% se identifica con la Concertación y un 12% con la Coalición por el Cambio. 60% no se identifica con sector político alguno. La instituciones mejor evaluadas son Carabineros (50%), Fuerzas Armadas (53%), Radios (51%), más abajo la Iglesia Católica (32%), diarios (32%), Televisión (31%), Movimiento Estudiantil (30%) y Gobierno (23%).
El 49% de los consultados se mostró a favor de cambiar el sistema binominal y un 42% cree que la educación debe ser gratuita, mientras un 45% cree que debe serlo para los más pobres. Sólo un 3% dice que no debe ser gratuita.
Las principales preocupaciones para los chilenos son la Delincuencia (50%), Educación (46%) y Salud (42%).
(EL MOSTRADOR.CL)
Pese a intenso despliegue comunicacional Piñera no llega al 30% de aprobación
Los días previos desde Palacio se había insistido en que estaba todo dado para llegar a ese umbral, considerando que en la Adimark de principios de agosto, se había mantenido la tendencia alza marcando un 36 por ciento de aprobación. La confianza del gobierno se basaba en una seguidilla de planificados golpes comunicacionales, como el despliegue de Piñera por los matinales de TV anunciando la baja de la pobreza en la Casen.

Un sabor amargo en la boca. Esa fue la sensación en La Moneda al conocer los resultados de la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) que arrojó un 27% de aprobación a la gestión del Presidente Sebastián Piñera, tres puntos más que en la medición de abril, cierto, justo en el límite del margen de error. Pero así y todo, fue inevitable que las cifras se sintieran en Palacio como un balde de agua fría, cuando comprobaron que no habían logrado superar la meta del 30% que en días previos al sondeo, filtraron, convencidos del éxito de la estrategia comunicacional que se desplegó desde los primeros días de julio, justo cuando se realizaba el trabajo de campo de la muestra.
Mientras el Presidente Piñera —acompañado del ministro de Economía, Pablo Longueira— estaba en el patio de los cañones en una concurrida pauta de entrega de “capital semilla” a un grupo de emprendedores, el grueso de los asesores que asistían al acto estaban atentos a sus celulares esperando conocer las cifras de la CEP, que al gobierno llegaron con sólo diez minutos de anticipación.
Los días previos desde Palacio se había insistido en que estaba todo dado para llegar al umbral del 30% considerando que en la Adimark de principios de Agosto, se había mantenido la tendencia alza marcando un 36 por ciento de aprobación, señal que interpretó como un freno de los resultados a la baja. Precisamente, la confianza del gobierno se basaba en el intenso despliegue comunicacional que se efectuó mientras la CEP estuvo en terreno, desde el 5 de julio al 9 de agosto.
En esas fechas, por destacar las principales actividades, el Presidente Piñera anunció que 650 mil inscritos en Fonasa podrán decidir dónde atenderse, citó a presidentes de la Alianza a desayuno en la Moneda para ver proyecto de salario mínimo, promulga la Ley Antidiscriminación, se dieron a conocer los resultados en varios días consecutivos de la Encuesta Nacional de Caracterización Socioeconómica (Casen) en que anuncia que su gobierno logró bajar la pobreza en un 0,7% y promulga la ley que anticipa el pago del bono Bodas de Oro, junto con la aprobación del salario mínimo en el Congreso.
Dado el esfuerzo, en La Moneda reconocían que las cifras “no fueron buenas, debió ser más alta la aprobación” y desde la Alianza, coinciden en que la cosecha “no estuvo a la altura del feroz despliegue que se hizo, ya que se debió tener un mejor resultado”.
El problema estuvo, reconocieron en el gobierno, en fijarse un umbral del 30% y filtrarlo a los medios, porque con ello se autoimpusieron una meta, que a todas luces no se cumplió. En Palacio afirman que “se pecó de exitismo” y que, a todas luces, ello se debió a que hay una “suerte de microclima” en La Moneda, que claramente no está en sintonía con lo que pasa fuera de las paredes de la sede de Gobierno.
El decano de la facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, precisó que, si bien es efectivo que “hay un cambio de tendencia, pero todavía es leve (…), hay que ver con qué velocidad este cambio se desarrolla y consolida los próximos meses”. En todo caso, reconoció que “la sintonía ambiente decía que se llegaba al 30% y, en ese sentido, efectivamente para el gobierno no fue un buen resultado” esta encuesta.
El académico Damián Trivelli añadió que fue evidente que Piñera “hizo todo lo posible, atrasaron la Casen para que coincidiera con el trabajo de campo de la CEP, hubo un fuerte despliegue de estrategia comunicacional y de recursos, a través de los bonos, se puso todo, pero no lograron subir”.
Ante el evidente autogol del gobierno al no pasar su propia meta, la salida pública fue centrar el acierto en el cambio de tendencia. El ministro Andrés Chadwick —con quien Piñera revisó las cifras de la encuesta en las oficinas de la SEGEGOB— declaró que “la gente empieza a percibir que las cosas pueden estar mejor, eso se está marcando en esta tendencia al alza. Lo importante es medir las tendencias, si me lo preguntan, hubiese deseado subir más, tener una adhesión mayor, pero lo serio es que la tendencia de las últimas encuestas, es que el gobierno va subiendo, la tendencia va hacia arriba, es lo que nos importa”.
¿LA PIEDRA DE TOPE?
Efectivamente el rechazo a Piñera disminuyó del 59% en abril a un 52% en la encuesta de ayer, pero la evaluación de los atributos del Presidente Piñera sigue siendo el talón de Aquiles. Un 73% dijo en la CEP que lo considera lejano, un 63% asegura que no le tiene confianza, un 64% que actúa sin destreza y un 68% que lo ha hecho con debilidad.
Por destacar las principales actividades, el Presidente Piñera anunció que 650 mil inscritos en Fonasa podrán decidir dónde atenderse, citó a presidentes de la Alianza a desayuno en la Moneda para ver proyecto de salario mínimo, promulgó la Ley Antidiscriminación, se dieron a conocer los resultados en varios días consecutivos de la Encuesta Nacional de Caracterización Socioeconómica (Casen) en que anuncia que su gobierno logró bajar la pobreza en un 0,7% y promulgó la ley que anticipa el pago del bono Bodas de Oro, junto con la aprobación del salario mínimo en el Congreso.
Desde hace meses que se ha insistido —y finalmente el Presidente acató la estrategia— en un modelo comunicacional que apuntaba a “proteger” la imagen presidencial, evitando que Piñera opinara de todos los temas y concentrando sus apariciones sólo a pautas de anuncios positivos, temas de Estado, de país, como la política internacional o los logros económicos.
Dicho esquema varió con los anuncios de la Casen con que el gobierno aseguró que logró bajar la pobreza, ya que instalaron a Piñera en la primera fila, en circunstancias que desde el mismo día que se conocieron las cifras, fueron públicamente cuestionadas y puestas en tela de juicio por la oposición, en especial por el mundo académico.
Para Guzmán, es evidente que hay “aspectos” del Presidente como “la confianza y la credibilidad que son difíciles de cambiar y ese es un flanco débil para el gobierno”. En ese sentido, subraya que la estrategia de protegerlo “quedó en nada con la Casen que lo volvió a la primera fila”.
Trivelli —quien es el coordinador del reciente estudio de la Universidad Diego Portales “Análisis de las Declaraciones de los Políticos en los noticieros centrales”— el factor de los atributos del Presidente es clave. “En julio Piñera tuvo 92% de menciones positivas en los noticieros, once puntos más que en junio. Las cifras que obtiene en confianza demuestran que da lo mismo lo que diga, la gente tiende a desconfiar, la letra chica ha calado en profundidad”.
El analista y consultor Carlos Correa agregó que “el problema de Piñera es que cuando habla la gente no le cree, su credibilidad es baja, lo que haga estará siempre teñido por ese cartel de desconfianza. Este es un gobierno que los últimos tres meses ha gobernado solamente con cuñas comunicacionales, no gobiernan, no generan acuerdos. La gente no le cree al Presidente y es más fácil construir las confianzas, que recomponer las que se rompieron, como es en este caso”.
POCA NOVEDAD EN EL FRENTE
El escenario presidencial que arrojó la CEP no varió mucho en relación a la muestra de abril, ya que Michelle Bachelet se mantuvo con una aplastante ventaja que alcanzó el 50% entre quienes les gustaría que fuera el próximo Presidente, mientras que su más cercano contrincante, el ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, sólo llegó al 9%, dos puntos más que hace cuatro meses, pero se enmarcan en el margen de error de la muestra. Marco Enríquez Ominani tiene un 4% y el ministro de Defensa, Andrés Allamand, quedó en el 2%, junto con el economista Franco Parisi.
Según Trivelli, queda claro que con miras a la carrera presidencial del 2013, lo mejor que puede hacer Piñera en favor de los candidatos del oficialismo es dar un paso al lado. “Debe dejar en libertad de acción a sus presidenciables, no salir del gobierno porque aún no les conviene, sino que se desempeñen fuera de su alero, es la única posibilidad para que crezcan, que no contamine a los candidatos de la Alianza poniéndose al lado”.
No es el único que piensa eso. El vicepresidente de RN, Manual José Ossandón, aseguró ayer que con los resultados de la CEP quedó claro que “este gobierno hundió a los presidenciables, que juntos suman apenas un 11 por ciento, es un despropósito para un gobierno que tiene un aparataje casi de tres años. Quiero preguntarle a los que andan celebrando estos resultados, debido a que Piñera subió tres puntos, ¿por qué ningún candidato en estas municipales se quiere sacar una foto con el Presidente?”.
Chadwick declaró que “como gobierno oficialmente no nos vamos a pronunciar sobre el mejor método para que Alianza elija su candidato, queremos respetar la institucionalidad de los partidos”. Pero ninguno desconoce en privado en La Moneda que son pocos los que creen que efectivamente se llegará a una primaria entre la UDI y RN para definir el candidato presidencial.
En Palacio consideran que ya que Longueira está prácticamente fuera de competencia —tiene un 65% de rechazo— si la distancia entre Golborne y Allamand llega al margen de los quince puntos, las primarias son un ejercicio que no vale la pena.
Longueira, en pleno patio de La Moneda, en tanto se daban a conocer los resultados de la CEP, respondió categórico: “Para que una primaria tenga credibilidad ante la ciudadanía, tiene que haber candidatos competitivos, de lo contrario no tiene ningún efecto”. Y cuando Longueira lo dice, rara vez no suceden así las cosas.
(EL MOSTRADOR.CL)
El ideario neoliberal en la era de la superchería…
La crisis en Europa ha atravesado varias etapas y ahora ha llegado la fase de la discusión política. Es la fase que más temen el establishment, el sistema bancario y las grandes corporaciones y centros de poder. Se nota en la prensa internacional de negocios. Esta es la etapa más importante porque en ella se abre la controversia política y los pueblos comienzan a deliberar sobre su futuro. Recuperan la palabra, la conciencia histórica y piensan su destino. Al poder establecido le repugna este momento democrático y buscará distorsionarlo y corromperlo de mil maneras.
Cuando la crisis comenzó con el colapso inmobiliario en Estados Unidos, la economía europea fue la primera en sufrir el coletazo. La bursatilización de activos tóxicos estadounidenses había sido el medio de contagio en el sistema bancario y financiero europeo. El primer síntoma fue el colapso de los bancos BNP Paribas (septiembre 2007) y Northern Rock (nacionalizado en febrero 2008). El congelamiento en el mercado de dinero interbancario hizo lo demás: la correa de transmisión condujo a una caída en la inversión y la demanda final. La corrosión en el sector financiero fue seguida de un freno en la actividad de la economía real (no financiera).
La segunda fase de la crisis arranca con la caída en el nivel de actividad y la reducción en los ingresos tributarios. Al mismo tiempo, la coordinación en el seno del G-20 llevó a un aumento en el gasto público para estimular la economía y mitigar el efecto de la caída en la demanda agregada. La contracción en los ingresos tributarios y la expansión en el gasto público se combinaron para incrementar fuertemente el déficit fiscal. Y como la arquitectura de la unión monetaria impide al Banco central europeo (BCE) financiar a los gobiernos de la zona euro, no quedó más remedio que acudir a los mercados financieros, en cuyas aguas los tiburones están cebados. Por eso esta segunda etapa de la crisis se presenta para muchos como una crisis de endeudamiento de los gobiernos. Pero esa no es su verdadera naturaleza.
La evolución de la crisis no es lineal. Las diversas caras de la crisis coexisten: la nacionalización de Bankia en España confirma que el sistema bancario en Europa está dañado y tendrá que seguir en cuidados intensivos. La primera fase de la crisis no pasó en vano, y la austeridad no sólo no arregla nada sino que agrava las cosas. La restricción fiscal ya condujo a la recesión y ahora viene la movilización política para evitar que los daños lastimen a la población europea.
Mucho se ha escrito sobre el triste estado de la teoría económica convencional. No pudo prever la crisis porque es esencialmente un discurso ideológico y para hacer la apología del régimen neoliberal lo que menos se quería era hablar de la inestabilidad intrínseca del capitalismo. Confrontada con el fenómeno del desempleo esa misma teoría estándar siempre insistió en que la culpa la tenían los sindicatos y cualquier forma de protección laboral. Es el mito de la rigidez de precios que sigue siendo el arma predilecta de propaganda política neoliberal.
Por eso, pasada la primera sorpresa los portavoces del poder neoliberal recuperaron la iniciativa y relanzaron su discurso en contra del gasto público y a favor de las reformas estructurales. El neoliberalismo reconoció rápido la oportunidad para una nueva guerra contra el estado de bienestar. La contraseña en esta nueva ofensiva es la palabra austeridad. Los economistas saben desde hace mucho tiempo que aplicar un régimen de austeridad en una contracción económica es la mejor receta para hundir una economía en una depresión. Pero aquí no importa que el diagnóstico sea equivocado y que la medicina de la austeridad esté contraindicada. Los poderes en la Unión Europea, en el BCE y en el Fondo monetario internacional (FMI) sólo piensan en rescatar el programa neoliberal.
El castigo contra los pueblos de Grecia, España, Portugal e Italia muestra claramente la naturaleza podrida de su proyecto. A los poderes establecidos no les interesa la democracia, ni los ciudadanos de la Unión Europea. El pueblo es material gastable porque lo único que cuenta en este momento es salvar el proyecto neoliberal.
De cara a las elecciones del 17 de junio, Alexis Tsipras, dirigente de la formación de izquierda radical Syriza, tiene razón al señalar que el fundamento de Europa es la democracia y la solidaridad, no un pacto organizado alrededor de los dogmas de la austeridad fiscal y la estabilidad de precios. No hay que equivocarse, ésta es la crisis de un modelo económico basado en la especulación y la explotación, no la crisis del estado de bienestar. La lucidez de los pueblos acabará con la superchería neoliberal. La moneda única debe tener otro fundamento y, en todo caso, no se va a salvar con el dogma de la austeridad neoliberal y la destrucción del estado de bienestar en Europa. En América y en Europa, una nueva economía debe construirse sobre las ruinas del proyecto neoliberal
Camila Vallejo: "Me gustan Evo Morales y Correa". Entrevista y aclaración posterior…
ROCÍO MONTES ROJAS 15/01/2012
"Estoy cansada física y mentalmente. Siento una carga muy grande. La gente quiere que tenga respuesta para todo y tienen la expectativa de que voy a cambiar Chile, yo sola. En la calle me gritan: ‘¡Los apoyamos, no nos abandonen!’. Pero la responsabilidad, chucha, es de todos. Yo soy solo una joven de 23 años…".
Cuando Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling intenta volver a ser la veinteañera desconocida de hace un año, apaga su móvil destartalado y se traslada a una casa del Cajón del Maipo, una localidad en la precordillera, a unos 52 kilómetros de Santiago. Fue lo que hizo el 31 de diciembre junto a un pequeño grupo de amigos para pasar la Nochevieja. El Partido Comunista, donde milita desde los 19 años, ofreció al día siguiente el tradicional caldillo de congrio con el que festeja la llegada del Año Nuevo junto a la prensa. Pero la icónica dirigente universitaria, protagonista del movimiento estudiantil chileno, amante del rock clásico y la bossa nova, del hip-hop y la cumbia, no acudió a la celebración.
En diversos lugares del planeta la han descrito como la joven y bella revolucionaria que ha cambiado la topografía del debate político y social chileno en tan solo nueve meses. La estudiante de Geografía ha sido comparada con el Che Guevara y La Pasionaria. Ha recibido hasta treinta peticiones diarias de entrevistas. Un jubilado de la ciudad de Valparaíso se tatuó su rostro en el brazo. Un cantante alemán le compuso una canción que subió a YouTube. Pero, sin contabilizar la fama que la precede, y su belleza alabada por hombres y mujeres, Camila Vallejo parece ser una joven normal que se apasiona e indigna por los mismos motivos que la mayor parte de su generación.
La entrevista se realiza en la sede de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), de la que ella es vicepresidenta. Es una casona grande y antigua, ubicada en el centro de Santiago, donde en los años setenta funcionó el cuartel general de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía política de la dictadura de Pinochet. En el cuartel tenía su oficina Manuel Contreras, condenado a presidio perpetuo por crímenes de lesa humanidad. Camila Vallejo no recuerda nada de esos años. El 11 de marzo de 1990, el día que terminó el Gobierno de Pinochet, ella tenía un año y nueve meses.
Pregunta. ¿Qué le evoca la palabra dictadura si no la vivió?
Respuesta. La imagen que me he construido a partir de los relatos es la del temor constante. Dormir con ropa por el miedo a que te vinieran a buscar por la noche, los disparos en las poblaciones, las reuniones clandestinas. Finalmente, la generación que vivió a flor de piel ese periodo quedó traumatizada, producto de esa represión. Y por esta razón, ya llegada la democracia, comenzó a reinar el individualismo y la idea de que es mejor no meterse en política, porque no siempre las cosas terminan bien.
P. ¿Qué diferencia a su generación de la de sus padres?
R. Nuestra generación no tiene temor. Y por eso, a diferencia de nuestros padres, no nos cuesta denunciar que en Chile hay abuso, represión, que los empresarios están robando y que los políticos muchas veces son unos sinvergüenzas.
Chile ha cambiado bruscamente en los últimos meses. El descontento que la población acumulaba desde hace años ha tomado forma de protestas, huelgas y cacerolazos. Los jóvenes salieron a la calle para exigir educación pública gratuita y de calidad. El conflicto desbordó al Gobierno del presidente Sebastián Piñera. Fue perdiendo poco a poco popularidad, hasta llegar a un 23% a finales de 2011. El centro izquierda, que estuvo en La Moneda durante 20 años, quedó paralizado. Camila Vallejo se transformó en el principal rostro de la metamorfosis. Blindada por un grupo de guardaespaldas, la universitaria de ojos claros y piercing en la nariz encabezó cientos de marchas.
La indignación chilena no es fruto de una crisis económica. Este país crece a un ritmo del 6%. La pobreza pasó de un 45% a un 15% entre 1987 y 2009. Sin embargo, el 10% de los chilenos más ricos gana 27 veces más que el 10% más pobre, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). "Hay profundas inequidades sociales, poca democracia y un nivel intolerable de abusos", dice Camila Vallejo mientras revuelve lentamente una taza de café.
"Trabajamos muchas horas al día, somos esclavos de las deudas, nos estafan en las cuentas de luz y de agua y, como no tenemos tiempo para el ocio, tampoco reclamamos por las cosas que nos parecen justas. Hemos acumulado frustración y descontento. Todo eso fue lo que estalló en 2011. Chile despertó y nosotros estamos aquí para cuestionar, combatir y no seguir reproduciendo el sistema", explica.
P. Chile es uno de los pocos países del mundo donde no es legal el aborto terapéutico. ¿Cree que es justo que en el extranjero se le retrate como uno de los más conservadores de Latinoamérica?
R. Es contradictorio, porque si bien somos el país más neoliberal del mundo, en Chile existe mucho conservadurismo en los valores, tanto en la derecha como en el centro y la izquierda política.
P. ¿A qué se refiere?
R. Nos falta avanzar con respecto a los derechos de las minorías sexuales. Estoy de acuerdo con el aborto en varias circunstancias. Primero es necesario respetar la autodeterminación de la mujer, antes de traer al mundo a alguien que no va a ser compatible con la vida que quiere su madre. Hoy en día, las que tienen plata lo hacen y, finalmente, es una libertad que está condicionada a tu capacidad de pago. También estoy a favor de la despenalización de la marihuana, porque cuando se legaliza existe la posibilidad de controlar el narcotráfico.
De acuerdo con una encuesta reciente, el 39% de la población dice estar "muy indignada". Una de las teorías que se han levantado en este país para explicar el descontento es la irrupción de la clase media que dejó la pobreza en las últimas dos décadas. Los Gobiernos de la Concertación prometieron que la forma más eficiente de resolver los problemas de inequidad era a través de la educación. El modelo instalado en el Gobierno de Pinochet, sin embargo, no cambió sustancialmente y los resultados siguieron siendo mediocres y desiguales. La gente se hartó y estalló el conflicto social. La familia Vallejo Dowling pertenece a ese grupo.
"A mi edad mis padres eran pobres, supervivientes. Cuando se conocieron en el mundo del teatro tenían que vender empanadas para vivir. Militaban en el Partido Comunista, pero no eran dirigentes", relata la universitaria. Aunque ella ahora vive en un piso que arrienda en el centro de Santiago, fue criada en la comuna de La Florida en el sur de Santiago. Es una zona de clase media donde, sin embargo, hay chabolas que conviven con modernos centros comerciales y autopistas. Fue el escenario donde Camila Vallejo comenzó a "indignarse con la situación chilena". Y cuando entró a la Universidad de Chile, la pública más importante del país, comenzó a militar en el Partido Comunista.
P. A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, donde los comunistas están en el Congreso, durante la dictadura el partido tomó la vía armada.
R. El pueblo tiene derecho a combatir en masa la violencia estructural que existe en la sociedad. Y nosotros nunca hemos descartado la posibilidad de la vía armada, siempre y cuando estén las condiciones. Sin embargo, en este momento, ese camino está totalmente descartado, porque la tensión que hoy día existe es neoliberalismo versus democracia.
Aunque ella no lo reconozca, en ocasiones ha sido una militante algo indisciplinada. Tras la muerte de Kim Jong Il, por ejemplo, criticó públicamente la decisión de su partido de enviar condolencias formales al Gobierno de Corea del Norte.
P. Pero nunca ha hecho reproches a Cuba, donde estuvo en 2009 al conmemorarse los 50 años de la revolución.
R. No es comparable. Cuba no es el mejor modelo de democracia que uno pueda reconocer mundialmente, pero se han logrado muchos avances que en Chile, por ejemplo, no hemos logrado. Siempre hay sectores reaccionarios que porfiadamente defienden las libertades individuales sobre los derechos universales. Los chilenos resguardan la libertad de empresa sobre el derecho a la educación. De cualquier forma no creo que sea el momento de debatirlo, porque tampoco manejo muchos elementos.
Además de indignados, los chilenos no confían en sus instituciones. Una encuesta reciente revela que todas han perdido respaldo ciudadano: las Fuerzas Armadas, la Iglesia católica, los medios de comunicación, el Gobierno, las empresas privadas, la Justicia, el Congreso y los partidos políticos, que hoy por hoy son los más desprestigiados. Solo un 16% de los chilenos, de hecho, cree que la democracia en este país funciona bien.
P. Es la cuarta figura política mejor valorada en Chile y ya se señala que será candidata a diputada.
R. Esto no se resuelve con que yo sea candidata, da igual. El verdadero desafío es que debe haber gente dispuesta a cambiar la correlación de fuerzas en los espacios donde se toman las decisiones. Si no nos gusta cómo funcionan las cosas, tenemos que hacernos cargo. Debemos disputar el Parlamento para que sea realmente representativo y no esté ocupado por burócratas.
P. El 26 de enero estará en Berlín y el 2 de febrero llegará a Italia. ¿Qué piensa de Europa?
R. Pienso que el desarrollo de los países del Norte se produce gracias al subdesarrollo de los países del Sur. Europa, por una parte, y Latinoamérica, Asia y África, por otra. Siempre tiene que haber sitios saqueados para que otros disfruten del placer de los excesos. Los europeos fueron parte del proceso de colonización que arrasó con nuestros pueblos originarios. La aplastaron, masacraron, esclavizaron…
P. ¿Genocidio?
R. Es que es un hecho probado que hubo genocidio en Latinoamérica. Aquí se eliminó con la espada y con la cruz. Y también se explotó la naturaleza, nuestros recursos naturales. Y los siguen extrayendo como sanguijuelas. Las multinacionales, ¿de dónde vienen? De España, de Estados Unidos…
P. ¿Qué tipo de izquierda latinoamericana la identifica? ¿La de Dilma Rousseff, Hugo Chávez, Cristina Fernández o Fidel Castro?
R. De todas hay que sacar elementos, porque tienen sus particularidades según su desarrollo histórico y realidad política. Pero me gusta mucho lo que está haciendo Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y José Mujica en Uruguay.
P. ¿Haría campaña por una eventual reelección de la expresidenta chilena Michelle Bachelet, dado que el Partido Comunista podría hacer una alianza con la Concertación?
R. Jamás estaría dispuesta a hacer campaña por Bachelet ni a llamar a los jóvenes a votar por ella. Nadie me asegura que su programa sea representativo de las ideas que el movimiento estudiantil ha planteado. Y yo no recibo órdenes del partido. Todo pasa, finalmente, por una decisión personal. A mí nadie me va a obligar.
P. ¿Cómo va a evolucionar el movimiento estudiantil en Chile?
R. Este movimiento es el puntapié inicial de un proceso social por el cual seguiremos trabajando. Queremos conseguir reformas estructurales en el sistema educativo, pero también la construcción de un país con mayores derechos y garantías por parte del Estado. La extinción del movimiento estudiantil no es una posibilidad.
EL PAIS.COM
Aclaración a entrevista del diario El País
En la edición electrónica del diario español El País, con fecha 15 de Enero, fue publicada una entrevista que me realizó la cual ha sido replicada por diversos medios nacionales. Al respecto, me gustaría hacer un par de aclaraciones y reflexiones sobre algunos de los contenidos de ésta.
El formato de una parte de la entrevista da cuenta de cierto tono de dureza que no se condice con la intención de mis palabras. Pues para ser objetivos, a la fecha, los comunistas no hemos definido nuestro candidato presidencial y nuestra apuesta es que dicha decisión pase por todas las fuerzas políticas y sociales de oposición que están dispuestas a avanzar a un cambio profundo del modelo económico y político del país.
La candidatura que provenga del mundo e historia de la Concertación, cuenta con la justa deslegitimación por parte de un sector social mayoritario dada la profundización al modelo de desarrollo neoliberal a la cual se abocó esta coalición, apostando a la desmovilización y a la descomposición del tejido social.
Para nosotros, no es una opción viable dar un apoyo a las mismas ideas que administraron el sistema por 20 años.
Lo que hoy busca nuestro Partido y propone al conjunto de la sociedad chilena, es la conformación de un Gobierno de Nuevo tipo que represente fielmente los intereses del mundo social donde los ejes estarán en temas como la educación pública gratuita y de calidad, el fin al lucro, nueva Constitución, una nueva ley electoral y reforma al binominal, plebiscito, reforma tributaria y nacionalización del cobre y el agua, entre otros elementos que permitan avanzar hacia una sociedad donde se garanticen derechos sociales universales, se ensanche y profundice la democracia y se pueda convivir en mayor armonía con el medio ambiente.
En otras palabras, no habrá apoyo a candidatura alguna que no se comprometa con un programa serio, que refleje los cambios políticos y económicos que la sociedad chilena está demandando y que pasan por transformar el actual modelo.
El próximo candidato deberá representar fielmente las demandas que han emergido durante este periodo donde la ciudadanía ha despertado.
Nuestra propuesta es un Gobierno que sustente su gobernabilidad en un mundo social organizado y no en meros equilibrios parlamentarios. Y eso, junto con el carácter explícito anti-neoliberal, son aspectos que los comunistas impulsaremos a la hora de proponer una alternativa de Gobierno.
Finalmente, me gustaría poner énfasis en que los comunistas elegiremos nuestro candidato presidencial, de la misma manera en que tomamos nuestras decisiones: luego de un proceso intenso de discusión programática y de forma colectiva, donde cada integrante de nuestro Partido se hará partícipe del debate y la toma de dicha decisión.
De esta manera, específico, mi candidato presidencial será aquél que como colectividad acordemos con miras a un mayor bienestar social y a un gobierno de mayor justicia e igualdad social.
Demás está decir que, la discusión presidencial, es sumamente apresurada, dada las importantísimas responsabilidades que tiene el mundo social y las fuerzas de izquierda este 2012: proyectar las movilizaciones y las demandas que emergieron del despertar del 2011 y desplazar a la derecha de los municipios, apostando por darle un nuevo carácter a los gobierno locales, fomentando la participación ciudadana, mejorando el acceso a los derechos sociales, construyendo municipios modernos, cercanos a las necesidades de los vecinos y que fomenten la organización social.
Tratar de presionar a los dirigentes sociales, estudiantiles o a la ciudadanía en general a definir una postura en torno a una figura carente aún de contenido programático es inoportuno y un vicio por lo demás, de esta añeja forma de hacer política.
Radio Cooperativa.cl
Kirchner sacó de la debacle a su país y marcó la historia regional…
- Seguidores del ex mandatario y analistas lo comparaban ayer con Perón y Roosevelt
- Se fue alguien indispensable, señala la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo
Stella Calloni, Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 28 de octubre de 2010, p. 2
Buenos Aires, 27 de octubre. El ex presidente argentino Néstor Kirchner murió hoy a la edad de 60 años, después de sufrir por la mañana un infarto masivo en su casa de Calafate, en el extremo sur del país, donde estaba acompañado por su esposa, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El hecho provocó una profunda conmoción social y política, en un día feriado por la realización del censo nacional.
Kirchner, quien gobernó de mayo de 2003 a diciembre de 2007, sufrió un paro cardiorrespiratorio a las 9:15 horas, poco después de que fue internado en el hospital de Calafate por una descompensación, informó la Unidad Médica Presidencial.
Seguidores, observadores e incluso opositores reconocieron al abogado, ex diputado y presidente del Partido Justicialista (PJ, peronista) como un hombre que marcó la historia argentina y regional en los últimos años, que sacó adelante al país tras la debacle de 2001.
Kirchner, quien se autodenominaba Pingüino, nació el 25 de febrero de 1950 en la ciudad de Río Gallegos. En febrero y septiembre pasados fue sometido a sendas cirugías por problemas cardiacos, pero se reincorporó rápidamente a su trabajo en la política local y luego como secretario general de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). También medió en los conflictos entre Venezuela y Colombia.
Se fue alguien indispensable. Nuestro país necesitaba tanto a este hombre
, dijo la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, al conocer el inesperado deceso del ex presidente, cuya sucesora fue su esposa, la ex senadora Cristina Fernández de Kirchner.
Después de Perón y Eva, están los Kirchner
, afirmó el secretario general de la Central General de Trabajadores, Hugo Moyano, al resumir el nivel de la pérdida para el peronismo y el país.
La mandataria, también abogada, no sólo pierde al hombre con quien estaba casada desde 1975, cuando ambos militaban en la Juventud Universitaria Peronista, y al padre de sus dos hijos, Máximo y Florencia, sino también a su consejero y compañero político más próximo.
Durante su militancia universitaria en la ciudad de La Plata sufrieron persecución política, por lo cual se mudaron a la patagónica provincia de Santa Cruz. Mantenían amistad con los viejos militantes de la resistencia peronista a la dictadura que se instaló en 1955, cuando fue derrocado Perón. También fueron reconocidos por chilenos a los que ayudaron cuando huían de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
En 1982, Néstor Kirchner retornó más formalmente a la militancia y creó el Ateneo Teniente General Juan Domingo Perón, y en 1987 fue elegido intendente de Río Gallegos. En diciembre de 1991 conquistó la gobernación de Santa Cruz, siendo relecto en 1995 y en 1999. Era gobernador de esa provincia cuando llegó a la presidencia, en mayo de 2003, en momentos en que el país atravesaba una de las más graves crisis de su historia, tras el estallido de 2001 y en medio del cese de pago de la deuda.
En sus cuatro años de gobierno logró cambios sustanciales y que nadie esperaba en un país que parecía desintegrarse: reformó el Poder Judicial, impulsó a magistrados independientes en la Corte Suprema, democratizó las fuerzas armadas, impulsó reformas educativas y acordó restructurar la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
¡Nos sacamos de encima al FMI!
, exclamó eufórico cuando a mediados de la década pasada consiguió cancelar toda la deuda con el organismo internacional, por unos 9 mil 500 millones de dólares, y en un solo pago.
Además de pactar una negociación del débito por el que pocos apostaban, y recuperar credibilidad internacional, entregó a la siguiente administración un país capaz de sortear la recesión mundial de 2008. Analistas internacionales lo comparaban este día con Perón e incluso con el estadunidense Franklin Roosevelt, por su capacidad para enfrentar un período crítico de tal envergadura.
Ordenó descolgar del colegio militar retratos de ex dictadores
Tocó el poder a fondo: uno de sus actos más recordados fue la orden de descolgar del colegio militar –en marzo de 2004– los retratos de los ex dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone.
Mostró su independencia en política exterior y la voluntad de cambio, cuando entre los invitados a su toma de posesión estuvo el cubano Fidel Castro. En oportunidad, salió a caminar con el pueblo, entre el Congreso y la Casa Rosada, desdeñando la custodia.
Sentó las bases de un modelo político, económico y social, en lo que destacó la política de defensa de los derechos humanos, la reducción de la pobreza y la reactivación económica.
Otros de sus logros fueron reducir la desocupación, los índices de pobreza e indigencia y apoyar la reconstitución del mercado interno, devastado por la ola neoliberal impulsada por la gestión de Carlos Menem.
Encontré un infierno. Salir del infierno será muy difícil, pero debemos hacerlo
, solía decir.
Además, llevó al Congreso el proyecto de derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, así como los indultos que dieron impunidad a los responsables de la más cruenta dictadura que vivió el país, y que entre 1976 y 1983 dejó más de 30 mil desaparecidos.
Recuperó la Escuela de Mecánica de la Armada, organismo de la marina donde funcionó uno de los más temibles centros clandestinos de detención y exterminio de la dictadura, para convertirlo en un Espacio para la Memoria, en manos de los organismos de derechos humanos.
Rompió la relación carnal
que estableció Menem con Estados Unidos y fortaleció los lazos con los países latinoamericanos, al rechazar el Área para el Libre Comercio de las Américas impulsada por Washington.
Sus seguidores apuestan a la fortaleza de las instituciones y a la capacidad de Cristina Fernández de Kirchner, que ya enfrentó movimientos que buscaban desestabilizarla, cuando se acercan las presidenciales de 2011.
Lula: “En ocho años hicimos una revolución”. Entrevista.
REPORTAJE A LULA ANTES DE LAS ELECCIONES QUE HOY PLEBISCITARAN SU MANDATO Y PONDRAN A PRUEBA LA CANDIDATURA DE DILMA ROUSSEFF
El presidente brasileño aceptó conceder una entrevista a tres medios de América latina, uno de ellos Página/12, horas antes de que Brasil defina si Dilma Rousseff gana en primera vuelta. Lula habló de su historia, de sus sueños, de América latina, de los cambios en la Argentina, de las élites y de la prensa conservadora.
Por Martín Granovsky
Desde Brasilia
Es el último día de la campaña electoral. A las 12 de la noche empieza la veda. El presidente brasileño concederá esta entrevista y volará de inmediato a San Pablo. Quiere reforzar a Dilma Rousseff, la candidata del Partido de los Trabajadores. Es jueves a la mañana. Todavía no le llegaron a Luiz Inácio Lula da Silva las informaciones sobre la rebelión en Ecuador, a la que luego calificaría de “salvajada” e “intento de golpe de Estado”, pero habla una y otra vez de la democracia en América latina. Reforzarla, explica, será parte de su futuro.
La conversación se realiza en un despacho del Planalto, la Casa Rosada de Brasilia. La inmensa construcción diseñada por Oscar Niemayer, el arquitecto que acaba de cumplir 103 años y vive en Copacabana, está recién acondicionada. Paredes repintadas de blanco, cuadros en los pasillos, una berlina del siglo XIX en la planta baja.
Es una entrevista con tres medios: Página/12, el diario La Jornada de México y el sitio web Carta Maior de Brasil. Por La Jornada está Carmen Lira, su directora. Carmen es la periodista a la que Fidel Castro le dijo hace muy poco, entre otras cosas, que se arrepentía de la política cubana hacia los homosexuales. Por Carta Maior ahí ya está sentado Emir Sader, secretario general del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales y uno de los ensayistas más agudos de la región. También su editor, Joaquim Palhares, responsable de la hazaña de haber convertido a Carta Maior en una referencia mundial con decenas de miles de visitas y 65 mil usuarios registrados con nombre y apellido.
A las 8 de la mañana el equipo multinacional de entrevistadores ya se había reunido delante de un buen desayuno brasileño para conversar sobre la charla con Lula. Fue un momento de concentración. Tanto que nadie pudo conversar con un amigo de Emir que compartía la mesa: Perry Anderson, el marxista inglés.
Por el despacho del Planalto pasa, fugaz, Marco Aurelio García, el asesor internacional de Lula. También él viajará a San Pablo. Engripado en medio de la campaña, no quiere descanso ni pierde el optimismo. Tampoco Lula puede disimularlo. Está rozagante. Cuando entra y saluda uno por uno es tentador sacar una conclusión: si hubiera que hacer el retrato de un hombre feliz, de un dirigente político satisfecho, no estaría mal elegir a este señor que entregará el mando el 1º de enero de 2011 después de dos mandatos y con un 80 por ciento de imagen positiva.
–¿Qué aprendió en casi ocho años de Presidencia? ¿Qué entiende hoy mejor que antes? ¿Qué diferencia tiene el Lula de hoy con el que asumió el 1º de enero de 2003?
–En la Presidencia lo primero que aprendemos es a gobernar. Cuando uno llega a la presidencia de la República normalmente antes estuvo muchos años en la oposición. Cuando iba un debate o a una reunión yo les decía a mis interlocutores: “Me parece”, “pienso”, “creo…”. En el Gobierno uno no piensa que, a uno no le parece que, uno no cree que. O hace, o no hace. Gobernar es una eterna toma de decisiones. Uno aprende a ser más tolerante y a consolidar la práctica democrática. La convivencia política en la adversidad es una enseñanza estupenda para quien cree en la democracia como un valor supremo dentro del arte de hacer política. Y eso lo aprendemos ejercitándolo todo el santo día. No creo que haya una universidad capaz de enseñarle a alguien a hacer política, a tomar decisiones. Uno puede teorizar, pero entre la teoría y la práctica hay una enorme diferencia diaria. Tomemos, por ejemplo, mi segundo mandato, que empezó en el 2007. Todo el mundo sabe que yo le tenía miedo a ese segundo mandato presidencial. Tenía miedo del agotamiento, de la chatura, de repetir todo. Pero cuando lanzamos el PAC, el Programa de Aceleración del Crecimiento, la verdad es que hicimos un transplante de todos los órganos vitales del Gobierno y creamos un gobierno nuevo, más productivo, mucho más eficaz, más activo. Eso es lo que tenemos hoy en funcionamiento. Para mí ése fue un gran aprendizaje. Tanto que no quiero olvidarlo cuando deje la Presidencia. Preciso continuar aprendiendo. Pasar por la Presidencia, enfrentar las adversidades que enfrentamos nosotros y llegar al final del segundo mandato con esta buena situación de hoy es algo que logramos porque practicamos intensamente el ejercicio democrático. Convocamos a 72 audiencias nacionales sobre todos los temas, desde la seguridad pública a la comunicación, pasando por la discapacidad. Todas las políticas que implementamos fueron resultado de audiencias. El pueblo participó activamente de las decisiones y de las políticas públicas. Ese es el cambio fundamental. Cuando llegué, en 2003, en el Ministerio de Transportes se gastaban mil millones de reales por año. Hoy gastamos 1,6 mil millones de reales por mes. O sea que aprendimos a gastar y aprendimos a hacer obras.
–¿En el mismo ministerio?
–El mismo. Con esos 1,6 mil millones pagamos y contratamos lo que hace falta. En 2003 teníamos 380 mil millones de reales de crédito para todo Brasil. Hoy, 1,6 billones.
–¿Eso es mucho?
–Es poco. Pero es mucho si se lo compara con lo que teníamos en 2003.
“No dependemos de la prensa”
Lula suele hacer comentarios ocasionales sobre la política de algunos grandes medios de comunicación, pero no de una manera permanente: parece creer que cuando los hechos son tozudos se vuelven indestructibles. La última tapa del semanario Veja parece escrita en medio de una guerra. En lugar de anunciar las elecciones, alerta contra una supuesta amenaza contra la libertad. La causa de tanta alarma es que Lula sólo dijo que a veces, cuando los partidos conservadores son insuficientes, algunos medios actúan como partidos conservadores.
