Archive for julio 8th, 2009
Gripe porcina: ¿cómo avanza la pandemia?
BBC Ciencia
Con casos confirmados en más de 130 países en el mundo, el avance de la gripe porcina continúa, pero sigue siendo hasta ahora una enfermedad moderada.
Se han confirmado 98.000 casos en más de 130 países.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde que fue detectado el virus H1N1 en abril se han confirmado más de 98.000 casos de la enfermedad y 440 muertes.
Hasta ahora, en el hemisferio norte seguimos escuchando de casos aislados de personas contagiadas por el virus que, en su mayoría, parecen no tener más que una gripe común.
Mientras tanto el hemisferio sur, particularmente el americano y australiano, parece estar viviendo ahora lo que se vivió en México y Estados Unidos durante el punto álgido de la temporada invernal.
Los expertos afirman que debemos considerarnos "extremadamente afortunados" de que el tipo de virus que estamos enfrentando, el de influenza A (H1N1) es mucho más benigno de lo que se esperaba.
Al menos más benigno de lo que -como se había pronosticado- hubiera sido un virus resultante de una mutación del virus H5N1 de gripe aviar que se propagó por el mundo en 2004.
Esto significa que la pandemia que enfrentamos hoy en día tiene más que ver con la cantidad de víctimas que con la calidad de la enfermedad.
Es decir, usted tiene más posibilidades hoy de contagiarse de gripe porcina que de gripe común. Pero no tiene más posibilidades de morir de esta enfermedad que de cualquier otro tipo de influenza.
Como tsunami
Tal como señalan los expertos, las pandemias de influenza son eventos extraordinarios porque se propagan en poblaciones que son muy susceptibles a la infección. Y tal como ha quedado demostrado con el virus H1N1, la infección llega en epidemias similares a un "tsunami".
Según la OMS, en áreas densamente pobladas se ha visto un súbito aumento en el número de casos seguido de una rápida disminución. Y una vez que el virus se ha propagado por una población susceptible la transmisión ha continuado pero a una intensidad mucho menor.
En áreas menos pobladas el aumento y disminución de casos han sido menos drásticos.
México, y en especial la ciudad de México donde se detectó el virus por primera vez, experimentó este "tsunami" de casos en abril. Otros países donde el virus se propagó más tarde, como Argentina, lo están experimentando ahora.
Tal como expresó la directora general de la OMS, Margaret Chan, durante la conferencia llevada a cabo recientemente en Cancún "lo peor ya pasó para México, al menos durante esta primera ola de propagación".
Ahora los expertos están vigilando muy de cerca lo que está ocurriendo en la temporada de invierno en el hemisferio sur.
La gripe porcina ha sido mucho más suave de lo que se pensó.
En Argentina se han confirmado casi 2.500 casos, Australia 5.300 y Chile, 7.300, siendo en Argentina el mayor número de muertes, con un total de 60.
Según la Organización Panamericana de la Salud en las Américas se han confirmado 65.256 casos de H1N1, incluidas 365 muertes notificadas en 29 países de la región.
La OMS afirma que en el hemisferio sur se sigue viendo un panorama clínico muy similar y "tranquilizador" al que se vio en el norte.
La mayoría de los pacientes en esa región han mostrado síntomas moderados y han logrado recuperarse totalmente en aproximadamente una semana, a menudo sin necesidad de tratamiento médico.
"Investigaciones publicadas hace unos días confirman este patrón -dice la OMS- en el que la mayoría de los pacientes experimentan síntomas leves de gripe, tal como se vio en México".
Y hasta ahora, los estudios demuestran que la mayoría de los casos severos y fatales de la infección continúan ocurriendo en personas que ya sufrían otros trastornos médicos subyacentes.
Las embarazadas también siguen estando en mayor riesgo de complicaciones.
Virus desconocido
Todavía, sin embargo se conoce poco sobre este virus y no se sabe si durante la "segunda ola" de propagación, que se espera en los próximos meses durante invierno en el hemisferio norte, la infección va a llegar con más fuerza.
No se sabe lo que ocurrirá en la segunda ola de infección.
Los expertos tampoco han podido entender porqué las muertes que ha causado esta infección han ocurrido por lo general en personas jóvenes y sanas.
En días recientes se ha informado de casos en Dinamarca, Japón y Hong Kong, en los que el virus se ha vuelto resistente al oseltamivir (tamiflú) uno de los antivirales que se están utilizando.
Los expertos afirman, sin embargo, que esto no es inusual y que con cualquier medicamento es normal ver cierta resistencia con los virus.
Por ahora, tal como señala el doctor Keiji Fukuda, subdirector de la OMS, "lo más importante que tenemos que entender es que dependiendo de donde estemos en el mundo quizás veremos patrones distintos a los que hemos visto en las temporadas de gripe común".
En el hemisferio norte, explica el experto, donde actualmente no debería haber actividad del virus de influenza porque estamos en verano, se ha visto mucha actividad debido a la situación pandémica.
"Sin embargo -dice el experto- es difícil predecir cuál será el patrón en estos países durante el resto del verano.
"Y tampoco podemos saber qué ocurrirá en el otoño y el invierno. Lo más probable es que veamos un aumento de la actividad del virus en el hemisferio norte.
"Y la misma perspectiva general quizás se mantenga en el hemisferio sur donde los países quizás también verán una actividad inusual tanto ahora en sus meses de invierno como en sus próximos meses de verano.
"No sabemos cómo se desarrollará la situación durante los próximos meses, por eso es tan importante mantener un control y monitoreo detallado de la infección", expresa el experto.
Written by Eduardo Aquevedo
8 julio, 2009 at 19:10
Publicado en ACTUALIDAD, AMERICA LATINA, CIENCIAS, CIENCIAS SOCIALES, GRIPE A-H1N1
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Las lecciones de Honduras, por Th. Dos Santos
Se cuenta un revelador chiste entre los presidentes latinoamericanos:
"- ¿Sabes por qué no hay golpes de Estado en Estados Unidos?
– ¡No!
