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Archive for abril 10th, 2011

N. Chomsky: Libia y el mundo del petróleo…

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Noam Chomsky
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El barco Shahat, que se encarga de transportar a gente que escapa de la ciudad occidental libia de Misurata, llega con su carga al puerto rebelde de BengasiFoto Ap

El mes pasado, en el tribunal internacional sobre crímenes durante la guerra civil en Sierra Leona, el juicio del ex presidente liberiano Charles Taylor llegó a su fin. El fiscal general, el profesor de derecho estadunidense David Crane, informó a The Times de Londres que el caso estaba incompleto: los fiscales pretendían encausar a Muammar Kadafi, quien, dijo Crane, era finalmente el responsable por la mutilación y/o asesinato de 1.2 millones de personas.

Pero el encausamiento no se daría. Estados Unidos, el Reino Unido y otros países intervinieron para bloquearlo. Al preguntarle por qué, Crane dijo: Bienvenido al mundo del petróleo.

Otra víctima reciente de Kadafi fue sir Howard Davies, el director de la Escuela de Economía de Londres, quien renunció después de revelaciones de los lazos de la escuela con el dictador libio.

En Cambridge, Massachusetts, el Monitor Group, una firma de consultoría fundada por profesores de Harvard, fue bien pagado por servicios tales como un libro para llevar las palabras inmortales de Kadafi al público en conversación con famosos expertos internacionales, junto con otros esfuerzos para mejorar la apreciación internacional de Libia (la de Kadafi).

El mundo del petróleo rara vez está lejos en el telón de fondo en asuntos que conciernen a esta región.

Por ejemplo, cuando las dimensiones de la derrota estadunidense en Irak ya no podía ocultarse, la retórica bonita fue desplazada por el anuncio honesto de objetivos políticos. En noviembre de 2007 la Casa Blanca emitió una declaración de principios que insistía en que Irak debe conceder acceso y privilegio indefinidos a los invasores estadunidense.

Dos meses después, el presidente George W. Bush informó al Congreso que rechazaría la legislación que limitara el emplazamiento permanente de las fuerzas armadas estadunidense en Irak o el control de Estados Unidos de los recursos petroleros de Irak; demandas que Estados Unidos tendría que abandonar poco después ante la resistencia iraquí.

El mundo del petróleo ofrece una guía útil para las reacciones occidentales ante los notables levantamientos pro democráticos en el mundo árabe. Al dictador rico en petróleo que es un cliente confiable se le da virtual rienda suelta. Hubo poca reacción cuando Arabia Saudita declaró el 5 de marzo: Las leyes y las regulaciones en el reino prohíben totalmente todo tipo de manifestaciones, marchas y plantones así como la convocatoria a los mismos ya que van contra los principios de la Shariah y las costumbres y tradiciones sauditas. El reino movilizó a enormes fuerzas de seguridad que rigurosamente aplicaron la prohibición.

En Kuwait, pequeñas manifestaciones fueron sofocadas. El puño de hierro golpeó en Bahrein después de que fuerzas militares encabezadas por Arabia Saudita intervinieron para garantizar que la monarquía sunita minoritaria no se viera amenazada por llamados a reformas democráticas.

Bahrein es sensible no sólo porque alberga a la Quinta Flota de Estados Unidos sino también porque colinda con áreas chiítas de Arabia Saudita, ubicación de la mayor parte del petróleo del reino. Resulta que los recursos energéticos primarios del mundo se localizan cerca del norte del golfo Pérsico (o golfo Arábigo, como a menudo le llaman los árabes), en gran medida chiíta, una potencial pesadilla para los planificadores occidentales.

En Egipto y Túnez, el levantamiento popular ha conseguido victorias impresionantes, pero, como informó la Fundación Carnegie, los regímenes permanecen y al parecer están decididos a frenar el ímpetu pro democrático generado hasta ahora. Un cambio en las elites gobernantes y el sistema de gobierno sigue siendo un objetivo distante; y uno que Occidente buscará mantener así.

Libia es un caso diferente, un Estado rico en petróleo dirigido por un dictador brutal que, no obstante, es poco confiable: Un cliente digno de confianza sería preferible por mucho. Cuando estallaron protestas no violentas, Muammar Kadafi actuó rápidamente para aplastarlas.