–El día que la prensa decida divulgar la revolución que se produjo en Brasil –dice ahora con ironía–, el pueblo se va a dar cuenta del todo. En los sondeos el Gobierno aparece con un 80 por ciento de aprobación. No es Lula, es el Gobierno. ¡Y estamos en el octavo año de mandato! ¿Cuál es el fenómeno? Que no dependemos de la prensa. Si fuera por la prensa, yo tendría 10 por ciento de aprobación. O hasta les debería algunos puntos. El fenómeno es que los resultados llegan a las manos del pueblo. El pueblo recibe los beneficios, ve que las cosas se hacen. Entonces, el que no habló no formó parte de la historia de ese período. Ese fue el gran cambio entre 2003 y 2010.
–Usted dice que hizo cosas que quizás algún día la prensa divulgará. Y el gobierno, ¿no lo divulgó?
–En Brasil hay un debate muy interesante. Y sé que no es una discusión sólo brasileña. En la Argentina se da el mismo debate, y lo mismo en los otros países de América latina. Hasta Barack Obama, a poco de asumir, dijo que la cadena Fox no es un medio de comunicación sino un partido político. Yo converso con dirigentes de todo el mundo. Todos se quejan. Yo no me quejo mucho de la prensa porque también llegué adonde llegué a causa de la prensa. Contribuyó mucho a que yo llegara donde llegué. Por eso soy un defensor juramentado de la libertad de expresión y la democracia. Ahora, hay gente que confunde la democracia y la libertad de comunicación con actitudes extemporáneas. No sé si es una tendencia mundial. No sé si será que las buenas noticias no venden diarios. Tal vez los escándalos vendan… Yo voy a terminar mi mandato sin haber almorzado con ningún dueño de diario, con ningún dueño de un canal de televisión, con ningún dueño de revista. Sí mantuve con todos ellos una actitud respetuosa y democrática. Quise entender su papel y que ellos entendieran el mío. Muchas veces el pueblo se entera de las cosas buenas que suceden en este país porque las divulgamos nosotros a través de la publicidad, por Internet o por el blog del Planalto. A veces, si sólo dependiese de determinados medios de comunicación, ni siquiera hablarían de algunos temas. Algunos hasta dicen: “No nos interesa cubrir eso, esa inauguración…”. Por ahí es verdad, no sé… El dato concreto es que, en mi opinión, si el pueblo fuese mejor informado, sabría más cosas y podría hacer mejores juicios de valor. Para mí el arte de la democracia es ése: que la gente tengan seguridad de la calidad de la información, de la honestidad de la información y de la neutralidad de la información. Y quizás hubiera sido más fácil que los medios de comunicación asumiesen categóricamente su compromiso partidario. Así todos sabríamos quién es quién. Pero ésa no es la situación actual en Brasil. Hoy parece todo independiente, pero basta ver las tapas para darse cuenta de que la independencia termina donde comienza el comercio. También se trata de un aprendizaje. Tenemos poco tiempo de democracia. En este momento estamos viviendo el mayor período de democracia constante de Brasil, sea a partir de la Constitución de 1988 o sea a partir de la asunción del presidente José Sarney. Son poco más de 20 años. Es una democracia muy incipiente, aunque es muy fuerte y goza de instituciones sólidas. Hicimos un impeachment y no pasó nada. Aquí eligieron a un metalúrgico. Percibimos un avance general en América latina. Eso va consolidando la democracia independientemente de los nostálgicos que siempre dijeron que un metalúrgico no podría llegar a la cima, que un indio tampoco, que un negro no podría llegar, que una mujer tampoco. Estamos quebrando esos tabúes.
“Opción por la democracia”
Lula creció políticamente como dirigente sindical, como luchador por la libertad en Brasil y como uno de los líderes del movimiento a favor de las elecciones libres en medio de la dictadura que gobernó nada menos que 21 años, entre 1964 y 1985. El Partido de los Trabajadores se fundó en 1980. No necesitó adaptarse, como otros partidos de izquierda, a la democracia como un valor supremo. Así surgió.
–Hay que valorar esto –dice Lula cuando revisa qué pasa hoy en Sudamérica–: la izquierda en América latina hace opción por la democracia y por esa vía está llegando al poder en varios países. Los golpes no son de la izquierda. Nadie de izquierda dio el golpe en Honduras. Entonces, la gente precisa saber que si la información fluye correctamente, eso facilitará la toma de decisiones para su vida. En Brasil estamos aprendiendo. Así vamos construyendo nuestra democracia. No tengo derecho a quejarme. Voy a terminar mi mandato con el mayor nivel de aprobación que jamás alguien haya alcanzado. Hay presidentes que ni siquiera comienzan con esa cifra del 80 por ciento. Por eso tengo que agradecer al pueblo brasileño, a la democracia brasileña y –por qué no decirlo– también a la prensa: su comportamiento, a favor o en contra, fue formando un juicio de valor. Tengo una tesis que vale tanto para la prensa como para nuestra conducta cotidiana: si todos los días alguien está a favor del gobierno, perderá credibilidad. Pero también la perderá si todos los días está en contra. Los dos extremos son malos. Hay que hablar de las cosas buenas del gobierno cuando suceden. Entonces, cuando se hable de las cosas malas, la credibilidad estará intacta. Eso es lo que desarrollaría y consolidaría la libertad de comunicación en el país: el compromiso sólo con la verdad y nada más que con la verdad, le duela a quien le duela.
–En la campaña electoral de 2002 usted decía que el mercado no era capaz de entender la necesidad de que los brasileños comieran tres veces por día. Después de dos mandatos, ¿cumplió con ese objetivo?
–En dos mandatos y ocho años de gobierno conseguimos hacer una revolución. Sacamos a 27 millones que estaban por debajo de la línea de pobreza absoluta y al mismo tiempo llevamos 36 millones de personas a convertirse en parte de la clase media. No es poca cosa. Generamos 15 millones de empleos.
–Treinta y seis millones es casi una Argentina entera.
–Sí, casi una Argentina. Y simultáneamente desplegamos programas para atender a la franja más pobre de la población. Programas simples pero objetivos, como la Bolsa Familia, como el programa Luz para todos, como el PPA, que es para compra de alimentos, o el plan de Agricultura Familiar. Realizamos políticas públicas que no estaban previstas en el escenario político nacional. El pueblo brasileño hoy vive más feliz, mejor, pero todavía hay mucho que hacer. Espero que en los próximos tiempos la compañera Dilma pueda concluir el trabajo que comenzamos. Ya probamos que era posible. Lo hicimos con mucha fuerza y, diría, mucha eficacia. No quiero ser presuntuoso, pero lo que hicimos en política social es una revolución en Brasil. Una revolución que aún debe ser completada. No se puede desmontar el aparato de exclusión de 500 años en 8 años. Pero ahora contamos con una base extraordinaria y tenemos que extender la experiencia a otros países. Porque algunas cosas son sagradas para nosotros. Combinamos crecimiento económico con baja inflación. En Brasil, eso parecía imposible. Y era imposible aumentar los salarios en términos reales y mantener controlada la inflación. O mantener una política de exportación creciente y, al mismo tiempo, una política de fortalecimiento del mercado interno. Todo esto demuestra un alto grado de estabilidad en las políticas que desplegamos. Si esas políticas tuvieran un horizonte de otros cuatro u ocho años, sin duda dentro de poco tiempo seremos la quinta economía del mundo. Las condiciones están dadas. Ese horizonte es posible porque avanzamos gracias a la relación que establecimos con la sociedad.
Ya no manda la “Casa Grande”
En 1933, el sociólogo Gilberto Freyre escribió un libro con destino de clásico: Casa Grande e Senzala. Había comenzado preguntándose qué era ser brasileño. Y el libro describía una sociedad esclavócrata, híbrida de indios y negros. En la colonización portuguesa, la casa grande era el casco de la fazenda azucarera y después cafetalera, en medio de un mestizaje permanente con las guaraníes. Las condiciones se hicieron más duras con la introducción de los esclavos negros, que vivían en las barracas, las senzalas, y proveían tanto la mano de obra como las domésticas y las amantes forzadas.
–Se terminó el tiempo en que la “casa grande” decía qué tenía que hacer la senzala –subraya ahora este Lula que en el siglo XIX sin duda hubiera estado confinado en un rancho.
–Si no hay intermediarios, ¿cómo se comunica un presidente como usted?
–El tono oficial me da un poco de miedo. Puede tener credibilidad durante un tiempo, pero después la pierde. Yo tengo un programa de radio. Sale los lunes. Dura cinco minutos. A veces hasta llego a seis minutos. Lo grabo el domingo a la noche y después no es obligatorio difundirlo. Lo transmite la radio que quiere hacerlo. Sí disponemos de la NBR, la televisión del gobierno, que divulga íntegramente las cosas que hacen los gobiernos. Se transmiten enteros todos los discursos.
–¿La NBR está en televisión abierta?
–No, no. Aún estamos construyendo todavía la tevé pública. Es un proceso de fortalecimiento. Pero no queremos que la tevé pública quede como un canal para transmitir las actividades del presidente. Nadie soporta eso todos los días. Mi ideal es que todos nos comprometamos con la verdad. Incluso los medios de comunicación. Cuando el pueblo esté bien informado, todos estarán bien informados. El Estado no tiene por qué tener un instrumento oficial para transmitir. Sí debe contar con una tevé pública con programación de calidad, de contenido competitivo en forma y en fondo. El Estado no debe competir con los privados en materia de financiamiento. Debe ser el primero en pluralidad de informaciones, porque eso dará credibilidad al Estado. Y al mismo tiempo, ser el primero en la seriedad de las informaciones. La tevé pública no debe decir que el presidente Lula está vestido con traje blanco cuando tiene uno negro. No tiene por qué decir que juega bien o mal al fútbol. Si, al contrario, se compromete con la verdad, puede ser que a un presidente o a otro no le guste lo que dice la tevé, pero la democracia lo agradecerá. Yo no hubiera sido presidente sin democracia. Recordemos, por ejemplo, aquella foto famosa del primer gobierno de la Revolución Rusa. En esa dirección política no hay un solo obrero metalúrgico. Y así pasa normalmente en muchas revoluciones. Las direcciones políticas son siempre de clase media. O de intelectuales. Pero en Brasil conseguimos crear democráticamente un partido con mayoría de trabajadores y llegamos a la presidencia de la República. Y todo eso en poco más de 20 años.
“El derecho de comer”
Hay una imagen famosa de Lula. Lo muestra dando un discurso en un estadio de San Pablo mientras sobrevuelan los helicópteros de la dictadura.
–Tengo una conducta que viene del movimiento sindical –dice–. La democracia, para mí, no es una media palabra. Es una palabra completa. Algunos entienden por democracia apenas el derecho del pueblo a gritar que tiene hambre. Yo entiendo por democracia no sólo el derecho de gritar contra el hambre sino el derecho de comer. Esa es la diferencia fundamental. Democracia, para mí es permitir el derecho de adquirir conquistas, y no sólo el derecho a la protesta. Es un tema delicado. Aquí en Brasil hicimos una Conferencia de Comunicación. Participaron algunos dueños de medios de comunicación, de telefonía, gente del movimiento social, los blogueros… Todos. Todos los que quisieron participar. No me quejo. Pero aquí debería invitar a Emir Sader a que dé una conferencia para los dueños de diarios y les diga lo que él sostiene: que tienen obligación de informar. Ellos no lo creen así. Muchas veces parece que tuvieran obligación de desinformar. Miren los diarios y las revistas de los últimos tiempos. ¡Y no hubo un presidente que haya dado a la democracia la importancia que le di yo! Es importante entender lo que pasa en Brasil. El pueblo levantó la cabeza y la autoestima a un nivel extraordinario. Y todavía va a mejorar más. Cuanto más pluralismo tengamos, cuantas más opciones tengamos, mejor informado estará el pueblo, porque el pueblo dispondrá de una canasta de informaciones. Por eso es importante la revolución de Internet, que mucha gente no comprende o no quiere comprender. Después de Internet todo queda viejo. La Internet es en tiempo real. O sea: termino de dar una entrevista colectiva, vuelvo a mi oficina, me conecto y en 30 segundos están las noticias de todo el mundo. Incluso mi propia conferencia de prensa. No sé cómo hará el mundo para sobrevivir a esa avalancha de informaciones que recibe la sociedad. Las personas interactúan, responden, critican, se sienten coautoras de la noticia. Es extraordinario.
Página/12
Chavistas, pero con posiciones críticas
EL PARTIDO PATRIA PARA TODOS, ALIADO DEL OFICIALISMO
Desde Caracas
Margarita López Maya es historiadora y candidata independiente por Patria para Todos (PPT), una agrupación que formó parte del oficialismo hasta este año, cuando no quiso fundirse en el Partido Socialista Unido de Venezuela. Hoy el PPT cuenta con seis escaños de la Asamblea General gracias a su alianza con el chavismo. Y aspira a mantener esos asientos ahora que va solo como “la otra opción” entre el chavismo y la oposición tradicional.
López Maya recibe a Página/12 en su estudio ubicado en el barrio de clase media de Caracas Los Chaguaramos. Aquí a los barrios de clase media le dicen “urbanización”. Esta mujer que se define como “de izquierda”, cuenta por qué decidió formar parte de una tercera vía en la que participen ciudadanos de a pie, organizaciones sindicales, sociales y personalidades.
–¿Por qué un partido que apoyó a Hugo Chávez desde que llegó a la presidencia hace once años decide hacer una campaña por fuera del oficialismo?
–Siempre vamos a apoyar el proceso de transformación. Ese es un proyecto compartido con el oficialismo. Apoyamos el proceso de cambio del primer gobierno de Chávez. Compartimos el resguardo por las misiones sociales, por las políticas de inclusión. Pero la relación nunca fue del todo cómoda. Los partidos de Chávez son personalistas y Patria para Todos es todo lo contrario, es un partido de cuadros, que busca la pluralidad. Chávez tuerce el modelo hacia la campaña electoral del 2006, con la reforma constitucional que fue rechazada en el referéndum de 2007. Necesitamos apegarnos a la Constitución de 1999. El modelo viró hacia la recentralización, el personalismo y una subordinación de los poderes públicos al Ejecutivo. A esto se le suma la inseguridad.
–Un tema que machacan la derecha y los medios conservadores…
–Los datos están. Caracas es hoy la capital más peligrosa de América latina. Lo dice el informe de Provea, la asociación civil de derechos humanos más respetada aquí, el promedio es de 54 homicidios cada 100 mil habitantes.
–¿Es más cómodo estar en la oposición?
–No estamos en la oposición tradicional. Estamos abriendo otra alternativa, con una posición crítica. Somos un partido de izquierda, horizontal. Una fuerza que trata de despolarizar la situación. Vamos a emerger del 26 (mañana) como una nueva fuerza política con miembros del PPT, independientes, académicos, organizaciones de izquierda, sindicatos, artistas. Un frente en una iniciativa política de despolarizar.
–¿Qué le critican a esa oposición tradicional?
–Está hegemonizada por actores políticos que los venezolanos han rechazado como Acción Democrática y Copei. Son una treintena de partidos, muy distintos y heterogéneos entre sí, pero dominados por la vieja elite. Es una vuelta al pasado. Sin lugar a dudas, que tiene algún liderazgo emergente, pero básicamente es una oposición que estuvo en contra del proceso de cambio. Todavía está gente que participó en el golpe de Estado, en el paro petrolero. No podríamos convivir con eso. Queremos una rectificación de este modelo y una profundización democrática. Parte de los desafíos es construir un modelo económico viable. Este socialismo entre comillas es un estatismo exacerbado.
Página/12
La batalla Venezuela
Le Monde Diplomatique
En la pugna por la supremacía ideológica en América Latina, dos confrontaciones decisivas se desarrollarán las próximas semanas: elecciones legislativas en Venezuela, el 26 de septiembre; votación presidencial en Brasil, el 3 de octubre. Si en este país-gigante no ganase la izquierda democrática, el péndulo político se inclinaría mayoritariamente, a escala continental, hacia las derechas que ya gobiernan en Chile, Colombia, Costa Rica, Honduras, México, Panamá y Perú. Pero esa eventualidad resulta poco probable; es inverosímil que José Serra, del Partido Social Demócrata Brasileño (PMDB, centro-derecha) consiga imponerse a Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), apoyada por el muy popular Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente saliente que, de no haberlo impedido la Constitución, hubiese sido fácilmente reelegido para un tercer mandato.
En consecuencia, las fuerzas conservadoras internacionales concentran todos sus ataques sobre el otro frente, Venezuela, para intentar debilitar al Presidente Hugo Chávez y la revolución bolivariana. Lo que aquí está en juego es la elección de los 165 diputados de la Asamblea Nacional (no hay Senado). Con una particularidad: los legisladores salientes son chavistas en su casi totalidad, pues la oposición, en los precedentes comicios de 2005, boicoteó el escrutinio. Esta vez no lo hará; un sinfín de partidos y de organizaciones dispares (1), aglutinados por el rencor antichavista, se presentan bajo el estandarte común de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) contra el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) (2) del Presidente Chávez.
Inevitablemente, el gobierno bolivariano contará con menos diputados en la nueva Asamblea. ¿En qué proporción? ¿Podrá seguir llevando a cabo su programa de grandes reformas? ¿Tendrá la oposición la facultad de ponerle freno a la revolución?
Tales son los desafíos. El 60% de los escaños se reparten de modo nominal, y el 40% restante de modo proporcional. La lista que obtenga más del 50 por ciento de los votos recibirá el 75 por ciento de los escaños reservados al escrutinio proporcional. Esto último es importante pues la Constitución prevé que las leyes orgánicas deben ser votadas por los dos tercios de los diputados, y las leyes que habilitan al Presidente a legislar por decreto, por las tres quintas partes de los legisladores. En otras palabras: le bastaría a la oposición con obtener 56 escaños (sobre 165) para impedir la adopción de leyes orgánicas, y 67 escaños para imposibilitar la aprobación de leyes habilitantes. Cuando, hasta ahora, las principales reformas han podido realizarse gracias precisamente a leyes habilitantes.
De ahí que la batalla Venezuela movilice tantas energías y que las campañas internacionales de difamación contra el Presidente Hugo Chávez rezumen malignidad. En estos últimos meses, las embestidas han venido alternándose. Se insistió primero sobre los problemas de abastecimiento de agua y de cortes de electricidad (hoy resueltos) achacándolos al Gobierno, sin mencionar apenas su causa climática: la sequía del siglo que afectó al país. Se persistió después, repitiendo hasta la saciedad las imputaciones sin pruebas del ex Presidente de Colombia Álvaro Uribe sobre una supuesta "Venezuela santuario de terroristas". Denuncias abandonadas hoy por el nuevo Presidente colombiano Juan Manuel Santos tras su encuentro con Hugo Chávez en Santa Marta el pasado 10 de agosto en el que éste, una vez más, reiteró que las guerrillas deben abandonar la lucha armada: "El mundo de hoy no es el de los años 1960. No hay condiciones en Colombia para que puedan tomar el poder. En cambio, se han convertido en la principal excusa para el imperio: penetrar Colombia a fondo y desde ahí agredir a Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Cuba" (3).
Contra toda evidencia, los medios de odio siguen sosteniendo que, en Venezuela, las libertades políticas se hallan cercenadas y que una supuesta censura impide la libertad de expresión. Omiten señalar que el 80% de las emisoras de radio y de los canales de televisión pertenecen al sector privado, mientras que sólo el 9% de ellos son públicos (4). O que, desde 1999, se han realizado quince elecciones democráticas nunca cuestionadas por ningún organismo supervisor internacional. Como lo realza el periodista José Vicente Rangel: "Cada venezolano puede afiliarse a cualquiera de los miles de partidos políticos, sindicatos, organizaciones sociales o asociaciones, y luego movilizarse por todo el territorio nacional para debatir sus ideas y puntos de vista sin limitación alguna" (5).
Desde la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia, la inversión social se ha quintuplicado respecto a la realizada entre 1988 y 1998; decisión clave para que Venezuela haya alcanzado casi todas las Metas del Milenio fijadas por la ONU para 2015 (6). La pobreza bajó de un 49,4% en 1999 a un 30,2% en 2006, y la indigencia pasó del 21,7% al 7,2% (7).
Estos esperanzadores resultados, ¿merecen realmente tanto odio?
Notas:
(1) Acción Democrática (social-demócrata), Alianza Bravo Pueblo (derecha), Copei (demócrata cristiano), Fuerza Liberal (ultraliberal), La Causa R (ex comunistas), MAS (Movimiento al socialismo), Movimiento Republicano (neoliberal), PPT (Patria para todos), Podemos (Por la democracia social), Primero Justicia (ultraliberal) y Un Nuevo Tiempo (social-liberal).
(2) Creado en 2007, agrupa a la mayoría de las fuerzas políticas que apoyan la revolución bolivariana (Movimiento Quinta República, Movimiento Electoral del Pueblo, Movimiento Independiente Ganamos Todos, Liga Socialista, Unidad Popular Venezolana, etc.). El Partido Comunista de Venezuela (PCV) no se integró en el PSUV pero lo respalda y es su aliado en estas elecciones.
(3) Clarín , Buenos Aires, 25 de julio de 2010.
(4) También callan que, en Honduras, por ejemplo, en los seis primeros meses de este año, han sido ya asesinados nueve periodistas.
(5) http://www.abn.info.ve/node/12781
(6) http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/2009/ chavez_10/newsid_7837000/7837964.stm
(7) http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?45387
Chile Hoy, neoliberalismo, “izquierda” y pobreza, por G. Salazar
"El pobre de hoy es el flaite"
Por: Paulo Ramírez
Gabriel Salazar es el historiador de izquierda más reconocido por la intelectualidad chilena. Hoy escribe un libro sobre Carlos Altamirano, descree del progresismo criollo y considera que la pobreza -que es su campo de estudio- cambió drásticamente: "Ya no es material, es cívica".
Fotografía: Juan Pablo Sierra
Durante los últimos meses, el historiador Gabriel Salazar ha estado metido en un trabajo de enanos, según dice: grabar una serie de conversaciones con Carlos Altamirano para la publicación, en octubre próximo, de unas "memorias críticas" que le ha encargado la editorial Random House. Recibe en una sala de reuniones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, donde dirige el Programa de Doctorado en Historia.
Sirve el café él mismo, en jarros prestados, y alaba el nuevo sabor del Nescafé instantáneo, mientras se echa hacia atrás y espera la primera pregunta con atención y amabilidad. Pese a los recientes, varios de sus libros ya son clásicos, indispensables para explorar nuestra historia "desde abajo": Labradores, Peones y Proletarios (1985), Violencia Política Popular en las Grandes Alamedas (1990), Historia Contemporánea de Chile (1999, en colaboración con Julio Pinto), Ser Niño "Huacho" en la Historia de Chile (2006), Mercaderes, Empresarios y Capitalistas (2009).
-¿Está preparado para la polémica que surgirá con el libro de Altamirano? Cada vez que abre la boca hace mucho ruido… Sobre todo cuando analiza a la UP, el golpe y la renovación de la izquierda…
-Altamirano es un intelectual. Así lo descubrí. Es el más intelectual de los políticos chilenos. En relación con la UP, su visión tiene que ver más que nada con la ingenuidad de lanzar un proyecto revolucionario a fondo a través de un Estado que no daba el ancho, y de promover un proceso de ese tipo cuando el mundo se dividía entre Estados Unidos y la Unión Soviética, estando nosotros en el corazón del "patio trasero" de los norteamericanos, que no querían una segunda Cuba. Eso era de una ingenuidad enorme. Dice también que, sabiendo de que eso era así – ingenuo, riesgoso-, no procuramos organizar la defensa de ese proyecto, o sea, fue una revolución desarmada. Y eso, dice él, condujo al desastre.
-¿Y qué visión le plantea sobre Salvador Allende?
-Altamirano dice que todos, incluido él mismo, procuraron ser leales al programa de la Unidad Popular. Allende también. Pero Allende, en el fondo, quería morir más que organizar la defensa. Más que atacar al enemigo que lo atacaba, él optó por pensar: "Me van a derrotar… ¡pum!, me suicido…".
-¿Como opción desesperada de último momento o esa idea le venía de antes?
-Según Altamirano, Allende tenía una concepción fatalista del final del proyecto. Por eso admiraba a Balmaceda. Y cuando apareció la posibilidad del golpe, él se dijo "de La Moneda me sacan con los pies para adelante". Fue como si en la revolución bolchevique, Lenin se hubiera suicidado en el momento clave.
-¿Y cuánto se reconoce Altamirano en lo que más tarde hicieron algunos de sus discípulos en la Concertación?
-Dice que él inició la renovación, pero no pensó que la renovación que él propuso se convertiría en un proyecto neoliberal. Porque hoy eso es el Partido Socialista para él: un partido neoliberal. Y eso es traición.
"El flaite, que no estudia, es una especie de vago, tiene blue jeans de marca, zapatillas de marca, polerón de marca, celular, peinado con estilo que necesita de una serie de cuestiones para dejar el pelo parado. Y, por lo tanto, no se siente pobre".
-¿Y usted coincide con esa mirada?
-En general sí. Es evidente que el PS actual y la DC actual olvidaron los fundamentos sobre los cuales se constituyeron como partidos. El PS con toda la trayectoria del Frente de Trabajadores, la revolución latinoamericana distinta de la moscovita… Y la DC, que surge también con esto de la opción preferencial por los pobres, Jacques Maritain, Juan XXIII, Pacem in Terris, todo un pensamiento humanista cristiano en pro de la justicia social. Todo ese discurso, que caracterizó al primer gobierno de la DC, hoy nadie lo menciona. Ninguno de esos discursos se menciona… hoy son todos neoliberales.
-¿Los socialistas se olvidaron de los trabajadores y los democratacristianos se olvidaron de los pobres?
-Claro, todos administraron el modelo neoliberal de Pinochet, y en su misma lógica. Y eso explica el descontento de las bases, porque son partidos de cúpulas.
La pobreza hoy
-En los 20 años de la Concertación aparecen cifras objetivas que avalan su proyecto. Un ejemplo claro es la reducción de la pobreza. ¿Usted no reconoce esos avances?
-Las cifras avalan eso si mantenemos las mismas definiciones de pobreza. La pobreza siempre se definió, en el mundo en que yo crecí, como carencias materiales. Yo vivía en una población obrera, la Manuel Montt, en el barrio Independencia, rodeada por poblaciones callampa y por conventillos. Allá llegaban los pobres a pedir "un pedacito de pan, por el amor de Dios". Y les dábamos pan duro. Yo eso lo vi, pues. ¿Quiénes eran los niños? "Cabros patipelaos", o sea, sin zapatos, con los mocos colgando, desarrapados… tú les dabas una camisita y quedaban felices. O mujeres pobres, piñinientas, todas sucias, hediondas, con un saco al hombro donde metían las cosas. Ésa era la pobreza por la cual luchamos y por la cual cantábamos La Internacional y todo eso.
-Una pobreza que hoy difícilmente se ve…
-Sí, pues. Hoy el pobre tiene una posibilidad que no tuvo en los años 40 y 50: el crédito. Tú ves a cualquier señora y tiene cuatro o cinco tarjetas de crédito de casas comerciales. ¿Cuál es el pobre típico hoy? Ya no es el cabro harapiento y sin zapatos, no es la vieja con el saco pidiendo lechuga: el pobre de hoy es el flaite. Y el flaite, que no estudia, es una especie de vago, tiene blue jeans de marca, zapatillas de marca, polerón de marca, celular, peinado con estilo que necesita de una serie de cuestiones para dejar el pelo parado. Y, por lo tanto, no se siente pobre.
Fotografía: Juan Pablo Sierra
-¿Hay que hacer una redefinición completa de la pobreza?
-Claro, porque la pobreza es relativa al contexto. Hoy, la pobreza no tiene que ver con esos bienes materiales, y por eso cae en las estadísticas. Hoy no se define por materialidad. Se define, por ejemplo, a partir del endeudamiento. Se mide por la capacidad de responder a una serie de exigencias: si te casas debes pagar por una vivienda, si tienes hijos debes pagar por su educación, si se te enferman tienes que pagar por la salud… y no estás en condiciones con 170 lucas mensuales, ni aunque te endeudes, para mantener una familia. Entonces, no me caso; y si me caso, me separo. La tasa de nupcialidad cayó 68% en los últimos 10 años. Los niños huachos alcanzan hoy el doble de lo que existía en el siglo XIX, que ya era récord mundial: está más alta que en Suecia, que es el país donde hay más cabros huachos. La tasa de divorcios supera a la de matrimonios.
El madresolterismo sobrepasa el 30%. En ese contexto, el padre de una familia popular, o no tiene trabajo o tiene puro trabajo temporal. Como no puede mantener a su familia y hay violencia intrafamiliar -¡vamos matando mujeres!-, se separa y termina dedicándose a la droga. Si te fijas la mayor concentración del consumo de drogas no está en el tramo de etario 15 a 20, sino entre 25 y 45, que es la etapa en que el hombre puede trabajar, casarse y tener familia. ¿Cuál es el modelo para el cabro chico? El papá no está, se fue y es un desastre; madre sola, trabaja todo el día. ¿Qué hace el cabro? Se va a la calle, y tenemos enormes cantidades de pandillas juveniles, cabros chicos en la calle y ahí van construyendo su identidad. ¿Y quién es su modelo? El papá no sirve, el profesor está sometido al autoritarismo dictatorial del sostenedor y por lo mismo vale hongo: su modelo es el choro de la población. Porque el choro es audaz, valiente, tiene plata, maneja armas, se agarra a balazos con los pacos, tiene seguidores, le compra camisetas al club del barrio…
-Es una descripción desoladora…
– ¡Pero eso es pobreza! No la llamo pobreza material, porque no es material. El choro tiene harta plata: por la vía del endeudamiento, del tráfico o del delito. Esto es pobreza ciudadana, cívica.
-¿Y se puede romper ese círculo?
-Es una red muy profunda… Se ve, por ejemplo, en la explosión de saqueos en el sur: cualquier desorden como el que produjo el terremoto provocará saqueos aquí y en la quebrada del ají…
-¿No fueron sorpresa para usted?
-Para nada. Eso está latente, es obvio. Estos cabros que consiguen recursos por las vías del endeudamiento o el robo están centrando su actividad simbólica en objetos como la electrónica; por eso roban puros aparatos electrónicos. En Concepción, robaron sobre todo artículos electrónicos.
"El PS, el PPD y la DC son neoliberales. Incluso en el discurso: no recuerdan para nada su pasado socialistón. Ni se acuerdan de los mapuches, de los pingüinos ni de los subcontratados. El PC luchó para estar en el Parlamento. Y ahora lo logró: está ahí. Entró a la misma lógica del Estado pinochetista".
-¿El problema tiene que ver con políticas sociales equivocadas?
-Tiene que ver con que no estamos leyendo en profundidad lo que está pasando en el mundo y en Chile. Seguimos mirando los grandes parámetros macroeconómicos. Y los vemos todos sanos. ¡Pero veamos los indicadores de desarrollo humano del PNUD! ¡Ahí la cosa cambia! Se ve que existe a nivel de la población chilena una enorme sensación de inseguridad, un malestar interior: no sé si podré asegurar mi salud cuando esté viejo, no sé si podré educar a mis hijos, no sé si puedo estar en mi casa tranquilo sin que me asalten… Pura inseguridad.
-El conflicto ya no está en la calle…
-¡No pues, está adentro de la casa! Y el régimen, feliz: estamos todos bien, vean las cifras, ¡pero nadie ve el enmierdamiento de las personas por dentro!
-Bonita manera de llegar a celebrar el Bicentenario…
-O bien celebramos un cumpleaños o bien hacemos un balance de vida. Son dos cosas distintas. Podemos celebrar el cumpleaños 200 de la Independencia, que es probablemente lo que predominará. Pero otra cosa es un balance de lo que hemos hecho o dejado de hacer y que nos tiene con este malestar interior. Esa evaluación no se está haciendo.
-¿Cómo ve la efeméride, entonces?
-Existirá un contraste muy fuerte entre el pan y circo que hará el gobierno -algo que la Concertación también habría hecho- y este otro pensamiento profundo que va por abajo y que es muy crítico.
-¿Quiénes se hacen cargo de esto?
-Nadie. Ése es el problema. La Concertación administró exitosamente el régimen de Pinochet, sin cambiarlo. Ni siquiera la Bachelet fue más radical: no hizo ningún cambio de fondo. ¿Qué hizo con los pobres? Les tiró bonos. ¿Y qué son los bonos? ¡Limosna!
-Es llamativo que la primera ley que mandó el presidente Piñera al Congreso haya sido el bono marzo…
-Y ahora, como gran cosa, alarga el posnatal… ¡Son medidas populistas de parche!
Los mineros de Copiapó
-Estas últimas semanas han estado tomadas por el caso de los 33 mineros atrapados en Copiapó. Usted ha estudiado la minería chilena desde el mundo del trabajo. ¿Ve antecedentes históricos en este caso?
– En Chile, la minería la desarrollaron los pobres: los buscones, pirquineros. Chile se convirtió en una potencia minera sobre la base de una tecnología pirquinera que era baratísima. La fase extractiva de la minería estuvo en manos de los pobres; el tratamiento lo hacían los capitalistas, como Edwards y todos esos campeones, que tenían fundiciones; y el transporte lo hacían los ingleses. Y los grandes explotados fueron los pirquineros… ¡los reventaron! Ellos asumían el costo del aumento del transporte y de las ganancias de los intermediarios. Esta explotación hacia abajo llevó a que se redujera la seguridad en las minas: pasó en el carbón y también en el cobre y el oro. ¿Esto que pasa hoy en la mina San José? ¡Historia del siglo XIX!
-¿Y por qué se ha producido esta atención enorme de parte de la gente y esta dedicación tan intensa de parte del gobierno?
-Bueno, está la solidaridad que siempre han tenido las clases populares de manera horizontal. Eso es normal, no me extraña. De parte del gobierno, responde al populismo, propio tanto de los gobiernos de la Concertación como de éste, más exacerbado en este caso. Porque en estricto rigor éste es el gobierno de los empresarios, pero no puede ser sólo el gobierno de los empresarios: tiene que mostrar una cara populista.Piñera no puede gobernar exitosamente con lógica neoliberal, porque el modelo tocó techo. Para mantenerse en el gobierno tiene que ser populista, no tiene otra, porque la mayoría de Chile está con este "malestar interior". Y como no hay izquierda, el voto popular se puso mutante…
-¿Con ese voto ganó Piñera? ¿No era voto de derecha, entonces?
-No, pues. Ese voto mutante crece y crece, porque son todos neoliberales.
-Usted dice que no hay izquierda, ¿qué pasó con ellos?
-El PS, el PPD y la DC son de hecho neoliberales. Incluso en el discurso: no recuerdan para nada su pasado socialistón. Ni se acuerdan de los mapuches, de los pingüinos ni de los subcontratados. El Partido Comunista luchó para estar en el Parlamento. Y ahora lo logró: está ahí. Entró a la misma lógica del Estado pinochetista, igual que la Concertación. ¡Y ahora están planeando hasta un candidato único el 2014! No hay ninguna alternativa…
-¿Y Marco Enríquez-Ominami?
-Lo escuché mucho en la campaña y me pareció un tipo que no tenía claras sus ideas, que tenía una confusión total. Lo que pasa es que es joven, hijo de Miguel Enríquez, un poco patudo, un poco farandulero… de todo un poco. Encarnó la expectativa del voto mutante, porque la política se expresa a través de la imagen: la imagen de simpatía de la Bachelet, la imagen del cambio de este otro… él era la imagen de la juventud, de la gente nueva, pero ME-O en sí no tiene peso: no sabe dónde está parado.
Qué piensan los cabros
-¿Tiene algo de esperanza para Chile?
-Para tener esperanza hay que partir de sus bases históricas. En los años 60, las esperanzas que uno tenía las agarraba de las teorías, de las ideologías, del Che Guevara, de la Unión Soviética, del Partido Comunista, del MIR, de Miguel Enríquez, de Juan XXIII… Hoy no estamos en condiciones de construir esperanza a partir de nada de eso. La única posibilidad es lo que veo entre mis propios alumnos: que los cabros se piensen a sí mismos sobre bases enteramente distintas y construyan sobre esas bases una expectativa de futuro que no pasa por tomarse el poder -este poder-, sino por construir sociedad, por construir cultura, por construir poder localmente. Ahí establecen bases de solidaridad, identidad, creatividad… rock de nuevo tipo, rap de nuevo tipo… todo de nuevo tipo.
-¿Y le ve viabilidad a un proyecto así?
-La pregunta es: ¿se le debe exigir a esta realidad nueva viabilidad?
-La sola pregunta es ilegítima, entonces…
-Sí, no tiene validez, porque no son proyectos que se planteen objetivos a largo plazo: son proyectos que buscan construir aquí y ahora. Si llegan a conquistar o a construir el Estado será por su expansión natural, no tienen apuro.
-Si entran en la lógica de los partidos tradicionales fracasarán, dice usted…
-No lo quieren simplemente: por eso hay 4 millones de cabros que no están inscritos. No están ni ahí con eso. Y si votan les da lo mismo, porque el voto no los identifica, no tiene importancia. El tipo de política que realizan es distinto: es política de red, de asamblea -como los pingüinos-, sin dirigentes, sólo con voceros. Y ahora en los colegios les prohíben las asambleas, así que ¿qué hacen los cabros? Sacan el celular, arman el blog y se comunican. No es la cultura de la toma ni de la revolución, ni siquiera la utopía: es puro pragmatismo.
REVISTA QUE PASA
Brasil y Venezuela, dos procesos electorales cruciales para este otoño…
Rebelión, Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez
En América Latina se celebrarán este otoño dos procesos electorales que tendrán una relevancia decisiva para la dirección que adopte la política económica y exterior en la próxima década.
Las elecciones legislativas venezolanas del 26 de septiembre determinarán si el Presidente Chávez es capaz de obtener la mayoría de dos tercios necesaria para continuar con su programa socialista democrático sin padecer los bloqueos continuos en la tramitación impuestos por una derecha cada vez más dura.
Brasil, la economía industrial y exportadora de productos agrarios más poderosa y dinámica de la región, afronta sus elecciones presidenciales el 3 de octubre.
En ambos países, el electorado está muy polarizado, si bien en Brasil no se estructura en torno al eje socialismo-capitalismo.
En Venezuela, la derecha pretende frenar nuevos procesos de nacionalización de industrias estratégicas, fomentar la desestabilización promoviendo la desobediencia y el sabotaje de las iniciativas políticas de base de las comunidades locales e imponer restricciones al gasto presupuestario en programas sociales e inversiones públicas. El objetivo estratégico de la derecha es incrementar la penetración institucional del Ejército, los servicios de inteligencia y las agencias de «ayuda» estadounidenses con el fin de debilitar las iniciativas de política exterior independiente del Presidente Chávez y presionar a su gobierno para que haga concesiones a la Casa Blanca, sobre todo debilitando su apoyo a Irán, Palestina y, lo más importante, las organizaciones político-económicas latinoamericanas independientes que excluyen a Washington (MERCOSUR, ALBA y UNASUR).
Elecciones presidenciales: Brasil
En Brasil, las elecciones presidenciales enfrentan a la candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, respaldada por el saliente Presidente Lula Da Silva, contra el antiguo gobernador del estado de Sao Paulo y abanderado del Partido Socialdemócrata Brasileño, José Serra. Las etiquetas del partido son irrelevantes, pues ambos candidatos han fomentado y están proponiendo continuar con políticas de desarrollo agro-minerales de libre comercio impulsadas por las exportaciones, y ambos encuentran respaldo entre las élites empresariales y financieras. Pese a sus vínculos con las élites empresariales y evitando toda clase de transformación radical (o siquiera moderada) de un sistema de distribución de riqueza y propiedad de las tierras enormemente desigual, hay diferencias esenciales que afectarán al resultado: (1) el equilibrio de fuerzas en el continente americano, (2) la capacidad de los movimientos sociales brasileños de articular sus demandas con libertad, (3) el futuro de los regímenes de centro-izquierda de los países vecinos (sobre todo, Bolivia, Venezuela y Argentina), y (4) los consorcios de capital público y privado para los campos petrolíferos inmensos recién descubiertos frente a sus costas.