– Porque en EE.UU. no hay embajada de EE.UU."
Además, sabemos que los golpes en Estados Unidos se dan a través del asesinato, puro y simple de sus presidentes (como en el caso de John Kennedy) o con la ayuda de la Suprema Corte para impedir el recuento de los votos (como en el caso de Bush).
A pesar de estos y muchos otros precedentes, vemos ahora a los líderes del Partido Demócrata indignarse con la negativa a recontar los votos en Irán, acusado de ser una tremenda dictadura.
¿Pero cual es la lección de Honduras? Por primera vez en la historia, los Estados Unidos apoyan la condena de un golpe de Estado en América Latina permitiendo que se realice una condena unánime de un acto de fuerza militar en todas organizaciones internacionales.
¿Esto quiere decir que de esta vez la embajada americana no participó del acto de fuerza? Desgraciadamente no. De manera indiscreta, un diputado de la derecha hondureña reveló públicamente la conspiración que mantenían los golpistas con la embajada de EE.UU.
Él lo hizo en la memorable sección de primitivo disfraz democrático en la cual se realizó la “elección” del “sucesor” del presidente Zelaya, que había renunciado según la carta falsa leída por este bisoño “sucesor”, que se olvidó de forjar una carta de renuncia del vice-presidente, a quien cabría suceder al presidente secuestrado. Esta sesión fue transmitida por la Radio Globo de Honduras, última en ser silenciada por los “demócratas” del “gobierno provisorio”.
Según este diputado, el embajador de Estados Unidos, que aprobaba la movilización golpista, había estado en contra de realizar el golpe antes de la consulta popular no vinculante, llamada “referéndum” por la Corte Suprema hondureña y por la gran prensa internacional que busca desesperadamente justificar el golpe.
Sería muy difícil creer que el gobierno de Estados Unidos estuviera ausente de la conspiración en un país que sirvió de base a sus organizaciones militares mercenarias que desestabilizaron al gobierno legítimo de los sandinistas. En este mundo de contra información en el cual vivimos, escuché al locutor de la TV Globo News en Brasil decir que las organizaciones militares de los “contras” hondureños luchaban contra los “guerrilleros” nicaragüenses.
Sabemos todos los altos costos de estas operaciones de guerra de baja intensidad, las cuales pueden servir de modelo de corrupción para las organizaciones de defensa de los derechos humanos y transparencia. El Congreso de Estados Unidos se ocupó de revelarnos los detalles tenebrosos de la operación triangular en contra del gobierno sandinista, comandada por el entonces vice-presidente de Estados Unidos, George Bush: El gobierno de Estados Unidos expandió las operaciones del narcotráfico a partir de Colombia a través de los “contras” asentados de Honduras, Costa Rica y El Salvador. Sus ganancias servían para financiar sus operaciones y, al mismo tiempo, para comprar armas para el eterno “enemigo” público de EE.UU.: el gobierno del Irán.
A pesar de sus diferencias, los líderes religiosos iraníes habían acordado con el entonces candidato George Bush prolongar el secuestro de los norteamericanos prisioneros en su embajada en Teherán para desmoralizar a Carter y permitir la victoria electoral de Reagan a cambio de esta ayuda militar secreta.
Inmediatamente surgen las acusaciones de que este tipo de información hace parte de teorías “conspirativas”. Sin embargo, nos estamos refiriendo a los hechos revelados por las investigaciones del Congreso de Estados Unidos, el que, todo indica, sí cree en las conspiraciones, exitosas o fracasadas.
Estas conclusiones se refuerzan con los planteamientos de Ramsey Clark y el Obispo Filipe Teixeira de la Diócesis de San Francisco de Asís, en su mensaje urgente al Presidente de Estados Unidos:
“Tomando en consideración:
“1. La cercana colaboración de los militares de Estados Unidos con el ejército hondureño manifestado por el entrenamiento y los ejercicios comunes;
“2. El papel de la base militar Soto Cano, ahora bajo el comando del coronel Richard A. Juergens, quien era Director de Operaciones Especiales durante el secuestro en febrero del 2004 del Presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide;
“3. Que el jefe del Estado Mayor del ejército hondureño, general Romeo Vásquez, fue entrenado en la Escuela de las Américas de los EE.UU.;
“4. Que el Secretario Adjunto de Estado Thomas A. Shannon Jr. y el Embajador de los EE.UU. en Honduras, Hugo Llorens estaban plenamente enterados de los conflictos que conducían al golpe militar,
“Concluimos que el gobierno de Estados Unidos tiene responsabilidad del golpe y está obligado a exigir que el ejército hondureño regrese al orden constitucional y evite acciones criminales contra el pueblo hondureño.
“Por lo tanto insistimos, por de la paz en la región, que el presidente Barack Obama corte inmediatamente toda la ayuda y las relaciones con el ejército de Honduras y suspenda todas las relaciones con el gobierno de Honduras hasta que el Presidente constitucional regrese a su puesto”.
En resumen, el currículo estadounidense en Honduras muestra la dificultad de confiar en sus designios democráticos en la región. Quizás la vuelta de los sandinistas y de los revolucionarios salvadoreños al gobierno después de años de brutal represión en sus países haya enseñado algo a la diplomacia estadounidense, aún vacilante en condenar definitivamente el golpe de Estado hondureño.
La prensa internacional expresa estas vacilaciones al llamar a Zelaya Presidente “depuesto” y al golpista Roberto Micheletti Presidente “interino”; al llamar a la consulta no vinculante, propuesta por Zelaya para crear una Constituyente, “referéndum” para perpetuarse en el poder. Cosas que no se ha podido escuchar sobre el presidente asesino de Colombia que busca el tercer período presidencial, ni se escuchaba sobre las pretensiones reeleccionistas de Fujimori, Menen o Fernando Henrique Cardoso.