El 22 de marzo, mientras las fuerzas de Kadafi convergían en la capital rebelde de Bengasi, el principal asesor sobre Medio Oriente del presidente Barack Obama, Dennis Ross, advirtió que si había una masacre, todos nos culparían a nosotros por ello, una consecuencia inaceptable.

Y Occidente ciertamente no quería que el coronel Kadafi aumentara su poder e independencia sofocando la rebelión. Estados Unidos se unió a la autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de una zona de exclusión aérea, que sería puesta en práctica por Francia, el Reino Unido y Estados Unidos.

La intervención evitó una probable masacre pero fue interpretada por la coalición como la autorización para el apoyo directo a los rebeldes. Se impuso un cese el fuego a las fuerzas de Kadafi, pero se ayudó a los rebeldes a avanzar hacia el oeste. En poco tiempo conquistaron las principales fuentes de la producción petrolera de Libia, al menos temporalmente.

El 28 de marzo, el periódico en árabe con sede en Londres Al-Quds Al-Arabi advirtió que la intervención dejaría a Libia con dos estados, un este rico en petróleo y en manos de los rebeldes y un oeste encabezado por Kadafi y sumido en la pobreza… Dado que los pozos petroleros han sido asegurados, podríamos encontrarnos enfrentando a un nuevo emirato petrolero libio, escasamente habitado, protegido por Occidente y muy similar a los estados emiratos del golfo. O la rebelión respaldada por Occidente podría seguir adelante hasta eliminar al irritante dictador.

Se arguye comúnmente que el petróleo no puede ser un motivo para la intervención porque Occidente tiene acceso al mismo bajo el régimen de Kadafi. Cierto pero irrelevante. Lo mismo pudiera decirse sobre Irak bajo el régimen de Saddam Hussein, o Irán y Cuba actualmente.

Lo que Occidente busca es lo que Bush anunció: el control, o al menos clientes dignos de confianza y, en el caso de Libia, el acceso a enormes áreas inexploradas que se espera sean ricas en petróleo. Documentos internos británicos y estadunidense insisten en que el virus del nacionalismo es el mayor temor, ya que podría engendrar desobediencia.

La intervención está siendo realizada por las tres potencias imperiales tradicionales (aunque podríamos recordar –los libios presumiblemente lo hacen– que, después de la Primera Guerra Mundial, Italia llevó a cabo un genocidio en el este de Libia).

Las potencias occidentales están actuando en virtual aislamiento. Los estados en la región –Turquía y Egipto– no quieren participar, tampoco África. Los dictadores del golfo se sentirían felices de ver partir a Kadafi; pero, aun atiborrados de las armas avanzadas que se les ofrecen para reciclar los petrodólares y asegurar la obediencia, apenas ofrecen más que una participación simbólica. Lo mismo aplica en otros lugares: India, Brasil e incluso Alemania.

La primavera árabe tiene raíces profundas. La región ha estado en fermentación durante muchos años. La primera de la ola actual de protestas empezó el año pasado en el Sahara Occidental, la última colonia africana, invadida por Marruecos en 1975 y retenida ilegalmente desde entonces, de manera similar a Timor Oriental y los territorios ocupados por Israel.

Una protesta no violenta en noviembre pasado fue sofocada por fuerzas marroquíes. Francia intervino para bloquear una investigación del Consejo de Seguridad sobre los crímenes de su cliente.

Luego se encendió una llama en Túnez, que desde entonces se ha extendido para volverse una conflagración.

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Written by Eduardo Aquevedo

10 abril, 2011 at 19:45

Islandia: el NO gana el referendum democrático, y el Reino Unido y Holanda reaccionan irritados…

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Reino Unido y Holanda amenazan con demandar a Islandia ante los tribunales

Estos dos países le exigen una indemnización de 4.000 millones de euros por la quiebra de una entidad.- Los islandeses han rechazado el plan de pago en el referéndum celebrado ayer

WALTER OPPENHEIMER | Londres 10/04/2011

Lo que los gobiernos pactan, los votantes lo pueden hacer trizas. Así han decidido actuar los islandeses, que ayer rechazaron por segunda vez en un referéndum el acuerdo al que había llegado su Gobierno con los de Reino Unido y Holanda para resolver el contencioso que le enfrenta con ellos por la deuda generada en 2008 por la quiebra del banco Icesave. Con el 90% del voto escrutado, casi el 60% de los votantes se pronunciaron contra ese acuerdo, por el que Islandia ha de devolver a esos dos países los 4.000 millones de euros que les costó garantizar a sus ciudadanos los depósitos que tenían en ese banco islandés, filial en Reino Unido y Holanda del nacionalizado Landbanski.