Serra desplazará la política exterior de Brasil hacia una mayor adaptación a Estados Unidos, debilitando o rompiendo los lazos con Irán y reduciendo, o incluso eliminando, los programas de inversiones conjuntas con Venezuela y Bolivia. Sin embargo, Serra no modificará las políticas comerciales e inversionistas en el exterior en lo que se refiere a Asia. Serra proseguirá con las políticas de libre comercio de Lula con la intención de diversificar mercados (salvo donde Estados Unidos define «amenazas» geopolíticas o intereses militares) y promover las exportaciones de los sectores agrario y energético-minero. Mantendrá la política de Lula de superávit presupuestario y ajuste fiscal y de rentas. Es probable que las políticas sociales de Serra profundicen y ensanchen los recortes de las pensiones públicas y continúen con su criterio de restricción salarial, al tiempo que reducen el gasto público especialmente en educación, sanidad y lucha contra la pobreza. En ese ámbito fundamental que es la explotación de los nuevos yacimientos de gas y petróleo inmensos, Serra reducirá el papel del Estado (y su participación en los ingresos, los beneficios y la propiedad) en beneficio de las empresas petrolíferas privadas del extranjero. Es menos probable que Serra fomente la concertación con los dirigentes sindicales y que recurra a una mayor represión «legal» de las huelgas y a la criminalización de los movimientos sociales rurales, sobre todo los de ocupación de tierras del Movimiento de los Sin Tierra (MST). En el ámbito de la diplomacia, Serra se aproximará más a Estados Unidos y a sus políticas militaristas, sin mostrar apoyo manifiesto a la intervención militar directa. Una señal de que Serra suscribe el programa de Washington fue calificar al gobierno reformista de Bolivia de «narco-estado», haciéndose eco de la retórica de Hilary Clinton, en marcado contraste con los vínculos amistosos entre ambos países durante el mandato de Lula. Sin duda, Serra rechazará toda iniciativa diplomática independiente que entre en conflicto con las aspiraciones militares estadounidenses. La campaña de Rousseff, en esencia, promete mantener las políticas económicas y diplomáticas de Lula, incluyendo la propiedad pública mayoritaria de los nuevos yacimientos de petróleo y gas, el desarrollo de programas de lucha contra la pobreza y cierto margen de tolerancia (aunque no respaldo) a movimientos sociales como el MST o los sindicatos.
Dicho de otro modo: las alternativas son dar un paso atrás para regresar a las políticas represivas y conformistas de la década de 1990, o mantener el statu quo del libre mercado, la política exterior independiente, los programas de lucha contra la pobreza y una mayor integración en América Latina.
Si gana Serra, el equilibrio de fuerzas en América Latina se desplazará hacia la derecha y, con ello, se reafirmará la influencia y capacidad de acción estadounidense en todos los vecinos de centro-izquierda de Brasil. Serra seguirá en buena medida los pasos de Lula en política interior, administrando programas de lucha contra la pobreza a través de sus funcionarios, toda vez que garantice que el apoyo de los movimientos sociales a Lula se debilita. Ante unas opciones tan limitadas, las principales asociaciones empresariales de Sao Paulo respaldan a Serra (aunque determinados personajes del mundo de los negocios apoyan a ambos candidatos), mientras que los sindicatos principales están en la órbita de Rousseff; los movimientos sociales como el MST, que se sintieron traicionados cuando Lula incumplió su promesa de reforma agraria, hacen campaña «contra Serra», con lo que apoyan indirectamente a Rousseff. El dicho según el cual «América Latina va hacia donde va Brasil» tiene algo más que una pizca de verdad, sobre todo si analizamos el futuro y las perspectivas económicas de mayor integración para América Latina.
Elecciones legislativas: Venezuela
La Venezuela de Chávez es la clave para las perspectivas de cambio social progresista en América Latina. El gobierno socialista democrático apoya a los regímenes reformistas de América Latina y el Caribe, y con su gasto público ha consolidado avances pioneros en el ámbito de la salud, la educación y los subsidios alimentarios para el 60 por ciento de los sectores más pobres de la población.
Pese a la inmensa popularidad de Chávez durante toda la década y a los innovadores programas de redistribución y cambios estructurales progresistas, hay un riesgo evidente e inminente de que la derecha realice progresos significativos en las elecciones legislativas venideras.
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) encabezado por el Presidente Chávez tiene en su haber seis años de una tasa de crecimiento elevada, un aumento de la renta y un descenso del desempleo. En su contra juegan los 18 meses de recesión en curso, una tasa de inflación y criminalidad muy altas y unas restricciones presupuestarias que limitan la implantación de programas nuevos.
Según los documentos de la agencia oficial de ayuda exterior estadounidense, en la precampaña electoral venezolana Washington ha depositado más de 50 millones de dólares en las arcas de una oposición controlada por los «frentes» políticos y de ONG que fomentan los intereses estadounidenses, centrándose en la unificación de facciones opositoras enfrentadas, subvencionando al 70 por ciento de los medios de comunicación privados y financiando a organizaciones comunitarias controladas por la oposición en los barrios de clase media y baja. A diferencia de Estados Unidos, Venezuela no exige que los destinatarios de fondos del exterior que actúan en nombre de una potencia extranjera se den de alta como agentes extranjeros. La campaña de la derecha se centra en la corrupción gubernamental y el tráfico de drogas, una orientación inspirada por la Casa Blanca y The New York Times, que se olvidan de señalar que el Fiscal General de Venezuela ha anunciado la apertura de procesos judiciales contra 2.700 casos de corrupción y 17.000 casos de tráfico de drogas. La oposición y The Washington Post indican que el sistema de distribución estatal (PDVAL) no consigue dar cauce adecuado a varios miles de toneladas de alimento, lo que hace que se estropeen y acaben en la basura, pero no cuentan que tres antiguos directores están en la cárcel y que el ministerio de alimentación suministra en el país un tercio de alimentos básicos para el consumo a unos precios que llegan a ser un 50 por ciento más bajos que en los supermercados privados.
Sin duda, la derecha realizará progresos significativos en las elecciones legislativas, sencillamente porque parten de una situación inicial baja, su suelo, puesto que boicotearon las últimas elecciones. No es probable que su campaña contra la corrupción arrolle a la mayoría que apoya a Chávez, puesto que su anterior abanderado, el ex Presidente Carlos Andrés Pérez, fue condenado por un fraude de miles de millones de dólares y por apropiación indebida de fondos públicos. Los gobernadores y alcaldes opositores también han sido acusados de fraude y malversación de fondos y se refugian en Miami. Sin embargo, aunque la mayoría de los votantes considera que Chávez es honrado y está limpio, no se puede decir lo mismo de algunos cargos públicos de su gobierno. La pregunta es si los votantes van a reelegirlos a pesar de sus antecedentes con el fin de apoyar a Chávez, o si se van a abstener. La abstención nacida del desencanto, y no de un giro electoral a la derecha, es la mayor amenaza para una victoria decisiva del PSUV.
En la carrera hacia las elecciones legislativas, el PSUV celebró unas primarias en las que muchos consejos comunales eligieron a candidatos locales y populares frente a los escogidos por los sectores oficialistas. Será revelador ver si los candidatos de la base obtienen mejores resultados que los escogidos «desde arriba». Una victoria de los primeros fortalecerá los sectores socialistas del PSUV en contraposición a los moderados.
El proceso electoral está muy polarizado siguiendo demarcaciones de clase social, según las cuales la mayoría de las clases más bajas respaldan al PSUV y las clases medias y altas apoyan casi uniformemente a la derecha. Sin embargo, hay un sector significativo entre los más pobres y los sindicatos que está indeciso y no muy motivado para votar. Tal vez decidan el resultado final en distritos electorales esenciales, y allí es donde la campaña se recrudece. Para la victoria electoral del PSUV es clave si los sindicatos, los comités de las fábricas gestionadas por los trabajadores y los consejos comunales van a hacer un esfuerzo importante para aplacar a los votantes más reticentes y que voten a candidatos izquierdistas. Hasta los sindicalistas militantes y las organizaciones de base de trabajadores se han centrado visiblemente en disculpar (asuntos salariales) «locales» o «economicistas» o en ignorar las cuestiones políticas más generales. Su voto y su actividad como líderes de opinión encargados de mostrar «la panorámica global» son fundamentales para vencer la inercia política e, incluso, el desencanto hacia algunos candidatos del PSUV.
Conclusión:
Las próximas elecciones de Brasil y Venezuela ejercerán un impacto decisivo en la política, la política económica y las relaciones de América Latina con Estados Unidos durante toda la segunda década de este siglo. Si Brasil «gira a la derecha», fortalecerá inconmensurablemente la influencia estadounidense en la región y acallará una voz independiente. Aun cuando ningún candidato dará ningún gran paso adelante hacia una mayor justicia social, si resulta elegido la candidata preferida por Lula, Dilma Rousseff, supondrá un avance en el camino hacia una mayor integración latinoamericana y una política económica y exterior relativamente independientes. Salir elegida no abrirá la puerta a ningún cambio estructural de grandes consecuencias.
Una victoria de los socialistas venezolanos reforzará la determinación de Chávez y su capacidad para proseguir con sus políticas de bienestar social, contra el imperialismo y de apoyo a la integración. La actitud firme de Chávez oponiéndose a la militarización estadounidense, incluido el golpe de Estado de Honduras y las bases militares estadounidenses en Colombia, animan a los regímenes de centro-izquierda a adoptar una actitud moderada, pero fundamentada, en contra de la militarización. Las reformas socialistas de Chávez en Venezuela ejercen presión para que los regímenes de centro-izquierda introduzcan medidas legislativas de reforma social y fomenten los programas de lucha contra la pobreza y de creación de consorcios público-privados, en lugar de seguir las medidas neoliberales de la derecha proestadounidense más dura. En Brasil, la cuestión es votar por el mal menor, mientras que en Venezuela se trata de votar por el bien mayor.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Contradicciones en la izquierda latinoamericana…
Agence Globale
Traducido para Rebelión por S. Seguí
América Latina ha sido el ámbito de los mayores logros de la izquierda mundial en la primera década del siglo XXI. Esto es cierto en dos sentidos. El primero, y más evidente, ha sido el hecho de que los partidos de izquierda o centro-izquierda han ganado una importante serie de elecciones durante la pasada década. En conjunto y por primera vez, los gobiernos latinoamericanos han tomado distancias de Estados Unidos, y, en gran medida, América Latina se ha convertido en una fuerza geopolítica relativamente autónoma en la escena mundial.
Pero hay un segundo sentido en el que América Latina ha registrado los mayores éxitos de la izquierda mundial: los movimientos de las poblaciones indígenas de América Latina se han afirmado políticamente en casi todos los países, y han exigido su derecho a organizar su vida política y social de manera autónoma. Este movimiento saltó a las primeras páginas de la prensa de todo el mundo con el espectacular levantamiento neozapatista en el estado mexicano de Chiapas, en 1994. Lo que ha sido menos aparente es la aparición de movimientos similares en toda América Latina y el grado en que se ha ido creando una red interamericana de estructuras organizativas locales.
El problema estriba en que los dos tipos de izquierda -los partidos que han alcanzado el poder en los distintos Estados y los movimientos indigenistas de algunos de ellos- no tienen los mismos objetivos y utilizan un lenguaje ideológico muy distinto.
Los partidos se han puesto como principal objetivo el desarrollo económico, tratando de lograrlo, al menos en parte, mediante un mayor control de sus propios recursos y unos mejores acuerdos con las empresas y los gobiernos extranjeros, y las instituciones intergubernamentales internacionales. Persiguen el crecimiento económico, argumentando que sólo de esta manera mejorará el nivel de vida de sus ciudadanos y lograrán una mayor igualdad.
Los movimientos indigenistas han tratado de conseguir un mayor control sobre sus propios recursos y una mejora de las relaciones no sólo con los actores no nacionales, sino también con sus propios gobiernos nacionales. En general, afirman que su objetivo no es el crecimiento económico, sino llegar a un acuerdo con la Pachamama, o madre tierra. Aseguran que no buscan una mayor utilización de los recursos, sino un uso mucho más sensato que respete el equilibrio ecológico: persiguen el denominado buen vivir.
No es de extrañar que los movimientos indigenistas se hallen firmemente opuestos a los escasos gobiernos conservadores de América Latina, como México, Colombia y Perú. Sin embargo, cada vez más abiertamente, estos movimientos también han entrado en conflicto con los gobiernos de centro-izquierda como Brasil, Venezuela, Ecuador e incluso Bolivia.
Y cito aquí Bolivia porque es el único gobierno que ha elegido a un presidente indígena con el apoyo masivo de la población indígena del país. Y sin embargo, ha habido conflicto. Como en otros lugares, en Bolivia se trata de cómo se desarrollan los recursos naturales, quién toma las decisiones y quién controla los ingresos.
Los partidos de izquierda tienden a acusar a los grupos indigenistas que entran en conflicto con ellos de ser, a sabiendas o no, los peones (si no los agentes) de los partidos de la derecha nacional, y de determinadas fuerzas externas, en particular de Estados Unidos. Los grupos indigenistas que se oponen a los partidos de izquierda insisten en que actúan únicamente en defensa de sus propios intereses y por propia iniciativa, y acusan a los gobiernos de izquierda de actuar como los gobiernos conservadores de antaño, sin tener en cuenta realmente las consecuencias ecológicas de sus actividades en pro del desarrollo.
Algo interesante ha sucedido recientemente en Ecuador. Allí, el gobierno de izquierdas de Rafael Correa, que había alcanzado el poder inicialmente con el apoyo de los movimientos indigenistas, entró luego en agudo conflicto con éstos. El mayor distanciamiento se produjo con las intenciones del gobierno ecuatoriano de explotar campos petrolíferos en una reserva amazónica protegida llamada Yasuní.
Inicialmente, el gobierno hizo caso omiso de las protestas de los habitantes indígenas de la región, pero más tarde, el presidente Correa inventó una alternativa ingeniosa. Propuso a los gobiernos ricos del Norte que, a cambio de que el Ecuador renunciara a cualquier explotación en el Yasuní, estos gobiernos de los países ricos compensasen a Ecuador por esta renuncia, al considerar que se trataba de una contribución a la lucha mundial contra el cambio climático.
Cuando hizo su propuesta por primera vez en la Cumbre del Clima de Copenhague, en 2009, todos la consideraron una fantasía. Pero después de seis largos meses de negociaciones, cinco gobiernos europeos (Alemania, España, Bélgica, Francia y Suecia) han acordado crear un fondo que será administrado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que financiará a Ecuador por no explotar el Yasuní, con la justificación de que con ello se contribuye a la reducción de las emisiones de carbono. Se habla de inventar un nuevo verbo, yasunizar, para referirse a este tipo de acuerdos.
Pero, ¿cuántos acuerdos de este tipo se pueden cerrar? Hay un problema más fundamental en juego. Es la naturaleza del "otro mundo (es) posible", para utilizar el lema del Foro Social Mundial: ¿sería un mundo basado en un crecimiento económico constante, aún siendo éste “socialista", que pretendiese elevar el ingreso real de las personas en el Sur global?, ¿o sería lo que algunos llaman un cambio de valores de civilización, un mundo de buen vivir?
No será un debate de fácil solución. En la actualidad es un debate que se produce en el seno de las fuerzas de la izquierda latinoamericana. Pero hay situaciones similares en la base de gran parte de las tensiones internas en Asia, África e incluso Europa. Éste puede llegar a ser el gran debate del siglo XXI.
Bolivia: victoria de Evo en los comicios regionales…
El mapa político tuvo poca variación en la pelea oriente-occidente. El Movimiento Al Socialismo (MAS) se impuso en La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca. La oposición en Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando, la llamada Media Luna.
Por Sebastián Ochoa
Desde Santa Cruz
El Movimiento Al Socialismo (MAS) ganó en cinco de los nueve departamentos del país: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca. La oposición se impuso en Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando, regiones del oriente donde se inventó la Media Luna. Los recuentos para los cargos de concejales y asambleístas departamentales todavía continuaban anoche. Pero en las alcaldías al MAS no le fue tan bien, ya que perdió en casi todas las ciudades capitales, incluidos los departamentos donde ganó la gobernación.
Aunque el peso del MAS en Bolivia es determinante –sobre todo en el occidente–, su ausencia en varias alcaldías centrales lo obligarán a lidiar y negociar con la oposición. Molestia que Morales hubiera preferido ahorrarse, lo que quedó claro durante los actos de cierre de campaña, cuando convocó a votar “todo azul” en las papeletas de ayer.
De nada sirvió que el presidente alertara con declarar “traidor al MAS” a quienes cruzaran su voto entre oficialistas y opositores. En el caso de los gobernadores se eligió mayoritariamente a los oficialistas, pero en las alcaldías los votantes optaron en muchos casos por agrupaciones locales ajenas a la órbita del MAS.
“Una cosa es el presidente, otra cosa son sus candidatos”, dijo Magalí Espinoza, que últimamente votó a ganador. A Morales en diciembre de 2009, cuando fue reelecto con el 64,2 por ciento. Y ayer, cuando votó como alcalde a Percy Fernández, opositor al MAS. “Está loco y es una bestia peluda, pero es el único que trabajó por la ciudad”, aseguró a este diario.
En La Paz, el candidato a gobernador César Cocarico se impuso con el 48,1 por ciento de los votos. Segundo quedó el sociólogo Simón Yampara, del Movimiento Sin Miedo (MSM), con el 23,9 por ciento. Luego de las elecciones generales de diciembre pasado, el partido el presidente Evo Morales había roto su alianza con los “sin miedo”, que se largaron a competir contra el MAS en varias alcaldías. Ayer se pudo constatar que la ruptura trajo más beneficios al MSM.
En Cochabamba ganó la gobernación el ex legislador del MAS Edmundo Novillo, con el 60,4 por ciento. Le siguió, con el 26,8 por ciento, Marvell José Leyes, de Unidad Nacional-Consenso Popular (UN-CP). En Potosí, el oficialista Félix Gonzales obtuvo el 60,4 por ciento de los votos. Segundo quedó Richard Alejo, de Alianza Social (AS), con el 14,9 por ciento.
En Oruro triunfó con el 54 por ciento el ex legislador del MAS Santos Tito. El 33,2 por ciento fue para Iver Pereira, del MSM. En Chuquisaca, el dirigente campesino Esteban Urquizu se convertía en gobernador con el 49,6 por ciento de votos. Detrás quedó John Cava, ex presidente del comité cívico departamental, de la agrupación Alianza Por Chuquisaca (APC), con el 38 por ciento de los votos.
La oposición logró mantener las gobernaciones de cuatro departamentos del oriente, que por su forma en el mapa se llama Media Luna. Aunque el MAS quedó segundo en todas estas regiones, todavía no le alcanzó para quebrar el dominio de los partidos de derecha en esta mitad de Bolivia.
En Tarija, Mario Cossío, de Camino Al Cambio (CAC), ganó con el 49,3 por ciento y seguirá como gobernador. El candidato masista Carlos Cabrera, ex rector de la Universidad Juan Misael Saracho, obtuvo el 44,5 por ciento. El líder de CAC denunció que el partido de Morales ayer trajo a gente de Argentina por las ciudades fronterizas de Yacuiba y Bermejo para votar a favor del MAS.
En Santa Cruz, Rubén Costas, de Verdad y Democracia (Verdes), consiguió el 51,5 por ciento. El masista Jerjes Justiniano sacó el 39 por ciento. En Beni también seguirá Ernesto Suárez, de Primero Beni, con el 43,4 por ciento. La modelo y ex Reina de Belleza Jessica Jordan, del MAS, quedó con el 38,4 por ciento.
En Pando ganó el ex legislador de derecha Paulo Bravo, de Concertación Popular (CP), con el 49,6 por ciento. El MAS, con Luis Flores, obtuvo el 48,8 por ciento.
En cuanto a las alcaldías, el MAS quedó con las manos vacías en las principales ciudades, incluso en las del occidente, donde consiguió todos los gobernadores. Así pudo comprobarse que el “proceso de cambio” impulsado por Morales tiene su principal apoyo en las áreas rurales.
En la ciudad de La Paz, el candidato a alcalde del MSM Luis Revilla ganó con el 48,7 por ciento. Mientras la ex legisladora del MAS Elizabeth Salguero llegó al 34,4 por ciento. Lo mismo en Oruro, donde la “sin miedo” Rossío Pimentel alcanzó el 40,2 por ciento, por encima del ex legislador Félix Rojas, del MAS, con el 31,2 por ciento.
En la ciudad de Potosí tampoco logró imponerse el MAS. Allí ganó René Joaquino, de Alianza Social (AS), con el 50,7 por ciento. Le siguió el ex legislador masista César Navarro, con el 33,6 por ciento. También se quedó sin la ciudad de Sucre, cuyo nuevo alcalde es Jaime Barrón, ex rector de la Universidad Mayor de San Xavier.
Anoche, el ex legislador de derecha Arturo Murillo luchaba voto a voto por la alcaldía de Cochabamba contra Edwin Castellanos, músico masista creador del grupo Tupay. Ambos empataban en 39 por ciento. Las alcaldías de las ciudades de Santa Cruz, Tarija y Trinidad (capital de Beni) continuarán dominadas por la oposición. Cobija, capital de Pando, es la única ciudad de la Media Luna donde se impuso el MAS, con el 54,4 por ciento. Segundo quedó CP con el 42,2 por ciento.
Al cierre de esta edición, en la plaza Murillo, centro de La Paz, se juntaban tímidamente algunos militantes del MAS, aunque no conocían los límites de su alegría. En el oriente los opositores celebraban desde temprano. Las gobernaciones, que antes se llamaban prefecturas, deberán regirse por estatutos autonómicos. Así quedó establecido en varios referéndum realizados durante los últimos años en todo el país. Algunos departamentos de la Media Luna ya tienen escritos sus textos. En otras regiones aún falta que los redacten. Además, es necesario que la Asamblea Legislativa Plurinacional apruebe una ley que enmarque los regímenes autonómicos. Para esa ocasión, los opositores dependerán enteramente de lo que deseen votar los diputados y senadores del MAS, que están sobre dos tercios de los asientos.
Aunque no terminaron de computarse los votos, posiblemente en Pando habrá segunda vuelta para definir si ese departamento queda bajo control del MAS o de la oposición, como ha sido hasta ahora.
PAGINA/12
Francia: la izquierda unida gana ampliamente las elecciones regionales…
ELECCIONES REGIONALES EN FRANCIA
La izquierda se hace con el control de casi todas las regiones francesas
Severa derrota del partido de Nicolas Sarkozy en las elecciones de este domingo a dos años de las presidenciales
ANTONIO JIMÉNEZ BARCA – París – 22/03/2010
La izquierda francesa, que acudía ayer unida y envuelta en una ola de optimismo a la segunda vuelta de las elecciones regionales, confirmó el triunfo apuntado en la primera ronda y se alza con una victoria indiscutida. Todas las regiones de la Francia metropolitana, excepto Alsacia, tendrán un presidente de izquierda. El Partido Socialista francés (PS), Europa Ecología y el Frente de Izquierda consiguen en torno al 54% de los votos y el centro-derecha de Sarkozy, el 36%, según el ministro del Interior, Brice Hortefeux. El Frente Nacional, la formación de extrema derecha de Jean-Marie Le Pen que parecía moribunda hace meses, reafirma también su recuperación alcanzando un sorprendente 10% de los sufragios, teniendo en cuenta que sólo presentaba candidaturas en 12 regiones, donde, de hecho, ha rozado, de media, el 17%. La abstención fue alta, el 48,12%, aunque menor que en la primera vuelta (53,6%).
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Media hora después de que se cerraran las urnas, el primer ministro, François Fillon compareció para certificar "la decepción" de su grupo político. "No hemos sabido convencer. Asumo mi parte de responsabilidad y así se lo diré al presidente de la República mañana [por hoy]". Después, el cariacontecido primer ministro francés, que participó mucho en la campaña para tratar de animar a un electorado poco motivado y que no piensa dimitir por ahora, recordó la virulencia de la crisis económica mundial en un intento de justificar el descontento de los franceses con el Gobierno.
Poco después habló la primera secretaria del Partido Socialista, Martine Aubry. Satisfecha, pero no exultante ni triunfalista. Hizo pública la victoria de la izquierda y añadió: "Los franceses han rechazado la política injusta de Sarkozy, que ha hecho regalos fiscales a los que más tienen, que ha protegido a los bancos y a los banqueros, pero que está poniendo en peligro la sanidad y la educación públicas". Después concluyó: "Hemos de consolidar esta izquierda solidaria que se ha reencontrado con los franceses".
Mirando a las presidenciales
Ésta es la última elección antes de las presidenciales de 2012, en las que Sarkozy se jugará el cargo. La izquierda, de este modo, se coloca en una posición aceptable para el asalto al Elíseo dentro de dos años. No será fácil. Ya en 2004 ganó las elecciones regionales con claridad (consiguió 20 de las 22 regiones) y luego perdió las presidenciales en 2007, al derrotar a Nicolas Sarkozy a Ségolène Royal. Daniel Cohn-Bendit, eurodiputado, líder del Mayo del 68 y dirigente de Europa Ecología, lo recordó ayer y añadió que la izquierda francesa debe ya empezar a trabajar en un proyecto victorioso de cara a esa crucial cita electoral.
Para eso, primeramente, el Partido Socialista francés (PS) deberá elegir un líder en un proceso de primarias que se antoja tormentoso. Tras la victoria de ayer Martine Aubry ha mostrado que le sobra legitimidad para presentarse como candidata. También su oponente en el último congreso socialista, Ségolène Royal, ex candidata presidencial y reelegida ayer presidenta de la región de Poitou-Charentes con un resultado apabullante: 61,1% de los votos contra 38,9% del centro-derecha. De este modo, Royal también se postula para convertirse, antes de 2012, en la líder de la izquierda. Ayer no olvidó leer los resultados en clave nacional y aseguró que se deben traducir como una clara derrota de Sarkozy.
En la región de Languedoc-Rousillon, el presidente Georges Frêche, expulsado del PS en 2008 por declaraciones racistas, ha sido reelegido con más del 53% de los votos.
La cabeza de lista del Frente Nacional en Nord-Pas-de-Calais, Marine Le Pen, hija del presidente del partido ultraderechista, Jean-Marie Le Pen, y, casi con toda seguridad, su heredera a la cabeza de la formación cuando éste, de 81 años, se jubile en 2011, aparecía sonriente dispuesta a dar su versión sobre lo ocurrido: "Hemos obtenido una victoria incontestable. Hemos mejorado los resultados de la primera vuelta, lo que no nos ocurría desde hacía tiempo".
Ahora, falta saber qué hará Sarkozy, que hoy se reúne con su plana mayor en el Palacio del Elíseo para estudiar los resultados, con una derrota tan clara encima de la mesa. Pronto se verá si se traduce en un cambio de Gobierno o de estrategia. Por lo pronto, ya se adivinan enemigos: Dominique de Villepin, rival de Sarkozy en el centro-derecha, actualmente en China, dará el jueves una rueda de prensa para dar a conocer, previsiblemente, su propia formación política.
EL PAIS.COM
Antiguo dilema para la izquierda: el caso Brasil y el PT…
Con ocasión de celebrar el trigésimo aniversario de la creación del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, el principal periódico independiente de izquierda, Brasil de Fato, publicó entrevistas con cuatro de los principales intelectuales de izquierda. Los cuatro fueron activos alguna vez en el PT, de hecho se cuentan entre sus fundadores. Tres de ellos se retiraron del PT –el historiador Mauro Lasi se unió al Partido Comunista Brasileño, el sociólogo Francisco de Oliveira se unió al Partido Socialismo y Libertad y el historiador Rudá Ricci se hizo izquierdista independiente. El cuarto, el historiador Valter Poner, permanece en el PT y es una de las figuras principales de su facción de izquierda.
Expresaron cuatro análisis, sorprendentemente diferentes, de lo que Ricci llama el antiguo dilema de la izquierda brasileña: como ser popular y de izquierda
. Pero por supuesto ése ha sido el dilema de la izquierda en todo el mundo, y sigue siéndolo hasta ahora.
Brasil es un lugar interesante para analizar este dilema y cómo se expresa. Es un país con una larga y activa tradición política, y hoy goza mucho de una situación multipartidista. Es también una nación cuya situación política ha mejorado mucho en años recientes, particularmente en los últimos 10 años. Y Brasil es un país que ha estado afirmando mucho liderazgo político en América Latina. Así que la pregunta se vuelve ¿cómo medimos la popularidad
de un partido y cómo evaluamos sus credenciales de izquierda?
El periodista de Brasil de Fato abrió sus entrevistas apuntando que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva es una figura carismática, que es el mandatario más popular desde la "redemocratización" del país y que a lo largo de su historia el PT ha incrementado su apoyo entre los estratos más pobres de la población. Para que el partido se volviera más popular, aseveró, tuvo que hacer concesiones al pragmatismo
.
¿Cómo reaccionaron los cuatro intelectuales a esta premisa? Para Ricci, el "lulismo"
se ha vuelto más importante que el partido, lo que invierte el concepto original del PT. El PT seamericanizó
dice él. Hoy es simplemente una maquinaria electoral. La izquierda encuentra difícil ser popular debido a su lastre teórico de origen europeo
. La cultura popular, dice, escompleja y conservadora
, y Lula dialoga con su cultura popular. El PT es estatista y desarrollista, y como tal conservador y pragmático. Así que el problema es retornar a la idea original de una utopía de izquierda democrática sin tornarse elitista
.
Para Lasi, el PT se volvió uno de los dos principales partidos de Brasil, de centroizquierda con un programa pequeñoburgués
. El precio que pagó por el tamaño de su respaldo fue el abandono de los principios y las metas políticas que estaban presentes en su origen
. El lulismo
o el populismo
es un modo de hacer que las masas accedan a las políticas que no fueron hechas en su interés.
Para Oliveira, el PT que comenzó con una base de trabajadores, de teología de la liberación y de movimientos de democratización, se ha vuelto simplemente parte de la jalea general
del sistema partidista brasileño. Una perspectiva socialista no se basa en los pobres
sino en un análisis de clase. Y en cuanto al programa del partido, la estatización, está 100 años atrasado, es parte de la dolencia infantil del estatismo
. Es un programa para fortalecer las industrias brasileñas y no tiene nada que ver con la izquierda o el socialismo.
Poner ve la situación muy diferente. Concuerda con que al principio el gobierno de Lula era social-liberal en su orientación. Pero después de 2005, se hizo hacia la izquierda. Sí, dice él, el partido es desarrollista. Pero hay dos variedades de desarrollistas, los conservadores y los demócrata-populares. Con la crisis del capitalismo, el socialismo está de vuelta al debate
.
Lo sorprendente acerca de los tres análisis críticos es el miedo al populismo
. Lo que sorprende de los análisis es la ausencia de cualquier discusión de geopolítica.
Justo unos días después del artículo de Brasil de Fato, Fidel Castro publicó una de sus Reflexiones
periódicas en La Jornada, en la ciudad de México. Lula acababa de estar de visita con Castro. Éste dijo que conocía a Lula hace 30 años, es decir, desde la creación del PT. Dada la historia de Cuba y las dificultades de más de 50 años, Castro dijo que lo que tiene para nosotros una enorme trascendencia
era la reciente reunión en Cancún donde se había decidido la creación de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe que incluía a Cuba y excluía a Estados Unidos y Canadá. Esta reunión fue en gran medida un logro de Lula.
Castro subrayó entonces la importancia y el simbolismo
de esta última visita de Lula antes de que deje de ser presidente de Brasil. Recordó que en la década de 1980 tuvo un emotivo encuentro con él, su esposa y sus hijos
en su sencilla morada y alabó de Lula “su placer de luchar… con intachable modestia”. Aquí no hay crítica alguna al lulismo.
Todo lo que los intelectuales brasileños de izquierda critican, Castro lo alaba –el desarrollo tecnológico de Brasil, el crecimiento del PIB, convertirse en una de las 10 principales economías del mundo. Aun en la cuestión de la producción de etanol, a la que Castro dice que se opone, no culpó a Lula. "Comprendo perfectamente que Brasil no tiene otra alternativa, frente a la competencia desleal y los subsidios de Estados Unidos y Europa, que incrementar la producción de etanol".
Castro termina con esta nota: "Una cosa es indiscutible: el obrero metalúrgico se ha convertido actualmente en un estadista destacado y prestigioso cuya voz se escucha con respeto en todas las reuniones internacionales"
.
¿Cómo pudieron los intelectuales brasileños de izquierda y Castro llegar a retratos tan diferentes de Lula? Está claro que estaban mirando dos cosas por completo diferentes. Los intelectuales brasileños de izquierda miraban primordialmente la vida interna de Brasil y expresaron su pena por el hecho de que Lula fuera, a lo sumo, un pragmático de centroizquierda. Castro miraba principalmente a Brasil en su papel geopolítico, que él ve que socava a su enemigo primordial, el imperialismo de Estados Unidos.
¿Cuál es entonces la prioridad para los intelectuales de izquierda? Ésta no es meramente una cuestión brasileña. Es una cuestión que debe preguntarse casi en todas partes, tomando en cuenta el curso de la historia y el estatus geopolítico del país en cuestión.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/03/21/index.php?section=opinion&article=026a1mun
Francia: prevén repunte de la izquierda y alta abstención…
Los sondeos marcan dos tendencias para el domingo: la supremacía de las listas de izquierda frente al oficialista UMP y la existencia de una mayoría abstencionista. El debate se contaminó con temas como la inmigración.
Por Eduardo Febbro
Desde París
El desencanto y su consecuencia inmediata, la abstención, amenazan la primera vuelta de las elecciones regionales que se celebran el próximo domingo en Francia. Los sondeos de opinión marcan dos tendencias fuertes: la supremacía de las listas de izquierda frente al partido presidencial UMP y la existencia de una mayoría abstencionista que podría convertir estas elecciones en las menos votadas del último cuarto de siglo. Las encuestas coinciden en apuntar el ascenso del Partido Socialista en las intenciones de voto. El PS podría obtener 31 por ciento de los sufragios frente al 27 por ciento de la UMP. En tercer lugar vienen las listas de Europa Ecología, movimiento encabezado por el ex líder de Mayo del ’68 Daniel Cohn-Bendit, 14 por ciento; la extrema derecha del Frente Nacional, 9 por ciento; el Frente de Izquierda, 6 por ciento, y el partido centrista Modem, 5 por ciento.
En términos globales, las listas de izquierda obtendrían 48 por ciento, mientras que la derecha se quedaría con 32 por ciento del electorado. El contexto muestra que pese a su desunión, su falta de línea clara y sus innumerables tropezones, la izquierda socialista no ha perdido el apoyo de su electorado regional. Sin embargo, en términos de lectura de la calidad de la democracia, lo más inquietante son los altos índices de abstención que se prevén, el desinterés de los electores por las plataformas políticas, la alucinante distancia entre los políticos y las necesidades de la población y la contaminación del debate electoral con los temas ligados a la identidad nacional, las discriminaciones y los inmigrados. Este último capítulo ha sido notablemente fructuoso en groserías de todo tipo en contra de los extranjeros. Sus protagonistas salieron de todos los sectores del arco político francés y con ello rompieron la hegemonía que la ultraderecha francesa mantenía no sólo sobre el tema, sino también con el tono vulgar y agresivo. Un miembro de la mayoría gubernamental habló de “invasión”, un ministro en ejercicio evocó que el problema era cuando había “demasiados” –gente de origen árabe– y un dirigente socialista declaró que no votaría por el ex primer ministro socialista Laurent Fabius, de origen judío, porque éste no tenía “una jeta demasiado católica”.
A este ramito de cortesías también le caben las ya abusivas vulgaridades de la extrema derecha y sus afiches electorales que hacen de los extranjeros una suerte de plaga invasora. Eso sí, todo esto sin que jamás un juez u otra autoridad se pregunte sobre los límites que ya es hora de trazar en un Estado que hizo de los derechos humanos un eje de la construcción de su identidad. En la región de la Costa Azul, Jean-Marie Le Pen tuvo que acudir ante la Justicia luego de una querella presentada por la Liga contra el Racismo debido a un sucio afiche electoral que mostraba a una mujer con velo, un mapa de Francia cubierto con la bandera de Argelia lleno de misiles y el eslogan “No al islamismo”.
La iniciativa de Eric Besson, ministro de Inmigración e Identidad Nacional, contribuyó en mucho a crear un remolino que fue arrastrando todo a su paso. Besson lanzó hace unos meses un debate sobre la “identidad nacional” mediante una consulta que consistía en responder a la pregunta “¿Qué es ser francés?”. Esa idea respondía a una estrategia electoral cara a las elecciones regionales, pero suscitó tantos debates y excesos que el primer ministro francés, François Fillon, tuvo que dejar a un costado esta propuesta para contrarrestar los efectos nefastos que estaba acarreando para la mayoría.
La crisis internacional, sus consecuencias sobre el tejido social y el desempleo, así como la incapacidad del sistema político para aliviar su impacto terminaron cerrando a los electores en el desencanto. En enero pasado, un estudio del Centro de Investigaciones Políticas de la Universidad de Ciencias Políticas (Cevipof) constató que el 67 por ciento de los franceses no tenía confianza ni en la izquierda ni en la derecha para resolver los problemas del país. Brice Teinturier, miembro de la encuestadora TNT-Sofrés, explicó al diario Le Monde que “la abstención tiene una razón mayor: la supuesta impotencia de los políticos para resolver los problemas de la sociedad francesa, en especial el desempleo”. Los medios de comunicación no son ajenos a esta distancia: privilegiaron los temas colaterales, los antagonismos de conventillo, redujeron la pertinencia de los debates en una suerte de concurso sobre quién era el más ligero, el más superficial, el más espectacular y vacío. Señoritas de llamativa belleza y jóvenes de corbatas luminosas entrevistan con la misma regla de la ignorancia a un candidato o a un cantante de moda.
El abismo entre electores y gobernantes podría llevar a la abstención a superar la barrera del 50 por ciento. En las precedentes elecciones regionales de 2004, la abstención alcanzó el 39,2 por ciento de los electores. Luego, en las presidenciales de 2007, la densa confrontación izquierda-derecha entre el actual presidente, Nicolas Sarkozy, y la candidata socialista, Ségolène Royal, movilizó al electorado. Tres años después, la abulia, el desaliento y la incomprensión están edificando un muro entre el electorado y las urnas.
Página/12
Rodrigo Ambrosio, la coyuntura de 1970 y la lucha política… Entrevista.
Rodrigo Ambrosio, Secretario General del MAPU, 1970
– ¿Qué significado exacto da el MAPU a lo ocurrido el 4 de septiembre?
–"Ese día las clases sociales que pugnaban por el poder hicieron una medición muy precisa de sus fuerzas. Aparece a primera vista una gran alianza del pueblo encabezada por la clase obrera que presenta grados de unidad, de poder y movilización nunca vistos antes. Por otro lado, aparece la burguesía dividida desde el punto de vista de sus alianzas y de sus programas políticos. Un sector tradicional, diríamos arcaico, buscando, en tomo a un programa claramente conservador y autoritario, la alianza con la pequeña burguesía y las capas medias más moderadas; y una fracción burguesa más audaz, ligada a inversiones económicas que exigen por sí mismas mayor dinamismo, que se planteó la alianza, en tomo a un programa populista, con los sectores más atrasados del pueblo, particularmente rurales y suburbanos.
"Esa medición de fuerzas está indicando en primer lugar que hay en este momento histórico una coyuntura excepcional para emprender la lucha decisiva por el poder, puesto que la clase obrera alcanzó una fuerza formidable, y por otro lado la burguesía muestra un grado de grave deterioro y contradicción".
-¿Esto quiere decir que los trabajadores no han conquistado todavía el poder?
–"No. No creemos que la llegada del pueblo a La Moneda signifique la conquista del poder por los trabajadores. Creemos sí que el gobierno es una muy buena posición para luchar por el poder. Por eso estuvimos interesados en ganar la elección y luego en obligar a la reacción a reconocer esa victoria. Pero para nosotros La Moneda no es poder".
-La Unidad Popular afirma que implantará las condiciones para empezar la construcción del socialismo. Un documento oficial del Partido Socialista señala que por la forma particular en que se llegó al gobierno hay que conquistar el poder DESDE las estructuras capitalistas, a diferencia de otras experiencias donde los trabajadores tomaron el poder al tiempo que destruían esas estructuras, ¿qué piensa el MAPU al respecto?
–"Es evidente que la forma institucional del acceso al gobierno está predeterminando la forma específica que en el caso chileno va a asumir la destrucción del Estado burgués y la construcción de un nuevo Estado de clase, de un Estado popular. Eso no significa que la destrucción del Estado burgués se haga superflua o que pueda hacerse sin enfrentamiento. La lucha de las clases por el poder se expresa finalmente en el enfrentamiento irreductible entre dos poderes. Ese fenómeno fundamental del enfrentamiento de dos poderes de clase, un poder institucionalizado, legitimado por la tradición y por la superestructura del país, pero decadente, y un poder nuevo, emergente, sin instituciones adecuadas todavía, pero que en el caso chileno podrá aprovechar también en su beneficio muchas tradiciones jurídicas y muchas formalidades institucionales, ese enfrentamiento se repite aquí como en todos los procesos revolucionarios del mundo. Chile no es, pues, una excepción. La destrucción del Estado burgués sigue siendo un requisito".
-¿Ustedes están de acuerdo con la cita de Engels referente al tránsito pacífico al socialismo, hecha por el Presidente Allende en el Estadio Nacional?
–"Estamos absolutamente de acuerdo con ese discurso, pero esa cita preferiríamos hacerla una vez que Chile sea socialista. No queremos facilitarnos el camino y dar a las masas la impresión de que no habrá aquí necesidad de enfrentamientos muy largos y muy duros. Mientras rio salgamos victoriosos de esos choques creemos que es prematuro decir que la anticipación de Engels se cumplió".
-¿Entonces, qué camino va a seguir ese "poder emergente" para llegar a tener el dominio total de la situación?
–"Yo diría que el nuevo poder tiene dos filos. Uno son las masas en pie de combate y otro es el control institucional que dentro del Estado esas masas ya han conquistado. Ahora bien, es de la utilización plena, dialéctica, fecunda de esos dos filos que podrá irse logrando el aniquilamiento definitivo del poder burgués. Sería una ilusión típica de todos los intentos reformistas, pensar que el Presidente de la República, o los parlamentarios, o los partidos de la Unidad Popular, instalados en algunas posiciones del aparato estatal, aislados de las masas, puedan ganar esa batalla. Sin las masas los gobiernos populares se transforman en gobiernos populistas, demagógicos, conciliadores.. .".