Es también revelador entre sus motivaciones la ausencia de referencia en la prensa a la falsa carta de renuncia del presidente Zelaya leída en el parlamento para justificar la elección de su sucesor. Es cómico que se afirme que este señor fue elegido por unanimidad cuando no comparecieron a esa sesión los diputados gobiernistas amenazados con prisión. Por fin, entre otras insidiosas tergiversaciones, se pretende que hay una confrontación más o menos igual entre los defensores armados del golpe y los desarmados manifestantes en contra del mismo.
Todo esto y las declaraciones de la secretaria Hilary Clinton sobre el necesario respecto de las instituciones hondureñas que tienen acuerdos con EE.UU. nos muestran que hay divergencias dentro del gobierno de EE.UU. Con el fantástico apoyo internacional con el cual cuenta el presidente Zelaya, se está buscando obligarlo a una negociación espuria con los golpistas. Hasta hoy la justicia venezolana no acepta definir como un golpe de Estado lo que realizaron sus gorilas locales en 2002. Imagínese lo que van a proponer en Honduras…
Zelaya y el pueblo hondureño tienen muchas dificultades por delante pero no deben acobardarse frente a ellas. No tiene por qué bajar la cabeza frente a los mercenarios y sus jefes, ni frente a los golpistas que son despreciados por toda la humanidad, a pesar de los apoyos abiertos o incluso disfrazados de los grandes medios de comunicación.
– Theotonio Dos Santos es Presidente de la Cátedra y Red sobre Economía Mundial y Desarrollo Sostenible de la UNESCO y la UNU. Profesor emérito de la Universidad Federal Fluminense (UFF) de Río de Janeiro. http://theotoniodossantos.blogspot.com
Written by Eduardo Aquevedo
8 julio, 2009 at 18:27
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Crisis económica: llega la deflación por sobreendeudamiento…
Las informaciones económicas de los medios de comunicación entrenados en poner al mal tiempo buena cara recogen con su sesgo positivo habitual las estadísticas de deflación por sobreendeudamiento dadas a conocer el pasado viernes [26 de junio]. Los NIPA (Commerce Department’s National Income and Product Accounts) de mayo muestran que los “ahorros” estadounidenses están absorbiendo ahora el 6,9% del ingreso.
Pongo la palabra “ahorros” entre comillas, porque este 6,9% no es lo que el grueso de la gente cree que son ahorros. No es dinero guardado en el banco para situaciones de emergencia, como perder el puesto de trabajo, algo que les ocurre a diario ahora a miles de personas. La estadística significa que el 6,9% del ingreso nacional está ahora inexorablemente destinado a satisfacer deudas: la mayor tasa de ahorro de los últimos 15 años, que contrasta vivamente con la tasa negativa de ahorro –que eso es lo que significaba vivir a crédito— de hace unos pocos años.(1) Esos ahorros son sólo “dinero en el banco” en el sentido de que son pagos realizados por los consumidores a sus bancos y a sus compañías de tarjetas de crédito.
El ingreso que se destina a satisfacer deudas no está disponible para ser gastado en bienes y servicios. Contribuye a encoger la economía, agravando la depresión. Así pues, ¿a qué tanta alegría con las buenas noticias del “ahorro”?
Desde luego que es buena cosa para los consumidores quitarse de encima las deudas. Pero los medios de comunicación están dando a este desvío del ingreso un tratamiento como si fuera un indicio de confianza en que la recesión está tocando a su fin y el plan de “estímulos” de Obama, funcionando. El Wall Street Journal informa de que los afiliados a la Seguridad Social que se benefician de los pagos directos del gobierno “parecen incapaces de gastar el dinero recibido”, mientras que en The New York Times se observa que “mucha gente guarda el dinero, en vez de gastarlo”. Es como si la gente pudiera permitirse un mayor ahorro.
La verdad es que el grueso de los consumidores no tienen otra opción que la de satisfacer sus deudas. Incapaces de seguir endeudándose a medida que los bancos cortan las líneas de crédito, no tienen otra “opción” que la de pagar su hipoteca y las facturas de su tarjeta de crédito cada mes, o perder sus hogares y ver drásticamente recortado su margen de maniobra con las tarjetas de crédito, con unas penalizaciones en forma de tasas de interés rayanas en el 20%. Para evitar semejante destino, las familias se están echando al consumo de alimentos más baratos y menos nutritivos, comiendo menos o acudiendo a restaurantes de comida rápida, y recortando o suprimiendo el gasto de las vacaciones. De modo que parece contradictorio aplaudir esos “ahorros” (es decir, la devolución de dinero adeudado) estadísticamente registrados como si se tratara de un indicio de que la economía puede salir de la depresión en los próximos meses. Acercándose el desempleo a una tasa del 10% y con anuncios de despidos una semana tras otra, ¿no está asumiendo riesgos demasiado altos la administración Obama al decirles a sus electores que el plan de estímulos está funcionando? ¿Qué pensará la gente este próximo invierno, cuando los mercados sigan encogiéndose? ¿Qué espesor tiene la película de Teflon de Obama?
Entre los desechos de la burbuja de Greenspan
Hace sólo dos años los consumidores compraban tantos bienes a crédito, que la tasa nacional de ahorro era cero. La financiación del presupuesto público estadounidense mediante el reciclaje, por parte de bancos centrales extranjeros, de los dólares del déficit de la balanza de pagos lo que produjo realmente fue una tasa negativa de ahorro del menos 2 por ciento. Mientras duró esa burbuja, los ahorros del 10% más rico de la población encontraron su contrapartida en la deuda en que incurrió el 90% de la población con menos ingresos. En efecto, los ricos prestaban sus ingresos excedentes a una economía más y más endeudada.
Hoy, los propietarios de vivienda no pueden ya seguir refinanciando sus hipotecas para compensar unos salarios más y más reducidos por la vía de tomar prestado con el colateral de unos precios inmobiliarios que no dejaban de crecer. Ha llegado la hora de devolver el dinero tomado a préstamo, de satisfacer unas deudas bancarias, cuyo volumen se ha hinchado al punto de incluir acrecidos cargos por intereses y penalizaciones. El préstamo bancario solicitado ahora choca con la presente limitación de la actividad bancaria a pasar el rastrillo por la amortización y los intereses sobre las hipotecas existentes, las tarjetas de crédito y los préstamos personales.
