J. Arrate: la izquierda chilena contra Piñera…
Arrate: “Hay que impedir que gane la derecha”
Por Hugo Guzmán R./La Nación Domingo
La encuesta CEP no le quitó el sueño esta semana. Le basta la calle para tomar el pulso a su candidatura. Nada más. Situado en un eventual balotaje entre Piñera y Frei, el postulante de Juntos Podemos-Frente Amplio destaca que es posible construir un nuevo referente que aglutine criterios, aunque reconoce que “nadie es dueño de los votos”.
Jorge Arrate prefiere no entrar en detalles de porcentajes ni nombres. Se queda en la línea gruesa de los objetivos de cara a la elección presidencial.
“En primera vuelta esperamos obtener una votación significativa, aunque no pasemos a segunda vuelta” asevera. Y para el balotaje, en el escenario previsible de que su candidatura no pase, sostiene la necesidad de “colegiar una opinión común” entre los referentes y partidos de izquierda y democráticos para ver hacia dónde canalizar los votos.
El aspirante presidencial de Juntos Podemos-Frente Amplio sabe que la carrera no termina el 13 de diciembre, sino el 17 de enero.
“Hay tres escenarios posibles, y en los tres pasa Sebastián Piñera a segunda vuelta”, plantea. Admitiendo que no hay una sola mirada en su sector frente a esta instancia, Arrate indica que “hay un punto de vista del mal menor, que es impedir que se imponga y gane la derecha”, lo que llevaría a respaldar la opción contraria al abanderado de la Alianza.
Sin embargo, Arrate se apura en precisar que “no somos dueños de los votos” y que aún no hay una decisión tomada respecto al escenario del balotaje.
De todas formas, adelanta tres cosas: que será una resolución colectiva de las fuerzas que levantaron su candidatura, que él será fiel a esa determinación, y que lo que se haga, tendrá un contenido democrático y colegiado.
El ex ministro asume que lo más probable es que Piñera y Frei figuren en la papeleta de enero. Su sector tendría que tomar la decisión de respaldar o no al candidato de la Concertación, coalición con la que ya existe un pacto instrumental para las parlamentarias. Y por si hay alguna duda, sentencia: “Por supuesto, jamás por Piñera”.
Jorge Arrate concede la entrevista a LND a casi un mes de la fecha decisiva en esta reñida carrera presidencial. En medio de la vorágine de una campaña intensa, apunta un poco más allá y liga el tema de qué hacer frente al balotaje con una proyección más de fondo.
“Habrá novedades y la tendencia será que se reconstituya en Chile una política de tres tercios”, pronostica. En ese marco, Arrate apuesta a que se producirá un acercamiento entre “amplios” sectores de la Concertación, segmentos que hoy apoyan a Marco Enríquez-Ominami y las fuerzas que están detrás de su candidatura.
En ese camino, el abanderado señala que será “un paso importante lograr una votación presidencial significativa y obtener parlamentarios de izquierda”, precisamente en el contexto del acuerdo con la Concertación. Arrate cree posible la construcción de “un movimiento de avanzada por los derechos sociales”.
“Los referentes y partidos que apoyan mi candidatura estamos levantando la idea de reconstruir una izquierda plena, con todos sus componentes, clásicos y nuevos. La Concertación debe recuperar su alma de avanzada contenida en su programa de 1989 y el PS debe recuperar su posición dentro de una nueva izquierda. Por cierto, no descarto ninguno de los sectores de avanzada que apoyan a Marco. Todo el segmento no piñerista que apoya a Enríquez-Ominami ojalá pudiera converger en la constitución de un nuevo movimiento de izquierda. No descarto como aliados para grandes tareas a otros componentes de la Concertación como el PPD, el PRSD y la DC. Espero que podamos trabajar por la unidad social y política del pueblo, como decía Radomiro Tomic”, propone.
-Se dijo que usted era el candidato del 1%, pero ya está en 5%…
-Nunca creí que tuviera 1%. No conocí a nadie que lo creyera. De lo que ha ocurrido, siempre es bueno que uno crezca. Pero mi encuesta es la calle. Y en la calle hace mucho rato que estoy creciendo, mucho antes que en las encuestas. Es una lógica de las candidaturas de la izquierda, que siempre en las encuestas son subvaloradas.
-¿Cuáles deberían ser los temas de campaña en el mes que queda?