-¿Qué es la "democracia representativa" chilena para el MAPU: la expresión máxima de la DEMOCRACIA y la libertad o un régimen político ideada por el capitalismo en beneficio propio, que necesariamente refleja la división de clases, como piensan algunos?
–"No hay democracia en abstracto. El régimen democrático chileno expresa en lo fundamental una forma de dominación de la burguesía. En lo fundamental. Creo, sin embargo, que un análisis marxista de la superestructura de la sociedad chilena debe ir más lejos. Yo creo que por ausencia de ese análisis en buena medida, muchos grupos revolucionarios han tenido en estos años un malentendido permanente respecto de la lucha política por el poder, y concretamente una negligencia dogmática hacia las formas electorales del enfrentamiento de clases.
"Evidentemente son los jurisconsultos de la burguesía, sus parlamentarios, sus ideólogos los que han conformado este sistema tan elaborado, aparentemente universal, en que cada chileno tendría mil y un derechos. Pero no se puede ignorar que en este país hay una vieja clase obrera que tiene casi cien años. La fuerza política de la clase obrera y de otros sectores del pueblo ha sido un factor que la burguesía no ha podido dejar de considerar. El sistema democrático hoy día vigente no es el resultado puro de la voluntad de dominación de una clase, ejercida en el vacío, es el producto de una lucha de clases. La clase obrera, gracias a su combatividad, a su poder creciente ha ido abriéndose paso, por así decirlo a codazos y patadas, como un ariete, abriéndose nuevas posibilidades de combate. Es eso, a juicio del MAPU, lo que hacía posible entender la lucha electoral como una manifestación de la lucha de clases".
-¿El MAPU está conforme con el pacto de las "Garantías Constitucionales"? La derecha lo presentó al país, casi diríamos como un salvoconducto para que Salvador Allende llegara a La Moneda. ¿En este caso la UP hipotecó algo, dejó algo en el camino hacia La Moneda?
–"Impulsamos y apoyamos esa negociación. Creemos que la UP no hipotecó nada. Ahora que se ha visto lo que esas garantías han ayudado a legitimar el Gobierno Popular, a desvanecer prejuicios en las capas medias, a aislar a los sediciosos, a dar la imagen sólida ante los gobiernos extranjeros, en un momento que era fácil cuestionarlo y atravesarse en su camino, yo creo que son pocos los que todavía dudan de su necesidad. Si el PDC no existiera habría que haberlo inventado. ¿Cree usted que Lenin –el Lenin que firmó la paz de Brest-livtosk– habría dudado en firmar semejantes garantías?".
-¿Cuál es el ritmo que desea el MAPU para la aplicación del programa popular, especialmente en las nacionalizaciones y reforma agraria?
–"Nosotros pensamos que hay hoy día una coyuntura favorable para echar ‘ a andar una estatización de la banca privada y los seguros, una nacionalización de la gran minería del cobre, del salitre, del hierro y de algunos monopolios industriales, una masificación creciente de la reforma agraria. ¿Por qué? Porque el enemigo está con la guardia baja, desarmado, a la defensiva, y hay que aprovechar esta posibilidad. Sin embargo, no creemos que este proceso deba ser decidido a priori en términos de ritmos, de velocidades. Esta no es una carrera de regularidad. Aquí lo que interesa es analizar cada coyuntura concreta. Este proceso no llegará más rápido al socialismo por querer ir más rápido hacia él. El camino más corto del socialismo pasa por la conquista del poder, y la conquista del poder pasa por la ampliación de la base de sustentación del Gobierno Popular, y esta ampliación pasa por la aplicación de las medidas democráticas del Programa, que permiten cohesionar las fuerzas de apoyo e incluso atraer hacia esas fuerzas más y más capas sociales. Esas medidas puede que no sean tan espectaculares; no son ni significan socialismo. Nosotros creemos, sin embargo, que realizándolas estamos haciendo socialismo también, en la medida que levantamos con ellas el poder de clase capaz de construirlo".
-¿A juicio del MAPU, ¿cómo debe combatirse el peso innegable que mantiene la ideología capitalista a través de la prensa y la educación privada?
–"Nosotros pensamos que en el terreno de la prensa, de la educación, de la propaganda, en general de la ideología, lo que corresponde es una implacable lucha ideológica. Creemos que esta es una de las particularidades interesantes de lo que algunos llaman "vía chilena". Aquí la oposición de las clases dominantes en declinación seguirá teniendo derechos, seguirá disponiendo del instrumental con que antes intentó, sin contrapeso, la domesticación de las conciencias. Pero al mismo tiempo las nuevas clases emergentes, sus diversas y particulares expresiones políticas, organizaciones de masas, sindicales y otras dispondrán también de un inmenso desarrollo material de posibilidades de creación ideológica, de discusión, de enfrentamiento con las ideologías tradicionales. No se trata de extirpar por decreto la ideología de la burguesía. Nos interesa que siga viviendo porque en esa medida nos obliga a un esfuerzo de persuasión, de educación, de convencimiento, a una lucha ideológica efectiva, creadora, que apele a todos los recursos de la inteligencia del pueblo, de su intelectualidad. Eso, a nuestro juicio, da a la larga la base para una conciencia popular, para una conciencia de clase".
–Además de la ideología, está el poder económico del capitalismo, ¿qué hará el Gobierno Popular con ese poder?
–"Creemos que es un principio elemental dividir al enemigo y utilizar con él tácticas diversas. Se trata, pues, de expropiar sin contemplaciones el poder económico de los enemigos principales, la propiedad de los monopolios; pero se trata también de dar garantías reales, efectivas, sólidas como gobierno, no sólo de seguridad sino de progreso, a la mediana y pequeña burguesía. No tememos que la burguesía pueda recuperarse, que pueda dar vuelta la tortilla, porque en la medida en que el Estado sea definitivamente del pueblo y en la medida en que se haya constituido un área económica dominante controlada por ese Estado, los panaderos, los comerciantes, los dueños de garage, los tenderos, los pequeños agricultores no podrán volver la historia atrás. Creemos que aquellos grupos revolucionarios, directa o indirectamente vinculados a las proposiciones clásicas del trotskismo, en definitiva lo que hacen es lanzar al proletariado solo al combate, al proletariado con algunas capas semi-proletarias contra toda la burguesía en bloque. Creemos que es una política errada, que regala aliados al enemigo y que en ese sentido redobla su fuerza, hace más difícil, por no decir imposible, la conquista y la consolidación del poder y por tanto el socialismo".
-¿Bastan los cambios en la economía para abrir las puertas al socialismo o se necesita una nueva cultura como señalan otros regímenes revolucionarios?
–"El socialismo no es solamente una organización diferente de la economía. Creemos que el socialismo es una realidad social total. Es decir, una economía donde ya no hay explotación, una democracia auténtica para los trabajadores y una nueva cultura que exprese los nuevos valores de las masas liberadas. Sin propiedad socialista no hay ni verdadera cultura nueva, ni verdadera democracia auténtica de trabajadores. Pero la mera organización económica socialista por sí misma no asegura la construcción de una verdadera sociedad socialista. "Apreciamos la revolución cultural china en este sentido. La apreciamos a pesar de todas las particularidades que sea difícil comprender desde aquí; apreciamos el esfuerzo que significa como intento sistemático, como intento político por construir los nuevos valores de la sociedad socialista.
Creemos que en Chile tendremos que estar atentos para iniciar desde un comienzo un trabajo de gran intensidad en este campo. Y el MAPU se prepara para hacer allí su contribución".
–Hay muchos que refiriéndose a la "nueva cultura" han señalado que es la cuna del hombre nuevo..
–"Evidentemente. Yo creo que las masas en esta experiencia particular de lucha y creación de estos años irán definiendo un nuevo modelo cultural del hombre, nuevas pautas de conducta, de moral, de convivencia, y que se abrirá paso a desarrollos inéditos, verdaderamente insólitos, en el arte, en la ciencia, en la moral. Tan acostumbrados estamos a que el arte, la moral y la ciencia sean el oficio profesional, privilegiado de una élite, que yo creo que nadie dejará de estar permanentemente asombrado el día en que las masas comiencen a tener, de manera quizá no tan intelectualizada, de manera práctica, capacidad para hacer su arte, su moral, su ciencia, su cultura".
–Los cubanos tienen un aliado, a mí juicio formidable en su empeño por construir el hombre nuevo: en ese país el dinero no tiene ningún valor, ningún sentido.
–"Nosotros creemos que la moral nueva colocará, evidentemente, el dinero, como mediador fetichizado de relaciones humanas, en su verdadero lugar. Creemos que las relaciones entre los hombres tendrán que tener un cauce cada vez más directo, donde muchos fetiches tendrán que ir siendo botados por la borda.
"Ahora, nosotros creemos también que no se trata aquí de pensar que esa vieja ley del marxismo, de la correspondencia entre superestructura y la base material, sea una ley que pueda echarse al bolsillo por pura voluntad revolucionaria. Creemos que este es un proceso que requiere tiempo, que requiere de cierto contexto objetivo".
-¿El riesgo de un enfrentamiento sangriento puede detener la aplicación del Programa?
–"La aplicación del Programa de la Unidad Popular requiere de un análisis constante de la correlación de fuerzas. Habrá que ir viendo, con mucha firmeza, con mucha intransigencia en lo estratégico, pero también con mucha flexibilidad en lo táctico, cuál es el momento oportuno para cada medida. Aquí no se trata de echarle para adelante no más, no se trata de arriesgar tontamente todo lo ganado, no se trata de exponernos a una derrota decisiva. Tenemos que golpear cuando el golpe pueda ser mortal, cuando el enemigo principal esté debilitado, aislado, a la defensiva; y para eso hay que atraer, o al menos neutralizar, a los enemigos secundarios".
-¿Cómo serán las Fuerzas Armadas en este gobierno?
–"No vemos posibilidades de construcción del socialismo en Chile sin una fuerza armada profundamente identificada con el pueblo, con el Estado Popular. Pensamos que nuestras FF.AA., por sus tradiciones constitucionalistas, por su pensamiento progresista y moderno, constituyen un magnífico respaldo en el inicio de ese camino.
"Las Fuerzas Armadas, como muchas instituciones de este país, nacidas en la vieja sociedad, irán cruzando este proceso con una responsabilidad exacerbada, con mucha avidez y perspicacia, haciendo suyas muchas experiencias nuevas. En 20 años más, la Iglesia, por ejemplo, estoy seguro que habrá extirpado sus reminiscencias clasistas, los residuos ideológicos que la hicieron un peón de las clases dominantes. Algo similar sucederá con muchas instituciones políticas del Estado, que irán adquiriendo nuevos contenidos, haciéndose más dóciles, más fieles a la voluntad del pueblo.
"Así vemos a las Fuerzas Armadas. El gobierno popular respetará el carácter y tradiciones de las Fuerzas Atufadas, pero éstas no vivirán aparte. Sus propios mandos buscan desde hace años definir nuevas tareas, junto a la tarea principal de la defensa nacional. Esta etapa que el pueblo de Chile comienza a vivir ofrece enormes posibilidades para que nuestras Fuerzas Armadas se liguen, de manera más estrecha que nunca, a grandes tareas patrióticas, de acrecentamiento concreto de nuestra soberanía, de progreso económico y social de nuestro pueblo. En ese sentido, estamos seguros que sin que medie ninguna intervención extraña, sin que se rompa la continuidad fundamental de las Fuerzas Armadas, al cabo de este proceso, al igual que Chile entero, ellas no serán las mismas".
-¿En los funerales de Schneider, el pueblo enterró un "héroe" propio o un "héroe" de la institucionalidad burguesa?
-"Este crimen abominable en la persona del más alto representante de las Fuerzas Armadas de las que la burguesía siempre se creyó "patrón", muestra que la burguesía es capaz de quemar lo que ayer adoró. El pueblo enterró una víctima de la burguesía. Los héroes sólo existen después de muertos. Responden a la necesidad de crearnos símbolos. Schneider ha pasado a ser el símbolo de la inseparable unidad que debe haber entre el pueblo y las Fuerzas Armadas y del respeto de éstas a los derechos democráticos de aquél".
-¿Qué papel, qué camino debe tomar la lucha de masas de ahora en adelante?
-"La lucha de masas sigue teniendo ahora más vigencia que nunca. Combatimos en los frentes de masas y en la Unidad Popular todas las tendencias en el sentido de que ahora las masas descansen, de que las masas se sientan ya en el poder, de que las masas deleguen en sus parlamentarios, en sus ministros, en las directivas de los partidos, o en el Presidente Allende. Las masas deben seguir luchando, sus organizaciones deben defender celosamente su autonomía del gobierno y de los partidos, deben levantar nuevas plataformas de lucha, deben revisar sus reivindicaciones del pasado con la perspectiva de un gobierno popular, deben combatir por ellas con intransigencia.
"Creemos que las reivindicaciones económicas tradicionales pasan, en el momento de la fase decisiva de la lucha por el poder, a colocarse en un contexto más amplio, donde las tareas principales son políticas y donde las masas son capaces de entenderlo así".
-¿La llegada de la UP al gobierno, significa la desaparición del MIR en el panorama político chileno?
-"Yo creo que por lo menos por un largo período, el MIR verá estancadas sus posibilidades de crecimiento. Que a la larga desaparezca o no, es un problema secundario. Lo importante es saber cómo todos los que allí militan, los que allí han visto un cauce para entregar su aporte a la revolución chilena, serán incorporados a este proceso. La incorporación como organización, pasa por una autocrítica leninista, por una autocrítica muy severa ante las masas. En todo caso, fuera de este proceso, cualquier grupo está destinado a convertirse en pequeña secta, sin ninguna eficacia política, y a la larga a desaparecer.
"El MIR no es en sí un enemigo del pueblo. Lo que sí atenta contra el pueblo es el ultra izquierdismo, y en la medida que el MIR o militantes del MIR se coloquen en posiciones correctas, en que se superen desviaciones del pasado, nosotros creemos que sería una política de estúpido sectarismo impedir que esos compañeros materialicen su aporte".
Punto Final N° 118, 24 de noviembre de 1970
¿Resucitará la Concertación tras la derrota?
Las recetas que se barajan para resucitar a la Concertación tras la derrota
Pedro Ramírez y Francisca Skoknic, CIPER | 18 de Enero de 2010
Aunque recién comienza a digerirse la derrota en el oficialismo, el debate para salvar a la coalición que gobernó 20 años ya toma fuerza. Sus figuras históricas se aferran al libreto de la unidad para impedir fugas y hacer un tránsito ordenado a la trinchera opositora. Pero ya circulan otras tesis que ponen en peligro la supervivencia del pacto con la Democracia Cristiana. El giro más radical lo propone el senador Girardi, quien incluso ya ha sondeado a Marco Enríquez para su proyecto. Todos aseguran haber escuchado la voz de los electores, pero está claro que no todos la escucharon de la misma forma. El dramático desalojo de La Moneda augura tiempos de duras discusiones sobre la refundación de la Concertación. Y hay quienes creen que no sobrevivirá.
“Esto es sólo un alto en el camino”. Apenas habían transcurrido 35 minutos desde la lectura del primer cómputo de la segunda vuelta y con esa frase Eduardo Frei, al tiempo que reconocía públicamente su derrota, intentaba aminorar el feroz golpe que el electorado había asestado a la Concertación y que ya había congelado las sonrisas en su comando. El silencio en el que se escuchó su mensaje al país, aumentó el tono fúnebre de la escena, pues permitió percibir con nitidez desde los salones del Hotel Plaza San Francisco los bocinazos y gritos de la fiesta piñerista que ya comenzaba a desbordar la Alameda. La derecha, después de 51 años, volvía al poder por la vía de las urnas.
En su breve discurso, Frei no tuvo explicación para los más de 222 mil votos que lo separaron del hombre que se terciará la banda presidencial el 11 de marzo: “Mañana será el momento de analizar lo ocurrido y ver las causas de este resultado, pero hoy quiero mandar un mensaje a las fuerzas de centroizquierda: hay que mantener la unidad y seguir sosteniendo las banderas de la libertad y la justicia social”.
Al reconocer la victoria de su oponente, Frei fue mucho más allá de los tradicionales buenos deseos para la gestión del triunfador. Fijó la pauta de una retirada en que lo primordial es el orden y la unidad y abrió los fuegos del debate que la Concertación está obligada a iniciar en busca de fórmulas que le permitan no sólo sobrevivir, sino también reencontrarse con los ciudadanos que la castigaron. Una discusión que ayer dramáticamente se abrió paso a gritos en el comando, cuando los presidentes de los partidos intentaron hacer una declaración, pero debieron bajar del escenario para permitir que fuera Frei quien hablara primero. Los gritos de un par de asistentes que les enrostraron con dureza la forma en que han conducido a la coalición fue el anuncio de lo que viene.
El debate ya está en marcha. Y aunque todos saben que cada partido deberá asumir los costos de la crisis, lo principal que está en juego es la forma que adoptará la coalición que ya muchos dan por superada. Estructurar una alianza que se declare abiertamente progresista es la postura más controvertida, planteada por un grupo del PPD. Aunque nadie discutió durante la campaña el sello del progresismo, hoy desde el PS y la DC se advierte que adoptar esa definición tendría como efecto empujar a la Democracia Cristiana hacia la derecha.
Frente al desafío que plantea para la Concertación el movimiento en formación de Marco Enríquez Ominami, las opiniones difieren. Los únicos que plantean que desde ahora hay que explorar la forma de incorporarlos, están en el mismo grupo del PPD ya citado. Para el resto, hay coincidencia en que ese movimiento ya no está en la Concertación y que habrá que esperar si logra consolidarse. Pero nadie descarta que en el nuevo escenario en que se instalarán a partir de marzo, desde la oposición, habrá temas comunes en los que podrán sumar fuerzas.
En lo que también hay coincidencia es en la magnitud de la crisis. El abogado Juan Pablo Hermosilla, uno de los voceros de Océanos Azules, el grupo independiente que aportó al programa de Frei, es uno de los que se atreve a señalar que la sobrevivencia de la Concertación no está asegurada. Un peligro latente que gatilló el discurso que hizo Ricardo Lagos después de Frei y que no estaba en el libreto.
REFUNDACIÓN
Poco después de la intervención de Frei, sorpresivamente el ex presidente Ricardo Lagos tomó el micrófono y asumió la derrota. “El pueblo habló”, afirmó. Y su mensaje no dejó dudas respecto de que la renovación de la coalición y sus dirigentes es inevitable y urgente:
-Nos vamos con la frente en alto, escuchando lo que nos han dicho los chilenos, escuchando un reclamo hacia las prácticas políticas que a ratos entre nosotros hemos practicado (…). Termina una etapa histórica y una nueva generación de chilenos jóvenes toma el bastón y la posta de mando. A ellos, en la coalición de centroizquierda, les deseo el mejor de los éxitos. Seamos generosos, abramos paso a las nuevas generaciones.
Lagos no mencionó la palabra refundación. Pero el senador Guido Girardi (PPD) sí asume que el debate sobre el futuro de la Concertación debe adquirir ribetes de “refundación” y espera que no se agote en un cambio “etario”. Y adelanta una definición estratégica:
-No me interesa participar en una coalición que no se defina como progresista. Para mí no tiene sentido ser parte de una coalición que no se diferencia de la derecha y administró el gobierno con un neoliberalismo moderado y existencialista. La Concertación, como la conocimos, llegó a su fin en la elección del 13 de diciembre. Y ahora hay que superarla, generando una coalición más amplia y progresista.
La propuesta de cambio que hace el senador PPD es la más radical que se escucha en las filas concertacionistas. Todo indica que tendrá un aterrizaje polémico en la coalición. Sobre todo cuando el discurso oficial de sus líderes apunta a mantener el orden y la unidad en el tránsito a la trinchera opositora y la tesis de Girardi, que tensiona a algunos sectores DC, hace más ruido en el frente interno del que la mayoría de los dirigentes concertacionistas considera aconsejable en la derrota.
Girardi confirmó a CIPER que ha conversado su plan con personeros de otros partidos, como Gonzalo Martner (PS) y José Antonio Gómez (PRSD). También con Marco Enríquez Ominami y su padre, Carlos Ominami, en quienes –asegura- encontró acogida. Porque el traje 2010 que Girardi quiere diseñar para la Concertación incluye el retorno de los hijos pródigos meístas y crear un espacio a organizaciones gremiales y ciudadanas:
-Estoy pensando en algo como lo que fue la Asamblea de la Civilidad, porque la Concertación debe ser superada por una coalición mucho más amplia, que incluya movimientos ciudadanos, animalistas, bloggeros, redes de consumidores, científicos, artistas, ecologistas. Ya no me interesa ser parte de una coalición que no es más que la suma de cuatro partidos con intereses superados por los ciudadanos.
NO EMPUJEN A LA DC
El entusiasmo que destila Girardi se convierte en cautela entre otros personeros oficialistas. El hasta hace un par de semanas presidente del PPD y ahora diputado electo, Pepe Auth, pone paños fríos:
– La Concertación ha sido una coalición exitosa durante 20 años. Y si bien todos estamos conscientes de que se deben hacer ajustes a las formas de hacer política, debemos ser cuidadosos de no correr a hacer definiciones que alteren su composición de centroizquierda. Una definición puramente progresista puede empujar a la DC hacia la derecha. Y estoy convencido de que quien se quede con el centro tiene más seguridad de contar con la mayoría electoral.
La apuesta de Auth, dicen otros personeros del PPD, es respaldada por las dos figuras mejor evaluadas del partido tras la campaña: Carolina Tohá y Ricardo Lagos Weber. De hecho, Auth todavía no tiene decidido si volverá a competir por el timón de la colectividad, pero ha reconocido a sus cercanos que, de no hacerlo, promoverá a Tohá. La ex ministra y ex diputada incluso ya suena como posible carta presidencial del PPD para el 2014. Este escenario interno con figuras emergentes incomoda a Girardi, quien hasta ahora ostenta el manejo del partido, especialmente de su Consejo General. Por lo mismo, no resulta extraño que el senador quiera llevar las definiciones sobre el futuro de la Concertación a ese consejo:
– Estoy dispuesto a llevar esta discusión al partido y no creo que Carolina Tohá y Ricardo Lagos Weber se opongan. Como Concertación hemos abdicado de representar los intereses ciudadanos frente al poder económico. Creo que la mayor parte de la DC comparte estas ideas. ¿Por qué esto va a interpretarse como una agresión a la DC?
La respuesta se la da el diputado DC Jorge Burgos:
– Este apresuramiento sobre definiciones progresistas no es bueno. La Concertación ha hecho ajustes en distintos momentos y hemos sabido leer muy bien lo que quiere la ciudadanía. Creo que podemos volver a hacerlo. Y debemos hacerlo sin perder de vista que esta coalición es exitosa precisamente porque altera los tres tercios políticos históricos y le da gobernabilidad al país con ideas que representan más democracia y justicia social.
Una respuesta similar es la que formula uno de los hombres fuertes de la DC, Gutenberg Martínez. El integrante del comité estratégico de Frei, indica que la unidad de la centroizquierda no está en riesgo y que ya hay un acuerdo de los partidos para mantener ese eje: “Creo que las autocríticas que tengan que ejercerse en cada uno de nuestros conglomerados no van a afectar eso, que es lo central”. Para Martínez, la tarea más importante es ordenar a la coalición para que pase a jugar el rol de oposición sin traumas:
-Somos una fuerza con mucha capacidad para ejercer esa oposición. Tenemos la mitad de la Cámara, la mayoría en el Senado, la mitad de los municipios y gobiernos regionales. Nuestros partidos son fuertes, tienen ideología.
Ernesto Ottone, miembro del equipo estratégico de Frei y el principal asesor del ex presidente Ricardo Lagos, también pone el acento en que la renovación de la multipartidaria estará acotada por su nuevo rol:
– La Concertación se va a tener que refundar desde la oposición. Eso significa ideas, generaciones y prácticas políticas nuevas para romper con esta dicotomía entre una Concertación capaz de dar buen gobierno, pero teniendo una coalición de partidos que no ha sido capaz de darle confianza a Chile. Hay que terminar con esa brecha.
VACÍO DE PODER
Tras el receso político marcado por las fiestas de fin de año, se sucedieron reuniones entre personeros emblemáticos de la Concertación que anticipándose a la derrota y a la crisis intentan asegurar que el proceso de cambios que requiere la coalición no sea traumático. En torno a Ricardo Lagos, Ricardo Núñez, Enrique Correa y Gutenberg Martínez se congregaron algunas figuras que participaron del origen de la coalición y que hoy quieren asegurar su supervivencia. Si ante la derrota prima la crítica autoflagelante, el cobro de cuentas y la propagación de una tesis refundacional extrema, ese objetivo está en riesgo.
– Este lunes 18 el comando será historia y la política volverá a los partidos. Las mesas deberán organizar un repliegue sin montoneras ni llanterío, que son antesala de los cuchillos largos. Históricamente, el PS es el partido que le da garantías a la DC de que se mantendrán los equilibrios. El problema es que la mesa del PS está en el suelo. Ese vacío de poder es lo que inquieta a Ricardo Lagos -indica un miembro de la Comisión Política del PS.
En privado, algunos dirigentes socialistas reconocen que esta es la situación más delicada por la que ha atravesado el partido desde la dictadura y que no se puede poner en riesgo el matrimonio con la DC. En los últimos 20 años el socialismo ha rondado el 11% como fuerza electoral integrando una coalición fuerte. Si esa alianza se deteriora o extingue, el nicho electoral del partido decaerá. El fantasma de una declinación al estilo de la que vivió el Partido Radical acecha al PS, más ahora que MEO pretende inscribir una colectividad que será competencia directa del eje PS-PPD.
En algunos círculos socialistas se ha barajado convocar a una comisión de ex presidentes del PS que “asesore a la mesa directiva” hasta las elecciones internas de abril. En los hechos, sería una muleta para el apaleado timonel socialista, Camilo Escalona. La idea es que este grupo oriente la discusión sobre los cambios en el partido y la Concertación a la luz de los desastrosos resultados electorales. Ahí participarían Ricardo Núñez, Gonzalo Martner y Germán Correa. Incluso, algunos creen que puede invitarse a Jorge Arrate, también ex timonel, bajo la premisa de escuchar de primera mano sus críticas.
El diputado socialista Marcelo Díaz estima que su partido enfrentará fuertes presiones desde el “Juntos Podemos” y el meísmo, por lo que debe prepararse para evitar el éxodo de sus militantes y electores:
– El PS enfrenta una nueva realidad. El 11 de marzo van a jurar tres diputados comunistas. Marco Enríquez y alguna gente de la Concertación están tratando de construir una suerte de federación progresista. El PS tiene que afirmar su identidad de izquierda progresista y moderna, y a partir de ahí buscar entendimientos con estas fuerzas emergentes, pero también con el centro.
Para el joven dirigente socialista, quien desliza una dura crítica a la conducción de Camilo Escalona, hay formas de evitar una “fuga” masiva de su partido: “Espero que restauremos un clima de fraternidad y deliberación democrática. Si se hacen ajustes profundos en la dinámica interna para dar espacio a la deliberación, a la decisión colectiva y no a un grupo que secuestra la democracia interna, es posible contener migraciones de ese tipo”.
En las distintas tendencias del PS hay consenso en que la tarea más urgente es darle conducción al partido. Y, en segundo término, cautelar la unidad con la DC. Esto, porque apuestan a que los problemas no sólo surgirán por la definición progresista que Girardi exigirá desde el PPD. Los socialistas piensan que los golpes más duros vendrán de La Moneda, pues creen que Piñera lanzará un “ofertón” de proyectos legislativos y políticas públicas tendiente a capturar el apoyo del ala DC más conservadora.
– Yo me voy a jugar a concho por mantener esta coalición. Creo que el ofertón que eventualmente lance Piñera puede resultar más atractivo para otros sectores neopopulistas que hay en la Concertación y no para la DC -apunta el diputado Burgos.
El senador electo Ignacio Walker, a quien distintos sectores identifican como uno de los personeros DC que podría verse tentado a tender puentes hacia la derecha, es una voz que en el PS y PPD quieren escuchar. Pero Walker exhibe sus credenciales concertacionistas:
– La DC seguirá fiel a esta coalición de centroizquierda. Yo, en lo personal, descarto un acercamiento a la derecha. En la DC tenemos la certeza de que de esta matriz han surgido y seguirán surgiendo las reformas que harán un país con más democracia y justicia social. Pero me parece un error lanzar ahora la tesis del polo progresista porque es como que hubiese un polo conservador de la Concertación.
Una de las figuras emergentes de la DC, el alcalde de Maipú Alberto Undurraga, también descarta una “fuga” de su sector hacia la derecha:
– Los ideales de centroizquierda están vigentes: mayor justicia social que se exprese en un país más igualitario (…). La única forma de evitar fugas es trabajar sobre cuáles son nuestras ideas para el futuro y que la Concertación sea un conglomerado que defienda estas ideas como una oposición constructiva, pero férrea frente a proyectos que tiendan a retroceder en lo que hemos hecho.
FORMA Y FONDO
El ex ministro del trabajo y diputado electo Osvaldo Andrade está consciente de los problemas de conducción de su partido y tiene tomada la decisión de postular a la presidencia del PS. Andrade es de los que se oponen a que la Concertación se declare progresista y apunta a no arriesgar el vínculo con la DC:
– Yo no soy progresista, soy de izquierda. Si alguien quiere incorporar a la alianza los temas de los ecologistas, me parece bien. Pero debe quedar claro que ellos quieren resolver problemas sociales de “segunda generación”, cuando en Chile aún tenemos problemas de primerísima generación. Y es la alianza de centro e izquierda, no una alianza progresista, la que me da la posibilidad de ser gobierno para resolver esos problemas. La sociedad con la DC me da la oportunidad de hacer la reforma laboral, la reforma tributaria, la reforma constitucional. El PS no a va perder esa oportunidad histórica.
El senador Girardi responde que muchas iniciativas referidas a los problemas de primera generación han sido abortadas desde el gobierno:
-Cuando discutimos la reforma previsional, no se tocó la estructura de las AFP’s ni se aceptó vincular el cobro de comisión a los resultados de la gestión. Propusimos un mínimo: crear una AFP estatal. El ministro Velasco se comprometió con ese proyecto, pero hizo lo posible para abortarlo. Propusimos la protección del agua como bien nacional de uso público, pero Velasco se opuso. Velasco ahora se jugó para que las concesiones de borde costero para las salmoneras sean hipotecables, es decir que los bancos puedan rematarlas. Eso es una privatización encubierta. Tenemos que sincerarnos. ¿Es esta realmente una coalición de centroizquierda? Entonces, que no actúe con el libreto de la derecha.
Pepe Auth estima que el castigo electoral que sufrió la Concertación tiene dos componentes y que la tesis de Girardi sólo da cuenta de uno. El primero, dice, es un voto de protesta más politizado, que le cobra a la Concertación porque no ha cumplido a cabalidad en temas como la reforma laboral y materias ambientales:
-Pero hay también un voto de protesta, a mi juicio más extendido, de ciudadanos menos politizados que reaccionan contra las formas de hacer política, que acusan nepotismo, cuoteo y mal uso de recursos públicos. Responderles con una definición más o menos progresista está dentro de los códigos políticos que esos ciudadanos no valoran.
Quien tiene propuestas en este ámbito es Ignacio Walker: “Los cambios deben darse en dos áreas relacionadas con las formas de hacer política: Más democracia y más transparencia. Más democracia con el compromiso de escoger mediante primarias a todos los candidatos a cargos de elección popular. Más transparencia con el compromiso de mostrar a la ciudadanía el detalle del financiamiento de los partidos y de la política en general”.
Andrade concuerda: “Si seguimos de espaldas a la gente que anda de a pie en la calle, MEO ya no va a ser un numerito, va a ser una posibilidad real de gobierno. Él o cualquiera que tome esas banderas”.
¿NUEVOS SOCIOS?
La definición a la que Girardi quiere llevar al PPD incluye refundar la coalición y abrir espacios en ella a los sectores que apoyaron a MEO, así como a organizaciones ciudadanas:
– En el PPD estamos desde 1994 en temas como el condón, matrimonio homosexual y economía sustentable, pero han sido ahogados en la Concertación. Ahora los tomó MEO y sacó un 20%. Gran parte del PPD entiende que hay que reconstruir la red ciudadana que le dio vida a la Concertación en los años 80. Lo he discutido con MEO. La Concertación puede ampliarse como coalición hacia el sector de MEO y recomponer su mayoría electoral, pero por sobre todo recomponer la sintonía con los ciudadanos.
Esta apertura hacia el meísmo y las organizaciones ciudadanas es mirada con cautela en el resto de la coalición:
– Me parece que la Concertación debe seguir siendo un bloque de cuatro partidos, con una correlación de tres a uno: tres partidos de centroizquierda y uno de centro. Eso le da garantías al centro. Agregar un cuarto actor progresista inclina mucho la balanza. Pienso que la alianza debe seguir como está, sin perjuicio de actuar con MEO o el PC en temas de interés mutuo -sostiene Auth.
En el PS aseguran que correr a firmar una sociedad con MEO es un error, porque es el ex diputado socialista el que necesita a la Concertación y no al revés. Si el ex candidato presidencial le hizo un guiño al oficialismo al anunciar que votaría por Frei, a sabiendas de que un sector de sus electores se desencantaría, es porque requiere acuerdos con la Concertación, que cuenta con las bancadas parlamentarias, alcaldes y representantes en los gobiernos regionales, que él no tiene.
El diputado PPD Jorge Insunza apuesta a fortalecer liderazgos jóvenes dentro de la misma Concertación, pero cree que debe abrirse el debate a organizaciones que expresen intereses ciudadanos:
– Mi percepción es que emergen liderazgos como el de Carolina Tohá, Lagos Weber y otros, que van a privilegiar un proyecto de centroizquierda que incluya a la DC. Creo que la tentación de Marco va a ir pasando paulatinamente. Una cosa es el diálogo con él y recoger esa fuerza progresista que representó, pero no lo veo aún como proyecto. Imagino algo más parecido a lo que fue la Concertación en sus comienzos. Hoy la Concertación, entendida como cuatro partidos, está cerrando el ciclo. Creo que lo que viene es una coalición mucho más diversa y volviendo a tener expresiones ciudadanas.
En la vereda de la DC la negativa a incorporar nuevos actores a la Concertación suena rotunda:
– No nos parece que deba modificarse la alianza para incluir a nuevos sectores. Podemos tener a futuro coincidencias en temas puntuales y legislar con ellos. En el pasado hemos legislado con sectores de derecha sin dramas. Esos puntos de encuentro, hacia la izquierda o la derecha, los hemos tenido antes y eso no desvirtuó a la coalición -señala Burgos.
Para Ignacio Walker es inadmisible la inclusión de organizaciones ciudadanas: “La Concertación es un pacto de partidos políticos y no me parece que se puedan incorporar organizaciones gremiales o ciudadanas”. Otra cosa, dice, es que la coalición escuche a estas entidades e incluya sus demandas en su programa.
Pero Insunza cree fue esa mayor apertura la que permitió a Frei sumar 18 puntos entre la primera y la segunda vuelta: “Es un hecho que la campaña tomó un nuevo brío y que la segunda vuelta tuvo mucho de eso. Fuimos capaces de generar más apertura, inclusión, un diálogo más real y eso es lo que nos llevó a este 48%. La Concertación tal como está no puede seguir”.
Desde fuera de la Concertación, el abogado Juan Pablo Hermosilla, uno de los líderes visibles de Oceános Azules, afirma que su organización es un “movimiento social” y no le interesa entrar en el debate como una fuerza política. Pero su mirada sobre el futuro de la coalición es mucho más drástica:
– No sé si la Concertación se rearma o no. Nosotros tenemos una aspiración más modesta. Estamos tratando de renovar la política en sus estilos, escuchando a la gente, acercando a la política a la ciudadanía. Tenemos nuestra agenda y lo anticipamos ya hace unos meses: triunfando o perdiendo vamos a seguir con ella. Sobre todo trabajando propuestas progresistas concretas.
Hermosilla tiene dudas de que la Concertación sobreviva, pero aún si lo hace, ellos seguirán con su agenda paralela, “conversando, convocando a todos quienes quieran debatir desde la ciudadanía y no desde la cúpula”.
Que la Concertación murió es una frase que se reitera en varios círculos oficialistas. El diputado del PS Marcelo Díaz lo proclamó en la tarde del domingo 17, cuando la derrota ya era un hecho. Pero al igual que otros dirigentes, el parlamentario está convencido de que la coalición puede resucitar y uno de los factores para conseguirlo es tomar en cuenta las opiniones de las organizaciones ciudadanas:
– Tenemos que abrir la coalición a nuevos actores políticos y ciudadanos, de manera que la Concertación no sea solamente la suma de cuatro partidos, sino también la expresión de una mayoría de ciudadanos que no está en los partidos pero que se organiza para defender temas públicos. Sigo creyendo que para que haya gobiernos de mayorías, la izquierda y el centro tienen que ser socios estratégicos, pero quedó demostrado que ya no basta.
Miembros de la Comisión Política del PS han barajado la posibilidad de que su partido proponga al resto de la Concertación formalizar un proceso de debate sobre el aggiornamento de la multipartidaria: “Lo ideal es que sea participativo y que culmine en un evento público y notorio, como una convención, donde se adopten compromisos de transparencia en la forma de hacer política”, dice uno de ellos.
El ex ministro Andrade cree que, más que una “refundación”, lo que requiere la coalición es comparable a la actualización de un contrato: “Los contratos son bilaterales. Si quiero que sea sólo beneficioso para mí, me quedo sin socios. Todos tenemos que renunciar un poco”. Y considera que el piso mínimo de esta actualización es “recuperar lo que fue el origen de la alianza: profundizar la democracia, pero ahora no sólo en el país, sino en los partidos; más protección social y más equidad”.
-La Concertación -asegura Andrade- cambió el 13 de diciembre cuando se supo que Frei no pasaba del 30%. Lo que queda es formalizar la actualización del contrato, sí o sí. Y tiene que hacerse mirando la foto del pacto parlamentario, que tenía desde Guillermo Tellier (PC) hasta Ximena Rincón (DC). No quiere decir que el PC entre a la alianza, pero sí que consideremos su eventual apoyo. Y también de Marco Enríquez. Pero la actualización debe hacerse entendiendo que la DC es uno de los socios que firma. Si al final del proceso nos quedamos sin el centro, sólo nos quedaría aspirar a ser el mejor tercio político y en embarradas como esa el PS ya tiene experiencia.
La primera piedra del proyecto político de MEO…
Por Pedro Ramírez, CIPER | 6 de Enero de 2010
Desde su derrota en las elecciones de diciembre, Marco Enríquez-Ominami y su equipo han estado preparando una fórmula que permita capitalizar el 20% de apoyo que recibió en la votación. Sin haber conseguido representantes en el Parlamento y con electores que tienden a la dispersión, decidió no esperar a la segunda vuelta para anunciar la creación de un partido propio que institucionalizará al “meísmo”. Lo seguirán otras iniciativas, como una federación de partidos y una fundación, que buscan consolidar a MEO como una alternativa política de largo plazo.
“Lo de este jueves será como poner la primera piedra “, describe el ex jefe del comando de Marco Enríquez-Ominami, Max Marambio, al confirmar que este 7 de enero el “meísmo” anunciará formalmente la creación de un partido político encabezado por el abanderado presidencial derrotado el 13 de diciembre. Es la primera jugada de alto octanaje que hará MEO tras las elecciones y forma parte de una ambiciosa estrategia que incluye la formación de una federación y una fundación que permitan evitar la dispersión del 20% de electores que lo apoyó en diciembre pasado. El cálculo de su círculo próximo -donde la voz de Marambio marca los ritmos- es que MEO dé una fuerte señal de que sigue con una agenda propia, autónoma de los candidatos que continúan en carrera y significativa para los intereses de los electores que lo respaldaron.
– A partir del 17 de enero lo único que va a importar son las acciones. El tiempo de las declaraciones de campaña habrá pasado. Y esta convocatoria será la acción más potente para provocar un cambio en la forma de hacer política. La creación, inscripción e instalación del partido estará en la agenda varios meses -agrega el ex generalísimo de MEO.
Uno de los objetivos que se busca al abrir el proceso de inscripción del partido será mantener en la calle a los equipos que trabajaron en la campaña, ahora recolectando las firmas necesarias para registrar legalmente a la naciente colectividad. “Queremos mostrar gente común y corriente entusiasmada con un objetivo político. Algo que no se veía hace muchos años, por el desprestigio de las formas de hacer política de la derecha y de la Concertación”, señala un dirigente meísta que prefiere la reserva de su nombre porque no está autorizado a adelantar detalles.
En sintonía con lo anterior, Marambio explica que el proceso se hará en dos tandas:
-Esto es el anuncio de la creación del partido. El acto fundacional se hará más adelante, con unos 300 “NN”, personas desconocidas en la política, verdaderos rostros nuevos, que son los que trabajaron en la campaña. El número 300 es una cifra simbólica, como los espartanos que no aceptaron someterse al poder imperial.