Muchas familias sólo consiguen mantenerse financieramente a flote por la vía de tirar de sus ahorros personales y recortar sus gastos a fin de evitar la bancarrota. Ese desvío del ingreso hacia la satisfacción de las deudas contraídas explica por qué el volumen de las ventas al detalle, de las ventas de automóviles y otras cifras de estadísticas comerciales se están desplomando casi en picado, mientras que las tasas de desempleo se disparan a niveles de dos dígitos. La capacidad del grueso de la gente para gastar a los ritmos de antes ha tocado techo. Un mismo ingreso no puede usarse para dos propósitos distintos. No puede usarse para satisfacer deudas y, al mismo tiempo, para gastarlo en bienes y servicios. Una de dos. Así que cada vez más superficies y centros comerciales cierran cada mes. Y a diferencia de los propietarios de vivienda, los inversores en propiedad inmobiliaria absentista tienen pocas posibilidades de deshacerse de la propiedad y escapar a una situación de quiebra técnica dimanante de la caída del valor de sus activos (cuando lo que se debe a los acreedores es más de lo que vale la propiedad hipotecada).
Más de dos tercios de la población estadounidense son propietarios de vivienda, y los economistas especializados en bienes raíces estiman que cerca de una cuarta parte de los hogares norteamericanos se hallan ahora en situación de quiebra técnica, en la medida en que los precios de mercado de los activos inmobiliarios caen por debajo de las hipotecas asociadas a esos activos. Esa es la situación en que se encontraron Citigroup y AIG el año pasado, como muchas otras instituciones de Wall Street. Pero, mientras que el gobierno resolvió absorber las pérdidas de esas instituciones “para lograr que la economía volviera a ponerse en marcha” (o lo hicieran, cuando menos, los mayores contribuyentes a las campañas electorales de los congresistas), quienes tienen deudas personales distan por mucho de hallarse en posiciones tan ventajosas. El papel que se les ha asignado es el de ayudar a reflotar los bancos satisfaciendo las deudas que con esos bancos contrajeron a fin de mantener unos niveles adquisitivos que los menguantes o estancados salarios no eran ya capaces de mantener.
Por su parte, los bancos están endureciendo las limitaciones al uso de las tarjetas de crédito, incrementando los intereses y los cargos y penalizaciones. (Yo no veo muchas posibilidades de que el Congreso apruebe la creación –promovida por Obama a modo de compensación por su reciente programa de rescates bancarios— de una Agencia de Productos Financieros de los Consumidores.) El problema es que las tasas de morosidad están creciendo rápidamente. Y eso ha llevado a muchos bancos a cerrar tratos con sus clientes más endeudados, a fin de cuadrar cuentas hasta por la mitad del monto nominal de la deuda (buena parte del cual, huelga decirlo, había crecido como consecuencia de cargos y penalizaciones). Los bancos compiten ahora, no para ganar clientes, sino para librarse de ellos. El plan consiste en ofrecer descuentos lo suficientemente poco atractivos como para hacer que los peores riesgos pasen a bancos rivales y que éstos carguen con la morosidad cuando, finalmente, abandonen la lucha para mantenerse en niveles de solvencia.
Los billones de dólares con que la administración Obama ha obsequiado a Wall Street habrían bastado para sufragar buena parte de las hipotecas que ahora se hallan en situación morosa, unas hipotecas que rebasan con mucho la capacidad de pago de muchos deudores. El gobierno habría podido aprobar una ley que limpiara esas deudas, financiando la medida con la reintroducción de una fiscalidad progresiva que restaurara los impuestos sobre las ganancias de capital con tipos marginales iguales a los que gravan los ingresos ganados (salarios y beneficios empresariales) y sellando los resquicios fiscales que, en la práctica, liberan de impuestos al sector de las finanzas, las aseguradoras y los bienes raíces [FIRE, por sus siglas en inglés]. En cambio, lo que ha hecho el gobierno es eximir prácticamente de impuestos a Wall Street y trocar bonos del Tesoro por billones de dólares de hipotecas basura y deuda tóxica. Las perspectivas de un crecimiento económico “real” son sacrificadas en el altar de los gastos financieros.
Los bancos y las compañías de tarjetas de crédito se preparan para el encogimiento económico. Después de todo, fue anticipándose a eso que, a partir de 1998, presionaron tanto para conseguir lo que finalmente consiguieron en 2005 con unas leyes de quiebra tan favorables a los acreedores y tan crueles para los deudores que convertían a la quiebra personal en un verdadero infierno económico y jurídico.
Así pues, y para evitar ese destino, lo que está haciendo la gente es desviar dinero, pero no para ponerlo en cuentas de ahorro. Lo depositan, efectivamente, en los bancos, pero en forma de pago de deudas. Para los contables que repasan balances los ahorros representan un incremento de valor neto. En otros tiempos, eso era el resultado de una formación de fondos líquidos. Pero el dinero que se ahorra ahora no está disponible para el gasto. Sirve sólo para reducir la carga de la deuda soportada por los individuos. A diferencia de Citigroup, [la aseguradora] AIG y otras instituciones de Wall Street, esos individuos no ven desaparecer sus deudas de los libros contables. El gobierno no es lo bastante amigable como para comprarles unas inversiones que han perdido la mitad de su valor en un año. Tales rescates se reservan para los acreedores y para los gestores de dinero, no para los deudores.
La historia que deberían estar contando los medios de comunicación es ésta: cómo la actual economía posburbuja ha vuelto del revés la noción de ahorro.
No es esto lo que la gente esperaba hace medio siglo. Los economistas escribían entonces sobre los aumentos de productividad que generaría la tecnología, sobre las condiciones casi utópicas en que viviría la gente en el año 2000. Es preciso reescribir los libros de texto.