-Los que tienen que ver con el destino del país. Entre ellos, cambiar la vida de cada día con una nueva Constitución. Eso suena abstracto, pero en la Constitución está todo lo que define nuestra vida cotidiana. Ahí están los cambios necesarios en economía, derechos sociales, en más democracia. Un segundo gran tema es el cobre y nuestras riquezas naturales. Un tercer tema es la educación, el término de la municipalización, la construcción de un sistema de educación pública, gratuito, laico e igualitario. Otro tema es el medio ambiente y la energía. Son cosas de fondo que hay que conocer en campaña.
-¿Y los candidatos las están abordando?
-Hay candidatos que están birlando a los ciudadanos. No sirven las respuestas de “yo estoy dispuesto a estudiarlo todo”. Claro, todo se puede estudiar. Lo que necesitamos es saber las posiciones sobre la energía nuclear, las transnacionales del cobre, contar con plebiscitos, referéndum revocatorio para los cargos públicos, la reforma tributaria, o el aborto, que lo siguen eludiendo hipócritamente. Pero no se atreven.
-¿Están esquivando las respuestas de fondo?
-Sí. No me parece que haya candidatos que no se pronuncien sobre reforma tributaria. O que usen argumentos como que Chile no está preparado para ciertos cambios. ¿Quiénes son para decir eso? ¿Déspotas ilustrados? ¿Iluminados? No se puede tratar a la ciudadanía como alumnos de kínder.
-No le está gustando la campaña.
-Es una campaña lamentable. Imagínese que quedan 30 días para la elección y los candidatos no hemos conversado, dialogado -y no estoy buscando torneo de caballería- sobre el cobre. Cómo puede un país elegir a un presidente que no dice una palabra sobre qué hacer con el cobre. Hemos tratado de plantear el tema de la asamblea constituyente, de la nueva Constitución, la idea de una urna adicional para que la gente dijera si quiere una nueva Constitución y nadie dijo ni pío. Eso no se discute. Lo que se discute es si el ministro de Hacienda puede estar mirando un notebook y al mismo tiempo estar en el debate del Presupuesto. Eso ocupa primeras páginas, titulares. Hay una distorsión muy grande.
-La derecha se queja mucho de campañas y de ataques. Piñera lo hace mucho.
-Hay una táctica electoral de victimizarse. Es algo conocido, se ha hecho muchas veces. Piñera se arropa de críticas sin tener ropa para hacerlo.
-Piñera sigue arriba en los sondeos. ¿Es peligroso que la derecha llegue al gobierno?
-Tengo sentimientos ambivalentes. En un país donde hay un sector, como la derecha, que tiene el poder total, se vive al borde de un sistema autoritario legal. Ellos tienen el poder económico, de los medios, tienen centros de difusión de ideología, han creado universidades, conservan relaciones muy estrechas con segmentos de la Iglesia, mantienen un tipo de relación con las Fuerzas Armadas, y ejercen vetos en el Congreso. Es como mucho. En un país con una situación tan desigual, el gobierno hace el papel equilibrante, permite un mínimo equilibrio social, cultural, político. Por otro lado, mi diagnóstico del sistema político chileno es que no permite avanzar, pero tampoco permite retroceder demasiado. El sistema está hecho para que nos quedemos en el mismo lugar. No creo que estemos hablando de cambios dramáticos. No quiero a la derecha, porque es el poder total, pero si lo obtiene, los retrocesos no serían tan gigantescos como lo fueron en la dictadura.
-¿Por qué identificar su candidatura con Salvador Allende a más de 30 años de su presidencia?
-Lo esencial de aquellas ideas tienen validez. En América Latina, estamos viviendo una serie de procesos que están inscritos en aquella línea, que era absolutamente minoritaria en la década de los sesenta, en que Allende era un ave rara, que pregonaba un modo de aproximarse al socialismo que era completamente minoritario. La mayor parte de la izquierda latinoamericana y la chilena, incluido parte del PS, tenía una visión asociada a la lucha popular armada, más que a la lucha democrática. Hoy estamos en una América Latina conmovida, con Funes en El Salvador, el sandinismo en Nicaragua, Chávez en Venezuela, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, espero que José Mujica en Uruguay y Lula da Silva en Brasil. Todas experiencias que no son idénticas, y en ese sentido yo me muevo en la mejor tradición del allendismo. El gran argumento de Allende era reclamar la especificidad de la vía. Obviamente que con la mirada chilena se podría ver hasta con perplejidad procesos en Venezuela, Bolivia, Ecuador o Uruguay. La riqueza consiste en que todos estos procesos apuntan en una dirección: sociedades más justas, fundadas en la justicia social y la vigencia de la libertad. Es lo común a todas las experiencias. Y eso recoge el pensamiento de Allende. Eso le da contenido a nuestra campaña, donde marcamos la diferencia.