En esta primera etapa, dice Marambio, los mismos que hicieron la campaña van a trabajar apoyados en el padrón de firmas que se recolectaron para inscribir la candidatura, identificando ahora a las personas que acepten fichar por el partido. “Una vez que inscribes el partido en el Servicio Electoral, la ley te da sólo 260 días para recolectar las firmas y queremos tener trabajo avanzado para evitar problemas en el camino, porque el proceso es complejo”, aclara.
En el núcleo cercano a MEO aseguran que aquellos que respaldaron su postulación en la primera vuelta y que ahora trabajan por Frei para la ronda definitiva -como los ex socialistas liderados por Lincoyán Zepeda y Osvaldo Torres-, serán bienvenidos si quieren integrarse al nuevo partido.
MOVIMIENTO Y FUNDACIÓN
Para el anuncio de este jueves estaba previsto que MEO apareciera acompañado por rostros que apoyaron su campaña: los diputados Álvaro Escobar y Esteban Valenzuela, el ex intendente metropolitano Marcelo Trivelli y el propio Marambio. La atención de la prensa probablemente se centrará en si votará o no por Frei y sus cercanos aseguran que no saben cuál será su respuesta, aunque consideran poco probable que “contamine” la noticia de su naciente partido con una definición de ese tipo. “Pero con Marco… nunca se sabe”, dice uno de ellos.
En paralelo a la instalación de la colectividad, se trabajará en otros dos frentes. El primero es crear una federación o movimiento de partidos, que cobije a la nueva colectividad y a otras que ya aportaron a la campaña de MEO, como el Partido Humanista, el Partido Ecologista y el Movimiento Amplio Social (MAS). En términos más ambiciosos, esta federación también podría ser el vehículo para estrechar relaciones con otros referentes dispuestos a suscribir proyectos “progresistas”, como el PPD, el PRSD y el Juntos Podemos. Sin parlamentarios propios, el “meísmo” necesita institucionalizarse y generar redes con otras entidades capaces de influir.
El segundo frente es la puesta en marcha de una fundación, aunque está claro que demorará más debido a los tiempos legales más reposados que requiere la tramitación de la personalidad jurídica de una entidad sin fines de lucro. El objetivo es que la fundación haga investigaciones académicas y legislativas, que genere debate y abra puertas a la colaboración con entidades internacionales, apuntando a que provea insumos para los proyectos de políticas públicas que impulse el meísmo. Este “think tank”, explica Marambio, también jugaría un rol para allegar recursos:
– La idea es conseguir fuentes de financiamiento que aporten para desarrollar investigaciones. Te pongo un ejemplo: si se aprueba ahora el voto voluntario y la inscripción automática, que fue una de nuestras propuestas, quizás haya que hacer la sociología, el perfil de quienes en estos años han rechazado inscribirse. Esa es una investigación académica con impacto en lo legislativo y lo político, que la puede financiar una fuente internacional.
En cuanto a los recursos para poner en marcha el partido, Marambio señala que por ahora sólo cuentan con los aportes que puedan hacer los futuros adherentes: “Todo puede funcionar a partir de la simple decisión de que funcione”, es la premisa del ex generalísimo. No obstante, otros dirigentes cercanos a MEO indican que se iniciará una ronda de acercamiento a empresarios que aportaron a la candidatura y que a futuro esperan concretar relaciones con organismos de la socialdemocracia europea -una meta en la que el senador Carlos Ominami jugaría un rol de peso- y con otras fuerzas similares de América Latina.
La situación de Ominami es particular, pues hasta ahora tiene sus cuarteles en un proyecto ya consolidado que fue impulsado por Ricardo Lagos: la fundación Chile 21. Ambos son presidentes honorarios y tras su derrota en la repostulación senatorial, Ominami tiene en Chile 21 una plataforma para seguir relacionándose con las ligas mayores concertacionistas y habrá que ver -luego del resultado que consiga el oficialismo en la segunda vuelta- si será viable que mantenga una doble militancia en esta fundación y en la que piensa crear su hijo.
Respecto de volver a seducir a los empresarios que donaron a la candidatura presidencial, el meísmo cuenta con un activo no menor: la campaña cerró con las cuentas ordenadas. Aunque falta la revisión del Servicio Electoral, ex dirigentes del comando adelantan que tienen pendiente el pago de créditos bancarios por más de $600 millones y de algunos proveedores que aceptaron postergar sus cobros hasta cuando reciban el reembolso por los votos que obtuvo MEO (fijado por ley en 628 pesos por sufragio, equivalentes a 0,03 UF). “Esperamos recibir sobre 700 millones del Servicio Electoral, con lo que se pagarán los préstamos y los proveedores que faltan. Cerraremos en azul, empatados con los gastos, como estaba previsto”, señala un personero que conoce las cuentas.
PARTIDO “PROGRAMÁTICO” Y POR INTERNET
La definición más importante a que ha arribado el núcleo cercano a MEO en este periodo de instalación de la colectividad, es que el partido será programático y no ideológico:
– Si, por ejemplo, estamos de acuerdo en que tal o cual política es la mejor para fortalecer la educación pública, dará lo mismo que los militantes hayan llegado a esa conclusión por un análisis marxista, socialcristiano o derechamente neoliberal -explica un dirigente que trabajó en el despliegue territorial de la campaña y que ha dialogado con MEO sobre los lineamientos de la nueva colectividad.
El perfil programático del partido puede ser una espada de doble filo, según reconocen algunos dirigentes meístas, toda vez que en la campaña participaron grupos con un amplio historial de fraccionamientos y quiebres políticos: antiguos miristas, ecologistas, ex socialistas, humanistas que se fueron de la Concertación y del Juntos Podemos. “La idea de formar un movimiento donde participen estos grupos, precisamente protege al partido de posibles quiebres”, dice un ex operador de la candidatura de MEO. Un antecedente de este riesgo es que durante la campaña ya circularon correos electrónicos internos en que algunos dirigentes de estos grupos criticaron el “autoritarismo” de Marambio y “resabios neoliberales” en el programa. “No estamos formando el partido para estos grupos, sino para convocar al 20% que apoyó a Marco y que son personas mucho menos politizadas”, agrega la misma fuente.
Otra forma de protegerse de la cultura fragmentaria y outsider de algunos referentes que apoyan a MEO es dotar al partido de fórmulas de debate y votación con un alto nivel de transparencia. Así, si una fracción decide partir lo haría sólo porque no estuvo de acuerdo con la mayoría y tendría escaso margen para acusar “maniobras cupulares”. Una idea que ha tomado vuelo es que Internet sea la plataforma privilegiada de participación directa. A través de esta red cualquier ciudadano tendría acceso a las posturas en debate dentro del partido y los militantes -con una clave- podrían votar por ellas. Incluso, se ha planteado que el soporte tecnológico podría entregarse a una empresa externa que dé garantías de un manejo neutral del sistema.
Argumentando que hay países donde los electores votan leyes y reformas por Internet, el equipo que llevó la campaña de MEO en la Región Metropolitana postula que la colectividad resuelva sus principales debates mediante esta red: “Un partido con menos representantes de los militantes y más votaciones directas”, es su apuesta, enfocada a que las resoluciones no queden entregadas al criterio de consejeros nacionales encerrados en un hotel, campo fértil para el típico “macuqueo” político.
Pero también hay quienes llaman a tomar resguardos para no caer en una suerte de “estado de asamblea permanente”, que inmovilice a la colectividad porque habría que plebiscitarlo todo. Marambio reconoce que estas ideas han estado circulando:
-Vamos a organizar el partido más democrático que se haya visto jamás en Chile -afirma, en un tono que pretende contagiar entusiasmo.
Pero de inmediato el ex generalísimo pone los pies en la tierra y advierte que los partidos políticos funcionan con la “camisa de fuerza” que les impone la ley:
– En primer lugar hay que decir que no nos gusta esa ley, que vamos a tratar de cambiarla. Luego, decimos que vamos a buscar las mejores fórmulas de participación dentro de lo que permita el marco legal. Las posibilidades que da Internet son muy atractivas. Pero nos vamos a asesorar con abogados y especialistas en la ley de partidos que han trabajado en la campaña, para ver hasta dónde podemos llevar los mecanismos de participación.
El partido de MEO hasta el miércoles 6 aún no tenía nombre. Tampoco el movimiento y menos la fundación. En su cuenta de Facebook, el diputado posteó esta semana distintas alternativas para bautizar la colectividad: Nueva Fuerza Progresista, Nueva Fuerza por el Cambio, Partido Progresista Popular y Partido Para Todos. Recibió 650 comentarios de sus seguidores. Incluso, en otro alarde de creatividad democrática, un integrante de su ex comando propuso llamar a concurso entre los casi 65 mil adherentes que pusieron sus firmas para inscribir la candidatura presidencial.
Frei puede ganar…?
Por Héctor Vera y Dante Castillo
Pese a este contexto, aun cuando se apele a las semejanzas y diferencias del proceso de democratización chileno, con otras experiencias europeas o latinoamericanas, estos antecedentes no son suficientes para explicar el limitado reconocimiento político que la Concertación ha logrado capitalizar en el imaginario nacional.
Domingo 3 de enero de 2010
(CONDUCTAS ELECTORALES PRESIDENCIALES DE RICOS Y DE POBRES EN CHILE)
ECONOMÍA Y CIUDADANÍA
Las condiciones de vida materiales, según las evidencias proporcionadas por diferentes indicadores internacionales, señalan que la población chilena en los últimos veinte años ha incrementado sosteniblemente su nivel de vida.
Esta situación se ha manifestado en una mejoría radical en el acceso a bienes y servicios de consumo, como a infraestructura y equipamiento público y privado. En términos absolutos, esta transformación, liderada por la hoy discutida Concertación de Partidos por la Democracia, ha sido tan radical y transversal, que prácticamente ningún grupo socioeconómico estaría dispuesto a cambiar sus privilegios actuales, por los que ostentaba hace dos décadas, pese a la reconocida mala distribución del ingreso nacional y concentración del poder económico.
Pese a este contexto, aun cuando se apele a las semejanzas y diferencias del proceso de democratización chileno, con otras experiencias europeas o latinoamericanas, estos antecedentes no son suficientes para explicar el limitado reconocimiento político que la Concertación ha logrado capitalizar en el imaginario nacional, especialmente cuando se compara la evolución que ha tenido el candidato concertacionista en primera vuelta, considerando las lecciones de 1989 a 2009.
Condiciones de la ciudadanía
Entre las condiciones principales que explican el creciente desapego electoral a la Concertación, se pueden puntualizar, al menos, en tres ámbitos:
1. El cuadro constitucional, es decir, las grandes reglas del juego social y político, han seguido siendo sustantivamente las mismas que dejó Augusto Pinochet. Sin embargo, los espacios legales alternativos fueron desaprovechados, en beneficio de una desproporcionada visión técnica y economicista.
Todas las reformas importantes han salido con complicadas negociaciones con la derecha, desvirtuándolas en su naturaleza y objetivos. Tomemos el caso del movimiento de los “pingüinos”. Éste mostró la frustración social contenida y la creatividad de los jóvenes, así como el estado de abandono de la educación pública. El gobierno responde con un proyecto de ley de reforma de la LOCE, que consolida la privatización, denunciada por los jóvenes como principal factor de mal servicio. Ante la agudización del conflicto se promete una nueva ley de resguardo de la educación pública. Esta ley sigue pendiente. A los obstáculos legislativos de las reformas se une una pérdida por parte del gobierno de la orientación ideológica de la educación.
Otro ejemplo, de cómo la Constitución es un obstáculo serio al proceso democrático es la exclusión de la ciudadanía de los chilenos en el extranjero y el modelo binominal. Uno de los pocos países del mundo donde no tienen derecho a voto los nacionales viviendo en el extranjero, es Chile. Junto a ello, el modelo binominal tiende, por estrategias electorales, a disminuir o aumentar ficticiamente la representación que tienen los partidos políticos.
2. Otro factor es la explosión de expectativas que ha generado la natural aspiración que acompaña el sostenido crecimiento económico. A éste se le suma el discurso populista de la derecha: “Un millón de empleos para un país con setecientos mil cesantes, mejor educación, más protección social y más salud que en los gobiernos concertacionistas”. Esto no puede sino que ser un caldo de cultivo para el descontento actual y nido de futuros conflictos.
3. En tercer lugar, está la compleja relación entre desarrollo económico y percepción ciudadana. Para este efecto se realizó un análisis que relaciona la pertenencia socioeconómica de ricos y de pobres con la conducta electoral.
Para ello se procesaron las bases de datos del Servicio Electoral, a partir de las elecciones presidenciales de 1989 a la fecha, comparando los niveles de adhesión que ha convocado históricamente el candidato de la Concertación en la primera vuelta.
Paralelamente, para efectos de ajuste al modelo de análisis utilizado, se procedió a construir dos conglomerados de votantes, agrupados en función del nivel socioeconómico promedio de las comunas de la Región metropolitana. De esta forma se obtuvo un grupo homogéneo y representativo de votantes de nivel socioeconómico alto y otro de nivel bajo. Las comunas seleccionadas fueron: Cerro Navia, La Granja, La Pintana, Las Condes, Providencia, Renca, San Ramón y Vitacura.
Comparando la evolución del voto de nivel alto, la tendencia es la disminución de la adhesión al candidato concertacionista. De hecho, mientras en el año 1989, 35,8% de los votantes de estratos altos apoyó al ex Presidente Patricio Aylwin. En el año 2005 la cifra disminuyó a 26,9% para la actual Presidenta Michelle Bachelet. Hasta llegar a 15,8%, con Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Los electores de los niveles socioeconómicos bajos también muestran una tendencia a la baja en el apoyo a la candidatura presidencial de la Concertación. Entre las elecciones de 1989 y 1993, existen pocas diferencias, atribuible a que en la elección de 1989 sólo habían dos candidatos. En el año 1999, 54,2% del electorado de los estratos bajos votó por el ex Presidente Ricardo Lagos en primera vuelta, situación que muestra una disminución significativa respecto de lo observado en las dos elecciones presidenciales anteriores. Una de las hipótesis sugiere que parte de los electores de la centroderecha “desconfiaban” del candidato socialista. La que puede ser interpretada desde varios sentidos.
Comparando el desempeño del candidato concertacionista entre las elecciones de 1999 y las de 2005 en primera vuelta, también es posible observar una relativa baja porcentual. Es decir, la candidatura de Michelle Bachelet fue levemente inferior a la votación de Lagos. En el caso de la elección del 13 de diciembre, la votación filtrada por nivel socioeconómico mostró que en los estratos bajos la adhesión al candidato Eduardo Frei disminuyó al 32,6%
Considerando que por primera vez, luego del fin de la dictadura, el candidato de la Concertación compite con otro representante del mismo sector o “sensibilidad”, a saber, Marco Enríquez-Ominami, se puede inferir que este factor explica esta caída en la votación. Pues, Marco obtuvo 24,09% en el estrato socioeconómico bajo, mientras que en el alto llegó a 11,54%.
En consecuencia, estas tendencias en el comportamiento del electorado de ricos y pobres, hacia los candidatos de la Concertación, está evidenciando el desajuste entre la valoración ciudadana de mejoras socioeconómicas y el desencanto o insatisfacción de expectativas ciudadanas.
¿Es posible que Eduardo Frei pueda ser electo en enero próximo?
Al menos desde el punto de vista de las comparaciones y tendencias electorales, la posibilidad es real. El cuadro Nº 3 así lo demuestra.
Comparando el apoyo del universo de electores de estratos económicos altos y bajos que apoyaron a la Concertación, los porcentajes son semejantes entre Michelle Bachelet y Eduardo Frei Ruiz-Tagle en primera vuelta. Por lo tanto, desde el comportamiento estadístico, los dos sectores socioeconómicos muestran que las opciones del candidato Frei siguen intactas.
Al desagregar la votación por nivel socioeconómico, Michelle Bachelet obtuvo un 51,9% en los estratos bajos y sumando las votaciones de Frei y Marco Enríquez-Ominami, la cifra aumenta a 56,49%. Esta información indica que Frei necesitaría capturar 18 de los 24 puntos que logró Enríquez-Ominami en este sector. Un panorama que también se advierte en los sectores altos, donde los porcentajes sumados de ambos candidatos superan su desempeño histórico.
Desafíos políticos para la Concertación
Para enfrentar la dificultad en la “retribución electoral” de la Concertación, ésta debe buscarse principalmente en la dimensión simbólica, sin olvidar el contenido ético y las acciones sociales. Desde la aparición de “El Príncipe”, sabemos que la esfera política puede desvincularse de las esferas ética o económica. Mientras que desde Foucault, la política ha sido develada como un discurso, un espacio en disputa que espera ser llenado por los significados de quienes buscan ganar la confianza de los electores.
La Concertación no ha logrado una equivalencia entre crecimiento socioeconómico y percepción ciudadana. Por el contrario, esta tarea la omitió y la dejó a merced de la inercia de las corrientes neoliberales, que en oleadas han llegado a nuestro país. La Concertación ha sido errática en la conducción de una transformación sociocultural.
Una evidencia concreta del descuido por la labor ideológica se refleja claramente en la escasa prioridad que se le otorgó a los medios de comunicación que originalmente fueron parte de su apoyo comunicacional. Actualmente, la política comunicacional de los gobiernos de la Concertación son la antítesis del esfuerzo y representación que ha mantenido la derecha y la centroderecha chilena.
Desde el primer gobierno de la Concertación, se muestra una escasa voluntad e inteligencia para estimular la creación de medios de comunicación y se explica por el valor económico que se le asigna a su gestión y viabilidad económica, más que por la necesidad, tal como ocurre en los países capitalistas desarrollados, de mantener la presencia discursiva, de todos los sectores que contribuyen a la reflexión y construcción de una ciudadanía pluralista y democrática.
De este estudio se infiere que será perentorio que el Estado garantice mayor pluralismo y diversidad de los medios de comunicación, dado su impacto en la hegemonía y disputa ideológica. También es urgente incrementar la discusión y reflexión ciudadana por los sentidos que están detrás de las decisiones técnicas, especialmente en el ámbito de las condiciones laborales.
La agenda progresista no puede reducirse a la factibilidad técnica de los proyectos nacionales. Por ejemplo, la educación pública no puede ser evaluada sólo por su rentabilidad financiera, dado que lo más importante es que sea capaz de asegurar la construcción de una ciudadanía heterogénea, responsable y defensora de sus objetivos y definiciones estratégicas.
Tal cual como están las cosas, si la Concertación gana las elecciones y no hace cambios radicales a nivel ideológico, o si Piñera gana las elecciones presidenciales en segunda vuelta, lo más probable es que la sociedad chilena girará a gobiernos autoritarios o populistas. La responsabilidad de un próximo gobierno de la Concertación dice relación con la capacidad que tendrá para aglutinar a todos los sectores políticos que le dieron su apoyo y a todos los electores que aun cuando están desencantados, prefieren el “mal menor”. //LND
* Héctor Vera es Periodista y doctor en Comunicación Social
** Dante Castillo es Sociólogo. Ambos autores son académicos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago de Chile
LA NACION DOMINGO/LND
La marcha errática de la Concertación
Son muchos los factores que explican el nivel de desaciertos que se ha visto, pero detrás de todo esto está un temor permanente y cada vez mayor: el de perder.
POR ASCANIO CAVALLO, PARA REPORTAJES DE LA TERCERA – 03/01/2010
Lo único de estas elecciones presidenciales que se sabía desde el primer día, desde antes incluso de que los candidatos fuesen nominados, es que habría segunda vuelta. La mayoría le ha sido esquiva a la derecha, pero sólo por unos pocos puntos, nada que no pueda ser superado por una pequeña combinación de astros bien alineados. Quien piensa en una derecha endémicamente minoritaria vive en un Chile de otros tiempos. Entre otras cosas, porque la de hoy es verdaderamente una centroderecha; nada que ver con el viejo bloque liberal-conservador, ni con el Partido Nacional, ni con el pinochetismo.
Y a pesar de que la segunda vuelta era la única certeza en una elección que ha permanecido porfiadamente abierta durante meses, ahora es evidente que el oficialismo carecía de un plan estratégico para enfrentarla. Como si el tiempo jugara a su favor, el nuevo comando de Eduardo Frei (¿el tercero, el cuarto?) se ha pasado tres semanas debatiendo dos tesis encontradas.
Una, probablemente la más cercana a los instintos del propio Frei, de Camilo Escalona, de la directiva del PDC y de una parte del gobierno, ha impulsado la defensa de la identidad de la Concertación, proponiendo tender puentes discretos hacia las candidaturas derrotadas en la primera vuelta, pero sin hacer más concesiones que las estrictamente necesarias. La versión más orgullosa de esta posición la puso por escrito el presidente del PRSD, el senador José Antonio Gómez, declarando su voluntad de infatuarse en la derrota antes que ceder en sus principios.
La otra, encabezada por el PPD, varias fracciones socialistas, segmentos del PDC y otra parte del gobierno, ha luchado por conquistar los votos de Marco Enríquez-Ominami, no sólo mediante la persuasión, sino incluso accediendo a sus condiciones más draconianas, como la renuncia de los presidentes de los partidos de la Concertación. Sorpresivamente, la versión más humilde de esta posición la ofreció el mismo senador Gómez, renunciando a la jefatura de su partido para que "Marco no tenga ninguna excusa" para sumarse a Frei.
En la Concertación es un secreto a voces que Gómez estaba enojado con los otros presidentes de partidos y con el propio Frei. Presentar su salida en la forma de voltereta que exhibió puede ser un síntoma de su pericia política, pero también un resultado del clima infectado que se vive en el oficialismo.
En realidad, a Enríquez-Ominami no le interesa la cabeza de Gómez, ni menos la de Pepe Auth, a pesar de que, después de conocer su renuncia, a este último lo acusó de haber estado cometiendo un "delito". Es duro calificar de delincuente a alguien que quiere tender lazos, pero quizás Auth, como se dice con enojo entre los radicales, tiene los ojos más puestos en las elecciones internas del PPD en abril que en las presidenciales de enero. Bastante más le interesa al "marquismo" la cabeza de Juan Carlos Latorre. Y, por sobre todo, desde el comienzo, la de Escalona.
¿Por qué? Su entorno "blando" -el menor, el que aún siente vínculos con el oficialismo- desearía castigar los modales de Escalona, su control de la "máquina" partidaria, su estilo disciplinario. Esta línea es la que describe el padre del diputado, el senador Carlos Ominami, cuando afirma que no están exigiendo renuncias.
El entorno "duro" de Enríquez-Ominami -el que desea demoler la Concertación- tiene una objeción de fondo, política, estratégica, contra el hecho de que Escalona haya propiciado la alianza con la DC como el eje del conglomerado. Esta línea fue anticipada por Max Marambio, que salió a pedir las cabezas de los partidos en la noche misma de la elección.
Entre uno y otro grupo hay una diferencia cualitativa de rencores. Pero en política hay pocas alianzas mejores que las de la bronca.
Para ser justos, el debate sobre la renuncia de los jefes partidarios puede haber sido alimentado desde muchos rincones y columnas de opinión, pero fue finalmente perfeccionado por uno de esos golpes de ingenio que han jalonado la campaña de Frei: el inopinado anuncio del martes de que competirá y gobernará al margen de los partidos (¿cuál sería la novedad respecto de los cuatro gobiernos precedentes?), acompañado de una severa crítica a sus prácticas… que no son otras que las que lo ungieron candidato.
Los hechos conocidos sugieren que Frei fue sorprendido por las renuncias de Gómez y Auth, pues su discurso no contemplaba esa petición. Pero los mismos hechos señalan que gente de su comando ha estado en comunicación continua con Auth y con miembros de las directivas del PDC y el PS, expresando su abierto interés en las renuncias de todos. El diseño del comando se completaría, tras las renuncias de los presidentes, con la votación a favor de las tres leyes que Enríquez-Ominami ha exigido, para luego empujarlo a una definición pública. ¿Y si falla en ese paso, como hasta un niño puede anticiparlo? ¿Dirá que fue culpa de otros o terminará por admitir que no comprendió la naturaleza del proyecto del "marquismo"?
Pero antes de esas preguntas hay otra, más urgente: ¿Es posible que Frei no calculase que sus palabras podían detonar las renuncias de los jefes partidarios? En un cuadro interno ordenado, no lo sería. Pero en una campaña en que a menudo el comando (el actual o los anteriores) ha tenido ideas que el candidato no refrenda, ya no resulta extraño. El resultado, sin embargo, es objetivo.
En medio de la batalla, el comandante en jefe sugiere la renuncia de su Estado Mayor. El Ejército de enfrente se solaza con el gesto. Y unos, desolados, y otros, celebrando, se preguntan quiénes querrán ser los nuevos gene-rales en semejante teatro de operaciones.
"Una barbaridad", la llamó Aylwin. Escalona, adivinando el gambito que se estructuraba en su contra y con el apoyo explícito de la Presidenta Michelle Bachelet, postergó la discusión sobre su liderazgo hasta después de la segunda vuelta. No desea que los jíbaros le den caza en esta ocasión. De paso, convenció a Latorre de mantenerse firme. Pero sabe que es la presa principal.
Ya se encargará la historia de decidir si Escalona fue un buen o un mal dirigente para el socialismo en estos tiempos. Por el momento, se puede sostener, sin error, que enfrentó una guerra civil en su partido, que tomó la opción de defender a rajatabla a la Presidenta socialista, que aceptó sin remilgos la candidatura de un DC (¡motivando otras tres precandidaturas desgarradas de sus filas!) y que actuó con rudeza para defenderla.
Si algún día Escalona, un duro de la política, un hombre que recibe y da sin llorar, tuviese que quejarse de algo, tendría que ser de la demora en la falta de reciprocidad que ha recibido.
Para respaldarlo, en este último episodio, la Presidenta Bachelet se involucró por primera vez en una batalla interna partidaria.
Sin embargo, todo esto no es sino parte de la hojarasca, detalles que alimentarán la historia de la peor performance presidencial de la Concertación, la única en que se llega a la definición requiriendo angustiadamente votos ajenos, la primera en que las filas que empezaron desordenadas continúan en trifulca a 14 días del final. Las razones de fondo son otras.
Con su característico estoicismo, Frei ya estuvo disponible para la reelección en el 2005. No avanzó entonces porque la Concertación creyó hallar una forma de reinventarse a través de un cambio de eje: una candidatura femenina. Ese golpe de inspiración ocultó lo que se hizo visible poco después: que sus cuadros mayores estaban ya exhaustos y que las ambiciones personales -terminales o iniciales- estaban corroyendo las reglas internas.
El carnaval de esas ambiciones estalló en cuanto se inició la administración Bachelet y alcanzó su máximo esplendor en el 2007, cuando comenzaron las renuncias de parlamentarios "díscolos", muchos de los cuales planeaban montar su chiringuito propio para cuando adviniera el siguiente verano electoral.
Llegada la nueva elección, Frei seguía disponible, incluso para la competencia interna, sólo que imaginaba esta competencia de una manera restringida: esto es, con las ligas mayores, Insulza, Lagos u otros semejantes. Su disposición a enfrentar a challengers menores -Gómez, Enríquez-Ominami, Navarro- era más baja, porque nunca lo ha hecho.
En teoría, Frei era el candidato adecuado para impedir la fuga de votos de la Concertación por la derecha y la DC, sobre todo después de dos administraciones socialistas. Pero la crisis económica, la popularidad de Bachelet y la amenaza de las candidaturas paralelas enervaron ese modelo hasta convertirlo en algo muy extraño y ecléctico, como si esos hechos inesperados hubiesen privado al candidato de su repertorio propio de respuestas.
Algún día habrá que estudiar si los temores de Frei Ruiz-Tagle han sido atavismos del desborde por la izquierda que a fines de los 60 sufrió Frei Montalva.
El Frei de estos días busca los votos del "progresismo", una especie de imbunche conceptual donde cabe de todo. Renunció a quitarle votos a Sebastián Piñera; la oposición puede estar tranquila en su hábitat. Quienes lo tienen a un tris de la derrota son, sin embargo, Piñera y la derecha. Una derecha nueva, distinta de la que atenazó a su padre, más astuta, más ganosa, más abierta.
Pero también -todo hay que decirlo- una derecha asustada, espantada de perder la oportunidad más propicia, aterrada de seguir sintiéndose minoría. Una derecha que recibiría un triunfo presidencial como el encuentro de la Tierra Prometida.
Tanto los manotazos afiebrados del oficialismo como la crispación neurótica de la oposición son parte de las novedades de este proceso, aunque la mayor de todas es la marcha errática de la Concertación tras la golpiza electoral del 13 de diciembre.
De esto se está tratando la elección del 17: del miedo a perder.
Frei: estrategia electoral y maniobras políticas necesarias…
El mapa de Frei para la segunda vuelta
Por Pedro Ramírez, Francisca Skoknic y Bastián Fernández, CIPER
Son 102 las comunas en las que el comando de Eduardo Frei concentrará su artillería para intentar acortar los 14 puntos que lo separaron de Sebastián Piñera en la primera vuelta electoral. En unos quince municipios con alta densidad de electores el despliegue será mayor, con dirigentes nacionales en gira y el concurso de rostros locales que inicialmente se alinearon con MEO. La batalla será dura en el norte grande, la región del Bío-Bío y en Valparaíso, donde el oficialismo aspira además a capitalizar el descontento de la UDI tras el fracaso electoral de Lavín. Y aunque un alto número de operadores que hicieron la campaña por los otros candidatos ya se embarcaron con Frei, el presupuesto para movilizar voluntarios podría convertirse en un problema. El desmarque de los partidos políticos explicitado esta semana es uno de los principales argumentos para captar a los votantes de MEO que ahora pretenden marcar nulo.
En la pared ubicada a espaldas de la secretaria del comando de Eduardo Frei cuelga un recorte de prensa cuidadosamente enmarcado. El titular anuncia el regreso de los partidos, de la mano de Frei Montalva y la Falange. Probablemente es de 1964, cuando el padre del actual candidato triunfó en la elección presidencial y puso fin al periodo del independiente de derecha Jorge Alessandri. El mensaje contrasta con el discurso que este martes 29 puso en marcha su hijo, destinado a marcar distancia con las colectividades que sustentan su postulación. El candidato de la Concertación se hizo así cargo de las críticas que han apuntado a los presidentes de los partidos oficialistas y dejó entrever que si llega a La Moneda no gobernará amarrado a ellos:
– Tengo plena conciencia de que el resultado electoral del 13 de diciembre develó un descontento ciudadano con la forma en que se hace política en nuestro país (…) Quiero informarles que les he comunicado a los presidentes de los partidos de la Concertación de mi decisión, de que tanto durante mi campaña como mi futuro gobierno, tomaré con absoluta libertad, autonomía e independencia las determinaciones que me competen-dijo Frei.
Este giro -adoptado con tardanza si se toma en cuenta que las críticas a los presidentes de partido ya llevan en la palestra dos semanas- es uno de los pilares de la estrategia para captar a quienes en la primera vuelta se inclinaron por Enríquez-Ominami y Arrate, además de aquellos que anularon o dejaron en blanco su preferencia. Para eso resultaba clave enviar un mensaje claro de que habrá un cambio en la forma de hacer política y en el comando se analiza incluso la posibilidad de adelantar los nombres de quienes podrían integrarse a un eventual gabinete de Frei. La idea es tratar de mostrar rostros nuevos, que den cuenta de que se privilegiará a las personas sobre los partidos y que la renovación será total. Un desafío a todas luces difícil de cumplir.
Ya el fin de semana pasado comenzó a ejecutarse un nuevo diseño que busca maximizar el rendimiento de la campaña en los poco más de quince días que quedan antes de la votación. Considerando que Sebastián Piñera sólo necesita sumar seis puntos más que en la primera vuelta para instalarse en La Moneda, en el comando saben que lo que se requiere es precisión quirúrgica en el despliegue de una campaña que se montará en el escenario electoral más adverso que ha enfrentado la Concertación.
De acuerdo con el “mapa georreferencial” que diseñó el ex subsecretario de Desarrollo Regional y experto electoral Mahmud Aleuy (PS), son 102 las comunas en que se debe priorizar la campaña. Una tarea que suena cuesta arriba -por más que en el comando se esfuercen por mantener el optimismo-, si se toma en cuenta que es casi un tercio de las 346 comunas que hay en el país. El trabajo de Aleuy, cuyo equipo analizó los escrutinios de la primera vuelta mesa por mesa, concluyó que es en este centenar de municipios donde Frei aún puede crecer.
– Son comunas que se seleccionaron como prioritarias de acuerdo a diversos criterios: una alta cantidad de electores, una fuerte concentración de votos de Enríquez Ominami y Arrate, un número significativo de votos nulos o blancos. Además, se incluyeron sectores populares donde Piñera obtuvo una alta votación -explica el senador Jorge Pizarro (PDC), uno de los encargados territoriales de la campaña de Frei.
GIRAS PARALELAS
El mapa confeccionado por Aleuy será letra muerta si la Concertación no es capaz de desplegar en las 102 comunas a sus voluntarios, los que, además, por primera vez trabajarán con la dificultad extra de que el electorado mayoritariamente percibe al candidato de derecha como el más seguro ganador. En una reunión desarrollada el lunes 28 en el comando, comenzó a gestarse la coordinación para que a partir del lunes 4 el plan esté en marcha:
-Se hará una campaña territorial exhaustiva, con propaganda centrada en demandas locales, con protagonismo de parlamentarios electos y, especialmente, con gente de esas comunas que en la primera vuelta estuvo con Marco Enríquez Ominami. La coordinación de esa tarea estará en manos de Aleuy y Pizarro -explica el diputado Jorge Insunza (PPD), uno de los responsables de las giras que se harán en paralelo a este despliegue para reforzar el mensaje de Frei.
Las giras se iniciarán este mismo fin de semana, cuando aún esté fresca la resaca del Año Nuevo. Coordinadas por Insunza y los senadores electos Ximena Rincón (PDC) y Fulvio Rossi (PS), partirán al mismo tiempo en el extremo norte y en Concepción. Los acompañarán Juan Luis Castro, Felipe Harboe, Carolina Tohá, Carolina Goic, Guido Girardi, Tucapel Jiménez y Sergio Aguiló, entre otros.
– Tenemos diseñado un despliegue territorial paralelo a las giras de Frei. Vamos a tener dos grupos que recorrerán todo Chile hasta el 14 de enero. Partimos el 2 en Iquique y el 3 en Arica. En los mismos días cubriremos la Octava Región. Vamos a contactar a personas relevantes en cada región que hayan trabajado con Marco (Enríquez Ominami), porque es importante sumarlas. Haremos propaganda territorial y actividades comunicacionales. Obviamente, contaremos con gente que ajustará los contenidos de la agenda a las realidades locales -indica Rossi.
La presencia protagónica de los parlamentarios electos se debe a que el pacto Concertación-Juntos Podemos obtuvo el 44% de los votos en la elección del domingo 13. En el plan del oficialismo para la segunda ronda electoral es clave que las personas que votaron por candidatos del pacto lo hagan ahora por Frei, porque eso le daría un piso al candidato oficialista que prácticamente equipararía el resultado de Piñera en la primera vuelta. De hecho, las dos encuestas que se han conocido ya ubican a Frei en torno a esos valores.
Las giras estarán centradas en una quincena de comunas calificadas como “máxima prioridad”. Son aquellas con una alta concentración de electores donde Frei tuvo un rendimiento muy por debajo de lo esperado por su equipo. Se trata de Arica, Iquique, Antofagasta, Chiguayante, Concepción, Valparaíso, Viña del Mar, La Florida, Maipú, San Bernardo, Puente Alto, San Miguel y Pudahuel, entre otras.
En paralelo a las giras, el senador Guillermo Vásquez (PRSD) planifica las actividades del comando con las organizaciones sociales: “Vamos a reunirnos con un universo muy amplio de entidades, desde feriantes hasta organismos universitarios, a contar del lunes 4″. Vásquez indica que si bien la información recopilada por Aleuy está pensada para el despliegue territorial de la campaña, también será un insumo que él utilizará: “Por ejemplo, si queremos tener un encuentro con organizaciones de mineros quizás resulte conveniente hacerlo en Antofagasta, que es una zona donde hay que reforzar la campaña”.
Seis días antes de poner en marcha su plan de encuentros con organizaciones sociales, Vásquez recibió un tardío regalo navideño. El martes 29 los principales dirigentes del Colegio de Profesores entregaron su apoyo a Frei. Un escenario impensado tras el desgastador paro que enfrentó al gremio con el gobierno por el pago de la “deuda histórica”, un gallito que los docentes cerraron con las manos vacías. El presidente del colegio, Jaime Gajardo, es militante comunista, por lo que este respaldo puede analizarse como una vuelta de mano del PC por el apoyo que la Concertación brindó a ese partido para que consiguiera tres escaños en la Cámara de Diputados, después de 36 años fuera del parlamento.
ESTRATEGIA EN REGIONES
En Iquique Frei ya cuenta con el apoyo del caudillo local Jorge Soria, lo que asegura un significativo contingente de voluntarios para hacer su campaña. En Punta Arenas (donde MEO marcó 26,4 y Frei sólo 22,6) el senador Carlos Bianchi y el alcalde Vladimiro Mimica, ambos independientes, han formado un eje que entregará su respaldo a Piñera o Frei dependiendo de cuál de ellos recoja de mejor manera sus demandas locales. En el comando creen que lo más importante es conseguir el respaldo del alcalde y aseguran que las conversaciones con Mimica van bien encaminadas.
El escenario en que quedó la derecha en Valparaíso y Viña tras las elecciones parlamentarias tiene particularidades que el comando oficialista espera aprovechar. Según explica un líder concertacionista, la reñida elección senatorial entre Joaquín Lavín (UDI) y Francisco Chahuán (RN) dejó adherentes de la UDI de zonas populares resentidos con Piñera. La idea es focalizar parte del trabajo en ellos. Al mismo tiempo, esperan reconquistar a los votantes porteños que respaldaron a MEO. El ex diputado socialista prácticamente empató con Frei en Valparaíso (obtuvo un 23,04 frente al 23,9 del candidato oficialista). “El voto MEO es un voto de clase media, ubicado desde la avenida Alemania hacia abajo”, dice el diputado electo y ex alcalde de Valparaíso Aldo Cornejo (PDC), quien tiene claro el mapa del despliegue territorial. Y agrega que la mayoría de los operadores que hicieron la campaña de MEO, casi todos ex socialistas, ya están cuadrados con Frei.
En la Octava Región se espera que el aporte del senador Alejandro Navarro, quien apoyó a MEO en la primera vuelta y que ya endosó su respaldo a Frei, sirva para alinear a los votantes “meístas”. Navarro comenzó a operar en terreno desde el fin de semana pasado con los militantes de su partido, el MAS. En la zona de Lota y Arauco, las esperanzas están cifradas en la campaña que pueda desplegar el PC y el Juntos Podemos, cuyo candidato a diputado, el sindicalista Cristián Cuevas, cosechó un significativo 22,86% de los votos, aunque fue finalmente derrotado.
La izquierda que se alineó con Jorge Arrate en la primera vuelta tenía previsto anunciar este miércoles 30 la conformación de su propio comando por Frei. En el organismo tendrán un rol estelar el propio Arrate y los tres diputados electos del PC: Hugo Gutiérrez, Lautaro Carmona y Guillermo Teillier. En todo caso, el ex jefe político del comando de Arrate, Juan Andrés Lagos (PC), anuncia que el nuevo referente no priorizá los “rostros”:
– No pretendemos crear una gran estructura, porque el tiempo de trabajo es escaso y lo que se requiere es coordinar de la mejor manera el esfuerzo territorial. Tendrán más importancia los líderes territoriales que los dirigentes nacionales.
Lagos indica que hasta el martes 29 no habían recibido información desde el comando de Frei para coordinar el trabajo en terreno: “Obviamente que si Aleuy está haciendo un diseño técnico para focalizar el esfuerzo, tenemos interés en que nos compartan esa información”.
El principal problema para poner manos a la obra a los militantes de los partidos y organizaciones que apoyaron a Arrate es la falta de dinero. “Tenemos la voluntad de apoyar la campaña, pero obviamente en el comando de Frei no pueden esperar que gastemos nuestros recursos para hacer propaganda y movilizar voluntarios”, indica un dirigente del PC.
Un alto dirigente del equipo de Frei explica que están en condiciones de entregar material de propaganda, pero que no tienen dinero para entregar al comando del Juntos Podemos: “Hay una decisión política de estrangular económicamente la candidatura de Frei. Los empresarios no han puesto dinero y con los bancos tampoco ha sido fácil gestionar los préstamos”, indica la misma fuente, quien asume que la “campaña ciudadana” de recolección de fondos no reunirá más de $200 millones.