La eversión de la teoría económica keynesiana
La mayoría de personas y de empresas salieron de la II Guerra Mundial, en 1945, prácticamente libres de deuda y sometidas a un régimen fiscal progresivo. Los economistas anticipaban –en realidad, temían— que unos ingresos crecientes llevarían a unas tasas de ahorro más elevadas. El punto de vista más influyente fue el de John Maynard Keynes. Enfrentado a los problemas planteados por la Gran Depresión, Keynes advirtió en 1936, en su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, de que la gente ahorraría relativamente más a medida que crecieran sus ingresos. De lo que se seguiría un descenso del gasto en bienes de consumo y la consiguiente ralentización del crecimiento de los mercados, y por ende, de la inversión y del empleo.
Desde esa perspectiva, la propensión al ahorro a partir salarios y beneficios desviaría el flujo circular de pagos entre productores y consumidores. El principal nubarrón divisable en el horizonte, según temían los keynesianos, era que la gente llegara a tal grado de prosperidad, que no gastara su dinero. Su receta para evitar tal subconsumo era que las economías se movieran en la dirección de un mayor ocio y de una distribución más equitativa del ingreso,
Las actuales dinámicas del ahorro –y de la grávida deuda en que se invierten los ahorros— son harto distintas –y harto peores— que las esperadas por Keynes. El grueso de los ahorros financieros se destina al préstamo, no a la formación de capital tangible y a la industria. El grueso de la nueva inversión en bienes y estructuras de capital tangible procede de ingresos empresariales retenidos, no de ahorros que pasen por intermediarios financieros. En tales circunstancias, mayores tasas de ahorro reflejan mayor endeudamiento. Por eso la tasa de ahorro ha llegado a caer al nivel cero. Una proporción creciente del ahorro tiene ahora su contrapartida en el endeudamiento de otras personas; no se usa para financiar nuevas inversiones directas.
Cada nueva recuperación de ciclo económico desde la II Guerra Mundial ha venido acompañada por una tasa de endeudamiento más elevada. Lo cierto es que el ahorro interfiere en el consumo, pero no como resultado de mayores ingresos y de una mayor prosperidad general. Una tasa creciente de ahorro refleja meramente el grado en que una economía subviene a sus gastos de endeudamiento. Es “ahorro” en forma de satisfacción de la deuda en una economía en proceso de encogimiento. El resultado es una distopía financiera, no la utopía tecnológica que parecía al alcance de la mano en 1945, hace sesenta y cinco años. En vez de una economía del ocio amiga del consumidor, lo que tenemos es servidumbre por deudas.
Para hacerse una idea de lo realmente opresiva que es la carga de la deuda, basta con observar que la actual tasa de ahorro de un 6,9% ni siquiera refleja el 16% de la economía que según el informe de la NIPA gira en torno al pago de intereses para sostener esa deuda, o las cargas penalizadoras que ahora reportan tanto como los intereses a las compañías de tarjetas de crédito (o los billones de dólares de los rescates gubernamentales destinados a mantener a flote este insostenible sistema). Cómo una economía puede aspirar a competir en los mercados globales de producción industrial con tamaño gasto financiero gravitando sobre el coste de la vida y cómo pueden hacerse negocios así, es asunto para tratado aparte.
NOTA: (1) Jack Healy, “As Incomes Rebound, Saving Hits Highest Rate in 15 Years,” The New York Times, 27 de junio de 2009.
Michael Hudson es ex economista de Wall Street especializado en balanza de pagos y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase & Co.), Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el establecimiento del primer fondo soberano de deuda del mundo para Scudder Stevens & Clark. El Dr. Hudson fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich en la reciente campaña primaria presidencial demócrata y ha asesorado a los gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia, así como al Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación. Distinguido profesor investigador en la Universidad de Missouri de la ciudad de Kansas, es autor de numerosos libros, entre ellos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire.
Traducción para http://www.sinpermiso.info: Mínima Estrella
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2691
Written by Eduardo Aquevedo
8 julio, 2009 at 17:54
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Honduras: “EE.UU. apoya la restitución de Zelaya”
HILLARY CLINTON RECIBIO A ZELAYA Y OBAMA RECLAMO SU RESTAURACION
La intervención de Washington en favor del derrocado presidente derivó en una mediación que se iniciará mañana cuando en Costa Rica se vean la cara Zelaya y Micheletti. El anfitrión será Oscar Arias.
El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el legislador que lo derrocó, Roberto Micheletti, se verán las caras mañana por primera vez desde el golpe de Estado. La cita será en Costa Rica y Oscar Arias, presidente de ese país y Premio Nobel de la Paz, será el anfitrión. Figura reconocida en la región tanto por los sectores progresistas como por el establishment liberal, Arias aceptó poner en juego su prestigio y anunció que recibirá a ambos en su propia casa. “Es muy honroso para mí en lo personal y para Costa Rica como nación poder ayudar a solventar el conflicto que se ha dado en Honduras”, aseguró ayer el mandatario en conferencia de prensa desde San José. “Costa Rica será el mejor lugar para el diálogo. Es un oasis de paz y ese clima perfecto es lo que el país puede ofrecer”, agregó.
A su vez, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió ayer a pronunciarse sobre la situación en el país centroamericano y respaldó a fondo la restitución de Zelaya, a pesar de que, según él, tenga diferencias con el derrocado mandatario. “Estados Unidos apoya ahora la restauración del presidente democráticamente electo de Honduras, incluso aunque él se haya opuesto firmemente a políticas norteamericanas”, aclaró Obama en un discurso desde la Nueva Escuela de Economía de Moscú, en el marco de su visita a Rusia.
Y es que según el mandatario norteamericano, Estados Unidos defiende la restitución de Zelaya en su cargo ya que, hoy en día, la Casa Blanca acepta la democracia en otros países. “No lo apoyamos porque estemos de acuerdo con él. Lo hacemos porque respetamos el principio universal de que los pueblos deberían poder elegir a sus propios líderes, estemos nosotros de acuerdo o no con éstos. Dejémoslo claro: no siempre hemos hecho lo correcto sobre este punto, pero Estados Unidos no debería intentar imponer ningún sistema de gobierno a ningún país”, admitió Obama.
