Democracia de los acuerdos: un negocio genial para la derecha…
por Rafael Luís Gumucio Rivas (Chile)
jueves, 28 de enero de 2010
La famosa democracia de los acuerdos siempre ha terminado favoreciendo a la derecha: la Ley General de Educación, celebrada en la ridícula ceremonia en que todos se presentaban tomados de la mano, no puede ser más perjudicial al gobierno de Michelle Bachelet; hay que ser muy ingenuo para creer que una ley marco puede ser aceptada cuando a ella se oponen todos los componentes de la comunidad educativa – profesores, estudiantes, padres y apoderados- lo único que salva para la derecha esta Ley es la continuidad de la educación como un negocio.
En la historia constitucional de Chile, el Poder Judicial ha estado siempre supeditado al Ejecutivo: así se plantea en la Constitución de 1833, en la de 1925 y en la de 1980 – siempre está baja la jurisdicción del Ejecutivo en el nombramiento de sus integrantes y de su funcionamiento- posteriormente, se le agregó la participación del Legislativo, a través del Senado que, según el constituyente de 1925 posee facultades judiciales, como actual como jurado en el caso de las acusaciones constitucionales y participar en el nombramiento de los ministros de la Corte Suprema.
En la República Parlamentaria, (1891-1925), se prorrateaban entre los partidos políticos los cargos de la administración pública, la educación y el poder judicial: la primera correspondía a los liberales, la segunda a los radicales y la tercera a los liberales balmacedistas; sólo hay un caso en la historia de Chile en el cual el presidente de la Corte Suprema, Javier Ángel Figueroa, se opuso a las pretensiones dictatoriales del entonces ministro del Interior, Carlos Ibáñez del Campo – posteriormente dictador- demás está decir que duró muy poco en su cargo, a pesar de ser hermano del presidente de la república, Emiliano Figueroa. Es cierto que se concedieron algunos recursos de amparo a los a favor de los desterrados, sin embargo, todos estos fueron inaplicables, pues ya se encontraban fuera del país.
En el gobierno de Salvador Allende el acuerdo de la Corte Suprema sirvió para justificar el golpe militar de 1973: Posteriormente, la Corte se transformó en un testaferro de la dictadura negando la mayor parte de los recursos de amparo, que hubieran salvado muchas vidas. El ministro Hugo Rosende nombró, a su amaño, a todos los ministros de de la Corte Suprema, cuya única condición era ser pinochetista convencido. A diferencia de la Corte de Pétain, en Francia, en Chile los supremos de la época de Pinochet jamás han sido juzgados y, ni siquiera, han pedido perdón.
En muchos artículos anteriores he criticado la actuación política de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, sigo creyendo que dilapidó el 58% de los sufragios obtenidos en la elección presidencial: hizo un gobierno opaco y tecnocrático, en que dejó de lado los casos de derechos humanos, incluso, nunca recibió a los familiares de los detenidos desaparecidos; con su ministro del Interior, José Miguel Inzulsa, salvó al dictador y ladrón, Augusto Pinochet, de terminar sus días en una cárcel española, como bien lo merecía, sosteniendo el absurdo argumento de que la justicia chilena lo condenaría por sus múltiples crímenes de lesa humanidad y peculados.
Al parecer, Eduardo Frei está bastante cambiado – es como para creer en la reencarnación o en las segundas oportunidades, que siempre han sido desastrosas para nuestros presidentes: baste recordar los casos de Arturo Alessandri y de Carlos Ibáñez. El nuevo Eduardo Frei Ruiz-Tagle es un estadista, que expresa ideas del sentido común, un lenguaje bastante popular y oratoria rural
Mientras persistan estos torpes acuerdos, seguirá ganando la derecha y perdiendo prestigio la Concertación, que más que nunca necesita el apoyo popular para no morir por tanto acuerdo con la derecha el pueblo los mando a la oposición.
Aylwin coincide con Piñera y llama a reeditar política de los acuerdos
Después de que el Presidente electo señalara a La Tercera que es indispensable construir una "democracia de los acuerdos de segunda generación", el ex mandatario DC valoró la intención de Piñera de realizar una transición similar a la que él protagonizó en los 90.
por Bernardita Marino e Ivonne Toro
"Me siento halagado", dijo ayer el ex Presidente Patricio Aylwin cuando supo que Sebastián Piñera catalogó su gobierno como el mejor de los cuatro de la Concertación.