OBJETIVO PRINCIPAL: NULOS Y DUEÑAS DE CASA
El mensaje que los voluntarios entreguen en las 102 comunas seleccionadas apuntará preferentemente a dos tipos de electores. El primero responde al perfil del votante de centroizquierda que marcó MEO en protesta contra los acuerdos cupulares de la Concertación y que ahora prefiere anular antes que respaldar a Frei. El segundo corresponde a una amplia franja de mujeres del segmento socioeconómico C3 y D que también votaron por MEO. Estas últimas se concentran en comunas metropolitanas como San Bernardo, Maipú y Puente Alto. Aunque nadie se explica muy bien este fenómeno, algunos lo atribuyen al rol que jugó la conductora de TV Karen Doggenweiler en la campaña de su marido. En Maipú, podría ser fruto del impacto de otro “rostro” mediático: el actor y diputado “meísta” Álvaro Escobar.
Frente al voto nulo, los argumentos son: Frei comprendió la protesta expresada en el resultado de la elección del domingo 13 y gobernará no con los partidos, sino con una mayoría democrática y progresista; las principales propuestas de MEO y Arrate ya se incorporaron a su programa, como la reforma tributaria, el fortalecimiento de la educación pública, la ampliación del royalty a la minería y que el Estado defienda a los ciudadanos frente a amenazas como los cobros abusivos y las alzas de las tasas de interés; ya suscribió el compromiso de desarrollar una economía “verde” y ambientalmente sustentable; impulsará la generación de empleo “digno” y mejor remunerado.
Respecto de la oferta para las dueñas de casa, el mensaje será “seguridad total”, un concepto que no se agota en mejorar el resguardo policial frente a la delincuencia, sino en dar a las familias de clase media la certeza de que no serán golpeadas por los vaivenes económicos: “A eso apunta, por ejemplo, el Auge de la Educación Superior, que incluye un seguro para que los jóvenes puedan seguir estudiando si sus padres quedan cesantes o enferman. La idea es que la gente sepa que no van a quedar solos, que si algo les falta van a tener apoyo”, explica el senador Pizarro.
Ante las mujeres también se recurrirá a una batería argumental sobre las realizaciones de los gobiernos de la Concertación que las han beneficiado: ampliación de salas cuna, pensión para las dueñas de casa, protección para la mujer golpeada y agilización del trámite judicial de la pensión alimenticia. Pero, en especial, se insistirá en las políticas que el propio Frei impulsó en su gobierno: asegurar a las alumnas embarazadas y madres lactantes que puedan terminar el colegio, despenalización del adulterio que sólo afectaba a la mujer y el fin de la discriminación legal entre hijos legítimos e ilegítimos.
– Vamos a hacer un puerta a puerta “quirúrgico”. No basta con golpear y entregar volantes. Hay que conversar con la gente. Si te encuentras con un voto por Piñera, hay que pasar a la otra casa altiro. Si te atiende alguien que te hace una crítica porque la Concertación no cumplió sus promesas, ahí hay que quedarse y argumentar -dice una operadora territorial que hizo la campaña de MEO y que ahora está lista para sacar voluntarios a la calle bajo las banderas de Frei.
CIPER CHILE
Chile, los costos de una transición inconclusa
Gonzalo Rovira S. · · · · ·
En Chile, quienes nos consideramos de izquierda, sabíamos que enfrentaríamos una elección presidencial y parlamentaria en condiciones desfavorables. Nada en política es gratuito. A veinte años de haber derrotado a la dictadura, aún nos pesa el no haber sabido culminar adecuadamente esa victoria y, en el marco de la vida republicana que re iniciábamos, haber conducido las organizaciones sociales en la recuperación de sus derechos. En 1988 se impuso una transición pactada con el dictador, la que preservó una constitución hecha a medida para el modelo neoliberal, y un sistema electoral que deja sin representación a quienes no participen de las dos grandes coaliciones. Desde el 89 ha triunfado en las elecciones presidenciales una “Concertación” de partidos de centro izquierda. Si bien estos han marginado a los comunistas y a la izquierda que no participó del pacto, siempre han contado con sus votos para triunfar en segunda vuelta, por el temor del retorno de la derecha al poder.
El próximo 17 de enero enfrentamos la posibilidad cierta de que gane la derecha. La primera vez que irrumpió este riesgo fue en la elección que enfrentó a Lagos y Lavín el 2000, éste se mantuvo en la elección de la Presidenta Bachelet, pero siempre teniendo como reserva electoral la votación de la izquierda para la segunda vuelta. Hoy la elección es diferente.
No es extraño que el candidato de la derecha, Sebastian Piñera, obtuviera un 44,05%, aproximadamente lo mismo que han obtenido en la primera vuelta desde 1989.Tras veinte años de democracia, y con la complicidad de la Concertación, ellos conservan el poder económico y el control prácticamente absoluto sobre los medios de comunicación, herencia que les dejo la dictadura, y gracias al sistema electoral, siendo minoría, han conservado el control del Parlamento por medio de su poder de veto. Con esos recursos han desarrollado un fuerte trabajo clientelista en los mismos sectores poblacionales donde antes era más poderosa la izquierda. Este es uno de los temas de debate de la izquierda chilena, y una de las claves de su futuro político tras la elección.
Entre tanto, los gobiernos de la Concertación lograron importantes avances en las condiciones de vida de los chilenos, reduciendo de manera significativa los índices de pobreza, y ampliando la cobertura de derechos fundamentales como la salud, la educación y la previsión. Por cierto, no han sido lo progresista y republicanos que la izquierda hubiese querido, no han usado todos los recursos a su alcance para terminar con la Constitución y el sistema electoral impuestos por la dictadura, o avanzar más decididamente en ámbitos tan importantes como la misma educación, los derechos laborales, la defensa del medio ambiente o los Derechos Humanos.
El pacto de gobernabilidad con la derecha los ha ido desgastando. La Concertación enfrentó la elección en un estado de crisis interna nunca visto; de hecho los seis precandidatos y los tres candidatos presidenciales del sector fueron parte dela Concertación hasta comienzos de año. La creciente descomposición de los partidos en el poder, provocó un descontento generalizado que llevó a quiebres en todos ellos. Esta situación los forzó a buscar un acuerdo electoral con el Partido Comunista, que aceptó no sin dificultades, y tras veinte años auto marginándose de la vida republicana, por primera vez ha permitido a este partido obtener tres diputados. Es evidente que, en estas condiciones, el descontento al interior de la Concertaciónno podía ser capitalizada ni por los comunistas ni por el Frente Amplio de Izquierda que formaron las restantes fuerzas de Izquierda.
La dinámica de los acontecimientos de la última década ha dado cuenta de que la izquierda tradicional, incluyendo en este concepto una amplia referencia a objetivos, métodos y discursos, no logra ser representativa del “descontento” de los sectores de izquierda de la concertación, y de los jóvenes que no están participando en política. Esto ha sido ratificado por el 6,21% obtenido por Jorge Arrate, el socialista y ex ministro de Allende y de los tres primeros gobiernos de la Concertación, que fue candidato de la izquierda en la primera vuelta. Con él, si bien mejoró la votación histórica del sector, quedo muy lejos aún de ser alternativa de poder.
Los medios de comunicación que son controlados por la derecha, favorecieron el que ese “descontento” fuese capitalizado por otro candidato, Marco Enríquez Ominami. Se trata de un joven diputado que desde su postulación al parlamento se declaró de la izquierda de la Concertación. El hijo del asesinado líder del MIR, Miguel Enríquez, levantó su opción presidencial, tal como lo hicieron otros, intentando representar este evidente “descontento” del pacto. No fue inesperado que los decepcionados de la Concertación junto a sectores de la izquierda se hayan unido en su campaña, intentando resolver el problema de la renovación de la propia izquierda junto con el de dar conducción al propio “descontento” de la política. El 20,13% obtenido da cuenta de la profundidad de la crisis que enfrentaba la concertación, pero también de las limitaciones de la izquierda tradicional para conducir ese descontento.Por cierto, es bueno considerar que ese porcentaje incluye un “descontento” más amplio, y que guarda relación con que la crisis no sólo es de una forma de hacer gobierno, sino que también de hacer política, lo que llevó a que esta candidatura captara votos de una derecha descontenta, pero también de muchos que aunque no son de derecha hoy, en segunda vuelta, no parecen dispuestos tampoco a darle su voto a la Concertación.
Eduardo Frei, un Demócrata Cristiano de centro, obtuvo un 29,6%, lo que significa que debe arrastrar no sólo al 6,21% de la izquierda más tradicional sino que además a lo menos un 15% del electorado que optó por Marco Enríquez en la primera vuelta. La derecha debiera obtener su histórico 48% de las últimas dos elecciones. El acuerdo de parar a la derecha, esta vez formalizado por la Izquierda y el candidato de la concertación, enfrenta un escenario nuevo, ya que en esta ocasión el voto que se requiere para ganar no es el de la izquierda, de la cual una parte importante votará por él, sino de electores de Marco Enríquez y su nuevo partido “progresista”, y del PRI, escindidos de la Democracia Cristiana, los que podrían optar por la abstención, dando así el triunfo a la derecha con la misma votación con que antes ésta perdía.
La prensa en Chile ya da por triunfador a Piñera, aunque obtenga sólo la votación histórica de la derecha. La definición de ese estrecho margen de votos contra la derecha aún es posible. Lo que resulta evidente hoy día, sea cual sea el resultado de la segunda vuelta electoral, es que la política chilena cambiara inevitablemente.
Gonzalo Rovira S. Ex dirigente estudiantil comunista, Licenciado y Magister en literatura, candidato a Doctor en filosofía. Escribe artículos sobre ciencias sociales en el diario La Nación, de Chile. Es dirigente nacional del Frente Amplio de Izquierda.
SINPERMISO.COM
Votar hasta que duela: Piñera o el nulo, la peor opción…
Manuel Cabieses, Punto Final · · · · ·
“Los ricos están más ricos que nunca, así que no sé cuánto más se van a enriquecer con Piñera”. (Escritora Isabel Allende, 17 de diciembre 2009).
En ningún otro momento del último medio siglo la derecha estuvo tan cerca -como ahora- de apoderarse del gobierno mediante el voto ciudadano. Las elecciones del 13 de diciembre dieron al empresario Sebastián Piñera una ventaja de 14 puntos sobre el senador y ex presidente Eduardo Frei: 44,05% contra 29,60%. Sin embargo, a medida que se acerca la segunda vuelta del 17 de enero, el panorama comienza a cambiar.
Bajo la superficie triunfalista de las encuestas y de los medios de comunicación, asoman de nuevo -en ayuda de la Concertación- las maltratadas reservas de voluntad democrática para enfrentar al poder oligárquico. Se trata de la última línea de defensa de una coalición de gobierno extenuada por sus inconsecuencias, sus querellas internas y la corrupción de muchos de sus funcionarios y representantes.
Sin embargo, a falta de una alternativa popular y democrática, transformadora de la sociedad, que aún no logra emerger, la Concertación de Partidos por la Democracia representa el “mal menor” capaz de contener la voracidad de una oligarquía arrogante e inescrupulosa. Don Dinero pretende administrar el poder total en Chile, enmascarando su dictadura con el voto obtenido a través de la manipulación de las conciencias, tal como soñó el pinochetismo con su Constitución de 1980, todavía vigente.
Un poco de historia
La tentación del gran empresariado por administrar la suma del poder político, social y económico tiene ya su historia, en el Chile moderno. El primer intento -casi exitoso- lo hizo en 1938 el millonario especulador de la Bolsa y ex ministro de Hacienda, Gustavo Ross Santa María. Pero fue derrotado en forma estrecha por el abogado y profesor radical Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular (radicales, socialistas y comunistas) que alcanzó el 50,26% contra 49,33% de Ross.
En 1952, otro empresario -fundador de una de las principales fortunas del país-, Arturo Matte Larraín, trató también de imponer su riqueza para ser elegido presidente de la República. No tuvo éxito, pero consiguió 27,81% de los votos. Fue derrotado en forma contundente por un ex dictador (1927-31), el general (r) Carlos Ibáñez del Campo (46,8%), que también superó al radical Pedro Enrique Alfonso (19,95%) y al socialista Salvador Allende Gossens (5,44%), que hacía su primer intento de llegar a La Moneda.
En 1958, un empresario -con más pergaminos que Piñera- ganó la Presidencia de la República. Jorge Alessandri Rodríguez, presidente de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) y de la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio, independiente afín al Partido Liberal, hijo del ex presidente Arturo Alessandri Palma (1920-25 y 1932-38), obtuvo 31,2% de los votos. Superó en forma estrecha al socialista Salvador Allende (28,91%), al democratacristiano Eduardo Frei Montalva (20,75%), al radical Luis Bossay Leiva (15,43%) y al diputado independiente Antonio Zamorano Herrera, ex cura de Catapilco (3,36%). En el Congreso Pleno el Partido Radical -el partido de la Masonería- votó por Alessandri, dándole la espalda al hermano Salvador Allende, ex ministro de Aguirre Cerda.
El gobierno de los gerentes
La receta de Jorge Alessandri fue trasladar al gobierno los métodos de administración de la empresa privada para “gerenciar” la crisis que vivía el país. Por eso su administración fue conocida como el “gobierno de los gerentes”. Desde luego, la gran empresa -nacional y extranjera- fue beneficiada con las medidas de ese gobierno.
Aunque representante de la oligarquía, Alessandri practicaba una forma de vida sobria y mesurada, bien distinta de la ostentosa conducta del actual candidato de la oligarquía. Alessandri vivía en un departamento de la calle Phillips, frente a la Plaza de Armas, y caminaba diariamente hasta La Moneda. Los fines de semana los pasaba en una parcela cerca de Santiago a la que viajaba en su automóvil particular. Aún no llegaba al país el huracán financiero del neoliberalismo que más tarde traería la dictadura militar-empresarial, agudizando la desigualdad y provocando la transnacionalización de la economía.
En el período post dictadura, otro empresario, Francisco Javier Errázuriz, intentaría comprar el sillón de O’Higgins. En 1989 obtuvo poco más de un millón de votos (15,43%), pero fue superado por el heredero de la dictadura, el ex ministro de Hacienda Hernán Büchi (29,40%), y por el democratacristiano Patricio Aylwin Azócar (55,17%), cuya presidencia inició la ronda de gobiernos de la Concertación que se prolonga hasta hoy.
La Concertación en cifras
El sucesor de Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, no tuvo problemas. Fue elegido en 1993 con mayoría absoluta: 57,98% (4 millones 40 mil 497 votos). Pero de nuevo un empresario y candidato de la UDI trató de ganar la Presidencia: Arturo Alessandri Besa (24,41%), sobrino de Jorge Alessandri, ex cónsul de la dictadura en Singapur. Entretanto, José Piñera Echenique, hermano de Sebastián, ex ministro de la dictadura, alcanzó el 6,18%. Este Piñera fue el creador de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) que entregaron al capital privado nacional y extranjero los fondos previsionales de los trabajadores chilenos. Parte considerable de esos recursos, unos 50 mil millones de dólares, los han invertido las AFP en el exterior, sobre todo en Estados Unidos.
Además, como ministro de Minería, José Piñera promovió la Ley Minera que abrió las puertas a una inversión extranjera que casi no tributa en el país. Solamente en el año 2006 las compañías extranjeras del cobre ganaron 20 mil millones de dólares. Esas utilidades son colosales si se considera que superan las inversiones brutas en la minería de Chile en los 30 años anteriores. El caso más escandaloso son las ganancias de la minera La Escondida, una empresa australiana. Finalmente, como ministro del Trabajo de la dictadura, José Piñera fue autor del Plan Laboral, un conjunto de normas que hicieron polvo los derechos y conquistas de los trabajadores chilenos, desarticulando la organización sindical.
Pero la situación de la Concertación se hizo difícil a partir de Frei. Su sucesor, Ricardo Lagos Escobar, ex radical, militante part time del Partido por la Democracia (PPD) y del Partido Socialista, no alcanzó la mayoría absoluta en 1999. Llegó sólo al 47,96% (3.383.339 votos). Pisándole los talones estuvo el candidato de la UDI, Joaquín Lavín (47,51% y 3.352.199 votos). La candidata comunista Gladys Marín logró 3,19% y el humanista Tomás Hirsch 0,51%. Aunque la dirección del PC llamó a anular o votar en blanco en la primera experiencia de balotaje, gran parte de su votación apoyó a Lagos, que ganó por nariz (51,31%) a Lavín (48,69%).
Las dificultades concertacionistas se repitieron el 2005, enfrentando a una derecha dividida. La socialista Michelle Bachelet obtuvo 45,96% contra 25,41% de Sebastián Piñera (Renovación Nacional) y 23,23% de Joaquín Lavín (Unión Demócrata Independiente, UDI). La suma de los candidato de la derecha superaba a Bachelet (48,64% contra 45.96%). Pero esta vez el Partido Comunista, que había apoyado al humanista Tomás Hirsch (5,40%), llamó a votar por Bachelet. El PC le presentó algunas “condiciones”, entre ellas la reforma de la Constitución y el cambio del sistema binominal, temas de la legislación laboral y de protección del medioambiente, aceptadas de inmediato por la candidata y su comando. De esa forma -aunque Hirsch llamó a votar nulo- Michelle Bachelet pudo derrotar a Piñera por 53,50% contra 46,50%.
Así llegamos a la sombría situación que hoy encara la Concertación. Sin dudas el peor resultado de uno de sus candidatos presidenciales es el 29,60% que el 13 de diciembre obtuvo Eduardo Frei. Deberá definir en segunda vuelta con un Piñera que se presenta con el 44,05%. Sin embargo, surgen dudas si ese porcentaje es el máximo que puede alcanzar el candidato de la derecha, o si tiene posibilidades de crecer succionando la votación de Enríquez-Ominami, de la cual nunca estuvo muy distante.
Los propios analistas de la derecha, luego de la euforia inicial, han advertido que la fortaleza de Piñera puede ser una ilusión óptica. En efecto, su 44,05% es inferior al porcentaje alcanzado por la derecha en 1989, 1999 y 2005. Asimismo, parte considerable de la votación de Marco Enríquez-Ominami (20,13%), proviene de la Concertación y de sectores de Izquierda que votarían por Frei ante el peligro de una victoria de la derecha. El desplazamiento de votos hacia el candidato de la Concertación ya comenzó con el Juntos Podemos (Partido Comunista, Izquierda Cristiana y Socialistas Allendistas) que el 20 de diciembre oficializó su apoyo a Frei. El candidato presidencial del JP, el socialista Jorge Arrate, aumentó en 60 mil los votos del sector y obtuvo 6,21% (430.824 votos) que reforzarán a Frei.
La erosión ideológica de Chile
No obstante, se mantiene en pie la amenaza de que la derecha gane el 17 de enero. No sólo por la contundencia de su propaganda que incluye los medios de comunicación más influyentes del país. Ellos se encargan de mantener viva la imagen de triunfo irreversible de Piñera. Asimismo, es un hecho que hay una percepción de agotamiento de la Concertación y un deseo de cambio que no se expresa con coherencia programática. Por ahora se orienta a reclamar “caras nuevas”, una demanda poco consistente que ningún sector político atiende hasta hoy. Sin embargo, Piñera y la derecha “enchulada” la han capitalizado y reclaman por el “cambio”, sobre todo después del eclipse de Enríquez-Ominami.
En rigor, una eventual victoria de Piñera sería producto de un largo proceso de erosión ideológica y política, que ha preparado el terreno -después de la terrible experiencia de la dictadura- para que el país asimile un gobierno de derecha. La responsabilidad de ese proceso, destinado a borrar la voluntad democrática del pueblo, se debe al efecto en la conciencia y la cultura chilena de la economía de mercado que implantó la dictadura y que ha perfeccionado la Concertación. Esta suicida política económica y cultural, ha destrozado los cimientos humanistas y solidarios de partidos como el Socialista y el Demócrata Cristiano. A eso hay que añadir la acción desplegada por la propia derecha, orientada a hacer creer que ya no existen ideologías ni tendencias políticas y que hay un solo sistema económico, social y cultural posible: el sistema capitalista.
Esa línea estratégica de la propaganda de la derecha, cultivada por sus medios de comunicación, por sus centros de investigación y universidades, fue asimilada por la Concertación, que la hizo suya. Lo mismo sucedió con el movimiento “díscolo” de Enríquez.Ominami que creyó en el espejismo de un pacto social que superaría las contradicciones de clase y las diferencias ideológicas, dormidas pero más profundas que nunca. Lo de Enríquez-Ominami fue un pastiche en que ricos y pobres, explotadores y explotados, conservadores, liberales y socialistas, cohabitaban en un mismo proyecto.
A la Izquierda también cabe responsabilidad en la indigencia ideológica, política y cultural a que nos arrastraron la dictadura, la Concertación y la derecha. No sólo se ha prolongado (y agravado) el mosaico que fragmenta a las fuerzas populares. Sus sectores más sólidos no han sido capaces siquiera de dedicar esfuerzos serios a la formación política y a la propaganda anticapitalista, prioritarias en este período.
Un tufillo fascistoide brota así de la operación política y mercantil que ha tratado de lavar el cerebro de los chilenos. Su instrumento principal es la UDI, cuyos 40 diputados la convierten en el principal partido de Chile. Su bancada parlamentaria refleja un audaz trabajo desplegado en la base social por la extrema derecha, heredera sin remilgos de la dictadura militar. Ejemplo de aquello es que Piñera recibió el 42,31% de los votos en las diez ciudades con mayor desempleo del país y el 51,02% en las diez comunas con mayor tasa de pobreza, entre ellas las comunas mapuches. (Estudio estadístico de El Mercurio, 15 de diciembre).
Es cierto que en el plano de la economía, salvo terminar de privatizar lo que han dejado la dictadura y la Concertación, un gobierno de Piñera no se diferenciaría mucho de uno de Frei. Pero habría cambios regresivos en otros ámbitos. Por ejemplo, en derechos humanos. Dictaría una amnistía para militares ya condenados o se interrumpirían los procesos de otros criminales y torturadores. En el ámbito sindical se impondrían la flexibilización laboral y otras medidas para debilitar el movimiento de los trabajadores. La represión a la lucha social sería aún más dura. Detrás de una pretendida defensa de la “seguridad ciudadana”, se levantaría un Estado policial.
Piñera se declara admirador del gobierno de Colombia y de sus métodos. Visitó Colombia en julio de 2008 y recorrió ese país en el avión presidencial, acompañando a Alvaro Uribe y al entonces ministro de Defensa, José Manuel Santos, hoy candidato presidencial. En octubre pasado, Santos envió a Chile a tres miembros de su comando, Juan Carlos Echeverry, Tomás González y Santiago Rojas, para estudiar la campaña y el estilo de Piñera. “Los problemas en Chile y Colombia no son tan distintos. A ambos países les preocupa la seguridad ciudadana y el gasto social en salud y educación”, declaró uno de los asesores de Santos.
El gobierno de Uribe ha generado el más delicado problema que hoy enfrenta América Latina al firmar con EE.UU. un convenio que resigna la soberanía colombiana para permitir la instalación de siete bases militares norteamericanas. Si Piñera es elegido presidente, alineará a Chile junto a Colombia y otros países de la región que han arriado la bandera de la dignidad latinoamericana. Peligrosa tendencia que viene tomando fuerza a partir del golpe de Estado en Honduras, y que busca configurar un bloque contra Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, los países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (Alba).
La peligrosa situación interna y regional que se crearía si la derecha gana las elecciones en Chile, legitima la necesidad de cerrar el paso a esta maniobra de la oligarquía. La realidad indica que no hay otro camino que votar por Frei… Y ponerse a trabajar en una alternativa de Izquierda que permita librarse del cepo del “mal menor”.
Manuel Cabieses Donoso, es periodista. Fue director de la revista Punto Final
Editorial de Punto Final, Nº 701, 24 diciembre 2009
Si MEO promueve el nulo o la abstención y Frei pierde, también pierde MEO…
Los desafíos de Enríquez-Ominami
MEO está transformando su triunfo electoral en una derrota, por la interpretación que le ha dado a su gesta. Parece pensar que esa votación es suya, que la puede transmitir a un ‘nuevo referente’ . Pero la historia electoral del país no lo acompaña.
De la primera vuelta presidencial del domingo 13 resalta, sobre todo, el triunfo relativo de Marco Enríquez-Ominami, que obtuvo un quinto de las preferencias. Pero ahora está transformando este triunfo en derrota.
Derrota por la interpretación que MEO le ha dado a su gesta. Parece pensar que esa votación es suya, que la puede transmitir a un "nuevo referente" (está démodé decir partido) de la política chilena.
El problema es que la historia electoral del país no lo acompaña: Chile nunca ha sido gentil con las figuras políticas que tratan de surgir desvinculándose de los partidos que los anidaron inicialmente. Ni es tierra de nuevos caudillos que salen de la nada, como lo fue Alberto Fujimori que de cero pasó a ser, con su "Cambio 90", Presidente del Perú.
Chile, en cambio, tiene un sistema de partidos muy maduro, con baja volatilidad electoral. Lo dicen todos los expertos. La excepción fue Carlos Ibáñez en 1952, si bien incluso él se acopló a un partido pre-existente, el Agrario-Laborista. Pero muy típicamente la gran votación ibañista pasó al canasto del olvido y terminó gobernando con los partidos tradicionales.
¿De dónde salió, entonces, la votación de MEO, si no es "suya"? Muy fácil: la primera vuelta presidencial consistió parcialmente en una primaria de facto de la Concertación, en la que se enfrentaron tres candidatos.
Basta mirar las cifras de la votación parlamentaria para darse cuenta de este aspecto de la primera vuelta presidencial. De los 1,4 millón de votantes que escogieron a MEO, más o menos 1,1 millón votaron por candidatos a diputados de la Concertación. Un buen número del resto se quedó con la Lista C. Pero ella está compuesta por un conjunto heterogéneo de personas difícilmente aglutinables en un nuevo partido. Y éste, de crearse, será muy minoritario y no se diferenciará mayormente de lo que ya está en el gran alero de la Concertación.
La votación masiva de MEO tendría un efecto de triunfo verdadero y potencialmente duradero si él se quedara en la coalición donde están sus electores, y en el partido que acogió su despegue inicial como diputado. La primaria de facto la ganó Eduardo Frei, pero el voto de MEO le da la capacidad de proyectarse como una pieza fundamental en el quehacer futuro de la Concertación. Separado de ella, y sin insertarse en un partido que le permita actuar en la misma, será un fénix caído.
El darle carte blanche a sus electores no resuelve el problema. Si pierde Frei, habrá perdido también MEO, porque la gran mayoría de sus electores no quieren un gobierno de Piñera. ¿Y quién en la Concertación no quedará con la idea de que la culpa de la derrota la tendrá el díscolo diputado, por dividir y, por ende, desanimar al electorado concertacionista justo cuando acaba de tener el gobierno más popular de su historia?
Si se hace una primaria, aunque sea de facto, hay que saber perder en ella. Quedándose en el redil, el liderazgo político se acrecienta en vez de disminuir en el mediano plazo. Pero hay que asumir también la derrota: no se puede pretender que el segundo lugar es el primero. Este es el momento de Frei, quiérase o no.
Por otro lado, queda claro que la carte blanche parece convenir a Piñera. Da la impresión de que los electores de MEO se irán a su candidatura. ¿Pero qué ventaja política obtiene el diputado de cumplirse esto, que a lo más será un fenómeno minoritario? No tiene tampoco futuro alguno como líder político en la Alianza.
La Tercera.com
Brasil: Partido de Lula, el PT, manifiesta su respaldo a Frei…
El partido al que pertenece el presidente Lula apoya la candidatura de Eduardo Frei
Santiago de Chile, 23 dic (EFE).- El oficialista Partido de los Trabajadores al que pertenece el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó hoy su apoyo a la candidatura presidencial de Eduardo Frei y confía en que el candidato dará continuidad al trabajo de la gobernante chilena, Michelle Bachelet.
En una nota hecha llegar este miércoles a los medios de comunicación, el partido brasileño "espera que su victoria (la de Frei) permita una renovación de la Concertación Democrática y una apertura de ésta para otros segmentos sociales y políticos que mostraron gran vitalidad durante la campaña electoral".
El próximo 17 de enero se celebrará la segunda vuelta presidencial en Chile en la que se enfrentarán el candidato oficialista Eduardo Frei, que en primera vuelta obtuvo un 29,60 por ciento de los votos y el candidato de la derecha opositora, Sebastián Piñera que logró un 44,03 por ciento.
Según la misiva, Chile se enfrenta al dilema de hacer avanzar las conquistas económicas y sociales de la administración Bachelet, especialmente en cuanto a sus esfuerzos por la integración de América del Sur, "o hundirse en un período de incertidumbres bajo el comando de las fuerzas de derecha y extrema derecha".
El colectivo brasileño aclara que en la primera vuelta, cuando varios nombres identificados con la izquierda disputaron la presidencia, el Partido de los Trabajadores se abstuvo de manifestar preferencias "(pero) ahora la situación ha cambiado radicalmente".
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, realizada el pasado 13 de diciembre, Piñera obtuvo el 44,03% de los votos, Frei el 29,60%, el candidato independiente y ex socialista, Marco Enríquez-Ominami, 20,13% y el candidato de la izquierda extraparlamentaria, Jorge Arrate un 6,21% der los sufragios.
Por Agencia EFE
Frei recibe apoyo del PC y del Juntos Podemos…
/ La Nación Domingo Por Verónica Muñoz L.
Fueron decisivos los aspectos contenidos en el punto uno, en orden a limitar el concepto de “Estado subsidiario” y el restablecimiento del derecho del sector público a constituir empresas en áreas estratégicas para el desarrollo del país…
Faltando 15 minutos para las 10 de la mañana y poco antes de que comenzara el pleno del comité central del PC, en la sede del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, en calle Ricardo Cumming, el timonel Guillermo Teillier recibió la carta con los “12 Compromisos por la Democratización y el Avance Social de Chile”, firmada por la “generalísima” del comando freísta, Carolina Tohá. Así se daba respuesta a la propuesta hecha por la tienda de Recabarren durante la semana que buscaba estampar la “voluntad política” de hacer cambios significativos y concretos en áreas que para la izquierda son fundamentales, como la Constitución y el rol del Estado.
“No se trata de una negociación”, había aclarado el mismo Teillier tras enviar su documento, sino de un “diálogo con el electorado” que permita atraerlo y reencantarlo. Desde el otro lado, el propio Eduardo Frei señalaba que el acuerdo con el Partido Comunista “tiene un sentido de país, no sólo electoral”.
Con este documento en mano, el pleno con sus 75 integrantes comenzó a sesionar a puertas cerradas. Sin embargo, a la hora de almuerzo ya se daba por descontado el respaldo a la opción de Frei y, tras la visita del abanderado del Juntos Podemos-Frente Amplio, Jorge Arrate, el mismo Teillier declaraba a la prensa, a esa hora ya inquieta por saber la postura comunista, que era “partidario de hacer todo lo posible para que la derecha no gane”. Quedaba aún el debate más largo sobre el escenario político, la viabilidad de las propuestas con un Congreso donde será difícil lograr quórum calificado para hacer reformas sustantivas y la forma en que traduciría el PC su apoyo en esta coyuntura manteniendo su espacio en la izquierda. Las alternativas iban desde un llamado público hasta la constitución de un comando de izquierda como lo planteó el mismo Jorge Arrate.
Varios de los puntos expresados en este compromiso ya eran conocidos, como la reforma al sistema binominal, pero fueron decisivos los aspectos contenidos en el punto uno, en orden a limitar el concepto de “Estado subsidiario” y el restablecimiento del derecho del sector público a constituir empresas en áreas estratégicas para el desarrollo del país, pues ambos puntos introducen cambios en el modelo neoliberal. Así mismo, se valoró la defensa de Codelco, el fortalecimiento de la educación pública, la modificación de la Ley Antiterrorista para evitar que se pasen a llevar derechos civiles, tema que ya había planteado Frei antes de la primera vuelta, aunque en la izquierda se echó de menos algo más firme sobre “desmilitarización” en el conflicto mapuche.
Paralelamente, la Izquierda Cristiana también se reunió durante varias horas en otro sector de Santiago. Sus integrantes analizaron también la carta freísta que fue bien acogida en principio. Al término de una extensa discusión sobre los escenarios de cara al balotaje, acordaron respaldar al candidato de la Concertación por el impacto que tendría un gobierno de derecha no sólo para el país, sino en América Latina. “Sentimos que votar nulo es no asumir la responsabilidad en el escenario en que estamos”, se dijo en la IC. Aunque están conscientes, al igual que en el PC, que “no podemos pedir lo imposible porque entendemos que la composición del nuevo Congreso hace difícil reunir los quórums necesarios”, recalcaron la necesidad de poner el acento en al menos tres aspectos que consideran relevantes: insistir en una asamblea constituyente que proponga una reforma profunda a la Constitución y no sólo un “maquillaje”, tomar iniciativas para “desmilitarizar” la Araucanía y el rechazo absoluto a los lobbistas y “operadores políticos” con una mayor fiscalización sobre los actos de corrupción.
Al cierre de esta edición, ambos partidos redactaban su voto político y los dirigentes de la Izquierda Cristiana se dirigían a la sede del ICAL para conformar una posición común.
El acuerdo considera conformar un comando de izquierda para respaldar concretamente la opción Frei, con giras y desplazamientos a lo largo del país de sus principales dirigentes, incluidos ex candidatos y diputados electos.
Para plasmar esta convergencia,los comandos de Eduardo Frei y el Juntos Podemos-Frente Amplio efectuarán hoy, a las 11 horas, una actividad conjunta en la comuna de San Miguel.
Hora de definiciones
El codiciado 20% que logró Marco Enríquez-Ominami en los comicios del domingo pasado estuvo en el centro de la semana post primera vuelta. De ellos depende en gran parte lo que suceda el 17 de enero. Mientras hasta ahora los marquistas mostraron su faceta “transversal”, que no estaba ni con Piñera ni con Frei, porque ambos “representan lo mismo”, admiten que ya llegó la hora de las definiciones.
Mientras el ex asesor económico de Marco, Paul Fontaine, decidió girar a la derecha, un grupo de adherentes del ex diputado PS, reunidos tras la cara visible de Patricio Mery, quien fuera asesor de Carlos Ominami, anunciaba que se cuadraban con Frei, señalando que la primera vuelta había sido una primaria de la centro izquierda y el progresismo, pero ahora Eduardo Frei es la opción. Junto con retiterar sus críticas a los partidos oficialistas, afirmaron que “varias fuerzas políticas, gremiales y sociales del comando de Marco creemos que un gobierno de Sebastián Piñera es nefasto para el pueblo de Chile y se constituye en un retroceso social” y llamaron a construir un nuevo referente que llamaron “Recambio Real”. Seguramente más de algún seguidor de esta corriente estuvo el miércoles en el acto de Frei en el court central del Estadio Nacional, pues se vieron varias banderas marquistas y la pifia a los timoneles de los partidos concertacionistas se hizo notar.
Al día siguiente se produjo la Cumbre del Marriott en la que Marco Enríquez-Ominami y su entorno más cercano -Max Marambio, Álvaro Escobar, Esteban Valenzuela, Camilo Feres- tomaron la decisión de reimpulsar la constitución de una Federación Progresista para evitar la dispersión y mantener la adhesión en el contexto de una segunda vuelta que se prevé polarizada.
Según Valenzuela, se mantienen en la tarea de crear este nuevo referente político -cuya estructura y cargos se darían a conocer la próxima semana y que agruparía también al PH, Partido Ecologista y eventualmente al MAS- y proyectan la recolección de firmas, para marzo eso sí, con el fin de constituirse en partido.
Valenzuela descartó acercamientos con Frei e incluso dijo haber recibido llamadas del senador PS Juan Pablo Letelier que no contestó. Negó acercamientos con Frei y terminó por involucrar incluso a la Presidenta Bachelet, señalando que “ahí están nuestras ideas: la elección de intendentes, reforma tributaria, necesidad de dejar recursos en regiones (…) Llamamos a la Presidenta Bachelet a que le ponga urgencia a estas ideas y veamos si, efectivamente, hay una voluntad política de querer conquistar al electorado de Marco Enríquez-Ominami”.
Por otro lado, Osvaldo Torres, de la Coordinadora de Socialistas por Marco, señaló que su postura es “persuadir a la Concertación, que bajó su votación a menos de un tercio, a que escuche la voz del pueblo y se decida a realizar un llamado a constituir un acuerdo político con las otras dos fuerzas progresistas para ganar el gobierno”. Al mismo tiempo, señaló que desde un comienzo su sector estuvo por constituir un referente federado de la izquierda progresista “pero no prosperó por diferencias con algunos dirigentes del comando”.
Enfrentado a esta disyuntiva, el ex candidato presidencial del MAS, Alejandro Navarro, que se bajó a favor de Marco en la primera vuelta, señaló a LND que “estoy en disposición de votar por Frei” porque “no estoy ni en primera ni en segunda ni en décima vuelta con Piñera”.
“En esto -agregó Navarro- hay una claridad política desde siempre. La derecha nunca ha sido buena para gobernar Chile, menos aún liderada por un gerente y empresario como Piñera”. Sin embargo, aclaró, “no basta con la adhesión de una figura. Aquí la palabra la tiene Frei porque hay un millón 400 mil chilenos que esperan propuestas y una convocatoria, no a sumarse, sino que sus demandas sean escuchadas y acogidas, pero hasta la fecha eso no se ha visto y a esa gente es la que hay que convencer”.
Las fuerzas sociales
El próximo martes, la CUT realizará un consejo para abordar el panorama político que se abre de cara a la segunda vuelta presidencial y cómo afectará a los trabajadores esta situación. El presidente de la multisindical, Arturo Martínez, dijo que la idea es llamar a los dirigentes sindicales a reflexionar sobre el impacto que tendría un eventual gobierno de derecha y a tomar posiciones en esta etapa.
“Tengan claro que la derecha va a poner de inmediato en el Parlamento el tema de la flexibilidad laboral que tanto nos ha costado frenar y van a tener los votos porque hay gente de la Concertación que los va a apoyar”, recalcó. En este sentido, Martínez dijo que “vamos a recorrer las provincias y las comunas, no porque estemos con Frei o porque nos guste la Concertación, lo hacemos porque no queremos que la derecha llegue al poder. Piñera es enemigo de los sindicatos y de la negociación colectiva, habrá un retroceso muy importante en materia laboral y por eso los trabajadores tenemos que evitar que gane”.
Precisó que la multisindical debe estar preparada para enfrentar los desafíos que se vienen porque en un eventual gobierno piñerista habrá intentos por quebrar el movimiento sindical y dividirlo para que se facilite la tarea de imponer normas que beneficien a los empresarios.
Respecto de la posibilidad de integrarse al comando de Frei, recalcó que “los dirigentes no nos perdemos en eso, no buscamos figuración, pero haremos nuestro trabajo”. //LND
Arrate pide un compromiso serio
El ex candidato presidencial del Juntos Podemos, Jorge Arrate, desestimó ayer un eventual pacto con la Concertación y afirmó que no es el momento de construir nuevas coaliciones, durante la visita que efectuó ayer para felicitar a los tres nuevos parlamentarios comunistas.
“La opinión pública no es tonta y se da cuenta de que todas las tentativas en esa dirección están marcadas por una coyuntura electoral (…) Para otros entendimientos, otras coaliciones, en el futuro estamos abiertos, pero no es el momento ahora de sellarlas o construirlas”, aseveró.
Pese a ello, no descartó trabajar por la candidatura de Frei en segunda vuelta: “Nosotros durante la primera vuelta dijimos que siempre íbamos a tener un reflejo, un instinto a estar contra la derecha”, recalcó.
Asimismo, aunque aseguró que no esperan que la Concertación acoja su programa de gobierno, el ex ministro manifestó que “nos gustaría una disposición de compromiso serio, en torno a cuestiones que para nosotros son básicas y que se darán a conocer cuando llegue el momento”.
Marquistas proponen al PC coalición de centroizquierda
Representantes del movimiento “Recambio Social”, grupo que apoyó la candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami, visitaron al PC y le propusieron la formación de una coalición de centroizquierda.
El ex coordinador de la campaña presidencial de Enríquez-Ominami, Patricio Mery, explicó que la intención es “la construcción de un protocolo progresista”, que sea capaz de “aglutinar a todas las fuerzas de centroizquierda que tiene un programa de gobierno y plantear una flexibilidad con respecto al futuro gobierno de la Concertación”.
Pese a esta unión, Mery manifestó que no por ello “dejarán de ser oposición” frente a posibles malas prácticas de un eventual gobierno de Frei.
12 compromisos por la democratización y el avance social de Chile
Mediante esta carta, expresamos nuestra convicción de seguir adelante con la democratización del país y evitar un grave retroceso conservador en la sociedad chilena. Continuaremos con el propósito democratizador que tuvo el pacto instrumental entre la Concertación y el Juntos Podemos, para romper la exclusión, de cuyo éxito y avance nos alegramos todos. En esta segunda vuelta presidencial, los invitamos nos acompañen a derrotar a la derecha apoyando la candidatura presidencial de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Expresamos nuestra voluntad política en los siguientes contenidos:
1. Por una nueva Constitución Política del Estado
Constatamos que las fuerzas de centro e izquierda han planteado la necesidad de una nueva Constitución para Chile. Unos han propuesto que esto se haga mediante la convocatoria a una asamblea constituyente, otros por mecanismos ratificados por la soberanía popular y otros mediante un proceso de diálogo social. Sin embargo, nos parece pertinente declarar que lo central es que aspiramos a que la nueva Constitución tenga los siguientes contenidos: garantías sobre la proporcionalidad del sistema electoral que terminen con la exclusión generada por el sistema binominal; garantías sobre el derecho a voto de las chilenas y chilenos en el exterior; posibilidad de los dirigentes sindicales de ser candidatos al Parlamento; reformas al Tribunal Constitucional para evitar que éste ejerza un carácter colegislador indebido; mayores facultades de iniciativa parlamentaria de ley; límites al concepto de Estado subsidiario para que no sea una barrera a la política de desarrollo productivo; restablecimiento del derecho del sector público sobre la constitución de empresas en áreas estratégicas para el desarrollo nacional; reconocimiento del carácter plurinacional y multicultural del Estado de Chile.