Las negociaciones que desembocaron en el nombramiento de Arias como mediador se desarrollaron durante buena parte de la jornada de ayer y la capital estadounidense, precisamente, sirvió como punto de apoyo.
Zelaya estuvo allí y, por primera vez desde que fue enviado en pijamas a Costa Rica –donde fue el mismo Arias quien lo recibió–, Hillary Clinton, la secretaria de Estado, le concedió una reunión. El encuentro duró más de dos horas y al terminar, Clinton sólo declaró en un primer momento que la charla había sido productiva y que ella, como jefa de la diplomacia estadounidense, le había reiterado a Zelaya que su país respaldaba la restauración democrática en Honduras.
Sin embargo, luego de algunos minutos en que las partes involucradas estaban dando el sí tras bambalinas, la mediación se anunció y, según precisó el propio Arias, la movida habría sido iniciativa del dictador Micheletti. “Efectivamente, esta mañana (por ayer) recibí una llamada de don Roberto Micheletti para pedir la mediación”, reveló el costarricense, aunque después aclaró que ambas partes lo habían invitado a ser el facilitador. Cada uno de los actores coincidió en elogiar al Premio Nobel. “Por supuesto que acepto la mediación del presidente Arias”, se apuró a decir Zelaya. “Queremos que se nos escuche y el señor Arias, presidente de la hermana república de Costa Rica, es la persona indicada”, expresó a su turno Micheletti.
Pero el cara a cara no será fácil. Más allá de que el régimen de facto comenzó a barajar algunas opciones para encontrar una salida institucional a la crisis desatada tras el golpe (ver aparte), Micheletti subrayó ayer que negociar no significa que las nuevas autoridades hondureñas vayan a permitir el regreso de Zelaya al poder. “De ninguna manera, él cometió delitos y tiene que pagar”, lanzó el golpista.
Por eso, consciente del desafío, Arias buscó ayer comenzar a transmitir confianza. “Hasta el día de hoy la OEA no ha podido sentar a las partes; tampoco el gobierno de facto en Honduras ha aceptado el retorno del presidente Zelaya, así que a mí me parece que, al igual que hace veinte años, sólo sentándose alrededor de una mesa, creando la confianza necesaria, mirándose a los ojos, podrán las diferentes partes llegar a un acuerdo satisfactorio para todos”, expresó.
Arias es reconocido como el artífice de la paz en Centroamérica por impulsar, en la década de los ‘80, un proceso de negociaciones que culminó con la firma de los acuerdos para poner fin a los conflictos armados en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1987. De este modo, será la segunda ocasión en que el mandatario costarricense intente ofrecer sus buenos oficios para solucionar conflictos en la región. (PAGINA/12)
Honduras: restituir la legalidad
El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Honduras, Jorge Rivera, dejó entrever ayer, en el décimo día transcurrido desde la asonada militar contra el orden democrático en ese país, una posibilidad de que el presidente constitucional, Manuel Zelaya Rosales, pueda regresar sin temor a ser detenido
: que el Congreso –el mismo que el pasado 28 de junio avaló el cuartelazo en Honduras, presentó una apócrifa carta de renuncia de Zelaya e invistió como presidente interino
a Roberto Micheletti– otorgue, si lo considera oportuno
, una amnistía política
al mandatario destituido.
La declaración se produjo poco antes de que la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, anunciara desde Washington que el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, se desempeñaría como mediador en el diálogo entre el gobierno constitucional de Zelaya y el régimen de facto encabezado por Micheletti. Más tarde, tras una reunión con Clinton, el propio Zelaya dijo que lo acordado con la canciller estadunidense y con el mandatario costarricense no es una negociación
, sino la planificación de la salida de los golpistas
.
La postura del funcionario del Poder Judicial hondureño es improcedente por partida doble: por un lado, porque omite señalar que la instancia que él encabeza es partícipe, junto con otros sectores políticos, empresariales y clericales reaccionarios de Honduras, de una conjura delictiva que ha subvertido la institucionalidad democrática y el estado de derecho en el país centroamericano; por el otro, porque soslaya que, al día de hoy, la única salida para la crisis política por la que atraviesa esa nación pasa por el fin de la aventura golpista de la oligarquía hondureña y la restitución inmediata del orden constitucional.
Más que una muestra de voluntad política para resolver el conflicto, lo dicho por Rivera constituye un signo de debilidad del régimen espurio ante la profundización de las medidas de aislamiento político y económico en el plano internacional, y ante el recrudecimiento mundial de las condenas en su contra: significativamente ayer, desde Moscú, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reiteró su rechazo al golpe hondureño y su apoyo a la presidencia de Zelaya, al tiempo que defendió el principio universal de que los pueblos deben elegir a sus líderes, estemos nosotros de acuerdo o no con éstos
.
A lo anterior debe añadirse, como muestra de la inviabilidad del proyecto golpista, la admirable resistencia popular que sigue desarrollándose en las calles de Honduras, a pesar de la brutalidad represiva puesta en práctica por el ejército y la policía –que hasta el momento arroja un saldo de al menos un muerto, decenas de heridos de bala y centenares de detenidos–, no obstante la brutal desigualdad de fuerzas entre éstos y los manifestantes.
Los elementos que se comentan, en suma, pueden ser indicios de agotamiento en el régimen espurio de Honduras, y deben ser aprovechados por la comunidad internacional para incrementar presiones diplomáticas, económicas e institucionales, para terminar, de ese modo, con un episodio que ha significado un retroceso histórico lamentable para la nación centroamericana, para América Latina y para el mundo. Más que negociar, el gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti tiene que fijar, cuanto antes, las condiciones y la fecha del retorno de Manuel Zelaya al cargo presidencial.
http://www.jornada.unam.mx/2009/07/08/index.php?section=edito
Written by Eduardo Aquevedo
8 julio, 2009 at 16:09
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Infanticidio y droga…
Sichuan. Una bebé de dos años fue rescatada en China cuando su padre intentó lanzarla desde un octavo piso en un aparente intento de suicidio. El sujeto se encontraba bajo los efectos de las drogas. Reuters
Written by Eduardo Aquevedo
8 julio, 2009 at 14:42
Publicado en ACTUALIDAD, CHINA, CIENCIAS SOCIALES, EXISTENCIA, SOCIEDAD
P. Krugman: la culpa (de la crisis) la tiene Reagan…
PAUL KRUGMAN 28/06/2009
Esta ley es la más importante de los últimos 50 años para las instituciones financieras. Proporciona una solución a largo plazo a las instituciones de ahorro con problemas. En general, pienso que nos ha tocado el gordo". Esto es lo que declaró Ronald Reagan en 1982, cuando firmó la Ley Garn-St. Germain para Entidades de Ahorro.