El conflicto se debe a que Islandia decidió avalar todos los depósitos bancarios que había en la isla cuando se desplomó su sistema financiero en la crisis de otoño de 2008. Pero Reikiavik se desentendió de las cantidades depositadas en los bancos islandeses que actuaban en el exterior, como Icesave, que en apenas unos meses captó miles de ahorradores en Holanda y Reino Unido ofreciendo tipos de interés de entre el 5% y el 6%. Cuando la banca islandesa se desplomó, Londres y La Haya garantizaron los depósitos de bancos islandeses en su territorio, pero luego exigieron que el Gobierno islandés les pagara ese dinero.

La obligación legal de Islandia en este caso es discutible. Reikiavik no la admite, pero británicos y holandeses sostienen que Islandia incumple la normativa del Espacio Económico Europeo en dos aspectos: porque esta le obliga a garantizar al menos los 20.000 primeros euros de cada depositante y porque está discriminando a los acreedores no islandeses.

Pero, sea cual sea el trasfondo legal, el Gobierno islandés cree que es políticamente necesario llegar a un acuerdo sobre el asunto para garantizar que el país pueda volver a financiarse en los mercados internacionales. El año pasado se llegó a un acuerdo por el que Islandia pagaría a Holanda y Reino Unido 4.000 millones de euros entre 2016 y 2024 a un interés del 5,5%.

Tras ser rechazado con más del 90% de los votos en contra en un referéndum, el acuerdo fue renegociado y hace unos días se recortó el interés a pagar por Islandia al 3,3% y se amplió el plazo de devolución hasta 2046. Pero los islandeses han vuelto a decir que no, a pesar de que el Gobierno islandés recobrará la mayor parte de ese dinero por la venta de activos bancarios nacionalizados y solo una pequeña parte de la deuda acabará siendo asumida directamente por los contribuyentes.

Los votantes "han elegido la peor de las opciones", declaró la primera ministra, Jóhanna Sigurdardóttit, cuyo Gobierno de centro-izquierda podría verse obligado a dimitir. "Es, desde luego, muy decepcionante", añadió. En términos muy similares se pronunció el ministro holandés de Finanzas, Jan-Kees de Pager, con el añadido de que empezó a enseñar el hacha: "El tiempo de negociar ya es cosa del pasado. Islandia está obligada a devolvernos el dinero. Ahora son los tribunales los que han de decidir", declaró.

Lo mismo dijo el número dos del Tesoro británico, Danny Alexander. "Hemos intentado llegar a una solución negociada. Tenemos la obligación de conseguir que nos devuelvan ese dinero y vamos a seguir persiguiendo ese objetivo hasta que lo consigamos", declaró.

El voto negativo no solo ha contrariado a los políticos de los tres países. También amenaza con ser muy mal recibido por analistas e inversores. La agencia de calificación Moody’s ya había anunciado días atrás su intención de rebajar la calificación de la deuda islandesa si el acuerdo era rechazado por los votantes. Y numerosos analistas han expresado ya su preocupación por las consecuencias que puede tener para Islandia. Sobre todo si se tiene en cuenta que el Gobierno había basado toda su agenda económica en la normalización de relaciones con la comunidad internacional. Pero si el caso llega finalmente a los tribunales, la decisión final puede demorarse varios años.

Frente al rechazo de los Gobiernos, el presidente de Islandia, Oláfur Ragnar Grímsson, considera que los dos referendos que él ha convocado "han devuelto al país la confianza perdida tras el hundimiento de la economía islandesa" en 2008. Los resultados, en su opinión, "refuerzan aun más la democracia".

El País.com

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Written by Eduardo Aquevedo

10 abril, 2011 at 13:05