2. Por una Codelco fuerte y de todos los chilenos
Creemos necesario que Codelco mantenga su propiedad 100% en manos del Estado, asegurando de este modo, el rol fundamental de esta gran empresa en el financiamiento de la inversión social en salud, educación, vivienda y seguridad social. Pensamos que se debe fortalecer una gestión de excelencia que asegure su eficiencia, competitividad y sustentabilidad económica y ambiental. Sostenemos que debe fortalecerse la alianza estratégica entre los trabajadores y la empresa y de garantizar el pleno cumplimiento de las normas laborales y de seguridad social para los trabajadores contratistas.
3. Por una educación pública de calidad garantizada para todos
Creemos que es indispensable fortalecer la educación pública escolar. Es un imperativo para el desarrollo de Chile, pero también para su avance democrático. Es importante que las reformas que se hagan mejoren la calidad de la educación, pero concordamos que este proceso de reforma debe hacerse escuchando la voz de los estudiantes, padres y profesores, en particular del Colegio de Profesores. Coincidimos en que la educación municipalizada en su estado actual no da para más si no se toman medidas de fondo con un papel más fuerte del Estado, por ende, concordamos avanzar en esa dirección. Es el único modo de igualar las oportunidades entre los que tienen y los que no tienen como pagar sus estudios. Concordamos en la necesidad de establecer un nuevo trato con las instituciones de educación superior estatales; y coincidimos en que este proceso debe hacerse considerando la opinión de la comunidad universitaria y de los rectores de las universidades. Concordamos impulsar, a partir de las universidades del Estado, la creación de una red de centros de formación técnica de carácter público. Y coincidimos en la necesidad de transformar el actual sistema de capacitación en un Sistema de Educación Integrada para los Trabajadores.
4. Por un mejoramiento de la atención en el sistema de salud pública
Tenemos que seguir incrementando la infraestructura hospitalaria y de la salud primaria. Concordamos en la necesidad y asumimos el compromiso de apoyar sostenidamente el incremento en los recursos de salud, hasta lograr una mejora sustantiva en el tratamiento de los pacientes que se atienden en el sistema público. Dichos recursos deben permitir una mejor dotación de especialistas, de equipamiento médico, infraestructura hospitalaria, de insumos y medicamentos. En lo inmediato es necesario contratar durante los cuatro años del gobierno próximo a 1.000 especialistas médicos para operar en los hospitales; crear 50 centros de excelencia clínica de nivel mundial, dotados de las más altas tecnologías en patologías que mayoritariamente no están incluidas en el AUGE; igualar el acceso a ambulancias a través de la creación de una red complementaria de acceso universal; incrementar de manera sustantiva la disponibilidad de medicamentos en los consultorios para que las familias de los sectores más vulnerables no tengan que incurrir en mayores gastos para el cuidado de su salud.
5. Por la ampliación de los derechos de los trabajadores
Nos proponemos respaldar y empujar una agenda de reforma laboral como al propuesta por la Central Unitaria de Trabajadores. Es necesario fortalecer la negociación colectiva, la sindicalización, y el cumplimiento efectivo de la Ley de Subcontratación. También debemos impulsar relaciones laborales más equilibradas; lograr garantías más claras y efectivas a la libertad sindical, así como al derecho a organizarse y a la huelga; generar regulaciones que se hagan cargo de las nuevas realidades laborales como la subcontratación y el trabajo temporal, de las realidades del trabajador agrícola, del temporero y del trabajador subcontratado. Se requiere una puesta al día con los avances del derecho internacional del trabajo; un aumento en las sanciones al abuso patronal; una política de fortalecimiento de los sindicatos; un nuevo régimen de relaciones laborales para los empleados públicos que no discrimine entre trabajadores públicos ni en contra de ellos, pero en diálogo con la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales; una reforma para fortalecer la protección frente al despido; y el establecimiento del defensor laboral. Finalmente, existe la necesidad de fomentar una política salarial que establezca como objetivo el salario ético para todas y todos los chilenos.
6. Por una recuperación del carácter nacional del agua
El agua es de importancia estratégica para el desarrollo de nuestro país y reconocemos las profundas inequidades que se han generado en torno a su acceso y disponibilidad. Reconocemos que el carácter nacional de uso público del agua no se encuentra adecuadamente garantizado en la institucionalidad actual. Por eso se hace necesario elevar a rango constitucional la disposición del Código de Civil que dispone que todas las aguas son bienes nacionales de uso público; disponer que la ley establecerá el procedimiento de constitución, reconocimiento, transferencia, transmisión, renuncia, extinción, caducidad y pérdida de los derechos de los particulares sobre las aguas; reconocer la facultad de reservar caudales de aguas superficiales o subterráneas, cuando así lo exijan los intereses generales de la nación, la seguridad nacional, la salubridad pública y la conservación del patrimonio ambiental; y establecer un sistema de compensaciones hídricas, que significa que todo proyecto que ingrese al sistema de evaluación de impacto ambiental que demande agua, debe compensarlo o mitigarlo.
7. Por la democratización de los medios de comunicación
Es necesario establecer una política de fomento del diálogo democrático, basado en fondos públicos, sistemas de donaciones y subsidios al crédito para el establecimiento de medios de comunicación sin fines de lucro que permitan que la totalidad de los sectores políticos del país dispongan de medios de comunicación. También se debe crear, a partir de Televisión Nacional de Chile, un canal público para asegurar un instrumento público de libre acceso, con contenidos culturales y artísticos que otorgue espacios a todas las formas de pensar y con financiamiento que asegure su funcionamiento. Coincidimos en que una forma para ofrecer mejor programación y de garantizar la diversidad de contenidos y visiones para todos los chilenos y chilenas, es asegurar un mínimo de 50% de producción nacional en su programación. Así también, se debe proveer por parte del Estado un número determinado de frecuencias radioeléctricas, para que organizaciones de base y/o estudiantiles de todo Chile presenten proyectos de radios locales legales y accedan a su implementación y financiamiento a través de los diferentes fondos concursables.
8. Por un país con más equidad y menos discriminación
Debemos dar nuevos pasos para elevar las pensiones de los chilenos eliminando el efecto que tiene en las pensiones más bajas el descuento del 7% . Es necesario establecer una forma de financiamiento para el desarrollo del deporte en las escuelas públicas y en las poblaciones. Deben incrementarse los recursos destinados a las comunas más pobres. Coincidimos en la necesidad de continuar fortaleciendo el pilar solidario del sistema de pensiones. Requerimos legislar y establecer políticas públicas para eliminar las discriminaciones a los minusválidos. Es necesario colocar la calidad de vida de las familias más desposeídas y de clase media como centro de la preocupación de las políticas de defensa ante la delincuencia y la drogadicción. Finalmente hay que avanzar en la implementación del Convenio 169 de la OIT incluyendo la construcción de un Sistema de Consulta Institucionalizada, que contemple participación ciudadana y que recoja las experiencias de organismos internacionales.
9. Por mayor respecto a los derechos humanos
Es necesario avanzar en derechos humanos a través del establecimiento de una adecuada institucionalidad de los temas asociados al respeto de todos los derechos humanos. Se debe anular la Ley de Amnistía impuesta por la dictadura; ratificar todos los tratados internacionales de derechos humanos que Chile ha suscrito y que aún no han sido aprobados por el Parlamento; establecer la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad; circunscribir la competencia de la justicia militar a situaciones de guerra y a delitos cometidos en acto de servicio por los uniformados; fomentar la enseñanza del respeto a los derechos humanos en los establecimientos educacionales del país; y de modificar la Ley Antiterrorista para que no tenga el potencial de pasar a llevar los derechos civiles de los ciudadanos.
10. Por mayor respeto a las mujeres
Hay que fomentar la participación política de las mujeres a través de la aprobación de la Ley de Cuotas que actualmente se tramita en el Congreso Nacional. Debe ser obligatorio que las empresas, especialmente a aquellas como las AFP, donde hay fondos de todos los chilenos, tengan a lo menos un tercio de mujeres en su directorio. Durante el próximo período presidencial se debe cumplir con el mismo criterio en todos los directorios públicos nombrados por el Presidente de la República. También debe ampliarse gradualmente el postnatal para llegar gradualmente a los seis meses y este derecho debe poder ser ejercido de manera compartida entre hombres y mujeres. Hay que fortalecer la fiscalización del correcto pago de las pensiones alimenticias de aquellos padres que viven sin sus hijos. Se debe establecer una política integral y multisectorial para combatir la violencia intrafamiliar que abarque prevención, protección, reparación y atención sicológica, incluyendo justicia eficaz y rehabilitación de víctimas y victimarios. Y tenemos que fortalecer las medidas preventivas respecto de las personas que están con impedimento de acercarse a sus familias o parejas, con el objeto de que no se cometan más femicidios. Finalmente, debemos eliminar las diferencias y discriminaciones que afectan a las mujeres en los planes de salud.
11. Por un país regionalmente integrado y una región en paz
Chile debe profundizar su participación en las instituciones continentales, regionales y subregionales de integración, con un claro contenido democrático, y debe continuar desempeñando el rol articulador entre las distintas realidades y diseños políticos de nuestro continente. Es necesario fortalecer las nuevas instituciones subregionales y regionales, así como la convergencia entre los diferentes procesos subregionales, como Mercosur y la CAN, con el SICA y los estados del Caribe. Además, debemos promover en la Unasur la construcción de un régimen sudamericano de paz y seguridad cooperativa.
12. Por una mayor protección frente a los abusos financieros
Es necesario que el BancoEstado se concentre en el fomento productivo, particularmente hacia las pymes y los emprendedores populares, buscando igualar las tasas de interés a las que acceden estas empresas a las de las grandes empresas. Hay que establecer mayor regulación sobre el sector financiero para evitar los abusos en tasas y cobros del retail y supermercados a los consumidores. También es necesario impulsar la prohibición en todos los sectores económicos de los cambios unilaterales de contratos; hacer una reforma profunda para fortalecer el Sernac, para extender su acción hacia el área financiera e incrementar su presencia en regiones; y fomentar mayores niveles de competencia en el mercado crediticio por la vía de la estandarización regulada de productos.
Esperamos encontrar una positiva acogida a estos planteamientos y que podamos avanzar juntos en hacerlos realidad.
Se despide atentamente en representación del comando presidencial de Eduardo Frei Ruiz-Tagle,
Carolina Tohá.
/ La Nación Domingo
L. Carmona, Diputado Comunista electo en Chile: Piñera “pondrá en venta a Chile”… Entrevista
LAUTARO CARMONA, DIPUTADO COMUNISTA ELECTO EN CHILE
“Pondrá en venta a Chile”
El actual secretario general del PC chileno señala que un eventual gobierno de Piñera profundizará la política neoliberal. Y que Frei debe proponer “lineamientos claros y novedosos” si quiere ganar el próximo 17 de enero.
Por Christian Palma
Desde Santiago
Lleva la hoz y el martillo en el pecho desde los años ochenta, cuando en plena dictadura de Pinochet participaba en las Juventudes Comunistas y se enfrentaba al tirano desde la clandestinidad. “De otra manera uno desaparecía.” Es Lautaro Carmona, actual secretario general del PC chileno y que el domingo, junto a otros dos “compañeros”, le dobló la mano a la historia tras ser elegido diputado luego de 37 años de sequía comunista en el Congreso.
De profesión cientista político, dedica su triunfo al pueblo, los trabajadores y a dos emblemáticos del color rojo que ya no están: Volodia Teitelboim y Gladys Marín. Como actor privilegiado de los acontecimientos políticos vividos en este país el pasado domingo, el electo diputado dice que es fundamental que la Concertación proponga lineamientos claros y novedosos para reencantar a la ciudadanía si quiere triunfar en el ballottage del 17 de enero. Y tal como lo dijo su candidato, Jorge Arrate, que logró el 6 por ciento en la elección presidencial, se debe lograr un acuerdo amplio de todas las fuerzas progresistas para derrotar a la derecha. Incluyendo, por cierto, a los adherentes de Marco Enríquez-Ominami, por más que este último los dejara en libertad de acción. Con todo, ese 6 por ciento comunista será la niña bonita de la segunda vuelta.
–¿Qué se siente romper primero una historia de 37 años y luego al perverso sistema binominal chileno?
–Una gran satisfacción, pues ganamos una lucha a la exclusión que impedía la representación parlamentaria a una fuerza que tiene clara raigambre en el mundo sindical, los derechos humanos, los pobladores y los estudiantes, pero que para potenciarse necesitaba la representación en el Congreso. Si bien apelamos a un acuerdo político con la Concertación, toda vez que la derecha no quiso reformar el sistema electoral, fue la ciudadanía la que en su voluntad rompió esto. Ahora tenemos una gran responsabilidad porque las expectativas de los trabajadores se sostienen en que la representación del Partido Comunista permita que temas postergados sean de debate parlamentario y que vayan en beneficio de los trabajadores y el pueblo en general.
–¿Cuáles serán los planteamientos fundamentales de esta bancada comunista en la Cámara baja y quiénes serán sus principales socios frente a la derecha?
–Tendremos la independencia propia del PC, que forma parte de la izquierda en el Juntos Podemos. Instalaremos los temas de la izquierda en esta batalla por arrinconar el ganado del neoliberalismo. Todos quienes coincidan en eso serán parte de una actividad común como un sistema laboral que les regrese la capacidad de negociación a los sindicatos, que termine con la legislación arbitraria y proempresarial que ha derivado en una persecución caníbal frente a los dirigentes. Además queremos terminar de democratizar el sistema político, acabando con el sistema binominal y pasando a uno proporcional que tenga representación directa según la incidencia en la sociedad, fomentar el derecho a votar fuera de Chile, la inscripción electoral automática y la revocabilidad de quienes ostentan cargos de elección popular y traicionan las promesas de campaña.
–¿En lo económico qué plantean?
–La defensa de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco, la empresa productora de cobre estatal más grande de cobre del mundo y principal entrada de recursos al Estado chileno) como empresa del Estado y crear condiciones para renacionalizar la minería, una política medioambiental de Estado que incluya el agua como derecho humano en la Constitución, entre otros tópicos.
–¿El pacto contra la exclusión qué significa en concreto para el ballottage?
–No es vinculante. La dirección del Juntos Podemos está tomando en cuenta las opiniones del candidato Jorge Arrate para iniciar un diálogo en la perspectiva de construir un acuerdo para derrotar a la derecha en segunda vuelta. Pero eso debe significar una reacción muy activa del equipo que sostiene la candidatura presidencial de Eduardo Frei, donde se tiene que construir un acuerdo programático mínimo que potencie las posibilidades del pueblo y los trabajadores.
–¿Existen esos puentes?
–La necesidad, desde la perspectiva de la Concertación, es absoluta. Siempre ha existido espacio para conversar. Creemos que llegó la hora de poner en el centro los grandes intereses, que puedan reencantar, justificar y explicar por qué esta gran convergencia contra la derecha más reaccionaria y neoliberal.
–¿Qué le parece que el ex socialista Marco Enríquez-Ominami, que salió tercero en primera vuelta, no convocara a sus electores para votar por Frei, allanando aún más un triunfo de la derecha?
–Para nosotros no es lo mismo quién gobierne Chile. No tanto por nosotros, que tenemos el rigor de 17 años de dictadura, 37 años sin parlamentarios, entre otros puntos, sino que lo medimos por la consecuencias que tendrá para el pueblo. Si hay una fuerza que puede lograr acuerdos que beneficien a los trabajadores, renunciar a eso me parece un ejercicio que puede ser muy complejo y muy cruel con la gente. Puede ser que Frei no cautive a los militantes, pero uno puede orientar, convocar y cada uno votará soberanamente, no sólo hay que pararse en las expectativas de los resultados que se dieron, pues aquí hay más que eso. A mí no me da lo mismo retroceder violentamente en las conquistas de los trabajadores, por eso hacemos este esfuerzo.
–¿Qué significa para usted que Piñera gane la presidencia?
–Se completaría el control total, por la vía de un ejercicio de un poder electo, con los poderes fácticos (mediático, económico) y ciertos espacios internacionales. Se profundizará a niveles exagerados y muy peligrosos la aplicación de una política neoliberal, como en los mejores tiempos de éste y, por tanto, en los peores tiempos del pueblo. Ese es el peligro real, transformar Chile en una gran empresa en venta, bajo los dictámenes norteamericanos como potencia imperial. Oponerse a eso debe ser el compromiso de Frei.
–¿Por qué Piñera ganó entonces la primera vuelta?
–No es ningún secreto que la Concertación como coalición está desgastada. El efecto de Enríquez-Ominami tiene que ver con eso. Pienso que ese desgaste incluso alcanzó al entusiasmo con que se trabajó en la carrera presidencial en primera vuelta. Además, es evidente que con tres candidaturas con juicio crítico a la derecha, sucedería algo parecido a lo que sucedió en 2005 con los candidatos de derecha Joaquín Lavín y Sebastián Piñera respecto de Michelle Bachelet, que finalmente terminó ganando. Pero el tema es más complejo y tiene que ver con el agotamiento que produjo distorsión, fugas y una falta de encantamiento que han sostenido anteriores campañas de la Concertación.
–¿Gana la Concertación en segunda vuelta?
–Dependerá mucho de si la Concertación da un giro profundo y con qué van a reencantar a la ciudadanía. Si es así, compromete nuestro aporte y tendremos que ir a un puerta a puerta casa por casa, como lo hicimos los tres candidatos comunistas que ganamos el domingo.
Página/12
Bolivia: ¿Por qué ganó Evo Morales (con un 63%)…?
Por Atilio A. Boron
Una semana atrás celebrábamos el triunfo de Pepe Mujica en Uruguay. Hoy tenemos renovadas –y también más profundas– razones para festejar la notable victoria de Evo Morales. Tal como lo señalara el analista político boliviano Hugo Moldiz Mercado, el rotundo veredicto de las urnas marca al menos tres hitos importantísimos en la historia de Bolivia: (a) es el primer presidente democráticamente reelecto en dos términos sucesivos; (b) es el primero, además, en mejorar el porcentaje de votos con que fue electo la primera vez (53,7 por ciento), y (c) es el primero en obtener una abrumadora representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Además, cuando salgan los escrutinios definitivos –no disponibles al momento de escribir estas líneas– tal vez haya concretado la obtención de los dos tercios en el Senado, lo que le permitiría nombrar autoridades judiciales y aplicar la nueva Constitución sin oposición.
Todo esto convierte a Evo Morales, desde el punto de vista institucional, en el presidente más poderoso en la convulsionada historia de Bolivia. Obviamente, esto no le va a impedir al Departamento de Estado reiterar sus conocidas críticas acerca de la “defectuosa calidad institucional” de la democracia boliviana, el “populismo” de Evo y la necesidad de mejorar el funcionamiento político del país para garantizar la voluntad popular, como por ejemplo se hace en Colombia, donde unos 70 parlamentarios del uribismo han sido investigados por la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía por sus supuestos vínculos con los paramilitares, y 30 de ellos enviados a la cárcel con sentencia firme por ese motivo.
El desempeño electoral del líder boliviano es impresionante: triunfo arrollador en la convocatoria de la Asamblea Constituyente, julio del 2006, que sentaría las bases institucionales del futuro Estado Plurinacional; otra aplastante victoria en agosto del 2008 (67 por ciento) en el Referendo Revocatorio forzado por el Senado, controlado por la oposición, con el abierto propósito de derrocarlo; en enero de 2009 el 62 por ciento de los votantes aprobó la nueva Constitución Política del Estado. ¿Qué hay detrás de esta impresionante máquina de ganar elecciones, indestructible pese al desgaste de cuatro años de gestión, los obstáculos interpuestos por la Corte Nacional Electoral, la hostilidad de Estados Unidos, campañas de desabastecimiento, intentonas de golpes de Estado, amenazas separatistas y planes de magnicidio?
Lo que hay es un gobierno que ha cumplido con sus promesas electorales y que, por eso mismo, desarrolló una activa política social: Bono Juancito Pinto, que llega a más de un millón de niños; Renta Dignidad, un programa universal para todos los bolivianos mayores de 60 años que carezcan de otra fuente de ingresos; Bono Juana Azurduy, para las mujeres embarazadas; que erradicó el analfabetismo aplicando la metodología cubana del programa Yo Sí Puedo, que permitió alfabetizar a más de un millón y medio de personas, por lo que el 20 de diciembre de 2008 la Unesco (no los partidarios de Evo) declaró a ese país territorio libre de analfabetismo. El solidario internacionalismo de Cuba y Venezuela también permitió la construcción de numerosos hospitales y centros médicos, a la vez que miles de personas recuperaron la vista gracias a la Operación Milagro.
Importantes avances se registraron también en materia de reforma agraria, la recuperación de las riquezas básicas (hidrocarburos) y el manejo de la macroeconomía, lo que le ha permitido a Bolivia, por primera vez en la historia, contar con importantes reservas estimadas en 10.000 millones de dólares y una situación de bonanza fiscal que, unida a la colaboración de Venezuela en el marco del ALBA, le permitió a Morales realizar numerosas obras de infraestructura en los municipios y financiar su ambiciosa agenda social. Por supuesto, quedan muchas asignaturas pendientes. Pero todo lo anterior sumado a la permanente preocupación de Evo por concientizar, movilizar, organizar a su base social –haciendo a un lado los desprestigiados aparatos burocráticos que, al igual que en la Argentina, no movilizan a nadie– hizo posible su rotundo triunfo. Convendría tomar nota de esta lección.
* Politólogo.
Caló en la clase media
Los barrios del centro de La Paz, como Miraflores, Sopocachi y Obrajes, se han volcado masivamente al gobierno del Movimiento Al Socialismo. El oficialismo consolidó ese voto.
Por Oscar Guisoni
Desde La Paz
En la ciudad de La Paz la diferencia entre ser rico y ser pobre se mide también en grados centígrados. En la acomodada Zona Sur, donde se encuentran los barrios de la clase media alta y la no tan media, no sólo hay autos más elegantes y chalets, spas y grandes tiendas de ropa importada, sino que además hace entre 5 y 7 grados más que en el centro de la ciudad, o en las laderas, donde se apiñan los pobres. En comparación con la vecina ciudad de El Alto, auténtico bastión indígena donde el apoyo a Evo es apabullante, el termómetro amplía su diferencia hasta los 10 o 12 grados de media durante la mayor parte del año. El clima es una de las pocas cosas que el primer gobierno de Evo no pudo cambiar en estos cuatro últimos años.
Tantos cambios, como no podía ser de otro modo, generan resistencias en algunos. “Los indios se han vuelto arrogantes”, se quejan las señoras elegantes del sur, que lamentan la desaparición de “las caseritas”, el nombre entre despectivo y paternalista con el que se dirigían, y aun se dirigen, en los mercados a las mujeres indias que pasan largas horas vendiendo a la intemperie en sus puestos en los que se puede encontrar desde frutas y verduras a películas pirateadas, refrescos, periódicos y alfajores argentinos con la fecha de vencimiento ya muy superada.
“‘¿Qué hace usted con los indios?’, es la crítica que me han hecho desde que decidí aceptar la candidatura” contaba ayer a Página/12 antes de votar la candidata a senadora del MAS por el departamento de La Paz y ex defensora del Pueblo, Ana María Romero del Campero. “El racismo es una reacción lógica a la pérdida de poder”, afirma el filósofo y catedrático de la Universidad paceña Luis Tapia.
En una ciudad como La Paz, donde la burocracia estatal es más importante que la economía privada, todo el mundo en la Zona Sur estaba acostumbrado a que ante cualquier problema recurrían a sus amigos en el poder y éstos se lo resolvían en un abrir y cerrar de ojos. Ahora eso se ha acabado. Los ministerios, el Parlamento y el Palacio Quemado, sede del gobierno, están ocupados por gente que nunca antes había formado parte del Estado y eso causa un gran estrés en el sur de la ciudad.
La política redistributiva expresada en los bonos a sectores históricamente olvidados y el intento de crear un incipiente “Estado de Bienestar” pero sin abandonar el capitalismo es contestado con virulencia por una aristocracia política que gobernó bajo el signo del más puro liberalismo durante el último cuarto de siglo, cerrando ojos y oídos a la extrema pobreza que iba dejando a su paso la aplicación de los planes económicos dictados por los organismos internacionales y la embajada norteamericana.
La clase media paceña, esa que más que media parece baja si se la compara con la de las grandes capitales europeas, y que puebla los barrios del centro de la ciudad, Miraflores, Sopocachi, Obrajes, se ha volcado masivamente con el gobierno. El MAS, para disgusto de los movimientos sociales que son su base electoral dura, ofreció muchas candidaturas a representantes de la clase media para ganarse su favor y, a juzgar por los resultados, logró consolidar la alianza que tanto necesitaba para ganar estas elecciones.
Ese movimiento hacia el centro político le terminó granjeando algunas reacciones de racismo de signo inverso entre los indígenas del campo, aymaras o quechuas de pura cepa, que se quejan del supuesto “entorno blancoide” que rodea al presidente, protestan porque Evo no ha puesto en práctica las leyes que ellos esperaban para apoyar la economía comunitaria y anticapitalista que practican. Sin embargo, estos críticos lo han votado a Evo porque “¡los neoliberales no pueden volver, joven!”. “Este es un presidente digno”, afirman después de haberlo criticado. “Mire usted cómo le ha plantado cara a los Estados Unidos. Nunca antes que él un presidente había mandado a callar al embajador americano como lo hizo el Evo.”
Los contundentes resultados de ayer dejarán probablemente sumidas en el espanto a las señoras de la Zona Sur, contentos a los que viven en las humildes laderas paceñas, eufóricos a los habitantes de El Alto, la ciudad de donde surgió, en octubre de 2003, la revuelta que acabó con el gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada. Ninguno de ellos sabe a ciencia cierta hacia dónde irá Evo con tanta cantidad de votos. Aunque todos perciben que el país en el que viven poco tiene que ver con el que existía antes de 2005, cuando Evo ganó sus primeras elecciones. El clima, no hay ninguna duda, ha cambiado. Aunque los pobres sigan viviendo en las alturas frías y los ricos en el cálido sur.
PAGINA/12
Evo Morales, reelegido presidente de Bolivia con más de 62% de votos…
EVO MORALES CONSIGUIO LA REELECCION CON EL 63 POR CIENTO DE LOS VOTOS Y LOS DOS TERCIOS DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA
“Gracias a la conciencia del pueblo cambiamos Bolivia”
En La Paz, Morales ganó con el 77 por ciento, en Chuquisaca con el 54 por ciento y en Cochabamba con el 66 por ciento. Pese a los esfuerzos del gobernante, no pudo ganar en Santa Cruz, Beni ni Pando, tres departamentos autonomistas.
Por Sebastián Ochoa
Desde La Paz
En la plaza Murillo estaban cientos de miles de personas, banderas, globos, hasta un muñeco gigante del reelegido. “Evo de nuevo”, gritaban hasta que apareció el aludido, tranquilo, como si lo hubiera esperado de hace tiempo. Por unos minutos se quedaron quietos para cantar el himno, todos con el puño izquierdo alzado. “Querida Bolivia con dignidad”, los saludó Morales. “Gracias a la conciencia del pueblo es posible cambiar Bolivia en base al voto del pueblo, trabajar por la dignidad y la igualdad de todo el pueblo boliviano.” Morales consiguió el 63 por ciento de los votos, por lo que “ahora tenemos la enorme responsabilidad con Bolivia, con la vida y la humanidad de profundizar este proceso. Más de dos tercios del Congreso me obliga a acelerar este proceso revolucionario”.
“Hermanas y hermanos: mi máximo reconocimiento a los que apostaron por el proceso de transformaciones”, dijo Morales desde el palco del presidencial Palacio Quemado. Y llamó a la conciliación a sus rivales. “Somos un gobierno de la cultura del diálogo.” Con el 90 por ciento de los votos escrutados, Manfred Reyes Villa, candidato por Plan Progreso Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN) quedó segundo con el 28 por ciento de los votos. Samuel Doria Medina, de Unidad Nacional, quedó tercero con el seis por ciento. Cuarto salió René Joaquino, de Asamblea Social (AS) con el tres por ciento.
La composición de la Asamblea Legislativa Plurinacional será masista en dos tercios. De los 166 legisladores, 110 serán del MAS, 50 de PPBCN, tres de UN y tres de AS. De 36 senadores electos, 25 son del oficialismo y 11 de PPBCN. Por cada departamento corresponden cuatro senadores. El MAS se quedó con los cuatro senadores de La Paz, donde Morales obtuvo el 77 por ciento de los votos. También consiguió los cuatro de Oruro, Potosí y Cochabamba. En Chuquisaca fueron elegidos tres senadores del oficialismo y uno de PPBCN. En Santa Cruz, consiguió dos senadores Morales y dos Reyes Villa. El primero y el segundo también se repartieron dos senadores cada uno en Pando y Beni.
De los 130 diputados electos, 85 pertencen al MAS. En Santa Cruz, el partido de Morales tuvo 11 diputados; PPBCN, 13 y UN sólo uno. En Pando, dos son del MAS y tres de PPBCN. En Beni, tres del MAS y seis de PPBCN. En Tarija consiguió cuatro el MAS, lo mismo que la agrupación de Reyes Villa. Uno fue para AS. En Chuquisaca, siete diputados son masistas y cuatro manfredistas. En Cochabamba, 14 son del MAS y cinco de quien fuera prefecto de ese departamento hasta que lo revocaron por referéndum el año pasado. En La Paz, 24 diputados son del MAS, tres de Reyes Villa y dos de Doria Medina. En Oruro, quedaron ocho para el MAS y uno para PPBCN. En Potosí, el MAS ganó 12 asientos y AS dos.
Pese a los esfuerzos de Morales, no pudo ganar en Santa Cruz, Beni ni Pando, tres departamentos de la Media Luna, así llamada por su forma en el mapa boliviano. En Santa Cruz, el MAS recogió el 42 por ciento de los votos. Reyes Villa, el 50 por ciento. Y UN, el cinco por ciento. Ayer el presidente reelecto lo reconoció. “Todavía no pudimos ganar en todos los departamentos”, dijo ante sus seguidores.
El gobierno de Morales hizo un trabajo electoral largo en Pando, pero no alcanzó. El 48 por ciento eligió a Reyes Villa, mientras el 45 por ciento votó a Morales. Leopoldo Fernández, candidato a la vicepresidencia por PPBCN, era prefecto de este departamento hasta septiembre del año pasado, luego de la matanza de al menos 13 personas en el municipio de El Porvenir. Ayer, tras las rejas en la cárcel de San Pedro, el candidato asumió la derrota antes de que se supieran los resultados a boca de urna.
En Beni, Reyes Villa obtuvo el 55 por ciento de los votos; Morales, el 35 por ciento y UN el nuevo por ciento.
En Tarija, el 49 por ciento votó al actual presidente, el 40 por ciento a Reyes Villa y el ocho por ciento a UN. En Chuquisaca, el 54 por ciento votó a Morales, el 33 por ciento al ex capitán y siete por ciento a Doria Medina. En Cochabamba, el 66 por ciento votó a Morales, el 27 por ciento a Reyes Villa y el cuatro por ciento a UN. En La Paz, Morales ganó con el 77 por ciento. Lo siguieron PPBCN con el 10 por ciento y UN con el nueve. En Oruro, el 78 por ciento eligió al MAS; el 10 por ciento a Reyes Villa y el siete por ciento a UN. En Potosí, el MAS consiguió el 76 por ciento; AS el 14 por ciento y PPBCN el cinco por ciento.
Los cinco departamentos que votaron por la autonomía dieron el Sí. En La Paz, un 72 por ciento la aprobó, mientras el 28 por ciento la rechazó. En Cochabamba, 69 por ciento votó positivo y el 31 por ciento dijo No. En Oruro, el 63 por ciento adhirió al régimen autonómico, mientras el 37 por ciento se negó. En Potosí, el 64 las apoyó y el 36 por ciento votó negativo. En Chuquisaca, el 78 por ciento dijo Sí y el 22 por ciento la reprobó. En la región del Chaco, ubicada en Tarija, el 79,8 por ciento dijo Sí y el 20,2 por ciento optó por el No.
Además, 12 municipios votaron si adoptarán la autonomía indígena. Ayer no había aún resultados sobre esta votación, ya que la mayoría de los territorios son difíciles de llegar.
En los departamentos de la Media Luna (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija) no se votó por autonomías, porque lo hicieron –ilegalmente según el gobierno– durante 2008. Página/12 consultó al ministro de Gobierno, Alfredo Rada, sobre el destino de los estatutos autonómicos aprobados en estos departamentos. “Esos estatutos deben ajustarse a la nueva Constitución, deben compatibilizarse. En esos términos será un avance de lo que van a ser las autonomías”, dijo. Una de las primeras tareas de la Asamblea será la aprobación de la ley marco de Autonomías, establecidas en la Carta Magna refrendada en enero de este año.
“A partir de mañana Bolivia pasa a ser un país autónomo, sin que eso ponga en riesgo la unidad nacional. Hasta ahora, la oposición había intentado usar la autonomía para fragmentar territorialmente a Bolivia, como ocurrió en los Balcanes con la ex Yugoslavia. La derecha extrema trató de usar la autonomía para dividir al país. Creo que esa es una de las claves para entender la derrota de la derecha y la ultraderecha en Boliva: no supo entender que la autonomía es una demanda democrática, no una demanda secesionista”, dijo el ministro.
Morales gana la reelección en Bolivia
La mayoría de escaños en la primera Asamblea Plurinacional permitiría al presidente aymara desarrollar una Constitución de sesgo indigenista y reformar las instituciones
FERNANDO GUALDONI | Enviado especial, La Paz 06/12/2009
El presidente Evo Morales logró este domingo su reelección por un periodo de cinco años al frente del Gobierno boliviano. Los sondeos a pie de urna le dieron una enorme ventaja sobre sus rivales, el conservador Manfred Reyes -un ex gobernador de Cochabamba procesado por corrupción- y el empresario Samuel Doria Medina. Morales arrasó en las presidenciales con el 63% de los sufragios de los 5,1 millones de bolivianos habilitados para votar en su país y los 168.000 en el exterior.
El Movimiento al Socialismo (MAS) también va bien por delante en la elección de los miembros de la primera Asamblea Plurinacional (130 diputados y 36 senadores), la llave que necesita el dirigente aymara para crear el nuevo Estado, para desarrollar sin trabas su Constitución de corte indigenista y reconstruir a su medida instituciones democráticas clave como el Tribunal Constitucional, la Corte Suprema y la Corte Electoral.
Morales nacionalizó en mayo de 2006 el sector de los hidrocarburos y aumentó los impuestos de las petroleras, en plena escalada de los precios internacionales de la energía. Así garantizó al Estado una enorme cantidad de dinero que utilizó para sentar las bases de un nuevo país plurinacional con el fin de acabar con la marginación social y económica de los indígenas, el 62% de la población. Otorgó subvenciones para los niños, las mujeres embarazadas y los pensionistas. También concedió tierras a los indígenas y cerró el capítulo del analfabetismo a escala nacional. Su proyecto de transformación del Estado encontró una gran oposición en el llamado Oriente boliviano, la región criolla rica en gas y petróleo.
Sus cuatro años de mandato estuvieron plagados de denuncias de abuso de poder por parte de la prensa y la oposición. Los escándalos de corrupción, que el dirigente prometió erradicar, tampoco faltaron. Los más sonados fueron los vinculados a la gestión de la petrolera estatal YPFB, la madre de la riqueza boliviana. La empresa pasó por las manos de cinco presidentes y todos dimitieron bajo la sospecha del fraude. El último fue a la cárcel.
La producción de hidrocarburos ha caído drásticamente por la mala gestión y de inversiones, locales y extranjeras. Esta situación, añadida al retroceso de las exportaciones de gas y crudo (casi el 50% del total) y de los precios internacionales, le restarán este año más de mil millones de dólares (670 millones de euros) a las arcas públicas (el 17% del presupuesto). Los problemas en este sector son una de las principales amenazas al futuro de Bolivia.
A pesar del alto crecimiento en el último lustro, la sociedad boliviana sigue echando de menos la creación de empleos estables. No hay datos oficiales de paro desde 2007 y la informalidad de la economía sigue siendo tan grande que hace imposible consolidar la inclusión social y económica de la mayoría de los 10 millones de bolivianos, entre los que el 60% es pobre y más de la mitad de este porcentaje raya la indigencia.
Con una oposición desunida y con escasas ideas, Morales tiene vía libre para profundizar su reforma del Estado y caer en la tentación de buscar la reelección indefinida, una tendencia que ya abarca a Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Colombia. Las propuestas del MAS para gobernar hasta 2015 merecen estar en un museo de novedades. Morales ofrece un proyecto que recuerda al capitalismo de Estado, donde el Gobierno profundizará el control de los sectores energético y minero y con los excedentes de esos negocios creará empresas públicas y financiará las ayudas sociales. Otra prioridad se supone que será la constitución de las autonomías indígenas, pero aún no hay una ley que las defina, por lo que no se conoce cómo convivirán con las autoridades regionales, provinciales y municipales ya existentes.
Durante la campaña, Morales cortejó a la clase media ante el temor que aún infunde en este segmento de la población. "Deseo servir cinco años más porque he aprendido a gobernar en los cuatro últimos (…). Algunos compañeros de la clase media dicen: será indio, pero nos hace respetar, nos da dignidad; por eso quiero decir a la clase media: Bienvenidos a este proceso revolucionario".
El respaldo de la clase media fue clave para obtener el mejor resultado posible en la elección de los 36 senadores de la Asamblea, cuatro por cada una de las nueve provincias, incluyendo las cinco del Oriente donde el MAS no tiene tanto arrastre como en las andinas. A pesar de que en los últimos días el dirigente radicalizó su discurso antioligárquico y antiimperialista, el vicepresidente, Álvaro García Linera, se encargó de tender la mano a la oposición para trabajar juntos y tranquilizar al votante criollo ante la previsible hegemonía del Movimiento al Socialismo.
EL PAIS.COM
Bolivia reelige a Evo Morales y le otorga el control del legislativo
(Bolivia.com) El Movimiento al Socialismo (MAS) y su candidato, Evo Morales, obtuvieron el 62.5% de los votos, otorgándole su segundo mandato consecutivo, según los datos de conteo rápido, realizados por las diferentes cadenas de los medios locales.
En segundo lugar quedó el opositor Plan Progreso para Bolivia (PPB), con su candidato Manfred Reyes Villa con el 27% de los votos. Samuel Doria Medina de Unidad Nacional (UN) obtuvo el 6% de los votos. Finalmente en el cuarto lugar, quedó Alianza Social (AS) de René Joaquino, con el 3% de los votos.
Según los datos preliminares, el oficialista Movimiento al Socialismo logró por lo menos 24 senadores de un total de 36, con lo que tiene asegurado los dos tercios de la cámara alta. El otro partido con representación en esta cámara es el Plan Progreso para Bolivia con 11 senadores, con la posibilidad de sumar un senador más, algo que se deberá confirmar en el cómputo final del Órgano Electoral plurinacional.
En cuanto a la cámara baja, el MAS habría obtenido 85 diputados, PPB 39, UN 3 y AS 3, datos con los que se confirma que está cámara será de dominio del oficialismo.
Los restantes cuatro candidatos obtuvieron resultados residuales. La independiente Ana María Flores y Alejo Véliz consiguieron sendos puntos porcentuales del global de la votación, mientras que Román Loayza y el ex fiscal Rímer Choquehuanca no llegaron siquiera al punto porcentual de votos.
En lo que se refiere a la votación por departamentos Evo Morales obtuvo la primera mayoría en los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba, Tarija y Chuquisaca, en todos ellos el segundo lugar fue para el PPB de Manfred Reyes Villa, quién obtuvo la mayor votación en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, en los que la segunda fuerza política fue el MAS.
Primeros resultados extraoficiales muestran que Evo Morales gobernaría otros cinco años
LA PAZ, BOLIVIA.- El presidente Evo Morales ganó el domingo una histórica reelección en Bolivia, según sondeos a boca de urna, lo que le permitiría gobernar por otros cinco años para consolidar su "revolución" indigenista y profundizar el control del Estado sobre la economía.
El gobernante izquierdista, cuyo ascenso al poder hace cuatro años puso fin a un ciclo de inestables gobiernos neoliberales en el empobrecido país, renovó su mandato con al menos 61 por ciento de los votos válidos, de acuerdo a proyecciones de cadenas de televisión privadas que confirmaron encuestas previas a la votación.
Se espera para dentro de pocas horas que la Corte Nacional Electoral (CNE) divulgue los primeros resultados oficiales.