Resulta que se equivocó en lo de que se habían resuelto los problemas de las entidades de ahorro. Por el contrario, la ley convirtió los modestos problemas de las cajas de ahorro en una catástrofe en toda regla. Pero tenía razón respecto a la importancia de la legislación. Y en cuanto al gordo, bueno, llegó por fin más de 25 años después, convertido en la peor crisis económica desde la Gran Depresión.
Porque cuanto más se buscan los orígenes del desastre actual, más claro queda que el principal giro equivocado -el que hizo que la crisis fuera inevitable- se dio a principios de la década de 1980, en los años de Reagan.
Los ataques a la reaganomía se centran por lo general en la creciente desigualdad y en la irresponsabilidad fiscal. De hecho, Reagan dio comienzo a una era en la que una pequeña minoría se enriqueció enormemente, mientras que las familias trabajadoras sólo experimentaron una exigua mejora. También rompió con las antiguas normas de prudencia fiscal.
Respecto a esto último: tradicionalmente, el Gobierno estadounidense sólo ha incurrido en un déficit presupuestario significativo en tiempos de guerra o de emergencia económica. La deuda federal como porcentaje del PIB no paró de caer desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1980. Pero el endeudamiento empezó a aumentar con Reagan, volvió a caer en los años de Clinton y reanudó su ascenso durante el Gobierno de Bush, dejándonos mal preparados para la emergencia que ahora tenemos encima.
Sin embargo, el aumento de la deuda pública fue pequeño en comparación con el incremento de la deuda privada, posibilitado por la liberalización financiera. El cambio de las normas financieras estadounidenses fue el mayor legado de Reagan. Y es el regalo que sigue vigente.
La consecuencia inmediata de la Ley Garn-St. Germain fue, como he dicho, convertir el problema de las entidades de ahorro en una catástrofe. La crisis de las cajas de ahorro se ha eliminado de la hagiografía de Reagan, pero el hecho es que la liberalización dio al sector -cuyos depósitos tenían garantía federal- licencia para apostar con el dinero de los contribuyentes, en el mejor de los casos, o simplemente para expoliarlo, en el peor. Cuando el Gobierno cerró los libros contables sobre el asunto, los ciudadanos habían perdido 130.000 millones de dólares, y por entonces ésa era una cantidad enorme de dinero.
Pero están además las consecuencias a largo plazo. Los cambios legislativos de la era de Reagan básicamente pusieron fin a las restricciones del préstamo hipotecario establecidas durante el New Deal; unas restricciones que, en concreto, limitaban la capacidad de las familias para comprar viviendas sin adelantar una cantidad importante de dinero.
Estas restricciones las impusieron en la década de 1930 unos líderes políticos que acababan de experimentar una terrible crisis financiera e intentaban impedir otra. Pero en 1980, los recuerdos de la Depresión se habían esfumado. El Gobierno, declaró Reagan, es el problema, no la solución; hay que dar rienda suelta a la magia del mercado. Y así se eliminaron las normas de precaución.
Esto, unido a unos criterios de préstamo más flexibles para otros tipos de créditos al consumo, provocó un cambio radical en el comportamiento estadounidense. No siempre hemos sido una nación de grandes deudas y pocos ahorros; en la década de 1970, los estadounidenses ahorraban casi el 10% de sus ingresos, algo más que en la década de 1960. Fue después de la liberalización de Reagan cuando el ahorro empezó a desaparecer del modo de vida estadounidense, culminando con la tasa de ahorro nula que predominaba en vísperas de la gran crisis. La deuda de las familias alcanzaba sólo el 60% de la renta cuando Reagan asumió la presidencia, aproximadamente igual que durante el Gobierno de Kennedy. En 2007 había aumentado hasta un 119%.
Todo esto, se nos aseguraba, era bueno: es verdad que los estadounidenses acumulaban deudas y no ahorraban nada de su renta, pero sus finanzas parecían ir bien si teníamos en cuenta la subida de valor de sus viviendas y de sus carteras bursátiles. Vaya.
Las causas inmediatas de la crisis económica actual se encuentran sin lugar a dudas en acontecimientos que se produjeron mucho después de que Reagan dejase el poder: en la abundancia mundial de ahorros creada por el superávit en China y en otros países, y en la gigantesca burbuja inmobiliaria que esa abundancia de ahorros ayudó a inflar.
Pero fue la explosión del endeudamiento a lo largo del cuarto de siglo anterior lo que hizo que la economía estadounidense se volviera tan vulnerable. Muchos de los que habían pedido préstamos que estaban por encima de sus límites tenían a la fuerza que dejar de pagarlos cuando la burbuja se pinchó y el desempleo empezó a aumentar.
Esta morosidad provocó a su vez caos en un sistema financiero que -también gracias a la liberalización de Reagan- había asumido demasiados riesgos con demasiado poco capital.
En los tiempos que corren, se puede echar la culpa a muchos. Pero los principales causantes del caos en el que nos encontramos fueron Reagan y su círculo de asesores, hombres que olvidaron las lecciones de la última gran crisis financiera de Estados Unidos, y condenaron al resto de nosotros a repetirla.
Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de Economía en 2008. © 2009 New York Times Service. Traducción de News Clips.