-Usted dijo que Marco Enríquez-Ominami no es un candidato de izquierda.
-No es un análisis que yo hiciera y llegara a esa conclusión. He citado las palabras de Marco y él dice que es un liberal progresista. He señalado que el progresismo es algo elástico y jabonoso. Son muchos los que se encubren detrás del parapeto llamado progresismo. Más un eufemismo, una timidez; gente que no se atreve a declararse que es de izquierda. No creo que los liberales progresistas sean de izquierda. Ahora, sí hay gente de izquierda que está apoyando a Marco.
-Sigue incluyendo a Enríquez-Ominami en una sensibilidad concertacionista.
-Pero si él quiso ser candidato de la Concertación. Mire, yo nunca quise ser candidato de la Concertación. Lo dije a la prensa. Siempre dije que quería ser candidato de un referente democrático y popular. Lo dije en el congreso del PS. Marco trató de ir a primarias de la Concertación, para ser candidato de la Concertación. Claro que él es candidato de la Concertación, más sectores del piñerismo.
LEGADO DE BACHELET
-¿Qué le parece el nivel de popularidad de la Presidenta Bachelet y su traslado a la candidatura de Frei?
-Mi percepción es que la Presidenta hubiera querido ir más allá de lo que ha hecho. Y no ha podido, en gran medida, porque no ha tenido la calidad de acompañamiento que hubiera requerido una Presidenta con el ímpetu que ella tiene. Ella es una mujer digna, leal y está con Frei. Me habría gustado mucho que me hubiera apoyado.
-¿Usted le garantizaría a la Presidenta profundizar sus medidas?
-No. Le garantizaría la realización de muchos de los planes que no realizó. La verdadera continuidad de Bachelet es Frei. Yo estoy planteando hacer un giro.
-¿Ha ayudado Bachelet al acercamiento con el Juntos Podemos y la posibilidad de pactos?
-Registro una o dos reuniones con la Presidenta desde las municipales, que valoro positivamente. Ha hecho gestos claros contra la exclusión durante todo su gobierno. Eso debe ser reconocido. Es el cumplimiento de un compromiso que se suscribió para obtener el apoyo de la izquierda no parlamentaria, entonces esto habla bien de la Presidenta. Simbólicamente, ella ha significado un cambio en el tratamiento que se ha dado a la izquierda. Le agrego que ella no lo hace por cálculo político, sino porque lo siente. Cuando deje de ser Presidenta, tendrá la oportunidad -verá ella si lo aprovecha o no- de contribuir a esta perspectiva de búsqueda del resurgimiento de una izquierda que sea símbolo de un gran movimiento popular.
Con Diamela “somos dos iguales”
-Hay tres esposas de candidatos participando en la campaña. Y hay una esposa que no participa: la suya. No aparece a su lado.
-Tampoco atrás.
-Cierto, aunque hay esposas que van adelante del candidato.
-Eso es cierto también. No, mire, Diamela está participando. Escribe, ha dado entrevistas políticas, y tengo un contacto permanente con ella. Somos una pareja en que cada uno tiene sus perfiles, sus espacios, que los ha desarrollado por sí mismo cada uno, y que se basa en un respeto recíproco muy grande, en un criterio igualitario muy fuerte, en todos los planos. Ella nunca andará detrás mío. Somos dos iguales. No es por capricho que no esté aquí. Ella está trabajando en la Universidad de Nueva York. Fue un nombramiento por tres años renovables y no puede faltar a ese trabajo.
-Se le vio con la hija de Diamela en un debate. ¿Están los hijos, los nietos, en campaña?
-No ha sido fácil. Siento que poner a la familia en función de las cuestiones electorales es algo fuerte. Siendo mi familia enteramente favorable a mis ideas, nadie está en pie forzado. Tengo la colaboración de las hijas y el hijo de Diamela, y de mis hijos que están en Holanda. Tengo unanimidad familiar, que la encabeza mi madre, que tiene 98 años. Pero soy reservado con mi vida, por la misma razón que soy reservado con la de los demás. Me parece que las ideas que difundo requieren un soporte, que no es el soporte de la farándula, ni la sobreexposición familiar.
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