En entrevista con Reportajes de La Tercera, el mandatario electo afirmó ayer que "el de Aylwin fue el mejor de los gobiernos de la Concertación. Fue un gobierno fecundo al cual yo le tengo aprecio y respeto".
En esa misma línea, Cristián Larroulet -miembro del equipo de transición- dijo el sábado que "el gobierno de Piñera será muy parecido al de Aylwin".
El nuevo Presidente, además, reiteró lo que fue su discurso de triunfo la noche del 17 de enero, cuando llamó a la Concertación a construir una nueva versión de la "democracia de los acuerdos", que caracterizó la relación entre oficialismo y oposición a inicios de los 90.
Ante este planteamiento, Aylwin dijo que "indudablemente que él quiera hacer un gobierno parecido al mío no puede ser sino halagador. Yo me negaría a mí mismo si estuviera en contra".
Aunque evitó aludir directamente a la Concertación, el otrora gobernante coincidió con Piñera respecto de la necesidad de hacer alianzas para mejorar la calidad de la política. "Si todos vivimos peleándonos unos con otros es más difícil lograr ese bien común, por eso a mí me alegran estos planteamientos de Sebastián", señaló.
En ese contexto, Aylwin aprovechó de hacer un llamado a revivir la política de los acuerdos implementada durante su gestión: "Creo que la política democrática supone competencia entre distintas posiciones, pero todo gobierno tiene que buscar el bien común y el logro del bien común es más fácil si hay acuerdos".
Los dichos de Aylwin fueron valorados por el piñerismo. Rodrigo Hinzpeter -coordinador del traspaso de mando- dijo que "el Presidente Aylwin demuestra una vez más una gran lucidez y grandeza política (…). Para poder alcanzar el desarrollo es imprescindible alcanzar acuerdos transversales y amplios, para lo cual se requiere disposición al diálogo y la negociación".
En la campaña, Piñera encargó a sus asesores indagar el modelo implementado por Aylwin durante la transición a la democracia.
PS cierra la puerta
Pese al férreo respaldo de Aylwin y algunos rostros DC, como los senadores electos Ignacio Walker y Andrés Zaldívar -que se han mostrado abiertos a negociar con la derecha-, el presidente interino del PS, Fulvio Rossi, cerró la puerta a la invitación hecha por el Presidente electo.
"Hablar de gobierno de los acuerdos tiene que ver más bien con una circunstancia política, histórica, que ya se acabó", dijo ayer el senador electo en su debut como timonel socialista.
Rossi agregó que "quisiera recordarle a Sebastián Piñera que no estamos en tiempo de boinazos ni tanquetazos ni ejercicios de enlace. No hay ningún riesgo de regresión autoritaria".
El líder del PS notificó al piñerismo que durante su gestión, el partido tendrá la misión de "transformar al PS como el gran eje articulador de las fuerzas progresistas y opositoras al gobierno de la derecha, porque hemos visto señales que nos preocupan".
Equipo de transición pedirá a contralor dictar clases de administración pública a nuevo gabinete
La última semana de febrero y la primera de marzo y probablemente en el auditorio de RN -con capacidad para 80 personas y con equipamiento tecnológico-, el equipo de transición pretende dictar los cursos de capacitación sobre administración pública a las autoridades nominadas por el Presidente electo, Sebastián Piñera.
El esquema se repetiría en regiones, con el objetivo de que todos los funcionarios de confianza del nuevo gobierno conozcan cómo opera el sistema público y cuáles son las normas legales que los regirán a contar del 11 de marzo.
En este sentido, el equipo compuesto por María Luisa Brahm, Cristián Larroulet y Miguel Flores le solicitará al contralor, Ramiro Mendoza -a quien ya se le pidió una cita para analizar el proceso de instalación-, que colabore personalmente o a través de los expertos que dependen de su institución, en capacitar a quienes se harán cargo del sistema público.
La idea, afirman en el piñerismo, es que Contraloría les explique a las debutantes autoridades qué procedimientos son clave para evitar irregularidades en las reparticiones que tendrán a su cargo.
En términos generales, los cursos se iniciarán con una breve exposición sobre los otros dos poderes del Estado -Legislativo y Judicial- y un capítulo extenso respecto del Poder Ejecutivo, que contiene los principios de la gestión del Estado, las empresas públicas y el control político, administrativo, jurídico y social, además de un largo listado de prohibiciones respecto del uso de información privilegiada, el empleo de dinero, bienes o personal para beneficio propio y el uso del cargo para actividades proselitistas.
PIENSACHILE.COM
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