EL PAIS.COM
Written by Eduardo Aquevedo
8 julio, 2009 at 5:27
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Crisis económica: ¿Cuándo llegará la recuperación?, por P. Samuelson…
PAUL A. SAMUELSON 05/07/2009
La pregunta que más preocupa a los economistas, agentes políticos gubernamentales y familias corrientes es ésta: ¿llegará la "recuperación" de la actual crisis financiera de Estados Unidos antes de fin de 2009? O, si eso no es posible, ¿llegará al menos a principios de 2010?
Los observadores de fuera de EE UU -en Europa, Asia y Suramérica- tienen esperanzas de que la locomotora estadounidense empiece a tirar de la demanda mundial.
Para sorpresa de muchos macroeconomistas como yo, hasta ahora, el índice de los precios de las acciones en todo el mundo ha resistido a los persistentes barridos del mercado bajista.
Sí, los precios del mercado inmobiliario siguen cayendo desde sus anteriores alturas de burbuja hinchada. Sí, la construcción de nuevos edificios para viviendas, oficinas y fábricas todavía no está creciendo en números netos.
Sí, los anteriores informes sobre beneficios engañosamente optimistas de bancos, aseguradoras y sociedades anónimas siguen estando seguidos por el reconocimiento de que no han llegado a materializarse.
Por supuesto, podría esperarse que los precios de las acciones mundiales se hundiesen en un mercado a la baja. Y, de hecho, en 2008 y 2009, eso ha sucedido a menudo. Sin embargo, en estos últimos meses se ha producido un considerable repunte en la cotización de las acciones, que van camino de los precios anteriores a la crisis. Estas recuperaciones tempranas han sido más bien raras en la historia económica.
Tras el hundimiento de Wall Street en octubre de 1929, el índice Dow Jones tardó años e incluso décadas en volver a alcanzar sus valores máximos de 1929. Esto no tiene mucho misterio. Lo que ha diferido enormemente de la falta de acción del presidente Hoover en 1929 son las poco ortodoxas intervenciones estimuladoras del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y del jefe del Tesoro del presidente Bush, Henry Paulson.
Han bombeado fondos gubernamentales a instituciones financieras en graves apuros a una escala que no tiene precedentes. Cuando ha resultado que la transfusión de varios cientos de miles de millones de dólares no era suficiente, han bombeado todavía más.
Debo apartarme del tema para elogiar al presidente Bernanke por su flexibilidad. Al comienzo de su presidencia de la Reserva Federal, Bernanke se centró principalmente en la importancia de controlar la inflación y en la transparencia. Sin embargo, en lo que constituye un salto gigantesco desde eso hasta unas medidas poco ortodoxas para un banco central, su objetivo pasó a ser el de auxiliar a una sociedad que se hundía. ¿Habría sido el ex presidente Alan Greenspan tan flexible y tan rápido a la hora de actuar? Nunca lo sabremos.
Con la arrolladora victoria del Partido Demócrata en 2008, la Reserva Federal con el candidato Barak Obama consiguió el apoyo del Congreso y los organismos ejecutivos.
¿Ha conseguido el excelente y diversificado equipo del presidente Obama una rápida victoria sobre el desempleo masivo y la caída del consumo y el gasto industrial? No, claro que no. Roma no se construyó en un día. En los tormentosos años de 1933 a 1939, la intervención del New Deal de Franklin Roosevelt necesitó más tiempo para terminar con las depresiones de 1929-1933 que había heredado.
Vuelvo ahora a la situación actual de 2009, aquí, en América, y en otros tres continentes. Hasta ahora EE UU parece haber hecho una salida más rápida que la de la Unión Europea. El Banco de Inglaterra sí ha empezado a actuar, pero sólo después de algunas dudas. El Banco Central Europeo en Francfort, tras algunos retrasos y a regañadientes, también ha rebajado significativamente los tipos de interés a más corto plazo en Europa.
Cuando uno relata una historia de malas noticias casi universales, a veces está bien prestar atención a los pocos países que han sido capaces de escapar a las crisis y a la ruina de las familias corrientes. Noruega y Chile son dos buenos ejemplos.
Cuando el petróleo del Mar del Norte inundó Noruega con enormes ingresos, el país tuvo la sabiduría de ahorrar para el futuro. De forma análoga, cuando los precios mundiales del cobre enriquecieron a Chile, el país administró bien ese dinero caído del cielo. Sí, ambos tuvieron una suerte tremenda entonces. Pero ambos, por así decirlo, supieron sacarle partido.
Por el contrario, Irlanda e Islandia eran dos de los países que volaban alto durante los años en que la burbuja se fue hinchando. Un martes los islandeses eran las personas más felices del mundo. Al jueves siguiente eran las más desgraciadas cuando sus principales bancos se hundieron. En Irlanda, y también en España, la gente aprendió por las malas la ley de acción y reacción de Newton. Lo que sube también puede bajar.
No se puede contar con que la historia se repita. Ahora mismo, a pesar del aluvión constante de desgracias de todo tipo, Bernanke espera un posible fin de la recesión para finales de 2009 o poco después. No es el único que lo cree así. La mayoría de los corredores de Bolsa que se dedican a vender acciones y bonos proclaman este mismo punto de vista.
Mis expectativas son más cautelosas. Sí, podría haber una subida del PIB real a la vuelta de la esquina. Sí, la oficial-extraoficial Oficina Nacional del Comité de Investigación Económica que da datos de recuperaciones y recesiones podría un buen día anunciar que nuestra actual recesión llegó a su fin a finales de 2009. Pero cuando llegue ese fin, ¿no podría ir seguido de una prolongada debilidad de a) el empleo disponible y b) el poder adquisitivo de consumidores e inversores, así como de una cadena continua de bancarrotas?
Llamémoslo el modelo japonés de "décadas perdidas" 1990-2009.
Si nuestra próxima recuperación es así de débil, los libros de historia pintarán un sombrío retrato de los dos mandatos de George W. Bush en la Casa Blanca.
Paul A. Samuelson es profesor emérito de Economía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y Premio Nobel de Economía en 1970. © 2009 Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services. Traducción de News Clips./ EL PAIS.COM
Written by Eduardo Aquevedo
8 julio, 2009 at 2:27
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