En La Paz, cientos de seguidores del mandatario tomaron las calles al grito de “Evo, Evo, Evo" ya antes de conocerse las proyecciones de los medios de comunicación, cuyas estimaciones resultaron generalmente acertadas en comicios previos.
No había reacciones inmediatas del líder cocalero ni de su principal rival, el ex militar Manfred Reyes Villa, quien hasta media jornada se había mostrado confiado en ganar por lo menos el derecho a enfrentar a Morales en una segunda ronda.
Morales dijo a media tarde, en el tramo final de la votación que finalizó a las 16:00 hora local (2000 GMT), que estaba "segurísimo" de su victoria en los comicios, a los que llegó como favorito luego de reformar la Constitución para habilitar la reelección presidencial como medida clave de su plan de "refundación" de Bolivia.
Desde que asumió en el 2006, Morales, el primer presidente aborigen en la historia boliviana, llevó a cabo una amplia nacionalización económica que incluyó los enormes yacimientos de gas natural en manos hasta entonces de petroleras extranjeras.
Sus aspiraciones socialistas, sus críticas a Washington y su alianza con el presidente venezolano, Hugo Chávez, le valieron el rechazo de los sectores más ricos de la población, mayormente concentrados en la fértil llanura del norte y el oriente del país.
"Yo estoy segurísimo de que vamos a ganar en los nueve departamentos, por tanto no habrá media luna, será luna llena, a partir de estas elecciones nacionales", dijo Morales, de origen aymara, desde la ciudad central de Cochabamba.
"Media luna" es el nombre que se ha dado a cuatro distritos gobernados por la oposición conservadora, que ha llegado a liderar sangrientas sublevaciones para intentar debilitar al mandatario, y donde Morales centró su campaña electoral.
Victorias en la mayoría de las regiones darían a Morales el control de la Asamblea Plurinacional, como pasará a llamarse el Congreso, para aprobar reformas legales aún pendientes y recomponer los tribunales nacionales de justicia en el marco de la nueva Constitución.
AMPLIA PARTICIPACIÓN
Morales destacó la amplia participación de los 5.1 millones de electores habilitados, en comicios en los que además fueron elegidos vicepresidente y legisladores, y se decidió sobre autonomía en cinco de los nueve departamentos.
Las elecciones, en las que votaron por primera vez bolivianos en el exterior y se estrenó un patrón biométrico de registro, se enmarcaron en una nueva Constitución "plurinacional" y socialista aprobada en enero de este año, que dio mayor poder a los indígenas, permitió un modelo económico regido por el Estado y abrió la posibilidad de autonomías.
Más al norte en el continente, Chávez se adelantó en mandar vivas a su aliado y colega Morales y alabar que "Bolivia avanza hacia su definitiva descolonización".
La estatización de la economía, que le ha permitido acelerar el crecimiento, y la creación de bonos para estudiantes, madres y ancianos parecen haber sido claves para la reelección de Morales, cuya popularidad es particularmente fuerte entre los pobres que constituyen el 60 por ciento de los bolivianos.
"He votado por Evo porque considero que es el que mejores planes de gobierno tiene para la educación y la salud (…). Soy maestra y veo que los niños van esperanzados a la escuela porque tienen el desayuno escolar y el bono", dijo la educadora Irene Paz, de 36 años, en un colegio en El Alto, una ciudad de escasos recursos en las afueras de La Paz.
En la zona residencial sur de La Paz, Soledad Palomeque, profesora de primaria de 35 años, reclamó que "Evo no piensa en la clase media, sólo piensa en los indígenas", y dijo que por eso había votado en su contra.
Críticos al Gobierno de Morales dicen que se ha concentrado en subsidios sociales, que reconocen le ha dado resultados, pero a costa del descuido de otras áreas como la empresarial.
Argumentan que la nacionalización de hidrocarburos no ha dado el resultado esperado y que ha alejado a la inversión extranjera de megaproyectos mineros, hidroeléctricos y de litio, banderas de su programa para un próximo gobierno.
Morales, quien suele replicar que sin esa nacionalización no habrían sido posibles los bonos, ha dado muestras en las últimas semanas de que está dispuesto a abrir la pequeña economía boliviana a los capitales extranjeros.
Morales, favorito en Bolivia
Valeria Perasso
Enviada especial de BBC Mundo a Bolivia
Unos 5 millones de bolivianos decidirán este domingo, con su voto, si dan el visto bueno para que el presidente Evo Morales lleve adelante su proyecto de "Estado plurinacional y de economía social" por otros cinco años.
En las elecciones presidenciales para el período 2010-2015, el actual mandatario y candidato por el Movimiento al Socialismo (MAS) aparece como favorito y, si se confirman las tendencias de encuestas preelectorales, podría obtener un triunfo abrumador por sobre una oposición dividida y debilitada.
Lo que se juega es el control del Senado, por lo cual el MAS sabe que importa cada voto para definir los senadores departamentales.
Guido Riveros, analista de FBDM
Para ganar en primera vuelta, Morales necesita la mitad más uno de los votos o bien una ventaja de 10 puntos sobre el segundo. Los sondeos confirman que obtendría ambos: le otorgan una intención de voto del 55%, más de 30 puntos porcentuales por delante de su principal contrincante, el ex gobernador del departamento de Cochabamba Manfred Reyes Villa (Plan Progreso para Bolivia, PPB).
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"Este proyecto no es de Evo, no es de Álvaro (García Linera, actual vicepresidente y compañero de fórmula), ni siquiera es de un partido. Es de todo el pueblo boliviano", arengó Morales en su multitudinario acto de cierre.
Después, el silencio: 48 horas antes de los comicios, la veda electoral puso fin a una campaña sucia en la que no hubo debates ni análisis de plataformas partidarias.
Campaña estruendosa
El oficialismo logró instalar un discurso en el que continuidad y cambio se hicieron uno: votar por el MAS, insistió, es elegir una profundización de la "revolución democrática" que Morales puso en marcha.
Evo Morales plantea un modelo de cambio en oposición al esquema neoliberal.
"Evo consiguió instalar en el imaginario popular la idea de que hay dos modelos para gobernar: el suyo, que representa el cambio, y el otro, que es el viejo esquema del neoliberalismo", definió el analista José Luis Galvez, de Equipos Mori, en diálogo con la BBC.
La oposición boliviana, que no logró acuerdos para alinearse detrás de un candidato único, entregará mayormente su voto a dos hombres: Reyes Villa, segundo en las encuestas, convoca a los críticos más radicales al gobierno, mientras que el empresario Samuel Doria Molina presenta una propuesta también conservadora pero más moderada.
Aunque, por cierto, poco hubo de propuestas en los empeños proselitistas que vio Bolivia en los últimos meses. Mucho slogan, en cambio, y todos con rima: que "Bolivia avanza, Evo no se cansa", que "Manfred y Leo, seguridad y empleo"…
clic Lea: Los candidatos que dividen a Bolivia
Más bien, los candidatos se dedicaron a lanzar denuncias y acusaciones. En los últimos días, el repertorio incluyó la aparición televisiva de un hijo de Morales – quien, entre lágrimas, reclamó a su padre por no ayudarlo a salir de la pobreza-, considerada por el oficialismo como una manipulación desesperada de sus rivales para sumar votos.
Por su parte, un ministro de gobierno denunció que Reyes Villa había comprado un boleto de avión para huir del país tras las elecciones, cuando tiene un proceso penal en marcha por presunto mal uso de fondos durante su gestión en Cochabamba. Morales lo tildó de "delincuente" y el PPB rebatió de inmediato: negó los cargos y acusó al gobierno de "amedrentamiento".
Y hay más: un grupo de partidarias de Reyes Villa se declaró en huelga de hambre por presunto fraude electoral orquestado desde el gobierno, Morales acusó a una cadena internacional de noticias de hacer propaganda "para la derecha vendepatria", y Leopoldo Fernández, el candidato a vicepresidente por el PPB, se sumó a la campaña caliente vía celular: está en la cárcel acusado de planear una matanza de campesinos en 2008, cuando se desempeñaba como prefecto de la región de Pando.
Nueva era
Lo cierto es que, cuando el ruido proselitista se acalle, estas elecciones marcarán un punto de partida: es la primera vez que los bolivianos votan bajo la nueva Constitución, propiciada por el actual gobierno y convalidada por referendo popular en enero de 2009.
La mejor opción de la oposición será en el Senado.
La puesta en vigor de la carta magna pone fin a la etapa de debate y reforma política que ocupó la mayor parte de la gestión de Morales.
Fue precisamente la constitución reformada la que habilitó al mandatario a postularse para un segundo mandato. Ésta establece, además, que en los comicios del domingo se elijan 166 representantes para la Asamblea Plurinacional, el flamante órgano legislativo que reemplazará al actual Congreso, aunque con una estructura similar.
Aquí es, según coinciden los analistas, donde se libra la verdadera batalla.
"Lo que se juega es el control del Senado, por lo cual el MAS sabe que importa cada voto para definir los senadores departamentales. Y la oposición hasta último momento trabajó para sacarle votos a Morales en los departamentos donde Reyes Villa tiene más llegada, como Pando, Beni y Santa Cruz", dijo a BBC Mundo el analista Guido Riveros, de la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria (FBDM).
Senado, divino tesoro
Desde 2006, el MAS ha gobernado con el control en la Cámara de Diputados pero ha sufrido las consecuencias de un Senado mayoritariamente opositor.
En ocasiones, Morales no dudó en hacer uso de sus facultades para emitir decretos, evitando así que desde el Congreso se bloquearan algunos proyectos de ley centrales de su gobierno. El mandatario acusa a la Cámara Alta de obstaculizar su mandato, mientras que sus críticos le achacan su incapacidad de establecer pactos y negociar acuerdos.
El MAS ansía que los resultados de las urnas pongan fin a esta dinámica, en un momento clave para Bolivia: si logra los dos tercios de las 36 bancadas de senadores –cuatro por cada uno de los 9 departamentos del país-, el oficialismo tiene asegurado un trámite fácil para un centenar de leyes en carpeta.
Y no son proyectos menores: se trata del paquete de normas con las que se implementará la nueva Constitución, que debería estar aprobado antes de mediados de 2010.
Sobre las posibilidades de lograrlo, las encuestas se han mostrado menos taxativas: ninguna le asegura al oficialismo los 24 asientos necesarios para la mayoría absoluta, y los analistas consultados por BBC Mundo opinaron que difícilmente las cuentas cierren a su favor.
"La oposición tendrá que negociar su posición el día después, si los resultados son los que indican los sondeos. Doria Medina está en mejor posición para acercarse, pero no creo que haya un plan establecido a largo plazo y todo dependerá de cuán fortalecido salga el oficialismo en la elección de legisladores", dijo a BBC Mundo el investigador Mario Galindo Soza, del Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios (Cebem).
Esas serán entonces las matemáticas que deberán hacer Morales y sus colaboradores, cuando, a las 16 hora local, cierren los centros de votación y comience el recuento para definir los próximos cinco años del reparto de poder en Bolivia.
Uruguay: gran triunfo de la izquierda con J. Mujica…
Ganó Mujica y delira la rambla
Al conocerse las proyecciones del triunfo del candidato del Frente Amplio (FA), millones de uruguayos salieron a las calles a festejar. Según las bocas de urna, Mujica obtenía el 51 por ciento de los votos contra un 44 por ciento de Lacalle.
Por Mercedes López San Miguel
Desde Montevideo
Una suerte de delirio rojo, blanco y azul cruzó por la capital uruguaya. En cada casa de Montevideo, con sus plazas, sus calles y sobre todo en su rambla había alegría. Por primera vez en la historia política de Uruguay llegó a la presidencia un veterano dirigente guerrillero. En una segunda vuelta que tuvo en vilo al país, el candidato del Frente Amplio (FA) José “Pepe” Mujica ganó anoche al derrotar a Luis Alberto “Cuqui” Lacalle, del Partido Nacional (Blanco). Según las proyecciones de todas las consultoras, Mujica obtenía el 51 por ciento de los votos mientras Lacalle recibía un 44 por ciento de los sufragios.
Bajo una lluvia que por momentos se hacía copiosa, la rambla se llenó de gente en los alrededores del hotel NH Columbia, convertido en el cuartel de los frenteamplistas. Apareció un Mujica emocionado, junto a su compañero de fórmula Danilo Astori y el presidente actual, Tabaré Vázquez. Primero habló Astori: “Sólo una palabra puede representar nuestro sentimiento hoy: ¡gracias!. No los vamos a defraudar”.
Cantitos: “Y ya lo ve, ya lo ve, es para el Cuqui que lo mira por TV”.
Siguió Astori. “Con esta formidable plataforma que fue el gobierno de Tabaré avanzaremos en un gobierno. Ahora los dejo con el presidente electo de la República del Uruguay.” Gritos y aplausos.
Desde el escenario, Mujica manifestó con su estilo directo el agradecimiento a los seguidores: “Compañeros, compañeros. Sabés una cosa pueblo, es el mundo al revés. En el estrado tendrías que estar vos y yo allá. Esta batalla la mantuvieron encendida ustedes. Recordemos que en una noche de alegría hay compatriotas que tienen tristeza. Ni vencidos ni vencedores, apenas elegimos un gobierno. Vaya mi reconocimiento a los hombres que representaron al Partido Nacional y Colorado” (silbidos).
Y siguió: “Si tú tienes alegría no ofendas a los otros que optaron distinto. Se los pide y se los ruega un viejo luchador que te precisa. Gracias Tabaré, porque hemos ganau por la obra de este gobierno, por la continuidad de este gobierno”.
Después habló sobre la región, un candidato cuyo discurso ha apuntado a la integración: “Los hermanos, los de América latina, los que representan las esperanzas frustradas, los hermanos argentinos, chilenos, venezolanos, todos nos han llamado para darnos un abrazo”. Y tocándose el pecho mostró un gesto conciliador. “Mi reconocimiento a Lacalle, a Larrañaga, mi reconocimiento y si mi lengua fue demasiado lejos pido perdón por la ofensa. Mañana andaremos juntos. Ya conversaremos tratando de lograr una unidad para el futuro.” Más silbidos.
Mujica, visiblemente conmovido, concluyó: “No es hora para discursos programáticos. Estás mojado, me estoy mojando. Viva la alegría, viva el compromiso. Recuerda, pasará el tiempo y es tiempo de compromiso. Lo permanente sos vos. El poder está en el corazón de las grandes masas, me costó una vida aprenderlo. Gracias y hasta siempre. Te quiero decir nos vamos a equivocar y no les vamos a dar la espalda a los problemas”.
El electo presidente no sólo obtuvo la mayoría parlamentaria el 25 de octubre, ayer su liderazgo fue legitimado con holgura al superar el 50 por ciento de los votos. Según la consultora Factum, Mujica obtenía el 51,7 por ciento de los sufragios y Lacalle el 44 por ciento. Para la consultora Equipos Mori el frenteamplista recibía el 51,9 por ciento y su rival el 44,4 por ciento de los votos.
“Soy del Pepe, del Frente yo soy”, gritaba un chico en la rambla con una bandera roja del MPP acompañado de un grupo de amigos. “¡Vamos el Frente, vamos!. Viva el Frente, Viva”, cantaron a coro.
Una mujer con su hija miraba con los ojos brillantes. A Elva Rama, de 56 años, le pasó en un instante su historia como una película en cámara rápida.
“A Mujica lo voté porque lo veo comprometido. En el ’75 viví en Argentina, yo militaba en la izquierda, en el Partido por la Victoria del Pueblo. Luego volví y estuve presa en Orletti. Me inventaron causas penales. Pasé años en prisión.”
Fuegos artificiales. Bocinazos. Nubes cargadas de agua sobre la ciudad.
En otra parte de Montevideo, en la sede de los blancos, el primero que habló de la oposición fue Jorge Larrañaga, compañero de fórmula de Lacalle. Fue escueto: “El país está dividido casi prácticamente en mitades. Como integrantes del Partido Nacional agradecemos a los compañeros en todo el país. Usó la frase de Perón: ‘Desensillar hasta que aclare’”. Minutos después apareció Lacalle con cara de funebrero ante sus seguidores. “Hoy han visto el retrato auténtico de la soberanía nacional. El presidente de la República, Tabaré Vázquez, nos ha llamado. El doctor al saludarnos ha robustecido su calidad de presidente, como lo será José Mujica a partir de marzo. Pesada carga para cualquiera de nosotros, tenemos que aceptarlo.” Pidió que se mejoren los problemas que a su parecer son la salud y la inseguridad, entre otros. “Esta es la novena elección que participo, las más veces sin éxito. También recibimos la caricia de la opinión pública.” Se bajó el telón blanco.
De mañana, en la feria ubicada entre la 18 de Julio y Tristán Narvaja comenzaba a percibirse en el ambiente que sería un día especial. Un linyera pasó cantando: “Vamo, Pepe, Pepe el Uruguay”. Sonaban bocinas, pasaban autos con banderitas del FA. Se veían algunos turistas comprando ajenos al clima electoral y la amenaza de lluvia.
Comida para perro, cachorros, flores, víboras, ¡sí, se vendían víboras pitón y californianas!, libros usados, patos, gallos, verduras, panes, discos de vinilo, conejos, stickers, licuadoras, espejos para baño. Exceptuando artesanías, se encontraba de todo. “Acá pasa algo, gana Mujica”, dijo Adolfo, que vendía yerbas y hierbas. Al lado de su puesto se vendían banderas del Frente Amplio a 50 pesos (10 pesos argentinos). A unos metros, Darío Cidán estaba acomodando los mates en el stand. “Voy a votar a Mujica porque me parece mejor que Lacalle. Tuvimos un gobierno excelente en el tema de la salud y los impuestos.”
Un señor mayor dijo bajito que ya votó. “Voté a Pepe. Soy de izquierda desde hace mil años.” Hugo Alonso, de 64 años, continuó: “Soy del Frente Amplio desde que se fundó, el 5 de febrero de 1971. Mujica tiene sensibilidad por los pobres, no pone por encima sus intereses personales, yo creo que va a hacer un buen gobierno. Y hay más posibilidades de acceder a él, uno va a patearle las canillas y el Pepe atiende.”
En eso el tránsito en la feria se aceleró, sobre todo porque el cielo estaba muy nublado y se podía oler la lluvia. Una señora pasó vestida con un suéter rojo, una remera blanca y un pantalón azul, porque se vistió para la ocasión. Claudia Palavecino dijo para empezar: “Los blancos no son blancos, son rosados, ¿sabés tú por qué? Porque están con los colorados. Ese, el hijo del dictador (en alusión a Pedro Bordaberry), no esperó ni un día para apoyar a Lacalle. Dicen en mi barrio, barrio Sur ‘a la canallada rosada dele de frente’” y se rió. Palavecino no olvidó su sur y al atender su celular dijo bromeando: “Hola, Pepe”. Dos muchachos que llevaban bolsas se mostraban animados. Uno de ellos tenía cubierta la espalda con la bandera tricolor. Marcelo León, de 35 años, dijo que junto a su hermano Wilson viajaron desde el interior del país, de Río Branco. “La izquierda piensa por el de abajo, quiere alimentar las cabecitas. Ya ganamos”. Se fue con una sonrisa esperanzada. Después vendrían el festejo y el diluvio.
Qué esperar de un gobierno de Mujica
Verónica Psetizki, BBC
Montevideo
Mujica obtuvo el 53% de los votos.
Continuidad en la línea de gobierno y algunos cambios de estilo. Esto es lo que, según analistas, puede esperarse cuando el próximo 1º de marzo José Mujica asuma la Presidencia de Uruguay.
En la llegada de Mujica al poder incidieron los logros alcanzados por el primer gobierno de izquierda en la historia del país.
El mandatario electo así lo reconoció durante su discurso, poco después de conocerse los resultados, cuando agradeció al presidente Tabaré Vázquez, que lo acompañaba en el estrado.
Vázquez está terminando su mandato con una aprobación que supera el 70%, lo que indica que su figura es apreciada por muchos de aquellos que no simpatizan con la izquierda. Mujica llegó a la Presidencia con el 53% de los votos.
Cambio de imagen
En el próximo período habrá una innovación en el estilo de liderazgo, aseguró a BBC Mundo el politólogo Jaime Yaffé, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de la República.
"Va a ser un cambio, fundamentalmente de imagen. Mujica es muy distinto a Vázquez y los uruguayos notarán cambios no sólo en la figura presidencial, sino en la forma de ejercer el liderazgo, en la forma de comunicarse", indicó.
clic clic Lea: De guerrillero a presidente
El analista señaló que otro aspecto en el que puede haber cambios es en las relaciones con la oposición.
Va a ser un cambio, fundamentalmente de imagen. Mujica es muy distinto a Vázquez y los uruguayos notarán cambios no sólo en la figura presidencial, sino en la forma de ejercer el liderazgo, en la forma de comunicarse
Jaime Yaffé, Universidad de la República
"El gobierno de Vázquez se caracterizó por ser un gobierno donde las relaciones con la oposición fueron prácticamente nulas y hasta malas. Mujica ya ha anunciado su intención de tener un mejor relacionamiento y es probable que intente involucrar a la oposición en algunos ámbitos de la administración pública, en las empresas públicas y quizás hasta en el gabinete de ministros", señaló.
De hecho, en su discurso en la noche del domingo, Mujica agradeció explícitamente a sus contrincantes e incluso se disculpó por hechos sucedidos durante la campaña electoral.
"Si en algún momento mi temperamento de combatiente me hizo llevar la lengua demasiado lejos, pido perdón por la ofensa", dijo.
Buscar acuerdos
Por su parte, el vicepresidente electo, Danilo Astori, destacó que en el futuro gobierno "habrá espíritu de colaboración para resolver los grandes temas nacionales" y que "los roces" que hubo durante la campaña no influirán en los posibles acuerdos.
La fórmula presidencial hizo hincapié durante el último tramo de la campaña en la necesidad de sellar acuerdos con los otros partidos en temas como educación, medio ambiente, política energética y seguridad, para garantizar una continuidad más allá del signo político del gobierno.
Según el analista político Adolfo Garcé, esto obedece a un reclamo de la ciudadanía. "El país puede funcionar perfectamente así, con una mitad gobernando y la otra en la oposición. Sin embargo en Uruguay, a una alta proporción de la ciudadanía le gustaría ver acuerdos entre el gobierno y la oposición. ¿Serán capaces de lograrlo? No lo sabemos", dijo a BBC Mundo.
Está previsto que el próximo jueves Mujica se reúna con líderes del Partido Nacional para iniciar el diálogo post electoral.
El papel de Astori
Otra innovación del gobierno de Mujica, según el politólogo Yaffé, es el rol que tendrá Danilo Astori como vicepresidente. "Va a tener un papel mucho más importante del que cumplió cualquiera de los vicepresidentes desde el ’85 (año en el que el país regresó a la democracia)", aseguró.
"Además de que va a ser el referente del equipo económico, Mujica ha planteado que va a haber casi una presidencia compartida, un reparto del poder en el seno de la Presidencia de la República que encarnarán las dos figuras, algo que jamás ha sucedido", aseguró Yaffé.
Mujica y Astori reiteraron una y otra vez durante la campaña su intención de continuar con las políticas del actual gobierno, especialmente en materia económica y social. Astori, que se desempeñó como ministro de Economía durante cuatro años en este gobierno, será quien tendrá más injerencia en la materia.
¿Qué hará Vázquez durante el próximo período? El mandatario ha dicho que se tomará un período sabático para volver a dedicarse de lleno a su profesión de médico, y no descartó regresar a la política para las elecciones de 2014.
Además, trabajará a nivel político internacional, integrando una terna de ex presidentes, junto a Fernando Henrique Cardoso de Brasil y Ricardo Lagos de Chile, para analizar temas de gobernabilidad y políticas sociales en América Latina, a instancias del Banco Mundial.
Arrate y Marco-Ominami: dos estrategias frente a Piñera…
Arrate: A ME-O le da lo mismo que gane Piñera o no
Según el candidato del Juntos Podemos, quien no asistirá al foro de Enade, el diputado "tiene una votación piñerista que no estoy seguro que se mantenga en segunda vuelta".
Por Andrés Escobar Moraga, Emol
SANTIAGO.- Tras el último debate televisivo de los candidatos presidenciales realizado anoche, Jorge Arrate reafirmó su propuesta de generar una pauta de consenso para evitar el triunfo de Sebastián Piñera y criticó a Marco Enríquez-Ominami.
"A Marco Enríquez le da lo mismo que gane Piñera o no (…) Estarán en Enade como Melón y Melame", dijo el candidato del Juntos Podemos, quien no asistirá al foro empresarial por problemas de salud. El candidato aseguró tener problemas con su voz debido a una alergia producida por el plátano oriental y el polen.
Arrate sostuvo que ME-O "tiene una votación piñerista que no estoy seguro que se mantenga en segunda vuelta". Según el candidato, el problema del abanderado independiente es que no puede asegurar sus votos de primera vuelta para un eventual balotage.
"Nos sentimos bien diferentes a las candidaturas de Frei y Enríquez-Ominami, somos una candidatura de izquierda, ellos vienen de la Concertación", dijo Arrate, quien señaló además que su postulación es la que tiene las mejores condiciones para derrotar a Sebastián Piñera.
A pesar de marcar diferencias con sus adversarios, Jorge Arrate reiteró el llamado a generar un "acuerdo mínimo" para evitar que la derecha llegue al Gobierno.
"La idea es sentarnos a discutir si existen esas bases para el acuerdo. De ser así, convocamos a apoyar en la segunda vuelta al que tenga un voto más que los otros", argumentó.
Arrate no quiso explicitar los puntos que debería incluir el pacto, sin embargo mencionó el realizar una nueva Constitución, establecer el derecho constitucional de reconocimiento de los pueblos indígenas y terminar con el sistema binominal, el que a su juicio se ha extrapolado a todas las esferas de la sociedad chilena más allá del ámbito electoral.
Por otra parte, el ex PS sostuvo que el proyecto que él representa más allá de estas elecciones es la generación de una nueva izquierda. En este contexto, el candidato subrayó que no van a negociar puestos en un eventual gobierno de otra coalición política y recalcó: "Para desarrollar este proyecto es mejor que no gane la derecha".
MEO rehúye del acuerdo planteado por Arrate
/ Lanacion.cl
Sin recoger el guante del acuerdo ofrecido por Jorge Arrate de sellar un apoyo recíproco para impedir que la derecha gane las elecciones, se retiró del debate Anatel el diputado díscolo Marco Enríquez Ominami.
En el punto de prensa al finalizar el foro, el candidato independiente insistió en que su postulación es la única capaz de vencer a Sebastián Piñera en el balotaje. “Tengamos claro que votar por Jorge Arrate es votar por Eduardo Frei, comparten pacto parlamentario y ustedes lo vieron en el debate, comparten en lo grueso”, señaló.
Siguiendo esa línea, MEO añadió que “votar por Eduardo Frei es votar por Sebastián Piñera” porque en definitiva “Frei no gana en segunda vuelta”.
“La única candidatura que empata con Piñera somos nosotros”, dijo apelando a los datos de las últimas encuestas que lo muestran sacando un mejor resultado que Frei ante el inversionista en el balotaje. “Esta es la candidatura del cambio, del futuro, del progresismo”, finalizó el parlamentario.
Arrate justifica su tono hacia Enríquez Ominami
/ Lanacion.cl
El candidato de la izquierda Jorge Arrate reafirmó su postura más critica asumida frente al diputado independiente Marco Enríquez Ominami, durante el debate presidencial Anatel.
“No es propiamente increparlo sino consultarlo, para ponerle un verbo más benevolente”, dijo el ex ministro al ser consultado al respecto en la conferencia de prensa una vez finalizado el foro desarrollado en los estudios de Canal 13.
Arrate insistió en que los “cambios de opinión” de MEO “hacen que sus opiniones sean como los medicamentos, que antes de tomarlos hay que mirarle la fecha de vencimiento, eso fue lo que dije y lo repito”.
Consultado si Frei dio una respuesta adecuada cuando fue consultado respecto a la chilenización del cobre, Arrate dijo que “Eduardo se corrió, esa es la verdad”. “Yo soy partidario del cien por ciento de la chilenización (del metal rojo), y hubiera querido escuchar de parte de él, de que por lo menos es partidario del 50%”.
A la hora del balance, el ex ministro se mostró satisfecho con el debate, aun cuando señaló que algunos candidatos “traían muchas cosas aprendidas de memoria y no contestaron lo que les preguntaron”.
J. Arrate: la izquierda chilena contra Piñera…
Arrate: “Hay que impedir que gane la derecha”
Por Hugo Guzmán R./La Nación Domingo
La encuesta CEP no le quitó el sueño esta semana. Le basta la calle para tomar el pulso a su candidatura. Nada más. Situado en un eventual balotaje entre Piñera y Frei, el postulante de Juntos Podemos-Frente Amplio destaca que es posible construir un nuevo referente que aglutine criterios, aunque reconoce que “nadie es dueño de los votos”.
Jorge Arrate prefiere no entrar en detalles de porcentajes ni nombres. Se queda en la línea gruesa de los objetivos de cara a la elección presidencial.
“En primera vuelta esperamos obtener una votación significativa, aunque no pasemos a segunda vuelta” asevera. Y para el balotaje, en el escenario previsible de que su candidatura no pase, sostiene la necesidad de “colegiar una opinión común” entre los referentes y partidos de izquierda y democráticos para ver hacia dónde canalizar los votos.
El aspirante presidencial de Juntos Podemos-Frente Amplio sabe que la carrera no termina el 13 de diciembre, sino el 17 de enero.
“Hay tres escenarios posibles, y en los tres pasa Sebastián Piñera a segunda vuelta”, plantea. Admitiendo que no hay una sola mirada en su sector frente a esta instancia, Arrate indica que “hay un punto de vista del mal menor, que es impedir que se imponga y gane la derecha”, lo que llevaría a respaldar la opción contraria al abanderado de la Alianza.
Sin embargo, Arrate se apura en precisar que “no somos dueños de los votos” y que aún no hay una decisión tomada respecto al escenario del balotaje.
De todas formas, adelanta tres cosas: que será una resolución colectiva de las fuerzas que levantaron su candidatura, que él será fiel a esa determinación, y que lo que se haga, tendrá un contenido democrático y colegiado.
El ex ministro asume que lo más probable es que Piñera y Frei figuren en la papeleta de enero. Su sector tendría que tomar la decisión de respaldar o no al candidato de la Concertación, coalición con la que ya existe un pacto instrumental para las parlamentarias. Y por si hay alguna duda, sentencia: “Por supuesto, jamás por Piñera”.
Jorge Arrate concede la entrevista a LND a casi un mes de la fecha decisiva en esta reñida carrera presidencial. En medio de la vorágine de una campaña intensa, apunta un poco más allá y liga el tema de qué hacer frente al balotaje con una proyección más de fondo.
“Habrá novedades y la tendencia será que se reconstituya en Chile una política de tres tercios”, pronostica. En ese marco, Arrate apuesta a que se producirá un acercamiento entre “amplios” sectores de la Concertación, segmentos que hoy apoyan a Marco Enríquez-Ominami y las fuerzas que están detrás de su candidatura.
En ese camino, el abanderado señala que será “un paso importante lograr una votación presidencial significativa y obtener parlamentarios de izquierda”, precisamente en el contexto del acuerdo con la Concertación. Arrate cree posible la construcción de “un movimiento de avanzada por los derechos sociales”.
“Los referentes y partidos que apoyan mi candidatura estamos levantando la idea de reconstruir una izquierda plena, con todos sus componentes, clásicos y nuevos. La Concertación debe recuperar su alma de avanzada contenida en su programa de 1989 y el PS debe recuperar su posición dentro de una nueva izquierda. Por cierto, no descarto ninguno de los sectores de avanzada que apoyan a Marco. Todo el segmento no piñerista que apoya a Enríquez-Ominami ojalá pudiera converger en la constitución de un nuevo movimiento de izquierda. No descarto como aliados para grandes tareas a otros componentes de la Concertación como el PPD, el PRSD y la DC. Espero que podamos trabajar por la unidad social y política del pueblo, como decía Radomiro Tomic”, propone.
-Se dijo que usted era el candidato del 1%, pero ya está en 5%…
-Nunca creí que tuviera 1%. No conocí a nadie que lo creyera. De lo que ha ocurrido, siempre es bueno que uno crezca. Pero mi encuesta es la calle. Y en la calle hace mucho rato que estoy creciendo, mucho antes que en las encuestas. Es una lógica de las candidaturas de la izquierda, que siempre en las encuestas son subvaloradas.
-¿Cuáles deberían ser los temas de campaña en el mes que queda?
-Los que tienen que ver con el destino del país. Entre ellos, cambiar la vida de cada día con una nueva Constitución. Eso suena abstracto, pero en la Constitución está todo lo que define nuestra vida cotidiana. Ahí están los cambios necesarios en economía, derechos sociales, en más democracia. Un segundo gran tema es el cobre y nuestras riquezas naturales. Un tercer tema es la educación, el término de la municipalización, la construcción de un sistema de educación pública, gratuito, laico e igualitario. Otro tema es el medio ambiente y la energía. Son cosas de fondo que hay que conocer en campaña.
-¿Y los candidatos las están abordando?
-Hay candidatos que están birlando a los ciudadanos. No sirven las respuestas de “yo estoy dispuesto a estudiarlo todo”. Claro, todo se puede estudiar. Lo que necesitamos es saber las posiciones sobre la energía nuclear, las transnacionales del cobre, contar con plebiscitos, referéndum revocatorio para los cargos públicos, la reforma tributaria, o el aborto, que lo siguen eludiendo hipócritamente. Pero no se atreven.
-¿Están esquivando las respuestas de fondo?
-Sí. No me parece que haya candidatos que no se pronuncien sobre reforma tributaria. O que usen argumentos como que Chile no está preparado para ciertos cambios. ¿Quiénes son para decir eso? ¿Déspotas ilustrados? ¿Iluminados? No se puede tratar a la ciudadanía como alumnos de kínder.
-No le está gustando la campaña.
-Es una campaña lamentable. Imagínese que quedan 30 días para la elección y los candidatos no hemos conversado, dialogado -y no estoy buscando torneo de caballería- sobre el cobre. Cómo puede un país elegir a un presidente que no dice una palabra sobre qué hacer con el cobre. Hemos tratado de plantear el tema de la asamblea constituyente, de la nueva Constitución, la idea de una urna adicional para que la gente dijera si quiere una nueva Constitución y nadie dijo ni pío. Eso no se discute. Lo que se discute es si el ministro de Hacienda puede estar mirando un notebook y al mismo tiempo estar en el debate del Presupuesto. Eso ocupa primeras páginas, titulares. Hay una distorsión muy grande.
-La derecha se queja mucho de campañas y de ataques. Piñera lo hace mucho.
-Hay una táctica electoral de victimizarse. Es algo conocido, se ha hecho muchas veces. Piñera se arropa de críticas sin tener ropa para hacerlo.
-Piñera sigue arriba en los sondeos. ¿Es peligroso que la derecha llegue al gobierno?
-Tengo sentimientos ambivalentes. En un país donde hay un sector, como la derecha, que tiene el poder total, se vive al borde de un sistema autoritario legal. Ellos tienen el poder económico, de los medios, tienen centros de difusión de ideología, han creado universidades, conservan relaciones muy estrechas con segmentos de la Iglesia, mantienen un tipo de relación con las Fuerzas Armadas, y ejercen vetos en el Congreso. Es como mucho. En un país con una situación tan desigual, el gobierno hace el papel equilibrante, permite un mínimo equilibrio social, cultural, político. Por otro lado, mi diagnóstico del sistema político chileno es que no permite avanzar, pero tampoco permite retroceder demasiado. El sistema está hecho para que nos quedemos en el mismo lugar. No creo que estemos hablando de cambios dramáticos. No quiero a la derecha, porque es el poder total, pero si lo obtiene, los retrocesos no serían tan gigantescos como lo fueron en la dictadura.
-¿Por qué identificar su candidatura con Salvador Allende a más de 30 años de su presidencia?
-Lo esencial de aquellas ideas tienen validez. En América Latina, estamos viviendo una serie de procesos que están inscritos en aquella línea, que era absolutamente minoritaria en la década de los sesenta, en que Allende era un ave rara, que pregonaba un modo de aproximarse al socialismo que era completamente minoritario. La mayor parte de la izquierda latinoamericana y la chilena, incluido parte del PS, tenía una visión asociada a la lucha popular armada, más que a la lucha democrática. Hoy estamos en una América Latina conmovida, con Funes en El Salvador, el sandinismo en Nicaragua, Chávez en Venezuela, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, espero que José Mujica en Uruguay y Lula da Silva en Brasil. Todas experiencias que no son idénticas, y en ese sentido yo me muevo en la mejor tradición del allendismo. El gran argumento de Allende era reclamar la especificidad de la vía. Obviamente que con la mirada chilena se podría ver hasta con perplejidad procesos en Venezuela, Bolivia, Ecuador o Uruguay. La riqueza consiste en que todos estos procesos apuntan en una dirección: sociedades más justas, fundadas en la justicia social y la vigencia de la libertad. Es lo común a todas las experiencias. Y eso recoge el pensamiento de Allende. Eso le da contenido a nuestra campaña, donde marcamos la diferencia.
-Usted dijo que Marco Enríquez-Ominami no es un candidato de izquierda.
-No es un análisis que yo hiciera y llegara a esa conclusión. He citado las palabras de Marco y él dice que es un liberal progresista. He señalado que el progresismo es algo elástico y jabonoso. Son muchos los que se encubren detrás del parapeto llamado progresismo. Más un eufemismo, una timidez; gente que no se atreve a declararse que es de izquierda. No creo que los liberales progresistas sean de izquierda. Ahora, sí hay gente de izquierda que está apoyando a Marco.
-Sigue incluyendo a Enríquez-Ominami en una sensibilidad concertacionista.
-Pero si él quiso ser candidato de la Concertación. Mire, yo nunca quise ser candidato de la Concertación. Lo dije a la prensa. Siempre dije que quería ser candidato de un referente democrático y popular. Lo dije en el congreso del PS. Marco trató de ir a primarias de la Concertación, para ser candidato de la Concertación. Claro que él es candidato de la Concertación, más sectores del piñerismo.
LEGADO DE BACHELET
-¿Qué le parece el nivel de popularidad de la Presidenta Bachelet y su traslado a la candidatura de Frei?
-Mi percepción es que la Presidenta hubiera querido ir más allá de lo que ha hecho. Y no ha podido, en gran medida, porque no ha tenido la calidad de acompañamiento que hubiera requerido una Presidenta con el ímpetu que ella tiene. Ella es una mujer digna, leal y está con Frei. Me habría gustado mucho que me hubiera apoyado.
-¿Usted le garantizaría a la Presidenta profundizar sus medidas?
-No. Le garantizaría la realización de muchos de los planes que no realizó. La verdadera continuidad de Bachelet es Frei. Yo estoy planteando hacer un giro.
-¿Ha ayudado Bachelet al acercamiento con el Juntos Podemos y la posibilidad de pactos?
-Registro una o dos reuniones con la Presidenta desde las municipales, que valoro positivamente. Ha hecho gestos claros contra la exclusión durante todo su gobierno. Eso debe ser reconocido. Es el cumplimiento de un compromiso que se suscribió para obtener el apoyo de la izquierda no parlamentaria, entonces esto habla bien de la Presidenta. Simbólicamente, ella ha significado un cambio en el tratamiento que se ha dado a la izquierda. Le agrego que ella no lo hace por cálculo político, sino porque lo siente. Cuando deje de ser Presidenta, tendrá la oportunidad -verá ella si lo aprovecha o no- de contribuir a esta perspectiva de búsqueda del resurgimiento de una izquierda que sea símbolo de un gran movimiento popular.
Con Diamela “somos dos iguales”
-Hay tres esposas de candidatos participando en la campaña. Y hay una esposa que no participa: la suya. No aparece a su lado.
-Tampoco atrás.
-Cierto, aunque hay esposas que van adelante del candidato.
-Eso es cierto también. No, mire, Diamela está participando. Escribe, ha dado entrevistas políticas, y tengo un contacto permanente con ella. Somos una pareja en que cada uno tiene sus perfiles, sus espacios, que los ha desarrollado por sí mismo cada uno, y que se basa en un respeto recíproco muy grande, en un criterio igualitario muy fuerte, en todos los planos. Ella nunca andará detrás mío. Somos dos iguales. No es por capricho que no esté aquí. Ella está trabajando en la Universidad de Nueva York. Fue un nombramiento por tres años renovables y no puede faltar a ese trabajo.
-Se le vio con la hija de Diamela en un debate. ¿Están los hijos, los nietos, en campaña?
-No ha sido fácil. Siento que poner a la familia en función de las cuestiones electorales es algo fuerte. Siendo mi familia enteramente favorable a mis ideas, nadie está en pie forzado. Tengo la colaboración de las hijas y el hijo de Diamela, y de mis hijos que están en Holanda. Tengo unanimidad familiar, que la encabeza mi madre, que tiene 98 años. Pero soy reservado con mi vida, por la misma razón que soy reservado con la de los demás. Me parece que las ideas que difundo requieren un soporte, que no es el soporte de la farándula, ni la sobreexposición familiar.